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Ichimei

Tsukushi

Las muchas
formas de Dios

P. 1
Las muchas
formas de Dios

P. 2
El Dragón y la Ceremonia

Las muchas formas de Dios

Volumen 3

Autor: Ichimei Tsukushi

Ilustraciones: Enji

Traducción al inglés: Yenpress, LLC/ Jordan Taylor

Traducción al español: MK & EL – Felt

Corrección y edición de imágenes: MiraiK –

Svartalheimer
Contenidos

Prólogo

Capítulo 1 Tan silencioso como la nieve

Capítulo 2 Y desvergonzadamente amable

Capítulo 3 O fríamente pacífico

Capítulo 4 Para algún día derretirse y

desvanecerse

Epílogo

EL DRAGÓN Y LA CEREMONIA

Presentado por Ichimei Tsukushi


Contenido

Prólogo ................................................................................... 10
Capítulo 1. Tan silencioso como la nieve ........................ 21
1 ............................................................................................. 21
2............................................................................................. 27
3............................................................................................. 33
4 ............................................................................................42
5............................................................................................ 49
6 ............................................................................................ 55
7............................................................................................ 60
8 ............................................................................................69
Capítulo 2. Y desvergonzadamente amable ................ 78
1 ............................................................................................. 78
2............................................................................................. 88
3............................................................................................. 97
4 .......................................................................................... 105
5............................................................................................ 115
6 .......................................................................................... 124
7........................................................................................... 134
Capítulo 3. O fríamente pacífico .................................... 142

P. 5
1 ........................................................................................... 142
2............................................................................................ 151
3........................................................................................... 162
4 .......................................................................................... 172
5........................................................................................... 178
6 .......................................................................................... 186
7........................................................................................... 193
8 ......................................................................................... 200
Capítulo 4. Para algún día derretirse y desvanecerse
.............................................................................................. 208
1 .......................................................................................... 208
2........................................................................................... 215
3...........................................................................................220
4 .......................................................................................... 225
5........................................................................................... 230
6 .......................................................................................... 241
7.......................................................................................... 249
Palabras del autor ............................................................ 265
Palabras del traductor..................................................... 267
Créditos ................................................................................269

P. 6
P. 7
Aprendiz de fabricante de varitas

Chica con una varita de dragón

P. 8
El Dragón
y La Ceremonia Las muchas
formas de Dios

3
Ichimei Tsukushi
Ilustraciones por Enji
Prólogo

En un pueblo cercano a la frontera este del reino, una chica esperaba. El


pueblo se llamaba Estosha, y la niña se llamaba Riess. Ix estaba familiarizado
con el pueblo, pero esta era la primera vez que la conocía. Pero, de alguna
manera, ella sabía su nombre.
Envuelto en el aire gélido, todo en el área perdía su color, como si
fuera el telón de fondo de un sueño. El invierno siempre era así. La gente
se encerraba en sus casas y el letargo caía sobre la ciudad. Casi todo se
detenía cuando los copos de nieve revoloteaban por el aire. Permanecería
así hasta que la nieve se derritiese.
No había ningún pasajero en el carruaje además de Ix. El cochero de
aspecto lúgubre le dijo que sería el último viaje del año mientras le
entregaba su equipaje.
Cuando Ix descendió en la estación, que ya estaba cerrando para fin
de año, vio a alguien sentada en una silla junto a la pared. Su espalda
estaba perfectamente recta, y sus ojos estaban vidriosos y vacíos. Su cabello
suave y de color claro se destacaba en contraposición a su ropa de azul
marino. Cuando se acercó, ella se giró hacia él. Esta era Riess.
“Bienvenido a la Ciudad de Dios”, dijo ella, en un tono que apenas
se adaptaba a una niña de menos de diez años.
“¿La Ciudad de Dios?”, preguntó de vuelta Ix, con la cabeza
inclinada.
“Sí. Nuestra comunidad es la más cercana a Dios”.
“Lo siento, no sé mucho sobre el marayismo”.
“Esta es la primera vez que la visitas, ¿Verdad?”, fijó sus ojos
desenfocados en él. “Venir aquí es el sueño de todo artesano de varitas”.

P. 10
“No soy un artesano, solo un aprendiz”.
“Pero viniste aquí para hacer varitas”.
“Eso es cierto, pero...”
“Entonces debes conocer la leyenda de Rednoff. ¿Trajiste tu
Declaración de Equivalencia?”. Riess inclinó la cabeza ligeramente antes
de juntar las manos frente a su pecho. “No importa. Lo siento. Sólo quería
hablar contigo un poco. Te mostraré el camino. ¿Te importaría charlar
mientras caminamos?”.
“Había un mapa incluido con la carta. Puedo ir solo”.
“Pero te perderás por tu cuenta. Este pueblo es muy complicado. La
otra persona llegó aquí hace mucho tiempo, así que me sentiría mal si le
hiciera esperar en el frío”.
“¿No tienes frío, Riess?”.
Aunque la niña llevaba algunas capas, no tenía puesto un abrigo. Ix
se preguntó si los vientos gélidos que soplaban aquí de vez en cuando
serían demasiado para ella.
“Sí. Yo tampoco me siento muy bien”, dijo, entrecerrando los ojos
como si hubiera una luz brillante, a pesar de que el cielo todavía estaba
cubierto por una capa de nubes grises. “¿Puedo meterme en tu abrigo?”.
La chica no esperó una respuesta antes de moverse hacia él, se
envolvió con las solapas inferiores de su abrigo y desapareció debajo de
ellas.
Pensando que sería una molestia resistirse ahora, Ix no protestó
cuando le dijo que se moviera, aunque fue complicado ajustar su paso al
de ella.
Las calles de Estosha eran tan complejas como había afirmado Riess.
Los caminos se retorcían y curvaban, por lo que no se podía saber adónde
conducían. Ix habría terminado caminando en círculos si hubiera ido solo.

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“Es así porque estamos cerca de la frontera”, le dijo Riess.
“Construyeron la ciudad de esta manera a propósito, para confundir a los
invasores si entrasen”.
“¿Cuál es el punto de hacerla tan desconcertante? Deberían
fortalecer las defensas exteriores en su lugar”, respondió Ix.
“No podían mejorar las murallas o el muro de varitas más de lo que
ya estaban, así que se centraron en el interior. Además, la gente se
acostumbra a que las cosas estén un poco desordenadas. Nadie de los que
viven aquí se pierde”.
“¿Alguna vez han sido invadidos?”.
“Afortunadamente, nadie ha logrado entrar”. Ix podía sentirla
sacudiendo la cabeza debajo de su abrigo. “Pero lo que está en la superficie
no importa. El corazón de la defensa está abajo”.
“¿Debajo?”. Ella debe haber querido decir bajo tierra.
“Dudo que alguien lo recuerde, pero así es como era originalmente”.
Ix no pudo evitar mirar el pavimento, pero estaba sólidamente
construido y no parecía estar en peligro de derrumbarse pronto.
Riess le había dicho que quería hablar, pero parecía que estaba más
interesada en contarle chismes que en preguntarle algo. Las pocas
personas que se cruzaron con ellos en la calle le dieron a Ix miradas
sospechosas mientras se dirigía a la persona en su abrigo.
“Pensándolo bien”, comenzó Ix, de repente se dio cuenta de algo y
tomó su turno para hablar, “mencionaste a otra persona antes. ¿Eso
significa que solo llamaron a dos personas?”.
“No, hay tres en total, incluyéndote a ti. Dije ‘la otra persona’ porque
es el otro aprendiz”, respondió ella, de manera uniforme. “También
debería tener una Declaración de Equivalencia”.
De acuerdo con la Ley del Reino, solo a aquellos que alcanzaban el
título de artesano se les permitía hacer varitas. Sin embargo, no era realista

P. 12
que este número limitado de personas produjera todas y cada una de las
varitas, razón por la cual las tiendas delegaban parte del trabajo a los
aprendices. Esto estaba permitido porque una varita creada bajo la
supervisión de un artesano se consideraba lo mismo que haber sido
fabricada por el propio artesano.
Sin embargo, hubo algunos casos raros en los que los aprendices
llevaban algo llamado Declaración de Equivalencia para hacer varitas
fuera de la tienda de su instructor. Era una carta que decía que el artesano
y el aprendiz eran lo mismo. Dicho esto, estas declaraciones eran pocas y
esporádicas, porque hacían responsable al artesano de quienquiera que las
entregase. En la práctica, se utilizaban solo en las circunstancias más raras,
como emergencias graves o como un medio para evaluar a los aprendices
que buscaban independizarse.
“¿Habrá un artesano y dos aprendices? Espero que vaya bien...”,
murmuró Ix.
“Tu maestra debe haber estado ocupada”, dijo Riess.
“No, ella es la peor ermitaña que jamás hayas visto. Y no es mi
maestra; solo estudió con el mismo maestro que yo. Tampoco tengo planes
de volverme independiente”.
“¿Entonces ella realmente confía en ti?”.
“No...”, respondió Ix. Volvió a pensar en Morna mientras construía
la declaración. “Me imagino que simplemente no pensó mucho en eso. O
ella no quería salir. Podrían ser ambos”.
La persona que había llegado aquí antes que él probablemente estaba
cerca de independizarse. Ix, por otro lado, no tendría adónde ir si partiera
solo, y no tenía los fondos para abrir una tienda. Carecía en todos los
frentes. Y sin una tienda propia, no se le permitiría trabajar de forma
independiente.
Llegó el tañido repentino de las campanas.

P. 13
El agudo sonido resonó varias veces, haciendo eco en toda la ciudad.
Fue tan fuerte que, por un momento, fue todo lo que Ix pudo escuchar.
Curiosamente, a pesar de ello, no le lastimó los oídos. Mirando en la
dirección del ruido, vio un campanario que se asomaba entre las casas.
“Esa es la Capilla de Estosha”, dijo Riess. “Y esa fue la campana del
mediodía. Estás de paso ahora, pero deberías echar un vistazo al interior
cuando tengas tiempo. Compite por el puesto de primer o segundo edificio
histórico del reino”.
“¿Primero o segundo?”.
“¿Algo sobre eso te interesa?”.
“Escuché decir lo mismo sobre la catedral de la capital”.
“Exactamente. Está compitiendo con la catedral de la capital”.
Tal vez era solo porque la ciudad era muy antigua, pero parecía que
Riess tenía una nueva historia o hecho histórico para recitar cada vez que
doblaban una esquina. Sus historias iban desde lo que sonaba como parte
de la historia real hasta rumores completamente infundados.
“Pero...”, dijo Ix, inclinando la cabeza. Estaban pasando por una
plaza donde un caballero supuestamente había terminado su ola de
asesinatos de cien personas al matar a su amante. “Me estás diciendo
demasiadas cosas para que este viaje sea accidental”.
“Quizás”.
“¿Me trajiste intencionalmente por este camino?”.
“Fue solo un pequeño desvío”, dijo ella, despreocupada. “Lo siento.
Solo quería caminar un poco contigo, aunque sabía que te causaría
problemas”.
“¿Y qué hay de la otra persona que llegó antes?”.
“Me disculparé. Pero sospecho que será indulgente. Soy una niña,
después de todo”.

P. 14
“No, si lo pones así, no lo hará”.
“¿Lo crees? Si eso sucede, puedes cubrirme”, dijo Riess a la ligera. Ix
no podía decir si estaba bromeando o no. “Está bien, ahora te diré lo que
he estado guardando para el final”.
“¿Todavía tienes más?”, preguntó Ix, ligeramente exasperado.
“Estoy en la edad en la que quiero hablar de las cosas que recuerdo.
No te llevaré a más desvíos una vez que termine”.
“Supongo que está bien, entonces”, dijo Ix encogiéndose de
hombros.
“¿Por qué crees que la gente adora el cielo?”.
“¿El cielo? ... Oh, ¿Estás hablando de la Adoración del Cielo?” Ix
recordó la fiesta marayista. “Ese es donde todos se reúnen al final del año
y miran al cielo, ¿Verdad…? También se celebra en esta época del año,
ahora que lo mencionas”.
“Es curioso”, comentó Riess como si estuviera hablando consigo
misma. “Lo único que hay en el cielo, además de la luna, son las estrellas
encima de ella. No es que Dios viva allá arriba”.
“¿Eso es todo lo que querías decirme? ¿Qué, crees que el evento es
extraño?”.
“No, creo que es un ritual muy hermoso”.
“... Entonces, ¿Qué es lo que guardaste para el final entonces?”.
“Eres alguien impaciente, ¿Eh?”.
“Estoy en la edad en la que no puedo soportar nada”.
Riess asintió resignada.
“Durante la Adoración del Cielo, todos en Estosha les piden deseos
a las estrellas. Ya que este pueblo es el más cercano a Dios…”, señaló con
un dedo delgado hacia el cielo. “… Nuestras voces se elevan desde la
Capilla de Estosha hasta el cielo. Por eso hay tantas historias en esta

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ciudad. Todos hablan porque quieren que Dios los escuche. Cuentan todo
tipo de cuentos tontos y sin sentido. Pero brillan como estrellas, por eso
Dios se acerca para escuchar. La gente dice que estamos cerca de Dios, pero
en realidad es todo lo contrario— es Dios quien se acerca a nosotros”.
“¿Es eso lo que estabas esperando para decirme?”.
“... ¿Vendrás a la Adoración del Cielo conmigo?”, preguntó Riess,
mirando a Ix desde el interior de su abrigo. Parecía un poco insegura de sí
misma para variar. Pero un momento después, volvió a su tono normal y
dijo “Ah, me puse nerviosa. Estaba guardando la invitación para el final.
Entonces, ¿Qué te parece?”.
Él no estaba tan seguro de qué pensar sobre esa última parte.
“Estás bordeando la línea pidiéndome que vaya contigo, Riess”,
respondió. “¿Cómo sabes quién soy? ¿Por qué me invitas al festival? No sé
cómo responder a una invitación como esa”.
“No te preocupes, he terminado de hablar ahora”. Cerró los ojos por
un momento. “¿Qué quieres pedirles a las estrellas? Piénsalo”.
Con eso, ella se quedó en silencio.
Tal como dijo Riess, el camino a seguir era completamente recto. De
hecho, estaban fuera de los límites de la ciudad. Aparentemente, la ciudad
solo tenía murallas en el lado que daba a la frontera con la nación vecina.
Los otros lados tenían cercas solo para evitar que los animales se acercaran.
El área probablemente tampoco tenía bestias mágicas viviendo en ella,
razón por la cual Estosha había podido expandirse a lo largo de los años.
En la base de una colina lejana había un pequeño bosque que
rodeaba un edificio de piedra. Aunque las paredes blancas de la estructura
eran llamativas, se veía extrañamente armoniosa contra el telón de fondo
natural. Ix podría adivinar fácilmente que era el Monasterio de Lus. Allí
era de donde había venido su solicitud más reciente y donde estaría
trabajando durante el invierno.

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Notó un sudor fino en sus palmas. Estaba nervioso.
Las palabras de Riess pasaban por su mente una y otra vez: la Ciudad
de Dios.
Ella estaba en lo correcto; esta ciudad no era importante solo para los
marayistas. Los nombres Estosha y Rednoff también tenían un significado
especial para los fabricantes de varitas.
Rednoff fue el artesano legendario que desarrolló los fundamentos
para fabricar varitas hechas por el hombre. Cuando el mundo finalmente
reconoció el valor de sus creaciones, las habilidades de Rednoff habían
alcanzado su punto máximo. Fue entonces cuando llegó a este pueblo,
Estosha, y nunca más se supo de él. Aunque hubo una serie de historias
sobre su destino, que iban desde que se suicidó hasta que se escapó en
secreto y llevó una vida de soledad, no había ni una sola pista sobre su
paradero. Había una tumba para él en la capital, pero el ataúd estaba vacío.
Sin embargo, había una leyenda transmitida entre los fabricantes de
varitas, contada como si fuera cierta:

Rednoff había fabricado la varita definitiva en este pueblo.

Eso era lo que decían.


Nadie sabía quién había contado la historia por primera vez o si tenía
alguna prueba. Obviamente era sólo un cuento popular. Pero la razón por
la que esta historia se contó una y otra vez fue porque tenía una especie de
irresistible magia propia.
La varita definitiva. No había un solo artesano que no soñara con
ella, que no aspirara a forjarla.
Es por eso que trabajaban día tras día para mejorar en su oficio, por
lo que constantemente pensaban: ¿Será una varita mágica el último
catalizador mágico? ¿O un bastón? ¿Qué madera se necesitaría? ¿Qué material

P. 17
conformaría su núcleo? ¿Qué método de adopción usaría para crearla? ¿Qué tipo
de persona podría hacer una varita como esa? ¿Podría esa persona ser... yo?
La gente tenía grandes esperanzas de que Munzil, el maestro de Ix,
forjaría ese legendario catalizador. Pero al final, solo había hecho “varitas
excelentes”, nunca “la varita definitiva”.
Había una cualidad seductora en una historia que decía que, si bien
todos estos fabricantes de varitas podían ir y venir, Rednoff, su inspiración
y génesis, en realidad ya había logrado lo imposible. También
proporcionaba una posible explicación sobre su desaparición. No hace
falta decir que un artesano que hizo la varita definitiva ya no tendría una
razón para seguir viviendo.
En otras palabras, Rednoff era para los fabricantes de varitas lo que
Dios era para la gente común, razón por la cual ellos también consideraban
importante a Estosha. Incluso había algunas historias ridículas sobre que
la última varita estaba escondida en algún lugar de la ciudad o que un país
vecino la robó durante una guerra.
Ix obviamente no les daba valor a esos cuentos. Rednoff había
logrado grandes cosas, pero su tiempo ya había pasado. En estos días, sus
técnicas de artesanía eran bastante ineficientes. Había tomado años de
mejoras en sus métodos para crear varitas modernas; no había forma de
que Rednoff pudiera haber estado a un solo paso de producir el catalizador
definitivo. Suponiendo que tal artículo existiera.
Aun así, Ix era un miembro de la comunidad de fabricantes de
varitas, aunque apenas, por lo que estaba al tanto de Estosha e incluso se
sentía atraído por el lugar. Escuchar la historia que rodeaba a la ciudad
solo había amplificado esos sentimientos.
Justo cuando decidió agradecerle a Riess por mostrarle los
alrededores, Ix se dio cuenta de que ella había desaparecido en algún
momento. Parece que había estado demasiado perdido en sus

P. 18
pensamientos para notar cuando ella se había deslizado de debajo de su
abrigo.
El monasterio parecía lejano cuando salió de la ciudad, pero la
caminata en realidad no fue tan cansada. El tamaño del edificio, junto con
el silencio anormal del lugar, tomó a Ix por sorpresa cuando se acercó.
Había escuchado que mucha gente vivía aquí, pero lo único que podía
distinguir ahora era el susurro del viento en los árboles. No había sonidos
de vida. Excepto por un grito abrupto.
“¡Ah, estás aquí! ¡Finalmente!”.
Alguien estaba de pie junto a la entrada del monasterio, con una
mano en la cadera y la otra señalando a Ix, quien se acercó para responder.
“¡En serio! ¡Ten un poco de consideración con la persona que hiciste
esperar todo este tiempo!”. Los ojos rojos en forma de almendra de la
persona se inclinaron aún más mientras continuaba parloteando. Tenía el
cabello color azul cielo. “Estaba tan emocionado por la llegada de otro
aprendiz, pero nunca apareciste. ¿¡No tenías muchas ganas de conocer a
otro aprendiz!?”.
“Lo siento, ¿Tenías frío?”. Ix logró decir, a pesar de estar abrumado
por la fuerza de la persona.
“¿Frío? ¿De qué demonios hablas? ¡Me hiciste esperar! ¿¡A quién le
importa el clima!? Estaba pensando en que podríamos almorzar juntos,
pero nunca viniste, así que tuve que comer en soledad, lo que hizo que me
doliese el estómago. Y cuando aún no apareciste después de eso, me
preocupé de que hubieras tenido un accidente. ¡La espera fue la peor
parte!”.
“... Oh”.

P. 19
“Tal vez deberías pensar en lo que has hecho. Eh, como sea. Soy
Shuno 1. Un placer conocerte”. Extendió su mano derecha, todavía en su
grueso guante.
“Sí. Yo soy-”.
“Ix”.
“¿Eh?”.
En el breve momento en el que Ix se descolocó, Shuno se estiró y le
frotó los hombros.
“¿Estás bien? ¿No tienes frío?”, preguntó, su expresión era seria
mientras acercaba su rostro. “Esto es lo que sucede cuando te detienes a
oler las rosas cada cinco pasos”.
Ix negó con la cabeza, sin entender en lo absoluto lo que decía. Fue
entonces cuando vio la nieve- su tocaya 2- amontonada sobre sus hombros.
Miró a su alrededor, preguntándose cuándo había empezado a caer. Los
revoloteantes copos blancos que llenaron su visión parecían flores de
shuno- las tocayas de la persona-, bailando en el viento.

1
El sexo de esta persona es indefinido, por tanto, en todo el desarrollo de la historia se optará por adecuar este
hecho.
2
Respecto de una persona, otra que tiene su mismo nombre.

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Capítulo 1. Tan silencioso como la nieve

Las campanas sonaron en dos lugares: desde el interior del monasterio y


desde el campanario de la ciudad de Estosha. Estaban anunciando la hora.
Una vez que las campanadas se detuvieron, el sonido del trabajo se
podía escuchar en todo el monasterio. Madera siendo cortada, líquido
siendo agitado, objetos pesados arrastrándose. Pero lo que no podías
escuchar era una conversación. El monje que les mostraba el camino no
dijo una sola palabra, ni sus pasos hicieron ningún ruido mientras
avanzaba por el pasillo.
Al igual que la ciudad de Estosha, el Monasterio de Lus tenía una
larga historia. Había sido construido hace cientos de años y servía como
hogar para devotos creyentes marayistas que anhelaban una vida
tranquila. El extenso complejo contenía sus propias tierras de cultivo, lo
que le permitía ser autosuficiente. Los monjes supervisaban una variedad
de tareas, incluidas la carpintería, la herrería y la fabricación de
medicamentos. Vendían lo que fabricaban en la ciudad para recaudar
fondos para mantener el lugar en funcionamiento. Cada persona dentro
del monasterio trabajaba arduamente para servir al Señor 3, por lo que los
bienes que creaban eran de mayor calidad y de menor precio que el
promedio. Incluso había algunos comerciantes que compraban sus
productos a bajo precio para lucrar en otras ciudades.
El edificio mostraba signos evidentes de deterioro; en realidad era
un milagro cuánto tiempo había durado, considerando cuándo se había

3
En las religiones monoteístas, el término suele aplicarse a la divinidad. En este caso debe iniciarse con mayúscula:
“el Señor”.

P. 21
construido. Para un lugar que albergaba a decenas de personas, también
estaba sorprendentemente limpio. Eso era sin duda una consecuencia de
su estilo de vida ascético 4.
Mientras Ix y Shuno lo seguían, pasaron junto a varios monjes, cada
uno de los cuales hizo una cortés reverencia. Ninguno de ellos dijo una
sola palabra.
“O-Oye”, susurró Shuno, caminando junto a Ix. “Esta es mi primera
vez en un monasterio. ¿Se enfadarán si hablamos?”.
“No sé...”, dijo Ix vagamente con una inclinación de cabeza.
“¿Has estado aquí antes?”.
“Nop”.
“¿E-En serio? Pareces bastante tranquilo... Ah, solo te ves así, ¿No?
Apuesto a que estás ansioso por dentro”.
“Quizás”.
“¡E-Eso pensé! No creas que tienes que guardártelo todo. Puedes
hablar conmigo si estás nervioso. Porque no lo estoy en lo absoluto”.
“Lo agradezco”.
“De acuerdo entonces. Pero, ya sabes, es súper silencioso a pesar de
que hay cincuenta personas viviendo aquí…”.
En este punto, Shuno se había olvidado de susurrar y estaba
hablando a su volumen normal. El monje que les guiaba se dio la vuelta y
se aclaró la garganta ruidosamente.
“Ah, l-lo siento...”. Inmediatamente se encogió de hombros.
“Supongo que realmente se enfadarán con nosotros. Asegúrate de tener
cuidado también, Ix”.

4
El ascetismo es la doctrina filosófica o religiosa que busca, por lo general, purificar el espíritu por medio de la
negación de los placeres materiales o abstinencia; al conjunto de procedimientos y conductas de doctrina moral
que se basa en la oposición sistemática al cumplimiento de necesidades de diversa índole que dependerá, en
mayor o menor medida, del grado y orientación del que se trate.

P. 22
Shuno le lanzó una mirada seria al otro aprendiz, quien asintió de
mala gana.
Así había sido desde que se conocieron en la entrada del monasterio
y se presentaron brevemente. A Shuno se le había dado una Declaración
de Equivalencia como prueba, que tendría que pasar antes de volverse
independiente. Una vez que supo que Ix todavía era solo un aprendiz, y
más joven además de eso, había estado actuando como si fuera su guía o
algo así.
“Oh, sí. Sé que soy la persona con más experiencia de los dos, pero
no tienes que tratarme como alguien superior ni nada, Ix. Todavía soy
aprendiz, como tú”. A pesar de haber enojado a los monjes, Shuno seguía
parloteando. “Pero si alguna vez tienes problemas, siéntete libre de venir
a mí en busca de ayuda. Debería ser capaz de resolver algo como la
persona fabricante de varitas con más experiencia”.
Lejos de burlarse de Ix, Shuno parecía realmente sentir preocupación
por él. En un momento, con total sinceridad, incluso dijo “Si tu maestro se
mete en problemas, será en parte porque no te vigilé lo suficiente. En ese
caso, iré contigo a disculparme”.
Ix no sabía cómo responder a la mayor parte de esto, por lo que se
limitó a dar respuestas evasivas. Sin embargo, su tono se volvió
extrañamente débil en respuesta al último comentario de Shuno.
“P-Pero no me malinterpretes. No me preocupa tu habilidad. El
Maestro dijo que se podía confiar en ti, después de todo”.
“¿Tu maestro?”.
“S-Sí. Espera, ¿No lo escuchaste? Él fue quien te recomendó para este
trabajo…”.
“Todo lo que me dieron fue una carta del monasterio. ¿Cuál es el
nombre de tu maestro?”.

P. 23
“Marlan. ¿De verdad no lo conoces? Eso es raro. ¿Por qué te
recomendaría para esto entonces? Me dijo que te conoció en algún lugar
de Leirest y evaluaste muchas varitas con solo una mirada. Solo un
artesano experimentado podría haber hecho algo así...”.
Ix le dio vueltas y vueltas al nombre de Marlan en su mente y no
pudo recordar nada. Sí recordaba evaluar un montón de varitas una vez,
durante el incidente al que lo habían arrastrado en la fiesta del otoño
pasado. Marlan debe haber sido uno de los asistentes. Pero lo que Ix no
entendía era por qué alguien pensaría muy bien de lo que había hecho.
Dejando a un lado la situación anormal, incluso un aprendiz que acababa
de comenzar su entrenamiento podría haber logrado eso.
“Es por eso que tenía tantas ganas de conocerte”, continuó Shuno.
“Tengo muchas ganas de verte hacer una varita. ¿Te importa si miro?”.
“No me importa realmente, pero...”.
“... Pero ¿Qué?”, preguntó Shuno, sus ojos estaban moviéndose de
un lado a otro y una sonrisa rígida estaba asomando de sus labios. Ix no
estaba seguro de cómo había tomado su vacilación momentánea. “Parece
que has estado molesto conmigo por un rato. T-Te estoy poniendo de los
nervios con toda esta charla, ¿No es así...? Lo estoy; sé que lo estoy. Lo
entiendo; distrae tener a alguien parloteando sin parar, me callaré la
boca…”.
“No es una molestia”.
“¿E-En serio?”.
Ix asintió. Era cierto que la conversación era un poco tediosa, pero
sospechaba que las cosas se volverían aún más tediosas si le decía eso a
Shuno. No había ningún daño real en que charlara con esta persona.
“¡Oh!”. La expresión de Shuno se iluminó de inmediato. “Deberías
haber dicho algo si te hacía tan feliz”.
“¿Eh?”.

P. 24
“Porque que no muestras nada en tu cara, Ix”.
Justo cuando estaba a punto de protestar que no había dicho nada
sobre estar feliz, el monje frente a los dos se detuvo y se dio la vuelta.
“Ah, l-lo siento...”, dijo Shuno, cerrando sus ojos con fuerza.
“Esperen aquí, por favor”, dijo el monje, señalando una puerta junto
a él mientras ignoraba a Shuno. “Parece que el artesano llegará tarde. El
Abad 5 vendrá a saludarles en breve. También hemos hecho arreglos para
que alguien les ayude mientras estén aquí. Háganle cualquier pregunta
que tengan sobre su trabajo o su vida diaria”.
“O-Oh. Gracias... Ja-ja-ja”, dijo Shuno.
El monje hizo una reverencia y se fue.
Habían sido guiados a una habitación sencilla. Ix no podría decir
para qué se usaba normalmente. Varias mesas largas se alineaban en la
recámara y había muchas sillas contra la pared. Se había encendido una
chimenea cerca del frente de la habitación, por lo que ya estaba caliente.
Tan caliente, de hecho, que Ix estaba empezando a sudar en su abrigo. El
lugar también se limpió a fondo, sin una sola mota de polvo en el piso.
Cada quien agarró una silla, las colocaron una al lado de la otra y se
sentaron. Shuno había estado recorriendo nerviosamente con sus ojos
desde el momento en que entraron en la habitación.
“E-Eh… Entonces ¿El artesano va a llegar tarde? Al menos no fuimos
los últimos aquí”.
“¿Sabes quién vendrá?”, preguntó Ix.
“No, acabo de escuchar que es un fabricante de varitas radicado en
Estosha. La paga no es muy buena cuando haces trabajos para un lugar
como este, y las asignaciones generalmente también terminan siendo

5
Abad es un título eclesiástico otorgado al jefe masculino de un monasterio en varias tradiciones religiosas
occidentales. El cargo también puede otorgarse como título honorífico a un clérigo que no sea el jefe de un
monasterio.

P. 25
bastante difíciles, por lo que solo los locales o los aprendices como nosotros
están dispuestos a aceptarlos. De todos modos, espero que esta persona
sea agradable”.
“Un artesano radicado en Estosha...”.
“Hmm, ¿Crees que sabes quién podría ser?”.
“Hay alguien a quien… conozco”. Esto era raro para Ix, ya que tenía
muy pocas conexiones con otras personas en la industria. “Una carta llegó
a la tienda de mi maestro hace unos años. Era de un fabricante de varitas
llamado Coaku”.
El hombre había dejado una impresión en Ix porque Munzil había
intercambiado varias cartas con él, una rareza para su maestro. Aunque
técnicamente había sido Ix quien había leído y respondido las
correspondencias después de que Munzil se lo pidiera. Recordó estar
nervioso ante la perspectiva de responderle a un artesano mayor. Por
cierto, Ix se había enterado por primera vez de la Adoración del Cielo a
través de esos intercambios.
Mientras recordaba ese momento, Shuno lo miró con sorpresa y
luego preguntó “¿Coaku? ¿¡Te refieres a Coaku Shtah!?”.
“... ¿Es famoso?”.
“Uh, sí, bueno”. Shuno miró hacia otro lado con vergüenza.
“Escuché dicho nombre del Maestro Marlan. Coaku es el artesano con más
experiencia en Estosha en este momento. A-Alguien tan importante como
él no vendría por este trabajo. Bueno, en realidad no sé si es todo eso, pero
uno pensaría que el fabricante de varitas de mayor rango en la ciudad sería
bastante importante. Probablemente”.
“No pareces tener seguridad...”.
“Pero tu maestro vive en Leirest, ¿Verdad? Sus conexiones deben ser
bastante profundas si conocen a un artesano de aquí. ¿Te importaría
presentarme más tarde? Inclusive ¿Podría saber su nombre ya?”.

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“Me pides una presentación, pero no estoy seguro de que realmente
pueda decir que mi maestro vive en Leirest...”.
Sería demasiado molesto explicar que Munzil había fallecido y que
solo estaba trabajando como aprendiz con otra fabricante de varitas que
había aprendido de su antiguo maestro. Además, Ix tenía el
presentimiento de que decirle esto a Shuno daría lugar a algunos
comentarios exagerados de su parte. La verdad del asunto era que solo se
estaba aprovechando de la generosidad de Morna y viviendo en su tienda.
Eso no era algo de lo que enorgullecerse.
Mientras Ix consideraba qué decirle, llamaron a la puerta.
“¿Están todos bien? Escuché un grito”, llegó la voz de un joven desde
el otro lado de la entrada.
“¡Ah, todo está bien!”. Shuno hizo un gran espectáculo al aclararse
la garganta. “Yo, um, acabo de estornudar muy fuerte. Con todo este frío,
la nieve cayendo y todo”.
“Lo siento mucho. ¿La habitación no está lo suficientemente
caliente?”.
“O-Oh, no, no es su culpa. Es solo que el frío del exterior entró en
mis huesos, eso es todo”. La intrincada respuesta de Shuno fue tanto una
expresión de preocupación por la otra persona como un intento de ocultar
su propia vergüenza. “De todos modos, ¿Por qué no entras?”.

El joven monje entró en la habitación. Parecía estar todavía en su


adolescencia; aunque era alto, su rostro pecoso aún mostraba signos de
juventud. La cabeza del muchacho estaba afeitada al ras, y su hábito parecía
heredado, ya que no le quedaba demasiado acorde a su cuerpo.

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“Mi nombre es Beter”, dijo con una cortés reverencia. “Me han
encargado que cuide de ustedes mientras trabajan. Si necesitan algo
durante su estadía, solo pídanlo”.
“Gracias”, dijo Shuno, poniéndose de pie y ofreciéndole una mano.
“Ummm…”. Beter miró fijamente su palma extendida con
incertidumbre.
“Ah, olvidé presentarme. Soy Shuno”.
“Ah, Shuno. Encantado de conocerte. ¿Y usted es...?”, preguntó
Beter, mirando a Ix.
“Ix”, respondió desde su asiento.
“E-Encantado de conocerte, Ix-”.
“Oh, no está enojado ni nada, así que no te preocupes”, intervino
Shuno con algo de jactancia. “Él es el tipo de persona que no muestra
mucha emoción en su rostro. Pero por dentro, está encantado de
conocerte”.
“¿Es eso así?”.
“Síp. Oye, ¿Por qué no te sientas tú también?”.
“No, gracias, estoy bien como estoy. Ahora bien…”, dijo Beter, antes
de lanzarse a dar una rápida descripción general de la estructura y las
reglas del monasterio.
Los dos aprendices trabajarían principalmente en esta habitación, y
debían evitar deambular por el monasterio. También tendrían que
abstenerse de hablar con los monjes y gritar. Esencialmente, tendrían que
mantenerse alejados de los residentes tanto como fuese posible para no
interrumpirlos.
“Ummm…”, dijo Shuno en voz baja. “¿Eso significa que tampoco
deberíamos hablar entre nosotros?”.

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“No, en lo absoluto. Pueden conversar entre sí. Estas reglas se
aplican a nosotros, no a ustedes. Además, dado que esto es parte de mi
trabajo, tampoco hay problema en hablar conmigo”, explicó Beter.
“¿E-En serio?”. Shuno sonrió y miró a Ix. “Así que todavía podemos
charlar. Espera, pero entonces, ¿Por qué se enojaron conmigo antes?”.
“Porque gritaste”, dijo Ix.
“...Hmm”. Shuno cerró los ojos y tosió un poco.
Como el artesano iba a llegar tarde, Beter decidió mostrarles a los dos
el monasterio. El aire frío barrió sus mejillas calentadas por el fuego en el
momento en el que salieron de la habitación. El pasillo corría a lo largo del
borde exterior del edificio y daba una excelente vista del paisaje
circundante. La nieve caía a montones afuera, y el campo que conducía a
la ciudad estaba siendo tragado por la blancura.
“Realmente se está acumulando…”, murmuró Shuno.
“Por aquí”, dijo Beter, mientras caminaba por el pasillo. “A esta hora
del día, todos estarán leyendo en sus habitaciones. Probablemente no nos
topemos con nadie más”.
Con la mirada fija en el manto blanco, la pareja lo siguió. No había
nada a su alrededor, y afuera estaba extrañamente silencioso, como si la
nieve se tragara todo sonido.
En realidad, ese silencio era de esperar. El monasterio era un mundo
de pureza, separado del resto de la sociedad. Un mundo dedicado a Dios.
Era como una burbuja que se elevaba a través del agua. Por eso no se
escuchaba ningún sonido aquí.
En el primer piso, se veían varias salas de trabajo. Algunas estaban
revestidas con grandes barriles mientras que otras estaban llenas de
herramientas. A pesar de que estas recámaras se utilizaban para el trabajo,
las herramientas estaban perfectamente dispuestas en ordenadas filas. Las
cosas estaban tan ordenadas que incluso Shuno cerró la boca y dejó de

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inquietarse en el recorrido. Este nivel también contenía una cocina y una
biblioteca, pero no había nadie en ellas en este momento.
La salida trasera de la cocina conducía a un jardín. Había sido
limpiado de árboles para formar una gran huerta. Aunque la nieve blanca
se acumulaba en el suelo negro, todavía había algunas plantas que no
habían sido cosechadas. Tenían que ser verduras de invierno.
A la entrada del monasterio había una campana de plata. Beter
explicó que era para dar la hora.
Más adentro había una escalera que conducía al segundo piso,
entrecruzándose dos veces mientras subía.
El nivel superior parecía consistir principalmente en dormitorios, sus
estrechas entradas estaban ajustadas a lo largo del pasillo. La puerta de
cada celda 6 contenía una pequeña ventana por la que se podía mirar,
revelando solo una cama, una mesa pequeña y un monje anciano que
pasaba las páginas de un libro. Ninguno de los residentes se volvió para
mirarlos mientras pasaban por el pasillo. En algún momento, pasaron
junto a otra persona en el pasillo. Debía de ser viejo, ya que tenía la espalda
encorvada. El rostro y la forma del hombre estaban ocultos bajo trapos, y
empujaba un carro cargado de libros. En lugar de decirle nada, Beter
simplemente hizo contacto visual a modo de saludo. Justo cuando el
hombre pasaba junto a Ix, la rueda de su carro se enganchó en un pequeño
reborde del suelo, lo que provocó que uno de los libros cayera.
Ix lo recogió y se lo devolvió, pero como era de esperar recibió
silencio como respuesta. El hombre aceptó el ejemplar y siguió adelante a
paso firme.
La mayoría de las celdas estaban ocupadas, pero las dos últimas
estaban vacías y sus puertas estaban abiertas. Sin embargo, algunas
necesidades diarias todavía estaban allí.

6
En la mayoría de las órdenes religiosas, los monjes viven en habitaciones sencillas y austeras llamadas celdas y se
juntan todos los días para celebrar la misa conventual y al rezo de la Liturgia de las Horas.

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“Personas estuvieron en esas celdas hasta hace poco”, dijo Beter,
mientras regresaban al primer piso. “Eran dos hermanos extraviados que
acababan de entrar en el monasterio en otoño. Se escaparon hace unos
días”.
“Bueno, estoy seguro de que hay algunas personas que simplemente
no son adecuadas para este tipo de vida”, comentó Shuno. “Puede ser
grosero de mi parte asumir eso, pero imagino que ese tipo de cosas
suceden mucho”.
“Ah, bueno…”. Beter asintió con una sonrisa de dolor. “Sin embargo,
estos dos eran apasionados, así que estaba seguro de que estarían bien.
Dijeron que querían vivir una tranquila vida de fe para expiar el daño que
le habían causado a los demás... Aparentemente, originalmente eran
aventureros. Llegamos a confiar en ellos para trabajos que requerían
fuerza. Su partida también fue muy repentina...”.
“Pareces francamente molesto por eso. ¿Eras cercano a ellos?”,
preguntó Shuno, a quien parecía que le estaba costando entender.
“Tan cerca como estaba con cualquiera de los otros, pensaba…” Beter
frunció el ceño con preocupación. “Pero la cosa es que dijeron que vieron
un fantasma”.
“¿Un fantasma?”, murmuró Ix.
“Sí, eso es lo que dijeron antes de huir del monasterio”, dijo Beter,
asintiendo. “Lo entendería si hubieran admitido que la vida era demasiado
difícil para ellos. Pero un espectro...”.
“Eran aventureros, ¿No?”, dijo Shuno con el ceño fruncido. “Quiero
decir, no estoy tratando de menospreciarlos, pero apuesto a que estaban
tan acostumbrados a vivir una vida de libertad que tener todas estas
restricciones se volvió demasiado. Lo de los fantasmas probablemente fue
solo una excusa”.
“No perseguimos a las personas que abandonan el monasterio. No
se necesita una razón para abandonar esta vida. Por eso me parece extraño

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que se tomasen la molestia de inventar una excusa tan increíble”,
respondió Beter.
Shuno asintió con la cabeza, ya que tenía sentido, y la conversación
terminó ahí.
Después de dar una vuelta por el edificio, volvieron a la recámara en
la que habían comenzado y encontraron a siete monjes esperándolos. Uno
era un anciano de cabello y barba blancos. Los otros seis monjes parecían
tener entre veinte y treinta años. Se pararon uno al lado del otro en una
fila, mirando a Ix y Shuno cuando entraron en la habitación.
“Ah, ¿Q-Qué?”, jadeó Shuno, retrocediendo ante las miradas.
“Soy el Abad”, anunció el anciano en un tono suave. “Beter,
recibimos un aviso de que no vendrá hoy y que deberíamos pedirles a estos
dos que comiencen a trabajar sin él”.
“Entendido”, dijo Beter asintiendo.
“Me disculpo por el breve saludo, pero debo irme”. El Abad dio un
breve agradecimiento y salió rápidamente de la habitación.
Ix esperó a que la puerta se cerrara y luego preguntó: “Lo que acaba
de decir, ¿Quiso decir que el artesano no vendrá? Aunque pensé que esta
tarea era para nosotros tres…”.
“Sí, ese es el caso. Parece que está ocupado con otra tarea en este
momento”, respondió Beter, asintiendo.
“Pero también dijo que siguiéramos adelante con el trabajo, ¿No es
verdad? Lo que significa que estas personas aquí alineadas” -Shuno
chasqueó los dedos- “¿Son las personas para las que vamos a hacer
bastones?”.
Los monjes asintieron en silencio.
“...Uh, esperaba una respuesta más enérgica”, dijo Shuno.
“Vas a hacer que se enojen de nuevo”, dijo Ix con un resoplido.

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3

Los seis hombres habían sido ascendidos recientemente a monje 7 de


hermano lego 8. Para lograr esto, necesitaban obtener una recomendación
del Abad y aprobar una prueba estandarizada. El manejo de la magia estaba
en el examen, y si eran promovidos, recibirían permiso para llevar su
propio bastón en público. Ix había aceptado un encargo para hacer esos
bastones.
Este tipo de trabajo aparecía a menudo durante el invierno, y en
realidad era agradable tenerlo, ya que había poco más que hacer durante
dicha temporada. Aun así, la mayoría de los artesanos se negaban a aceptar
este tipo de trabajo. No solo era poco probable que los monasterios
tuvieran una gran cantidad de fondos disponibles para compensar a
quienes contrataran, sino que también ellos sabían que las comisiones
escaseaban para los fabricantes de varitas mágicas en invierno. Estos
factores ponían a los monasterios en una mejor posición para negociar
buenas tarifas. En general, el pago simplemente no valía la pena. Además,
los monjes tenían pocas oportunidades de luchar, por lo que sus bastones
quedarían casi completamente sin usar después de su creación. Eran más
un artículo conmemorativo. Obviamente, ningún fabricante de varitas
quería que su trabajo no se usara, por lo que cualquier persona hábil
rechazaba el trabajo.
A pesar de todo eso, la mayoría de los artesanos odiaban los trabajos
de los monasterios por otra razón.

7
A los monjes que han sido o serán ordenados en las órdenes sagradas como sacerdotes o diáconos se les puede
llamar “monjes del coro”, ya que tienen la obligación de recitar diariamente todo el Oficio divino en el área
reservada para ellos denominado coro. A los que no son ordenados en órdenes sagradas se les denomina
hermanos legos.
8
Los hermanos legos, en su sentido de uso más común, son los miembros de una orden religiosa de la Iglesia
católica, particularmente de órdenes monásticas, que se ocupan de labores manuales y de los asuntos seculares de
un monasterio, con el fin de permitir la plena vida contemplativa de los monjes.

P. 33
“Gracias por su ayuda”, dijeron los monjes mientras les mostraban a
Ix y Shuno lo que sostenían.
Cada monje llevaba una rama de Artey, sin ramitas ni corteza, de
diferentes grosores y longitudes. Algunos de ellos incluso tenían agujeros
de insectos que masticaban la madera.
Ix contuvo un suspiro.
Los monjes tenían que “elegir su bastón” preparando su propia
madera y material del núcleo como parte de su formación. Cortaban la
madera de los bosques cercanos antes de hacerle un pequeño
acomodamiento. Obtener el material para el núcleo no era tan fácil, por lo
que cada persona traía el suyo cuando se unía al monasterio. El fabricante
de varitas tendría que producir un bastón con estos componentes.
Nadie más que un artesano entendería cuán molesto era esto. Incluso
había personas que creían que la forma en la que los monjes lo hacían era
más fácil, pensando que el fabricante de varitas solo necesitaría juntar los
materiales, ya que ya estaban preparados. Obviamente, no era tan simple.
De hecho, hacer una varita o un bastón con ingredientes preseleccionados
era mucho más difícil que ajustar una varita común o fabricar un bastón
según las especificaciones individuales. La madera y los materiales del
núcleo tenían ciertas compatibilidades, al igual que el usuario. Si no
estuvieran en sincronía, el maná del portador podría disminuir
considerablemente, o incluso podrían terminar con un producto que no
podría lanzar ningún hechizo.
Los monjes estudiaban un poco la fabricación de varitas antes de
preparar los materiales para sus bastones, pero aun así eran aficionados.
A pesar de haber aprendido solo lo más básico de los conceptos básicos, a
menudo se convencían de que lo entendían todo, lo que los llevaba a
seleccionar madera inaceptable. Luego estaba el trabajo que le hicieron,
que no se podría llamar nada mejor que desdichado.

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Ix negó con la cabeza, pensando en lo molesto que sería el trabajo.
Shuno debió haber sentido lo mismo, porque echó un vistazo a la madera
y emitió un gemido inequívoco.
“B-Bien, Ix, hay seis de ellos. Entonces, tú tomas tres y yo tomo tres”,
dijo, tratando de recomponerse. “Puedes decidir con quién quieres
trabajar. Ya que tengo más-”.
“Yo no soy quien debe determinar eso”, le interrumpió Ix. “Mejor,
haz que elijan con quién quieren trabajar”.
“Oh, está bien”, asintió.
Los seis monjes dudaron por un momento, pero Beter los miró y se
reunieron para discutir las cosas en voz baja.
“¿Estás seguro de esto?”, Shuno susurró mientras se acercaba a Ix,
quien miraba a los monjes en la esquina. “Y después de que traté de
confiarte la elección, además”.
“El trabajo en su madera es terrible de igual forma. No habría hecho
ninguna diferencia a quién hubiese elegido”, dijo Ix.
“¿Eh? No, eso no es lo que quería decir”. Shuno se encogió de
hombros. “Si les dejas decidir a quién quieren, todos, ya sabes, me elegirán
a mí”.
“...Si eso sucede, puedes hacerlos todos. Solo proporcionaré apoyo”.
“¿En serio? Pero me sentiré mal por ti”.
“Los artesanos no deberían imponerles sus problemas a los clientes”.
“Así que de eso se trata…”, Shuno sonrió. “Está bien, lo que dijiste
hace un momento es suficiente para decírmelo todo. Si nadie te elige,
tendré que explicarles cuán confiable eres”.
“La personalidad de un fabricante de varitas no tiene nada que ver
con su confiabilidad”.

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“Bueno, obviamente. Si estuvieran conectados, habrías fallado hace
mucho tiempo”.
“... Probablemente tengas razón”.
“Uh, espera, lo siento – eso fue una broma muy mala. Realmente lo
siento”. Shuno extendió sus manos. “Pero, ya sabes, podría ser bueno para
ti mostrar tus emociones un poco más, Ix”.
Mientras los dos conversaban, los monjes terminaron su discusión.
“Um…”. Beter habló vacilante.
“Oh, ¿Ellos ya lo han decidido?”, Shuno se giró hacia él.
“Bueno, cada uno ha dicho a qué persona preferiría, pero...”. Beter
bajó la mirada, teniendo dificultades para pronunciar las palabras. “Sus
decisiones son un poco desequilibradas”.
“Espera, ¿No puedes estar diciendo que… todos eligieron a uno de
nosotros?”.
“Me temo que sí”.
“¿Qué? ¿De verdad?”. Los ojos de Shuno se abrieron totalmente.
“Oooh, no, eso no es bueno...”.
“Todos quieren que Ix haga sus bastones”, reveló Beter.
“... ¿Qué?”.
Fue Ix quien dijo eso.
Simplemente no podía entender por qué los monjes lo habían
elegido. Esta era la primera vez que los conocía, y no sabían nada sobre su
nivel de habilidad o experiencia, por lo que no deberían haberse inclinado
tanto hacia él. Shuno obviamente también se había sorprendido y se quedó
allí, con una mirada de incredulidad en su rostro, por unos momentos.
“Q-Q…”. Ellos movieron la boca sin palabras mientras trataban de
responder. “Esperen un minuto, ¿Por qué todos ustedes eligen a Ix? Quiero

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decir, es confiable, y si realmente lo quieren, solo apoyaré su elección...
pero esto... Es un poco doloroso, ¿Saben?”.
Las lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos.
“No, probablemente simplemente no conocen nuestro estado”, dijo
Ix. “Déjenme explicarles a todos. Shuno es mayor y tiene más experiencia
que yo. Solo soy un aprendiz, pero Shuno está a punto de independizarse,
por lo que está más cerca de obtener el título de artesano real. Creo que
deberían reconsiderarlo”.
Después de decir eso, los seis monjes se miraron entre sí.
Probablemente pensaron que lo contrario era cierto. La gente a menudo
asumía que Ix era mayor que él debido al color de su cabello.
“N-No, Ix, no tienes que preocuparte por mí”, dijo Shuno. “Ahora
eres tú el que está precipitándose. Pero me hace feliz que te importe”.
“No estoy preocupado por ti; solo estoy diciendo la verdad”.
“Eso es porque te importa. Mentirías si no lo hiciera”, dijo Shuno con
una sonrisa.
“… No, es que así tiene que ser para satisfacer a los clientes. Te
apoyaré con todo lo que tengo”.
“U-Um...”, intervino uno de los monjes mientras levantaba la mano.
“Disculpe, ¿Podemos tener otro momento para discutir esto?”.
“¿Eh? No me importa...”, dijo Ix.
Parecía que la revelación de que Shuno estaba a punto de
independizarse había cambiado las cosas. Incluso si los monjes no tuvieran
muchas oportunidades de usar sus catalizadores, era natural que quisieran
que un buen artesano los hiciera. Finalmente, la conversación terminó con
tres de los seis hombres siéndoles asignados a Ix y Shuno por igual.
Los aprendices se pusieron manos a la obra, dividiéndose el espacio
entre ellos. Shuno e Ix se sentaron de espaldas el uno al otro en la
habitación que habían dividido por la mitad.

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“A partir de ahora, este es mi espacio de trabajo. Puedes venir a
verme de vez en cuando”, dijo Shuno mientras colocaba sus herramientas.
“Ya que también pasaré a ver qué estás haciendo a veces”.
Ix reunió a los tres monjes de los que ahora estaba a cargo y les pidió
que le mostraran la madera y los materiales básicos que habían preparado.
No llegaría a ninguna parte sin revisarlos primero.
Pero...
Frunció el ceño mientras examinaba la madera.
Los monjes tradicionalmente empuñaban bastones, aunque en
realidad no había ninguna regla que exigiera que lo hicieran. Los tres
hombres que habían elegido a Ix querían bastones y habían preparado
largos cortes de madera en consecuencia.
“Um... ¿Qué piensas?”, preguntó el monje que estaba sentado frente
a Ix.
“¿Qué pienso?”, preguntó Ix de vuelta, sus ojos nunca se apartaron
del palo en las manos del hombre.
“Bueno, solo me preguntaba si hay algún problema con el trabajo
que hice”.
Ix se quitó la lupa de su ojo izquierdo y miró al monje.
Detrás de él, podía escuchar a Shuno decir: “¿¡Eh!? Ah, está bien
hecho, ja-ja-ja…”. Debe haber estado revisando la madera también. Y por
el sonido de Shuno felicitando a los monjes, parecía que esos tres también
estaban interesados en cómo les había ido.
“Está bien. No lo estropeaste por completo”, dijo Ix, tratando de
tranquilizar a su cliente. “Los errores en los otros dos tampoco son tan
malos. Debería ser capaz de hacer bastones con esto”.
“¿E-Errores?”. El monje pareció ligeramente insultado. “Pero, trabajé
con mucho cuidado”.

