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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA

PLATA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y
CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
Departamento de Educación Física

LOS PROBLEMAS DE LA GIMNASIA


COMO PRÁCTICA SOCIAL ACTUAL

AÑO 2007

PROFESORA VIVIANA BULUS ROSSINI

PONENCIA DEL 7° CONGRESO ARGENTINO Y 2º


LATINOAMERICANO DE EDUCACIÓN FÍSICA Y
CIENCIA

MATERIAL DE TRABAJO DE LA CÁTEDRA DE


EDUCACIÓN FÍSICA 2 – EJE DE GIMNASIA 2

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LOS PROBLEMAS DE LA GIMNASIA COMO PRÁCTICA SOCIAL ACTUAL

Como la problemática gímnica es un tema es muy amplio, sobre todo desde el punto de
vista histórico, decidí centrarme en la gimnasia en la actualidad y los problemas que se
identifican debido a la realidad sociocultural que vivimos.
Muchos de los alumnos/as que tenemos en los distintos ámbitos laborales en que nos
manejamos los profesores de educación física, (y lo que es más grave, muchos
profesores) vienen desde las ahora llamadas EPB, ESB y Polimodal con una concepción
errónea de lo que es la gimnasia, de la gran amplitud de situaciones y actividades que
abarca la misma. Y debido a la gran confusión que hay en este campo, no es nada fácil
enseñar gimnasia y muchas veces el profesor de la escuela elige trabajar con los
deportes con los que se identifica, y relega, consciente o inconscientemente, los
contenidos gímnicos a un segundo plano, o bien los abandona completamente (o al
menos eso cree él).
Alberto Langlade, en su libro “Teoría de la gimnasia” (1986), habla del “caos gimnástico”
y menciona las siguientes razones:

• No interpretar a la gimnasia como elemento del todo que es la educación física y la


educación y considerar a algunos contenidos como más importantes que otros.
• No precisar exactamente para qué y por qué hacemos gimnasia. No comprender
que las líneas o tendencias de la gimnasia tienen distintos objetivos predominantes,
que es preciso conocer acabadamente.
• No establecer claras diferencias entre los contenidos gímnicos y los pertenecientes
a las áreas de la educación estética, la del sentido rítmico y de la expresión
corporal.
• La inexistencia de una terminología común.
• Una búsqueda ansiosa de lo nuevo y original.

Muchas de estas cuestiones siguen vigentes; más aún, la confusión ha aumentado.


Basta con hablar con cualquier persona que haga musculación en el salón de máquinas
de un gimnasio, para constatar que él o ella afirma no hacer gimnasia, es decir, no sabe
que está haciendo gimnasia.
Pasa lo mismo con los que practican deportes y creen que no hacen gimnasia en ningún
momento de su sesión de entrenamiento (van a hablar de técnica, de táctica, de “hacer
físico”, pero nunca de gimnasia).

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Y ni hablar de aquéllos que practican todas las variantes que ofrece el salón de aeróbica
del gimnasio, y cuando se les pregunta si hacen gimnasia responden que no, que hacen
body pump, taebo, stretching, spinning, X-55, ritmix, etc. (aún cuando analizando
muchas de estas propuestas con nombres extranjerizantes, se ve claramente que son
formas de gimnasia, a veces novedosas, otras veces son viejas técnicas con algunos
cambios y un nombre muy llamativo, que parece que nos va a dejar en forma con sólo
pronunciarlo).

Para enseñar gimnasia hace falta conocer técnicas de una multitud de escuelas y
corrientes de diversa procedencia, y entender que la gimnasia puede relacionarse
positivamente con los otros contenidos de la educación física, colaborando con ese
desarrollo personal íntegro y crítico por el que tanto aboga la Educación Física y la
Educación en general (la gimnasia no puede aislarse de la Educación Física y la
Educación Física no puede enseñar movimientos sin la gimnasia).

