Materias de Libre Competencia y Regulación

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Después de leer un libro como Materias de libre

MATERIAS DE LIBRE
ANDRÉS FLORIT CENTO

competencia y regulación, dan ganas de conocer al autor / no sé
si lo dijo Walt Whitman: “el que toca este libro toca un hombre”, o
lo dijeron de él (u otro) / familiaridad inmediata: tiuques, madre,
pan, “es domingo en la tarde”, “maravillosa lentitud del día”, “el
PETENCIA Y REGULACIÓN
COMPETENCIA REGULACI
viejo enrollando lento la manguera”, no mató a la chinita que le
subía por el hombro pero mató a la hormiga que le subía por la
ANDRÉS FLORIT C
CENTO
Las Dunas del Deseo I
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Thomas Harris E. entrar a la ducha”, y dos de mis favoritas líneas (dichas por una
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Idioma del Mundo Canetti, yendo al hueso sin estridencias: “desayuno en el bus: Andrés Florit Cento
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SDQ\FDIpFRQSDMLWDHQYDVRGHSLVFRODµ´HOYHQGHGRUGHFXFKXÁt (Santiago, 1982)
Umo
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sabio taoísta): “Álamos de carretera / Vale la pena viajar sólo para Es autor de Poco me importa (2009)
Un momento propicio para el exilio.
Poesía reunida (2002-2010) YHUORVµHVWDPELpQ3HVVRDHVStULWXGHKDLNXSRHWDPRQMHSHUHJULQR y editor de Juan Florit caudillo de
MATERIAS DE LIBRE COMPETENCIA Y REGULACIÓN

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YDJRFDPLQDQWH´¢+DVYLVWRDWXVSDSiVGXUPLHQGRVLHVWD"µPiV los veleros. Vida, poesía y prosa
Materias de libre HOSRHPDHWHUQRHQYLGLDEOHGRORURVR´$\HU:LQWHUOOHJyGiQGRVH (Ed. Cuarto Propio, 2006). A partir
competencia y regulación de sus trabajos de investigación
$QGUpV)ORULW& puñaladas por una mina que le encantó en el metro pero no se literaria ha realizado un proyecto
El doble veredicto de la piedra
DWUHYLyDKDEODUOH6L\RVXIULHUDDVtFDGDYH]TXHPHSDVDHVRPH ÀQDQFLDGRSRUHO)RQGRGHO/LEUR\
Marcelo Pellegrini IDOWDUtDQSDUWHVGHOFXHUSRDOGtDSDUDDSXxDODUPHµ&RPLOODV/RV OD/HFWXUD\REWHQLGRXQD%HFDGH
Metamorfosis lectores y amantes de la poesía de William Carlos Williams, Po chu Creación del Consejo Nacional de la
Jacques Edwards Cultura y las Artes, en 2005 y 2011
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L7DNXERNX%HUWRQL3DUUD7RUR,VVD+DQ6KDQ5\RNDQ\WDQWR respectivamente. Es periodista y
FKLQR\MDSRQpVOLPSLRVDQRHLQROYLGDEOHGLVIUXWDUiFRQHVWHOLEUR corrector de pruebas ocasional.
Bomba Bencina
Juan Carreño $QGUp*LGHGLFH´FRQEXHQRVVHQWLPLHQWRVVHKDFHPDODOLWHUDWXUDµ
La indiferencia
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ÐVFDU2UHOODQD WUDWRGHVHUORµ<)UDQFLV3RQJHDJUHJD´6HGHEHUtDGDUDWRGRV
La noche del zelota los poemas este título: Razones para vivir feliz” / Materias de libre
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Claudio Bertoni
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La indiferencia
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Claudio Bertoni
31 octubre 2011

Andrés Florit Cento
Materias de libre
competencia y regulación
Das Kapital Ediciones

COLECCIÓN POESÍA
interior lo que se llama 01.indd 1 26-09-2013 18:31:01

Materias de libre competencia y regulación
Materias de libre competencia y regulación/ Andrés Florit Cento

1ª ed., Santiago, Das Kapital Ediciones®, octubre 2011.
1ª reimpresión, septiembre 2013.
Registro de Propiedad Intelectual N° 208.765
ISBN: 978-956-8835-14-9
Das Kapital Ediciones Ltda.®
Eduardo Allert 6612, La Reina, Santiago de Chile.
daskapitalediciones@gmail.com
Diseño y diagramación: Das Kapital Ediciones®
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Imagen de portada: “Oso”. Grabado de Joseph Boillot (1546-1603) sacado de ¡ȱĵȱ
ȱęȱȱȱȱȱȱȂȱ(1592).
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comerciales o de lucro, y a condición que sean citados el autor, la editorial y el contexto de origen.

Materias de libre
competencia y regulación


Bishop
No es difícil dominar el arte de perder.

Tantas cosas parecen perdidas de antemano
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Pierde algo cada día. Acepta la confusión

de perder las llaves, esa hora malgastada.
Luego ensaya perderlo todo, perderlo rápido:

lugares, nombres, o donde se supone
que tienes que viajar. No es para tanto.
Yo perdí el reloj de mi viejo. Y mi último

o penúltimo departamento de los tres
que he amado. Se fue.
Perdí dos ciudades, bellísimas. Y aún más

algunos dominios que tuve, un par de ríos,
un continente.
Los echo de menos, pero no es para tanto.

Las hojas del liquidámbar ya están cambiando

de color. Una vez, alguien que no quiso quedarse
conmigo me regaló un fruto de este árbol. Recién
hoy sé cómo se llama.
Mi madre corta el pan en la cocina.

La madre de mi madre ya no corta el pan.
Quizás eso sea todo.
Hay cosas que ya no.

Para qué empezar a enumerarlas
si ya no.

Espero la micro pero la dejo pasar. Es domingo en

la tarde, hay poca gente en las calles, estoy absorto
en cosas mínimas y disfruto de la maravillosa
lentitud del día. Ahora tengo ganas de caminar y
tararear una de Spinetta.
“Suplanta las vanidades por las fantasías”.

(Gracias, Luis Alberto)
La calle larga, atestada de sol.

Un hombre empuja su carro
atestado de cartones
y se aleja.
La señora que va a la feria
con su carrito
lo sigue.

Hombres jóvenes sacan la basura de la calle

y la echan en un camión.
Otro los persigue
trotando con una bolsa más
sin que el camión se detenga.
En la vereda del frente
trota una mujer bella
todos se detienen.
El sol como un padre atosigante

o como el voyerista que no baja la mirada
si lo miras.
La tierra del patio recién mojada.

El viejo enrollando lento la manguera.
Noche de a poco.

Me gusta la hora en que se encienden las luces y

aún no es de noche. Las de los autos me hipnotizan
como al conejo el foco de su cazador.
Pasa un auto a toda velocidad

con la canción bailable de moda a todo volumen.
Sigo mi camino.
Isabel la Católica, medianoche.

Una pareja reza de rodillas
HQODFDOOHDQWHODÀJXUDGHODYLUJHQ
de una iglesia cerrada.
La virgen nada les dice.
Ellos insisten.

Busco algo de sexo en la TV —hasta que la

repetición de mi dedo en el control me devuelve la
extrañeza, y entonces para qué el papel, la lámpara,
el olor de la pieza de todos los días, que de pronto
es como el olor de otro.
La mañana desdibuja los hallazgos de la

noche. El sol nos somete a la luz.
Pero siempre hay un sótano o un adentro.
Desayuno con mi viejo.

Como todas las mañanas
le rezó a la Virgen del San Cristóbal
que se ve desde la cocina.
Y revisó el obituario
por si algún otro amigo.
10

Pasan, todos pasan.

Me quedo solo
apoyado en un poste, mirando los pinos.
Sí, a veces todo es redundante.