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“Le hiciste algunos ajustes innecesarios. Este tipo de preparación es
para varitas, no para bastones. Pero, afortunadamente, no es tan malo
como para no poder hacer nada con él”.
“... Oh”.
“Muéstrenme sus materiales para el núcleo”.
A pesar de lo que acababa de decir Ix, si había un problema, sería
con el material del núcleo. Dado que los monjes de este monasterio
seleccionaban tradicionalmente la madera de la misma especie de árbol, se
garantizaba que sería adecuada para los bastones. Pero ese no era el caso
con el material del núcleo. Ix estaba nervioso porque había tantas opciones
entre las que los monjes podrían haber elegido, y no sabía qué podrían
sacar.
Tomó los materiales uno tras otro y los inspeccionó. Todos eran
núcleos de tipo piedra, lo que tranquilizó a Ix, ya que tenían pocas
peculiaridades y una amplia compatibilidad.
Hoy estarían haciendo solo una simple revisión de los componentes.
Cuando Ix se los devolvió a los monjes, Beter se acercó y dijo “Hoy ha
trabajado duro. ¿Empezará a hacer las fabricaciones mañana?”.
“No, tomará un tiempo diseñar los bastones. Voy a empezar a
hacerlos después de eso. Shuno probablemente hará lo mismo”.
“Ah, Shuno…”, dijo Beter con una rápida mirada en su dirección.
Ix se giró para encontrar a Shuno gimiendo, con el material del
núcleo en la mano. El monje que estaba de pie frente a Shuno parecía
preocupado.
“Um, ¿Hay algún probl-?”, empezó a decir.
“Espera”, intervino Shuno, levantando una mano hacia el monje.
“Estoy pensando ahora mismo”.
“O-Oh...”.

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Intrigado, Ix se acercó para ver qué estaba pasando y vio que Shuno
sostenía una masa de una sustancia de color blanco lechoso. Estaban tan
concentrados que no notaron que Ix miraba desde atrás. Mirando de cerca
su mano, Ix vio un bulto extrañamente retorcido, que podría haber sido
piedra.
Ix no pudo evitar llevarse una mano a la boca.
Era Moma.
Esta era en realidad la primera vez que la veía en persona. Era un
recurso increíblemente poco común, tan raro que ni siquiera lo había visto
en la tienda de su maestro. Eso no significaba que fuera particularmente
poderoso o valioso, pero el material explicaba las preocupaciones de
Shuno.
Basado en lo que la literatura de fabricación de varitas tenía que decir
sobre la disposición de la Moma, tenía poca compatibilidad con Artey, la
madera que usaban todos los monjes. Ix analizó rápidamente algunos
métodos posibles para hacer que las dos sustancias trabajaran juntas, pero
no pensó que ninguno de ellos daría frutos. Pero Shuno no podía decirle
muy bien al monje que cambiara a un material central diferente en este
punto del proceso.
Al darse cuenta de la consternación de Ix mientras permanecía allí
en silencio, el monje se inquietó aún más.
En ese momento, sin embargo, Shuno dio un grito.
“¡Bien!”. Con un asentimiento exagerado, le devolvió la Moma al
monje. “Sí, no es un problema. Aquí, guarda esto por ahora”.
“¿Eh? E-Está bien”, dijo, con los ojos muy abiertos mientras aceptaba
el material.
“De acuerdo, ahora he revisado los materiales de todos, ¿Verdad?
Oh, Ix. No tuviste ningún problema, ¿Correcto?”, dijo Shuno una vez que
notó que Ix estaba justo detrás suyo.

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“No, nada de mi parte, pero-”.
“Genial, parece que ambos estamos teniendo un buen comienzo”.
Shuno sonrió con satisfacción, interrumpiendo a Ix mientras
intentaba preguntar si realmente no tenían ningún problema.
Aunque no parecía que hubiera pasado mucho tiempo desde la
campanada del mediodía, la noche caía temprano en invierno y ya estaba
oscureciendo afuera. Cada uno de los monjes expresó su gratitud y
abandonaron la habitación.
Eso los dejó a los tres en el taller. Beter inclinó la cabeza y dijo “Me
disculpo por cualquier carga que les impongamos”.
“No, no hay problema, pero...”, respondió Shuno, mirando
alrededor de la habitación. “Em, ¿En dónde vamos a pasar la noche?
Escuché que estarías preparando alojamiento para nosotros. ¿Van a
dejarnos usar esta habitación?”.
“Um, sobre eso…”, dijo Beter, quien sonaba como si tuviera
problemas para pronunciar sus palabras. “Hemos hecho arreglos para que
se queden en Estosha…”.
“¿Estás diciendo que tenemos que caminar todo el camino de regreso
ahora? Urgh, eso es un poco molesto”.
“Bueno, supongo que también tenemos esas celdas vacías que vieron
en el recorrido”.
“Oh, ¿Las que solían pertenecerles a los tipos que se escaparon?”.
Shuno golpeó con el puño su palma. “Son un poco pequeñas, pero es mejor
que caminar de un lado a otro”.
“Sí, si quisieran usar esas celdas, pueden hacerlo, pero…” Beter
apartó la mirada de los dos.
“¿Hay algún tipo de problema?”, preguntó Ix.
“¿Un problema? Pues no, contigo no, Ix”, respondió Beter.

P. 41
“Um, ¿Es un problema conmigo, entonces?”, preguntó Shuno,
parpadeando con sorpresa.
“Bueno, solo hay una cosa que necesito confirmar primero”. Beter se
aclaró la garganta, se armó de valor y preguntó “Shuno, ¿Eres un
hombre?”.
“No veo por qué eso es relevante”, respondió con una sonrisa.
“Es muy importante”, dijo Beter con cautela. “Así como los hombres
no están permitidos en un convento, las mujeres no están permitidas en un
monasterio. Lo mismo es cierto en cualquier lugar. Necesitamos este
arreglo para nuestra vida de abstinencia. Por supuesto, hay excepciones,
como ahora. Si bien no tenemos ningún problema en invitar a artesanos
especiales al edificio, pasar la noche es una historia completamente
diferente. También creo que esto tiene algo que ver con la razón por la que
todos los monjes eligieron Ix al principio...”.
“Ah, ya veo”, dijo Shuno, mirando al techo con los brazos cruzados.
“Hmm… Sí, eh, no tengo ganas de decirte esa información solo por esto.
Me quedaré en Estosha”.
“Entendido”, dijo Beter asintiendo. ¿Y tú, Ix?”.
“Volveré allí también”.
Mientras Ix decía eso, notó que Shuno asentía levemente con el
rabillo del ojo.

Tomaron prestadas dos lámparas y regresaron a Estosha. La nieve caía


ligeramente, pero el campo ya estaba cubierto de blanco y el camino de
regreso a la ciudad estaba completamente incognoscible. Con toda
seguridad, se habrían perdido si no hubiera sido por las luces de la ciudad.

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Comparado con Ix, que vestía lo mínimo indispensable, Shuno se
veía enorme con su gran abrigo y su sombrero de lluvia de gran tamaño.
Cada parte de su cuerpo estaba cubierta con ropa protectora.
“Ix, ¿Tienes curiosidad acerca de mí?”, preguntó Shuno mientras
caminaba junto a Ix.
“No, en realidad no”. Él sacudió la cabeza. “Honestamente, no me
importa”.
“Ja-ja, eso es muy propio de ti… ¿Por qué no te quedaste en el
monasterio? Espera, ¿Querías estar conmigo?”.
Mirando de reojo, Ix vio a Shuno de perfil, con un aliento blanco
saliendo con cada exhalación. Estaban iluminados desde abajo, con las
lámparas que tenían en las manos. Ix no se había dado cuenta hasta que
Beter lo señaló, pero realmente no podía inferir el género de Shuno. Su voz
y rostro eran andróginos, y su ropa de invierno oscurecía su cuerpo. Shuno
podía afirmar que eran un hombre o una mujer, e Ix le tomaría la palabra
de cualquier manera.
Pero eso no tenía ninguna influencia en su trabajo en este momento.
Lo que importaba aquí eran sus habilidades para hacer varitas. Ix no tenía
ningún interés en nada más que eso.
“Sí”, dijo con un asentimiento.
“¿Eh? ¿Con qué estás de acuerdo?”.
“Quiero hablar contigo”.
“¿E-Eh?”, tartamudeó Shuno, mirando a su alrededor por alguna
razón. Pero no había nada que ver excepto un campo cubierto de nieve.
“¿C-Cómo se supone que debo responder a algo tan directo...?”.
“La Moma. ¿Cómo puedes combinar eso con la madera de Artey?”,
preguntó Ix.
“¿Eh?”.

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“No se me ocurre ninguna forma de usar Moma en un bastón hecho
de Artey. Pero antes, decidiste que no iba a ser un problema. ¿Cómo vas a
convertirlo en un bastón? ¿Has trabajado con Moma antes?”.
Shuno miró a Ix, como en trance por un momento, luego dejó escapar
un suspiro, como si todas las fuerzas hubieran desaparecido de su cuerpo.
“¿H-Hablar de varitas?... No, hoy fue la primera vez que he visto Moma”.
“He estado pensando en cómo hacer que funcione todo este tiempo,
pero no se me ocurre nada. No importa lo que hagas, obtendrás un defecto
en la unión del conducto...”.
“Oh, sí, definitivamente tendrás una fuga”. Shuno inmediatamente
se hizo eco de las preocupaciones de Ix. “Pero si pones una especie de
mecanismo de equilibrio, o algo así, en la entrada para la fuga, entonces...
Ummm, quiero decir, es algo así como un estilo inverso de Rednoff-
Seiquan. Lo tengo todo resuelto en mi cabeza, pero es difícil de explicar...
De todos modos, creo que no será un problema si lo hago de esa manera”.
La explicación de Shuno tardó unos segundos en desplegarse en la
mente de Ix.
Pero mientras lo pensaba, se le puso la piel de gallina lentamente. No
era por el frío; en todo caso, Ix se sentía acalorado. Era intuitivo. La
solución que Shuno había ideado funcionaría perfectamente para hacer un
bastón. Pero...
“... ¿Inventaste este procedimiento, Shuno?”, preguntó Ix.
“‘Inventar’ hace que suene como una gran hazaña. Ese tipo se tomó
la molestia de conseguir su material para el núcleo, y me sentiría mal
diciéndole que no lo necesitaba. Por eso se me ocurrió la técnica”.
Eso es imposible, casi le soltó Ix.
En términos simples, el proceso que le explicó Shuno consistía
esencialmente en intercambiar la entrada y salida de maná en el bastón.
No era una idea particularmente compleja. Solo decir eso era suficiente

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para que alguien entendiera. Sin embargo, hasta donde Ix sabía, ese tipo
de técnica no existía en ninguna parte del mundo actualmente. En
realidad, era un pensamiento increíblemente anormal para un fabricante
de varitas. Era una desviación total de la fabricación de varitas con sentido
común.
Este descubrimiento solo sería aplicable en casos muy raros, pero si
Shuno realmente lo hubiera desarrollado en tan poco tiempo...
Sería nada menos que algo propio de un genio.
Las piernas de Ix temblaron.
Hasta ese momento, había conocido a varias personas a las que
legítimamente se les podría llamar genios, pero nunca esperó que una
entrara en su vida tan casualmente como si le diera los buenos días. Y pensar
que encontraría a alguien con tanto talento en este trabajo de todas las
situaciones...
“De todos modos, ¿Fuiste realmente honesto con ese tipo?”,
preguntó Shuno en un tono ligero, levantando un dedo. No parecían darse
cuenta de lo increíbles que eran en realidad.
“... ¿De qué estás hablando?”, Ix logró decir, todavía tambaleándose
por la conmoción.
“Ya sabes, el monje que hizo un trabajo realmente alocado en su
madera. No hay forma de que termines antes de que termine el invierno si
tienes que rehacer todo. Estaba a punto de intervenir y ayudar si
empezabas a quejarte”.
“No, estaba bien...”. Ix ladeó la cabeza confundido. “Oh,
probablemente no la viste tan de cerca como yo. No estaba en tan mal
estado. Estoy planeando usarla como está”.
“Eh...? Pero la había trabajado como si fuera a ser una varita mágica,
¿No? ¿O solo la terminó a medias?”.
“La terminó. Parece que es muy trabajador, para bien o para mal”.

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“Espera... Espera, espera, espera”. Shuno llevó una mano a su sien.
“Uh, ¿Cómo diablos vas a convertir un palo en esa condición en un bastón?
No recuerdo haber aprendido algo así”.
“Dudo que sea el tipo de técnica que alguien enseñaría”.
“¿Q-Qué quieres decir con eso?”.
“No me refiero a nada...”. Ix frunció el ceño. No entendía por qué
Shuno tenía tanto interés en esta línea de conversación. “Es solo combinar
algunos principios básicos. De todos modos, eso no importa; Quiero saber
más sobre tu tecno-…”.
“Nop, espera. Espera solo un momento”. Shuno agarró la muñeca de
Ix. “Un momento. Obviamente tenemos que hablar de esto antes de hablar
de aquello. Así que dime”.
“Simplemente es que...”.
No era un concepto difícil en lo absoluto, por lo que Ix no tardó
mucho en explicarlo. Sin embargo, después de escucharlo, Shuno siguió
caminando en silencio por un rato, como con su mente perdida en sus
pensamientos. Ix estaba perdiendo la paciencia; quería saber más sobre la
técnica de Shuno lo antes posible.
“Así que eso es todo... Creía que podrías unir dos, ¿Pero, tres...?”,
murmuró Shuno antes de que levantara la cabeza y mirara directamente a
Ix. “...Eres increíble”.
“¿Eh?”, dijo Ix en voz alta en respuesta al abrupto y ridículo elogio.
Miró al otro aprendiz a los ojos, tratando de decidir si estaba siendo
sarcástico, pero cuando le devolvió la mirada parecía ser seria. Tal vez
Shuno solo pensó que era increíble porque no se le ocurrió por sí mismo.
No importa cómo lo presentes, su idea era muy superior.
“¿De qué estás hablando? Tú eres el genio aquí”, respondió Ix, con
su voz algo ronca.

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“¿Q-Qué?”, Shuno le preguntó de vuelta. “¿Cómo puedes decir eso?
Quiero decir, me hace feliz que pienses que tengo tanto talento, pero no
recuerdo haber hecho nada digno de ser llamado así. No estarás hablando
de la cosa de Moma, ¿Verdad? A cualquiera se le podría haber ocurrido
eso. Pero lo que propusiste no es tan simple. No podrías desarrollar una
solución como la tuya sin una comprensión increíblemente profunda de
las teorías de fabricación de varitas. Simplemente fuiste y formulaste una
forma de unir tres teorías básicas como si nada, ¡Eso es súper complicado!
Eso es algo que haría un genio. Podrías dar una conferencia sobre ello en
la Academia”.
“¿Hablas en serio? Lo que hice fue tan simple como sumar o restar.
Un niño podría hacer lo mismo siempre y cuando lo pensara bien. Y no es
como si se me ocurriera en un instante como a ti. Todo lo que hice fue
ajustar la aplicación de algo que he estado investigando últimamente”.
Recientemente, Ix había estado buscando hacer varitas que pudieran
resistir el uso real a pesar de estar toscamente elaboradas. Esa
investigación lo había llevado a su idea. Fue pura suerte; no tenía nada que
ver con la habilidad o el talento.
“Pero, más importante”, continuó Ix, “esta es solo una forma de sacar
algo de una varita sin valor, no un camino para forjar una excelente. Lo
que significa que es prácticamente inútil para la fabricación de varitas
como un todo. Pero tu idea es lo contrario. No cualquiera podría haberla
inventado. No importa cuánto conocimiento acumule alguien, nunca
tendrá un avance como ese sin un poco de genialidad. Además, tu método
podría conducir a todo tipo de avances. Has abierto un nuevo camino
hacia el futuro de la fabricación de varitas, Shuno”.

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“O-O-Oye, vamos, claramente estás exagerando”, respondió, mirando
hacia otro lado y poniendo una mano en su mejilla. “Eso es exagerado,
incluso para la adulación... Bien, entonces, escucha, esto es lo que estoy
diciendo...”.
Su discusión continuó sin cesar, incluso cuando llegaron a Estosha y
llegaron a su alojamiento. Como se estaban quedando en habitaciones
separadas, tendrían que abandonar la conversación.
Habían llegado a las puertas de sus habitaciones justo cuando Ix se
lanzaba a una ferviente explicación de por qué la idea de Shuno era tan
valiosa.
“Está bien, Ix, tendremos que retomar esto mañana”, dijo Shuno,
señalándolo con el dedo. “No voy a dejar que esto termine mientras tú vas
adelante”.
“Solo ríndete ya”. Él sacudió la cabeza. “Asumiendo que estás
entendiendo lo que estoy diciendo, ya deberías darte cuenta de que eres el
genio aquí”.
“Hmph. Bueno, como sea. Puedes pensar eso por ahora. Mañana voy
a darte un argumento tan bueno que no podrás refutar el hecho de que tú
eres el que es brillante”.
“No tengo idea de qué te hace pensar que podrás hacer eso”.
“¿Qué acabas de decir?”.
La pareja se quedó allí, con las manos en los pomos de las puertas de
sus respectivas habitaciones, mirándose el uno al otro. Detrás de ellos, otro
invitado pasó con una mirada de desconcierto.

Al final, su discusión se detuvo allí porque cambiaron de tema al día


siguiente.

P. 49
El monasterio había hecho arreglos para que Ix y Shuno se quedaran
en una posada barata, pero estaba a cargo de una amigable pareja de
ancianos que mantenía las habitaciones impecables. Ix se acostó temprano
después de hacerles un mantenimiento de rutina a sus herramientas. Pero
en el tiempo entre que cerró los ojos y se quedó dormido, se le ocurrió un
contraargumento perfecto.
Al principio, pensó que simplemente se lo mencionaría a Shuno al día
siguiente, pero no pudo contener el impulso de decirle algo ahora.
Probablemente todavía estaba despierto ahora, de todos modos. Con eso en
mente, se dirigió a la puerta de su habitación. Justo cuando estaba a punto
de irse, un golpe vino del otro lado. Allí estaba Shuno, habiendo tenido
exactamente el mismo pensamiento.
Ambos señalaron fallas en el argumento del otro, por lo que no
pudieron llegar a una conclusión. Pero esa discusión encendió un fuego
debajo de un debate diferente, que continuó hasta que amaneció. Cuando se
dieron cuenta, los dos estaban derrumbados en el suelo, los rayos del
amanecer se filtraban por la ventana.
Una fina niebla matinal envolvía el mundo.
El aire fresco del exterior los despertó mientras caminaban hacia el
monasterio. Una fina capa de nieve cubría el suelo y sus pies dejaban huellas
visibles mientras viajaban.
Los sonidos del trabajo saludaron a la pareja en su destino; el día ya
había comenzado en el monasterio.
“No tienes que traer a los monjes aquí hoy”, le dijo Shuno a Beter,
quien los estaba esperando en la entrada. “Hicimos nuestras mediciones
ayer. Las revisaremos nuevamente una vez que terminemos nuestros
diseños, pero trabajaremos por nuestra cuenta hasta entonces”.
“Entendido”. Beter asintió. “Por cierto, parece que llegará hoy”.
“¿Eh? ¿Quién?”, preguntó Shuno.

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“Él, um, el artesano”.
“... Oh, cierto. Se suponía que íbamos a tener un verdadero fabricante
de varitas aquí. Urgh... O-Oye, Ix, pareces un poco nervioso. Aunque yo no
lo estoy. Para nada”.
“No, no estoy ansioso en realidad”, respondió Ix.
“Oh, hombre, realmente pones cara de valiente. En realidad, es
bastante tranquilizador”.
Después de ser conducidos a la misma habitación que el día anterior,
comenzaron a trabajar en los diseños.
Los dos aprendices juntaron varias mesas para formar una superficie
de trabajo simple, ya que los diseños de un bastón normalmente se hacían
en hojas grandes de papel que se formaban uniendo varias hojas más
pequeñas. Allí anotarían detalles y determinarían la estructura final del
bastón.
El diseño general de cada uno ya estaba establecido, pero necesitaban
pulir los detalles. No necesitaban ninguna de las ideas o inventos como los
que habían desarrollado el día anterior para este proceso— solo estarían
moviendo sus manos y llenando las páginas. Hace mucho tiempo, los
artesanos no hacían este tipo de preparación. La mayoría de ellos
simplemente tomaría los materiales y se lanzaría directamente a forjar el
producto final. En aquellos días, la falta de planificación era prueba de su
habilidad como artesano.
Pero en la teoría moderna de la fabricación de varitas, no era posible
hacer una varita sin un diseño primero. Los principios de la elaboración de
varitas habían avanzado hasta el punto en el que necesitabas hacer cálculos
complicados y construir conductos elaborados. Era imposible manejar todo
eso en tu cabeza.
Ix trabajaba en silencio. Se dio cuenta de que estaba absorto en su tarea,
y cuando su mano dejó de moverse, sintió que se había olvidado de respirar

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todo el tiempo. Después de escuchar durante unos segundos el crepitar del
fuego y el sonido de un lápiz sobre el papel, volvió a su trabajo.
Beter hizo acto de presencia antes de que sonara la campana del
almuerzo. A pesar de que Ix había estado en eso toda la mañana, todavía no
tenía mucho del diseño. Estaba tardando más de lo habitual. Se dio cuenta
de que, a pesar de toda su capacidad de concentración, había estado
haciendo muchos cálculos indirectos.
“Deben estar cansados”, dijo Beter. “Hemos preparado el almuerzo
para ustedes en la cafetería, aunque es solo un plato simple”.
“Eh, ¿Así que tienen las tres comidas completas al día aquí?”, dijo
Shuno.
“Es importante comer lo suficiente para completar tu trabajo. Pero
antes de eso, quería hacerles saber que finalmente llegó”.
“¿Eh? ¿Quién?”.
“El artesano”.
“... ¡Oh, cierto! Lo habías mencionado”.
“Iré a buscarlo ahora. Esperen aquí un momento”, dijo Beter antes de
salir de la recámara.
Shuno se giró lentamente hacia Ix. “¿Q-Qué hacemos?”.
“¿Otra vez te olvidaste?”, preguntó Ix.
“D-De ninguna manera, he estado esperando con alfileres y agujas
para que él llegara aquí. Tú eres el que está preocupado, Ix – ese eres tú.
¿Estás bien?”.
“¿Por qué no lo estaría?”.
No mucho después de eso, Beter regresó. Detrás de él estaba un
pequeño anciano.
“Permítanme presentarles al Sr. Coaku Shtah. Tiene una tienda de
varitas en Estosha”, anunció Beter. Luego señaló a los dos aprendices y dijo

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“Estos son Shuno e Ix. Todavía no son artesanos de pleno derecho 9, pero son
lo suficientemente hábiles como para haber recibido Declaraciones de
Equivalencia. Ya han comenzado a trabajar”.
El rostro del anciano estaba sereno. Miró con los ojos casi cerrados
desde detrás de sus gafas redondas. Era lo suficientemente bajo como para
que Ix tuviera que mirarlo desde arriba, y sus piernas debían haber estado
débiles, porque caminaba con un bastón. Su atuendo y sombrero estaban
impecables. Parecía menos un fabricante de varitas y más un anciano
caballero.
“Tengo el agrado de conocerle”, dijo Shuno, mientras Ix se inclinaba.
“Sí, sí, muy contento de conocerlos”, dijo Coaku mientras se quitaba el
sombrero y lo sostenía frente a su pecho. Su tono era tan cálido como sugería
su apariencia. Coaku extendió una pequeña mano, y los dos la estrecharon.
“Me llaman artesano, pero de todos modos estoy medio jubilado, así que no
hay necesidad de ponerse nerviosos”.
“Ah, no, está bien…”. Shuno movió las manos. “Uh… ¿Hay más de
seis monjes? Ya comenzamos los diseños para los bastones, Maestro
Coaku...”.
“Oh, no importa. No planeo hacer mucho”, respondió el artesano.
“Solo he pedido supervisar su trabajo. No creo que un viejo anciano como
yo pueda hacer mucho de todos modos. Solo piensen en mí como una flor
en un jarrón o un amuleto de buena suerte”.
“Lo-Lo aprecio… ¡Ja-ja-ja!”. Shuno sonrió antes de que su rostro
instantáneamente se volviera sombrío cuando se acercó a Ix y susurró “¿Así
que vamos a tener a un artesano experimentado mirándonos todo el
tiempo?”.

9
“De pleno derecho” es una expresión jurídica que proviene del latín “Ipso iure”, y viene a decir que un hecho se
da de forma inherente, por tal y como está. Es una expresión mediante la cual se indica que un determinado
resultado jurídico se obtiene sin manifestación de voluntad, ni ninguna otra clase de conformidad, de parte o de
tercero, a favor del interesado.

P. 53
“Eso es tranquilizador”, dijo Ix.
“C-Cierto, totalmente...”.
Coaku se disculpó por llegar tarde. Aparentemente, se le había pedido
que ayudara con algo en Estosha y ayer encontró a alguien para sustituirlo.
“Bueno, solo piensen en mí como alguien a quien puedes acudir para
pedir consejo sobre varitas. A mi edad, no puedes simplemente renunciar a
las cosas porque tienes un compromiso previo”. Se frotó la cabeza con la
mano. El poco cabello que le quedaba era blanco, y la parte superior de su
cabeza estaba completamente calva.
“¿Encontró un reemplazo sin ningún problema?”, preguntó Shuno.
“Sí. Estaba cerca y estudió con alguien que conocí hace mucho tiempo.
Debería bastar para el trabajo”.
Ix escuchó en silencio la charla de Shuno y Coaku. Se preguntaba si
debería decirle al artesano que había sido aprendiz de Munzil, pero no se le
ocurría cómo decirlo, y no estaba seguro de que cambiaría el tema si lo
mencionaba. Probablemente solo se preguntaría por qué Ix se molestó en
decírselo.
Al final, Ix se mantuvo callado y la conversación llegó a su fin.
“Ahora bien, voy a saludar al Abad”, dijo Coaku con una reverencia.
“¿Volveremos a estar en esta habitación por la tarde?”.
“S-Sí”, dijo Shuno asintiendo.
“Los veré a ambos de nuevo, entonces”.
“Yo le mostraré el camino”, ofreció Beter mientras abría la puerta.
Cuando los dos se fueron, Shuno suspiró y murmuró “No puedo creer
que Coaku realmente haya venido”.
Pero Ix no escuchó.

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Al otro lado de la puerta por la que salían Beter y Coaku se encontraba
una pequeña figura. Ix no había podido verla desde detrás de los dos
hombres de antemano.
Se señaló a sí misma.
“Soy su asistente”.
Eso dijo Riess antes de perseguir a Beter y Coaku con pasos ligeros. El
sonido de su carrerilla fue borrado por el campaneo de la campana del
mediodía.

Shuno tenía un poco de limpieza que hacer, así que Ix se fue a almorzar
primero por su cuenta.
El comedor ya estaba lleno de monjes. Estaban perfectamente
alineados en los bancos que se extendían a ambos lados de las filas de largas
mesas. Ix incluso vio al hombre que había estado empujando el carrito de
libros el día anterior. Incluso ahora, todavía vestía sus harapos, por lo que Ix
no podía distinguir su rostro. No había ni una palabra de conversación en la
cafetería, solo el tintineo de los utensilios contra los platos.
Todos recibían exactamente la misma cantidad de comida, y los platos
ya estaban dispuestos, cada uno con una sola porción. Había exactamente
tantos platos como monjes.
Ix no tenía ganas de sentarse con los hermanos, así que llevó su comida
al patio. No solo se sentía fuera de lugar en el comedor, sino que parecía que
incluso la asfixia estaría mal vista allí. No creía que pudiera acostumbrarse
al silencio. Además, las reglas del monasterio no se aplicaban a él de todos
modos.
Un viento cortante azotó sus mejillas una vez que Ix salió por la puerta
trasera de la cafetería. Se dirigió por el camino bajo las cornisas y se sentó en

P. 55
un lugar que parecía tan bueno como cualquier otro. El sol iluminaba los
campos plateados a lo lejos.
Mientras arrancaba un trozo de pan y se lo llevaba a la boca, una
sombra cayó repentinamente ante su vista.
“Hola”.
Su mirada se encontró con un par de ojos inexpresivos. Era Riess.
Estaba inclinada, mirándolo, con un plato como el de Ix en sus manos.
“¿Puedo sentarme contigo?”, preguntó.
“Adelante”, él respondió, sin expresión.
Riess pasó frente a él y se sentó a su izquierda.
“Es realmente brillante aquí”, comentó ella, entrecerrando los ojos
contra el resplandor de la nieve y levantando una mano sobre sus ojos. “¿No
te molesta?”.
“No particularmente”.
“¿En verdad...? Tal vez sea porque eres más alto”, murmuró Riess,
poniéndose de pie para probar su hipótesis. “No, esto no es mejor. Todavía
es brillante. ¿Tal vez solo soy sensible a la luz? ¿O eres insensible? ¿Qué
opinas?”.
“Ambas opciones implican lo mismo”, respondió Ix de inmediato.
“Qué gran respuesta”. Riess volvió a sentarse, luego miró a Ix y dijo
“No, no creo que ese sea el tipo de cosas que diría un monje”.
“¿Qué quieres decir?”.
“En otras palabras, están pensando en Dios”.
Ix no sabía a qué se refería el “en otras palabras”, pero siguió escuchando
sin decir nada. Las palabras se derramaban de la boca de la chica. Conocía a
otro niño que conversaba de manera similar, aunque sus palabras saltaban
de una manera ligeramente diferente.

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“Porque Dios decide si algo se considera brillante o no”, continuó Riess
casi en un susurro. “Todos los que viven en el monasterio tienen a Dios como
punto de referencia. O, al menos, están tratando de encontrar a Dios en todo.
Pero tú no. No piensas en esos términos, ¿No es verdad?”.
“¿Eso es una pregunta?”.
“No, lo siento. No importa lo que pienses, eso es solo lo que he
decidido en mi cabeza”.
“... ¿Eres la aprendiz de Coaku?”, preguntó Ix, cambiando de tema.
“Te lo dije, ¿No? Soy su asistente”.
“¿Te dijo mi nombre?”.
“Síp”.
“¿Y te dijo que te encontraras conmigo en la estación?”.
“Solo hice eso porque tenía curiosidad”.
“¿Así que ha oído hablar de mí?”.
“Sí. Pero él no tiene que mencionarlo. ¿O quieres que lo haga? Si es así,
puedo pedírselo”.
“...No, está bien”.
La conversación se detuvo allí, y comieron en silencio.
Riess se sentó con las rodillas dobladas, masticando un poco de pan
con su pequeña boca. A pesar de que Ix había aprendido quién era ella y
cómo sabía su nombre, todavía mantenía un aura misteriosa a su alrededor.
¿Por qué le hablaba tanto?
Alrededor del tiempo que estaban limpiando sus platos, hubo una
conmoción dentro del monasterio. Ix no había oído sonar una campana, pero
supuso que el ruido significaba que era el final del almuerzo.
Sin embargo, cuando se puso de pie, escuchó un grito.

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“¡Ah, entonces aquí es adonde te escapaste! ¿Por qué estás comiendo
afuera? Deberías haberme dicho algo”. Shuno salió de la parte trasera del
comedor y se dirigió hacia él. “Te estaba buscando, ¿Sabes? Pensé que
podrías estar solo”.
“¿Comiste adentro?”, preguntó Ix.
“Sí. Solo, en silencio”. Shuno puso sus manos en sus caderas. “Pero, de
todos modos, ¿Pudiste oír el ruido desde aquí también? ¿Qué crees que está
pasando?”.
“... Solo pensé que era la campana de la tarde”.
“No lo era”. Shuno sonrió. “¿Recuerdas lo que dijo Beter? ¿Sobre el
fantasma?”.
“¿Qué pasa con eso?”, Ix inclinó la cabeza.
“Que el fantasma apareció, es lo que estoy diciendo”.
“¿Eh?”.
“Wow, no es frecuente que vea emociones en tu rostro. Sabía que te
sorprenderías”.
“No, honestamente no entiendo lo que dices. ¿Quién vio este
espíritu?”.
“Bueno, no es que nadie lo haya visto… Cierto, debería empezar desde
el principio”, dijo Shuno, jugando con su flequillo. “Acaba de suceder hace
un segundo. Dejé de buscarte y comencé a almorzar. También estaban el
Abad, Coaku y Beter. Como era tan tarde, fueron las últimas tres personas
en obtener su comida. La cosa es que solo quedaban dos porciones”.
“... ¿Y?”, Ix frunció el ceño. “¿No puedes estar tratando de decir que
un espectro se llevó la comida?”.
“Eso es exactamente lo que dicen que sucedió”. Shuno asintió
gravemente.

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“Preparan el número exacto de raciones que necesitan para el número
de personas que hay en el monasterio. Es imposible que se queden cortos. Es
por eso que este tranquilo grupo está haciendo un gran alboroto. Dicen que
hay un fantasma mezclado con la gente y que está causando problemas”.
“Probablemente calcularon mal la cantidad de personas que comerían.
Tal vez se olvidaron de incluir a los invitados”.
“Eso es lo que yo también pensé. Pero insisten en que tomaron en
cuenta a todos los visitantes e hicieron suficiente para todos. Aparentemente,
nunca han contado mal ni preparado la cantidad incorrecta de comida”.
Shuno levantó un dedo y continuó. “Además, hay otro problema”.
“¿Y cuál es ese?”.
“Los hermanos legos que se dieron a la fuga, de los que nos habló
Beter. Dijeron que vieron al fantasma en el mismo lugar, en la cocina. Esa es
la otra razón por la que todos se están volviendo locos. El Abad está tratando
de recuperar el control del lugar”.
Ix asintió ahora que tenía la imagen completa, pero todavía no creía
que fuera un problema real. Eran solo un par de coincidencias que se
superpusieron, y no se había hecho ningún daño real. ¿La falta de una
porción de comida era realmente algo por lo que hacer un gran alboroto?
A menos que...
¿Quizás hay alguna leyenda sobre fantasmas en el edificio o en la ciudad? Ese
pensamiento golpeó a Ix. Una ciudad tan antigua seguramente tendría
algunas historias.
Pero esto era un monasterio. No permitirían tales rumores, al menos,
no abiertamente, lo que podría explicar su reacción. Cuando lo pensaba de
esa manera, hizo que la forma en la que Beter habló ayer pareciera extraña.
Sin embargo, Ix no tenía ni una pizca de evidencia para respaldar esto. Era
pura especulación.

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Si hubiera una leyenda local, Riess probablemente sabría mucho al
respecto. Justo cuando pensaba preguntarle al respecto, descubrió que ella
había desaparecido de su lado. Debió haberse ido después de que terminó
de comer.
“¿Hmm? ¿Tienes algo allí?”, preguntó Shuno, luciendo confundido
mientras miraba junto a Ix.

Se suponía que iban a empezar a trabajar con Coaku esa tarde, pero el
hombre no hizo ningún movimiento para trabajar en lo absoluto.
Simplemente dijo “Ustedes dos, no se excedan”, antes de sentarse en una
silla cubierta de tela cerca de la chimenea. No movió un músculo después de
eso. Como estaba de espaldas a sus mesas de trabajo, no había forma de que
pudiera verificar su progreso. Ix y Shuno siguieron lanzándole miradas,
pero su cabeza de cabello blanco permaneció inclinada. ¿Qué estaba
haciendo el anciano? Los ronquidos ocasionales que escuchaban hacían
evidente que dormía al menos parte del tiempo.
Así fue como pasó su día. Coaku no les había dado ni consejos ni
advertencias. Poniéndose de pie al mismo tiempo que sonaba la campana de
la tarde, dijo “Los veré mañana entonces”, y se fue, sin siquiera mirar sus
diseños.
Los dos aprendices se habían estado preguntando qué tan dura sería
la evaluación del artesano, pero ahora se sentían algo decepcionados, o tal
vez un poco desanimados. “¿Qué diablos fue eso?”, murmuró Shuno
espontáneamente, de pie allí, desconcertado, con Ix.
Coaku continuó exactamente igual al día siguiente. No movió un dedo.
Ix y Shuno discutieron entre ellos lo que debían hacer y acordaron que la
única conclusión real era aceptar como estaban las cosas y seguir adelante

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con el trabajo. Fingiendo que el anciano silencioso no estaba allí, continuaron
con sus planes originales.
Así comenzaron sus días de ir y venir entre Estosha y el monasterio.
Ix descubrió que la tranquilidad del monasterio le sentaba mejor de lo
que había imaginado. Desde el momento en el que se levantaba por la
mañana hasta el momento en el que su cabeza tocaba la almohada por la
noche, no pensaba en nada más que en varitas. Leirest era un entorno
bastante similar, pero él tenía que hacer las tareas de la tienda, ya que solo
era un huésped allí.
Pero aquí, no había nada que se interpusiera en el camino de la
fabricación de varitas. Literalmente no había ruido de fondo. Solo necesitaba
concentrarse en los materiales que tenía delante. Todo fabricante de varitas
debía haber soñado con crear en un lugar como este.
Su trabajo continuó sin cesar durante diez días, momento en el cual los
diseños de los bastones estaban completos. No tenían como objetivo
terminar al mismo tiempo, pero sucedió que tanto Shuno como Ix los
finalizaron a la vez.
Surgieron pequeños problemas durante la fase de diseño, como era de
esperar, pero Ix logró aprovechar una combinación de su experiencia y
conocimiento para resolver todos los problemas. Luego, finalmente
comenzaría a fabricar los bastones. No solo se sentía confiado por lo bien que
había ido todo hasta ahora, sino que también disfrutaba de la tarea. Eso le
pareció extraño.
Cuando le mencionó eso a Shuno, lo miró con curiosidad.
“¿Qué hay de raro en eso?”, preguntó Shuno.
“Bueno, es solo que...”. Ix se llevó una mano a la boca. “La fabricación
de varitas es un medio para ganarme la vida. Eso es lo único que puedo
hacer. Obviamente, me emociono cuando veo materiales raros e incluso a
veces tengo una sensación de satisfacción con mi trabajo, pero no es por eso
que hago el trabajo. Así que-”.

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“Siempre eres tan complicado”, dijo Shuno con un suspiro,
volviéndose a su mesa de trabajo.
Hoy, como de costumbre, dejaron el monasterio y regresaron a la
posada, donde reanudaron su conversación en la habitación de Shuno.
El suelo estaba lleno de notas detalladas y utensilios de escritura, por
lo que apenas había espacio para que los dos pisaran.
“Olvídate de eso, mira aquí”, dijo Shuno, extendiendo un trozo de
papel en el que había garabateado algo. “Terminé de arreglarlo. Es como dije
antes. Si sigues con este cálculo, se puede reducir la atenuación de la
eficiencia de la transmisión al dos por ciento. Puede tener una aplicación más
amplia”.
“Te saltaste algo importante”. Ix miró la nota y señaló un punto.
“Puedes reducir este derroche para no tener que preocuparte por las fugas.
Eso debería reducir la atenuación al uno por ciento”.
“Oh, tienes razón… No, espera. ¿Realmente puedes usarlo si haces
eso? Recuerda, hablamos de esto anteayer…”. Shuno se tiró al suelo y
revolvió los papeles esparcidos. “¿Eh? No está aquí. ¿Está en la otra
habitación?”.
“Quién sabe...”.
Si bien la discusión que tuvieron el día que se conocieron fue trivial,
sus discusiones posteriores dieron lugar a una variedad de debates sobre
todo tipo de temas. El tema principal, sin embargo, giraba completamente
en torno a las técnicas de fabricación de varitas.
Charlaban mientras caminaban hacia y desde el monasterio, mientras
comían y, básicamente, en cualquier otro momento libre cuando no estaban
trabajando.
Una vez que regresaban a sus alojamientos, Ix encontraba tema tras
tema que quería discutir, y llamaba a la puerta de Shuno. Shuno a menudo
también venía a la habitación de Ix. Ninguno de los dos podía recordar de

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quién era la habitación en ese momento. Ambos eran igualmente
desordenados, y dado que sus debates continuaban hasta que se
desmayaban por el agotamiento, dormían juntos en la misma habitación
todas las noches.
Ahora que lo pensaba, Ix se dio cuenta de que nunca había hablado
con alguien en la misma posición que Shuno. Todos en su vida eran
artesanos uno o dos pasos por delante de él o clientes. Cuando se trataba de
hablar sobre la fabricación de varitas, le estaban enseñando o instruyendo.
Esta era la primera vez que tenía un compañero con el que podía debatir en
igualdad de condiciones.
Aunque sería ir demasiado lejos decir que estaban en igualdad de
condiciones. Ix era muy consciente de que él era el que aprendía la mayoría
de las veces. Después de estar con Shuno durante días, su creencia en su
genio solo se había solidificado. Su capacidad imaginativa estaba a pasos
agigantados por delante de la de Ix, y aunque las cosas que decía sonaban
extrañas al principio, finalmente tenían mucho sentido. ¿Cómo había
desarrollado esa mentalidad?
Por otro lado, Shuno no tenía mucho conocimiento sobre la teoría de
la fabricación de varitas mágicas por alguna razón. O más bien, se podría
decir que sabía tanto como un artesano promedio; era solo que el volumen
de conocimiento de Ix abrumaba al de Shuno.
“Entonces, volvamos a nuestra conversación anterior”, dijo Shuno,
mirando a Ix.
“¿La de pasar por alto el conducto? ¿O el de técnicas variables?”.
“No, esas no. Aquella en el que dijiste que era raro que te gustara hacer
artesanía”. Shuno apoyó la barbilla en sus manos y miró hacia afuera, donde
estaba oscureciendo. La ventana estaba abierta. Sus habitaciones estaban en
el segundo piso y podían ver claramente el techo del edificio en el lado
opuesto de la calle. “Supongo que eso sucede – las personas se vuelven
artesanas incluso si no es algo que quieran para ellas mismas. Entonces

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comenzaste a trabajar sin ningún tipo de razón u objetivo en mente, y
simplemente continuaste. Supongo que podrías llamar a eso extraño,
¿Verdad?”.
“¿Fuiste diferente? No te pusieron en un aprendizaje cuando estabas
en la niñez o algo así, ¿Verdad?”.
“¿A mí? Yo... Sí, decidí convertirme en aprendiz por voluntad propia”.
“¿Tenías una razón para hacer eso? ¿O un objetivo...? ¿Como querer
fabricar la varita definitiva o algo así?”.
“¿La varita definitiva? ¿Vas a mencionar a Rednoff otra vez?”. Shuno
fruncía el ceño cada vez que alguien mencionaba ese nombre.
Pero se estaban quedando en Estosha, por lo que Rednoff estaba
obligado a ser referido de vez en cuando.
“Ese fue solo un ejemplo. No es como si pensara que la varita definitiva
realmente existe”, respondió Ix.
“¿No? Bueno, eso también es interesante. Pensé que era normal que
todos los artesanos, aprendices o no, estudiaran lo más que pudieran porque
tenían la varita definitiva en la mira. ¿No es ese tu caso, Ix?”.
No pudo encontrar una respuesta. Nunca lo había considerado antes.
Shuno tenía razón – todos los artesanos apuntaban a la varita
definitiva. Es por eso que pulían sus habilidades y aumentaban su
conocimiento. Pero, ¿Alguna vez había pensado realmente en hacer eso él
mismo...?
“Pero francamente, ¿Qué es la varita definitiva?”, preguntó Ix con una
inclinación de cabeza. “¿Cuáles serían los criterios por los cuales determinas
eso? ¿Función? ¿O los materiales que usas para hacerla? Digamos... si forjas
una varita con un corazón de dragón, ¿Eso la convertiría en la varita
definitiva?”.
“¿Un corazón de dragón? No me di cuenta de que tenías algunas
ideaciones infantiles en ti, Ix”, bromeó Shuno con diversión antes de

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continuar. “Sabes, sin embargo, una cosa que es segura es que Rednoff era
un genio. En aquellos días, la Era de las Varitas Naturales, no existían los
fabricantes de varitas, solo leñadores recogiendo ramas. Y la magia era tan
débil que apenas necesitabas a alguien para fabricar varitas. Sin embargo, a
pesar de las condiciones en ese momento, un solo hombre encontró una
manera de recrear una ‘vida’ artificial en los palos que habían sido cortados.
Con el nacimiento de las varitas hechas por el hombre, aparecieron los
artesanos, y los leñadores se convirtieron en los primeros. Lo he dicho antes,
pero alguien tan bueno realmente podría haber hecho la varita definitiva”.
“Realmente lo admiras”, dijo Ix.
“No es que lo admire. Solo lo llamo por lo que él es. Increíble”.
“Pero la fabricación de varitas ya ha comenzado a hacer distinciones
entre varitas y bastones, y cada uno tiene sus pros y sus contras.
Teóricamente, es inviable crear una varita o bastón que sobresalga en todas
las áreas”.
“Solo piénsalo, Ix. Solo han pasado un par de cientos de años desde
que Rednoff creó el primer catalizador hecho por el hombre. Las técnicas y
herramientas que usamos para hacer cosas que han existido desde siempre -
como casas, espadas o fuego-, ni siquiera están cerca de su forma ‘definitiva’.
Si miras las varitas a largo plazo de esa manera, ¿No crees que alguien en el
futuro propondrá una teoría revolucionaria que no tenemos ninguna
posibilidad de desarrollar en nuestro tiempo? No podemos concebirlo con
nuestra comprensión actual de las cosas”.
“Pero-”.
“Además, Ix”, intervino Shuno, levantando un dedo y sonriendo, “No
tiene sentido especular sobre cuál sería la varita definitiva”.
“¿Por qué piensas eso?”.
“Bueno, definir la varita definitiva sería lo mismo que hacerla, ¿No lo
crees?”.

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Su comentario frívolo tomó a Ix completamente desprevenido.
El argumento de Shuno era totalmente acertado.
Pero si ese fuera el caso...
“Eso es…”, dijo Ix.
“Eh, ¿Qué es?”.
“La verdadera naturaleza de la ‘varita definitiva’ que dejó Rednoff.
Para que se desarrollen las varitas hechas por el hombre, se necesita
indispensablemente una acumulación de teorías, junto con una mayor
innovación. La invención de diversas herramientas nos ha permitido obtener
medidas cuantitativas que, en el pasado, se recogían con nuestros sentidos.
Esto ha aumentado considerablemente la precisión de nuestra profesión.
Entonces, si Rednoff dejó atrás algo parecido a una varita definitiva, no sería
un catalizador real sino más bien su diseño. Tal vez ni siquiera sea tan
concreto como un diseño, tal vez sea solo la definición o la idea de la varita
definitiva”.
“Esa es... una perspectiva que no había considerado hasta ahora”.
Shuno asintió con seriedad. “Cualquiera es libre de teorizar sobre las cosas,
pero ningún individuo puede dejar de lado las limitaciones de la tecnología.
Por ejemplo, si quisieras pasar cientos de líneas de flujo a través de un área
del tamaño de la yema de tu dedo... Tienes razón. Sabes qué, creo que
realmente estás en lo correcto. Ahora que lo pienso, es realmente extraño que
un artesano del nivel de Rednoff no haya dejado ningún documento técnico
atrás... Eso es fascinante. ¡Ix, eso es realmente fascinante!”.
“Aunque no es como si tuviera alguna prueba para esta teoría...”.
“¡Pero tu idea es mucho más realista que una leyenda sin fundamento!
Hombre, ¿Por qué no pensé en eso...?”.
La inspiración pareció haberle golpeado, por lo que Shuno tomó una
hoja de papel del suelo y luego escribió algo en los márgenes. Luego asintió
con satisfacción.

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“Parece que nuestra conversación se desvió de repente”, dijo Shuno,
mirando a Ix por encima de la hoja de papel. “¿En dónde estábamos antes?
Uhhh... Oh, sí. Mi objetivo como artesano, ¿Verdad?”.
“Sí, eso dijimos”, dijo Ix de acuerdo, aunque se preguntaba por qué
tenían que retroceder tanto en la conversación.
“Bueno, eso es, um”. Shuno se cruzó de brazos. “Tengo uno, por
supuesto, pero, hmm, ¿Debería decírtelo? Nunca he hablado de eso con
nadie antes”.
“No tienes que decírmelo si no quieres”.
“Pero, quiero decir, tienes curiosidad, ¿No es así? No me importa
decírtelo si estás interesado”.
“¿Seguro? ¿A pesar de que nunca le has dicho a nadie antes?”.
“Pero eres tú, así que es diferente”. Shuno recogió varias de las notas
del suelo y las agitó suavemente. “Además, creo que he encontrado una
pequeña pista sobre cómo resolverlo al hablar contigo. No te lo digo por
gratitud ni nada por el estilo, pero-”.
En ese momento, una fuerte ráfaga de viento entró por la ventana y
arrebató los papeles de la mano de Shuno.
“¡Ah!”. Intentó agarrarlas en el aire, pero no pudo evitar que las hojas
salieran volando por la ventana.
Se acercaron a la ventana y vieron que las notas se habían enganchado
en un montón de nieve. La pareja podía notar que los papeles se estaban
mojando, incluso desde la distancia. Los caracteres deben haber estado
sangrando tanto que ni siquiera eran legibles en este punto.
“…Y-Yo acababa de ver las notas, así que recuerdo lo que había en
ellas. Solo necesito reescribirlas, ¿De acuerdo?”, dijo Shuno, girándose
lentamente hacia Ix. “¿E-Estás molesto?”.
“No importa. No había nada importante en ellas”.

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“Bueno, creo que fue bastante importante... ¿Hmm? Esa persona...”.
Mirando hacia la calle, Ix pudo distinguir a alguien con un abrigo de
color oscuro. Dos personas, de hecho, caminando una al lado de la otra.
La persona más cercana a su edificio sostenía una de las hojas de papel.
Todavía estaba seca. Debía haberla atrapado antes de que aterrizara.
Shuno las saludó y gritó: “¡Oigannn! ¡Esperen allí un segundo, iré a
buscarlas!”.
Una de las dos figuras levantó la vista al escuchar la voz de Shuno. La
otra persona le tocó el hombro y asintió. Colocó la hoja de papel a un lado
del camino y se alejaron rápidamente.
“¿Qué...? Se va a mojar así”, dijo Shuno con abatimiento. “Solo tenían
que esperar un segundo”.
“Debe haber tenido prisa”, supuso Ix mientras observaba cómo la nota
que había sido colocada al costado del camino absorbía agua y se
desplomaba a medida que perdía su rigidez.
“¿Hmm? ¿Qué pasa, Ix?”, preguntó Shuno.
“¿Qué quieres decir?”.
“Te ves realmente ido”. Con las manos todavía en el alféizar de la
ventana, Shuno miró fijamente a los ojos de Ix. “¿Había algo realmente
importante escrito en ese papel?”.
“No es eso... No es importante”.
“Si no es gran cosa, puedes decírmelo”.
“... Me sorprendió, eso es todo. Creí ver a alguien que reconocí”.
“¿Alguien a quien reconociste? ¿Un amigo?”.
“No, una cliente. Arreglé su varita durante el verano”.
“Ah. ¿Estás hablando de las dos personas que estaban aquí? Pero no
pude ver ninguna de sus caras”. Shuno parpadeó. “¿Estás seguro de que tu
imaginación no te estaba jugando una mala pasada?”.

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“Podría haber sido. No hay forma de que ella pueda estar aquí ahora”.
Ix se encogió de hombros.
“De todos modos, dime lo que estabas a punto de decir. ¿Qué varita
sueñas con fabricar, Shuno?”.
“¿Ah? Oh, sí. Por supuesto. Bueno, escucha atentamente”, dijo,
deslizándose hasta Ix. “Quiero hacer...”.
Una suave nevada comenzó a caer, y los dos miraron hacia el aire, uno
al lado del otro.
“... ¿Qué?”, murmuró Ix. No porque no hubiera escuchado lo que dijo
Shuno, sino porque no podía creer lo que oía.
“Quiero hacer una varita que te permita volar. No me hagas decirlo de
nuevo. Es un poco vergonzoso”, dijo Shuno con un puchero.
“¿Volar...? ¿Por qué...?”, murmuró Ix con asombro, pero Shuno solo lo
miró con incredulidad.
“¿Por qué...? Porque parece divertido”.

El edificio estaba cerca de la capilla. Ambas estructuras parecían haber sido


construidas en el mismo período de tiempo. Aunque las ventanas del
edificio ofrecían una buena vista del puntiagudo campanario, había caído la
noche. Ahora solo se podía distinguir su silueta oscura contra el cielo negro.
Docenas de personas estaban reunidas en la sala, pero las sillas
estaban separadas por una distancia decente y las luces eran bastante
tenues. Aunque se podría decir que una habitación que empequeñecía a un
pequeño número de personas implicaba un nivel de grandeza, el hecho era
que los ocupantes no podían verse muy bien las caras.