Para simplificar la lista de las gimnasias más conocidas, se podrían agrupar en siete
tendencias o direcciones (Giraldes, 2001):

1) Las gimnasias tradicionales:


- sueca
- neo-sueca
- alemana
- danesa
- moderna
- natural austríaca
- rítmica
- calistenia
- jazz
- de George Hebert

2) Las gimnasias actuales: el eje paradigmático de las gimnasias actuales es la gimnasia


aeróbica, que puede considerarse una variante “indoor" (en espacios cerrados o puertas
adentro) del programa que cuantificó Kenneth Cooper. Las variantes más conocidas son
la gimnasia aeróbica de alto y bajo impacto, el combo impact y el work out o gimnasia
localizada.

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Para ofrecer variantes, surgieron diversos intentos de mezclar ritmos y técnicas de
danzas populares, con exigencias aeróbicas, coordinativas y musculares, tales como:
aerosalsa, aerolatino, tango aeróbico, hip hop, cardio-funk, etc.
Y otras propuestas que destacan la utilización de un elemento o aparato novedoso, o
inclusive mezclan técnicas provenientes de otras actividades físicas: step, spinning,
slide, aerobox, taebo, body pump, body combat, marshall training, aerokickboxing,
pilates, X-55, etc.

3) Las gimnasias deporte:


- artística
- rítmica-deportiva
- acrobática
- gimnasia aeróbica de competición

4) Las gimnasias blandas:


- eutonía
- sensopercepción
- antigimnasia de Therese Bertherat
- el método autógeno de Schulz
- el método de Feldenkrais
- el método de Matthias Alexander
- las relajaciones progresivas de Jacobson

5) Las gimnasias formativas: destinadas a niños y adolescentes en edad de crecimiento


y maduración (escolar).

6) Las gimnasias provenientes de otras culturas (diferentes de la occidental). Tienen


una interpretación totalmente diferente de lo corporal: yoga, tai chi chuan, etc.

7) Las gimnasias médicas: todas aquellas sistematizaciones del ejercicio que se utilizan
para prevenir o curar los siguientes grupos de enfermedades:
- cardiovasculares
- osteomusculares
- metabólicas
- respiratorias
- mentales

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Todas estas tendencias han dejado enseñanzas, aunque en algunos casos sea sólo
para saber “qué cosas no hay que hacer”.
Si bien parecería ser que esta diversidad de tendencias acentúa el caos gímnico de
Langlade, hay elementos que subyacen explícita o implícitamente en todas ellas, que
hacen que todas sean consideradas gimnasia y que podrían resumirse en su definición
y objetivos.
Gimnasia sería entonces ese conjunto sistemático de técnicas de distinta procedencia,
destinadas a mejorar las relaciones que existen entre el hombre, su cuerpo, el
movimiento, el medio donde la motricidad se exterioriza y los demás, que otorgan
sentido a las acciones (Giraldes, 1998).
A esta gimnasia se la considera un contenido de la Educación Física y se distingue de
otros por su SISTEMATICIDAD e INTENCIÓN de:

OBJETIVOS ESPECÍFICOS DE LA GIMNASIA

1) Brindar una amplia gama de experiencias motrices o saberes corporales, para que cada
uno produzca sus propios efectos, relacionados con el desarrollo de las capacidades
corporales:

- resistencia aeróbica
- velocidad
- fuerza muscular
- flexibilidad
- la capacidad de diferenciación
- la capacidad de acoplamiento
- la capacidad de reacción
- la capacidad de orientación
- la capacidad de equilibrio
- la capacidad de adaptación
- el ritmo

2) Enseñar las técnicas de las distintas formas de movimiento, posibilitando que sean
elaboradas gracias a un proceso de apropiación de las mismas y como resultado de una
intensa práctica.

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3) Favorecer la aplicación o uso inteligente de estos aprendizajes en situaciones motrices
de la vida cotidiana: caminar, dormir, empujar, transportar, barrer, cambiar la rueda del
auto, etc.