Como una lámpara encendida a mediodía en
pleno verano.
Y qué.
“Cuanto mejor es el libro que leo, más me repugna”.

Paula, en ya no sé qué novela de Cortázar.
11

Calles despobladas de Las Condes,

pasto bien cortado y sombra
de árboles que no sé distinguir.
Quietud de domingo a la hora
en que somos hijos otra vez
y este placer de tardarse en llegar
a la mesa que ya está puesta.
Que la palabra sea un pozo sin fondo

caer y no volver
al sosiego del brocal.
$VHVLQRtQÀPDVYLGDVTXHVHSRVDQ
por un segundo en mi página.
12

Un hombre pasea con el perro

que me gustaría.
Se parecen, sin duda.
El perro me mira.
Trato de verme en él.
Una paloma camina alrededor mío.

No tengo migas, le digo,
pero no se va.
¿Por qué no mato a la chinita que se posó en mi

hombro como maté a la hormiga que subía por mi
pierna?
13

Es que me encanta ver las líneas del tranvía y

que el tranvía no pase más, pero no soportaría
TXHORVFHUH]RVVHTXHGDUDQVLQÁRUHFHU
El ciruelo blanco,
naranjo bajo el farol.
No me gustan los mapas

ni preguntarle a la gente que pasa
por la calle que busco.
Afanarse en llegar: de estultos.
14

—La Villa Frei es mi Lautaro, mi Itaca.

—¿Y?
[1998]
No es que tengas la culpa. Pero cuando

terminaste conmigo fue como enterarme
demasiado pronto que el Viejo Pascuero
no existe.
Cobain rompió su primera guitarra antes de grabar

su primer disco.
15

Rezar a quién. Como si alguien hubiera salido en

la noche a secar las hojas de los plátanos o a botar
damascos.
Lucecitas rojas intermitentes.

Lo invisible me habla en clave.
Mamá acodada en la terraza

cantando suavemente.
Un cuadro que quiero conservar
para cuando las distancias sean infranqueables.
16

Clínica Sta. Sofía, 2003
La señora María ordena mi ropa,

Juaco Hip-Hop espera tenso su inyección estomacal
y Alejandra sigue llorando en su cama
sin saber por qué.
Yo no sé cuántos días llevo aquí, no recuerdo
lo que hice hace diez minutos.
Me toca entrar a la ducha.
Cuando llegué
vi al organillero en la vereda
yo nunca le compré un remolino
pero me gusta que siga ahí
como el mar, aunque no sepa nadar.
Ojalá un día fuera acústico a lo Syd Barrett.

O a lo Harrison.
17

Liberty
Dicen que este es el bar más antiguo de Valparaíso

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que vino a la mesa a seducirnos:
embarazada, graciosa, sin maquillaje,
con ese humor de quienes lo han perdido todo
con sólo nacer: “nunca me he sentido querida”
dice después de un rato, entre lágrimas que apenas
me atrevo a secar
mientras mis amigos no la escuchan y hablan
en otro idioma preocupados
por mí: creen que me perderé
en la oscuridad de esos ojos,
que sucumbiré ante su belleza maculada
pero muy luego el show continúa
ella vuelve a ser la chica más mala del puerto
y yo otro negocio frustrado.
Las palabras están de más

para los que hemos oído un piano
hablar de melancolía.
Cuando mira el mar pierde toda vanidad.
18

Esas olas que van creciendo y creciendo de a poco,

hasta que estallan con fuerza. Como los mejores
orgasmos.
Mi viejo a mi vieja: “usted quería guindas,

niñita, pero ya no quedan guindas. Se las
comieron los zorzales”.
Con la cara pegada al vidrio

escucho canciones que alguna vez
estuvieron de moda,
en radios juveniles de pequeños pueblos.
Veo carteles comerciales sin mucha gracia,
una bencinera abandonada,
restos de un animal despedazado.
La ruta quedando atrás.
19

Es invierno en todas partes.

Las pozas dibujan su propio cielo en las calles,
y me hundo en su vértigo tan antiguo
no de espejos, sino de cántaros,
telas movedizas, cuadros fugaces.
Es invierno en todos los caminos.
Todos los caminos tienen su porción de cielo.
Esta tarde parece una hoja por llenar

y es tan perfecta así
VLQVLJQLÀFDUQDGD
las pequeñas y grandes ramas que el viento
hace sonar sin intención alguna,
los colores, el aire límpido
la persiana abierta hacia el patio de baldosas,
el mantel, los tejados, la cordillera
todo es perfectamente innecesario
una voluminosa hoja en blanco
VLQVLJQLÀFDFLRQHV
sin engaños.
Me encanta la gente amable, por eso trato de serlo.
20

Ver a una señora leyendo a Sebastián Edwards

como una cocinera podría verme comiendo una
sopaipilla de Pío Nono. Let it be.
[Teillier]
Un desconocido silba en el Metro.

Nadie ha muerto aún en esta estación.
Cuando todos se vayan a la calle iluminada
yo me quedaré en el último carro
escuchando un leve deslizarse de ruedas
|oxidadas.
Eso fue la felicidad:
PLUDUHQHOYLGULRHOUHÁHMRGHPXMHUHV
sabiendo que no durarían nada,
recoger un boleto viejo
para imaginar el calor de la que lo botó.
El buen cover te hace olvidar la original.
21

Ese temor atávico de que te empujen —o de volverte

loco y empujar a alguien— a la línea del metro. Por
ejemplo a Jaime Quezada que está con su típica
chaqueta café claro y sus lentes oscuros y sus
canas un poco más allá.
Ahora déjame cerrar las cortinas

para que no me vean el culo
mientras te lamo lo más tuyo
la inconsciencia.
Yo te decía la verdad pero la verdad cambió.
22

El antiguo reloj de mi papá

—un Seiko azul—
está ahora en mi muñeca.
El corazón late
en cuenta regresiva.
Da vértigo mirarse los pies

cuando has pasado tantos años
erguido sobre el mismo cuerpo.
Miro a una rubia que no me mira.

Está leyendo y yo la leo
como una revista couché en la sala de espera.
23

El taxista pregunta cosas que no le interesa

saber.
En la cama
ríes justo antes de acabar
con los calcetines puestos,
algo muy poco apropiado
según una amiga
(“más fome que follar
con los calcetines puestos”)
pero qué importa ahora lo que opine ella:
beso el resto de tu cuerpo desnudo
y reservo tus pies como la guinda de la torta
o un vino caro
que aún no quiero descorchar.
Hacer tan feliz a una mujer que por un día

olvide a su hijo.
24

Una chica que vendía placer consoló a un grupo de

amigos, sin dinero para pagar el servicio completo:
“para qué quieren acabar si lo más rico es estar
caliente”.
[Don Pedro recuerda]
7UDEDMDEDFRQPLDEXHORYHQGLHQGRÁRUHV
“Las calas se están poniendo feas
y no las has vendido”, decía el viejo.
Así ganaba mis pesitos
e invitaba al Lucerna a las amigas del barrio.
Hasta putas pagaba.
Nunca usé condón.
“No seré el poeta de un mundo caduco.