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Si bien había una pequeña reunión aquí, solo la mitad de las personas
presentes estaban participando. Los otros eran asistentes o sirvientes.
Estaban parados en atención detrás de sus amos en lugar de sentados.
“¿Estás, segura?”.
“¿Acerca de qué?”, preguntó Yuui Laika en voz baja a la persona que
estaba detrás de ella. Todo con una sonrisa perfecta.
“No es frecuente que, lo veas. Teníamos tiempo, al menos, para
saludar”.
“¿Tú también estabas al tanto de esto, Nova?”.
“Esto fue, una completa coincidencia”, respondió ella con una voz
que ocultaba toda emoción, de la misma manera que su flequillo ocultaba
sus ojos. “Me, sorprendió”.
“¿Quién era la persona que nos llamó?”.
“No lo sé”.
“¿Y ese pedazo de papel?”.
“No lo sé”, respondió Nova concisamente. “Parecía ser, algún tipo de
fórmula. Usaba símbolos, que no reconozco”.
“Escribe después lo que decía”.
“Sí”.
En ese momento, Yuui se dio cuenta de que todos los ojos en la
habitación se habían posado en ella. Ella los ignoró y tomó un sorbo de la
bebida que le habían dado. Se suponía que esto era una señal de que no
quería hablar.
“Esa fue toda una hazaña de atletismo que mostraste antes”, dijo la
voz de alguien sentada en diagonal a Yuui. Pertenecía a una anciana con
dignidad y una presencia fuerte. “Atrapar un trozo de papel trazando un
camino tan irregular a través del aire parece simple, pero requiere un
control magistral”.

P. 70
Yuui escuchó el crujido de ropa detrás de ella; se dio cuenta de que
Nova había hecho una reverencia silenciosa. En cierto modo, ahora mismo
estaba actuando como asistente de Yuui. Era el trabajo de la maestra
responder.
“Nos sentimos honradas por sus elogios”, respondió Yuui
rápidamente. “¿Entonces, supongo que estaba observando?”.
“Parece que ocasionalmente pasamos por la misma ruta”, respondió
Mellay, deteniendo fácilmente el golpe de Yuui antes de continuar. “Debo
admitir que siento bastante curiosidad por los antecedentes de tu asistente”.
“No creo que este sea el lugar adecuado para esa línea de preguntas”,
insistió Yuui.
“Ah, por supuesto que no. Mis disculpas”. Mellay asintió
rápidamente, pero luego continuó, como si agregara un “sin embargo” a su
declaración. “No hay nada que nos prohíba formar conexiones personales
a través de estas reuniones, ¿No es así? Y para ser honesta, tengo aún más
curiosidad por los antecedentes de alguien que tiene una asistente a una
edad tan joven. ¿Qué dices, Minaha?”.
“Lo dejaré a su imaginación”, respondió ella, encogiéndose de
hombros. Yuui ya estaba acostumbrado al nombre falso.
“¿Cómo llegaste a participar en estas reuniones con todo tu cuerpo
escondido detrás de un abrigo?”, continuó Mellay. “Tengo la impresión de
que todos aquí se preguntan, al igual que yo, en qué parte del mundo
encontró Seyoh a una joven tan inteligente. Algunos incluso susurran que
podrías ser el Espectro de Estosha”.
“¿Un espectro?”, inquirió Yuui, sorprendida por la abrupta
invocación de un fantasma.
“Sí”. Mellay parecía complacida. “Se pueden escuchar su voz y sus
pasos, pero nadie lo ha visto nunca. Es una leyenda local. ¿Estás interesada
en esto? Pero tu falta de conocimiento significa que esta es, de hecho, la

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primera vez que pones un pie en este pueblo. Tu Estándar Central 10 está
hermosamente pronunciado, pero-”.

10
Una lengua franca, lengua vehicular o lengua general (también en latín medieval e italiano lingua franca) es un
idioma adoptado de forma tácita para un entendimiento común entre personas que no tienen la misma lengua
materna.

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“¿Por qué no lo dejamos ahí, Mellay?”, llegó la voz baja de un hombre,
otro participante, interrumpió la conversación. “Has señalado
descaradamente que hay algunas circunstancias inusuales con respecto a la
señorita Minaha. Lo que los viejos dicen de pasada, los jóvenes lo toman a
pecho. ¿O no lo entiendes?”.
“Qué cosa tan encomiable para decir, Gustavus. ¿Cuándo se volvió tan
galante el hombre que fue llevado a la corte por interrumpir el sermón de un
sacerdote?”.
“No esto otra vez”, dijo Gustavus con un suspiro.
“¿Qué piensas, Minaha? ¿Por qué no cenas conmigo bajo el sol del
mediodía, solo una vez?”, propuso Mellay, volviéndose hacia Yuui. “Por
favor, no te preocupes, no estoy tratando de discernir tu verdadera
identidad. Simplemente deseo tener una agradable charla larga contigo. No
soy solo yo; estoy segura de que cualquiera que te haya invitado sentiría lo
mismo”.
“Eso no es una preocupación mía”, dijo Yuui sin rodeos.
“Fría como siempre. Pero eso está bien por ahora. Después de todo, no
estoy buscando espíritus Imra en tu armario. Sin embargo, deseo que
participes activamente en las reuniones. Aunque has sido apasionada en tus
declaraciones últimamente, lo que me deja con poca preocupación en ese
sentido”.
“Entiendo lo que tengo que hacer”.
“Entonces todo está bien”. Mellay asintió con satisfacción. En ese
momento, la puerta se abrió. La luz del exterior iluminó brevemente la
recámara, pero se apagó de inmediato. Las llamas de las lámparas de toda la
habitación revoloteaban en la misma dirección.
Un hombre delgado había entrado. Su largo cabello estaba recogido en
un solo moño. Estaba vestido con un abrigo oscuro, al igual que los demás
participantes, pero se lo quitó en la entrada y se lo entregó a su asistente

P. 74
antes de acercarse al pequeño taburete redondo en el centro de la habitación.
Ese era su lugar designado.
Un escriba sacó sin decir palabra sus instrumentos de escritura justo
cuando el hombre se subía al taburete.
“La reunión 933 comenzará ahora”, dijo el hombre en voz baja, sin
presentación ni explicación previa. “La quincuagésima edición de los
Estándares de la Fe está programada para distribuirse en breve. Estamos en
camino de presentarla a la conferencia de primavera sin problemas, pero no
hace falta decir que quedan áreas en las que debemos profundizar más.
¿Necesitamos un resumen de los temas de hoy?”.
Los asistentes negaron con la cabeza vagamente.
“Muy bien”. El hombre asintió. “Además, tengo un anuncio que hacer
antes de que comencemos nuestra discusión. Como se señaló anteriormente,
no tenemos expertos en la fabricación de varitas entre nosotros. Sin embargo,
he encontrado una excelente solución para llenar ese vacío, y está previsto
que asistan a la próxima reunión, que será la última del año”.
“Es raro escuchar elogios de ti, Seyoh”, dijo Gustavus. “El hecho de
que subestimes su calidad me lleva a creer que deben ser famosos. Aunque
el único en el que puedo pensar en Estosha sería el Sr. Coaku Shtah”.
“Desafortunadamente, tenía un compromiso anterior”, dijo el hombre,
Seyoh, encogiéndose de hombros. “Pero fueron recomendados por el mismo
Maestro Coaku. Son una elección muy adecuada. Estoy seguro de que todos
aquí conocen el nombre del fabricante de varitas más elogiado del reino,
¿Munzil Alreff?”.
La multitud jadeó, impresionada. Por supuesto, no había nadie en esa
habitación que no hubiera oído el nombre de Munzil Alreff.
“Pero Munzil ya ha fallecido”, señaló Mellay bruscamente.
“Eso es correcto”. Seyoh asintió levemente. “Estudiaron bajo su
tutela”.

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Yuui no pudo evitar darse la vuelta y mirar a Nova, quien negó con la
cabeza. Es sólo una coincidencia, parecía estar diciendo. Yuui decidió creerle,
ya que ni siquiera Nova mentiría tan descaradamente.
Yuui volvió a mirar al frente y vio que la habitación estaba llena de
conversaciones tranquilas.
“¿Estudiaron con Munzil?”, preguntó Gustavo de nuevo. “Perdóname
por mi falta de familiaridad con sus aprendices, pero la única estudiante de
Munzil que conozco es Layumatah, y ella tiene su sede en la capital”.
“Así como la oscuridad borra la visión, la luz intensa ciega los ojos”,
dijo Seyoh, mientras sostenía una mano frente a su rostro. “Yo mismo no
conozco a todos los aprendices de Munzil, pero muchos dudan en darse a
conocer. Sus habilidades son excelentes, pero prefieren no depender del
nombre de su maestro para trabajar. Hay pocas oportunidades de reunirse
con ellos fuera de las esferas académica y militar”.
“Minaha parecía saber algo sobre esto”, notó Mellay, cambiando
repentinamente la conversación hacia Yuui.
“Y así la chica gana otra arruga más. Estás familiarizada con los
fabricantes de varitas, ¿No es verdad?”, murmuró Gustavus. Él y Mellay
estaban en la misma página solo en momentos como estos.
En un tono reservado, Yuui explicó “Solo he escuchado algunos de sus
nombres”.
Pero esto pareció solidificar sus hipótesis, a la luz de sus declaraciones
anteriores. Susurros de “¿Conoce a más de uno...?” repartidos por toda la
reunión.
Yuui estaba frustrada porque habían malinterpretado sus palabras
nuevamente, aunque era cierto que su relación con los aprendices de Munzil
iba más allá de haber “escuchado algunos de sus nombres”. Su varita había sido
forjada por el mismo hombre, después de todo.

P. 76
Y cuando se rompió, Yuui le pidió a uno de sus aprendices que la
reparara e incluso se quedó en el taller de otro aprendiz en el proceso. En ese
momento, se dio cuenta de que su relación con Munzil y sus discípulos era
más que superficial. No es que ella tuviera ninguna intención de revelarle
eso a nadie más en este momento.
“Bueno, quizás los conozcas, entonces”, dijo Seyoh divertido. “Escuché
que son particularmente conocedores de las varitas y que siempre trabajan
como pareja”.
“¿Hay dos de ellos?”. Con esa información, Yuui no tenía idea de
quiénes podrían ser.

P. 77
Capítulo 2. Y desvergonzadamente amable

La reunión terminó en mitad de la noche. Afuera, la oscuridad pintaba todo.


La mayoría de los participantes y sus asistentes abandonaron la sala, dejando
solo a tres personas atrás: Yuui, Nova y Seyoh.
Yuui permaneció sentada mientras miraba la espalda de Seyoh. Estaba
apagando todas y cada una de las lámparas. Casi todas estaban apagadas,
dejando solo la que estaba directamente frente a ella.
Una vez que solo quedó otra lámpara, Seyoh la recogió, se echó el
mechón de cabello largo sobre el hombro y se acercó a Yuui. En medio de la
oscuridad, solo él era visible, iluminado por la lámpara que tenía en la mano.
“¿Cómo encuentras estar aquí?”, preguntó Seyoh.
“No puedo relajarme”, dijo Yuui honestamente.
“Tienes mis más sinceras disculpas por eso”, dijo, acercando la luz a
su rostro. “Sin embargo, no pude encontrar ningún otro lugar adecuado para
alojarte. No hay otros edificios en los que tenga mis ojos en todo momento,
donde pueda garantizar tu seguridad”.
“No lo dije con intención de quejarme. Después de todo, me estás
proporcionando alojamiento y comida”. Yuui negó con la cabeza. “Sin
embargo, no entiendo por qué es necesario ocultar dónde me alojo. Me
parece una pérdida de tiempo fingir que me quedo en otro lugar saliendo
antes de cada reunión”.
“¿Oh...?”. Las cejas de Seyoh se arquearon con sorpresa. “Yuui, lo
arreglé de esa manera según el consejo de tu propia asistente”.
“Hmm, ¿Eso es cierto?”, Yuui se giró.

P. 78
“Sí”, respondió Nova asintiendo.
“Hmm... ¿No sería más seguro permanecer segura en un solo lugar?”.
“Actualmente, la mayor amenaza es una fuga de información, de los
participantes”, explicó Nova. “Esta es la mejor manera, para engañarlos”.
“Hubiera pensado que había un mayor peligro en que mi identidad se
conociera cuando me fui”.
“Mi evaluación, es diferente. Muy poca gente sabe que estás aquí,
Yuui. No, Minaha. La gente rara vez se da cuenta, de eventos inesperados.
Mientras no suceda nada extremo, no debería haber ningún problema”.
“Creo que estás siendo demasiado cautelosa...”.
Nova, sin embargo, no parecía interesada en cambiar de opinión. En
cambio, solo miró en silencio a Yuui, sin estar de acuerdo ni en desacuerdo
con ella.
Yuui tenía algunas ideas de por qué Nova se había preocupado tanto.
Probablemente tenía que ver con el incidente en el que se vieron envueltas
el otoño pasado, en donde un banquete fue atacado y sus asistentes fueron
tomados como rehenes. Yuui y Nova también habían estado allí.
Pero el objetivo de los asaltantes no era Yuui, y las dos chicas pudieron
resolver el problema. En lo que respectaba a Yuui, Nova estaba siendo
demasiado cuidadosa solo por un incidente.
Llamaron a la puerta y un sirviente trajo comida vaporosa en un carrito
de mano. Dispusieron la comida en una mesa cerca de las dos chicas. En
algún momento, Seyoh rápidamente se sentó cerca, levantó un plato y dijo
“Déjanos en paz por un rato”.
Nova comenzó a comer tan pronto como el sirviente se fue. Sin
embargo, todavía estaba detrás de Yuui, por lo que solo podía notarlo por
los sonidos de su masticación.
Un sirviente les traía comida en un carrito de mano dos veces al día.
La mayor parte del tiempo de Yuui lo pasaba en la habitación contigua a esta

P. 79
sala de reuniones. De hecho, esencialmente pasaba todo el día allí. Excepto
cuando se iba y regresaba para las reuniones nocturnas, apenas interactuaba
con nadie. Las únicas personas con las que tenía que hablar eran Nova y, en
raras ocasiones como esta, Seyoh.
Al principio, le dijeron que era un gesto amable del Señor de la ciudad
11. Resultó que estaba lloviendo a cántaros el día que estaban de paso, por lo

que les prestaron un edificio que no se estaba utilizando en ese momento


hasta que el clima se despejara. Pero después de estar allí durante una
semana entera con las mismas excusas, Yuui finalmente se dio cuenta de que
había más que eso. No iban a poder salir de Estosha hasta al menos el final
del invierno.
Como Yuui no estaba en condiciones de presentar quejas, su única
opción era aceptar la situación...
Y, sin embargo..., pensó, con el ceño fruncido.
No podía aceptar muy bien la situación en la que se encontraba si ni
siquiera la entendía.
Mientras Seyoh disponía con gracia los platos frente a él, notó que Yuui
lo miraba fijamente. Este sonrió y preguntó “¿Qué sucede?”,
“¿Todavía no me la dirás?”, ella preguntó.
“¿Decirte qué?”.
“La razón por la que me trajeron aquí y me obligaron a participar en
estas reuniones”.
“¿Todavía necesitas preguntar sobre eso?”. Seyoh se encogió de
hombros como si no supiera qué decir. “Eso es sorprendente. Solo te he dicho
la verdad, que tomo prestada tu percepción”.

11
Señor es un arquetipo universal, en antropología presupone algún modo de potestad, cierta nobleza,
connotaciones de heroicidad. Se significa como una legítima soberanía, natural o positiva, un dominio o jefatura
sobre algo.

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“Entonces no me habrías dado una bienvenida tan cálida. Ahora que
lo pienso, debería haberme dado cuenta de que algo andaba mal cuando me
dijiste que el Señor estaba haciendo esto por la bondad de su corazón”.
“Te juro que esa es la verdad. Si no fuera por su generosidad, no
podríamos realizar estas reuniones. Estamos solidificando los Estándares de
Fe del Nuevo Orden, después de todo. Hacer eso en la capital está fuera de
discusión, y si el Viejo Orden domina, significaría que no podríamos tener
una discusión por temor a la sentencia de muerte. Solo con la protección de
un poderoso Señor Regional podemos hacer esto”.
“Cuando juras que eso es verdad, ¿Eso significa que todo lo demás es
mentira?”, preguntó Yuui.
“Eres implacable”, afirmó Seyoh con una sonrisa rígida. “Es solo una
manera de hablar, muy común en las conversaciones. ¿O eres tan rigurosa
con el uso de las palabras? Tal vez te has vuelto demasiado sensible”.
“Mejor que ser inconsciente”.
“Una buena respuesta”. Seyoh asintió con satisfacción. “Es esa lucidez
tuya la que deseo tomar prestada. Una mente que fue capaz de obtener las
mejores calificaciones en la Academia”.
“Mis puntajes eran el promedio”.
“Necesito personas con una gran inteligencia y personas con diferentes
perspectivas”, continuó Seyoh lentamente. “Yuui, tienes un ingenio agudo y
no eres seguidora del marayismo. Alguien así es difícil de encontrar, al
menos en el reino”.
“Me gustaría que me dieras un descanso”, dijo Yuui.
Ella suspiró.
Desde que había venido a Estosha, había recibido una lluvia de elogios
inmerecidos. Quizás esto se debía a su edad, o quizás el hecho de que su
verdadera identidad estuviera oculta la hacía parecer más importante de lo
que realmente era. Cualquiera que sea la razón, los comentarios estaban

P. 81
completamente fuera de lugar y la dejaban sintiéndose constantemente
incómoda.
“Entiendo cómo te sientes. Pero incluso si tuviera que hablar desde un
posicionamiento de objetividad, la verdad es clara. Los Estándares de Fe,
que pensamos que estaban completos, ya se han reescrito en base a tus
comentarios. Eso es un hecho”. Seyoh juntó las manos. “El Viejo Orden no
ha logrado presentar una interpretación unificada de su doctrina, sino que
la ha dejado plagada de inconsistencias. Aunque es posible que no hagan oír
sus voces públicamente, hay muchos miembros del clero que tienen
preguntas, incluso entre aquellos que tienen un alto nivel educativo. Es por
eso que el Nuevo Orden debe dejar claras las normas de fe y presentar una
doctrina lógica fundada puramente en discurso teológico 12. Eso nos llevará
a más seguidores. Y esos principios actuarán como un sólido apoyo cuando
comencemos nuestra revolución masiva. No importa cuán poderoso sea el
rey, es el clero común, junto con las personas a las que enseña, quienes
forman la columna vertebral del marayismo. Es por eso que necesitamos a
alguien que sospeche profundamente de nosotros, como tú”.
La necesidad de Yuui por parte del Nuevo Orden, ese era
esencialmente el trasfondo de lo que estaba sucediendo.
El marayismo era la religión estatal del reino, pero había muchas
interpretaciones diferentes de sus Escrituras y doctrina, lo que había dado
lugar a una serie de disputas internas a lo largo de la historia. La
denominación actual en el poder era el Viejo Orden, aunque, naturalmente,
no se referían a sí mismos de esa manera. Pero ahora había una nueva fuerza
compitiendo por ese poder: el Nuevo Orden. El plan actual de la secta era

12
La teología es la disciplina que estudia el conjunto de conocimientos acerca de Dios, sus atributos y sus
perfecciones. Y, más ampliamente, al estudio de las creencias religiosas como dogmas y conceptos, entre otros.
Teología como una rama fundamental y la más importante de la Filosofía, también llamada filosofía primera o
estudio de los primeros principios, más tarde llamada Metafísica por sus seguidores y que para distinguirla del
estudio del ser creado por Dios, nace la filosofía teológica que se la denomina también teodicea o teología
filosófica.

P. 82
infiltrarse en el reino, hacer crecer su base de seguidores y organizar una
revolución pacífica 13.
La reunión anterior era solo otro componente de ese plan, un debate
religioso destinado a reunir los argumentos del Nuevo Orden y solidificar
una doctrina unificada.
Reformar la facción dirigente de todo un país sin el uso de la fuerza
requería un plan de inmensas proporciones. Se invitó a teólogos y miembros
del clero de todo el país a participar en estas reuniones, que se habían
realizado continuamente durante los últimos cinco años con una selección
de asistentes en constante cambio.
Actualmente, planearon completar los Estándares de Fe durante el
invierno y presentarlos a la asamblea la primavera siguiente. Entonces, ¿Por
qué Yuui había sido invitada a unirse a esta etapa final? No, no invitada –
engañada y obligada a participar.
Yuui Laika no debería haber estado aquí. Originalmente había
planeado irse en otoño y pasar un año en su país natal, Lukutta, una pequeña
nación del este que el reino había conquistado.
Había estado anhelando estar en un ambiente donde pudiera bajar la
guardia, aunque sea un poco. Aquí, en el reino, esto era simplemente
imposible, ya que ni siquiera podía caminar sin la capucha puesta. Aunque
ya no tenía familia ni amigos en Lukutta, al menos la gente de allí compartía
su color de piel. Sin embargo, aquí estaba ella, atrapada en un pueblo
apartado en los confines del reino.
Fueron esas circunstancias las que mantuvieron a Yuui desconcertada
sobre por qué había sido invitada a estas reuniones. En primer lugar, solo la

13
Una revolución es un cambio social fundamental en la estructura del poder o la organización que toma lugar en
un periodo relativamente corto o largo dependiendo la estructura de la misma. as revoluciones pueden ser
pacíficas, aunque en general implican violencia, al enfrentarse grupos conservadores con el anterior régimen y
aquellos que aspiran al cambio, o incluso entre los que aspiran a un nuevo sistema, pudiendo haber así varias
facciones enfrentadas. En la actualidad las revoluciones son consideradas los puntos de inflexión de la historia, de
los que parten la mayoría de sistemas políticos y sociales actuales.

P. 83
habían traído a este país porque pertenecía a la realeza de Lukutta. Lo que sí
sabía sobre la teología y la doctrina marayista lo acababa de aprender en los
dos años que estuvo en la Academia.
Seyoh le había proporcionado una explicación plausible de por qué
estaba participando, pero dudaba que ese fuera el factor decisivo. El teólogo
de cabello largo tenía que estar escondiendo algo.
“Hmm, debo decir que tienes una opinión demasiado baja de ti
misma”, dijo Seyoh mientras se limpiaba la boca, después de haber
terminado de comer. “Lo que valoro de ti, Yuui, es que ves las cosas desde
una lente increíblemente objetiva”.
“Eso no tiene nada que ver con mis habilidades”. Yuui negó con la
cabeza. “Cualquier no creyente podría examinar el marayismo
objetivamente”.
“Eso no es cierto en lo absoluto”. Seyoh sonrió. “Verás, la gente
inevitablemente se suscribirá a diferentes religiones en áreas donde no se
practica el marayismo. Me atrevería a decir que incluso tienen diferentes
dioses. Tu patria, Lukutta, está en esa misma situación, ¿No?”.
“Sí, lo está”.
“Con eso en mente, uno pensaría que personas con diferentes creencias
intentarían denunciar al marayismo. Así como nosotros denunciamos las
religiones de otras áreas. Supuse que estarías particularmente inclinada a
pensar así 14”.
“¿Qué se supone que significa eso?”, preguntó Yuui bruscamente.
“Oh no, no quiero decir nada con eso”. Seyoh se encogió de hombros.
“De todos modos, la negación, al igual que el acuerdo, es el punto de vista
más alejado de la objetividad que uno podría tener. Pero no haces eso”.

14
El sesgo de confirmación o sesgo confirmatorio es la tendencia a favorecer, buscar, interpretar y recordar la
información que confirma las propias creencias o hipótesis, dando desproporcionadamente menos consideración a
posibles alternativas.

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“Entonces permíteme denunciar el marayismo aquí y ahora. Tu dios
no existe”, enunció claramente Yuui. “... ¿Qué tal eso? ¿Eso me ha despojado
de valor?”.
“... Bueno, bueno”.
Seyoh se puso de pie lentamente, se frotó las manos y se movió
directamente frente a ella.
“¿Puedo hacerte una pregunta?”, inquirió, sus manos entrelazadas
sobre su pecho. “¿Por qué crees que Dios no existe?”.
“No hay evidencia de que tu dios exista”, respondió ella de inmediato.
“Dios creó este mundo, la vida, y dio a luz a la humanidad. El hecho
de que existamos es prueba de la existencia de Dios”.
“Podrías hacer exactamente el mismo argumento para probar que el
dios de mi tierra es real”, respondió Yuui rápidamente. “¿Cómo puede la
misma evidencia conducir a dos conclusiones diferentes? No puede, lo que
significa que no es admisible ninguna de las alternativas”.
“Precisamente”. Seyo asintió. “Creo que proporcionan ese argumento
en la Academia, ¿No? Aunque puede que no sea lo más, um, lógico”.
“Eso no es un contraargumento”.
“No lo es, porque no necesito un contraargumento”. Se encogió de
hombros. “Porque tu argumento original de que no hay pruebas es un
contraargumento falso en sí mismo”.
“¿Qué quieres decir?”.
“Tú eres quien debe proporcionar evidencia, Yuui. ¿Lo entiendes?”.
“Eso es...”. Los ojos de Yuui se abrieron completamente.
Inmediatamente entendió lo que quería decir, pero el argumento vino de una
dirección inesperada. “Pero… esa no es una postura académica. No puedes
exigir que primero demuestre que tu dios no existe...”.

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“¿Hay alguna necesidad de dar una prueba de la existencia del sol?”.
Seyoh señaló el techo. “¿La luna? ¿Qué tal las estrellas? No creo que tenga
que ir tan lejos como para decir que está claro que existen. Pero si alguien
insistiera en que el sol, de hecho, no existe, le exigirías que proporcione una
prueba, ¿No es así, Yuui? A eso me refiero cuando digo que tu argumento es
falso”. Extendió los brazos ligeramente y miró a Yuui. “Para nosotros, la
existencia de Dios es obvia. No tenemos necesidad de proporcionar
pruebas”.
“Tu lógica es circular 15”, señaló Yuui en un tono tranquilo. “Decir
‘Dios existe porque Dios existe’ no cambia nada”.
“Desafortunadamente, lo mismo se aplica para ti. Simplemente estás
insistiendo en que Dios no existe porque Dios no existe. ¿Me equivoco?”.
Seyoh sonrió.
Yuui miró hacia abajo, con la boca cerrada. Necesitaba un poco de
tiempo para pensar.
Al sentir que alguien se acercaba, miró hacia arriba y vio que Seyoh se
había acercado a ella.
“Yuui, has reconocido que nuestros argumentos son perfectamente
paralelos. Este silencio tuyo fueron unos segundos para que aceptaras eso,
¿Correcto?”.
“Supongo que podrías llamarlo aceptación, sí”, ella estuvo de acuerdo
con una mueca. “Debido a que cada uno tiene el mismo nivel de validez, no
tiene sentido seguir discutiendo”.
“Y eso es lo que te hace especial”. Seyoh se acercó un paso más y colocó
sus manos en los reposabrazos de su silla mientras la miraba a la cara. Su
rostro, cubierto de sombras, se movió junto con sus palabras. “La mayoría

15
El razonamiento circular es un tipo de argumentación mediante la que se puede comprobar la validez de un
silogismo inductivo (un razonamiento por el que se llega a una generalización a partir de casos particulares), pero
también es un razonamiento mediante el cual se puede hacer más evidente lo cierto del silogismo demostrativo,
en el que premisas y conclusiones son necesariamente verdaderas

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de las personas son incapaces de eso. Incluso si lo entienden, no pueden
aceptarlo. Es más común que la gente piense, sigo teniendo razón. Incluso yo,
mientras digo estas cosas, creo que tengo razón, que Dios existe. Las
emociones anteceden a la razón. Sin embargo, eres capaz de dejar de lado
fácilmente tus propias opiniones y mirar desde una perspectiva más
elevada. Tratas la afirmación de que Dios existe y la afirmación de que Dios
no existe como iguales. ¿Hubo algo que desencadenó una perspectiva tan
holística en ti?”.
“Nada me viene a la mente...”. Yuui ladeó la cabeza.
No podía recordar ningún evento obvio que lo hubiera
desencadenado; solo descubrió el poco valor que tenían sus propios
pensamientos en el tiempo que pasó en el reino. Los sesgos ocurren cuando
tratas de forzar dos cosas juntas, cosas que no pueden entenderse entre sí.
Era mejor tratarlos como cosas que permanecían una al lado de la otra.
“En cualquier caso, es esa capacidad tuya de verte incluso a ti misma
objetivamente lo que me llevó a invitarte. Creo que verás la situación desde
una perspectiva superior y verás que no eres mi prisionera”, dijo Seyoh con
satisfacción antes de tomar la lámpara y caminar hacia la puerta. Justo antes
de pasar, se dio la vuelta y dijo “Si quieres, deberías aceptar la invitación de
Mellay. Hay una variedad de opiniones entre nosotros los creyentes. Estoy
seguro de que aprenderás algo”.
La puerta se cerró con un ruido sordo. La flama de la única lámpara
que quedaba parpadeó ante Yuui.
Se sentó en completa quietud por un rato hasta que Nova la instó a
irse. Entonces todas las lámparas de la habitación se apagaron por fin.
Su habitación tenía una sola ventana, pero todo lo que podía ver fuera
de ella esta noche era la nieve que caía ocultando el cielo.
Yuui estuvo perdida en sus pensamientos todo el tiempo hasta que se
quedó dormida. Primero los pensamientos eran acerca de Dios, pero cuando
se cansó de eso, pensó en formas en las que probaría la existencia del sol, la

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luna y las estrellas. Por último, se preguntó cuándo dormía Nova, ya que
estaba haciendo guardia afuera de la habitación de Yuui.

Las reuniones no se hacían todos los días. Fuera de esas reuniones, Yuui
pasaba todo el tiempo en la habitación que le habían proporcionado, con
nada más que libros sobre el marayismo. Tenía a Nova con quien hablar,
pero a veces ella también desaparecía. Yuui no sabía lo que estaba haciendo.
Cuando ella se iba, la habitación estaba tan silenciosa como una tumba.
Pero había ruido esa mañana.
Había pasado una semana entera desde la última reunión.
Normalmente, el desayuno le sería entregado a Yuui a esta hora, pero no
llamaron a la puerta. Se levantó de la cama y pensó vagamente para sí misma
sobre cómo eso debería pasar en cualquier momento.
Afuera la luz crecía. La ciudad entera brillaba por la luz reflejada en
los montones de nieve que habían crecido durante la noche. A Yuui le gustó
la vista. No había nieve en Lukutta. No había salido mucho a la calle durante
su primer invierno en el reino, por lo que le costó aprender a caminar sobre
los glaciares.
Mirando por la ventana, Yuui escuchó todos los diferentes ruidos que
llegaban hasta ella.
Hubo el sonido de una puerta abriéndose y cerrándose, alguien
caminando rápidamente, una voz destinada a ser escuchada por otros. Los
sonidos continuaron durante la mañana. Esta era la primera vez que sucedía
algo así desde que Yuui había venido aquí.
No sabía cuántas personas había en este edificio, pero supuso,
basándose en su apariencia exterior, que se usaba para algo más que las
reuniones.

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Teniendo en cuenta que estaba administrado por el Señor, imaginó que
podría ser un lugar de reunión pública o algún tipo de edificio
gubernamental. Su aire histórico era el adorno perfecto para demostrar
autoridad.
Los forasteros que la veían podrían asumir que ocupaba una posición
importante, considerando que vivía en esta habitación, pero eso no podría
estar más lejos de la verdad.
No fue el sirviente normal quien trajo comida al final. Era Nova.
“Los sirvientes parecen ocupados, así que yo la traje”, dijo ella,
mientras cerraba la puerta y colocaba un tazón sobre la mesa. “Buenos días”.
“¿Ha pasado algo?”, preguntó Yuui.
“Sí”. Nova asintió.
“¿Qué pasó?”.
“Primero”, dijo Nova mientras señalaba a Yuui. Era raro que ella no
respondiera de inmediato.
“¿Qué?”.
“Tu sopa, se está enfriando”.
“Oh, supongo que eso es cierto”.
Yuui asintió y tomó el tazón.
Nova miró fijamente a Yuui, o al menos eso es lo que parecía. Su
flequillo estorbaba, lo que significaba que Yuui no sabía hacia dónde miraba
Nova.
Pero... Yuui dejó de comer por un momento.
¿Qué pensaba Nova sobre su trabajo?
Aunque actualmente actuaba como la asistente de Yuui, su verdadera
tarea era vigilar a Yuui mientras servía como su guardia. Esos dos deberes
esencialmente equivalían a lo mismo, pero parecía absurdo estar en peligro
protegiendo a la misma persona que estabas monitoreando. Yuui se

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preguntó si su amiga, que nunca mostraba su propia voluntad o emociones,
no estaría frustrada.
“Llegó una carta anónima”, dijo Nova abruptamente, justo cuando
Yuui estaba terminando su desayuno. Yuui se dio cuenta de que esto era una
continuación de su conversación anterior, pero necesitaba tiempo para
tragar el último trozo de pan que estaba masticando antes de poder
responder.
“Una carta anónima... ya veo”. En otras palabras, Nova estaba
explicando que la entrega había sido la fuente del desorden desbarajuste de
esta mañana. Ahora que Yuui entendió la situación, consideró lo que debería
preguntar a continuación. “¿A quién estaba dirigida?”.
“Seyoh, junto con el Señor de Estosha”. Los labios de Nova fueron la
única parte de ella que se movió mientras respondía. “Parece que fue
colocada fuera de la entrada, esta mañana”.
“¿Qué decía?”.
“Que lo volarían por los aires”.
“¿Volar qué?”. Yuui ladeó la cabeza.
“Este edificio”. Nova señaló hacia sus pies. “También decía que
terminarían, las reuniones heréticas”.
“Esa no es una ‘carta anónima’, es una amenaza”.
“Quienquiera que la envió, afirmó que estaba en el grupo criminal que
planeaba el ataque. Pero cuanto más se acercaba la fecha límite, más
culpables se sentían, por lo que enviaron esa advertencia”.
“Así que es una carta de advertencia”, dijo Yuui como comentario de
relleno antes de tomar un sorbo de té. “¿Tengo razón al suponer que te
gustaría dejar este lugar de inmediato, entonces, Nova?”.
“Sí”.

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“Quizás...”. Yuui colocó un dedo en su barbilla. “¿Ya le sugeriste esto
a Seyoh, y él se negó a permitirlo?”.
“Sí. Dijo que sería peligroso hacer movimientos innecesarios. También
dijo que el enemigo podría estar tratando de obligarnos a salir de aquí, o que
simplemente era una broma”.
“Hay algo de lógica en su argumento. Una sola carta es una evidencia
muy débil. Ni siquiera sabemos si estas personas son nuestros enemigos en
este momento. Si vamos a creer lo que dice la carta, en realidad pueden ser
nuestros aliados”.
“Como mínimo, el enemigo sabe, sobre las reuniones”, dijo Nova,
negándose a llamarlos aliados. “Saben lo que se está discutiendo, dónde se
están celebrando y quiénes participan. Y todo esto, a pesar de que se ha
ocultado, la existencia de las reuniones. Esto no es solo una broma”.
“No importa cuánto traten de ocultar estos debates, han estado
ocurriendo durante cinco años. Los detalles pueden ser difíciles de
encontrar, pero apuesto a que hay muchas personas que tienen una idea de
lo que está pasando. Tal vez el Viejo Orden se siente amenazado por los
Estándares de Fe que están a punto de completarse y enviaron una carta falsa
para interrumpir las reuniones. Esa parece la explicación más probable”.
“Puedo entender eso, pero...” Nova miró hacia abajo por un momento,
luego miró a Yuui de nuevo. “Pero si estuvieran tratando de evitar las
reuniones, habría sido más efectivo enviar un aviso anónimo a las
autoridades centrales que enviar una carta aquí. Además, no veo ningún
sentido en evitar los debates, en este punto. Los Estándares de Fe están casi
finalizados”.
“Lo que significaría que...”. Yuui se puso de pie. “¿En dónde está
Seyoh?”.
“Te llevaré”. Nova abrió la puerta con un solo movimiento fluido.
Yuui salió de la habitación, con el abrigo puesto y la capucha ya puesta
sobre su rostro.

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Caminaron por los gélidos pasillos del edificio, cuya temperatura no
era diferente a la del aire exterior. Los sirvientes las pasaron un par de veces
junto a ellas, pero siempre se desviaban la mirada cuando lo hacían,
actuando como si no estuvieran mirando a Yuui y Nova. Habían sido bien
entrenados.
Ninguna de las personas con las que se encontraron tenía prisa, ya que
la mayoría de ellos estaban inspeccionando las paredes o el piso. Alguien
incluso estaba asomado por la ventana para charlar con una persona afuera.
Yuui y Nova subieron las escaleras, que se entrecruzaban dos veces
mientras continuaban hacia el nivel superior. La habitación de Seyoh estaba
en la parte de atrás del piso. Era la primera vez que Yuui subía aquí.
La puerta de su habitación estaba entreabierta. A través del hueco,
Yuui pudo distinguir a una sirvienta susurrándole algo a Seyoh, quien
estaba de espaldas. Nova caminó delante de Yuui y llamó a la entrada.
“Ah, no es frecuente que vengas a visitarme”, dijo él, volviéndose hacia
ellas y sonriendo.
La sirvienta hizo una reverencia y pasó junto a Yuui y Nova mientras
salía de la habitación, recordando cerrar la puerta al salir.
“Parece que ya te has enterado...”, dijo Seyoh mientras señalaba una
silla frente a él.
Yuui se sentó allí. Nova permaneció de pie frente a la puerta.
Era una alcoba pequeña. Frente a la entrada estaban el escritorio y la
silla de Seyoh. También había una silla para visitantes, la que Yuui estaba
usando ahora, que estaba girada hacia el escritorio. Las paredes estaban
cubiertas casi en su totalidad por estantes alineados con pilas ordenadas de
papeles amarillentos. Las únicas secciones libres de estantes eran la
chimenea y la ventana, cada una de las cuales arrojaba luz de diferentes
colores en la habitación.

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“No estoy subestimando el peligro de ninguna manera”, comentó
Seyoh con gravedad mientras sacaba su silla. “Sin embargo, me gustaría que
comprendieras que, independientemente de la carta, este es el lugar más
seguro que conozco dentro de la ciudad. Estamos tomando las máximas
precauciones con la seguridad, y el edificio en sí es increíblemente resistente.
Así es como ha persistido después de tantos-”.
“En realidad, no he venido a quejarme por tu manejo de la situación”,
intervino Yuui con una leve sonrisa. “Creo que tu decisión es lógica. Si
entramos en pánico y cambiamos de ubicación, es casi seguro que nuestra
seguridad se verá comprometida. Sería mucho más peligroso si fuéramos
atacados en esa situación. Además, el enemigo necesitaría el tipo de potencia
de fuego a la par con una varita de grado militar para volar este edificio.
Sería imposible para ellos preparar algo así en secreto”.
“Pienso exactamente lo mismo. Además, acabo de recibir un informe
que indica que no hay señales de intrusos en la ciudad. Creo que no existe
una amenaza inmediata. Les he explicado la situación a los sirvientes y he
permitido que cualquiera que desee irse lo haga. Sin embargo, seguiré
residiendo aquí. Puedo arreglármelas solo”.
“Sí, y espero poder continuar abusando de tu hospitalidad. Después
de todo, sería más difícil para ti espiarme si tuviera que mudarme”.
“Oh, vamos”. Seyoh sonrió con dolor. “Dices esas cosas de vez en
cuando, y tu lenguaje demasiado cortés solo hace que duela aún más”.
“No conozco otra forma de hablar”. Yuui se encogió de hombros. Ella
solo había estado aprendiendo el Estándar Central durante dos años. “Uno
se daña a sí mismo hablando constantemente demasiado bajo de sí mismo”.
Seyoh asintió en aceptación. Juntó las manos sobre el escritorio y luego
fijó su mirada en Yuui. “¿Entonces, me dirás la razón por la que estás aquí?”.
“Antes de hacerlo, hay una cosa que me gustaría preguntar”. Yuui
levantó un dedo. “¿Qué opinas de esta situación, Seyoh?”.
“No estoy en condiciones de poder emitir juicios”.

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“No me importa si es simplemente tu evaluación personal-”.
“No tengo una. Poner mis pensamientos en palabras podría influir en
la investigación. En situaciones como esta, es mejor distanciarnos de
nuestras ideas preconcebidas y considerar todos los ángulos. Si tuviera que
dar una opinión, sería esa”.
“Entonces... ¿Has considerado que el culpable podría ser uno de los
nuestros?”, dedujo Yuui. Seyoh se quedó en silencio durante varios
segundos. Sin embargo, su mirada nunca vaciló, sino que permaneció
firmemente en Yuui mientras ella lo repetía. “Existe la posibilidad de que la
amenaza provenga del interior. Los participantes de las reuniones saben
todo sobre ellas, desde dónde se encuentran hasta lo que esperan lograr. No
tendrían ninguna dificultad para enviar una carta así”.
“Sí, por supuesto que sí”, dijo Seyoh, redactando su respuesta
deliberadamente. “Aunque no me gusta considerarlo, no debo descartar la
posibilidad. Sin embargo, creo que la probabilidad de que sea un trabajo
interno es baja”.
“¿Por qué crees eso?”.
“Porque no tendrían una razón para enviar la carta. ¿Qué posible
motivo podrían tener para entorpecer las reuniones? Vinieron hasta esta
ciudad, sin preocuparse por su propia seguridad, con el único propósito de
ayudar al Nuevo Orden”.
“Y si-”.
“Por favor, no sugieras que uno de ellos podría ser un topo 16 para el
Viejo Orden”, dijo Seyoh mientras levantaba una mano para detener a Yuui.
“Todos los participantes actuales han hecho contribuciones
inconmensurables a nuestra causa. Simplemente negarse a asistir habría
hecho mucho más daño a las reuniones que enviar una carta de amenaza”.
“Supongo...”.

16
Infiltrado, persona que se introduce en una organización para espiar su funcionamiento.

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“Es por eso que no deberías preocuparte-”.
“Lo que me preocupa no es nada importante como eso”, dijo Yuui
mientras se levantaba. Caminó lentamente hacia la ventana. Parecía que esta
habitación estaba casi directamente encima de la suya. La vista era la misma
aquí, solo que desde un punto de vista más alto.
El camino frente a la entrada del edificio era como una sábana blanca
continua, excepto por una serie de pequeñas huellas. Miró más adelante y
encontró a dos niños corriendo por la nieve.
Yuui se volvió hacia Seyoh, quien tenía una mirada inquisitiva en su
rostro.
“No, lo que me preocupa es nuestro tema de debate actual”, dijo Yuui
mientras se levantaba, girando los ojos hacia la ventana. “Sé que te gustaría
mantener las discusiones puramente teológicas, pero independientemente
de cómo se desarrolle el debate, o incluso si llega a un punto muerto, la
revolución tendrá un impacto masivo en el mundo. Tanto económica como
militarmente”.
“Soy consciente de eso”, dijo la voz de Seyoh detrás de ella. “Pero-”.
“No creo que los participantes actuales en estos debates deseen riqueza
o poder. Pero incluso si no lo hacen, seguramente las personas que los
rodean sí. Ese tipo de obstáculos aparecerá cada vez que los miembros del
clero interactúen con el público”.
“¿Y crees que eso llevó a uno de los participantes a hacer esto?”.
Yuui no respondió. Regresó a la ventana y vio como los niños
desaparecían en la sombra de un edificio.
Expresar sospechas sobre otras personas era bastante difícil para ella.
A Yuui le habían enseñado desde muy joven que era algo increíblemente
deshonroso.
Pero... con tanto en juego...

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Se giró de nuevo y dijo “He decidido aceptar las invitaciones de Mellay
y los demás”.
“... ¿Estás tratando de descubrir quién es el culpable?”, preguntó Seyoh
con una repentina sonrisa, después de un momento de silencio.
“Creo que puede haber ciertas cosas que puedo aprender de las
conversaciones frente a frente”.
“Sí, creo que es una buena idea. He estado sugiriendo que lo hagas
durante un tiempo de todos modos, y creo que se sentirán más cómodos si
hablan contigo”.
Yuui asintió en señal de agradecimiento y miró al lado de la puerta.
“Nova, ¿Te parece bien?”.
“Sí”, dijo ella, asintiendo como siempre lo hacía.
Seyoh hizo una reverencia y le dijo que haría los arreglos de inmediato.
Mientras tanto, Yuui y Nova regresaron por el pasillo y se cruzaron
con algunos sirvientes en su camino.
Yuui vio nieve revoloteando cuando volvió a mirar por la ventana y se
preguntó cuánta caería esta vez.
Se volvió hacia Nova, que caminaba detrás de ella en ángulo, y dijo
“Lamento haber tomado esa decisión sin preguntarte”.
“Está todo bien”.
“¿Te molestará de algún modo?”.
“Estaré actuando de acuerdo a tu decisión”, dijo Nova. Pero después
de que descendieron las escaleras, ella preguntó “Pero, ¿Qué es tan
importante sobre el tema actual?”.
“¿El debate actual?”.
“Por lo que puedo entender de lo que escuché mientras estaba parada
detrás de ti, es una discusión sobre personas y bestias”.
“Efectivamente”.

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“Pero dijiste que tendría repercusiones financieras y militares”.
“Ah, eso… Eso es por el tema que inevitablemente surgirá una vez
debatamos el actual. Será un problema, por eso los participantes han
solicitado expertos en el tema”.
“¿Y cuál, es ese tema?”.
“Uh, bueno...”. Yuui miró al techo, preguntándose cuál sería la mejor
manera de explicarlo.
Se topó con una buena explicación justo cuando llegaron frente a la
puerta de su habitación. “En pocas palabras, es la cuestión de si las varitas
deben estar bajo el control central de la iglesia”.

El dúo no logró hacer un viaje ese día, pero terminaron yendo a visitar a
Mellay a la mañana siguiente. No se reunirían ni en la iglesia ni en la casa de
Mellay, ya que ella no era residente de Estosha.
La dirección que les dieron era la de una modesta mansión en la
ciudad, encajada entre dos edificios altos. Aunque “modesta” puede haber
sido un eufemismo – seguía siendo de un tamaño significativo. Más tarde,
Yuui se enteraría de que Mellay no era dueña del lugar y que simplemente
lo estaba tomando prestado de un conocido para pasar el invierno.
Aunque la nieve estaba apilada en el techo y las ventanas, había sido
cuidadosamente barrida hacia un lado frente a la entrada. Parecía que
Mellay esperaba compañía.
Cuando tocaron, un sirviente tardó unos segundos en llegar a la puerta
y guiarlas a la casa sin una sola palabra. Su rostro era completamente
inexpresivo, aunque de una manera diferente a la inescrutabilidad típica de
Nova, y su boca estaba colocada en una línea firme que nunca se abrió. El
sirviente parecía saber por qué las dos chicas escondían sus rostros.

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Normalmente, alguien se ofrecería a tomar tu abrigo cuando entras en
una mansión como esta, pero eso no sucedió esta vez. Yuui había dudado en
entrar con el abrigo puesto, ya que no quería que el agua goteara en el suelo,
pero al sirviente no pareció importarle. Simplemente abrieron la puerta de
adelante y caminaron más adentro del edificio.
“Es la persona, que suele estar detrás de Mellay, en las reuniones”,
murmuró Nova mientras lo seguían.
“¿Pudiste notar eso?”. Yuui preguntó de vuelta.
“Por la forma, en la que él, camina”.
La persona aludida se detuvo momentáneamente, quizás habiéndolas
escuchado, pero inmediatamente comenzó a caminar de nuevo. O eso, o
había determinado las identidades de las chicas usando el mismo método.
Después de pasar por varias habitaciones, el sirviente abrió la puerta
de una. En lugar de entrar, se paró a un lado de la entrada, con las manos
entrelazadas mientras miraba a Yuui y Nova.
“Gracias”, dijo Yuui antes de dirigirse a la habitación.
Fueron recibidas por el sonido de un fuego crepitante. Este mantenía
la habitación agradablemente cálida, pero no cargada. Los muebles brillaban
a la luz. Todo parecía nuevo, sin una mota de polvo a la vista. Cuando Yuui
inhaló, captó un olor agradable que emanaba de alguna parte. Esta
habitación era tan cómoda que casi pensarías que acababa de arribar la
primavera. Era como un mundo completamente diferente del mundo
exterior.
Una anciana estaba de pie en el centro de la habitación.
“Bienvenidas. Gracias por visitarme”, dijo, mientras abría los brazos.
“Gracias por permitirnos visitarla con tan poca antelación, Mellay”,
dijo Yuui con una reverencia.
Obviamente, ella nunca había visto la cara de la anciana. Todo lo que
conocía era el sonido de su voz en esa habitación oscura. Aun así, en el

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momento en el que Yuui la vio, instintivamente reconoció que esta mujer era
Mellay. Tenía su mismo aire de dignidad.
La puerta detrás de ellas se cerró silenciosamente y Nova se paró junto
a ella, como siempre.
Yuui se giró hacia Mellay, quien le devolvió la mirada y preguntó “¿Es
la primera vez que conoces a alguien como yo?”.
“No, he conocido a otro”, respondió Yuui mientras se ajustaba la
capucha.
“¿En serio? ¿Y esa persona está bien?”.
“Sí, aunque no he hablado mucho con él últimamente”.
“Estoy feliz de saber que uno de mis parientes está bien”, dijo Mellay
con un par de parpadeos. “En cualquier caso, debes estar sorprendida”.
“Sé que es grosero estarlo, pero...”.
“¿Grosero? Para nada. Es de esperar. Las mujeres en el clero son
bastante raras, pero además de eso, soy la única Vukodrak en alcanzar este
alto rango en la iglesia. Por desafortunado que sea”.
Un largo pelaje plateado cubría todo el cuerpo de Mellay. Los colmillos
brillaban en su mandíbula. Le sonreía gentilmente a Yuui con sus ojos
verdes, pero no era el tipo de sonrisa que esperarías de una dulce anciana.
Era el tipo de sonrisa que hace una persona poderosa cuando sabe que tiene
la ventaja.
Ella era una Vukodrak 17, miembro de una especie cuyas tierras habían
sido invadidas por el reino en el pasado antes de ser finalmente incorporadas
a su dominio.
“Me temo que no puedo proporcionar muchos refrigerios, pero tengo
algo de té y dulces. Por favor, toma asiento allí y siéntete como en casa”, dijo

17
Vukodlak en algunas lenguas eslavas significa “hombre lobo”.

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Mellay mientras señalaba más adentro de la habitación. “Traeré el té;
podemos saborearlo juntas”.
Alrededor de la chimenea se habían colocado varias sillas, de respaldo
alto y tapizadas con suave cuero.
Mellay se inclinó levemente y salió de la habitación.
Yuui escudriñó el área mientras se acercaba suavemente a la chimenea.
Se sentó en una silla que miraba al fuego en ángulo. Luego miró a su lado y
casi dejó de respirar en estado de shock.
Había una persona allí. Dos, de hecho.
Un par de hombres estaban sentados en un sofá de dos plazas justo en
frente del fuego. Yuui no los había notado antes porque estaban escondidos
detrás del respaldo del sofá.
Uno de los hombres tenía los ojos cerrados y la boca medio abierta.
Parecía que estaba dormido. Estaba apoyando la cabeza en el hombro del
otro hombre. Aunque este hombre parecía estar despierto, no debía haber
notado a Yuui, porque no se movió ni una pulgada. La luz del fuego se
reflejaba en sus ojos.
Lo que sorprendió aún más a Yuui fue que los dos hombres se veían
exactamente iguales, tanto en la cara como en la constitución. Su cabello
rubio ligeramente ondulado y la construcción de sus rasgos, con sus narices
aguileñas, parecían prácticamente idénticos. Yuui no podía decir cuál era el
color de sus ojos, pero sospechaba que eran iguales. La única diferencia entre
los dos eran sus expresiones. La mirada tranquila en el rostro del hombre
dormido era todo lo contrario de la mirada severa en su contraparte
despierta.
Mientras Yuui los miraba fijamente, el hombre durmiente murmuró en
sueños y tembló antes de que su respiración comenzara a sonar como si se
hubiera despertado. Yuui vio a Nova moverse por el rabillo de un ojo. Ella
también debe haber notado la presencia de los hombres. Avanzó lentamente,
hasta que llegó detrás de Yuui.

