Está en la página 1de 8

Seminario Teológico Presbiteriano “San Pablo”

Maestría en Ministerio a las Generaciones Emergentes

Ensayo Integrador del curso Consejería Juvenil

Profesor: Dr. David Manuel Correa López

Estudiante: Pbro. Róger M. Luna Glez.

Cancún Qro. A 15 de marzo de 2023


Capítulo 1. Una razón para levantarse en la mañana.

Dios se ha manifestado en su Hijo Jesucristo y gracias a lo que Él ha hecho al venir, vivir

entre nosotros, ser crucificado y resucitado es que nosotros tenemos esperanza de cambiar

nuestras vidas.

Cuando estuvo aquí en la tierra habló del Reino y del arrepentimiento para que entremos al

Reino de Dios, es decir, el cambio de corazón es posible gracias a su venida. Cuando

hablamos del ministerio de la consejería cristiana no podemos reducirnos a dar principios,

técnicas y métodos, debemos ofrecer a Jesucristo, porque solamente Él puede arreglar

nuestro corazón pecaminoso.

Capítulo 2. En las manos del Redentor.

Para que exista un ministerio de consejería personal, cada cristiano debe sentirse y

disponerse a ser un instrumento en las manos del Redentor. La cultura psicologizada desea

que mandemos a los profesionales todos los problemas humanos, los problemas de los

padres en la educación de los hijos, los problemas matrimoniales, los problemas de los

adolescentes en desarrollo, los problemas de personalidad y carácter.

El modelo bíblico es que Dios transforma la vida de las personas a medida que éstas llevan

Su Palabra a los demás. Dios ha dado dones y ha capacitado a los miembros para compartir

la Palabra de una forma adecuada. Cuando nos invitan a dar un estudio bíblico, buscamos

prepararnos, pero cuando nos invitan a aconsejar a otros, decimos lo primero que venga a

nuestra mente. La Palabra bien aplicada puede cambiar el corazón de los demás. No usemos

la Biblia como un libro de recetas, la Biblia nos habla del evangelio de Jesús y la buena

noticia de cambiar nuestra vida a través de lo que Él ha hecho.


En nuestro ministerio personal debemos contar de lo que Jesús ha hecho a causa de la

caída, de lo que Jesús ha hecho por nuestra redención y de lo que él hace para nuestra

santificación. Su gracia nos alcanza y nos transforma.

Capítulo 3: ¿Necesitamos ayuda realmente?

Cuando Dios creó al hombre lo hizo dependiente de su Palabra. Nosotros necesitamos la

ayuda de Dios, en primer lugar, porque somos Criaturas dependientes, no porque exista

alguna problemática. Es hasta que entra el pecado cuando nos damos más cuenta de que

necesitamos la ayuda de Dios. Como criaturas necesitamos una relación con Dios, como

criaturas en pecado necesitamos la ayuda de Dios

Puesto que somos hechura de Dios a su imagen, pensamos y al pensar organizamos el

mundo desde nuestra perspectiva. Por eso, el apóstol Pablo dice que debemos renovar y

transformar nuestro entendimiento para poder encontrar la buena voluntad de Dios

agradable y perfecta.

Puesto que somos hechura de Dios a su imagen también nos ha hecho adoradores. A causa

de nuestro pecado cambiamos a Dios por las criaturas y por tal razón necesitamos ayuda.

Pero, otra razón por la cual necesitamos ayuda es que no solamente tenemos la voz de Dios,

sino también la voz del enemigo de nuestras almas que nos ofrece lo atractivo de sus

mentiras apelando al anhelo de la autonomía e independencia que deseamos.

Aunque Cristo ha perdonado los pecados de su Iglesia, dejamos crecer raíces de

incredulidad y nos olvidamos de Dios, por tal motivo necesitamos los unos de los otros

para que nos ayuden a darnos cuenta de nuestra incredulidad.


Capítulo 4: El objetivo es el corazón

La biblia nos presenta al ser humano constituido por dos partes, el hombre exterior y el

hombre interior. El sentido común nos hace ayudar a las personas a cambiar el hombre

exterior, su conducta. Pero, Dios quiere que cambiemos nuestro corazón. Por eso, habla del

cambio interior. Describe las funciones de nuestro corazón y más aún, de nuestro corazón

pecaminoso que se roba la adoración y gloria que le debemos a nuestro Redentor.

Capítulo 5: Comprendiendo la lucha del corazón.

Juan Calvino decía que nuestro corazón es una fábrica de hacer ídolos y la biblia dice que

el hombre “maquina” dichos ídolos en su corazón. La biblia expresa a través de la metáfora

del corazón, la confluencia de los deseos, pensamientos, intenciones, luchas y anhelos

internos. La biblia nos dice que del corazón salen los malos pensamientos, homicidios,

adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, las blasfemias. Mateo 15:19

Capítulo 6 :Tras el consejero admirable.

La encarnación de JESÚS tuvo el propósito de mostrar la Gloria de Dios a través de la

Gracia y la Verdad. Nosotros imitamos su agenda cuando nos convertimos en embajadores

de la reconciliación: Amando, Conociendo, Hablando y Haciendo.

Capítulo 7: Desarrollando relaciones al entrar en sus mundos

Cuando hablamos de Amar, estamos queriendo intencionalmente, entrar en el mundo de la

persona. Y las puertas de entrada contestan la pregunta ¿con qué está luchando esta persona

en su corazón a causa de esta situación? Tomemos en cuenta qué dice de sí mismo, de Dios

y también cómo se siente y la interpretación que le da a esa situación. Tengamos presente


también que necesitamos encarnar el amor de Cristo con nuestro acompañamiento y

ejemplo.

