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Tradicionalmente ha existido una incongruencia entre la definición de conciencia y la caracterización de su

patología, que se restringe a aquellos cuadros que afectan la vida consciente en su conjunto, ya sea por un
descenso del nivel o por una desorganización de sus contenidos. Hay una forma elemental de conciencia
(conciencia primaria, para el primero, o central, para el segundo) de una forma compleja (conciencia de
orden superior o ampliada, respectivamente). Las enfermedades que afectan a la conciencia primaria
producen trastornos globales, pues afectan a la conciencia en su conjunto. Los trastornos de la conciencia
superior producen perturbaciones parciales, que involucran mayormente a la autoconciencia, aunque
también incluyen las distorsiones y engaños perceptivos.

La conciencia como objeto de estudio de la psiquiatría ha sido motivo de múltiples investigaciones. No


obstante, existe una cierta imprecisión en los manuales de la especialidad al tratar de relacionar la definición
de la conciencia con su patología. Muchos se preguntan por qué en el capítulo dedicado a la conciencia se
estudia el coma, por ejemplo, y no se habla de la conciencia de enfermedad. Si la conciencia se define a
menudo como una cualidad excelsa del ser humano, ¿por qué su patología se limita a una grosera pérdida
de conocimiento?

El estado de conciencia (también, estado de consciencia o vigilia) es aquel en que se encuentran activas las
funciones neurocognitivas superiores. Determina la percepción y el conocimiento del mundo psíquico de
cada persona y del mundo circundante.

Generalidades

Existen muchos fenotipos en el estado de consciencia. Ejemplos claros son el estado de sueño y el estado de
vigilia.

Los estados de consciencia alterados (o modificados) muestran la existencia de niveles o fases de vigilia
distintas. Estos niveles distintos pueden ser inducidos y alterados de forma artificial o ser producto de otras
causas.

 Pueden ser inducidos mediante drogas o alucinógenos o por una práctica, como discusión,
autosugestión, deporte, hipnosis, meditación, pranayama, arengar, etc.

 Pueden ser producto de una patología, agotamiento, ayuno, deshidratación, esquizofrenia,


intoxicación, manía, insomnio, privación de sueño, etc.

Los estados ordinarios de la consciencia

Los fisiólogos distinguen los siguientes estados normales de consciencia:

 La vigilia, estado de alerta caracterizado por un conocimiento permanente de sí mismo y de su


entorno. Es una etapa de actividad.1
 El sueño, que a su vez se divide, para su estudio, en dos grandes etapas:
o El sueño lento o sueño de ondas lentas (SOL).
o El sueño REM o sueño MOR (sueño con movimientos oculares rápidos), etapa en la cual se
presentan con mayor frecuencia los sueños, es decir, las imágenes oníricas o
ensoñaciones.

Algo importante para recordar es que no debemos confundir estados mentales con estados de consciencia.
Las alteraciones de la consciencia

La alteración de la consciencia es una constante que aparece en la mayoría de los problemas psiquiátricos y
en gran cantidad de problemas médicos. En su estado normal, la consciencia permite al sujeto dar una
respuesta apropiada a los estímulos sensitivos y sensoriales. Sobre todo a las más complejas: los estímulos
verbales, como escuchar, y las espaciales, como conducir. Difiere de la vigilia, en que la vigilia, la capacidad
del sistema nervioso de adaptarse a una situación nueva, depende del sistema reticular activador. Los
factores causales más comunes incluyen: trauma, accidentes cardiovasculares, drogas, envenenamientos,
fiebre, desórdenes metabólicos, meningitis, infecciones, tumores cerebrales, desórdenes convulsivos,
descompensación cardiaca.

 Alteraciones no patológicas: El sueño es una etapa del funcionamiento del organismo


absolutamente necesaria. Tiene dos estados o fases distintas, que son: sueño NREM o sueño NMOR
(sueño sin movimientos oculares rápidos) y sueño REM o sueño MOR (sueño con movimientos
oculares rápidos, caracterizado también por sueños muy frecuentes).

 Alteraciones patológicas: cualitativas y cuantitativas.