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“Mm… mm”. El hombre que había estado durmiendo entreabrió los
ojos y estiró los brazos hacia el techo. Bostezó mientras giraba la cabeza de
lado a lado, donde sus ojos se encontraron con los de Yuui.
“H-Hola...”, de alguna manera se las arregló para tartamudear
primero.
“¡Oh, visitas!”, remarcó el hombre con voz clara. Era difícil creer que
había estado durmiendo un momento antes. Una enorme sonrisa apareció
en su rostro. “No seas tan tímida. ¡Nosotros también somos visitantes, así
que estamos en el mismo barco! Oye, no te importa que me haya quedado
dormido un rato allí, ¿Verdad? Quiero decir, cuando llegué a esta habitación,
era tan agradable y calentita, ¡Pensarías que estaba hecha solo para dormir
la siesta! ¡Oye, Hemsley! Estabas despierto, así que deberías saludar
primero. ¿O ya lo hiciste?”.
Yuui se sorprendió por la avalancha de palabras que salían de la boca
del hombre.
El otro tipo, Hemsley, frunció el ceño y dijo “Cállate”.
“¡Venga venga! Muy bien, supongo que haré las presentaciones. Este
tipo es Hemsley y yo soy Rolphie. ¡Encantado de conocerte, persona cuya
cara no puedo ver!”, continuó. “¿Esa anciana también te llamó aquí? Es
insistente, eh, no tengo idea de dónde se enteró, pero había un sirviente
afuera de nuestro hotel el día después de que nos invitaran a la reunión.
Hombre, esto es lo peor. ¡Estaba planeando hacer un montón de nada este
invierno!”.
“U-Uh-huh...”, respondió Yuui vagamente. “Así que asistirás... ¿A esa
reunión?”.
“Oh, ¿Entonces también vas a ir? Sí, iremos. No es como si pidiera ir,
pero están pagando, así que no puedo quejarme, supongo. No hay mucho
además de aparecerse y hablar, ¿Sí?”.
Rolphie golpeó a Hemsley con el codo para obtener su consentimiento,
pero Hemsley solo lo miró fijamente.

P. 101
En un intento por interrumpir a Rolphie, quien parecía a punto de
parlotear aún más, Yuui preguntó “¿No serían ustedes los fabricantes de
varitas que fueron invitados a las reuniones?”.
“Sí, somos nosotros”, respondió con un movimiento de cabeza.
“Lo que significa... ¿Qué eran aprendices de Munzil?”.
“Ja-ja-ja, preferiría no escuchar el nombre de ese viejo. ¡Ten cuidado,
porque te daré una bofetada la próxima vez que lo menciones!”. Rolphie
sonrió mientras continuaba. “Uh...”.
“Oh, lo siento, mi nombre es-”.
“¡Ah, está bien, está bien! Para ser honesto, ¡No me importa tu
nombre!”.
“O-Oh...”.
“¡Pero tienes agallas para mencionar ese viejo frente a mí! Hablando
de eso, tengo una pregunta para ti. Tú”, dijo, entrecerrando ligeramente los
ojos, “has conocido a otros aprendices suyos, ¿No es así? ¿Quiénes eran?”.
Yuui se quedó sin palabras ante su mirada directa. ¿Cómo había
podido intuir tanto de esta conversación? No es que realmente pudiera
llamarse una conversación; era más un flujo de palabras de un solo lado.
Pero Yuui había visto lo suficiente de sus gestos para estar seguro de
que estos dos eran los aprendices de Munzil. Daban una impresión muy
particular. Se podría decir que tenían un aire peculiar sobre ellos.
“Fue hace un tiempo, pero conocí a Ix”, dijo Yuui con cuidado.
“¡Oooh, Ix el imbécil!”, gritó Rolphie en voz alta, luego sostuvo sus
costados como si no pudiera soportar lo divertido que era y dijo
“¿Escuchaste eso, Hemsley? ¡Ja-ja-ja, Ix! ¡El imbécil!”.
“Cállate”, exigió Hemsley sin rodeos.
“¿Cómo está ese idiota? En realidad, no respondas eso. ¡No podría
importarme menos si está vivo o muerto!”.

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“Entonces, ¿Por qué te invitó Mellay?”, preguntó Yuui, forzando un
cambio de tema. Ya se había dado cuenta de que no tenía sentido tratar de
tener una conversación real con este tipo. “¿Has oído lo que se discutirá en
la próxima reunión?”.
“¿De qué estás hablando?”. Rolphie se encogió de hombros. “¿Cómo
diablos voy a saber de qué van a hablar en el próximo debate o lo que sea?
Ni siquiera sé qué son estas cosas. ¡Solo voy a responder cualquier pregunta
que la gente me haga!”.
“Es decir...”.
Yuui se estremeció, impresionado por lo rápido que trabajaba Mellay.
Ya había anticipado el tema que se plantearía en la próxima reunión, así
como las preguntas que se harían a los fabricantes de varitas. Es por eso que
ella debe haberlos encontrado y les hizo las mismas preguntas de antemano.
Tendría una ventaja abrumadora en la próxima reunión si ya supiera las
respuestas.
“¿Qué te preguntó exactamente?”, inquirió Yuui.
Rolphie se puso de pie de un salto y exclamó “¡Haces unas preguntas
graciosas!”. Dio un paso hacia Yuui y le tendió la mano derecha.
“Um, ¿Qué es eso?”, preguntó ella, confundida.
“Mi conocimiento no es tan barato como para regalarlo”. Él le mostró
una sonrisa despreocupada. “Te lo diré si pagas. La tarifa vigente es de...”.
No había necesidad de que Yuui revisara su monedero. El precio
propuesto por Rolphie era tan alto que nunca podría pagarlo.
Yuui negó con la cabeza, a lo que él se encogió de hombros con un “Oh,
bueno”.
“Muy bien entonces. Se acabó mi siesta, creo que ya es hora de que
regresemos”. Rolphie se apartó de ella y luego levantó al otro hombre por el
brazo. “Bueeno, nos vemos luego, uh… ¡Sabes, no me importa tu nombre!
¿Verdad, Hemsley?”.

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“No me hables”, espetó el otro.
Con eso, el dúo hizo ademán de salir de la habitación. En ese momento,
sin embargo, Yuui de repente gritó para detenerlos “E-Esperen un
momento”.
“¿Qué?”. Rolphie se volvió solo parcialmente, mostrando sus suaves
rasgos de perfil. “Estamos ocupados, ¿Bueno?”.
“¿Hablaste con Mellay sobre lo que se discutirá en la próxima
reunión?”.
“Déjalo. No me importa eso”.
“Si eres un fabricante de varitas, debería despertar tu interés”, dijo
Yuui lentamente. “Después de todo, hablaremos de varitas”.
Rolphie inclinó la cabeza hacia un lado y la miró fijamente. Sus cejas
se juntaron en una mirada inquisitiva.
Después de permanecer así por un momento, se escuchó el sonido de
una risa desde el fondo de su garganta. Se estaba riendo a carcajadas. Su risa
creció hasta que pareció lo suficientemente fuerte como para sacudir el
edificio.
“¡Ja-ja-ja-ja! ¿¡Qué estás diciendo!?”. Él extendió los brazos y miró
hacia el techo. “¡No tengo ningún interés en las varitas!”.
“Uh...”. Yuui se sorprendió, mientras que Rolphie se rio aún más.
“¡Me importan un comino! ¡Lo que me interesa son las ganancias
masivas que traen! ¡Eso es!”.
“¿Q-Qué?”. Yuui nunca habría esperado que ese tipo de declaración
viniera de la boca de los fabricantes de varitas que había conocido hasta
ahora. La dejó estupefacta. “¿Q-Qué hay de ti, Hemsley? También eres un
fabricante de varitas, ¿No es verdad?”.
“No me importa”, espetó él de inmediato.

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“Ja-ja-ja, este tipo, es exactamente lo opuesto a mí. ¡Él solo está
interesado en las cosas que vienen antes de la varita!”, dijo Rolphie mientras
deslizaba un brazo alrededor del hombro de Hemsley. “¡Él solo piensa en la
madera y los árboles que usamos para hacerlas! Un poco bicho raro, ¿No?”.
“Tengo calor, suéltame”, gruñó Hemsley con frialdad.
“De todos modos, así son las cosas”, dijo Rolphie.
“Pero...”, comenzó Yuui, tratando de detenerlos de alguna manera.
Rolphie, que ya había salido de la habitación, miró hacia atrás y
suspiró con exasperación. “¿Todavía sigues? Si estás a punto de preguntar si
somos gemelos, no lo somos”.
“Oh, ¿En serio?”.
Cuando volvió inesperadamente a su primera pregunta sobre ellos, la
puerta se cerró.
Mellay entró en la habitación, ahora en silencio, con una bandeja en las
manos. “Oh, ¿Se fueron?”.

Para variar, Nova no probó el té y los dulces que se sirvieron para detectar
veneno. Ella debe haber sido consciente del hecho de que no se los sirvieron
a ella, y sería grosero de su parte hacerlo, considerando que habían sido
invitadas.
“Escuché que un cierto tipo de carta ha sido entregada”, dijo Mellay
antes de que Yuui pudiera sacar el tema.
“¿Qué pensamiento tienes de eso?”, le preguntó a la anciana.
“No tengo el más mínimo. ¿Quiénes son? ¿Y qué buscan...? Incluso si
las amenazas fueran ciertas, nadie se beneficiaría de un acto tan violento”.

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“A veces la gente actúa ilógicamente. ¿Estás al tanto de lo que ocurrió
en Leirest?”.
“Sí. Y fueron los miembros del Nuevo Orden -nuestro orden-, los
responsables. Qué tonto. ¿Qué diablos pensaron que cambiaría...?”. Mellay
miró a lo lejos. “Puede que tengas razón en que es lo mismo ahora. Si estas
reuniones o yo nos esfumáramos, equivaldría a la desaparición de una
pequeña porción del Nuevo Orden. En el gran esquema de las cosas, el
ataque tendría un impacto cero. Pero tal vez les traería... esperanza.
Esperanza para las personas que se sienten atrapadas”.
“¿Te sientes amenazada?”.
“Por supuesto que sí. Pero a mi edad, el peligro se convierte en parte
de la vida cotidiana. Es más probable que encuentre mi fin resbalándome en
la nieve mañana que siendo arrastrada por el viento con el edificio como
afirmaba la amenaza”.
“Si bien eso puede ser cierto, es una forma peculiar de pensar...”.
“Lo que quiero decir es que la carta no me molesta particularmente.
Probablemente sea mejor pensar en ella como una de las bromas del
fantasma”.
“¿Del fantasma...?”, murmuró Yuui. “Lo mencionaste antes. Un viejo
cuento de la ciudad, ¿Verdad?”.
“Oh, ¿Es eso lo que viniste a preguntar?”. Los ojos de Mellay se
abrieron con sorpresa y se rio entre dientes. “Ya veo... De hecho, si una
persona mayor como yo fuera a contar una historia mientras estaba sentada
frente a la chimenea en un día como hoy, entonces debería resultar ser
fantástica”.
“¿Es una historia muy conocida?”.
“Desafortunadamente, yo misma no tengo mucho conocimiento al
respecto, pero es bastante famosa en estos lugares”, dijo Mellay. “Noche tras
noche en Estosha, puedes escuchar voces, pasos, gemidos y gritos. No

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importa si es en una mansión o en una casa pequeña; los sonidos pueden
ocurrir en cualquier lugar. Pero nunca hay nadie allí. No hay nada en los
arbustos, nada en el ático... Eso es lo que dicen. Supuestamente es obra del
fantasma, deslizándose sin previo aviso. No hay demasiadas menciones del
espectro en estos días, pero hace mucho tiempo, había muchas personas que
afirmaron haberlo escuchado”.
“¿Cuándo comenzaron a difundirse estas historias?”.
“De eso no estoy segura... Aunque, pensando en las costumbres,
supongo que fue cuando Rednoff estuvo aquí. Es una historia bastante
extraña”.
Eso significaría que esta leyenda se había contado durante cientos de
años. Un cuento bastante antiguo.
¿Y Rednoff...?
Por un momento, Yuui se preguntó si la historia tenía algo que ver con
las varitas. Captó su interés, ya que se habría creado en torno a la llegada de
los catalizadores mágicos hechos por el hombre.
A continuación, fue el turno de Mellay para cambiar de tema. “Escuché
tu conversación antes mientras estaba en la cocina. Son una pareja divertida,
¿No?”.
“¿Eh?”. Yuui miró hacia arriba. “Sí, supongo que podrías decir eso...”.
“Por favor, no me malinterpretes, no estoy tratando de descubrir tu
verdadera identidad”, dijo Mellay mientras colocaba su taza de té sobre la
mesa y miraba a Yuui. “Pero debo ser honesta, Minaha, tengo aún más
curiosidad de ti después de escuchar eso. Te has dado cuenta de que el
próximo tema de debate será cómo se manejará a los fabricantes de varitas
después de la revolución, ¿No es así?”.
“Es la conclusión obvia basada en el flujo actual de la discusión”. Yuui
asintió. “Te tomaste la molestia de preguntarle a los artesanos aquí, después
de todo”.

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“La mayoría de los participantes probablemente creen que es para un
punto de discusión diferente y trivial. Sin embargo, es interesante interrogar
a un fabricante de varitas en Estosha de todos los lugares”.
“¿Qué quieres decir?”.
“Oh, no es importante”. Mellay se encogió de hombros. “Entonces,
Minaha, ¿Cómo es que llegaste a creer que las varitas serían un punto
importante de discusión?”.
“Porque es una cuestión de clasificación”, dijo Yuui de inmediato.
“Exacto, sí”. Mellay sonrió. “Este tema es particularmente importante
para mí. Las Escrituras solo aclaran una distinción entre humanos y bestias
mágicas. Pero entonces, ¿Qué es lo que nos separa a los Vukodrak de los
simples lobos? Debemos solidificar una definición”.
Este era el tema que estaban debatiendo actualmente.
Para Yuui, el hecho de que las Escrituras mencionaran solo a humanos
se explicaba simplemente por el hecho de que habían sido escritas por ellos.
Pero para los demás, era un serio dilema.
El Viejo Orden tenía su propia explicación general para eso.
“Pensé que eso ya estaba explicado, que cualquiera que sea capaz de
entender el marayismo es una persona, y todos los demás son una bestia
mágica ¿No?”, preguntó Yuui, con una inclinación de cabeza, mientras
miraba a Mellay.
“Es una definición demasiado estrecha y contradictoria”. La anciana
negó con la cabeza. “Si alguien originalmente no creía en el marayismo, pero
se convirtió en seguidor a mitad de su vida, ¿Se transformó de una bestia
mágica a una persona? Como dicen las Escrituras, el mundo entero es hijo
de Dios. No debemos difundir interpretaciones erróneas de las Escrituras”.
Se frotó las manos y miró directamente a Yuui mientras decía “Incluso
sin forzar una explicación, todavía hay una representación muy sugerente
en las Escrituras. Te has dado cuenta de cuál es esa, ¿Verdad, Minaha?”.

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“La ‘bestia de cinco patas’”.
Mellay asintió. “¿Conoces los detalles?”.
“La bestia de dos patas conocía la gracia de Dios y así creó el tercer brazo. En
su celo por ese pueblo, la bestia de cuatro patas robó el brazo de Dios y así creó su
quinta pata. La bestia fue desterrada a la condenación eterna...”, dijo Yuui,
recitando la escritura de memoria sin dudarlo. “A grandes rasgos, el pasaje
es una forma de expresar cuán pecaminoso es engañar a Dios”.
“Estás muy bien informada sobre el tema”, dijo Mellay mientras
juntaba las manos con júbilo. “En otras palabras, la verdadera demarcación
es ‘si pueden o no crear el tercer brazo’. Ese es el estándar que nos separa de
las bestias. Si analizas las Escrituras lógicamente, naturalmente llegas a esa
conclusión. Y, por supuesto, debemos interpretar el ‘tercer brazo’ como
hechizos y, al mismo tiempo, varitas. Con eso, la historia también tiene
mucho sentido, ¿No lo crees? Los antiguos sabios del bosque vivían en los
bosques del reino, y Rednoff, la persona que inventó las varitas hechas por
el hombre era ciudadano del reino. El reino fue el primer país del mundo en
obtener la tecnología necesaria para fabricar varitas, gracias a nuestra fe”.
“Pero eso plantea otro problema”. Yuui levantó un dedo. “Con lo
importantes que son los catalizadores... La Iglesia no puede dejar sueltos a
los artesanos que los fabrican. ¿No estás de acuerdo?”.
“‘Dejar sueltos’ no es la forma más positiva de decirlo”, dijo Mellay
con una sonrisa adolorida. “Pero sí, tienes razón. No podemos permitir que
una técnica que Dios nos regaló se propague tan fácilmente a otras naciones.
Idealmente, la Iglesia absorbería al Gremio. Y estoy segura de que sabes lo
que se requiere para hacer eso, Minaha. Eso fue lo único que confirmé con
ese par de antemano”.
Al ver la sonrisa de Mellay mientras hablaba, Yuui se dio cuenta de
que la anciana había recibido la respuesta que esperaba. Por eso sus
siguientes palabras no fueron una pregunta sino una solicitud de
confirmación.

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“No tenía fallos, ¿Verdad?”.
“No. Convertir a los fabricantes de varitas en miembros del clero no
causaría ningún obstáculo. Eso nos permite resumir las Escrituras sin
contradicción”.
Yuui había predicho que así sería exactamente como irían las cosas.
Esa era la única forma posible de clasificar las cosas si las Escrituras
defendían las varitas como objetos sagrados. Como mínimo, eso era lo que
Mellay iba a presentar como conclusión en la reunión.
Sin embargo, Yuui aún lo consideraba extraño.
Si pensaras las cosas con lógica, llegarías a la conclusión de que los
fabricantes de varitas tendrían que convertirse en parte de la Iglesia. Así fue
como Yuui también pudo dar con la respuesta. No sabía cómo se ajustaría la
fabricación de varitas para cumplir con las Escrituras, pero ese no era el
problema.
El tema era todo lo fuera del marayismo. Las varitas eran artículos de
alto valor, y un mercado masivo se había desarrollado a su alrededor, que
abarcaba todo, desde la adquisición de sus materiales hasta la venta del
producto real. La mayoría de los compradores eran nobles o comerciantes
poderosos, gente con influencia. Y cuando considerabas el hecho de que las
varitas también se usaban en el ejército, la cuestión de la fabricación de
varitas se extendía hasta la seguridad del país. Mellay había sugerido que la
Iglesia absorbería al Gremio, pero las cosas no eran tan simples. El Gremio
tardaría un tiempo en integrarse en la Iglesia. E incluso si eso pudiera
lograrse, tendría enormes ramificaciones en el reino y su ciudadanía.
Pero según el tono de Mellay, esos problemas no parecían ser de su
incumbencia. Era casi como si pensara que todo aparte de la coherencia con
las Escrituras, era irrelevante.
Yuui esperaba profundizar más en el tema con Mellay, pero la anciana
no parecía dispuesta a mostrar su mano más que eso. Ella sonrió como si

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dijera que continuarían esa discusión en la reunión, luego desvió la
conversación hacia temas triviales.
Yuui y Nova abandonaron la mansión de Mellay antes del mediodía.
Ella les había ofrecido el almuerzo, pero Yuui declinó cortésmente.
“¿Es, por Ix?”, preguntó Nova de repente mientras caminaba detrás de
Yuui en el camino de regreso.
“¿Hh? ¿Qué cosa?”, preguntó ella, dándose la vuelta.
“¿Es él por quien, estás tan preocupada, por esto?”, continuó Nova,
con su expresión tan en blanco como siempre. “Si ser miembro del clero se
agrega como requisito para ser artesano, eso sería bastante difícil para Ix. ¿Es
por eso, que estás tratando de evitarlo?”
“No... Creo que estás leyendo demasiado en esto”. Yuui se encogió de
hombros. “Deberías saberlo, has estado conmigo durante bastante tiempo.
Soy una persona más simple que eso. Mi único motivo real es ayudar a las
personas si las veo necesitadas”.
“¿Es eso, así?”, Nova asintió levemente, sin indicar si había aceptado o
no las palabras de Yuui.
Sonó la campana del mediodía. Sonaba increíblemente fuerte porque
habían regresado lo suficiente como para estar cerca de la Capilla. Yuui se
había acostumbrado desde que llegó a Estosha. Un tono agudo resonaba por
toda la ciudad cuando sonaba la campana, con una pausa significativa entre
cada nota. Incluso el aire parecía temblar como si estuviera entumecido
durante este tiempo.
Cuando sonó la tercera nota, Nova de repente apareció detrás de Yuui.
Agarró la mano derecha de Yuui y tiró de ella hacia adelante.
“¿Qué sucede?”, preguntó Yuui.
Podía ver la boca de Nova moviéndose, pero no podía entender lo que
Nova estaba diciendo entre los sonidos de la campana. Nova se dio por
vencida y cerró la boca y empujó a Yuui a la vuelta de la esquina.

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Sonó la quinta nota, y como se habían acercado a la Capilla, sonó aún
más fuerte.
Inmediatamente doblaron otra esquina hacia un camino ancho. Nova
se detuvo y empujó a Yuui contra la pared de un edificio. Llevó su boca al
oído de Yuui y comenzó a hablar, pero la otra chica aún no podía escuchar
nada. Nova negó con la cabeza.
El timbre volvió a sonar.
Yuui tocó la varita dentro de su bolsillo. Nova no era el tipo de persona
que hacía algo sin razón. Probablemente había sentido peligro. Alguien que
las sigue o un agresor. Con la urgencia con la que actuaba la chica, esto
último parecía muy probable. Nova no había devuelto el golpe porque no
estaba segura de cuántos enemigos había.
Delante de donde Yuui estaba mirando, la nieve en la base de la
esquina que habían doblado un momento antes estalló en el aire. Voló hacia
el cielo en un área amplia, convirtiéndose en niebla y revelando el suelo
debajo.
Dado que el sonido de las campanas había sofocado el sonido del
hechizo, parecía que se había realizado sin un solo sonido.
Yuui se movió por instinto, pero Nova la detuvo.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que su agresor los había perdido
de vista.
Pero el atacante estaba lanzando encantamientos osados. Yuui y Nova
no podían simplemente esconderse para lidiar con este tipo de oponente. Si
no iban a lanzar un contraataque, entonces su única opción era huir.
Más abajo, en la dirección a la que se enfrentaban, se encontraba el
edificio donde se celebraban las reuniones, que sería su mejor opción desde
el punto de vista defensivo. Pero a Yuui le preocupaba que el enemigo las
siguiera y descubriera dónde vivían. Nova compartía la misma
incertidumbre.

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La nieve estalló en el aire nuevamente, esta vez exponiendo el suelo
directamente frente a ellas. Terrones de blanco golpeaban sus rostros. El
enemigo se estaba acercando.
Nova metió la mano en su bolsillo del pecho y sacó su varita.
Luego saltó al medio de la calle al compás de la campanada siguiente.
Fue una decisión en una fracción de segundo. Yuui saltó justo detrás
de Nova. Deslizó su mano alrededor de Nova desde atrás y cubrió los ojos
de la chica. Yuui apretó sus propios párpados con fuerza y apuntó su varita
hacia el cielo.
El destello blanco era tan brillante que todavía la deslumbró a través
de los párpados.

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Inmediatamente, bajó su varita y quitó su mano de los ojos de Nova.
Por un breve momento, parecía que Nova quería decir algo, pero luego
rápidamente tomó la mano de Yuui y se sumergió en la neblina de nieve que
habían creado un momento antes.
Yuui no sabía si su plan había salido bien, pero asumió que el enemigo
se había estado enfocando en Nova en el momento en el que saltó de su
escondite al lado del edificio. Si la luz que ella había producido se encontrara
con sus ojos, estarían temporalmente cegados.
El enemigo había arrojado nieve al aire para ocultar su propio
acercamiento, pero eso ahora estaba trabajando a favor de Yuui y Nova. La
nieve ocultaría sus huellas una vez que volviera a caer.
Regresaron al edificio que servía como su hospedaje, casi resbalándose
y cayendo varias veces en el camino. La pareja irrumpió en la entrada, sin
aliento, y los sirvientes las miraron con el ceño fruncido mientras pasaban
por el pasillo.

Yuui y Nova solo le informaron a Seyoh del ataque.


Este les dijo que iría a investigar dónde sucedió, pero parecía ser un
callejón sin salida. Unos días después, apareció, con los hombros caídos,
para revelar que no había descubierto nada. Ni una sola pista. Luego de esto,
les informó a los demás participantes en las reuniones y les advirtió que
fueran cautelosos. La motivación del enemigo aún se desconocía.
Cualquiera diría que la persona que envió la amenaza, o el grupo al
que pertenecía esa persona, era el responsable del ataque, pero eso era poco
probable.
Yuui lo pensó varias veces, pero todo lo que encontró fueron
preguntas. ¿Quién ganaría con eliminarla? Ella era la persona menos

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importante en estos debates. Y el hecho de que la persiguieran a plena luz
del día le dificultaba creer que tenían alguna intención real de matarla.
Aunque Yuui había recibido invitaciones para hablar por parte
algunos de los otros participantes además de Mellay, no había forma de que
pudiera aceptarlas después de este incidente. Al final, pasó todos los días
como antes – encerrada en su habitación, aburrida.
Durante uno de esos días, se enteró de que Gustavus, otro participante
de las reuniones, estaba cerca. Seyoh visitó su habitación para decírselo.
“¿Qué quieres decir con eso?”, preguntó Yuui.
“Está en la Capilla de Estosha”, respondió. “¿Qué vas a hacer? ¿Vas a
visitarlo?”.
“¿Qué piensas, Seyoh?”.
“¿Mi opinión tendría un impacto en tu decisión?”, preguntó él,
levantando las cejas con sorpresa. “No te obligaré a ir ni te impediré asistir.
He tratado de mantener la misma postura desde que te invité aquí”.
“¿Qué hay de ti, Nova? ¿Crees que sea demasiado riesgoso?”.
“La Capilla está al otro lado de la calle, y mucha gente está, reunida
allí. Creo que no hay, peligro de ataque”, respondió rotundamente.
“¿Quieres que te acompañe?”, preguntó Seyoh.
Yuui se negó y se fue solo con Nova.
Se acercaba la puesta de sol de principios de invierno. El sol se hundió,
cambiando lentamente el color del cielo. Sin embargo, a diferencia de lo
habitual, una atmósfera de emoción flotaba en la calle. Grandes grupos de
personas parecían trabajar duro en el lugar donde se encontraba la Capilla.
Cuando entraron a los terrenos, Yuui y Nova se encontraron con un
grupo de personas que vestían vestimentas clericales. Había una pila de lo
que parecían materiales de construcción en una sección del suelo, que los
trabajadores estaban cargando. Varios de ellos estaban construyendo algo.

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Parecían estar ocupados en algún tipo de trabajo de construcción o
preparación.
Una de las personas que estaba cerca de Yuui y Nova las notó y se
acercó. Era un niño con las mejillas pecosas. Cuando Yuui le dijo que habían
venido a ver a Gustavus, corrió hacia la Capilla.
No mucho después de eso, otra persona con atuendo clerical salió del
interior del edificio. Era un hombre de mediana edad. Su cabello se estaba
blanqueando ligeramente, y lucía una cálida sonrisa en su rostro.
“Usted debe ser la señorita Minaha, ¿Correcto?”. Extendió los brazos
mientras caminaba hacia ellas. Sonaba como el Gustavus que había
escuchado en las reuniones. “Sin embargo, no esperaba que nos
encontráramos en un lugar como este”.
“Estaba de paso y pensé en pasar a saludar”, dijo Yuui, inclinándose.
“Hace frío aquí. Ojalá pudiera invitarte a entrar, pero la Capilla está en
medio de los preparativos en este momento... Mis disculpas”.
“No importa – aquí está bien. No planeo tomar demasiado de tu
tiempo”.
Los tres se mudaron a una sección de los terrenos de la Capilla. Nova
se paró a una pequeña distancia, escaneando el área.
“Ahora… me alegro de que hayas venido. Esperaba tener la
oportunidad de hablar contigo de esta manera”, dijo Gustavus mientras se
frotaba las manos.
“Yo también”, dijo Yuui.
“Ah, has conocido a otros participantes además de mí, ¿Mo? Quiero
decir, fuera de las reuniones, por supuesto”.
“Hablé con Mellay”.

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“Mellay... ya veo”. Hizo una mueca momentáneamente. “Aunque, sí,
eso no es sorprendente. Ella es la participante más destacada en los debates.
Hablar con ella primero sería la forma correcta de hacer las cosas”.
Yuui sabía que Gustavus era la única persona que se oponía
directamente a Mellay en las reuniones. No pudo evitar notar que él siempre
hablaba sin dudarlo hacia ella, a pesar de su ligera diferencia de edad.
Cada vez que Seyoh sacaba a relucir un problema, Mellay y Gustavus
defendían sus casos, mientras que los demás participantes expresaban su
apoyo a un lado o al otro.
Ese era el flujo normal de los debates. Mellay a menudo señalaba
inconsistencias en las posiciones de Gustavus, lo que significaba que ella
saldría ganando, pero eso no cambiaba el hecho de que la pareja constituía
el núcleo de las reuniones.
Por eso Gustavus había sido uno de los participantes con los que Yuui
estaba más ansiosa por hablar, junto con Mellay.
“¿Qué están haciendo todos en este momento?”, preguntó ella.
“¿Hmm? Oh, preparándose para el festival”, dijo Gustavus.
“Un festival en esta época... Ese sería la Adoración del Cielo,
¿Correcto?”.
“En efecto. El plan actual es realizar el festival el mismo día de la
próxima reunión. Me encantaría que tú también asistas, Minaha”.
“Ah... lo consideraré”.
“Oh, no seas tan estricta. No es como otros festivales – no hay alcohol
ni comida. Es un evento pequeño que no necesita ningún equipo sofisticado
ni rituales especiales. Todo lo que necesitas hacer es salir y mirar
tranquilamente al cielo. Eso significa que el trabajo que estamos haciendo
ahora no es estrictamente necesario. Solo hay algunos trabajos ocasionales
de los que debemos ocuparnos, ya que mucha gente vendrá a la Capilla”.
“Gustavus, ¿Esta ciudad es tu hogar?”.

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“Lo es por ahora. Soy cercano al sacerdote de Estosha. A veces me
llama y me hace hacer cosas como esta”.
“Pero pensé que el sacerdote de Estosha era del Viejo Orden. Y al
Nuevo Orden no le gustan este tipo de festivales y eventos, y normalmente
deberían ser los monjes los que vienen a ayudar, ¿Verdad?”.
El monasterio era una institución del Viejo Orden, que sería eliminada
cuando el Nuevo Orden tomara el poder. Eso se debía a que una de sus
creencias centrales era que el ciudadano promedio podía lograr en su vida
diaria lo que los monjes estaban haciendo en el monasterio.
Cuando Yuui habló, Gustavus de repente se echó a reír.
“Eso suena como algo que dirían Mellay o Seyoh. Ya veo, así que
también es de ese tipo de persona, señorita Minaha”.
“¿Ese tipo de persona?”, preguntó Yuui, con la cabeza inclinada.
“De tipo académico. Una persona clerical como yo no puede pensar
así”.
Yuui de repente miró a su alrededor y vio que los monjes que estaban
trabajando miraban en su dirección. Parecían interesados en ella, esta
misteriosa figura que de repente parecía entablar una animada discusión con
Gustavus. No era sorprendente, considerando que su rostro y forma general
estaban ocultos. Probablemente no se habían dado cuenta de que ni siquiera
era una adulta, y definitivamente no se habían dado cuenta del hecho de que
era oriental.
Gustavus levantó una mano abierta hacia ellos y sonrió.
“He sido miembro del clero en las ciudades durante mucho tiempo.
Sólo tengo lo que sé. En lugar de quedarme en un área, iba a todo tipo de
lugares diferentes cuando me lo indicaban. He conocido a muchos
sacerdotes y a las personas que los escuchan. Y lo que he llegado a entender
es que la teoría no es compatible con la práctica. Los de tipo académico
pueden promocionar su teoría, pero los de tipo clerical siguen la práctica”,

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dijo, explicando lo que quería decir con clerical. “Por supuesto, la teoría
sigue siendo importante, tanto en la doctrina como en la teología. Pero es
convincente solo para un puñado de personas, a saber, el clero y los teólogos
como nosotros. Esto de ninguna manera significa que la persona promedio
es una idiota. Más bien, significa que incluso si la mayoría de las personas
entienden la teoría, requieren una gran cantidad de conocimiento para
encontrarla convincente. No tienen tiempo para aprender todo eso.
¿Entiendes lo que estoy diciendo?”.
“Creo que sí...”, dijo Yuui vagamente con un asentimiento.
“Déjame darte un ejemplo. Algo que a menudo nos preguntan es ‘¿Por
qué Dios no arregla las desgracias y los absurdos del mundo? ¿Por qué la
gente honesta y buena es tan maltratada mientras que la gente malvada es
tan exitosa?’ Entonces, Minaha, ¿Cómo responderías a estas preguntas?”.
“Diría que los humanos son incapaces de entender a Dios”, respondió
Yuui de inmediato.
“Esa es la teoría”, dijo Gustavus, su aliento se volvió blanco. “Los
humanos, cuyo conocimiento es limitado, posiblemente no podrían entender
la voluntad de nuestro omnisciente Señor. El hecho de que preguntemos ‘por
qué’ es en sí mismo una prueba de que no entendemos a Dios. Y esa
respuesta satisfaría a Mellay o Seyoh. Es la respuesta correcta desde un
punto de vista puramente teológico”.
“Ya veo... Los ciudadanos comunes ciertamente no aceptarían la
respuesta que acabo de dar”.
“Por supuesto. La gente quiere una explicación, no una teoría.
Asumirán que, si no pueden entender a Dios, no tienen que seguir las
enseñanzas. Pero ese es un problema para los sacerdotes que están
destinados a enseñarles y guiarlos. Y es por eso que la gente trata de
encontrar algún tipo de explicación. Tales como, ‘Alégrate de tu pobreza.
Cuanto más rico eres, más cerca estás de la corrupción y más pruebas te

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pondrán a prueba’. Teóricamente, eso es incorrecto. Pero damos esa
respuesta porque es necesaria en la práctica”.
La postura de Gustavus en las reuniones finalmente tuvo sentido para
Yuui.
Lo que buscaban Seyoh y Mellay era un argumento puramente
teológico. Estaban enfocados completamente en las Escrituras, por lo que su
campo de visión era bastante estrecho.
Eso era precisamente lo que les permitía hacer afirmaciones claras
sobre sus posturas, lo que a su vez les permitía reunir fácilmente el apoyo de
los demás participantes.
Gustavus, por otro lado, estaba abordando el debate desde un punto
de vista más amplio. Esto inevitablemente hacía sus argumentos más vagos
y creaba contradicciones. Incluso si su posición coincidía con la aplicación
del marayismo en la vida real, era una desventaja en un entorno de debate.
“No puedo decir esto demasiado alto”, dijo Gustavus mientras bajaba
la voz, “pero no soy tan optimista sobre la política actual del Nuevo Orden.
Obviamente, estoy de acuerdo en que necesitamos consolidar una doctrina
clara, pero ciertamente divergirá y se distorsionará una vez que llegue la
revolución. Es fácil para el Nuevo Orden decir que abolirán los monasterios
mañana una vez que obtengan el poder. Pero, ¿Qué pasará con los monjes
que realmente los habitan aquí y ahora? El hecho es que, incluso si ideas la
revolución perfecta de manual, no será tan simple ejecutarla. Soy bastante
consciente de eso”.
Él se llevó la mano a la boca y sonrió irónicamente mientras decía:
“Escucharon cómo hablé. Eso es suficiente para hacerme sonar como si fuera
yo quien envió esa carta de amenaza”.
“¿Qué piensas de eso, Gustavus?”.
“Ah...”.

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Se estaban montando piquetes en los terrenos de la Capilla. Cuatro o
cinco hombres se pusieron en un grupo, contaron hasta tres y los colocaron
en la tierra.
Yuui supuso que probablemente era una hoguera. La Adoración del
Cielo se llevaría a cabo de noche. Sería peligroso tener multitudes de
personas reunidas en la oscuridad.
Los hombres se sonrieron unos a otros. Su proyecto había ido bien.
Algunos de ellos miraron hacia el cielo. Yuui siguió sus miradas, pero en
algún momento, nubes grises habían llenado el cielo, ocultando incluso el
sol.
“Creo que la amenaza no tiene sentido, independientemente de si es
parte de un complot real o si es solo una broma. Al menos desde un punto
de vista teórico”, dijo Gustavus gravemente. “Pero esta es la realidad. En el
mundo real, el significado se encuentra solo dentro del individuo. No
debemos tomar la carta a la ligera. Dado que estas reuniones se mantienen
en secreto, existe una alta probabilidad de que provengan de alguien de
adentro. Lo sospechas, ¿No es cierto?”.
“Ah, bueno, yo...”. Yuui buscó a tientas sus palabras.
“Está bien. Es solo que este tipo de situación me da ganas de decir lo
que pienso. Estoy seguro de que Mellay es así”.
Después de eso, tuvieron una charla trivial.
Aunque no le había preguntado a Gustavus sobre esto en detalle, Yuui
estaba segura de que se opondría a Mellay en la próxima reunión. Aunque
el hecho de que los fabricantes de varitas se convirtieran en miembros del
clero no sería incompatible con las Escrituras, en la práctica no era factible.
No era el tipo de persona que dejaría pasar eso.
Gustavus acompañó a Yuui fuera de los terrenos de la capilla. Justo
cuando se estaban despidiendo, recordó algo y preguntó “Gustavus, ¿Has
oído hablar del Espectro de Estosha?”.

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“¿Hmm? ¿Mellay te habló de eso?”.
Le explicó las historias de fantasmas a Yuui. Su relato era en gran
medida el mismo que le había dicho Mellay, aunque más detallado. Cuando
Yuui le preguntó a Gustavus cómo sabía tanto sobre los cuentos, él le dijo
que había un libro que tenía registrados los testimonios de las personas que
afirmaban haber escuchado los sonidos del fantasma.
“Eso es increíble... ¿En dónde puedo encontrar este libro?”, preguntó
Yuui por pura curiosidad.
“Seyoh lo tiene ahora mismo”, dijo Gustavus asintiendo. “No es
particularmente interesante desde una perspectiva narrativa, pero es una
buena lectura para evitar el aburrimiento invernal”.
“Sin embargo, parece algo extraño que estas historias de fantasmas se
extiendan por toda la ciudad…”, dijo Yuui, llevándose una mano a la mejilla.
“Casi como si hubiera gente que realmente las creyera”.
“Ah, bueno...”, dijo Gustavus, con una extraña expresión en su rostro
por alguna razón.
“¿Qué sucede?”.
“No, es solo que las historias de fantasmas de esta ciudad no están
completamente desvinculadas de la realidad. Son simplemente difíciles de
hablar para los seguidores del marayismo. La gente evita decirlas en voz alta,
por lo que mucha gente las ha olvidado...”.
Miró de lado a lado, comprobando que eran los únicos allí.
Luego susurró “Dragón”.
“¿Huh?”.
“Una vez, un dragón apareció cerca de Estosha y creó vida con su
magia. Ese es el espectro. Esa es la leyenda de entonces”.
“¿Hace cuánto tiempo fue eso...?”.
“Es solo un cuento”.

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Yuui quería pedir más detalles, pero Gustavus dijo que la vería en la
próxima reunión y cortó la conversación.
“Será mejor que te vayas a casa pronto. Con estas nubes, parece que
podríamos tener una tormenta de nieve”, dijo Gustavus mientras señalaba
el cielo.
Mientras Yuui miraba fijamente a Gustavus y las nubes moviéndose
rápidamente a través del firmamento, de repente recordó a la gente
hablando de cómo el cielo estaba siempre claro en la noche de Adoración al
Cielo.

Las nubes se aparecían amenazantes desde la noche anterior, pero Ix y


Shuno no les prestaron atención mientras caminaban al monasterio.
Pero la nieve y el viento se hicieron más fuertes por la tarde,
convirtiéndose en una violenta ventisca antes de que se dieran cuenta. Más
temprano en el día, habían salido para ver el clima y todavía parecía estar
bien, pero cuando volvieron a salir, todo estaba cubierto de blanco.
Ix miró por la ventana mientras barría los fragmentos de madera del
suelo.
Pensó en cómo era blanco tanto por dentro como por fuera.
La vida aquí era de un blanco puro.
Nunca sucedía nada digno de mención. Se despertaba a la misma hora
todos los días, hacía el mismo trabajo, comía lo mismo. No había color. Como
un lienzo pintado de blanco.
En realidad, habían pasado tres semanas desde que él y Shuno
comenzaron a hacer los bastones. Ix ni siquiera lo había notado hasta que
contó los días. Cada uno había pasado tan rápido.

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El trabajo iba bien. De hecho, iba significativamente más rápido de lo
normal, probablemente debido al medio ambiente. Había pasado un tiempo
desde que había tallado madera, pero era tan agradable como siempre.
Tanto Ix como Shuno ya se habían convertido en parte de este pequeño
mundo. Venían a la misma hora todos los días y continuaban su trabajo en
la misma habitación. Incluso los problemas y sus soluciones formaban parte
de su existencia diaria.
“Ustedes dos son prácticamente parte de nosotros”, dijo Beter una vez.
“¿Qué quieres decir con eso?”, preguntó Shuno en respuesta.
“Solo pensé que parecían monjes. Puedo decir que tanto usted como Ix
están realmente dedicados a su trabajo. La única diferencia es que no viven
en el monasterio”.
“¿Tú crees?”, preguntó Shuno mientras inclinaba la cabeza. “Sin
embargo, nunca he estudiado el marayismo”.
“Eso no es una broma. Hablo muy en serio”, dijo, bajando la voz. “Ix,
Shuno, puedo hacer algunas presentaciones para ustedes en un monasterio
si quieren”.
“¿Por qué estás mencionando esto de repente?”, preguntó Ix con
sorpresa.
“Cuando alguien no es apto para la vida en el monasterio, no encaja
por completo. He visto tantos casos en los que alguien entra y se va a los
pocos días, o incluso ese mismo día. Pero luego hay personas que se
acostumbran a esta vida. Incluso si tienen que irse por alguna razón, siempre
regresan. Puedo ver esa personalidad en ustedes dos... Lo siento si soy
demasiado entrometido”.
La conversación terminó allí, pero cuando Ix recordó lo que Beter había
dicho varias veces desde entonces, se dio cuenta de que su cliente, Yuui,
también le había dicho algo similar.
Ella le había dicho que los artesanos eran como creyentes devotos.

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Ahora Ix estaba empezando a pensar que podría haber tenido razón.
Su estilo de vida estaba alineado con el de los monjes. O quizás era mejor
decir que llevaban su estilo de vida ideal.
Pero había una diferencia crítica. Los monjes trabajaban para agradar
a Dios – eso lo era todo para ellos.
Pero, ¿Y él?
¿Con qué propósito hacía varitas?
Era una pregunta que había atormentado a Ix desde ese día.
Ese día, esa tarde.
Desde que Shuno había revelado que quería fabricar una varita con la
que se pudiera volar.
Ya estaba pensando en la teoría necesaria para hacerla y seguramente
lo lograría algún día. O al menos eso había dicho, con su expresión llena de
emoción. Ix había pensado en un concepto para ese tipo de varita, pero
inmediatamente se dio por vencido.
Considerar eso no le hizo sentir que Shuno fuera un genio.
En cambio, obligó a Ix a darse cuenta de que había sido arrogante por
creer que estaba al nivel de Shuno.
Shuno como artesano estaba en una liga completamente diferente.
Entonces, ¿Qué debía hacer él?
Hacía mucho tiempo, su maestro, Munzil, había dicho que Ix tenía
talento para hacer catalizadores. Dijo que debido a que había perdido la
magia, podía apartarse de una varita. Pero Ix sabía que no había obtenido
ninguna habilidad a cambio de su magia.
Nunca podría forjar la varita definitiva, o una varita que se elevara por
el cielo.
¿Simplemente iba a seguir fabricando varitas para ganarse la vida?
¿Toda su vida? ¿Sin ningún objetivo?

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Y eso le conducía al...
Blanco.
Si eso era lo que iba a ser su vida, entonces tal vez tendría algún sentido
ir a un monasterio, leer las Escrituras con las que no estaba familiarizado y
hacer catalizadores para Dios. Hacia allí se dirigía la mente de Ix.
Mientras Ix miraba hacia afuera y se dedicaba a su trabajo sin pensar,
Beter entró en el taller.
“Hemos preparado su alojamiento”, dijo.
“Gracias”, dijo Shuno mientras se giraba para mirar a Beter, con una
escoba en sus manos al igual que Ix. “Lo siento, hubiéramos regresado a
nuestro hotel si la ventisca hubiera amainado un poco”.
“No, no tendrías que tomarte ese problema...”.
Si bien tenían la regla de no mujeres en el monasterio, eso no cambiaría
el clima. Ese mediodía, se les informó a los dos aprendices que se les
permitiría quedarse en el monasterio por la noche.
“Oh, por cierto, escuchen esto”, dijo Beter, su expresión cambió
rápidamente a la sonrisa inocente de un niño. “Fui a la Capilla de Estosha
ayer”.
“Oh, eso es bueno”, dijo Shuno con una sonrisa. “Has estado diciendo
por un tiempo que querías ir. ¿Estabas haciendo mandados?”.
“Sí, fui a ayudar con los preparativos para la Adoración del Cielo.
Realmente no tenía nada que ver conmigo; casualmente el Abad me pidió
que lo ayudara... Pero fue increíble”, dijo Beter, con los ojos cerrados,
abrumado por la emoción. “La has visto antes, ¿Verdad, Ix?”.
“Realmente solo vi el campanario desde afuera”, respondió.
“La fachada es increíble, pero el interior es maravilloso. Tenía la
intención de echarle un vistazo desde que llegué a Estosha”.

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Así es. Si bien Ix había pensado que nada en sus vidas había cambiado
aquí, había una cosa que había cambiado: su relación con Beter.
Al principio, la pareja hablaba con él solo cuando era necesario o le
explicaban cosas sobre los bastones cuando preguntaba. Pero en algún
momento, su relación se desarrolló hasta el punto en que simplemente
charlaban sin pretextos. Se habían acostumbrado a hablar así una vez que
terminaron de trabajar. No había muchas personas tan jóvenes como él en el
monasterio, por lo que probablemente le habían tomado cariño.
“Pero bueno, estaba a cargo de las cosas fuera de la Capilla, aunque
tuve la oportunidad de ir al interior. Obtuve toda una vida mirándolo”,
continuó, pareciendo bastante satisfecho. “Pero no encontré la habitación
subterránea. Supongo que una historia es solo una historia”.
“¿Historia? ¿Hay algo en la Capilla?”, preguntó Ix.
“Ah, ¿No lo sabes?”. Beter arrugó las cejas sorprendido. “Eh…
Supongo que eso tiene sentido, en realidad. No es algo que le digas a los
forasteros. Aunque tiene algo que ver con las varitas”.
“Bueno, ahora llamaste mi atención”, dijo Shuno mientras escuchaba.
Apoyó su escoba contra la pared y tomó asiento. “Cuéntanos, Beter. ¿Hay
una habitación subterránea allí?”.
“Uh, bueno, supongo que debería estar bien decirles a ustedes dos. De
todos modos, no es gran cosa”, dijo, con una sonrisa incómoda. “Uno de los
monjes mayores me dijo esto... Aparentemente, cuando se estaba
construyendo la Capilla de Estosha, el Señor de la ciudad en ese momento
convocó a un fabricante de varitas en particular y le dijo ‘Quiero que hagas
la varita definitiva para fortalecer la protección del monasterio’. Las
relaciones con el país vecino no eran buenas en ese momento, y parecía que
podrían verse envueltos en una guerra en cualquier momento”.
“¿Eh? Eso es-”, murmuró Shuno.
“Deja que Beter termine primero”, instó Ix.

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“El artesano se negó inicialmente, por lo que lo encarcelaron por un
delito fabricado. Lo encerraron en una habitación subterránea debajo de
donde está el monasterio -aunque no se había construido en ese momento-
y lo obligaron a hacer la varita”.
“Urgh, esta no es una historia feliz”. Shuno hizo una mueca.
“Entonces, ¿La terminó el artesano? ¿O fue ejecutado o algo así?”.
“Esa es la parte interesante”, dijo Beter, con los puños apretados por la
emoción. “Cuando volvieron a abrir la puerta de la habitación subterránea,
todo lo que vieron fue una sola varita”.
“Todo lo que vieron... Entonces, ¿El artesano...?”. Shuno ladeó la
cabeza.
“Obviamente, hubo un milagro divino. No había fallado en sus
pruebas – se le permitió marcharse por fabricar una varita maravillosa”. Las
mejillas de Beter se sonrojaron mientras continuaba. “Cuando el Señor vio el
poder de Dios, comenzó a temblar y ordenó que se sellara la entrada a la
habitación. Pero eso no le impidió temer por su vida. Aparentemente, murió
joven”.
Beter concluyó la historia, diciendo que esa era la esencia de la misma.
Ix y Shuno se quedaron en silencio por un momento. Se miraron el uno
al otro y se encogieron de hombros sobre quién sería el primero en hablar.
“Entonces, Beter...”, dijo Shuno, “lo que acabas de decirnos, ¿No es esa
la leyenda de Rednoff?”.
“¿Rednoff...?”, preguntó Beter confundido. “Uh, lo siento, no puedo
decirlo con certeza, pero ¿No era un famoso fabricante de varitas?”.
“Podría decirse...”.
Ix y Shuno se miraron.
Si bien Rednoff era una persona cuyo nombre no necesitaba repetirse
para un fabricante de varitas, parecía que no era un nombre familiar para las

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personas fuera del oficio. En defensa de Beter, Ix no sabía ninguno de los
nombres de los santos marayistas.
Sin embargo...
Había demasiados puntos en común entre la leyenda de Rednoff y esta
historia. La mención de “la varita definitiva” y el hecho de que este
fabricante de varitas desaparecía al final eran una combinación perfecta.
“Pero, de todos modos, nunca encontré la habitación subterránea. Una
historia es solo una historia, ¿No es verdad?”, dijo Beter mientras se llevaba
una mano a la cabeza y terminaba la conversación.
“¿Por qué esa historia es un secreto?”, preguntó Ix. “Si ocurriera un
milagro, uno pensaría que tratar de correr la voz al respecto sería algo
bueno”.
“Bueno… Es porque la Capilla es un símbolo de Estosha. Ganaría una
mala reputación si la gente escuchara que se construyó sobre ese tipo de
sacrificio. Es por eso que les agradecería que no le dijeran a nadie al
respecto”.
En ese momento, alguien gritó el nombre de Beter desde el final del
pasillo. Este respondió y luego se inclinó ante Ix y Shuno.
“Así es, en realidad hay un final diferente a la historia que acabo de
contar”, dijo Beter, mirando hacia arriba y poniendo su mano en la puerta.
“¿Cuál es ese final?”, preguntó Shuno.
“En la versión alternativa, el artesano no se salva al final. Muere en esa
habitación subterránea. Pero después, vuelve a la vida como un espíritu para
vengarse. El Señor sella la cámara para que su fantasma no pueda salir”.
“Eh ¿Esa historia también es un secreto?”.
“No es un secreto… Pero probablemente sea solo una historia que
algún monje inventó hace mucho tiempo. Se usa principalmente para asustar
a los nuevos monjes. Ya sabes, como lo que pasó en la cafetería hace tiempo”.

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“Ah...”.
No era tanto una leyenda urbana como una historia compartida en este
único lugar.
Incluso si causara un alboroto, sería más por diversión que por miedo.
Los monjes eran sorprendentemente mundanos en algunos aspectos.
Beter se despidió y salió de la habitación.
Una vez que Ix y Shuno terminaron de limpiar, Coaku se levantó de
donde había estado, sentado frente al fuego. “Esa fue una historia
interesante”, dijo antes de irse.
Los dos se sorprendieron; habían olvidado por completo que el
anciano estaba allí.
Ix no había visto a Riess desde el día del alboroto del fantasma en la
cafetería.
Quizás tenía cosas que hacer en la ciudad, o quizás simplemente
encontraba aburrido el monasterio. Ni a Coaku ni a Shuno pareció
importarles, e Ix decidió que sería extraño preguntar por ella, por lo que aún
no sabía por qué no estaba aquí.
“Tal vez deberíamos volver a nuestras habitaciones también”, sugirió
Shuno con un gran bostezo. “Y no podremos hablar esta noche. Las
habitaciones son demasiado pequeñas y los monjes probablemente se
enfadarán con nosotros si lo hacemos”.
“Sí, así parece”, dijo Ix.
“Pero deberíamos poder dormir lo suficiente. No habrá borrachos
alrededor, a diferencia de en el hotel... Pero ¿Qué haremos si hay alguien que
ronca muy fuerte?”, dijo Shuno mientras mostraba una sonrisa.
Ix no dijo nada, solo se encogió de hombros. Ya estaba acostumbrado
a este tipo de conversaciones agrias. Aunque estuvo de acuerdo en que
podrían dormir profundamente en el monasterio.

