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Cuentos y Leyendas

del Alto Piura

Oficina en
Perú
Horizontes
Programa de Secundaria Rural
INDICE
PRESENTACIÓN

PRIMERA SECCIÓN .....................................…………………………………………06


PUSMALCA Y EL NIÑO DIOS.......................…………………………………………07
LA MALDICIÓN DE LA TACONA ........................……………………………………..12
EL FANTASMA DEL CEMENTERIO.......................………………………………..…18
LA LLORONA ...................………………………………………………………..……. 21
EL FANTASMA DEL BIEN Y EL MAL ...................…………………………….…...…24
EL CERRO DE LA VIUDA......................…………………………………………..…..29
LA SIRENA DEL RÍO CHORRO BLANCO ..................………………………........…32
LA LAGUNA DE LOS PATOS ......................……………………………………….….36
TESOROS MISTERIOSOS.....................…………………………………………..….40
EL MANGO: LA CASA DEL DUENDE.....................………………………..….…..…45
EL DUENDE..........................................…...................…………………….......….…48
EL PESCADO DE ORO .........................…………….……………………………...…51
LOS HIJOS HARAGANES..................……………………………………………....…57

SEGUNDA SECCIÓN....................................…………………………………………60
JUAN COLIBRI.....................……………………………………………………………61
EL ASEO PERSONAL ......................…………………………………………..………66
EL GRITO DEL HUACO.....................…………………………………………….……70
LA LAGUNA DE LA CHINA ....................………………………………………..……..73
LUCIA Y LA PARVADA DE LOROS........................…………………………..………76
EL VIENTO....................…………………………………………………………………80

TERCERA SECCIÓN ....................................…………………………………………84


NO SEAMOS TOLERANTES A LOS MALTRATOS .....................……………..……85
NI GOLPES QUE DUELAN NI PALABRAS QUE HIERAN.....................………..…90
AMAR CON VIOLENCIA NO ES AMOR ....................………………………………..96
SIN TI SOY YO...................……………………………………………………………106
EL LOBO DISFRAZADO DE AMOR....................……………….…………………..112
EL AMOR NO MATA ....................………………………………………………..……116
EL AMOR NO ES UN JUEGO ...................……………………..……………..……..119
NO ESTÁS SOLA.....................………………………………………………….…....123
EL CORAJE DE PALOMA....................…………………………..…………………..132
EL PELIGRO DE CALLAR .....................…………………………………………..…137
presentación
El CIPCA desde su fundación en 1972, ha jugado un papel importante en la
revaloración de la cultura y costumbres de las zonas rurales. Uno de los
elementos que permite recoger la cultura es la creación o recopilación de
cuentos, leyendas y relatos populares en general.

En su apuesta por promover un desarrollo territorial integral en el corredor


Alto Piura, el CIPCA viene implementado proyectos en las dimensiones
económica, ambiental, política; y social, en donde se incluyen los temas de
educación y cultura. Es en ese marco de actuación que realiza actividades
para fortalecer los procesos educativos y revaloración de la cultura local.

Considerando su rol y sus apuestas institucionales, el CIPCA el año 2020


en la ejecución de tres de sus proyectos realizó concursos de cuentos y
leyendas que contaron con la participación de estudiantes, padres y
madres de familia y líderes comunales.

El presente libro recoge una diversidad de temáticas de la vida de las


comunidades rurales; pero también de su relación con las zonas urbanas.
Se resalta la inclusión de 10 cuentos relacionados a la violencia de género,
un problema crucial de nuestra sociedad que debe ser puesto en evidencia
para sensibilizar a la sociedad e impulsar la actuación de todas y todos en
su solución.

Este proceso que ha implicado diálogo intergeneracional de las y los


estudiantes con las personas adultas de su familia y comunidad; no solo
ha permitido recoger relatos tradicionales de los distritos y que las y los
estudiantes valoren su cultura y costumbres; sino también motivar la
lectura, la creatividad de estudiantes y líderes/as en un contexto difícil por
la pandemia de la covid 19.

El libro que presentamos es una recopilación de 29 cuentos escritos,


recogidos por estudiantes de 11 colegios del Alto Piura y por promotoras
de desarrollo infantil temprano y están agrupados en tres bloques dos
referidos a temáticas generales de la vida de las comunidades y un bloque
cuya temática es la violencia de género.
Este esfuerzo ha sido posible gracias al aporte de los siguientes
proyectos:

- Programa Horizontes de UNESCO en Perú, de secundaria rural, que se


ejecuta en 11 escuelas de los distritos de Salitral, San Juan de Bigote,
Lalaquiz, San Miguel de El Faique y Canchaque.

- Proyecto "Gestión articulada de políticas públicas de atención a niños y


niñas de 0 a 5 años en situación de alta vulnerabilidad en el distrito de San
Juan de Bigote" financiado por la Diputación Foral de Gipuzkoa; que
involucró la participación de las IE José Carlos Mariátegui y José María
Arguedas

- Proyecto "Promoción del desarrollo infantil temprano de niños y niñas de


0 a 5 años en situación de alta vulnerabilidad en los distritos de Canchaque
y San Miguel de El Faique" financiado por Kindermissionswerk que
involucró la participación de promotoras del desarrollo infantil temprano de
Canchaque y San Miguel de El Faique.

Esperamos que este esfuerzo contribuya a la sensibilización de las


comunidades sobre su riqueza cultural, a animar la realización de
procesos similares que impulsen la creatividad de estudiantes y la
comunidad educativa en general y nos motive a todas y todos a la lectura
como un medio de crecimiento personal y de conocimiento de la realidad.

¡EL DESARROLLO INTEGRAL DEL TERRITORIO DEL ALTO PIURA


TAMBIEN SE CONSTRUYE IMPULSANDO LA CREATIVIDAD Y
REVALORANDO LA CULTURA DE SUS DISTRITOS!!

Rosa Prieto Mendoza


Directora ejecutiva
CIPCA
PRIMERA SECCIÓN

VOCES JÓVENES FORTALECIENDO SU IDENTIDAD LOCAL

"Escribiendo historias, cuentos y leyendas revaloro la cultura de mi


comunidad" es un concurso promovido con el objetivo que alumnas y
alumnos de educación secundaria recuperen y fortalezcan el desarrollo de
la historia, cultura y saber popular comunitario y de esa manera
reconocerse como parte de un territorio cuya cosmovisión delinea y
contribuye a la realización de sus proyectos de vida.

Con ese objetivo, desde el Programa de Secundaria Rural Horizontes, se


motivó a alumnas, alumnos y profesorado de 11 escuelas para la
identificación y valoración de historias que hubieran escuchado en sus
familias o comunidad y escribirlas, contribuyendo también al
fortalecimiento de sus habilidades de expresión y comunicación.

Las historias que encontrarán a continuación son las voces de


adolescentes de los distritos de Lalaquiz, Canchaque, San Miguel de El
Faique, San Juan de Bigote y Salitral.

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PUSMALCA Y EL NIÑO DIOS
Autora: Laura Yamilet Guerrero Huancas
IE Emilio Espinoza – Canchaque
Cuentan los habitantes del caserío de Pusmalca, jurisdicción del distrito de
Canchaque, que hace más de trescientos años vivían en el lugar conocido
como Piedra Grande de Chorro Blanco, limitante con el caserío de
Andanjo, dos familias procedentes de la provincia de Huancabamba, la
familia Pusma y la familia Malca, quienes fueron conocidos como caciques
que construyeron sus viviendas de piedra. Por las inclemencias del tiempo
los pobladores decidieron bajar a vivir a las faldas del cerro.

Un día llegaron tres hombres naturales de Sondorillo en busca de trabajo,


quienes enseñaron a los pobladores a hacer sus viviendas de tabique,
utilizando como materiales la caña de carrizo y el barro. Pasaron los años y
este material fue reemplazado por el adobe, de una dimensión de cuarenta
por veinte centímetros, resistente a las fuertes lluvias, vientos y
movimientos sísmicos.

Conforme fue poblándose el lugar en la parte baja cerca a la quebrada, los


habitantes vieron la necesidad de ponerle nombre al caserío, para lo que
unieron los apellidos de las dos primeras familias: PUSMA y MALCA; luego
de un acuerdo unánime, quedó establecido el nombre del caserío como
PUSMALCA.

Un buen día por la madrugada, don Martín Santos Chinguel salió montado
en su caballo acompañado por su esposa Victoria Bruno Moreno y su
cuñada Manuela, en búsqueda de su ganado que había escapado hacia el
caserío de Andanjo. Al llegar a las invernas, cuando los rayos solares de la
aurora ya iluminaban el lugar, doña Manuela alcanzó a ver el reflejo de una
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piedra en la cueva. Muy inquieta y temerosa se acercó y encontró un
cuadro de la Virgen María con el niño, una estatuilla de madera de diez
centímetros que representaba al niño Jesús sentado con las manos en alto
en un gesto de alabanza y un tercio de tela de varios colores. Asustada,
llamó a don Martin y él sin darle la debida importancia dijo: Esto es solo un
muñeco. Los tres caminantes se imaginaron que algún mercader lo había
olvidado, así que decidieron llevarlo a su casa en la alforja puesta sobre el
caballo, continuaron su camino y ya en casa lo colgaron en el soberano.

Al año siguiente se les empezó a morir el ganado botando sangre por la


nariz y por la boca. Del mismo modo, la familia se enfermó. Un día, doña
Victoria y su hijo mayor se pusieron graves; don Martin preocupado al no
encontrar la curación para su familia viajó a Succhil para traer a don
Román, conocido como uno de los primeros adivinos de Huancabamba.

Esa misma noche don Román tendió la mesa de curación e inició el ritual
con oraciones, limpias y shulaleo con vara de chonta, espada bendita,
tabaco, maíz blanco y amarillo, agua florida, timolina, tabú, lima, rosas
blancas, ishpingo y ashango, azúcar blanca, alcohol y aguardiente de
caña y san pedro; con esta bebida el adivino alcanzó a ver que era castigo
de una imagen que guardaban en el soberano de su casa, e hizo que la
traigan a la mesa de curación. La shulaló, la limpió con la espada y
¡huirrrrr!, la lanzó por los aires en la oscura noche; si ésta regresaba a la
mesa, sería señal de buen augurio, e hizo que le pidan perdón. En ese
mismo momento se escuchó balar a las vacas y pitar a los toros, pues para

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la alegría de la familia la espada estaba en la mesa; iba amaneciendo y
arrancaron la mesada con caldo de gallina, mote con queso y guayusa de
culén. El adivino se comprometió a regresar cada año para curar y shulalar
a la familia y a sus bienes, quienes en el futuro llegaron a tener más de
ochenta vacas.

Desde aquel momento y con mucha fe todos los habitantes del caserío
llamaron "El Niño Dios de Pusmalca" a la estatuilla de madera, y le
construyeron una casita de quincha y barro. La fe se difundió en todo el
distrito de Canchaque y lugares aledaños; posteriormente se construyó
una nueva capilla de adobe con calamina, y establecieron como fecha de
su fiesta el veinte de agosto de cada año. Eligieron alcalde, síndico,
regidor y mayordomos; esta fiesta duró ocho días. El alcalde y el regidor
realizaron una carrera de caballos; los responsables llevaron alimentos
preparados para un compartir fraterno con todos los asistentes, que
consistía en un plato de sancocho con estofado de res, conserva de
zambumba con queso y un regalado (pan grande), además de un mate
con cuy y gallina, y un balde de chicha.

Han pasado muchos años, pero la fe perseverante de sus habitantes en el


Niño Dios continúa de generación en generación. Seguiremos celebrando
con la Santa Eucaristía, los castillos de frutos, yunzas y carreras de
caballos; ni la modernidad, ni la aparición de movimientos religiosos la han
apagado, la sagrada imagen actualmente se encuentra en la casa de la
familia Santos Santos para mayor seguridad, quienes la traen a la capilla

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los días jueves de cada semana. Hoy, por la pandemia por COVID 19,
están prohibidas las visitas.

Dice el Señor: "El que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará
en él. Sigamos difundiendo nuestra fe, seamos sencillos y humildes como
los niños, con un corazón limpio y transparente, como lo es el Niño Dios. Es
así como estoy dando a conocer la historia del origen de mi caserío de
Pusmalca y el Niño Dios.

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LA MALDICIÓN DE LA TACONA
Autor: Félix Eduardo Ocaña Castillo
IE José Carlos Mariátegui – San Juan de Bigote
… Y ahí se encontraba ella, aterrada, temerosa… pues quién no ante tal
presencia, y ese sonido de taco característico que no dejaba de repetirse
en su mente…

Días antes, Alice se encontraba viviendo en casa de su tía en el barrio La


Villa de Canchaque, pues la pérdida de su madre la mortificó demasiado,
abandonando su casa para olvidar sus penas. Era apenas una niña de 8
años, hija única; su padre, un agricultor humilde que se ganaba el pan con
el sudor de su frente, no podía cuidarla debido al tiempo que
proporcionaba a su trabajo.

Con una sonrisa en su rostro, preparaba días antes sus pertenencias en


una alforja, ya que habían transcurrido 5 meses de estar lejos de su casa y
extrañaba a su padre.

Salió a juntar agua a la quebrada "El Limón" a las 11:50 p. m., ya que no
había en esa época conexión de agua y desagüe a las casas. Esa noche
se escuchó muy fuerte el sonido de la quebrada. Las lechuzas hacían un
sonido tal que, sumado a la oscuridad, parecía de terror. Como decían los
pobladores de la época "alguien va a morir y la lechuza se lo lleva".
Terminó de juntar agua en su balde y regresó a casa. De camino, por la
ladera de la quebrada, sintió unos pasos de tacos atrás de ella, volteó a
mirar, pero no había nadie. No le tomó importancia pues pensaba que era
su imaginación nutrida por el miedo debido a la hora.

El camino a casa le pareció largo, a pesar de la pequeña distancia que

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había. No dejaba de escuchar los tacos detrás de ella. Atemorizada por los
acontecimientos pasados volteó a mirar y vio como una sombra negra se
ocultó. Corrió a su casa invadida por el miedo, dejó los baldes de agua y se
acostó a dormir. Hasta ese momento Alice se olvidó de lo ocurrido, en su
pensamiento de niña solo creía que era su gran imaginación por estar en
un lugar solitario.

Su día esperado llegó. En sus planes estaba retornar antes del mediodía,
pero un día con gran lluvia afectaría su salida. Esperó y esperó hasta que
la tormenta terminó, no le importó la hora y se marchó dejando una nota en
la mesa; siendo las 11:30 p. m. partió a Yumbe, pues quería llegar
temprano para darle la sorpresa a su papá. Salió desde donde hoy es el
puente La Villa, subió en dirección al barrio San Juan y tomó la dirección
hacia el actual camino al mirador. Al darse cuenta que no contaba con luz
para iluminar su camino, compró unas velas y fósforos.

Ya iniciaba su tramo con trayectoria al mirador y perdía la luminosidad del


pueblo. A ella al parecer no le afectaba, solo pensaba en el semblante de
su padre al verla llegar después de mucho tiempo. Soñaba con la unión de
su familia y la presencia espiritual de su mamá que los cuidaba desde el
cielo.

Aquella noche fue tan fría, con una niebla cerrada que imposibilitaba pasar
la luz de la luna. Alice sin una manta para cubrirse temblaba mientras
avanzaba, sus dientes rechinaban en el silencio del camino, sus manos le
dolían de frio y su cabello se levantaba por el viento. Tomó de su alforja un
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poncho algo corto, y al terminar de colocarse algo de abrigo sintió detrás
de ella una presencia que salía de la oscuridad. Inquieta y algo pensativa
se acercó al lugar, ella pensaba que era un señor que se dirigía a su
pueblo, pero fue grande su sorpresa al darse cuenta que no era así y que
no había nadie en el camino. Al voltear hacia delante vio cómo esa sombra
estaba al frente de ella, ¿Cómo es que avanzó sin darme cuenta?, se
preguntaba. En su inocencia la siguió y le preguntó quién era, pero no
obtuvo respuesta alguna. Su sorpresa fue cuando esta empezó a tener un
sonido en sus pasos, el sonido de unos tacos. Ese fue el momento cuando
tembló y se acercó lentamente para confirmar sus sospechas de lo que le
estaba sucediendo…

Fue entonces cuando vio a una mujer muy alta, vestida y con unos grandes
tacos negros, como si fuera una viuda. La oscuridad de la noche no le
permitía ver su rostro, además su cabello cubría parte de él. Temblorosa
del miedo cayó al piso, como si ese encuentro la estuviera traumando, ahí
estaba ella aterrada, atemorizada por lo que le podía suceder, y el tal
sonido de tacos que se repetía en su mente al avanzar la llamada
"Tacona".

Amaneció y no había noticas de Alice en ningún lado del pueblo, se perdió


por completo el rastro de ella, su padre desconocía este hecho, hasta que
las noticias llegaron a Yumbe. Su tía estaba al borde de la locura por sentir
una gran culpa de descuidarla esa noche. Cansadamente buscaban en
muchos lugares, pero nunca encontraban respuesta de su paradero.

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Pasó un mes y esta niña fue encontrada bajando de Yumbe, desfallecida,
golpeada, con dirección a casa de su tía, nadie podía creer lo que sucedía
ya que para ella era normal como si solo hubieran pasado unas horas.

Preocupados por el tiempo que estaba desaparecida, le preguntaban qué


había pasado, dónde había estado, qué pasó esa noche, pero ella no
entendía nada, solo respondía "salí a comprar y ya regresé", al parecer no
se acordaba de nada, ni del ente demoniaco encontrado en su camino. Su
vida al parecer era normal, pero muchos de sus comportamientos eran
raros, como el por qué desde las 12 se encerraba en su cuarto y se
escuchaba ruidos toda la noche. Cada día empeoraba, no era ella, salía
corriendo de la casa gritando, era agresiva con todos, como decían los
ancianos, el diablo la encarnó esa noche.

Tras la preocupación de la familia por la actitud de la pequeña, se vieron en


la obligación de llamar a un brujo para averiguar lo que pasó ese día tan
escalofriante. Desde Huancabamba llegó un recomendado que sanaba a
muchas almas en peligro. Reuniéndose esa noche alcanzaron a ver lo que
pasó, rectificando así que la presencia vista era la "Tacona". Ésta se
alimentaba del miedo de la pequeña al punto que llegó a alocarla y
ocultarla por mucho tiempo en un mundo de oscuridad, donde el tiempo
parecía congelado y donde su alma parecía estar desconectada de su
cuerpo; solo era una persona entre la vida y muerte, que estaba perdida.
Empezaron un ritual para salvar el alma de Alice y que retome su cuerpo,

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pero este mal era tan fuerte que no la quería dejar. Fue una gran lucha
entre el bien y el mal, se oían gritos de fondo como de desesperación y
entre ellos los gritos de Alice pidiendo ayuda.

"Sal de este cuerpo, libera tu mal de aquí, deja libre a una sierva del señor y
anda a tu oscuridad demonio del mal, libera el cuerpo y une su alma". Tras
muchos rezos de la familia lograron regresar a la normalidad a Alice.

La larga noche desplomó sin energías a la niña, quien dio todas sus
fuerzas para ser salvada. Como en muchos casos estos espíritus pasan a
otro cuerpo para manipularlo, pero esa noche no pasó eso, como si ese
mal desapareciese para siempre.

Se cuenta que muchos ven a este mal pasear por las calles, al cual
guardan distancia para protegerse, y aún hay casos de almas perdidas
que fueron arrebatadas. Alice no fue una de la lista, pudo vencer y triunfar.

Después de muchos años y Alice se convirtió en una jovencita que forjaba


su futuro, pero sin tener un recuerdo de lo que le pasó aquella noche. Solo
la mujer de negro sabe cuál fue su destino…

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EL FANTASMA DEL CEMENTERIO
Autor: Janpier Pascual Collahuazo Cruz
IE José Antonio Encinas – El Higuerón / San Miguel de El Faique
Era una noche muy, pero muy oscura y silenciosa, regresaba solo de
Palambla, un pueblito ubicado entre Canchaque y San Miguel de El
Faique, después de darle una serenata a mi linda Rosita, "la más bella y
hermosa flor andina" a quien logré enamorar gracias a mi hábil rasgueo de
guitarra y a la interpretación de mis sentimentales yaravíes.

Caminaba contento después de haberle cantado los mejores temas de mi


inspiración, y especialmente la canción "paloma blanca, piquito de oro,
alas de plata, debes estar por esos montes, porque yo lloro si no vuelves",
y venía repitiéndola en mi mente y a veces silbando una y otra vez, hasta
que llegué al cementerio que se encontraba en medio de la carretera que
une Palambla y El Faique.

De pronto y de un momento a otro, vi delante de mí un enorme bulto


blanco, era muy raro y a la vez tan brillante. Se los juro por esta luz que nos
alumbra, que era muy rarisisísimo. Esa nube blanca y brillante era muy
difícil de tocar, pero a su vez me impedía dar un paso más, pues se
interpuso en mi camino.

Esto me perturbó en gran manera y sentí un friíto que me llegó hasta mi


alma, casi nunca sentía eso y me puso la piel como de gallina criolla.
Luego escuché unos sonidos extraños, parecidos al pellejo del león gente
cuando le mete bala, entonces comencé a recordar mis viajes y aventuras
en La Coipa, en San Ignacio, donde dejé limpiando al pueblo de estas
endiabladas bestias que no dejaban animales en los corrales, ¡pobre
gente!, con tanto afán cuidaba a sus animales para que esta bestia horrible
se las comiera.

