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Todas las ciencias históricas tienen la misma meta, descubrir qué pasó y por qué pasó, buscan la
verdad y la explicación. Investigan el pasado para entender mejor el presente e influir sobre él, y
así contribuir a modelar el futuro. Todas ellas se guían por la famosa sentencia de Charles Darwin:
“Si no sabemos cómo una cosa llegó a ser, no la conocemos” (historicismo).
*Hegel, Comte y Marx fueron tanto holistas como historicistas. Sin embargo, los tres fueron tan
diferentes entre sí que no es útil caracterizarlos sólo y ni siquiera preponderantemente como
historicistas.
El historicismo es rechazado por los racionalistas, en particular por los teóricos de la elección
racional (marco teórico propio de la ciencia política y la economía que es utilizado para entender
y modelar formalmente el comportamiento social y económico, considerada principal corriente
teórica en la microeconomía y supone que el individuo o agente tiende a maximizar su utilidad-
beneficio y a reducir los costos o riesgos. Los individuos prefieren más de lo bueno y menos de lo
que les cause mal).
Menger (1883), uno de los fundadores de la economía neoclásica y crítico del historicismo,
introdujo los conceptos de tipo ideal y relación típica, y los consideró como universales y
transculturales (ahistóricos) ->la buena teoría económica es válida para todas las sociedades y
todos los tiempos.
Pero esto es falso, los historiadores demostraron concluyentemente que diferentes economías
siguen diferentes patrones. En efecto, todo lo humano, desde el estilo de vida hasta la longevidad,
y desde el modo de producción hasta el modo de pensar, está sujeto a cambio
El historicismo es cierto, pero no abarca todo, porque para averiguar cómo o por qué algo ha
evolucionado debemos tener algún conocimiento preliminar sobre qué es lo que evolucionó. El
conocimiento del presente nos ayuda a entender el pasado, lo que a su turno arroja luz sobre el
presente. Lo sincrónico precede a lo diacrónico (a través del tiempo), que a su turno enriquece lo
sincrónico (sin tener en cuenta la evolución histórica, sino contemplándolo en una determinada
época): este proceso no es lineal sino espiral.
Los historiadores estudian el cambio social, toda clase de acontecimientos y procesos sociales en
sistemas sociales, desde la familia hasta la nación, y desde la agricultura hasta la comunicación. Su
campo, entonces, es tan vasto como el del antropólogo: puede decirse que se dedican a la
antropología diacrónica. Sin embargo, la mayoría de los historiadores se especializan en algún tipo
de sistema social (por ejemplo, la nación), actividad (por ejemplo, el comercio) o período.
Y hay también algunos historiadores generalistas, que intentan abarcar casi todo -> filósofos de la
historia
Historia -> problema filosófico de distinguir los hechos de sus representaciones, lo que denota un
proceso y su estudio. Cuando es necesario impedir la confusión, los historiadores usan la palabra
historiografía para designar el estudio de la historia.
La historia de algo es la sucesión temporal de sus estados (o de sus cambios de estado) a lo largo
del período en consideración, cuyos registros están ocultos y a veces irremediablemente perdidos,
de allí que sea imposible reconstruirlos, salvo conjeturalmente, lo que se considera una práctica
riesgosa.
En suma, los registros históricos son fragmentos de conocimiento (verdadero o falso) que se
produjeron fuera de la cabeza del historiador antes de su tiempo.
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Los subjetivistas, quienes afirman que todos los hechos son construcciones sociales, sostienen que
la historia (como proceso) resulta de la obra del historiador (historiografía). Rechazaron la creencia
en que los hechos concretos históricos ocurran independientemente del historiador, porque el
historiador moderno, lejos de ser un mero cronista, tiene que buscar, seleccionar e “interpretar”
sus datos a la luz del conocimiento contemporáneo, proceso en el transcurso del cual nuevos
hechos se descubren, mientras algunos antiguos hechos desaparecen (se demuestra que nunca
ocurrieron).
*Novick (1988), filósofo e historiador, afirma que la idea de objetividad histórica es “confusa”, y el
ideal de esta un noble sueño.
Esto es falso porque la expresión historia subjetiva es tan oximorónica como ficción verdadera. Si
el subjetivismo fuera cierto, entonces el concepto mismo del pasado quedaría vacío: habría tantos
pasados como historiadores y ninguna manera de distinguir la realidad histórica de la narrativa
histórica.
Los historiadores adoptan el método científico, tratan de presentar pruebas a favor o en contra de
sus hipótesis, considerando la historiografía como una ciencia social. La historiografía fue la
primera rama de los estudios sociales que alcanzó la madurez.
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La clase y el valor de las pruebas tras las que está el historiador dependen de su conocimiento
previo, de la hipótesis que sostiene y de su enfoque general: los documentos nunca “hablan por sí
mismos”
*Historia y las ciencias naturales -> Ambas se preocupan por la verdad. Sin embargo, el historiador
difiere con respecto al científico natural es en que puede tratar de suponer las creencias, juicios de
valor, intenciones y decisiones de sus sujetos. el historiador científico intenta verificar si su
conjetura es correcta. Si exhibe pruebas de que lo es, toma partido sin abandonar pese a ello la
objetividad científica.