4) Facilitar la aplicación o uso inteligente de estos movimientos aprendidos por medio de


la gimnasia en otras situaciones motrices complejas como el juego, deporte, motricidad
acuática, etc.

5) Proponer actividades instrumentales (que sirven para alguna cosa concreta) o


expresivas, en las que la participación personal se vislumbre como un claro camino de
conocimiento de sí mismo, y en las que el intercambio entre los integrantes sea
permanente (utilidad, creatividad, conocimiento de las posibilidades y limitaciones
individuales, socialización).

6) Colaborar con los otros contenidos de la educación física en el desarrollo de habilidades,


aptitudes y conocimientos, referidos a la salud, entendiendo esa colaboración como
imprescindible para alcanzar una cultura de lo corporal.

Ya establecí una concepción de gimnasia y los objetivos generales y propósitos de la


misma, que responden a una forma de pensar la Educación Física.
Actualmente se reconocen cuatro corrientes, a cada una de las cuales les corresponde
una forma de gimnasia.
Para Giles, Molina Neto y Kreusburg Molina (2003), sintéticamente serían:

1) La Educación Físico-deportiva: su propuesta se reduce al desarrollo de las


habilidades deportivas específicas, al logro de capacidades orgánicas y a la
enseñanza de gestos técnicos. Se toman conceptos propios de la fisiología y del
entrenamiento deportivo. La educación física se vincula con la salud.

2) La Educación Psicomotriz: el acento está puesto en las teorías del aprendizaje


y del desarrollo; y se pospone así la enseñanza de contenidos propios de la
educación física. Supone que si se prioriza el desarrollo orgánico e intelectual
(percepción-conciencia), se podrá incorporar cualquier conocimiento. Se toman
conceptos de la psicología experimental y de la organización de las nociones
espaciales, temporales y objetales en relación al cuerpo.

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3) La Educación Física Pedagógica: fusiona los objetivos de las dos corrientes
anteriores buscando las raíces filosóficas y antropológicas de una educación
física necesaria e imprescindible. Se supone que, a través del cuerpo y su
motricidad, se recuperarán los valores sociales básicos perdidos.
4) La Educación Física Crítica: se identifica una cuarta corriente bastante actual
que propone lo que no plantean las tres anteriores, es decir, observar y
reflexionar acerca de las prácticas profesionales educativas.

La corriente crítica tiene por objeto de estudio a las propias prácticas; y teniendo en
cuenta que es el sujeto el que crea el medio, que todo el medio es una invención cultural,
el profesor de educación física, desde esta tendencia, transmite saberes culturales.
La gimnasia, con sus objetivos y propósitos, como la definí anteriormente, se ubicaría
dentro de esta corriente crítica, y además reconocería varios elementos que
caracterizan la lógica interna de la misma:
- las variables de la carga
- las cualidades del movimiento (dinamismo, precisión, fluidez, armonía, ritmo)
- la gimnasia como síntesis de todas las técnicas de gimnasia, como transmisora
de saberes culturales relacionados con los dos elementos anteriores y con los
otros ámbitos de la vida y los otros contenidos de la Educación Física.

