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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE LOS ANDES


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS, CONTABLES Y SOCIALES
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

PORTADA
ENSAYO
“ORIGEN DEL NOMBRE Y LA FORMACIÓN DE LA FILOSOFIA DEL
DERECHO”

Presentado por:
DELGADO PIPA, YOSSELI ZHARICK
LOAIZA CERVANTES, LADY DIANA
TRUEVAS AZURIN, STHEFANY CHANEL
ULLOA VELAZQUE, MAYRA SHANNEL

Abancay – Apurímac - Perú


2023
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ORIGEN DEL NOMBRE Y LA FORMACIÓN DE LA FILOSOFIA DEL DERECHO


La filosofía del Derecho constituye una rama jurídica propia y para los filósofos, una
rama de la filosofía en la que el Derecho da la mano a otras disciplinas humanas y
sociales, como la filosofía, la historia o la teología, pero con un carácter propio que la
dota de especificidad y la cualifica como rama del conocimiento independiente. Se
puede decir que sus fines son tres: el estudio de los aspectos formales del derecho, el
lugar de este frente a los principios culturales y el poder que lo jurídico posee sobre el
comportamiento humano. Aunque como práctica es algo que se remonta a los
primeros filósofos de la antigüedad griega, como disciplina autónoma, la filosofía del
derecho nace de la mano de pensadores racionalistas del siglo XVII.
Primeras indagaciones
Presentado por: Sthefany Chanel Truevas Azurin
Las primeras indagaciones en esta área se remontan a la antigüedad, con
filósofos y pensadores que reflexionaron sobre la naturaleza del derecho y su relación
con la moral, la justicia y la sociedad.
El término de Filosofía del Derecho data de poco más de siglo y medio y

aparece por primera vez en 1821 con Líneas fundamentales de Filosofía del Derecho o

Derecho Natural. Esto no quiere decir que este saber jurídico no existiese con

anterioridad a dicha fecha; pero sí que adoptaba una diferente denominación o

nomenclatura. En cuanto reflexión que se ocupa de temas jurídicos podemos situarlo

en el siglo V a.d.C. en la Grecia antigua; pero si hablamos en sentido estricto de una

disciplina autónoma, entonces es preciso esperar más de veinte siglos para verla

aparecer.

Uno de los primeros filósofos que se interesó por la filosofía del Derecho fue Sócrates,
quien planteó la pregunta de si las leyes eran siempre justas o si podían ser objeto de
crítica y reforma. Su discípulo, Platón, desarrolló en su obra "La República" una teoría
política y jurídica en la que reflexionaba sobre la naturaleza del Estado y la justicia,
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proponiendo la idea de un Estado ideal gobernado por filósofos-reyes que


establecieran leyes justas.
En la antigua Roma, el filósofo Cicerón desarrolló una teoría del derecho natural
basada en la idea de que existe una ley superior e inmutable que rige la conducta
humana, y que las leyes humanas deben estar en consonancia con esta ley natural.
En la Edad Media, pensadores como Santo Tomás de Aquino desarrollaron una teoría
del derecho basada en la idea de que la ley es una emanación de la ley divina, y que
las leyes humanas deben estar en armonía con la ley divina para ser justas.
Durante la Ilustración, filósofos como John Locke y Jean-Jacques Rousseau
reflexionaron sobre la naturaleza del contrato social y la legitimidad del poder político,
planteando ideas como la soberanía popular, los derechos naturales y la separación de
poderes, que han tenido una influencia duradera en la filosofía del Derecho.
En el siglo XIX, el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel desarrolló una teoría
del derecho basada en su concepción del Estado como una encarnación de la razón y
la libertad, y planteó la idea de que el derecho es un proceso histórico y dialéctico que
evoluciona a lo largo del tiempo.
Finalmente, estos son solo algunos ejemplos de las primeras indagaciones en la
filosofía del Derecho. Desde entonces, numerosos filósofos y pensadores han
continuado reflexionando sobre la naturaleza del derecho, su relación con la moral, la
justicia y la sociedad, así como los fundamentos filosóficos de las normas jurídicas y la
legitimidad del poder político.
Evolución de la filosofía del derecho
Presentado por: Lady Diana Loaiza Cervantes
El contenido de la filosofía del derecho en un sentido amplio trata de aglutinar el
estudio filosófico no ya sólo de la norma jurídica positiva, sino de todas las corrientes
de pensamiento que sirven de fundamento al propio derecho, entendido éste como el
orden normativo e institucional de la sociedad. Sus campos de estudio se pueden
dividir en: El estudio del derecho como fenómeno y como ciencia, y de la norma
jurídico-positiva en general (teoría del derecho).
La filosofía y la ciencia se diferencia en que el científico lo que pretende es conocer a
partir de la observación un hecho a nivel fenoménico muy delimitado mientras que la
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filosofía pretende conocer la totalidad de un hecho fenoménico, pero no solo en la