Cuantitativas

Por actividad motora disminuida o disminución del nivel de consciencia

Comprendido por grados, está dividido en 3 grupos principales:

 Coma. Somnolencia y sopor. Obnubilación. Confusión mental

Síndromes psicopatológicos asociados a la disminución del nivel de consciencia:

1. Delírium: diferente de delirio, es una desorientación temporoespacial con trazas de ansiedad, de


ilusiones alienantes y/o alucinaciones visuales.
2. Estado onírico: el individuo entra en un estado semejante a un sueño muy vívido; estado
recurrente de psicosis tóxicas, síndromes de abstinencia a drogas y cuadros febriles tóxico-
infecciosos.
3. Alienación: excitación psicomotora, incoherencia del pensamiento, perplejidad y síntomas
alucinatorios oniroides.

Por actividad motora incrementada

 Excitación,Manía,Delirio

Cualitativas

 Estados crepusculares: Surgen y desaparecen de forma abrupta y tienen duración variable - de


pocas horas a algunas semanas. Ejemplos serían: alucinación, sonambulismo, terror nocturno.

 Disociación de consciencia. Pérdida de la unidad psíquica común del ser humano, en la cual el
individuo se “desliga” de la realidad para dejar de sufrir.

 Trance. Especie de sueño acordado, con la presencia de actividad motora automática y


estereotipada acompañada de suspensión parcial de los movimientos voluntarios.
 Estado hipnótico. Técnica refinada de concentración de la atención y alteración inducida del estado
de consciencia.

Perspectivas

Los estados de conciencia son estudiados por la medicina, la psiquiatría, la psicología, la fisiología y las
neurociencias, en estrecha colaboración con la física, para crear modelos explicativos del funcionamiento de
la conexión sináptica en el cerebro.[cita requerida]

En su Tratado de psiquiatría, Bleuler (1) señala que la conciencia “es aquello que nos hace ser, en esencia,
distintos de un autómata”. De esta definición se desprenden valiosas derivaciones teóricas que implican
tanto la simple percepción de un objeto como el libre albedrío hasta como la totalidad de la vida psíquica
momentánea, engloba dentro de sus alteraciones las oscilaciones, declives, estrechamientos, elevaciones y
alteraciones psicóticas en procesos orgánicos, entre otros.

Tipos de conciencia y clasificación de sus trastornos

La forma más simple de conciencia es evolutivamente más antigua y se relaciona, sobre todo, con el tronco
cerebral y sectores medios de la corteza. Es una estructura biológica no vinculada al lenguaje que
compartimos con otras especies. Sobre esta conciencia elemental se desarrolla la conciencia superior, está
ligada al lenguaje y a otras funciones superiores.

Los déficits de la conciencia inferior comprometen a la conciencia superior, pues esta última depende de la
primera; mientras que las alteraciones de la conciencia superior no afectan a la conciencia más primitiva.

Los trastornos globales de la conciencia se caracterizan por la pérdida de la lucidez y por interesar a la
conciencia en su conjunto. Estos trastornos afectan al sensorio de manera tal que se ve dificultada, en
distinta medida, la recepción de las impresiones del medio.

Los cuadros productivos son aquellos que se caracterizan por el desorden del pensamiento, la conducta
anómala y la presencia de alucinaciones y delirios.

Trastornos parciales

Los trastornos parciales de la conciencia de origen psiquiátrico solo afectan a algunos aspectos de la
actividad consciente, Al interesar a la conciencia de orden superior, estos trastornos no se acompañan de
enturbiamientos, por lo que se trata de alteraciones en las que se conserva la lucidez.

Sin embargo, las alteraciones de la autoconciencia no se limitan a ese grupo de síntomas. Algunos cuadros
disociativos, como la amnesia y la personalidad múltiple, pueden incluirse en esta clase de alteraciones, de
la misma manera que la amnesia global transitoria es concebida como una perturbación neurológica de la
conciencia de orden superior.

a) Los sentidos de agencia y propiedad: Existen dos componentes de la conciencia de la acción que
habitualmente coinciden: el sentido de agencia, que se refiere al reconocimiento de ser uno mismo el
agente de una acción voluntaria, y el sentido de propiedad, relacionado con el hecho de tener conciencia
de que el propio cuerpo se está moviendo. Mediante el sentido de agencia la persona es consciente de que
tiene un papel activo en la producción de un movimiento, el cual normalmente se acompaña del sentido
de propiedad, ya que lo que se mueve es su propio cuerpo.
a) La conciencia del propio cuerpo: Los sentidos de agencia y propiedad deben incluirse en este apartado. En
esta sección podemos agrupar alucinaciones, delirios y trastornos conversivos. En relación a las
alucinaciones, habitualmente se diferencian en táctiles o de contacto (incluyendo las térmicas e hígricas),
cinestésicas, vestibulares y cenestésicas.