Esto es lo que deberían implicar las prácticas gímnicas. Siempre ubicándonos en esta
corriente que propone reflexionar sobre nuestra práctica, deberíamos analizar un poco
el contexto sociocultural que condiciona a la gimnasia como práctica social actual (y que
favorecería el caos en la disciplina).
Actualmente, la cultura de consumo tiene un peso enorme en nuestra sociedad. Cultura
de consumo concebida como el conjunto de creencias, valores, normas, formas de ser,
etc., imperantes en el mundo globalizado de nuestros días, sobre todo gracias a las
tecnologías de la comunicación y a las necesidades de las grandes corporaciones
transnacionales financiero-industriales (Tylor, 1871, citado en Barbero González, 1998).
Nuestro espacio vital está decorado por un collage de imágenes-espejo cambiantes y
efímeras, diseñado para deslumbrar a los espectadores-actores. Vivimos en un espacio
en el que no hay tiempo para reflexiones profundas, en donde los valores son muy
volátiles y heterogéneos, y en donde una imagen vale más que cientos de palabras
(Barbero González, 1998).
La cultura de consumo conlleva a la proliferación de imágenes. José Ignacio Barbero
González (1998) sostiene que la rapidez con que estas se renuevan y el atractivo o
necesidad de jugar con las relaciones entre significantes y significados, contribuyen a
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diluir las fronteras entre lo verdadero y la ficción, entre lo real y lo virtual. Para este autor,
se genera entonces la configuración de una nueva escala de valores que condiciona y
moldea la percepción de los sujetos, las posibilidades y formas de conocer, sentir,
actuar, de aprender. Los valores más cotizados se expresan en términos de belleza,
sexualidad, sensualidad, hedonismo, ocio, último modelo, eterna juventud, etc.
Siguiendo la línea de Barbero González, coincido en que “aquellas personas y objetos
que mejor combinan estas cualidades son los más apreciados y a los que se les
atribuyen mayores probabilidades de éxito. Finalmente, y así se cierra el círculo, la
publicidad procura asociar dichos valores con cualquier cosa que se le encargue
promocionar, aunque para ello tenga que recurrir a las artimañas o montajes más
extraños o bizarros que uno pueda imaginar”.
La cultura de consumo de nuestros días dota al cuerpo de una preponderancia inusitada;
tanto, que la imagen personal es concebida como un capital que condiciona el éxito o
fracaso en la vida; y su cuidado y control emerge como algo necesario. El cuerpo es y
funciona como un agente comercial-relacional de primera magnitud. Todos somos cada
vez más conscientes de que cuestiones tan importantes de la vida como pueden ser los
lazos de amistad, las posibilidades de encontrar trabajo, el acceso a puestos de
responsabilidad y poder, o la propia autoestima, están íntimamente relacionados con el
capital físico y el modo en que lo gestionamos (Barbero González, 1998).
Pero los nuevos indicadores del capital físico ya no se miden en términos de salud, vigor
y bienestar resultantes del buen funcionamiento y armonía de órganos y sistemas, que
se manifiestan a través de cualidades como la fuerza, resistencia, agilidad, velocidad,
flexibilidad, etc. Por el contrario, tiene más que ver con la apariencia externa; esto
significa que el valor (físico y moral) de una persona depende de la lejanía o proximidad
de los modelos perfectos que son glorificados por los mass-media (ocultando su
irrealidad y sus procesos de producción (Barbero González, 1998).
Si se les pregunta a los púberes y adolescentes (y muchos adultos) de dónde sacan sus
modelos corporales, surgen la TV, revistas, cine, modelos y estrellas de la pasarela,
algún deportista. Las mujeres en mayor medida que los hombres, afirman sentirse
presionadas para vigilar, cuidar y transformar su apariencia (sea por la TV, modelos,
amigas, el entorno, la familia, etc.). En realidad, los jóvenes no hacen sino reproducir la
cultura corporal imperante en el escenario social. Sus preocupaciones reflejan sus
esfuerzos por adaptarse a las exigencias que se les imponen. Las chicas especialmente
son tan perfeccionistas que acaban enfermando (bulimia, anorexia, vigorexia, abuso de
esteroides, anabólicos y derivados, frustración por la imposibilidad de cambiar por
cuestiones genéticas, metabólicas, hormonales, etc.)