Tampoco contaré el mundo futuro.
Estoy preso a la vida y observo a mis compañeros”.
Carlos Drummond de Andrade
25

Casi se te olvida la última genialidad del viejo:

acordarse que a falta de goma se le puede
borrar el precio a un regalo con miga de
marraqueta.
Estas campanas ya me son tan familiares

como las voces de los que pasan
por Romero en la noche
rumbo a una nueva y misma embriaguez
DKRUDYLYRHQXQHGLÀFLRHQVHULH
nuevo entre los odres viejos del barrio
que sin embargo me acoge como a uno más
aunque sea un recién llegado
son los primeros meses
de un nuevo rodar de años,
dados que vuelvo a lanzar:
no hay azar en estos caminos,
yo no escribo por casualidad.
[sampleo]
Vivo la vida que amo y amo

la vida que vivo. No me digas
pobre por ir viajando así.
26

Lo que lo inquieta es que los artistas que más

admira han tenido hijos y él no quiere tenerlos.
A borrones, balbuceando,
escribo mis días
acostumbrándome al fracaso
de toda traducción.
La cortina del vecino, como un gran pañuelo

se despide de la tarde.
El viento que siento también está con él.
27

¿Piensas que ya te olvidé? Todas las tardes el viento

hace sonar los metales que colgaste en mi terraza.
Desperté en mitad de la noche,

queriendo sentir tu respiración.
Sólo el refrigerador dio señales de vida.
Mario Ferrero, Capitanía de la sangre, X:

“Mi cabeza es un molino viejo
aunque después de todo a quién le importa
que sea un molino o que sea una lámpara”.
28

Con el rabillo del corazón veo pasar los días

que me dejan sus reproches como manchas
en el mantel o mensajes en el buzón de voz
que nunca escucho.
Me angustio, quiero llamar a alguien.

Pero ¿a quién?
Y luego ¿qué decir?
No molestes con tu melancolía a los otros,
nadie quiere a un melancólico cerca.
La increíble euforia o la desgarradora melancolía
nadie las sentirá contigo.
Afróntalo como afrontan los pinos la tormenta.
“La polisemia es el último refugio de los cobardes.

Cuando no el primero”. Alejandro Rubio.
29

¿Cambia el que sueña cuando está despierto?

Habla distinto y es el mismo
aunque la gramática cambie en el sentido del viento.
En los sueños las palabras no son las mismas,
es otro el volumen que las hace rodar
por el aire de la mente
tan real como el que entra por las narices.
A veces hablo dormido y a veces hablo despierto
pero eso no es lo importante:
quizás lo es el volumen, el peso y el sentido
de esas palabras que apenas recobramos
entre uno y otro lado del espejo.
Si uno con los años se soporta menos a sí

mismo, es natural soportar mucho menos a
los otros. Qué ganas a veces de ser otro.
“Es triste: a la elección llamamos libertad. Mi

libertad no quisiera verse obligada a elegir un
camino; mi libertad quisiera recorrerlos todos a un
mismo tiempo”.
Eso lo dijo Pedro Prado en un poema

de Pájaros errantes [1942]. Ahora yo lo digo.
30

Camino de vuelta sin apuro.

Por suerte nadie me espera.
El perro que mueve la cola y me sigue
sabe que no se quedará conmigo.
Hago callar a mi departamento entero

por si escucho a alguna vecina escandalosa.
Pero sólo suena mi refrigerador, que no se calla.
Entonces descongelo los recuerdos más obscenos
de mi colección.
“Lo sexual es la mera resta de dos fuerzas.

El voyeur suma tres”. Karl Kraus
31

Amante de mí mismo hasta que lleguen amantes

mejores.
A veces me tomo los días al seco

a veces los demoro como el caracol
que tarda la noche entera en cruzar la vereda.
“Soy un suicida latente como toda persona

respetable. Los patanes no se suicidan ni son
alcohólicos”. Teillier.
32

“Y con el vino, que ya no estaba en las botellas,

sino en sus cabezas, salían luego a la calle”.
Lichtenberg.
No lo puedo decir mejor que Taliván: “me

aburro sobrio en compañía de los hombres”.
Los feriantes empiezan a poner sus mercancías en

la vereda. El almacén del frente abrirá pronto. A lo
lejos acelera un montón de autos, escucho también
a uno que otro pájaro. Respiro hondo, me levanto.
33

El inconfundible sonido del camión de basura a

una cuadra de aquí. Se lleva todo lo que botamos
por separado. Ahí, vecinos, somos uno.
Porque no tengo ganas de trabajar, escribo.
Ella vende candados en la calle.

El niño esquina no acepta que su mascota murió.
¿Cómo se llamaba? No alcancé a oír.
Tiene rabia.
Pero no logro abrir ningún candado:
el candado del por qué sí y del por qué no.
Y nunca he bautizado a mi perro. No tengo.
¿Para qué?
Todos me siguen en la calle.
No los alimento y me dejan. Los dejo.
Ellos tampoco me alimentan: nadie posee
a nadie.
Un amor perfecto. Si fuera amor.
A veces lo es y entonces
nos da rabia.
¿Por qué vendes candados, niña?
Consigue llaves.
34

[a la manera de Virginia. para ella]
había olvidado revisar el diario

y ese olvido me protegía. de ti
no. de los que olvidaba y ya no eran espacio
en mi disco más duro. eso creía.
pero el teléfono sonó y lo contesté. estúpido,
siempre tan impulsivo. es mejor
imitar a los amigos como siempre.
siempre tuve un amigo al que imitar. ya no
me importa lo que digan
si lo digo —algo me protegía. de ti
no. te pasa lo mismo?
corre. aquí.
/DGLÀFXOWDGGHOFDPDOHyQ
FDPXÁDUVHHQRWURVWRQRVFRQFRORUHV
propios.
Estos limones enfermos tienen otro color

que todavía es amarillo
están ahí, abandonados
porque nunca traje la ensalada a casa
y no los boto porque la comida no se bota
seguirán ahí, decorando mi ausencia
hasta que cambien verdaderamente de color.
35

Te llamo queriendo hacerme el de las chacras:

que no pasa nada, que todo está en calma.
Que el amor es una taza de leche,
un chocolate caliente.
Pero te llamo con las manos quemadas
porque alguien dio vuelta encima mío esta taza
y escribo tontas metáforas
para no decirme lo que no te digo.
Hay noches en que la noche es la única compañera.

Y te permite todo.
Reincido en el vicio de esperarte. Pero no

me siento tan solo: tengo sobre la cama
los recuerdos más tiernos y obscenos.
36

Es que como dice Gustavo, “algunas cosas siempre

vuelvo a repetir, es así”.
Debajo de la cama no hay monstruos.

Encima sí.
Ernesto:
Me he sorprendido imitando tu tono.
Pero tú ya no te imites.
37

“Yo no tengo una personalidad; yo soy un

cocktail, un conglomerado, una manifestación de
personalidades”. Oliverio Girondo.
Hey, rubia, me encanta la morena de tu raíz

capilar.
—No sé si me gustas tú o me gustan tus pantys.

—Yo soy mis pantys.
38

Hacer una cola de una hora diez minutos en

Servipag para quedar a cinco turnos y que se
caiga el sistema. Irse feliz porque en esa hora
no hubiera leído si no hubiese estado ahí.
¿Te acuerdas cuando Tupper

se tiró del noveno en Costa Rica?
yo me acuerdo del gol
que le hizo a Colo-Colo en el Nacional
pero no yo no me quiero suicidar y menos hoy
que la claridad me impulsa a llamar a los amigos
a celebrar este querernos mientras dure
entonces abrir la ventana y saltar
revolcarse en el pasto de un día más
porque es domingo, porque sí.
Tan fuerte ladran los perros

y nada más hace ruido en el barrio:
duermen exhaustos casi todos
pero yo no puedo, me taladra la rabia
que han acumulado esos perros.
39

No manoseemos tanto la palabra cuerpo.

Mejor toquémonos los unos a los otros
antes que el cuerpo se nos caiga a pedazos.
“Afanosamente escribo en la lengua que me parió

y ya es como hacer cartas en latín o en sánscrito
epistolario sin destino
que siempre vuelve al remitente”.
Guillermo Carrasco
Aburre hacer poemas para que casi todos los

ignoren o arrisquen la nariz.
El amor también aburre.
40

No estoy en el mood de hacer un poema con

cadencia, ritmo, versos largos, que sea evocador
y transporte al que lo lea o escuche a quién sabe
dónde. Ni menos estremecer a quién recordándole
lo de la muerte y los días contados, la cuenta
regresiva, la juventud que se agota, etc. Sólo quiero
estos jirones de una tela que para qué completa.
“De vez en cuando él lava los jirones de su vida”.