Luego reflexioné y me dije: a Pancho Martínez, el hombre que nunca le


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tuvo miedo ni al mismo diablo, el hombre que sirvió de guía a Pizarro y a
Almagro en su conquista a Huancabamba y todo este maravilloso mundo,
nadie le pisa el poncho, ni siquiera la punta de mi poncho multicolor, y
menos lo va a asustar.

Entonces pensé; seguramente alguna de estas almas está penando


todavía y me está persiguiendo. Pero, ¿a mí?, no sabe con quién se ha
metido. Despertó mi cólera de serrano y me enfurecí, como quien dice: "Se
me salió el indio". Lo atrapé con mi poncho que era la única arma que
llevaba, lo enrollé como si fuera un tamal relleno con chancho, enseguida
lo llené de golpes, pues como hombre de puños no había nacido quién me
falte el respeto y para las inclemencias del tiempo o las oportunidades de
la vida me bastaba tener un poncho encima y el mundo me pertenecía.

Entonces, le propiné patadas, cabezazos y puñetazos con todas mis


fuerzas. Como había llovido en la tarde, había bastante lodo. Lo revolqué
en lodo por todas partes hasta que el fantasma, muerto o cómo diablos
fuera, casi llorando me imploró con dolor "ya no me pegues pues Pancho,
me rindo, pero ya no me pegues". Entonces de lástima lo solté y él se alejó
con rumbo al cementerio; si no, todavía estuviese pegándole porque
cuando me enfurezco no hay cholo que me aguante ni fantasma que
resista al poder de mi puño.

Continué mi camino, un poco cansado después de tremenda paliza y


ahora me encuentro aquí, junto a mi jarrita de chicha y tirado en mi vieja
hamaca que me mece y me hace dormir, ¿hasta cuándo?, no sé, quizás
hasta que Dios lo decida.

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LA LLORONA
Autor: Eswin Jefferson Reyes Labán
IE José Antonio Encinas – El Higuerón / San Miguel de El Faique
Hace 30 años, mucho antes de mi nacimiento, mis abuelos decían que
había un lugar llamado "La Laja", un lugar con muchas plantas bonitas
entre las cuales había una llamada higuerón. En ese tiempo no había agua
potable, bueno ahora tampoco hay —da igual—, así que el agua la
cargaban desde muy lejos.

Una señora junto con su hijo estaba acostumbrada a ir a lavar a las


quebradas. El hijo se llamaba Jaime; él siempre estaba dispuesto a
acompañar a su madre cada vez que ésta se lo pedía. En cierta
oportunidad, ellos caminaron un poco más del lugar habitual del lavado de
ropa y encontraron un paisaje hermoso, pero también había cosas
extrañas, aunque no les sorprendió porque ya les habían dicho que era
así.

Después de lavar la ropa, regresaron a su casa, algo cansados. En la


puerta los esperaba la abuela, con su bastón en mano, al ver a Jaime le
preguntó: ¿Cómo les fue?

— Abuelita, nos fue muy bien, el agua en la quebrada no es tan fría,


además hoy vimos un paisaje hermoso.

La abuela no dijo nada, sólo se quedó tranquila porque ella sí sabía qué
había en ese lugar. Al cabo de tres días, nuevamente fueron a lavar la ropa,
y algo extraño sucedió, a eso de las tres de la tarde ya estaba oscuro,
además se escuchaban algunos ruidos extraños. De pronto en el agua
vieron a una docena de patos, tan blancos, que alumbraban el lugar. La
señora se asustó y comenzó a gritar. Jaime le dijo que se quede tranquila,
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porque hasta ese momento al parecer nadie había notado su presencia.
De pronto, escucharon el llanto de un bebé, buscaron de dónde venía el
sonido, pero no vieron nada. Se quedaron callados nuevamente, y una vez
más vieron el resplandor, pero ahora era de color dorado, casi como los
rayos del sol. Siguieron el rastro y los llevó hasta ver la silueta de una mujer
que se encontraba sentada bajo un higuerón.

Tuvieron tanto miedo que buscaron el camino de vuelta a casa, y salieron


corriendo. En cuanto llegaron, nuevamente la abuela estaba sentada en la
puerta y les preguntó cómo les fue. Pero Jaime, sin siquiera terminar de
escuchar la pregunta, le contó lo que habían visto. De inmediato la abuela,
fue a ver a las autoridades del pueblo, les compartió la información que su
nieto le había dado, y la ubicación de esta mujer que tenía mucha relación
con la Llorona.

Los pobladores se reunieron y fueron a buscar este hallazgo. Desde lejos


se podía escuchar el llanto del bebé, y los susurros de su madre. Cuando
llegaron alguien dijo: "no la miren a los ojos, porque puede ser el final", así
que todos miraron a otro sitio más de pronto hubo un silencio sepulcral,
como si no hubiese nada. Efectivamente, cuando volvieron a dirigir su
mirada al higuerón solo encontraron un árbol seco. Los pobladores
cortaron el árbol y en honor a este acontecimiento pusieron por nombre a
su centro poblado como El Higuerón.

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EL FANTASMA DEL BIEN
Y EL MAL
Autora: Leily Amely Tocto Castillo
IE Emilio Espinoza – Canchaque
Se cuenta que en el año 2003 en el caserío de Yahuanduz vivía un señor
que llevaba por nombre Domingo Pérez quien siempre iba a robar papa a
los sembríos de Don Juan Calderón durante las noches. Este era un
hombre alto, flaco, de cabello oscuro, cuya habilidad y destreza le permitía
correr a grandes velocidades. Domingo era una persona solitaria, sin
familia; no le gustaba trabajar, por ello buscaba llevarse las cosas fáciles.

En una noche fría de invierno el señor Domingo salió a robar papa


montado en su caballo al sembrío de la familia Calderón. Durante la
cabalgata pudo observar a lo lejos la silueta de una hermosa mujer quien
aparentemente se encontraba perdida entre los pastizales, por lo que
decidió acercársele. Al encontrarse uno frente al otro ella le sonrió y le
preguntó por la casa de Don Celestino. Con lo cual dejó sorprendido a
Domingo por el hecho de coincidir en sus destinos, sin pensarlo mucho, la
invitó a subir a su caballo diciéndole que también iba por allá, recibiendo
una respuesta positiva por parte de la bella joven.

Habiendo llegado a la casa de la familia Calderón, ambos bajaron del


caballo. Domingo la perdió de vista un instante mientras amarraba su
caballo a un árbol. Al girar su cabeza en dirección a donde estaba ella, se
dio con la sorpresa de que ésta había desaparecido sin dejar rastro alguno,
por lo que decide buscarla sin ningún resultado. Durante horas la buscó y
la buscó, pero parecía como si la tierra se la hubiera tragado. Luego de
tantas horas de búsqueda, no le quedó más que resignarse y seguir con su
plan.

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Empezaron a caer las primeras gotas que anunciaban la venida de una
gran lluvia acompañada de un fuerte viento y neblina. Él muy preocupado
porque había visto en su reloj que ya eran las 2:30 de la madrugada
comenzó rápidamente a sacar la papa y guardarla en su alforja, dejándola
a medio llenar porque se encontraba sobre la hora y empapado. En
seguida desató su caballo, amarró su alforja y cabalgó rumbo a su hogar.

Al llegar a su destino, él no dejaba de pensar en aquella hermosa mujer


que había conocido, puesto que desconocía hasta su nombre. Como
había quedado impactado por tan fina belleza, decidió que ese mismo día,
durante la tarde la iría a buscar. Durante la puesta del sol, determinó que
era hora de ir a robar para poder terminar temprano y tener tiempo de
buscar a la joven.

Mientras estaba cometiendo sus fechorías la joven misteriosamente se


aparece delante de él gritando: juapa te roban tu papa, juapa te roban tu
papa. A lo que Domingo respondió: calladita que te pueden escuchar; sin
embargo, la damisela no cesó sus gritos. Al darse cuenta de esto,
Domingo empezó a sacar papa de forma más rápida de lo normal, para
después jalar su caballo, cargar su papa y montarse en él aprovechando
su gran destreza física.

El señor Juan salió de su casa porque creyó escuchar la voz de su única


hija quien ya había fallecido hace un tiempo atrás y era la única quien le
llamaba por juapa, pues después de su muerte de él no dejó que nadie

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más le llamará de esa manera.

Cuando Domingo se dirigía a su casa decidió regresar para averiguar


sobre la bella joven. Se fue donde el señor Juan a quien preguntó por ella,
pero este le dijo que ya había muerto hace un tiempo atrás; Domingo se
quedó asombrado porque no podía creer lo que se le estaba diciendo.
Decidió marcharse sin despedirse; montó en su caballo y empezó a
cabalgar cuesta abajo. Cuando de repente vio que la neblina empezaba a
tapar todo el camino, dejándole muy preocupado porque no sabía por
dónde ir, ya que se había quedado sin visión del panorama. Cuando de
pronto de manera misteriosa vio que la joven se apareció en su delante de
él, quien lleno de miedo cerró sus ojos, porque ya sabía que ella no existía.

La joven tenía cara de molesta y Domingo pensó que ella estaba indignada
porque le había robado la papa a su padre; él tenía mucho miedo de que
ella lo mate, pero la joven después le sonrió y se subió a su caballo.
Domingo temblando decidió seguir cabalgando sin rumbo alguno. Durante
el camino el fantasma de la joven le agarró del cuello y lo empezó a ahorcar
fuertemente; ambos se cayeron del caballo. Domingo se defendía para
que no lo mate, la joven le decía que llame a su padre y le confiese sus
delitos. Al principio no quería por su orgullo, pero la joven cada vez lo
ahorcaba más y más fuerte para que declare.

Encontrándose entre la vida y la muerte empezó a gritar: ¡señor Juan,


ayuda!, ¡señor Juan, ayuda! Don Juan al escuchar todos estos gritos salió
rápidamente de su casa sin saber por dónde ir, pero guiándose por los
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fuertes llamados de auxilio. Cuando llegó a encontrarse con Domingo se
dio con la sorpresa de que junto al pobre hombre yacía la sombra de quien
en vida fue su bella y única hija. Volver a verla después de tantos años
provocó que Don Juan empiece a llorar de la emoción y temor a la vez. Al
verse acorralado y moribundo, Domingo decide confesarle que había sido
él quien por las noches le robaba la papa de sus sembríos. Le suplicó que
lo perdonara para que su alma pueda descansar en paz. Al escuchar estás
palabras, el espíritu de la joven desapareció llevándose consigo el alma de
Don Domingo.

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EL CERRO DE LA VIUDA
Autor: Leodan Jampier Guevara Huamán
IE Augusto Salazar Bondy – Lalaquiz
Mi abuelita me contó un pequeño cuento, el cual empieza de la siguiente
manera:

Había un joven matrimonio, en el que el esposo era un hacendado con un


cerro lleno de parcelas, con ganado ovino y vacuno. Ellos, a pesar de ser
jóvenes, aún no habían logrado tener un bebé, pero no perdían las
esperanzas de algún día tener un heredero; mientras tanto, los dos vivían
completamente solos en aquel cerro. Ellos tenían un respectivo horario de
trabajo, donde el hombre se dedicaba al cuidado de la siembra y cosecha
de sus parcelas, y la mujer se dedicaba al cuidado del ganado tanto ovino
como vacuno, además de criar algunas gallinas. Ella cocinaba, llevaba el
almuerzo a su esposo, y cuando podía elaboraba de manera muy alegre
tejidos de colores.

Un día como todos los días, el esposo salió a sus deberes en las parcelas,
y la esposa se quedó en casa haciendo, de igual manera, sus tareas
correspondientes. Ese día la mujer lo envió con almuerzo, para ya no ir a
buscarlo a la parcela, pues llegaría tarde. Como todos los días, ella fue a
bajar el pastoral del cerro.

Al regresar a casa notó que su esposo no estaba, entonces lo esperó


pensando que se había demorado trabajando; se hizo de noche y su
esposo no regresaba. Entonces ella cogió una lámpara de la cocina y se
fue directo a la chacra adonde su esposo se había ido en la mañana. Ella
impaciente gritaba su nombre, pero nada. Buscó por si acaso lo
encontrase muerto, pero no hubo ni rastro de él; desde entonces la mujer
lo buscó día y noche. Ya había pasado aproximadamente una semana y la
mujer se dirigía a bajar el ganado ovino a casa, más la pena la invadió y se
sentó a llorar porque su esposo había desaparecido. De repente, un señor
todo de blanco montado en un caballo negro murmuró: "mujer, ¿qué haces
llorando por este cerro?", a lo que ella llorando dijo, "mi esposo ha
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desaparecido y no hay rastro de él, ni si quiera de su cuerpo, en caso
hubiese muerto; pero nada". Dicho esto, el señor le indicó: "mira, yo he
visto a tú esposo, móntate y vamos a verlo". La mujer sin pensarlo, por la
desesperación de encontrar a su esposo querido, se montó junto con
dicho hombre a quien el rostro ni se le veía. En el transcurso del viaje a
caballo la mujer se sintió mareada y se desmayó.

La mujer se levantó de su profundo sueño, con un fuerte dolor de cabeza y


notó que estaba a las orillas del río, pero también se dio cuenta que había
un hombre caminando hacia una cueva en el barranco del río; logró
levantarse y fijarse mejor de quién se trataba. Era un hombre misterioso y
logró divisar que era su esposo. Estaba alegre por haberlo encontrado,
pero a la vez se preguntaba por qué su esposo se dirigiría a dicha cueva.
Cuando este hombre —que parecía ser su esposo— ingresó a la cueva,
ella de inmediato lo fue a ver y se dio la sorpresa que cuando intentó
llamarlo para que regrese, éste ingresó a la cueva y se cerró de inmediato
todo. De pronto, descubrió que alrededor de la cueva todo estaba lleno de
joyas de oro precioso, pero su esposo no era quien ella imaginaba que era
dicha persona, no encontrando ningún consuelo. De repente, apareció el
hombre que la había traído diciéndole "no te asustes, si deseas ve, ingresa
a la cueva, allí está tu amado esposo que te ofrece mucho oro y plata para
toda tu vida".

Entonces, mi abuelita me dijo: hijo, la mujer entonces fue engañada por el


diablo, porque aquel señor que la encontró llorando era el diablo, y le
mintió parara convencerla; ella no lo sabía por la desesperación de
encontrar a su esposo"; y también me dijo: "hijo, ella todavía aparece por
las noches llorando por su esposo, por eso ese cerro es llamado "EL
CERRO DE LA VIUDA".

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LA SIRENA DEL RÍO
CHORRO BLANCO
Autora: Vanessa Velasco Huamán
IE Emilio Espinoza - Canchaque
Calixto era un niño de trece años de edad, de baja estatura, tez blanca y
cabello crespo, hijo de un comerciante de ganado. Su padre compraba
reses en el Chorro de Potreros cada domingo. Un cierto día su padre
compró una vaca mañenta (que estaba llena de mañas y nunca la habían
acostumbrado a la soga) y de repente su padre le dijo a Calixto: Anda dale
agua a la vaca. ¡Pero papá, no hay agua en la acequia!, exclamó Calixto. El
padre le contestó: "llévala al río". Entonces Calixto partió con la vaca. Por
el camino, la vaca empezó a correr desesperadamente por la loma y
desapareció por lo profundo del río. Y Calixto enojado exclamó: "El flojo
trabaja doble".

Bajó hasta el río y buscó por los arbustos, cuando de pronto escuchó un
ruido: ¡Crash!, ¡crash!, ¡crash!, producido por las hojas secas y expresó:
¡por aquí está! En ese instante cogió una rama para golpear a la vaca por
haberlo hecho correr, pero se dio con la sorpresa de encontrar a una chica
muy hermosa que estaba lavando ropa; Calixto se escondió para
observarla.

El corazón de Calixto latía de emoción, en ese instante la misteriosa mujer


se paró, dándose con la sorpresa de que era enorme y por temor que lo
viera se camufló entre la maleza. Aunque estaba muy nervioso, evitó hacer
ruido para que la mujer no lo escuche. Cuando de pronto, la enigmática
mujer levantó delicadamente con su mano el cabello descubriendo su
rostro, y dejó ver una cara acabada y muy horrible. Calixto al presenciar la
figura tan horrorosa, se quedó impactado, no se podía mover, sintió tanto
miedo que se orinó en la trusa, y solo cerró los ojos. Cuando los abrió, la
mujer había desaparecido.

Un agricultor que pasaba por el camino, se acercó y le preguntó muy


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preocupado: ¿qué te pasa Calixto?, y este le comenzó a contar lo que
había visto. Al terminar el agricultor le contestó: "lo que tú has visto es una
sirena". Y el señor le comenzó a contar la leyenda.

Se dice que la ribera del río se encuentra habitada por un mitológico ser,
conocido como la sirena de un río de Chorro Blanco, que solo ha podido
ser observado por algunas personas, entre los que se encuentran
pescadores y tripulantes que recorren sus aguas. Cuentan que se trata de
un ser solitario y de carácter arisco y huraño, ya que cuando se acerca un
humano, al momento que éste logra verla, se zambulle en el agua y se
aleja inmediatamente del lugar.

La sirena del río es fea; ha sido descrita como un ser con características de
un anfibio gigante, con un tamaño más grande que el de un humano,
cabello largo y ojos de color verde parduzco brillantes; además cuenta con
unas garras que utiliza para tomar impulso en el agua. Y su especialidad es
la música para encantar con su melodía a los humanos.

El agricultor seguía con su relato. Y decidió contarle a Calixto la anécdota


que le pasó, hace varios años atrás. Vine al rio a pescar en la noche, llegué
y me senté en una piedra con linterna en mano. Estaba tranquilo, aunque
nada pescaba, ya tenía un buen tiempo sin tener suerte, la hora marcaba
medianoche, de pronto las aguas del río comenzaron aumentar, por mi
mente pasó que bajaba la creciente, pero no me preocupé porque estaba
en una piedra alta siguiendo con mi intento de pesca. De pronto, comencé
escuchar una melodía a lo lejos, por mi cabeza pasó que era mi compadre
—antes él me había comentado que también venía a pescar y como él
sabe caminar con su radio, sospeché de él—. Cada vez sentí que la
melodía se acercaba más a mí, me asomaba y no veía nada, alumbraba
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con mi linterna y nada, de pronto sentí una pequeña brisa que flotaba mi
cara, mi cuerpo tembló, levanté la mirada y al otro lado del rio vi a una
mujer parada, con cabello largo que le tapaba la cara, el susto hizo que el
río se me llevara mi caña de pescar, pero seguía con la mirada fija sobre
ella y mi curiosidad me hizo acercarme a ella caminando por las piedras
del río. De repente levantó la mirada, su cara era muy bella y cada vez que
me acercaba se iba convirtiendo en un ser que nunca antes había visto, Le
estaba saliendo cola de pez, me asusté, tropecé y caí. Cuando me levanté
había desaparecido. Me quedé ahí un buen tiempo, no podía parame,
luego me levanté y me dirigí a mi casa perplejo por lo que había visto.
Cuando llegué a casa y le conté a mi esposa, también se sorprendió por lo
que le comenté. Ahora te encuentro y me dices lo mismo. Calixto
respondió: sí señor, la vi y me espanté mucho, desde ahora ya no voy a
venir al rio me dio mucho miedo.

El señor le dijo mientras que caminaban con dirección a su pueblo, que ya


no venga al río solo y de noche. Calixto llegó a casa olvidándose de la vaca
que había llevado al río, pero tampoco volvió. Dejo que su papá fuera por la
res.

Y así cuenta la leyenda de "la sirena del río Chorro Blanco", dentro de la
tradición de mi pueblo. Según las versiones más comunes, dicen que es la
esposa de un hacendado que se ahogó hace muchos años en el rio. Por
eso es muy peligroso recurrir al río, porque ella está preparada para
esperar al humano como un rito. Además, hay que ser cuidadosos de no
entretenerse con el aspecto que nos muestra.

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LA LAGUNA DE LOS PATOS
Autor: Carlos Jhoan Jiménez Livia
IE Néstor Martos Garrido – El Papayo/Lalaquiz
Érase una vez, un 22 de agosto del año 2012, apenas salía el sol y las
hojas despertaban produciendo un aire de primavera, los pajarillos
empezaban a volar entre la naturaleza cantando sus hermosas melodías,
los niños se disponían a descubrir el nuevo día, las mamás servían los
desayunos alistaban las cosas para el colegio de sus hijos y los enviaban a
sus clases. Durante el recreo, Luis tuvo la idea de invitar a los niños de 5to
y 6to a ir en la tarde a nadar en las hermosas aguas de la laguna Chorrera.

Empezaba la hermosa tarde: el sol calentaba las aguas cristalinas del rio,
los peces disfrutaban la adrenalina, en el colegio tocaban el timbre de
salida y los niños salían de sus salones desesperados por llegar a sus
casas lo antes posible. Apenas terminaron su almuerzo, salieron lo más
rápido al lugar de encuentro; algunos pidieron permiso, otros lograron
escaparse de casa. Estando todos reunidos, se dirigieron hacia el río,
empleando una hora. Cuando llegaron a la Chorrera se enamoraron de
sus bellas aguas, entonces David se lanzó a la laguna desde una piedra y
le siguieron Ángel, Alex, Samuel hasta que poco a poco se lanzaron los
demás. Todos ellos estaban encantados y cada vez descubrían algo
nuevo en la laguna; también intentaron cazar peces. Eran las 3:00 de la
tarde y siguieron disfrutando tan divertidos ese momento. Para ellos era
una tarde maravillosa. David y Luis competían en natación, otros
comprobaban quién duraba más respirando bajo el agua, los demás
jugaban con el agua. Llegaron las 5:00 de la tarde y el sol empezaba a
esconderse entre el enorme cerro Chuquizana. Según la leyenda, a esa
hora empezaba a despertar el espíritu malvado y salía a las montañas de
la zona, por ríos y quebradas, a tomar entre los rastros de niños sus
sombras para atraerlos hacia el mal, transformándose en la llamada

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"enchununa" o "chuqui", para así poder encantar a los niños.

