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Si la lesión afecta la parte anterior del lóbulo frontal, puede ocurrir lo siguiente:
La lesión en la parte delantera de uno de los lóbulos parietales causa insensibilidad y altera
las sensaciones en el lado opuesto del cuerpo. Las personas afectadas tienen dificultad para
identificar la localización y el tipo de sensación (dolor, calor, frío o vibración). Las personas
pueden tener dificultades para reconocer objetos mediante el tacto (es decir, por su textura y
forma).
Si se daña la parte media, la persona no distingue el lado derecho del izquierdo (lo que se
llama desorientación derecha-izquierda) y tiene problemas con el cálculo y la escritura. Es
posible que tenga problemas para determinar dónde se encuentran partes de su propio
cuerpo (un sentido llamado propiocepción).
Si ciertas áreas del lóbulo temporal derecho están dañadas, se ve afectada la memoria para
los sonidos y la música. En consecuencia, las personas pueden tener problemas para cantar.
Si se lesionan ambos lados del lóbulo occipital, la persona afectada no puede reconocer
objetos con la vista, aunque sus ojos funcionen con normalidad. Este trastorno se llama
ceguera cortical. Algunas personas con ceguera cortical no se dan cuenta de que no pueden
ver. En lugar de reconocerlo, con frecuencia elaboran descripciones de lo que ven (lo que se
denomina confabulación). Este trastorno se denomina síndrome de Anton.
Las convulsiones que se originan por la lesión en el área del lóbulo temporal en el lóbulo
límbico por lo general duran solo unos minutos. Al principio, es posible que la persona no sea
capaz de controlar sus sentimientos o de pensar con claridad. Es posible que perciba olores
desagradables que no existen (un tipo de alucinación). Puede parecer aturdida e inconsciente
de su entorno y realizar movimientos automáticos, como tragar repetidamente o chasquear
los labios. Durante la convulsión, algunas personas experimentan cambios de personalidad
como falta de humor, religiosidad extrema y obsesión. Las personas también pueden presentar
una imperiosa necesidad de escribir.
3. Situar todas las estructuras del sistema límbico y su función.
1. Hipocampo
2. Amígdala cerebral
3. Tálamo
El tálamo se define como la estructura cerebral situada encima del hipotálamo. Todos los
estímulos sensoriales (menos el olfato) pasan por esta zona de nuestro sistema límbico para
después ser derivados a zonas más específicas. Esta parte de nuestro cerebro tiene la función
principal de comportarse como núcleo de conexión y asociación de estímulos e información de
carácter emocional.
4. Hipotálamo
5. Ganglios basales
Los ganglios basales participan de forma indirecta en el sistema nervioso emocional, estos se
encargan de gestionar nuestras respuestas motoras (gestos o expresiones) relacionadas con
los estados emocionales producidos por las otras partes del sistema límbico.