E. Canetti
No, Enrique: no se va a llamar Jirones.
41

Despertar muy temprano y leer uno de los Poemas

para excursiones matinales: “Hay que reparar en
los pequeños preparativos del cormorán /antes de
robar la presa de otro en pleno vuelo. /Bate las alas
y se desliza a los acantilados hasta/ desprender el
pez del pico de su legítimo dueño”.
Descascarar cada palabra hasta su sinsentido

último. En el camino la camanchaca.
Sopa para uno en la taza que ya no usas,

la que te dio mi mamá para el desayuno juntos.
Ahora estoy solo y no he hecho aseo
porque no espero visitas.
42

a L.
Hoy no quiero ser exacto. Los mapas

del cuerpo no son el cuerpo.
Un violín suena aquí cerca,
un violín chirriante de aprendiz.
Así debo sonar ahora diciendo palabras tiernas.
Un hilo que se corta e insisto en remendar
porque no sé crear nuevos hilos. Tú sí,
tú pones las manos sobre el mundo con
todo tu inconsciente abierto
D]~FDUÁRUVREUHGtDVVLQJUDFLD
No quiero recuperarte. No te he perdido.

Y tengo miedo a desviarme en el camino de la casa
a donde nadie moleste.
Eres la miga que los pájaros se comieron,
los pájaros que llamé. Sólo quiero que no falte
un violín para decir cosas que se marchitarán.
Siempre vuelve el otoño y sus clichés.

Hay clichés que no vuelven.
+HFRPHQ]DGRDDÀUPDUFRVDVLQVRVWHQLEOHV
a inventarte porque apenas
me queda tu nombre como un conjuro
en boca de quien perdió todo poder.
Es que te he puesto varios trajes y ninguno

te queda. Entonces sigo jugando
marco números equivocados y tú
dices que me extrañas. Curioso.
Como si quisieras tocar un buen tema
43

con una guitarra sin cuerdas.

Ya sabes que te querré siempre.
Diga todo esto o lo contrario.
44

Es verdad, bro, vivir es otra lengua.
Agobio a mis amigos con un entusiasmo infantil

lanzándoles el fardo de mi obsesión de turno.
No sean amables conmigo, abusaré
y querré que encuentren linda
cualquier raya.
Soy inseguro y vanidoso,
amigos, no se aburran de mí.
Sólo a veces caigo en esta debilidad
díganme que sí, respiren
por favor contradíganme
no se aburran de mí.
No te preocupes de los malos entendidos con

quien de todos modos no te va a entender.
45

A veces, cuando el mundo se opone a nuestros

deseos, dan ganas de arrojar el propio peso
balcón abajo. Pero al mismo tiempo no y siempre
queda un poco de orgullo para no hacer escándalo.
Me acuerdo de la última vez que estuviste en

esta cama y mi sexo escupe al cielo.
¿Te acuerdas cómo nos burlábamos de él?

Ahora lo dejas entrar en tu cama
para burlarte de nosotros.
46

Mi Madonna, mi Mónica Belucci,

mi ya no mi.
6DEHVTXHWHIXLLQÀHO
me aseguras que lo soñaste.
Yo nunca tuve una pesadilla
en la que viera venir
tan perfecta venganza.
Tú coleccionas corazones de piedra.

Yo, botellas de pisco.
47

Hay tardes en que ni la leche condensada me quita

la pena.
No hay lirismo alguno en mi sobrepeso,

pura indolencia. ¿Ganas de qué?
Estoy cansado. No fui lo que esperabas,
qué esperabas.
Me masturbo pensando en nosotros.

Y no acabo hasta imaginar que tú acabas.
48

a Juan Pablo Pereira y Ernesto González Barnert
(VWHÀQGHVHPDQD
abusé de la hospitalidad de los amigos,
varios días con la misma ropa
y pocas horas sobrio.
Cuando mi corazón es un peso muerto
ellos me ayudan a cargarlo.
Escucho el All things must pass, con los ojos

cerrados, en el living. Qué otra cosa puedo hacer.
Charly, en una entrevista: “Estoy aburrido

de que me traigan discos nuevos. Si quiero
escuchar buena música, me la compongo yo”.
49

Yo soy la señora del aseo aquí y estaría bueno ya

que me deje de sacar la vuelta.
El dolor de la mamá de Cobain: “Ahora él se

ha ido y se unió a ese estúpido club. Le dije
que no se uniera a ese estúpido club”.
“He tenido un período re oscuro”, me digo. ¿Es

que la claridad está libre de traiciones, excesos,
desasosiego? Todo ocurre a plena luz. El asunto es
sacarnos de una vez la chaqueta que heredamos.
O enmendarla. Mejor sería decir: he tenido un
período terrible, de mucha luz. La luz me confunde.
Me ha faltado fantasía y oscuridad para no caer en
traiciones, excesos, desasosiego.
50

Hablemos en serio: la vida, lo que se llama vida,

está lejos de aquí, de esta hoja. Y quizás por eso
estamos aquí: tú leyendo, yo escribiendo, para vivir
otra cosa que no se llama vida y que intentamos
cazar con redes rotas: palabras, rayas, refritos. ¿A
quién le importa? A ti, a mí. Qué más pedir. Más
serían multitud y ya sabes que no me gustan.
“Las conversaciones con Nicanor me habían

LQÁXLGRHQHOVHQWLGRGHTXHODSRHVtDDOJR
verbal y con prematuras pretensiones de
metafísica pura, se me fue cayendo a algo
más aterrizado y brutal”. Lihn
En el bar la Maca nos recuerda este excelente

dicho: “Nunca se peca de elegancia”.
Y brindo por eso, entero manchado.
51

4XpULFDODÁDFDGHRMRVD]XOHV\WHWDVJUDQGHVGH
ayer con su chaqueta de buzo azul marino a medio
abrir. Su pololo no era mejor que yo.
Isis: yo no soy escultor, no podría

tener tu cabeza de modelo.
Sólo sé meter mis manos en esta greda.
Y si escribo tu nombre no se rompe.
“Cualquier cuaderno de escolar sirve

para hacer la absurda vida de la poesía”.
Estoy de paso en Valdivia
y soy el turista que no quiere pasear en bote
por quedarse en la orilla viendo nativas.
52

Turistas, niños ansiosos.

<RSUHÀHURHVWDVRPEUDGHUDPDV
bajo la que me puedo sentar solo.
A salvo de las familias que rebalsan la ribera.
(OYHQGHGRUGHFXFKXÁtEDUTXLOORHOYHQGHGRU
de helado.
Fotos, todos posan para la foto, de espaldas al río.

Para tener un recuerdo de lo que apenas vieron.
53

Calle Calle 2007
a Guillermo Carrasco
Olas van y vienen, cruzándose

en el río que vemos desde el hotel.
Cada vez menos luz, un poco de viento
nuestra mirada detenida en la libertad del agua.
Olas van y vienen como manos
que se estrechan, un instante.
[Paseo Libertad]
El sol lo vuelve todo tan colorido en este paseo.