totalidad del hecho en sí, sino en la esencia, en lo que va a permanecer siempre.
Como teoría crítica y como filosofía de la experiencia jurídica, la Filosofía del derecho
debate y cuestiona los fines que persigue el derecho, las funciones sociales que
efectivamente cumple y los principios morales que la inspiran. Trata pues de las
cuestiones filosóficas planteadas por el hecho jurídico, por la existencia y la práctica de
las normas.
La filosofía del derecho viene evolucionando a lo largo de los siglos, moldeada por
diversas tradiciones filosóficas y sistemas legales. Busca comprender la naturaleza del
derecho, su papel en la sociedad y las perspectivas éticas y morales que informan la
teoría legal.
La evolución de la filosofía del derecho ha estado marcada por el desarrollo de varias
teorías, cada una con sus propios principios, contexto histórico y limitaciones.
Buscamos explorar tres principales teorías jurídicas que han dado forma a la filosofía
jurídica: la teoría del derecho natural, el positivismo jurídico y las teorías jurídicas
contemporáneas. Al examinar los principios clave, el desarrollo histórico, los filósofos
influyentes y las críticas y limitaciones de cada teoría, podemos comprender mejor
cómo ha evolucionado la filosofía jurídica a lo largo del tiempo.
La filosofía del derecho tiene sus raíces en la filosofía griega antigua, particularmente
en las obras de Platón y Aristóteles. La República de Platón, por ejemplo, explora la
naturaleza de la justicia y su relación con el estado. La Ética a Nicómaco de Aristóteles
también toca la importancia de la ley para mantener una sociedad justa. El sistema
legal romano, con su énfasis en el estado de derecho y el positivismo legal, también
tuvo un impacto significativo en el desarrollo de la filosofía del derecho. El positivismo
jurídico sostiene que la ley es un conjunto de reglas creadas por el estado y aplicadas
por sus instituciones. En contraste, la ley natural postula que existen principios morales
universales que sustentan la ley.
Para concluir, la Filosofía del derecho, en sentido amplio, existe desde muy antiguo. Y
existe desde que algunos pensadores comenzaron a preguntarse por la esencia de las
relaciones e instituciones jurídicas, que desde un principio estaban asociadas con los
conceptos de ley, derecho y poder político. Luego, toda la reflexión jurídica occidental,
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desde la Grecia Clásica, pasando por la filosofía latino-medieval, y hasta el siglo XVIII,


