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LEYENDA DE LAS 7 JOROBAS.

Estas descripciones corográficas de la laguna Chichankanab, sirven para tener


una idea de los lugares gredosos y acuosos por donde se mueve nuestro
personaje principal de este relato: la milenaria serpiente Siete Jorobas. Pero antes
de hablar de nuestra enigmática serpiente, terminemos algunas características,
acaso la mejor característica, de la laguna Chichankanab. Esta idea me la ha
dicho uno de aquellos que recuerdan, un cuentista de esos tiempos en que había
cuentistas que recreaban otros mundos alrededor del fuego al caer la noche. El
hombre me dijo que todos los cuerpos de aguas de la Península –los cenotes, las
aguadas, las pocas lagunas y hasta las humildes sartenejas- tienen sexo, y que
Chichankanab tiene el púber de una mujer de barro, una perfecta hembra que sólo
acepta en sus lechos de líquenes y agua caliente a hombres jóvenes, a viejos
escasamente. Y yo me pregunto, ¿es Chichankanab la mujer, o acaso es la misma
serpiente Siete Jorobas la vampiresa de este relato?
***

Una vez supe que un leñador de Dziuché se topó con ella. El hombre iba
bordeando la laguna, y de vez en cuando miraba hacia sus aguas débiles para dar
con un ave o un lagarto, sacar su escopeta, apuntar y disparar; cuando de pronto
el camino se terminó: frente al hombre había un enorme tronco de más de metro y
medio de ancho, entre verdoso y negruzco, pero perlado de gotas que lentamente
se evaporaban debido al soporífero calor de las doce del día. El hombre se
extrañó, porque haría más de un mes que no había cruzado en toda la región ni
una nube de agua. En el justo momento en que tomaba impulso para brincar el
tronco que le obstruía el camino, la tierra a un costado de la laguna comenzó a
vibrar como si de un terremoto se tratara, y el tronco dejó de ser tronco cuando el
hombre se percató que tenía escamas aquella ceiba milenaria. Pensó: “es la Siete
Jorobas”. A duras penas el leñador dejó su carga, aventó hasta la escopeta, y
rápidamente fue a esconderse detrás de un montoncillo de piedras cercano. Con
valentía suicida, ahí observó cómo la Siete Jorobas tenía atrapada entre sus
grandes mandíbulas, a una vaca completa que iba digiriendo viva aun,
seguramente robada de alguno de los pequeños ranchitos que rodean la laguna.
Sólo veía la cabeza triste de la vaca mugir calladamente con entonaciones
fúnebres de vaca. Al momento de devorar el último mugido, la Siete Jorobas, con
sus más de cincuenta metros, comenzó a mover su cuerpo inaudito, aniquilando
árboles, descuajando lodo, pudriendo la floresta para poder dar una perfecta
vuelta en u y volver de nuevo a la laguna. El hombre, en el breve instante que
la Siete Jorobasdetuvo su paso demoledor para empezar su zambullida eterna, vio
la cabeza de ese animal del tiempo cuando los hombres no habían bajado de los
árboles: “Tenía la mirada más triste que he visto en toda mi vida”, me contó en una
cantina de Peto, y yo le creí sobre eso de sus ojos tristes, porque tal vez Siete
Jorobas sea el último de su especie, y ser el último de una especie extinta hace
milenios, no es como para ponerse contento.
***

Otros han visto a Siete Jorobas planear el cielo de Chichankanab. Alguien me


contó que la serpiente, cada determinado tiempo salía a tierra a comer o a
calentarse; y que volaba con la mirada triste hacia arriba, y que no veía a los
hombres porque, si volteaba, podía bajar y comerlos. Esta idea de que Siete
Jorobas mirara hacia arriba, tal vez se deba a que no quería, no quiere, que nadie
se dé cuenta de su milenaria soledad, de su heridora tristeza.
***

El abuelo de mi amigo Wilbert de la Cruz Uc, Miguel Uc Caamal, le contó el


siguiente relato a su nieto, que ahora mismo inserto. El relato comienza con la
dura situación que dejó la langosta a los pueblos de Yucatán por los años de 1940,
y debido a eso, mucha gente de los pueblos del sur y del oriente migraron hacia
zonas más propicias, como la selva quintanarroense. En su trayecto hacia la
selva, los campesinos de la región se toparían con la soledad de Siete Jorobas:
Mi abuelo era de Kinil, pueblo de Tekax. Pues te cuento, dice mi abuelo que hubo
un tiempo en que la situación de vida en Kinil era muy difícil, había mucha
pobreza, y que no se tenía nada que comer, sólo se comían raíces de árboles y se
tomaba agua de sartenejas. Así vivieron muchos años, pero mi abuelo se cansó y
decidió migrar hacia la selva, pasar la sierrita e internarse más lejos. La ruta de
paso más rápido estaba cerca de Chichankanab, pero que al principio mi abuelo y
los que lo seguían tenían miedo de pasar esa laguna, precisamente por la
serpiente. Sin embargo, luego buscaron una ruta alterna, por Candelaria. El agua
de Chichankanab, dicen, viene de un corrental, que es como un pozo, que está en
La Esmeralda, una entrada a la laguna.

