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Funciones generales de los lóbulos cerebrales

Mariel Margarita Rodriguez Pineda

Los lóbulos cerebrales son regiones anatómicas y funcionales del cerebro humano
que se dividen en diferentes áreas según sus características y funciones
específicas. El cerebro humano está dividido en cuatro lóbulos principales: el lóbulo
frontal, el lóbulo parietal, el lóbulo temporal y el lóbulo occipital. Cada uno de estos
lóbulos desempeña un papel importante en diversas funciones cognitivas y
sensoriales.

Lóbulos frontales
Los lóbulos frontales son una región del cerebro que se encuentra en la parte
anterior al surco central, y desempeñan un papel crucial en la planificación y
ejecución de comportamientos aprendidos e intencionales, así como en la
regulación de funciones inhibidoras. En los lóbulos frontales se encuentran varias
áreas que cumplen funciones distintas:

● Corteza Motora Primaria: Situada en la porción posterior del giro precentral,


esta área controla los movimientos de las diferentes partes del cuerpo. Cada
lado de la corteza motora primaria controla los movimientos del lado contrario
del cuerpo, en lo que se denomina un "homúnculo motor". Lesiones en esta
área pueden resultar en debilidad o parálisis en el lado opuesto del cuerpo.
● Corteza Frontal Medial: También conocida como área prefrontal medial, esta
región es importante para la vigilia y la motivación. Lesiones en esta área
pueden causar apatía, falta de atención y respuestas lentas.
● Corteza Orbitofrontal: Esta área modula los comportamientos sociales.
Lesiones en la corteza orbitofrontal pueden llevar a cambios emocionales,
falta de consideración por las consecuencias de las acciones y alteraciones
en la interacción social.
● Corteza Frontal Posteroinferior Izquierda (Área de Broca): Esta área
controla la producción del lenguaje expresivo. Lesiones en esta zona pueden
resultar en afasia de expresión, que implica dificultades para expresar
palabras de manera coherente.
● Corteza Frontal Dorsolateral: También conocida como área prefrontal
dorsolateral, está involucrada en la manipulación de información muy
reciente, lo que se denomina memoria operativa. Lesiones en esta área
pueden afectar la capacidad de retener y procesar información en tiempo
real, como realizar tareas de memoria secuencial.

En general, los lóbulos frontales desempeñan un papel fundamental en una


variedad de funciones cognitivas, emocionales y sociales. Las lesiones en estas
áreas pueden tener efectos profundos en la personalidad, el comportamiento, el
lenguaje y la toma de decisiones de una persona.
Lóbulos parietales

Corteza somatosensitiva primaria: se encuentra en el giro poscentral de los


lóbulos parietales anteriores y se encarga de integrar los estímulos relacionados con
el tacto y las sensaciones físicas para reconocer y recordar aspectos como forma,
textura y peso de los objetos. Esta corteza recibe información de un lado del cuerpo
y es responsable de la percepción somatosensorial contralateral. Las lesiones en el
lóbulo anterior pueden llevar a dificultades en el reconocimiento táctil de objetos
(astereognosia).

Áreas posterolaterales al giro poscentral: tienen un rol en la percepción de


relaciones espaciales y combinan esta información con otras sensaciones para
crear la conciencia de la trayectoria de objetos en movimiento. También juegan un
papel en la propiocepción, que es la percepción de la posición de las partes del
cuerpo en el espacio.

Lóbulo medioparietal del hemisferio dominante:ciertas partes participan en


habilidades como el cálculo, la escritura, la orientación izquierda-derecha y el
reconocimiento de los dedos de la mano. Lesiones en el giro angular pueden
ocasionar dificultades en la escritura, el cálculo, problemas de orientación y
alteraciones en la denominación de los dedos (síndrome de Gerstmann).