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Se genera así un efecto homogeneizador del cuerpo (que no siempre es posible),
basándose en el supuesto de que los sujetos somos todos bodybuilders, que actuamos
sobre una materia, nuestros cuerpos, que es plástica y moldeable. Y los jóvenes (y
muchos adultos) comparten la idea de que el cuerpo es fabricable, utilizando las
tecnologías disciplinarias predominantes: correr, hacer abdominales y flexiones de
brazos, comprar aparatos y cremas milagrosas, fajas y plantillas adelgazantes, pastillas
e inyecciones para adelgazar o anabolizar, disciplinas de moda del fitness, cirugías, etc.
El problema es la frustración que viene después, cuando debido a la genética y otros
factores externos que hacen a la estructura corporal, no logran “ese cuerpo” y el éxito
que el mercado les promete. Es preocupante en personalidades que se están
afianzando como los púberes y adolescentes.
Dentro de este mercado de consumo, en donde el capital físico tiene una importancia
tan grande, encontramos a la gimnasia con todas sus variantes como un agente más
que fomenta el culto al cuerpo y a la eterna juventud.
En este contexto, parecería ser que algunas formas de gimnasia reproducen la
mercantilización del cuerpo o se presentan a sí mismas como un objeto más de
consumo: desde las tendencias que surgieron como modas y que todavía hoy perduran
(aeróbics, gimnasia localizada, stretching, step, musculación, etc) hasta las nuevas
vertientes que cada año van cambiando de nombre, pero la estructura y contenidos en
sí son los mismos, cambia la fachada (slide, body pump, fight-do, hip hop, jump, x-55,
ritmix, pilates, etc).
Estas manifestaciones de la gimnasia tienen, en general, la tendencia a considerar a las
personas que las practican como a clientes y no como a alumnos, es decir que el
hincapié no está puesto en educar sino en comerciar, en tener más adeptos o clientes,
en vender todo tipo de equipos y productos necesarios para que la actividad tenga
mejores resultados, etc. Por supuesto, estas tendencias gímnicas reproducen el modelo
corporal imperante y se adaptan a la rapidez y a las demandas del mercado, ofreciendo
“cambios” constantes de la disciplina; cambios vertiginosos todos los años porque la
moda es muy voluble, y estar a la moda da estatus.
El tipo de clase que impera en esas vertientes nuevas es el que reproduce el estilo de
enseñanza comando frontal o mando directo, en donde se limita mucho la creatividad y
la posibilidad de reflexionar sobre la propia acción o motricidad. Esta no reflexión
sumada a los cambios vertiginosos en las distintas vertientes de la moda, hace que
muchos ejercicios y actividades sean inconvenientes (sea porque la actividad misma es
riesgosa, porque exige demasiado los rangos articulares, o porque el nivel de intensidad
de resistencia, velocidad, fuerza, coordinación, etc, no es acorde a todo tipo de
personas). Pero la necesidad de tener clientes hace que nadie se preocupe por orientar
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a la gente o por crear niveles de trabajo (principiantes, intermedios, avanzados, o niveles
1, 2 y 3).
Ahora ¿qué pasa con la gimnasia dentro del ámbito formal? Aquí no tengo que
asegurarme la matrícula, aquí tengo que educar. Pero la gimnasia, como práctica social
educativa ¿tiene peso como contenido? ¿O simplemente se queda en la entrada en
calor, en ser complemento o preparación física del deporte elegido por el profesor o los
alumnos, o es una forma de castigo, algo que los alumnos tienen que vivenciar/sufrir sin
la orientación adecuada para generar reflexión, comprensión, hábitos, otras actitudes
para con el cuerpo?
¿Por qué los púberes y adolescentes se niegan a hacer gimnasia en la escuela o la
hacen obligados, y en cambio van voluntariamente (y pagando una cuota) a realizar la
gimnasia extraescolar que ofrece el mercado? ¿Qué buscan fuera del ámbito formal o
qué cosas no reciben en el ámbito formal?
¿Yo, como docente, reproduzco el modelo corporal imperante, o me preocupo por
enseñar a ver y a aceptar otros valores corporales, otras capacidades y necesidades
corporales? Si la gimnasia escolar se queda en la entrada en calor, en un mero
entrenamiento que se vivencia y punto, o en una forma de castigo, la gimnasia no sería
un contenido propiamente dicho de enseñanza, sino una muleta o una forma de llenar
huecos o vacíos de la clase.
Ahora, si enseño movimientos, explico técnicas, corrijo, diferencio en niveles según las
posibilidades individuales, les doy elementos para que los alumnos puedan hacer una
gimnasia reflexiva, les permito cuestionarse y cuestionarme, y les permito crear, me
acerco a concebir a la gimnasia como un contenido educativo. Como decía antes, la
imagen corporal de moda, los estereotipos corporales imperantes, que surgen de los
mass-media, crean en las personas la necesidad de consumir lo que el mercado les
ofrece para alcanzar esa imagen y buscar soluciones rápidas. ¿No se pueden articular
en el ámbito formal algunos de los aspectos positivos de las técnicas actuales de
gimnasia y seguir educando a la vez? ¿El profesor de Educación Física da un tipo de
gimnasia en la escuela porque tiene alumnos y otro tipo de gimnasia en el gimnasio
porque tiene clientes?
A riesgo de tocar el bolsillo del profesor fuera del ámbito formal, creo que si nos
consideramos docentes tendríamos que educar en todos los ámbitos laborales, con las
limitaciones que ofrece cada uno; habría que bajar un poco la velocidad y tomarse el
tiempo de explicar, de orientar, de permitir elegir y así tomar responsabilidades sobre el
propio cuerpo. Para eso el alumno tiene que tener información orientada, y de eso se
encargan los especialistas, que en este caso serían los profesores de Educación Física.

