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Contenido
Prólogo (para el Guardián)
Prólogo (para los PJ)
La Caza comienza
La Caza continúa
Rory, retrato de un asesino
Final A: La Ira de los Justos
Final B: ¿Qué salió mal?
Epílogo y Recompensas
Apéndices
La Hermandad Gnóstica Ecumenal
La Asociación de los Hijos de Samael
El Majestic
Dramatis Personae
Anexos
Documento 1: sobre el Satanismo
Documento 2: sobre el Paladismo
Documento 3: Carta del Padre O'Callahan a su Obispo
Documento 4a: libro de J.K Huysmans "Allá Abajo"
Documento 4b: Libro de Domenico Margiotta: "Memorias de una Ex-Paladista"
Notas Históricas
Los PJ van a tener su tan ansiada oportunidad de reventar la guarida de unos sectarios
dedicados al típico sacrificio-humano-con-invocación-de-perversa-entidad-tenebrosa.
Von Steinbach precisa un hijo varón, puro, no bautizado, de cierta edad, para su próximo
ritual de rejuvenecimiento, que tendrá lugar dentro de 10 años. Convenció a los socios de la
AHS de que cierta inmigrante polaca tenía una marca especial que la señalaba como la futura
Gran Sacerdotisa y Esposa de Samael e hizo que la raptaran. La joven se llama Alice
Mankjewic. Tras drogarla e hipnotizarla, Steinbach hizo que Alice contactase con su familia
para hacerles creer que se había marchado por propia voluntad y así evitar el peligro de una
investigación policial. Posteriormente, en el transcurso de una ceremonia llena de
simbolismos y demás parafernalia, la dejó embarazada.
Alice quedó recluida en un apartamento bajo la custodia del segundo de la AHS, un irlandés
alcohólico y brutal llamado Rory McKimball, a quien su "cargo" de Vicevicario de Samael se
le ha subido a la cabeza.
Todo marchaba tan ricamente cuando ocurrió la catástrofe: la católica madre de Rory
comentó al párroco sus inquietudes acerca del "niño", metido en sectas y supersticiones. El
párroco acudió a echar un rapapolvo a Rory y éste, lleno de celo, le dio una paliza de
impresión.
Pero el párroco tiene un primo, Patrick O'Callahan, con contactos en el hampa y una visión
de la vida muy distinta de la mansa resignación cristiana del sacerdote. Quiere saber quién lo
ha hecho, por qué, y luego partirle el alma. Es aquí donde intervienen los PJ, ya que Patrick
ha conseguido que su primo (que se ha negado a revelarle nada más) le mencione algo sobre
una secta blasfema. Supersticioso, prefiere que sean expertos los que se hagan cargo, al
menos de momento.
Esto se ha complicado con un imprevisto: hace poco, Alice ha dado a luz... una niña.
Steinbach no se ha sentido complacido, pero los planes que tenía para la recién nacida (todos
repulsivos) se han visto truncados por la estupidez de Rory, quien, borracho, dejó que Alice
intentase escapar. Alice no tuvo suerte, pero aprovechó un momento de lucidez para bautizar
a su hija. Rory, en venganza, las apaleó a ambas, matando al bebé y sumiendo a la madre en
un profundo estado de shock del que no se ha recuperado.
Esto aun complació menos a Steinbach. Es más, le ha sentado tan mal que ha decidido
librarse del inútil de Rory y los demás incompetentes de la AHS, eliminando de paso a Alice.
Para ello piensa organizar una ceremonia en la que Alice, por infiel y traidora a Samael, será
sacrificada. Rory la oficiará en la "casual" ausencia de Steinbach.
Un inconveniente mortal.
