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BOLILLA VIII

REGIMEN ESPECIAL DE SALVATAJE


LOS “SUPUESTOS ESPECIALES” DEL ART. 48. REGIMEN DE SALVATAJE O “CRAMDOWN”. SUJETOS INCLUIDOS. SUJETOS NO
INCLUIDOS: POSIBILIDAD DE SU APLICACIÓN. PROCEDIMIENTO. EVOLUCION DEL INSTITUTO DESDE LA SANCION DE LA LEY
24522: LAS MODIFICACIONES DE LAS LEYES 25563, 25589 Y 26684. EFECTOS DEL SALVATAJE. ART. 48 BIS. INSCRIPCION DE LA
COOPERATIVA DE TRABAJO. PROCEDIMIENTO. PRESUPUESTOS. EFECTOS
a) Noción preliminar
Una de las reformas más trascendentes de la ley 24522 estuvo representada por la autorización para que terceros –acreedores o
no- de una sociedad concursada hicieran ofertas de acuerdo preventivo a los acreedores. Es lo que todos los abogados
argentinos llaman cramdown, por el aplastamiento que en este caso sufren los accionistas o cuotistas de una sociedad cuando
se ven forzados a enajenar sus acciones o cuotas al tercero que obtenga la aprobación de los acreedores a su propuesta de
acuerdo.
La ley preveía que esas ofertas pudieran hacerse una vez que el deudor había fracasado en obtener las conformidades
necesarias para la aprobación del acuerdo preventivo.
Y, en caso de que la oferta del tercero si obtuviera las adhesiones necesarias, los socios de la sociedad concursada estaban
compelidos a transmitir sus participaciones societarias a ese tercero.
Para ello se fijaba un precio de las participaciones societarias, conforme a un mecanismo ideado por la ley.
Ello representaba la incorporación a nuestro derecho de la idea de la cesión de la empresa a un tercero como un modo de
salvataje de la misma, de solución a su crisis.
b) Debate que causo la incorporación del salvataje
En su momento la inclusión del art. 48 genero una ola de críticas casi exasperadas. Quizás la excepción fue la reflexión serena y
desapasionada del juez Mosso, quien vio de entrada las ventajas que podía traer la figura.
Y lo cierto es que hoy existe consenso en que el cramdown fue una incorporación feliz a nuestro régimen concursal y sirvió en la
práctica para evitar algunas quiebras de empresas de cierta envergadura.
Ello más allá de que el artículo 48 fuera realmente farragoso y contuviera en el mecanismo algunas piezas superfluas o mal
terminadas.
En esa orientación el proyecto de reformas que elaborara una comisión designada por el Ministerio de Justicia, propicio
reformas al sistema, pero ampliándolo al patrimonio de las personas físicas, a las sociedades de personas y a las personas
jurídicas no comerciantes.
Es decir que en vez de derogarlo se pretendía ampliarlo y naturalmente mejorar su régimen.
c) Derogación por la ley 25563
En el capítulo de las disposiciones complementarias, la ley 25563 derogo el artículo 48 de la ley 24522, y según algunos
senadores ello era definitivo y no transitorio como otras reglas introducidas por esa misma ley.
d) Valoración de la derogación del salvataje
La derogación del art. 48 era inexplicable. Se intento fundar esta solución atrabiliaria en el temor a la posible transferencia de
empresas nacionales a manos extranjeras. La verdad es que el argumento es tan estúpido que no merecería ni siquiera una
línea; no han sido extranjeros los que han recurrido al articulo 48; y si en la situación terminal de muchísimas empresas y del
país que se vivía en febrero de 2002, venia un extranjero a invertir para sacar adelante una compañía en crisis, debería habérsele
dado la bienvenida y las gracias, y no cerrarle la puerta en las narices. La realidad mostro que no solo no vinieron extranjeros a
quedarse con las empresas nacionales, sino que más bien cerraron sus propias empresas y “escaparon” del país, en algunos
casos asumiendo perdidas enormes.
Así, la derogación perjudicaba la radicación de capitales extranjeros, y las inversiones que los propios argentinos pretendan
realizar en empresas en dificultades. Y por supuesto la obtención de crédito ya que el cramdown o salvataje constituye un
instrumento que balancea el poder de negociación entre el deudor y sus acreedores, como lo ha sostenido la doctrina nacional y
lo ha ratificado la práctica.
Proteger al deudor a expensas de sus acreedores, no dar la posibilidad de que un tercero pueda hacerse cargo de la unidad
productiva (a quienes los acreedores si apoyarían), o la transferencia del control y del management a quien tenga experiencia,
significa desnaturalizar el sistema concursal que debe equilibrar distintos valores: (i) la protección del crédito; (ii) la protección
del deudor; (iii) la conservación de la empresa. Por ello, prácticamente todas las leyes modernas prevén la cesión de la empresa
a un tercero como una de las posibles soluciones preventivas de la quiebra, pues con ello se protege al crédito, se salvaguarda la
fuente de trabajo y producción que es la empresa y se atribuye al deudor una razonable retribución por la cesión.
e) Renacimiento del cramdown
La eliminación lisa y llana del cramdown, y además con pretensión de definitividad, causo estupor en la doctrina y una reacción
de bancos y organismos multilaterales de crédito que reclamaron la reposición del instituto.
Cuando se comenzó el estudio del proyecto que se convertiría en ley 25589, las autoridades políticas decidieron restablecer la
institución y aprovechas a la vez para mejorarla.
De modo que finalmente la ley 25589 restableció el cramdown o salvataje del artículo 48, con algunas reformas que tomaron en
consideración algunos reclamos de la doctrina y de otros sectores.
Comentario del régimen vigente
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a) Terminología
Muchos autores, e incluso el mensaje de elevación del proyecto del PEN, aluden a esta institución como cramdown,
denominación que se toma del derecho estadounidense. Sin embargo, ya se ha visto que el cramdown o aplastamiento de una
categoría de acreedores es una cosa distinta de la regulada en este artículo 48 de la LC, por lo que es mejor hablar de propuestas
de terceros o salvataje.
b) Antecedentes
El tema de las propuestas por terceros fue traído por primera vez, al menos por lo que nosotros sabemos, por Kleidermacher en
su ponencia presentada a las Jornadas de Derecho Concursal celebradas en la UBA en 1987.
