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Un informe de 1898 el diputado Francisco Seguí dice que en 4000 vacas lecheras de la estancia San Martín en Cañuelas, predominaban

las
Shorton, seguían las suizas y por último las holandesas, con un promedio de seis a ocho litros diarios por vaca. A nales de la Sociedad rural Argentina de
1902 señala 3000 vacas en 24 tambos de Santamarina en tan de, cuya leche alimentaba la cremería propia: de allí iba a la fábrica La Tandilera, que
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concentraba la producción de 8000 vacas, perteneciente a otros estancieros.

En 1898 a consecuencia de una baja del precio de la leche, nacieron las primeras cooperativas rurales. La más
importante la crearon en abril de ese año un grupo de estancieros de la provincia de Buenos Aires: al año siguiente
comercializaba leche y crema de 36 remitentes; en 1901 tenía 17 cremerías y 252 remitentes y exportaba 721,688 kilos de
manteca.94
La rama de los porcinos nació al amparo de condiciones favorables creadas por el tambo, las cremerías y las
chacras. La Sociedad rural Argentina (Anales) registra a la Escandinavia Argentina, que arrendaba en Lobos 8000 cuadras
con tambo y tenía 3000 cerdos.

3. AGRICULTURA DE ARRENDATARIOS

La propiedad de la tierra

La conquista definitiva del desierto abrió un gran horizonte a la ganadería. Este territorio, en la mayor parte de los
casos, fue concedido en grandes latifundios. Al tiempo, los ferrocarriles ingleses construían más y más ramales en una
fructífera carrera inversionista. No importaba si eran útiles o no, porque ahí garantizaba la inversión real o ficticia de los
capitales por las leyes de concesión.

"... La construcción de ferrocarriles, realizada en la forma nerviosa y absolutamente displicente que fue su característica durante los años de
1900 a 1914, el fruto de una combinación feliz, si así puede expresarse, entre la urgencia de inversión que apuraba a los capitalistas británicos y los
intereses de los terratenientes de la provincia. El objetivo de aquello se limitaba a intervenir sus capitales sabiendo que el país pagaría de cualquier
manera y a pesar de los excesos que se cometieran; el capital ferroviario no podía detenerse, además, porque la menor vacilación facilitaba introducir
dentro de un sistema a una empresa extraña; los terratenientes no buscaban sino la valorización de sus tierras, que lograba límites inauditos mediante el
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ferrocarril" .

El paso de los años valorizaba incesantemente las tierras cuyo valor aumentó en un promedio de 218% entre 1881 y 1911.
Lógicamente los ganaderos no tenían deseos de subdividirlas y menos a los irrisorios precios que podían pagar los
inmigrantes.

La Argentina no fue un espacio abierto a la colonización como lo habían sido los Estados Unidos en su marcha hacia el oeste. Cuand el caudal
inmigratorio llegó, el reparto de la tierra pública se estaba hecho.

La agricultura surge‐en regla general‐por las exigencias del frigorífico sobre la calidad de las carnes, es decir,
subsidiaria de la ganadería. Los terratenientes la daban en arrendamiento a corto plazo a los recién llegados.

Se lee en Anales de la Sociedad Rural: "la tierra se divide previamente en potreros alambrados de 1600 a 2000 hectáreas y enseguida se
subdivide en lotes amojonados y numerados de 200 hectáreas, sin alambrado intermedio. Esto es lo que se arriendan a chacareros con elementos y
recursos propios a razón de $4 moneda nacional por hectárea, por el término de tres años con la obligación de dejar el terreno sembrado con alfalfa al
finalizar el contrato, siendo de cuenta del establecimiento proporcionar la semilla".

Las exigencias fijadas en el contrato variaron. En 1894 la caída del precio mundial del trigo y el aumento del valor
de la tierra, hizo inaccesible la propiedad en las provincias del litoral; al fin de siglo, la pérdida de algunas cosechas hizo que
muchos pequeños propietarios quedasen sin propiedad al no poder amortizar la hipoteca. Aceptaban, por lo tanto,
cualquier condición para trabajar la tierra con arrendamiento.