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Pero esa noche, algo sucedió.
Fue en medio de la noche. Ix estaba dormido. Inicialmente, había
tenido mucho frío por el aire gélido, a pesar de envolverse en sus mantas.
Eventualmente, sin embargo, el calor de su cuerpo comenzó a calentar la
cama, e incluso se acostumbró al sonido de la ventisca. Se durmió
rápidamente cuando cerró los ojos.
De repente, Ix sintió que alguien lo sacudía. Entreabrió los ojos.
“I-I-Ix... D-Despierta...”, dijo una voz.
Algo caliente golpeó su nariz, y reflexivamente se echó hacia atrás.
Dirigió sus ojos hacia la entrada y vio que la puerta estaba abierta. Es cierto,
recordó. No estaba en su alojamiento habitual del hotel. Las habitaciones del
monasterio no tenían cerraduras.
“Está bien, estoy despierto; suéltame por un segundo”, murmuró Ix
rápidamente. Se llevó una mano a la nariz y encontró una gota de agua en
ella.
“A-Ah, lo siento”, dijo Shuno, retrocediendo de inmediato.
Los dos aprendices se sentaron en la cama uno al lado del otro, Ix con
una manta envuelta alrededor de sus hombros. Solo tenían una sola vela
para la luz, pero a pesar de lo oscuro que estaba, los ojos de Ix se habían
ajustado, por lo que podía ver bien.
Shuno se había calmado y ya no lloraba.
“No, no estaba llorando”, negó, cruzándose de brazos. “Vamos, Ix, sé
que te acabas de despertar, pero no hay forma de que esté llorando”.
“¿Entonces qué pasó?”.
“Hombre, así que la cosa es que, pasó que…”, Shuno se aclaró la
garganta de una manera demasiado exagerada y continuó. “Vi un f-f-
fantasma. Pensé que debía contártelo”.
“…”.

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“¿Qué? ¿Por qué me miras así?”.
“... Tuviste un mal sueño”.
“¡No fue una pesadilla! ¡Realmente había alguien allí!”.
“Entonces era solo una persona, no un fantasma”.
“¿Qué? Eh, bueno... No, no. ¡Vamos! Solo escúchame antes de decir
algo”.
Ix asintió de mala gana y Shuno comenzó su historia.
Se había despertado hacía apenas unos minutos. Tenía sed, así que bajó
a la cafetería a tomar algo.
Con nada más que una vela en la mano para confiar en la oscuridad
total, se dirigió a la cafetería. Fue entonces cuando escuchó un sonido en la
cocina. No era el tipo de ruido que hacía un ratón o el viento, era claramente
el sonido de pasos.
Preguntándose si alguien más estaba despierto, Shuno fue a la cocina
a echar un vistazo y encontró...
“Nadie estaba allí. No hay muchas cosas detrás de las que puedas
esconderte en la cocina, así que sé que no estaba fuera de vista. Pero aun así
escuché el ruido. Estaba aún más cerca”. Shuno envolvió sus brazos
alrededor de su cuerpo. “Entonces eso significa...”.
“¿La cocina? ¿Ese es el mismo lugar que la conmoción de antes?”.
“¡Sí! ¡Exactamente! Te acuerdas, ¿Verdad?”, Shuno señaló a Ix.
“Pero fue solo un ruido. No es algo por lo que llorar”.
“Te lo diijeeee, no estaba llorando. ¿De verdad me estás escuchando?”.
Shuno se levantó un poco para reajustar su asiento en la cama. “Entonces,
traté de gritar ‘¿Hay alguien allí?’ ¿Y qué crees que sucedió entonces?”.
“Ni idea”.
“¡Se detuvo! ¡Se fue el sonido! No solo escuché mal algo; realmente
había algo en la cocina”.

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“Aun así...”. Ix parecía indeciso.
Si lo que dijo Shuno era cierto, no era de un fantasma del que debían
sospechar sino de un ladrón. Excepto que dudaba en informarle al Abad al
respecto, considerando que solo era un ruido en la noche. El hecho de que
Shuno no hubiera visto a nadie hacía que la historia fuera aún más rara.
Mientras Ix pensaba en esto, Shuno lo miró y dijo “De todos modos.
No importa si da miedo o no, al menos entiendes lo extraño que es, ¿Verdad?
Por eso deberías venir conmigo a la cocina”.
“... ¿Por qué tienes que volver allí?”, preguntó Ix con el ceño fruncido.
“¡Para ver lo que está pasando!”, dijo Shuno, extendiendo sus brazos y
luciendo con un poco de irritación. “¡Me sentí con tanta conmoción que dejé
caer mi vela y la dejé atrás cuando regresé corriendo!”.

No había nadie más merodeando el monasterio por la noche. Estaba incluso


más silencioso que al mediodía. Esto era un contraste absoluto con la
ventisca que rugía afuera.
Ix sostenía su vela mientras él y Shuno caminaban por el pasillo. Ni
siquiera podían estar seguros de dónde ponían los pies en este tipo de
oscuridad.
Llegaron a la cafetería sin ningún problema real, aparte del peligro de
bajar las escaleras.
“Yo no... escucho nada”, susurró Shuno detrás de Ix. Desde que
entraron a la cafetería, Shuno había estado prácticamente pegado a la
espalda de Ix, por lo que tenía dificultades para caminar.
“No importa si hay algo de ruido, siempre y cuando no nos lastime
directamente”, dijo Ix con un resoplido.

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“¿E-Ese es el problema?”.
Ix entró a la cocina siguiendo las instrucciones de Shuno. Realmente
no podían oír nada.
Ix se inclinó para acercar su vela al suelo y rápidamente encontró el
candelero que Shuno había dejado caer. La llama debió apagarse cuando
cayó al suelo. Vio donde la vela misma había rodado a poca distancia de eso.
“Aquí está. ¿Puedes quitarte de encima ahora?”, Ix dijo mientras le
pasaba el candelabro a Shuno.
“O-Oh, g-gracias...”, dijo torpemente.
Justo cuando Ix se agachó para recoger la vela, dejó de mover la mano.
“¿Hmm...?”.
“¿¡Q-Qué!? ¡No me asustes así!”, gritó Shuno, con su voz vacilante.
“No es nada...”, dijo Ix mientras iluminaba el suelo debajo de la vela.
“Hay una habitación subterránea aquí. Sin embargo, probablemente sea solo
un sótano para almacenar alimentos”.
Una sección del suelo tenía un color diferente al resto. Había una grieta
estrecha alrededor de esta sección en forma de cuadrado. Tenía que ser una
puerta.
“Eh, tienes razón”, dijo Shuno mientras miraba. “... ¿Una habitación
subterránea? ¿Es lo suficientemente grande como para que alguien se meta
dentro...?”.
“Dudo que sea muy grande. Tal vez sea solo un pequeño espacio de
almacenamiento o algo así”, reflexionó Ix mientras recogía la vela.
“C-Cierto... Oh, enciende mi vela, ¿Quieres?”.
Ix hizo lo que se le pidió y encendió la vela de Shuno. Aunque ahora
tenían la luz de dos velas, la habitación no parecía mucho más brillante. La
cocina estaba tan oscura como siempre.

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Como habían obtenido lo que buscaban, Ix pensó que deberían
regresar de inmediato, pero Shuno no se movió por alguna razón. En
cambio, estaban mirando al suelo de la cocina.
“¿Qué ocurre? ¿Puedo volver sin ti?”, preguntó Ix.
“O-Oye, Ix. Espera un segundo. ¿Podemos mirar aquí abajo?”. Shuno
señaló el piso que Ix había visto antes. “Quiero decir, sé que probablemente
no haya nada ahí abajo. Pero solo quiero verificar dos veces para asegurarme
de que realmente no haya nada...”.
“Está bien. Revisemos rápidamente”, dijo Ix con un suspiro.
Los dos levantaron la llamativa sección del piso. Aunque parecía ser
una gruesa losa de piedra, en realidad era lo suficientemente liviana como
para que pudieran levantarla instantáneamente. La deslizaron hacia un lado
para así revelar un agujero cuadrado.
Los dos se quedaron en silencio mientras miraban el interior.
“... E-Es sorprendentemente profundo”, notó Shuno.
“Sí”.
La oscuridad total borraba las profundidades del agujero.
Adjunta al borde de la entrada había una escalera de madera, y podían
decir que descendía profundamente en la recámara. Eso significaba que la
habitación era lo suficientemente grande para que entrara una persona.
Los dos se miraron durante unos segundos.
“B-Bien, ¿Qué tal esto?”, dijo Shuno, levantando un dedo. “Voy
primero y lo compruebo. Si no hay ningún problema, te llamaré”.
“¿Estás seguro de que estás de acuerdo con eso?”.
“Por supuesto. ¿Quién crees que soy? En momentos como este, la
persona más experimentada debería ir primero, ¿No es verdad?”.
“Eso no es lo que quise decir”.
“¿Eh?”.

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“¿Qué hacemos si hay un problema ahí abajo?”.
“Oh… C-Cierto, uh…”. Shuno hizo una leve mueca. “E-Está bien, si no
escuchas mi voz… primero vuelve a poner la cubierta, luego ve y busca
ayuda. ¿Qué tal eso?”.
“Bien... Está bien. No te resbales”.
“P-Para. Quiero decir, ¡No es que realmente me esté molestando! Muy
bien, aquí voy. No es que esto vaya a convertirse en un gran problema o algo
así, ja-ja-ja…”.
Shuno puso un pie en la escalera con una risa vacía. Descendió con
destreza, con el candelabro todavía en la mano. Ix observó desde arriba.
“Urgh, hace tanto frío aquí abajo, Ix…”, dijo la voz tranquila de Shuno.
“Si es demasiado, simplemente vuelve”.
“Eh, ¿Qué dijiste? Habla alto”.
“......”.
“Oh, aquí está el suelo. ¡Oyeeee, llegué al fondo!”.
La voz de Shuno resonó desde el agujero, pero Ix solo pudo ver un
tenue resplandor naranja de la vela en medio de la oscuridad. No podía
distinguir ni la cara de Shuno ni nada a su alrededor. Sin embargo, no
parecía tan profundo como habían pensado. Probablemente podrías saltar
por la entrada y aterrizar sin lastimarte.
“Whoa, es más grande de lo que esperaba. Pero sí parece que se usa
para almacenamiento. Voy a asegurarme”, dijo Shuno.
La luz desapareció de la vista de Ix por un momento. Shuno debió
haberse movido más adentro de la habitación. Regresó rápidamente y llamó,
“¡No hay problema!”.
Ix descendió la escalera tal como lo había hecho Shuno. En contraste
con cuando había estado mirando el sótano desde arriba, la oscuridad del

P. 137
agujero hacía que pareciera que la escalera se prolongaba para siempre. Ix
tuvo la impresión de que descendía al vientre de una enorme criatura.
La habitación subterránea era más grande de lo esperado, pero solo era
del tamaño de una de las celdas del monasterio. Todo lo que contenía eran
dos filas de estantes repletos de alimentos en conserva. Ni siquiera un
fantasma podría esconderse en una habitación como esta.
“Apuesto a que almacenan esta comida para cuando haya tormentas
de nieve, como ahora”, reflexionó Shuno. “Hmm, me sorprende lo limpio
que está. Ni siquiera hay polvo en el suelo. Es bastante interesante. Con el
frío que hace... Me pregunto si fue construido para ser así o es solo porque
es invierno. ¿O tal vez ambos?”.
“Volvamos pronto. Parecemos ladrones”, dijo Ix, de pie justo al lado
de la escalera.
“¿Hmm? ¿Ladrones?”. Shuno se giró hacia él para preguntarle a qué
se refería, pero dejó de moverse en el momento en que se giró hacia él. “Ix,
tu...”.
Shuno lo señaló. Ix siguió su dedo y también se congeló por un
momento.
La flama de la vela que sostenía parpadeaba ligeramente.
Si no hubieran venido de noche y si no hubieran estado juntos, nunca
lo habrían notado.
Si vinieras aquí durante el día, no tendrías que molestarte en traer una
luz contigo. La luz del sol desde arriba sería suficiente para ver. Y si entraras
de noche, pero solo, no inspeccionarías a fondo la flama en tus propias
manos.
Pero en este momento, el fuego de la vela de Ix estaba parpadeando, a
pesar de que no estaba moviendo un músculo. ¿De dónde venía la corriente?

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Ix buscó cuidadosamente el área con su vela y concluyó que el aire
soplaba desde abajo. Acercó su rostro al suelo y de hecho sintió una brisa
ligeramente fría rozar su mejilla.
El piso de esta habitación estaba compuesto por tablones de madera.
Ix decidió probar la resistencia de las tablas tirando de una donde la brisa
era más fuerte. Cedió fácilmente.
“Uhhh... Entonces, ¿Qué significa esto?”, murmuró Shuno.
“Creo que tenemos un ganador”, dijo Ix, aunque todavía estaba medio
aturdido por este giro de los acontecimientos.
Debajo de los tablones había un espacio lo suficientemente grande para
que una persona se parara y caminase.
Ix se asomó y se dio cuenta de que se extendía una distancia
considerable por la misma longitud exacta en todas las direcciones. No había
forma de que fuera una cueva natural.
Era un pasaje construido deliberadamente. Un túnel que conectaba el
monasterio con algún otro lugar.
Ix saltó y sintió una corriente aún más fuerte. Era un espacio bastante
grande.
“¿O-Qye, Ix?”. Shuno colocó sus manos en el suelo y lo miró.
“¿Qué ocurre?”.
“‘¿Qué ocurre?’... ¡No te zambullas sin decir nada primero! Me
asustaste…”, murmuró Shuno mientras saltaba también. “¿Ahora qué?
¿Vamos a explorar?”.
“¿Eh?”.
“Quiero decir, vamos a hurgar un poco, ¿No? Después de todo,
encontramos este lugar. ¿No fue por eso que bajaste?”.
“No, realmente no tenía eso en mente. ¿Quieres comprobarlo,
Shuno?”.

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“Uh, bueno, yo, uh... Sí, sí, quiero comprobarlo”. Shuno hinchó el
pecho. “Siempre quise hacer este tipo de cosas. Aventuras y lo que sea. Es
emocionante, ¿No? Dudo que los monjes siquiera sepan acerca de este
lugar”.
“Lo dudo. Podríamos meternos en problemas si nos atrapan. Tal vez
incluso ser expulsados”.
“Está bien, está bien. Lo checaremos un poco y luego volveremos. Es
medianoche, así que no tenemos nada de qué preocuparnos si volvemos a
mitad de camino”.
“Pero...”.
“¿Qué pasa, Ix? ¿Tienes miedo?”.
“No tengo miedo”.
“¡Eso significa que estás de acuerdo conmigo, entonces! ¡Vamos! Ah,
cerremos el agujero en el techo y pongamos una marca para que lo
recordemos. Sopla tu vela también. Si parece que mi vela se está agotando,
entonces encenderé la tuya y cambiaremos a esa”.
Shuno terminó con eso, sin dejar espacio para la discusión, e Ix
simplemente le siguió la corriente.
Aunque para ser honesto, él mismo estaba genuinamente curioso. Por
eso había saltado antes que Shuno.
Como se podría esperar, lo que habían escuchado de Beter estaba en el
fondo de la mente de Ix, la historia de una habitación debajo de la Capilla y
la desaparición de Rednoff. Seguramente Shuno estaba pensando en lo
mismo.
Pero había una preocupación que Ix no le había comunicado al otro
aprendiz: ¿Por qué estaba limpio este espacio subterráneo?
Obviamente, los trabajadores monjes deben haber ordenado el sótano
todos los días, pero ¿realmente se aventuraban a bajar a este lugar

P. 140
increíblemente inconveniente? Era extraño que no hubiera polvo por
ninguna parte.
Sin embargo, sería una historia diferente si alguien hubiera estado
yendo y viniendo por aquí recientemente. Si alguien levantara esa tabla del
piso, solo una parte del polvo caería en el agujero. El resto se repartiría por
la zona. Debe haberlo limpiado para evitar ser descubierto...
Eso es lo que Ix imaginó de todos modos, pero sacudió la cabeza y
decidió que estaba pensando demasiado en las cosas.
Shuno se había adelantado, pero se había detenido para llamarlo con
la mano.
“Oyeee, Ix. ¿Qué pasa? Puedes esconderte detrás de mí si tienes miedo.
Soy tu superior, después de todo”.
Ix rápidamente le alcanzó en lugar de responder. No fue porque
tuviera miedo; si se separaba, no tendría luz.

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Capítulo 3. O fríamente pacífico

El oscuro pasaje parecía continuar para siempre. No se desviaba hacia arriba


o hacia abajo; simplemente continuaba adelante. Aunque era un alivio saber
que no tenían que preocuparse por perderse, tampoco había nada que
sugiriera que debían regresar. Simplemente continuaron caminando
penosamente a través de la oscuridad. Shuno caminó al frente con Ix detrás,
igual que cuando partieron.
Shuno parecía con nervios inicialmente, pero debe haberse aburrido
del lugar después de un tiempo, porque comenzó a conversar con Ix.
“Cierto, trabajaste atendiendo una tienda de varitas... Debe haber sido
difícil”, dijo Shuno con un serio asentimiento después de preguntarle a Ix.
“Se podría decir que naciste para ser un fabricante de varitas. Supongo que
eso es lo opuesto a mí”.
“¿Así que recientemente te convertiste en aprendiz de Marlan?”,
preguntó Ix con sorpresa.
“Bueno, no creo que ‘recientemente’ sea la forma correcta de decirlo...”,
dijo Shuno, dejando muchas cosas sin decir por su vergüenza. “Durante
mucho tiempo, todos pensaron que me haría cargo del negocio familiar. Fui
aprendiz de mi padre. Pero nuestra línea de trabajo no estaba tan bien.
Después de vacilar un poco, de repente me decidí y cambié de carrera a la
fabricación de varitas. Es por eso que noto que mi actitud suele ser un poco
diferente en comparación con las personas que me rodean. Nunca he tenido
esa devoción por las varitas con la que tantos empiezan”.

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Ix apenas podía creer lo que escuchaba. ¿Cómo podría alguien con su
historia convertirse en un artesano tan talentoso? Hasta ahora, Ix había
asumido que Shuno había estado estudiando durante mucho tiempo.
“Entonces... ¿Por qué te convertiste en un fabricante de varitas?”,
preguntó Ix. “Estoy seguro de que había muchas otras opciones”.
“No se debía a nada serio. Supongo que tenía algo como una
rivalidad”.
“¿Rivalidad?”.
“Hombre, este pasaje es tan largo. Sé que fui yo quien sugirió que
viniéramos, pero no puedo creer que nada haya cambiado todavía...”. Shuno
suspiró. “¿A dónde diablos lleva esto?”.
“Estosha, probablemente. Va en la dirección correcta”.
“Uh… Ummm, la cocina mira hacia ese lado, y el edificio mira hacia
ese lado…”, murmuró Shuno mientras se cruzaba de brazos, luego se llevó
una mano a la frente. “Si va directamente a la ciudad, entonces sí, va a estar
bastante lejos”.
“Caminamos esta distancia de ida y vuelta todo el tiempo. Y como es
directo, debería ser un poco más corto. Si hay una salida en el otro extremo,
claro”.
“No digas cosas tan horribles”. Shuno dejó caer sus hombros. “Sabes,
Ix, apuesto a que estabas pensando lo mismo que yo, pero ahora tengo mis
dudas, sinceramente”.
“¿Por qué ahora?”, preguntó Ix con el ceño fruncido.
Si un artesano estuviera encerrado en una habitación subterránea, sería
bastante plausible que escapara a través de un pasaje secreto.
“Solo míralo. No hay forma de que una sola persona pueda cavar un
túnel tan largo por su cuenta. Y llevaría tiempo. Necesitarías una cantidad
significativa de autoridad y dinero para construir esto. Y el hecho de que una
entrada sea del monasterio significa que probablemente alguien con

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influencia en la Iglesia la encargó. No harías todo esto para salvar a un
miserable artesano. Me inclino más a creer que es un pasaje para que el Señor
escape. Esta ciudad está al borde de la frontera del reino. Podría convertirse
en el objetivo de un asedio en cualquier momento”, explicó Shuno como si
nada. “Y lo más importante, ¡Este pasaje es tan aburrido! Simplemente grita
‘Para uso militar’”.
“¿Lo que significaría que el otro extremo culmina en la mansión del
Señor o en los alrededores?”.
“Exactamente. No hay señales de que haya sido usado hasta ahora
tampoco…”, dijo Shuno, sonando aburrido. “Pero hay una cosa que no
entiendo: ¿Cómo cavaron este pasaje?”.
“... Está eso”. Ix asintió.
Ix no lo había notado hasta que Shuno lo señaló, pero tenía razón.
Realmente no sabía cómo haría alguien para hacer un pasaje tan largo y
recto. Se necesitaría una cantidad increíble de trabajo si se hiciera a mano,
pero te imaginas que al menos daría como resultado algunas curvas leves.
Los trabajadores chocaban con rocas y otros obstáculos.
Si bien cavar un túnel perfectamente recto no era físicamente inviable,
te hacía preguntarte por qué se esforzaron por terminar el pasaje.
“¿Qué pasa con la magia? ¿Sería eso posible?”, preguntó Shuno con un
dedo levantado.
“Depende de la época”, respondió Ix. “Si fuese con varitas hechas en
las últimas dos décadas, entonces sí, es concebible. Sin embargo, más atrás
que eso, la eficiencia no sería lo suficientemente buena”.
“Cierto...”.
No había casi nada en el pasillo, salvo algunos trapos y cajas de madera
rotas.

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Pero después de continuar por un rato, se encontraron con una hilera
de toneles de madera de tamaño mediano que recubrían las paredes del
túnel.
Con curiosidad por saber qué había dentro de ellos, la pareja se acercó
para echar un vistazo y descubrió que una de las tapas estaba rota. La caja
se había llenado hasta el borde y una pequeña parte de su contenido se había
derramado.
Ix recogió lo que había caído al suelo y ladeó la cabeza.
“¿Esto es arena?”, preguntó.
No pudo distinguir de qué color era debido a la oscuridad, pero se
sentía exactamente como arena. Estaba húmedo y contenía algunos grumos
endurecidos, pero aún tenía una textura arenosa distintiva.
¿Por qué estaba esto aquí? ¿Y cuánto había? Era un completo misterio.
Pero mientras Ix estaba allí confundido, Shuno llevó un poco de la
sustancia a su nariz para olerla, luego de repente se alejó de los barriles, con
la flama de la vela en su mano vacilando.
“Ooooh... eso me asustó”, dijo Shuno, con su espalda presionada con
fuerza contra la pared opuesta y sosteniendo una mano sobre su corazón.
“¿Huele tan mal?”, preguntó Ix confundido. “¿O es peligroso?”
“Uh, b-bueno, supongo que sí. Aunque, en realidad no. Simplemente
me sorprendió. Vamos, Ix”.
“¿Eh?”.
Para cuando se giró para mirar, Shuno ya lo había dejado atrás y
caminaba adelante. La flama de la vela se desvanecía en la distancia.
“¿Que está pasando?”, preguntó Ix mientras corría para alcanzarle.
“¿No tienes curiosidad, Shuno? ¿Quién pondría esas cosas aquí?”.
“Me imaginaba que seguirías pensando en eso...”, dijo Shuno, su voz
se apagó. “Este lugar está protegido del viento y la lluvia aquí abajo, así que

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apuesto a que algunas personas encontraron el pasaje y comenzaron a vivir
aquí. Aunque está bastante oscuro para eso”.
No había fuentes de luz en el túnel. Solo podían confiar en el brillo de
su vela. Pero tampoco sabían cuándo podría soplar una brisa y apagar la
flama. Si fuera necesario, Shuno podría encender una chispa con magia
básica, pero su entrenamiento como fabricante de varitas no cambiaría el
hecho de que eran principiantes en la magia. El dúo no podía ponerse
demasiado cómodo.
“¿El corazón de la defensa está debajo...?”, comentó Ix, recordando de
repente algo.
“Eh, ¿De qué estás hablando?”, preguntó Shuno, mirando a Ix.
“Es algo que Riess dijo antes, que el corazón de la defensa de Estosha
está abajo. No sé si eso se refería a la habitación debajo de la Capilla o a este
pasaje, pero apuesto a que quien acuñó esa frase lo sabe”.
“Huh... Por cierto, ¿Quién es Riess?”.
“¿Qué?”.
Shuno debería haberla conocido en el monasterio, pero tal vez no le
había preguntado a la chica su nombre.
“Pero, de todos modos, defensa…”, continuó Shuno, claramente más
interesado en el tema de conversación anterior que en Riess. “Si, digamos,
los invasores tomaran la ciudad, la gente de Estosha podría hacer más que
huir con este túnel. También podrían lanzar un contraataque desde aquí.
Alejaría al enemigo si los soldados de Estosha aparecieran de la nada en la
ciudad”.
“¿Estás diciendo que este túnel podría permitir que Estosha se
recupere del saqueo?”.
“Bueno, no estoy seguro... Pero esta es una línea de defensa absurda.
No hay forma de que el trabajo que se dedicó a esto esté justificado”.

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Ix estuvo de acuerdo con eso. No pensó que el pasaje sería tan útil en
la guerra. Shuno probablemente tenía razón cuando especuló que sería una
forma de escapar del Señor. O que fue construido para algún otro
propósito...
Después de seguir adelante por un tiempo, Shuno gritó.
“¡Oh, esa sección es diferente de todas las demás!”.
Examinaron la pared y encontraron que una sección era de un color
diferente al resto. Al principio, Ix pensó que era solo un truco de la luz, pero
luego de una inspección más cercana, se dio cuenta de que realmente era
distinto. De hecho, esto era...
“Una puerta, definitivamente es una puerta”, murmuró Shuno
mientras acercaban la flama.
Ante ellos había una pequeña puerta diseñada para confundirse con la
pared.
Había estrechos listones cortados a la altura de los ojos y cerca de sus
pies. Desafortunadamente, estaba completamente oscuro por dentro, por lo
que no podían ver nada.
La entrada no tenía un pomo de la puerta, pero anularía su propósito
si hubiera sido diseñado para ser tirado. Shuno colocó una mano en la
sección de la pared y se balanceó hacia adentro con sorprendente facilidad.
“Oh, está abierto”, dijo, entrando.
Ix supuso que habría una pequeña recámara al otro lado, pero en
realidad era bastante grande. La luz de las velas por sí sola no fue suficiente
para revelar todo el espacio.
“Esto es increíble. ¿Qué es?”, la voz de Shuno hizo eco desde más lejos
en la habitación. Las paredes y el suelo habían sido tallados en piedra. “Entra
aquí, Ix”.
Ix entró y la puerta se cerró sola. Debe haber sido colocada en un
ángulo.

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Una rápida investigación reveló que la recámara tenía forma circular.
No era exactamente enorme, pero era equivalente en tamaño a una
habitación en una mansión elegante.
Sin embargo, no había muchos muebles, solo una pequeña cama y una
mesa, junto con algunas pequeñas cajas de madera pegadas a las paredes.
En realidad... eso no era todo.
En medio de la habitación -en el centro del círculo- había un pilar. La
cosa estaba torcida a pesar de estar hecha de piedra, y tenía una forma
extraña y encorvada. Teniendo en cuenta el tamaño de la habitación, tenía
que estar sosteniendo el techo. O eso pensaron Ix y Shuno al principio.
Pero una vez que se acercaron, vieron que algunas de las piedras del
pilar habían sido descascarilladas para revelar el interior.
Acercaron la luz y miraron adentro.
En el centro de la columna había un tronco largo y delgado muy bien
trabajado.
“¿Eso es...?”, comenzó Shuno, como si no pudiera evitarlo, antes de
callarse.

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“No podemos afirmarlo todavía. No a menos que tomemos
evaluaciones detalladas”, dijo Ix, obligándose a mantener la calma.
“S-Sí, por supuesto…”, Shuno asintió varias veces. “Bien, entonces,
¿Qué hacemos? ¿Regresar al monasterio y… tomar nuestras herramientas?”.
“Sí, hagámoslo”, dijo Ix.
“Pero vamos, eso es lo único que podría ser”.
Ix y Shuno continuaron con este vago ir y venir por un tiempo. Ambos
luchaban por asimilarlo todo. Habían entrado en el pasaje con un rayo de
esperanza, por supuesto, pero no estaban preparados para un
descubrimiento de esta magnitud. Pensaron que solo iban a dar un pequeño
paseo.
Finalmente, llegaron a la conclusión de que deberían regresar al
monasterio por el momento, por lo que se dirigieron hacia la puerta.
Pero Ix se detuvo frente a ella.
“¿Qué ocurre? ¿Quieres revisar un poco más antes de que nos
vayamos?”, preguntó Shuno detrás de él.
“No...”. Sus ojos se desviaron hacia el cielo mientras hablaba. “Tú eres
quien abrió la puerta, ¿Verdad, Shuno?”.
“Sí, fui yo”.
“¿La empujaste para abrirla?”.
“Sí, tienes que empujarla, ya que no hay un picaporte…”, dijo Shuno,
desvaneciéndose.
Hubo un silencio mientras Shuno esperaba que Ix contradijera lo que
decía.
“E-E-Espera, Ix, no puedes estar diciéndome que...”.
Ix dejó escapar un leve suspiro y dijo rotundamente “Sí. Tampoco hay
picaporte en este lado”.

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2

Todo intento de abrir la puerta falló.


Dicho esto, no había tantos métodos para probar en primer lugar. La
entrada estaba completamente al ras con la pared. No había ningún lugar
para agarrarla con los dedos. Incluso cuando intentaron deslizar sus manos
a través de los agujeros en la puerta, sus nudillos no encajaban. Podían hacer
que las puntas de sus dedos se enrollaran hacia el otro lado, pero eso no les
permitía aplicar suficiente fuerza para abrir la puerta.
Ix se preguntó si Shuno podría hacer algo con magia, pero cuando le
preguntó, todo lo que dijo fue “Con lo pesada que es... Uh, no estoy
seguro...”, así que Ix lo dejó allí. Si Shuno se quedara sin maná, ni siquiera
podrían encender la vela.
Lucharon con la puerta durante aproximadamente una hora, pero no
dio señales de moverse. No pudieron encontrar ninguna vía de escape, casi
como si la habitación hubiera sido diseñada para atraparlos.
Al principio, Ix había logrado mantenerse tranquilo, pero cuando se
dio cuenta de que no había salida, un sudor repugnante comenzó a correr
por su frente. Si bien se las arregló para evitar que su pánico se mostrara, eso
se debía principalmente a que Shuno estaba haciendo lo suficiente por los
dos.
“C-C-C-Cálmate, Ix. Todo terminará si perdemos el control. Tenemos
que, tenemos que mantener la calma. Entramos aquí, así que tiene que haber
alguna salida. Y, además, apuesto a que alguien pasará por el corredor
mientras estemos aquí”, dijo Shuno mientras asentía con furia.
“¿Por este túnel?”.
“C-Cállate. ¿Quieres ayudar o no?”.
“Por supuesto que quiero ayudar”.

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“Entonces deja de ser tan pesimista. Solo espera – se me ocurrirá una
manera de sacarnos de aquí…”.
Ix miró a su alrededor. Estaba aún más silencioso aquí abajo que en la
superficie. Se dio cuenta de que todavía llevaba puesto el conjunto con el que
se había ido a dormir. Ni siquiera tenía puesto un abrigo.
Y a pesar de que acababa de derribar la esperanza de Shuno de que
alguien viniera a rescatarlos, realmente no tenían otra opción que esperar a
que eso sucediera, ya que no había manera de que ellos mismos abrieran la
puerta. Los monjes se darían cuenta de su desaparición del monasterio por
la mañana. Habían dejado la cubierta de la sala de almacenamiento abierta,
por lo que había una posibilidad de que alguien descubriera el pasaje.
O eso, o existía esa otra posibilidad que se le había ocurrido a Ix cuando
él y Shuno entraron por primera vez – que alguien había usado el pasaje
recientemente. Era su única otra esperanza, pero no había ninguna garantía
de que esa persona estaría dispuesta a echarles una mano.
De todos modos, necesitaban aceptar que estarían allí por bastante
tiempo. Con eso en mente...
Ix miró a Shuno, que estaba de espaldas a él y con la cabeza entre las
manos y dijo “¿Por qué no duermes por ahora?”.
“¿Q-Qué?”. Se giró hacia Ix. “¿Qué estás diciendo? ¿¡Cómo podría
relajarme lo suficiente como para dormir en una situación como esta!?”.
“Lo que más queremos evitar en este momento es desgastarnos”, dijo
Ix, bajando la voz. “Como notamos anteriormente, hay objetos extraños en
el pasaje y señales de que alguien los usó. Obviamente, lo mejor sería
formular una forma de abrir la puerta, pero ahora mismo, todo lo que
podemos hacer es esperar a alguien. Nuestra mejor opción es turnarnos para
dormir mientras pasamos el tiempo”.
“Supongo que sí... Pero si ese es el caso, deberías descansar tú
primero”.

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“No, tu primero”. Ix negó con la cabeza. “Eres el único que puede usar
magia. No sé para qué podríamos usarla, pero necesitamos tenerte con toda
tu fuerza por si acaso”.
“Uh... Está bien. No es que pueda dormir en una situación como
esta…”.
Shuno se tambaleó inestablemente hacia la cama en la habitación y se
acostó.
Ix se sentó en el suelo, se apoyó contra la puerta y se llevó las rodillas
al pecho.
Apagó la flama del candelero, ahora bastante pequeño, y la habitación
se sumió en la oscuridad.
No importaba si abría los ojos o los cerraba, todo lo que podía ver era
un mundo negro.
Se dio cuenta de que el mundo de arriba era blanco y el mundo de
abajo era negro.
“Oye, Ix”, llegó la voz de Shuno desde la oscuridad. “De hecho…
estaba planeando abrir una tienda en esta ciudad. Mi maestro me presentó a
una vieja tienda. Entonces, una vez que termine este trabajo y sepa mi
calificación de artesano, deberías venir también”.
“Sí, vendré a visitarte si tengo la oportunidad”.
“Eso no es lo que quiero decir. Te invito a trabajar conmigo. No
deberías dejar que un talento como el tuyo se desperdicie trabajando como
aprendiz”.
“¿Juntos?”. Ix levantó la cabeza y parpadeó. “... Pero el solo hecho de
estar empleado en tu tienda no garantizaría que pueda convertirme en un
artesano”.
“Eso es cierto, pero...”. Shuno murmuró para sí mismos por un
momento, luego dejó escapar un grito de consternación. “Bien. Seré sincero
contigo. Quiero colaborar contigo. ¿No sientes lo mismo?”.

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“…”.
“... Bueno. Bueno, piénsalo un poco, ¿Quieres?”.
Ix escuchó a Shuno darse la vuelta y respondió en voz baja “Está bien”.
Tal vez como consecuencia de haber estado tanto tiempo nervioso, el
sonido de los ronquidos no tardó en salir de la cama. Ahora que lo pensaba,
Ix se dio cuenta de que habían dejado el monasterio en la oscuridad de la
noche. El sueño lo golpeó de repente, como si acabara de recordar sentirlo.
¿Qué hora era de todos modos?
Sintió que habían pasado un tiempo increíblemente largo aquí, pero
suponiendo que estuvieran debajo de Estosha, su caminata hasta aquí no
podría haber tomado mucho tiempo. Agregándole eso al tiempo que
pasaron en pánico significaría que todavía era la mitad de la noche.
Ix dejó escapar un profundo suspiro.
Los dos habían decidido juntos ir al sótano y explorar el pasaje. Pero
claramente fue culpa suya que quedaran atrapados aquí.
Debería haberse quedado afuera cuando Shuno entró. O realmente
debería haber descubierto cómo funcionaba la puerta en el momento en el
que notó que no había picaporte. Pero en cambio, había entrado sin pensar...
Imbécil no era una palabra lo suficientemente fuerte para describirlo.
Y, aunque sería perfectamente natural insultar a Ix por lo que había
hecho, Shuno nunca hizo nada de eso. De hecho, Shuno llegó a decir que
encontrarían una salida. De alguna manera, parecía pensar que todo esto era
su culpa.
Ix pensó en lo que sucedería si no pudieran salir. No importaba lo que
le pasara, pero Shuno iba a ser absolutamente un artesano algún día. ¿Cómo
podría disculparse con Shuno?
“¿Qué estás haciendo?”.
Ix de repente pensó que podía escuchar la voz de alguien.

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Saltó de la sorpresa y se dio la vuelta para mirar hacia la puerta.
“Justo ahora...”, dijo con voz ronca.
“¿Ix?”. respondió la voz de una joven.
“Conozco esa voz... ¿Riess?”.
“Correcto”, respondió su voz alegre, inadecuada para la situación. Ix
podía ver la luz parpadeante de su lámpara a través del agujero en la puerta.
“No puedo creer que nos encontraríamos en un lugar como este. Estoy un
poco decepcionada, ya que no parece que vinieras a verme. Pero, aun así,
estoy feliz. No te he visto en tanto tiempo”.
Ix no dijo nada durante un rato, solo preguntándose de qué diablos
estaba hablando.
“... ¿Conoces la historia del fantasma?”, finalmente preguntó después
de un momento de confusión. Por alguna razón, de repente sospechó que la
propia Riess era el espectro.
Obviamente, estaba consciente de que esta era una idea ridícula para
considerar, pero luego de considerarlo más a fondo, no pudo evitar sentir
que todo tenía sentido. La conmoción sobre el fantasma en el monasterio
había ocurrido el día que Riess lo visitó. ¿No había almorzado ese día ella?
Y había algunas otras cosas extrañas. Sabía quién era Ix desde el
momento en que puso un pie en la ciudad. Parecía extrañamente amistosa
con él y mostraba una amplitud de conocimientos que no esperaría de una
niña. También era extraño cómo aparecía de la nada solo para desaparecer
de la misma manera. Ahora incluso se había manifestado en este pasaje
subterráneo secreto. Y Shuno no parecía saber nada sobre ella.
“Por supuesto que sí”, respondió Riess.
“... Riess, ¿Qué estás haciendo aquí en un momento como este?”.
“Dando un paseo”.
“¿Eh?”.

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“Hace frío y es peligroso afuera. Aquí abajo, no hay nieve en el suelo,
y nadie me encontrará y me regañará”, dijo con una risa amarga. “Ah, pero
me encontraste. ¿Puedes mantenerlo en secreto? A cambio, te contaré sobre
el fantasma”.
Ix se sorprendió, incapaz de presionarla más sobre el tema.
“... De acuerdo”, dijo él.
“Es una historia famosa en esta ciudad. Es una historia que todos han
escuchado al menos una vez, pero nadie cuenta”.
“¿Nadie la cuenta?”.
“Sí”, murmuró Riess. Luego, como si leyera un libro en voz alta, dijo
“Hace mucho, mucho tiempo, había una pareja que deseaba
desesperadamente un hijo, pero nunca fueron bendecidos con uno, sin
importar lo que hicieron. Sin otras opciones, nombraron a una muñeca
tallada en madera y la adoraron como si fuera suya. Pero entonces, un día,
se encontraron con un dragón. El dragón sentía curiosidad por la pareja que
trataba a esta muñeca como si fuera su descendencia. Y la pareja le pidió un
favor al dragón. ‘¿Poder tener descendencia, me pides? No, eso no’. Le
pidieron al dragón que le diera vida a la muñeca. Como se le pidió, el dragón
le dio vida. Se movió. Pero la pareja había cometido un error”.
Ix escuchó en silencio la narración fluida de Riess.
“Fue un solo error. Habían pedido la vida; no habían pedido un alma.
Sin alma, la muñeca no tenía adónde ir una vez que su cuerpo se pudriera.
Ahora, deambula por la ciudad, como lo hará por toda la eternidad. Es por
eso que la gente escucha cosas a veces – es el fantasma que llora en
lamento...”. La voz de Riess se quedó ahí. “Pero esta historia también es un
secreto que no sale de este lugar. No puedes decírselo accidentalmente a las
personas del monasterio que pertenecen a la Iglesia. Porque solo Dios puede
dar vida”.
Una vez que ella terminó de hablar, el aullido del viento por el pasillo
pareció volverse más fuerte.

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Ix no pudo evitar pensar en lo extraña que era la historia, porque tenía
una conexión con los dragones. Ni siquiera los había estado buscando, pero
aun así se encontraba con sus huellas, incluso aquí...
Antes de que pudiera decir algo, la voz de Riess llegó desde el otro
lado de la puerta nuevamente.
“Pero, ¿Cómo encontraste este lugar? La entrada del lado del
monasterio está bastante bien escondida”.
“¿Es este lugar... el corazón de la defensa que mencionaste antes?”,
preguntó Ix, siendo arrastrado por lo que había dicho. “Parece que podrías
usarlo para escapar de la ciudad si se tratara de eso...”.
“Lo importante es que te hace pensar que hay algo aquí”, dijo Riess,
como si estuviera dándole una explicación a un niño pequeño. “Los secretos
siempre salen a la luz. Para evitar eso, tienes que envenenar el secreto. No
importa si este pasaje te da la impresión de que hicieron una ruta de escape
o te hace especular que construyeron un sistema de defensa; ambos te atraen.
Es por eso que pusieron una trampa aquí.
“¿Una trampa? No vi nada de eso”.
“Por supuesto que creerías eso. No sabrías mucho sobre eso”.
“¿Cómo sabes acerca de este lugar, Riess? Estás hablando como si
estuvieras bien informada”.
“Porque he ido al monasterio muchas veces como asistente”,
respondió sin rodeos. “No hay nada allí, así que es aburrido. A veces, juego
al escondite sola allí. Aunque no llegué aquí desde el monasterio hoy”.
“Hay otra entrada, ¿Verdad? ¿Dónde está?”.
“Siempre estás lleno de preguntas”, dijo Riess con una risita.
“... ¿Por qué no has estado en el monasterio por un tiempo?”.

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“No hagas preguntas groseras”. Ahora sonaba como si estuviera
haciendo pucheros. “Incluso los niños tienen cosas que hacer. No puedo ir
allí todos los días. ¿Cómo va todo allí de todos modos?”.
“¿Quieres decir conmigo? ¿O Coaku?”.
“Coaku, por supuesto. Soy su asistente”.
“Es malo decir esto, pero honestamente no tengo idea de por qué se
molesta en venir”, dijo Ix con franqueza. “Simplemente se sienta frente a la
chimenea durmiendo todo el tiempo. Nunca nos ha dado consejos ni nos ha
corregido. ¿Sabía el monasterio que él es así y lo invitó de todos modos?”.
“¿En verdad? Eso es raro”.
“¿Qué cosa?”.
“Bueno, escucho a Coaku todos los días, y siempre me cuenta cómo
trabajan tú y Shuno. Dice que ambos serán muy buenos artesanos”.
“... Solo está diciendo lo que se espera que diga”.
“No me parece así”.
“De todos modos, Riess, deja de hablar”, dijo Ix, recordando la
situación en la que se encontraba después de un momento de silencio. “En
este momento, estamos-”.
“Lo sé, no tienes que decirlo. Estás encerrado allí, ¿Verdad?” dijo Riess,
robándole las palabras de su boca.
“S-Sí. ¿Puedes abrir la puerta desde ese lado?”.
“Lo siento, no soy lo suficientemente fuerte. Sin embargo, iré a buscar
ayuda. ¿Puedes quedarte quieto hasta entonces?”.
“Probablemente podamos arreglárnoslas”.
“Bueno. Nos vemos en un momento entonces”.
La luz parpadeó al otro lado de la puerta y escuchó el sonido de suaves
pasos. Pero después de unas pocas pisadas, de repente cesaron.

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“Por cierto, ¿Tienes una respuesta a mi invitación? ¿Lo pensaste?”,
preguntó Riess.
“¿Eh?”. Ix solo pudo soltar un ruido confuso en respuesta a la pregunta
abrupta.
“Ah, lo olvidaste… No digas nada. Te estaré esperando en la Capilla
la noche de la Adoración del Cielo”.
“No, es solo que esto no es-”.
Los pasos se alejaron antes de que Ix pudiera terminar su declaración.
Tras reflexionar más, se dio cuenta de que no la había oído acercarse en
primer lugar.
Por otro lado, parecía que él y Shuno se las arreglarían después de
todo. Ese pensamiento hizo que la tensión se drenara repentinamente del
cuerpo de Ix. Se sentó en el suelo, apoyó la cara entre sus rodillas y dejó
escapar un profundo suspiro.
Después de eso, se quedó dormido. Luego escuchó el sonido claro de
pasos y volvió en sí. Se acercaban dos o tres personas.
En el momento en que Ix se levantó para mirar la puerta, una luz
cegadora brilló en su rostro.
“Ah, es cierto… ¿Estás bien? Voy a abrir la puerta ahora”, dijo un
hombre con expresión preocupada. Su largo cabello estaba recogido detrás
de él. Tenía dos personas con él, una a cada lado. Parecían asistentes de algún
tipo. Llevaban lámparas. “Debería haber otra persona contigo, ¿Correcto?
¿Una mujer?”.
“Ah, está durmiendo en la parte de atrás”, dijo Ix con un asentimiento.
¿Se lo dijo Riess?”.
“¿Mmm? ¿Qué fue eso?”, preguntó el hombre con una inclinación de
cabeza. “No, uno de mis asistentes escuchó voces provenientes del túnel. No
podía creerlo, pero vine a comprobar por si acaso…”.

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Así fue como Ix y Shuno fueron rescatados, pero el hombre no los
castigó en lo absoluto. En realidad, estaba sorprendido por los dos. Y una
vez que supo que ambos eran aprendices de fabricantes de varitas, sonrió.
“No, no creo que realmente haya una necesidad de mantener esto en
secreto. De hecho, es bastante conocido por cualquier persona relacionada
con la Iglesia con una posición de autoridad lo suficientemente
significativa”, dijo el hombre. Caminaron por el pasaje en la misma dirección
en la que Shuno e Ix habían estado viajando originalmente, alejándose del
monasterio. “Aunque no estoy tan seguro de que el monasterio esté muy
contento con la situación, razón por la cual realmente deberían ser
reprendidos, pero… por otra parte, me hace feliz que jóvenes tan entusiastas
encuentren este lugar, incluso si fue por casualidad. Creo que eso es algo que
los jóvenes fabricantes de varitas como ustedes deberían ver”.
“Por ‘eso...’”, dijo Shuno, cuyo rostro había sido de satisfacción
somnolienta hasta hace poco, “¿Te refieres a la habitación debajo de la
Capilla?”.
“Oh, ¿Tú también sabes sobre eso? Parece que estás haciendo un
excelente trabajo en el monasterio”, dijo el hombre mientras los miraba.
“Tienes toda la razón. Esa no es otra cosa más que la varita definitiva dejada
por Rednoff. La Capilla en realidad está allí porque la varita la sostiene”.
“¿En realidad? ¿Cómo se prueba algo así?”.
“¡I-Ix!”, gritó Shuno mientras le tapaban la boca. “¡Eso no es algo que
le digas a la persona que nos salvó!”.
“No, es una pregunta perfectamente razonable”, dijo el hombre con un
fuerte asentimiento. Su largo mechón de cabello se movía hacia arriba y
hacia abajo. “Incluso las personas que han conocido la habitación
subterránea no tenían ninguna certeza sobre si la historia de Rednoff que
habían conocido durante tanto tiempo era real o ficción. Incluso
cuestionaron si realmente era una varita. Pero una vez, un renombrado
fabricante de varitas llegó a la ciudad. Le mostraron la habitación

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subterránea especial y le pidieron que inspeccionara la varita, con la
condición de que se mantuviera en secreto. Y así lo hizo. Aparentemente, le
echó un vistazo y dijo ‘Esta es la varita definitiva’”.
“Eh. ¿Quién era el artesano?”, preguntó Shuno.
“Estoy seguro de que habrás oído el nombre. Era Munzil Alreff”.
“¿Huh...?”. Ix no pudo evitar quedarse boquiabierto.
¿Su maestro realmente había dicho eso...?
“E-Ese sí es un gran nombre...”, dijo Shuno, encogiendo los hombros
cuando fue superado por la conmoción por razones diferentes a las de Ix.
Mientras caminaban hacia adelante, el hombre agregó alegremente “Y
luego, el otro día, descubrí que había artesanos que fueron aprendices del
Maestro Alreff en la ciudad. Les mostré a los dos esa habitación también, y
dijeron que era, sin duda, la varita definitiva”.
“Espera, ¿Eran dos?”, dijo Ix de repente en voz alta. “¿Cuáles son sus
nombres?”.
“¿Qué? Oh, probablemente no hayas oído hablar de ellos. Se llaman
Rolphie y Hemsley”.
“¿Ellos también...?”. Ix bajó los ojos y se llevó una mano a la boca. Esos
eran los nombres del tercer y cuarto aprendiz de Munzil.
Ix estaba más sorprendido por lo que habían dicho que por el hecho de
que estaban en Estosha. Más aún que fueran esos dos, de todas las personas.
De todos los aprendices de Munzil, eran los que menos se interesaban en
varitas. ¿De verdad dirían algo así? ¿Algo que normalmente esperarías de
un fabricante de varitas estereotípico?
Ix tomó una bocanada de aire fresco. Miró hacia arriba para encontrar
escaleras un poco más adelante.
Uno de los asistentes se adelantó para abrir la puerta, dejando entrar
una luz cegadora que le picaba los ojos.

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Habían llegado afuera.
En algún momento, la mañana había llegado. La luz dorada se
derramaba sobre los techos de los edificios. El viento se había calmado e Ix
podía ver espirales de nubes en el cielo. Hacía frío afuera y soplaba una brisa
más gélida que la subterránea.
Esta salida no estaba ubicada en los terrenos de un edificio; en cambio,
conducía directamente a la calle. Casas normales se alineaban a ambos lados
de la calle.
“Buen trabajo, han llegado a la salida”, dijo el hombre, dándose la
vuelta desde donde había salido. Su forma estaba oscurecida por la sombra,
a contraluz como estaba. “Les pediré que mantengan esta entrada en secreto.
La Iglesia pretende que es sólo un almacenamiento. Deben estar cansados.
Si lo desean, acompáñenme al edificio en el que vivo. Me gustaría mucho
hablar con ustedes dos”.
Ix estaba tan perdido en sus pensamientos que la invitación ni siquiera
le llegó.
Pero eso era de esperar.
Después de todo, a sus ojos, la “varita definitiva” en esa habitación
subterránea parecía ser nada más que un tronco ordinario.

La ventisca se calmó y la tranquila luz del invierno se derramaba en la


habitación. Nova aún no había llegado.
Desde la mañana, Yuui había pasado el tiempo leyendo. En concreto,
el libro del que le había hablado Gustavus, el de las historias de fantasmas.
Aunque lo había llamado un libro, en realidad no estaba encuadernado, por
lo que en realidad era más como un diario o un conjunto de notas.

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“Es algo que escribió el sacerdote de ese tiempo”, dijo Seyoh la noche
anterior cuando visitó su habitación. Felizmente se lo prestó. El paquete
había sido almacenado encima de un estante, por lo que le tomó un tiempo
encontrarlo.
“Parece bastante viejo...”, comentó Yuui mientras acariciaba la
portada.
“Fue escrito justo después de que se completó la Capilla”. Seyoh juntó
las manos y asintió. “Aunque deberías saber que no es particularmente
interesante. No lo he leído entero”.
“¿Por qué lo tienes?”.
“Hmm... No estoy seguro de que haya alguna razón en particular”, dijo
con una sonrisa incierta. “No es útil, pero dudo en tirarlo. Es esencialmente
el resultado de dos conocidos que intentan empujarse el uno al otro”.
Yuui se había quedado dormida esa noche, pero rápidamente agarró
el libro al día siguiente, ya que no tenía nada que hacer.
Echó un vistazo al libro y descubrió que el sacerdote había escrito una
introducción: Recientemente, he escuchado varias historias extrañas. Todas se
parecen entre sí, por lo que he decidido registrarlas aquí.
Eso es lo que expresó. A la luz de su posición, el sacerdote debe haberle
dado consejos con frecuencia a la gente del pueblo.
Una vez que Yuui entró en el libro propiamente dicho, encontró una
serie de párrafos cortos y concisos, tal vez un reflejo de la personalidad del
autor. Casi todos estaban escritos como un informe detallado, enumerando
el nombre de la persona, la ocupación y sobre qué buscaban consejo.
Tal como le habían dicho Gustavus y Seyoh, no fue una lectura
entretenida. Las entradas apenas se distinguían.
Por ejemplo:

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Rodak, sastre, mujer, temprano en la mañana. Salió a sacar agua del pozo
donde escuchó a personas hablar. Todas eran voces masculinas. No pudo ver a los
hablantes. Las voces se alejaron.

Ulaft, fabricante de guantes, hombre, por la noche. Escuchó pasos durante una
borrachera con amigos. Salió, pero no vio a nadie. Los pasos continuaron durante
algún tiempo.