En el ámbito ya de las tentativas de reforma a la legislación, apareció en el anteproyecto elaborado por la Secretaria de
Desregulación Económica que sirvió de material básico para el proyecto que finalmente el PEN elevara al Congreso. En aquel
anteproyecto se seguía a la letra el sistema estadounidense, lo que no sucede con la ley 24522 que presenta algunas diferencias
notorias, aunque no puede eludirse la mención del régimen de ese país como un antecedente que el PEN tuvo en consideración
especial.
c) La cuestión de la constitucionalidad
Algunos autores sostuvieron en su momento que es inconstitucional la compraventa forzosa que implica la enajenación de las
participaciones societarias a favor del tercero cuya oferta de acuerdo ha sido aceptada por los acreedores, por violentar el art.
17 de la CN.
No tenía fundamentos serios esta atribución de inconstitucionalidad.
Han de tenerse en cuenta para comprobar que la institución no es inconstitucional, al menos los siguientes argumentos:
- La apertura del concurso preventivo es un acto voluntario del deudor, que por lo tanto se somete voluntariamente a un
régimen legal; ese sometimiento por un acto propio impide luego cuestionar la inconstitucionalidad del régimen, según
lo ha resuelto la CSJN en infinidad de casos;
- Cierto es que es la sociedad la que somete al concurso y los socios los desapropiados por vía del procedimiento del
artículo 48 de la LC; pero lo cierto es que la voluntad social debió haberse completado con la ratificación de la asamblea
o reunión de socios;
- Cierto es que pudo haber disidentes en la asamblea; esto no es un argumento serio, pues es sabido que en las
sociedades la voluntad se forma por mayoría y la minoría acata o cuestiona judicialmente si la decisión es contraria a la
ley o el estatuto; a lo sumo, los disidentes tendrán una acción de responsabilidad contra socios que hayan votado
favorablemente si la decisión es ilegal o antiestatutaria;
- En nuestro derecho existen otras compraventas forzosas que nadie tacha de inconstitucionales, pues son necesarias
para la satisfacción de los acreedores o para dar satisfacción a los comuneros, para cumplir un contrato o una manda
testamentaria, por una finalidad de utilidad pública, etc.;
- Las compraventas forzosas además no son involuntarias, pues como enseña López de Zavalia, la coacción jurídica no
priva de la libertad como elemento interno del acto voluntario;
- Los socios desapropiados no sufren ningún daño patrimonial, pues reciben un precio fijado por un procedimiento legal;
mientras que si no existiera la institución, la sociedad seria declarada en quiebra, teniendo derecho solo al remanente
que existe después de pagados todos los acreedores íntegramente en capital e intereses, más los gastos del concurso,
mas la tasa de justicia; por eso las quiebras con remanente son francamente excepcionales;
- Es incomprensible por que la venta forzosa por un precio fijado conforme al procedimiento legal sería inconstitucional,
mientras que no es inconstitucional que el acreedor que no adhirió al acuerdo se encuentre sometido –por la ley de la
mayoría- a los efectos del acuerdo preventivo, que puede importar una quita de hasta el 60% del crédito y su
postergación por varios años, o que en vez de dinero le entreguen acciones, etc. ¿acaso el crédito no es también una
propiedad amparada por la CN?;
- Adviértase además que la mayoría en la asamblea societaria se forma con personas que tienen una comunidad de
derechos establecida voluntariamente; se es socio de una sociedad porque se quiere formar parte de ella. En cambio el
acreedor compelido por la mayoría de los demás acreedores, no forma con ellos ninguna comunidad de derechos, su
participación en el concurso es impuesta por un acto voluntario de su deudor (que no le pago), su participación en la
categoría proviene de una propuesta hecha por el deudor, la propuesta la hace el deudor; etc.;
- No puede decirse que no hay sentencia; ella esta dada por el pronunciamiento del juez que homologa la propuesta del
tercero y dispone la transmisión de la propiedad de las participaciones societarias.
En fin, el argumento de la inconstitucionalidad no resiste el menor análisis, y lo cierto es que durante los años de vigencia ningún
cuestionamiento fue aceptado por los tribunales.
d) Presupuesto objetivo
Es condición del funcionamiento del sistema que el concursado no haya obtenido las adhesiones suficientes a su propuesta de
acuerdo durante el periodo de exclusividad, y que el juez no haya impuesto el acuerdo a la clase o clases disidentes en ejercicio
de las atribuciones que le da el art. 52, inciso 2°, b.
También funciona cuando:
- El concursado no haga pública oportunamente, la propuesta de acuerdo;

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- Otro caso es el del art. 51 primer párrafo LC donde se dispone la habilitación del cramdown cuando el juez estime
procedente una impugnación contra el acuerdo que impida su homologación. Si bien la ley nada dice respecto a la
posibilidad de abrir el salvataje –y tampoco sobre la declaración de quiebra- cuando no se logre la homologación del
acuerdo porque el juez considero que la propuesta consistía en un ejercicio abusivo de los derechos o que fue realizada
en fraude a la ley, estamos ante otro supuesto en que procede el cramdown.
e) Casos en que se aplica
(i) Enumeración taxativa
La primera parte del articulo 48 LC determina el alcance subjetivo concreto del procedimiento, lo cual resulta taxativo sin
poderse ampliar analógicamente los supuestos allí contemplados. Se crea un sistema de numerus clausus.
(ii) Exclusión de los “pequeños concursos”
Siempre debe estarse ante un gran concurso es decir que no se aplica a los pequeños concursos (art. 289 LC), por lo que la
aplicación del instituto fue estipulada para casos objetivamente relevantes.
La exclusión del salvataje de los pequeños concursos ha sido atacada en cuanto a su constitucionalidad sosteniéndose que el
parámetro para determinar su aplicación no debe limitarse a la magnitud de la empresa sino al hecho de que la misma sea viable
y socialmente útil. Llama la atención la facilidad con que algunos autores recurren a la inconstitucionalidad para lo que no es
más que un cuestionamiento de la conveniencia de la solución.
(iii) Sociedades a las que aplica
El procedimiento del art. 48 de la LC se aplica a los casos en que la concursada es una sociedad anónima, sociedad de
responsabilidad limitada, sociedad cooperativa o sociedad en que el Estado nacional, provincial o municipal tenga participación.
Literalmente la ley no se refiere a la sociedad anónima sino a las sociedades por acciones, pero igualmente el sistema no resulta
aplicable a las sociedades en comandita por acciones.
(iv) Sociedades en comandita por acciones
La sociedad en comandita por acciones si bien es una sociedad por acciones –aunque no en forma pura-, al formar parte de la
misma, socios –comanditados- con responsabilidad ilimitada quedarían excluidas no puede aplicarse el salvataje, porque atento
su carácter dual –socios accionistas y socios con partes de interés-. Una única posibilidad y para hacer una conjunción del art. 48
LC y la naturaleza de este tipo de sociedad es limitar el cramdown al capital comanditario o accionario.