Pero una chica de 17 años, cuyo nombre no retuve,
lo pintó vacío y nublado. Y me hizo pasear
por donde quería pasear.
Antes de armar The Smiths

Morrissey era un escritor desempleado
que no llegaría nunca a ser alguien en la vida.
Una periodista acaba de decirlo en la radio,
mientras escribo.
54

Siempre da las gracias aunque nunca lo

escuchen.
Me hice expulsar de nuestro amor

como un jugador ofuscado frente al resultado
|adverso.
Nunca vine aquí contigo.
Ahora me entretengo mirando mujeres que no son tú
como lo haré por el resto de mis días.
Valdivia es también esta resaca, después de

saltar con Pedro como desaforados, piscola
en mano, escuchando ese viejo disco de
los Cadillacs (“El ritmo mundial”, para los
hermanitos con menos ritmo en el mundo).
No cualquiera es mi hermano cuando canto.
55

No puedo dormir y jp duerme tanto. Cuatro de

cinco me contesta con voz de que le cagué la siesta.
Qué facilidad.
Mi sobrina viendo a alguien vestido de huaso:

“mira, va vestido de cueca”.
Mi otra sobrina después de quedar satisfecha con el

almuerzo: “quedé zeta”.
56

a José Miguel Ruiz
“Más que un hombre al uso que sabe su doctrina,

soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”.
Y qué bueno es reencontrarse con Machado

como con un viejo maestro
que ahora, en vez de hacernos clases,
nos acepta una cerveza.
[Teillier II]
En cuadernos iguales unos resuelven ecuaciones

otros escriben poemas.
Llegó la batucada. Mi antónimo

ese niño feliz.
57

Millán: “cualquier vulgaridad suena rotunda y

espléndida, acertada, cuando toda la lengua da en
el blanco”.
Hasta en lo espontáneo ser exacto.

Los borrones: espuma de afeitar o motes de
barba en el lavamanos.
Es que decir algo mal es no decirlo.
58

Escribir lo que me gustaría releer en unos años

más, sin vergüenza: es lo que fui. Y tal como dice la
Ana, si no lo anoto se me olvida.
El color, la altura, la majestad deshilachada

de un pino. Yo y mis sueños verde pino.
Mariposas, moscas y abejas.

Lo que queda de bosque
(lo que dejó la inmobiliaria que vendió el sueño
de vivir en el bosque).
59

Casitas caras color crema

donde hubo tupido centro de bosque.
Porque pavimentaron estoy aquí.
Y al llegar al borde del río

alguien estacionado en mi plan de soledad.
Insectos y pájaros cuchichean a mis espaldas.
60

¿Si nos quedáramos quietos creceríamos

tanto como estos árboles?
Pudor y fastidio con la gente que pasa y me ve

escribiendo. Furia con el insecto volador que
me persigue.
“El que lo dice lo es”,

respondíamos cuando chicos si nos insultaban.
61

La tarde es un tractor avanzando por la carretera

despejada.
“Mi primera mujer me traicionó, tú me

traicionaste y no quiero que me traicionen
una tercera vez porque ningún animal tiene
tres cuernos”
(de la teleserie brasileña que vemos

después de almuerzo)
“En estos tiempos jugársela por ser un poeta que

escribe de lo que vive no es tan frecuente”.
(Millán again)
62

Demasiadas horas sin música. Atento a la calle,

a todo lo que no son mis discos.
Pasto seco como palabras muy gastadas.

El sol da vida y la quita.
Pasto seco como un sol sin llamaradas.
Las palabras dan vida y la quitan.
Lo único que redime al calor (y cómo lo redime) son

las mujeres cada vez menos abrigadas en la calle.
63

Barrancón, San Bernardo, 1995-96
Nunca jugué en Rey de Copa,

el fútbol era sólo una buena excusa
para la cerveza con los grandes después del partido
y el viaje de ida y vuelta
escuchando Soda a todo volumen
en el auto de mi hermano mayor
cada domingo híbrido de siempre.
Gorosito es el poeta. Acosta, el lector.
El arte abstracto y orgánico de las nubes. Todos los

días una obra distinta y al mismo tiempo parecida
a las anteriores. El crítico diría: las nubes y su voz
propia.
64

Una tarde muy Lady grinning soul. She’ll come,

she’ll go…
Una dos tres cuatro chicas lindas

cruzando la calle
y una niñita de la mano.
Ya desaparecieron.
Máquina eléctrica de cortar pasto

sacadora de quicio
hermana del taladro del dentista.
65

Borro lo que no quiero recordar mañana

(como en Memento)
Se está bien aquí,

como en cualquier parte donde haya viento fresco
y pocas obligaciones.
Después de cinco días de tranquilidad me

aburro. Ganas de zafar, de volcar el tractor
de la monotonía.
66

Me junté con Mishima en un bar de Isla Teja.

Empezó a contarme su vida,
mientras la tarde era relevada por los faroles
y los demás hablaban de su vida a otros
en otras mesas.
[Bunker]
No place for lonely people en este bar,

ni una silla en la barra.
Me exilian junto a los ciruelos del bandejón
que me acompañan en el bar de la intemperie.
En la barra del Ocio copio un piropo antes de

regalárselo a la mesera al reverso del posavasos:
“Tu primer cigarro es una luciérnaga rodeando a un
|hada”.
67

Mañana siguiente. Ya no están los caracoles

y las babosas que nos recibieron en la
madrugada. Hay cosas que sólo la noche
permite, en la noche la ciudad nos sueña
y somos su inconsciente.
(QODIHULDÁXYLDOXQDQLxDOHSUHJXQWDDVXSDSi
—¿Los lobos marinos están aburridos?
—No, hija, están cansados.
Osos azabaches rusos, normalmente solitarios,

VHVRSRUWDQFXDQGRKD\VXÀFLHQWHVED\DV
68

Después del escorpión azul
El que va a morir no engaña,

ya no sirve de nada mentir.
No podemos ser siempre tan auténticos e intensos.
—¿Qué pasa?
—Nada.
(Sólo veo por la ventana todos los colores que Millán

disfrutaba más que yo).
Los tiuques volvieron con las nubes.

Mientras menos luz mejor me siento.
Mi sobrina me dice cuando voy saliendo con

su papá: “¿Vas a ir así? ¿Por qué estás tan
GHVRUGHQDGR"1RSDUHFHTXHYDVDXQDÀHVWD/DV
chicas no te van a amar”.
69

“Su orgullo consistía en no orientarse. Ahora es

débil y mira el camino”. Canetti
Desayuno de bus: pan y café con pajita en

vaso de piscola.
Álamos de carretera.
Vale la pena viajar sólo para verlos.
70

Hechizo 3:34
El desastre nos desviste;

se cierra el comercio y se abre la selva.
Los pilares se abren como gajos
RIUHFLHQGRODYHUGDGGHORVÀHUURV
volvemos a pedir sólo agua y luz, sólo
techo y mantas.
Un pan, una radio a pilas.
Que el cielo no nos mueva el piso
esta noche, que no sea la última.
Tardaron en volver a casa los gatos

que arrancaron del temblor.
El alcaide liberó a los criminales
para que no murieran ahogados,
pero a la leona del Circo Las Montini
sólo la salvó su pesada jaula.
Nadie sabe cuántos perros NN desaparecieron.
Alguna vez fui el loco que tomó en brazos al que
|cojeaba
para llevarlo de noche al veterinario del pueblo,
pero no tenía remedio. Los lugareños
lo dejaban sufrir en paz.
Siete años después vinieron las tres grandes olas.
Los gatos arrancaron
los que aún tenían casa tardaron en volver.
71

Chile era una princesa teñida

no dejaba que nadie tocara sus hombros.
Ahora vuelve a ser sapo.
72

Bernarda Morin con Canadá,

SOD]DURGHDGDGHHGLÀFLRVEDMRV\DxRVRV
Me encanta ser el único que se aburre aquí.
Ese restorán que te gustaba tanto porque

estaba siempre vacío.
Linda morena de pantalones ajustados: si al

menos hubiera andado con mascota. O tu hijita
se acercara y conversáramos.
73

La tribu de los diferentes es tan homogénea,

repletan el paradero.
3UHÀHURDOSHUURTXHHVWiHQODFDOOH
y le ladra a las ruedas, solo.
Canta tu ombligo y serás universal.
O como dice Nietzsche:

