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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS

Escuela:

Ciencias Jurídicas y Políticas.

Asignatura:

Lógica y Filosofía Jurídica

Facilitador:

Wilfrido Ulloa

Participante:

Génesis Angelina Rodríguez Canela.

Matricula:

1000-228-22

Tema:

Trabajo final

Fecha:

10-12-2022
Introducción

Si nos acogemos al término «pensamiento filosófico», la filosofía se entiende


como un pensamiento amplio, que expresa un conjunto de ideas de modo
plural. Visto así, el logos o razón de la filosofía, se vuelca hacia fuera, en
antítesis, y el sujeto de la racionalidad ya no es uno.

La filosofía está en la base de todo el pensamiento dominicano. Original o no,


orgánico o sistemático (o no), cada texto discursivo del área social o natural,
contiene preguntas filosóficas.

Es necesario analizar, sin intenciones de competencia, las ideas filosóficas de


las personas dominicanas del pasado y de hoy dedicadas a la filosofía, y
evaluar si hay calidad en su abordaje, si existen seguidores, sobrevivientes a
sus inquietudes, contenidos de verdad, configuración de sistema y originalidad
en su ejercicio de racionalidad.

A continuación veremos más detalles acerca del desarrollo y el estado actual


de la filosofía en República Dominicana.

Siempre han existido interrogantes acerca de las cosas de nuestro alrededor


y los antiguos filósofos era quienes trataban de responderlas. Desde los
tiempos antiguos los filósofos griegos se acercaron a las grandes preguntas
de forma imaginativa. Los grandes pensadores griegos se aventuraron a
debatir los acuerdos tradicionales y a desafiar las preocupaciones de sus
tiempos.
La filosofía tuvo sus inicios en Asia Menor alrededor de 600 AC. Esta
palabra proviene de las palabras griegas philein, que significa amor y Soph,
que significa" sabiduría”. Fueron los griegos quienes descubrieron el
carácter ordenado, legal y racional del mundo, y quienes identificaron en el
ser humano un instrumento que ha de servir tanto para el conocimiento
como para la vida.
Después del siglo XV es cuando la filosofía comienza mezclarse con los
descubrimientos tecnológicos y científicos y es a partir de este momento
donde la ciencia moderna ha venido evolucionando con filosóficas. En el
presente aporte vamos ver la importancia evolutiva de la filosofía del
derecho y su aporte social en la República Dominicana.
Importancia evolutiva de la filosofía del derecho y su aporte social en la
República Dominicana.

La filosófica del derecho tiene sus orígenes en la antigua Grecia. Werner


Jaeger, filósofo clásico se dio cuenta que fueron los griegos los que por vez
primera se desafiaron los fenómenos jurídicos y las instituciones legales con
energía filosófica.

Fueron los filósofos griegos quienes iniciaron intensas investigaciones


sobre la naturaleza del derecho mucho antes de que se estableciera una
filosofía legal. Con las declaraciones de los derechos del hombre y de
ciudadano se cumplió un papel fundamental a través de la filosofía. Todo
esto fue posible gracias a la gran labor de los filósofos Voltaire, Diderot,
Rousseau, entre otros.

La principal característica de la filosofía griega es el esfuerzo de la razón


humana por explicar todos los fenómenos universales y humanos
mediante análisis y argumentos racionales sin acudir a
explicaciones de carácter mítico o religioso.

El período de la filosofía moderna se origina con Descartes en el siglo XVI


y se centra, sobre todo, en la reflexión sobre el conocimiento y sobre el ser
humano. La revolución científica que propició la aparición de la filosofía
moderna y que va desde el siglo XV al XVII fue uno de los impulsos
transformadores más importantes de la historia cultural de Occidental y de
toda la raza humana. Hume y Kant fueron los filósofos ilustrados que más
contribuyeron a la evolución filosófica de Occidente y fueron quienes
situaron el esfuerzo de la razón humana dentro de los límites del empirismo
y del racionalismo.

Si entendemos filosofía en su concepto entonces es probable que todos los


seres humanos sean filósofos alguna vez en su existencia.
Los griegos descubren que las cosas del mundo están en orden cuando
siguen las leyes. El mundo es una creación, no un caos, por lo que un
cuerpo se manifiesta con cierto orden, según su esencia o naturaleza.

En Roma no hubo sus grandes juristas; en Roma surgieron


grandes Instituciones Jurídicas y Leyes que constituyen los grandes sistemas
jurídicos, entre los que se constituyen el Romana Armanico al cual
pertenecemos. En Roma se desarrolló una sólida estructuración legal de la
familia, la propiedad y el Estado, que sirvieron de herencia a la civilización
posterior, entre los grandes abogados romanos tenemos a Cicerón y Ulpiano.

Cicerón: estableció una división de derecho y se mantuvo por mucho


tiempo; para establecer esa división partió del criterio de que existe una Ley
eterna por medio de la cual se manifiesta la razón universal. Según este
existía el derecho natural, el cual era necesario.

Ulpiano: es uno de los grandes Jurisconsultos Romanos, y a quien se


debe el concepto tradicional de Justicia, contenido en el digesto Romano,
que definía la justicia como dar a cada quien lo que le pertenece.