(v) Cooperativas
La inclusión de las cooperativas ha dado lugar a algún cuestionamiento por la prohibición legal de su transformación en otro tipo
societario. La objeción es superable: la ley no pretende que el o los terceros modifiquen la naturaleza cooperativa del ente, sino
que se le transmita la propiedad de las participaciones; la sociedad seguirá funcionando como cooperativa y el tercero que ha
hecho la propuesta deberá adoptar las medidas necesarias para que la sociedad no caiga en atipicidad o disolución.
(vi) Mutuales
Las mismas se encuentran excluidas por los arts. 2 y 48 LC, el primero como presupuesto subjetivo concursal y el segundo como
sujeto sometible al cramdown, lo que implica que la concursalidad del sujeto es condición necesaria pero no suficiente para
aplicarle el salvataje. La ley 25374 que reforma el régimen de las mutuales de la ley 20231, determina que las mismas son
sujetos concursales, o mejor dicho que “quedan comprendidas en el régimen de la ley 24522”, pero nada se dispone sobre su
exclusión expresa en el articulo 48 LC, norma de carácter especial, que continua con su vigencia. Por otra parte es obvio que las
mutuales no son sociedades sino asociaciones.
(vii) Concurso de agrupamiento
También resulta problemático el sometimiento a este instituto cuando estamos ante un concurso en caso de agrupamiento.
(viii) Proyecto de reformas
El proyecto de reformas elaborado por el Ministerio de Justicia preveía una notable ampliación del campo de acción del articulo
48 LC, pues lo extendía a personas físicas, sociedades de personas, asociaciones o fundaciones, hipótesis en las cuales el tercero
se haría adjudicatario de todos los activos del deudor.
Ello importaba un cambio evidente de orientación de la ley, en tanto la norma vigente habilita el instituto para entes con
estructura empresarial, con socios con responsabilidades limitadas, y se caracteriza por la facilidad de transmisión de las
participaciones societarias (acciones o cuotas sociales).
El fundamento de la limitación subjetiva lo encontramos en la limitación de responsabilidad y en la división del capital societario,
para evitar que el adjudicatario asuma responsabilidad ilimitada y solidaria lo que no facilitaría el salvataje.
En posición opuesta se ha critica la exclusión de otros tipos societarios debiendo dársele mas importancias a la empresa que a la
forma jurídica que adopte, por lo que resultaría atinado ampliar el campo de casos que preserven la empresa viable y útil,
evitando su quiebra, sin importar la figura jurídica adoptada para su desarrollo.
f) Sujetos excluidos
(i) Enumeración
Quedan excluidos de la norma las personas física –incluido el patrimonio del fallecido-, sociedades irregulares y de hecho,
sociedades colectivas, en comandita simple y por acciones, de capital e industria, accidentales o en participación, sociedades
civiles y asociaciones civiles, fundaciones, aseguradoras –incluidas las ART-, mutuales, AFJP y las entidades financieras.
El salvataje prevé la adquisición de las cuotas o acciones representativas del capital social de la concursada, y esto resulta
naturalmente inaplicable a las personas físicas. A más, la exclusión legal se justifica, porque en los casos de sociedades de
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personas en las cuales se aplica la regla de la responsabilidad ilimitada (o en los casos de personas físicas), la determinación del
patrimonio de la empresa y su diferencia con el empresario es compleja; tornando de difícil concreción el tramo en que culmina
el salvataje.
(ii) Sociedad sin actividad
No corresponde excluir del cramdown a la concursada que transito su concurso preventivo habiendo cesado ya su actividad.
Resulta ciertamente intrascendente la inactividad de la concursada para proceder a la apertura del procedimiento del art. 48 LC,
pues vencido el periodo de exclusividad sin que la concursada obtenga las conformidades necesarias procede la apertura del
registro del cramdown, pudiendo existir elementos intangibles que pueden despertar el interés del mercado, que serán
determinantes para que pueda operar el salvataje de la empresa.
g) Sociedades que explotan medios de comunicación
La ley 25750 excluye de la aplicación del cramdown a aquellas sociedades que explotan medios de comunicación masivos, con el
ridículo fundamento de resguardo del patrimonio cultural nacional, producto del oportuno lobby de empresarios del sector,
protección que ya se efectivizaba con la ley de radiodifusión, ley 22285.
Se ha advertido, en el debate parlamentario, sobre la posible tacha de inconstitucionalidad que puede hacerse a aquella ley por
violación a las normas contenidas en los artículos 16, 17 y 20 de la carta magna. El primero de ellos, porque se viola la garantía
de igualdad en el derecho societario y concursal, la segunda porque vulnera la propiedad intelectual al impedir la cesión de los
contenidos de producción y la ultima porque priva a los extranjeros del goce de los derechos de libre comercio.
h) Pedido de propia quiebra anterior a la apertura del registro
Puede suceder que una vez abierto el periodo de exclusividad el deudor concursado advierta que no ha de conseguir las
mayorías necesarias para obtener la aprobación de su propuesta de acuerdo preventivo. ¿Puede, en ese caso, pedir la
declaración de su propia quiebra para impedir la apertura del registro prevista en el art. 48?
Coincidimos con Mosso en que ello no es posible. El desistimiento del concurso preventivo –que esta obviamente presente en el
pedido de propia quiebra- está sometido a los recaudos legales de obtención de ciertas mayorías establecidas por el art. 31. Si
ellas no se obtienen el concurso debe completar todas sus etapas una de las cuales es la del art. 48 LC.
Como explica Mosso, el deudor se somete in integrum a la normativa concursal y sus facultades dispositivas que se ejercitan
para solicitar la apertura del procedimiento, no son idóneas para determinar cómo continua.
Por lo tanto el concursado no puede frustrar el procedimiento del art. 48 pidiendo su propia quiebra porque en definitiva no es
un procedimiento disponible para la parte sino impuesto por la ley.
En la praxis judicial se negó la posibilidad de demandar la quiebra voluntaria antes de que se configure alguno de los
presupuestos de fracaso del concurso preventivo que habilitaría la apertura del registro del salvataje. Ello, porque acceder al
pretendido reconocimiento a favor de la deudora de la potestad de frustrar por su sola voluntad el mecanismo de salvataje
importaría en el caso tanto como infringir normativa legal, expresamente aplicable; soslayar los fundamentos que determinaron
su previsión, que resultan ajenos al interés particular de los integrantes de la sociedad concursada; y autorizar un ejercicio
disfuncional del derecho de estos últimos o de la propia sociedad en desmedro del interés legitimo de los potenciales
adquirentes de la empresa en marcha y de los demás intereses en juego.