“Hay que apartar de nosotros el mal gusto
de querer coincidir con muchos”.
74

Working Class Hero
Mis héroes no vinieron a congraciarse

con la clase trabajadora.
Imposible confundirlos con candidatos a diputado
o al Premio Nacional.
6DEHPRVORVEHQHÀFLRVGHGHFODUDUVHHQTXLHEUD
ser rebelde como quien compra
los jeans rotos de fábrica.
Mis héroes siguen su propia liebre.
Y si al público le gusta, mejor
pero no se lo ganan disfrazándose de ovejas.
Si son lobos atacan.
Y si son gatos se largan.
Mis héroes no se sienten héroes
ni lo son: saben divertirse,
no le tienen miedo al pop
y dan la vida sin refregárselo a nadie en la cara.
Nunca están satisfechos
y yo tampoco.
Si la abuela Paulina me hubiera dicho

cuando niño “hay que dejar el plato limpio
para que mañana sea un día lindo”, quizás
hoy no sería así de mañoso y dejaría el plato
reluciente como lo deja Omar.
Más que el sueño de la razón, la sobreprotección

engendra monstruos.
75

Where the Wild Things Are
Ojalá yo pudiera correr donde viven los monstruos

y llegar ahí
como la abejita del video de Blind Melon,
mar adentro de mí mismo
donde nunca fui el rey;
con suerte llegué a este páramo,
HQHOTXHWDPSRFRGHÀHQGRDQDGLH
de la tristeza.
Sigo usando las poleras de mi hermano.

Cuando él se las ponía tenían onda.
En la plaza me enamoro
de la mamá joven que se columpia y me mira.
Imposible como la mesera que se repite de bar en bar
rostros distintos y siempre la misma.
76

Una bata rosada que se abre.
De lo que llaman amor hoy día estoy lejos.

Pero disfruto los sucedáneos.
Ver una película para pasar rápido esta noche de

domingo.
77

Me pone mal del estómago

rellenar formularios, preparar proyectos
de obras que simplemente sería mejor abandonar.
Salir del reino de la acción, he ahí
un buen proyecto:
escribir versos de cuando en cuando
y el resto del tiempo leer, ver series,
caminar por el barrio, tomar algo con los amigos.
Pero es justamente el dinero
el obstáculo para dejar de necesitar dinero.
La paradoja me enferma (y no es metáfora).
Y no sé por qué escribo en verso
si no estoy escribiendo poesía.
Ya no sé qué es que.
Pero los formularios no pueden escribirse en verso
y ahora no me da la gana hacer otra cosa.
Si algún cartel me dijera qué día es hoy.
Cerrar los ojos

descalzo en la arena cuando ya no queda gente.
En cualquier estación.
78

Le hago cariño a todos los gatos que se me cruzan.

Y sigo.
Kathy: te debo mi mail mi teléfono y este

|poema.
Amé tus tallarines a las 6 de la tarde.
Y me merezco no haberte visto nunca más.
Terminar a las 6 AM en el baño de un after

con alguien que no te gusta
y escribirlo.
79

Creí que no podía seguir cayendo.

Parece que todos los fondos son falsos.
Yo y mis amigos durmiendo en mi cama.

Y las chicas dónde.
Los que ganan siempre son feas personas.

A mí no me molesta mirarme al espejo.
80

Ayer Winter llegó dándose puñaladas por

una mina que le encantó en el metro pero no
se atrevió a hablarle. Si yo sufriera así cada
vez que me pasa eso me faltarían partes del
cuerpo al día para apuñalarme.
Hoy salí solo

y me quedé al borde de la pista,
viendo bailar cuerpos graciosos
en todas las acepciones de la palabra;
trago en la mano,
verbos condicionales en la cabeza,
y nada más:
la misma historia de casi siempre.
Químicamente triste.
La familia me recibe.
Hago reír y me río.
Vuelvo a casa, leo. Nadie me obliga
a nada.
Y sin embargo no zafo.
Salgo a la calle.
Los gatos se me acercan
dejan huellas en la nieve.
81

Quiltro café claro:

quién como tú durmiendo a pleno sol
a la entrada de un bazar sin clientes.
Adolescentes con las que me falta estar

me cercan en la plaza.
Miro a los ojos

a todas las que me gustan en la calle.
Y si me miran de vuelta,
no respondo.
82

“Ay me carga la poesía de hombres”

dirá Julieta cuando lea todo esto.
[Florit, González, Pereira]
Es cierto, hubo días en que creímos ser beatles

y que incluso nos turnábamos para tocar la batería
ya que no teníamos un Ringo.
Es verdad, fuimos la mejor banda
sin siquiera haber grabado un disco
sacando de quicio a los colegas.
Pero man, estamos en Chile
y nunca hubo fans agolpadas a nuestra puerta.
De qué sirve que seamos tan buenos
si nadie tararea nuestras letras,
ni tenemos una editorial
que nos convierta en leyenda.
Pero perdimos todo miedo al ridículo
y estamos posando ebrios en un paso de cebra.
Otra de Charly: “Fito es políticamente

correcto. Yo no, yo soy éticamente correcto”.
83

Ojalá después de cada borrón

pudiera haber cuenta nueva.
Un auto del ochenta y dos
no puede volver a ser cero kilómetro.
Abrir los brazos y cerrar los ojos

caminando contra el viento,
a la hora en que nadie te apura en la calle.
Arqueas los pies como una bailarina

y tus zapatos blancos acentúan el parecido.
Desembocadura de tus jeans gastados
que besaría aquí mismo, en el metro
que nos junta y nos separa cuando me bajo.
84

“Cien mujeres distintas me enamoran./ Yo

no me atrevería a defender mis desviadas
costumbres,/ ni a esgrimir defensas
engañosas a favor de mis vicios”. Ovidio
“Lo redondito enloquece” o algo así dice Bertoni con

tanta, tanta razón.
“Malamar no ama,
le gusta estar enamorado”. Xirok
85

“El libertinaje no nace de la alegría, sino que

de la falta de alegría”. Nietzsche.
El correcaminos me aburrió. Quiero dejar de

hacerme humo al caer de acantilados, no explotar
más en mis propias trampas. Estoy unido a ese
pajarraco de por vida y lo atraparé, porque mi
hambre otro bicho no; pero hoy déjenme en paz,
que corra lejos: quiero verlo a distancia y por
una vez no hacerme humo al caer de acantilados,
explotar ya basta: mis tontas trampas.
“Lo vivido me hace temerle a lo que anhelo”,

dice Winter.
Adhiero.
86

[Felicidad con C]
De puro contento escribo.

Anoche la esperé con el aseo hecho, como nunca
y hasta puse una plantita en la cocina,
la primera que traigo aquí.
Pero olvidé esconder mi colección de botellas de pisco.
Obviamente la encontró rasca.
Pero no por eso dejó de darme sus besos
hasta hoy.
[Discusión con C]
“Sobrevaloras las palabras,

ese es tu problema”.
Como una forma de darte la razón
lo anoto aquí.
[C en Londres]
Ese perrito que te siguió el jueves,

cuando viniste a verme a las 3 de la mañana.
Ese perrito manchado que te cuidó,
TXHWHGROLyWDQWRGHMDUDIXHUDGHPLHGLÀFLR
porque aquí no se admiten mascotas.
Ese perro desconocido
que se quedó para verte apretar el 6 en el ascensor
y desaparecer.
Ése ahora soy yo.
87

Pasajera en trance
Acabamos de despedirnos
y alguien sube a la micro
a cantar La jardinera
a capella, yo no quiero
olvidarme de ti,
no voy a cultivar la tierra.
Escucho el Ok Computer en el sillón que compré

porque desmantelabas tu casa,
ése que tiene tu nombre y quiero guardar
para nuestro futuro incierto.
Ahora te veo en una foto que tomé
mientras hablábamos por Skype,
en ese momento te reías conmigo
y apreté un botón para que siempre
te rías al fondo de mi pantalla.
Recuerdo cuando escuchábamos este disco.
No quería esto nunca quise
que te convirtieras en literatura
pero aquí me tienes, soportando lo que vino
después de medianoche
sin siquiera un zapato suelto tuyo.
Beware of darkness, amor.

