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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN


MAESTRÍA DE FILOSOFÍA
MATERIA ESTÉTICA
PROFESOR A CARGO CARLOS MATTERA

PARÁGRAFO 52. EL MUNDO COMO VOLUNTAD Y REPRESENTACIÓN DE


ARTHUR SCHOPENHAUER

Realizado por: Fátima Geraldine Peña Dugarte


Cédula de Identidad: 20.432.219
LA MÚSICA COMO SALVACIÓN. PARÁGRAFO 52

En El mundo como voluntad e intuición, podemos notar que Schopenhauer trata de


responder a la pregunta de ¿Qué es el mundo? Pregunta a la cual va a responder
planteando que el mundo exterior que vemos y sentimos no es más que representación de
un principio absoluto y primario que está más allá de la racionalidad: la voluntad. Para
Schopenhauer, la cosa en sí, a diferencia de Kant, es cognoscible, y para validar esto nos
explica que el mundo es mi representación1, es lo que me aparece, pero esta sería sólo la
cara fenoménica de la realidad, ya que en su interior lo que realmente reside es la voluntad,
y por ende todo se reduce a este principio; por lo tanto la voluntad es la cosa en sí. Todo
esto es posible percibirlo a través de un ejercicio de introspección, al realizar este ejercicio
identificamos que es la voluntad la que es capaz de mover al cuerpo, siendo el cuerpo el
medio por el cual nos representamos al mundo. Schopenhauer va incluso más allá y nos
dice que todo es voluntad. Es una y la misma la voluntad que vemos presente en todos los
seres, y en cada ser se muestra como un principio de supervivencia. La voluntad es, por
tanto, voluntad de vivir2.. Esta voluntad se muestra en el hombre de forma desordenada y
caótica, pues carece de toda razón. Es por ello que vemos que hay una lucha por la
supervivencia entre unos y otros, y es por ello que la vida se muestra dolorosa3. Esto se
debe a que la vida como voluntad es un perpetuo deseo y la base de cualquier deseo es la
privación, se desea lo que no se tiene. Pero si se logra satisfacer un deseo, uno nuevo
aparecerá y así consecutivamente. Pero hasta acá cabría preguntarse sí hay alguna forma
de escaparse de este dolor. Muchos respodenderian a esta duda con el suicidio, pero
parece que para Schopenhauer el suicidio “Muy lejos de ser negación de la voluntad, ese
fenómeno supone una enérgica afirmación de la misma.4” El suicida ama la vida, pero no
quiere vivirla en las condiciones en las que se presenta. Schopenhauer plantea que la forma
de anular el dolor es anulando la voluntad de vivir. Una de las formas de anular la voluntad
de vivir, aunque de manera temporal, es la contemplación artística. Esto, si lo analizamos a
profundidad, parece tener mucho sentido. Cuando una persona contempla o percibe algo
bello, parece abstraerse en esa belleza e incluso podríamos llegar a olvidarnos de nosotros
mismos.

1
Schopenhauer, Arthur. El mundo como voluntad y representación I. Tercera Edición. Traducción,
Introducción y notas de Pilar López de Santa María. Madrid: Trotta, 2004. §5. 22.
2
Esta afirmación nos acerca al conatus de Spinoza.
3
Ibídem, § 56, 366.
4
Ibídem, § 69, 471.
Schopenhauer, en previos pasajes, habla sobre los distintos tipos de arte considerando el
grado de visibilidad en cuanto a la objetivación de la voluntad. Por un lado. nos ha
planteado al arte arquitectónico como el que menor grado de visibilidad posee, pero por el
otro, nos ha afirmado que es la tragedia la que posee el mayor grado de visibilidad ya que
su objetivación de la voluntad es superior, nos pone en nuestras caras, a gran escala, el
conflicto de la voluntad misma consigo misma. Luego de esta evaluación, Schopenhauer ha
mencionado que ha dejado de lado en estos estudios previos a la música, ya que considera
que en un punto digerente a las demas artes.Es increiblemente hermosa la forma en la que
Schopenhauer se refiere a la música

5
En ella no conocemos la copia, la reproducción de alguna idea del
ser del mundo: pero es un arte tan grande y magnífico, actúa tan
poderosamente en lo mas intimo del hombre, es ahi tan plena y
profundamente comprendida por él al modo de un lenguaje universal
cuya claridad supera incluso la del mundo intuitivo, que con toda
seguridad, que con toda seguridad hemos de buscar en ella algo
mas que un exercitium arithmeticae occultum nescientis se numerare
animi6.

Cuando vamos más allá de estas líneas podemos sentir que para Schopenhauer la música
no era un simple arte, al contrario, era el arte más alto y sublime. Para él, la música encarna
la voluntad que yace debajo de la vida misma; la música se nos presenta como alivio y
liberación al sufrimiento. Pero, a pesar de que la música ha estado presente en toda la
historia del mundo, esta parece ser cultivada de forma automática y sin darse cuenta de ello
y sin llegar a comprenderla de forma más profunda. Para lograr esta comprensión
Schopenhauer nos pide que “se escuche música con frecuencia con una reflexión
sostenida”7, puesto que todas las artes objetivan de la voluntad inmediatamente a través de
las ideas, la música al trascender las ideas no depende del mundo fenoménico, y esto es un
punto bastante diferenciador entre la música y las demás artes. La música no es una copia
de las ideas, es una copia de la misma voluntad y debido a esto la música muestra cierto
paralelismo con las ideas. Es por ello que para Schopenhauer la música tiene muchísima
más fuerza que las demás artes.