PROCEDIMIENTO
El trámite del cramdown lo podemos dividir en 4 partes fundamentales: una, la inscripción de los interesados; la segunda, la
valuación de las partes sociales de capital de la empresa concursada; luego la negociación y acuerdo con los acreedores; y por
último, la adquisición de las partes sociales.
A) Registro
a) Resolución
Vencido el plazo de exclusividad el juez cuenta con un término de cuarenta y ocho horas para dictar una solución que disponga
la apertura de un registro de interesados en hacer ofertas de acuerdo preventivo; el plazo para la inscripción es de 5 días.
La inscripción es presupuesto para ofertar en el cramdown, ello a fin de que todos los intervinientes se conozcan,
transparentando el procedimiento. Además si no hay inscriptos se declara la quiebra pues ello significa que el procedimiento ha
ya fracasado.
b) Quienes pueden inscribirse en el registro
(i) Quid de la inscripción de acreedores
Pueden inscribirse en dicho registro tanto terceros, como acreedores, ya sean quirografarios o privilegiados.
En cuanto a los acreedores, se planteo en doctrina, el problema que suscitaría la inscripción en el registro de aquel acreedor que
tuviese la mayoría del pasivo necesaria para conformar las mayorías, pues él podría hacer fracasar el concurso para lograr el
cramdown y así adquirir las cuotas o acciones sociales, luego de lograr el acuerdo que el mismo manejaría. Se dice que se
habilitaría en este caso la impugnación que puedan hacer los socios o accionistas por ilicitud o abuso del derecho en los
términos de los arts. 953 y 1071 del CC. Esta tesis es equivocada: si hay un acreedor que por sí solo puede hacer aprobar un
acuerdo preventivo, en realidad es el verdadero “dueño” de la empresa pues ella se hizo o se sostuvo con el crédito que él le
dio. De modo que no hay nada abusivo en que el acreedor quiera cobrar su crédito mediante la cesión forzada de las acciones o
cuotas de la sociedad. En el derecho y práctica de los EE.UU, nadie discutiría el derecho del acreedor o acreedores que
constituyan la mayoría de hacerse del capital accionario. Es más, el concurso supone, en USA como en los países que siguen su
sistema, que los accionistas ofrecen su participación en el capital por el solo hecho de la presentación del concurso preventivo.
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Es que en esos países el concurso es una protección a la empresa y los acreedores y no para los dueños de las empresas
insolventes.
(ii) Socios o accionistas
Se cuestiona si los socios o accionistas pueden inscribirse.
Algunos afirman que están excluidos pues ellos no podrían comportarse como terceros respecto de la sociedad concursada,
quien ahora con la ley 25589 participara de la segunda ronda. A lo que debe agregarse la participación posterior que tienen los
socios y accionistas para conformar la propuesta de adquisición de las partes sociales.
Sin embargo es claro que los accionistas o cuotistas son personas distintas de la sociedad y alguno de ellos podría pretender
adquirir la participación de los otros.
Concretamente en uno de los primeros salvatajes homologados, el de la sociedad Shoeller + Cabelma SA un socio minoritario
adquirió las acciones de los otros y ello fue homologado por el juez; si bien, cabe señalarlo, fue durante la vigencia del texto
original del art. 48.
(iii) Directores, gerentes, administradores
También se sostiene que no podrían inscribirse los directores, gerentes, administradores y síndicos de la sociedad concursada,
pues no pueden competir por sí o por terceros con la sociedad, salvo autorización societaria.
(iv) Personas físicas
Nada impide que se inscriba en el registro de salvataje, una persona física, pues en caso de triunfar en el procedimiento, pasaría
a formar una sociedad de responsabilidad limitada de un solo socio, quien deberá cumplir con el art. 94 inc. 8 LS a fin de
regularizar la situación en el término de 3 meses.
(v) Sociedades anónimas
En el caso de quien pretenda participar del cramdown sea otra sociedad anónima, esta solo podrá inscribirse cuando la
concursada sea una sociedad por acciones (art. 30 LS) y en caso de que sea una cooperativa, debe reunir los recaudos
establecidos estatutariamente por aquella entidad (art. 17 ley 20337).
c) Cesión
Se ha admitido judicialmente, la cesión por parte del inscripto, de los derechos que la inscripción en el registro importa para
participar del salvataje.
d) Deposito para gastos
El juez fija un importe presupuestado para atender el pago de los edictos; al tiempo de inscribirse cada uno de los interesados
deberá depositar esa suma.
En cuanto a la suma depositada para pagar los edictos por partes de los interesados inscriptos, aquel que logre el acuerdo se
hará cargo del costo de la publicación de edictos y los restantes recibirán la restitución de lo depositado. En caso de que ninguno
logre el acuerdo o ello sea alcanzado por la concursada dichos gastos serán prorrateados entre lo depositado y el sobrante
restituido a cada uno de los inscriptos.
e) Publicidad
No se determina que es lo que debe darse a conocer a través de los edictos, pero en general se entiende que lo que se publicita
es la apertura del registro, porque dicha resolución es la que da inicio al trámite de salvataje, por lo que la publicación fijara el
dies a quo del plazo de inscripción.
El contenido del edicto debe ser mínimo, es decir que debe constar la individualización del concurso (caratula y Juzgado), la
fecha de la apertura del registro y el plazo para inscribirse.
La ley tampoco fija el término de la publicación por lo que se entiende suficiente con que se haga por un día en el boletín oficial
de cada jurisdicción.
El juez podrá prever la publicación en un diario de amplia circulación, cuando dichas erogaciones puedan ser afrontadas por
fondos depositados en el expediente o cuando la concursada adelante las sumas correspondientes.
f) Administración de la sociedad durante ese periodo
La ley no dispone ninguna modificación al régimen de administración, por lo que mientras dure el trámite de las propuestas de
terceros, la sociedad sigue siendo administrada por sus órganos naturales, bajo la vigilancia del síndico y del comité de
acreedores. Estos tiene la atribución de pedir las medidas que consideren apropiadas para asegurar una marcha razonable de los
negocios, que incluso puede consistir en la designación de coadministradores o lisa y llanamente la separación de la
administración si, por ejemplo, los administradores abandonaran su gestión, lo cual puede suceder en virtud del fracaso del
acuerdo preventivo y la posibilidad de la quiebra o la transmisión de las participaciones accionarias a un tercero.