Según la Review of the River Plate: " no se dispone de estadísticas al respecto, pero no cabe duda de que en los malos años posteriores a 1894,
gran parte de la tierra de que eran dueños pequeños propietarios pasó a manos de acreedores hipotecarios o de acreedores que poseían algún tipo de
embargo sobre el producto y fue cultivada en primer lugar para hechos y sólo secundariamente en beneficio de sus ocupantes".

La valorización de la tierra elevó el precio de los arrendamientos o aumentos patronales en la participación en las
cosechas. Si en diez años la tierra varía diez veces más, el propietario entendía, naturalmente, que su arrendamiento

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H. Gilberti:o.c
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ídem
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R. Ortiz:o.c
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siguiese la misma proporción. Por lo tanto se fijaban a corto plazo, casi siempre por tres años; el porcentaje de cosecha a
entregar al dueño de la tierra pasa de un diez a un doce % en la década del noventa; del veinte al treinta, veinte años más
tarde.
Después de 1900 la agricultura por arrendamiento se extiende a todo el litoral. En el Semanario Agropecuario
(1912‐13) consta que, de un total de 85,311 charcas, 47,006 son explotadas por arrendamiento y 10,074 por medieros.

Los arrendatarios

Si el inmigrante sólo traía de Europa la fuerza de sus brazos, podía trabajar como mediero; recibía del propietario
los implementos para producir una o dos cosechas, quedándose con la mitad de la misma. Hemos visto que el beneficio
para el dueño estaba en la mejora de la calidad de la tierra.
El número de medieros declinó con el tiempo debido a la mejora de las tierras y a que los ganaderos arriesgaban
capital y corrían el riesgo de no recibir nada si la cosecha era mala. Aumentaron los arrendatarios; pequeños capitalistas
rurales, cuya inversión consistía en equipos, bueyes y caballos, además de sus fuertes espaldas y las de sus familiares.
El contrato que arrendamiento era oral: el término casi nunca pasaba de tres años con obligación de cultivar una
superficie de 80 a 200 hectáreas, con trigo, maíz o lino, sin retener espacios para pastura. El propietario fijaba que debía
cultivarse y cómo y dónde trillar el trigo y venderlo. Terminada la recolección el propietario disponía de la tierra alfalfada y
del 10 al 30 % de las cosechas.

Dice Gilberti: " En 1914/75000 chacareros arrendatarios, aparceros o medieros, 42,300 (56%) tenían convenios por menos de tres años o por
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ese lapso y apenas 13,000 (17%) habían pactado por cinco años o más".
En las condiciones mencionadas, teniendo que construir su casa y las instalaciones necesarias a cada nuevo contrato, vivía el gringo
transitoriamente, de un lugar a otro. No construía nada firme, y se le criticará su abandono como se lo había hecho antes con el gaucho.

Sin arraigo, al que le iba bien después de varias cosechas, invertía casi siempre sus ahorros en comercios de pueblo
o ciudad, o se dirigía a ellas simplemente por sus menores riesgos.
El cultivo extensivo lo obligaba a trabajar fuerte con toda su familia durante la siembra y en la cosecha. El resto del
año quedaba inactivo: no podía diversificar sus cultivos, ni dedicarse a la cría de algunos animales, ni mejorar las
condiciones de la precaria casa que pronto debería abandonar.
El levantamiento del cereal exigía cantidades de mano de obra, que proporcionaba generalmente el golondrina
proveniente de los países europeos‐especialmente Italia‐o de las provincias argentinas del norte.

El "golondrina"

En 1911 un Censo del Anuario Estadístico Italiano registra 90,000 inmigrantes temporarios en la Argentina. Entre
1891 y 1899 entrarán 818,091 extranjeros de los que se irán 471,953 o sea el 57%. Este desnivel representa al trabajador
golondrina, que se inicia en esta década, pero aumentará considerablemente en la siguiente.
Trabajaba unos meses en el levantamiento de la cosecha o su embarque, con la esperanza de ahorrar algún dinero
y volver pronto a su patria. Viajaba de la manera más económica, muchas veces sin instalaciones sanitarias, y con mala
comida: pero el precio del boleto de ida y vuelta se pagaba con dos o tres semanas de trabajo en la Argentina.