Luis hablo en voz alta —¡Ya es hora de irnos, salgan todos del agua! —Así,
los niños empezaron a salir del rio.

De regreso a casa, ya casi era noche, tomaron el camino más corto; los
más pequeños tenían miedo. Luis pasó adelante de los más pequeños y
llegaron a sus casas. Los padres estaban preocupados, les castigaron y
les advirtieron que ya no les darían permiso para que vuelvan al río porque
era peligroso regresar muy tarde: a esa hora el diablo empezaba a buscar
sus rastros, les tomaba sus sombras y los empezaba a dominar. En la
noche, los niños tuvieron sueños hermosos con el río, se desesperaban
por regresar al él, y desobedeciendo el castigo, regresaron al siguiente
día. Pasaron unos cuantos días y los niños todas las tardes iban a bañarse
a aquel río y a la laguna Chorrera.

Un buen día, mientras disfrutaban de la hermosura del río, Raúl, uno de los
niños de 5to escuchó ruidos de animales, entonces decidió caminar por la
orilla del río y se alejó de la Chorrera. De repente en otra laguna pudo
observar una madre pata con unas hermosas crías nadando en la
hermosa laguna, y emocionado por haber encontrado esos patos tan
hermosos y se lanzó a la laguna para atraparlos, pero las crías lograron
escapar. Raúl los trató de perseguir y fue llevado hasta un lugar solitario:
fue ahí cuando se perdió entre tanto silencio. Apareció el demonio que lo
trajo hacia él y lo trasformó en su discípulo. Mientras tanto, en la Chorrera,
los demás niños ya estaban saliendo de disfrutar la maravillosa tarde. Luis
preguntó por qué Raúl no se encontraba con ellos, entonces comenzaron
a llamarlo en voz alta: ¡Raúl!, ¡Raúl! Pero él nunca respondió. Empezaron

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a buscarlo, llegaron a la laguna donde Raúl había encontrado los patos; en
una piedra solo estaba su gorra. Empezaron a dividirse por grupos para
buscarlo por todas partes; pues ya eran las 5:30 y se hacían tarde. Los
niños buscaban con insistencia en el campo tratando de encontrar a Raúl.
La tarde avanzaba, y el diablo empezaba a encantar el lugar. Entonces
descubrió que todos los niños estaban paseando en su campo oscuro.
Como los niños seguían en la búsqueda de Raúl, de pronto escucharon los
gritos de su amigo y todos corrieron al lugar de donde venían los gritos
desesperados, Luís logró ver a Raúl, pero cuando volvió la cabeza para
llamar a los demás, su imagen desapareció. Empezaron a buscar por el
lugar indicado por Luis, entonces aparecieron unos hermosos animalitos,
eran muchos —bellos patitos—, tan bonitos que les encantaron
demasiado y los empezaron a perseguir para atraparlos. En eso estaban,
cuando de pronto, aparecieron muchos murciélagos gigantes: eran los
siervos del demonio que encantaban a los niños, haciendo que ellos jamás
vuelvan a sus casas. En Caravelí, toda la población los busca con la
esperanza de encontrar a los niños, pero hasta hoy no hay noticia alguna.

La laguna lleva su nombre "La laguna de los patos", porque fue ahí donde
Raúl y sus amigos se encantaron y, según los pobladores, siempre se han
aparecido esos hermosos animales. También cuentan que en las tardes se
escuchan niños divirtiéndose en la laguna, pues aseguran que son los
espíritus de los niños que quedaron encantados ahí. Hoy, en aquel lugar
que ha quedado invadido por el silencio, los padres de aquellos niños
desaparecidos todos los años —el 22 de agosto— sueltan hacia el cielo un
globo aerostático con sus nombres para no dejarlos en el olvido.

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TESOROS MISTERIOSOS
Autora: Lorena Nayeli Córdova Bermeo
IE José Carlos Mariátegui – San Juan de Bigote
Cuentan los antiguos pobladores de este pueblo, que, desde hace
muchísimo tiempo atrás, se cuentan muchas historias, algunas tan
peligrosas, que cuando se adueñaban de la mente de una persona,
terminaban por matarla, pero otras tan poderosas, místicas y celestiales
que sumergían a los campesinos en la cima del poder y el éxito.

Era un pueblo con poquísimos habitantes, el atardecer se escondía bajo el


sólido cerro y llenaba el día con sabor a melancolía. La noche llega con su
oscuro manto de soledad y frialdad, como esa niebla de invierno que no
nos deja ver y hace tiritar nuestros huesos. Los búhos cantan, mientras los
pobladores caminan temerosos por las calles enredadas del pueblo. Los
huiscos en los cerros asoman sus cuerpos en busca de carroña, el olor a
cadáver llegaba hasta sus olfatos y ellos corrían en su búsqueda.

Dentro del pueblo vivía una familia de apellido "Córdova", fueron los
primeros en habitar la zona, gente trabajadora, formada por una pareja con
un gran espíritu luchador, tenían 6 hijos y se dedicaban a cultivar la tierra.

Asomaba ya el amanecer, el papá Teodoro lleva a sus hijos a darle buen


trabajo a las tierras, iban a sembrar maíz, pues debían entregar una
cosecha a una empresa extranjera. Tenían un caballo blanco, blanco como
la bondad de un niño; con el cual araban la tierra. Martín y Jesús, los hijos
mayores iban con él, arando y jalando al caballo y guiando las filas del
maíz; atrás venían sembrando Alcira y Elvira. José y Laura se quedaban
en casa para ayudar en la cocina a la mamá, doña Luisa.

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Cuando estaban sembrando en medio de la posa, el caballo se detuvo y no
quiso seguir arando. los minutos pasaban y el caballo estaba parado
asustado, cuando de pronto se comienza a hundir en la posa, haciendo un
hueco muy profundo. El caballo relinchaba y relinchaba sin parar, se
hundía lentamente, como se hunden las miradas de dos enamorados, las
esperanzas de un ser desolado.

Al ver que se hundía Manantial, porque así llamaban al animal, todos


corrieron asustados a rescatarlo, con esfuerzo lograron sacar del hueco
profundo al poderoso caballo. Cuando de pronto, una luz intermitente sale
del orificio, Alcira se acerca a mirar que había ahí, ¡oh, qué sorpresa!;
encontró una sonaja de un bebé.

Temerosos, ya no quisieron seguir trabajando y decidieron todos volver a


su casa. En casa le contaron a doña luisa lo que les sucedió, y Alcira
decidió guardar esa sonaja como un tesoro difícil de igualar.

Pasaron los años, Alcira se casó con Javier y tuvieron una hija a quien
llamaron María. Ya con el tiempo Alcira se convirtió al evangelio. Cuando
María, su hija, tenía siete años; se dieron cuenta que sufría de epilepsia.
Sus vecinos le dijeron que era brujería, pero Alcira no creía en brujos, ella
creía en Dios. Javier que era católico, sí creía que existía la maldad y por lo
tanto la brujería, y tanto fue su insistencia que convenció a Alcira llevar a
María a un brujo para que le quite el mal augurio.

Ya donde el brujo, éste les dice: Señora usted posee algo muy valioso en

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su casa y con eso usted puede hacer maravillas. búsquelo señora, lo tiene
guardado desde que era una niña.

Alcira se quedó pensativa, y decidieron regresar a casa. En el camino se


preguntaba ¿qué será esa cosa que dice el brujo que tengo guardada,
¿qué será? Ni bien llegó a casa, fue a rebuscar por todos los rincones.
Recordó que hace muchísimos años; en las tierras de sus padres,
encontró una sonaja de bebé que ella guardó. Entonces no perdió tiempo y
llevó el sonajero al señor brujo.

El brujo, le expresó que con esa sonaja ella podría curar a mucha gente.
Que era una sonaja milagrosa. Y el padre de la niña no dudó en usarla; a
pesar de la resistencia de Alcira, quien no creía en esas cosas. A la
semana María ya corría por el campo, era una niña muy sana. Al ver este
milagro; Javier no dudó en ayudar a la gente que tenía un enfermo en casa.
Curaba a bastantes: epilépticos, con sarampión y otras enfermedades. Y
nunca cobró nada a ninguno.

Pero Alcira por otro lado tenía miedo, sentía que esa sonaja tenía poderes
endemoniados, tanto así que decidió venderla a otra persona para que no
lo utilizara su esposo. Y se la vendió a su cuñado, quien le dieron en pago
dos cargas de arroz.

La sonaja no se acostumbró a estar lejos de Alcira, por ello todas las


noches sucedían cosas raras y espantosas en casa del cuñado, se
escuchaba ruidos malos, aullidos, se movían las cosas solas, sentían

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pasos de personas y no había nadie cerca.

Aterrorizado de ver estos sucesos, decidió devolver a su antigua dueña


Alcira la sonaja. A ella no le quedó de otra que recibirla, pero no estaba
tranquila. No se le quitaba la idea de volver a venderla porque aún
pensaba que era cosa de demonios, hasta que un brujo se la compró
también por dos sacos de arroz.

El brujo se llamaba Clemente, y logró dominar la sonaja. En su casa no


pasaba nada; ni un ruido se escuchaba ni espíritus se asomaban. Él tenía
una frase que siempre evocaba: con estos artes voy llamando, voy citando
y voy curando a mucha gente. Eso sí, les sacaba un ojo de la cara, pues
cobraba tan caro por cada curada.

Para concluir la historia, el brujo citó a Alcira para conversar con ella. En la
chacra de tus padres que ahora es de su hermano, porque le dejo de
herencia, ahí en esas tierras donde encontraste aquella sonaja. Ahí, hay
oro, pero no es para tu hermano ese oro, es para ti. Tú si quieres puedes
ser rica, si tú vas a esa chacra y pasas por donde voy a pistear yo, vas
encontrar todo el tesoro. Pero Alcira no quiso hacerle caso, ya que para
ella todo eso era dado por el demonio. Prefería vivir pobre, pero con Dios.

Esta historia me la contó mi tía, y me dijo que Alcira si existía… y ahora se


las cuento yo, porque es una historia que me encantó…

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EL MANGO:
LA CASA DEL DUENDE
Autora: Ibeth Maricielo López Yovera
IE José María Arguedas – La Quemazón / San Juan de Bigote
En la calle Miguel Grau del caserío de La Quemazón, hace muchos años
en un lugar cerca al río había una enorme planta de mango, se dice que,
por las noches, se escuchaba, risas, llantos como si fueran de niños y
algunos aseguraban haber visto unos duendes, que eran pequeños con
un rabo grande y vestían ropa de colores, que jugaban con las hojas de la
planta, o hacían rondas alrededor del mango. Se dice que siempre
andaban buscando niños y niñas que estaban moros, es decir a los recién
nacidos, que no habían recibido la agüita de socorro.

Una de los vecinas había dado a luz a una niña y por razones de salud de
su esposo no le había echado el agüita de socorro, entonces a los 7 días,
ella la dejó a la bebé en la cama y se fue a la cocina a preparar la leche y
cuando regresó, ya no estaba la niña, muy preocupada salió a ver si
alguien había tomado a la bebé, pero no había nadie, de pronto escuchó
un llanto, regresó y grande fue su sorpresa al ver que la niña estaba debajo
de la cama, inmediatamente se hizo el ritual para echarle el agüita bendita,

La otra vecina, que siempre decía que eran tonterías y ella no creía en
esas cosas, tenía una niña de aproximadamente un año cinco meses, un
día como de costumbre estaba haciendo sus tareas de la casa y la niña
estaba a su lado jugando, en un menor descuido desapareció la niña, la
madre la buscó por toda la casa, por donde los vecinos y nada. Después
de un tiempo, corría la novedad que una niña se había ahogado y que la
había encontrado cerca de Faical, efectivamente se trataba de la misma
niña, la gente estaba asombrada porque no se explicaban cómo una niña
que estaba empezando a caminar, había llegado hasta el río.

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Don Julio Chinchay, el curandero del pueblo afirmó que había sido el
duende el que se la llevó con engaños y también manifestó que se tenía
que hacer pagos y cortar a esa planta, ya que la planta de mango es
apropiada para que junten los duendes. Entonces los vecinos se
organizaron, compraron todo lo solicitado por el curandero y un viernes a
media noche don Julio en compañía de otro brujo, tomaron tabaco,
organizaron la mesa llena de espadas formando cruces y escupiendo
maíz blanco, comenzaron a llamar a las pequeñas almas que habitaban
allí. Por otro lado, los vecinos aguardaban en sus casas alumbrados por
sus lamparines, escuchando el cruce de los cuchillos y rezando la Salve de
la Vacas, con la esperanza de que pronto se acabaría con ese tormento.

Alrededor de las tres de la mañana, los gallos cantaban


desesperadamente, los perros aullaban y parecía que perseguían a
alguien, la noche se sentía pesada y se escuchó una voz que dijo: ¡ya está,
lo logramos compadre! Algunos vecinos salieron de sus casas y don Julio
les explicó, que había sido difícil, pero que hicieron lo que tenían que
hacer, lo único que faltaba era cortar la planta con una hacha nueva y
bañada en agua bendita.

Apenas amaneció los vecinos cortaron la planta siguiendo todas las


indicaciones, pero de noche casi nadie transita por ahí por temor a que
vuelvan aparecer los duendes. En los pueblos de esta zona las plantas de
mango están en las chacras, mas no cerca de las casas, para que no
lleguen los duendes.

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EL DUENDE
Autora: Yamile Labán Cruz
IE San Antonio – Puente Piedra / San Miguel de El Faique
La historia que les voy a contar, me sucedió hace tiempo, pero aún la conservo
en mi memoria. Cerca de mi casa hay una laguna, donde se resume agua en
invierno y en verano. Es una laguna muy grande en donde casi todos los niños
de mi caserío vamos a jugar en sus frías aguas. Está rodeada de mucha
vegetación, árboles frondosos, aves que nos enternecen con sus melodiosos
cantos y que cuando uno está allí no quiere abandonar el lugar.

Un día salí de mi casa a jugar, como siempre solía hacerlo; recuerdo que era
uno de esos días calurosos y, me dirigí hacia la cancha deportiva de San
Martín que justamente está al costado de dicha laguna. Allí me encontré con
mi prima Crisly y otras amigas. Mi prima me dijo que había visto muchos peces
de diversos colores, un poco más adentro de aquellas aguas. Al comienzo me
dio un poco de miedo, porque solamente me atrevía a jugar en la orilla, sin
embargo, mi curiosidad fue grande y quise ir con ella para ver con mis propios
ojos, aquellos pececitos de los que me hablaba. Fuimos un poco más adentro,
casi no era tan hondo, pero sentía que mis pies se congelaban. No sé si era
por las frías aguas o por el temor a que algo me pudiera pasar.

Era cierto, en una parte de esa laguna donde había muchas plantas, vimos
bastantes pececitos de colores. Cuando quisimos cogerlos, ellos se nos
escapaban de las manos. Nunca los había visto antes, me parecían tan
hermosos que pensé llevarlos a mi casa en una botella, pero no podía
atraparlos. Cuando de pronto escuché el llanto de un bebé que venía de la
laguna. Le pregunté a mi prima si ella también lo estaba escuchando y me dijo
que sí. Ambas escuchábamos a un bebé llorando desconsoladamente como
si tuviera mucha hambre. Entonces quisimos ir a buscarlo, pero nuestro temor

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fue grande. Solamente llegué a ver a un bebé que flotaba en las aguas, su
cabello era rubio y brillante como el sol y tenía las uñas largas. Quería hablar y
gritar a la vez, pero mi voz no salía. Me asusté muchísimo porque en mi mente
vagaba la idea de que ya no volvería a casa. En esos momentos escuché la
voz de mi papá quien me llamaba con desesperación. Como no podía hablar,
empecé a sacar piedritas del fondo del agua y comencé a tirarlas afuera. Mi
papá se acercó a donde estábamos y nos sacó. Estábamos empapadas y con
mucho frío.

Le comenté acerca del bebé que estaba llorando y cuando mi papá miró hacia
la laguna, no había nada ni nadie, ningún bebé que se encontrara flotando. Él
nos dijo que lo que habíamos visto era un duende y que, si no llegaba alguien
a rescatarnos, nos hubiéramos quedado encantadas dentro de la laguna y
para siempre.

Regresamos a casa, ya casi estaba oscureciendo. Le conté lo sucedido a mi


mamá, ella me regañó y me prohibió ir nuevamente a ese lugar. Luego nos
sirvió una deliciosa comida calientita.

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EL PESCADO DE ORO
Autora: Mega Jazmín Pérez Seminario
IE José María Arguedas – La Quemazón / San Juan de Bigote
Esta historia la cuentan las primeras personas que vivieron en el centro
poblado de La Quemazón, según sus relatos hace años en un pueblito
llamado Dotor vivía una familia que se dedicaba a la agricultura.

Esta familia era conformada por don Juan y su esposa Ana, esta pareja
contaba con dos hijos, Pedro y Jaime los cuales trabajaban en su parcela.
Era una familia muy feliz.

Don Juan era un hombre muy trabajador y un poco ambicioso, siempre


soñaba con tener mucho dinero, pero se podría decir que la vida se negaba
a darle esa satisfacción, por lo contrario, su esposa era una mujer muy
agradecida con la vida y ella siempre ayudaba a que don Juan no renegara
de la vida que llevaba, siempre le decía que tenía que ser muy agradecido.
Un día de verano en la que la lluvia mojaba la tierra, a Pedro su hijo menor
se le ocurrió irse a bañar al río por lo que le pidió permiso a su padre, el cual
se niega a otorgárselo, pero dicho niño se le ocurre desobedecerlo y a
escondidas se va a bañar en un rincón del río con sus amigos. Después de
unos días el niño enferma de gravedad, por lo cual don Juan su padre
decide llevarlo a la ciudad de Piura de emergencia, pero al cabo de unos
días el niño no presentaba ninguna mejoría y aun peor a don Juan se le
acabó el dinero por lo cual decide volver a su pueblo dejando a su hijo
internado para vender lo poco que tenía, que era una pequeña parcela y
unos pocos animales quienes ayudaban en el sustento de su familia. Así
don Juan regreso a dicha ciudad de nuevo para ver como seguía su hijo y
seguir tratando de salvarle la vida, mientras tanto su esposa se quedó en el

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pueblo al cuidado de su otro hijo. Don Juan al darse cuenta que
nuevamente se le acababa el dinero decide que su esposa viaje a Piura
para ver a su menor hijo y el poder regresar a su pueblo a trabajar y ganar
más dinero. A ese paso transcurrió un año y a pesar del esfuerzo de don
Juan, este no se daba abasto para cubrir los gastos de su hijo enfermo.

Un día de esos, don Juan saliendo de trabajar ya muy noche se encontró


con un amigo, con el cual se pone a conversar y decide contarle todos los
problemas que lo agobiaban como el tener a su hijo internado, sin mostrar
mejoría y de lo injusto que era la vida con él por no darle dinero, su amigo le
dijo que lo comprendía pero que también él tenía que cuidarse mucho,
porque si no iba a caer enfermo y ahí si se le iban agravar aún más los
problemas.

Don Juan al llegar a su casa soltó el llanto en su habitación, y comenzó a


quejarse de Dios, repitiendo que sería capaz de hacer un pacto con el
mismísimo diablo. Luego se quedó dormido y después de unos minutos se
levantó muy sorprendido por el sueño tan raro que había tenido, donde le
aparecía el diablo y le decía que, si él estaba dispuesto hacer un trato, él
podría salvar la vida a su menor hijo y además darle muchas riquezas, de
las que nunca en su vida se hubiera podido imaginar. También le dijo que si
estaba interesado en aceptar la propuesta debía ir a una laguna cerca del
pueblo a media noche. Don Juan desesperado y con muchas dudas
decide ir a la laguna, al llegar al sitio acordado, se dio con la sorpresa que
lo estaba esperando un hombre vestido muy finamente de negro con un

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semblante muy misterioso, no era nada más que el mismísimo diablo en
persona, el cual al ver a don Juan exclama:¡ entonces tenemos un trato!,
salvare la vida de tu hijo y te daré muchas riquezas, a cambio solo pido tu
alma, don Juan tartamudeando dijo: yo acepto el trato porque estoy
desesperado y cansado de esta vida, pero tengo solo una condición:
quiero disfrutar de mis riquezas siquiera por una semana y cuando ya esté
a punto de partir deja que me entierren como normalmente lo hacen,
cubriendo mi cuerpo con mantas y después de que este toque la tierra, te
perteneceré en cuerpo y alma, el diablo riéndose muy burlonamente
acepta y le dice que mañana muy temprano recibirá la noticia de que su
hijo ya se ha recuperado y que para recibir las riquezas tenía que
presentarse al día siguiente a la misma hora en la laguna y nadar hasta lo
más profundo, ahí encontraría una entrada que conduce a una cueva
repleta de toda riqueza, más todavía del que don Juan deseara, pero le
advirtió que solo podía encontrar la cueva una sola vez y que sacase todas
las riquezas que pudiera porque ya no habrían más. Además, le dijo que
tendría que ir solo a la laguna, si lo desobedecía iba a sufrir un duro
castigo.