Este criterio es el que inspiro una sentencia del juez Mosso –anterior a la reforma del art. 48 por la ley 25589- en la que sostuvo
que:
(i) El procedimiento especial del “cramdown” o “salvataje por terceros” es un verdadero miniproceso dentro del
proceso concursal durante el cual, si bien el deudor mantiene su “status” de concursado, sus expectativas y las de
otros sujetos son diferentes de la etapa anterior a la apertura del mismo, ya que, expirado el periodo de
exclusividad (art. 43 LC) sin haber podido obtener las conformidades, la expectativa del deudor se agoto y no podrá
proponer otro acuerdo futuro;

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(ii) Una vez vencido el periodo de exclusividad (art. 43 LC), el concursado ha perdido técnicamente su empresa, ya sea
porque otros lo reemplazaran en su titularidad –los interesados exitosos-, ya sea porque, de lo contrario, la falencia
comenzara a operar de inmediato (art. 106 LC);
(iii) Deberán tener en cuenta –además de las circunstancias del caso- tres elementos: a) el concursado no ha perdido la
administración, pero se encuentra en una situación especial pues, desde que venció el periodo de exclusividad, ha
perdido técnicamente su empresa; b) el sindico no coadministra, pero debe vigilar mas atentamente y c) existe –a
diferencia de la ley 19551- un comité de acreedores.
Entonces, la administración durante el “cramdown” será ejercida por el concursado, con la vigilancia tanto del síndico como del
comité de acreedores. Por su parte, el tribunal receptara cualquier posible anormalidad y tomara de inmediato las medidas
consiguientes.
Lo cierto es que a partir de la reforma de 2002, se admite la participación del deudor concursado en el salvataje del art. 48 LC, de
donde ya no por lo que ya no será inexorablemente excluido de la propiedad de la misma y de su administración. Por el
contrario, ello no es más que una posibilidad y por ende existiendo también la posibilidad de que la propiedad de la empresa
concursada no cambie de manos, resulta razonable que se mantenga la administración de la misma, salvo situación de
excepción.
En contra de este criterio sostiene Gebhardt que, como mínimo debería disponerse la coadministración de la empresa, aunque
en realidad propone que sean reemplazados los órganos de la concursada por un administrador judicial.
Si bien esta tesis parece demasiado drástica y no tiene un preciso respaldo legal, lo cierto es que tanto el juez como el sindico
deben estar atentos al desarrollo administrativo de la empresa por parte de la concursada y al menor desvió del normal
funcionamiento deberán aplicar las cautelares dispuestas por el art. 17 segunda parte LC.
g) Efecto de la falta de inscriptos
Si nadie se registrase en el plazo de cinco días como interesado en hacer propuestas de acuerdo preventivo, se decreta la
quiebra.
h) Existencia de inscriptos
Si en el plazo de 5 días se inscribe algún interesado, el juez debe designar un evaluador de conformidad con lo previsto en el art.
262 (banco de inversión, entidad financiera autorizada por el BCRA o estudio de auditoria con 10 años de antigüedad).
i) Habilitación al deudor concursado para presentar propuestas
La existencia de inscriptos produce un raro efecto: el deudor concursado queda habilitado para presentar una nueva propuesta,
o la misma que fracaso antes, y competirá con los inscriptos para conseguir el consenso de los acreedores sin tener preferencia
alguna. Es por ello que el periodo de negociación en el cramdown ha sido denominado común o de concurrencia.
Vitolo ha criticado esta posibilidad que se le da al concursado que ya ha fracasado en obtener la aprobación de sus acreedores.
Esta solución de la ley fue una transacción con el bloque de diputados radicales que pretendían que se diese al concursado una
suerte de primera opción, de modo que si un tercero obtenía las conformidades de los acreedores, el deudor pudiera
“empardar” la oferta, con lo cual se homologaría el acuerdo como si él lo hubiese propuesto y de ese modo evitaría la
transferencia de las acciones al tercero. Se dijo en la discusión parlamentaria que esto lo había propuesto el diputado Dumon
durante los debates de la ley 24522 y se argumentaba que así lo resuelve la ley americana. Los acreedores dan la conformidad a
la propuesta de alguien concreto y es absurdo que otro –que además ya ha fracasado- se haga beneficiario de esa conformidad.
No se trata de igualar un precio en la compra de una cosa, sino que la propuesta de acuerdo preventivo es muchísimo más
compleja, y uno de sus elementos es la confianza en que quien la hace sabrá manejar la empresa, tiene crédito o capital propio,
es solvente, es honesto, etc. De modo que la posibilidad de que el concursado haga su propia oferta durante esta etapa hay que
verla como el resultado de una transacción, y en definitiva como un mal menor.
No corresponde que el concursado se inscriba en el registro, sino que su participación queda supeditada a la inscripción de
terceros o acreedores interesados en adquirir la empresa. Sin embargo, el concursado puede prorrogar su agonía haciendo
inscribir a un tercero con el solo costo del depósito de la suma para edictos, para así tramitar el procedimiento y poder lograr o
no las conformidades en una segunda ronda.
B) Valuación de las participaciones sociales
a) Designación del experto
En el caso de que existan interesados inscriptos el juez debe transitar el trámite de valuación, el cual comienza con la
designación de lo que la ley llama evaluador.
La valuación debe ser presentada dentro de los 30 días hábiles, siguientes a la aceptación del cargo por parte del valuador.
b) Criterios para hacer la valuación
Uno de los temas más complejos del régimen del salvataje en la redacción original del art. 48 era el de la valuación de las
participaciones sociales que debían ser transmitidas al tercero que obtuviera las conformidades suficientes. En particular se
criticaba que la ley se refiriera a los valores de libros porque provocaba un gran disvalor por la diferencia que podía existir con el
valor real de mercado; concretamente la ley se refería al valor patrimonial de la empresa, según registros contables. Aunque en
defensa del anterior sistema puede decirse que la relación de los registros contables constituye un punto de partida o de
referencia para el juez, pero no un límite irrestricto que impida evaluar otras circunstancias, como por ejemplo la valuación
realizada en el informe general conforme el valor de realización de la empresa y así lograr el valor de la empresa en marcha.

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La ley 25589 ha introducido cambios significativos en este punto. Conforme al nuevo art. 48: “La valuación establecerá el real
valor de mercado, a cuyo efecto, y sin perjuicio de otros elementos que se consideren apropiados, ponderara:
a) El informe del art. 39, incisos 2 y 3, es decir el valor de realización del activo, incluidos los intangibles y el detalle de la
composición del pasivo, surja o no contablemente, sin que esto resulte vinculante para el evaluador;
b) Altas, bajas y modificaciones sustanciales de los activos;
c) Incidencia de los pasivos postconcursales.
La valuación puede ser observada en el plazo de cinco (5) días, sin que ello de lugar a sustanciación alguna”.