El afán por asegurarse mano de obra barata llevaba a especulaciones delirantes. En el Congreso se llegó a proyectar la construcción de una
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nave que llevara ganado en pie y trajera de vuelta inmigrantes; no se decía así también en pie .

Soltero o por lo menos solitario, su empleador debía alimentarlo y permitirle dormir en el galpón, con laborar
cuatro o cinco meses, juntaba lo suficiente para vivir dos o tres años en Europa.

En el censo de 1908 se ve que trabajaban permanentemente en agricultura 578,000 obreros, mientras 725,000 se desempeñaban únicamente
durante la cosecha.

Completar la mano de obra inicia un movimiento migratorio interno. Por la ley del servicio militar obligatorio de
1901 muchos jóvenes del noroeste argentino fueron trasladados al litoral; descubrieron que allí se ganaba dinero
fácilmente. Venían de las extenuadas Rioja, Catamarca, Santiago del estero y Tucumán, y ganaban en la pampa húmeda lo
suficiente para mantenerse en sus pagos el resto del año. Más tarde se darían del Paraguay, Bolivia y Chile (para la
Patagonia éstos).

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H. Gilberti; o,c
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La agricultura, 20 agosto 1896
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Los gobiernos‐unidos al capital extranjero‐, siguen una rebaja en los ferrocarriles para trasladar estos argentinos utilizados mientras los
golondrinas venían de Europa. Cuando los reservistas italianos fueron llamados a su país durante la Primera Guerra Mundial, y se interrumpió el tránsito
migratorio, los golondrinas nativos resultaron muy útiles, y mejor retribuidos.

Del almacén de ramos generales al monopolio exportador

La pulpería o almacén de ramos generales fue la única institución social del campo argentino hasta finales del XIX.
Lugar de reunión, el chacarero se proveía de vino, carne, porotos, galletas y hasta harina (fabricada con su propio trigo en
un ida y vuelta a los molinos de Buenos Aires y Rosario).
Como los bancos no otorgaban créditos al chacarero‐reservados a los intereses ganaderos o los capitales
extranjeros‐y muchas veces se perdía la cosecha, pedía al almacenero alimentos con ropas, y más tarde máquinas, semillas,
bolsas, hilos o incluso dinero para pago de peones, con la garantía de su cosecha. ¿Quién financiaba al almacenero?
Algunas veces la prosperidad de su negocio, pero no siempre. A fines del 80 se habían instalado dos compañías
exportadoras, sucursales de poderosos intereses comerciales europeos‐Bunge y Born y Dreyfus‐que, desde Buenos Aires
con Rosario, y a través de varios niveles de acopiadores, llegaban al comerciante de campaña, financiaban el crédito
agrícola y fijaban el precio al que se adquiría la cosecha.

Describe Ortiz Pereira, (transcribe Arturo Juaretche en El Medio Pelo en la Sociedad Argentina)... "la apariencia técnica con que los diarios
presentan una página llena de cuadritos y números diminutos donde se habla de cotizaciones de la producción en mercados de los que el chacarero nunca
oyó hablar y en medidas y precio de lo que no tienen la menor idea. El chacarero, decía, se hace una imagen borrosa donde se embarullan Winnipeg,
Ontario, Yokohama, Rotterdam, con dólares, libras, yens, rupias, florines, toneladas y bushells, todas palabras misteriosas para él.

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No entiende, pero está muy agradecido a los grandes diarios que se preocupan por ilustrarlo para la defensa del precio de su cosecha, y supone
que éstos sostienen grandes oficinas, llenas de peritos de todas clases, que le proporcionan la información".
No hay nada de eso‐explica Juaretche‐: lo único que hay es un chico con una bicicleta que va a buscar la página a lo de Bunge y Born o a lo de
Dreyfus; es decir que la aparente información para el vendedor la proporciona el comprador.

Estas empresas se unirán con otras dos, Weil Brothers y Huni y Wormser, constituyendo un monopolio exportador
(los Cuatro Grandes) Dueño de las comisiones arbitrales de cereales de la bolsa de comercio de Buenos Aires y Rosario.

