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Alfredo Bryce Echenique

(Lima, 1939) Narrador peruano cuya prosa desenvuelta y osada lo ha


situado entre los más originales narradores latinoamericanos. Bryce
Echenique ha desarrollado una narrativa muy próxima al cuento oral,
donde se difuminan las fronteras entre realidad y ficción, pues el autor
recurre frecuentemente a sus propias experiencias para configurar un
relato vivo y plagado de giros y peripecias. Profundo conocedor de la
sociedad limeña, clasista y contradictoria, recurre a la ironía para lograr
un humorismo que pretende provocar, según el propio autor, «la sonrisa
lúcida». Es además el creador del antihéroe latinoamericano en Europa,
caracterizado por sus contradicciones personales y una constante
evocación de su lejano país.

Alfredo Bryce Echenique

Hijo de Francisco Bryce y Elena Echenique, miembros de la antigua


oligarquía limeña, realizó sus estudios secundarios en los colegios Santa
María y San Pablo de Lima (1950-56). En 1957 ingresó a la Universidad
de San Marcos de Lima, en la que se graduó de bachiller en derecho
(1963), abogado (1964), bachiller en literatura con una tesis
sobre Hemingway (1964) y doctor en literatura con una tesis sobre Henri
de Montherlant (1977).

En octubre de 1964 viajó a Francia con una beca por un año para
estudiar en la Universidad de La Sorbona, pero decidió permanecer en
Europa y viajó por Francia, Italia, Grecia y Alemania. Instalado de nuevo
en París, inició su carrera de escritor y al mismo tiempo se dedicó a la
enseñanza, primero como profesor de lengua española en un colegio
parisiense (1967-68), para pasar luego a dictar cursos de literatura
hispanoamericana en las Universidades de Nanterre (1969-73), La
Sorbona (1971-75) y Vincennes (1973-80) en París. En 1980 fue
contratado como profesor asociado en la Universidad Paul Valéry de
Montpellier. Desde 1985 se instaló en España, residiendo en Barcelona y
Madrid. En 1997 regresó a Perú.

La obra de Alfredo Bryce Echenique se inscribe en una corriente de


profundos cambios en la narrativa peruana, ocurridos a partir de la
década de 1950 con el paulatino desplazamiento del discurso indigenista
a la expresión de los nuevos núcleos urbanos de la costa, formados por
el intenso proceso migratorio desde el interior del país. Su estilo
abiertamente desenfadado y lleno de anécdotas humorísticas y
situaciones jocosas le hace heredero de la prosa de Ricardo Palma, el
singular autor de las Tradiciones peruanas, con quien comparte también una
tierna y benevolente inclinación por el pasado. Pero lo que para Palma
era un ejercicio personal de la historia, en Alfredo Bryce Echenique
resulta más bien apelación a la memoria y a la nostalgia, y una
búsqueda de la especificidad narrativa a través del cuento y la novela.

Bryce Echenique, por otra parte, manifiesta un acabado dominio de la


oralidad: sus personajes hablan con una gran dosis de frescura y
naturalidad. En el plano de la representación social, su obra ofrece casi
siempre un retrato nostálgico de la aristocracia peruana, venida a menos
por el surgimiento de un amplio sector de burguesía comercial al
promediar la década de 1950. En ese sentido, el modelo que motiva la
memoria del narrador se presenta como un microcosmos perfecto, a
pesar de sus desajustes y contradicciones.

Inició su carrera literaria con un libro de cuentos, Huerto cerrado (1968), y


obtuvo gran éxito con su novela Un mundo para Julius, de 1970, de cierta
inspiración biográfica, donde traza el irónico retrato de un sector feliz y
despreocupado de la oligarquía limeña. La mirada de Julius, que es la
mirada de la infancia, fundamenta la vitalidad lingüística y el leve afán
paródico del libro.
El mundo de la adolescencia en la alta sociedad limeña vuelve a ser el
tema inspirador de los cuentos y relatos de Felicidad ja, ja (1974):
historias llenas de melancolía sobre la difícil iniciación en la vida. Son
posteriores un libro de crónicas, A vuelo de buen cubero (1977), la
novela Tantas veces Pedro (1977) y Magdalena peruana y otros cuentos (1986).
La peculiar existencia de los intelectuales latinoamericanos en Europa,
sirviéndose de la propia experiencia autobiográfica, dio lugar al díptico
novelesco Cuadernos de navegación en un sillón Voltaire, compuesto por La vida
exagerada de Martín Romaña (1981), que traza el proceso vital de un joven
con vocación de escritor (su ruptura con el pasado familiar en el Perú,
una etapa de militancia política en París y la búsqueda de una total
reconstrucción que el personaje logra a través de la escritura), y la
segunda parte El hombre que hablaba de Octavia de Cadiz (1985), también
centrada en la figura de Martín Romaña.
Otras obras suyas de narrativa breve posteriormente publicadas son la
novela corta Dos señoras conversas (1990), una recopilación de sus Cuentos
completos (1995) y el volumen de cuentos Guía triste de París (1999). Por lo
que a novela se refiere, hay que recordar los títulos La última mudanza de
Felipe Carrillo (1988); Reo de nocturnidad (1997), que le valió el Premio
Nacional de Narrativa de 1998, y La amigdalitis de Tarzán (1999). Entre sus
últimos escritos cabe mencionar también Permiso para vivir
(Antimemorias) (1993); No me esperen en abril, de 1995, y A trancas y
barrancas (1996).
El ciclo que va desde Un mundo para Julius hasta No me esperen en abril es sin
duda el segmento más significativo de su obra. Allí, el escritor desarrolla
con gran nitidez su concepción del mundo y da rienda suelta a los
elementos que son los ejes de su escritura: el humor, la memoria y la
evocación de un paraíso perdido en la disolución misma del mundo
aristocrático. Sus últimos trabajos son Permiso para sentir (Antimemorias II),
publicada en 2005, el ensayo Entre la soledad y el amor (2005) y Las obras
infames de Pancho Marambio (novela, 2007).
A Alfredo Bryce Echenique se le sitúa en lo que el escritor José
Donoso denominó (en su Historia personal del Boom, 1972) el "boom-junior",
integrado por los escritores latinoamericanos de la generación posterior
a la formada por Julio Cortázar, Ernesto Sábato, Carlos Fuentes, Gabriel García
Márquez, Mario Vargas Llosa, Juan Carlos Onetti y José Lezama Lima, entre otros.
Una apreciación de su obra narrativa nos muestra un tránsito desde sus
primeros libros, donde ausculta aspectos de la sociedad peruana a
través de los ojos de personajes que no logran adaptarse a la realidad
que les ha tocado vivir, a los libros posteriores donde el protagonista
(cuyas experiencias se acercan a las del autor) adquiere una importancia
exclusiva. El estilo inconfundible de Bryce ha hecho del autor un modelo
paradigmático de narrador oral.

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