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aprendizaje
1. EL APRENDIZAJE Y SU ESTUDIO
1.1. Concepción evolucionista del aprendizaje
De acuerdo con esta definición que recoge la tradición conductista (el conductismo
consideró que la conducta de los animales podía ser explicada a partir de las condiciones
medioambientales a la que son expuestos los organismos), si hay cambios en la conducta
podemos hablar de aprendizaje, de no haberlos no podríamos hablar de aprendizaje. Es
decir, se identifica aprendizaje con conducta.
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demuestra que el aprendizaje no siempre es observable. Estos autores trabajaron con un
laberinto complejo que tenía muchos pasillos ciegos, solo una salida y solo una entrada.
Colocaban a las ratas hambrientas (es decir, que tenían la comida regulada) y entraban en
el laberinto antes de la hora programada para comer. Trabajaban con tres grupos de ratas:
Entonces, a partir de los resultados del experimento se concluye que las ratas aprendieron,
pero no lo manifestaron conductualmente hasta que el cambio en las condiciones
ambientales hizo necesaria la manifestación de ese aprendizaje. Por tanto, el aprendizaje
no siempre es observable en la conducta. Asimismo, este experimento demuestra que
el reforzamiento puede ser necesario para que se manifieste el aprendizaje, pero
desde luego no es necesario para que éste se produzca.
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NOTA: Esto nos coloca un problema a la hora de estudiar el aprendizaje, puesto que no
podemos mirar directamente que es lo que se aprende dentro del cerebro. No somos
capaces de identificar que tipo de aprendizaje está ocurriendo en un momento concreto,
por lo que nos vemos obligados a inferirlo a partir de la conducta, lo que tiene cierta
complejidad.
HANS EL LISTO
Hans era un caballo alemán muy famoso a principios del siglo XX. El caballo era capaz
de reconocer los números y sumarlos, dando las respuestas a golpe de pezuña y lo hacía
incluso cuando su dueño no estaba presente. Parecía que efectivamente el caballo sumaba,
algo inaudito. Sin embargo, Pfungst descubrió que la habilidad del caballo desaparecía
cuando la persona que hacía la pregunta no conocía la respuesta; igualmente, cuanto más
lejos estuviera el dueño de Hans, peor era su actuación y cuando no podía ver al que
preguntaba su respuesta fue al azar. Pfungst descubrió que el caballo había aprendido a
distinguir señales sutiles de los interrogadores. Hans utilizaba la ligera inclinación de
cabeza que hacía su dueño al terminar la pregunta como señal para comenzar sus patadas;
a medida que el caballo se acercaba a la respuesta correcta, los observadores tendían a
tensar ligeramente sus cuerpos en anticipación y esa era la señal que usaba Hans para
parar... y acertar la respuesta. Hans no sabía sumar, pero era extraordinariamente bueno
en detectar ligeros cambios en el comportamiento de las personas que lo examinaban. El
comportamiento aparentemente complejo se explicaba por mecanismos muy simples.
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Otro ejemplo es el de las hormigas forrajeras. Colocamos a unas hormigas forrajeras en
un laberinto en el que tienen dos caminos para llegar desde la salida hasta la meta (una
fuente de alimento como agua azucarada), uno largo y otro corto. Inicialmente las
hormigas se distribuirán al azar por los dos caminos de forma que más o menos la mitad
escogerán el camino corto y la otra mitad escogerán el camino largo. Sin embargo, si
dejamos esta situación el tiempo suficiente, lo que observaremos es que cada vez hay
menos hormigas tomando el camino largo y más hormigas tomando el corto. Este
resultado lo podríamos explicar si las hormigas tuvieran una forma de comunicarse
parecida a la de las abejas, de modo que hubieran podido transmitirse cuál era el camino
más corto. Igualmente podríamos explicarlo si asumimos que las hormigas se forman un
mapa cognitivo del ambiente aprendiendo que se llegaba a la misma comida por los dos
caminos y escogiendo el más corto en los próximos viajes. Sin embargo, la solución del
problema es mucho más simple. Las hormigas instintivamente siguen el rastro de ácido
fórmico y cuando una hormiga deja una señal de feromonas entre la unidad y la meta lo
que ocurre es que aquellas hormigas cogen el camino corto tardan la mitad de tiempo que
las que van por el largo y por lo tanto terminan generando el doble de cantidad de ácido
fórmico. A medida que esta cantidad es mayor, todas las hormigas acaban tomando el
camino corto por economía conductual.
El CANON DE MORGAN nos indica que si algo puede explicarse por mecanismos
simples no se debe recurrir a mecanismos complejos para explicarlo.
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particularmente cuidadosos en nuestras conclusiones y a utilizar procedimientos de
control estrictos que nos permitan extraer conclusiones fiables de nuestros estudios.