Don Juan pensó mucho en las palabras que el diablo le dijo, sobre todo en
la advertencia. A la mañana siguiente recibió una carta desde Piura, en la
cual le informaban que su menor hijo se había recuperado
sorprendentemente, el muy emocionado por la mejoría de su hijo y
además porque el diablo había cumplido su palabra, ya no pudo más y le
conto todo a su hijo Jaime, además le pidió ayuda para ir a la laguna a
- 54 -
media noche, don juan pensaba que entre los dos iban a poder sacar
muchas más riquezas. Llego la media noche, don Juan y su hijo se
dirigieron a la laguna y antes de llegar a la entrada de la cueva algo les
obstaculizó el camino, don Juan decidió salir del agua al igual que su hijo,
pero al querer entrar nuevamente, se les apareció un hombre joven, con
una cara pálida y una mirada que atemorizaba a cualquiera que lo viera de
frente, era un mensajero del diablo el cual se dirigió a don Juan y le dijo que
por haber desobedecido a la advertencia , el diablo se llevaría su cuerpo y
alma hoy mismo, además su mayor hijo quedaría encantado en la laguna
con una forma de un pescado de oro, el cual se encargaría de custodiar las
riquezas que iban hacer dadas a su padre, además él cargaría con una
maldición que le caería a toda aquella persona ambiciosa que quisiera
atraparlo, también añadió que él nunca podría liberarse de aquel
encantamiento y ya no vería jamás a su madre , ni a su hermano ni mucho
menos a su padre.

Así la familia de Juan y Ana se destruyó por un trato con el diablo.


Trascurrió mucho tiempo en el pueblo, pero aún se seguía hablando
mucho sobre este hecho. Cierto día llego a oídos de un pescador el
comentario, el cual cansado de los tratos injustos de la vida como el de
trabajar todo el día y nunca salir de pobre, decide averiguar por el mismo si
lo de las riquezas que decían los pobladores era verdadero. Al día
siguiente el pescador se levantó muy temprano decidido a irse a la laguna,
se colocó sus ojotas para no lastimarse los pies y se dispuso a ir. Cuando
se encontró en el sitio sin saber qué hacer para comprobar los rumores,
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decidió esperar y mientras tanto tiro su red, al cabo de unos minutos, él
había ya obtenido una gran cantidad de peces, ya cansado se dispuso a
nadar un poco, cuando ya estaba a punto de salir del agua vio algo muy
brillante, de un color resplandeciente, un dorado que al mirarlo
directamente te podía cegar por un instante, el pescador al no creer lo que
estaba viendo decidió acercarse un poco más, pero a medida que se
acercaba al objeto brillante, este lo llevaba cada vez más lejos de la orilla,
cuando parecía que el pescador ya lo tenía entre sus manos este se le
escapaba y así poco a poco se estaba adentrando a aguas cada vez más
profundas. Los pobladores al oír que un hombre se había ido a dicha
laguna y no regresaba, decidieron salir a buscarlo. Cuando llegaron al
mencionado lugar alumbrado por mechones, encontraron su alforja, una
bolsa o funda plástica con los pescados que había casado, dichas cosas
estaban en la orilla. La laguna con sus aguas mansas y cristalinas como si
nada hubiera pasado, en el fondo de esta yacía flotando sin vida el cuerpo
del pescador. Dentro del grupo de búsqueda se hallaba un campesino el
cual tenía más años que todos, es decir el más viejo del pueblo, se acercó
a la orilla de la laguna y dijo: sí que eran reales los rumores, a este lo
encanto el pescado de oro.

Desde ahí la laguna se convirtió en un sitio muy visitado, pero nunca por
una sola persona, siempre acompañados de la familia o un grupo de
amigos.

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LOS HIJOS HARAGANES
Autora: Érika Huancas Ticliahuanca
IE San Antonio – Puente Piedra / San Miguel de El Faique
En el caserío El Guayabo, del distrito de San Miguel de El Faique, vivía
una mujer llamada Carmela quien tenía dos hijos, Diego de 11 años y Ruth
de 7 años. Su esposo había muerto, cuando apenas Ruth tenía 2 años de
edad. Desde entonces, Carmela era padre y madre para ellos y, además
debía estar al pendiente de su chacra, porque solamente de allí obtenían
el sustento familiar.

Un día, Carmela decidió ir a su chacra a sembrar maíz, pero como la


noche anterior había llovido, no se percató de unos charcos de barro que
había en el camino y resbaló cerca de un pedregal. Carmela, gritaba con
todas sus fuerzas esperando que alguien la escuchara y viniera a
ayudarla; sin embargo, como su chacra quedaba más arriba de El
Guayabo, ningún alma pasaba por ese lugar.

Diego y Ruth habían llegado del colegio a la casa, pero no encontraron a


su mamá. Se preguntaban dónde habría ido. Al ver que no llegaba, Diego
salió a buscarla a su chacra y encontró a su madre llorando sin poder
pararse. Inmediatamente pensó en Don Paco, un poblador del lugar que
era huesero y que en muchas ocasiones había curado a muchas
personas de sus dolencias. Diego fue a buscarlo y este le sugirió que doña
Carmela debía salir con mucho cuidado de ese lugar, porque su rodilla
estaba fracturada. Así que, entre los dos, lograron sacar a doña Carmela.
Don Paco frotó la parte afectada con unos ungüentos a base de hierbas y
aceites naturales. Mientras frotaba iba jalando la pierna para que el hueso
entrara en su lugar, porque decía que era una dislocadura y que por lo
tanto tendría que guardar reposo absoluto por todo un mes, así que
también fue necesario colocarle una venda. Doña Carmela escuchó y se
entristeció mucho porque no podría ir a su chacra y más aún porque
recordó que apenas estaban en el mes de la siembra del maíz.
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Al día siguiente, llamó a sus hijos y les dijo que ellos tenían que ir a sembrar
el maíz, aunque sea la mitad del terreno, ya que el terreno era bastante
extenso. Diego y Ruth no querían ir porque en realidad eran haraganes, no
ayudaban en casa a realizar las labores domésticas, ni a traer la leña, ni
pastar el ganado. Su madre los mandó así ellos se rehusarán a hacerlo.
Pero cuando llegaron a la chacra, se pusieron a jugar y no hicieron nada de
lo que su madre les había dicho.

Pasaron varios días y los niños seguían yendo a la chacra, engañando a


su madre que iban a sembrar. Hasta que un día, doña Carmela hizo un
esfuerzo en pararse, ya habían transcurrido dos semanas desde que tuvo
el accidente, pero aún debía guardar reposo 2 semanas más. Preocupada
por su siembra de maíz, fue a ver si sus hijos habían sembrado; grande fue
su sorpresa al encontrar su terreno vacío, sin ninguna señal de sembrío.

Doña Carmela lloró amargamente y se preguntaba –¿qué voy a hacer


ahora?, no tendremos cómo alimentarnos. Sus hijos desde lo lejos veían a
su madre llorar, se acercaron corriendo y la abrazaron fuertemente. Se
dieron cuenta que habían cometido un error, comprendieron que su madre
hacía todo lo posible para el sustento y le prometieron que iban a ser más
responsables en ayudarla, ya no serían unos haraganes. Doña Carmela
los abrazó y les dijo: hago todo lo posible para que ustedes estudien,
tengan ropa y alimento, de ahora en adelante sólo les pido que me ayuden
porque ustedes son mi única razón de vivir.

Diego y Ruth se conmovieron al escuchar a su madre y desde ese


entonces empezaron a ayudarla en la chacra y en los quehaceres de la
casa y todos vivieron felices para siempre.

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SEGUNDA SECCIÓN

VOCES DE MI COMUNIDAD

"Los saberes de mi pueblo" en una iniciativa creada e implementada en el


segundo de semestre de 2020 en el marco del Programa de
Acompañamiento Familiar a hogares con niños y niñas menores de cinco
(5) años priorizadas en 24 caseríos de los distritos de Canchaque y San
Miguel de El Faique.

Las asistentes técnicas de primera infancia, comúnmente conocidas como


promotoras de acompañamiento familiar, dadas las condiciones de
pandemia por la COVID-19, incentivaron personalmente (casa por casa) a
cada familia a expresar sus costumbres e historias locales, a través de la
redacción de pequeñas leyendas, cuentos y tradiciones orales sobre los
animales de la zona, personas emblemáticas, actividades de la población,
lugares representativos, recursos (cerros, ríos, bosques) u otros aspectos
de la cotidianeidad de la zona rural.

Es así, que en un mes se recopilaron cerca de 20 historias de las


comunidades, de las cuales se eligieron las siguientes seis (6), incluyendo
una de un personaje local y comprometido con la comunidad
canchaqueña, como lo es Cristian García Huayama.

Sin duda, parte de esta literatura comunal se usará para promover el


desarrollo infantil de niños y niñas desde temprana edad, motivando el
conocimiento de su propia comunidad.

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JUAN COLIBRI
Autor: Cristian Noé García Huayama
Distrito de Canchaque
Para mi hijo Leónidas, desde el fondo del corazón

Había una vez, en un pequeño claro del bosque, muy juntito al río, un
pequeño y hermoso colibrí llamado Juan, del cual muchos de los animales
del bosque se reían por su tamaño y su fragilidad.

— Pobre Juan —decía el oso—, no es fuerte como yo, es tan pequeño


y tan débil que huye de cualquier tormenta.

— Pobre Juan —decía el puma—, no es valiente e intrépido como yo,


es tan temeroso…

— Pobre Juan —decía el águila—, no es veloz como yo, nunca


alcanzará las cumbres más altas desde donde se topan las
estrellas…

Y así muchos animales se comparaban con Juan y se sentían siempre


mucho más valientes, más fuertes, intrépidos y veloces; y eso les llenaba
de alegría, y se burlaban de Juan y nadie quería ser como el pobre Juan.

Juan los escuchaba en silencio, con su corazón lleno de tristeza y por las
noches, cuando nadie lo estaba mirando, muchas lágrimas caían de sus
ojos humedeciendo su pequeño nido.

Una mañana, el Apu del Canchamanchay, la montaña más alta del


bosque, reunió a todos los animales junto a esas faldas y con su voz de
tormenta les comunicó que el gran espíritu del bosque estaba enojado por
su soberbia, y por eso había decidido castigarlos a todos:

— El volcán volverá a despertar, la tierra temblará y el sol no volverá a


salir hasta que el más valiente de todos, por propia decisión y
voluntad, sacrifique su vida y se arroje al cráter humeante del
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volcán Mishahuaca para salvar la vida del bosque—, les dijo.

Todos se miraron consternados y llenos de pánico.

— El oso es el más valiente, él tiene que sacrificarse—, empezaba a


chillar el papagayo, cuando un fuerte golpe dado por el oso lo dejó
inconsciente.

— Calladito te vez más bonito—, le dijo mirándolo con rabia.

— No, tiene que ser el águila, tiene que ser el águila, ella es la más
valiente—, repetía con su voz ronca el puma.

— No, no, nooooo… tienes que ser tú, recuerda que siempre dijiste
que de todos los animales del bosque eras tú el más intrépido y
valiente—, le replicaba chillando el águila.

— Tiene que ser la serpiente, ella es sigilosa y no tiene temor—,


gritaba el jabalí.

— El más valiente sin lugar a dudas es el venado—, decía el zorro.

— Yo he visto al murciélago penetrar en las cavernas más profundas y


oscuras, obviamente es muy valiente—, graznaba por su parte la
lechuza.

Y así se pasaron todo el día discutiendo quién era el más valiente de todos
los animales del bosque hasta que llegó la noche y cansados, llenos de
miedo, todos se fueron a descansar sintiendo como una injuria el que
alguien hubiera podido decirles que eran los más valientes del bosque.

Pero esa noche ninguno logró conciliar el sueño. Cada uno en sus camas

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daba vueltas y vueltas, susurrando entre dientes "yo no soy el más valiente
ni el más fuerte, ni el más aguerrido, ni el más intrépido… yo soy muy muy
débil, muy manso, muy temeroso y asustadizo, eso lo saben todos", se
decían.

— Más valiente que yo es el conejo—, susurraba el venado.

— Aquí todos saben que más valiente que yo son el majaz y la


paloma—, decía por su parte el puma.

— El puma, el águila, el venado, el sajino, el zorro—, cualquiera de


ellos es más valiente que yo, eso lo saben todos-, decía lleno de
rencor el oso.

Y todos empezaron a envidiar la pequeñez y fragilidad de Juan Colibrí.

— Quién pudiera ser tan débil y frágil como Juan Colibrí —se decían—
él jamás le hizo daño a nadie, el nunca perjudicó o maltrató a
nadie…

Y así pasaron las horas, y poco a poco fueron saliendo de sus moradas y
descubrieron con pavor que la noche continuaba.

Primero fue un día, luego dos, tres… una semana… y la noche continuaba.

El frío, la lluvia, el atroz tronar del volcán despierto, fueron acabando con
sus ánimos y esperanzas; de pronto, cuando creyeron que ya todo estaba
perdido, a la luz rojiza del magma incandescente del Mishahuaca vieron
con asombro a Juan Colibrí atravesar con sus pequeñas y raudas alas la
oscuridad del bosque y dirigirse rumbo al volcán, penetrar las densas
nubes de gases que emanaban desde su fondo y arrojarse a su cráter
repleto de lava hirviente.
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Un enorme sentimiento de soledad, de abandono y de tristeza se albergó
en el corazón de todos los animales.

— Juan, el pequeño Juan Colibrí es el más valiente—, gritaron con los


ojos llenos de lágrimas…

— Es mucho más que eso dijo el búho desde un rincón del viejo
roble—. Él siempre fue el más bondadoso, el más sensible, el más
solidario; y eso, más que la fuerza, más que el coraje, más que la
audacia, es lo que en verdad importa…

— Quién pudiera ser valiente y bondadoso como Juan Colibrí—,


decía el oso.

— Quién pudiera tener su corazón de oro—, decía el águila.

— Quién como él pudiera ser tan solidario, tan grande, tan


hermoso…—, decía lleno de pena el puma.

Y poco a poco las llamas del volcán se fueron apagando y por encima de la
cima del cerro Huando, una fría y lluviosa mañana de junio, volvió a salir el
sol.

Un arco iris, radiante con los hermosos colores del plumaje de Juan Colibrí
se levantaba entre las cumbres del Canchamanchay y el Mishacuaca,
como recordándoles el sacrificio y abnegación de este pequeño héroe.

Desde entonces, cada vez que llueve y vuelve a aparecer ese arco iris,
todos recuerdan con amor, gratitud y orgullo a aquel frágil y valiente
pajarito que entregó su vida para salvar a todos los animales del bosque.

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EL ASEO PERSONAL
Autora: Diana Huancas Santos – Promotora de primera infancia
Distrito de San Miguel de El Faique
Las últimas lluvias de abril repiqueteaban sobre el techo de calaminas.
Afuera, en el patio que se extendía delante de la casa de adobe, Alberto y
su hermano Carlos jugaban a las canicas con las pepitas de checo, unas
semillas redondas y negras que los niños recogen de este árbol en los
meses de lluvia.

Carlos afinó la puntería. Balanceó el brazo y soltó la canica haciendo


rebotar la de su hermano.

—¡Pepo! —gritó con una sonrisa dibujada en su rostro.

—¡Espera, espera, ya vas a ver, aquí tengo una "brujita" que tiene una
puntería que no se le escapa ninguna! —respondió Alberto sacando de su
bolsillo un checo de color rojizo, muy diferente al común de las otras bolitas
negras.

—¡Buuuuh, ni con esa me vences!… Mira cuántas ya te voy ganando


—y le mostró su talega repleta de checos.

Carlos recogió los checos del suelo. El lodo del patio se había impregnado
en sus manos.

—Ganador sale prima —le dijo Alberto con gesto serio.

Carlos se paró al medio, lo miró de reojo a su hermano y sonrío


complacido.

—¡Esa brujita va a ser mía, ya lo verás, después no te estés quejando!


—y lanzó el checo que se fue rodando hasta el borde del zaguán.

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Alberto echó su resuello sobre su checo rojo. Midió la distancia buscando
la mayor precisión posible, y en ese instante escucharon la voz de su
madre llamándolos.

—¡Ya, chicos, a lavarse las manos y a cenar!

—Te salvaste, pero mañana te gano tu brujita —le dijo Carlos con una
sonrisa.

Alberto corrió al caño y se lavó las manos con abundante agua y jabón, en
cambio Carlos entró de frente a la casa.

Un delicioso y humeante plato de mote con queso los esperaba sobre la


mesa. Comieron con gusto; pero al rato, Carlos empezó a quejarse de
dolor de estómago.

Esa noche mamá y papá se desvelaron junto a Carlos que sudaba de dolor
y fiebre, y a la mañana siguiente, muy temprano, lo llevaron al puesto de
salud.

—¿Qué estuviste haciendo? —le preguntó el médico mientras lo


auscultaba.

—Estuve jugando checos con mi hermano —le respondió Carlos con


una voz débil.

—¿Y te lavaste las manos antes de comer?

Carlos se miró las manos y las uñas ennegrecidas por el barro de la tarde
anterior.

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—Ya ves, eso pasa por no lavarse las manos… Espero que hayas
aprendido la lección y ahora mejores tus hábitos de higiene
personal.

Le recetó algunos medicamentos y Carlos, ya más aliviado, regresó a


casa.

Desde ese momento Carlos empezó a ser muy cuidadosos con su aseo
personal y vive muy feliz junto a su familia.

—Lávense las manos con frecuencia, especialmente antes de comer


y después de ir al baño o de jugar con las mascotas —les
recomienda siempre con una sonrisa.

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EL GRITO DEL HUACO
Autora: Roseli Santos Chanta – Promotora de primera infancia
Distrito de San Miguel de El Faique
Una vez mi abuelito me contó que una tarde que salía de su chacra,
ubicada en las faldas del cerro Cañerán, jalando su burrito que llevaba en
su lomo una alforja con guineos, naranjas y una carga de leña, se encontró
con todos los campesinos que también a esa hora llegaban al pueblo de
Higuerón, llevando los productos que cosechaban en sus chacras como:
paltas, yuca, maíz, zarandajas, guabas, café, guineos y naranjas, que en
aquellos tiempos se producían en abundancia.

Llegaba cansado y sudoroso por la larga faena, cuando, al acercarse a dos


árboles de higuerón que servían para dar sombra y descanso a los
lugareños, vio un pájaro grande que comenzó a graznar:

—¡Huaco! ¡huaco! ¡huaco!

"Y ahora, quién se irá a morir", pensó recordando que los ancianos del
pueblo le habían contado que cuando el huaco gritaba era porque una
persona iba a morir y un estremecimiento le recorrió el cuerpo erizándole
la piel. Atemorizado se quitó el sombrero y se santiguó.

Ya cerca al estadio de Higuerón se encontró con el señor Segundo Chanta


y le contó lo sucedido. Ahora ambos iban caminando hasta la casa de mi
abuelo.

—¿Qué te pasa hombre que vienes tan demacrado? —le dijo mi


abuelita al verlo llegar.

—¡He visto el anunciador de la muerte! —le respondió afligido.

—¿Quién se irá a morir? —se preguntó ella y entró a la casa a


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prepararle agua de azahares para que se calmara.

Cuando volvió a salir, don Segundo Chanta les contó que su esposa se
encontraba muy delicada de salud.

Pasaron algunos días y mi abuelo, ya recuperado del susto, una mañana,


muy temprano, quiso continuar con sus labores; pero grande fue su
sorpresa al encontrar a don Alberto que iba en su búsqueda.

—¡Buenos días de Dios, don Francisco! —le dijo levantándose el


sombrero —, vengo a darle la noticia que la esposa de don Segundo
Chanta ha fallecido y en el pueblo nos estamos organizando para ayudar a
la familia con el entierro y acompañar en el duelo.

—Pobrecita doña Jesús, Dios le otorgue el descanso eterno


—susurró mi abuelita con una voz quebrada por la tristeza y se enjugó una
lágrima.

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LA LAGUNA DE LA CHINA
Autora: Sara Alicia Silva Labán – Promotora de primera infancia
Distrito de San Miguel de El Faique
Hace ya muchos años, en el caserío de Loma Larga Baja, vivía una señora
llamada Timotea, quien tenía una granja de cuyes, la cual cuidaba con
mucho esmero.

Todas las mañanas salía muy temprano en busca de pasto para alimentar
a sus animales. Cruzaba el bosque de guayacanes, ceibos y pasallos
hasta llegar al río, y con la ayuda de su machete iba cortando la hierba que
luego ataba a su espalda y con mucho esfuerzo cargaba hasta su casa.

A veces, para acompañar su soledad, cantaba algún sanjuanito


ecuatoriano que había aprendido cuando, siendo casi niña, laboró como
trabajadora del hogar en casa de una de las familias del pueblo.

"Allá en mi santa tierra

Bajo un árbol florido

En el pecho materno

Acaricia el galán

Nos amábamos tanto

En el seno querido

Reclinaba mi frente

Para en ella soñar…"

Otras veces sentía nostalgia por su única hija que estaba lejos; pero luego
se alegraba al reconocer que era gracias a su esfuerzo que la granja había
crecido y sus animales estaban robustos y lozanos. Ella se había
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propuesto ser la mejor productora de cuyes de su caserío y poco a poco lo
estaba logrando, entonces una amplia sonrisa se le dibujaba en el rostro
cuando pensaba que con su trabajo apoyaba a su muchacha a formarse
como profesional en la ciudad de Piura.