A su primo, el Padre Peter O'Callahan, lo apaleó hace una semana un mal nacido. No era
nadie de sus "conocidos" (referencia al resto del hampa), y su primo dijo que le prohibía
vengarse. Lo único que sacó en claro es que el responsable tenía que ver con una secta de
adoradores del diablo o algo así. Eso está fuera de su mundo y quizá el PJ sería tan amable
de hacerle el favor de investigarlo, o, por lo menos, intentar convencer a su primo de que se
deje de historias y le permita arreglar las cuentas a ese hijo de mala madre.
Entre la información que puede dar está que su primo es párroco de St. Andrews, que está
ingresado en el Hospital General, cama 412. Les pide que si averiguan algo de interés, se lo
transmitan.
También comenta que eso de las sectas y las logias nunca le ha gustado ("es típico de los
italianos"), y que ya tiene bastante con los chalados de la Hermandad Náutica Catecumenal o
como se llame, con esas charlas y reuniones sobre ocultismo en su local. Quizás uno de ellos,
un tal van Haalen, pueda ayudar a los PJ.
A los PJ les interesa aceptar. En estos tiempos de plena Gran Depresión, que alguien como
O'Callahan te deba un favor es mejor que el dinero contante y sonante. No son momentos de
andarse con escrúpulos.
La caza comienza
Los PJ pueden acudir a la Biblioteca Pública, a la Universidad de Harvard o a cualquier otra
institución en busca de información acerca de las sectas norteamericanas, visitar al Padre
O'Callahan, o asistir a una reunión de la Hermandad Gnóstica Ecumenal.
1. Las bibliotecas
Esta investigación lleva un mínimo de dos días y requiere tiradas de Buscar Libros,
Historia y Ocultismo, pero no conduce a ninguna parte: la HGE y la AHS son
demasiado recientes (el Guardián puede, no obstante, aprovechar para incluir pistas,
libros y documentos que enriquezcan la aventura y satisfagan el ego de los PJ).
El sacerdote ha recibido una monumental paliza, que incluye varias costillas rotas y
moretones por todo el torso y cabeza. Suele estar acompañado del anciano Padre
Connolly, que le ayuda a leer el breviario y atiende a otros pacientes del hospital. Junto
a su mesa hay un ramo de flores frescas.
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El Padre O'Callahan apenas puede hablar, pero deja muy claro que no piensa decir
nada (secreto de confesión, explica Connolly). Enseguida se da cuenta de que les envía
su primo Patrick. Sin embargo, si los PJ mencionan su interés en las sectas y expresan
su preocupación de que puedan hacer daño, O'Callahan escribirá en una cuartilla que
"si son cristianos, o simple gente de bien, me harán un gran favor enterándose de si hay
alguna secta cerca de mi parroquia y me cuentan todo lo que descubran". Si aceptan,
les dirá que tiene algunas notas en su cuarto de trabajo, en la Vicaría de St. Andrews, y
escribirá una nota para el Padre Shannon, su sustituto.
Mientras los PJ están de visita, llega una mujer mayor con un patético ramo de
margaritas. Es evidente que los PJ la asustan porque deja el ramo y se marcha
apresuradamente. El Padre O'Callahan hace gesto de retenerla, pero la anciana ya se ha
ido. Esta anciana es Anne McKimball, la madre de Rory. Viene todos los días al
hospital para traer flores al párroco, sabedora de que su hijo fue el responsable. Las
enfermeras de recepción saben su apellido. El padre Connolly lo ignora, y el Padre
O'Callahan, discreto, se refiere a ella como "una buena feligresa" pero evita decir su
nombre. Si algún PJ decide seguirla lo tiene sencillo: Mrs. McKimball va directamente
a su casa a pie.
3. Van Haalen
El dueño del Majestic se encarga de que los PJ que lo deseen se encuentren presentes
en la primera reunión que haya de la HGE. La sesión parece consistir en una serie de
charlas y conferencias más o menos tediosas sobre teosofía, naturismo y "búsqueda del
yo", seguidas de una fiesta con música donde la gente aprovecha para socializar. El
ambiente es bastante frívolo y da la impresión de que las conferencias son sólo una
excusa. O'Callahan lleva a los PJ hasta uno de los conferenciantes y lo presenta como
el Profesor, Sabio y Teofoso Van Haalen ("Teósofo" dice el hombrecillo, irritado).