Santo Tomás de Aquino dice que el individuo dice debe ordenarse


a la comunidad como parte del todo; el bien particular queda subordinado al
bien general, esto constituye una copia de la doctrina Aristotélica, que
establece la primacía del bien común. Santo Tomas habla de 3 tipos de
gobiernos o regímenes políticos: La Monarquía, Aristocracia y Democracia.
Y que el gobierno ideal es el que escoge lo mejor de esos regímenes político

según Santo Tomas de Aquino es el derecho de resistencia por parte de los


ciudadanos contra la autoridad injusta; los ciudadanos pueden lícitamente
resistirse el poder de un tirano, y aun levantarse en arma para derrocarlo,
siempre que la tiranía sea excesiva e intolerable, y que de la rebelión no se
deriven mayores males, que los que se pretenda evitar.

Dice Santo Tomas que el regirse tiránico no es justo porque no percibe el


bien común.

Kelsen sostiene que el derecho tiene categoría de medio, y que en tales


condicione, lo que podríamos llamar fundamentos reales del derecho, cae
dentro del ámbito de lo sociológico, a la vez que los fines del derecho
corresponden al campo de la ética y de la política, calificándola por esta
razón de meta jurídicas."
Grande personajes que han influenciado de manera tajante en el
fortalecimiento de nuestro ordenamiento jurídico, tales como por ejemplo;
Hans Kelsen, Gustavo Radbruch, Norberto Bobbio, Luigi Ferrajoli,
Ronald Dworkin,
Herbert Hart, Gustavo Zgrebelsky, Konrad Hesse, Ernest Bockenforde,
Ricardo Guastini, Robert Alexy, Carlos Santiago Nino, John Rawls, Jurgen
Habermas, Gregorio Peces Barba, etc. Todos ellos, estudiaron filosofía del
derecho, algunos de manera anteriori a convertirse en abogado, otros de
forma posteriori a la obtención del título de abogado, también es necesario
señalar que algunos de los mencionados, conocieron y comprendieron el
sistema regulado a la luz de la filosofía del derecho de manera autodidacta,
hecho que es digno a seguir.

La filosofía del derecho es una rama de la filosofía y la ética que estudia los
fundamentos filosóficos que rigen la creación y aplicación del Derecho,
otros señalan que es la rama de la filosofía que tiene por objeto el estudio y
el conocimiento de la esencia y fundamento de las ciencias jurídicas
particulares y un tercer grupo responde a la interrogante planteada,
afirmando que la filosofía del derecho “es el nivel del conocimiento
jurídico, que tiene por objeto, al igual que la ciencia del derecho, al derecho
natural y al derecho positivo conjuntamente, pero cuya finalidad es
descubrir qué es el derecho, de forma abstracta y teórica, sin
consideraciones concretas de tipo normativo ni real.

La ciencia filosófica del Derecho tiene por objeto la Idea del Derecho, o sea
el concepto del Derecho y su realización. La filosofía trata de ideas y, sin
embargo, no de las que se suelen llamar meros conceptos, porque más bien
demuestra su unilateralidad y su falsedad, así como que el concepto (no lo
que frecuentemente se entiende designar como tal y que sólo es una
abstracta determinación intelectiva), es lo que únicamente tiene realidad, es
decir, en el modo de darse él mismo tal realidad.

Todo lo que no sea esa realidad, presentada por medio del concepto mismo,
es existencia transitoria, contingencia externa, opinión, apariencia
incesencial, falsedad, ilusión, etcétera. La configuración que toma para sí el
concepto en su realización, constituye, para el conocimiento del concepto
mismo, el momento esencial de la Idea, diferente de la forma del ser sólo
como concepto.
La ciencia del Derecho es parte de la filosofía. En consecuencia, debe
desenvolver desde el concepto, la Idea, como lo que es la razón de un
objeto, o lo que es lo mismo, ser espectador del peculiar, inmanente
desenvolvimiento de la cosa misma. Como tal parte, la Ciencia del Derecho,
tiene un punto de partida, que es el resultado y la verdad de lo que antecede
y de lo que constituye la llamada demostración. El concepto del Derecho,
por lo tanto, conforme a su devenir, cae fuera de la ciencia del derecho; su
deducción es aquí presupuesta y el concepto mismo debe admitirse como
dado.

Parte de la filosofía que, basándose en el método del conocimiento que


proporciona el materialismo dialéctico y apoyándose en las leyes,
regularidades y categorías de que arma el materialismo histórico, trata de
aclarar las regularidades y leyes del devenir histórico del fenómeno
político social que es el Derecho, busca poner de manifiesto las últimas
razones de su evolución, a partir de descubrir su esencia compleja y
multifacética, e intenta encontrar las regularidades del Derecho dentro de
sus múltiples y cambiantes expresiones, de tal modo, la Filosofía del
Derecho marxista se apoya en las conclusiones de la filosofía materialista
avanzada, en los aportes de la dialéctica en general y de las leyes del
desarrollo histórico. Es una disciplina cuyo objeto de conocimiento
fundamental es el conocimiento de lo jurídico.