Cierto día al retornar del río se encontró con su amiga Carmen, quien
pastaba a sus cabras por el bosque seco. Muy alegres entablaron una
conversación sobre cómo les iba en su nueva etapa de emprendedoras en
crianza de cuyes y cabras, cuando de pronto, en medio de los matorrales
de overal y vainillo se les apareció un hermoso pato. Ellas quedaron
sorprendidas por su belleza y decidieron cogerlo, por lo que empezaron a
corretearlo; sin embargo, este animal emprendió el vuelo rumbo al río
hasta posarse en una laguna, donde desapareció entre sus aguas.

Las mujeres quedaron sorprendidas al llegar a esta laguna por su


espléndida belleza, y la bautizaron como "La Laguna de la China".

Y es desde entonces que se constituyó como un hermoso atractivo


turístico que acoge a distintos visitantes de diferentes ciudades de la
región, quienes se quedan admirados de su hermosura.

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LUCIA Y LA PARVADA DE LOROS
Autora: Susan Liseth Salvador Labán – Promotora de primera infancia
Distrito de San Miguel de El Faique
Érase una vez una niña llamada Lucía que vivía en Quitaguajara. A ella le
gustaba ordeñar sus vacas y sembrar choclos, frejoles, pepinillos, tomates
y repollos.

Cierto día, de camino a su parcela, se encontró con una bandada de loros


que estaban comiendo su maíz. La niña al verlos corrió a espantarlos.

—¡Ushaaa!¡ushaaa, loro! —gritaba, y su delicada voz rebotaba en


los cerros cercanos produciendo un eco delgadito.

—¡Ushaaa!¡ushaaa, loro!

Cuando regresó a casa le contó a su papá.

—¡Caray con estos pájaros bandidos!... Mañana voy a ver cómo le


hago para correrlos —le respondió rascándose la cabeza.

Muy temprano bajó al pueblo y regresó con dos docenas de cohetes.

—¿Papá, vas a correr a los loros o les vas a hacer fiesta? —le
preguntó Lucía con una sonrisa pícara.

Su padre la miró divertido.

—Ya vas a ver cómo los espanto a punta de cohetes —le respondió.

Y esa misma mañana subieron a su chacra a correr los loros. Los


encontraron en pleno griterío comiendo el maíz, y a la primera detonación
salieron volando asustados; pero al poco rato, tras el silencio, otra vez
estuvieron de vuelta. Y así hasta que se acabaron las dos docenas de
cohetes.
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—Papá, en ese plan más caro te va a salir la lavada que la camisa
—le dijo Lucía abrazándolo —. Mejor busquemos una forma más segura y
permanente de correrlos, no vaya a ser que hasta termines lastimándote
por prender los cohetes.

De regreso a casa Lucía se puso a pensar cómo iba a hacer para correr
aquellos loros que estaban acabando con su maíz. Y fue entonces cuando
se le vino la idea.

—¡Ya sé qué es lo que voy a hacer! —se dijo dándose una palmadita
en la frente.

Recordó que una vez, jugando con sus hermanos, quitaron la cinta de un
antiguo cassette de música y la amarraron entre los árboles de roble que
estaban junto a la cerca, y al soplar el viento emitían un zumbido fuerte,
como de un extraño aparato eléctrico.

—Haré una red con las cintas de cassette y además construiré un


espantapájaros muy feo, y así los loros tendrán miedo y ya no volverán a
venir.

Al siguiente día buscó entre las cosas viejas los cassettes ya olvidados por
el desuso, y con la ropa usada de su padre elaboró un muñeco relleno de
paja, le puso una cara muy fea y lo colocó en el centro del cultivo de maíz.
Luego sacó las cintas y las enredó entre los tallos del maizal, y de
inmediato, al soplo de la brisa, empezaron a emitir un zumbido raro.

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Cuando los loros llegaron vieron al espantapájaros con los brazos abiertos
que silbaba de manera extraña, y creyeron que era un monstro y huyeron
para siempre.

Su papá estaba muy contento.

—Ya ves, hija, con tu ingenio me has enseñado que la cabeza no solo
es para ponerse el sombrero— le dijo palmeándole alegre la espalda.

Cuando llegó la temporada de cosecha, Lucía y su padre recolectaron sus


cultivos y los vendieron en el pueblo.

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EL VIENTO
Autora Susan Liseth Salvador Labán – Promotora de primera infancia
Distrito de San Miguel de El Faique
Había una vez una familia que vivía en una casa muy humilde hecha de
guayaquil. Un día la familia salió al pueblo a vender los productos de su
pequeña chacra y abastecerse de víveres que necesitaban. El camino era
largo y pedregoso. El viento se arremolinaba levantando una enorme
polvareda que les dificultaba avanzar.

—¡Vamos, vamos, ya no falta mucho! —los animaba el padre. Y para


alegrar el camino empezó a cantar una cumanana:

Agüita de tus ojos claros

Como la quisiera beber

Y calmar esta sed que tengo

De que me llegues a querer

La familia sonrío complacida.

—¡Otra, otra! —le pidieron en coro.

—Mejor hagamos un contrapunto —dijo. Volteó y miró a su hijo


mayor que subía detrás de los asnos cargados con choclos y plátanos —.
Haber tú, Juan, seguro que te sabes alguna.

Juan carraspeó llevándose el puño a la boca, como quien afinando la voz.

—A ver, pues, vamos a ver si este verso les gusta:

Si porque te quiero quieres

Que yo te quiera más

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Si yo te quiero como quieres

Qué más quieres, quieres más

—¡Ja, ja, ja! — Carcajeó el padre—. Esa sí que está difícil de


aprender, qué laya, más parece trabalengua… dónde será que la has
aprendido.

Y así, entre risas y cumananas llegaron al pueblo. Vendieron todos sus


productos y compraron los víveres que necesitaban para la semana. De
pronto un fuerte ventarrón alborotó las calaminas de las casas
obligándolos a refugiarse en una de las tiendas.

—Mejor volvamos rápido, el viento está fuerte y hemos dejado sola la


casita, no falta que este viento la desbarate —dijo la madre con aire
preocupado.

Cargaron los asnos y regresaron de prisa. En el camino vieron con pena


cómo el viento había dañado los cultivos y tumbado los árboles. La madre
tuvo un presentimiento triste.

Cuando al fin llegaron a la loma desde donde se podía distinguir su rancho,


se quedaron atónitos al ver su casita destruida por el viento.

Ya era tarde y el padre se puso muy triste sin saber qué hacer ni dónde iban
a pasar la noche.

Al día siguiente, desde muy temprano, los vecinos fueron a prestarles


ayuda.

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Muy conmovido al ver la pérdida de todas las pertenencias de la familia,
uno de los vecinos exclamó:

—¡No nos aflijamos qué cuando hay unión y solidaridad no hay mal
que nos pueda vencer… Vamos a construir una nueva casa!

Y todos los vecinos del caserío se organizaron para realizar el trabajo.


Unos fabricaban el adobe, otros cortaban la madera para las vigas, cintas
y canes del techo. Las autoridades fueron al pueblo a gestionar ayuda y
regresaron con calamina y víveres para la familia.

Al terminar la casa se miraron complacidos.

—Si estamos juntos, nada podrá vencernos—dijeron. Y todos se


fundieron en un abrazo.

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TERCERA SECCIÓN

VOCES JÓVENES CONTRA LA VIOLENCIA

"Desmitificando el amor romántico" es un concurso literario que nació


desde la "Mesa distrital de Género" del distrito San Juan de Bigote,
espacio que reúne a autoridades municipales, sectoriales, representantes
de organizaciones de la sociedad civil, líderes y lideresas comunitarias,
para promover la reducción de las brechas de género.

La idea principal de dicho concurso era promover en las/los adolescentes


que cursaban los grados de tercero, cuarto y quinto de secundaria, la
reflexión sobre cuán arraigados se encuentra en la población bigoteña, las
creencias que hombres y mujeres solemos atribuirle al romanticismo y al
amor, como los celos, las prohibiciones con la excusa de protección y
cuidado, o la restricción sobre la privacidad de datos.

De ello y en base a un trabajo conjunto de alumnado y profesorado se


obtuvieron las siguientes historias, las cuales reflejan no sólo lo antes
descrito, sino sueños, metas, creencias, y particularidades de los/las
jóvenes que empiezan a reflexionar sobre cuán importante es conocer el
verdadero amor, sin idealizarlo y a identificar las señales de alarma ante un

posible agresor o agresora.


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NO SEAMOS TOLERANTES
A LOS MALTRATOS
Autora: Claudia Taiz Gómez Córdova
IE José Carlos Mariátegui – San Juan de Bigote
Patricia es una joven de 15 años, de 1.65 m de estatura, de tez blanca y
pelo castaño, vive en la parte céntrica del distrito de San Juan de Bigote,
ella es un poco vergonzosa pero valiente. Patricia se siente enamorada de
Arturo de 17 años, es moreno, de cabello ondulado y de 1.80 de estatura.

Cuando Arturo conoció a Patricia, siempre la halagaba, le daba detalles


muy románticos, porque su meta era conquistarla. Después de tanto
insistir él logró su objetivo y en una tarde se declaró y Patricia lo aceptó.

Patricia y Arturo llegaron a ser enamorados. Cuando empezó su relación


sentimental todo era perfecto, Patricia se sentía en la cima del mundo y
ellos se divertían mucho y salían a los bailes cuando estaba de aniversario
el distrito, también solían salir a cenar en la noche a un restaurante y Arturo
le solía dar detalles que cautivaba más a Patricia. Ella día a día se
enamoraba perdidamente de él, ambos disfrutaban esos gratos
momentos. Las cosas iban muy bien y todo indicaba que ambos se
amaban y se querían. Esta relación poco a poco se iba consolidando y era
más seria, hasta que él demostró su gran amor, cuando fue a hablar con los
padres de ella. Esto a Patricia le alegró porque era una gran demostración
del amor que sentía por ella. Ahora ya eran novios y él iba a su casa a
visitarla y pasaban gratos momentos.

Al pasar el tiempo, Arturo empezó a tener muchos cambios en sus


actitudes. Arturo empezó a limitar a Patricia; por ejemplo, le decía cómo
debía vestirse y qué debía hacer y con quién tenía que andar y conversar.
Patricia pensó que eso era normal en una relación de enamorados, y poco
a poco se dejó dominar por los celos enfermizos de Arturo. Llegó al

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extremo de prohibirle visitar a su familia, porque él solía decir que ellos
hablaban mal de su relación de amor. Patricia pensaba que los celos eran
la demostración de su gran amor hacia ella. Todas estas actitudes llegaron
a ser parte de su relación, cada vez que discutían, ella siempre le pedía
perdón por todo lo que había pasado. De esta manera Arturo logró dominar
los sentimientos de Patricia.

A pesar de estos inconvenientes en su vida de enamorados, llegó un


momento muy importante en sus vidas, Arturo le pidió la mano a Patricia,
ella accedió muy feliz y pensó en sí misma, que a pesar de las
desavenencias él la quería y la amaba, y que cuando se casen él iba a
cambiar por ella. Así que ambos decidieron casarse y se juraron amor
hasta la muerte.

Así pasaban los días, ahora ya no eran enamorados, sino esposos. Un día,
unos vecinos le llenaron de pensamientos incrédulos y machistas a Arturo,
diciéndole, "Tu mujer se arregla bastante quizás porque anda con otro", al
escuchar esto, Arturo se llenó de ira y coraje, su

alma empezó a encolerizarse; y decidió ir a ver a Patricia; ni bien ella abrió


la puerta y la vio, la golpeó en el rostro, la pateó mucho en su barriga y le
hizo venir sangre por la boca, la dejó tendida en el suelo y él se fue muy
molesto. Unas vecinas se acercaron al ver que Patricia se encontraba mal
herida y acudieron a ayudarla. Ella fue atendida en un hospital y estando
acostada en la cama, empezó a ver las noticias.

Estas noticas eran muy desgarradoras, como que "Una niña de tres años
es ultrajada por una persona de mayor edad y él sale libre porque había
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pagado una fianza"; "Acusan a una mujer de ser violada por haber usado
ropa interior de color rojo", etc. Después observa las redes sociales y ve
grupos que luchan contra la violencia; al ver estas noticias a Patricia le
causa mucha indignación. Apaga el televisor, porque ya no quería seguir
escuchando esas noticias. Se da cuenta que en un costado de la
habitación hay periódicos y empieza a observar la portada de los diarios
noticias y algunos titulares son los siguientes: "Fiscal libera a hombre que
violó a una mujer", entonces Patricia se pregunta "¿Qué está pasando en
nuestra sociedad?, ¿Por qué hay más violencia?, ¿Por qué tanta
injusticia? ¿Tendrá que ver con la falta de valores, tendrá que ver la
corrupción? A diario las mujeres somos víctimas de mucha violencia, ¿por
qué?, ¿por qué?, ¿por qué?". Y ella seguía meditando y se decía a sí
misma: "¿Qué está pasando en nuestra sociedad? ¿Será culpable nuestra
sociedad? ¿Serán culpables nuestros hogares? ¿Será que en casa
nuestros padres deberían formarnos de la manera tradicional para poder
ser personas de bien y que además le pongan a todo esto un ingrediente
de valores con rigidez? ¿Será esta la solución? o ¿será que la justicia en
nuestro país no cumple su rol? o ¿será que nuestra sociedad mira con
desprecio a las mujeres desde la niñez? Hoy las jóvenes, señoritas y
adultas claman por justicia en este país que tanto amamos".

A pesar del incidente que pasó, Patricia perdonó a Arturo, porque lo quería
y ella decía que "El amor verdadero lo aguanta todo y lo puede todo".

Poco a poco llegó a recuperarse y salió del hospital. Ella se sentía alegre
por volver a casa y encontrarse con el amor de su vida.

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Pasaron dos días, y Arturo la volvió a maltratar, porque quería el desayuno
rápido, ella se demoró un poco y no le gustó el desayuno que le había
dado, su esposa lo había preparado con tanto amor, pero ella fue
despreciada, la insultó y la humilló. Otra vez llegó a lo mismo, la empezó a
golpear hasta dejarla tirada por los suelos.

Ese mismo día, por la tarde, llegaron unas amigas a visitar a Patricia y le
preguntaron qué le había pasado. Ella llorando, les contó que su esposo la
había golpeado, sus amigas la

orientaron para que sea valiente y lo denuncie, incluso la acompañaron


hasta la comisaría del distrito. La policía salió a buscar a Arturo, lo
detuvieron y lo llevaron a la fuerza porque se resistía a ser detenido, era la
primera vez que lo detenían. Al estar junto a Patricia le suplicaba perdón,
pero esto no fue suficiente, porque ella no aceptó su perdón y al día
siguiente lo llevaron a la cárcel por los delitos cometidos contra ella.
Patricia fue citada a declarar y dar detalles de todo lo ocurrido. Sus amigas
la ayudaron a enfrentar esta catastrófica situación que vivió Patricia, poco
a poco empezó a recuperar fuerzas y siempre era consolada por sus
amigas.

Patricia logró superar toda esta situación y aprendió así esta lección: "Las
mujeres no deben dejarse golpear de un hombre, que no deben callarse al
ser maltratadas y se debe acudir a las autoridades pertinentes a denunciar
en caso de violencia". Con el pasar del tiempo, Patricia se convirtió en
defensora de sus amigas y no permitía que más mujeres sean golpeadas.

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NI GOLPES QUE DUELAN
NI PALABRAS QUE HIERAN
Autora: Aleshka Nasadi Guerrero Palacios
IE José María Arguedas œLa Quemazón / San Juan de Bigote
Shantal era una joven de 20 años, estudiante de la carrera de nutrición y
dietética de la Universidad Cesar Vallejo; eligió estudiar esa carrera
porque le quería apoyar a que las personas se mantengan en forma y
lleven una vida saludable. Ella vivió en Lima, junto a su hermana mayor
Michell.

El sueño de Shantal era terminar su carrera y que sus padres estén


orgullosos de ella. Todos los días por las noches, Shantal se comunicaba
con sus padres por llamadas; ella llevaba dos años sin verlos porque ellos
son de provincia. Siempre les decía que los extrañaba mucho y que ella
estaba esforzándose por darles una vida mejor y estar juntos como la
familia que eran.

De lunes a viernes en las mañanas, Shantal trabajaba en una joyería para


así poder sustentar los gastos de sus estudios, en las tardes ella se
dedicaba a sus clases virtuales ya que a causa del Covid-19 las
universidades cerraron. Ella le ponía mucha dedicación a su carrera,
amaba lo que hacía y se esforzaba mucho porque quería demasiado a sus
padres y su sueño era verlos felices.

Manuel era un chico de 30 años, hijo del dueño de la joyería en la que


Shantal trabajaba; a ella le interesaba mucho Manuel y le gustaba la idea
de que algún día fueran novios.

Un día mientras Shantal atendía a un cliente, Manuel llegó y la saludó. Ella


se puso muy nerviosa y le dijo:

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—Hola Manuel, ¿cómo estás?

—Estoy bien, ¿y tú? ¿cómo estás?

—Bien igual —le respondió muy nerviosa.

—Hey, ¿te gustaría almorzar conmigo?, digo, si es que puedes

Shantal se sonrojó y al instante aceptó salir con Manuel.

—Sí claro, sí quiero.

—Está bien, entonces vamos.

Ella estaba muy contenta, porque el chico que le gustaba la invitó a


almorzar. Llegaron al restaurante y comenzaron a hablar de sus vidas,
después de dos horas salieron del restaurante y Manuel le pidió su número
de celular a Shantal para que se mantengan en comunicación.

A partir de ese día ellos comenzaron a hablar hasta que agarraron


confianza. Manuel la invitaba a salir casi todos los días y fue un día en que
Manuel se declaró a Shantal y le preguntó si quería ser su novia; ella no
demoró en responder a Manuel y aceptó.

Desde ese día, ellos llegaron a ser novios y mantuvieron una relación
durante 5 meses.

Al quinto mes de ser novios Manuel le propuso a Shantal que se mudara a


su casa junto a él; a ella le sorprendió su propuesta y le dijo:

—¿No crees que es muy pronto, para que nosotros vivamos juntos?,
apenas llevamos 5 meses.
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—Sí, es muy pronto, pero yo te amo tanto que no puedo vivir sin ti, ¿acaso
tú no me amas?

—Sí, claro que te amo.

—Entonces acepta venir conmigo, vivamos juntos.

—Está bien, acepto vivir contigo.

De inmediato Shantal fue a contarle a su hermana Michell que se mudaría


junto a Manuel. A Michell no le agradó lo que Shantal le dijo y le prohibió
que se fuera de casa. Shantal muy enojada le dijo:

—Nos amamos muchísimo, no podríamos vivir uno sin el otro.

Y Michell le respondió:

—Entiende, aún es muy pronto para que tú te vayas a vivir con él.

Pero ella no le hizo caso, acomodó sus maletas y se fue junto con Manuel.
Shantal y Manuel empezaron a vivir juntos, e inmediatamente Manuel
decidió que Shantal ya no trabaje más, porque ella debía encargarse de la
casa. Ella no quería dejar de trabajar porque era la única manera de
conseguir dinero para pagar sus estudios; sin embargo, Manuel se negó a
que ella trabaje.

—No estoy de acuerdo, yo quiero seguir trabajando. Tú no me puedes


prohibir que yo deje de trabajar.

—Claro que puedo, soy tu novio y a mí me respetas, yo no quiero que nada

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malo te pase cuando salgas de casa; si te quedas acá nada malo te
pasará.

—¿En serio lo haces para protegerme?

—Sí, eres el amor de mi vida y no soportaría si algo malo te llegara a pasar.

Shantal se emocionó al escuchar lo que Manuel le dijo y aceptó que ya no


trabajaría más.

Al siguiente día, Shantal se conectó a sus clases virtuales y no le dio


tiempo de preparar la comida. Llegó Manuel y le pidió que le sirviera el
almuerzo, pero ella, le dijo que no tuvo tiempo de cocinar. Entonces, él
actuó muy violento y comenzó a gritarla, le quitó su celular y lo rompió.

Shantal lloró porque ahora no tenía con que conectarse a sus clases.
Aparte de haberle roto su celular, él comenzó a ponerle llave a la puerta
para que Shantal no salga. Desde ese entonces, ella ya no se comunicó
con sus padres.

Michell estuvo muy preocupada por su hermana, y en la universidad


también preguntaban por qué no se conectaba a clases. Manuel comenzó
a maltratarla sin razón alguna, Shantal tenía muchas heridas en su cuerpo,
ella no entendía el por qué Manuel la maltrataba tanto si ella realmente lo
amaba, pero Manuel no, él ya tenía antecedentes por haber golpeado a
sus ex parejas.

Un día Manuel se olvidó su celular en el comedor, Shantal aprovechó y lo


cogió para llamar a Michell y decirle que necesitaba ayuda, le dio su
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dirección y Michell le respondió que no se preocupe, que ella iría en
camino a ayudarla.

Manuel la encontró con su celular; él se molestó mucho y le dijo que la


mataría. Fue ese momento cuando la estranguló y apuñaló varias veces
hasta matarla. Él se volvió loco y huyó de la casa rápidamente. Michell
llegó, pero fue demasiado tarde y encontró a Shantal tirada en el piso,
muerta.