Mientras el mercado interno se manejó más o menos independientemente, pues era secundario y no molestaba, las operaciones se hacían en
la Bolsa de Cereales, Antiguo Mercado de Frutos de Plaza Once, creada en 1898. El cereal mandado por el acopiador era vendido por consignatarios a los
molinos y compradores de semillas de Buenos Aires; algo semejante pasaba en Santa Fe y Rosario. Las compañías exportadoras sólo participaban para
completar embarques o en busca de determinadas calidades.

Pero el monopolio exportador acabará por perfeccionar hacia 1904 el control de la producción con oficinas y
agentes en la zona cerealeras.
El enfrentamiento de ambos sectores se hizo crudo a partir de 1906 y finalizará, como cuenta la Review of the
River Plate del 19 de marzo de 1909 , con el triunfo de los Cuatro Grandes que presionan el gobierno para que
desaprueben formación de un Mercado de Cereales a Término de Buenos Aires, organizado por los pequeños acopiadores.
Incorpora, entonces, a la estructura de la Bolsa de comercio de Buenos Aires‐1910‐el mercado en cuestión, y el tiempo
abre otro en la Bolsa de comercio de Rosario. Hacía el Centenario el mercado interno y externo ya está totalmente
unificado bajo la dirección del capital extranjero.

4. EL GRITO DE ALCORTA

La agricultura hacia 1912

En 1912 las fronteras agrícolas habían llegado a la máxima extensión posible del suelo fértil con lluvias
abundantes. La Argentina "granero del mundo" está formada por el sur de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, el este de La
Pampa y casi toda Buenos Aires.
Los cereales y el lino que en 1900 estaban sembrados en 4.8 millones de hectáreas alcanzaron en 1914 los 14
millones; la alfalfa aumentó de 1.3 a 6.5 millones al mismo tiempo; las forrajeras llegaban a 5 millones de avena, 790 mil de
cebada y 150,000 de centeno en 1913. El crecimiento de estas últimas y de los alfalfares muestra su dependencia con
respecto a la ganadería, debido a la necesidad de mejorar las pasturas y la alimentación del ganado de exportación.
En el quinquenio 1905‐10 los Cuatro Grandes comercializan el 57.54% del total de las exportaciones.
En el resto del país hay algunos cultivos industriales: viña, caña de azúcar, algodón, maní, tabaco, yerba. El total
cultivado en 1900 era de 130,000 ha y sólo en 1929 llegará a las 500,000 ha.

El pueblo de Alcorta (provincia de Santa Fe)

El pueblo de Alcorta era, como otros del sur de Santa Fe (Bigaud,. Bombal, Carreras,Firmat, Llovet, Acebal), rico por
la naturaleza de su suelo y cantidad de arrendatarios o medieros. La población de la zona alcanzaba a 2000 colonos.

La situación de estos se hizo difícil en 1912. A la mala cosecha de 1911 se agregó lo que informa el gobierno de
Santa Fe: "los arrendamientos han ido elevándose de contrato a contrato y de año en año (porque hay propietarios que no
han querido hacer contratos para tener la posibilidad de imponer elevaciones graduales) en términos que para muchos
resultan absolutamente insoportables. Hay quien cobra el 54% de la cosecha; hay quien cobra $35 en dinero y el 20% de la
cosecha, además. Y esto ha sido hecho cuando los propietarios ganaban al mismo tiempo enormidades sin ningún trabajo,
porque las tierras se valorizaban, en forma que se pueden citar casos en los cuales se cobra de alquiler por cuadra y año,
más de lo que al dueño actual le ha costado comprarla"98.

El grito (25 de junio de 1912)

La mala situación de los colonos de la zona los lleva a sindicalizarse. En marzo de 1912 se constituye en Firmat, una
Sociedad Cosmopolita formada en su casi totalidad por colonos, la mayoría italianos y españoles (de alli su nombre). Bajo la

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Puede suponerse que la misma situación había en otras provincias, sobre todo litorales
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apariencia de una entidad social, es en realidad un órgano de defensa. Invita a los agricultores de la zona a formar
asociaciones similares para conseguir la rebaja de los arrendamientos y condiciones más justas en los contratos.

En abril fueron las elecciones de gobernador de Santa Fe donde se impuso, por primera vez, el partido radical. Su campaña política en los
departamentos General López y Constitución (a los que pertenecían Firmat y Alcorta) había apoyado a los colonos por la filiación conservadora o liguista
del sur de los propietarios (no ocurría así en otros departamentos).
Es comprensible que los colonos "del sur" consiguieran (lo que además era justo) la ayuda del gobernador radical Manuel Menchaca y las
nuevas autoridades policiales de ambos departamentos.