El conocimiento que se adquiere con base en la filosofía del derecho, es en


sí mismo, conocimiento jurídico, pero no como representación de las
instituciones jurídicas, sino como plano problemático sobre cómo el
derecho puede ser entendido.

La Filosofía del derecho es aquella rama de la filosofía que concierne al


Derecho. Ahora bien, Filosofía es el estudio de lo universal, luego en cuanto
la Filosofía tiene por objeto el Derecho, lo toma en sus aspectos universales.
Puede definirse también la Filosofía en general como el estudio de los
primeros principios, porque a estos, precisamente, corresponde el carácter
de universalidad. Los primeros principios pueden referirse ya al ser y al
conocer, ya al obrar; de aquí la división de la Filosofía en práctica y
teorética. La Filosofía teorética estudia los primeros principios del ser y del
conocer, y se divide a su vez en las siguientes ramas: ontología o metafísica
(que comprende
También la Filosofía de la religión), gnoseología o teoría del conocimiento,
lógica, psicología, filosofía de la estética. La Filosofía práctica estudia los
primeros principios del obrar y se divide en Filosofía moral y Filosofía del
Derecho.

A menudo se adopta también para la denominarla la palabra ética: más


conviene advertir que a veces se entiende esta denominación en sentido lato,
en cuyo caso es sinónima de Filosofía práctica; y a veces en sentido
estricto, en cuyo caso es sinónima de filosofía moral. El estudio del derecho
en sus ingredientes universales constituye el objeto de la filosofía jurídica.
Pero el Derecho puede ser estudiado en sus aspectos particulares: en este
caso es el objeto de la ciencia jurídica o jurisprudencia en sentido estricto.

La diferencia entre ciencia y filosofía del derecho radica cabalmente en el


respectivo modo como una y otra consideran al Derecho: la primera en
particular, la segunda en universal. En todo tiempo y en todos los pueblos
se da un sistema positivo de derecho. Se da así una serie múltiple de
sistemas, a tenor de los diversos pueblos y tiempos.

La ciencia del Derecho tiene por objeto los sistemas particulares


considerados singularmente para cada pueblo en una época determinada.
Pero además, una ciencia jurídica no suele comprender propiamente todo un
sistema, sino que procede con ulteriores especificaciones y distinciones,
considerando una parte singular del sistema en cuestión derecho público o
derecho privado. Pero estas divisiones no han de entenderse de modo
absoluto, siendo numerosas las conexiones e interferencias entre las
distintas ramas, y no excluyéndose la creación de otras nuevas.

Claro está que ninguna ciencia jurídica en sentido estricto puede explicar
que sea derecho en universal, sino únicamente lo que es el derecho (o una
parte del derecho) en un cierto determinado tiempo. La definición del
derecho in genere es una investigación que trasciende de la competencia de
todas y cada una de las ciencias jurídicas particulares: y constituye
precisamente el primer tema de la Filosofía del Derecho. Si se quiere
conocer el derecho en su integridad lógica, esto es, saber cales son los
elementos esenciales comunes a
todos los sistemas jurídicos, debemos forzosamente superar las
particularidades de estos sistemas y mirar al concepto universal del derecho.

Existe una fuerte tradición, que ha venido identificando la norma jurídica


con el Derecho objetivo. Modernamente, por influjo de la doctrina italiana,
se ha puesto de manifiesto que el Derecho no está integrado solamente por
normas, sino que a su existencia y realización coadyuvan otros elementos,
que, sin identificarse con la norma, ayudan a su producción, aplicación y
garantía misma. Y, de otro lado, que existen contenidos normativos que no
se identifican con el Derecho, aunque reciban de él su eficacia disposiciones
autónomas.

Con el carácter de jurídicas, y por su contraposición al mundo físico y a sus


leyes distinguimos aquellas otras dirigidas a regular la ordenación social,
que llevan ínsita en su peculiaridad la posibilidad de ser incumplidas y que,
referidas al plano del deber ser, por significar un deseo de
perfeccionamiento, denominados normas. Esas normas no son de un solo
tipo, pudiendo separar, convencionalmente, aquellas normas que regulan la
actuación de los miembros sociales, estableciendo modos de conducta cuya
infracción no provoca otra cosa que el reproche, y aquellas otras dirigidas a
prevenir y regular conflictos de intereses entre los hombres.

Salvo algunas formulaciones idealistas, la filosofía pretendió, en sus inicios,


ofrecer la explicación de todos los fenómenos de la naturaleza, la sociedad y
el pensamiento humano, y fue contusionando de manera progresiva, con los
trabajos y los datos de las ciencias particulares que iban obteniendo
conclusiones sobre las distintas esferas de fenómenos de que se ocupa cada
una.

Esta situación condujo a que en el siglo XIX la Escuela Alemana intentara


hallar un espacio singular y exclusivo al quehacer filosófico, con lo que
redujo la filosofía a su contenido gnoseológico y planteó, lo que Engels
calificó como el problema principal de la filosofía, la relación pensar – ser.

La Filosofía del Derecho no sólo puede y debe existir, como medición y


especulación concreta sobre el fenómeno derecho asumido en su
universalidad, sino que esa medición únicamente puede hacerse de
manera
Acertada a partir de la adopción de una visión y una concepción filosófica
general, en la cual, debe plantearse y resolverse de forma conveniente el
problema principal de la filosofía, la relación pensar – ser.