se realizó, como han dicho los positivistas, bajo el paraguas de la doctrina del derecho
natural: filosofía del derecho y derecho natural eran, sin más, una misma cosa. De esta
manera, si la filosofía del derecho se ha presentado como equivalente a la doctrina del
derecho natural, y ésta, a su vez, como equiparable a la propuesta del derecho a priori,
dos serían, a nuestro modo de entender, los objetivos o temas fundantes de toda
meditación filosófica del problema de la justicia.
A lo largo de nuestra carrera, en diferentes aulas de clases, hemos escuchado la
máxima de que en "el Derecho nadie es dueño de la verdad absoluta". Uno de nuestros
compañeros, Alejandro Natera, repite este apotegma casi que a diario, como si para él
ésta "verdad absoluta" se hallara compuesta de una gran cantidad de verdades
distantes. En esa misma proporción, de que en el Derecho no hay una verdad absoluta,
tampoco lo hay en la corriente filosófica.
Con el pasar de nuestras vidas, ya sea que hoy, en nuestra actual condición de
estudiantes, o ya sea que en el futuro nos veamos en el ejercicio del Derecho,
estaremos al corriente de que la esencia de nuestra carrera guarda estrecha relación
con la Filosofía del Derecho. Así nos lo dijo una vez el Prof. Cabrera, cuando alumbró
una parte de nuestra carrera con el conocimiento de la Lógica.
Donde sea posible discrepar, distar y disentir no habrá forma ni manera de constituir
una verdad verdadera, una verdad absoluta. Clarificar una conclusión de todos los
temas que hemos investigado, es tarea difícil. Sin embargo, podemos concluir diciendo
que la "la verdad es abstracta".
Padre de la Filosofía del Derecho
Presentado por: Mayra Shannel Ulloa Velasque
Immanuel Kant (1724-1804) es conocido como el padre de la filosofía moderna y uno
de los pensadores más influyentes de la historia de la filosofía. En una de sus obras,
Kant exploró temas como la metafísica, la ética, la epistemología y la teoría del
conocimiento y desarrolló un marco conceptual que aún hoy en día es objeto de estudio
y debate en la filosofía.
Una de las principales contribuciones de Kant a la filosofía fue su crítica de la razón
pura. En su obra "Crítica de la razón pura", Kant argumentó que el conocimiento
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humano es limitado por la estructura de la mente y que, por lo tanto, hay ciertas cosas
que no podemos conocer. Por ejemplo, según Kant, no podemos conocer la existencia
de Dios o la existencia o inexistencia de la vida después de la muerte, porque estas
cuestiones están más allá de los límites del conocimiento humano.
Kant también hizo importantes contribuciones a la ética y la moral. En su obra
"Fundamentación de la metafísica de las costumbres", Kant argumentó que la
moralidad se basa en el imperativo categórico, una regla ética que dice que debemos
actuar de tal manera que nuestra acción pueda convertirse en una ley universal. En
otras palabras, debemos tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a
nosotros mismos, independientemente de las circunstancias particulares de la
situación.
Otra contribución importante de Kant fue su teoría del conocimiento. Según Kant, todo
conocimiento se deriva de la experiencia, pero la mente humana tiene ciertas
estructuras innatas que le permiten organizar y comprender la experiencia. En su obra
"Crítica de la razón pura", Kant distinguió entre juicios analíticos, que son verdaderos
por definición, y juicios sintéticos, que agregan nueva información a nuestro
conocimiento. Según Kant, todos los juicios sintéticos deben basarse en la experiencia,
pero la mente humana tiene ciertas categorías innatas que le permiten organizar y
comprender la experiencia de una manera coherente.
Para concluir, Immanuel Kant es uno de los filósofos más importantes de la historia de
la filosofía, y su obra ha tenido una influencia significativa en una variedad de campos,
desde la ética hasta la teoría del conocimiento. Su crítica de la razón pura, su teoría del
conocimiento y su teoría ética basada en el imperativo categórico son solo algunas de
las muchas contribuciones que Kant hizo a la filosofía moderna, y su marco conceptual
sigue siendo objeto de estudio y debate hoy en día.