En Alcorta, el cura del pueblo‐Pascual Netri‐era un defensor convencido de los colonos: bajo su impulso se reúnen
los vecinos e invitan a los colonos de General López y Constitución a una asamblea en el local de la Sociedad Italiana el 25
de junio.

Acuden más de 2000. La asamblea es entusiasta y decidida. Aprueba un pliego de condiciones: contratos de arrendamiento no menores de
cuatro años, 25% en parva y troje, libertad de trillar y desgranar con la máquina elegida por el colono, etc. De no conseguirse, paralizarán las actividades.

El "grito de Alcorta" repercute en toda la provincia y llegará a las zonas agrícolas de Córdoba y Buenos Aires.
Asambleas similares exigen fórmulas idénticas de arrendamiento; mientras tanto se abandonan las tareas.

La Nación comenta: " el campo entra definitivamente en las manifestaciones civiles de la Nación, invadiendo las
ciudades para reivindicar sus derechos y no es ya la montonera adusta que hace resonar sus caballos bajo el triunfo
momentáneo de las lanzas, si no la muchedumbre compacta y pacífica de los hombres trabajadores de la tierra que saben
que, si en la ciudad vive el patrón contra quien protestan, también en la ciudad está el asiento de la justicia, la tribuna de la
opinión y hay también quienes están unidos a ellos por arraigados intereses"99.

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La Nación, junio de 1912
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La huelga seguiría hasta mediados de agosto. Los propietarios deben resignarse a los nuevos contratos. Tan fue el
"grito de Alcorta".
El 15 de agosto 1912 se constituye en Rosario la Federación Agraria Argentina, para la defensa de los colonos.
Publicará un diario: La Tierra

5. LA INDUSTRIA

La industria según el censo de 1895

Al hacerse cargo en la presidencia de la Unión Industrial, el Dr. Ventura Martínez Campo dijo: "Es preciso saber
Cuántos somos y lo que realmente representamos en el concierto de la economía del país, pues sólo así podremos vencer
la resistencia maliciosamente opuesta por la burocracia gubernamental a la evolución de las industrias"100.

Con el censo de 1895 se hicieron los complementarios de la ganadería, agricultura, industria y comercio.
El censo industrial revela 22,204 establecimientos cuyos propietarios eran 3498 argentinos y 18,706 extranjeros y empleaban, entre mujeres y
varones, a 145,650 personas. El capital invertido alcanzaba a 248 millones con 2348 máquinas de vapor. De estas cifras están excluidos los molinos,
saladeros, ingenios, bodegas y destilerías, censados aparte.

Los establecimientos industriales (fuera de las bodegas e ingenios) se concentraban en el litoral; el puerto poseía la
tercera parte y casi la mitad de los capitales; Buenos Aires, Santa Fe y entre Ríos juntaban un 40% de establecimientos y la
cuarta parte del capital; Córdoba, salta y Tucumán, una séptima parte de capitales (gracias a la industria del azúcar); la
industria del vino daba a San Juan y Mendoza el 4% del capital total.

El proteccionismo

El 29 de agosto 1875 se había fundado el Club Industrial Argentino que no duró mucho representante exclusivo de
la actividad, pues tres años después de un grupo se separó constituyendo el Centro Industrial Argentino. Una tercera
entidad, la Unión Industrial Argentina, se funda en 1887.
Vicente Fidel López‐que con Carlos Pellegrini lidera el proteccionismo industrial‐convoca en junio de 1899 en la
Unión Industrial Argentina una asamblea para concretar las aspiraciones de la industria.

Se formó una comisión con Juan Videla, Joselín Huergo y Guillermo Franklin, para llevarlas ante las autoridades. El 26 de julio ahí una reunión
multitudinaria donde participan 80,000 personas, encabezadas por el Consejo de administración de la Unión Industrial.