La Filosofía del Derecho constituye una esfera especulativa concreta, que


trata de esclarecer las leyes y regularidades del fenómeno jurídico
entendido en su dimensión más general y abstracta. Los datos y las
conclusiones de las ciencias jurídicas sectoriales enriquecen y confirman a
su vez los resultados de la Filosofía del Derecho. Con esos puntos de vistas,
la Filosofía del Derecho no es concebida como una nueva especulación,
como una visión primigenia de la vida social. Al mismo modo, no aspira a
erigirse en ciencia de las ciencias jurídicas, a la manera cartesiana de
entender la filosofía.

Si la fuente de la filosofía es la admiración nos vamos a encontrar con las


escuelas ontológicas, lo que supone maravillarse ante la existencia de un
mundo del que no somos artífices, lo que impulsa al sujeto a preguntarse
por su experiencia dentro de este “ser” del cual participa. En filosofía del
derecho esto supondría la actitud de sorprenderse que el “ser” albergue en sí
mismo orden y configuración, que exista un orden natural de las cosas y de
las relaciones, y de que sobre todo allí donde conviven los hombres en
comunidad se dé también en forma natural el derecho.

Pensar así supone que el derecho está concebido como una realidad
subsistente en sí mismo con independencia de nuestro pensamiento o
nuestra voluntad.
Si la fuente de la filosofía es la duda dará origen a la teoría del
conocimiento, aquí la actitud del filósofo “jurista” será de desconfianza y
el método será poner en cuestión todo aquello que sea susceptible de
percepción para ver que se revela a la duda radical, y por tanto
pueda valer como cierto.

Si en la tesis anterior el ser era explicado como trascendente al sujeto, a


partir
de la teoría del conocimiento el ser es explicado como producto de la
conciencia, bajo esta perspectiva el énfasis en este caso va a estar dado en
“como conozco”.
Esto en la filosofía del derecho se traduce en la duda de la existencia de un
orden natural, lo que produce el problema que el campo de la filosofía del
derecho deja ser la pregunta por la existencia de un derecho justo o de la
justicia y pasa a ser una metodología de conocimiento del derecho, pensado
éste último como el conjunto de leyes creadas por la omnipotencia del
legislador.
Si la fuente originaria es el estremecimiento, supone distinguir en la
existencia humana (Martin Heidegger):
La existencia banal, el sujeto es un mero vegetal inauténtico, el ser que no
toma sentido de sí mismo, es decir, “gevorfenheit” que significa que se
encuentra arrojado o lanzado, o bien, entregado a la banalidad, se produce
una angustia por el ser, ya que el sujeto se da cuenta que está absolutamente
limitado y no puede vivir su propia existencia y lo único que puede hacer
cambiar este estado es una situación límite.

El hombre sólo penetra en su verdadera existencia, en su autenticidad,


cuando, situándose resueltamente ante experiencias límites, las incorpora a
su plan de vida y a sus propias acciones, logrando así, mediante la
transformación de su auto conciencia, llegar a ser él mismo en la actuación
de experiencia auténtica.

El estremecerse ante las situaciones límites llama al ser humano a oponerse


radicalmente al impulso de huir hacia la in autenticidad del mero vegetal,
decidiéndose a favor de sus propias posibilidades llegando así a alcanzar la
realización de sí mismo.

El papel central que atribuye la filosofía del derecho al Estado en la


realización de una conciliación de la individualidad moderna y la libertad
con la necesidad de pertenencia colectiva. Sin embargo, el modelo de Hegel
del Estado racional, aunque de ninguna manera puramente democrático, no
invertir el poder en autoridad simplemente para suprimir la individualidad.
El estado dominicano nació en la vida jurídica, el 6 de noviembre del 1844,
cuando se proclama la constitución dominicana en la ciudad de San
Cristóbal. Nuestra constitución se nutre de las leyes sustantivas de otros
estados.

Todos aspiramos a vivir en un República Dominicana mejor y para lograrlo


debemos tener el conocimiento. Se puede hacer cambiando nuestra forma de
cambiar nuestra forma de pensar y actuar, y elevar nuestra estima como
nación. La educación superior en el ejercicio del derecho no es más que la
manifestación de la educación primaria de un país determinado. En gran
medida es un asunto relativo a la libertad de expresión, pues sin esta no
existe la libertad de cátedra y de investigación, que constituyen hoy el
centro de atención de las aulas universitarias.

El abogad de hoy y del mañana debe estar inspirado en los principios éticos
y de integridad que sirvan de salvaguarda a los valores que nos permitan
subsistir como sociedad civilizada. Es importante que todos tengamos la
convicción de que la filosofía del derecho aporto un cambio de rumbo en la
enseñanza del derecho en nuestras universidades.