Los padres y hermana de Shantal pidieron justicia.

Ella tenía metas por cumplir, soñaba con ser una gran nutricionista y que
sus padres se sintieran orgullosos de ella, pero no pudo lograrlo. Manuel
fue detenido por las autoridades y puesto a disposición del Ministerio
Público. Shantal fue una de las muchas víctimas por violencia a la mujer.

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AMAR CON VIOLENCIA
NO ES AMOR
Autora: Crhistel Dayana Sullón Maza
IE José Carlos Mariátegui – San Juan de Bigote
En el distrito de San Juan de Bigote, vive una familia muy humilde,
respetuosa, cariñosa y muy solidaria, siempre son partícipes de las
costumbres del distrito; allí vive una jovencita llamada "Abigail", tiene 15
años, es respetuosa, amigable, responsable, solidaria, se divierte con sus
amigas y amigos, es estudiosa y ocupa el primer puesto en rendimiento
académico, tiene dos hermanos que estudian en la institución educativa
José Carlos Mariátegui de este distrito; estaban muy felices porque iban a
regresar a clases e iban a ver de nuevo a sus amigos y amigas.

Llegó el día y Abigail y sus hermanos se levantaron temprano, se asearon,


tomaron desayuno que su madre les había preparado; se alistaron y
partieron rumbo al colegio, en el camino Abigail se encontró con Brenda y
Vidal, ellos eran grandes amigos, se querían mucho; mientras iban camino
al colegio se pusieron a conversar:

Abigail: ¡Hola chicos! ¿Qué tal?, ¿cómo están? Los he extrañado


bastante.

Vidal: ¡Hola Abigail!, estoy bien gracias a Dios, me alegra mucho regresar
a clases, y lo que más me alegra es volvernos a juntar como los mejores
amigos.

Brenda: Sí amigos, yo también los extrañé, lo importante es que ya


estamos de vuelta, ¿nos damos un abracito?

Cuando llegaron al colegio, entraron juntos ya que iban al mismo grado,


cursaban el 4to A del nivel secundario. Al principio no sabían por dónde era

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su aula, así que pidieron ayuda a un auxiliar de la institución, él los dirigió
por donde debían ir para que puedan llegar a su aula, Abigail y sus amigos
se dirigieron tal como les habían dicho; estando en el aula vieron a sus
demás amigos y amigas, se empezaron a saludar, después los 3 amigos
se sentaron juntos como siempre lo hacían. Cuando sonó el timbre de hora
de entrada a clases, todos tomaron asiento, llegó la profesora, todos la
saludaron, luego la profesora se presentó ante los estudiantes:

Profesora: Buenos días mis queridos estudiantes, mi nombre es Maribel


Ramírez Córdova, yo voy a ser su tutora quien los va a guiar este año. Y les
voy a presentar a un nuevo compañero, su nombre es Mario.

Mario: Hola con todos, soy de la ciudad de Piura, por motivos familiares
tuvimos que mudarnos a este distrito, tengo 15 años y espero llevarme
bien con todos ustedes, muchas gracias.

Profesora: Muy bien Mario, toma asiento, tu lugar va a ser al costado de la


estudiante Abigail.

Todas las chicas se habían sorprendido, nunca habían visto un chico tan
guapo, aunque los chicos no pensaban eso. A Vidal no le había caído
nadita, aunque parecía ser un buen chico. En la hora del recreo, Vidal y
Brenda salieron a la bodega, pero Abigail aún tenía que copiar lo que
estaba en la pizarra así que pidió que le traigan algo de la bodega, Mario no
tenía con quién salir al recreo, así que se quedó en el aula. Al ver a Abigail
le dirigió la palabra y se pusieron a conversar:

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Mario: Hola, ¿Cómo te llamas?

Abigail: Hola, me llamo Abigail; tú eres Mario ¿verdad?

Mario: Sí, no conozco a nadie y no tengo amigos.

Abigail: Bueno, ahora yo puedo ser tu amiga ¿Qué dices?

Mario: Sí encantadísimo de tener una amiga tan hermosa como tú.

Pasó el tiempo; Mario y Abigail se fueron conociendo y tuvieron una linda


amistad, hasta que Mario le dijo a Abigail que quería conversar con ella.

Mario: Abigail, me gustas mucho, ¿quieres ser mi enamorada?

Abigail: Sí Mario, acepto ser tu enamorada.

Desde entonces Mario y Abigail conversaban más a menudo, al principio


todo iba muy bien, todo pintaba de rosa para Abigail. Sus amigos ya no
sabían mucho de ella, así que decidieron conversar con ella.

Brenda: Hola amiga, ¿cómo estás?, últimamente te has alejado de


nosotros. Estás entretenida con ese chico nuevo, este tal Mario.

Vidal: Sí Abigail, Brenda tiene razón ¿Qué te está pasando o qué está
pasando entre tú y él?

Abigail: Chicos mil disculpas, tienen razón, estoy distraída.

Brenda: ¡Uy! Eso ni me lo digas, está clarísimo que andas distraída, ¡ya
dinos!, cuenta lo que pasa entre tú y Mario.

Abigail: Bueno, Mario y yo, ya somos enamorados. Les iba a decir antes,

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pero se me va el tiempo cuando estoy con él.

Vidal: ¿Qué? ¿Cómo que andas con Mario?, ¡no puedes estar con él!

Abigail: ¿Por qué no puedo estar con él?

Brenda: Vidal, ¿Por qué dices eso? Si Mario es muy guapo.

Vidal: No me cae, hay algo en él que no me gusta.

Brenda: Vidal, no seas ave de mal agüero, mejor felicitemos a nuestra


amiga.

Abigail: Muchas gracias, Brenda.

Un día Abigail, Vidal y Brenda salieron a pasear a la plaza y se pusieron a


comer pollo broaster. Cuando estaban conversando, Abigail recibió una
llamada de Mario, él quería saber dónde estaba, ella le dijo que estaba con
sus amigos, pasaron 10 minutos y Mario volvió a llamar a Abigail
preguntándole lo que estaba haciendo ahora, y así cada 10 minutos la
llamaba para saber que estaba haciendo ella; a Brenda y Vidal no les
gustaba nada que la llamaran cada 10 minutos solo para saber lo que
estaba haciendo.

Vidal: ¿Por qué tanto te llama tu enamorado? Más hablas con él que con
nosotros, que te llame una vez, está bien, pero que te llame a cada 10
minutos no me parece correcto.

Brenda: Bueno amiga, Vidal tiene razón no estás con personas


desconocidas, nosotros somos tus mejores amigos ¿Qué pasa, o hay

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desconfianza?

Abigail: No chicos, nada de eso. Mario me llama cada 10 minutos para


saber si estoy bien y qué estoy haciendo. La verdad a mí me parece muy
tierno, se preocupa por mí.

Brenda: Bueno, si tú lo dices, espero que no se vuelva una costumbre.

Abigail: No se preocupen chicos, él solo se preocupa por mí.

Al día siguiente, Mario conversa con Abigail.

Mario: Hola, sabes no me gusta que salgas con tus amigos, y mucho
menos con ese tal Vidal, no me cae para nada, así que ya no vas a salir con
ellos y tampoco les vas a dirigir la palabra a ninguno de los dos.

Abigail: ¡¿Qué te pasa?! ¿Cómo vas a prohibirme eso? Son mis mejores
amigos, y puedo salir con ellos a pasear.

Mario: Abigail, hazme caso, lo hago por tu bien, no quiero que te pase
nada, con ellos te puede pasar algo. Mejor solo vas a salir conmigo.

Cuando fue cambio de hora de clases, Vidal y Brenda le quisieron hablar a


Abigail, pero ella no les hacía caso; les parecía algo raro, así que
esperaron la hora del recreo para hablarle.

Vidal: Abigail, ¿por qué ya no nos hablas ni tampoco quisiste hacer grupo
con nosotros?

Brenda: Sí amiga, casi siempre hacemos grupo juntos, ¿por qué te fuiste al
otro grupo?
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Abigail: Amigos, lo mejor será que ya no nos hablemos, no me inviten a
salir, tampoco quiero que me dirijan la palabra.

Vidal: ¿Qué estás diciendo? Seguro que Mario está involucrado en esto.

Brenda: Amiga ¿Qué nos estás diciendo? Somos los mejores amigos
desde la infancia, si Mario fue el que te prohibió que seamos tus amigos y
que no salgas con nosotros, está muy mal amiga. ¡Te está manipulando!

Abigail: Él no me está manipulando, si elige mis amistades y me prohíbe


salir de casa es por mi bien, no quiere que me pase nada malo, él me
quiere, son ustedes los que me quieren manipular, así que ya no me
hablen, dejamos de ser amigos. Nos amamos tanto que no podemos estar
separados ningún minuto y mucho menos él no puede salir sin mí.

Pasó el tiempo y llegaba Semana Santa. En el aula decidieron ir a Liza de


Oro, ya que acostumbraban ir allí en esos tiempos; junto con la tutora
acordaron el día para ir. Abigail estaba tan entusiasmada, le encantaba ir a
ese lugar porque era una costumbre de todos los años, pero Mario le dijo
que no se entusiasmara tanto porque él no iba a ir, así que ella tampoco
podía ir; Abigail le insistió y le rogó, pero Mario se negó. Cuando llegó el día
indicado, Mario y Abigail, no fueron.

Al día siguiente, Mario le pidió las contraseñas de sus redes sociales,


Abigail le dio las contraseñas sin ningún problema, esta conversación fue
escuchada por Vidal y él decidió hablarle.

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Vidal: Abigail espera, necesito hablar contigo.

Abigail: ¿Qué te pasa? ¡Te dije que no me hablaras! Mario nos puede ver,
se puede molestar y no quiero eso.

Vidal: No está bien que te controle, sepa con quien conversas, con quien
sales, tampoco puede manipular las contraseñas de tus redes sociales;
estoy seguro que no fuiste a la Liza de Oro por que él te lo prohibió.

Abigail: Él solo me está protegiendo, me ama y tiene miedo que me pase


algo y ya no me hables y mucho menos te metas en lo que no te importa.

El tiempo iba pasando y Abigail se fue alejando de las costumbres que


solía participar, ya no era la misma de antes, se vestía como Mario le
ordenaba. Llegó el momento en que Mario empezó a golpear y a insultar a
Abigail.

Mario: ¿Por qué has hablado con Vidal? Te dije que no lo hicieras.

Abigail (llorando): Ya no me golpees por favor, yo no le quise hablar. Te lo


juro.

Mario (golpeando a Abigail): No te creo nada, tú eres la que lo provocas.

Vidal y Brenda pasaban por ahí y vieron a Mario que estaba golpeando a
su amiga. Vidal le dijo a Brenda que vaya a ver al director, mientras que él
iba a defenderla.

Vidal: ¿Qué te pasa? ¡Suéltala, ya no la golpees más!

Mario: ¿Quién eres tú para decirme eso? Ella es mía y puedo hacer con
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ella lo que me da la gana.

Abigail (llorando): Vidal, ¡Ayúdame! ya no quiero que me golpee más, por


favor ayúdame.

Mario: ¡Cállate! (la empezó patear)

Vidal: No te atrevas a seguir pegándole, ella es una mujer, respétala, no la


maltrates.

Mario y Vidal empezaron a golpearse uno al otro, hasta que llegó el director
y los llevó a los tres a la dirección, estando allá Abigail declaró todo lo
sucedido y dieron de baja a Mario.

Pero la tormenta no pasó, porque Mario esperaba a Abigail afuera del


colegio. Un día Mario intentó secuestrar a Abigail, pero no pudo porque
Vidal no lo permitió y la defendió, ahora Abigail no se quedó con los brazos
cruzados y decidió denunciarlo. Los padres de Mario no querían que eso
pasara, así que le prometieron alejarlo de ella para que no la molestara,
Abigail aceptó no denunciarlo; pero tenían que llevarlo a un psicólogo,
porque no eran correctas sus acciones.

Luego Abigail, Brenda y Vidal volvieron a ser los de antes.

Abigail: Chicos, muchas gracias por no abandonarme, y discúlpenme por


no hacerles caso
.
Brenda: No te preocupes eres nuestra amiga y nunca te vamos
abandonar.

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Vidal: Así es amiga, te queremos mucho y siempre nos vamos a cuidar
entre nosotros, además todos cometemos errores, y no tienes qué
agradecer, para eso están los amigos.

Abigail: Sí amigos, la verdad que estaba ciega, no quería ver la realidad.


Él me estaba manipulando y yo no me daba cuenta, no quería aceptarlo.

Vidal: Lo importante es que ya pasó y ese ya no te va volver a molestar


nunca más, ahora todo va volver a ser como antes, volveremos a ser los
mejores amigos.

Brenda: Sí, ahora todos aprenderemos esta lección y no lo volvamos a


cometer, nadie es dueño de nadie, cada uno es libre de hacer lo que quiera
pero que no sean cosas malas.

Abigail: Sí chicos, he aprendido mucho, ya no volveré a cometer este


mismo error.

Los tres amigos fueron muy felices, todo volvió a ser como antes, Abigail
volvió a participar de las misas, procesiones, de ir a los lugares turísticos
como lo solían hacer, y lo que aprendió mucho es que "la violencia y la
manipulación no significa amar a una persona".

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SIN TI SOY YO
Autora: Jelly Nathaly Zurita Moreto
IE José María Arguedas – La Quemazón / San Juan de Bigote
Romina, era una chica de ojos hermosos, cabello largo y negro. Tenía el
privilegio de tener una familia bien unida y amable, esta señorita de 23
años tenía valores y virtudes inculcados desde casa y una inteligencia que
la llevaba a pensar en tener un futuro mejor.

Piero era el nombre de su príncipe azul "El hombre que según ella la
protegía". Ambos convivían juntos y disfrutaban de su día a día realizando
distintas actividades como cocinar juntos, ver películas, se aconsejaban;
en fin, realizaban cosas como novios.

A estos tortolitos les iba de la mejor manera, pero con el transcurrir de los
días sucede que Romina quiso emprender un negocio de lencería y
estudiar a la vez y además le daban oportunidades de ir a estudiar al
extranjero, pero ella no quería porque su relación a distancia no iba a
funcionar.

Romina le comenta a su novio lo que se había propuesto para seguir


adelante, pero Piero al escuchar eso le dijo:

—Romina, ¿estás loca o qué tienes no te das cuenta que a nosotros no nos
falta nada, tú tienes todo aquí?

—Está bien —dijo Romina—, ya no haré eso, solo te lo dije porque era uno
de mis objetivos, pero ya, está bien.

Piero le dijo:

—Tú vas a ser ama de casa, y nos vamos a revisar el celular por si te vaya a
pasar algo o te vayan a raptar y no salgas con tus amigos ni nada por el
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estilo porque ellos son malas influencias y yo te cuido.

Y Romina le respondió:

—Está perfecto.

Romina llamó a su amiga para decirle:

—Compañera ya no podré salir contigo porque mi novio me ha prohibido y


ahora él me va cuidar y a proteger ¡es bien tierno lo amooo!

Su amiga le dijo:

—¿Que dices Romina? ¡Estás mal! Su relación es tóxica, esa no es la


manera

—Ayy amiga, él me ama, por eso hace eso —contestó Romina.

La bella Romina se despidió de su amiga. La señorita de ojos bellos


siempre le hacía caso a su novio, pero él le ponía límites y le controlaba
con quién hablaba, qué decía, y todo eso era constantemente.

Romina estaba contenta porque ella pensaba que su novio, era el que la
iba acompañar para el resto de su vida y que la amaba y era bien bueno al
estar obligándole que haga lo que él le ordene.

En el transcurso de los meses Romina se aburrió de todo lo que habían


estado haciendo. Entonces decidió alzar su voz en contra; ya no quería
que la controlen, necesitaba libertad porque es una señorita que ya sabe lo
que es bueno y malo. Por ello Piero la insultó, y hasta salió de casa y se fue
en busca de otra chica. Romina se quedó en casa sola llorando y no podía
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hacer nada porque su novio la había dejado enllavada.

Así fueron los días de Romina durante varias semanas. Ella tenía la
autoestima baja, su estabilidad emocional era totalmente desgarradora,
los insultos y los golpes eran frecuentes en sus días, no contaba con el
apoyo de su familia ni de alguna amistad porque Piero le había malogrado
su celular, solamente ella aguantaba ese dolor.

Cierta vez en medianoche Piero se quedó dormido y la puerta estaba sin


candado, Romina tuvo la opción de salir de ese departamento y
desesperada tomó un auto en dirección a casa de su amiga. Llegó hasta
allí y su amiga agobiada le preguntó:

—Romina ¿qué haces a esta hora aquí?, ¿qué pasó, dime o qué tienes?

Pero la guapa joven no le contestó nada y solo le dijo:

—Dame un espacio en tu casa.

Y evidentemente su compañera le permitió refugiarse ahí. Al día siguiente


su compañera se puso a limpiarle su rostro y le prestó ropa para que se
cambie y conversen con su amiga, Romina tenía que explicarle a su íntima
lo que le había pasado y por consiguiente también a su familia. Es así que
la señorita bonita se puso a describir lo que había sucedido durante el
tiempo estando con su novio. Pero ello lo decía con el dolor más profundo,
su rostro estaba lleno de golpes, el resto de su cuerpo estaba tatuado de
los ataques que estuvo padeciendo.

Romina no quería salir de casa de la amiga por miedo de que otros la miren
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mal o que se encontrara con su novio por lo cual tuvo una semana para
recuperarse e intentar estar un poco bien. Lo que seguía era contarle a su
familia lo sucedido y recibir ayuda, para luego ir a terapias psicológicas, y
denunciar a Piero a la comisaría.

Continuando el periodo, Romina se encontró con su familia, y les empezó


a narrar los hechos. Sus parientes de inmediato le brindaron su apoyo y
confianza necesaria para que la muchacha ya no esté sufriendo más.
Posteriormente ellos la llevaron a una clínica para chequearle si su
organismo estaba en buen funcionamiento. Lo que encontraron fue una
herida en su brazo y otra en su pierna, enseguida empezaron a curarle y el
resto de su cuerpo estaba bien. Por lo tanto, encaminaron hacia la
comisaría a poner la denuncia porque ella no quería quedarse callada y así
fue.

A continuación, fueron a terapias psicológicas en donde la fueron


ayudando y dándole palabras de ánimo, de actitud y de energía para que
Romina continúe su vida y siga cumpliendo sus objetivos. Este proceso iba
a tardar según como vaya evolucionando su autoestima y como se
sintiera.

Es así que Romina fue recuperándose de la terrible violencia que recibió


por parte de Piero, inclusive siguió con sus proyectos de estudiar y lo
demás que tenía planeado. La jovencita y otras mujeres de cambio, a
través de redes sociales, invocaron a que más personas se unan a esta
lucha contra la violencia de la mujer, a que no se queden calladas, a que
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denuncien y que reclamen sus derechos, porque si se preguntara ¿cuánto
daño ha ocasionado el amor romántico en las mujeres? La respuesta sin
duda es que ellas han perdido oportunidades, tiempo personal, y estar en
familia; en general, mucho y en muchos aspectos. Romina tuvo una charla
con un grupo de mujeres en la que manifestó que el amor no debe estar
basado en la propiedad privada y la violencia no puede ser una
herramienta para solucionar los problemas.

Como sociedad en la que vivimos, tenemos el arduo trabajo de convocar a


más mujeres de cambio a romper con los mitos y deshacernos de las
imposiciones de género y enfocarnos a dialogar, en estar con la gente de
nuestro entorno, y esa facilidad de tener más libertad en conocerse uno
mismo y quererse tal como somos. Es por ello los hombres deben
gestionar sus emociones para que puedan controlar su ira, rabia y
entiendan que las mujeres no somos objetos personales, sino
compañeras de vida.

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EL LOBO DISFRAZADO
DE AMOR
Autor: Kelvin Julca Flores
IE José María Arguedas – La Quemazón / San Juan de Bigote
Había una vez un pueblo llamado La Quemazón donde vivía una familia
muy unida, siendo así desde años atrás viviendo en paz, amor, y caridad.
Aquella familia decidió tener una hija a la que llamaron Erika, la niña nació
en el mes de septiembre.

Así pasaron tres años, la niña mostraba tener un corazón puro y sincero.
Era luchadora, los padres se sentían contentos. Era su pedacito de
felicidad, estaban agradecidos de la vida que les devolvió su vida. La niña
creció en un ambiente, lleno de amor, y felicidad sobre todo comprensión
en familia. Cuando Erika alcanzó los 15 años de edad demostraba ser
estudiosa y responsable, audaz en lo que realizaba, pero llegó el momento
que sintió aprecio por Luis quien era su compañero de clase del colegio
donde estudiaba.

Aquel chico parecía bueno, amable y respetuoso. Erika se ilusionaba con


Luis, pensaba todas las noches que iba ser una gran ingeniera y Luis un
gran doctor. Al culminar el quinto de secundaria el enamorado la empezó a
celar, no dejaba que se pusiera faldas como también ropa pequeña porque
decía ¡Yo te estimo, por esa razón te cuido! Erika pensaba que Luis lo
realizaba por amor. Luis le amenazaba con que le diera su contraseña o si
no terminaban, por lo cual Erika se la brindaba. Por otro lado, estaba Paúl
un joven estudioso, tímido, pero con un sentimiento bueno lleno de
bondad, a quien le gustaba Erika, pero ella no le hacía caso. Tenía miedo
que lo rechacen así que decidió darle tiempo al tiempo; era la frase de su
abuelo que le brindó para la vida. Su abuelo había muerto, pero él
recordaba que le decía:

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—Hijo, recuerda: "el amor es como el agua, anda como un viento sin
dueño, pero algún día te brindará de beber".

