Está en la página 1de 24

BOLILLA IV

INICIACION DEL CONCURSO PREVENTIVO


REQUISITOS SUSTANCIALES DEL PEDIDO DE CONCURSO PREVENTIVO. SUJETOS HABILITADOS PARA PETICIONARLO.
REPRESENTACION DE LAS PERSONAS DE EXISTENCIA IDEAL Y DE LOS INCAPACES E INHABILITADOS. PERSONAS FALLECIDAS.
REPRESENTACION VOLUNTARIA
SUJETOS DEL CONCURSO PREVENTIVO
Los sujetos habilitados para estar en concurso preventivo o quiebra son:
- Todas las personas físicas, lo cual comprende incluso a los incapaces e inhabilitados
- Todas las personas jurídicas (o de existencia ideal, como las llama la LC) privadas y aquellas en que el Estado nacional,
provincial o municipal tenga participación;
- El patrimonio del fallecido;
- Los deudores domiciliados en el extranjero respecto de bienes situados en el país; debiendo en este caso tomarse en
cuenta las salvedades que hemos hecho, donde señalamos que Rouillon ha criticado la solución del tribunal comercial
de la Capital que negó el concurso preventivo de una sociedad extranjera sin bienes en el país, afirmando que la regla
del art. 2, inc. 2 se aplica a la quiebra y no al concurso preventivo, y que la pretensa concursada al constituir domicilio ad
litem en Argentina se somete voluntariamente a la jurisdicción del tribunal nacional. En seguimiento de este criterio,
debe admitirse el concurso del extranjero sin bienes en el país, salvo que el tribunal entendiese que se trata de una
selección irrazonable de la jurisdicción concursal argentina.
La cuestión de la matricula del comerciante y la regularidad de las personas jurídicas
Aun con la ley 19551 era requisito para la presentación en concurso preventivo que el comerciante estuviese matriculado y las
sociedades regularmente constituidas.
Esos recaudos han desaparecido de nuestra legislación con la sanción de la ley 22917 –que unifico totalmente el sistema
concursal- y por ende los comerciantes no matriculados y las personas de existencia ideal irregulares (sociedades comerciales de
hecho o irregulares, sociedades civiles irregulares y simples asociaciones del art. 46 CC), pueden solicitar la formación de su
concurso preventivo.
También pueden solicitar su concurso preventivo las sociedades en formación y las sociedades en liquidación.
Concurso de persona de existencia ideal
a) Representación
El art. 6 de la ley dispone que: Tratándose de personas de existencia ideal, privadas o públicas, lo solicita el representante legal,
previa resolución, en su caso, del órgano de administración.
Es decir que si se trata de una SA el pedido de apertura del concurso preventivo lo tiene que firmar el presidente del directorio, y
estar autorizado para ello por una decisión previa del mismo directorio que debe ser acompañada a la presentación en copia
certificada por escribano o por el mismo secretario del tribunal.
En las sociedades de personas debe ser presentada por el administrador; en las cooperativas por el presidente del consejo de
administración; en las SRL por el gerente.
b) Ratificación
La ley exige también la ratificación del órgano de gobierno de la persona de existencia ideal (asamblea de la SA, reunión de
socios de la SRL, asamblea de la asociación civil, etc.).
Con relación a las SA, se ha concluido en la doctrina que la asamblea que ha de convocarse es ordinaria, y la mayoría exigida por
la ley no es calificada sino la prevista en los estatutos o en la ley para la adopción de decisiones ordinarias. Por extensión, la
misma solución cabe para las sociedades en comandita por acciones y de responsabilidad limitada. También se aplica a las
sociedades cooperativas.
En las sociedades de personas se deben reunir los socios y adoptar la decisión por la mayoría prevista en el contrato social o si no
por la dispuesta por la ley a la cual se encuentren sometidas.
La decisión del órgano de gobierno debe ser presentada dentro de los 30 días (hábiles) contados desde la presentación en
concurso preventivo. Normalmente se acredita agregando al expediente una copia certificada por escribano del acta de
asamblea o reunión de socios.
Si es una sociedad de personas puede sustituirse por una presentación firmada por socios que representen la mayoría exigida
según el contrato o la ley.
Y si la sociedad es de hecho deben presentarse todos aquellos que se reconozcan recíprocamente como socios.
c) No ratificación
Si el órgano de gobierno no ratifica la decisión del órgano de administración, o si simplemente no se presenta la constancia de la
ratificación en el plazo establecido por la ley, se produce la cesación del procedimiento con los efectos del art. 31 in fine,
conforme al cual rechazada, desistida o no ratificada una petición de concurso preventivo, las que se presenten dentro del año
posterior no deben ser admitidas, si existiesen pedidos de quiebra pendientes.
d) Ratificación no necesaria
No es necesaria la ratificación si es una sociedad de solo dos socios, los cuales firmaron la presentación en concurso. Esta
solución judicial fue dispuesta para una sociedad de responsabilidad limitada, en la cual la nomina de socios surge del contrato
social; por lo tanto no es aplicable a las sociedades anónimas, las cuales en todo caso deben hacer la asamblea.

1
Concurso de incapaces e inhabilitados. Representación
La ley dispone (art. 7 LC) que: En casos de incapaces o inhabilitados, la solicitud debe ser efectuada por sus representantes
legales y ratificada, en su caso, por el juez que corresponda, dentro de los 30 días contados desde la presentación. La falta de
ratificación produce los efectos indicados en el último párrafo del art. Anterior.
En el caso de los incapaces (los del art. 54 CC), es claro que el representante legal debe pedir la formación del concurso o
quiebra; esto es, el padre o tutor si es un menor o persona por nacer; el curador si es un incapaz mayor de edad. Dado que se
trata de un acto excepcional, requiere la ratificación mediante decisión judicial, previa audiencia obligatoria del Ministerio
Pupilar.
Los inhabilitados (art. 152 bis CC) no son incapaces y no tienen representante legal sino que su curador es un asistente. Por lo
tanto, la presentación del inhabilitado la debe hacer por si mismo con la asistencia del curador. No requiere ratificación judicial.
Concurso del patrimonio del fallecido. Decisión y ratificación
La petición de concurso del patrimonio del fallecido puede ser hecha por cualquier heredero y debe ser ratificada por los demás
herederos dentro de 30 días (art. 8 LC).
El texto genera una serie de dudas:
- Que se entiende por heredero; si bien el termino tiene un sentido bien definido, lo cierto es que parecería razonable
que el cónyuge y el legatario de cuota (asumiendo que este no sea heredero, lo cual es discutible) estén legitimados
para solicitar el concurso preventivo, como en definitiva lo propicia la mayoría de la doctrina;
- Que se entiende por los demás herederos; parecería que la ley exigiera la unanimidad, pero la mayor parte de los
autores considera que ello seria contraproducente pues el capricho o la desidia de alguno sería suficiente para frustrar
el procedimiento.
Por ello se propicia que sea por mayoría; pero cual mayoría y como se computa (por persona o por participación en la
herencia). Zavala Rodríguez sostiene que para el caso de disidencia entre los herederos debe resolver el juez del
sucesorio.
Representación voluntaria
El concurso puede ser solicitado por medio de apoderado (art. 9 LC). Ese apoderado debe tener aptitud para
representar judicialmente, esto es, ha de ser abogado o procurador matriculado, y el poder debe contener la facultad
especial de solicitar el concurso de conformidad a lo previsto en el art. 1881 del CC. Así lo exige, expresamente, el art. 9
LC.
REQUISITOS FORMALES DEL PEDIDO
Iniciativa exclusiva del deudor
La ley 24522 mantiene la iniciativa exclusiva del deudor, por considerar que darla a terceros puede resultar un
instrumento de coacción muy severo para el deudor y que en oportunidades puede ser usado para perjudicar empresas
que no estén realmente en dificultades serias, pero que lo van a estar si alguien la denuncia como empresa con
problemas.
Oportunidad
El art. 10 de la LC dispone que el concurso preventivo puede ser solicitado mientras la quiebra no haya sido declarada.
Por quiebra declarada se entiende que exista sentencia aun cuando no este notificada.
La solución proviene de la ley 22917, pues el texto original de la ley 19551 disponía que el deudor debía solicitar el
concurso preventivo dentro del 3° días de estar en cesación de pagos; cabe aclarar que aun vigente el texto de la ley
19551 la jurisprudencia admitía el pedido de concurso preventivo mientras la quiebra no hubiera sido declarada.
También cabe acotar que con la ley vigente, aun decretada la quiebra, se autoriza la conversión de la quiebra en
concurso preventivo (arts. 90 a 93), con lo cual se mejora en mucho la solución de la ley precedente que mantenía el
estado de quiebra hasta que el deudor obtuviese la aprobación de un acuerdo con sus acreedores, llamado acuerdo
resolutorio.
Ello quita algún dramatismo a la declaración de quiebra que a veces era virtualmente simultánea con la presentación en
concurso. En caso de que ambos actos hubieran acaecido el mismo día, se resolvió que prevalecía el pedido de concurso
preventivo.
REQUISITOS FORMALES. ENUMERACION
Los requisitos formales con que debe ser acompañada la presentación están enunciados en el art. 11 de la LC.
a) Estatutos e inscripciones (inc. 1°).
Los deudores matriculados deben acompañar constancia de su inscripción en el registro; se refiere a la matricula de comerciante
(art. 25, CCom); de todos modos, el hecho de que el comerciante no este inscripto no obsta al concurso preventivo.
Las personas de existencia ideal regularmente constituidas deben agregar el instrumento constitutivo, las modificaciones y
constancia de las inscripciones pertinentes. En la práctica suelen acompañarse los originales, aunque Cámara sostiene que
pueden acompañarse copias certificadas por notario o los ejemplares de los diarios de publicaciones legales en que se insertaron
los documentos. Agrega el mismo autor que la falta de inscripción de las modificaciones no impide la apertura del concurso, pues
en nada afecta a la regularidad de la persona de existencia ideal.

2
Por lo demás, las personas jurídicas irregulares deben agregar los instrumentos constitutivos y sus modificaciones aun cuando no
estuviesen inscriptos. Las personas de existencia ideal de hecho, es decir, que no tuviesen instrumento constitutivo obviamente
no pueden agregarlo, pero deben acompañar algún elemento que convenza al tribunal de su existencia como persona jurídica.
b) Causas de la situación patrimonial (inc. 2°)
El inc. 2 exige: Explicar las causas concretas de su situación patrimonial con expresión de la época en que se produjo la cesación
de pagos y de los hechos por los cuales esta se hubiera manifestado.
Se advierte entonces que son tres recaudos: la explicación sobre las causas de la situación patrimonial, la época en que se
produjo la cesación de pagos y los hechos por los cuales esta se hubiese manifestado.
El objetivo de estos requisitos es ayudar a conocer si la empresa de que se trata es o no recuperable.
En el régimen anterior la veracidad o no de lo expuesto por el deudor no se podía juzgar hasta que el síndico presentara su
informe general. En el régimen vigente el comité de acreedores podrá acceder a información más expeditivamente que el síndico
–preocupado inicialmente por las verificaciones de créditos- y cotejar lo expuesto por el deudor.
c) Estado de activo y pasivo (inc. 3°)
La ley exige acompañar un estado detallado y valorado del activo y pasivo, actualizado a la fecha de la presentación, con
indicación precisa de su composición, normas seguidas para su valuación, ubicación, estado y gravamen de los bienes y demás
datos necesarios para conocer debidamente el patrimonio.
La ley 24522 ha adicionado al texto que este estado de situación patrimonial debe ser acompañado de dictamen de contador
publico.
Esta exigencia ha sido criticada por la doctrina que comento inicialmente la ley 24522; se arguye que es un nuevo recaudo
formal, lo cual contradice la tendencia hacia la facilitación del acceso al concurso preventivo, que genera gastos; e injustificado
además por cuanto durante la vigencia del texto original no eran frecuentes presentaciones en concurso poco seria o con datos
falseados.
En contraposición, se sostiene que el recaudo tiene por finalidad brindar mayor transparencia al procedimiento y seriedad a la
presentación del deudor, si este aspira a un procedimiento excepcional –como lo es el concurso preventivo que suspende todos
los juicios, suspende los intereses, impide la declaración de quiebra- debe asumir la carga de presentar un estado fidedigno,
transparente y serio de su situación patrimonial.
Por otra parte todos los deudores pueden cumplir con este requisito, aun cuando no estén matriculados o no lleven contabilidad
regular, pues normalmente a través de las normas vigentes en materia de facturación, registración de facturación y libros como el
de IVA, puede un contador dictaminar sobre los aspectos requeridos por el inciso. Finalmente cabria argumental que el inflado
del activo para hacer más decorosa la presentación con relación al pasivo, es moneda corriente; la exigencia de que un
profesional se haga responsable de lo que se pone en el estado de activo y pasivo parece bien orientado hacia un manejo más
cristalino del proceso preventivo.
Cabe acotar que el dictamen del contador puede tener salvedades y ello no disminuye su eficacia; simplemente que el comité de
acreedores y el síndico estarán advertidos sobre aquellos aspectos del estado de activo y pasivo que el contador dictaminante
encontró susceptibles de observaciones, o a las dificultades que lo impelieron a formular tales salvedades.
Para concluir señalamos que el estado de activo y pasivo debe estar hecho a la fecha de la presentación, por lo que no puede ser
sustituido por otros elementos que tenga el deudor, como por ejemplo los balances, que reflejan la situación a la fecha de cierre
del ejercicio.
d) Balances (inc. 4°)
Es preciso agregar los balances correspondientes a los 3 últimos ejercicios; en su caso se deben agregar las memorias y los
informes del órgano de fiscalización. Es preciso recordar que los comerciantes individuales “por menor” deben hacer balance
cada 3 años.
Tales balances deben estar aprobados por el órgano de gobierno que corresponda según el tipo social. Amen de ello deben
cumplir con todos los recaudos legales y administrativos correspondientes.
e) Nomina de acreedores, legajo documental y juicios (inc. 5).
Este inciso se complementa parcialmente con el inciso 3, pues la nomina de acreedores puede formar parte del estado del
pasivo.
La ley exige que la nomina se complemente con: domicilio, monto, causa, vencimiento, codeudores, fiadores o terceros obligados
o responsables, y privilegios.
Pero además se ha agregado, con la ley 24522, que el deudor acompañe “…un legajo por cada acreedor, en el cual conste copia
de la documentación sustentatoria de la deuda denunciada, con dictamen de contador público sobre la correspondencia existente
entre la denuncia del deudor y sus registros contables o documentación existente y la inexistencia de otros acreedores en sus
registros o documentación existente”.
Algunos autores han hecho también críticas a esta nueva exigencia, por razones semejantes a las expuestas con relación al
dictamen previsto en el inc. 3.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que siempre ha sido reconocido que el fundamento de exigir la nomina de acreedores
radica en la necesidad de comprobar la realidad de las deudas que se invocan a fin de evitar la presencia de acreedores ficticios
que contribuyan a formar mayorías inexistentes.