En todas las sociedades la necesidad de convivir impone primero normas de


comportamiento que muchas veces después se convierten en normas
obligatorias, impulsando finalmente a centros especializados a proceder a su
estudio y valoración

De esto se deriva que regularmente las propias relaciones humanas se


adelantan a las reglamentaciones legales. En la enseñanza del derecho
predomina el desuso del razonamiento, pasando a primer plano la retención
de memoria de los datos que suministra el profesor mediante la clase
magistral en la que este expone sistemáticamente la información.
Se olvida de este modo la importancia de la investigación bibliográfica y de
la buena redacción. Se considera que no hay, de manera predominante,
estudios o análisis de casos o jurisprudencia.
El método de casos es virtualmente inexistente. Hay un predominio del
papel expositivo, central y autoritario del profesor. El debate en la sala de
clases es sustituido por las preguntas de los alumnos relativas a la
exposición del profesor.

Actualmente en la República Dominicana presenciamos una filosofía acorde


co la en la enseñanza del derecho.

La sociedad actual requiere un mayor compromiso de sus abogados a fin de


que estos se conviertan en verdaderos agentes de cambios de viejas
estructuras y prácticas legales que no van en consonancia con los avances
de un mundo en plena ebullición. Se requiere de un mayor compromiso
institucional cargado de inequívocos principios de integridad y principios
éticos.

Todos tenemos que plantearnos como un reto para el futuro inmediato la


reorientación del país en procura de mejorar los niveles educacionales de
todos los dominicanos, como vehículo imprescindible para lograr el
conocimiento, única forma de cambiar nuestra forma de pensar y actuar, y
elevar nuestra autoestima como nación.

Hoy como ayer, el país necesita y requiere de un Estado de derecho fuerte,


idóneo y confiable, que se convierta en un verdadero muro de
contención contra la corrupción en todas sus manifestaciones, el
narcotráfico, el crimen organizado, el terrorismo y otros delitos que por su
magnitud atentan contra la paz planetaria; pero ese Estado de derecho solo
se puede alcanzar cuando gobernantes y gobernados tengamos la debida
conciencia de la importancia de la educación.

La sociedad dominicana demanda de la puesta en vigencia de todo un


sistema educativo que se manifieste mediante un proceso que incentive y
aumente nuestras destrezas y habilidades para el entendimiento, manejo
adecuado y óptimo de las nuevas tecnologías, que conduzca a un
aprendizaje que nos permita comprender los cambios que se están
produciendo en una sociedad globalizada, donde las relaciones
internacionales han ido creando un Nuevo Orden Mundial, que nos
conciencie a preservar nuestro medio ambiente y
recursos naturales, y que se cree un vínculo entre el aula y la comunidad,
asociando a profesores, padres, estudiantes y organizaciones locales para
que asuman sus responsabilidades cívicas y culturales dentro del concepto
de la educación comunitaria o educación democrática.

La formación del profesional del derecho debe ser una preocupación


constante, constituir un estilo de vida. El abogado debe preocuparse por
estar formado para enfrentar los retos que día a día le presenta un mundo
que exige respuestas claras a los avances científicos y tecnológicos que
requieren de un marco legal y jurídico consistente y seguro.

El papel entonces del abogado del siglo XXI es responder a esa necesidad
social y asumir una postura de profesional consciente de sus deberes, con un
conocimiento profundo de derecho.

Los abogados deben ser profesionales a los cuales los ciudadanos puedan
confiarles sus problemas familiares o sus bienes con la certeza de que
estarán bien dirigidos y de que serán manejados por un profesional que
actúa apegado a los valores éticos. Esto puede ser posible cuando utilizamos
los conocimientos filosóficos.

Historia de la Filosofía en República Dominicana

El curso de las ideas filosóficas en la República Dominicana, ha sido un poco


heterogéneo, difuso y encubierto, en el marco de las reflexiones sociales,
literarias, estéticas, antropológicas, históricas y sobre la naturaleza; maleza (de
acuerdo con algunas personas), constituida en un impedimento para encontrar
una reflexión filosófica nativa, propuesta en el lar nacional al estilo de la
filosofía occidental. Quizás esta es una de las muchas razones por las cuales, a
las personas que están dentro y fuera del campo de ejercicio de la filosofía, les
ha costado o han decidido, sin que esté precedida de una exhaustiva
investigación, dar una respuesta rápida al problema de si existe o no una
filosofía dominicana, asumiendo abruptamente su no existencia.

Normalmente se consideran trabajos filosóficos, los referentes a los grandes


problemas y preguntas de la ontología, conceptualizaciones tendentes a la
totalidad, que interrogan sobre el Ser, la libertad, la verdad, el origen, Dios, el
alma, los valores; de modo que guiados por esta consideración, vinculada al
filosofar puro, se ha decidido, a la ligera en muchos casos, apuntar que no
existe una filosofía dominicana.

En la síntesis teórico-práctica, se hacen visibles, entonces, temas sobre las


etnias, las mujeres, el medio ambiente, la identidad y la dominicanidad, los
grupos marginados, ahora en textos a interpretar en sus prácticas. La filosofía
está en la base de todo el pensamiento dominicano. Original o no, orgánico o
sistemático (o no), cada texto discursivo del área social o natural, contiene
preguntas filosóficas.