Felipe Gonzáles Vicén


Presentado por: Yosseli Zharick Delgado Pipa
A las generaciones más jóvenes, como es el caso de la mía, el nombre de González
Vicén no nos resulta del todo cercano o conocido. Los jóvenes investigadores solemos
estar abocados a una pérdida de contacto con fuentes de conocimiento enormemente
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fecundas, pero olvidadas o arrinconadas por imposiciones canónicas y por modas que,
quizá no dentro de mucho tiempo, se revelen a su vez como anodinas. Creo que una
de estas valiosas fuentes para la filosofía jurídica, condenadas por el momento a una
suerte de hibernación, a ocupar tan sólo un lugar secundario en la rebotica del jurista,
es la obra del profesor González Vicén.
Las reflexiones jurídicas, éticas, sociológicas, políticas y los análisis de historia de las
ideas iusfilosóficas que componen la filosofía del Derecho de González Vicén se han
mantenido siempre acordes a los tiempos que le fueron tocando vivir. He considerado,
así, en su misma necesidad, un primer nivel de análisis histórico-biográfico para
comprender precisamente que la filosofía del Derecho de González Vicén se ha movido
en circunstancias excepcionales.
Los principales intereses científicos de González Vicén se centran en el concepto y en
el método de estudio del Derecho y en el problema de su fundamentación y
legitimación, de donde proviene, muy especialmente, el problema de las razones de
obediencia al mismo. González Vicén evoluciona, en este sentido, de un indudable
escepticismo metodológico- conceptual respecto del positivismo jurídico en los años
cincuenta a aceptar hacia los años sesenta un concepto histórico-social del Derecho y
un método iuspositivista antiformalista. Además, niega toda posibilidad de fundamentar
éticamente la obediencia al Derecho, no sólo por razones jurídico-políticas, sino por ser
una contradicción en los términos. En este sentido, considera que una teoría de la
validez jurídica -propia de un positivismo jurídico sociohistórico- no puede estar dirigida
a fundamentar la obligatoriedad del Derecho de modo general. Lo único que pretende
una teoría así es describir la pretensión de vinculatoriedad de un orden social de
naturaleza histórica como es el Derecho.
Para González Vicén solamente es posible un positivismo jurídico que sea
antiformalista. El Derecho dado, el ius positum, es el único Derecho existente, pero por
la razón de que el único Derecho que propiamente se da en la realidad es el Derecho
histórico, concreto, determinado en una época y que, a su vez, tiene lugar dentro de
una comunidad, dentro de una sociedad a la que conforma y que, al mismo tiempo, se
deja conformar por ella. Este concepto histórico-social del Derecho no es compatible ni
con la idea de un Derecho eterno y definitivamente conformado, como en el caso del
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Derecho natural, ni con la idea de un método jurídico lógico-formal que deduzca unas
proposiciones de otras sin tener en cuenta las determinaciones sociales en el que ese
mismo Derecho se va dando históricamente.
El concepto “historicismo” ha sido muy problemático. El historicismo de González Vicén
pasa más por ser un historicismo filosófico desde el que filtra toda reflexión sobre el
Derecho. Por un lado, compartiendo las opiniones de Marx al respecto, es muy crítico
con autores tradicionalmente considerados historicistas: Hugo, Savigny o Hegel,
explicita González Vicén, hipostasian la actualidad (lo que hay es lo que debía llegar a
ser) y consideran que la historia se detiene en las formas políticas, culturales o
institucionales del presente. Por otro lado, el historicismo de González Vicén está
imbricado en la misma tradición de Dilthey, Troeltsch, Meinecke, Mannheim, Weber,
Rothacker o Simmel y no en la filosofía de la historia propia del positivismo cientifista y
sus obsesiones pronosticadoras.
Para González Vicén el conocimiento del futuro nos está vedado. Por lo demás, su
historicismo tendría las siguiente cuatro notas características: Primero, que el ser
humano es un ser histórico y todos los productos de la cultura humana son individuales
e irrepetibles. Segundo, que dicha irrepetibilidad les brinda objetividad en sí, como en el
caso del particular producto cultural que es el Derecho: lo que se estudia es un
Derecho histórico, individual y concreto, de una comunidad dada en un tiempo
determinado. Tercero, critica al Derecho natural por su pretensión de eternidad y al
método logicista del formalismo jurídico por su ceguera sociohistórica. Cuarto, que la
objetividad de las obligaciones absolutas, esto es, de las obligaciones éticas tomadas
en la soledad interior de la conciencia, se produce en su misma conexión con el
momento histórico.
Políticamente la filosofía del Derecho de González Vicén se posiciona entre Kant y su
sentido antidogmático, antidespótico y antiautoritario y el pensamiento del “joven” Marx.
Se sitúa entre el republicanismo liberal del primero y el socialismo contestatario de
corte libertario del segundo. En este sentido, no es baladí que, ejemplificando el tipo de
contractualismo que Kant postula, introduzca la diferencia que Kant establecía entre
“posesión”, que puede darse en un estado de naturaleza previo al orden social, y el de
“propiedad”, concepto exclusivo de una sociedad organizada, pero que no existe de
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forma natural. Se ha solido hallar en esta observación un encuentro entre Kant y el