3
Además debe tenerse en cuenta el nuevo procedimiento de verificación, que se sustancia íntegramente ante el síndico concursal,
incluidas las observaciones a los créditos que se hayan presentado. En relación a esto, se ha dicho que esta actividad del deudor
contribuirá con los acreedores y el síndico en la investigación y, en su caso, la formulación de observaciones e impugnaciones de
los créditos.
Finalmente, el inciso exige que el concursado acompañe el detalle de los proceso judiciales o administrativos de carácter
patrimonial en trámite o con condena no cumplida, precisando su radicación.
f) Libros de comercio (inc. 6).
El inciso 6 exige que el deudor denuncie los libros de comercio y de otra naturaleza que lleva, con expresión del último folio
utilizado, y ponerlos a disposición del juez junto con la documentación respectiva.
Los libros a que se alude son los exigidos por el CCom. (Libro diario y libro inventario y balance), los sociales (libros de actas de
directorio y de asamblea), los que tienen finalidad impositiva, como el libro de IVA, en la medida en que sean obligatorios.
Un fallo de la Cámara Comercial resolvió que el comerciante no matriculado no podía presentarse en concurso preventivo
porque no podía llevar contabilidad rubricada; el criterio de este fallo es repudiable, pues importa desconocer que la ley
actualmente admite al concurso preventivo a todas las personas físicas o jurídicas, cualquiera sea su actividad. Ahora bien, esto
no significa afirmar que los que no llevan libros de comercio no están obligados a cumplir en manera alguna esta exigencia; por el
contrario en general se ha decidido que el comerciante no matriculado o la sociedad irregular deben acreditar que llevan alguna
forma de contabilidad –aun cuando no sea en libros rubricados- que permita reconstruir la marcha del negocio. En esta
orientación se ha resuelto que resulta intrascendente que los libros ofrecidos por el comerciante no matriculado no estén
regularmente confeccionados o no se encuentren debidamente foliados o rubricados, si no existe imposibilidad de conocer la
situación patrimonial del sujeto.
g) Existencia de un concurso anterior (inc. 7).
El último recaudo es denunciar la existencia de un concurso anterior, a lo cual agrego la ley 24522 la carga de justificar que el
deudor no se encuentra dentro del periodo de inhibición previsto en el art. 59 de la LC.
La LC dispone, en el mentado art. 59, que el deudor no puede presentarse en concurso preventivo hasta dentro de un año de la
declaración de cumplimiento de un anterior acuerdo preventivo; lo cual se impuso para evitar que el deudor que cumplió el
acuerdo al otro día se presente nuevamente, como de hecho ha sucedido en más de una oportunidad.
PLAZO
El presentante en concurso puede solicitar al juez la fijación de un plazo, que no puede exceder de 10 días hábiles computados a
partir de la presentación, para completar los recaudos.
El juez lo concede si quien lo pretende expuso causal debida y válidamente fundada.
En la práctica el plazo siempre se concede, pues es virtualmente imposible cumplir con los estados de activo y pasivo y nomina
de acreedores y legajos, que deben estar confeccionados a la fecha de la presentación.
Cumplimiento en Cámara
Como la resolución que rechaza la apertura del concurso es apelable, algunos fallos han admitido que el deudor cumpla los
recaudos formales en Cámara, o sea, al tiempo de fundar ese recurso de apelación contra la sentencia desestimatoria.
Pero otros en cambio han sostenido que la ley no autoriza el cumplimiento escalonado de los requisitos del inc. 11, en el instante
y en el momento que elija el presentante, a menos que ocurran circunstancias de excepción; pues además con ello se consigue
extender los términos legales postergando la oportunidad del pronunciamiento judicial.
Apreciación del cumplimiento de los requisitos formales
Algunos tribunales son exageradamente rigurosos en la apreciación de los requisitos formales. Esta es una posición
inconveniente pues obstaculiza el ingreso a la solución preventiva que la ley privilegia sobre la quiebra. De allí que los tribunales
hayan resuelto que las severas exigencias formales impuestas por la ley al solicitante no pueden verse agravadas por una
interpretación en exceso rigurosa de los requisitos a satisfacer. Es que los procesos concursales responden al afán de tutelar la
conservación de la empresa como fuente de trabajo que redunda en beneficio de la comunidad. Tal finalidad es la que justifica
flexibilizar los criterios con que han de interpretarse los requisitos formales del art. 11. Por otra parte el juicio del tribunal no
puede ser sino provisorio; a partir de la apertura, el sindico, y ahora el comité de acreedores, evaluaran el estado patrimonial de
la empresa y su viabilidad.
Por ello se ha resuelto que la determinación rigurosa del estado de activo y pasivo a los fines de otras etapas estará a cargo del
órgano especifico, sin que corresponda al juez adelantar opinión sobre la definitiva validez del cuadro económico descripto; lo
que ha llevado a sostener que la jurisprudencia ha morigerado el cumplimiento de este recaudo referido al estado de activo y
pasivo.
FACULTADES DEL JUEZ
El juez interviniente no podrá exigir otros requisitos formales que no sean los enumerados en el art. 11 de la LC, pues la
enumeración del art. 11 es taxativa. Tampoco podrá dispensar al deudor del cumplimiento de los mismos.
Ello inhibe al juez de efectuar un análisis anticipado de viabilidad del concurso preventivo, fundado en la situación patrimonial
del solicitante y de la relación comparativa de su activo y pasivo.
Sobre esta sentencia del prestigioso tribunal bonaerense se dijo que “coloca la cuestión en su justo lugar al entender que
cumplidos los recaudos legales el juez debe proceder a la apertura del concurso”, habiéndose destacado por el comentarista que:
- Es notorio el intento del legislador de favorecer las soluciones preventivas sobre las liquidaciones;

4
- Los jueces interpretes del plexo legal, deben en sus decisiones dar operatividad a estos principios subyacentes,
favoreciendo este tipo de remedios que resguardan la conservación de las empresas, cuyo interés no se ciñe
exclusivamente al de quien explota directamente su actividad, sino al de distintos agentes vinculados a ella
(dependientes o no) que ante el eventual colapso se verían también perjudicados.
- En la etapa liminar el análisis de procedibilidad de la pretensión debe limitarse a cotejar el cumplimiento de los
presupuestos sustanciales de los arts. 1, 5 y 31 in fine, y formales del art. 11.
Y la sentencia además ha ponderado que aun el declarado en quiebra puede convertir la falencia en concurso, sin que sea
necesario que demuestre que su situación ha mejorado.
Más recientemente se ha resuelto también que “no cabe negar al deudor la apertura de su concurso preventivo con fundamento
en la ausencia de actividad productiva actual y la inviabilidad de proseguir con el giro comercial si están cumplidos los recaudos
formales requeridos para el acceso a dicha vía, pues las causas para el rechazo de dicha petición se hallan previstas
taxativamente en el art. 13 LC.
La solución es correcta; si aun la sociedad en liquidación puede ser presentada en concurso preventivo, es obvio que ninguna
exigencia de actividad actual puede ser puesta al deudor que pretende concursarse preventivamente.
De donde ninguna condición de viabilidad es puesta por la ley vigente, lo cual por lo demás se vincula, como lo dijo la Cámara de
San Martin, con la cantidad de alternativas que la ley confiere al deudor, entre las cuales se encuentra el salvataje del art. 48
comúnmente conocido como cramdown, que se vería inicialmente impedido si no se habilitara el acceso al concurso preventivo.
En fin, debe ser enfáticamente rechazado –en el derecho vigente- todo criterio que importe restringir el acceso al proceso
concursal.
Domicilio procesal
El art. 12 de la LC exige que el concursado, y en su caso los administradores y los socios con responsabilidad ilimitada,
constituyan domicilio procesal en el lugar de tramitación del proceso. De no hacerlo se los tendrá por constituido en los estrados
del juzgado.
RESOLUCION DE APERTURA DEL CONCURSO
Plazo
La resolución de apertura debe ser dictada dentro de los 5 días de hecha la presentación o vencido el plazo acordado por el juez
de conformidad al ultimo párrafo del art. 11.
Contenido
El art. 14 de la LC enumera prolijamente los contenidos de la resolución de apertura. Ellos son:
- La declaración de apertura del concurso;
- La fijación de una audiencia para el sorteo del sindico; las fechas para esas audiencias están normalmente
reglamentadas por las Cámaras de Apelaciones;
- La fijación de una fecha hasta la cual los acreedores pueden presentarse al síndico para verificar sus créditos; ella debe
estar determinado entre los 15 y 20 días posteriores al momento en que se estime que concluirá la publicación de los
edictos.
Cabe acotar que la ley 24522 ha reducido sustancialmente el plazo para la verificación que la ley anterior extendía hasta
cincuenta días. En los casos ordinarios el plazo de 20 días es razonable, pues es una carga que recae en cada acreedor,
por lo que normalmente será un término suficiente para que prepare la documentación respaldatoria de su crédito.
Ahora bien, en los macroconcursos, el plazo (sea de 20 o 50 días) puede resultar insuficiente por la imposibilidad del
sindico para recibir los pedidos de verificación. En algunos de esos casos los tribunales han directamente fijado otros
plazos más extensos, amén de nombrar sindicaturas colegiadas y distribuir la carga de recibir los pedidos de verificación
entre los distintos síndicos nombrados; así sucedió recientemente en el concurso de “Correo Argentino”;
- La orden de publicar los edictos con la indicación de los diarios en que ha de cumplirse;
- La determinación de un plazo no superior a los 3 días para que el deudor presente al tribunal los libros que lleve
referidos a su situación económica, a fin de que el secretario coloque nota datada a continuación del ultimo asiento, y
proceda a cerrar los espacios en blanco; en principio son los mismos libros a que se refiere el inc. 6 del art. 11 de la LC;
- La orden de anotar la apertura en el registro de concursos;
- La inhibición del deudor y eventualmente de los socios ilimitadamente responsables, para disponer o gravar bienes
registrables; ello debe ser anotado en los registros pertinentes (normalmente el inmobiliario y el automotor);
- Se fija una suma para gastos de correspondencia, que el deudor debe depositar dentro de los 3 días de notificado; es
para que el sindico pueda remitir cartas a los acreedores (art. 29 LC);
- Las fechas en que el sindico debe presentar los informes individual y general; para la fijación de estas fechas el juez debe
tomar en consideración que el informe individual debe ser presentado 20 días después de vencido el termino de
observaciones a los créditos presentados a verificar (art. 35 LC), y el informe general ha de serlo 30 días después del
informe individual (art. 39 LC);
- La fijación de una audiencia informativa que ha de realizarse 5 días antes del vencimiento del periodo de exclusividad
previsto en el art. 43. Cabe anticipar que una vez presentados los informes y hecha la categorización de los acreedores,
se abre un periodo en el cual solo el deudor puede presentar propuesta de acuerdo preventivo; por ello se lo denomina
periodo de exclusividad. La audiencia es la prevista en el anteúltimo párrafo del art. 45 de la LC, y tiene por objeto que

5
el concursado de explicaciones respecto de las negociaciones que lleva con los acreedores y los asistentes formulen
preguntas sobre las propuestas.
- La constitución del comité provisorio de acreedores;
- En la práctica, los tribunales de Capital Fral fijan también en una fecha cierta el momento hasta el cual se extiende el
periodo de exclusividad.
Notificación
La resolución de apertura del concurso preventivo se notifica de manera automática el primer día de nota posterior a ella.
Rechazo
El juez puede rechazar la apertura del concurso si el sujeto no está legitimado para solicitar la formación de su concurso
preventivo, no ha cumplido los recaudos formales, se encuentra dentro del periodo de inhibición o el tribunal es incompetente.
Rechazada la presentación, el deudor puede volver a presentarse en concurso preventivo, pero no serán admitidas las que se
presenten dentro del año posterior si existen pedidos de quiebra pendientes (art. 31, in fine, LC).
La interpretación de la expresión “pedidos de quiebra pendientes” es dudosa y en la doctrina ha dado lugar a pronunciamientos
contradictorios, lo mismo que en la jurisprudencia. La Cámara Nacional Comercial resolvió en sentencia plenaria que ella se
refiere exclusivamente a los presentados antes de la primera petición de apertura de concurso preventivo.
Recursos
La sentencia que rechaza la apertura del concurso es apelable por quien la ha solicitado. El recursos se concede en relación y con
efecto suspensivo, por lo que mientras la apelación está en trámite, se producen –aunque más no sea provisoriamente- los
efectos del concurso; así, no podrá ser decretada la quiebra, ni se podrán seguir actos de ejecución forzada (remate de bienes).
En principio los acreedores no están legitimados para apelar la resolución de apertura, que por lo tanto es una resolución firme y
ejecutoriada, ni tampoco la resolución que la rechaza. Pero la solución no es unánime; algunos precedentes judiciales,
especialmente provinciales, argumentando que la inapelabilidad debe interpretarse que solo rige en las resoluciones de trámite
normal y ordinario, sin comprender las sentencias dictadas en tema de apertura del concurso.
Facultades posteriores del juez
Una vez que el concurso ha sido abierto, la resolución es –por regla general- definitiva. Pero bien puede suceder que después el
juez advierta que el presentante ha falseado los hechos, y algunos recaudos formales no están cumplidos o no se presentan los
libros de contabilidad, o al ser presentados comprueba que la contabilidad no es regular porque tiene blanco, o el ultimo folio
utilizado no corresponde al denunciado; ¿Qué puede hacer el juez en estos casos?
Algunas de estas hipótesis tienen solución expresa en la ley: si el deudor no presenta los libros o no deposita la suma para gastos
de correspondencia, la presentación se tiene por desistida (art. 30 LC), con el efecto de que las presentaciones posteriores
dentro del año no serán admitidas si existen pedidos de quiebra pendientes.
En cuanto a los casos no contemplados, en general se considera que el juez no puede volver sobre sus pasos y dejar sin efecto la
resolución de apertura del concurso preventivo; así, en una causa se sostuvo que el juez no podía revocar la sentencia de
apertura fundada en la deficiencia de la contabilidad; pero en otro precedente otra sala confirmo un fallo del entonces juez de
primera instancia Edgardo M. Alberti, quien revoco la apertura del concurso preventivo y decreto la quiebra al constatar, al
tiempo de poner la nota de intervención en los libros de comercio, que los datos brindados por el concursado en el escrito de
presentación eran notoriamente falseados, de modo que no concurría el presupuesto sustancial a todo proceso concursal que es
la buena fe.
Desde nuestro punto de vista, esta última es la solución correcta por varias razones, entre ellas dos principales:
- El falseamiento notorio de los datos expuestos en la presentación constituye un fraude procesal que el juez no puede
cohonestar; recuérdese que el proceso fraudulento causa hasta la revisión de la cosa juzgada;
- En la sentencia dictada en el primer caso citado, el tribunal sostuvo que el momento de apreciar la conducta del deudor
durante el trámite y la regularidad de la contabilidad, era el de la homologación o no del acuerdo por el juez; si bien hoy
el juez tiene mayores atribuciones para valorar la propuesta aprobada por los acreedores, no vale la pena tramitar un
proceso hasta el final para decidir una no homologación causada en hechos que el juez ha conocido muchos antes.
Publicidad de la sentencia de concurso. Edictos
Ya dijimos que el concursado queda notificado automáticamente de la resolución de apertura, el primer día de nota posterior a
la fecha de esa resolución, o conforme al régimen de notificaciones automáticas que disponga el Código Procesal de la provincia
de que se trate. Pero es necesario que la sentencia llegue a conocimiento de los terceros, en particular de los acreedores del
concursado, que estarán sometidos a la carga de reclamar la verificación de sus créditos.
Para ello la ley dispone la publicación de edictos, conforme al régimen.
a) Lugar de publicación
Los edictos se publican en el diario de publicaciones legales que corresponda a la jurisdicción del tribunal y en otro diario
designado por el juez, que sea de amplia circulación en el domicilio del concursado (art. 27 LC).
Si el concursado tiene establecimientos en otra jurisdicción judicial cabe distinguir según este en la misma provincia o en otra. Si
es en la misma provincia se publican edictos en el Boletín Oficial, en un diario de San Rafael y en un diario de San Martin.
Pero si el otro establecimiento está en otra provincia, deben además publicarse los edictos en el diario de publicaciones legales
de la otra provincia (art. 28).
b) Carga