El estado de la industria a principios de siglo

Las industrias existentes pueden agruparse en tres rubros. Las derivadas o relacionadas con materias primas
predominantes, como frigoríficos, molinos harineros, cremerías y queserias; con cultivos especiales como yerba mate, caña
de azúcar, etc.; y las derivadas de las necesidades de la población, especialmente por la concentración en la capital y
Rosario.

La industria harinera se desarrolló junto con el cultivo de trigo en la pampa húmeda. El censo de 1895 localizaba 659 establecimientos
molineros con una producción anual de 337,000 t de harina. Estaban concentradas en la zona litoral (Buenos Aires, Santa Fe y capital Federal) que
producía el 77% del total del país.

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Revista de la Unión Industrial

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Los cultivos industriales y sus industrias derivadas serán la vida, caña de azúcar y yerba mate.

Se diferenciaban del grupo anterior en que su producción estaba destinada, en su mayor parte, al consumo interno. La vitivinícola existía desde
tiempo atrás con la del azúcar y había sobrevivido a la fiebre librecambista. La producción viñatera era a principios del siglo del orden del 60% del
consumo y alcanzaba a 115,000 hectolitros: el 75% por Mendoza, el 20% por San Juan (el resto no pasaba de vinos y aguardientes de consumo local).
Entre 1900 y 1914 las bodegas aumentaron en un 33%.
La industria azucarera se concentraba en 45 ingenios, 32 en Tucumán. Estos, sumados a los de Jujuy, producían el 96.5% del total. El 83% del
capital invertido era nacional.
El consumo de yerba mate, sumamente alto en el país, impulsó una importante industria yerbatera. No alcanzaba en los primeros años del siglo
a superar el 20% del consumo, importándose en lo restante de Paraguay y, sobre todo, de Brasil.

El tercer tipo de industria tendía a satisfacer parte de las necesidades del mercado interno y derivaba del aumento
de población. Abarcaba los ramos textil, alimenticio, mecánico y químico, especialmente.
En 1914, cuando la Primera Guerra Mundial genera condiciones favorables para una producción argentina, se
produce una prosperidad nueva de las industrias alimenticias, textil, de tocador y muebles.

Alejandro E. Bunge y la "Revista de la Economía Argentina"

En un medio tan poco propicio, contra la opinión de la gran prensa (librecambista por convicción), de los intereses
extranjeros y la prédica liberal del socialismo de Juan B. justo Y la Vanguardia, fue notable en la obra del economista
argentino Alejandro E. Bunge, incansable, como Carlos Enrique Pellegrini en otros tiempos, en bregar por la protección a la
industria.

Desde la cátedra, el libro y sobre todo desde su Revista de la Economía Argentina realizó una prédica incansable que influyó en las disposiciones
protectoras del gobierno de Plaza (del que era Director de Estadística) y en las posteriores.

Petróleo en Comodoro Rivadavia (13 de diciembre 1907)

En el puerto de comodoro Rivadavia se carecía de agua potable que debía acarrearse desde larga distancia. El
ministerio de agricultura dispuso, a mediados de 1907, la excavación de un pozo que, al llegar a los 535 metros de
profundidad, dio indicios de petróleo, confirmados el 13 de diciembre al encontrarse una napa del hidrocarburo. El jefe de
sondeo, José Fuchs, telegrafió a Buenos Aires: "garantizamos que es kerosene, y de la mejor calidad".

Ya se sabía de la existencia de petróleo en el país, pero en zonas distantes del litoral marítimo. En 1865 se
explotaba un yacimiento en Uspallata (Mendoza) y el mismo año una Compañía Jujeña del Kerosene consigue la concesión
provincial para extraer "betún mineral". En 1871 se hacen exploraciones en Salta; en 1886 existe una Campaña Mendocina
de Petróleo.
Fuera de un poco de mineral que se usa en Jujuy para el alumbrado público y en Mendoza para proveer al
ferrocarril Oeste (empresa fiscal) las exhortaciones fracasan debido a la obstrucción de los ferrocarriles británicos el 11
septiembre 1891 Osvaldo Magnasco decía en la Cámara de Diputados: " ahí están Jujuy y Mendoza, sobre todo la primera,
empeñadas desde hace 17 años en la tentativa de explotación de una de las fuentes más ricas de producción: sus petróleos
naturales. No bien llega a los oídos de la empresa de ferrocarril la exportación de una pequeña partida a Buenos Aires o
cualquier punto, se alza inmediatamente la tarifa, se alza como un espectro, y se alza tanto que el desfallecimiento tiene
que invadir el corazón del industrial más fuerte y más emprendedor".
Pero ahora se acaba de descubrir el hidrocarburo y al parecer una buena cantidad y calidad, en un puerto de mar
que lo pone al abrigo de la voracidad o sabotaje de las empresas ferroviarias.