Filrin, fabricante de varitas explosivas, hombre. Escuchó la voz de alguien que


conoce que se había mudado a un pueblo cercano. Al anochecer.

Azzie, esposa del carpintero, mujer. Escuchó algo que sonaba como una
multitud de personas pasando por la casa en medio de la noche. Salió con su esposo
a indagar, pero no encontró huellas.

Todas las declaraciones fueron breves como las anteriores. Eran muy
similares, esencialmente solo personas que escuchaban voces o pasos
durante la noche hasta el amanecer. Los registros siguieron y siguieron,
abarcando a docenas de personas.
Era obvio que Seyoh tenía razón, y esto lo escribió alguien hace mucho
tiempo. La edad de las páginas reales lo hacía parecer histórico, pero
también lo ayudaba el uso del vocabulario y la gramática. Era bastante difícil
de leer y, si hubiera estado en cualquier otra situación, también lo habría
tirado a un lado.
Sin embargo, mientras pasaba las páginas distraídamente, finalmente
se encontró completamente absorta.
Esta no era la primera vez que miraba registros de personas normales.
Hubo una vez antes cuando leyó tales relatos diarios, por lo que le recordó
la emoción que sintió entonces.

P. 164
Las personas que producían este tipo de escritos casi siempre
pertenecían a la Iglesia o tenían una posición de autoridad, y su trabajo
generalmente se enfocaba en sus pares. Obviamente, este libro también fue
escrito por un sacerdote, pero el contenido era diferente. Se centró por
completo en las personas que vivían en Estosha. Si bien había muy poca
información en cada pequeña anotación, eso solo hizo que su imaginación
volara, lo cual disfrutó.
Fue solo porque había estado leyendo tan atentamente que se dio
cuenta de algo.
Aquí y allá en el libro había páginas extrañamente gruesas.
Pensando en esto como algo extraño, Yuui examinó de cerca las
páginas desde un lado y vio dos páginas pegadas. No tenía idea de cuánto
tiempo habían estado así, pero un suave tirón le dijo que no se iban a separar
fácilmente.
Sin otra opción, Yuui sacó su varita y lanzó el hechizo más pequeño
que pudo. Este tipo de encantamiento requería un control significativamente
más delicado que lanzar algo poderoso. Al mismo tiempo, rara vez había un
uso para un hechizo tan fino, por lo que la Academia ni siquiera se molestaba
en enseñar este tipo de control mágico.
Yuui lo había leído en un libro y lo usó varias veces para probar los
límites de su varita.
El primer hechizo fue demasiado débil. Sin embargo, el segundo
resultó fructífero después de algunos ajustes. Las esquinas de las páginas se
separaron ligeramente. Se agarró a esa parte y con cuidado separó las
páginas.
Deben haberse pegado debido a la tinta que se usó en ese momento.
No era adecuada para el papel y haría que las páginas se pegaran entre sí si
se presionaban juntas durante un tiempo. Sucedía a veces con libros más
antiguos.

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Los caracteres de una de las páginas que había separado se habían
transferido a la otra, dejándola increíblemente difícil de leer a pesar del estilo
de escritura simple y detallado.
Ahora que se había metido en el ritmo de las cosas, Yuui pudo separar
inmediatamente el siguiente conjunto de páginas atascadas que encontró. El
contenido era exactamente el mismo que el resto del libro. Sonrió
irónicamente al pensar que solo alguien tan aburrido como ella se tomaría la
molestia de separar estas páginas y leerlas.
Pero algo era diferente en la última página del libro.
Esa página también estaba atascada, así que tal como lo había hecho
antes, la separó con magia. Sin embargo, para su sorpresa, encontró un
párrafo largo en lugar de una lista de cuentas detalladas.
Los caracteres de esta página también se habían empobrecido, lo que
dificultaba la lectura más que cualquiera de las anteriores. Yuui dejó de
intentar interpretar las palabras y en su lugar las copió una por una en otra
hoja de papel.
Frunció el ceño mientras miraba el pasaje que había recreado. Parecía
ser una posdata del sacerdote.

Esta es solo un pequeño fragmento de las historias que me han traído


aquellos que buscan consejo.
Lo primero que puedo decir es que es evidente que los fantasmas no
existen. Las Escrituras no hablan de tales cosas. Después de la muerte, el
alma asciende al cielo y se le entrega un destino de vida eterna o muerte
eterna. No hay excepciones. No es posible que un alma permanezca en
nuestro mundo.

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A pesar de saber esto, no refuté la existencia de fantasmas. La razón
por la que no lo hice fue porque hay cosas más sagradas que la honestidad
de un sacerdote, y tenía que proteger su honor.
No fue ninguna sorpresa que los fabricantes de varitas explosivas
estuvieran enojados. La ampliación del túnel no hubiera sido posible si
no hubiera sido por su máximo esfuerzo. Sin su ayuda, no podríamos
haber completado la excavación en tan poco tiempo. Pudimos cumplir con
el excesivo pedido de Su Señoría.
Sin embargo, lo que les esperaba una vez que su trabajo estuviera
completo solo podría llamarse traición.
En el espacio subterráneo en el que tanto habían trabajado, había
una varita mágica.
Me complace que a Su Señoría le apasione tanto la defensa, pero
nunca esperé que fuera tan lejos como para invitar a Rednoff. Incluso yo
he oído historias de ese hombre.
En realidad, sigo siendo escéptico sobre el poder de esas varitas.
Todos los que las han usado cantan sus alabanzas, pero todavía siento que
el poder y la utilidad de las varitas explosivas las superan.
Pero no hay duda de que tanto las varitas explosivas como las varitas
mágicas son sabiduría otorgada por el Señor. No me corresponde a mí
elegir personalmente a cuál apoyar. Sin embargo...
Parece que Rednoff, también, se ha perdido un poco -no,
significativamente- en su vejez. Uno casi podría inclinarse a creer que
quería ser encarcelado en esa habitación subterránea. Personalmente lo
escuché decir “Gracias a Dios, nadie puede molestarme aquí”.
Según las personas que lo vigilan, pasa la mayor parte de sus días
fabricando varitas. Y cuando no está fabricando varitas, está murmurando
tonterías. No habla para sí mismo, sino para con alguien que los
observadores no pueden ver. Casi como si estuviera conversando con un
fantasma...

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También conocí a Rednoff anoche.
Me sonrió y dijo “Yo puedo crear la varita definitiva”.
No puedo determinar si todavía está cuerdo o no. Pero eso no es más
que una trivialidad frente a la ira de los fabricantes de varitas explosivas.
Si vamos a tomar las historias de fantasmas al pie de la letra, entonces ellos
claramente han colocado una trampa dentro del pasaje.
Espero que mis sospechas sobre lo que están tramando no sean más
que un error de percepción por mi parte, pero debemos verificarlo antes
de que nos arrojen a una situación que no se pueda deshacer.
Antes de que todo se derrumbe.

Un golpe en la puerta trajo a Yuui de vuelta a sí misma. La luz que


brillaba a través de la ventana se había desplazado lejos. Había pasado el
mediodía antes de que ella se diera cuenta.
Dejó el libro sobre la mesa y dijo “Entre” hacia la puerta. Nova entró.
No aparecía a menudo a esta hora del día.
“Primero. Han decidido, realizar una cena. Fue una, sugerencia de
Seyoh”, dijo ella. Había venido a informarle a Yuui.
“¿Cena? ¿No una reunión?”.
“No. Todos los participantes de la reunión fueron invitados. Eso te
incluye a ti, por supuesto”.
“¿Pensé que se suponía que estas eran reuniones secretas? Es por eso
que las celebramos en medio de la noche…”.
“Es una cena, y también se invitó a no participantes. Sin embargo, no
son personas del todo, no relacionadas. Esos dos fabricantes de varitas, y
algunos otros, aparentemente”.
“¿Algunos otros?”.

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“Sí. Algunos otros”, dijo Nova secamente. “De todos modos, no mucha
gente se mueve, durante el invierno. La celebración de las reuniones durante
la noche o el día, tiene efectos insignificantes sobre el anonimato de las
mismas. Y la necesidad de usar, lámparas por la noche, hace que la diferencia
no tenga sentido”.
“Tal vez... ¿Cuándo será?”.
“Esta noche”.
“¿Y hace cuánto estaba programada?”.
“Hace cinco días”.
“Ya veo...”. Yuui dejó escapar un pequeño suspiro, pero se había
acostumbrado a este tipo de desarrollo repentino. “Está bien. Asistiré”.
“De acuerdo”. Nova asintió. “También, tengo información, sobre la
investigación”.
“¿Eh? ¿Qué investigación?”.
“Sobre la carta de amenaza del otro día, así como del ataque contra ti”,
dijo Nova sin emoción. “Primero, no creo que, tuvo algo que ver con las
fuerzas del Viejo Orden”.
“¿Cómo puedes estar segura?”.
“Investigué”.
“¿Cómo?”.
“Hablé con miembros, del Viejo Orden”.
Yuui esperó más explicaciones, pero Nova no dio ninguna. Parecía
pensar que esta era una explicación suficiente. Yuui decidió simplemente
interpretar eso como que Nova le estaba haciendo un favor a Yuui en su
ausencia.
“Ummm...”. Yuui se recompuso y preguntó “Dijiste ‘Primero’. ¿Qué
más tienes que informar?”.

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“Sí. Hay algunos entre los participantes, que expresan sospechas de
que es un acto, que es demasiado conveniente”.
“Un acto... ¿De quién?”.
“Seyoh”.
“¿Qué?”. Yuui estaba decepcionada.
“Le contó a los demás sobre la carta de amenaza. Parecen creer, que en
realidad no existe, que tendría sentido si fuera un engaño que inventó”.
“Esa es una conjetura sin fundamento. ¿Qué podría ganar haciendo
eso?”.
“Yuui, ¿No sospechaste, de alguien interno?”.
“Uh, bueno... Sí, lo hice. Solo creo que Seyoh no tiene muchos motivos.
¿Realmente intentaría destruir las reuniones en las que ha trabajado tan
duro?”.
“Están diciendo que en realidad es lo contrario, es para avanzar, en las
reuniones”, respondió Nova en voz baja, cautelosa de quién podría estar
afuera de la puerta. “Hacer que los participantes, se sientan amenazados,
para encender fuego bajo los debates. Dicen, que su entusiasmo fue
demasiado lejos”.
“Eh... Entonces probablemente lo interrogarán en la cena”.
“A mí me parece, que el mismo Seyoh apunta a eso”, dijo Nova con
una inclinación de cabeza. “Está creando una situación, en la que puede
defenderse, ya que las reuniones no se realizarán mientras haya sospechas”.
Yuui asintió mientras escuchaba, aunque todavía sentía que algo de lo
que Nova había descrito no cuadraba.
“Pero si la carta de amenaza fue el resultado del exceso de celo de
Seyoh, entonces eso no explica el ataque contra mí. ¿O sospechan que estoy
colaborando con él?”, preguntó Yuui.

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“Dicen que Seyoh, lanzó un ataque fingido. Él está cerca del lugar, y
no hay nadie más que pueda apuntarte con precisión”.
“¿Cuál era su objetivo entonces?”.
“Has llamado la atención de todos. Todos se unirían si estuvieras en
peligro”.
“Eso parece una exageración”.
No sabía quién había afirmado eso, pero dudaba que incluso ellos
creyeran las ideas que estaban presentando. Estos monótonos días de
invierno estaban amplificando sus inútiles imaginaciones.
Con una sonrisa condescendiente, preguntó “¿Y quién fue
exactamente el que dijo estas cosas?”.
“Rolphie”.
“¿Eh?”.
“O, tal vez, fue Hemsley. Pero no parece el tipo de persona, que ofrece
información”.
“Uh, no, eso no era lo que me preocupaba...”.
Yuui acababa de ser tomada por sorpresa al escuchar el inesperado
nombre.
Empezó a preguntarse por qué alguien que ni siquiera había asistido a
las reuniones estaba diciendo eso, pero rápidamente se detuvo. Sabía por
experiencia que no tenía sentido especular sobre el comportamiento de los
aprendices de Munzil.

Yuui y Nova abandonaron el edificio temporalmente antes de la cena de esa


noche. Hicieron que pareciera que venían de un lugar diferente, al igual que

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en todas las reuniones. Aunque Yuui no entendía por qué la farsa era
necesaria en este punto.
Esta vez fue diferente porque primero fueron a la mansión de Mellay.
Yuui había invitado a Mellay a caminar con ella y Nova a la cena. Nova había
insistido en que esto sería más seguro. Ella había afirmado que, si bien la
situación sería la misma que cuando fueron atacadas por última vez, sería
más fácil predecir las acciones del enemigo.
“Aunque si no saliera, no necesitaría protección”, dijo Yuui mientras
miraba hacia atrás. “Nadie sospechará si yo soy la primera en llegar de vez
en cuando”.
“¿Lo crees?”. Nova miró a Yuui.
“¿Respondiendo con una pregunta...? Sí, lo creo”.
“La gente tiene, diferentes formas de pensar”. Nova asintió,
inexpresiva. “Te sentirás mejor si sales de vez en cuando”.
“¿Qué?”.
Yuui giró la cabeza hacia atrás, sintiendo que esa última declaración
había salido de la nada. Sí, puede ser más saludable para ella salir que
quedarse encerrada en su habitación todo el tiempo, pero no era algo que
pudiera hacer dada su posición.
Yuui decidió que debía haber sido una de las raras bromas de Nova.
No había forma de que la farsa que habían estado representando todo este
tiempo hubiera sido por la salud mental de Yuui.
Llegaron a la mansión de Mellay y la anciana salió inmediatamente. Su
asistente habitual estaba detrás de ella.
“Gracias por venir, Minaha”, dijo Mellay mientras bajaba los escalones
de la entrada, extendiendo una mano en dirección a Yuui.
“Veo que Rolphie y Hemsley no están presentes hoy”, respondió Yuui
mientras tomaba su mano.

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“Solo fueron mis invitados esa vez. Estoy segura de que ya se dirigen
al lugar de reunión”.
Las dos caminaron lentamente por las calles cubiertas de nieve, sin
mencionar a los dos fabricantes de varitas con sospechas sobre Seyoh. Eran
cuatro personas en total, incluidos las dos asistentes que caminaban detrás
de ellas.
Había otras personas por aquí y allá, tal vez porque la ventisca había
cesado y hacía ahora un clima templado. Los ciudadanos no parecían tener
ningún destino particular en mente; en cambio, parecían estar tomando un
poco de aire fresco. Cada uno de ellos estaba disfrutando de la paz y
tranquilidad momentánea a su manera. El sol de la tarde era cálido y la nieve
de las carreteras parecía estar derritiéndose.
“Parece que hablas con Seyoh a menudo”, dijo Mellay, como si la idea
se le hubiera ocurrido de repente. “También desearía tener la oportunidad
de hacer eso”.
“Él me está cuidando, en cierto sentido. Naturalmente, tenemos
muchas oportunidades para hablar”, respondió Yuui. “Y nuestras
discusiones rara vez tienen algún interés. Principalmente temas
administrativos”.
“Oh... Eso no es exactamente lo que he escuchado”.
“¿Y qué es lo que has oído?”, preguntó Yuui con una leve sonrisa,
interesada.
“Por ejemplo, que una vez dijiste que la fe no es académica”.
Yuui se sorprendió al escuchar las palabras que había dicho pero
olvidado hasta escucharlas nuevamente. “Eso es... Sí, ciertamente dije eso...”.
“No hay necesidad de estar tan ansiosa. He sospechado que no naciste
en el marayismo. Ese es el valor que aportas, la combinación de la falta de
conocimiento de la fe, junto con la objetividad”. Mellay sonrió. “Y tampoco
tengo intenciones de encontrar fallas en lo que has dicho. Solo siento como

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si estuvieras malinterpretando algo, Minaha. Parece como si tuvieras las
cosas al revés”.
“En otras palabras, ¿Quieres decir que la fe es académica?”.
“Eso no sería cambiar el orden. Lo que quiero decir es que los estudios
académicos son una búsqueda religiosa”.
Yuui no pudo evitar fruncir el ceño, pero Mellay no podía ver su rostro
debajo de la capucha. La anciana siguió hablando, con sus palabras sin
interrupciones, ya que no había notado la reacción de Yuui.
“No soy más que una humilde miembro del clero, pero ¿No dirías que
el estudio académico es una actividad humana que intenta descubrir la
estructura y las leyes del mundo?”.
“Así es como se ha conceptualizo, sí”, dijo Yuui asintiendo.
“¿Pero no es eso extraño? ¿Cómo son los académicos capaces de tal
cosa?”.
“No entiendo tu pregunta”.
“¿Quién ha garantizado que el mundo tenga incluso estructuras y
leyes?”
“…”.
“Incluso la idea de que el mundo ha establecido reglas se basa en la
creencia de que alguien -en otras palabras, un creador, un dios-, hizo el
mundo. ¿No estás de acuerdo?”.
“No... No requerimos una garantía”, respondió Yuui. “Tanto la
estructura como las leyes se descubren naturalmente a través de una serie de
observaciones objetivas. Esa es la base de la academia”.
“Entonces, ¿Por qué la gente realiza esas observaciones? ¿No lo hacen
porque creen que el mundo tiene estructuras y leyes?”, dijo Mellay
lentamente. “O, si descubren una ley a través de sus observaciones, ¿Qué les

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permite estar seguros de ella? ¿Los académicos no consideran ni siquiera un
poco la posibilidad de que todo haya sido una gran coincidencia?”.
“... No estoy segura de si entiendo lo que quieres decir”.
“Es exactamente por eso que la teología es la base de todas las demás
disciplinas académicas. No es una cuestión de cuál está por encima de la
otra. A veces, llegamos a comprender mejor las Escrituras gracias al avance
de los estudios académicos”. Mellay se detuvo un momento y luego dijo
“Pero es por eso que siento que todos los académicos tienen una fe profunda
en sus corazones. Esa fe es quizás más genuina que la de personas como yo.
Es un impulso para alcanzar una verdad absoluta, como mirar al cielo las
estrellas que nunca alcanzarás y rezar...”.
La palabra “genuina” resonó en la mente de Yuui, mientras pensaba
que lo que dijo Mellay era interesante.
En el momento en el que escuchó esa palabra, sus pensamientos no se
dirigieron a sacerdotes o académicos. Pensó en algunos fabricantes de
varitas que conocía.
No hacían varitas para cumplir sus propios deseos o incluso como un
servicio a sus clientes. Confeccionaban varitas por el mero hecho de hacerlas.
¿Las estrellas seguían siendo las mismas hacia donde miraban...?
De repente, Yuui se dio cuenta de cómo podías convertir a los
fabricantes de varitas en miembros del clero como Mellay habló antes. Puede
que se reduzca a las similitudes entre los dos.
Los fabricantes de varitas normalmente estaban sujetos a las estrictas
regulaciones del Gremio, y vivían vidas similares a las de los sacerdotes o
monjes. Lo que significaba que, por fuera, cumplían los requisitos para ser
clérigos. El problema eran los requisitos en el interior, que eran
esencialmente una prueba de que todos los fabricantes de varitas tenían una
fe devota en Dios. Eso tampoco era tan difícil.

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Todo lo que tenías que hacer era crear una interpretación en la que la
“varita ideal” que perseguían los fabricantes de varitas y “Dios” fueran lo
mismo. O simplemente podrías argumentar que el “tercer brazo” que
aparece en las Escrituras es Dios diciéndole a la Iglesia de Maray que arregle
las cosas con bastante claridad. Eso sería todo lo que necesitaría la Iglesia
para absorber a los artesanos.
Una vez que Yuui se dio cuenta de eso, se le puso la piel de gallina.
Sintió que había tocado el borde de por qué el marayismo era tan
seguido y por qué la Iglesia invadió un país tras otro.
Fue porque se tragaban todo.
Por ejemplo, si saliera a la luz algún nuevo descubrimiento que creara
una inconsistencia con las Escrituras, no refutarían ni las Escrituras ni el
conocimiento. En cambio, celebrarían una reunión, como ahora. Allí,
tratarían las Escrituras como una verdad absoluta mientras ajustaban la
interpretación de las mismas para ajustarse a los tiempos.
Lo mismo estaba sucediendo ahora. No había resistencia a que la
Iglesia trajera fabricantes de varitas mágicas al clero. Y si fuera necesario,
ellos “interpretarían” las Escrituras a través de la lógica y la razón. Así
operaba históricamente la Iglesia de Maray.
Y entonces..., pensó Yuui, bajando la mirada.
Incluso tu habilidad para mirar las estrellas se atribuiría a la existencia
de Dios.
Creían en una verdad absoluta e inmutable. Estaban convencidos de
que algún día podrían conectar todo en uno porque el mundo había sido
creado por un solo dios. Estaban tratando de absorber todo en el mundo,
junto con la certidumbre.
Esa era la verdadera fuerza del marayismo. Los Lukuttanos eran
completamente diferentes. Nunca podrías llegar a esas mismas conclusiones
en la fe de la tierra natal de Yuui.

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Y no había bases ideológicas más sólidas en la lucha por la supremacía
nacional. Las personas que no seguían el marayismo eran solo personas de
quienes compadecerse. Los marayistas no dudaron en invadirlas y
adoctrinarlas.
Llegaron al lugar de la cena mientras Yuui aún estaba pensando,
aunque resultó que se llevaría a cabo en el mismo edificio en el que se
llevaban a cabo todas las demás reuniones. El mismo edificio y la misma
habitación. La única diferencia era la luz que había afuera y la disposición
de los muebles.

Había una única mesa larga en el centro de la habitación con sillas a ambos
lados. Frente a cada silla había platos y cubiertos. Los participantes ya se
estaban reuniendo allí, y una charla tranquila brotaba aquí y allá.
Ix y Shuno fueron conducidos a los asientos al final de la mesa. En
términos del orden, eso significaba que estaban sentados en los lugares
reservados para los asistentes menos importantes, pero eso no era con lo que
tenían problemas.
“¡Espera, espera, espera un segundo!”, dijo Shuno con un grito
ahogado, una hazaña de no poca habilidad. Aun así, se sentó junto a Ix y
acercó su rostro al suyo. “¿Que está pasando aquí? ¿Cuántas personas
asistirán a esta comida?”.
“Uh...”, dijo Ix mientras miraba hacia abajo de la mesa.
“¡No te estoy diciendo que los cuentes!”, Shuno agarró la cara de Ix y
la volvió hacia sí. “¿No dijo ese tipo Seyoh que nos estaba invitando aquí
esta noche porque quería hablar un poco con nosotros? ¿Cómo se convirtió
eso en este evento gigante?”.

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“Nunca dijo que éramos los únicos invitados”, respondió Ix, sin
cambiar su expresión.
“¿Y quiénes son todas estas personas de todos modos? Hombre,
estamos totalmente en el lugar equivocado...”.
Shuno dejó caer su cabeza entre sus manos, que en realidad era lo que
los hacía sobresalir aún más. Varias personas ya los estaban mirando.
Algunos los miraban con sospecha, casi preguntando por qué estaban
sentados allí. Incluso los dos aprendices no sabían por qué estaban aquí, por
lo que los otros invitados deben haber estado aún más confundidos.
“Maldita sea, pensé que solo íbamos a cenar…”. Shuno miró a lo lejos,
con sus ojos llenos de resentimiento.
En diagonal con respecto a ellos, en el otro extremo de la mesa, estaba
sentado Seyoh, la persona que los había invitado. No hizo ningún
movimiento para presentarles a los dos a nadie. En cambio, simplemente
conversaba con una sonrisa en su rostro con los invitados cercanos.
Sin embargo, en el momento en el que Ix entró en la habitación, su
atención se centró en otra persona. Estaba sentada frente a Seyoh, lo que
significaba que estaba en el mismo lado de la mesa que Ix y Shuno, solo que
con varios invitados en medio.
Era la única persona en la habitación cuyo rostro estaba oculto, pero
ninguna de las otras personas en la habitación parecía cuestionar esto. Era
extraño que alguien usara su abrigo adentro y parecía ser una persona
bastante pequeña.
Ix pensó que podría ser alguien a quien conocía bien, pero los otros
invitados estaban en el camino, por lo que no tenía forma de confirmarlo.
“De todos modos, creo que nuestra única opción es quedarnos lo más
callados posible y tratar de no llamar la atención”, dijo Ix.
“Estoy contigo en eso. No destaques, quédate callado todo el tiempo”.
Shuno asintió.

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Pero en el momento en que decidieron eso, su suerte pareció empeorar
cuando dos personas mucho más llamativas entraron en la habitación.
“¡Ja-ja-ja, estoy aquí!”, vino un grito junto con el sonido de la puerta
abriéndose con fuerza.
Todos excepto Ix se volvieron hacia la puerta.
Dos hombres de aspecto muy similar se pararon allí como si miraran a
todos en la habitación. Uno de ellos tenía una sonrisa arrogante plasmada en
su rostro, y el otro fruncía el ceño irritado.
“¡Oh, vamos, no me miren todos a la vez! Haré otra escena más tarde.
¡Solo siéntense y relájense hasta entonces!”, dijo el hombre sonriente, no
perturbado en lo más mínimo por toda la atención. “¡Mi nombre es Rolphie!
Este tipo a mi lado es Hemsley. ¿Han oído hablar de nosotros? Bueno,
incluso si no lo han hecho, no me importa, ¿Saben?”.
Rolphie entró en la habitación, con un brazo alrededor del hombro de
Hemsley.
Pero cuando estaban a punto de pasar por detrás de Ix y Shuno, se
detuvieron. Las manos de Ix automáticamente se apretaron en puños.
“Oye, ¿Este es el imbécil?”, preguntó Rolphie. Ajeno a la reacción de
Ix, colocó una mano sobre su cabeza sin dudarlo y se inclinó para mirarlo.
“¡Whoa, es el imbécil! ¡Oye, Hemsley! ¡El imbécil está aquí! Eres él, ¿verdad?
¿Qué demonios estás haciendo aquí?”.
La única respuesta de Ix fue levantar ligeramente la barbilla.
“¡Ja-ja-ja, tu cara se ve igual que siempre, como si acabaras de regresar
de un funeral! ¿Sigues usando tu ropa de luto? Pero ya sabes, ya que me topé
contigo, debería decirte... ¡Nada! Porque ¿Por qué tendría algo que decirte?
¡Ja-ja-ja!”.
Esta vez, Ix no reaccionó en lo absoluto. Solo dejó escapar un suspiro
lento.

P. 180
“¡Bueno, al menos disfruta de mi increíble figura mientras estás aquí!
¡Hubiera pensado que incluso un imbécil podría hacer eso!”. Rolphie golpeó
ligeramente la cabeza de Ix un par de veces. “¡Hemsley, tú también di algo!”.
“No tengo nada que decir”.
“¡Ah bueno!”.
Luego los dos caminaron pomposamente hacia sus asientos casi
exactamente en el centro de la mesa. Rolphie inmediatamente tomó un
utensilio en su lugar, llamó a un sirviente y le ordenó que hiciera algo.
Todos los demás en la sala quedaron estupefactos por un momento,
pero la charla se reanudó con fuerza animada una vez que Rolphie y
Hemsley se acomodaron en sus asientos.
El tema principal era esos dos, quizás con un poco de Ix incluido.
“Son súper groseros, llamándote imbécil en el momento en el que te
ven”, susurró Shuno con el ceño fruncido. “Anímate, Ix, no eres un tonto”.
“... Teníamos el mismo maestro; son mis superiores”, dijo Ix, logrando
expresar algo.
“¿En serio?”, dijo Shuno, su puño frente a su boca. “Entonces debes
haber... uh... tenido momentos difíciles. Con las cosas”.
“Podría decirse...”.
Ix había oído que estaban en la ciudad, pero no esperaba encontrarse
con ellos tan pronto. Lo único bueno era que no estaban sentados unos al
lado de los otros...
Ix no se llevaba muy bien con esos dos. Bueno, realmente no se llevaba
bien con ninguno de los otros aprendices, pero estos dos eran especiales. Lo
llamaban imbécil cada vez que se encontraban, aunque eso no era todo. En
realidad, era que Ix sentía que eran personas muy diferentes. No podía
entender a los fabricantes de varitas que no tenían interés en las varitas.
Descubrió que rara vez se entendían y prefería simplemente no hablar con
ellos.

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Varias personas más entraron en la sala y tomaron asiento. Algunos
lugares aún estaban desocupados, pero los sirvientes vinieron y retiraron los
platos frente a ellos.
Después de que finalmente llegaron las bebidas, Seyoh se puso de pie.
“Me gustaría agradecerles a todos por responder a mi invitación en tan
poco tiempo”, dijo, recorriendo la habitación con la mirada. “Creo que todos
ustedes pueden adivinar sin mi explicación por qué he decidido celebrar esta
cena. Pero primero, comamos. Los interrogatorios y las acusaciones pueden
venir después”.
Mientras Seyoh hablaba, Rolphie lo miró significativamente. A pesar
de ser el objetivo de esa mirada, Seyoh se sentó, se reclinó en su silla y sonrió
tranquilamente.
La comida fue traída. Cada plato era sencillo pero delicioso, en
contraste con la extravagancia que implicaba la enorme sala. Ni la
agricultura ni la caza eran posibles en este momento debido a la temporada,
por lo que todos los platos utilizaban alimentos en conserva. El cocinero debe
haber sido bastante hábil para lograr sabores tan exquisitos con esas
limitaciones.
La sala estaba llena de una animada charla, aunque casi en su totalidad
eran conversaciones insignificantes. Ix podía intuir por lo que hablaban los
invitados que muchos de ellos eran marayistas. Surgió el tema de la
Adoración del Cielo, aunque no se discutió mucho.
A medida que continuaba la comida, las conversaciones cambiaron
principalmente a discusiones con la persona sentada a su lado. La atmósfera
de la habitación también pareció aflojarse.
“Hombre, eso fue agradable. Me alegro de que hayamos venido”, dijo
Shuno, sonriendo de oreja a oreja junto a Ix mientras se llevaba más comida
a la boca. Su nerviosismo de antes había desaparecido por completo. “Oye,
¿No vas a comer?”, dijo, señalando el plato de Ix. “Oh-ho, ¿No te gusta esta
comida? Bueeeno, no soy tan exigente, pero estoy bastante consciente de que

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no deberías dejar nada en tu plato en un evento como este. No tengo otra
opción, entonces, solo tomaré-”.
“No, me la comeré”, dijo Ix.
“¿En realidad? ¿Te la comerás? ¿Toda...?”.
“… Supongo que estaré bien con solo una parte. Tú toma el resto por
mí”, dijo Ix. Shuno estaba prácticamente radiante.
“Ah, ¿Realmente me la estás dando?”.
“Sí”.
“... ¿En realidad? ¿No me vas a extorsionar más tarde?”.
“No lo haré, así que tómala ya. No es suficiente para compensarlo de
todos modos”.
“¿Compensar qué?”, preguntó Shuno mientras felizmente masticaba.
“Nada”. Ix se encogió de hombros.
Volvió a mirar hacia delante y vio que la persona sentada al otro lado
de la mesa lo miraba fijamente. Era un hombre de mediana edad, su cabello
se estaba adelgazando ligeramente. Había estado involucrado en una
acalorada discusión con otro invitado hasta hace un momento.
Mientras Ix se confundía, Shuno también notó al hombre. Miró de un
lado a otro entre Ix y el hombre, frunciendo el ceño con inquietud.
“¿E-Está enojado o algo así?”, Shuno susurró en el oído de Ix. “¿Tal vez
no se supone que nos demos la comida así...?”.
“Es una posibilidad”, estuvo de acuerdo.
Los dos miraron al hombre, y de repente les dio una sonrisa amable.
“Ah, mis disculpas por mirar. Es grosero de mi parte”, dijo. “Ustedes
dos solo me estaban haciendo sonreír. ¿Deben ser amigos?”.
“S-Sí”, dijo Shuno con una mirada a Ix. “¿Cierto?”.
Ix asintió sin decir nada.

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“Sí, somos amigos cercanos”, dijo Shuno con valentía.
“¿Y por qué están en esta cena? Escuché antes que Seyoh les invitó”.
“Así es; nos invitó aquí. Sin embargo, no nos dimos cuenta de que iba
a ser un evento tan grande”.
“¿Oh...?”. El hombre asintió, luciendo algo sorprendido. “¿Puedo
preguntar la razón por la que fueron invitados? No parecen ser de
Estosha…”.
“Ah, bueno, la cosa es, ummm…”, dijo Shuno, sin saber si podían
hablar o no sobre el pasaje subterráneo.
Luchó por encontrar una explicación, por lo que Ix dijo “Hemos estado
yendo al monasterio. Para hacer bastones”.
“Oh, ya veo, eso lo explica”, dijo el hombre asintiendo, decidiendo por
su cuenta que eso era suficiente. Ajustó su posición en su silla y juntó sus
manos sobre la mesa. “Deben ser dos artesanos muy prometedores para
aceptar un trabajo en el monasterio a su edad. Puedo entender por qué Seyoh
les invitaría. Le gusta la gente joven y brillante”.
“G-Gracias”, dijo Shuno con una ligera reverencia.
“Pero si ese es el caso... ¿Están contentos de no unirse a su
conversación?”, preguntó el hombre con una mano levantada para indicar el
centro de la mesa. Había mucha gente allí reunida en una charla bulliciosa.
Tanto Seyoh como Rolphie estaban participando. Aunque si se podría decir
que Hemsley también se unía era una cuestión de opinión.
“¿Qué quieres decir?”, preguntó Ix, volviendo sus ojos hacia el
hombre.
“He sido gloriosamente derrotado”, dijo el hombre con una sonrisa
autocrítica. “Es el círculo interno el que intentará solidificar una decisión
mientras yo no estoy allí. La mayoría de la gente ya se ha dejado llevar por
las afirmaciones de Mellay. Incluso si tratara de hacer un contraargumento,
mi voz no los alcanzaría desde aquí hasta el final. Esa podría muy bien ser

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la verdadera razón para celebrar esta cena. En las reuniones normales, los
participantes no se dividen así. Debería haberme dado cuenta en el momento
en el que me condujeron a este asiento... Todo lo que me queda es determinar
quién fue el responsable”.
Ix y Shuno se miraron, sin entender lo que decía el hombre.
“Oh, mírenme quejándome lastimosamente”, continuó con un suspiro.
“Están discutiendo la posibilidad de tratar a los fabricantes de varitas como
miembros del clero, allí”.
“¿Q-Qué?”, chilló Shuno, pero fue borrado por una risa que brotó de
algún otro lugar. “¿Q-Qué significa eso?”.
“Supongo que no puedo evitar decirles...”, dijo el hombre.
Había muchas secciones imprecisas en su explicación, como si
estuviera tratando de ocultar algo, pero la esencia general era que algunos
de los miembros de la Iglesia estaban debatiendo ese tema.
“Si eso sucediera, ustedes, los fabricantes de varitas se encontrarían
bajo una variedad de restricciones. En sus tiendas y en su vida diaria
también. Serían significativamente menos libres de lo que son ahora”, dijo.
“P-Pero es solo un debate, ¿Verdad?” dijo Shuno. “Incluso si algo así
se decide en un lugar como este, no podría hacer ninguna diferencia en todos
los diferentes lugares del país”.
“... Por supuesto que no. Es mejor que pienses eso”, dijo el hombre con
una sonrisa triste.
“Parece que está tratando de decirnos algo, pero ¿Por qué también
parece que nos está compadeciendo?”. Shuno le preguntó a Ix en voz baja.
“P-Pero estará bien, ¿Verdad? No es como si pudieran decidir algo tan
grande en una reunión en un lugar como este…”.
“De cualquier manera, no hay nada que podamos hacer al respecto”.
Ix se encogió de hombros. “Incluso si el mundo cambia, no es el tipo de

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problema sobre el que la gente como nosotros pueda hacer algo. Este tipo de
cosas las deciden personas en otro mundo”.
“¿Qué quieres decir con ‘en otro mundo’?”.
“Bueno, arriba, probablemente”.
“¿Arriba?”.
Ix señaló hacia arriba, y Shuno lo siguió para mirar al techo, luego se
volvió hacia el rostro de Ix.
Con una arruga entre sus cejas, Shuno dijo “No hay nada ahí arriba...”.

Yuui notó cuando Ix y la persona que había estado con él esa noche
aparecieron. No sabía por qué estaban aquí, pero le preocupaba que él se
hubiera visto arrastrado a algo desagradable nuevamente.
Sin embargo, ella actualmente era Minaha, no Yuui, por lo que no
estaba en posición de dirigirse a él casualmente. Ella lo pondría en mayor
peligro si se descubriera su verdadera identidad. Con eso en mente, se quedó
callada. Fue una bendición que estuvieran sentados tan lejos el uno del otro.
Seguramente se daría cuenta de quién era ella si escuchara su voz.
Pero incluso si no estuvieran en esta situación, es probable que Yuui
no hubiera podido hablar con él. Estaba tomando cada onza de su energía
para mantenerse al día con el debate que se desarrollaba ante sus ojos.
La transición ocurrió naturalmente.
Eso era cierto para Yuui, quien ya sabía lo que estaba sucediendo, por
lo que los demás seguramente no sintieron ninguna molestia por eso.
Probablemente ni siquiera se dieron cuenta de que Mellay estaba dándole
forma a la dirección de sus argumentos.

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La conversación se movió con tanta naturalidad, casi como si fuera de
esperarse, de chismes ociosos al tema del trato a los fabricantes de varitas.
Hubo la discusión de la distinción de las bestias mágicas en el marayismo;
luego se mencionó a la bestia de cinco patas, lo que trajo a colación el tema
de las varitas. La misma lógica de la que habló Mellay antes estaba llevando
el debate a la misma conclusión.
Yuui vio cómo ocurría en silencio. Ni siquiera había un pequeño
espacio para que ella hiciera un contraargumento.
Lo aterrador era que Mellay parecía como si no estuviera involucrada
casi en lo absoluto. Hacía algún comentario ocasional aquí y allá, pero se
limitó a un breve comentario o un murmullo bajo, como si solo participara
en el debate a medias.
Pero para Yuui, que se había concentrado intensamente en la
discusión, estaba claro. Los comentarios de Mellay eran los puntos de
inflexión que empujaron la conversación en la dirección que ella quería,
como si estuviera rodando suavemente hacia esa conclusión.
En realidad, ella no estaba liderando la discusión. Se estaba
desarrollando de forma natural. Cualquiera que pensara en ello
eventualmente llegaría a la misma conclusión. Mellay era más como un
viento suave, empujando las espaldas de cualquiera que se perdiera en el
camino. Esa fue la pequeña cantidad de liderazgo que realizaba.
¿Pequeña cantidad?
¿Qué constituía una pequeña cantidad?
Yuui quería reírse de sus propios pensamientos.
¿Cuántos cálculos y cuánta preparación se habían necesitado para
hacer posible esa “pequeña cantidad”?
Yuui había pasado su vida hasta ahora siendo arrastrada todo el
tiempo, envuelta en las expectativas y planes de alguien de arriba. Se había

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convertido en un peón, y todo lo que podía hacer era adaptarse al entorno
en el que se encontraba.
Su vida no era suya... Ella ya lo sabía.
Aun así, había tenido esta pequeña sensación de que había logrado
recuperar algo de eso durante los acontecimientos del verano y del otoño.
Había ampliado el rango en el que podía operar y pensó que podría hacer
algo dentro de ese espacio. Si tuviera que admitirlo, en realidad pensó que
ella también podría unirse a ese mundo de arriba. Esa fue la razón por la que
aceptó la sugerencia de regresar a Lukutta.
Pero al ver esto ahora, todo lo que podía hacer era reír. Resultó que el
mundo de arriba, del que solo había sido vagamente consciente, era un lugar
horrible.
“Pero ¿Sería bueno convertir a los fabricantes de varitas en clérigos?
No saben cómo comportarse como miembros de la Iglesia”, dijo alguien.
“El Gremio actual establece estándares estrictos para que uno se
convierta en artesano. Escuché que la mayoría de los tipos sin reservas son
rechazados”, respondió otro.
“Pero está el problema de su fe”, dijo otro más. “Obviamente, son
seguidores del marayismo, pero ¿Tienen la fe suficiente para unirse a la
burocracia religiosa?”.
Todos cayeron en el pensamiento. Eventualmente, alguien dijo algo
que actuó como un disparador para que otros dijeran no, esto no, eso no, y
la discusión se hizo aún más compleja.
Una vez que todos terminaron de decir lo que querían decir, hubo un
momento de silencio.
“Tenemos fabricantes de varitas aquí, después de todo”.
La voz provenía de esa anciana en particular. No fue algo dicho a todo
el grupo, más bien algo murmurado a la persona sentada a su lado. Pero

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como lo dijo en el único y breve momento en el que todos estaban en silencio,
pareció sonar como una revelación.
“Así es, efectivamente”, dijo alguien mientras asentían.
“Esos aprendices de Munzil bien podrían actuar como representantes
de los fabricantes de varitas...”, susurró otro.
Los ojos de los participantes naturalmente se posaron en los
fabricantes de varitas en la mesa, en el par de hombres que se parecían tanto,
el bullicioso y el reticente.
Los dos estaban enfrascados en una conversación, o más bien, estaba
ocurriendo una conversación unilateral. Entonces notaron que todos los
miraban, y uno levantó una voz fuerte.
“Ya veo, ¿Entonces quieren preguntarme algo? ¡Ja-ja bien! ¡Permitiré
algunas preguntas!”.
Algunos de los invitados fruncieron el ceño ante el tono de Rolphie,
pero no fue un obstáculo suficiente para detener el flujo actual del debate.
Uno de los teólogos se aclaró la garganta y dijo “Espero no pisar
ningún dedo si voy primero. ¿Qué es lo que los fabricantes de varitas tienen
normalmente en sus corazones mientras fabrican varitas? ¿Es la cara de su
cliente? ¿El dinero que puede recibir? O tal vez... ¿Su fe en Dios?”.
“¡Ja-ja, qué pregunta tan tonta!”, exclamó Rolphie con una carcajada.
“Todos los artesanos piensan en lo mismo: ¡La varita ideal, obviamente!
¿Cierto?”.
Rolphie golpeó el hombro de Hemsley y él asintió.
“¿La varita ideal...?”. El teólogo hizo una mueca. “¿Y ambos son de la
misma línea?”.
“Bueno, sobre eso”, dijo Rolphie mientras colocaba las palmas de sus
manos sobre la mesa, “estoy increíblemente interesado en ¿A cuánto podría
vender la varita ideal?, y este tipo a mi lado está buscando la madera ideal”.

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“Mis disculpas por agregar otra pregunta, pero ¿Cuál es la varita ideal?
¿Cómo se ve exactamente?”.
“Eh, ¿No lo sabes? ¡La varita ideal está aquí mismo en esta ciudad!”.
“¿Qué?”.
“¿Por qué no lo piensas un poco en esa cabeza tuya antes de abrir la
boca?”. Rolphie señaló hacia abajo. “¡Está debajo de la Capilla! ¡Esa es la
varita ideal, la varita definitiva!”.
“Eso... es cierto en las historias, pero ¿Es realmente cierto?”.
“Lo es”, dijo Rolphie con un asentimiento seguro de sí mismo.
“En otras palabras, ¿Todos los fabricantes de varitas están buscando
esa varita?”.
Yuui se preguntó en secreto qué era esta varita subterránea, pero los
invitados estaban cuchicheando. Probablemente era una historia que
aquellos conectados a la Iglesia conocían.
Pero en ese momento, una voz vino desde el extremo opuesto de la
mesa de Yuui.
“Espera”.
Mirando en esa dirección, vio que el hombre de cabello gris se ponía
de pie, con las manos sobre la mesa.
Ix..., pensó ella mientras miraba su perfil.
“¿Qué quieres decir cuando dices que esa es la varita definitiva?”, dijo
Ix, mirando directamente a Rolphie, sin hacer caso de todos los ojos que
estaban fijos en él.
“... ¿Qué quieres decir con ‘Qué quieres decir’?”, repitió Rolphie como
un loro.
Yuui lo miró y se asustó. No había ni un solo indicio de la sonrisa que
había estado en su rostro un momento antes. Su expresión era tan fría como
el hielo mientras miraba a su compañero aprendiz.

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“¿De verdad viste ese catalizador?”, preguntó Ix.
“Sí, lo hice”, respondió Rolphie con un asentimiento.
“¿Y es la varita definitiva?”.
“Sí”.
“¿Cómo puedes decir eso?”.
“Eres un imbécil por no poder resolverlo tú mismo”. No fue Rolphie
quien dijo eso sino Hemsley a su lado. Todavía miraba directamente hacia
adelante, con su expresión tan irritada como siempre. “Nunca podrás verlo
a menos que lo arregles”.
“... Bien”.
Después de unos segundos que parecieron horas, Ix volvió a sentarse
en silencio.
Yuui sintió que la tensión de su cuerpo desaparecía. No era como si
hubieran estado apuntándose con sus varitas o incluso discutiendo, pero las
palmas de Yuui estaban cubiertas de sudor a pesar de todo.
Parecía que eso también podría haber sido lo mismo para los otros
invitados, porque muchos de ellos miraban boquiabiertos a los dos.
Yuui miró con cautela hacia Ix, tratando de evitar que los demás se
dieran cuenta.
Su expresión estaba tan inalterada como siempre, y le estaba hablando
en voz baja a la persona que estaba a su lado.
Después, el debate comenzó de nuevo mientras la gente lo recordó. En
el ambiente un tanto relajado, se desarrolló en gran medida como se
esperaba, como Mellay lo había planeado. Llegaron a la interpretación de
que los fabricantes de varitas que buscaban varita definitiva eran iguales a
los clérigos que tenían fe en Dios.
“Pero las varitas no son Dios. Sería una cosa si Dios nos hubiera dado
varitas, pero fue Rednoff quien las creó. Un humano. Para interpretar a esos

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dos como uno y el mismo…”, respondió un sacerdote, y algunos otros
asistentes asintieron con la cabeza. Incluso aquellos que habían estado
impulsando ese argumento hasta ahora hicieron una mueca ante la
declaración y no dijeron nada.
Fue entonces cuando una mano blanca se elevó en el aire.
“¿Puedo hablar un momento?”.
“P-Por supuesto, Mellay”, dijo el sacerdote nervioso mientras le hacía
un gesto con la mano abierta.
“Gracias. Me ha llamado la atención que tal vez todos se estén
olvidando de las historias”.
“Hmm, ¿Qué quieres decir...?”.
“Según la leyenda, Rednoff estuvo solo durante mucho tiempo en la
habitación debajo de la Capilla donde fabricaba varitas”.
Esta era la primera vez que Yuui escuchaba algo sobre esta habitación
debajo de la Capilla o estas varitas, pero supuso que tenía algo que ver con
las notas del sacerdote que había leído esa mañana.
Mellay pidió a los demás invitados que lo pensaran y luego dijo
“Debajo de la capilla. Si eso no es una muestra de fe a la par del martirio,
entonces, ¿Qué es? Y su éxito en la creación de la varita definitiva fue nada
menos que la inspiración divina en acción”.
Todo hizo clic para los invitados mientras escuchaban lo que ella decía.
“Esforzarse por la varita definitiva es, para los fabricantes de varitas,
lo mismo que esforzarse por ser como Rednoff”, continuó. “¿No es su
impulso de emular su corazón fiel en ese momento la forma más pura de fe?
Eso es lo que yo pienso, en cualquier caso...”.
Ni siquiera había necesidad de comprobarlo. Todos estaban
completamente convencidos.

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El tono de Mellay era vacilante. Nunca había roto la ilusión de que
otras personas estaban impulsando el debate, y ahora parecía que
simplemente estaba mencionando un pensamiento al azar que la había
golpeado. Eso en realidad tenía el efecto contrario de darle a sus palabras un
gran poder de persuasión. Ahora parecía que Mellay, que se había contenido
hasta ahora a pesar de la autoridad que normalmente transmitía su voz,
había concluido toda la discusión.
Nadie más expresó opiniones discrepantes. La próxima reunión no
tendría ningún debate; sería solo para confirmar.
Con esto, los fabricantes de varitas serían subsumidos por la Iglesia
una vez que el Nuevo Orden llegara al poder con éxito.
Yuui volvió a mirar en dirección a Ix.
Momentos antes había alzado una voz contraria a Rolphie. Había visto
esta “varita definitiva” o lo que sea que fuera.
¿Qué tipo de varita era? ¿Era una catalizador maravilloso digno de ser
el objetivo de la aspiración de todos los fabricantes de varitas? O...

“Bueno, ¡Enfoquémonos en el verdadero tema del día!”.


Cuando Rolphie gritó eso, todos los presentes lo miraron
sospechosamente, incluso Ix y Shuno.
Los platos ya habían sido retirados y los invitados se estaban sirviendo
el té después de la cena. El vapor salía del té caliente, pero la habitación ya
estaba lo suficientemente caliente como para que beber la infusión les hiciera
sudar un poco.
“¿El verdadero tema? ¿Eso significa que eso no era todo?”, preguntó
Shuno, con la cabeza ladeada. “Nos están haciendo miembros del clero, ¿No?
Si realmente pueden o no, es otra discusión”.

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“Eso es lo que me pareció…”, dijo Ix, igual de confundido.
Rolphie, actuando muy casual y en control, cruzó sus largas piernas,
olió el fragante té y tomó un pequeño sorbo. Devolvió la taza de té a la mesa
y miró alrededor de la habitación.
“Oh sí. Todavía quedaba ese tema”, dijo Seyoh, juntando las manos.
“Me dejé llevar completamente por el otro tema, mis disculpas”.
“¡No necesito tus disculpas todavía!”, gritó Rolphie con un brazo
abierto. “¡Porque pronto, te disculparás con todas y cada una de las personas
aquí!”.
Seyoh se encogió de hombros y se levantó.
“Como todos ustedes han sido informados, a los pocos días de la
última reunión, me fue entregada una carta. El contenido era claro y simple
‘Hay un plan en marcha para volar este edificio’. Y probablemente también
lo sepan, pero hace unos días, la señorita Minaha aquí”, dijo Seyoh,
señalando a la persona con un abrigo sentado frente a él, “fue atacada por
alguien mientras viajaba por la carretera. Afortunadamente, ella resultó
ilesa, pero sabemos que el agresor usó magia contra ella. He investigado a
fondo ambos casos, pero no he podido determinar al culpable. ¿He omitido
algo?”.
Seyoh sonrió a la habitación y luego continuó.
“Y de lo que habla Rolphie es de su acusación de que yo soy el
responsable de estos dos eventos. Lo cual, de ser cierto, es un problema
bastante serio”.
Se podían escuchar risas en la habitación de nadie en particular. Pero
se extinguió rápidamente cuando estallaron carcajadas extrañamente
fuertes. Eso era de Rolphie, por supuesto.
“¡Ja-ja-ja-ja, buena explicación!”, dijo, y luego se puso de pie con
fuerza. Comenzó a caminar lentamente alrededor de la mesa. “Primero
déjenme decirles: ¡No tengo ningún interés en esto! ¡No me importa quién

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envió la carta o quién atacó a quien sea que esté allí! La única razón por la
que me estoy esforzando por explicar esto es porque ustedes se han vuelto
realmente patéticos al no darse cuenta de quién es a estas alturas. ¡Lo que
significa que estoy diciendo todo esto por la bondad de mi propio corazón!
¡Reflexionen sobre eso y no olviden su gratitud mientras escuchan con
atención!”. Su discurso estuvo acompañado de gestos exagerados y manos
ondeando. “¡A pesar de todo eso, no tengo ganas de entrar en todos los
molestos detalles de la prueba y el motivo y todo eso! ¡El culpable es obvio
incluso sin todo eso!”.
“Obvio… dices tú,” dijo Seyoh, todavía de pie. Caminó hacia el otro
lado de la mesa de Rolphie para estar casi directamente frente a él. “Entonces
déjame preguntarte, ¿Qué te lleva a afirmar que soy responsable del primer
incidente?”.
“Todo. La carta fue entregada, ¿Verdad? ¿A este edificio? También
conocido como su hogar. Temprano en la mañana”, dijo Rolphie.
“Sí, eso es correcto”.
“¿Dónde exactamente fue entregada?”.
“Me dijeron que estaba colocada fuera de la entrada…”, dijo Seyoh,
perplejo.
“Debes cansarte de hacerte el tonto todo el tiempo”. Rolphie se recogió
el cabello. “Entonces, ¿Cómo leíste esa carta? ¿Una carta que, si se hubiera
colocado sobre los montones de nieve, se hubiera humedecido tanto que no
podrías leerla?”.
Ix vio que las expresiones de todos se enfriaban en ese momento.
“... No estaba tan húmeda”, respondió Seyoh en un tono tranquilo.
“Los sirvientes probablemente la recogieron justo después de que la
colocaron allí”.