El único método válido para describir el aprendizaje es el método experimental. Este
método tiene un problema de control. Imaginamos el siguiente ejemplo:
¿Ha aplicado el método experimental? Podríamos decir que si, pues en esta aplicación
del método experimental se ha manipulado una variable independiente (la hora de lectura
guiada en la biblioteca) para ver sus efectos sobre la variable dependiente (en el ejemplo,
el fracaso escolar) comparándola antes y después de aplicar el tratamiento. Los hechos
son indiscutibles, se observa que la hora diaria de lectura guiada durante 6 meses se ha
llevado a un descenso en la tasa de fracaso escolar. Luego podemos decir que se ha
aplicado el método experimental y se han obtenido resultados positivos. En otras palabras,
la modificación del ambiente ha acompañado un cambio conductual. Pero ¿podemos
concluir que el tratamiento del orientador es eficaz contra el fracaso escolar? En
principio, se tendería a decir que si porque la hora de lectura guiada ha llevado a un
descenso del 70% del fracaso escolar. Sin embargo, antes de llegar a esta conclusión
debemos de responder a la siguiente pregunta: ¿existe algo implícito en el tratamiento
dado por el orientador que pudiera haber provocado ese cambio conductual y que no
sea el tratamiento mismo? La respuesta a esta pregunta va a depender del tratamiento
concreto que administremos. En esta situación, por ejemplo:
• Los seis meses pueden haber hecho madurar al alumnado y conllevar cambios
asociados que hagan descender el fracaso escolar. Esto es lo que conocemos como
efecto de la maduración o efecto del paso del tiempo y es independiente al
tratamiento que se aplica.
• También, la hora de lectura en la biblioteca puede haber hecho que los niños y
niñas puedan sentirse especiales por recibir un tratamiento distinto de lo normal,
pudiendo mejorar su motivación, y, por tanto, presentar mejorías. Esto se
denomina efecto placebo.
• Finalmente, el hecho de recibir atención puede llevar a los niños a comportarse
tal y como espera la orientadora, lo que se como deseabilidad social o en
experimentación como efecto Rosenthal.
Cualquiera de estos efectos podría dar lugar a un descenso en el fracaso escolar que no
tiene que ver directamente con la hipótesis que se plantea. Por tanto, tal y como hemos
visto, la orientadora no ha aplicado bien el método experimental. Para poder asegurarnos
de que es la hora diaria en la biblioteca y no otros factores los que producen una mejoría
en el fracaso escolar es necesario contar con condiciones de control adecuadas.
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Las condiciones de control nos permiten discernir qué parte de todos los factores
implícitos en el tratamiento está causando la modificación en la conducta, en este caso de
la tasa de fracaso escolar.
En el ejemplo, una forma razonable de descartar estos efectos sería dividir nuestra
muestra en grupos equivalentes. Tenemos un grupo experimental que presenta un 80% de
fracaso escolar y a los 6 meses de tratamiento, este porcentaje termina siendo un 10%.
Podemos incorporar un grupo de control de maduración sin tratamiento (continuaría con
sus clases), y al cabo de seis meses comparar la actuación académica en ambos grupos.
Para controlar el efecto placebo y Rosenthal aplicaríamos a otro grupo de control un
pseudotratamiento durante seis meses. En general, la regla a la hora de establecer un
buen grupo de control es muy sencilla en la teoría: un buen grupo de control es aquél
que es idéntico en todo al grupo experimental, salvo en la variable que pretendemos
evaluar. En este caso, el grupo de control pasaría el mismo tiempo en la biblioteca con
acceso a los libros, pero sin recibir lectura guiada.
1. La conducta está gobernada por leyes (hay leyes que nos permiten explicar y
controlar la conducta).
2. Si conocemos las leyes de la conducta podremos controlarla.
3. El control de la conducta es algo deseable y conveniente.
Una pregunta lícita en circunstancias en las que se utilizan otros animales es si los
conocimientos adquiridos a través de la experimentación con animales no humanos son
extensibles a los seres humanos.
Las razones que motivan el uso de animales de laboratorio en los estudios de aprendizaje
son varias. Por una parte, existen razones teóricas que provienen del principio de la
evolución subyacente a la mayoría de estos estudios. Básicamente se asume que del
mismo modo que compartimos características físicas con otros organismos próximos a
nosotros en el árbol evolutivo, compartimos también características psicológicas y entre
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ellas algunos modos de aprendizaje. Por otra parte, existen una serie de motivaciones
prácticas, los animales pueden someterse a un control ambiental y experimental que sería
éticamente inviable en los estudios con seres humano. También, si asumimos que los
mecanismos de aprendizaje que estamos estudiando los compartimos distintas especies
animales, estos mecanismos básicos se manifestarán de forma más simple en animales no
humanos, dado que, en el ser humano, el lenguaje puede contaminar la manifestación
de estas formas simples de aprendizaje.