Pasaron 5 años. Erika y Luis culminaron sus estudios universitarios,


igualmente Paúl; Erika y Luis se casaron todo parecía ir bien, era una
pareja amorosa, unida, fuerte, sobre todo era una familia pasiva. Erika
consiguió trabajo al pasar el tiempo en una empresa muy reconocida.
Pasado el primer mes en que ella trabajaba la subieron de puesto; gracias
a su arduo empeño en el trabajo la reconocieron como la mejor
trabajadora. Erika emocionada aceptó el cargo y la juramentaron. Tiempo
después, su jefa al ver que tenía un buen rendimiento, la recompensó con
un sueldo más alto.

Mientras, Luis no la pasaba muy bien, lo destituyeron de su cargo de jefe


de sede. Por lo cual, él llega a casa molesto y desfoga con Erika, la golpea
con una bofetada al borde del rostro, pero Erika solo comienza a llorar
como un alma rota en mil pedazos. Luis salió de casa para pensar, regresó
después para almorzar, pero encontró a Erika triste, así que le pidió
perdón; después de esa conversación lo perdonó.

Así pasaron unas semanas, parecía haber aprendido la lección de no


volver a pegarle. Erika estaba segura de que no lo iba a hacer porque el
amor lo iba a hacer cambiar. Pero de repente Luis apareció ebrio y fue a la
cocina donde encuentra a Erika cocinando y comienza a discutir con ella
fuertemente con palabras subidas de tono, entonces es ahí cuando golpea
a Erika. Llegó la noche y se pasó el día. Erika se despertó como siempre a
preparar el desayuno, pero antes descubre en el espejo su rostro todo

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moreteado, entonces se pone maquillaje para no dar a saber sus golpes.

La gente del pueblo la miraba sabían lo que habían pasado en aquella


noche, pero ella seguía su camino usual. Al culminar de comprar de los
alimentos, comenzó a cocinar. Una vez terminada esa tarea, apareció Luis
con el rostro triste diciendo:

—"Chola yo te cuido por eso te pido perdón, pero si tú me provocas…,


discúlpame amor prometo no volver hacerlo".

—¿Estás seguro? —dijo Erika.

Pasaron semanas y no cambiaba; Erika en ese entonces estaba


embarazada, solo quería huir de aquel lugar. Tomó una decisión, dejó a
Luis, buscó un lugar nuevo y encontró a un pueblo llamado Bigote donde
comenzó una nueva vida. Por otro lado, Luis la estaba buscando bajo
cielo, mar y tierra. Erika tenía miedo que las encontrara a ella y a su hija, les
vaya hacer algo malo. Al pasar el tiempo recibieron ayuda de un psicólogo,
y para su suerte venció al fantasma de Luis. Cuando se fue de Luis todo
parecía felicidad y amor.

Finalmente, Erika se reencontró con Paul y decidió conocerlo más. Él


observó crecer a Luciana, la bebé que crio. Pasaron los días y las aguas
parecían calmadas. Paúl tenía una reunión a la cual asistió, pero la
postergaron para otro día. Al regresar a casa, Paul se dio con la sorpresa
de que Luis estaba allí acosando a Erika. Él la defendió y logró dejarlo
inconsciente, e inmediatamente después llamó a la policía. A Luis lo
encontraron culpable y lo encerraron. Solo así Erika y Paúl pudieron ser
felices por siempre.
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EL AMOR NO MATA
Autora: María Alexandra Roque Cornejo
IE José María Arguedas – La Quemazón / San Juan de Bigote
Ester es una jovencita de 18 años, muy enamorada de José, un muchachito
muy guapo. Ellos tenían 6 meses de estar juntos, todo era color de rosa,
compartían momentos buenos, se ayudaban uno al otro y siempre salían a
pasear.

Una mañana Ester estaba conversando con uno de sus amigos y José se
molestó mucho, al punto que no quiso hablarle, ni contestarle los mensajes y
llamadas. Al día siguiente Ester se le acercó y le preguntó:

—¿Por qué no me hablas por chat?

Y este le respondió:

—Me molesta mucho que hables con tus amigos.

Ester le manifestó que no se preocupara porque solamente es un amigo. José


ante esta situación le replicó:

—Si yo te celo es porque te quiero y tengo miedo que me engañes.

Entonces la joven decidió alejarse de sus amigos y darle la razón a su


enamorado.

Un día Luis, mejor amigo de Ester se le acercó y le preguntó:

—¿Por qué ya no nos hablas?

Ester le dijo que no podía tener amigos porque le molestaba a José y le pidió a
Luis, implorándole, que no vuelva a acercarse a ella.

Así fue que Ester se distanció de sus amigos y amigas. José la controlaba en
todo, le decía lo que debía hacer o no. Una noche José subió a la habitación

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de Ester, él estaba ebrio y la obligó a tener relaciones con él, quién
insistentemente le dijo que ¡NO! En ese momento, José se enfureció y la
golpeó hasta dejarla inconsciente y aprovechó para estar con ella. Al
amanecer, José se le acercó a Ester para pedirle disculpas, diciéndole que él
la amaba y no lo volvería a hacer nunca más. La mujer al escuchar estas
lindas palabras, lo disculpó y siguieron con su relación como si nada hubiera
pasado.

Pasaron tres años y la situación de Ester y José seguía en lo mismo, él cada


día que llegaba ebrio, abusaba de Ester, pues ella no hacía nada para
defenderse porque aún tenía la esperanza de que su esposo cambiara. Una
mañana Ester no se sentía bien y decidió ir al médico, este le dijo que estaba
embarazada y también le preguntó a qué se debían los golpes en su cuerpo, o
si estaba sufriendo violencia en su hogar. Ester le negó todo al doctor y se
retiró del consultorio; ya en casa Ester se sentía muy feliz porque iba a ser
mamá, pero sentía mucho temor porque no sabía cuál iba ser la reacción de
su esposo. Cuando José llegó después de trabajar, Ester decide darle la
noticia, él muy furioso la toma del brazo y la tira en el piso, reclamándole que
ese hijo no era de él, que seguro cuando se encontraba trabajando ella estaba
con otro hombre, cogió la correa y le pegó muy fuerte, hasta que un golpe en la
cabeza terminó con la vida de Ester y su bebé. El corazón delator de José lo
llevó a entregarse a la policía por el delito que había cometido.

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EL AMOR NO ES UN JUEGO
Autora: María Alexandra Roque Cornejo
IE José María Arguedas – La Quemazón / San Juan de Bigote
Maritza tiene 16 años y vive junto a sus padres, ella es una señorita alegre,
participativa, inteligente y muy atenta. Un día en la escuela entró a su aula
un chico muy apuesto llamado Lucas quien tenía 17 años. Maritza se
había quedado impresionada al ver a su compañero nuevo, así que ella
decidió acercarse y ser su amiga de aula; él aceptó. Maritza le prestó todos
sus cuadernos para que se ponga al día en cada una de las áreas y no se
atrase; él le agradeció mucho.

Maritza estaba muy contenta, va a casa y sus padres le preguntan por qué
está tan contenta, a lo que ella les comenta:

—Hoy llegó un chico muy guapo a mi aula y ya soy su amiga.

—Es el amor —le responde su madre.

—¿Qué es eso mamá? —preguntó Maritza.

—Muy pronto lo entenderás —atinó a decir su mamá.

Al día siguiente, Maritza sale muy temprano a su escuela porque irá con
Lucas, quien vive a una cuadra de su casa, así que los dos van juntos a la
escuela como los amigos que son. Lucas se siente muy agradecido con
ella. Día tras día Lucas iba mirando con otros ojos a Maritza, ya se sentía
atraído por ella, ya no podía ocultar su amor por ella. Un día, saliendo de la
escuela, Lucas invitó a Maritza a verse en el parque por la tarde.

En la tarde, ya en el parque, se encontraron y empezaron a conversar. De


repente, Lucas le pregunta a Maritza: ¿quieres ser mi enamorada?, y

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Maritza contenta dijo: SÍ, manifestándole lo enamorada que estaba de él;
luego se abrazaron y se dieron un beso. Cuando cumplieron un mes de
enamorados, Lucas le regaló un lindo peluche y así fueron celebrando
cada mes.

Maritza por las tardes iba a jugar vóley con los amigos de su barrio, ella le
pedía permiso a sus padres y ellos con total confianza se lo daban. Pero,
en una de esas tardes en que ella sale a jugar con sus amigos, llega Lucas
y le dice:

—Maritza, ¿qué haces aquí tan tarde?

—Estoy jugando Lucas, es mi pasatiempo favorito —respondió Maritza.

—A mí no me interesa —dijo Lucas— así que ahora mismo ve a tu casa.

Maritza sin hacer ningún reproche se fue a casa. Cuando llegó su madre le
pregunta por qué había llegado tan temprano. Ella solo manifestó que se
sentía muy cansada. Fue así la forma en cómo Lucas le fue prohibiendo
muchas cosas a Maritza, una de ellas: salir con sus amigos.

Un día, Lucas invitó a Maritza a su casa, ella aceptó. Este empezó a


acercársele, pero ella insistentemente le dijo que ¡No!; ¡yo quiero estar
contigo!, decía Lucas. Maritza lo empujó y salió corriendo de la casa.

Al regresar donde sus padres, ella con voz temblorosa les comentó lo que
había sucedido, su madre se acercó, la abrazó y acariciándole el cabello la
aconsejó.

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—Hija, debes terminar esa relación, un hombre que te quiere debe
aprenderte a respetar y no a obligarte a hacer cosas que tú no quieres. El
amor debe basarse en respeto y confianza, no es un juego.

Maritza escuchó a su madre y fue en busca de Lucas.

—Lucas yo ya no quiero seguir contigo —le dijo.

—¿Por qué Maritza? si yo te amo —afirmó Lucas.

Maritza le empezó a decir Lucas, que él le mintió, le quitó el derecho de


divertirse sanamente con sus amigos.

—Yo te hice caso pensando que esto era amor, pero no, tú me estabas
violentando. Por eso ahora en adelante no me busques, no quiero saber
más de ti, ya no quiero ser más tu juguete.

Así, Maritza se fue en busca de sus amigos, ellos quedaron impresionados


por lo que había hecho, de haberse hecho valorar, ya que nunca es tarde,
los consejos de su madre le sirvieron mucho y ella no se quedó callada
para luego no lamentar una tragedia. Ella les aconsejó a sus amigos:

—El amor verdadero se trata con la confianza y el respeto de ambos, y si


hay problemas deben dialogar para buscar soluciones. Yo no me quería
dar cuenta de que Lucas me estaba manipulando y controlaba mi vida,
pero ya no más volverá a hacerlo porque el amor no es un juego.

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NO ESTÁS SOLA
Autora: Mega Jazmín Pérez Seminario
IE José María Arguedas – La Quemazón / San Juan de Bigote
En un pueblo muy alejado de la ciudad, vivía una familia conformada por
don Pedro, el papá y doña Luisa, la mamá. Ellos tenían dos hijas, las
cuales eran: Carla que tenía diez años y Agustina cuatro años.

Cierto día las dos hermanas fueron enviadas por doña Luisa a recoger
algunas hortalizas sembradas en un huerto muy cerca de la casa, solo se
debía atravesar una pequeña acequia antes de llegar a dicho lugar. Las
dos niñas después de llegar al huerto y recoger las hortalizas se
entretuvieron jugando con el agua de dicha acequia.

Ya muy tarde, las niñas regresaron a casa y encontraron todo


desordenado, los platos rotos, las sillas tiradas de un lugar a otro, y en
medio de todo ese desorden se veía a su madre al fondo de la habitación,
llorando desconsoladamente, llena de moretones por todo el cuerpo y al
mismo tiempo se podía observar a don Pedro, sentado en la cocina casi
inconsciente de tanto beber alcohol, gritando una y mil veces:

—¡Luisa!, ¿dónde está mi comida?, deja de lloriquear y tráeme la comida,


que por eso yo soy el hombre de la casa.

Carla al ver este escenario lo único que hizo es jalar desesperadamente el


brazo de su hermana menor y acudir a su madre. Doña Luisa al percatarse
de la presencia de sus hijas en la habitación, se limpió rápidamente las
lágrimas de su rostro y con una sonrisa fingida preguntó:

—¿Por qué tanta demora?

—Disculpa mamá, lo que pasa es que nos entretuvimos jugando, pero

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¿por qué la casa esta así?, ¿qué te ha pasado madre?, ¿por qué está llena
de moretones?

Doña Luisa solo respondió con una sonrisa y se dirigió arreglar todo el
desorden en casa.

Carla siendo la mayor de las dos hermanas se dio cuenta de lo que estaba
sucediendo, cada vez que su padre salía de casa, llegaba siempre de
noche y muy tomado. Al encontrarse en casa era recibido por doña Luisa
quien le servía su comida, pero don Pedro siempre la golpeaba con la
excusa que esa comida estaba mal preparada y de que ella no servía para
nada. Una tarde en la que Agustina se encontraba jugando con su
hermana, doña Luisa llamó a su hija mayor y le dijo con una triste mirada:

—Querida hija, ya me queda poco tiempo de vida, debes prometerme que


siempre cuidarás de tu hermana e impedirás que la separen de tu lado,
siempre deben estar unidas.

Carla, un poco sorprendida y confusa, le dijo a su madre que no se


preocupara, que ella siempre vería por el bien de su hermana.

Después de un tiempo doña Luisa falleció debido a un tumor maligno que


apareció por los golpes que constantemente recibía y que cuando se hizo
ver ya era muy tarde. La mamá de doña Luisa quiso quedarse a cargo de
sus nietas, pero su estabilidad económica solo le permitía cuidar a una de
ellas y además ya estaba muy anciana para criar a dos niñas, así que
decidió hacerse cargo de su menor nieta y a Carla llevarla a un albergue

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porque de ninguna manera ella iba a permitir que se quedara con su padre,
ya que sabía que Don Pedro tomaba mucho. Así, las dos hermanas se
separaron.

Pasaron muchos años, Carla se había graduado con honores en la carrera


de psicología, mientras tanto Agustina, se había casado a muy temprana
edad. Después de todos los años que pasaron, Carla se dispuso a
regresar al pueblo a reencontrarse con su hermana menor. Al llegar al
lugar preguntó por la casa de Agustina y luego de saber la dirección se
dirigió donde su hermana. Al llegar a casa de Agustina se dio con la
sorpresa que estaba con un ojo morado. Inmediatamente le preguntó:

—¿Qué te ha pasado?, ¿por qué estas golpeada?

Agustina abrazó a Carla con mucho amor y le dijo que la había extrañado
bastante, además le dijo que ese golpe no era nada, solo se había caído en
el corral. Luego invitó a su hermana a que pasara a casa y le contó que
después de que ella se casó, su abuela falleció. Carla se puso triste por la
pérdida de su abuela, pero siguió insistiendo sobre el golpe en la cara de
Agustina.

Después de una larga conversación apareció Enrique, la pareja de


Agustina, quien estaba muy tomado y de una forma muy violenta pidió su
comida. Agustina muy avergonzada por lo que estaba pasando, miró con
mucha tristeza a su hermana, a lo que Carla reaccionó retirándose de la
casa. Ya en el cuarto que Carla había alquilado se puso a pensar y

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concluyó que su hermana estaba siendo víctima de violencia y decidió
ayudar a su querida hermana, se propuso a conversar con ella y
convencerla de que denuncie la agresión.

A la mañana siguiente Carla fue nuevamente a ver su hermana, y se dio


con la sorpresa de que estaba muy golpeada, los brazos y piernas estaban
llenos de moretones, su cara estaba muy maltratada, llena de raspones,
con grandes ojeras que daban a saber que no había dormido y se había
pasado llorando toda la noche, además estaba tirada en el piso, llorando
desconsoladamente. Carla al ver esta situación recordó rápidamente el
escenario visto hace muchos años, donde encontraron a su madre toda
golpeada y llorando, luego de

recordar ese triste acontecimiento entro de inmediato a la casa de su


hermana, le ayudó a levantarse y le pregunto:

—¿Por qué permitiste que tu pareja te pegue?

—Enrique va a cambiar porque me ama, cuando el consume licor, actúa de


una manera violenta, pero él va a dejar la bebida y ya no me golpeara más,
él me lo prometió y no voy a permitir que mi amado esposo vaya a la cárcel,
además las mujeres cuando se enamoran deben entregarse totalmente y
soportar agresiones porque estar al lado del esposo es lo primordial.

—¿Quién te ha dicho que una mujer debe soportar los maltratos de su


esposo?, ¿de dónde has sacado todas esas ideas?

—Bueno, casi siempre nuestra abuela me decía todo eso, ella me

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comentaba que una mujer debía soportar todo lo de su pareja y pues yo
crecí aprendiendo todas estas ideas.

Sin saber qué hacer, Carla intentó nuevamente que Agustina se decidiera
a denunciar, pero todo fue en vano, Agustina ante la insistencia de su
hermana le pidió a esta que se retirara, pero antes le dijo:

—Puedes venirme a ver cuando quieras, pero ya deja esas ideas de que
denuncie a mi pareja, nunca lo haré.

-Querida hermana, yo siempre voy a estar a tu lado y de ninguna manera


voy a permitir que destruyas tu vida de esta manera.

Carla muy preocupada por lo que estaba viviendo su hermana, se puso a


pensar la forma en cómo ayudarla, pero tras un rato sin ninguna idea en
mente se entristeció aún más, ya que sabía que cambiar las ideas de su
hermana iba hacer muy difícil. En la tarde del mismo día, Carla salió de su
cuarto para hacer unas compras, en el camino encontró a un joven casi de
la misma edad que su hermana, este saludó a Carla y con una mirada triste
le preguntó:

—¿Tú eres la hermana de Agustina?

Carla asintió con la cabeza. Este se presentó diciendo:

—Hola mi nombre es Carlos, yo era el mejor amigo de tu hermana, pero


desde que ella fue novia de Enrique dejamos de ser amigos.

—Hola Carlos, ¿qué pasó con mi hermana cuando fue novia de Enrique?

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—Pasó que ella cambió mucho.

—¿A qué te refieres cuando dices que mi hermana cambió mucho?

—Pues, me refiero al estilo de vida que llevaba antes Agustina. Por


ejemplo, ella antes era una chica muy alegre, amigable y muy estudiosa,
nunca descuidaba sus obligaciones, en verdad era un ejemplo a seguir;
pero desde aquel año que llegó Enrique a la escuela toda la actitud de
Agustina cambió.

—¿Cómo que cambió?

—Ella se la pasaba pensando solo en Enrique, descuidó la escuela, bajó


sus calificaciones. Cuando fue por fin novia de Enrique, los cambios en mi
amiga se volvieron más notorios, primero comenzó con su ropa, siempre
vestía como toda chica a su edad pero luego ya no fue así, comenzó a
vestirse con faldas largas que le llegaban a los talones y blusas que no
pasaban de la manga tres cuartos, luego paraba solo con él, ya no salía
con amigas ni con amigos y la rara vez que salía siempre recibía la llamada
de su novio Enrique cada cinco minutos o si no le pedía fotos del lugar o
que le envié su ubicación. Un día confronté a Agustina y ella me dijo que yo
estaba celoso porque ya no me hacía caso y ya no salía conmigo y además
me dijo que no me metiera en su vida, que Enrique la celaba por que la
amaba mucho, que si le prohibía salir con sus amigas o amigos era porque
no quería que le pase nada a ella o que si le revisaba el celular era porque
se preocupaba por ella.

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—Ahora ya entiendo. Gracias Carlos por todo lo que me has contado.

—Espero te haya servido mi relato, solo busco el bienestar de mi amiga.

Toda la noche Carla no pudo dormir pensando en lo que sufría su hermana.


Al amanecer ya tenía una idea clara de lo que debía hacer. Primero buscó
en sus pertenencias un libro que hablaba sobre la violencia hacia la mujer,
en una parte de este decía lo siguiente: "El amor no es soportar golpes que
duelen ni palabras que hieran" entonces ella se dispuso a subrayar aquella
frase. Luego cogió una hoja en blanco y escribió una carta muy breve
destinada a su hermana, después se dirigió a la casa de Agustina llevando
consigo el libro, al llegar encontró nuevamente a su hermana golpeada,
esta quiso ocultar los golpes, pero ya era tarde. Carla se dirigió hacia ella y
le entregó el libro, entre sus páginas se encontraba la carta que antes
había escrito, luego con una sonrisa muy amable le dijo a su hermana.

-Cuando acabes de leer lo resaltado en el libro y la carta que hay adentro,


búscame o llámame, siempre estaré aquí para lo que necesites.

Agustina al escuchar aquellas palabras miró a su hermana con mucho


amor y con una amplia sonrisa la abrazó. Después de ese gesto, Carla se
retiró.