*Objetividad ≠ imparcialidad.
La ontología divide las escuelas historiográficas en dos corrientes: materialista e idealista, las
cuales responden desde su perspectiva cuáles son las fuerzas motrices de la historia.
Los materialistas (ya sean marxistas o no) sostienen que los determinantes últimos del cambio
social son materiales (ambientales, biológicos o económicos). Hay varias versiones, siendo el más
conocido el determinismo económico marxista, según el cual la producción y el comercio
constituyen la base de toda la estructura social, la economía determina el rumbo de la historia.
La mayoría de las guerras civiles fueron guerras de clases, enfrentaron a pobres contra ricos, punto
a favor para la teoría. Sin embargo, existen contraejemplos, como los sucesos que ocurrieron
como consecuencia de desastres ambientales, fanatismo religioso, prejuicio racial, nacionalismo,
etc.
- Da excesiva importancia a las “leyes de movimiento de la sociedad”, que aún hay que descubrir.
No es que no existan, sino que los marxistas no lograron encontrar ninguna y han pasado por alto
las normas, que son invenciones sociales y por lo tanto mudables.
- Gana la lealtad de gente que prefiere gastar más tiempo defendiéndolo y atacando a sus rivales
que dedicándose a la investigación original.
* Monismo histórico -> sostiene que hay un solo motor del cambio histórico. Materialista o
idealista, el monismo es parcialmente cierto porque la sociedad no es un bloque sólido sino un
sistema de sistemas insertado en la naturaleza. Los factores ambientales, biológicos, económicos,
políticos y culturales se alternan como iniciadores del cambio social y se influyen mutuamente.
EJ: superpoblación → conflicto por la tenencia de la tierra → guerra civil → pérdida de vidas y
bienes → aumento de la pobreza → desastre cultural.
Los idealistas históricos postulan la primacía de las ideas (ideológicas, políticas o tecnológicas) y de
agentes sobrenaturales. Sin embargo, las ideas no mueven a las elites, y mucho menos a las
masas. Como lo expuso Marx, sólo las personas con ideas del tipo “correcto”, que actúen en el
momento oportuno y el ámbito apropiado, tienen la posibilidad de ejercer influencia sobre otros.
Ejemplo de idealismo histórico: la tesis weberiana de que el espíritu del capitalismo promovió el
capitalismo moderno. Esta tesis fue aclamada como una refutación de la tesis marxista de que la
economía siempre precede a la ideología y le da forma, sin embargo, fue sólo uno de los
componentes de la emergencia del mundo moderno, junto a la expansión de la industria y el
comercio, la explotación del Tercer Mundo, la inseguridad causada por la guerra internacional, la
difusión del alfabetismo y el ascenso de la ciencia, la tecnología y las humanidades, entre otras.
En consecuencia, atribuir un vasto acontecimiento social a un único líder, e incluso a una elite
diminuta, es totalmente superficial.
- El sistemismo afirma que el cambio social global es el efecto de una miríada de acciones
individuales producidas dentro de sistemas (estructuras) y que el cambio social (estructural) puede
ser desencadenado por factores ambientales, biológicos, económicos, políticos o culturales, o por
una combinación de estos. Ven la historia como un proceso constituido por cinco hebras
entrelazadas, cada una de las cuales tiene a su turno varios componentes, lo que está en
discrepancia con la idea tradicional de la historiografía como una narración lineal de hechos
puntuales sucesivos.
Mientras que individualistas y holistas son monistas, los sistemistas son pluralistas (explicaciones
multifactoriales).
- Los holistas, como Hegel, Comte y Marx, tienden a dar una respuesta afirmativa. Suponen que
fuerzas supraindividuales y sujetas a leyes barren a los hombres, para ellos la historia es una
ciencia nomotética exclusivamente dedicada a los grandes procesos.
- Los individualistas, como Dilthey, Weber y Popper, tienden a contestar que no. Suponen que las
decisiones individuales y las nuevas ideas, que son prácticamente impredecibles, son los móviles
últimos, para ellos, la historia es una disciplina idiográfica exclusivamente dedicada a sucesos
particulares.
Hay regularidades históricas. Las trayectorias históricas no son como una caminata al azar, si lo
fueran, el futuro no dependería del pasado y el presente no podría ser un indicio de éste.
Las regularidades históricas tienen dos fuentes. Una es que todas las personas son similares,
tienen las mismas necesidades básicas y están dispuestas a hacer algo para satisfacerlas. Así,
durante una hambruna la mayoría no se queda tendida en el suelo, sino que hurga en la basura en
busca de comida, mendiga, roba, saquea o se muda a otra parte. Otra fuente de la regularidad es
que los seres humanos son innatamente sociables, por lo que se reúnen en diversos tipos de
sistemas sociales.
