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Actividad Final

FORMATO ENTREGA

Epistemología de la Pedagogía

Actividad Final

Tomas Argenis Castillo Acevedo


Carmen Rosa Cuetia López
Mauricio Andrés Neuta Artunduaga
Yuliana Andrea López Agudelo

Docente

Waditt Enrique Díaz Abdala

Magister en Educación

Universidad de Investigación y Desarrollo –UDI

Programa Maestría en TIC para la Educación

Bucaramanga

2023
Actividad Final
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1. Problematización

En el marco de la Epistemología de la Pedagogía existen diferentes corrientes de

pensamiento que han escudriñado el estudio de esta ciencia de la educación y que han

propuesto objetos de estudio disimiles e incluso contradictorios. Esto ha generado un

sinsabor en la sociedad académica que ha señalado como indeterminado e incluso

abstracto el objeto de estudio de esta materia.

Sin embargo, mucho más allá de ser indeterminado, el estudio de la

Epistemología de la Pedagogía resulta ser amplio, diverso y extenso. Este no está

delimitado por un conjunto de conceptos, sino que se relaciona a diferentes ramas del

saber y diferentes contextos atados, necesariamente a su pasado, su presente y su futuro.

Entonces, la epistemología de la pedagogía no puede ser pensada si no se habla a su vez

de la enseñanza, el aprendizaje, el currículo y la administración de la educación.

Es así como se inicia la reflexión planteada por Olga Lucía Zuluaga Garcés

(2016) en su disertación titulada “Historia de la epistemología de la pedagogía o historia

del saber pedagógico” y a partir de la cual se entrelazan las reflexiones que el lector

podrá encontrar a continuación. Teniendo en cuenta lo anterior, la problematización de

la presente disertación se centra en ¿por qué la memoria activa integrada al saber

pedagógico constituye un campo de posibilidad para pensar en una epistemología de la

pedagogía?
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2. Argumentación

Para dar respuesta a esta pregunta, es necesario sentar las bases de la discusión.

Es así como se entenderá que el objeto de estudio de la Epistemología de la Pedagogía

no resulta ser inexacto, sino que más bien responde a las interrelaciones que se dan en su

interior y con el medio cultural externo a la escuela, para construir conceptos más

amplios como campos conceptuales y paradigmas.

En este sentido, resulta más clara la participación de la memoria activa en el

saber pedagógico, pues esta es la “que permite comparar el pasado con el presente […]

con el fin de identificar en el pasado aquello que tiene vigencia en el hoy; vigencia que

se define a partir de preguntas en el presente” (Zuluaga y Herrera, 2006, p. 96). Esto

indica, que la memoria activa permite reconstruir todas las facetas, campos, ramas y

momentos de estudio de la epistemología para confrontarlos y crear un solo concepto

que, sin necesidad de estar delimitado, es claro y tiene un propósito dentro de la ciencia

misma.

Zuluaga (2006), por su parte, reconceptualiza el saber pedagógico, argumentando

que no es una teoría que reemplace el currículo, la enseñanza, el aprendizaje, las

prácticas pedagógicas, etc. Sino que, por el contrario, este es un campo amplio de

conocimientos que incluye la posibilidad de tomar posición por parte del sujeto. Para

ella, este está conformado por un campo de conceptualización en el que existe un


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conjunto de conceptos en movimiento que se sistematizan y a la vez pueden desplazar

otros saberes, en su dinámica propia, en la cual la producción de saber tiene irrupciones,

reordenamientos, se aclaran y definen conceptos y se apropian conceptos de otras

disciplinas.

Así mismo, los autores reconocen que, como tal, el discurso del saber

pedagógico no es estrictamente científico. Sino que su relación con las otras disciplinas

como científicas, es decir con un alto grado de objetividad, convierte al discurso

epistemológico-pedagógico en una ciencia válida. Lo anterior, excluye y descalifica el

saber pedagógico, y su repercusión tiene una enorme carga social en la actualidad, pues

en la cultura se piensa que quien tiene un conocimiento específico enseña mejor, aunque

no tenga formación pedagógica.

Estos discursos pedagógicos se van a materializar en paradigmas y campos

conceptuales, normas legales, disciplinas constituidas, modelos de enseñanza dentro de

la práctica pedagógica que más que ayudarla a conformarse como una ciencia exacta, la

problematizan y le hacen perder rigor académico.

Es allí donde entra en juego la Memoria activa, que permite evidenciar tensiones,

luchas, objetos de saber y experiencias de los maestros. Es decir, la memoria activa

aporta el análisis de las relaciones de saber y poder, que en el marco de los paradigmas

de la pedagogía predominaron, o se omitieron en el discurso pedagógico dominante de


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cada época; para ello recurre al caso de nuestra nación y menciona 3 paradigmas

principales que se pueden identificar: el de las ciencias de la educación en los años 30 y

60, el del currículo en los años 70 y el de la pedagogía a partir de los 80.