6
La publicación está a cargo del concursado exclusivamente.
c) Tiempo de la publicación
Los edictos se publican por 5 días.
d) Contenido
Los edictos deben contener los datos referentes a la identificación del deudor y de los socios ilimitadamente responsables; los
del juicio y su radicación; el nombre y domicilio del sindico; la intimación a los acreedores para que formulen sus pedidos de
verificación y el plazo y domicilio para hacerlo (art. 27 LC).
e) Plazo para hacer la publicación
La publicación debe hacerse dentro de los 5 días de haber quedado notificada la resolución de apertura, según dispone el último
párrafo del art. 27 de la LC.
Sin embargo, ese plazo es de cumplimiento imposible, ya que el edicto debe contener el nombre y domicilio del síndico, que no
aparece en la resolución de apertura, sino que surgirá del sorteo que se hace en la audiencia cuya fecha es fijada en la resolución
del art. 14 de la LC.
Por ello los tribunales han sostenido que la publicación debe hacerse dentro de los 5 días de haber quedado notificado el auto
que designa al síndico, o dentro de los 5 días de haber quedado notificado automáticamente el concursado de la aceptación del
cargo por el síndico.
En el caso de publicación en otras jurisdicciones, el plazo lo fija el juez, no pudiendo exceder de 20 días de notificado el auto de
apertura (art. 28 LC).
f) Prueba de la publicación
En los plazos que se han indicado, el concursado cumple con acompañar los recibos de pago de las publicaciones.
Además, debe acompañar la publicación mediante la agregación de los ejemplares de los diarios oficiales y privados, dentro del
quinto posterior a su primera aparición.
g) Sanción
En caso de que el concursado no acompañe los recibos en el plazo indicado, se lo tiene por desistido (art. 30 LC), por lo cual no
podrá presentarse en concurso dentro del año siguiente si hay pedidos de quiebra pendientes (art. 31 in fine LC).
La sanción es seria, por lo que es carga del abogado estar muy atento al cumplimiento de este plazo.
De todos modos, señala con acierto Tonon que pese a la perentoriedad de los plazos, el juez no debe aplicar la sanción si el
concursado ha acompañado los recibos tardíamente, pero antes de haber sido declarado el desistimiento.
La ley 24522 ha eliminado la sanción por la falta de acompañamiento en término de los ejemplares de los diarios.
Carta a los acreedores
Sin perjuicio de la publicación de edictos, con los que los acreedores quedan anoticiados de la apertura del concurso, la ley
impone al sindico el deber de enviar a cada acreedor denunciado carta certificada en la cual le haga conocer la apertura del
concurso, incluyendo los datos sucintos de los requisitos de los incisos 1 y 3 del art. 14 de la LC, su nombre y domicilio y las horas
de atención, la designación del juzgado y secretaria actuantes, y los demás aspectos que estime de interés para los acreedores.
La correspondencia debe ser remitida dentro de los 5 días de la primera publicación de edictos, pero su omisión no invalida el
proceso, aunque obviamente puede ser tenida en cuenta por el juez para la ponderación de la conducta del síndico si obedece a
su culpa.
EFECTOS DEL CONCURSO PREVENTIVO RESPECTO DEL CONCURSADO
Principio general: desapoderamiento atenuado
El art. 15 de la LC dispone: El concursado conserva la administración de su patrimonio bajo la vigilancia del síndico.
Con lo que reza este artículo se sienta el principio general del efecto del concurso preventivo que la moderna doctrina denomina
desapoderamiento atenuado, pues si bien conserva la administración –lo que es lógico pues se persigue que el deudor ofrezca a
sus acreedores un acuerdo de pago de las obligaciones- esta tiene varias limitaciones:
(i) La vigilancia del sindico;
(ii) Que el concursado no puede realizar actos que excedan de la administración ordinaria, salvo que tenga autorización
judicial, ni
(iii) Puede alterar la situación de sus acreedores de causa anterior a la presentación en concurso.
Desde cuando se producen esos efectos
La ley habla de efectos de la apertura, pero lo cierto es que algunos, si bien dependen de la apertura, se producen desde la fecha
de presentación. Así sucede con la prohibición de alterar la situación de los acreedores de causa anterior, la suspensión de
accesorios y la prohibición de realizar actos que excedan de la administración ordinaria.
Otros, en cambio, se producen efectivamente desde la apertura: la suspensión de los juicios iniciados y la prohibición de deducir
otros (art. 21 LC), la prohibición de suspender el suministro de servicios públicos (art. 20 LC).
Hasta cuando duran esos efectos
Si bien el concurso preventivo queda concluido con la homologación del acuerdo que haya obtenido las mayorías legales, y en
principio cesan las limitaciones impuestas por los arts. 15 y 16, lo cierto es que subsisten:
(i) El comité de acreedores que controla el cumplimiento;
(ii) La inhibición general de bienes;
(iii) El régimen de administración que se haya estipulado en el acuerdo preventivo (art. 59 LC).

7
Por lo que el régimen de administración queda deferido en gran medida a lo que acuerden los acreedores y el deudor en el
acuerdo preventivo.
Legitimación procesal
La apertura del concurso preventivo no priva de legitimación procesal al concursado en los procesos en que es parte demandada
y que no se suspendan (art. 21, inc. 1° LC); ni por supuesto en aquellos en que es parte actora y los no suspendidos (art. 21, inc. 2
LC).
Limites a la administración
Los arts. 16 a 18 establecen el régimen de las limitaciones impuestas a la administración por el concursado.
a) Sujetos alcanzados
Cabe comenzar aclarando que en el caso de sociedades de personas están alcanzados por las limitaciones la sociedad y los socios
con responsabilidad ilimitada de la sociedad concursada (art. 18).
b) Actos prohibidos
Como principio la ley prohíbe al concursado realizar actos a título gratuito o que importen alterar la situación de los acreedores
por causa o titulo anterior a la presentación.
Por causa o titulo anterior a la presentación se entiende que el crédito haya nacido de una fuente que se haya celebrado, haya
acaecido o haya producido su efecto antes de la presentación en concurso.
Los actos que alteran la situación de estos acreedores son, normalmente, el pago o la constitución de garantías.
Algunos casos han merecido la atención particular de la jurisprudencia:
(i) Pago de cheques postdatados: es una práctica argentina el cheque postdatado, es decir, que se emite a fecha. Es
entonces muy frecuente que el cheque ostente una fecha posterior a la presentación, pero corresponda a una
operación –por ejemplo una compraventa de mercaderías- celebrada antes de la presentación.
Las cuestiones que se presentan son: ¿el deudor puede pagar sin alterar la situación de un acreedor anterior?; ¿el
acreedor con el cheque devuelto por no haber sido atendido, puede ejecutarlo o aun pedir la quiebra del deudor?
La solución era dudosa y dio lugar a sentencia encontradas en la jurisprudencia. Pero con la actual Ley de Cheques,
nos parece que la solución debe ser que el deudor no puede pagar y el acreedor debe ocurrir a verificar su crédito.
Ello así pues el cheque común postdatado es inoponible al concurso o quiebra del librador (art. 23 ley 24522); y el
librador podrá oponer esa defensa en el juicio ejecutivo bajo la forma de excepción de inhabilidad de titulo.
(ii) Pago de cheques de pago diferido: la actual ley de cheques prevé el denominado “cheque de pago diferido” que es
un cheque que contiene la modalidad “plazo”. Si el cheque ha sido librado antes de la presentación en concurso
preventivo, pero el vencimiento es posterior a él, entra dentro de la regla general que prohíbe hacer pagos de
obligaciones de causa anterior al concurso; por lo que, aun cuando la cuenta corriente tenga fondos, el Banco no
debe hacer efectivo el cheque y el portador debe ocurrir a insinuar su acreencia ante el sindico.
(iii) Apropiación de fondos por un banco: acontece a la fecha de presentación el deudor tiene fondos acreditados en
una cuenta corriente o tiene pendiente una acreditación por ejemplo de los fondos provenientes de una
exportación, y a la vez es deudor del banco. A veces los bancos se apropian de esos fondos para aplicarlos a la
deuda que mantiene el concursado. Esta conducta es ilícita, y viola la regla del art. 16 de la LC, por lo que el banco
debe restituir esos fondos al concursado y mantener su crédito en el importe que tenia a la fecha de la
presentación en concurso.
Salvo, claro está que el banco tuviera una garantía real sobre esos fondos, por ejemplo a través de una prenda de
un certificado de plazo fijo que vence después de la presentación, o una prenda sobre pagares librados por
terceros; en ese caso puede legítimamente ejercer la prerrogativa que emana del derecho real, debiendo en su caso
rendir cuentas.
(iv) Contrato de descuento: si el Banco ha recibido documentos (cheques o pagares) en razón de un contrato de
descuento, no está obligado a restituir tales documentos ni a entregar al concursado los fondos que perciba por
ellos; es que en tales casos el banco se ha hecho propietario de los títulos descontados y de los créditos allí
incorporados.
(v) Cesión de créditos en garantía: en principio la cesión de créditos en garantía debe ser vista como una prenda de
créditos; en tal sentido constituye una garantía autoliquidable, de donde el acreedor puede seguir percibiendo para
si los importes que resulten de los créditos cedidos a su favor en garantía.
(vi) Fideicomiso en garantía: desde la sanción de la ley 24441 que incorporo el fideicomiso a nuestro derecho, no hay
duda de que pueden existir fideicomisos de garantía. Conforme al régimen de nuestra ley vigente, la constitución
del fideicomiso importa la transmisión de la propiedad fiduciaria del crédito a favor del fiduciario, por lo que el
fiduciario puede ejecutar la garantía y pagar a su beneficiario. De donde el concurso preventivo –en principio- no
debería impedir ni obstaculizar el ejercicio de los derechos del fiduciario y del beneficiario de la garantía.
Sin embargo se ha advertido en la práctica que ciertos fideicomisos de garantía –o incluso cesiones de créditos o
facturaciones futuras- importan privar al deudor de prácticamente todos sus ingresos. En tales casos la actividad se
torna inviable y la finalidad del concurso preventivo se frustra. Por ello algunos tribunales de primera instancia han
limitado el alcance de tales cesiones fiduciarias.
c) Excepción a favor de los créditos laborales.

8
La ley prevé que el juez puede autorizar el pago de ciertas acreencias laborales.
d) Pago de obligaciones garantizadas con derechos reales
Otra cuestión que merece un análisis particular es si el deudor concursado puede o no pagar obligaciones aseguradas con
derechos reales de garantía.
Según Tonon el deudor puede hacerlo, pues el acreedor con derecho real de garantía puede seguir adelante con las ejecuciones
una vez que ha solicitado la verificación de su crédito (art. 21, inc. 2 LC).
El concurso preventivo no produce necesariamente el vencimiento o caducidad de todos los plazos, puede interesar al deudor no
perder el plazo de una deuda hipotecaria o prendaria que puede estar diferida en el tiempo varios años, por lo que para evitar la
situación de mora que provocaría normalmente la caducidad del plazo con que cuenta, está autorizado para pagar. Además, con
ello no se viola la par conditio creditorum ni se perjudica a los demás acreedores, pues el titular del derecho real de garantía ya
esta, justamente por ser titular del derecho real, en una situación preferente que le permite excluir el asiento de su garantía con
exclusión de los demás acreedores.
e) Actos sujetos a autorización
La ley contempla además una serie de actos sometidos a autorización judicial previa.
(i) Enumeración: la ley hace una enumeración, los relacionados con bienes registrables, los de disposición o locación
de fondos de comercio, los de emisión de debentures u obligaciones negociables con garantía especial o flotante,
los de constitución de prenda, que en principio se explican por si solos (art. 16 LC):
(ii) Carácter de la enumeración: la enumeración es meramente ejemplificativa, pues están en general sujetos a
autorización judicial los que excedan de la administración ordinaria de su giro comercial (art. 16 LC):
(iii) Noción de administración ordinaria: son actos de administración aquellos que tienden a mantener integro el
patrimonio y a hacer desempeñar a ese patrimonio, en todos los bienes que lo componen o en cada uno de estos,
su función económica. O, en otros términos, el acto de administración tiene por objeto hacer producir a los bienes
los beneficios que normalmente pueden obtenerse de ellos, sin alteración de su naturaleza ni de su destino.
Son actos de disposición los que alteran sustancialmente los valores productores del patrimonio, los que forman su
capital, o comprometen por largo tiempo su porvenir o destino.
Son actos de disposición la constitución de derechos reales de garantía, la donación, la renuncia de derechos o
acciones, el cambio sustancial de naturaleza de una cosa fructífera (convertir una producción agropecuaria en un
club de polo), las ventas que hace un comerciante de cosas que no son de su giro. Son actos de administración, la
percepción de rentas o capitales, el pago de rentas, la colocación de capital en el mercado financiero, la
enajenación a titulo oneroso de las cosas que el comerciante acostumbra a vender.
La distinción entre administración ordinaria y extraordinaria se suele relacionar con la enumeración que hace el art. 1881 del CC
de los actos para los que se requiere poder especial.
Así, serian actos que excederían de la administración ordinaria hacer pagos que no fueren los ordinarios de la administración,
pagar una deuda como tercero, hacer novación de obligaciones ya existentes, reconocer obligaciones, hacer quitas.
En la práctica concursal pueden aparecer como actos que exceden la administración ordinaria: cierre de sucursales, celebración
de contratos con terceros que modifiquen los regímenes de producción o comercialización (licencias, transferencia de tecnología,
distribución, contratos de locación de obra o servicios generalmente llamados de facón, etc.).
En cambio no excede la administración ordinaria y no requiere autorización judicial, el presentarse a una moratoria impositiva o
previsional, aun cuando esos créditos sean de fecha anterior a la presentación, pues se trata de regímenes generales
establecidos por normas que son leyes en sentido material, que generalmente constituyen una facilidad para el deudor y que no
causa perjuicio a los demás acreedores; ni se viola la igualdad pues se está pagando a un acreedor –el fisco- que tiene un status
especial, y que hoy en día puede incluso constituir una categoría a los efectos de la propuesta de acuerdo.
Una cuestión particular plantea la constitución de fideicomisos conforme a la ley 24441. En principio la doctrina ha señalado, a
veces sin distinción alguna, que la constitución de fideicomiso requeriría autorización judicial, mientras que Games y Esparza
dice: “…ineludiblemente el fiduciante deberá requerir la autorización judicial […] Tal autorización deviene fundada en
motivaciones que convergen y de las cuales señalamos: es un acto de disposición, normalmente será un acto que exceda de la
administración ordinaria y también la posibilidad de que recaiga sobre bienes registrables…”.
Se advierte que la segunda opinión no es rígida, en tanto sostiene que “normalmente” es un acto que ha de exceder de la
administración ordinaria. De modo que en realidad cabria reconocer que hay fideicomisos que, al menos excepcionalmente, no
han de exceder de la administración ordinaria, y que, por lo tanto, si no recaen sobre bienes registrables deberían poder ser
constituidos sin necesidad de autorización judicial. Por ejemplo, si se trata de un fideicomiso sobre activos financieros (títulos de
deuda, facturas, créditos) que se dan en fideicomiso para obtener crédito o anticipar la liquidez de tales activos.
Tramite
La autorización tramita con vista al síndico y al comité de acreedores.
Criterio para el otorgamiento
Para otorgar la autorización el juez ha de ponderar la conveniencia para la continuación de las actividades del concursado y la
protección del interés de los acreedores.
Actos otorgados en violación a los límites de la administración
(i) Ineficacia