La concepción de la filosofía que manejamos es diferente a la concepción de


un filosofar solipsista en busca de esencias ideales, en conexión con el mundo
parmenídico que soslaya lo sensorial vivido, de espaldas a la pluralidad
temática, a la historia, sin determinaciones contextuales, culturales, ciega a la
contradicción.

Si se plantea que el esfuerzo del pensamiento dominicano se ha dirigido


básicamente a tratar de resolver palmariamente la cuestión de nuestra
identidad y que este material racional no es filosofía, porque la pregunta por la
identidad no se corresponde con las grandes preguntas del filosofar, sólo
Andrés Avelino García Solano y Juan Francisco Sánchez se mostrarán como
pensadores netamente filosóficos, o filosóficamente puros.

En este sentido, si se descuenta a Andrés Avelino y a otros pocos pensadores


de la época de Trujillo y de la actual, la línea filosófica que se ha desarrollado
en el país, ha tenido que ver con la problemática político-social, antes y
después de la formación de la República en el 1844. Si lo abordamos de esta
manera, quizás podremos decir que no existe una filosofía dominicana con un
lugar en el mundo de la cultura universal, y sí un pensamiento filosófico
dominicano en construcción. Averiguarlo con hondura y honestidad es un
compromiso moral. Entonces, recorrer la historia del pensamiento dominicano
a través de un hilo que conduzca hacia la abstracción filosófica, es una tarea
pendiente.

Muchos se refieren a las reflexiones filosóficas dominicanas como notas a pie


de página del pensamiento occidental o europeo, que por razones históricas y
culturales, en una investigación rápida, como se sabe, es la fuente principal de
primera mano del pensamiento dominicano, a pesar de que nuestra
transculturación no ha sido únicamente europea. Es amplia la capacidad de
algunos de nuestros pensadores más exhaustivos respecto a las discusiones
filosóficas propias de sus épocas; pero, se piensa que, poseedores o no de una
tradición filosófica, los dominicanos han vivido de espaldas a su realidad,
porque, según Iván Alfonseca (1981), siguiendo a Julián Marías, «con
demasiada frecuencia, sacrificaron el ser al ser distintos» y según Hegel,
pensando en Latinoamérica: «Lo que hasta ahora acontece allí no es más que
el eco del viejo mundo y el reflejo de ajena vida».

Con el descubrimiento de la isla en el siglo xv, se inició un reinado de ideas


filosóficas y religiosas, bajo la égida del pensamiento escolástico todavía vivo
en España desde el Medioevo, y que durará entre nosotros hasta el siglo xix,
aunque su modalidad en la versión de Santo Tomás de Aquino, se fortalecerá
en el siglo xvi.

En las dos primeras décadas del siglo xix, la sociedad dominicana es


francamente, como todos conocen, muy pobre y mayoritariamente campesina.
En este escenario social, tenemos a Pedro Francisco Bonó (1828-1906),
influenciado por el positivismo y por el socialismo utópico, uno de los
dominicanos surgidos a raíz de la jornada de la Restauración del 1863, con
motivaciones filosóficas culturales que expresaban un sincero y profundo
desvelo por la nación y sus habitantes menos favorecidos por los grupos de
poder.

Filósofos mayores y menores.


Época de Trujillo.

Nuestros filósofos de los años de la dictadura mantenían en sus textos diálogos


casi familiares con los filósofos europeos y con la filosofía oriental, lo que
revela que eran profundos conocedores de las creaciones filosóficas de su
tiempo, principalmente de la Europa continental.

Andrés Avelino García


Juan Francisco Sánchez

Numerosos ensayos filosóficos salen a la luz pública durante la dictadura de


Trujillo, entre los cuales está el de Juan Francisco Sánchez, que se publica en
1956: El pensamiento filosófico en Santo Domingo. La Lógica de Andrés
López Medrano.

Andrés Avelino García Solano publica su obra Metafísica Categorial en 1942,


antes de que Sartre publicara El Ser y la Nada en 1943, obra donde el filósofo
francés esboza por primera vez su teoría de la libertad. Juan Francisco
Sánchez (alias Tongo) confronta también públicamente al existencialismo con
dos obras, una de las cuales aparece aquí: «Sobre el existencialismo».

Se sabe que en la República Dominicana al igual que en el contexto


latinoamericano, el positivismo no decayó de una manera fortuita, sino debido
al esfuerzo de muchos pensadores y filósofos que se formaron en el
positivismo y que posteriormente fueron adversos a Hostos o a algunos
planteamientos del mismo o de sus fuentes filosóficas.

La filosofía en la UASD: después de la era de Trujillo y en


los doce años de Balaguer
Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

La generación que se va conformando en América Latina desde los años 60,


está integrada por la filosofía de la liberación con sus numerosas vertientes, así
como de otras corrientes como el marxismo, la filosofía analítica y la
fenomenología. Los filósofos influyentes son Sartre, Ortega y Gasset,
Heidegger y los entonces muy conocidos filósofos del cristianismo: Mounier,
Marcel, Teilhard de Chardin y otros.