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En base a lo anterior, y siempre desde la perspectiva del paradigma crítico, las clases
de gimnasia en las escuelas, clubes, gimnasios y otras instituciones públicas y privadas
que centren sus actividades en la motricidad, deberían rescatar el carácter educativo de
las mismas, no quedándose sólo con la mera imitación y repetición sistemática de las
técnicas de movimiento por parte de los alumnos, sino posibilitando un análisis crítico
del por qué y para qué se mueven de esta forma y no de otra; por qué repiten el
movimiento 15 veces y no 8; por qué descansan un minuto y no 10 segundos o 3
minutos; por qué deben hacerlo 3 veces por semana y no una vez cada 15 días; qué
beneficio va a obtener de esto ahora _“un placer por el movimiento no impuesto por el
médico, la familia, la sociedad o nosotros mismos” (Giraldes, 2001) -, mañana y dentro
de 20 años; y lo más importante, poder hacerlo solos si no tienen la supervisión del
profesor, ya que tendrían las herramientas básicas para lograrlo. En resumen, lograr
una cultura del cuerpo.
La Educación Física debería lograr que los alumnos entiendan que también es enseñar
gimnasia todo lo anteriormente citado.
Es difícil cambiar, pero no imposible...y una forma de hacerlo es analizando nuestras
prácticas docentes. Es un comienzo. Y que el avance sea lento o rápido depende de las
ganas, del tiempo y de la necesidad de cada uno de nosotros de superarnos como
profesionales, de sentir que realmente estamos colaborando con la formación de
nuestros alumnos, no importa de qué edad o ámbito sean.

BIBLIOGRAFÍA

- Barbero González, J.I. (1997). “La cultura del consumo, el cuerpo y la educación
física” en: revista Educación Física y Deporte. ISSN-e 0120-677X, Vol. 20, Nº. 1,
1998, págs. 9-30.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=18762
- Giles, M., Molina Neto, V., Kreusburg Molina, R., (2003). “Educación Física y
formación profesional”, en: Bracht, V. y Crisorio, R. (coord.). La Educación Física
en Argentina y en Brasil. Identidad, desafíos y perspectivas. La Plata: Al Margen.
- Giraldes, M. (2001). Gimnasia. El futuro anterior (de rechazos, retornos y
renovaciones). Buenos Aires: Editorial Stadium.
- Giraldes, M. (y col. Brizzi, H. y Madueño, J. A.) (1998). Didáctica de la educación
física. Buenos Aires: Ediciones Facula.
- Langlade, A., De Langlade, N. R. (1996). Teoría General de la Gimnasia. Buenos
Aires: Editorial Stadium.

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