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INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE N°41

PROFESORADO DE HISTORIA
GEOGRAFÍA I. GEOGRAFIA SOCIAL.
SEGUNDO AÑO DIVISION SEGUNDA
PROFESORA: CARABEL LIDIA.
ALUMNOS: MAIRA DURANDO
JUAN PABLO ARMENIO
MANUEL VAAMONDE
MANUEL CAMPILLO

Trabajo Practico 4 – Cunill Graw


Cambios espaciales geohistóricos latinoamericanos por explotación y sobreexplotación de
recursos naturales no renovables. (período 1930/90).
Desde el modelo centro-periferia hasta el nuevo orden mundial, se han explotado y sobreexplotado
recursos naturales no renovables. Debido a que estos recursos, cada vez más escasos, son
protegidos por leyes ambientalistas en las naciones industrializadas, las actividades de extracción y
transformación se realizan en las llamadas “periferias”
Después de la crisis de los años 30 se produce en Latinoamérica un proceso de industrialización e
intensa explotación petrolera y minera, que genera daños en el ambiente natural y en el paisaje
silvestre. Los paisajes mineros de ese mismo período eran extensas conformaciones de hábitat de
medianos y pequeños mineros independientes con pueblos de mediana a baja extensión. La
tendencia en este período era hacia el agotamiento del recurso, pero con poblaciones estables.
En cambio, en los campamentos de las grandes compañías estadounidenses y europeas
(especialmente 1930/70), había gran movilidad de población local debido a su carácter de
establecimiento transitorio. Fue brusca la contracción de los espacios mineros tradicionales ante las
nuevas modalidades de explotación, desapareciendo cientos de poblados geohistóricos de
pequeña y mediana minería, donde las modalidades tradicionales de la minería habían logrado
avances de poblamiento relativamente consolidado en las zonas más inhóspitas y peligrosas
(salitre chileno).
En todos los países latinoamericanos se consolidaron durante este período los espacios
geohistóricos de las grandes explotaciones mineras, tanto de capitales foráneos como locales,
impulsados por las demandas de los países industrializados.
En Bolivia, la elevada transferencia de los recursos hacia el extranjero y la alta concentración de la
actividad minera, en puntos específicos no irradió la conformación de nuevos espacios productivos
en zonas deprimidas económica y socialmente. Los procesos de gestación de nuevos espacios
geohistóricos por la irrupción de grandes empresas foráneas y la introducción de tecnologías, más
destructivas del ambiente, se definieron especialmente en la explotación del hierro, cobre, zinc y
aluminio y oro.
En referencia al cobre chileno, la extracción llegó a representar el 18% de la producción mundial de
ese metal, fundamentalmente de la mano de capitales extranjeros, sobre todo norteamericanos.
Ante esto se perdió la importancia geohistórica, de los paisajes productivos de la mediana y
pequeña minería.
La magnitud de expoliación de los paisajes de los diversos países latinoamericanos, donde se
produjo extracción minera en manos de productores foráneos, es evidente al registrarse de 1959 a
1974, una producción de 334 millones de toneladas, de las que se exportó el 98% en su estado
natural.
Complejas y lentas son las transformaciones geosociales que acompañan a los procesos de
nacionalización de los enclaves mineros.
En América Central, estos cambios, posibilitaron importantes transformaciones paisajísticas y el
desarrollo de sus respectivas producciones.
Durante el período estudiado, los múltiples espontáneos desarrollos mineros han ocasionado
cambios espaciales negativos e impactos de planificación sobre aguas, biodiversidad y salud
humana, dañando sitios cercanos a las grandes ciudades.
En Venezuela se introdujo tempranamente la política urbanística de las ciudades petrolíferas
planificadas. Otros campamentos petroleros se convirtieron en ciudades abiertas, incorporándose
paulatinamente los barrios sub-integrados. Ello produjo, formas desordenadas y anárquicas en los
paisajes geohistóricos. Posteriormente, por problemas de agotamiento de los pozos, o de la
automatización de la extracción, las problemáticas de esos espacios geohistóricos, con su
extraordinaria complejidad, fueron transferidas al estado con la nacionalización del petróleo.
En Argentina, se transformaron sitios que permanecían virtualmente vírgenes en la Patagonia.
Los espacios hidroeléctricos, han llevado energía eléctrica al desenvolvimiento latinoamericano con
la alteración de los paisajes productivos en las inmediaciones, destacándose la formación de
embalses y las deforestaciones masivas en los espacios selváticos. Sin embargo, estas
alteraciones son menores a las que se dan por la extracción de petróleo, gas natural o carbón.
Mención especial merecen los gravísimos daños ambientales producidos por el uso de leña y
carbón vegetal, como fuente de energía de poblaciones rurales, con deforestaciones masivas,
deterioro de suelos e inicio de procesos de desertificación.

Resumen:

Entre 1930 y 1990, en Latinoamérica, se llevó a cabo un proceso de industrialización relacionado


con la minería, la explotación y la sobreexplotación de recursos no renovables. Este proceso
económico, cambió los paisajes urbanísticos y rurales alterando el medio ambiente y generando
pobreza y desempleo, al excluir a las clases populares de este nuevo proceso productivo,
financiado en gran medida por capitales extranjeros.
Los espacios hidroeléctricos han cumplido su objetivo de proveer energía eléctrica al
desenvolvimiento económico latinoamericano.
Graves problemas ambientales han desencadenado el tradicional uso de la leña o el carbón
vegetal como fuente de energía; así como por la utilización del petróleo, gas natural y
termoelectricidad.
Los arcaísmos paisajísticos geohistóricos energéticos han contribuido al deterioro ambiental
latinoamericano

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