Schopenhauer nos explica el paralelismo de la música con las ideas de la siguiente forma:

5
Ibídem, § 52, 302.
6
Un ejercicio oculto de la aritmética por parte de un espíritu que desconoce lo que está contando.
7
Ibídem, § 52, 304.
…a una nota grave sólo le pueden acompañar aquellas notas agudas
que ya resuenan con él (sus sons harmoniques) a través de sus
vibraciones concomitantes. Esto guarda analogía con el hecho de
que todos los cuerpos y organizaciones de la naturaleza han de
considerarse surgidos del desarrollo gradual de la masa del
planeta:en cuanto soporte suyo, este es también su fuente: y la
misma relación tienen las notas agudas con el bajo fundamental. - La
gravedad tiene un límite más allá del cual ninguna nota es audible:
esto corresponde al hecho de que ninguna materia es perceptible sin
forma ni cualidad, es decir, sin la manifestación de una fuerza no
ulteriormente explicable en la que se expresa una idea; y, más en
general, que ninguna materia puede carecer totalmente de voluntad:
así como es inseparable del tono en cuanto tal un cierto grado de
agudeza, lo es de la materia un cierto grado de manifestación de
la voluntad8.

En otras palabras, el paralelismo entre la música y las ideas proviene del hecho de que
ambas apuntan a lo mismo, la voluntad. Los sonidos más graves equivalen a la materia
inorgánica, y los agudos equivalen al mundo de las plantas y los animales. Por otro lado, la
melodía, la cual parece cobrar mayor importancia, equivale a lo que el hombre aspira, “es el
grado superior de objetivación de la voluntad, la vida reflexiva y el afán del hombre”9. Es por
ello que en la música sentimos como hay una carga sentimental y pasional muy grande.
La música y la φύσις expresan de forma diferente una misma cosa, la voluntad; lo que
quiere decir que la música, siendo una forma de expresar al mundo, es el arte que posee el
lenguaje más universal, pues ella está relacionada con el ser del mundo. En la música
podemos encontrar cambios de ritmo o de matices porque ella esta se adecua al momento
para el sentido más secreto de la misma, pues la música es la voluntad hecha cuerpo y son
melodías son abstracciones del mundo10.
Para Schohopenhauer una composición musical y una representación son representaciones
del ser de la φύσις. Ese sentimiento de intimidad de toda música se da ya que esta expresa
los impulsos del ser interior del hombre, aunque alejada de la realidad y sin causar ningún
tipo de tormento. Casi al finalizar este parágrafo, Schopenhauer recompone la frase anterior
de Leibniz exercitium arithmeticae occultum nescientis se numerare animi a Musica est

8
Ibídem, § 52, 305.
9
Ibídem, § 52, 306.
10
Ibídem, § 52, 311.
exercitium metaphysices occultum nescientis se philosophari animi, puesto que considera
que la música es el lenguaje de la universalidad.

Schopenhauer es uno de esos filósofos que se muestra bastante particular en su filosofía.


No se concentra en cosas como ¿Qué es la verdad? o ¿Qué es el conocimiento? Su
filosofía se centra en la búsqueda del sufrimiento del hombre y cómo remediar estas
dolencias. Para Schopenhauer, el mundo es una realidad que denomina voluntad, y tanto el
hombre como los animales podemos intuir las percepciones porque poseen, algo como lo
decía Kant, formas que las hacen posibles (espacio y tiempo). Para Schopenhauer, la razón
tiene una función biológica, pues esto le ayuda al hombre a manejar y ordenar el mundo en
el que vive, y es esta misma razón la que manifiesta la voluntad de vivir. La voluntad de vivir
parece causar agotamiento y tristeza en el hombre, pues está siempre cargada de deseos,
como ya se mencionó anteriormente. Todo esto nos hace notar que el pensamiento de
Schopenhauer es metafísico, siempre yendo más allá para tratar buscar las causas que
hacen al hombre sufrir y que cosas pueden remediar este sufrimiento. Según Schopenhauer
hay dos formas de calmar este sufrimiento. La cual hemos manejado en este trabajo. El arte
bien creado, aunque parece ser un alivio temporal. Según Schopenhauer es gracias al
conocimiento intuitivo que el arte transmite una idea de la voluntad, pero solamente la
música es la que rompe de manera tajante con el principio de razón suficiente, pues la
música impacta de forma inmediata en la sensibilidad de quien la oye. Para él , la música
representa el medio máximo de la liberación de las cadenas de la voluntad. La música nos
hace perceptores de la esencia del mundo, nos liberamos del principium individuationis y de
las miserias del mundo11. La música, al escucharla, actúa en lo más íntimo del hombre,
porque los ritmos y melodías se asemejan a los sentimientos y es por ello que representa,
por tanto, la quintaesencia de la vida.

11
Ibídem, § 52, 315.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Schopenhauer, Arthur. El mundo como voluntad y representación I. Tercera Edición.


Traducción, Introducción y notas de Pilar López de Santa María. Madrid: Trotta, 2004.

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