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N° del Tema según el Plan General de Docencia: C-15 (P. Ej.: C-5)
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(Si participan más de 10 hermanos (lo que no es recomendable), use el reverso de esta hoja).
Remitido al Sob Trib Gr XXXI el (dd-mm-aaaa):
E. Moreno M. – Abr.2011
U.·. T.·. O.·. A.·. A.·. G.·. I.·.
Universi Terrarum Orbis Architectonis Ad Gloriam Ingentis
Ordo ab Chao
“Orden desde el caos”
INTRODUCCION
¿QUÉ ES EL PODER?
Parece que el poder del experto y el legítimo son los más destacados, seguidos del
referente, la recompensa y, comprensiblemente, el coercitivo, que ocupa el último
lugar. Todo ello, naturalmente, dependiente del propio contexto situacional donde
acontece el ejercicio del poder, pues no cabe esperar, por ejemplo, demasiadas
muestras de poder de recompensa o referente en un campo de exterminio nazi.
DESARROLLO
Justamente una afirmación central del presente trabajo es que, más allá de lo intuitivo,
esto es de la satisfacción de las necesidades básicas y variedad de consumo de la
población, el indicador por excelencia del grado civilizatorio de una cierta sociedad 3 es
la calidad en las mediaciones intersubjetivas de la vida pública. O dicho de otra
manera: en la medida en que el poder es el tipo de vínculo más determinante, más
pobres son las mediaciones simbólicas entre los sujetos en la vida pública.
Es esta relevancia de la categoría poder lo que justifica avanzar más allá de un nivel
descriptivo. Se trata entonces de fundamentar qué es el poder, cuál es su sentido y las
formas de manifestarse; todo esto es posible, así lo consideramos, desde el
conocimiento aportado por la psicología.
En la definición de Weber (1979) el poder, como hemos apuntado, aparece como una
relación social caracterizada por la eventual imposición de la voluntad de uno sobre
otro(s).
Ahora bien, desde nuestro marco teórico (Benbenaste, 1998; 2003), el poder no es sólo
una relación social sino algo estructurante de la subjetividad. En efecto, no se trata sólo
de una relación social puesta en juego volitiva y eventualmente sino que es la
disposición a un tipo de vínculo. Esa disposición puede ser más intensa o relativa
según el tipo de desarrollo afectivo y cognitivo de cada uno(a) y las condiciones
sociales de un cierto momento histórico y lugar.
Iniciamos el análisis para elucidar la categoría poder lo que, a la vez, conlleva mostrar
lo que entendemos como una limitación en la definición de Max Weber.
Poder y poder
Para mostrar que el poder no es sólo una relación social sino un tipo de vínculo que
hace a una de las dimensiones de la estructura misma del psiquismo, necesitamos, en
principio, discriminar dos significaciones que se hallan solapadas en el uso corriente de
ese significante, al menos en el habla hispana.
La discriminación entre las dos acepciones es el primer paso que nos permitirá avanzar
en la demostración de que el Poder –en el uso sociopolítico del término– compromete a
la estructuración misma de la subjetividad de los actores.
Los estudios de los más diversos conglomerados humanos, incluso aunque se vaya
muy atrás en la historia o prehistoria, constatan la presencia del Poder. Así pues la
génesis del Poder no se da en un determinado momento histórico; en consecuencia,
epistemológicamente considerada, se trata de una categoría que tiene status
antropológico. Por consiguiente, para explicarla es menester encontrar aquello que ha
permanecido común a lo largo de las distintas épocas y culturas. Encontramos que esa
invariante es la condición del nacimiento. Al nacer, la situación que presenta el recién
nacido, cualquiera que sea la cultura o época, es de indefensión. El neonato carece de
la capacidad para simbolizar sus necesidades o pulsiones y, menos aún, para operar
sobre la realidad externa. Es esta ausencia de poder en el neonato lo que determina un
tipo de estructura vincular con el adulto que, como justificaremos, se erigirá en
arquetipo de lo que, en el ámbito político-social, llamamos vínculo Poder. A pesar de
que con el desarrollo ontogenético la indefensión disminuye, el modo vincular de
dependencia absoluta queda como una disposición posible. En el futuro esa disposición
tendrá importancia en proporción a los otros tipos de vínculos dables en la vida de cada
individuo.
A) Inmediatismo
B) Asimetria
C) Dualismo
B)La asimetría alude a que el neonato, y en general el infante, aparece como objeto
estructurable mientras el adulto cuidador lo hace en la posición de estructurante, pero
no a la inversa.
C)El tercer carácter, el dualismo, significa que desde la posición del bebé, el otro,
literalmente, lo es todo; el bebé no puede simbolizar y es el adulto quien simboliza todo
por él. Esa insuficiencia para simbolizar provoca que la ausencia del cuidador
desencadene angustia –desestructuración– en el bebé y su presencia, por el contrario,
le hace calmar, sentirse estructurado.
Estos tres caracteres (o propiedades) que hemos descrito, nos permiten una cierta
formalización del vínculo que se da entre el neonato y el adulto, condicionado por la
indefensión del primero. Cuando en la vida social percibimos que se halla en juego un
vínculo de Poder verificamos que, justamente, tienden a manifestarse esos tres
caracteres que observamos como normal en el vínculo entre el bebé y el adulto,
determinado por la indefensión del primero.
No se debe olvidar que las ciencias humanas fundamentales dicen que la subjetividad y
los símbolos que interpreta todo ser humano son muy poco probables que se
puedan manipular exteriormente, y mucho depende de la coherencia entre la vida
material concreta y la vida simbólica representacional como elementos
interdependientes de un todo.
Los mecanismos de control, que gobiernan la conducta del hombre, no son creados por
un individuo y menos pueden ser considerados como el resultado del ejercicio del
poder, pues significaría entonces que el concepto del poder está basado única y
exclusivamente en la reducción de puramente ley y prohibición y sería de carácter
homogéneo, que se presenta solo en términos negativos, como aquello que dice que
no, cuya operación fundamental se presenta como un acto de palabras que enuncia la
ley a través del discurso de la prohibición, suponiendo la existencia de un soberano
cuyo papel es prohibir y por otra un sujeto que debe de algún modo decir sí a la
prohibición y además debe obedecerla.
Si bien la vida del hombre se halla con una presión constante de consagraciones y
prohibiciones, de observancias y tabúes, es claro que en toda sociedad y organización
el ejercicio del poder no supera, en cuanto al comportamiento de los individuos,
aquellas acciones que se logran por parte de éstos como un compromiso voluntario
resultado de una adhesión espontánea y plenamente consentida.
No es gratuito entonces que entre las características que debe poseer cualquier lider
actual se plantea su capacidad de inspirar respeto y confianza en sus iguales y
subordinados en la organización. Pues aunque el poder económico pertenece a los
capitalistas, la verdad es que éstos no pueden hacer nada sin los obreros.
Si el ejercicio del poder en las organizaciones es concebido como una fuente de fuerza
cuya función es lograr la cohesión de los individuos, éste debe ser sentido auténtica y
profundamente por la gran mayoría de ellos, pues de lo contrario, como lo demostró
Lewin citado por Board (1994) en sus experimentos sobre democracia y autocracia,
dicho ejercicio relacionado solo con la autoridad que aparentemente lo legitima,
ocasionará lala pérdida del sentido, de la iniciativa, y los hará ver como inquietos y
descontentos dando origen a actos de agresividad y desinterés por la metas grupales.
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