9
Los actos otorgados en violación de la normativa son ineficaces de pleno derecho (art. 17 LC).
La categoría de la ineficacia a que aquí se alude es la inoponibilidad.
El pleno derecho no debe ser entendido como que no se requiere una decisión judicial, sino que cuando ella se dicte tiene efecto
retroactivo a la fecha de celebración del acto.
(ii) Separación de la administración
El art. 17 de la LC también dispone que cuando el deudor contravenga lo dispuesto en los arts. 16 y 25 (limitación de salidas al
exterior) o cuando oculte bienes, omita las informaciones que el juez o el sindico le requieran, incurra en falsedad en las que
produzca o realice algún acto en perjuicio evidente para los acreedores, el juez puede separarlo de la administración por auto
fundado y designar reemplazante.
También puede el juez limitar la medida a la designación de un coadministrador, un veedor o un interventor controlador, con las
facultades que disponga.
La intervención u otra medida que disponga el juez es apelable por el concursado, debiendo concederse el recurso con efecto
devolutivo.
Facultades de vigilancia del síndico y del comité de acreedores.
El síndico tiene a su cargo la vigilancia o contralor de lo que el concursado hace; e incluso de lo que ha hecho desde la
presentación en concurso, pues es su deber en su caso denunciar los actos violatorios de las prohibiciones legales que, rigen en
principio desde la presentación.
Ese control es básicamente un control de legalidad, y no de merito de la administración, por lo que el sindico no ha de
inmiscuirse en los negocios que hace el concursado o como los maneja. Naturalmente que ello no excluye que el sindico informe
al juez y a los acreedores de la marcha del negocio, esto es, si está obteniendo ganancias, si paga al día los salarios y las cargas
sociales, si paga normalmente sus impuestos, etc.
Para conocer esos detalles el síndico puede requerir toda la información que considere necesaria, comprobar documentación, e
incluso asistir a las reuniones de directorio y de asamblea si se trata de una SA.
Las facultades del comité de acreedores son semejantes, aunque normalmente al comité le interesara más la calidad de la
gestión. Eso sí, el comité tampoco está habilitado para cuestionar lo que el concursado hace, debiendo limitarse a ponerlo en
conocimiento del juez y los demás acreedores.
EFECTOS DEL CONCURSO PREVENTIVO RESPECTO DE LOS CREDITOS CONTRA EL CONCURSADO
Quid del vencimiento anticipado de las deudas
Varios ordenamientos establecen que la presentación en concurso produce la caducidad de los plazos de las obligaciones del
concursado.
En nuestro derecho ello está determinado específicamente como un efecto de la quiebra (art. 128 LC), pero en cambio ello no se
predica del concurso preventivo, pese a lo cual algunos autores de sumo prestigio manifiestan que el decaecimiento del plazo de
todas las obligaciones es un efecto del concurso preventivo pese a la omisión del legislador.
Consideramos que el solo hecho del concurso preventivo no es una causa de caducidad de los plazos. Adviértase que el
legislador concursal ha previsto ese efecto solo para la quiebra, hoy la cuestión está regida por la LC, la que no dispone que el
concurso preventivo cause la extinción de todos los plazos.
Por lo demás, puede interesar al deudor la conservación del plazo, verbigracia en créditos con garantía real a largo plazo, por lo
que puede continuar pagando esas deudas sin afectar la par conditio creditorum, y evitando así agravar su situación pues
mantiene diferidas en el tiempo obligaciones que de hacer exigibles serian de imposible cumplimiento.
Lo mismo puede suceder en la obligación de restituir una cosa dada en comodato al que se ha fijado plazo; no tendría sentido
que ese plazo se considerase vencido y obligase por ende a restituir la cosa inmediatamente.
Suspensión de intereses
a) Texto legal
El primer párrafo del art. 19 dispone que: La presentación del concurso produce la suspensión de los intereses que devengue todo
crédito de causa o titulo anterior a ella, que no esté garantizado con prenda o hipoteca…
b) Créditos a los que se aplica
De acuerdo a la jurisprudencia interpretativa del art. 20 la suspensión de intereses afecta a los créditos quirografarios y también
a los créditos privilegiados.
En casos particulares, los tribunales resolvieron que la suspensión afecta a los créditos del fisco y a los de los abogados de los
trabajadores.
c) Actualización monetaria
En periodos inflacionarios, se resolvió que la regla de suspensión de intereses se aplicaba a la actualización monetaria a tenor de
los índices inflacionarios, con excepción de ciertos créditos privilegiados (laborales e hipotecarios y prendarios). De mantenerse
semejante criterio habría que afirmar que también se suspende la aplicación del CER o del CVS que ajustan las obligaciones
pesificadas por el decreto 214/2002 y legislación concordante.
d) Cobro anticipado de intereses
Puede suceder que el acreedor haya percibido la totalidad de los intereses antes de la presentación en concurso; es lo que
sucede en muchos créditos bancarios en que el prestatario recibe el capital con el descuento previo de los intereses por todo el
periodo del préstamo.

10
En una hipótesis como esa, el tribunal dispuso que correspondía verificar el crédito del banco con deducción del importe
correspondiente a los intereses posteriores a la presentación del deudor.
El mismo proceso de eliminación de intereses posteriores a la presentación cabe hacer en otros créditos que los tengan
incluidos: por ejemplo, un pagare librado antes del concurso y de vencimiento posterior, que puede tener los réditos incluidos en
el monto.
e) Hasta cuando dura la suspensión
Los intereses no se extinguen sino que solo se suspenden, y ello así hasta que el acuerdo preventivo disponga la suerte de ellos.
Es decir que el acuerdo podrá disponer que esos intereses efectivamente se devenguen o no, podrá fijar una tasa uniforme o
distintas tasas para cada categoría de acreedores o, en las propuestas, alternativas, podrá determinar que se capitalicen y, por
ende, se paguen junto con las cuotas de capital, podrá preverse su devengamiento y su pago diferido en el tiempo, etc.
Deudas garantizadas con hipoteca o prenda
a) Régimen
Los intereses de deudas garantizadas con hipoteca o prenda (con registro o con desplazamiento) no se suspenden, pero
obviamente ellos solo pueden ser reclamados sobre las sumas de dinero provenientes de bienes afectados a la hipoteca; en otras
palabras, el límite del crédito con garantía real es el producido de la cosa o bien sobre el que reposa la garantía, lo cual es, por lo
demás, una regla general en materia de garantías reales.
Pero esa regla merece aquí una disquisición más: en una situación no concursal, los intereses no satisfechos con el producido de
la cosa se transforman en crédito quirografario.
En cambio, en el concurso preventivo, por razón del art. 19 de la LC, los intereses no satisfechos con el producido de la cosa no se
transforman en crédito quirografario sino que se consideran no devengados, por efecto de la suspensión, y quedaran a las
resultas de lo que el acuerdo preventivo prevea sobre los intereses corridos en ese periodo.
b) Justificación
Durante la vigencia de la ley 19551 algunos autores criticaron esta solución excepcional a favor de los créditos con garantía real,
proponiendo su asimilación a los créditos quirografarios.
Hemos sostenido antes que ello importaría desconocer la función de las garantías reales; ellas se constituyen justamente para
precaverse de los efectos de la insolvencia; si en el concurso o la quiebra los créditos con hipoteca o prenda quedaran sometidos
al mismo régimen que los quirografarios, la hipoteca y la prenda carecerían de razón de ser. Y ello afectaría severamente al
crédito. Sin embargo un nuevo análisis de la cuestión de los créditos con garantía real, nos ha convencido que es necesario que
estos créditos están más comprometidos en la situación de insolvencia, pero no en punto al devengamiento de réditos, sino en lo
que hace a la suspensión de ejecuciones, fuero de atracción, etc.
c) Warrant
Es muy dudosa la aplicación de esta excepción a favor del warrant. Si bien se trata de una garantía real que además está dotada
de una especial oponibilidad frente a la quiebra (art. 18 ley 9643), lo cierto es que el legislador concursal no ha previsto de
manera expresa que los créditos amparados por un warrant estén exentos de la suspensión de intereses.
Conversión de deudas no dinerarias
a) Texto legal
El segundo párrafo del art. 19 dispone que: Las deudas no dinerarias son convertidas, a todos los fines del concurso, a su valor en
moneda de curso legal, al día de la presentación o al del vencimiento, si fuere anterior, a opción del acreedor…
b) Obligaciones comprendidas
Se trata, en principio, de todas las obligaciones de dar algo que no sea dinero y de hacer. Las obligaciones de no hacer no quedan
comprendidas, pues si ha habido incumplimiento se transforman en la obligación de destruir lo hecho o pagar –en dinero- los
daños que resulten de ese incumplimiento.
Tampoco se incluyen las obligaciones de restituir cosas a su dueño, pues en ese caso el propietario tiene derecho al
cumplimiento en especie y puede solicitar al concursado la restitución de ellas aun pendiente el concurso, salvo que existiese
plazo a favor del concursado.
c) Momento al que se hace la conversión
La ley da una opción al acreedor: que la conversión se haga a la presentación en concurso o a la fecha de vencimiento de la
obligación si esta ha sido anterior.
d) Modo de hacer la conversión
En algunos casos es simple: por ejemplo si el deudor tenía que entregar cosas que tienen cotización en mercados. De no ser así
ha de recurrirse al precio pagado por el acreedor por la cosa o cosas que deben entregarse.
e) Definitividad de la conversión. Novación objetiva
La conversión prevista por la ley es definitiva a todos los efectos del concurso; de modo que el acreedor que se presento a
verificar y convirtió su crédito, tendrá derecho al cobro de los dividendos concursales en dinero de conformidad al modo en que
se pacte en el acuerdo preventivo. Es una novación por cambio de objeto impuesta por la ley como un efecto del concurso.
De todos pensamos que ahora que la ley autoriza la categorización de los acreedores, el deudor podría proponerles a los
acreedores que tienen expectativa de recibir ciertos bienes que cumplirá en especie. Creemos que ello no afecta ningún principio
concursal, siempre que se respete la igualdad dentro de la categoría.
Deudas en moneda extranjera

11
a) Texto legal
El art. 19 in fine de la LC, dice: Las deudas en moneda extranjera se calculan en moneda de curso legal, a la fecha de la
presentación del informe del síndico previsto en el art. 35, al solo efecto del cómputo del pasivo y de las mayorías.
b) Diferencias con las obligaciones no dinerarias
Si bien las obligaciones en moneda extranjera también se convierten, se advierten dos diferencias muy claras con las no
dinerarias:
- La conversión se hace al tipo de cambio vigente en la fecha de presentación del informe individual (art. 35 LC).
- La conversión no es definitiva sino solo a los efectos de la participación en el acuerdo, y los cómputos del capital y
mayorías.
De donde no hay cambio de objeto de la obligación, por lo que el acreedor tendrá derecho a percibir los dividendos
concursales en la moneda extranjera pactada originalmente. Salvo que en el acuerdo preventivo homologado se estableciera
expresamente que las obligaciones se pagarían en moneda nacional o en otra moneda extranjera.
Antes de la Ley 23928 de Convertibilidad ya se había resuelto que el acreedor tenía derecho a que se le pagaran los
dividendos concursales de acuerdo al tipo de cambio vigente a la fecha de vencimiento de cada cuota concordataria o del día
del pago si fuese posterior al vencimiento.
A partir de la Ley de Convertibilidad, que reformo los arts. 617 y 619 del CC, se asegura el pago en la moneda pactada.
c) Obligaciones a las que se aplica
Antes de la Ley de Convertibilidad, la jurisprudencia había establecido, con muy buen criterio, que la excepción a favor de las
obligaciones en moneda extranjera se aplicaba solo a aquellas que estuvieren causadas en relaciones jurídicas
internacionalmente expandidas; esto es, en aquellos casos en que realmente hubiera habido movimiento de fondos o bienes por
encima de las fronteras nacionales.
Ello excluía la posibilidad de que se aplicara la excepción a favor de créditos nacionales, en los que la moneda extranjera había
sido usada como clausula de estabilización monetaria.
Hemos sostenido antes de ahora, que tal solución debe mantenerse a pesar de la vigencia de la Ley de Convertibilidad 23928.
Ello así pues la regla del art. 19 en cuanto a las obligaciones en moneda extranjera es de interpretación restrictiva, y encuentra su
justificación en que efectivamente la moneda del contrato sea la divisa, y no que se haya utilizado a esta como un mecanismo de
estabilizar o asegurar el pago de un bien o servicio dado o prestado exclusivamente en el país.
Aclaramos que entre los negocios jurídicos en los cuales la moneda extranjera es efectivamente la moneda del contrato, se
incluyen los créditos financieros de fuente externa, o con fuente de depósitos en divisas.
d) Constitucionalidad
Algunos autores cuestionaron la constitucionalidad de este régimen de obligaciones en moneda extranjera, pero los planteos
concretos fueron desestimados por los tribunales, que consideraron que el diverso objeto de la obligación puede justificar un
diverso tratamiento legal.
Por otra parte, es claro que en un país tomador de capitales del extranjero y con una economía tradicionalmente inflacionaria,
una solución distinta que permitiera convertir las obligaciones en moneda extranjera en deudas en moneda nacional, haría
virtualmente desaparecer el crédito externo para las empresas.
La pesificación de las obligaciones dispuesta por la ley 25561, el decreto 21/2002 y legislación complementaria. Su efecto en los
concursos.
a) La pesificación (en general)
Es conocido que como consecuencia del abandono de la convertibilidad se dispuso la pesificación de las obligaciones concebidas
en dólares o en otra moneda extranjera, al tipo de cambio un peso por un dólar; salvo en el caso de las obligaciones del sector
financiero con sus depositantes: se liquidan a $1,40 por cada dólar (art. 2 dec. 214/2002). Pero de todos modos esa pesificación
no es rígida porque, como se sabe, las obligaciones pesificadas devengan un ajuste por vía del CER o del CVS, que en alguna
medida –parcial seguramente- aliviara el perjuicio que sufre el acreedor pesificado.
La pesificación significa que el deudor que se había obligado a pagar en moneda extranjera se libera pagando en pesos; es decir,
que pese a lo dispuesto por el art. 617 del CC vigente al tiempo en que las obligaciones se asumieron, se vuelve al cumplimiento
por equivalente. En otras palabras, el deudor se libera entregando una suma de moneda nacional de curso legal, como lo
entendían la doctrina y la jurisprudencia antes de la convertibilidad.
Ciertas obligaciones han sido excepcionadas de la pesificación; su enumeración la hace el decreto 410/2002, y entre ellas
aparecen los saldos de tarjeta de crédito por compras en el exterior, los créditos vinculados a operaciones financieras de
comercio exterior, los pagos a realizar por personas domiciliadas en el extranjero con fondos provenientes del extranjero y
fundamentalmente los créditos sometidos a la ley extranjera.
La pesificación ha dado lugar a una cantidad inusual de comentarios doctrinarios así como de fallos pues ha generado una gran
litigiosidad.
En particular las controversias recaen sobre su constitucionalidad y sobre cuáles son las obligaciones alcanzadas por la
pesificación.
b) La pesificación y los créditos concursales
La verificación

