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tado entrelazadas desde que llegaron los españoles por primera vez. En la
esta región, y de forma notable el Tratado de Ryswijk de 1695, cuando toda la isla fue cedida a Francia
sin la más ligera consulta a los colonos. Durante
animosidad entre los dos países. Los colonos españoles acabaron recuperan-
Unidos, comprometido a comienzos del siglo xix con evitar que las potencias
creó una Guardia Nacional para combatir las partidas guerrilleras. Entre los
discípulos más brillantes de las fuerzas de ocupación estadounidenses se en-
rra mundial, que subieron los precios del azúcar y del cacao, las condiciones
e impusieron control en las finanzas públicas. Sin embargo, los críticos co-
cio general que mostraban los invasores hacia los ciudadanos del país.
no, que terminó en paz un mandato completo. Los inversores extranjeros lle-
sidencia.
dejó claro que ganaría a toda costa y proclamó su victoria con un 95 por 100
muerte en 1961.
Al igual que tantos dictadores, Trujillo explotó los recursos del país para
amasar una fortuna propia. Durante los años cincuenta, la tasa media de cre-
cimiento anual fue del 8 por 100, lo que resultaba impresionante si no fuera
tranjeros. Las masas seguían tan pobres como sus vecinos de Haití. Las con-
que prosperaba la economía: cuanto más tomaba para sí mismo, más descontentos se volvían sus
colaboradores. En 1961, sus antiguos amigos y com-
narlo.
las posesiones de Trujillo como parte del programa de reforma agraria. Pero
sus esfuerzos por mejorar la suerte de las masas generó incomodidad entre
como presidente. El conflicto resultante llevó a una guerra civil entre las
abril de 1965^ Envió una fuerza de 22.000 marines, un contingente que asom-
tas recibieron el apoyo del diminuto Partido Comunista del país, pero no hay
en concierto con los dirigentes del PRD, se hicieron con la plana mayor del
mas a miles de civiles (los cálculos van de 2.500 a 10.000). En este contexto,
contrarias a Bosch.
cuando las fuerzas armadas trataron de anular los resultados, pero en ambas
llevaron a una grave crisis interna a mediados de los años ochenta, justo
cuando el país se preparaba para las elecciones de 1986. Se intensificó la po-
larización, pero en una campaña caldeada la victoria fue de nuevo para Joa-
quín Balaguer. En 1990, a los 83 años de edad, Balaguer ganó otra elección
1994 volvió a ganar otra vez, para disgusto de Estados Unidos (al que mo-
ción haya sido muy poco y que haya llegado demasiado tarde. En una socie-
racial sugiriendo que su opositor negro, Francisco Gómez Peña, deseaba uni-
con elementos del Asia contemporánea. Aprovechando los bajos salarios pa-
gados a los trabajadores, la idea era transformar el país en una suerte de Sin-
quier cosa podría hacer de esta división una guerra civil. Estados Unidos de-
bería ser cuidadoso, porque tendría un problema más grande que el de Hai-