Que George Harrison cuide tus sueños.
88

—Y esto, ¿se pasa?

—Sí. El corazón es una cola de lagartija.
El reloj de mi compu de la pega insiste en

adelantarse una hora, como si quisiera
arrastrarme de un ala al bar.
Volvió Diego Portales, el gato

DWRPDUVRODOODGRPtRHQODRÀFLQD
Se deja hacer cariño, juega
muerde y se va.
“Altivez, gatidad,
ni el menor deseo
de congraciarse con nadie”.
J. E. Pacheco
89

röckstar
No todos han entendido tu humor.

Ni siquiera los dioses, que ahora te tienen
en suspensión, con tu inconsciencia abierta
a otras dimensiones. Dijo bien Luis Alberto
sobre tu luz: es altamente psicodélica
y esa carcaza pop que llevas sobre la piel
es sólo diversión. Tanta falta que nos hace.
Pero me cuesta hablar en plural de ti
aunque te coreen multitudes. Yo saltando
junto a ellas te escucho solo:
tu voz traspasó la conciencia.
Llevo una imitación de tu polera que me regaló Pedro,
¿lo conoces? Claro que sí.
Estás en todos nosotros.
Sueño que voy en una micro, hablo con

una desconocida y terminamos abrazados.
Bajamos, pasamos por fuera de un derrumbe
y luego se transforma en redada policial,
hay que escapar. Al correr por la calle me
intercepta una bruja y dice: “Si vuelves
a hablar en público, perderás la voz para
siempre”.
Un déjà vu me hace repensarlo todo.
90

Ganas de renunciar y poner un puesto de

FXFKXÁtVFRQKDUWRPDQMDU+DFHUIHOL]DOD
gente y comerme los que sobren.
En Moneda llegando a Cumming,

un rayado acertadísimo: “Maquieira al Nacional”.
Un perro en medio de la vereda calentita a las

2 de la tarde, durmiendo a pata suelta: eso es
paz espiritual.
91

Son cada vez menos las personas conocidas que me

animo a saludar en la calle, si las veo a mediana
distancia. Ahora pasó caminando por Salvador una
otrora amiga con la que sé de memoria el diálogo
que hubiésemos tenido, es especialmente hábil
cobrando sentimientos y yo a todo sí sí claro y por
dentro no no no.
Ya no te tengo al lado impidiendo que me

coma los cueritos de los labios.
Él hace magia blanca pero quiere que lo respeten

los que hacen magia negra.
92

Carta del tío Fernando
…sabes, ya estoy acostumbrado

a vivir así. Dios me da la fuerza.
Igual me doy a entender. La gente
es muy considerada conmigo.
Los pasajeros me desean que me vaya bien,
que tenga un buen día, que Dios me bendiga
y eso me reconforta mucho. En los servicios públicos
me dan la preferencia. Los guardias me dan la pasada
y me tratan muy bien. No me puedo quejar.
A veces sueño que estoy fumando
y como que me confundo,
porque sé que no puedo fumar y sin embargo
igual fumo. Cuando despierto, me doy cuenta
que realmente no fumo y que fue sólo un sueño.
Imagínate que fumé durante 50 años.
Robé la carta que le enviaste a mamá
porque aún recuerdo tu voz.
El cáncer te quitó la laringe
pero leerte es escucharte.
Qué ganas de ir a Arica
y tomar anónimamente tu colectivo
sólo para desearte un buen día.
Me faltó tomar contigo y con el tío Nano juntos
pero él ya no está. Yo creo que siguió fumando
hasta en su entierro.
Todos los días me acuerdo de Nanito.
Yo me acuerdo de ti ahora
esa sonrisa como de encogerse los hombros,
tu pelo tempranamente blanco.
93

Cerrillos
Mi tío Nano debió morir

mucho antes. No era de los que quieren
vivir hasta los 100, fumaba
ya casi sin pulmones, a escondidas
cuando se lo habían prohibido hace años.
No tengo recuerdos de él joven
lo conocí con esa voz raspada, ronca
preguntándome siempre por minitas.
Le iba bien con ellas, cuentan
sus hermanas. Me cohibía,
no sabía muy bien qué decirle
era demasiado joven. No supe
conversar con él.
La mañana en que murió
tenía al lado en la cama a mi pareja
de ese entonces. Le conté y enseguida
empecé a besarla, me puse tras ella
y lo hicimos con fuerza, como creo que a él
le hubiera gustado.
Nosotros, vivos y exhaustos
imaginamos que habría estado feliz de enterarse
de nuestra reacción ante la noticia.
Él ya no se enteró de nada. Sólo quedaba
el abrazo de su hijo, confundido
en una capilla de Cerrillos.
94

Miss Sarajevo
Nos queda el aria, un vaso de agua

contra el miedo a seguir aquí.
Los francotiradores volverán a los techos.
No dejes que nos maten
antes que volvamos al sótano. Arriba
es fácil perder la razón.
En una llamada de 2 minutos y 48 segundos

papá te recomienda tomar las pastillas,
ir a trabajar (son las 10:58), abordar a tu
psiquiatra en un pasillo para ahorrarte la
consulta y decirle atiéndame, usted es mi
doctor, tenís que aprender a ser más patudo,
como tu padre, mientras tú con caña en un
sillón de la Villa Frei en un departamento
casi casi igual al de tu infancia —te carga esa
palabra— con la mano libre marcando la p.
166 de Harakiri.
No soy el único con insomnio.

Un perro que aúlla
dice todo lo que yo querría decir.
95

Y claro que cuesta llegar al departamento

los domingos, cuando no hay amigos
ni familia ni amor que te reciban,
o una tele siquiera para poner la mente en blanco.
Y me gusta que cueste.
Este ponerle tanto color a lo que es gris.

Déjalo gris. Como el capricho de tu tío
abuelo. A qué la neura, el pataleo ante un día
más. Van a insistir en forzarte a la alegría.
Seguirán sonando las alarmas. Déjalo gris.
Todo se mueve: los autos, las palomas, las ramas

de los plátanos, la gente. El perro que estaba
echado al revés junto al almacén, con un pequeño
charco rojo debajo, no.
96

¿Has visto a tus papás durmiendo siesta? Los míos

comparten cama hace 40 años
y acaban de cambiarse
a un departamento más chico.
Otra vez están solos
y esta fue seguramente la última mudanza.
No se separaron cuando pudieron hacerlo
como los papás de todos mis amigos.
Conozco el resentimiento
de los que siguen juntos, el amor
al hijo por sobre todas las cosas.
Me cuesta entenderlos, yo no tengo fe.
Pero de tanto insistir acumularon algo
que no conozco, algo
que les permite perdonarse y seguir.
Ahora duermen hacia el mismo lado
con la tele prendida.
97

This Be the Verse
Cuando acumulo las cuentas pagadas en una carpeta

que hace rato no da abasto, y pierdo papeles
pienso en el hijo que elegí no tener.
A él le regalaría, cuando se fuera a vivir solo
varias carpetas para que no sucumba en el desorden.
Le daría cinco juegos de sábanas
para que no use siempre esas mismas
que le va a costar un mundo lavar.
Lo llevaría a comprar ropa cada seis meses
para que no se aburra de sí mismo
al verse en la mañana, antes de ir a trabajar
como uniformado para una derrota diaria.
Me preocuparía de que tenga calcetines y lo obligaría
a botar los que se van rompiendo o quedando
guachos, él no los coleccionaría
en un cementerio de lana con cadáveres
de todos los colores esparcidos por su cuarto.
Si no lograra convencerlo de llevar una tele a su casa
le grabaría muchas películas y series, a cambio
de que las tenga tan ordenadas y a la mano
como sus libros.
Comería de todo enfrente de él
para que no herede mis mañas.
Lo acompañaría a ver departamentos
\PHÀMDUtDPX\ELHQ
si hay mucho auto estacionado,
para que las alarmas no lo molesten en su desvelo.
Que tampoco haya tanto perro. Aún así
le regalaría tapones para los oídos,
diccionarios etimológicos, libros sobre la vida animal.
98