Después de la muerte del dictador, el pensamiento filosófico dominicano va a


ir tomando un camino distinto al de la época de la Metafísica Categorial,
moldeado por la inestabilidad del período transicional acaecido al final de
años de represión, y, a la vez, de creatividad de la razón crítica en sentido
general. Triunfa la Revolución cubana, aparecen los partidos revolucionarios
marxistas-leninistas, impera la ideología maoísta del foco guerrillero, se
origina la expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo; se efectúa el
trágico e inolvidable asesinato de las Mirabal. Más tarde, la gesta patriótica de
abril de 1965.

Se van atenuando las reflexiones y publicaciones del filosofar puro, y se agita


una tendencia acentuada en el pensamiento de la juventud dominicana, que se
abraza a las ideas socialistas, con los inicios de la Revolución cubana y la
emergencia en el país de los nuevos discursos y categorías de Juan Isidro
Jiménez Grullón, Juan Bosch, Joaquín Balaguer y José Francisco Peña
Gómez.

La filosofía hoy

Asociación Dominicana de Filosofía

Dentro y fuera de la UASD en estos años, la filosofía parece vivir, como en


todas las épocas en su momento de rupturas, un período floreciente. Las líneas
filosóficas que predominaron durante los últimos 20 años del siglo xx en
América Latina, se reflejan, algunas tímidamente entre los autores/as vivos/as
de esta compilación. Estas son la filosofía analítica en sus novedades diversas,
filosofía del lenguaje con su giro pragmático, la racionalidad dialógica, los
estructuralismos y posestructuralismos, la hermenéutica (en una línea
analógica o no), los marxismos renovados (ojalá también en la búsqueda
persistente de la definición de un pensamiento latinoamericano y dominicano).

En la época actual algunos jóvenes y otros no muy jóvenes docentes de


filosofía en la Universidad estatal, mantienen relación con importantes
pensadores científicos y filósofos vivos contemporáneos (Vattimo, Mauricio
Beuchot, UNAM, México, por ejemplo), como ocurrió antes con Andrés
Avelino García Solano y Jacques Maritain. Se advierte su entusiasmo por
ingresar en los distintos doctorados producidos por universidades extranjeras y
nacionales, para perfeccionar su formación inicial en el saber filosófico.

Hoy, a pesar de la imposibilidad de ejercer una práctica filosófica a tiempo


completo, debido a la necesidad de sobrevivir, las posibilidades de recrear, en
la UASD y en el país, un pensamiento más diverso y plural entre los filósofos
y profesores, son más esperanzadoras. Otro es el contexto histórico y teórico.
Sin embargo, cada ejercicio de reflexión filosófica se hace a espaldas del resto.

Las polémicas entre los filósofos no tienen la característica de ser ni siquiera


diálogos de sordos. No existe la tradición de la discusión permanente en las
cátedras, y en las asambleas, muy pocos hacen propuestas para la reflexión, tal
como ocurría en los años en que el marxismo alentaba a tomar una posición
(1960-1980).

Pedro Henríquez Ureña. Su credo filosófico.


Pedro Henríquez Ureña

En la juventud Pedro Henríquez Ureña hizo crítica filosófica, que le negó


valores esenciales al positivismo que entonces invadía el pensamiento
hispanoamericano. El grupo selecto de intelectuales jóvenes que aprovechaban
las orientaciones del maestro dominicano, no se acogió a las limitaciones de la
filosofía positivista que, como normativa de actitudes e ideas, indicaba
derroteros en la Escuela de Altos Estudios de México.

Anunciando nuevos rumbos del pensamiento, habla Antonio Caso en


conferencia pública. Con su voz renacía la metafísica reclamando sus derechos
inalienables. Al terminar, el conferenciante sorprendió al declararse
intelectualista. ¿Intelectualista él, «solicitado por cualidades naturales que lo
apartaban del rigor intelectual? Afectividad, sentimiento artístico, seducción
del misterio», eran sus mejores dones. La pauta señalada por Henríquez Ureña
contribuyó a que ya en 1907 hubiera desaparecido todo rastro de positivismo
en la juventud estudiosa de México. En sus enseñanzas –y enseñanzas eran
siempre sus palabras– empleaba la persuación, y nunca perdía de vista el
derecho a la libetrad –de él tan respetada– de los oyentes. A los estudiantes,
decía, deben dárseles elementos para formar juicios, pero no obligarles a
aceptar juicios hechos.
Conclusión

En resumen podemos decir que, la filosofía ha ocupado un lugar destacado en


la evolución de la cultura latinoamericana, en mayor medida en los últimos
tiempos, aunque no siempre en el mismo grado en las distintas épocas y
regiones, ya que en la historias de las ideas hay épocas receptivas y épocas
creadoras.

En lo que respecta a nuestro país, hablar del pensamiento filosófico


dominicano desde los registros históricos de sus eventos más significativos de
la última década, obliga hoy a decir que el milenio III nos encuentra con más
luces que sombras. Estamos a la espera de dos utopías: la obra sistemática,
pura y de terminología propia, y una institución que aglutine el movimiento
filosófico más allá del ámbito académico, que luce aún disperso, como podría
ser la creación de una asociación de filósofos o de filosofía dominicana.

La filosofía es de suma necesidad para el abogado puesto que le facilitará


comprender mejor el derecho a fin de desarrollarlo y operarlo con
honestidad.