Capítulo 8: Desarrollando relaciones al identificarse con el sufrimiento

Amar significa identificarse con el sufrimiento de la persona, mostrar que Dios está

interesado en lo que está viviendo porque estamos en la misma familia, somos hermanos y

compartimos muchas experiencias similares. Es importante entender que el sufrimiento es

parte del plan de Dios para que le conozcamos: Jesús nuestro redentor se convirtió en

nuestro Sumo Sacerdote porque experimentó grandes tentaciones, pero sin pecado y

nosotros experimentamos el sufrimiento para depender cada día más de él.

Amar significa que entramos en la Gracia de Dios para ser transformados. Tito 2:11-12 nos

aclara que debemos renunciar a la impiedad y vivir sobria y piadosamente, por consiguiente

es importante establecer una agenda para la santificación.

Capítulo 9: Llegando a conocer a la gente

Para entrar en el mundo de las personas hay que seguir algunos lineamientos: Que la

persona defina sus situación, sus emociones, sus pensamientos y sus acciones. Esto lo

logramos con buenas preguntas, abiertas y cerradas

Capítulo 10: Descubriendo dónde se necesita el cambio

Para comprender el mundo de las personas, el ministerio personal requiere organización de

la información proporcionada por el aconsejado. Primeramente la situación, en segundo

lugar la respuesta de la persona a esa situación, en tercer lugar lo que la persona está

pensando de esa situación y por último, los deseos de la persona respecto al ideal de esa

situación.
Capítulo 11: Los objetivos de hablar la verdad en Amor

Ya teniendo los datos del mundo de la persona y habiéndolos organizado, es hora de hablar,

pero hay que hablar conforme a la Palabra. Hay que hablar la verdad en amor. Hablar la

verdad en amor, requiere que nos demos cuenta a quién amamos primero. Cuando el amor

es un amor propio, entonces evadiremos a la confrontación en amor, porque queremos

mantener una paz superficial. Pero, cuando amamos primeramente a Dios y después a

nuestro prójimo, practicaremos continuamente la confrontación bíblica.

Esta confrontación inicia en nuestro propio corazón. ¿Por qué deseo confrontar a mi

prójimo? No venganza, No superioridad, sino ofrecerle una alternativa bíblica para

apartarse del engaño su pecado, para erradicar pensamientos malos, para tener deseos

bíblicos y pensamientos agradables a Dios.

Capítulo 12:El proceso de hablar la verdad en amor

Si queremos que nuestras palabras sean de bendición necesitamos tener consideración de la

persona, tal como dice Gl.6:1. Considerándote a ti mismo, no sea que tu también seas

tentado. Nuestro prójimo necesita considerar sus malos pensamientos y conductas para

arrepentirse.

Después de la consideración se necesita la confesión. Recordemos que confesión significa

estar de acuerdo. Debemos estar de acuerdo con Dios respecto a nuestros malos caminos y

a los caminos de santidad que él desea que andemos.

Posteriormente, a la confesión se requiere el compromiso del individuo para seguir

creciendo y en último lugar buscar el cambio mediante la aplicación de la Palabra a su

situación concreta.
Capítulo 13: Estableciendo la agenda y definiendo la responsabilidad

En el ministerio personal hay que buscar que la persona haga lo que dice la Escritura. Es

muy importante que el consejero antes de encontrarse con la persona haya elaborado una

agenda con su respectiva meta y medios para lograr esa meta. Posteriormente, aclarar la

responsabilidad del consejero y del aconsejado. Cuando hablamos de la responsabilidad del

aconsejado es bueno fijarse en los círculos de responsabilidad. En ellos encontramos

personas que hacen muy pequeño su círculo de responsabilidad que todo se lo dejan a Dios

o se lo atribuyen a otra persona, aún al diablo. En el otro extremo se encuentran los que

tienen un círculo de responsabilidad tan grande que quieren cargar con las acciones de los

demás y aún hacer lo que a Dios le corresponde.

Capítulo 14:Inclucando la identidad en Cristo y la rendición de cuentas

El tercer objetivo en la aplicación de la Palabra es introyectar las verdades bíblicas de

nuestra relación e identidad con Cristo, las cuales no dependen de la situación, de otras

personas o de nosotros mismos, sino de lo que Jesús ha hecho vicariamente por nuestra

redención.

Por último, el proceso de rendición de cuentas, es vernos como hermanos y apoyarnos

mutuamente, en nuestro crecimiento y madurez en Cristo.


Conclusiones personales

Es la segunda vez que leo este libro, me edifica en varios aspectos personales, Yo requiero

apoyo de otros hermanos en mi vida cristiana, no me debo avergonzar de ello. La vida

pastoral nos lleva a crear una imagen de autosuficiencia pero, debo recordarme a mí mismo

que antes de ser pastor, soy hijo de Dios, perteneciente a la Familia Cristiana y ya sea que

me encuentre en dificultades o no, necesito de Dios y de su familia.

En segundo lugar, en el ministerio de la consejería nadie tiene la última palabra excepto

nuestro Dios obrando en el corazón de los creyentes para restaurar sus vidas. Nosotros no

somos “el mesías” de los miembros de nuestra iglesia. Esta verdad me libera enormemente

de una carga que solo Dios puede llevar, que ha llevado en su Hijo y que nuestra Redención

está realizada por Él.

Agradezco que estas verdades me las recuerde este libro, que si yo deseo me puedo

convertir en un pecador ayudando a otro pecador para que juntos crezcamos a la imagen de

Cristo Jesús.

También podría gustarte