Rutger van Haalen lleva una barba sin bigote, a lo bóer, y parece más una rata de
biblioteca que un patriarca. Ostenta un medallón y varios anillos con símbolos
ocultistas, pero no impresiona a nadie. Si los PJ mencionan algo sobre sectas
reaccionará con insospechada energía y se esforzará en dejar claro que la HGE es "una
asociación puramente altruista sin otro fin que el de armonizar las consciencias y
promover la comunicación entre todos los seres humanos". Se nota su acento
extranjero cuando habla y también que el tema debe molestarle bastante.
Si los PJ le aseguran que sus preguntas no tienen nada que ver con la HGE, van Haalen
se tranquiliza y se presta a responder a sus consultas. Conoce toda la información que
puede encontrarse en las bibliotecas y la transmite con gusto, junto con muchos
términos técnicos. Reconoce haber oído hablar de algunas sectas raras de Boston,
aunque piensa que si los PJ quieren estudiar sectas contemporáneas les aprovechará
más viajar a Nueva York o a Nueva Orleans. Allí encontrarán cosas como la Santería,
el Vudú, los adoradores del Diablo... Por su parte, prefiere no inmiscuirse en los
asuntos de esas gentes, que suelen ser "demasiado susceptibles..."
Por cierto, ¿no les apetecería apuntarse? La cuota de entrada es muy accesible...
Rutger van Haalen es en realidad Rolfe von Steinbach, por supuesto, y toda esta farsa
le está divirtiendo sobremanera. El Guardián debe esforzarse en presentarlo como una
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especie de erudito medio chalado y completamente inofensivo. Es más, su intención es
conseguir que los PJ confíen en él y emplearlos para asegurarse de que Rory y los
otros de la AHS no escapan de su trampa. Ya se encargará luego de los PJ.
Si los PJ confían en van Haalen y tardan más de tres días en localizar a McKimball,
pásese al "Final B": ¿Qué salió mal?.
La caza continúa
El Padre Shannon
Para concretar sus datos, los PJ deberían acudir a la Parroquia de St. Andrews. Les recibe el
Padre Shannon, un sacerdote joven que sustituye a O'Callahan. Sabe lo de la paliza del
párroco, pero ignora quién lo hizo o por qué, aunque ha oído decir que el Ku-Klux-Klan odia
tanto a los católicos como a la gente de color. No sabe nada de sectas y se muestra muy
preocupado de que pueda haber algo así en la parroquia. Informará al obispo al respecto.
Shannon sabe que una feligresa anciana sube todos los días con flores al hospital, pero no
cómo se llama (es nuevo aquí). Le parece normal, pues muchos otros feligreses han ido a
visitar a su párroco y es corriente que pregunten todos los días por él. El Padre O'Callahan es
muy querido.
No permitirá a los PJ que investiguen en la vicaría ni en las habitaciones del padre O'Callahan
sin un permiso de éste.
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Su Reverendísima Eminencia:
Le remito esta apesadumbrada súplica por haber descubierto que alguno de mis feligreses se
ha descarriado por el camino más amargo y doloroso, estando, según parece, en pactos con
el Enemigo de todo Bien. Me alarma y entristece el tener que comunicarle que han llegado a
mí rumores concernientes a la existencia de una secta satánica (Dios y Nuestra Señora nos
guarden de todo mal) en mi parroquia. Mi ignorancia en estos temas me impide saber cuáles
son las correctas medidas a tomar en casos semejantes. Por eso le ruego que lo ponga en
conocimiento de algún miembro del Santo Oficio para que me ayude y aconseje.
Entretanto, me esforzaré en recurrir a todos los recursos a mi alcance para atajar este grave
mal.
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