De este modo la ley supera algunas de las principales observaciones que se le habían hecho. Cabe puntualizar que al aludir al
valor de mercado no ha optado por ningún método para determinarlo, de modo que el evaluador podrá usar uno o varios para
llegar al resultado que propondrá al tribunal; por ejemplo, el más conocido, que es el de los flujos de fondos descontados; pero
también podrá tener en cuenta negociaciones de acciones de la sociedad que se hayan hecho antes, o el valor de ciertos activos
que en algunos casos sirven para determinar el valor de la empresa (capitas en las sociedades de medicina prepaga, abonados
en las empresas de televisión por cable), etc.
Especialmente el estudio de flujos de fondos y la fluctuación del pasivo luego del concursamiento son relevantes para la
valuación, ya que se desarrolla como el sistema que más se ajusta a la finalidad normativa, en tanto relaciona el valor de los
activos con el valor presente de la futura generación de fondos por parte de la empresa.
Esto es, tener en cuenta aquello que generaran los activos presentes de la empresa y su eventual rentabilidad, pues sin ella no
existe valor real de los activos netos. Es algo así como determinar los resultados futuros esperados. Ello ayuda a determinar el
valor real de la empresa o participaciones sociales, pero dista mucho de lograr el valor real de mercado, ya que como alertaba
Fargosi, nunca la empresa concursada va a ser expuesta a todas condiciones del mercado, en sentido estrictamente técnico.
Jamás existirá en estos casos la negociación y las pujas existentes en el mercado que harán varias considerablemente, tanto para
la oferta como para la demanda, el precio del bien en cuestión. Por ello, la valuación es compleja y juntamente con el estudio de
los flujos futuros, debe hacerse un análisis de la empresa y de otros enfoques metodológicos de la misma, como así también
debe evaluarse el desarrollo de la economía local y regional (proyecciones macroeconómicas), el mercado de capitales local e
internacional, y lograr el mas “real” valor de mercado de la empresa o partes sociales. Se busca así un valor más acercado a la
realidad que aquel que imponía la norma originaria que remitía a los valores contables.
d) Observaciones a la valuación
Las observaciones sirven como detalle meramente informativo para la evaluación que haga finalmente el juez concursal para
fijar el valor de la empresa.
La legitimación activa para observar la valuación presentada, debe ser considerada con criterio amplio, ello, porque se trata de
una mera participación informativa del interesado sin sustanciación alguna y en tal sentido, todos los elementos que puedan
aportarse, serán analizados discrecionalmente por el juez.
Por ello tiene legitimación activa para realizar estas observaciones, todos los interesados, dentro de los cuales debemos contar
al concursado, a sus socios o accionistas, a los acreedores concursales concurrentes y terceros inscriptos en el registro abierto
para el procedimiento del cramdown.
Carecen de tal legitimación, el síndico, quien, como funcionario público concursal imparcial, carece de interés.
e) Resolución
La ley sigue diciendo: “Teniendo en cuenta la valuación, sus eventuales observaciones, y un pasivo adicional estimado para
gastos del concurso equivalente al 4% del activo, el juez fijara el valor de las cuotas o acciones representativas del capital social
de la concursada. La resolución judicial es inapelable”.
En realidad este valor de las partes sociales fijado por el juez termina siendo provisorio porque luego de la conformación del
acuerdo este valor resultara, según el caso, reducido en la misma proporción que el sacrificio que hacen los acreedores
quirografarios de sus créditos en la propuesta aceptada.
En la misma resolución el juez deberá fijar la audiencia informativa o directamente declararla inoficiosa y no fijarla y solo
determinar la fecha hasta la cual podrá hacerse pública la propuesta de acuerdo.
La inapelabilidad de la resolución que fije el valor está sujeta a los límites propios de la inapelabilidad concursal.
C) Presentación de propuestas de acuerdo preventivo
a) Plazos
La nueva redacción ha simplificado el sistema de plazos, pues ahora todos los interesados –así como el deudor concursado-
tienen un plazo común de 20 días hábiles contados a partir de la fijación judicial del valor de las participaciones sociales, para
presentar las conformidades a una propuesta de acuerdo preventivo.
b) Posibilidad de recategorizar
Es importante tener en consideración que quienes hayan de presentar propuestas –terceros o el mismo deudor- pueden
mantener las categorías que habían sido aprobadas o presentar nuevas categorías.
La ley no prevé su aprobación por el tribunal como lo hace con la categorización hecha por el concursado; pero es claro que
siguen vigentes las pautas fijadas por la ley 24522 en punto a la relación que las categorías deben tener con el monto o
naturaleza del crédito u otra circunstancia que permita razonablemente el agrupamiento con elementos de homogeneidad.

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Esto importa que la categorización puede ser observada oficiosamente por el juez si no fuese razonable, o a pedido del síndico. Y
el juez puede hacerlo hasta el momento de la homologación, pues si la categorización fuese irrazonable podría negar la
aprobación judicial en función de lo que ahora explícitamente dispone el art. 52 LC.
c) Contenido
La propuesta de acuerdo está sometida a las mismas reglas que rigen para la hecha por el concursado.
El concursado puede ofrecer la misma propuesta que fracaso en el periodo de exclusividad (salvo que no hubiese recibido
homologación por abusiva o algún otro defecto intrínseco) o presentar una distinta. En cualquier caso debe recabar nuevamente
las conformidades, es decir que debe actualizarlas, ya que conforme el precepto legal el concursado participa en esta etapa
dentro de “los mismos plazos y compitiendo sin ninguna preferencia con el resto de los interesados oferentes”; lo contrario le
otorgaría una preferencia en desmedro de los derechos de los otros interesados, pues podría obtener más rápidamente las
conformidades. Además, fracasado el primer intento el interés de los acreedores que prestaron conformidad en el periodo de
exclusividad puede haber variado y a ellos ahora interesarles más la propuesta de un tercero.
No existe la posibilidad de que el concursado pueda equiparar la oferta hecha por el tercero para conservar la empresa, el
llamado first refusal, porque resulta incompatible con el proceso de salvataje, atento que la concursada ya tuvo la posibilidad de
hacer la negociación necesaria para mantenerse al frente de la empresa en el periodo de exclusividad y ahora en el periodo
concurrente los acreedores han preferido dar sus conformidades al tercero cramdista.
D) Conformidad de los acreedores
a) Plazo
El plazo para exteriorizar la conformidad de los acreedores es de 20 días hábiles contados a partir de la fijación del valor de las
participaciones sociales.
Pero ha de tenerse en cuenta que puede haber más de una propuesta de acuerdo, las que compiten entre sí para obtener la
conformidad o adhesión de los acreedores.
De allí que la ley establezca que se considerara aprobada la primera que exteriorice en el expediente la conformidad de las
mayorías de acreedores requeridas por la ley.