Un verdadero jurista no puede ni debe perder el contacto con la filosofía


porque esta resulta obligatoria para poder hacer verdadera ciencia y para
poder situarse frente a los problemas no científicos del derecho.

La filosofía facilitará al abogado una práctica del derecho reflexionada y


vivenciada, pues el objetivo de la filosofía es la construcción de un
mundo mejor donde allá equidad e igualdad. Tal como lo hemos
mencionado al iniciar de este trabajo, los historiadores de la filosofía y del
derecho reconocen que es bajo la influencia de la filosofía en la antigua
Grecia que evolucionó el derecho.
A grandes rasgos podemos decir que la filosofía en el derecho de República
Dominicana corresponde a la evolución del pensamiento jurídico, es decir, a
la historia de la filosofía en lo que concierne a la reflexión sobre el
fenómeno del derecho. Por tanto, somos de la opinión de que la filosofía
podrá ayudar a los abogados en general a entenderse a sí mismos, a
comprender y desarrollar el derecho y a operarla de manera justificada,
creativa y honesta, y no salvajemente en la oscuridad a fin de posibilitar la
justicia. Todavía nos falta como país, en el ejercicio del derecho aplicar mas
lo aprendido de aquellos grandes filósofos del pasado.

El respeto de las leyes, la aplicación de la ley y la igualdad de esta para


todos los ciudadanos, un sistema judicial que actúe con imparcialidad ante
el ciudadano y la ley, son de los fines que se alcanzan en un estado de
derecho. Para el ciudadano de la calle como decimos, para el poderoso
empresario, para el alto funcionario, para militares y extranjeros, la ley es
igual en su ejecución, persecución del delito y condena por hechos
irregulares cometidos del tipo penal que sea y sobre toda acción violatoria
del marco legal y constitucional.

El estado de derecho ha de ser el principal objetivo en el adecentamiento de


la vida democrática de un país. Estas acciones tienen como frente de
ataque la
Impunidad ante la ley y los juegos y figuras políticas que reproducen las
inconductas de instituciones, funcionarios, sector privado y ciudadano
común.

El estado de derecho no es un principio vacío, no es solamente un marco


constitucional, pues ya tenemos una constitución cargada de buenas leyes,
sin embargo, no se aplican. Sin saneamiento de la justicia, sus funcionarios
y mecanismos como parte de la reestructuración del sistema judicial, no se
logra un estado de derecho. Tienen derechos los presos, los que violan la ley
con actos delincuenciales, todo acusado de violar aspectos de la ley, y todos
los ciudadanos no importando su clase social, religión, opción de género,
expresiones culturales, color de piel, nacionalidad o estatus político-
partidario y económico.

Todos debemos ser iguales ante ley reza el estado de derecho, ello implica
que la ley debe aplicarse a quienes la legislan también, a quienes la aplican
y a quienes deben hacerlas cumplir. Está bueno ya que el presidente, que es
un ciudadano como los demás, se crea por encima de la ley, esto manda un
mal mensaje a la población, pues cuando asume el poder presidencial, jura
ante la nación, cumplir y hacer cumplir la ley. No puede estar el presidente
por encima de la ley, si la constitución dice que son dos períodos y a la casa,
no puede un presidente violar la ley sin un régimen de consecuencia.

Los partidos políticos no pueden estar por encima de la ley. Los políticos no
pueden cambiar la base legal, ajustar o eliminar preceptos legales sin que
ello tenga consecuencias. Los políticos se creen que están por encima de la
sociedad civil y es la sociedad que los quita y los pone, por tanto, ellos se
deben a los ciudadanos y no al revés.

Un justo equilibrio de un estado de derecho debe comenzar reduciendo los


poderes del presidente de la república para equilibrar los poderes del estado
como establece nuestra constitución que habla de tres poderes: el Judicial, el
Ejecutivo y el Legislativo. Vemos en esta sociedad cómo los poderes,
judicial y legislativo, están supeditados al poder ejecutivo.
Los funcionarios públicos no están por encima de la ley y deben rendir
cuentas cuando se le solicita porque administran fondos públicos. La
transparencia es parte del régimen de derecho y de las obligatoriedades
del sistema político para con la sociedad, por tanto, es normal la rendición
de cuentas y el uso pulcro de los fondos públicos y no de manera
antojadiza por gobiernos y funcionarios.

Ante esta debilidad del estado de derecho en la sociedad dominicana, sin


una reforma y limpieza de la justicia no es posible alcanzar el anhelo de la
sociedad: ordenar el marco jurídico, eliminar la impunidad, establecer como
norma la igualdad de derechos y eficientizar el sistema judicial
independizando a los funcionarios de justicia del poder político y
económico del país, sin el logro de estas metas, no podemos hablar de
estado de derecho, que no sea pura retórica
Bibliografía

https://www.eumed.net/rev/cccss/2015/01/filosofia-derecho.html
https://www.uv.mx/blogs/tipmal/files/2016/09/
FILOSOFIA- DOMINICANA-PASADO-Y-
PRESENTE.pdf
LaImportanciaDeLaFilosofiaDelDerechoEnLaForma
cionD- 5498874%20(1).pdf
Anexos
Experto en la filosofa clásica.

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