La historia no tiene un propósito o significado, pero tampoco es fortuita. En efecto, todo período
se caracteriza por algunas tendencias definidas de crecimiento, estancamiento, o declinación de
ciertos rasgos, como la población, los precios o la producción cultural.
Una tendencia histórica es progresiva solo si implica la satisfacción creciente de las necesidades
básicas y aspiraciones legítimas de un número creciente de personas, junto con la disminución de
la explotación, la opresión y el desamparo, sin poner en peligro las posibilidades de las futuras
generaciones. Solo hay progreso en la medida en que la democracia integral se expande.
La decadencia social no es más inevitable que el progreso: ambos pueden detenerse o estimularse.
Además, uno no excluye el otro.
¿La historia se repite?, ¿mantiene un ritmo constante? ¿hay sociedades inmutables o ahistóricas?
Según el autor, no.
Los procesos sociales, como los procesos biológicos subyacentes a ellos, son irreversibles. Además,
considera la emergencia de nuevas ideas, costumbres e instituciones.
Y, por último, todas las sociedades se encuentran en estado de flujo. Las llamadas sociedades
estancadas (o tradicionales) están en realidad en un estado casi estacionario, en el que las
instituciones cambian demasiado lentamente para que el observador exterior lo advierta.
¿INTERPRETACIÓN O HIPÓTESIS?
Los arqueólogos, prehistoriadores e historiadores nunca se enfrentan con hechos en bruto, se ven
frente a huellas de hechos pasados, desde huesos fósiles y pisadas hasta basura y documentos
legales, las que son sus únicas fuentes o datos. Todo lo demás es conjetura.
Los datos no pueden hablar por sí mismos, solo sugerir y circunscribir. Deben leerse a la luz de
hipótesis, algunas de las cuales sugieren buscar más datos de cierto tipo. No obstante, a menudo
se subestima el papel de la conjetura en la reconstrucción histórica, bajo la influencia del
empirismo y la hermenéutica.
La concepción habitual es que el historiador reconstruye los datos y saca conclusiones de ellos, o
los interpreta. Cuando lo que hace el historiador en realidad es elaborar suposiciones o hipótesis
concernientes. Por otra parte, siempre que es posible somete a prueba esas hipótesis, empleando
el método científico.
A diferencia del físico, el historiador intenta reconstruir hechos irrepetibles y tiene acceso a un
registro desesperadamente incompleto y a menudo gravemente distorsionado. Por otro lado, la
confirmación es tan valedera como la refutación, lo que vale tanto para la historia como para la
física.
* Explicación Histórica -> Mientras que el cronista sólo describe parte de lo sucedido, el historiador
procura explicar por qué sucedió en términos de generalizaciones (leyes, normas o ambas cosas) y
datos. Los historiadores, como los físicos, no se conforman con descripciones (verdaderas) de la
mayor exactitud. Ambos quieren explicar lo que describen.
USOS DE LA HISTORIA
La historiografía puede tener usos buenos, malos o indiferentes. Puede ayudar a entender el
presente y así colaborar en la planificación del futuro. Aunque la historia nunca se repite, algunos
acontecimientos y procesos históricos tienen analogías, solo el estudio de la historia ayuda a
descubrir los mecanismos subyacentes a la dinámica macrosocial.
Podemos aprender algo sobre la sociedad si estudiamos el cambio social, la historia. Sin embargo,
las lecciones de la historia son ambiguas. Lo que aprendemos del pasado depende en gran parte
de nuestra visión del mundo, nuestros intereses y nuestras actitudes hacia el futuro. El
conservador “aprende” que la reforma social es inútil o peor, porque muchísimos intentos previos
fracasaron o resultaron un tiro por la culata. El revolucionario “aprende” que ciertas reformas
sociales fracasaron porque no fueron suficientemente radicales. El nacionalista y el halcón
“aprenden” a alimentar su odio hacia “el otro” y así a marchar hacia atrás. El pacifista y el
internacionalista “aprenden” las virtudes de la paz y la solidaridad internacional. En resumen,
mucho de lo que “aprendemos” con el estudio de la historia ya lo sabíamos o creíamos ante todo
en ello.
-La tradicionalista o humanista, cuyo enfoque está cerca de la filología clásica, la crítica literaria, el
derecho y la historia del arte.
-La moderna o procientífica, cuyos métodos se aproximan a los de la biología evolutiva. Es realista,
materialista, sistémica, interdisciplinaria, cuantitativa y nomotética lo mismo que idiográfica.
Procura reconstruir el pasado de la manera más verdadera posible.
La nueva mirada es sistémica porque se concentra en sistemas sociales más que en individuos, y
en procesos prolongados más que en sucesos aislados y excepcionales. La sistemicidad implica una
creciente interdisciplinariedad, no autónomas porque todas estudian la misma cosa, la sociedad.