12
En general la doctrina que se ha ocupado del tema coincide en señalar que las obligaciones del deudor concursado tienen el
tratamiento general que el régimen de orden público de la pesificación les brinda.
De modo que en general el pasivo del deudor se expresara en moneda nacional al tipo de cambio un peso por un dólar, salvo que
se trate de una obligación excluida por alguna disposición legal particular.
c) El cuestionamiento de la constitucionalidad de la pesificación o de su aplicación al caso
El acreedor que pretenda que su crédito está excluido de la pesificación debe plantearlo al tiempo de insinuar su crédito al
síndico; en el mismo acto, en su caso, debe sostener la inconstitucionalidad del régimen y hacer el planteo del caso federal. Ello
así pues es conocido que la jurisprudencia de la Corte impone estas exigencias para sostener una cuestión de constitucionalidad
y eventualmente poder llegar a la Corte por vía del recurso extraordinario previsto por el art. 14 de la ley 48.
Como el proceso de verificación de créditos tiene un marco reducido de conocimiento, lo normal será que el tribunal declare
admisibles los créditos pesificados 1 x 1 y el acreedor que persiga la inconstitucionalidad o el ajuste equitativo previsto tanto en
la ley 25561 como en el decreto 214/2002, deberá promover el correspondiente proceso de revisión y reiterar estas cuestiones
en ese incidente.
d) El ajuste por el CER o CVS
El ajuste por el CER o CVS se suspende durante el trámite del concurso preventivo; ello resulta de la aplicación de los criterios de
la jurisprudencia durante la época inflacionaria, en que los ajustes se detenían a la fecha de presentación del concurso
preventivo, salvo para ciertos créditos en particular, como los laborales o los amparados por garantías reales.
e) Los créditos excluidos de la pesificación
La cuestión de los créditos excluidos de la pesificación es importante porque tales créditos en un concurso o quiebra deberían
verificarse en pesos al tipo de cambio vigente a la fecha del informe individual (en el caso del concurso preventivo) o a la fecha
de la sentencia (en el caso de la quiebra). En el primer caso, además, la expresión en moneda extranjera se hace al solo efecto
del computo del pasivo; de modo que en caso de que se homologue un acuerdo preventivo que prevea el pago de sumas de
dinero, el acreedor en moneda extranjera recibirá su dividendo concursal al tipo de cambio que rija efectivamente al día de cada
pago; salvo, que el acuerdo preventivo disponga otra cosa.
f) ¿Es constitucional la existencia de excepciones a la pesificación?
La primera pregunta que produce la existencia de excepciones a la pesificación es si ello no viola la igualdad constitucional.
Para responder esta pregunta debemos partir del criterio de la CSJN y de la doctrina argentina sobre el principio de la igualdad
ante la ley, esto es, que la norma no es inconstitucional cuando existen razones para discriminar.
Se dice que la igualdad jurídica no se propone suprimir… (las) desigualdades en forma absoluta, pero tampoco aceptarlas en su
totalidad. La igualdad constitucional no importa borrar las diferencias que la misma naturaleza impone entre los hombres y que
deben ser respetadas, porque de lo contrario se los sometería a un trato igualitario ante distintas circunstancias y situaciones
conduciendo paradójicamente a una irritante e injusta desigualdad, sino tan solo reconocer a todos los hombres como titulares
de derechos y obligaciones, que son iguales bajo las mismas circunstancias, y que no se establezcan excepciones o privilegios que
excluyan a unos de lo que se concede a otros en iguales condiciones, evitando distinciones arbitrarias u hostiles.
Sin embargo, esto no da la respuesta por sí solo, porque, como es sabido, la pars conditio creditorum constituye un principio
general del derecho concursal. Pero la realidad es que este no es un principio absoluto pues hay numerosas excepciones. De
modo que la jurisprudencia sostuvo: El principio concursal de la “pars conditio creditorum” no implica necesariamente una mera
proporción matemática calcada sobre las relaciones conmutativas previas al estado concursal sino un criterio orientador del
reparto basado en una justa distribución de bienes; en ello ha de reconocerse amplitud de acción a la prudencia legislativa,
habida cuenta de que depende de un conjunto de factores que pueden insinuar distintas soluciones posibles o incluso variar de
acuerdo a circunstancias sociales o económicas.
Por otra parte, a nadie escapa que la misma ley concursal ya trae una excepción en beneficio de la moneda extranjera: art, 19,
último párrafo LC, cuya constitucionalidad fue aceptada antes de la convertibilidad. De allí que la jurisprudencia haya resuelto
que las obligaciones en moneda extranjera verificadas en los concursos preventivos se pagan en la moneda pactada o –antes de
la convertibilidad cuando era admitido el pago por equivalente- en la moneda nacional al tipo de cambio vigente a la fecha de
cumplimiento del acuerdo, el que debía ser el más cercano al real sin que pudiera aplicarse el tipo de cambio denominado “dólar
paralelo”.
Por lo tanto, para evaluar la constitucionalidad de una discriminación, esto es, si resulta o no compatible con el principio de
igualdad, debe utilizarse la regla de razonabilidad: el legislador puede crear categorías, grupos o clasificaciones que irroguen
trato diferente entre los sujetos, siempre y cuando el criterio empleado para discriminar sea razonable.
De donde las únicas discriminaciones irrazonables son las arbitrarias, entendiendo por ellas las que carecen de toda
razonabilidad, como ser las persecutorias, las hostiles, las que deparan indebidos favores o privilegios respecto de personas o
grupos de personas.
¿Es hostil o persecutoria o de cualquier otro modo irrazonable la discriminación positiva (favor o privilegio) a favor del acreedor
cuyo crédito está sometido a la ley extranjera?
Desde nuestro punto de vista no es inconstitucional el “favor o privilegio” concedido a la parte acreedora siempre que el
sometimiento a la ley extranjera tenga una razón de ser. Esto es, que el contrato refleje una obligación genuina en moneda
extranjera (o sea que haya un flujo y reflujo de bienes por encima de las fronteras) o que, por lo menos, tenga algún punto de
conexión internacional.

13
Con lo cual parece claramente legitima la disposición que beneficia a las financiaciones de importación o exportación o a los
saldos de tarjeta de crédito por consumos hechos en el extranjero, y la de aquellos contratos financieros en que el deudor ha
obtenido fondos en el extranjero recurriendo al mercado de capitales o de dinero de países extranjeros.
En cambio, si se tratase de un contrato en el cual no hay puntos de conexión internacional, de lo que resulta que la elección del
derecho extranjero es caprichosa o responde exclusivamente a la pretensión de las partes de evadirse de la aplicación de la ley
argentina, correspondería aplicar la pesificación.
Contratos con prestaciones reciprocas pendientes
Los contratos con prestaciones reciprocas pendientes están sometidos al régimen del art. 20 de la LC que no se caracteriza por su
claridad, lo cual ha dado lugar a numerosas interpretaciones doctrinarias.
a) Contratos a los que se aplica el art. 20 de la LC
La ley se refiere a los que tengan prestaciones reciprocas pendientes, es decir, aquellos en los cuales ambas partes se deben algo.
Sin embargo la determinación no es siempre clara; así, parte de la doctrina y la jurisprudencia de la Cámara Comercial, sostienen
que el contrato de locación de cosas no se incluye en el art. 20 de la LC pues la prestación a cargo del locador se agota con la
dación de la cosa en uso y goce, o bien por considerar que el mencionado art. 20 se aplica a los contratos de ejecución diferida
pero no a los contratos de ejecución continuada o fluyente.
La adopción de estos criterios llevaría a excluir no solo la locación de cosas sino también otros contratos de ejecución
continuada, como la concesión, la distribución, la agencia, la franquicia, etc.
b) Concesión de servicios públicos
En los años 2001/2002 se ha presentado una hipótesis fáctica prácticamente desconocida: que sociedades comerciales
prestatarias de servicios públicos –bajo la modalidad de la “concesión de servicios públicos”- recurriesen al concurso preventivo.
Ello genera varios problemas jurídicos complejos. El primero de ellos, si el contrato de concesión de servicio público es o no un
contrato de prestaciones reciprocas pendientes que quedase sometido a la regla del art. 20. Nuestro criterio es que no lo es, en
tanto normalmente el Estado concedente no asume más que deberes genéricos de respetar y hacer respetar las atribuciones
concedidas. Sin embargo, ello no fue resuelto así en la causa “Correo Argentino” donde el juez de primera instancia Dubois
afirmo que la concesión queda comprendida en el art. 20 LC.
El segundo problema, todavía no resuelto, es si el Estado puede ejercer la facultad de declarar rescindido el contrato de
concesión por el hecho de que la concesionaria solicite la formación del concurso preventivo (facultad normalmente incluida en
los contratos de concesión). Desde nuestro punto de vista, mas allá de la atribuida exorbitancia del contrato administrativo, lo
cierto es que en el caso debería aplicarse la previsión del art. 22 de la LC que nulifica ese tipo de clausulas. Por otra parte, de
ejercer el Estado esta facultad normalmente la sociedad quedaría condenada a la quiebra, pues ya no tendría posibilidad de
generar fondos para solventar sus obligaciones.
El decreto 1834/2002, publicado en el BO del 17 de septiembre de 2002, dispuso: “Durante el plazo de emergencia publica
establecida por el art. 1 de la Ley N° 25561 y con la finalidad de asegurar la continuidad y calidad de los servicios públicos que se
brindan a la población, la sola presentación en concurso preventivo o la solicitud de quiebra de las Empresas Concesionarias o
Licenciatarias de obras y servicios públicos, comprendidas en el proceso de renegociación dispuesto por los arts. 8 y 9 de la
referida ley […] no dará lugar a la rescisión de los contratos de concesión o licencia que celebraron con el Estado Nacional…”, con
lo cual en el ámbito de las concesiones nacionales el asunto ha venido a quedar solucionado transitoriamente, esto es, hasta el
10 de diciembre de 2003.
c) Quid de la tradición simbólica
En el final del segundo párrafo el art. 20 de la LC dispone que: La tradición simbólica anterior a la presentación, no importa
cumplimiento de la prestación a los fines de este artículo.
Este texto legal se puede explicar con un ejemplo: el concursado compro una maquina, cuyo precio debía pagar en cuotas; el
vendedor entrego la factura, lo cual constituye tradición simbólica según el art. 463 del Código de Comercio, o fue entregada a
un transportista mediante la clausula FOT (free on truck) lo cual también importa tradición simbólica. Podría ser considerado que
la prestación del vendedor está cumplida, pues en realidad la cosa fue entregada. Sin embargo, la ley considera que en este caso,
tal tradición simbólica no tiene efecto de cumplimiento y la cuestión queda subsumida en el artículo, por lo que el comprador
concursado podrá solicitar la continuación del contrato, pagar el precio y recibir efectivamente la cosa.
d) Facultad rescisoria del concursado
La ley autoriza al concursado a continuar con el cumplimiento de estos contratos, con autorización judicial que se dispone previa
vista al sindico; concretamente el texto legal dice: “El deudor puede continuar con el cumplimiento de los contratos en curso de
ejecución…”.
La doctrina nacional entiende que la locución “puede” contenida en el art. 20 LC indica que la ley confiere al concursado una
facultad exorbitante del derecho de los contratos, que únicamente se justifica en el estado de insolvencia: la de optar por
continuar o no el contrato según su conveniencia. Señala Cámara que la expresión “puede” implica una facultatis solutionis, esto
es, que el deudor está habilitado para optar por la rescisión o ejecución de los contratos según su trascendencia para el normal
desarrollo de la empresa. En este sentido, se entiende que si bien el principio general es el de continuación de los contratos,
pues se supone que ello contribuirá a la continuidad de la gestión del deudor, puede ocurrir que no sea así y que le resulte más
conveniente o beneficioso no continuar con el contrato. Es por ello que la ley hace de la continuación del contrato un acto

14
potestativo del concursado, quien puede continuarlo si él es conveniente o rescindirlo si no lo es. De modo que la ley establece
una causa legal de rescisión –o resolución- que unilateralmente beneficia al concursado.
e) Facultad de continuar el contrato. Comunicación
El concursado tiene la carga de comunicar al cocontratante su decisión de continuar el contrato dentro de los 30 días (hábiles) de
abierto el concurso preventivo.
Aclaramos que esto no quiere decir que la autorización se haya obtenido en ese plazo sino que el concursado debe haber
comunicado su decisión al cocontratante, y naturalmente haber promovido la incidencia para obtener la autorización.
f) Obligaciones del concursado
A partir de la ley 24522 se ha agregado un párrafo al art. Conforme al cual: La continuación del contrato autoriza al
cocontratante a exigir el cumplimiento de las prestaciones adeudadas a la fecha de presentación en concurso bajo
apercibimiento de resolución.
La solución es de toda lógica; no puede pretenderse que el cocontratante in bonis tenga que ir a verificar su crédito por las
prestaciones adeudadas a la fecha de la presentación, y por ende, someterse a una eventual quita o diferimento por años, y a la
vez exigirle cumplir las prestaciones a su cargo íntegramente; ello privaría de equivalencia a las prestaciones, y sabido es que esa
equivalencia sirve de causa a los contratos conmutativos.
g) Prestaciones a cumplir por el cocontratante “in bonis”
Las prestaciones que cumpla el contratante in bonis después de continuado el contrato con la autorización judicial, son
consideradas créditos de justicia o conservación (art. 240 LC). De modo que si el concursado no cumple las suyas, la otra parte
tiene derecho a exigir el cumplimiento sin necesidad de verificación, con todos sus accesorios, y no queda sometido a los efectos
del concurso preventivo.
Esa calificación de crédito de justicia o conservación, se mantiene en la hipótesis de quiebra posterior del concursado.
h) Resolución por el contratante “in bonis”
Si el concursado no hace las manifestaciones a que alude el artículo, esto es, ni comunica su voluntad de rescindir ni de continuar
el negocio jurídico, el contratante in bonis puede resolver el contrato, comunicándolo al deudor y al sindico.
La ley dice que ello es sin perjuicio de lo dispuesto por el art. 753 del CC, que prevé la caducidad de plazos cuando el deudor ha
formado concurso de acreedores, lo que ha dado lugar a cierta perplejidad en la doctrina. En general se consideraba que ello
implicaba que el acreedor podía exigir que el deudor cumpliera su prestación para el a su vez cumplir la suya, versión que ahora
parece encontrar sustento en el agregado que ha hecho la ley 24522.
i) Qué pasa si nadie hace nada
Bien puede suceder que el concursado deje pasar los 30 días y que el cocontratante in bonis tampoco haga nada una vez vencido
ese plazo.
En ese caso se considera que no se opera automáticamente la resolución sino que el concursado puede solicitar y obtener la
autorización para continuarlo aunque todo ello sucediera una vez vencido el plazo de 30 días.
j) Contrato resuelto con anterioridad
Si el contrato ha sido resuelto con anterioridad a la presentación en concurso es inaplicable el art. 20 de la LC.
Para saber si el contrato esta o no efectivamente resuelto hay que recurrir a las disposiciones de los arts. 1204 del CC y 216 del
Código de Comercio.
A modo de síntesis cabe señalar que si el pacto comisorio es expreso y el contratante cumpliente ha notificado la resolución, ella
se produce por esa sola manifestación. Una sentencia judicial posterior –en caso de resistencia del incumpliente- es meramente
declarativa de la eficacia de la resolución hecha de propia autoridad por el acreedor.
k) Inapelabilidad de la autorización
La resolución que concede la autorización para continuar un contrato en los términos del art. 20 de la LC es inapelable por el
cocontratante in bonis, según ha sido resuelto en algún caso.
Sin embargo en nuestro criterio no sería inapelable si el cocontratante in bonis sostuviera que el contrato estaba resuelto con
anticipación, pues la cuestión excedería del procedimiento concursal.
l) Leasing. Regulación especial
La ley de leasing 25248 trata especialmente la hipótesis de concurso preventivo del tomador o del dador de leasing. Su art. 11
dispone que en caso de concurso del dador el contrato continua por el plazo convenido, pudiendo el tomador ejercer la opción
de compra en el tiempo previsto. En el concurso preventivo del tomador, este puede optar por continuar el contrato o resolverlo
en los plazos y mediante los trámites previstos en el art. 20 LC.
Servicios públicos
La ley 24522 ha incorporado un párrafo referido a la prestación de servicios públicos, conforme al cual los prestadores de esos
servicios no pueden suspenderlos por causa de deudas anteriores a la apertura del concurso.
Los servicios prestados con posterioridad a la apertura, deben ser pagados a sus vencimientos, bajo apercibimiento de ser
suspendidos conforme a las normas que rigen la prestación de los servicios.
Los créditos nacidos por las prestaciones cumplidas después de la apertura del concurso, son créditos de justicia y conservación
en los términos del art. 240 de la LC.
El precepto recoge un criterio que los tribunales con competencia concursal habían adoptado, generalmente bajo la forma de
medidas cautelares; se justifica su expresión en la ley en atención a la privatización de muchos servicios públicos.

