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INTRO: el mayor peligro del hombre es el descuido del

yo

Todos llevamos preguntas dentro, preguntas sobre el deseo de felicidad,


sobre el sentido de nuestras vidas. Preguntas que muchas veces no
sabemos identificar, como dice Belén Aguilera en su canción Inteligencia
emocional.

Antes estas preguntas, hay dos caminos, el que propone Carmen Posadas
en El País Semanal: «La vida es injusta y quien vive en Dineylandia y cree
lo contario tiene muchas más papeletas para ser infeliz (…)».

Por otro lado, una segunda vía sería la de mirar hacia el propio corazón y
enfrentar este grito. Lo expresa así el poeta granadino Jesús Montiel: «El
más difícil viaje se hace quieto / sentado en uno mismo / aunque todo se
mueva (…)».

Punto 1: Estas preguntas hablan de quién soy

El primer punto, compuesto por diferentes paneles de diversos literatos,


artistas, filósofos y cantantes reconocidos, incide en las preguntas como
constitutivas de cada ser humano; no solo las tenemos, sino que nos
conforman. Son inextirpables porque constituyen el tejido del que está
hecho nuestro corazón. Son preguntas que agotan la energía porque exigen
una respuesta total que cubra por entero el horizonte de la razón.
«Cualquier movimiento del hombre surge de aquí, de esta enérgica raíz,
procede y depende de esta enigmática fuente última, original y radical».

Punto 2: Todo es poco y pequeño para la capacidad del


propio ánimo

Después, los estudiantes han avanzado hacia otro grupo de paneles que
reflejan la siguiente inquietud: que la aparente ausencia de respuesta en
nuestra realidad hace pensar que todo es poco y pequeño para colmar este
deseo, que es desproporcionado el deseo y la satisfacción del mismo.
Entonces, ¿por qué seguir buscando? Por eso, la escritora Rosa Montero se
planteó si hay que dejar atrás el deseo y querer solo que se considere como
posible.

De esto va el grito de U2 I still haven’t found what I’m looking for y el verso
de Becquer cuando lamenta «¡qué desgracia que esto solo no baste!». La
imposibilidad de agotar esas preguntas exalta la contradicción que hay entre
el ardor de la exigencia y la limitación de la capacidad humana para buscar:
«¿Por qué, conociendo este mundo, la muerte, sigues deseando, tú:
naturaleza humana?»

Punto 3: La tristeza
En el centro del itinerario se ha contemplado la tristeza como drama, que
surge del “esfuerzo laborioso” que nos fatiga sin descanso. Está en la
música de Alicia Keys cuando se pregunta por qué se siente tan triste. Esto
puede conducirnos a la desesperación, incluso «aunque todo esté bien»,
como dejó por escrito Leila Guerrero en un artículo de El País.

Pero a la vez esa nostalgia también puede ser una llama y convertirse en
una alerta para observar más de cerca por qué sucede lo que nos sucede.
Algo que nos va dando pistas acerca de la grandeza del ser humano y el
alcance de su destino.

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