a) La memoria episódica: La memoria episódica es la evocación consciente del pasado personal, que se
acompaña del sentimiento íntimo de viajar a través del tiempo subjetivo para revivir las experiencias
pasadas.

a) Teoría de la mente: El término “teoría de la mente” (TM) para designar la capacidad que tienen los primates
de atribuirse estados mentales a sí mismos y a los demás. Los seres humanos entendemos y explicamos la
conducta de los demás en función de sus contenidos mentales. De acuerdo con Baron-Cohen (40), esta
atribución psicológica es la forma natural de comprender el entorno social.

a) Conciencia de enfermedad: La capacidad metacognitiva de autorreflexión está estrechamente ligada a la


representación de la propia enfermedad. Esta representación fracasa sobre todo en los trastornos
psicóticos, que cursan con anosognosia. la ausencia de conciencia de enfermedad o insight como la falta de
conciencia de tener una enfermedad, o de tener signos y síntomas específicos, o la ignorancia de las
consecuencias que puede traer el trastorno y la falta de acuerdo con el profesional en que debe ser indicado
un tratamiento.

a) Distorsiones y engaños perceptivos: En este último apartado dedicado a los síntomas que afectan
parcialmente a la conciencia, nos referiremos en parte a los trastornos que Jaspers (2) clasifica como
anomalías de la percepción dentro de las alteraciones de la conciencia del objeto. No incluimos aquí las
alucinaciones.

Dentro de los trastornos de mentalización, no mencionamos las esquizofrenias ni la paranoia porque la


alteración de la TM es un fenómeno esencial del autismo, mientras que es eventual en las esquizofrenias y
probablemente accesorio en la paranoia. Este ítem es el único que incluye una enfermedad definida en lugar
de síntomas o síndromes. Muchos de los delirios alopsíquicos suelen incluir componentes autopsíquicos,
como las confabulaciones, y algunos delirios autopsíquicos y falsas identificaciones delirantes pueden
presentar alteraciones alopsíquicas, como fallas en la teoría de la mente. La clasificación se centra en el
contenido temático del delirio y, consecuentemente, en el área de la conciencia preferentemente afectada,
aunque no deja de tener en cuenta cuál es el mecanismo predominante. Los delirios excepcionalmente son
puros.

1.APARIENCIA Y ACTITUD

APARIENCIA: Manera en la que se muestra una persona y lo percibimos a través de los sentidos.

Sexo
Ropa
Maquillaje
Higiene
Edad que aparenta
Evidencia de enfermedad somática

Expresión facial: Alerta, preocupada, inexpresiva, triste, sombría, tensa, irritable, colérica, alegre, vacía.

Tono de voz: Apagada, cuchicheante, disártrica, ronca, tartamudeante.

Postura y marcha: Erguida, encorvada, oscilante, tiesa, torpe.

Presencia de gestos: Tics, temblores, tendencia a pellizcarse, frotarse o tomar su ropa.

ACTITUD: Forma de comportamiento que tiene un individuo frente a una circunstancia, especialmente
cuando expresa un estado de ánimo.

Cooperación.
Determinación.
Amabilidad.
Madurez.
Seducción. ❖ Hostilidad.
Evasión, indiferente.
Actitud de defensa o cautela. ❖ Contacto ocular.

Descripción de la actividad general: dentro de los límites normales, agitado, inquieto, hipoactivo, inmóvil,
movimiento ante estímulos externos.

Se coloca en la HC:

Apariencia: viste acorde a edad, sexo y situación.

Actitud: colaborador, y mantiene la mirada fija al examinador.

La ropa que llevamos tiene mucho que decir en nuestra actitud y también en la de los demás.

Cómo influye la ropa en nuestra actitud y en la de los demás

Todos tenemos claro que la forma en que vestimos cada día tiene mucho que decir sobre nuestra forma de
ser, sobre nuestra personalidad y sobre nuestro estado de ánimo en cada momento pero además, la ropa
que lleves puede influir también en tu pensamiento, en tus niveles hormonales, en tu ritmo cardíaco e
incluso en tus habilidades laborales con lo que sin duda es fundamental el saber elegir bien para poder tener
la actitud adecuada en cada momento de nuestra vida y conseguir influir también de forma indirecta en la
actitud de los demás.

Muchos estudios evidencian que conforme van pasando los años la ropa que llevamos puede llegar a afectar
de forma real a la forma en que nos vemos, en que pensamos y también en que actuamos.