Podemos acabar estos apuntes primeros sobre Siete Jorobas, la serpiente


apocalíptica pero triste de la laguna de Chichankanab, diciendo que, mito o no,
todos hablan de ella, pero muy pocos la han visto.

LA SIRENA

En pueblo cercano al mar vivía una familia de humildes pescadores con tres hijos,
como ellos iban a pescar todos los días, los niños se quedaban jugando en la orilla
de la playa y luego de algún tiempo la niña mayor busco unos pececitos en
agujero de las piedras adentro del mar, ella empezó a alimentarlos y a cuidarlos
hasta que crecieron, ella los quería mucho que se la pasaba todo el día
cuidándolos y platicando con sus seis pececitos a los que ya hasta nombre les
había puesto.

Como su mama ya se había cansado que al regresar de pescar ella no estuviera


dentro de la casa, decidió preguntarle a su hija que hacia en la playa todo el día
pero su hija no quiso decirle así que al otro día después de regresar de pescar le
pregunto a sus hijos pequeños lo que hacia su hermana en la playa, a lo que ellos
le dijeron que ella tenia unos peces que había crecido desde que estaban chicos,
entonces ella pensó que si se llevaba a los peces su hija dejaría de estar en la
playa y se quedaría en su casa con sus hermanos.

Así un día luego de que mandara a su hija comprar se acerco donde estaban los
peces y al ver que estaban grandes decidió atraparlos para comerlos, para
cuando su hija regreso ya había cocinado a los peces y sin decirles que eran sus
peces le dio su comida a todos ella al ver a los peces muy parecidos a los de ella
corrió hacia donde estaban sus peces pera al llegar ya no estaban y empezó a
buscarlos por todas partes pero no los encontró entonces regreso llorando a su
casa a preguntarle a su mama si eran sus peces los que había cocinado.

Su mama le dijo que si eran sus peces los que había cocinado, y que si tanto le
gustaba el mar que se convirtiera en pez y se fuera a vivir ahí, entonces su hija
corrió hacia al mar y empezó a alejarse hasta desaparecer en el mar.

Aunque la buscaron por todos lados no pudieron encontrarla y así pasaban los
días sin poderla encontrar. Pero luego de un año de lo ocurrido oyeron la voz de
su hija que venia del mar entonces todos corrieron para ver si había vuelto pero
cuando llegaron al lugar donde venia su voz se asombraron al ver que su hija se
había convertido en una sirena.

Ella les dijo que en el mar se sentía mejor y que allí nadie la regañaba y que jamás
se saldría de allí.Desde eso solo se acercaba cada año a decir lo feliz que era en
el mar; pero después de algunos años cuando volvió ya no venia sola porque ya
había más sirenas con ella y todas jugaban y cantaban dentro del mar.

Pasado algún tiempo la sirena por fin perdono a su mama, le dijo que estaba
agradecida con ella porque era muy feliz viviendo dentro del mar.

Luego de que su mama muriera, sus hermanos le prometieron que jamás se


quitarían de ese lugar y estarían allí siempre que ella regrese.
LOS ALUXES

Son frecuentes diversas leyendas relacionadas con seres extraños que se


aparecen por las noches en las milpas y montes, se trata de pequeños individuos
llamados Aluxes, que toman actitudes según el trato que reciban, pues si una
persona se interna en su territorio y pronuncia groserías u ofensas hacia ellos o el
sitio, éstos le enviarán a través del viento alguna enfermedad, conocida en los
pueblos mayas como “mal aire”, fiebres y delirios por lo general; pero si se les
trata de manera amable e incluso se les ofrece comida, ellos en recompensa
cuidarán de la milpa y hasta dotarán de buena cosecha.

Su apariencia es como de niños, visten alpargatas y sombrero e incluso tienen un


perro y viven al interior de las cuevas cercanas a las milpas o en el monte, ellos no
son malos, simplemente que al ser como niños también son muy traviesos, les
gusta jugar y correr por todo el lugar.

Se dice que estos seres son descendientes del Enano de Uxmal, pues al igual que
él fueron creados de barro, por parte de viejos sacerdotes mayas, quienes
recogían barro de las cuevas vírgenes en las que nunca haya pisado mujer
alguna, éste se ponía a reposar durante 9 noches y posteriormente se mezclaba
con una pócima hecha de miel y flores silvestres para luego colocarlos durante
otras 9 noches en un altar con sacá cuidando que el sol no llegue hasta ellos.
Transcurrido el tiempo específico se llevaban a esparcir por el monte entre cantos
y rezos para cumplir con su misión, cuidar de la cosecha.