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Al día siguiente del descubrimiento‐14 diciembre‐adelantándose a un particular que pidió la concesión de la zona,
Figueroa Alcorta y su ministro de agricultura, Pedro Ezcurra, aseguran una reserva fiscal en el radio de cinco leguas
alrededor de la población y comienzan la explotación.

IV

LA ARGENTINA DEL CENTENARIO

1. El tono de una época.

2. Educación.

3. La vida cotidiana y la cultura popular.

4. La transformación social y el movimiento obrero.

1. EL TONO DE UNA EPOCA

La Argentina del centenario; la "oligarquía abierta"

1852, 1880 y 1910 son etapas decisivas de esa Argentina "visible y audible" a la que me he referido antes101.
Nacimiento, culminación y caída de una oligarquía gobernante.

Pongámonos de acuerdo en la palabra: llamaremos "oligarquía" al gobierno de un grupo social que carece de la virtud de interpretar a la
comunidad; si poseyera esa virtud sería una aristocracia, cuyos integrantes atinan a comprender y dirigir al estado. En esa virtud política de comprender la
comunidad y dar prevalencia a los intereses de la polis sobre las conveniencias personales o de clase, radica la esencia de la clasificación de los gobiernos de
Aristóteles. No era el número sino la calidad de los gobernantes lo que distinguía a los estados bien gobernados de aquellos que marchaban a ciegas: era
indiferente que gobernarse uno (monarquía), pocos (aristocracia), o todos (República), y anteponían los intereses de la comunidad a los de sus personas o
clase, si gobernaban con lo que Aristóteles llama virtud política ("que no es la virtud de los padres de familia, sino el arte de manejar la polis"). Si eso no
ocurría, si el uno gobernante se conducía por su propia conveniencia, la minoría se manejaba por los intereses de su clase, el pueblo lo hacía por sus apetitos,
entonces no había virtud política, y por lo tanto no había gobierno "para la comunidad".
Una minoría gobernante, ajena y opuesta a la comunidad, que se maneja por sus propias conveniencias, y se piensa y siente como la comunidad
exclusiva, es una oligarquía en términos aristotélicos. Para emplear otro más moderno, diré que no es una clase gobernante, porque no interpreta ni conduce:
simplemente medra.
Una oligarquía no está necesariamente ligada por vínculos de sangre o de fortuna, aunque los padres, como el dinero, mantienen la permanencia o
facilitan el ascenso. No es una casta que preserva con barreras infranqueables su condición privilegiada. No lo fue de ninguna manera la Argentina. La
entrada estuvo abierta a quienes atinaron a identificarse con ella y acertaron a no rozar sus intereses, perjuicios o mitos, y, comprensiblemente, aportaron
además su cuota de beneficios. El dinero no indispensable, pero si la apariencia del dinero; la sangre contaba poco; la cultura, si era auténtica, absolutamente
nada y hasta podía ser inconveniente. La puerta de entrada estaba abierta, pero también la de salida: ya lo decía el adagio porteño del siglo XVIII: "padre
zapatero, hijo caballero, nieto pordiosero", rueda loca de la sociabilidad del puerto, que también valía, aunque en menor grado, para las aldeas
aristocratizantes del interior.

En el Buenos Aires del Centenario eran muchos los inmigrantes que con dinero y "clase" (el dinero no bastaba por sí
solo) militaban en el primer rango social, y empezaban a insinuarse en el político (del que se apoderarían en la segunda
decena) la Guía Social Butterfly de 1908 registra 2000 apellidos cotizables, pero sólo el 66% son de origen español (no
pudiendo precisarse si argentinos de vieja data o españoles de reciente inmigración), 10% británicos (ingleses, escoceses e

101
ver tomo VIII,cap.III,Punto 1, La Oligarquía
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