Al pasar unas horas, llegó Enrique muy tomado a su casa y después de


encontrar Agustina en la cocina, empezó como siempre a golpearla, pero
esta vez con más intensidad, luego de que Enrique dejara casi
inconsciente a su esposa, se retiró a seguir bebiendo. Al pasar unos

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minutos Agustina muy adolorida se levanta y lo primero que le pasó por la
mente es leer lo que le había entregado su hermana, comenzó por la frase
y continuó con la carta, en esta decía: "querida hermana, sé por el
sufrimiento que pasas, porque aunque no lo he vivido en carne propia he
visto sufrir a nuestra madre, de repente tú no lo recuerdes porque aún eras
muy pequeña, pero ella vivía la misma situación que tú, era casi siempre
golpeada por nuestro padre y por culpa de esos malditos golpes, ella
murió; si tú, hermana querida no quieres morir de la misma manera o
incluso peor date cuenta que el amor no son agresiones, si te maltrata no
te quiere. Espero me comprendas y puedas abrir los ojos". En ese instante
Agustina recordó la vez que después de regresar de coger hortalizas,
vieron a su madre toda golpeada, entonces comenzó a llorar y temblando
cogió su celular y llamó a su hermana diciéndole:

—Yo no quiero pasar por lo mismo que mamá, ayúdame por favor.

De esa manera Carla convenció a su hermana de denunciar a su esposo, y


desde ahí todo fue felicidad para Carla y Agustina. A Enrique lo atrapó la
policía y fue directamente a la cárcel a pagar una larga condena, mientras
tanto Carla regresó a la ciudad con su hermana, allá Agustina acabo su
secundaria que había dejado por irse a vivir con Enrique y estudió una
carrera universitaria. Las dos hermanas vivieron juntas y nunca más se
separaron, tal como había deseado su madre antes de morir.

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EL CORAJE DE PALOMA
Autora: Sindria Giareli Román Córdova
IE José Carlos Mariátegui – San Juan de Bigote
En el distrito de San Juan de Bigote, había una joven llamada Paloma, hija
de padres conservadores y muy católicos, ella era la segunda de tres
hermanas, le gustaban mucho los animales y amaba la naturaleza.
También era muy alegre y disfrutaba de relativos momentos de alegría con
sus familiares.

Ella era una chica muy estudiosa, ocupaba el primer puesto en el colegio,
le gustaba participar en todos los concursos, obteniendo excelentes
resultados. Pero a pesar de todos sus logros académicos, en su corazón
había un gran vacío, sus padres no le permitían que tuviera amigos. Sus
padres justifican esa actitud, porque ellos no querían que a su hija le
pasara algo malo en la vida, siempre le daban lo mejor a ella y a sus otras
hijas.

"¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? ¿Por qué no puedo ser feliz?, todas mis
compañeras son felices, ellas sí tienen amigos, no entiendo por qué me
juzgan, si yo no hago nada malo", casi todos los días pensaba de esa
manera Paloma, porque ella quería llevar una vida igual que las demás
jóvenes de su comunidad.

A Paloma siempre le decían, escucha a tus tíos y a tus padres, las malas
influencias, no conducen a nada bueno, además esas cosas a Dios no le
agradan.

Llegó el día de la fiesta de promoción y todas las compañeras de Paloma,


muy emocionadas comentaban acerca de la ceremonia. Algunas decían,

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mi pareja de baile va a ser Juan, otras decían Óscar va a ser mi pareja,
Carlos me ha dicho que sea su pareja de baile, he aceptado; y Paloma solo
atinaba a escuchar esas conversaciones, mientras su mundo se
entristecía porque ella no podía opinar.

Mientras tanto, Paloma en su casa, intentaba convencer a sus padres,


quería que ellos aceptaran para poder asistir a la fiesta, sin importar quién
sería su pareja de baile, eso para ella no tenía relevancia, no le interesaba
si era un chico guapo o poco agraciado. Ella quería disfrutar ese momento
inolvidable en su vida.

"Tuve que pedir mucho a todos los santos, para convencer a mis padres.
Finalmente aceptaron. Cada día que pasaba pensaba en esa fiesta, no
podía borrarlo de mi mente. Cuando llegó el día de la fiesta, en ese
momento me sentí muy feliz, era mi primer baile. En la fiesta conocí a un
chico de cuarto de secundaria, él era un año mayor que yo. Bailamos,
conversamos. Fue una gran e inolvidable velada, entablamos una bonita
amistad. Luego empezamos a salir como amigos un buen tiempo, así
pasaron los días y nos hicimos enamorados a escondidas de mis padres;
él sabía que si ellos se enteraban íbamos a estar en graves problemas,
sobretodo yo, porque mis padres me custodiaban, por eso me cuidaba
mucho y evitaba cualquier descuido para que ellos no sospecharan".

Ellos salían al parque, compraban helados, solían ir a la Plaza de Armas


como cualquier joven a esa edad. Al principio todo era bonito, cada paso
que daban reafirmaba ese amor tan romántico que vivían. Para Paloma
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era un sueño hecho realidad, vivir el amor y vivir lo más hermoso de su
vida.

De repente, un día las cosas cambiaron, Eliazán ya no era el mismo chico


al que conoció, empezaba a cuestionarle cada vez que ella salía; la
empezó a vigilar, veía la hora en que salía de su casa y con quién salía. Se
enfadaba tanto que siempre la insultaba, la menospreciaba e intentaba
golpearla, pero terminaba pidiéndole perdón. "Si te celo mi amor, es
porque te quiero", solía decir. Y ella, después de escuchar su perdón,
accedía a sus disculpas y volvía a enamorarse otra de vez de él. Estas
actitudes de Eliazán eran muy frecuentes, pero ella lo consideraba como
algo normal en aquella relación de enamorados.

Así pasaban las horas, los días y las semanas; ella seguía enamorada de
él y él siempre con esas actitudes negativas que Paloma consideraba algo
normal. Las cosas fueron empeorando sin ella saber qué hacer. Sus
padres sospecharon de esa relación, y cada vez que ellos le preguntaban
por qué actuaba de una manera rara, les respondía que no pasaba nada, y
cuando le preguntaban si salía con algún chico, ella siempre lo negaba.

Lloraba mucho, porque su vida cambió de un momento a otro; tenía mucho


miedo, no sabía a quién contarle lo que le estaba sucediendo, si les
contaba a sus hermanas corría el riesgo de que ellas se lo cuenten a sus
padres y eso sería peor, y no le podía contar a su mejor amiga, porque a
ella no le caía a Eliazán.

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Así pasaron los días, los meses y esa relación no funcionaba, ya no daba
para más; empezaron los gritos, los forcejeos; sin embargo, ella solía decir
"Él me quiere y todo lo que pasa es por mi culpa, por eso él se molesta".

En esos momentos de tensión ella no reaccionaba, porque tenía miedo de


perderlo; hasta que un día despertó en la cama de un hospital, debido a
una fuerte discusión la cual llegó a los golpes, cosa que no se imaginó de
Eliazán. Un amigo de la familia les avisó a sus padres que ella se
encontraba inconsciente en la calle, ellos salieron rápido de la casa y
fueron a auxiliarla. Así poco a poco pudo recuperarse.

A Dios gracias, Paloma está viva de milagro, hizo la denuncia


correspondiente y pidió una orden de restricción en contra de Eliazán.

Recibió ayuda psicológica, en la cual entendió que la persona que te


quiere y te ama, no te cela, al contrario, te respeta y te acepta tal como
eres.

Ahora ha vuelto a ser una persona feliz, con muchas ganas de vivir, ser
libre y empoderada, sin temor a que una persona la juzgue o ponga
limitaciones a su vida. Por eso ella les deja este mensaje: "Si eres víctima
de violencia denuncia; no te quedes callada".

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EL PELIGRO DE CALLAR
Autora: Zulany Belén Guerrero Córdova
IE José María Arguedas – La Quemazón / San Juan de Bigote
Margaret, era una joven de 24 años humilde pero con mucho potencial y un
futuro por delante, ejemplo de mujer, ella estaba a meses de titularse como
administradora de empresas en una de las mejores Universidades de
Lima, Margaret estaba muy emocionada, pues el día de su titulación era
importante, ese día cambiaría su vida, al evento de titulación asistirían
muchas personas de negocios, ella esperaba que por ser representante
de su comunidad universitaria se interesen y le propongan oportunidades
de trabajo, así ella aseguraba ejercer legalmente su profesión de
administradora, la cual la terminaría con sus propios esfuerzos.

Los padres de Margaret vivían en un pueblo perteneciente al distrito San


Juan de Bigote, ellos como padres se ganaban la vida trabajando día tras
día para llevar algo a casa y comer, así mismo para sustentarse. Una
noche en casa de los padres de Margaret, empezó a escucharse el tono de
llamada de un celular, la mamá cogió el celular y contestó la llamada

—Aló, buenas noches —dijo la mamá apoyándose el celular en la oreja.

—Hola mamá, soy yo Margaret, ¿cómo están? —le dijo Margaret.

—Hijita, es un gusto escucharte mi vida, estamos un poco cansados del


trabajo, pero bien de salud con la bendición de Dios en casa, ¿tú cómo
estás? —comentó la madre.

—Yo estoy bien mamita, ahorita pues con el frío que ya no se aguanta,
pero ahí estoy yendo a la universidad y al trabajo también – dijo Margaret
muy tranquila

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—Mamita, yo llamaba para saber cómo estaban y les tengo una buena
noticia, después de cinco años esforzándome por obtener buenas
calificaciones y para pasar los ciclos, teniendo que estudiar hasta altas
horas de la madrugada para no reprobar los exámenes finales, mamá y
papá que quizás me estas escuchando ¡En unos meses me titularé como
administradora de empresas! —replicó Margaret muy emocionada.

—Ay mi querida Margaret ¿Me lo dices en serio? —respondió la madre con


lágrimas corriendo por su rostro.

—Mamá, no llores mamita, guarda esas lágrimas para cuando en verdad


sean necesarias, claro que te lo digo en serio, me titularé seré esa gran
administradora que siempre aspiré ser, después de la titulación aún tendré
otros caminos por recorrer, verás como de poco a poco todo irá
cambiando, ustedes no tendrán que trabajar, ahora me tocará devolverles
todo lo que ustedes me han dado, yo quisiera que estén acá el día de mi
titulación, por ser quienes me dieron la oportunidad de venir a este mundo,
son todo lo que tengo y ese día marcará mi vida así que ese día quiero y
deben estar conmigo, no saben lo importante y significativo que será para
mí tenerlos a ustedes acá —exclamó Margaret.

—Hija, pero nosotros somos de un pueblo como vamos a ir a la ciudad,


sabemos que es un día muy especial para ti, pero cariño mira la situación
en la que estamos, no te prometemos nada, dejemos que los días nos
digan las cosas que podemos y tenemos que hacer —le dijo su mamá
secando sus lágrimas de emoción por la noticia que Margaret les había
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dado.

—Mamá, sean de un pueblo o de otro lugar eso no importa, yo los quiero a


ustedes conmigo ese día, y está bien lo entiendo, estaremos en
comunicación cuídense mucho, los amo —dijo Margaret a su madre y
cortó la llamada.

El trabajo de Margaret era de medio tiempo así que ella no se complicaba


con los horarios de la Universidad, trabajaba de lunes a sábado y después
del trabajo iba directo a la Universidad, a sus reuniones de preparatoria
para el día de la titulación y otros detalles de la ceremonia.

Un día Margaret saliendo del trabajo, iba caminando muy deprisa por la
calle hacia el paradero sin fijar al frente, casualmente chocó con una
persona, todo lo que traía en la mano se le cayó.

—¿Qué te pasa? No vez que voy apurada y te cruzas en mi camino, mira lo


que ocasionaste —dijo Margaret insatisfecha recogiendo sus libros y
papeles que se le habían caído.

—Lo siento, pero no te vi, no te molestes, además por ir cabizbaja te pasó


esto, deberías mirar al frente así me hubieras visto y no hubiéramos
chocado – le respondió aquella persona con quien Margaret chocó.

Margaret incómoda por lo que esa persona le recalcó, terminó


rápidamente de recoger sus cosas levantó la mirada para responderle
fijamente e irse, pero al ver que era un chico, alto y lindo quedó flechada sin
saber qué hacer ni decir, lo hizo tan notorio que el chico no lo pasó por

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desapercibido.

—¿Estás bien? —preguntó el joven sonriendo.

—Eh… si, si estoy bien solo que… bueno nada, estaba apurada y no miré
al frente mientras caminaba, ¡que tonta que soy! —le respondió Margaret
muy nerviosa.

—¿Ah sí? Pues yo creo que te fleché jaja —replicó el joven muy coqueto.

Margaret interiormente avergonzada y nerviosa de ver a tan apuesto chico


que estaba frente a ella creyó conveniente continuar con su camino.

—¿Qué? ¡No, para nada! sabes qué, mejor me voy tengo que hacer
mucho, chau —le dijo Margaret y siguió con su camino.

A unas cuadras de distancia ella escuchó que le gritaban a una chica, pero
no pensó que sería a ella a quien estaban hablando.

—¡Hey, espera! —, gritaba el joven con quien Margaret había chocado


mientras corría para alcanzarla, hasta que logró hacerlo, la tomó de su
brazo e hizo que volteara para hablarle fijamente.

—Hola, no te vayas tan rápido, mi nombre es Kevin, ¿Por qué tan


apresurada? Tus cosas pueden esperar, sueno interesado tal vez, pero
¿quieres ir al parque un momento conmigo? —le propuso Kevin.

Margaret sonrojada y sin poder creerlo aún, no lo pensó dos veces

—Está bien un paseo al parque no me vendría mal —respondió.

Estuvieron en el parque conversando por un largo momento, Margaret


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quedó encantada con Kevin, ya amaba cada detalle de su personalidad
hasta llegó a pensar que él sería el amor de vida; pero lo que ella no sabía
era, que Kevin aparentaba ser el mejor hombre que una mujer haya podido
tener así de atento y cariñoso, pero en realidad era un cobarde más del
montón, agresivo, mandón y muy celoso.

A Margaret y Kevin se les hizo una costumbre interdiaria salir al parque,


Margaret tomó en serio el pensamiento de que Kevin sería el amor de su
vida; hasta que un día, Margaret le confesó su amor a Kevin, él por otro
lado confesó lo que sentía por ella, conversaron sobre ello y decidieron
darse la oportunidad de ser enamorados.

Pasaban los días y su relación por el momento estaba bien del todo.
Margaret con todo eso había descuidado sus deberes como universitaria y
tendría que ponerse al corriente de todas las indicaciones que estaban
brindando para el día de la titulación, incluso prepararse ella misma para
su presentación en la ceremonia. A Kevin no le gustaba en absoluto que
Margaret vaya a la universidad porque pasaba más tiempo con sus amigos
y no con él, así que frente a ello decidió ir a casa de Margaret y dejarle las
cosas en claro.

—Hola cariño ingresa por favor —le dijo Margaret muy atenta.

—Mira Margaret, si vine aquí es por un solo motivo y quiero que me


escuches bien, soy tu enamorado y a mí no me gusta que tu andes por ahí
en la Universidad, con tus amiguitas, amiguitos, si tú vas allá es a estudiar,

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que no te importe el resto —dijo Kevin seriamente.

— Kevin ¿qué estás insinuando?, ¿cómo que no voy a andar con ellos?,
tengo que hacerlo, somos un grupo y llevamos charlas de indicaciones
para la titulación, con ellos yo hago las coordinaciones, eres mi
enamorado, pero tú no vas a imponerme andar con mis amigos ni menos a
celar eso es absur…

¡zas! Una cachetada calló a Margaret.

— ¿Kevin? —dijo Margaret tocándose la cara y empezando a llorar

—Amor, mírame, cariño no llores ¿sí? discúlpame, me dejé llevar, si te celo


es porque te quiero y no quiero que otras personas estén contigo —le
decía Kevin a Margaret mientras la cogía para abrazarla.

Margaret desde ese día dejó de socializar con su grupo de la universidad,


ella iba a la universidad a prepararse sola, no necesitaba compañía de
nadie. Todos sus amigos no entendían por qué Margaret se comportaba
así, un día antes de la gran titulación un compañero le pidió un poco de su
tiempo para hablar sobre lo que le pasaba, por ser de su confianza
Margaret le contó la verdad, excepto sobre la cachetada que su pareja le
había dado.

—Amiga te metiste con el hombre equivocado, ¿estás ciega? Si te dice


que te cela porque te quiere eso es mentira, te quiere solo para él y no es
así tú eres una mujer libre no deberías depender de él, si te va a tratar así,
mañana más tarde quizás haya violencia Margaret, recapacita. —Le

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aconsejó su amigo y así fueron conversando y conversando hasta la salida
de la universidad.

Aquel día Kevin fue a la universidad a ver a Margaret para ir junto con ella a
su casa, y este la vio con su amigo, se llenó de impotencia cólera y celos,
por lo que decidió adelantarse a casa de Margaret y esperarla allá.
Margaret al llegar vio a Kevin afuera de su casa, le fue extraño, pero ella
atenta como siempre lo hizo pasar, ya adentro Kevin empezó a gritar a la
pobre Margaret sacándole en cara lo que había visto, hacía una protesta a
una inocente mujer que lo único que había hecho era haber entablado una
conversación con su amigo.

Kevin golpeó, arrastró y jaló de los cabellos a Margaret hasta cansarse,


Margaret lanzaba gritos y gemidos, ella ya no soportaba todo lo que su
enamorado le estaba haciendo, llegó un momento en el que Kevin ya se
cansó de golpear a Margaret por lo que decidió dejarla ahí tirada, no le
importaba si gritaba o lloraba.

—Y todo esto es para que aprendas a respetarme, a obedecerme, si yo te


digo algo no es por las puras, espero que esto te quede de lección, ya te he
dicho, puedo quererte mucho pero no quiero que andes con otras
personas más si son hombres ¡¿Oíste?! —dijo Kevin mirando a Margaret
en el suelo toda lastimada por lo que él le había hecho, e inmediatamente
salió de casa.

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Margaret seguía tirada en el piso, escuchó que llamaban a la puerta de su
casa, ella creía que era Kevin, aunque estaba sin fuerzas, ni ganas para
pararse hizo su mayor esfuerzo y fue a abrir la puerta. Grata fue la
sorpresa de ver a sus padres al frente de ella, no dudó en abrazarlos y
recibirlos en su casa.

—Papitos, ¡vaya sorpresa, vinieron!, no saben cuánto me emociona


tenerlos acá —exclamó Margaret llorando.

—Margaret, hija mía, ¿qué te pasó mi vida? mira cómo estás, ¿quién te
hizo esto? —preguntó su mamá preocupada y con sus ojos llorosos.

—Nadie mamita, nadie, simplemente recientemente me caí y terminé así,


ya me pasará —comentó Margaret nerviosa, ella no les iba a decir que su
enamorado le había pegado.

Llegó el día tan esperado de Margaret, ella no se sentía preparada para su


presentación, en los últimos días no pudo concentrarse bien, además los
golpes que había recibido por Kevin la dejaron inestable, pero aun así ella
estaba dispuesta a presentarse, sus padres ya se habían alistado, solo
faltaba ella por lo que les dijo que mejor avanzaran, luego ella los
alcanzaría. Y así fue.

Mientras Margaret estaba en casa terminando de arreglarse se escuchó el


tono de llamada de su celular, tomó su celular y contestó su amigo de la
universidad quien la estaba llamado para decirle que el grupo la estaba
esperando porque a pesar de haberse distanciado ellos la seguían

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queriendo como representante de la comunidad universitaria. Ella le dijo
que en minutos salía, pero tanta fue su mala suerte que Kevin llegó y la
escuchó hablando por teléfono.

—¡Margaret! ¡Margaret! ¡Ábreme la puerta! Que me abras te dije ¿No


escuchas? —gritaba Kevin desde afuera de casa de Margaret para
ingresar, él no había recordado que aquel día era la titulación de Margaret.

—Ya voy —dijo Margaret; caminó a la puerta para abrirla.

Kevin entró muy molesto por la única razón de haberla escuchado a


Margaret hablar por teléfono, diciéndole a alguien que pronto salía y se
encontrarían. Margaret trató de explicarle, pero él no entendía las razones
por lo que la golpeó una vez más. Esta vez sobrepasó los límites, la hizo
sangrar del labio, de la nariz, no le tuvo compasión la dejó en críticas
condiciones. Margaret quedó tirada en el suelo medio muerta, esperando
que alguien llegue a verla y la pueda ayudar, pero nadie lo hacía, por lo que
ella poco a poco de tanto dolor iba dejando este mundo, hasta que su
amigo llegó a recogerla, ya que no llegaba a la ceremonia de titulación,
pero lamentablemente la encontró agonizando.

—Hola, hasta que por fin alguien llegó y eres tú Alex, ...

Pronto dejo este mundo, ya no soporto estos golpes, yo quiero que le digas
a mis padres que los amo mucho, espero que en su corazón algún día me
lleguen a perdonar por el gran error que cometí de perder la cabeza y
enamorarme de un hombre cobarde que no me supo valorar, desde donde

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esté los voy a cuidar y… Alex solo tú conoces la verdad a fondo, solo tú…,
espero que jamás se lo cuentes a alguien, prométeme que no lo harás
—dijo Margaret mientras hacía esfuerzos para poder hablar.

- Te lo prometo - recalcó Alex tomando de la mano a Margaret, con sus ojos


llorosos y un nudo en la garganta. Alex era el amigo de la universidad de
Margaret, a quien le contó lo que le había hecho Kevin, quizás ella debió
escucharlo, pero tanto era el amor que sentía por Kevin que creyó cada
palabra que decía y tomó esa decisión tan rápida de confesarle lo que
sentía por él.

Margaret aquel día dejó de existir. Tanto había esperado ese gran día para
titularse y que todo en su vida cambie, más fue el peor día de su vida: la
maltrataron hasta matarla. Margaret fue víctima, una víctima más de
violencia disfrazada de amor.

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