pensamiento marxista. Por lo tanto, si bien González Vicén nos advertía que no tuvo
ninguna intención de construir teóricamente interdependencia alguna entre ambos
pensadores, sí podemos concluir, que, pese a lo inclasificable de su punto de vista
político, éste se mueve entre esos dos extremos. Tras su crítica de que es más fácil
vivir bajo la hipótesis de un orden que nos dice siempre lo que hay que hacer en cada
momento y bajo cada situación (o bajo un régimen despótico patriarcal) que bajo el
régimen de la propia responsabilidad es fácil de ver esta conclusión. Un “marxo-
kantismo” el suyo que trata, en definitiva, de una resistencia activa contra la
deshumanización a la que el modelo económico y el mantenimiento del poder por sí
mismo nos tienen abocados.
Todas las conclusiones anteriores desembocan en la tesis más famosa de la obra
viceniana, la posibilidad (y el deber moral) de desobedecer al Derecho por razones
éticas y la imposibilidad de obediencia al Derecho por las mismas razones. Esta tesis
sustancia y da unidad a sus dos líneas de pensamiento: la línea ético-individual y la
línea histórico-social.
Los Derechos y los Estados históricos no pueden pretender un fundamento absoluto de
obediencia, esto es, no pueden ser obedecidos por razones éticas. No solamente en el
sentido de que los Estados a través del Derecho no pueden pedir de los individuos el
mayor acto ético de obediencia, que sería dar su propia vida, sino porque solamente
encontramos en la ética (como orden autónomo, personal e interno) obligaciones
absolutas. Al Estado y al Derecho se les puede obedecer por otras razones: por
razones de fair play, por cuestiones de utilidad, por temor al castigo, etc., pero no por
razones éticas. La mera coincidencia entre el contenido de una máxima de conducta
que la conciencia se da a sí misma y el contenido de una norma jurídica no hace a la
segunda más ética, igual que, en caso de coincidir con una norma religiosa, no la haría
religiosa en modo alguno. La religión, los usos sociales, la ética, el Derecho, etc. son
órdenes normativos separados con criterios inherentes a su misma dinámica de
validez. Esta independencia y hegemonía de la ética, precisamente, es lo que permite
que la desobediencia al Derecho, o, dicho con otro término afín, la disidencia, sean
posibles.
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En conclusión, tras la filosofía del Derecho de González, Vicén actúa también su actitud
socrática. La acción moral del individuo que desobedece no lo hace frente a un
Derecho que no es válido, sino ante un Derecho que cumple todas las condiciones de
validez formal, teniendo en cuenta, así, que se puede sufrir todas las consecuencias.
Existe una unidad de todo su pensamiento. La perspectiva sociojurídica, su defensa de
un positivismo jurídico histórico-social, su marxismo heterodoxo, el historicismo
filosófico, su defensa del imperativo de la conciencia ética (individualismo ético)
confluyen conformando uno de los pensamientos iusfilosóficos más sugerentes del
siglo XX.

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