15
Cabe señalar que la jurisprudencia de distintos tribunales ha aplicado la regla al servicio telefónico, al suministro de energía
eléctrica, a la telefonía celular y al suministro de gas. Es decir que se toma un concepto lato de servicio público, mirado desde el
punto de vista del usuario y no del prestador; la explicación tiene su razón de ser en que ciertas actividades –como el transporte
o la distribución de la energía eléctrica- no son necesariamente caracterizados como servicio público por la legislación especial,
pero sí lo son desde el ángulo del concurso que trata de impedir que la falta de suministro de algún servicio frustre la
continuidad de la actividad.
EFECTOS DE LA APERTURA DEL CONCURSO PREVENTIVO RESPECTO DE LOS JUICIOS CONTRA EL CONCURSADO
JUICIOS CONTRA EL CONCURSADO
a) Principio general
El art. 21 de la LC regula los efectos del concurso preventivo respecto de los juicios seguidos contra el concursado, siendo sus
principios liminares la suspensión de los juicios de contenido patrimonial ya iniciados, la radicación de ellos ante el tribunal del
concurso y la prohibición de deducir nuevas acciones de contenido patrimonial.
b) Excepciones. Quid de los juicios hipotecarios y prendarios
El inc. 2 del art. 21 de la LC excepciona de la suspensión a los juicios de expropiación y a los que se funden en las relaciones de
familia.
A continuación el mismo inciso dispone que las ejecuciones de garantías reales se suspender, o no podrán deducirse, hasta tanto
se haya presentado el pedido de verificación respectivo.
De este modo la expresión de la ley es ambigua y da lugar a dudas sobre si los juicios hipotecarios y prendarios son o no atraídos
por el concurso. Según algunos autores la atracción efectivamente procede. Desde nuestro punto de vista no es así; la referencia
a estas ejecuciones se halla en el mismo inciso que trata de los juicios excluidos de la atracción, y lo que la ley hace es completar
la idea respecto de los hipotecarios y prendarios con la referencia a la suspensión de la promoción o continuación. Si solo se
hubiera pretendido suspenderlos o limitar su promoción, el régimen de los juicios hipotecarios y prendarios debió haber sido
tratado en el inc. 3.
Por lo tanto los juicios hipotecarios y prendarios siguen siendo de competencia del juez que corresponda según la naturaleza de
la acción y el domicilio del demandado (real o especial), aunque los tribunales han admitido que se inicien ante el juez del
concurso.
La jurisprudencia de la CSJN y un plenario de la Cámara Nacional Comercial han seguido esta idea, o sea, que estos juicios no son
atraídos por el concurso.
c) Otras excepciones
(i) Juicios de expropiación y familia
Quedan también excepcionados los juicios de expropiación y los fundados en relaciones de familia, por lo que estos pueden
deducirse o continuarse, por ante el juzgado que corresponda.
La excepción relativa a los juicios fundados en relaciones de familia presenta alguna dificultad cuando en ese juicio se debaten
solo cuestiones patrimoniales.
La profesora Kemelmajer de Carlucci dice: la respuesta judicial no ha sido uniforme: la Cámara Nacional Civil, como tribunal de
superintendencia, decidió el 25/2/99 que “La quiebra de la ex cónyuge no ejerce fuero de atracción sobre el juicio de divorcio,
aun cuando en este solo queden pendientes cuestiones de carácter patrimonial.
En cambio, algunas salas de la Cámara Nacional de Comercio han resuelto que “los juicios fundados en relaciones de familia que
refieren a cuestiones netamente patrimoniales (en el caso, liquidación de la sociedad conyugal), quedan bajo el fuero de
atracción de la quiebra, pues de este modo se atiende al principio de universalidad y concentración impuesto por la ley para
hacer efectiva la competencia del juez sobre los bienes del fallido, pagar a los acreedores en situación de igualdad y consolidar
los efectos jurídicos de la declaración de quiebra, además de la conveniente participación del sindico en causas donde se
involucran los bienes desapoderados –tesis a la que adhiere la profesora Kemelmajer de Carlucci-.
La posición asumida por la Cámara Civil es la sostenida por prestigiosos y recordados maestros del Derecho civil y comercial. Me
refiero específicamente, a Guastavino y Cámara, quienes afirman que las normas bajo tratamiento consagran “a la familia no
como abstracción, sino refiriéndose a los seres humanos que la componen; se la reconoce en la nobleza de los pareceres y
también en las inconductas que la ley sanciona; todo ello indica la necesidad de garantizar las relaciones familiares mediante el
auxilio jurisdiccional del Estado y la consecuencia de obtener tutela prioritaria a los procesos fundados en esas relaciones”. En tal
sentido afirman que “la dispensa de los efectos concursales a este tipo de juicios responde al mandato constitucional de tutelar
íntegramente las relaciones familiares” (art. 14 bis CN). Por esa razón justifican que estén excluidos del fuero de atracción los
procesos por alimentos y litisexpensas; los juicios de rendición de cuentas por razones familiares (acción contra el padre como
administrador legal de los bienes de los hijos, etc.), los juicios fundados en la legitima, y las acciones derivadas del régimen de la
sociedad conyugal.
Concretamente, consideran excluidos del tratamiento por el juez de concursos “Los juicios por liquidación o partición de la
sociedad conyugal y, en general, todos los promovidos contra el concursado por el cónyuge o los herederos de este, tendientes al
reconocimiento y satisfacción de derechos emergentes de la sociedad conyugal”.
(ii) Desalojo y societarios

16
Los tribunales –especialmente la Cámara Civil de la Capital Fral- también han considerado que la suspensión no se aplica a los
juicios de desalojo –aunque se ha resuelto que corresponde radicar ante el juez del concurso el desalojo del establecimiento
donde el deudor ejerce su actividad comercial- ni a los de impugnación de asamblea de la sociedad concursada.
(iii) Laborales
Durante la vigencia de la ley 19551 estaban exceptuados de la suspensión los juicios laborales, pero ello ha cambiado a partir de
la sanción de la ley 24522.
d) Juicios con sentencia de primera instancia
Si el juicio de conocimiento tiene sentencia de primera instancia que se encuentra apelada, la sentencia de Cámara la tiene que
dictar el tribunal que es alzada del que dicto el pronunciamiento apelado por lo que el juicio en este estado se excepciona de la
atracción.
e) Juicios de simulación y acción revocatoria o pauliana
Se ha dicho por algún autor que la expresión “acciones de contenido patrimonial” comprende a las acciones de simulación y
revocatoria o pauliana regulada por el CC.
Esta tesis ha sido controvertida por nosotros, en resumen sostenemos: si se aplica el logos de lo razonable, la interpretación
adecuada es que la expresión acciones de contenido patrimonial impide la continuación o promoción de acciones que tiendan al
desguace del patrimonio, pero no de aquellas que tiendan a la integración del patrimonio mediante el ingreso de nuevos bienes;
ello no afecta la pars conditio, no impide la reestructuración de la actividad económica del concursado preventivamente, ni se
trata de acciones que puedan enderezarse por la vía de la verificación ordinaria, pues no tienden a hacer declarar la existencia de
un crédito contra el concursado.
Por otra parte debe recurrirse al elemento teleológico de la interpretación que tiene una doble formulación. Por un lado la
interpretación debe estar vinculada con la finalidad de la ley, con los motivos que determinaron su sanción y con la ocasión en
que fue dictada, en otras palabras, exige la investigación de la ratio y de la occasio legis.
El segundo aspecto del elemento teleológico esta en el resultado en sí de la interpretación, del cual el interprete no puede
desvinculares. Visto el elemento teleológico desde el primer plano, se vincula inescindiblemente con el elemento lógico. La
interpretación es razonable si se adecua a la finalidad de la ley. Aplicado este criterio a la cuestión que nos ocupa, ya hemos visto
que solo puede conducir a la conclusión de que las acciones de simulación y subrogatoria están excluidas de la suspensión o
prohibición de promoción que impone el art. 21 LC. Visto el elemento teleológico desde el segundo plano, la conclusión no es
distinta.
Ello se demuestra advirtiendo cual sería el resultado de negar la continuidad –o la promoción- de una acción de simulación
contra el sujeto que se concursa: seria la cristalización del negocio simulado, o sea, la definitiva consumación del ilícito.
Claro que podría decirse: si de todos modos el deudor cumple el acuerdo preventivo que obtenga, no existiría daño. Pero este
razonamiento no atendería a distintas circunstancias que pueden presentarse y a otras normas del ordenamiento con las cuales
cabe coordinar el texto implicado. Entre las circunstancias no contempladas esta que el deudor que se concursa puede hacerlo
para quedarse con los bienes que adquirió simuladamente. En efecto, quien propicia la suspensión o prohibición de accionar por
simulación, pendiente el concurso preventivo, se pone en la hipótesis de que el deudor concursado haya enajenado
simuladamente bienes y con la acción se persiga recuperarlos en pro de mejorar la garantía común. Pero bien puede suceder que
el concursado haya adquirido bienes simuladamente, y pretenda desconocer la existencia de la simulación; el dueño real de los
bienes o los acreedores de este promueven una acción para que restituya lo habido simuladamente, y el prestanombre infiel se
concursa preventivamente y consigue homologar y cumplir un acuerdo preventivo, con lo cual habría inhabilitado absolutamente
el ejercicio de la acción de simulación y habría obtenido un titulo perfecto e irrevocable para lo recibido en virtud de un acto
nulo.
Con relación a las normas, se omite considerar:
- Que la procedencia de la acción de simulación no requiere la prueba del daño, pues se trata de una acción de nulidad de
los actos jurídicos y no de una nulidad procesal: el daño podrá eventualmente ser relevante si quien demanda por
simulación acumula la acción indemnizatoria que puede vincularse a toda acción de nulidad;
- Que la ocultación de activo constituye una causa de impugnación o de anulación del acuerdo preventivo, y esos son
actos que pueden ser objeto de la acción de simulación, por lo que el ejercicio de esa acción acreditara ante el juez del
concurso la realización de los hechos prohibidos por la ley.
De allí que hayamos concluido que la prohibición de promoción de acciones de contenido patrimonial o su suspensión no
comprende a las acciones de simulación y subrogatoria. Ello en función de una interpretación finalista y teleológica de la
disposición del art. 21 de la LC. Apuntamos que este criterio ha sido acogido por una importante sentencia de un tribunal
cordobés, en el que se sostuvo que la acción de simulación no está comprendida en la suspensión dispuesta por la ley
concursal como efecto del concurso preventivo, pues quien la ejerce no pretende insinuarse en el pasivo concursal para
participar en la junta o en la eventual liquidación; sino que se encuentran encaminadas a preservar el patrimonio del
concursado.
Además, la acción de simulación debe dirigirse contra todos los sujetos que han sido partes del acto simulado; ello
constituye entonces un litisconsorcio pasivo necesario. En tales circunstancias nuestros tribunales han interpretado que no
es aplicable la prohibición de promover o continuar acciones después de decretada la quiebra, si la cuestión a dilucidar
excede el marco de un típico proceso verificatorio en tanto requiere la participación de terceros, por configurarse un

17
litisconsorcio pasivo necesario y el pronunciamiento de una sentencia cuyos efectos trascienden el ámbito estrictamente
concursal.
f) Juicios a los que se aplica. Casuística
En múltiples casos la jurisprudencia ha considerado que la suspensión y radicación ante el juez del concurso se aplica a:
- Los juicios ejecutivos, cualquiera sea el estado en que se encuentren;
- Ello comprende a las ejecuciones de sentencia;
- Los procedimientos arbitrales; la Corte ha rectificado esta doctrina, sosteniendo que si el procedimiento arbitral se ha
constituido antes de la presentación en concurso no es atraído, pues de otro modo la presentación en concurso puede
convertirse en un modo de evadir la jurisdicción pactada;
- Las ejecuciones fiscales
- Los juicios de trámite ante la justicia federal
- Los juicios en que hay más de un demandado y uno solo de ellos esta concursado, salvo que el actor desista de la acción
contra el concursado.
g) Opción a favor del actor
En principio la suspensión se aplica también a los juicios de conocimiento que no habían llegado a sentencia o cuya sentencia
estaba apelada, debiendo el pretenso acreedor recurrir al procedimiento de verificación de créditos. Ahora bien: tratándose por
ejemplo de un reclamo de daños y perjuicios por un accidente de tránsito, y no teniendo sentencia firme, el síndico
razonablemente ha de rechazar la pretensión verificatoria, por no estar reconocido el crédito o no tener liquidez. En
consecuencia el acreedor debe ir al incidente de revisión del art. 37, en el cual se produce el proceso de conocimiento
suspendido.
Este sistema kafkiano viene a ser superado por vía de la opción que la ley 24522 le da al actor; ahora él puede: (i) consentir la
suspensión y acudir a la verificación conforme al procedimiento del artículo 33 y concordantes; o (ii) continuar el trámite del
proceso de conocimiento ante el juez del concurso.
En caso de que continúe el juicio de conocimiento, la sentencia será dictada por el juez del concurso, y ese pronunciamiento –
una vez firme- valdrá como resolución verificatoria del crédito.
El juicio así continuado se tramitara por las reglas del incidente concursal (arts. 280 y ss.), debiendo el juez dictar las medidas de
adecuación al nuevo tramite de acuerdo al avance que tenga.
Medidas precautorias
a) Principio general
El inc. 4 del art. 21 dispone: El mantenimiento de las medidas precautorias trabadas, salvo cuando recaigan sobre bienes
necesarios para continuar con el giro ordinario del comercio del concursado, cuyo levantamiento, en todos los casos, es decidido
por el juez del concurso, previa vista al sindico y al embargante.
Cabe acotar que el mantenimiento de las medidas precautorias no impide la perdida de la prioridad que de ellas pudiere resultar,
pues a partir del concurso el único régimen de privilegios vigente es el de la ley concursal, que no prevé privilegio alguno para el
embargante.
b) Suspensión de remates y medidas precautorias
Pese a la declaración del inc. 4 del art. 21 de la LC y la autorización para continuar o deducir ejecuciones hipotecarias y
prendarias, el art. 24 de la LC autoriza la suspensión de remates y medidas precautorias que impidan el uso de la cosa por el
deudor (secuestro) en las ejecuciones prendarias e hipotecarias, cuando se de necesidad y urgencia evidentes.
Así en algún caso se autorizo la suspensión del secuestro prendario de todas las maquinas de una fabrica.
Esa suspensión es temporaria (no más de 90 días), y los intereses posteriores a la suspensión son pagados como créditos de
justicia y conservación en los términos del art. 240 de la LC si el producido de la cosa fuese insuficiente.
La resolución que se dicte es apelable al solo efecto devolutivo por el acreedor, el deudor y el síndico.
Ejecuciones por remate no judicial
a) Regla general
Ciertos acreedores tienen derecho a rematar extrajudicialmente los bienes afectados a ciertas garantías; por ejemplo el Banco
Hipotecario Nacional, los bancos cuando actúan como acreedores en la prenda con registro, los almacenes fiscales y titulares de
warrants. Quedan comprendidos en esta categoría los acreedores titulares de garantías autoliquidables (fideicomisos en
garantía, cesiones de crédito en garantía o prendas de créditos, etc.).
El art. 23 de la LC impone al acreedor dos deberes: Debe rendir cuentas acompañando los títulos de sus créditos y los
comprobantes respectivos, dentro de los 20 días de haberse realizado el remate, y depositar el saldo, si lo hubiere, en el término
que el juez fije; si el remate es posterior al comienzo de la publicación de los edictos debe también hacer saber en el proceso
concursal la fecha, lugar, día y hora fijados para el remate, y el bien a rematar, acompañando, además, el titulo de su crédito.
El incumplimiento de la primera obligación se sanciona con una multa a favor del concurso del 1% del monto del crédito por cada
día de retardo posterior a la intimación judicial.
No funciona si no hay una intimación judicial; por lo que él solo vencimiento del plazo no causa la sanción si aquella intimación
no fue cursada.
El incumplimiento de la segunda obligación es mucho más grave: causa la nulidad del remate.
b) ¿Verificación de estos créditos?