La vestimenta tiene mucho que ver con la confianza en uno mismo/a. Según algunos estudios, los mismos
sujetos acudiendo con ropa casual o con ropa formal a diferentes pruebas consiguieron resultados mucho
mejores con ropa formal, sobre todo las tareas de organización y creativas así que si tienes un reto exigente
lo mejor es vestirse de manera formal según la ciencia, para poder sentirte más concentrado y seguro.

El color también tiene mucho que decir para nuestra actitud y para la de los demás. Según más estudios
profesionales, los deportistas que compitieron con camisetas de tonos azules y rojos consiguieron un
desempeño mayor con las de color rojo en diferentes tipos de competiciones. Otro punto a valorar con los
colores es que los tonos negros y oscuros utilizados durante mucho tiempo en nuestra vestimenta pueden
llegar a deprimirnos mientras que los tonos blancos, pasteles y beiges nos ayudarán a relajarnos y los
llamativos como los amarillos, los verdes o los naranjas nos llenarán de fuerza.

Otro punto a tener en cuenta para entender cómo puede influir la ropa en nuestra actitud y también en la
de los demás pasa por tener en cuenta los códigos de vestimenta que deben seguirse en algunos trabajos e
instituciones. Por ejemplo, los banqueros siempre van de traje, los médicos suelen ir con bata, etc. Pues por
sorprendente que parezca, según diversos estudios, al contrario de lo que pudiera parecer, el romper estos
códigos de vestimenta puede hacernos sentir diferentes y mejorar nuestra actitud, así como también puede
ser muy positivo para la forma en que nos perciben los demás. Por ejemplo, si una persona acude al médico
y éste viste un estilo informal (siempre que siga haciendo muy bien su trabajo), esto será valorado como una
forma de acercarse a sus pacientes y será percibido de forma positiva.

Sin duda de todos estos estudios se extraen que finalmente la ropa es importante en el punto de que debe
servirnos para reforzar nuestro carácter, para sentirnos seguros, para salirnos de lo superficial y aportarnos
fuerza y que así podamos también transmitir esta imagen a todos los demás. La ropa no debe ser un simple
trámite pero tampoco debe convertirse en una obsesión sino que tenemos que aprovechar todo el potencial
que puede ofrecernos para ayudarnos a lucir diferentes y aportarnos muchísima seguridad
eligiendo estilismos únicos que de verdad referencien quiénes somos en cada etapa de nuestra vida con los
que vayamos a sentirnos muy a gusto.

Es claro que la enfermedad mental cada vez afecta a más personas, y la pandemia fue un disparador en
muchos casos, desafortunadamente, en muchos casos llevando a pacientes sin manejo de estas patologías al
suicidio, es por esto que se hace importante estar mejor capacitados en la atención de estos pacientes, en
nuestro curso de psiquiatría para personal salud, se estudiaran temas fundamentales, para estos casos, y
como parte inicial expondremos en este texto parte del módulo orientado al examen mental.

Estado de alerta, porte y actitud

Este inicia desde que el paciente ingresa al consultorio o desde que es evaluado en el servicio de urgencias.
Lo primero que podemos determinar es el porte, que hace referencia a su apariencia, como camina, las
posiciones que toma, sus expresiones faciales, es decir, su lenguaje preverbal. Es importante describir cosas
llamativas de la apariencia del paciente, por ejemplo, los pacientes maníacos generalmente presentan
peinados excéntricos, vestimentas coloridas y accesorios llamativos como gafas de sol en el servicio de
urgencias o varios collares y anillos puestos, también se pueden presentar con maquillaje excesivo y mal
aplicado. Pacientes con depresión pueden presentarse en pijama o con pérdida de su autocuidado, al igual
que los pacientes psicóticos, los cuales pueden presentarse más frecuentemente al servicio en contra de su
voluntad ya sea traídos por parte de su familia o por otro tipo de personal externo pueden observarse
francamente desaseados, con el pelo enmarañado, la barba desorganizada y las uñas largas y sucias.

Durante la entrevista podemos determinar el estado de alerta del paciente, yendo más allá de la
clasificación generalmente utilizada que lo divide en estado de alerta, somnolencia, estupor superficial,
estupor profundo y coma. En psiquiatría se busca determinar niveles más dimensionales que incluyen no
solo el estado de alerta sino la consciencia, tratando de situar al paciente en algún punto que va desde estar
lúcido hasta la muerte cerebral.

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