Esta solución ha sido cuestionada por la doctrina, pues algunos consideran que debería darse homologación a la “mejor”
propuesta y no a la primera que obtiene las conformidades. Sin embargo, que es “mejor” puede resultar muy dudoso o
cuestionable, desde que las propuestas pueden tener muy distinta naturaleza; así, una puede ofrecer pagar el 40% a varios años
de plazo y otra capitalizar los créditos y entregar acciones de la misma sociedad. Además un empresario que llevo la sociedad a
la insolvencia y ya fracaso en una propuesta de acuerdo puede no ser confiable para sus acreedores y si serlo un tercero;
supongamos una cadena de supermercados que se concursa preventivamente y al llegar a la etapa del art. 48 compite con
alguna de las grandes cadenas internacionales; es muy previsible y razonable que los acreedores prefieran a alguna de estas
últimas aunque ofrezca pagar menos o en mas plazo pues puede asegurar el cumplimiento de lo ofrecido.
b) Mayorías
Son las previstas en el art 45 de la LC.
c) Forma
Se aplican las disposiciones del art. 45 de la LC.
d) Conformidades plurales
La ley prevé que haya más de una propuesta; en ese caso el acreedor puede dar conformidad a una, a varias o a todas.
Esto se hace para evitar que habiendo dos propuestas se neutralicen entre si y ninguna pueda obtener las mayorías, siendo que
quizás para muchos acreedores resulte indiferente cual de los interesados triunfe en la puja.
e) Audiencia informativa
Cinco días antes del vencimiento del plazo para la presentación de las adhesiones, se celebra una audiencia informativa, para
que quienes hayan presentado propuestas de acuerdo informen acerca del contenido de las tratativas, y los acreedores
formulen preguntas. No se lleva a cabo si las adhesiones se exteriorizaron antes. Es la última oportunidad para exteriorizar la
propuesta de acuerdo, la que ya no podrá ser modificada.
E) Aprobación del acuerdo ofrecido por un tercero
Si la propuesta aprobada es la de un tercero, este tiene derecho a obtener la transmisión de la propiedad de las participaciones
sociales de los accionistas o cuotistas de la sociedad concursada. Como contraprestación deben pagar el precio que el juez fije.
Cabe aclarar aquí que la aplicación del salvataje empresario no hace desaparecer a la persona jurídica concursada sino que, en el
caso de que el cramdista sea un tercero, solo cambia “de manos”, quedan modificados sus socios o accionistas. Se produce, la
transferencia forzosa de las cuotas o acciones representativas del capital social del sujeto involucrado.
El precio se establece tomando en consideración el valor fijado por el evaluador, el que se reducirá en la misma proporción que
el juez estime –previo dictamen del evaluador- que se reduce el pasivo quirografario a valor presente y como consecuencia del
acuerdo alcanzado por el tercero.
Supongamos que el evaluador fijo el valor de las participaciones sociales en $ 100.00. El acuerdo ofrecido por el tercero a los
acreedores quirografarios implica una quita y una espera; a través de un cálculo (que se hace tomando en consideración el plazo
previsto en la propuesta y una tasa de interés) se determinara cual es el valor presente de los créditos quirografarios. Esto es,
cuanto “vale hoy” el crédito quirografario verificado. Demos por hecho que en razón del cálculo del evaluador se considera que
el valor presente de los créditos quirografarios es del 20%; esto significa que ellos aceptan una quita real del 80%. En ese caso el
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precio de las participaciones sociales se reduce en la misma proporción; con lo cual, en el ejemplo, el precio a pagar será de
20.000. En definitiva, los socios de la sociedad concursada reciben el mismo trato que los acreedores quirografarios.
Esto es una forma para que, tanto los socios o accionistas de la concursada como los acreedores concursales, compartan por
igual, el esfuerzo o economía que implica este tipo de acuerdo.
La ley aclara que a fin de determinar el referido valor presente, se tomara en consideración la tasa de interés contractual de los
créditos, la tasa de interés vigente en el mercado argentino y en el mercado internacional, si correspondiera, y la posición
relativa de riesgo de la empresa concursada teniendo en cuenta su situación especifica.
La estimación que se haga resulta irrecurrible.
También puede haber sucedido que la valuación de las participaciones sociales haya sido negativa (inexistencia de valor); en ese
caso, el tercero no tiene que pagar ningún precio por ellas. Con lo cual adquiere derecho al traspaso de su propiedad por el solo
hecho de la homologación de su propuesta.
F) Tramite posterior
La ley dispone que una vez determinado judicialmente el valor indicado en el precedente párrafo, el tercero puede:
(i) Manifestar que pagara el importe respectivo a los socios, depositando en esa oportunidad el veinticinco por ciento
con carácter de garantía y a cuenta del saldo que deberá efectivizar mediante depósito judicial, dentro de los 10
días posteriores a la homologación judicial del acuerdo, oportunidad está en la cual se practicara la transferencia
definitiva de la titularidad del capital social, o
(ii) Dentro de los 20 días siguientes, acordar la adquisición de la participación societaria por un valor inferior al
determinado por el juez, a cuyo efecto deberá obtener la conformidad de socios o accionistas que representen las
dos terceras partes del capital social de la concursada. Obtenidas esas conformidades, el tercero deberá
comunicarlo al juzgado y, en su caso, efectuar depósito judicial y/o ulterior pago del saldo que pudiera resultar, de
la manera y en las oportunidades indicadas en el precedente párrafo, cumplido lo cual adquirirá definitivamente la
titularidad de la totalidad del capital social. Todo se verá facilitado, como advierte Rubin, a través de un acuerdo
extrajudicial entre el tercero y los socios o accionistas, el cual se denunciara en el expediente sin siquiera necesidad
de depósito alguno, aunque supeditado a la homologación del acuerdo.
EFECTOS
a) Homologación del acuerdo
Una vez obtenidas las mayorías por el propio concursado, u obtenidas las mayorías por el tercero y cumplidos los demás pasos
que hemos visto, recién el juez debe pronunciarse sobre la homologación del acuerdo preventivo.
b) Transferencia de la propiedad de las participaciones societarias
Al homologarse la propuesta del tercero, la misma sentencia dispondrá la transferencia de las participaciones societarias o
accionarias de la sociedad deudora al ofertante, debiendo este depositar judicialmente a la orden del juzgado interviniente el
precio de la adquisición, dentro de los 3 días de notificada la homologación por ministerio de la ley. A tal efecto la suma
depositada en garantía se computara como suma integrante del precio.