Volver sobre nuestro pasado-presente a través de la noción de memoria activa

del saber pedagógico requiere problematizar la historicidad de la pedagogía infantil

como un saber escolar susceptible de ser usado en la contemporaneidad para llevar a

cabo la educación de las infancias y los procesos de formación de los maestros(as)/

pedagogos(gas) infantiles a partir de su reconceptualización como un campo de saber

que acoge las problemáticas históricas que han configurado la educación inicial,

preescolar, infantil y parvulario. (Zuluaga, 2001, p. 281)

De modo que, se observa una posición ideológica al respecto del maestro como

sujeto transformador social, y se hace un llamado a superar el instrumentalismo de las

instituciones formadoras de docentes y exaltar la autonomía del maestro para desafiar su

situación subalterna al interior del sistema educativo y destacar su identidad con su saber

y la pluralidad de relaciones con la comunidad. En este sentido las tareas del maestro

son: ligar pedagogía y didáctica al presente, al pasado y al futuro; tener una vigilancia

epistemológica sobre la validez de los conceptos, construir un saber pedagógico y

objetos de enseñanza.
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Para finalizar es importante tener presente los cambios y retos que se visualizan en el

ámbito educativo, teniendo en cuenta la gran labor de educar en la época actual, es decir

las exigencias y desafíos de la comunidad estudiantil son cambiantes y agresivos. Por lo

tanto, es indispensable poder desarrollar las capacidades de los educandos, lograr

cambios de conducta y formar la personalidad del adolescente, entretejiendo nuevos

conocimientos, activando su memoria en esos anclajes del pasado que son parte de su

futuro y el poder de su transformación, partirá indiscutiblemente de sus decisiones y el

impacto que deseen generar. Es por eso que el estar continuamente conectados con los

avances e investigaciones actuales permitirán expandir y enriquecer el que hacer

pedagógico.
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3. Conclusiones

Se dice que la epistemología es la rama de la filosofía que básicamente estudia la

teoría del conocimiento, utilizando tanto al objeto y el sujeto que accederán al

conocimiento, como a los límites del saber mismo, siendo así un apoyo importante para

la educación; Obviamente, cuando hablamos de educación, resulta evidente la relación

que existe con la epistemología. Y es que el saber acerca de algo, el aprender, el

conocer, el aplicar y el poner de manifiesto un conocimiento nos permite un alto grado

de satisfacción propia.

En la presente disertación se propone la memoria activa como una caja de

herramientas, que tiene dos aspectos claves: uno la historia del Saber y el otro la historia

de los conceptos que contribuyen a construir campos conceptuales abiertos y paradigmas

que den origen a nuevos, diversos objetos de conocimiento. La memoria activa como

una herramienta para definir y consensuar todas las ramas y tiempos que engloba la

epistemología de la pedagogía y sin las cuales esta ciencia quedaría inconclusa.

Otro aporte importante de la memoria activa al integrarse al saber pedagógico es

que permite reflexionar, problematizar y conceptualizar al relacionarse con otras

disciplinas. Permite generar una discusión ilimitada pero no desorganizada de lo que es

y lo que no es la pedagogía y confronta la labor docente como constructor de debate y

guía en la construcción de este conocimiento.


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En conclusión, la memoria activa permite organizar y dirigir la discusión

alrededor esta ciencia llamada Epistemología de la Pedagogía, que más allá de ser

ilimitada y divergente, es un campo que se bifurca en varias ramas temáticas y en la que

debemos preguntarnos constantemente ¿hacia dónde va la pedagogía y la didáctica?

4. Palabras Claves

Epistemología de la Pedagogía

Memoria activa

Saber pedagógico

Paradigmas

Autonomía del maestro


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Referencias

Martín, O. (2015). Educar en comunidad: promesas y realidades de la Web 2.0 para la


innovación pedagógica. Los desafíos de las TIC para el cambio educativo, 79-
92.

Zapata Villegas, V. V. (2006). La memoria activa del saber pedagógico en la


contemporaneidad. Historia de la educación: revista interuniversitaria.

González, H. S., & Malagónlez, R. (2015). Elementos para pensar la formación


pedagógica y didáctica de los profesores en la universidad. Colombian Applied
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Suárez, D. (2021). Investigación narrativa, relatos de experiencia y revitalización del


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Indagaciones), 2(31), 365-379.

TELOS (s/f). ¡Fundación Telefónica! Obtenido de


https://telos.fundaciontelefonica.com/archivo/numero078/las-tic-y-los-nuevos-
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Semantic Scholar (2009).Obtenido de https://www.semanticscholar.org/paper/Las-TIC-


y-los-nuevos-paradigmas-educativos%3A-la-de
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