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“¡Esa es una coincidencia increíble!”. Rolphie aplaudió. “Pero la
persona que la envió era un verdadero imbécil, ¿No? ¡Vamos!, ¿¡Dejar una
carta en la nieve!?”.
“Mis sirvientes abren la entrada principal todos los días a la misma
hora. Es posible que el remitente haya investigado antes de enviarla”.
“¿Alguien que está enviando una carta de aviso? ¡Eso es pensar
bastante lejos para algo así!”.
“O, y no digo esto porque personalmente lo crea, pero el culpable
puede ser uno de mis sirvientes”.
“Ah, ¿Entonces no reconoces la letra de uno de los pocos sirvientes
tuyos que realmente puede escribir y no te molestaste en investigar después
de que se entregó la carta?”.
“... ¿Es esa toda la prueba que tienes para tus acusaciones?”.
“¿No dije que no necesitaríamos nada tan molesto como una prueba?
Incluso un niño sabe que, si pones papel en la nieve, se mojará. No hay
ninguna prueba de eso”.
Rolphie y Seyoh se miraron.
Finalmente, Seyoh se aclaró la garganta y dijo “Entonces, ¿Qué pasa
con el segundo incidente? ¿Es obvio que ataqué a Minaha?”.
“¡Por supuesto que lo es! ¡Es aún más obvio que el último!”. Rolphie
señaló a la persona con abrigo. “¡No es como si alguien atacara a una persona
cuyo nombre y rostro ni siquiera conocen!”.
La habitación quedó en completo silencio.
Seyoh parpadeó confundido y dijo “... ¿Es esa tu razón?”.
“¿Qué hay de eso que no entiendes? El ataque claramente estaba
dirigido específicamente a ella, ¿Correcto? Solo alguien que sabe lo que hay
debajo de la capucha haría eso. El cual eres tú. ¿Se te ocurre alguna otra
posibilidad?”.

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“Puedo pensar en algunas”.
“Entonces dámelas ahora; las derribaré todas y cada una”.
“El agresor estaba atacando al azar. El agresor había descubierto la
verdadera identidad de Minaha en otro lugar. El agresor era miembro de las
reuniones y trató de eliminarla a pesar de no conocer su verdadera
identidad”, dijo Seyoh, enumerando ejemplo tras ejemplo.
“¿Alguien que es lo suficientemente inteligente como para tener una
varita mágica atacaría a la gente al azar a plena luz del día? No. Eres la única
persona que conoce su identidad, entonces, ¿En dónde exactamente alguien
más va a averiguar quién es ella? ¿Y en serio? ¿Un participante en las
reuniones? ¿Atacaron a pesar de que sabían que estabas en alerta máxima
debido a la carta de amenaza? ¿Hay algún idiota real aquí? Aparte del
imbécil”.
“…”.
Parecía que Rolphie había obligado a Seyoh a someterse al refutar sus
ideas tan rápidamente.
Escuchar esta conversación fue suficiente para darle a Ix una idea
general de lo que estaba sucediendo. A medida que se desarrollaba, había
pasado de preguntarse sobre qué estaba parloteando Rolphie a sentir que
realmente estaba en lo cierto.
En realidad, el argumento de Rolphie era absurdo. Cualquiera podía
señalar tantos agujeros en la defensa como quisiera, pero Seyoh renunciando
a defenderse a sí mismo fue lo que pareció la prueba más convincente. Pero
en ese momento, una voz vino al lado de Ix.
“D-Disculpa”.
Ix miró hacia arriba para ver a Shuno levantando tímidamente su
mano.
“¿Ahora qué?”, Rolphie frunció el ceño ante la repentina interrupción.
“Ah, como sea. Puedes hablar”.

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“Bueno, de acuerdo con la conversación de antes, crees que el asunto
de ‘volar el edificio’ es una tontería al azar, pero… lo vi. Hay pólvora en el
pasaje debajo de la ciudad”.
“¿Pólvora...?”, preguntaron a todos en la habitación, incluyendo a
Rolphie.
Por supuesto, Ix nunca había oído hablar de eso antes. Pero sí creía
saber de qué estaba hablando Shuno – los barriles que habían encontrado en
el pasaje que contenían una sustancia parecida a la arena.
“S-Sí”, dijo Shuno tragando. “Es un polvo especializado que explotará
cuando apliques presión y lo expongas a las llamas. Lo vi bajo tierra”.
“¿Había suficiente para proporcionar la fuerza necesaria para destruir
el edificio?”, preguntó el hombre frente a ellos en un tono tranquilo.
“U-Uh, bueno... No había tanto, y ya estaba húmeda... P-Pero podría
haber sido parte de algún complot”.
“Cierto”, dijo Rolphie, aunque asintió de manera desinteresada. “A
menos que me equivoque, esta pólvora o lo que sea no tiene nada que ver
con este incidente. Cállate, ahora”.
“¿E-Eh? Pero-”.
“Estoy de acuerdo”, dijo una voz que Ix conocía bien.
Le pertenecía a Minaha, la mujer del abrigo. Iba por un nombre
diferente, pero su tono de voz y sus patrones de habla eran exactamente los
mismos que los de la chica que él conocía como Yuui.
Todos dirigieron su atención hacia ella, la chica que no había hablado
incluso cuando el tema se centraba en ella.
“¿Eres un fabricante de varitas mágicas explosivas?”, le preguntó a
Shuno.
“¿Cómo conoces ese nombre...?”. Sus ojos se agrandaron. “N-No, no lo
soy. Hago varitas mágicas”.

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“Con toda probabilidad, la pólvora que viste se usó hace mucho
tiempo cuando se excavó ese pasaje. Son solo sobras.
“¿C-Cómo puedes siquiera afirmar eso?”.
“No sé qué tan poderosa es la pólvora explosiva, y nunca he visto ese
túnel subterráneo. Pero tengo una pregunta. Durante el tiempo en que se
construyó ese pasaje, me refiero a cuando se construyó la Capilla, ¿Las
técnicas mágicas eran lo suficientemente avanzadas como para perforar la
tierra?”.
“B-Bueno, sería difícil...”, dijo Shuno, su voz se volvía más y más
tranquila.
“Entonces, ¿Qué crees que es más probable: ¿Alguien obtuvo
tecnología antigua y la transportó en secreto bajo tierra, o que los materiales
de ese período de tiempo se quedaron allí? El tiempo pasa más gentilmente
debajo de la tierra”.
Una vez que terminó de hablar en casi una respiración, sostuvo sus
manos frente a ella como si estuviera devolviendo el centro de atención.
Rolphie aprovechó la oportunidad para comenzar a hablar de nuevo,
agitando los brazos.
Shuno pareció casi encogerse cuando puso sus manos sobre sus
rodillas. Ya nadie le prestaba atención.
“¿Estás bien?”, preguntó Ix. “Estabas pensando en todos en la
habitación cuando hablaste; dudo que piensen mal de ti”.
“Sí, estoy bien... En realidad, tal vez no lo esté”, dijo Shuno con una
sonrisa débil. “¿Te importaría salir conmigo un rato? Se siente sofocante
aquí...”.

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8

Cuando Ix y Shuno salieron silenciosamente de la habitación, Ix vio a alguien


a quien reconoció.
Personas que parecían los asistentes de los invitados a la cena estaban
de pie fuera de la habitación. Entre ellos estaba Nova, la chica a la que se le
había encomendado la tarea de monitorear y proteger a Yuui.
Ix no estaba segura de si debería hablar con ella, pero asintió levemente
cuando vio que él la miraba y luego miró por la ventana.
“No debería haberme entrometido…”, dijo Shuno mientras caminaba
con pasos inestables. “Voy a tomar un poco de aire fresco”.
“Iré contigo a la entrada”, dijo Ix mientras asentía hacia Nova.

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Bajaron las escaleras y salieron del edificio. La diferencia de
temperatura entre el exterior y el interior era mayor de lo esperado, por lo
que Ix se ciñó bien el abrigo.
Shuno le dijo que iba a dar un paseo por la zona. Ix esperó allí y
escuchó que la puerta se abría detrás de él. Se volvió para ver a Nova,
inexpresiva como siempre.
“¿Por qué Yuui está aquí?”, él preguntó sin ningún prefacio. “Pensé
que había regresado a Lukutta”.
“Esta era una condición, para su regreso”.
“No escuché nada sobre ninguna condición”.
“No, no lo hiciste”.
“... ¿Cuál era la condición?”.
“Que participe, en las reuniones teológicas de este pueblo”.
“¿Por qué?”.
“No lo sé. Pero me han dicho que, una vez que esto termine, realmente
regresará a Lukutta”.
“No lo entiendo...”. Ix se cruzó de brazos y miró hacia el cielo. “¿Cuál
es el punto de hacer que Yuui participe en eso, y con su verdadera identidad
oculta? Ya que estás aquí, ella seguirá cooperando con el Nuevo Orden, y el
hecho de que tenga sangre real no influye en el reino”.
Giró la cabeza y notó que Nova lo miraba fijamente. Su expresión no
había cambiado, pero parecía que quería decir algo.
“¿Qué pasa?”, preguntó él.
“¿Yuui te lo dijo?”, preguntó Nova.
“¿Decirme qué?”.
“¿Yuui te dijo que tenía sangre real?”.

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“Uh, bueno...”. Ix no entendió el punto de la pregunta, pero se llevó
una mano a la boca y buscó en sus recuerdos. “Fue… Tomah de quien lo
escuché. Creo que me supo decir que ella tenía una ascendencia notable sin
entrar en detalles”.
“¿Lo que significa, que ella misma no te habló de eso?”.
“Nova, ¿Por qué estás preguntando esto? ¿Estás diciendo que ella
realmente no tiene sangre real?”.
“No, sí la tiene. Pero esa no es la razón por la que es valorada en
Lukutta. Ella viene de otro linaje importante”.
“¿Otro?”.
“Sí, ella es...”.
Cuando Ix escuchó la respuesta de Nova, se sintió abrumado por una
horrible sensación de aprensión.
Aunque no tenía ninguna prueba para validar su corazonada, todo
encajaba perfectamente.
Miró a su alrededor, pero Shuno aún no había regresado. No tenía
tiempo de esperar.
“Lo siento, Nova, voy a volver a la cena”, dijo Ix mientras abría la
puerta. “Dile eso a Shuno cuando regrese. Es la persona con la que estaba”.
“Bueno”.
Dejándola atrás mientras ella asentía, él subió corriendo las escaleras y
volvió a la habitación en la que estaban antes.
Muy pocas personas notaron a Ix cuando volvió a entrar. La mayoría
de ellos estaban enfocados en el debate que se desarrollaba entre Rolphie y
Seyoh en el medio de la habitación, el que se suponía que ya estaba resuelto.
Rolphie estaba extendiendo los brazos y gritando.

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“¡Chicos, estoy gritando y llorando aquí! ¿¡Cómo diablos ninguno de
ustedes se dio cuenta de algo tan simple!? ¡Quería que alguien lo
descubriera! ¡Por eso fue tan descuidado!”.
“S-Seyoh, ¿Eso es cierto?”, dijo un invitado con un movimiento de
cabeza. “¿Realmente pretendiste atacar a Minaha para ver si había alguien
que le guardase malas intenciones?”.
“Es como dices”, respondió Seyoh con una sonrisa. “Supuse que, si
había alguien así entre los participantes, intentarían contactarme después.
Pero nadie apareció. Me disculpo por evaluar a todos de esa manera, pero
esto significa que finalmente estamos listos para la próxima reunión”.
“¿Listos...?”.
Seyoh ignoró al hombre que murmuró y caminó para pararse detrás
de Yuui, la persona del abrigo. Ella levantó la cabeza, pero no reaccionó más
allá de eso.
Todos los presentes lo miraban conteniendo la respiración.
“Hay un debate que debemos tener – un debate sobre nuestro futuro.
Pero se trata de un asunto increíblemente delicado. Algunos de ustedes
pueden sentirse asqueados por la mera mención de ello. Pero primero,
quería que confiaran en ella. Puso una mano en su hombro. Luego frotó
lentamente su abrigo y movió sus dedos hacia su capucha.
“Permítanme presentarles a la verdadera Minaha: la señorita Yuui
Laika”.
Yuui no se resistió. Mantuvo las manos en las rodillas y la espalda
perfectamente recta mientras él le retiraba la capucha.
Su piel oscura, a diferencia de cualquier otra persona en la habitación,
había quedado expuesta.
“Ya veo, entonces ella es oriental”, comentó la anciana Vukodrak
inmediatamente. Esperó unos segundos antes de llenar la habitación con su
tranquila voz. “Seyoh, creo que fuiste demasiado cauteloso, pero has logrado

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magníficamente tu objetivo. En este punto, nadie aquí tiene sentimientos
negativos hacia ella. Podemos tener un debate racional sobre los orientales.
¿Estoy equivocada?”.
Miró alrededor de la habitación y todos asintieron. Hubo murmullos
de acuerdo con Mellay y sorpresa de que Yuui tuviera un conocimiento tan
profundo del marayismo.
Pero Seyoh los desengañó de su suposición.
“Mellay”, dijo, “has llegado a una conclusión equivocada. No es a los
orientales a los que debemos discutir, sino a su fe”. Sonrió mientras
continuaba. “Lo que más me preocupa es cómo interpretamos sus creencias
cuando los iluminamos”.
“¿Entonces escucharemos a la propia Yuui? ¿Sobre el dios en el que
creen y su doctrina?”.
“No. Yuui es un ejemplo”.
“¿Un ejemplo? ¿De qué?”, preguntó Mellay, con la cabeza ladeada.

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“Un dios”.
“¿Qué?”.
Seyoh hizo un gesto hacia el rostro de Yuui con su mano izquierda.
“Esta chica, Yuui, es un dios. Ella es descendiente de un linaje que tiene la
sangre de una deidad corriendo por sus venas. O eso cree la gente de su
tierra natal, por supuesto”. Puso una mano encima de la otra frente a él.
“Entonces, ¿Cómo manejamos a una persona así? Esa es la discusión que
deseo tener en nuestra próxima reunión, que tendrá lugar el día de la
Adoración del Cielo”.
Todos los ojos en la habitación estaban puestos en Yuui.
¿Qué emociones había en ellos?
“... ¿Es cierto?”, preguntó Mellay después de luchar por encontrar sus
palabras por un momento.
Y la respuesta:
“... Sí”.
Cuando Yuui asintió, nadie más optó por hablar de nuevo.

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Capítulo 4. Para algún día derretirse y
desvanecerse

Independientemente de lo que había ocurrido, Ix todavía tenía un trabajo


que hacer. Él y Shuno fueron al monasterio al día siguiente, pero no pudo
concentrarse en su trabajo en lo absoluto. Se dio cuenta de que sus manos
habían dejado de moverse y se había sumido en sus pensamientos. Era la
primera vez que le pasaba algo así.
No había podido hacer nada en esa cena.
Por supuesto que no pudo. Teniendo en cuenta su baja posición social,
no era su lugar decir nada. Pero incluso si hubiera participado en los debates,
habría mantenido la boca cerrada.
Ix no sabía nada de Yuui. No había tratado de descubrir su secreto. Su
único interés estaba en las varitas; no le importaba la situación de sus
clientes, mientras pudiera seguir elaborándolas...
En última instancia, solo había podido ver cómo la ponían en peligro
y luego regresó al monasterio para hacer varitas nuevamente, como si
estuviera huyendo.
Se preguntó qué sería de ella.
Como no estaba familiarizado con las Escrituras, Ix sabía que era un
pecado grave afirmar que eras un dios. Si llevaban a Yuui a juicio por esto,
perdería un brazo en el mejor de los casos. Por lo general, este tipo de delito
conducía a una sentencia de muerte.
Escalofríos recorrieron todo su cuerpo mientras consideraba la
posibilidad.

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¿Sería ejecutada?
¿Era por eso que la habían traído aquí?
¿La habían tentado con la perspectiva de regresar a Lukutta solo para
llevarla a la horca?
“¿Puedo ayudarles con algo?”, preguntó Beter. Su rostro era medio
visible cuando miró desde la puerta. Estaba sonriendo alegremente. Estaba
felizmente ignorante de las reuniones en la ciudad y el pasaje subterráneo.
Seyoh le había dado una explicación aleatoria de por qué Ix y Shuno habían
desaparecido.
“No, estoy bien”, dijo Shuno.
“¿Ix?”. Beter lo miró con la cabeza ladeada. Su mesa, que normalmente
estaría cubierta de virutas de madera, todavía estaba limpia.
Ix casi dijo que no pasaba nada, pero se detuvo antes de que pudiera
pronunciar las palabras. En cambio, se llevó una mano a la boca y preguntó:
“¿Puedes... traer a los tres monjes aquí? ¿Para los que estoy haciendo
bastones?”.
“Por supuesto, no me importa en lo absoluto, pero…”. Beter parpadeó,
sin entender el motivo de su pedido. “¿Hay algún problema?”.
“No, no lo hay. Solo quiero hablar con ellos”.
“¡De acuerdo! Los traeré de inmediato”.
Por alguna razón, la sonrisa de Beter brillaba aún más y salió de la
habitación.
Ix no estaba exactamente seguro de por qué había solicitado eso de
repente. Pero no iba a hacer ningún trabajo hoy, por lo que, sinceramente,
solo quería escuchar lo que sus clientes tenían que decir.
El primer monje llegó rápidamente a la habitación. Había estado en
medio del trabajo, por lo que su ropa estaba llena de polvo. “¿Hay algún
problema?”, preguntó él, frunciendo el ceño con ansiedad.

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“No es tan importante”. Ix negó con la cabeza. “¿Podrías tomar
asiento?”.
Miró al monje mientras se sentaba frente a él. Ix había tenido una
pequeña discusión con él sobre la carpintería el primer día del trabajo.
“... Siento lo de antes”, dijo Ix, pasando los dedos por sus herramientas
para hacer varitas.
“¿Eh?”. Los ojos del monje se abrieron con sorpresa.
“Me quejé del tratamiento de tu madera, a pesar de que hiciste todo lo
posible por investigarla y trabajarla. Eso fue descortés de mi parte”.
“O-Oh…”. El hombre parecía desconcertado, estaba con la boca
abierta. “No, no te disculpes. Fue mi culpa por hacer demasiado sin una
sólida comprensión de los fundamentos. Um, ¿Es eso de lo que querías
hablar?”.
“No... Charlemos un poco más”.
A pesar de la insistencia de Ix, no tenía preguntas específicas que
hacer. Hablaron un poco más del bastón.
“Honestamente, sé lo inconveniente que es esta tarea”, dijo el monje
en algún momento de la conversación.
“¿Qué quieres decir?”.
“Sé cuánto cuesta normalmente un bastón. El monasterio no es rico, así
que estoy seguro de que no les están compensando lo suficiente. Apuesto a
que no sueles crear bastones para personas normales como yo”.
“Bueno…”. Ix se llevó una mano a la boca. “El primer bastón que hice
fue para una chica de una familia normal; no eran de la nobleza ni nada”.
“Eso es increíble. ¿Y costó tanto como de costumbre?”.
“Uh… sí”.
Ix no mencionó que la orden había sido cancelada debido a unas
circunstancias especiales.

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Rápidamente se quedaron sin temas de conversación, por lo que Ix le
dijo al monje que podía irse.
“Perdón por interrumpir tu trabajo; puedes regresar”, dijo.
“Ah, está bien…”, respondió el monje. Caminó hacia la puerta, pero
luego giró sobre sus talones para mirar a Ix de nuevo. “Um, gracias”, dijo
con una profunda reverencia.
“¿Eh?”.
“Voy a seguir trabajando duro para convertirme en alguien que
merezca el bastón que haces”.
Ix no supo qué decir en respuesta, así que simplemente asintió y dijo
vagamente “Entendido”. El monje sonrió y salió de la habitación.
Después de eso, Ix habló con sus otros dos clientes. No se disculpó con
ninguno de ellos, pero curiosamente, ambos le dieron las gracias antes de
irse. Ix no tenía idea de por qué. De hecho, lo hizo sentir incómodo. No había
hecho nada para merecer su gratitud.
El tiempo pasó así hasta que llegó el mediodía. Justo cuando Ix
comenzaba a dirigirse hacia la cafetería con Shuno, Coaku de repente lo
llamó.
“Ah, Ix, ¿Podrías quedarte un momento?”, preguntó.
“Claro, no me importa...”.
Ix le dijo a Shuno que siguiera adelante. Coaku le ofreció un asiento
frente al fuego, el cual aceptó. Miró el rostro del anciano, preguntándose qué
podría querer. Las flamas se reflejaban en las gafas del anciano, detrás de las
cuales miraba a Ix con los ojos entrecerrados.
“Es buena Artey, ¿No?”, dijo Coaku. “Es particularmente de alta
calidad este año”.
“¿Ah? ...Oh, sí. Los componentes son geniales”. Ix se sorprendió por
un momento, pero asintió. “Coaku, ¿También usas la Artey de por aquí?”.

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“Me encantaría usarla, pero esos árboles le pertenecen al monasterio”.
Sonrió con tristeza. “Pero la madera hace un buen sonido. Y tus pulidos son
suaves. Gracias a todo el trabajo que ustedes dos pusieron, serán grandes
bastones”.
“... ¿Viste nuestros catalizadores sin terminar? ¿Cuándo?”, preguntó Ix
con el ceño fruncido.
“No los he examinado. Planeaba hablar si había un problema, pero no
tengo dudas sobre ninguna de sus habilidades. Una mirada fue suficiente
para decirme aquello. Eso me permite relajarme aquí”.
Ix no podía decir si Coaku realmente quería decir eso o si solo estaba
diciendo cosas mientras estaba medio dormido. Cuando se conocieron, solo
intercambiaron unas pocas palabras y un apretón de manos, pero ahora el
artesano insinuaba que eso era todo lo que se había necesitado para evaluar
las habilidades de Ix. No parecía realista.
“... ¿Querías algo?”, preguntó Ix, ignorando las otras preguntas que
tenía para el fabricante de varitas.
“Lo siento, me he acostumbrado a parlotear a medida que envejezco”.
Coaku se llevó una mano a la frente. “Solo quería decirte que aprobaste”.
“¿Eh?”.
Ix miró fijamente el rostro de Coaku. ¿De qué se trataba todo esto?
Pero no fue solo Ix quien pareció pensar que esto era extraño. Coaku
también se rascó la cabeza, luciendo aturdido.
“¿Qué quieres decir con ‘¿Eh?’...?”. Se ajustó las gafas y ladeó la cabeza.
“Quizás no lo escuchaste”.
“Te escuché la primera vez, pero ¿De qué estás hablando? ¿Qué pasé?”.
“Apruebo tu registro como artesano”.
“... ¿Qué?”.

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Ix parpadeó varias veces. Esta era la broma más cruel de la historia, o
había escuchado mal.
Pero Coaku no corrigió su última declaración y simplemente dijo “Qué
raro. El Gremio debería haberte dicho que esta tarea también funcionaba
como un examen”.
“Espera un segundo”. Ix giró la cara hacia un lado y levantó una mano.
“No entiendo... Shuno es quien está siendo probado aquí”.
“Por supuesto que sí”. Coaku asintió. “Decidí que aprobó el primer
día. Sin embargo, no le he dicho eso aun”.
“¿Aprobado...? ¿Qué estás juzgando si no has visto el producto
terminado?”.
“Ya te dije que tienes mucha habilidad”. Él sonrió. “Hay todo tipo de
artesanos. Los que siguen sus propios ideales, los que persiguen el dinero,
pueden hacer lo que quieran. Lo importante es saber lo que buscas. Esa es la
única cosa sobre ti de la que no estaba seguro... Pero después de verte hoy,
me di cuenta de que eso no sería un problema”.
“Ahora estoy aún más confundido”, dijo Ix, mirando al suelo. “Hoy
estuve menos estable que nunca”.
“Es por eso. Parecías perdido, pero probablemente estarás bien así.
Porque hasta ahora, solo has estado a la deriva”.
Ix no tenía idea de lo que decía Coaku. Estaba siendo contradictorio.
Además, se requerían más condiciones para convertirse en artesano
que solo aprobar el examen del Gremio.
“Una tienda... Sí, estoy completamente perdido cuando se trata de
tener una tienda”, dijo Ix, levantando la cabeza. “Necesitas una para ser un
artesano, ¿Verdad?”.
“Por eso te dije que te daría la mía, pero parece que tampoco
escuchaste eso”.

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“¿Darme a tu tienda...? ¿A mí?”.
Imposible. Ix negó con la cabeza una y otra vez. No podía creer que
este golpe de buena fortuna simplemente cayera en su regazo. Tenía que
haber un error. O tal vez era un truco.
“Si dices eso”, dijo Coaku con una sonrisa triste, “¿Eso significa que no
quieres ser artesano?”
“N-No, eso no es todo. Es solo...”.
Ix había estado tratando de completar su registro como artesano
durante mucho tiempo. Pero no había estado emocionalmente preparado
para esta revelación, por lo que la primera emoción que le vino fue
confusión, no felicidad.
Al ver el estado nervioso de Ix, Coaku bajó las cejas con incertidumbre.
“Bueno, dejémoslo así por ahora”, dijo mientras se levantaba. El
artesano se apoyó en su bastón y dobló las rodillas. “Parece una buena idea
darte algo de tiempo antes de que te pida tu decisión final. Ambos estaremos
aquí para el invierno, de todas maneras. Tómate un tiempo para reflexionar
sobre ello”.
“D-De acuerdo”.
“Para ser honesto, realmente me gustaría dejar mi tienda en tus manos.
Fuiste aprendiz de un buen amigo mío y eres un prometedor artesano en
ciernes. Si hay algo con lo que no estás satisfecho, o si tienes alguna
condición sobre nuestro acuerdo, házmelo saber. Haré todo lo posible para
acomodarlas”.
“Sí...”, dijo Ix, aunque ya no estaba en un estado en el que pudiera
pensar en nada. No tenía idea de cómo reaccionar ante esta realidad.
Pero justo antes de que Coaku saliera de la habitación, Ix recordó algo
que había olvidado preguntar.
“Antes…”, comenzó.

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“Sí, ¿Qué sucede?”, preguntó el anciano, mientras se detenía y giraba
la cara solo para mirar hacia atrás.
“Dijiste que me contactaste antes, ¿Verdad?”.
“Lo hice”.
“¿A quién le enviaste la carta? ¿Morna? ¿O tal vez Layumatah?”.
Cuando Ix preguntó, Coaku solo parecía más confundido y dijo
“Deberían estar en la ciudad. ¿No los has visto?”.
“No puedes referirte a…”.
“Rolphie y Hemsley. Tuvimos numerosos intercambios. Pensé que esa
era la razón por la que estaban en Estosha…”.

Ix tomó su almuerzo y salió de la cafetería para encontrar a Shuno tomando


asiento en su lugar habitual. Estaba frente al paisaje blanco puro, moviendo
silenciosamente la comida alrededor de su plato medio vacío.
“Oye, ¿De qué te quería hablar Coaku?”, preguntó Shuno mientras Ix
se sentaba a su lado. “No te estaba dando un sermón... ¿O sí? Parecía tan
agradable antes”.
“No… Te lo contaré más tarde. Necesito algo de tiempo para arreglar
las cosas primero”.
“¿O-Oh? ¿Estás bien? Siempre puedes hablar conmigo si necesitas
consejo”.
“Sí”.
Shuno miró de reojo a Ix varias veces. Aunque Ix notó esto,
simplemente no sabía qué decirle a su amistad.

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Durante un rato, comieron en silencio. Una ligera nevada cayó al suelo,
y algunos copos incluso aterrizaron en el dorso de las manos de Ix. Se
derritieron de inmediato, como si nunca hubieran estado allí en primer
lugar.
“Has estado así desde ayer”, murmuró Shuno. “Algo sucedió cuando
salí de la habitación. Cuéntame sobre eso”.
“... Alguien que conozco está como...”.
“... No puedes pensar seriamente que esa explicación va a funcionar.
¿Alguien que conoces está como qué?”.
“Como en peligro de ser asesinada”.
“¡E-Eso es bastante serio!”. Shuno miró a su alrededor. Estaban solos,
por supuesto. “¿Y-Y? ¿Cuándo?”.
“¿Qué quieres decir con ‘¿Cuándo?’”.
“¿Cuándo vas a ir a salvarle?”.
Su rápida respuesta dejó a Ix en silencio.
No podía cambiar el hecho de que Shuno nunca podría entender
realmente. No importaba cuánto quisiera Ix salvar a Yuui, se enfrentaban a
poderosos oponentes. Deben haber inventado un elaborado plan para
tenderle una trampa así. No había nada que un simple aprendiz pudiera
hacer para detenerlos. Ni siquiera podía entrar a las reuniones.
Pero si Ix le explicaba todo a Shuno, también le involucraría.
Justo cuando llegó a la conclusión de que sería mejor pasar por alto el
problema y dejarlo de lado, su amigo habló.
“Ya has pensado en una forma de salvarla, ¿No es así, Ix?”.
“¿Qué te hace decir eso?”.
“No eres del tipo que muestra cosas en la cara, pero puedo ver eso
ahora mismo. Somos buenos amigos, después de todo. Y debido a que somos
tan cercanos, puedo decir que no sabes si deberías continuar con esto,

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¿Verdad? Pero este es exactamente el tipo de situación en la que intervengo
como tu superior. ¡Así que déjamelo a mí! ¿Sobre qué necesitas consejo?”.
“¿Consejo...?”.
“Te lo dije, ¿No? Que no dudes en confiar en mí si estás en problemas”,
dijo Shuno, sonriendo con orgullo mientras se golpeaba el pecho.
Había algo alentador en su rostro en ese momento.
Sin embargo, Ix miró al suelo a través del espacio entre sus rodillas por
un rato. Una fina capa de nieve se posó en la parte posterior de su cabeza
antes de que finalmente mirara hacia arriba.
“... Estaría traicionando a alguien a quien le debo si sigo adelante con
mi plan”.
“¿Alguien a quien le debes? ¿Estás diciendo que le hará daño?”.
“No, no es eso. Esta persona ya no está con nosotros. Pero... es muy
valiosa tanto para la persona que conozco como para mí. Y esto la
deshonrará”.
“Hmm…”. Shuno miró hacia el cielo. Ah, esta podría ser una opinión
frívola, pero ¿No es la vida de alguien que todavía respira más importante
que el honor de alguien que está muerto?”.
“…”.
“Wow, es es una interrogante bastante insignificante la que tienes. Es
muy tú”, dijo Shuno con un suspiro. “...Te dije antes que estaba planeando
tomar el negocio familiar, ¿Verdad?”.
“¿De qué se trata esto?”, preguntó Ix sorprendido mientras miraba de
reojo a Shuno.
“Nada, en realidad”. Sonrió ampliamente. “Solo… pensé en distraerte
con una historia. Se trata de la pólvora de ayer. Nunca antes has oído hablar
de las varitas explosivas, ¿No es verdad?”.
Ix negó con la cabeza y Shuno sonrió como si lo hubiera pensado.

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“Han existido durante mucho tiempo, las varitas explosivas. Mi
familia las ha hecho por generaciones. Ese es nuestro oficio, esencialmente”,
dijo Shuno. “Estabas a mi lado ayer cuando hablé, así que probablemente ya
lo sepas, pero existe una sustancia llamada pólvora explosiva. Arde
violentamente cuando la expones al fuego. Si juntas mucha y le aplicas
presión, la explosión resultante será aún mayor. Dependiendo de cómo lo
hagas, puedes ejercer una fuerza destructiva seria con las cosas. Esto no tiene
absolutamente nada que ver con la magia, por cierto. La pólvora produce la
misma fuerza independientemente de quién la encienda. Las varitas
explosivas eran un tipo de arma que usaba pólvora explosiva”.
“Nunca he oído hablar de ellas”.
“Eran armas mortales en el pasado. Mi papá y su papá eran expertos
en el campo. Los fabricantes de varitas explosivas eran prácticamente los
únicos que sabían cómo hacerlas y cómo producir la pólvora para ellas,
además de las únicas personas que entendían sus efectos. Eran valorados por
sus países y tratados bastante bien, por lo que las naciones enemigas no
pudieron hacer que traicionasen a sus países de origen. Eso, hasta que
Rednoff inventó las varitas hechas por el hombre”.
“Entonces, la razón por la que el negocio de tu familia empezó a ir
mal...”.
“Fue por las varitas mágicas. El negocio ya estaba a punto de hundirse
cuando nací”.
“No quiero interrumpir, pero ¿La demanda de varitas explosivas
realmente bajó tanto?”, preguntó Ix, con la cabeza ladeada. “Me parece que
eran bastante efectivas, sin diferencias en la fuerza entre los usuarios. ¿La
gente no las usaría junto con las varitas mágicas para cosas diferentes?”.
“Sobre eso. La pólvora explosiva es muy difícil de sintetizar. Se
produce combinando algunas sustancias diferentes, pero una de ellas es
increíblemente difícil de conseguir. Lo suficientemente difícil como para
necesitar el apoyo de una nación para hacerlo”. Shuno suspiró.

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“Desafortunadamente, ese apoyo se agotó. Además, la cosa solo hace
explosiones... Solo se puede usar para la violencia. Pero las varitas mágicas
se pueden usar una y otra vez siempre que al usuario le quede maná, y
pueden hacer todo tipo de cosas. Comparado con eso, las varitas explosivas
no son nada. El reino se dedicó por completo a fomentar a los fabricantes de
varitas mágicas, lo que exacerbó la transición lejos de las varitas
explosivas...”.
“Pero te convertiste en un aprendiz de fabricante de varitas”.
“Quería aprender sobre ellas. Quería conocer estas varitas mágicas de
las que todo el mundo hablaba tanto. Mamá y papá insistieron en que estaba
traicionando a la familia... Pero para mí, estaba claro como el agua cuál era
la mejor de las dos. Pensé, Ah, entonces esta es la razón por la que las varitas
explosivas van a desaparecer, y me entraron ganas de reír. Desde entonces, he
estado trabajando para mejorar mi artesanía. Pero, ya sabes. Estaba un poco
feliz por escuchar esa conversación ayer. La pólvora explosiva era útil para
algo, aunque solo fuera para cavar ese túnel debajo de la ciudad. No tengo
una obsesión con las varitas explosivas ni nada; tengo una gran
concentración en las varitas mágicas ahora. Pero... no sé. Entonces... Uh,
¿Qué estaba tratando de decir en realidad?”.
“¿Pensé que solo querías distraerme?”.
“Bueno, estaba eso…”. Shuno se cruzó de brazos e hizo una mueca.
“Oh, eso era. Aquí está el problema: tu superior traicionó a su familia viva.
Así que no debería importarte ser desleal a alguien que está muerto. O tal
vez debería importarte un poco... De todos modos, ¿Tal vez sería mejor para
mí decirte que deberías mirar hacia otro lado esta vez? Cuando llegue el
momento, estaré contigo frente a su tumba para disculparme”.
“¿Qué demonios fue eso?”.
Ni siquiera Ix pudo contener una risa de sorpresa por lo artificial que
era la explicación de Shuno.
Pero al mismo tiempo, sintió que algo de la tensión se desvanecía.

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En serio... ¿Por qué estoy dudando?, pensó él.
No tenía la bondad absoluta que tenía Yuui, pero, al menos, debería
ser capaz de asumir tal responsabilidad.

La pareja se fue de forma tal que no fueran oídos por nadie más.
Dejaron atrás el monasterio y se adentraron en el bosque de Artey que
lo rodeaba. Las ramas caídas bajo el peso de la blanca nieve se posaban sobre
las agujas de pino de color verde oscuro. De vez en cuando, una rama que
estaba a punto de romperse se doblaba más y se estremecía como una bestia
temblando, haciendo que la nieve se desprendiera.
“Este es un bosque agradable”, comentó Shuno.
“Sí”, respondió Ix.
Los árboles crecían a intervalos regulares y las ramas extrañas habían
sido podadas de ellos. Se podría decir que los humanos habían diseñado
cuidadosamente este lugar. Ix de repente recordó la montaña en la que había
crecido, aunque los árboles de allí eran completamente inadecuados para las
varitas, a diferencia de los de aquí.
Mientras reflexionaba sobre eso, sintió una sensación muy extraña.
¿Por qué estaba aquí?
¿Por qué un niño que había sido abandonado en un día de invierno
ahora caminaba sobre la nieve en este lejano lugar?
Ix le contó a Shuno sobre su plan, aunque en realidad no necesitaba
nada de Shuno. Después de eso, decidió preguntar más sobre las varitas
explosivas. Sospechaba que la habilidad de Shuno para la artesanía provenía
de su familiaridad con este estilo antiguo de varita.

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Quizás ciertas teorías aplicables a las varitas explosivas y las armas que
usaban pólvora también eran relevantes para la fabricación de varitas
mágicas. Tal vez Shuno tenía ideas ilimitadas sobre la elaboración porque
había ingresado al campo como alguien foráneo, por lo que no tenía una
limitación por su sabiduría convencional.
“Bueno, las varitas explosivas son un arma que...”, dijo Shuno,
hablando tanto con sus manos como con sus palabras. “Producen una
explosión en un tubo muy resistente, y la reacción lanza una roca o algo…”.
“¿Reacción?”.
“Es un efecto secundario, ¿Bien?”.
Era un arma extraña, esta varita que necesitaba una reacción explosiva
para disparar algo. En un catalizador mágico, eso se consideraría un efecto
secundario. Parecía que las varitas explosivas no podían disparar fuerza
explosiva por sí mismas. ¿Qué aspecto tenían exactamente?
En ese momento, sus pensamientos captaron algo en el fondo de su
mente.
¿Reacción...?
¿Disparar algo con una reacción?
Se detuvo en seco.
“Shuno...”.
“¿Qué ocurre?”, preguntó después de caminar un par de pasos más
allá de Ix.
“¿Alguna vez has intentado hacer una varita mágica usando
estructuras de varita explosiva?”.
“Unas pequeñas partes, sí... ¿De qué parte estás hablando?”.
“La parte de ‘disparar algo usando una reacción’. ¿No podrías lograr
lo mismo con el maná?”.

P. 221
“Ah… Bueno”, comenzó Shuno con una sonrisa irónica, “Sí, lo he
pensado. He juntado diferentes tipos de madera. Con un palo en el medio,
con otro alrededor para hacer la fuerza reactiva. Pero no funciona, y
probablemente llegarías a esa conclusión tú mismo si hicieras los cálculos.
La varita no es lo suficientemente resistente. Se rompe si intentas generar
más poder mágico del que puede manejar. No funcionaría”.
“Oh, cierto…”.
Aunque Ix asintió junto con la explicación de Shuno, internamente
estaba confundido.
No – Shuno estaba mal.
¿Qué estaba diciendo?
Ix sabía que la madera no resistiría la explosión. Pero eso solo era un
problema si estabas emitiendo la máxima cantidad de fuerza. Podrías poner
un limitador en la varita para evitar eso.
¿Por qué Shuno no se había dado cuenta de eso?
No, esa no era la pregunta...
No fue solo Shuno.
Esta era una estructura increíblemente simple. A cualquiera se le
podría ocurrir. En lo absoluto, no era difícil desde una perspectiva técnica.
La gente podría haberlo implementado perfectamente hace cien años.
Pero, sin embargo...
Shuno, los compañeros aprendices de Ix y todos los fabricantes de
varitas del mundo...
¿Su propio maestro ni siquiera había pensado en ello...?
Ix se llevó una mano a la boca.
Estaba temblando.
Si a su maestro se le hubiera ocurrido, habría intentado hacerlo al
menos una vez.

P. 222
Pero ni siquiera hizo eso, a pesar de estar tan cerca.
Lo que significaba que realmente no había pensado en eso.
Ix se preguntó por qué no, pero luego negó con la cabeza.
¿Por qué no?
La razón era obvia:
Porque todos los fabricantes de varitas buscaban la varita definitiva,
su catalizador ideal.
Oh...
Ese es el por qué.
Es por eso por lo que la varita subterránea era la varita definitiva.
Comparado con algo como eso...
Pero eso era todo, ¿No era así?
Usa una reacción mágica y pon algo para limitar la fuerza.
No necesitarías las finas habilidades de un artesano o una cuidadosa
selección de materiales para producirlo.

Podrías hacer grandes cantidades de varitas idénticas.

Podrías hacer un número infinito de catalizadores, desprovistos de


características especiales
Los artesanos no encontrarían ningún valor en tratar de hacer algo así.
Era inútil.
¿O no?
¿Era realmente inútil?
Podrías poner ese tipo de varita en manos de mucha gente por poco
dinero.

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¿Eso realmente no tenía valor?
¿Era Ix el único que consideraba eso valioso?
Posiblemente... Probablemente.
Solo había una sola persona en todo el mundo que veía el valor de una
varita como esa.
Solo una persona sin magia podría entenderlo.
Si hubiera sabido cuán poderosa era la magia, solo habría buscado
amplificar aún más su poder.
Es por eso que todos habían considerado la idea de una varita que
pudiera producirse en masa, pero nunca habían intentado desarrollarla.
Era una idea que cualquier otro artesano descartaría
inconscientemente.
Las puntas de los dedos de Ix se enfriaron.
Su excitación le estaba sacando sangre de las extremidades.
“¡Ix!”.
Esa voz lo devolvió a la realidad.
Shuno estaba mirando, su rostro estaba justo al lado del suyo.
“¿Qué ocurre?”, preguntó Ix.
“¿Qué ocurre...? Eso es lo que debería estar diciendo yo. ¿Qué sucede
contigo? Pensé que habías perdido el conocimiento con los ojos aún abiertos
o algo así”.
“¿Ah, de verdad?”, preguntó vagamente con un asentimiento.
Shuno le dirigió una mirada ansiosa. “¿Estás seguro de que estás
bien?”.
“Estoy bien... estoy bien”.
“Tal vez deberías tomarte la tarde libre del trabajo. ¿Has dormido lo
suficiente?”.

P. 224
“No, no es eso. Yo recién...”.
“¿Recién...?”, repitió Shuno.
“Recién…”.
¿Recién qué?
Recién pensé... ¿En qué?
“Recién me acordé de algo. El bosque de Esne en la montaña en la que
crecí”.
Un tipo de madera que repele el maná.

No trataron a Yuui de manera diferente después del incidente. Se quedó en


la misma habitación de siempre y le llevaban la comida. Pero ahora, no se le
permitía salir de su habitación y Nova no venía a visitarla.
Yuui no tenía la menor idea de lo que estaba pasando fuera de su
habitación o de lo que le depararía la próxima conferencia. Pasó un día sin
hacer nada más que mirar por la ventana. Esos días continuaron.
Y luego, antes de darse cuenta, llegó el momento.
La Adoración del Cielo. El día de la reunión donde sería juzgada.
A diferencia de todas las demás ocasiones a las que había asistido, Yuui
fue la primera persona en el salón. Los muebles habían sido reorganizados
de cómo habían estado la noche de la cena a su configuración típica, con
sillas esparcidas por toda la oscura recámara. Pero no había asiento para ella.
En cambio, la obligaron a pararse junto a la pared.
Observó a los participantes llegar uno por uno. Cuando entraban,
miraban en su dirección por un breve momento y luego desviaban la mirada.

P. 225
Ya habían llegado bastantes, pero nadie estaba charlando. La llegada
de Mellay produjo un leve murmullo, pero, sin embargo, luego los demás
participantes mantuvieron la boca cerrada.
Finalmente, Seyoh abrió la puerta y entró.
Caminó hacia la pequeña mesa en el centro del salón. El escriba sacó
sus utensilios de escritura y colocó su mano izquierda sobre el papel.
“La reunión 934 comenzará ahora”, anunció gravemente Seyoh.
“Durante nuestra última conferencia, decidimos que el debate de hoy se
referiría a la distinción entre bestias mágicas y humanos. Sin embargo, ahora
que estamos aquí, nos encontramos con otro tema entre manos. Creo que
esta preocupación es de gran urgencia para estas reuniones y, como tal, me
gustaría discutir si se le da una mayor prioridad. Levanten la mano si tienen
alguna pregunta o desacuerdo”.
Seyoh recorrió lentamente con la mirada los rostros de los
participantes, pero nadie levantó la mano.
“¿Acordado?”, dijo, esta vez escaneando toda la recámara. “Los
participantes del debate acuerdan por unanimidad cambiar el tema de esta
reunión. Antes de comenzar, me gustaría anunciar que, si bien invité a los
señores Rolphie y Hemsley a asistir, no pudieron hacerlo debido a un asunto
urgente que surgió”.
Nadie expresó la sospecha de que su ausencia había sido planeada
desde el principio.
“Ahora bien, discutiremos cómo manejar a los orientales que afirman
ser descendientes de un dios. Por favor, levanten la mano si desean expresar
una opinión”.
Esta vez, dos o tres personas levantaron las manos inmediatamente.
El debate se desarrolló como Yuui había imaginado. Excepto que ahora
no había nadie guiándolo. Estaba siguiendo su curso natural.

P. 226
En primer lugar, los participantes constataron la gravedad del pecado
que suponía en el marayismo el pretender ser dios. Luego, acusaron a Yuui
de tergiversar a Dios al afirmar ser una deidad. La conversación estuvo bien
organizada y transcurrió sin problemas.
Estaban a punto de declararla culpable, con una lógica hermética.
Justo cuando el debate entraba en su fase final, llamaron
silenciosamente a la puerta.
Seyoh, que estaba en medio de una oración, dejó de hablar y se volvió
en dirección a la entrada. El sirviente parado frente a la puerta tenía una
conversación tranquila a través de ella con quienquiera que estuviera al otro
lado, luego la abrió apresuradamente.
“Disculpen la interrupción”, dijo un pequeño anciano cuando entró.
Estaba apoyado en un bastón. Detrás de sus pequeños anteojos, sus ojos
recorrieron las caras de cada persona en la habitación por turno. “¿Me
permiten imponerme por un momento?”.
“¿Maestro Coaku?”, dijo Seyoh mientras caminaba rápidamente hacia
el lado del anciano. Yuui nunca había escuchado a Seyoh dirigirse a alguien
con tanta humildad. “¿Qué le ha traído aquí tan de repente? Tenía la
impresión de que no podría asistir hoy debido al trabajo...”.
“Bueno, ese era el plan originalmente, pero mi agenda se despejó”,
respondió el hombre con su voz amable.
“Le agradezco que haya venido a visitarnos, pero
desafortunadamente…”, dijo Seyoh mientras se frotaba las manos, “ha
habido un cambio de tema de última hora hoy. Esperábamos saber de los
fabricantes de varitas en la próxima reunión...”.
“¿Oh?”, dijo Coaku, mientras cambiaba su bastón a la otra mano.
“¿Entonces, qué tema es?”.
“El crimen de pretender ser Dios”, explicó Seyoh brevemente.

P. 227
“Ah, bien”. A pesar del cambio de última hora, Coaku sonrió y asintió.
“Esa es la razón por la que vine, en realidad”.
“¿Oh...? ¿También vino a debatir este asunto, Maestro Coaku?”.
“Oh, no, yo no. Un fabricante de varitas que conozco. Adelante”, dijo,
dirigiendo la última parte a alguien fuera de la puerta antes de volverse
hacia la recámara. “Sé que esto es muy inusual, pero espero que me
perdonen. Tuve que ceder cuando me dio esta condición”.
“¿Condición?”, preguntó Seyoh con una mirada perpleja.
Mientras hablaban, escucharon pasos acercándose desde el exterior de
la entrada, y una persona a contraluz apareció detrás de Coaku.
Era un hombre con cabello gris y una mirada desagradable en su
rostro. Era inmaduro, con muchos años aún por delante.
Alguien que Yuui conocía bien.
Ix...
Pasó junto a Coaku y entró en el salón. Sin detenerse, caminó hacia el
centro.
Algunos de los participantes debieron darse cuenta de que era el
mismo hombre que se había levantado en la cena la otra noche.
“¿Ix...?”, dijo Seyoh mientras corría hacia el aprendiz de fabricante de
varitas, su largo cabello flotando detrás de él. “¿Qué está pasando? ¿Cómo
conoces al Maestro Coaku…?”.
“Perdón por hacer esto de la nada. Mi nombre es Ix. Soy un aprendiz
de fabricante de varitas. Vine a Estosha para trabajar en bastones para el
monasterio”, dijo Ix, ignorando por completo todo lo demás a su alrededor.
Los participantes escucharon con total incredulidad. “Sé que este no es el
tipo de lugar en el que alguien como yo debería estar. Y creo que entiendo
lo que todos están debatiendo. Es algo sobre lo que los teólogos y el clero
deberían estar discutiendo, no algo en lo que un aprendiz de fabricante de
varitas mágicas debería estar metiendo la nariz”.

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“Entonces, ¿Por qué estás aquí?”, preguntó Mellay. Luego miró a su
alrededor, sonrió y preguntó “Bueno, no está de más escucharlo, ¿No es
verdad?”.
La confusión que se apoderaba de la habitación disminuyó, dando
paso a la sensación de un grupo de adultos observando a un niño
envalentonado. Mellay había manejado hábilmente a la multitud.
Yuui no pudo decir si Ix notó ese cambio en la atmósfera o no;
simplemente siguió hablando en un tono plano.
“La razón por la que Coaku me ayudó a entrar aquí para dirigirme a
todos ustedes es porque noté algo que no puedo pasar por alto como
creyente que vive en el reino. Y eso...”. Sus ojos se dirigieron a Yuui junto a
la pared por un breve momento. “Tiene mucho que ver con su actual tema
de debate. Perdón por preguntar esto después de que comencé a hablar, pero
me gustaría tener permiso para hablar. No tomará mucho tiempo”.
“Ya veo”, dijo Mellay con una voz mezclada con risa. “Un joven con
un sentido directo de la justicia es un tesoro en cualquier generación. ¿Qué
tal, todos? Siento que deberíamos darle la oportunidad de hablar”.
Después de que ella dijo eso, hubo murmullos de “Está bien” o “Estoy
de acuerdo”. Las voces se parecían claramente a las de los padres que ven a
su hijo tener una pataleta.
Mellay asintió en respuesta, luego señaló a Seyoh con los ojos.
“Ah, bueno entonces, Ix.” Con esa mirada, Seyoh pareció haber
recuperado el control de la situación, ya que volvió a un tono aún más cortés
de lo normal. “Por favor, habla. Estaremos encantados de escuchar lo que
tienes que decir”.
“Lo agradezco. Pero no vine aquí para hablar”, anunció Ix con los
brazos cruzados mientras miraba a las personas a su alrededor. “Vine a
revelar un pecado”.
“Oh, ¿Y cuál es ese?”, preguntó Seyoh, con la cabeza inclinada.

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“Tergiversar a Dios, por supuesto”.
“Ah, ahora mismo estamos-”.
“No estoy hablando de la chica parada junto a la pared”. Esta vez, Ix
no miró en dirección a Yuui. En cambio, fijó sus ojos en Mellay. “Esta
tergiversación de Dios es mucho más grave. He venido a exponerlo como un
creyente devoto y moralmente recto”.
“Ya veo. Esa es una acusación bastante seria, si es verdad”. Seyoh
asintió levemente. “Entonces déjame preguntarte: ¿A quién has venido a
exponer por tergiversar a Dios?”.
Casi todos en la sala sonrieron mientras esperaban lo que vendría a
continuación.
Ix pasó su mirada sobre sus rostros y luego dijo “A todos aquí”.

La voz de Ix llenó la habitación, y cayó en silencio. Era ahora o nunca.


“Hay una historia sobre la Capilla en este pueblo. Una en la que
Rednoff, el inventor de las varitas hechas por el hombre, se escondió en una
habitación subterránea para completar el catalizador definitivo. O eso dice
la leyenda”. La boca de Ix siguió moviéndose mientras pensaba en lo que
diría. “Me da la impresión de que es una historia famosa entre personas
relacionadas con la Iglesia. Desde donde me senté al final de la mesa, incluso
escuché a algunas personas mencionarlo en la cena esa noche”.
Miró los rostros de las personas a su alrededor. Lo miraban con
confusión, o con ira, o como si fuera raro.
“Los invitados a la cena llegaron a una conclusión”, dijo, mirando de
nuevo a la Vukodrak llamada Mellay. “Determinaron que Rednoff se
encerró debajo de la Capilla debido a su fe en el marayismo. Llegaron a esto
sin una prueba real, pero eso fue lo que se dijo. ¿Estoy entendiéndolo bien?”.