18
Cabe acotar que según la tesis de Tonon, estos acreedores pueden promover el remate extrajudicial o ejecutar la garantía
autoliquidable sin necesidad de verificación previa, con lo cual estarían aun en mejor condición que los acreedores con garantías
reales que previo a promover o continuar la ejecución deben por lo menos haber insinuado sus créditos a la sindicatura.
Esta tesis dista de ser uniforme en la doctrina, pues ciertos autores consideran que también estos acreedores están sometidos a
la carga de la verificación como cualquier otro, pero la jurisprudencia capitalina parece inclinarse en el primer sentido expuesto.
c) Suspensión cautelar de estas ejecuciones
Se discute si el art. 24 que autoriza a suspender cautelarmente las ejecuciones de garantías reales por el termino de 90 días
hábiles, es o no aplicable a las ejecuciones extrajudiciales previstas en el art. 23.
Recientemente se ha resuelto que es posible suspender cautelarmente con fundamento en el art. 24 la subasta de acciones de
propiedad de la concursada que estaban dadas en prenda y que representaban el control de una importante compañía industrial
y comercial.
Se sostuvo por el tribunal que admitir la aplicación del art. 24 LC a las ejecuciones extrajudiciales es ajustado a la finalidad
perseguida por la norma, la que permite suspender toda actuación que importe una agresión individual al patrimonio del
deudor.
Nulidad de estipulaciones contractuales
El art. 22 de la LC sanciona con la nulidad a las estipulaciones convencionales que sean contrarias a lo previsto en los arts. 20 y 21
de la LC.
De modo que las disposiciones tan comunes en los contratos, que prevén que la presentación en concurso preventivo es causa
de resolución de ellos, en realidad es inválida.
EFECTOS PERSONALES
Deber de colaboración. Viajes al exterior
El concursado esta constreñido por el deber de colaboración hacia el sindico, el tribunal y ahora el comité de acreedores. De allí
que el negarse a dar las informaciones requeridas, pueda hasta causar el desplazamiento de la administración (art. 17 LC).
Como una forma de asegurar esa colaboración, la ley 19551 restringió la salida del país del concursado, administradores y socios
con responsabilidad ilimitada, todos los cuales debían requerir autorización para viajar al exterior; para dar satisfacción a esto la
sentencia de apertura del concurso disponía la anotación de la interdicción de salida de las personas comprendidas.
Ese régimen fue excesivo, genero múltiples controversias y sobre todo no tenia límite temporal alguno, por lo que en principio se
sostenía que duraba hasta que el concurso concluyera por cumplimiento del acuerdo.
El nuevo régimen, impuesto por la ley 24522, es mucho más liberal pues se limita a exigir que los sujetos mencionados,
comuniquen al juez del concurso que han de salir del país haciendo, saber el plazo de su ausencia, el que no podrá ser superior a
40 días corridos.
En caso de ausencia por plazos mayores, deben requerir autorización al tribunal.
El incumplimiento de estos deberes puede causar el desplazamiento de la administración como lo prevé el art. 17.
Cabe señalar que algunos tribunales hacen una interpretación extensiva de este precepto, llegando a hacer anotar una
interdicción de salida del país que la ley no autoriza. Se trata de una peligrosa tendencia que desnaturaliza la ley vigente y
además extiende lo que es una limitación a una garantía constitucional que como tal es de interpretación estricta.
Por lo demás, la norma no se aplica a los directores que tienen domicilio en el extranjero, situación que está autorizada
expresamente por la LS.
EFECTOS DEL CONCURSO PREVENTIVO SOBRE LAS RELACIONES Y CREDITOS LABORALES
Excepción a la regla de inalterabilidad de las situaciones preconcursales
Se señalo antes que uno de los efectos principales del concurso preventivo, y que rige desde la presentación, lo constituye la
prohibición de alterar la situación de los acreedores de causa preconcursal (art. 16, primer párrafo LC):
Esta regla se excepciona expresamente a favor de los créditos de causa laboral que se enuncian en el mismo art. 16 de la LC que
tienen derecho al pronto pago.
Suspensión de intereses
Se anticipo que la jurisprudencia estableció durante la vigencia de la ley 19551 que los créditos laborales estaban excepcionados
de la regla de suspensión de intereses, con fundamento en que el crédito laboral debió haber satisfecho como recaudo de la
apertura del concurso (se refería al inc. 8 del art. 11 de la ley anterior que exigía la acreditación del pago de los salarios y de las
obligaciones causadas en las leyes sociales como requisito de la presentación en concurso preventivo).
Atento a que tal requisito ha sido eliminado y el trabajador es un acreedor concurrente al concurso preventivo, que incluso
puede participar de alguna categoría de acreedores (la de los quirografarios laborales), entendemos que la doctrina del plenario
no tiene vigencia a partir de la sanción de la ley 24522, por lo que los créditos laborales se encuentran alcanzados por la
suspensión de intereses prevista en el art. 19 de la LC.
El procedimiento de pronto pago
a) Antecedentes
La cuestión del reconocimiento de los créditos laborales estuvo sometido a controversia durante la vigencia de la ley 19551; ella
vino a quedar en parte zanjada con la sanción de la ley 23472 que modifico el art. 266 de la LCT, disponiendo que los
trabajadores tenían derecho de pronto pago sin necesidad de sentencia laboral o verificación del crédito. De todos modos nacía
una nueva duda, cual era la extensión a reconocer al pronto pago en razón de la diversidad de soluciones que ostentaban los

19
arts. 17 de la ley 19551 –que lo reconocía a favor de los créditos con privilegio general- y 266 de la LCT que lo admitía a favor de
los créditos que tenían privilegio especial
El nuevo art. 16 de la LC reproduce el art. 266 de la LCT con dos modificaciones: comprende a todos los créditos de origen laboral
que tenga privilegio, sea este general o especial, y elimina la apelabilidad contra la resolución denegatoria.
b) Créditos comprendidos
La ley enumera los siguientes: remuneraciones, indemnizaciones por accidentes de trabajo, sustitutiva del preaviso, integración
del mes de despido, y las previstas en los arts. 245 a 254 de la LCT que son las que corresponden al trabajador en los distintos
casos de extinción de la relación laboral.
Se otorga a todos estos créditos que tengan privilegio general o especial. Como el art. 246 de la LC otorga privilegio general a los
que enuncia en el inc. 1 y a cualquier otro derivado de la relación laboral, virtualmente no existen créditos laborales
quirografarios.
Por excepción son quirografarios aquellos que exceden de límites temporales impuestos por la ley: salarios más allá del sexto
mes e intereses más allá de dos años. Estos, por lo tanto, estarían excluidos del pronto pago.
c) Procedimiento
Del pedido de pronto pago que haga el trabajador, se corre vista al síndico y al concursado por 10 días. La ley omite mencionar al
concursado, pero es obvio que debe dársele intervención, habida cuenta de que conserva legitimación procesal y tiene derecho a
comprobar quien ingresa al pasivo concursal, pues, el procedimiento de pronto pago constituye el sistema básico de ingreso del
trabajador al pasivo concursal.
Nada obsta tampoco a que la iniciativa la tome el mismo empleador concursado. Bien puede suceder que con motivo de la
presentación en concurso, salarios adeudados con anterioridad a esa presentación tenga la calidad de créditos preconcursales;
en ese caso el empleador puede solicitar lo que en definitiva es una autorización para pagar ciertos créditos preconcursales en
función de su carácter alimentario.
El juez puede denegar total o parcialmente el pronto pago, mediante resolución fundada, si los créditos no surgen de
documentación legal y contable del empleador, está controvertidos, existen dudas sobre su origen o legitimidad o sospecha de
connivencia dolosa entre el trabajador y el concursado.
d) Fondos con los que se atiende el pronto pago
La ley dispone que el pronto pago se hace efectivo prioritariamente con el resultado de la explotación, lo que ha de ser
entendido como las ganancias que deja la actividad empresaria; en otras palabras deben existir fondos líquidos sobrantes
después de satisfechas las necesidades de la explotación, aquellas sin las cuales la actividad se paralizaría (pago de salarios,
servicios, impuestos, insumos etc.).
En concreto la Cámara Comercial ha decidido que la expresión “resultado de la explotación” debe entenderse con un alcance que
identifique “resultado” con “beneficio” (ingreso menos costo) y no con un mero ingreso; dicho beneficio debe ser estimado en
orden al giro ordinario de la explotación, a estados periódicos (semanales, quincenales o mensuales, según las características de
la explotación), sin que corresponda otorgarle al beneficio equivalencia con ganancia o resultado favorable que emane de un
balance de ejercicio.
e) ¿Deben existir esos fondos?
Esto lleva a una cuestión importante que ha sido puesta por Ferrer; esta autora plantea que para que proceda el pronto pago es
necesario que los fondos con que se va a satisfacer existan efectivamente, afirmando en consecuencia que el juez no puede
dictar una resolución de pronto pago en abstracto.
Pensamos distinto que la distinguida jurista platense. Según nuestro juicio, el pronto pago es también un medio de admisión –el
básico- al pasivo concursal. De donde el juez puede dictar esta resolución y si no se paga por no existir los fondos, el acreedor ya
está incorporado al pasivo y podrán renunciar al privilegio para incorporarse a una de las categorías de acreedores, participar del
acuerdo que se le ofrezca o eventualmente ejercer sus derechos como acreedor privilegiado no comprendido en el acuerdo una
vez concluido el concurso.
Por lo demás, no puede saberse si existen o no de los fondos hasta que el síndico y el concursado se pronuncien; es decir que
habrá que sustanciar el pedido del acreedor, y las únicas causas de rechazo del pronto pago son las previstas por el art. 16 de la
LC que no incluyen a la falta de fondos.
Nuestros tribunales han resuelto que la subordinación del pronto pago a la existencia de fondos supone la virtual derogación de
dicho instituto o, cuando menos, la innecesaria duplicación de la actividad jurisdiccional, ya que en tal esquema, el acreedor
debería insistir en su petición cada vez que estimara que existen fondos asignables a su crédito.
f) Existencia de otros acreedores concurrentes
Una vez determinados los créditos o pretensiones de pronto pago, corresponde su atención en la medida en que son
reclamados, aun de existir acreedores de igual rango cuyas acreencias se encuentran pendientes de decisión.
g) Efectos de la admisión del pronto pago
Los efectos son que si existen los fondos, el juez autoriza a pagar.
Si los fondos no existen, de todos modos el acreedor ya está incorporado al pasivo concursal y, puede ejercer todos los derechos
y facultades que el acreedor reconocido como tal tiene en el concurso preventivo según su calidad de quirografario o
privilegiado.