El pago a los socios o accionistas se hace a través de libranza judicial, luego de transferidas definitivamente las partes sociales. Si
bien el art. 53 tercer párrafo LC dispone que los socios o accionistas pueden retirar la garantía del 25% depositada, lo cierto es
que en el siguiente párrafo, se dispone que si no se paga el saldo de precio, se declarara la quiebra y el deposito hecho en
garantía, es perdido por el tercero y pasa a formar parte del activo concursal que será distribuido en la quiebra, por lo que mal
podría autorizarse dicha extracción por los socios o accionistas en forma anticipada.
c) Intervención de la Comisión de Defensa de la Competencia
Ante la posibilidad de que las acciones de la sociedad en crisis pasen a manos de otro empresario, quizás competidor de la
concursada, debe aplicarse la ley 25156 de Defensa de la Competencia.
Para ello, se tendrá en cuenta el informe del sindico sobre la posibilidad de que el deudor sea pasible del trámite del Capítulo III
de la ley 25156 –Defensa de la Competencia-, es decir, que se puedan realizar concentraciones y fusiones empresarias, cuando
la empresa encuadra en el art. 8 de dicho cuerpo legal.
Además, debe tenerse en cuenta que si el acuerdo contiene alguna de las clausulas que de ordinario se someten a esta ley, hay
que realizar las presentaciones necesarias al organismo respectivo.
Es requerida toda la información que permita conocer la ubicación de la concursada en el mercado y la injerencia que pueda
tener la transferencia de las acciones. Este procedimiento debe aplicarse antes de que se dicte la sentencia homologatoria y de
transferencia de las partes sociales.
ENTREGA DE LA PROPIEDAD DE LAS PARTICIPACIONES SOCIETARIAS
Ya se ha visto que la entrega de las participaciones societarias ha de ordenarse en la sentencia homologatoria.
Puede ser que en las sociedades con acciones al portador no sea posible hallar o munirse de ellas. En ese caso, la solución debe
encontrarse en los medios ordinarios para la sustitución de títulos representativos de acciones, previstos por el Código de
Comercio. Hoy en día este problema no podría presentarse pues las acciones de las sociedades anónimas son todas nominativas.
Por lo tanto, la transferencia de estas acciones nominativas ha de anotarse en el libro de registro de acciones nominativas, con
lo cual se opera la transmisión. Esa inscripción puede ordenarse por oficio judicial.

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QUID DE LAS ACCIONES EMBARGADAS O PRENDADAS
Es muy frecuente que las acciones o cuotas a transferir estén embargadas o prendadas. En este caso: las acciones se transmiten
con la prenda o el embargo al que deberá responder entonces el adquirente o, por el contrario el gravamen se traslada al precio
que se pague por ellas.
Entendemos que el embargo o la prenda no impiden el perfeccionamiento del cramdown y la pertinente transmisión de
acciones al tercero que obtuvo la homologación del acuerdo. Y el derecho del acreedor prendario o del embargante se traslada
al precio de venta, como cualquier otro caso en que la cosa es vendida judicialmente. En definitiva, el cramdown es asimilable a
una ejecución judicial, pues es una venta forzosa desde que el enajenante se encuentra en la necesidad jurídica de vender.
Se afirma que en el caso de que existan créditos que se verifiquen tardíamente, pues atento que el adquirente no tiene que
soportar otros pasivos –sociales- concursales, el juez debe cuacionar el precio pagado a tales fines antes de liberarlo para los
socios o accionistas.
QUID DE LAS GARANTIAS DADAS POR LOS EX ACCIONISTAS
La ley nada dice acerca de las garantías dadas por los ex accionistas a terceros (fianzas, prendas, hipotecas, avales, etc.). Y lo
cierto es que la homologación del acuerdo, si bien causa novación de las obligaciones del concursado, no modifica las
obligaciones de los garantes (art. 55 LC).
Con lo cual la situación de los accionistas garantes es sumamente comprometida en el caso del art. 48, pues transmitirán sus
acciones con lo cual pierden la propiedad de la compañía, pero además siguen estando obligados por las garantías que han dado
en seguridad de las obligaciones de esa misma compañía.
Dasso ha propuesto como solución que se imponga como requisito para la transmisión de las acciones que se liberen esas
garantías; pero ello no ha sido recogido por la ley, de modo que actualmente el efecto es el aludido: los ex accionistas garantes,
siguen estando obligados por esas garantías.
RESPONSABILIDAD DEL ADQUIRENTE
El régimen legal es muy claro. El adquirente se hace dueño de las acciones y en consecuencia no es responsable personal de las
obligaciones de la sociedad concursada.
EFECTO DE LA INEXISTENCIA DE CONFORMIDADES SUFICIENTES
Si no se consiguen las conformidades de los acreedores, de los socios cuando ellas fueran necesarias, o si el tercero no paga el
precio de las participaciones societarias en el término previsto por el art. 53, se decreta la quiebra.
Si no se alcanzan las mayorías no existe la posibilidad de aplicar el cramdown power del art. 52 inc 2 b LC, pues como dice Dasso,
la ley permite el salvataje exitoso con las mayorías dispuestas por el art. 45 LC, por lo que resulta inexistente la posibilidad
judicial de imponer el acuerdo, pues el juez debe declarar la quiebra sin mas tramite.
La ley 25563 al derogar el cramdown, hace lo propio con el tercer y cuarto párrafo del art. 53 LC, y la ley 25589 al restablecer el
art. 48 LC, reimplanta el antiguo 53 LC tercer párrafo, según la versión de la ley 24522.
Ello no fue feliz pues no se advirtió que las modificaciones introducidas en el art. 48 no eran compatibles con el art. 53 de 1995.
Primero porque en el tercer párrafo, respecto al momento en que debe depositarse el saldo de precio de las partes sociales,
amén de referirse al inciso 4° del art. 48 LC, cuando en realidad debió decir inciso 7, dispone que dicho saldo debe oblarse a los 3
días de homologado el acuerdo, cuando el art. 48 inciso 7 punto c) apartado i –también aplicable al caso del apartado ii, por
remisión- prescribe que ello debe hacerse dentro de los diez días. Segundo porque el art. 48 determina que la transferencia de
las partes sociales se hace al pagarse el saldo de precio (inc. 7 punto c, apartado i) y el articulo 53 tercer párrafo dispone que la
transferencia de las partes se hace junto con la homologación. Sin perjuicio de la incoherencia legislativa, debe darse
preeminencia a lo prescripto por el art. 48 LC, respecto de lo primero por ser la norma específica sobre el tema y por ser ley
posterior, y en cuanto a lo segundo porque no puede perfeccionarse la transferencia forzada de las partes sociales sin
integración total del precio. El depósito del total del precio es conditio sine qua non de la transferencia.

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