P. 230
“Sí, tienes razón…”, dijo Seyoh, frunciendo el ceño. “Aunque no
aceptaré que sea una afirmación sin pruebas. La lógica se mantiene y no hay
pruebas para refutarla, por lo que debemos aceptarla como cierta por el
momento”.
“¿Significa eso que aceptas que de hecho es la varita definitiva?”,
preguntó otro hombre en la multitud. “¿No eres tú el joven que se levantó
de la nada para preguntar qué quiso decir el Sr. Rolphie cuando dijo que era
la varita definitiva?”.
“Eso fue por mi propia falta de experiencia. Es, absolutamente, la
varita definitiva”, reconoció Ix, y el hombre que había preguntado resopló.
“La es. La pregunta de cómo Rednoff la elaboró en ese período de tiempo
permanece, pero lo dejaré de lado por ahora. El problema es que todos los
asistentes en ese momento, es decir, todos los que están aquí ahora, no
señalaron algo crucial”.
“¿Y qué sería eso?”, preguntó Mellay con una inclinación de su cabeza.
“La leyenda no termina ahí. Rednoff desapareció después de terminar
la última varita debajo de la Capilla. Pero no solo se alejó. Desapareció de
una recámara subterránea cerrada. Nadie intentó explicar ese misterio en el
debate de la otra noche. ¿Por qué nadie lo cuestionó?”.
“Porque discutirlo no lograría nada”, respondió Mellay de inmediato.
“Las leyendas son exageradas y cambian con el tiempo. Con toda
probabilidad, alguien cambió ‘desaparecido’ por ‘desaparecido de una
recámara subterránea cerrada’ en algún momento. No es posible que alguien
desaparezca de una habitación cuando no tiene vías de escape. ¿O estás
tratando de decir que puedes explicar esto?”.
“Sí, puedo”.
“Esa es una afirmación interesante”. Ella juntó las manos sobre su
regazo. “¿Y qué explicación tienes?”.
“Rednoff era un fantasma”.

P. 232
Unos segundos después de que dijo eso, cascadas de risas
condescendientes brotaron de varios lugares del salón.
La expresión de Ix no cambió cuando dejó que las carcajadas salieran
por él. No era un problema en este momento.
Esperó a que la risa amainara antes de volver a hablar.
“Rednoff era un fantasma. Esa es la única explicación que se ajusta a la
leyenda. Si desean refutar esa afirmación, entonces bríndenme una prueba u
otra posible explicación que sea igualmente creíble. Así funcionan estas
reuniones, ¿No? Decir ‘no es posible’ no es suficiente”.
“Primero tienes que verificar la existencia de fantasmas”, afirmó otro
miembro. “¿Qué es un fantasma? ¿Qué lógica les permite existir? Responde
eso primero”.
“Dragones”.
Cuando Ix pronunció esa sola palabra, la expresión de la otra persona
se volvió helada.
No era solo ese hombre, tampoco. Cada persona en la recámara se
congeló.
“Hay una leyenda sobre un dragón en este pueblo. Un matrimonio
pidió que le dieran vida a una muñeca suya. A un dragón. Concedió su deseo
perfectamente. Una vez que la muñeca expiró, se convirtió en un espectro
que rondaba la ciudad. Me imagino que algunos de ustedes aquí lo habrán
escuchado”, continuó Ix.
“Esa es una historia de fantasmas”, dijo Mellay bruscamente. “Los
dragones son criaturas de leyenda. Hay dudas sobre si alguna vez existieron
realmente. ¿Qué tipo de evidencia es esa?”-
“Los dragones existieron”, afirmó Ix muy claramente. “Los dragones
existieron, y absolutamente concedieron los deseos de las personas. Espero
que actúes como si eso fuera cierto a menos que tengas pruebas de lo
contrario”.

P. 233
“…”. Seyoh miró a Ix en silencio. “Bien. ¿Qué es, entonces, lo que
afirmas basado en esa leyenda?”.
“Que la muñeca del cuento es Rednoff. A ella le dio vida un dragón.
Era una muñeca que se convirtió en fantasma”, dijo Ix sin respirar. “Esa
interpretación lo explica todo”.
Dejó de hablar y miró alrededor de la habitación.
Después de comprobar que nadie iba a ofrecer un contraargumento,
continuó.
“Rednoff inventó varitas mágicas hechas por el hombre de la nada”. Ix
caminó lentamente por la habitación. Las flamas de las velas cerca de él
vacilaron cuando pasó. “Pero quedan muchas preguntas sobre cómo pudo
hacer las primeras varitas. No las desarrolló sintetizando el conocimiento de
la era de las varitas naturales. Y, sin embargo, la historia cuenta que a un
solo hombre se le ocurrió la idea de las varitas hechas por el hombre, refinó
su creación hasta el punto en que era realmente utilizable y luego incluso
logró fabricar la varita definitiva. ¿Cómo pudo haber logrado eso? ‘Rednoff
fue un genio’. Esa explicación es simple, pero no es muy convincente. Pero
si fuera una creación de un dragón, todo cuadraría”. Ix extendió las manos
frente a él. “Dando vida a una muñeca de madera. Hacer eso es bastante
similar a cómo producimos varitas hechas por el hombre cortando una rama
de un árbol y dotándola de una pseudovida. Rednoff mismo fue la primera
varita mágica del mundo”.
“Eso no es una prueba”, dijo la voz tranquila de un hombre. Ix miró y
vio que pertenecía al mismo hombre que se había sentado frente a él la noche
de la cena. “Es igual de convincente decir que Rednoff fue un genio
incomparable, y hay tantas pruebas de eso como tu afirmación también.
Puede presentarse como una explicación alternativa a lo que acabas de
proponer”.

P. 234
“Pero no puede explicar cómo desapareció de la habitación
subterránea”, replicó Ix de inmediato. “Mi explicación también puede cubrir
eso”.
“... Imposible”.
“Es sencillo. Después de ser encerrado en esa habitación debajo de la
Capilla, Rednoff murió. En esa misma recámara. Perdió la vida. Un humano
deja atrás un cadáver, pero eso no sucedió con él”.
Ix se detuvo para respirar.
“La conciencia de Rednoff se convirtió en un fantasma, y dejó atrás una
varita mágica”.
Tal vez eso fue suficiente para entender el punto de vista de Ix. Los
participantes ya deberían haberse dado cuenta. Si la varita definitiva era en
realidad el cuerpo de Rednoff, entonces el debate en la cena no tenía ningún
sentido, o al menos planteaba serias dudas al respecto.
Ix permaneció monótono cuando terminó.
“El primer fabricante de varitas fue una varita mágica creada por un
dragón”. Le lanzó una mirada a Yuui. “Esa es la única explicación que encaja
perfectamente con los misterios de la leyenda”.
En la cena, los asistentes habían hecho que Rednoff fuera un creyente
devoto. Argumentaron que era un artesano que se encerró en esa habitación
por su dedicación a Dios y continuó haciendo varitas. Fue impulsado por la
fe para crear el catalizador definitivo. Por lo tanto, se podría argumentar que
todos los fabricantes de varitas que buscaban esa misma varita eran
miembros fieles de la Iglesia... Esa era la explicación que se les había
ocurrido.
Según esa lógica, la varita definitiva era nada menos que un regalo
creado por Dios.
Pero... ¿Y si eso estaba errado?

P. 235
¿Y si Rednoff hubiera sido una muñeca y el catalizador de la sala
subterránea fuera su cadáver?
Eso significaría que un dragón había creado la varita definitiva.
“Vine aquí para exponer sus pecados. Cada persona que estuvo de
acuerdo con Mellay en esa cena estaba tratando a Dios y a los dragones como
uno solo. Por lo tanto, ustedes son los pecadores que representaron mal a
Dios”.
Habiendo dicho eso, Ix cerró los ojos.
Era su único as bajo la manga.
Si negaban que habían tergiversado a Dios, si se defendían y decían
que no era cierto, entonces Ix podía tomar prestada su defensa para insistir
en que Yuui tampoco había cometido ningún delito.
Si aceptaban su pecado y decían que aceptarían el castigo, entonces Ix
también tomaría prestada esa lógica, aunque no la creería. Haría que Yuui
aceptara su pecado y el castigo. Pero no importaba cuán grave fuera el
pecado de tergiversar a Dios, no estarían de acuerdo con la pena de muerte,
ya que tendrían que enfrentar el mismo destino. De esa manera, al menos
podría salvarle la vida.
Esta era la única manera de protegerla.
Por supuesto, su táctica no era un éxito garantizado. Los participantes
simplemente podían ignorar todo lo que Ix había dicho. No estaban
obligados a evaluar las palabras de un laico 18. Esperaba confiar en el nombre
de Coaku para llegar tan lejos, pero no estaba seguro de que funcionara.
Ix volvió a abrir los ojos y vio a Mellay justo en el centro de su campo
de visión. Estaba sonriendo despreocupadamente.

18
En las organizaciones religiosas, los laicos consisten en todos los miembros que no forman parte del clero,
generalmente incluyendo a los miembros no ordenados de las órdenes religiosas, por ejemplo, una monja o un
hermano lego.

P. 236
Entonces ella le dio una respuesta completamente diferente a la que él
esperaba.
“Tienes toda la razón, Ix,” dijo ella, como si estuviera totalmente de
acuerdo.
“¿Eh?”. La respuesta se escapó de su boca.
“Estoy asombrada de que hayas podido vislumbrar una verdad tan
profunda de la más mínima de las leyendas. Estoy aún más convencida del
valor de los jóvenes que aportan nuevos conocimientos con cada
generación”.
Ix no podía entender lo que estaba tratando de decir.
El resto de los participantes de la reunión intercambiaban miradas
perplejas; estaban tan despistados como él.
Solo Seyoh estuvo de acuerdo con Mellay.
“Absolutamente”, dijo con un fuerte asentimiento. “Quizás ocultar esa
habitación subterránea fue un error. No puedo creer que hayas discernido
tanto con solo una mirada”.
“¿Qué estás diciendo...?”, preguntó Ix.
“Esta es una oportunidad tan maravillosa que debo decir algo. Todos,
este es un malentendido común incluso entre el clero”, agregó Mellay
lentamente. “Es cierto que hay una leyenda aquí en Estosha sobre un dragón.
En ese cuento, el dragón le da vida a una muñeca. Sin embargo, los
miembros anteriores de la Iglesia han evitado hablar sobre esta historia, ya
que conlleva un gran riesgo. ¿Entienden por qué?”.
Todos en la sala asintieron vagamente.
“Sí, Dios creó el mundo y la vida en él. El Antiguo Orden nos enseña
que esta es una prueba de la existencia de Dios. Es por eso que podrías usar
una leyenda sobre un dragón todopoderoso que otorga vida para negar a
Dios. Pero eso es solo si pasas por alto una parte crucial de la historia. Seyoh,
¿Sabes qué es eso?”.

P. 237
Sonrió cuando lo llamaron y dijo “El dragón le dio vida a la muñeca,
pero no un alma. ¿Es eso correcto?”.
“Sí, precisamente”. Mellay juntó sus manos. Sin embargo, no emitieron
ningún sonido, ya que solo se tocaba el grueso pelaje de las palmas de sus
manos. “¿Por qué el dragón solo dio vida? ¿Es porque las personas en el
cuento no pidieron nada más? No, no es eso. Las almas son inseparables de
la vida. Es por eso que cada una de las creaciones de Dios posee tanto vida
como alma y por qué ninguna se ha convertido jamás en un espectro.
Imagino que entiendes lo que eso significa. Incluso tú, Gustavus”, dijo
mientras miraba hacia el otro lado de la habitación.
“No estoy seguro de por qué mencionarías mi nombre allí...”, dijo
Gustavus. “Supongo que esencialmente estás diciendo que el dragón carecía
de la capacidad de crear un alma”.
“Sí, eso es exactamente lo que quiero decir”. Ella asintió. “Como
pueden ver por eso, los dragones y Dios no son lo mismo. Los dragones
pueden crear vida, pero solo Dios puede crear almas. Los dragones son
poderosos, pero Dios es todopoderoso. Lo que significa...”.
Se volvió hacia Ix y dijo “Los dragones no pueden crear dragones. Dios
puede crear dragones”.
¿Así que esa era una interpretación válida?
Había trabajado muy duro para consolidar su teoría, pero ni la refutó
ni la aceptó. Se acercaron a él desde un plano completamente diferente y lo
consumieron lentamente.
“Todos”, dijo Mellay, “deberíamos agradecerle al joven Ix. Nos ha
mostrado un agujero en nuestra interpretación y ha llevado nuestro debate
a una culminación aún mayor. No fue Rednoff quien creó la varita definitiva
– fue un dragón. Y por supuesto, fue Dios quien dio a luz a esas criaturas. ¿Y
por qué la varita definitiva nacida de un dragón eligió la Capilla como su
lugar de descanso final? Cuando piensen en la razón de eso, estoy segura de
que se darán cuenta de que la varita definitiva fue una bendición de Dios”.

P. 238
Abrió los brazos mientras los asistentes le arrojaban fervientes elogios
a Ix.
Ix aceptó los gritos de “¡Increíble!”, “¡Nos has enseñado mucho!” y
“¡Así es como se ve un verdadero creyente!”, mientras los marayistas se
tragaban sus metas, sus planes, su todo, completamente.
Él tropezó hacia atrás con pies inestables, casi empujado por sus gritos.
Seyoh levantó una mano y alguien rápidamente le acercó una silla. No
lo dejarían salir. Estaba atrapado dentro del marayismo.
Se sentó allí, aturdido.
Su voz no saldría en lo absoluto.
No había nada más que pudiera hacer.
Él había venido aquí con la intención de salvarla, pero...
Ix, naturalmente, buscó a Yuui junto a la pared, pero todo lo que vio
fue el papel tapiz.
Entró en pánico, tratando de averiguar a dónde había ido. ¿Había
adivinado que Ix no sería capaz de salvarla y había hecho un desesperado
último intento por escapar? Pero esa sería la peor elección posible. Tal vez se
las arregló para contactar a Nova de alguna manera...
En ese momento, escuchó una voz desde arriba.
“Gracias”.
“¿Eh?”.
La pequeña chica estaba parada directamente frente a él, mirando
hacia abajo.
No podía ver su rostro porque estaba en la sombra, pero podía decir
que estaba con las manos juntas.
Los otros rápidamente la notaron. Los aplausos cesaron y la
conmoción creció. Nadie entendía por qué actuaría en este momento.

P. 239
“Todos...”, anunció Yuui mientras se daba la vuelta. Ix solo podía ver
su espalda ahora. “Por favor, perdónenme, pero simplemente no pude
contener mis emociones. Me invadió la necesidad de contarles algo a todos,
así que salté hacia adelante... Seyoh, ¿Puedo darme permiso para hablar?”.
Ella lo miró y, sorprendentemente, él asintió de inmediato.
“Sí, sigue”, le dijo.
“Gracias”. Ella asintió una vez. “Como todos saben, la gente me trató
como descendiente de un dios en mi tierra natal. Sin embargo, esa
descripción siempre me ha parecido extraña. Nunca sentí como si tuviera la
sangre de una deidad corriendo por mis venas”. Su voz estaba llena de
emoción mientras hablaba. “Sin embargo, ahora, justo ahora, me convencí
de algo mientras escuchaba lo que este hombre tenía que decir”.
Dio un paso adelante e hizo un gesto hacia Ix.
“Los dioses de mi patria, Lukutta, son similares a los ‘dragones’ de los
que hablo. Son poderosos, pero no todopoderosos; no pueden crear los suyos
propios. Para ser honesta, no sé si tengo la sangre de una deidad en mí, pero
sí sé una cosa: los dioses de Lukutta también son creaciones del Dios
verdadero en el que todos ustedes creen”.
Hubo un grito ahogado de la multitud.
Todos volvieron sus ojos, llenos de anticipación, hacia la chica que
estaba a punto de convertirse a su religión.
“Planeo regresar a mi tierra natal después de pasar el invierno aquí en
Estosha. Y a mi regreso, espero llevar la palabra de Dios a mi pueblo. Quiero
que tanta de mi gente como sea posible conozca las maravillas del
marayismo. Sin embargo... sólo soy una niña. Todavía sé muy poco acerca
de esta fe y, hasta hace poco, me presenté erróneamente como descendiente
de Dios. Entiendo que no puedan confiar en alguien como yo. Estoy segura
de que sus preocupaciones son mayores de las que puedo imaginar. Pero mi
pasión también arde mucho más intensamente de lo que puedan imaginar.

P. 240
Como la primera luz que vio Santa Anma... o la piscina de lava en la que
cayó San Irobai”.
Se movió al centro de la habitación mientras imploraba a la multitud.
“Por eso, por favor... se los ruego”. Ella inclinó la cabeza hacia abajo.
“Por favor, concédanme permiso para difundir la palabra de Dios en mi
tierra natal”.
Era el único camino que le quedaba hacia la salvación.
Pero nadie en la multitud lo habría sospechado por su actuación. Eso,
o lo sabían y optaron por ignorarlo. De cualquier manera, el resultado era el
mismo. Una mujer que era un símbolo en su tierra natal se había convertido
en su misionera.
Después de un prolongado silencio, la sala estalló en un estruendoso
aplauso.
Mellay se puso de pie y abrió los brazos en un intento de atraer a Yuui
a un abrazo.
La ovación no terminó; Yuui se inclinó una y otra vez ante la multitud.
La habían arrastrado a un país enemigo, le habían robado su libertad
y su futuro. Y ahora, incluso habían reclamado su espíritu. Sin embargo, Ix
vio una sonrisa en su rostro.
Esa sonrisa nunca se giró hacia él.

Yuui miró por la ventana y vio un tenue brillo.


Imaginaba que debía haber hogueras en las calles de abajo. Las calles
normalmente tranquilas ahora estaban llenas de gente caminando. Podía oír
sus voces.
La Adoración del Cielo había comenzado.

P. 241
Había mucho bullicio en el edificio ya que la reunión acababa de
terminar, pero era probable que todos fueran a la Capilla pronto. Yuui se
sintió aliviada porque parecía que nadie la había visto regresar a su
habitación.
Oyó que se abría la puerta de la habitación y giró la cabeza para mirar.
“Gracias por tu trabajo, Nova”, dijo Yuui cuando vio quién estaba allí.
Inclinó la cabeza. “Mi estadía aquí se ha vuelto difícil”.
Ese era el tipo de cosas a las que Nova siempre respondía “Sí”, pero no
dijo nada. Simplemente se paró en la entrada, mirando a Yuui.
“¿Qué ocurre?”, preguntó Yuui.
En lugar de responder, Nova se acercó a Yuui. En la oscuridad de la
habitación, se acercó tanto que casi choca con ella. Yuui se vio reflejada en
los ojos sin emociones de Nova.
“Hay algo que no entiendo”, dijo Nova en voz baja.
“¿Qué es eso? Te lo explicaré si lo entiendo…”.
“Se trata de la cena, de la otra noche. El grupo decidió que Seyoh
orquestó, tanto la carta de amenaza como el ataque contra ti. Incluso lo
admitió”.
“Afirmó que era para llamar la atención sobre mí, pero, bueno, esa es
una historia bastante molesta”, dijo Yuui encogiéndose de hombros.
“Pero es, extraño”.
“¿Por qué dices eso?”.
Nova parpadeó por un momento.
“Porque vi la carta de amenaza”, continuó en un tono plano. “Era un
sobre que estaba ligeramente húmedo y blando. La escritura se estaba
escurriendo un poco, pero aún se podía leer. Si fuera un acto, no necesitaría
hacer algo así. Simplemente podría decirles a los demás que se había
entregado una carta de amenaza”.

P. 242
“Es algo desconcertante...”, concedió Yuui, colocando un dedo en su
mejilla. “Sin embargo, Seyoh es muy minucioso, así que tal vez eso fue
intencional. Después de todo, no sabría quién podría decir que quería ver la
carta real”.
“¿Hacer eso no significaría que quería detener, las reuniones? ¿No
contradice ese motivo por el qué te atacó?”.
“Pensé que Rolphie explicó eso”.
“No lo hizo”, dijo Nova inmediatamente. “Todo lo que hizo fue usar
el proceso de eliminación, para afirmar que Seyoh era la única persona que
podría haber hecho ambas cosas. No se centró en la consistencia del motivo,
en lo absoluto”.
“Entonces quizás deberíamos permitir alguna contradicción. Si solo
hay una posibilidad, debemos aceptarla, aunque sea un poco exagerada...”.
“No”. Nova negó con la cabeza y miró a Yuui. “Hay dos, posibilidades.
Podría ser que la persona que envió la carta, y la persona que te atacó sean
de bandos diferentes”.
“¿Qué te lleva a creer que hay otra posibilidad?”.
“Porque conozco a alguien que sabe a qué hora los sirvientes abren la
puerta principal todos los días, y que podría haber dejado una carta allí
inmediatamente antes”.
“... ¿Y quién sería?”.
Nova no respondió. Se acercó a la ventana y miró hacia abajo.
Desde esa pequeña ventana, se tenía una vista clara de la entrada del
edificio. No estaba tan alta como para que no pudieras abrir la ventana y
dejar caer un sobre en el umbral si apuntabas bien.
Nova se volvió hacia Yuui.
“¿Me dirás, por qué?”.
“¿Por qué?”. Yuui inclinó la cabeza.

P. 243
“Te las arreglaste para salir de eso, esta vez. Seyoh decidió que era
mejor encubrirte a ti, que evitar que otros supieran del culpable. Pero no
habría sido así si se hubieran dado cuenta de que en realidad enviaste la
carta. Habrías sido juzgada, como una verdadera criminal. ¿Por qué harías
algo tan, autodestructivo?”.
Yuui se acercó a la ventana. Se paró al lado de Nova y miró hacia abajo.
Había tanta gente dando vueltas que uno se preguntaba dónde estaban
normalmente.
“Hey, Nova”, dijo Yuui. “¿Por qué crees que me invitaron a estas
reuniones en primer lugar?”.
“Para desacreditar la fe de Lukutta. Para dejar en claro su actitud hacia
los países que han conquistado, declarándote pecadora y ejecutándote”.
“Eso es muy poco probable”. Yuui sonrió y negó con la cabeza. “Si ese
fuera su objetivo, podrían haber expuesto quién era yo en mi primer día en
las reuniones. No tendrían ninguna razón para tomarse la molestia de
obligarme a participar. Creo que Seyoh solo tenía un objetivo en mente desde
el principio”.
“¿Y cuál era ese?”.
“El convertirme y hacerme misionera en Lukutta”.
Nova miró a Yuui en silencio.
“El potencial de convertir a otras naciones es un tema apremiante en
Estosha porque limita con otras naciones. Quieren a alguien de su lado que
sea de Lukutta, especialmente si están en una posición de poder religioso.
Lo quieren tanto que harían cualquier cosa. El impacto en la gente de
Lukutta será enorme cuando sepan que me he convertido al marayismo.
Obviamente, mi conversión no necesita ser verdadera en mi corazón. Pero
me obligaron a declarar mi intención de convertirme. Ahora que he dicho
eso, no tengo más remedio que hacer proselitismo cuando regrese a Lukutta,
ya que el reino podría ejecutarme cuando quisiera. Me están monitoreando,
después de todo”.

P. 244
Las palabras de Yuui fluían suavemente.
“Por eso Seyoh me hizo participar en esos encuentros, me hizo
aprender sobre el marayismo y me hizo ganarme la confianza de los
asistentes al debate. Eso era lo único que Seyoh quería lograr en estas
reuniones de invierno. Así como Mellay hizo todo lo posible para convertir
a los fabricantes de varitas en miembros del Clero”.
“Estabas…”, comenzó Nova, que había estado escuchando en silencio,
“¿Estabas consciente de esto? ¿Y, aun así, hiciste lo que quería...?”.
“No tuve elección. Este era el único resultado posible desde el
momento en el que llegué a Estosha. Había preparado todo tan
minuciosamente. Si hubiese tratado de correr, solo sería retenida aún más
fuerte”.
“Pero, ¿Por qué...?”.
“No hay forma de que pueda resistirme a ellos por completo. Pero si
sigo sus planes para mí, las cuerdas que me atan se aflojarán. En esa
situación, puedo mover al menos un dedo, y tal vez pueda guiar las cosas
un poco”.
“¿Guiar?”, preguntó Nova, parpadeando un par de veces.
“Seyoh debe haberse dado cuenta de inmediato del hecho de que yo
había enviado la carta de amenaza. Probablemente sospechó que estaba
tratando de detener las reuniones después de darme cuenta de lo que estaba
haciendo. Pero no podía echarme la culpa porque eso pondría más crímenes
en mi cabeza. Y entonces ya no sería solo Yuui Laika, la chica moralmente
recta descendiente de un dios. Podría haber elegido ignorar la carta de
amenaza... pero alguien con una mente como la suya en realidad elegiría
usarla para su beneficio”.
Yuui hizo una pausa para respirar.
“Fingió atacarme e hizo un problema aún mayor con las amenazas.
Incluso si Rolphie no lo hubiera acusado, Seyoh se habría implicado a sí

P. 245
mismo. O eso, o habría preparado a otro ‘culpable’ para asumir la culpa. De
todas maneras, su plan subsumió el mío. Dado que me mostró su habilidad,
no tendría más remedio que seguir su plan, incluso si yo supiera cuál era...”.
Yuui levantó las palmas de sus manos.
“Pero ¿Qué pasa con eso? ¿Qué pensarían los demás participantes en
la reunión?”.
“... ¿Qué quieres decir?”, preguntó Nova.
“¿No pensarían que fuese extraño? ‘¿Por qué Seyoh nos probaría?’
‘¿Por qué mintió al principio sobre la carta y el ataque?’ Podrían comenzar a
sospechar de él”. Yuui se llevó una mano al pecho. “Y podrían comenzar a
sentir un poco de lástima por mí, porque él me usó. Serían más gentiles
conmigo. De hecho, tanto Mellay como Gustavus me hablaron después de la
reunión. Esos son los dos que visité con el pretexto de discutir sobre esa carta
de amenaza. Ambos me lo prometieron. Dijeron que querían darme una
libertad casi completa con respecto a la difusión del marayismo en Lukutta”.
Nova abrió la boca, pero luego la volvió a cerrar. Dejó de parpadear y
miró a Yuui.
“Las reuniones fueron exactamente como las planeó Seyoh. Pero al
mismo tiempo, sus compatriotas perdieron un poco de confianza en él, y yo
gané algo de ellos. ¿Y qué saldrá de eso, preguntas?”. Yuui levantó un dedo.
“Cuando el Nuevo Orden tome el poder, se abstendrán de apoderarse de
Lukutta. Mientras esté allí, decidirán que está bien dejarlo en paz. Actuaré
de una manera que les haga pensar eso. Y eso le dará tiempo a Lukutta.
Tiempo. Que puede cambiarlo todo”.
Nova dio un paso atrás mientras escuchaba la suave explicación de
Yuui.
“Yo…”, comenzó a decir. “¿No tienes miedo, de que les cuente a los
superiores, lo que acabas de decir?”.

P. 246
“No haría ninguna diferencia si lo hicieras”, dijo Yuui con una sonrisa.
“Pero como tu amiga, te advierto que creo que es poco probable que puedas
lograr que se lo tomen en serio. No soy más que una peona para los de arriba.
No creen que tenga el poder de cambiar nada. Mira lo que sucedió esta vez
– jugué exactamente según la mano de Seyoh. Dudo que estén interesados
en los pensamientos de una títere…”.

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Nova estuvo en silencio por un tiempo. Esto era normal para ella,
aunque este silencio parecía diferente de lo habitual.
“Te estoy, monitoreando,” dijo ella.
“Sí, en efecto”.
“Es probable, que me mantengan en esta posición, incluso después de
regresar a Lukutta”.
“Eso parece probable”.
“Pero, voy a enviar una solicitud, para que me reasignen”.
“¿Por qué ahora, de todos los tiempos?”, preguntó Yuui. “¿Estás harta
de mí?”.
“No... Porque yo, no puedo seguirte el ritmo”.
“Sin embargo, no creo que tu solicitud sea aprobada”.
“... Estoy de acuerdo”. Nova asintió una vez, con su voz con el mismo
tono sin emociones de siempre. “Sí. Espero, estar contigo más tiempo, Yuui”.

Una vez que se abrió la puerta de la sala de reuniones, la gente se fue, con
expresiones alegres. El salón se llenó con el sonido de la charla, que
rápidamente se convirtió en un alboroto.
Ix fue arrastrado junto con la marea de personas hacia la entrada
principal del edificio, pero Shuno estaba esperando justo al lado. Se le
iluminó el rostro cuando vio a Ix, y lo agarró del brazo para arrastrarlo hasta
un rincón del salón. Mientras Shuno tiraba de él, varios de los participantes
de la reunión intentaron hablar con Ix.
Todos estaban sonriendo. Buscó a Rolphie y Hemsley entre la
multitud, pero no los vio por ninguna parte.

P. 249
No pasó mucho tiempo para que la gente desapareciera. El salón se
vació rápidamente, volviendo al silencio.
“Todos van a la Capilla al otro lado de la calle”, le dijo Shuno. “Los
asistentes que esperaban en el pasillo me lo dijeron. Habrá un servicio en la
Capilla; luego todos saldrán a los terrenos para el ritual de Adoración del
Cielo. Cualquiera puede unirse a eso, supongo, así que ¿Quieres esperar un
poco antes de ir?”.
“No me importa, pero...”, dijo Ix con un suspiro.
“¿Por qué estás tan deprimido?”, preguntó Shuno, con confusión.
“Solo estaba escuchando a través de la puerta, ¡Pero estuviste increíble, Ix!
¡No puedo creer que hayas revelado cuál era realmente la varita definitiva!
Hombre, no tenía ni idea. Una varita hecha por un dragón, eso es genial-”.
“Fue una mentira”.
“¿Eh?”. Shuno miró inexpresivamente a Ix.
“Todo fue una mentira. El dragón, Rednoff, todo fue una mierda de la
que no tengo ninguna evidencia. Además... esa cosa no es la varita
definitiva”.
“E-Espera un segundo, Ix”. Shuno rápidamente levantó una mano.
“¿U-Una mentira? Pero Munzil Alreff y sus propios aprendices coincidieron
en que sí. Quiero decir, no tengo ni idea de cómo se usa, pero…”.
“Así es, Shuno,” dijo Ix. “Nadie puede usarla, y no hay nada para lo
que pueda usarse. Eso es exactamente lo que la convierte en la varita
definitiva”.
“... ¿Qué quieres decir?”.
“¿Cuántas veces hemos hablado los dos de eso? ¿Especulamos sobre si
es posible forjar la varita definitiva o cómo se vería si pudieras hacerla?
Apuesto a que todos los fabricantes de varitas en la historia han pensado lo
mismo. Sueñan con la varita definitiva y tratan de acercarse un poco más a
ella. Esa pasión impulsa el desarrollo de catalizadores, y no se ha extinguido,

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cientos de años después. Incluso si no avanzan tan rápido como antes,
incluso si Munzil muere... los fabricantes de varitas como tú vendrán.
Artesanos con pasión, que marcarán el paso del tiempo. Y probablemente
haya una razón para eso”.
“Deja de felicitarme ahora”, dijo Shuno, un destello de ira cruzó su
rostro antes de que volviera a la normalidad. “¿Así que estás diciendo que
la razón es…?”.
“La varita definitiva”, dijo Ix con un asentimiento. “Todos creen que
algún día produciremos una sola varita para acabar con todas las varitas.
Porque hay una leyenda sobre el primer fabricante de varitas que la creó. Es
por eso que todos están tan obsesionados con avanzar en el oficio. No
importa si la varita definitiva realmente existe o no. El solo hecho de tener el
nombre significa que los catalizadores mágicos seguirán evolucionando para
siempre. Es lo mismo con las estrellas. Te sientes con seguridad extendiendo
tu mano hacia ellas porque nunca las alcanzarás”.
“Está bien, está bien, ¿Qué pasa con Rednoff, entonces? ¿Dónde
desapareció?”.
“Ni idea”. Ix se encogió de hombros. “Tal vez murió en esa habitación
y lo mantuvieron en secreto, o alguien lo ayudó a escapar en secreto...
Incluso si tratamos de imaginar lo que sucedió, no tenemos suficiente
información. Tal vez se sintió culpable por dejar fuera del negocio a todos
los fabricantes de varitas explosivas y simplemente desapareció”.
“…”.
Después de escuchar la explicación de Ix, Shuno se giró, frunciendo el
ceño. Parpadeó varias veces, pareciendo inquieto.
“... Cierto”, murmuró Shuno después de un rato. “Lo entiendo, Ix. Te
va a llevar tiempo digerirlo todo... Está bien”.
“Perdón por arrastrarte a esto”.

P. 251
“No es un problema, de verdad. Pero lo entiendo. Eso es lo que quisiste
decir cuando dijiste que estabas traicionando a alguien, ¿Verdad? ¿Decir que
era la varita definitiva incluso cuando sabías que no era verdad?”.
“Eso es...”.
Ix no pudo evitar quedarse en silencio.
Eso no era cierto. Porque lo que había traicionado era el honor de los
dragones que ya no estaban aquí.
Pero la voz de Shuno rápidamente volvió a ser alegre.
“Bueno, si no quieres decírmelo, está bien. Al menos por ahora, parece
que tu amiga se salvó”.
A estas alturas, Ix sabía que Shuno estaba siendo amable.
No tenía idea de por qué era tan amable con él, por qué todavía le
sonreía a pesar de que le había metido en este lío. No lo entendía, pero lo
hacía muy feliz. Tan feliz que casi quería llorar.
Miró a Shuno mientras pensaba eso, solo para encontrar una mirada
inquisitiva en su rostro.
“O-Oye, Ix, ¿Estás bien? ¿Te duele el estómago?”.
“No, no es nada”.
“¿En realidad? Estás haciendo una expresión que nunca antes te había
visto hacer; me parece algo extraño”.
Casi no había nadie en el pasillo en este momento. El servicio en la
Capilla probablemente estaba en marcha, supuso Ix.
Pero por el rabillo del ojo, vio aparecer a dos personas pequeñas y
caminar hacia él.
“Ah, ahí están ustedes dos”, dijo uno de ellos.
“Oh, Maestro Coaku,” dijo Shuno, notándolos también. “Y tú...
Ummm, lo siento, no te pregunté tu nombre”.

P. 252
“Nova”, dijo con una ligera inclinación de cabeza.
“¿Nova? Soy Shuno. Gracias por tu ayuda antes”.
“De, nada”.
Ix no tenía idea de por qué Coaku y Nova habían venido juntos, pero
se limitó a hacer una reverencia en silencio. Sin Coaku, nunca hubiera
logrado entrar a esa reunión.
Parecía que el viejo artesano los había estado buscando a los dos. Había
pensado que estarían en la Capilla y salió a buscarlos.
“¿Ustedes dos no participarán en la Adoración del Cielo?”, preguntó
Coaku.
“Oh, sí, iremos”, dijo Shuno con un movimiento de su mano. “Es solo
que no conocemos los rituales, así que estábamos hablando de ir después de
que terminaran... ¿No es verdad?”.
Ix asintió con la cabeza, pero escuchar la mención de la Adoración del
Cielo le hizo recordar algo.
“Coaku, perdón por la pregunta al azar…”, dijo, “¿Pero tienes una
nieta?”.
“No”, dijo, sacudiendo la cabeza. “Solo tenía un hijo. No tengo nietos”.
Lo sabía..., pensó Ix mientras miraba hacia abajo.
Sí, todavía había una cosa que no entendía.
Riess. La chica que había conocido por primera vez cuando llegó a la
ciudad, con quien se encontraba de vez en cuando. La chica que él había
especulado era un verdadero fantasma.
Pero Coaku le había dicho que no tenía ni hija ni nieta. Ahora lo que Ix
había imaginado hasta ese momento comenzaba a sentirse más real...
“Pero tengo una asistente que es lo suficientemente joven como para
ser mi nieta”, continuó el artesano.
“¿Eh?”.

P. 253
“Sal, Riess”.
Coaku se hizo a un lado para revelar a una niña. Ella se había estado
escondiendo detrás de él todo el tiempo.
Estaba mirando al suelo y agarrando con fuerza el borde de su abrigo.
“¿Riess...?”, preguntó Ix, y ella levantó la vista para encontrarse con su
mirada.
Su rostro se volvió tan escarlata tan rápido que casi se podía escuchar
un sonido acompañándolo. Dio media vuelta y echó a correr por el pasillo.
“Creo que eso podría ser suficiente para decirte… Lo siento. Es una
chica muy tímida”. Coaku inclinó la cabeza mientras miraba en la dirección
en la que ella había corrido. “A ella no le gusta que la gente la mire. Ella me
causa bastantes dolores de cabeza, ya que todavía sale por la noche a pesar
de que le dije que no lo hiciera”.
“¿Ella es tímida...?”, murmuró Ix.
“Sin embargo, por favor, no lo malinterpretes. Realmente te aprecia
mucho, Ix”.
“¿Eh...? No recuerdo haber hecho nada para gustarle. ¿La conocí hace
mucho tiempo?”.
“Dudo que la hayas visto. Pero has hablado con ella”, dijo Coaku
enigmáticamente.
“... No, no recuerdo nada”.
“Ella estaría feliz de escuchar eso”, dijo Coaku con una sonrisa.
“¿Recuerdas que le envié una carta a tu maestro hace algunos años?”.
“Sí. Intercambiamos bastantes. El Maestro me hizo escribirlas”.
“Eso es correcto. Pero solo envié la primera”.
“¿Y las demás?”.
“Riess decidió enviarlas a todas ella sola. Fingió ser yo para poder
hablar con un fabricante de varitas que admiraba. Apuesto a que se

P. 254
decepcionó cuando las cartas regresaron escritas por un sustituto cuyo
nombre ni siquiera sabía. Pero ella no tenía demasiada gente con quien
hablar en ese momento. Pronto, se obsesionó con enviar esas cartas... Y
parece que te tomó mucho cariño, Ix. Solo me di cuenta porque se estaba
divirtiendo mucho”. Coaku se frotó la cabeza. “Es por eso que estaba tan
feliz cuando escuchó que vendrías a Estosha. Parece que no han tenido
muchas oportunidades de hablar, pero tendremos muchas oportunidades de
vernos durante mucho tiempo, ¿No es verdad? De todos modos, la traje
conmigo para que al menos pudiera saludarte, pero… así es ella”.
Ix parpadeó repetidamente, incapaz de decir nada.
¿Qué significaba eso?
“Entonces, ¿Qué pasa con el fantasma en el monasterio?”, preguntó.
“¿Fantasma? ¿De qué se trata esto?”, preguntó Coaku, luciendo
desconcertado.
“Uh... bueno, hubo un incidente en el monasterio donde alguien dijo
que vio algo”, dijo Ix mientras miraba a Shuno.
“Ah, sí, lo hubo. Me pregunto qué fue eso”, dijo Shuno.
Los dos ladearon la cabeza y Nova levantó ligeramente la mano.
“Era, yo”, dijo la chica. Su tono era tan casual que a Ix le tomó un
tiempo entender.
“Ahora, ¿Qué estás diciendo?”, preguntó Ix mientras la miraba a los
ojos.
“Era, yo”, repitió Nova. “Visité el monasterio un par de veces, para
investigar la Antigua Orden”.
“No permiten chicas allí”, dijo Ix.
“Correcto”.
“... ¿Lo visitaste? ¿A través del pasaje subterráneo?”.

P. 255
“Sí. Era más fácil caminar por allí, que atravesar la nieve. Recibí
información, sobre la existencia del pasaje”, dijo, su discurso era
fragmentado. “Nos vimos, en el monasterio”.
“¿Eh? ¿Cuándo?”.
“Recogiste el libro, que se me cayó”.
“¿Libro...?”.
“Se está haciendo tarde. Debería irme. Adiós”, dijo Nova mientras le
tendía la mano a Ix, quien todavía estaba confundido.
“Uh, sí...”, dijo mientras reflexivamente le estrechaba la mano.
En su palma había algo que no se parecía a la piel humana – algo seco
y arrugado.
Miró a Nova mientras se alejaba. En ese momento, una escena se
repitió en su mente.
Así es, había cogido un libro...
La primera vez que fue al monasterio, había un monje empujando un
carro.
Ix había recogido un libro para él.
Lo que significaba...
La persona que Shuno había visto en la cocina había sido Nova...
Y la razón por la que hubo un almuerzo faltante ese día fue porque
realmente había una persona de más en el monasterio.
Por alguna razón, Ix sintió la necesidad de estallar en carcajadas.
A pesar de que Yuui acababa de pasar por lo que pasó.
Algo hizo que la tensión se drenara de sus hombros.
¿Así que había sido Nova todo el tiempo...?
Cierto...

P. 256
Eso es todo lo que era el fantasma, entonces.

P. 257
Ix siguió las instrucciones de la nota que había recibido cuando
estrechó la mano de Nova. Entró solo en la Capilla.

El servicio acababa de terminar. Hubo grandes multitudes de clérigos


y teólogos allí hace un rato, pero ahora no quedaba nadie. Estaban todos
afuera, mirando las estrellas.

Aunque nada estaba iluminado dentro del edificio, la luz de la luna


que entraba por las ventanas era casi deslumbrante en su brillo. Finas
espirales de humo se elevaban de los candelabros en ese resplandor blanco
azulado.

Ix se inclinó hacia adelante, como si estuviera persiguiendo el humo.

Y los vio.

Los tallados en las paredes.

Las pinturas en el techo.

El vitral.

Cada uno de ellos fue producto de un artesano.

Alguien que había dedicado toda su vida a una sola habilidad.

Una marca dejada por las vidas de personas que vivieron hace cientos
de años, cuyos nombres habían caído en la oscuridad.

Ix tembló, abrumado por la emoción.

Lo habían buscado.

P. 258
Habían extendido sus manos, a pesar de que sabían que nunca lo
lograrían. Habían intentado llegar allí, aunque fuera por un brevísimo
momento.

Al lugar donde habitaba su único ideal.

Ellos miraron hacia arriba.

A las estrellas.

Y entre esas luces parpadeantes...

Estaba Dios.

Esa era la prueba de un artesano.

Así fue como cada uno de ellos fue construido.

Ix miró aún más arriba. Sus lágrimas brotarían si no lo hiciera.

Si todo eso fuera cierto...

Entonces alguien que ya no buscaba la varita definitiva...

Quién había dejado de mirar las estrellas...

Él.

Él no era un artesano.

“Buenas noches”.

Yuui gritó detrás de él mientras miraba hacia el techo.

“No te des la vuelta, por favor”, dijo mientras se ponía de pie, de


espaldas a él. “Esta conversación no debería estar sucediendo”.

“... Mucho tiempo sin verte”.

P. 259
“Sí, en efecto”. Ella se rio un poco, encontrando gracioso que él dijera
eso cuando no podían mirarse. “¿Puedo adivinar lo que estás pensando?”.

Ix asintió, lo que Yuui sintió a través de su espalda.

“¿Se trata de varitas?”, ella preguntó.

“...Sí”.

“Lo escuché antes. Parece que te convertirás en un artesano.


Felicidades”.

“... No soy un artesano”. Sacudió la cabeza.

“¿Qué quieres decir?”. Yuui estaba sorprendida; no había ni una pizca


de alegría en la voz de él.

“Simplemente no soy un artesano. Pensé en esa varita, así que-”.

“Espera”, dijo ella, interrumpiéndolo. “Antes de que te deprimas


tanto, ¿Te importaría decirme de qué se trata esto? ¿Desde el principio?”.

“… De acuerdo”.

Y entonces Ix le explicó la varita que había pensado para ella.

Podrías aumentar su poder usando una reacción de maná. Tendrías


que limitar su producción máxima, pero a cambio, no necesitarías
habilidades especializadas para producirla. Sería más fácil conseguir los
materiales para ella. Podrías fabricarlas en grandes cantidades, venderlas a
bajo precio y poner una en manos de todos. Esa era la varita que había
conceptualizado.

Era el polo opuesto de la varita definitiva – un catalizador sin valor.

P. 260
Después de escuchar lo que tenía que decir, Yuui permaneció en
silencio por un rato, mirando al suelo. Una serie de pensamientos diferentes
pasaron por su mente.

Finalmente, ella preguntó “¿Dónde crees que está Dios?”.

“¿Dios? En el cielo, supongo”.

“Sí, eso es cierto para el dios marayista. Pero déjame decirte algo
interesante. Dicen que la sangre de una deidad corre por mis venas. En la
mitología Lukuttana, hay un cuento en el que un dios camina entre los
humanos”. Su tono se volvió amable mientras continuaba. “Esa deidad vino
de la tierra”.

“¿Desde la tierra...?”.

Ella asintió. “Los marayistas no son los únicos que hablan de las
enseñanzas de un dios. Hay un dios como las estrellas, en un lugar al que
nunca podremos llegar. Pero, por otro lado, también hay un dios que vino
de la tierra, que interactúa con las personas. Entonces, Ix”, dijo sonriendo,
sabiendo que él no podía verla, “Eso es solo tuyo… Tu dios, tu varita, algo
que ningún otro artesano podría alcanzar porque vino solo desde tu
perspectiva. ¿No lo crees?”.

Esperó unos segundos, escuchando su respuesta sin palabras a través


de sus espaldas, y luego dijo “Sí, las cosas se han vuelto difíciles de repente.
Pero por favor recuerda esto. Hay un lugar que te recibiría con los brazos
abiertos. Si alguna vez lo necesitas, ven a Lukutta”.

“¿A tu país...?”.

“Esto está muy lejos en el futuro, por supuesto. Acabas de convertirte


en un artesano. Necesitarás dinero y gente para hacer la varita de la que me
acabas de hablar. Pero si alguna vez sientes que lo quieres, por favor ven”.

Yuui estaba asqueada por su propia deshonestidad.

P. 261
Ese futuro que ella mencionó definitivamente iba a pasar.

Ella sabía que pasaría.

Cuando el Nuevo Orden tomase el poder, cuando convirtieran en


clérigos a los fabricantes de varitas, Ix sentiría que le estaban quitando la
libertad. Chocaría con las diversas reglas del marayismo, y probablemente
sería despojado de su título.

Pero él no dejaría de hacer varitas. Yuui sabía eso con certeza.

Cuando eso pasara, seguramente...

Recordaría lo que ella le había dicho.

Varitas mágicas, el oficio y el conocimiento de esas poderosas armas


llegarían a Lukutta.

Yuui estaba parada al margen a pesar de saber que todo esto sucedería.
A pesar de que conocía el plan de Mellay para convertir a los artesanos en
clérigos.

En el pueblo más cercano a Dios.

En su capilla.

Estaban dos no creyentes.

Ellos engañaron a la gente; traicionaron a Dios.

Los mismos pensamientos estaban en sus mentes.

Sí... habían pasado sólo unos meses desde ese entonces.

Ese día de verano, y el momento en el que se conocieron en ese camino


de montaña estrecho y azotado por el viento.

P. 262
Ambos habían tenido pensamientos tan simples y puros en ese
entonces. ¿Adónde habían ido?

Los ideales de las varitas mágicas en los que había creído tan
incondicionalmente.

La bondad inocente que había defendido por encima de sus propios


intereses.

Ambos se habían ido hace mucho...

Eventualmente, uno de los no creyentes desapareció en la oscuridad.

El otro se quedó inmóvil durante un rato antes de que de repente


levantara la cabeza y mirara hacia la entrada.

Abrió la puerta, luego se giró para mirar una vez más.

No encontró nada de la tristeza o el polvo que había visto ese día.

Salió y vio a su amistad entre la gente mirando las estrellas. Cerca


había una niña pequeña. Los dos lo notaron y sonrieron. Le saludaron.

Ix iba a levantar la mano en respuesta, pero de repente se detuvo para


rozar su hombro. No había nada frío ahí. La nieve había dejado de caer hace
mucho tiempo.

P. 263
Palabras del autor

Cada lector tiene la libertad de decidir dónde comienza a leer o dónde deja
de leer. Sin embargo, así como las historias rara vez se construyen con la
suposición de que el lector comenzará a leer desde el final, escribo este
epílogo con la suposición de que se leerá al final (esta vez hay muchos
spoilers). Por favor tenlo en mente.
Como se desprende claramente del título, Dragon and Ceremony 3: God’s
Many Forms (El Dragón y la Ceremonia: Las muchas formas de Dios), este libro
es el tercer volumen de la serie, después del primero y el segundo. Como
antes, la parte de El Dragón y la Ceremonia denota la serie, mientras que el
subtítulo describe con precisión el contenido. Tenemos dioses, fantasmas y
personas huyendo, pero todas esas palabras apuntan esencialmente a lo
mismo. Se sintió un poco extraño escribir este cuento de invierno en pleno
verano para un lanzamiento de otoño.
Aquellos de ustedes que han estado leyendo desde el principio (no es
que crea que alguien solo leería este volumen específico) podrán notar que
esta novela tiene una sensación diferente en general. Si tuviera que ponerlo
en una palabra, diría que el Volumen 3 es más tranquilo. No había mucho
en el camino de la investigación habilidosa o acción emocionante. Era un
poco más relajado y “cotidiano” que sus predecesores. He estado
escribiendo sobre fabricantes de varitas durante mucho tiempo, pero ahora
los personajes las están creando, así que también se podría decir que esta es
una historia sobre el trabajo. ¿O tal vez sobre los artesanos? Bueno,
probablemente no tenga sentido hacer una distinción entre esos temas.
En términos de palabras clave, este libro también es diferente. En lugar
de los temas de “adentro y afuera” de los Volúmenes 1 y 2, tenemos el tema
principal de “arriba y abajo”. Adentro y afuera es una separación a lo largo
de un plano, un marco colocado por otros. Si piensas en dar un paso “fuera”,
solo tienes las direcciones tridimensionales para elegir. Entonces, ¿En qué

P. 265
dirección vas? No importa cuál elijas, habrá cosas que solo podrás ver desde
ese punto, información que solo podrás aprender desde allí.
Varios personajes nuevos aparecieron en este volumen, pero
originalmente había planeado debutar a Shuno en el Volumen 2. Hubo una
serie de razones por las que decidí introducirle en esta novela. Las
circunstancias en torno a sus pronombres personales hicieron que parte de
la prosa fuera bastante complicada. Me acostumbré en la segunda mitad,
pero al principio fui algo descuidado con mi escritura, lo que lo hizo un poco
cuestionable.
Hablando de personas, originalmente comencé a escribir Dragon and
Ceremony (El Dragón y la Ceremonia) para intentar escribir una historia
narrada en tercera persona. Ahora que he llegado hasta aquí, finalmente
siento que le he dado sentido a ese tipo de narración (aunque la perspectiva
en esa última escena fue solo un poco de mí jugando). También siento que
he terminado en gran medida el azaroso presagio que arrojé en el primer
volumen, el volumen de la aplicación, y que llegué a un punto de parada en
términos de la historia.

Agosto del 2020,


Ichimei Tsukushi.

P. 266
Palabras del traductor

Bueno, este fue el último volumen de Dragon and Ceremony (El Dragón y la
Ceremonia), un final que deja un sabor amargo en la boca (el tipo de finales
que disfruto).
Este libro fue, a diferencia de los primeros dos, efectivamente más
“calmado”, pero dentro de lo propuesto por el libro, también era más
“intenso”, por sus consecuencias. Fue, además, un libro más de ideas que de
personajes o de historia, y se puede notar en la profundidad de ciertos
diálogos teológicos o entre los personajes. Por supuesto, los invito a
reflexionar por ustedes mismos; de cada libro hay algo que puede extraerse
(ojalá), y este contiene muchas ideas.
Sobre Shuno: Tanto el autor como el traductor al inglés prefirieron
dejar como un misterio su sexo en vez de revelarlo, siempre haciéndole
alusión con el pronombre neutral “they/them” en inglés, siempre jugando
con la intriga, sin que llegase a ser resuelta. Al inicio, y muchas veces durante
el borrador, quise rehacerlo todo y asumir que era de género no binario o
fluido, o algún arquetipo de los japoneses (a veces hacen cosas raras), pero
como realmente no se aclaró mucho, el autor no hurgó más, y ni a Ix le
importaba, ¿Por qué a mí sí? Nada cambiaba. Solo decidí jugar con los
pronombres (femenino y masculino ocasionalmente, intentando, mientras
pudiese, utilizar expresiones neutrales) y ya después me dio pereza rehacer
tantos diálogos. Si ofende a alguien, mis disculpas. En la misma línea, los
invito al diálogo siempre, y a no cerrarse a las ideas de uno mismo sin
escuchar. Ser amable no le cuesta nada a nadie.
Para este volumen, el soundtrack de Harvestella (juegazo que
recomiendo a quienes les gusten los RPGs y los juegos de granja; además, su
OST e historia son maravillosas y desoladoras) me acompañó durante la
traducción, y la canción más escuchada fue Natsu no Yuki de Krage (ending
de Kokyuu no karasu) junto con You know my name, de Chris Cornell.

P. 267
Por último, le agradezco a Svart por nuevamente ayudar con la
corrección e imágenes del volumen, y a ustedes por leer y esperar su entrega.

MiraiK – Novelas Ligeras y Más y Emeral Lectures


Felt

P. 268
Créditos

El Dragón y la Ceremonia

Las muchas formas de Dios

Volumen 3

Autor: Ichimei Tsukushi

Ilustraciones: Enji

Traducción al inglés: Yenpress, LLC/

Jordan Taylor

Traducción al español: MK & EL – Felt

Corrección y edición de imágenes:

MiraiK – Svartalheimer

P. 269

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