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Capítulo 1
Dios y la verdad

“Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y
piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad” (Éxodo 34: 6-8).

“Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud: Dios de verdad, y
ninguna iniquidad en él: es justo y recto” (Deuteronomio 32:4).

“Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a
tu siervo” (2Samuel 7:28).

“El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad,
todos justos” (Salmos 19:9).

“En tu gloria sé prosperado; Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, Y tu


diestra te enseñará cosas terribles” (Salmos 45:4).

“He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”
(Salmos 51:6).

“Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad” (Salmos 57:10).

“Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen, Para que habite la gloria en nuestra
tierra. 10 La misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron” (Salmos 85:9-
10).

“Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, Lento para la ira, y grande en misericordia y
verdad” (Salmos 86:15).

“Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; Misericordia y verdad van delante de tu rostro”
(Salmos 89:14).

“Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las
generaciones” (Salmos 100:5).

“Tu justicia es justicia eterna, Y tu ley la verdad” (Salmos 119:142).

“El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por
el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis
ojos” (Isaías 65:16).

“Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las
naciones no pueden sufrir su indignación” (Jeremías 10:10).

“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Juan 1:9).

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
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“Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de
Jesucristo” (Juan 1:17).

“Jesús entonces, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo: A mí me conocéis, y sabéis de dónde
soy; y no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no
conocéis” (Juan 7:28).

“Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio
es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde
vengo, ni a dónde voy” (Juan 8:14).

“Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre”
(Juan 8:16).

“Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo
que he oído de él, esto hablo al mundo” (Juan 8:26).

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan
14:6).

“¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad
de Dios? 4 De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está
escrito: Para que seas justificado en tus palabras, Y venzas cuando fueres juzgado. 5 Y si nuestra
injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo
como hombre.) 6 En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?” (Romanos
3:3-6).

“Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios,
para confirmar las promesas hechas a los padres” (Romanos 15:8).

“Si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en
Jesús” (Efesios 4:21).

“Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os
convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero” (1Tesalonisenses 1:9).

“Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que
es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida
eterna” (1Juan 5:20).

(El mensaje a Laodicea) “Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel
y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto” (Apocalipsis 3:14).

“Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas
nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Apocalipsis 6:10).

“También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios
son verdaderos y justos” (Apocalipsis 16:7).
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“Porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a
la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella” (Apocalipsis
19:2).

(El jinete del caballo blanco) “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo
montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea” (Apocalipsis 19:11).

“Satanás ha representado mal el propósito de Dios y ha causado que el hombre lo conciba


bajo una luz falsa; pero a lo largo de los siglos, el amor de Dios por el hombre nunca ha
cesado. Cristo, el divino Maestro, vino a revelar al Padre como un Ser misericordioso y
compasivo, lleno de bondad y verdad. El Salvador replegó la sombra en que el enemigo había
cubierto al Padre al declarar: 'Yo y el Padre una cosa somos; el que me ve a mí, ha visto a Dios
...” (Elena G. de White – Signs of the Times, 1 de mayo, 1901).

“Dios se había propuesto que la Biblia fuese un libro de instrucción para toda la humanidad en la
niñez, en la juventud y en la edad adulta, y que fuese estudiada en todo tiempo. Dio su Palabra a
los hombres como una revelación de sí mismo. Cada verdad que vamos descubriendo es una
nueva revelación del carácter de su Autor. El estudio de las Sagradas Escrituras es el medio
divinamente instituido para poner a los hombres en comunión más estrecha con su Creador y para
darles a conocer más claramente su voluntad. Es el medio de comunicación entre Dios y el
hombre” (Elena G. de White - CS 74-75).

“La Biblia es la historia más instructiva que posean los hombres. Proviene directamente de la
fuente de verdad eterna, y una mano divina ha conservado su integridad y pureza a través de
los siglos. Ilumina el lejano pasado más remoto, donde las investigaciones humanas procuran
en vano penetrar. En la Palabra de Dios contemplamos el poder que estableció los
fundamentos de la tierra y que extendió los cielos. Únicamente en ella podemos hallar una
historia de nuestra raza que no esté contaminada por el prejuicio o el orgullo humanos. En
ella se registran las luchas, las derrotas y las victorias de los mayores hombres que el mundo
haya conocido jamás. En ella se desarrollan los grandes problemas del deber y del destino. Se
levanta la cortina que separa el mundo visible del mundo invisible, y presenciamos el conflicto
de las fuerzas encontradas del bien y del mal, desde la primera entrada del pecado hasta el
triunfo final de la rectitud y de la verdad; y todo ello no es sino una revelación del carácter de
Dios” (Elena G. de White - PP 647).

“La ley de Dios, por su naturaleza misma, es inmutable. Es una revelación de la voluntad y del
carácter de su Autor. Dios es amor, y su ley es amor. Sus dos grandes principios son el amor a Dios
y al hombre. “El amor pues es el cumplimiento de la ley.” Romanos 13:10 (VM). El carácter de Dios
es justicia y verdad; tal es la naturaleza de su ley. Dice el salmista: “Tu ley es la verdad;” “todos tus
mandamientos son justos.” Salmos 119:142, 172 (VM). Y el apóstol Pablo declara: “La ley es santa,
y el mandamiento, santo y justo y bueno.” Romanos 7:12 (VM). Semejante ley, expresión del
pensamiento y de la voluntad de Dios, debe ser tan duradera como su Autor” (Elena G. de White -
CS 520).

“… la ley de Dios es la transcripción de su carácter” (Elena G. de White – PVGM 246).

“Aquellos que constantemente contemplan al Único lleno de gracia y de verdad, pueden vivir
esta vida. Al contemplarlo, son transformados en la misma imagen, de gloria en gloria.
Cuando lo contemplan, él les concede el poder de llegar a ser hijos de Dios” (Elena G. de
White - Signs of the Times, 11 de marzo, 1903).
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“Dios soporta pacientemente la perversidad de los hombres, dándoles amplia oportunidad para
arrepentirse; pero toma en cuenta todos sus ardides para resistir la autoridad de su justa y santa
ley. De vez en cuando la mano invisible que empuña el cetro del gobierno se extiende para
reprimir la iniquidad. Se da evidencia inequívoca de que el Creador del universo, el que es infinito
en sabiduría, amor y verdad, es el Gobernante supremo del cielo y de la tierra, cuyo poder nadie
puede desafiar impunemente” (Elena G. de White - PP 115).

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