Hoy en día se dice que estos pequeños seres salen de sus cuevas al caer el sol y
regresan a sus guaridas antes de que el sol salga de nuevo, sus perros también
están hechos de los mismos materiales que ellos.

Otra de las historias que rodean a estos duendecillos refiere a los campesinos que
conviven con ellos, si uno desea que sus cultivos sean custodiados por un alux
debe colocar una casa para él, pero después de 7 años la puerta debe ser sellada
o de lo contrario, éste comenzará a actuar en contra de quien le ha adoptado y de
todo quien se encuentre a su paso.

Son muchas las historias de personas que dicen haber tenido encuentros con
los Aluxes, algunas de las experiencias son buenas, otras no tanto, todo depende
del trato que se les dé.

Si en alguna ocasión alguien recibe un “mal aire” de algún Alux debe recurrir a un
H´men experto, pues de lo contrario, si el alma de quien intenta curar es débil
corre el riesgo de ser afectado por el mismo mal.

LA XTABAI

Cuenta una antigua leyenda maya que en un pequeño pueblo vivían dos bellas
mujeres hermanas de sangre, una era conocida como la Xkebán que se traducía
en mujer pecadora pues se entregaba constantemente a los placeres de la carne,
de modo que la gente honrada del lugar sentía repugnancia hacia ella. Por su
parte, su hermana era conocida como la Utzcolel que se traducía en mujer buena
por lo cual los pobladores le querían y respetaban.

A pesar de la fama que cada una tenía había una diferencia aún mayor, pues la
mujer pecadora sorpresivamente era de una bondad enorme, pues gozaba de
ayudar a los que lo necesitaran, cuidaba a los enfermos y los curaba, de igual
manera era gran defensora de los animales pues cuidaba de ellos como un
preciado tesoro, dichos animales y enfermos a quienes ayudaba le querían
mucho; por el contrario su hermana jamás hizo por ayudar y compadecerse de ser
alguno pues los consideraba inferiores e indignos de ella.

Un día de repente no se le vio salir a Xkebán de su casa, fue extraño para los
vecinos, y así pasaron varios días hasta que notaron el olor de un bello perfume
que al seguirlo les guió a la casa de ella, al llegar notaron que ya estaba muerta y
que ese olor provenía de su cuerpo inerte que se generó debido a los cuidados de
los animales a quienes tanto defendió y en agradecimiento custodiaron su cuerpo
hasta el panteón, en conjunto con los enfermos a los que curó, solamente ellos
acudieron al entierro, durante el trayecto el agradable perfume fue esparcido por
las calles por las que el cortejo fúnebre transitó. Al día siguiente, de su tumba
brotó una muy rara pero bella flor, conocida como Xtabentún, la cual genera un
néctar que embriaga dulcemente a todo quien lo bebe tal como sus desenfrenos
de amor alguna vez también envolvieron a los hombres.

Su hermana Utzcolel sintió una profunda envidia al enterarse de aquel agradable


aroma alegando sería obra del demonio y asegurando su cuerpo puro y casto
olería aún mejor al morir, pues si el de la pecadora era bello, su pureza desataría
algo mejor.

Al poco tiempo Utzcolel murió, todo el pueblo se entristeció y acudió al funeral con
la certeza de que al igual que su hermana desprendería un agradable aroma, cual
fue la sorpresa al notar que el cuerpo fétido de esta mujer desprendía un olor
espantoso. De inmediato fue enterrada y rodeada de bellas flores, caso extraño
notar al día siguiente que se encontraban ya marchitas y en su lugar había surgido
otra de nombre Tzacam que es en realidad un cactus muy espinoso y con el
mínimo rose causa un dolor profundo, es de ese cactus donde brota una flor que a
pesar de ser tan bella no desprende hedor alguno.

La envidia era tal que aun después de muerta la “buena mujer” pensó que la
suerte que el cuerpo de su hermana había corrido fue debido a la mala conducta
llevada en vida, sin pensar que en realidad se debía a la esencia de su ser, fue su
nobleza la que se había recompensado en Xkebán al morir y no la fama que se
había creado

La hermana envidiosa logró convocar a los malos espíritus que le concedieron el


don de regresar al mundo terrenal cada que ella quisiera habiendo ya adoptado
aparentemente las actitudes de la mujer pecadora, las únicas actitudes aprendidas
fueron las de la pasión desmedida más no la nobleza, por lo que se dice que aún
en nuestros tiempos se deja ver por algunos hombres que ella considere
interesantes, a los que llama al aparecerse debajo de un árbol de Ceiba, mientras
peina su larga cabellera con una pieza de Tzacam, seduciéndolos hasta hacerlos
suyos y posteriormente los asesina en medio de tan desbordado ardor.

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