Tendría auto y tiempo

para llevarlo por el día a la playa
cada vez que me lo pidiera. Me emborracharía con él
en la semana, hasta muy tarde e iría a trabajar
aunque no haya dormido nada. Así tendría moral
para tirarle todos los vasos de agua necesarios
si no hace lo mismo.
Corregiría sus poemas con más rigor
que a mis mejores amigos
y también le regalaría una planta no muy exigente
que jamás le recordaría regar.
Y si con los años lograra cuidar un gato
que estuviera en su sillón cada vez que voy a visitarlo
me sentiría el padre más pleno de este mundo.
99

Contra el profesor de técnico manual
Mamá me sobreprotegió todo lo que pudo

y me expuso al ridículo. A ti,
que eres de los que no entienden que haya hombres
que no sepan armar una repisa.
Disfrutabas poniéndole un 2
a los que no traían materiales
y más de una vez disfrutaste a costa mía.
De nada servía pelear, eras
asquerosamente omnipotente en ese taller.
Tan alto y seguro de ti mismo,

parecido a papá en sus mejores años.
Seguro que como él también hacías deporte,
habrás tumbado a más de diez
como a mí me tumbaron diez veces por cobarde.
A mis amigos les iba bien en tu curso,

ahora son padres. Yo me martillaba el dedo
por escapar al patio antes del timbre.
Si sólo hubiera pegado un clavo. Todo
salía contrahecho en ese galpón,
nada tenía sentido. Entonces me reía,
en vez de defenderme me reía y tuve que
congraciarme con los que sabían pelear. Aprendí
a pegarle a los que no sabían devolver el golpe.
En ese pasado salvaje
no había libros, no había poemas,
sólo un constante miedo
al ataque a mansalva. A la risotada
del curso entero luego de cantar a toda voz
100

WUHVOLDRVSDOÁRULWFX
ÁRULWFX
—liao!
el hit de mi mejor amigo
cuando nos quedábamos solos en la sala.
Estos son mis materiales:

los clavos que me tuve que sacar.
Me habría gustado ser estoico,
DÀUPDGRHQDOJXQDYHUGDGLQWHULRU
3HURQRKDEtDGyQGHDÀUPDUVH
Sólo el tiempo me libró de la juventud
a la que gente como tú quisiera volver.
101

Berryman
La vida, mis drugos, es aburrida.

No debemos decirlo.
Después de todo mira
ese cielo espléndido y el mar
nosotros mismos brillando todavía.
Además mamá siempre
repetía: “sólo los tontos se aburren”.
Y qué puedo decir, parece que en verdad

soy tonto, porque estoy
demasiado aburrido. La gente, la literatura
(especialmente la gran literatura)
me aburre,
Florit me aburre con sus discursos y sus quejas,
tanto como Aquiles que amaba a la gente

\ODYDOHQWtDHQHORÀFLRTXHPHDEXUUH
La cordillera recién nevada, el pisco
todo parece un obstáculo y no sé cómo ese perro
pudo llevarse a sí mismo y a su cola tan lejos,
a los cerros al mar al cielo
dejando atrás a este bufón: yo.
102

Estrujar la naranja hasta que dé lo amargo.
“Tú sabes que por eso escribo, para evitarme

hablar demasiado”. Ennio Moltedo
Paso en limpio mi vida

te la ofrezco en esta bandeja blanca.
103

Das
Kapi
t a l
Ediciones
se sustenta
en la creencia
de que la base del
circuito editorial son
los autores y lectores que
rodean, circulan y dan vida
al texto. El acto liberador de
la literatura es, para nosotros, un
ejercicio democratizador, que debe
apuntar a enriquecer culturalmente a
sus actores y a la sociedad en
su conjunto. En la realización
de este libro participaron Tania
Encina y Camilo Brodsky. Con esta
reimpresión se completa un tiraje
de 430 ejemplares en papel bookcell
ahuesado de 80 gr. en interiores y
couché de 300 gr. y polipropileno por tiro
en tapas, siendo encuadernado con hot melt. En la composición de
los textos se utilizó una tipografía Bookman Old Style a cuerpo 10.
104

&2/(&&,Ð132(6Ì$ PUÑALADAS. Después de leer un libro como Materias de libre
MATERIAS DE LIBRE

ANDRÉS FLORIT C
CENTO
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Umo
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Bomba Bencina
La indiferencia
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Claudio Bertoni
31 octubre 2011

Materias de Libre Competencia y Regulación - Nodrm

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&2/(&&,Ð132(6Ì$ PUÑALADAS.

Después de leer un libro como Materias de libre

ANDRÉS FLORIT CENTO

PORTADA materias de libre 01.indd 1 26-09-2013 18:28:44

ANDRÉS FLORIT CENTO

MATERIAS DE LIBRE COMPETENCIA Y REGULACIÓN

PORTADA materias de libre 01.indd 1 26-09-2013 18:28:44

Das Kapital Ediciones

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Materias de libre competencia y regulación/ Andrés Florit Cento

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No es difícil dominar el arte de perder.

Pierde algo cada día. Acepta la confusión

Luego ensaya perderlo todo, perderlo rápido:

Yo perdí el reloj de mi viejo. Y mi último

Perdí dos ciudades, bellísimas. Y aún más

interior lo que se llama 01.indd 5 26-09-2013 18:31:01

Las hojas del liquidámbar ya están cambiando

Mi madre corta el pan en la cocina.

Hay cosas que ya no.

interior lo que se llama 01.indd 6 26-09-2013 18:31:01

Espero la micro pero la dejo pasar. Es domingo en

“Suplanta las vanidades por las fantasías”.

La calle larga, atestada de sol.

interior lo que se llama 01.indd 7 26-09-2013 18:31:01

Hombres jóvenes sacan la basura de la calle

El sol como un padre atosigante

La tierra del patio recién mojada.

interior lo que se llama 01.indd 8 26-09-2013 18:31:01

Me gusta la hora en que se encienden las luces y

Pasa un auto a toda velocidad

Isabel la Católica, medianoche.

interior lo que se llama 01.indd 9 26-09-2013 18:31:01

Busco algo de sexo en la TV —hasta que la

La mañana desdibuja los hallazgos de la

Desayuno con mi viejo.

interior lo que se llama 01.indd 10 26-09-2013 18:31:02

Pasan, todos pasan.

Sí, a veces todo es redundante.

“Cuanto mejor es el libro que leo, más me repugna”.

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Calles despobladas de Las Condes,

Que la palabra sea un pozo sin fondo

interior lo que se llama 01.indd 12 26-09-2013 18:31:02

Un hombre pasea con el perro

Una paloma camina alrededor mío.

¿Por qué no mato a la chinita que se posó en mi

interior lo que se llama 01.indd 13 26-09-2013 18:31:02

Es que me encanta ver las líneas del tranvía y

No me gustan los mapas

Afanarse en llegar: de estultos.

interior lo que se llama 01.indd 14 26-09-2013 18:31:02

—La Villa Frei es mi Lautaro, mi Itaca.

No es que tengas la culpa. Pero cuando

Cobain rompió su primera guitarra antes de grabar

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Rezar a quién. Como si alguien hubiera salido en

Lucecitas rojas intermitentes.

Mamá acodada en la terraza

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