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PATOLOGIA DE LA CONCIENCIA
TRASTORNOS CUANTITATIVOS DE LA CONCIENCIA
HipervigiIancia (Hipervigilia):
Se trata de un aumento del nivel de conciencia acompañado de hiperactividad
psicomotora, verbal y sensación subjetiva de “claridad mental” (mayor captación de
estímulos) aunque con un rendimiento ineficaz. Puede ir acompañada de distorsiones de
la atención.
Este tipo de alteraciones suelen ir ligadas con gran frecuencia a cuadros tóxicos (ingesta
de anfetaminas o alcohol), fases maniacas y también en otros trastornos mentales
orgánicos.
Obnubilación
A pesar de que es un trastorno de la claridad, hemos decidido clasificarla en los trastornos
cuantitativos de la conciencia, siguiendo a Lishman, para el que la obnubilación
representa el estadio menos severo de deterioro de la conciencia en un continuum que
iría desde el máximo grado de alerta al coma. Se considera el más leve estado de
alteración en el pensamiento, atención, percepción y memoria. El sujeto presenta una
reducida capacidad de captación del entorno. Encajan en este estado tanto el inicio del
sueño normal como la alteración leve de la conciencia, producto de una causa orgánica,
aunque entre ambas situaciones hay diferencias notables: por ejemplo, en la segunda de
ellas, el sujeto puede estar agitado o excitable, en lugar de la tranquilidad del sueño
fisiológico. El término obnubilación es usado pues, para un estado de alteración de la
conciencia (no de la vigilancia pero si de la claridad), con o sin agitación y con dificultad
en la atención y la concentración. Puede encontrarse formando parte del déficit cognitivo
que puede observarse en la esquizofrenia y en general en aquellas situaciones que
cursen con deterioro cognitivo.
Somnolencia
Es el siguiente nivel en la pérdida cuantitativa de la conciencia. El sujeto está todavía
despierto pero puede quedarse dormido enseguida si se libra de estimulación sensorial.
Las acciones que puede realizar son muy lentas, el habla es en mayor o menor grado
disártrica y subjetivamente está dormido. Cuando este cuadro es debido a una causa
patológica no se le puede sacar de su estado tras estimulación y la entrevista con el
paciente es imposible. Es frecuente tras sobredosificación de sustancias depresoras del
SNC, aunque no es específica de ninguna causa.
Sopor
Aquí el sujeto ya está inconsciente, aunque puede parecer mínimamente consciente, de
forma momentánea, ante estímulos de gran intensidad. Los reflejos y el tono muscular
están muy disminuidos y la respiración es lenta y profunda.
Coma
En este estado el sujeto no responde en absoluto a ningún estímulo, está profundamente
inconsciente. Si progresa, evoluciona a la muerte cerebral.
TRASTORNOS CUALITATIVOS DE LA CONCIENCIA
Suelen estar siempre asociados a cierto grado de alteración de tipo cuantitativo que, a su
vez, puede variar a lo largo del tiempo. Es lo que se llama fluctuación del nivel de
conciencia, que es una propiedad asociada a determinadas alteraciones de la misma. Es
característico en el delirium que el sujeto muestre mayor desorientación, alteración del
humor y de la percepción, con ilusiones y alucinaciones durante la noche, encontrándose
con mayor lucidez durante la mañana; también es frecuente observar momentos de gran
agitación, con actividad alucinatoria y delirante seguidos de otros de relativa calma en los
que puede llegar a recuperarse en parte la orientación y la capacidad atencional. Además
del delirium, la fluctuación está presente en otros cuadros, como la intoxicación con
determinadas drogas y algunos tumores cerebrales.
Confusión-delirium
Confusión es un término imprecisamente definido y ampliamente manejado que hace
referencia a la incapacidad para distinguir lo real de lo imaginario, por lo que a menudo es
identificado con el onirismo y de hecho el sujeto confuso verbaliza con frecuencia
contenidos imaginarios. Pero, parece más adecuado definir la confusión como la pérdida
de la capacidad para tener un pensamiento claro y coherente, ya que es así como la
entienden la mayor parte de los autores en la actualidad. Aparece normalmente en los
trastornos orgánicos, tanto agudos como crónicos, aunque también puede ocurrir en las
psicosis funcionales e incluso en los trastornos neuróticos, acompañando a emociones
intensas. El término "estado confusional agudo" es usado normalmente como sinónimo de
"psicosíndrome orgánico agudo", que la American Psychiatric Association en su Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales denomina "delirium" y que consiste
en una reducción en la claridad con que se percibe el entorno. Lishman (7), en cambio,
restringe el significado del término delirium a la alteración de la conciencia que cursa con
anormalidades de la percepción y el afecto. Berrios (4) resalta que el término confusión
fue introducido en las últimas décadas del siglo XIX y que hacía referencia a un síndrome
general que se caracterizaba por pensamiento caótico y alteración cognitiva, del que el
delirium era sólo una subcategoría. Así pues, hechas estas consideraciones adoptaremos
la ausencia de distinción que existe en las nuevas nomenclaturas entre estados
confusionales y delirium.
El cuadro clínico del delirium se repite de forma similar en todos los sujetos y es, hasta
cierto punto, independiente de la causa; por ello se consideró una respuesta preformada
del cerebro humano prácticamente desde el inicio de su descripción clínica, que podemos
documentar en los comienzos del siglo XIX, cuando Georget llamó a este cuadro delirio
agudo, aunque durante un tiempo se creyó que siempre se asociaba a cuadros febriles.
Posteriormente, se denominó, entre otras: confusión alucinatoria aguda, delirio confuso-
onírico, reacción exógena aguda y delirium. El término "reacción exógena", acuñado a
principios de siglo por Bonhoeffer (8), ha llegado hasta nuestros días, aunque se presta a
ciertos equívocos, ya que lo exógeno para él era lo externo al psiquismo, tanto el entorno
como el propio cuerpo, al que identificaba como causante de dichas reacciones psíquicas.
También se les ha llamado psicosis sintomáticas, orgánicas, tóxicas, etc.
Las características comunes del cuadro clínico serían las siguientes: inicio rápido (en
horas o días), falta de sistematización delirante, duración relativamente corta y posibilidad
de restitutio ad integrum. La DSM-IV distingue cinco apartados para clasificar el delirium,
según sea debido a una causa general médica, a una intoxicación, a una abstinencia, a
múltiples etiologías o a causa no especificada. Viene definido por cuatro criterios, los tres
primeros son comunes, independientemente de la causa (que se recoge en el cuarto
criterio):
Alteración de conciencia (claridad o percepción del entorno reducida) con capacidad
reducida para centrar, sostener o cambiar la atención.
Cambio de cognición (como déficit mnésico, desorientación, trastornos del lenguaje) o
desarrollo de alteraciones perceptivas que no guardan relación con una demencia.