20
Ahora: ¿Qué pasa si el pronto pago es admitido, existen los fondos, y de todos modos el concursado no paga? La solución no está
expuesta en la ley, pero es razonable que en este caso el trabajador pueda pretender percibir su crédito forzadamente
embargando las sumas de dinero que según el síndico el concursado tiene disponibles. En cambio entendemos que no podría
pedir la quiebra, pues si existen las sumas sobre las que hacerlo efectivo el trabajador debe excutir esa posibilidad y si se han
agotado el acreedor es preconcursal y debe soportar los efectos del concurso.
h) Efectos de la admisión
Si el pronto pago no es admitido, sea total o parcialmente, el trabajador debe verificar su crédito conforme al procedimiento
concursal ordinario.
i) Honorarios del abogado
Los honorarios del letrado que patrocino al trabajador en el juicio laboral que precedió al procedimiento de pronto pago, si bien
gozan de privilegio general, no están amparados por el beneficio del pronto pago.
j) Recursos
En principio la sentencia dictada en el incidente de pronto pago es inapelable. En particular, tampoco el síndico tiene
legitimación para recurrir el pronunciamiento.
k) Costas
La declaración de procedencia del pronto pago no genera costas.
l) Hasta cuando es eficaz el procedimiento
Es un criterio consolidado que el beneficio del art. 16 solo tiene utilidad durante el periodo que transcurre entre la presentación
en concurso y la homologación del concordato; pasado ese periodo carece de sentido hablar de pronto pago pues, o bien se trata
de un crédito quirografario sujeto a las reglas del acuerdo que no puede ser reclamado por esta vía –sino en tiempo y forma que
este determina- o bien se trata de un crédito privilegiado que es inmediatamente exigible y que no requiere la figura de la citada
norma para ser liquidado inmediatamente.
Efectos del concurso preventivo sobre los juicios laborales
a) Antecedentes
Durante el régimen de la ley 19551 la doctrina señalaba que:
- Los juicios laborales no eran atraídos por el CP
- La competencia de los tribunales laborales especializados era irrenunciable
- Por ello el trabajador debía obtener sentencia en el proceso laboral y luego verificar su crédito reconocido en la
sentencia
- De lo cual resultaba que el trabajador no podía verificar su crédito directamente ante el síndico.
Este sistema tenía varios inconvenientes, entre ellos que el trabajador debía someterse a dos procesos de conocimiento: el
laboral y el de verificación, lo cual causaba cuestiones de adecuación de la sentencia laboral al proceso concursal, de
revisabilidad de la sentencia dictada en el juicio laboral, etc. Y generalmente esto causaba grandes demoras, con lo cual el
acreedor teóricamente estaba más tutelado era el último en ser admitido al proceso concursal.
b) Verificación y atracción del concurso sobre los juicios laborales
Ya hemos visto que ahora el procedimiento básico de incorporación del trabajador al pasivo concursal es el pronto pago; si el
pronto pago no es admitido, el trabajador debe verificar su crédito y los juicios que estuvieran en trámite se acumulan al pedido
de verificación (art. 21, inc. 5 LC).
En otras palabras, el proceso laboral no solo ya no es necesario sino que habiendo un juicio iniciado la competencia laboral cede
ante la presencia del concurso preventivo, que ejerce el fuero de atracción. Este sistema, que había sido propiciado por Cámara y
fue bien recibido por alguna parte de la doctrina, sin embargo ha sido muy cuestionado por otros sectores.
Lo cierto es que su implementación ha bajado la litigiosidad, pero al mismo tiempo genera inconvenientes en las provincias
donde el procedimiento laboral es oral; de allí que en algunas jurisdicciones los tribunales laborales nieguen la remisión de los
expedientes o lisa y llanamente se haya declarado la inconstitucionalidad del precepto.
c) Continuación del juicio iniciado
El inciso 1 del art. 21 de la LC dispone que el acreedor que tuviese promovido juicio de conocimiento, puede optar por verificar
su crédito conforme al procedimiento previsto en los arts. 33 y siguientes, o por continuar el trámite del proceso por ante el
tribunal del concurso, valiendo la sentencia como pronunciamiento verificatorio.
El inciso 5 no prevé esta opción a favor del acreedor laboral; sin embargo creemos con Ferrer que por obvia analogía no existen
razones para negarla. Por lo demás el juez tiene jurisdicción sobre la relación jurídica que da causa a la pretensión del trabajador,
por lo que por una vía (verificación, revisión) o por otra (sentencia en el juicio de conocimiento) es el juez concursal el único que
podrá dictar la sentencia que admita o rechace la incorporación del trabajador al proceso universal.
Un tribunal cuyo prestigio es unánimemente reconocido ha resuelto que: Ante el tribunal concursal el acreedor legitimado
puede peticionar el pronto pago, si su crédito se encuentra protegido por esta garantía y conforme al art. 16. En los casos en que
no procede el pronto pago, debe someterse al siguiente procedimiento, a saber: a) Si se trata de acciones en las que se reclamen
indemnizaciones por accidentes de trabajo, el acreedor puede optar por proseguir la causa ante el juez concursal o por verificar
su crédito conforme los arts. 32 y siguientes de la ley 24522. Si elige la continuación del proceso, la aplicación de la nueva ley
carece de efectos retroactivos sobre los actos procesales definitivamente cumplidos; b) en las demás acciones, su acción debe

21
utilizar la forma de pedido de verificación, conforme los arts. 32 y siguientes, a menos que el tribunal, fundadamente y en
ejercicio de las facultades de dirección del proceso, disponga proseguir el juicio atraído al concurso preventivo.
d) Procedimiento del juicio continuado
El proceso ha de continuar por el procedimiento del incidente concursal (arts. 280 a 287 LC), cualquiera que hubiese sido el
tramite al cual hubiera estado sometido en el fuero laboral.
e) Excepciones
La ley excepciona los juicios de accidentes de trabajo promovidos conforme a la legislación especial en la materia. De modo que
los juicios de accidente en que se demande indemnización conforme al derecho común son atraídos por el juicio de concursos.
Puede acotarse que con la ley de riesgos de trabajo vigente 24557 el trabajador solo puede demandar la responsabilidad del
empleador con fundamento en el CC, cuando este haya actuado con dolo (art. 39 ley 24557); esta limitación al dolo es de muy
dudosa constitucionalidad, pues importa atribuir una responsabilidad tarifada no solo cuando ella se funda en el riesgo –lo cual
es razonable- sino también cuando se funda en la culpa, lo cual es absurdo.
También quedan exentos de la atracción los juicios en que se hubiese dictado sentencia de primera instancia y esta se encontrase
apelada; en ese caso la sentencia de la segunda instancia debe ser dictada por el tribunal superior de aquel que dicto el
pronunciamiento recurrido; es lo que resolvió la jurisprudencia durante la vigencia de la ley 19551 para los juicios atraídos
conforme a su régimen y no hay razón para variarla.
La CSJN ha resuelto que los juicios por enfermedad-accidente también quedan excluidos de la competencia del juez concursal,
pero es competencia el juez concursal para entender en la percepción de los créditos del acreedor laboral reconocidos por
sentencia firme, pues en tal caso ha terminado la etapa de conocimiento.
f) Hipótesis del litisconsorcio pasivo en el cual solo uno de los demandados esta concursado
En esta hipótesis se planteo una cuestión negativa de competencia, que debió ser dirimida por la Corte, la que adhirió al
dictamen del procurador general, que en su parte pertinente dijo: “La ley concursal que habilita a desplazar la competencia
original y natural de las causas laborales, constituye un ordenamiento con numerosas normas de orden público, en particular
aquellas referidas a la asignación de competencia de los tribunales, que tienden a preservar los principios liminares de la
seguridad jurídica, la igualdad de situación y tratamiento de los interesados y a impedir el posible dictado de decisiones
opuestas; consecuentemente, los tribunales no pueden ignorar la existencia de tales normas vigentes, si no media una expresa
declaración de invalidez. Tampoco puede argüirse la circunstancia de que la fallida solo es codemandada en dicha acción, para
mantener la causa en el Juzgado de origen. Ello es así en orden a lo dispuesto en el art. 113, 1° y 2° parte de la ley concursal, que
mantienen la competencia del juez del juicio universal, cuando el concursado sea codemandado, salvo caso de desistimiento. Así
también, es preciso aclarar, que toda conjetura referida a la posible limitación de la defensa en juicio, por alteración del
procedimiento laboral común, se aventa con las amplias facultades de dirección del proceso que posee el juez de la causa, quien
puede dictar todas las medidas de investigación que resulten necesarias y disponer inclusive la comparencia de las partes en el
proceso a los fines de la determinación de los créditos. Por todo lo expuesto, en el limitado marco cognoscitivo de la cuestión de
competencia, sin perjuicio de la intervención de otras partes o terceros en la acción o en la verificación de la codemandada no
fallida, si así lo estima pertinente el juez del concurso, corresponde aplicar los preceptos de la ley 24522 (conf. “Guillen Alejandro
c/Estrella de Mar SA”, Comp. 110, LXXXII, en la que recayó sentencia el 3/12/96). Por lo que la causa debe continuar su trámite
donde se haya tramitando el concurso preventivo de la codemandada.
Efectos sobre el contrato de trabajo
El art. 20 de la LC regula los efectos del concurso preventivo sobre el contrato de trabajo, introduciendo algunas medidas
flexibilizadoras. Cabe acotar que el texto fue objeto de numerosas revisiones y fue el resultado de acuerdos entre muy distintos
interesados y probablemente por ello genera muchas dificultades interpretativas.
a) Suspensión de los convenios colectivos
La primera disposición del art. 20 de la LC es dejar sin efecto los convenios colectivos vigentes por el plazo de 3 años por el plazo
de 3 años o el de cumplimiento del acuerdo preventivo, el que fuere menor.
¿Qué quiere decir dejar sin efecto? Es una suspensión de la vigencia de los convenios colectivos, lo que surge del último párrafo
del mismo apartado del art. 20 de la LC, en cuanto prevé que la finalización del concurso preventivo hace concluir el convenio de
crisis, recuperando su vigencia los convenios colectivos que correspondieren.
Cabe acotar que la recuperación de la vigencia tiene efecto hacia el futuro, por lo que el trabajador no puede pretender el
reconocimiento de derechos amparado en los convenios ordinarios durante el periodo en que estuvieron sin efecto.
b) Cuales convenios
Se suspenden los efectos tanto del convenio de empresa como del convenio de actividad, y comprenden a todos los que rijan en
la empresa concursada de acuerdo a las distintas funciones del personal, pues la ley no distingue, y además alude a ellos en
plural.
También quedan sin efecto los “estatutos” especiales, como por ejemplo el de los viajantes de comercio pues estos tienen
también un carácter predominantemente convencional. La suspensión del estatuto del periodista, aprobado por ley, fue decidida
en la causa “Editorial Perfil SA s/Concurso Preventivo”, pero la cuestión se halla apelada.
c) Cuales clausulas

22
En principio la suspensión no altera las estipulaciones que confieren beneficios no patrimoniales, tales como disposiciones de
seguridad en el trabajo, suministro de elementos de seguridad o vestimenta, descanso durante la jornada, guardería para hijos
de los empleados.
Cabe anticipar que esta distinción entre las estipulaciones que conceden beneficios patrimoniales y no patrimoniales es muy
difusa, pues en definitiva todas las prestaciones a cargo del empleador o ciertos derechos del trabajador se resumen en un costo
que normalmente asume el empleador.
Una cuestión muy dudosa es si esto importa atribuir al empleador la facultad de reducir el salario del trabajador hasta el mínimo
legal, dejando sin efecto los plus reconocidos por el convenio colectivo. Según opinión de Martorell ello podría hacerse solo con
el consentimiento del trabajador, lo cual derivaría de la intangibilidad del salario que la misma LCT consagra.
d) Plazo de suspensión
La ley alude a 3 años o el término de cumplimiento del acuerdo preventivo si fuere menor.
e) Constitucionalidad de la suspensión
A nuestro juicio no es cuestionable la constitucionalidad del precepto del art. 20 de la LC en cuanto autoriza la suspensión de los
convenios de trabajo, pues ello se funda en una situación de crisis empresaria que justifica la limitación de los derechos
emanados de la convención.
f) Fuentes de la relación laboral
Dispone el art. 20 de la LC que durante el plazo de suspensión, las relaciones laborales se rigen por los contratos individuales y la
LCT.
Es sabido que en derecho del trabajo el contrato individual solo tiene eficacia en tanto genere mejores derechos que el convenio
colectivo. De allí que en principio haya causado cierta perplejidad esta subsistencia del contrato individual. Ha de entenderse que
la ley se refiere al contrato individual celebrado después de la presentación en concurso preventivo, que genere mejores
derechos que la LCT o que el convenio de crisis que se celebre.
g) Convenio de crisis
El art. 20 de la LC dispone que: La concursada y la asociación sindical legitimada negociaran un convenio colectivo de crisis por el
plazo del concurso preventivo, y hasta un plazo máximo de tres años.
Para aprehender esta disposición ha de tenerse en cuenta que mientras se discutía el proyecto de nueva Ley de Concursos,
también se debatía un proyecto de ley de negociación laboral colectiva en el cual debía preverse la reglamentación del modo en
que debería negociarse y aprobarse el convenio colectivo de crisis.
Ahora bien; se sanciono la LC, pero no la ley de negociación colectiva, con lo cual este párrafo de la ley concursal ha quedado
incompleto, pues no queda expresado:
- Cuál es la asociación sindical legitimada; acaso un taller metalúrgico de Mendoza tendrá que negociar con la UOM en
Bs. As, o lo hará con la asociación local, solución que parece más razonable;
- Cuál es el rol del sindico, del juez y del comité de acreedores en la negociación;
- Cuál es el rol dela autoridad administrativa;
- Si es obligatorio o no;
- Qué pasa si no se llega a acordar el convenio de crisis.
Por aplicación de principios más generales y ateniéndonos a la literalidad de la ley, incluyendo sus omisiones, debería en
principio concluirse que el convenio no es obligatorio, por lo que en caso de que no se llegue a suscribir, las relaciones laborales
continúan rigiéndose por la LCT y los contratos individuales como prevé el párrafo precedente del mismo art. 20 LC.
A nuestro juicio debería negociarse con la asociación sindical local, sin participación del síndico ni del juez más allá de aspectos
puramente informativos, y debería ser homologado por la autoridad administrativa de acuerdo a las reglas de la ley de
negociación colectiva vigente.
h) Duración del convenio de crisis
Establece la ley que la finalización del concurso preventivo por cualquier causa así como su desistimiento, causan la finalización
del convenio de crisis.
Cabe aclarar que la finalización del concurso preventivo no es la declarada a tenor de la primera parte del art. 59 de la LC, esto es
la que se produce por la homologación del acuerdo; el art. 20 de la LC se está refiriendo a la declaración de cumplimiento del
acuerdo preventivo de conformidad a lo previsto en el segundo acápite de ese precepto.
DESISTIMIENTO DEL CONCURSO PREVENTIVO
Impuesto
La ley tiene por desistido el concurso preventivo si el concursado no lleva los libros al juzgado en el plazo previsto por la
resolución de apertura, no hace el deposito del dinero para los gastos de correspondencia o no hace las publicaciones de edictos
en el plazo legal (art. 30 LC).
Voluntario
a) Hasta la publicación de edictos
El concursado puede desistir de la presentación sin requerir conformidad de sus acreedores, hasta que se haya realizado la
primera publicación de edictos (art. 31, primer párrafo LC).
b) Hasta el comienzo del periodo de exclusividad

23
Con la finalidad de darle una mayor flexibilidad al proceso, la ley 24522 autoriza ahora el desistimiento en etapas más avanzadas,
esto es, hasta el comienzo del plazo de exclusividad previsto en el art. 43, lo que sucede cuando queda notificada por ministerio
de la ley la resolución que decide sobre la categorización de los acreedores (art. 42 LC).
Ese desistimiento requiere la conformidad de los acreedores quirografarios que representen el 75% del capital de esa clase.
Para computar ese capital se toma en consideración el momento en que se presenta el desistimiento:
- Si es antes de la presentación del informe individual (art. 35 LC), se toman en consideración los créditos denunciados y
los que sin estarlo se hubieran presentado a verificar (con lo cual antes de aprobar el desistimiento el juez debe requerir
esta información al sindico);
- Si es después del informe individual y antes de que se haya dictado la resolución del art. 36, se ponderan los
aconsejados verificar por el sindico;
- Si es después de la resolución del art. 36 se toma en consideración a los acreedores verificados y declarados admisibles
en esa resolución.
Pero la decisión que rechace el desistimiento puede no ser definitiva, pues si luego el concursado obtiene las conformidades o la
mayoría resulta reunida por efecto de las decisiones sobre verificación, el juez ha de hacer lugar al desistimiento.
Claro es que ello habrá de producirse siempre antes de que se inicie el periodo de exclusividad, pues la tramitación del
desistimiento no paraliza el proceso de concurso preventivo, y llegado el momento del art. 43 la posibilidad de desistir precluye.
O mejor dicho, si allí el deudor desiste la consecuencia es la quiebra.
Efectos del desistimiento
Desistida la presentación en concurso, por cualquier causa que sea, las que se hagan dentro del año posterior no deben ser
admitidas si existen pedidos de quiebra pendientes.
El mismo efecto producen el rechazo de la presentación y la no ratificación por el órgano de gobierno de la persona jurídica
concursada.
Cabe puntualizar:
- Que los pedidos de quiebra pendientes son aquellos promovidos antes de la primera presentación en concurso;
- Que el plazo de un año se cuenta a partir de que quedo firme el rechazo del primer concurso hasta la fecha de
presentación del segundo concurso.

24

También podría gustarte