El lóbulo parietal no dominante:integra la información del lado opuesto del cuerpo


con el entorno circundante, permitiendo que las personas sean conscientes del
espacio a su alrededor. Esto es crucial para capacidades como el dibujo. Lesiones
agudas en el lóbulo parietal no dominante pueden resultar en falta de atención hacia
el lado contrario del cuerpo, llevando a una disminución de la conciencia de esa
parte del cuerpo, su entorno y cualquier lesión asociada (anosognosia). Por ejemplo,
pacientes con lesiones significativas en el lóbulo parietal derecho pueden negar la
parálisis en el lado izquierdo. Lesiones más pequeñas pueden provocar la pérdida
de la habilidad para llevar a cabo tareas motoras aprendidas (como vestirse o
realizar tareas familiares), lo que se llama apraxia espacial-manual.
Lóbulos temporales
Los lóbulos temporales integran:

● la percepción auditiva
● los componentes receptivos del lenguaje
● la memoria visual
● la memoria declarativa (fáctica)
● la emoción

Los pacientes con lesiones del lóbulo temporal derecho habitualmente pierden la
capacidad para interpretar los estímulos auditivos no verbales (p. ej., la música). Las
lesiones del lóbulo temporal izquierdo interfieren mucho con el reconocimiento, la
memoria y la formación del lenguaje.

Lóbulos occipitales
Dentro de los lóbulos occipitales se encuentran:

● Corteza Visual Primaria: Esta región es responsable de procesar la


información visual inicial proveniente de los ojos. Aquí se lleva a cabo el
proceso básico de reconocimiento y análisis de patrones visuales. Las
lesiones en esta área pueden dar lugar a una forma de ceguera cortical en la
que los pacientes son incapaces de reconocer objetos visualmente. En el
síndrome de Anton, una variante de esta ceguera cortical, los pacientes no
son conscientes de su déficit visual y a menudo describen incorrectamente lo
que están viendo.
● Áreas Visuales de Asociación: Estas áreas están relacionadas con la
interpretación y la comprensión de la información visual más compleja. Aquí
se integran diferentes aspectos de la visión para formar una percepción más
completa y significativa del entorno.

Las crisis epilépticas que afectan el lóbulo occipital pueden generar alucinaciones
visuales. Estas alucinaciones a menudo toman la forma de patrones de colores
superpuestos o líneas en el campo visual opuesto al lado afectado.
En resumen, los lóbulos occipitales del cerebro contienen la corteza visual primaria
y áreas visuales de asociación. Las lesiones en la corteza visual primaria pueden
llevar a la ceguera cortical y el síndrome de Anton, mientras que las crisis
epilépticas en esta región pueden provocar alucinaciones visuales, como líneas y
patrones de colores.
Lóbulo límbico

El lóbulo límbico, o sistema límbico, comprende estructuras cerebrales que


interactúan con diversas áreas del cerebro y participan en comportamientos
complejos y relacionados, como la memoria, el aprendizaje y las emociones. Las
lesiones que afectan a esta región suelen resultar en varios tipos de déficits.

En pacientes con focos epileptógenos en las partes mediales del lóbulo temporal
relacionadas con las emociones, se observan convulsiones parciales complejas.
Estas convulsiones se caracterizan por sentimientos incontrolables y alteraciones en
aspectos neurovegetativos, cognitivos o emocionales. En algunos casos, se
producen cambios en la personalidad, como la falta de sentido del humor, una
orientación hacia la religiosidad filosófica y manifestaciones obsesivas. Además,
estos pacientes pueden experimentar alucinaciones relacionadas con el sentido del
olfato y mostrar hipergrafía, que es una compulsión por escribir en exceso.

En resumen, el sistema límbico comprende estructuras cerebrales que desempeñan


un papel crucial en comportamientos complejos como la memoria, el aprendizaje y
las emociones. Las lesiones en esta región, especialmente en el lóbulo temporal
medial, pueden dar lugar a convulsiones parciales complejas y una variedad de
cambios emocionales y cognitivos, como alteraciones en la personalidad,
alucinaciones olfatorias e hipergrafía.

En conclusión, los lóbulos cerebrales son divisiones anatómicas fundamentales en


el cerebro humano, cada uno de los cuales desempeña un papel crucial en diversas
funciones cognitivas y comportamentales. A lo largo de la evolución, la
especialización de estos lóbulos ha permitido a los seres humanos desarrollar
capacidades complejas como el pensamiento abstracto, la planificación, la memoria,
la percepción sensorial y el control motor

Aunque esta división en lóbulos es útil para comprender las áreas generales de
función, es importante tener en cuenta que el cerebro está altamente interconectado
y que las funciones cognitivas a menudo involucran la colaboración de múltiples
áreas cerebrales. Los lóbulos cerebrales no operan de manera aislada, sino que
trabajan en conjunto para producir comportamientos y procesos mentales
complejos.

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