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Es cierto que el título ( o subtítulo) utilizado suena a título de libro, si es así, qué bueno que
suene a lo que desee sonar. Mi ambición ha sido siempre reconocida por mí, amar irrestrictamente
todo lo que suene a creación, he aquí mi convicción casi ruosseauniana en la libertad inalienable del
pensamiento humano.
El Adolescente.
O.K., me ha quedado muy claro. Gracias a mis cariñosos “alumnos ("sujetos sin luz")
pude parafrasear correctamente la definición de adolescencia: "muchachas y muchachos que están
sentenciados de adolecer de adolescencia, "funados" por la taxonómica costumbre de la
atribución".
Junto a mis queridos estudiantes, discípulos todos de la anarquía orgánica que sufren los
jóvenes, después de tres sugestivas clases de adolescencia, decidimos en conjunto - salvo el traidor
que ese día se quedaba sólo en su casa cuidando el refrigerador y las camas - tirar al W.C. lo más
literalmente que se pudiera el concepto de ADOLESCENCIA.
Me pregunto… ("a solas con la mar", como dice J.J. Benitez, en su único libro de poesía
que le conozco), ¿por qué hubo de inventarse tanta basura, basura que ensucia la vida, basura que
construye y da vida a fantasmas y artificiales maneras de ser, abandonando la alegría de Ser lo que
Somos por tener que fundamentar argumentos creados por holgazanes y siempre motivados a
estandarizarlos cueste lo que cueste.?? No se tomaron mucho tiempo, ni siquiera haber tenido la
consciencia de haberlo pensado dos veces antes de estructurar fenotípicos esquemas, esquemas que
han sido, y seguirán siendo si no se denuncian, los dramas que perturban el brillo del sol.
Erick Erickson cuenta su experiencia acerca de cómo respondían los adolescentes frente a la
opinión de los demás en torno a su periodo de desarrollo:
- "Uds. afirman que vamos a tener una Crisis de Identidad. Una Crisis de
Identidad es lo que vamos a tener". (Erick Erickson, citado por Papalia en
Psicología del desarrollo. McGraw-Hill. 1993. Pág. 595).
Me sigo preguntando…, ¿quién responde por los ¡seis mil! adolescentes que se suicidaron
en el año 1984 en EE.UU., según la American Academy of Pediatrics, Comittee on Adolescence,
1988… (se me ha quedado la boca seca, siento ganas de dejar de escribir…, de hecho lo haré por
un rato. Mi poesía les brinda un sentido silencio… ( )…
¿Qué hay de malo en crecer? Más aún, nuestro metabolismo hace que ocurran cosas en
nuestro interior. Pareciera como que el mundo "adulto" quisiera vengarse de la generación que
viene en busca de su oportunidad para tomar decisiones, tomar las riendas de todas las situaciones,
a gobernar el mundo. Y se preocupa urgentemente de estigmatizar al "nuevo" aspirante a "adulto",
debo suponer, para ver si alguno (o varios) se decide liquidar antes de asumir el manejo del mundo
y de esa manera lo saca de la competencia antes de tener que vérselas con sus gastadas estructuras.
Quiero creer con toda mi alma que este esquema maquiavélico construido a expensas de mi rabia,
no sea más que eso, una metafórica manera de representar mi desenfado.
Creo ver, metodológicamente, una necesidad de identificar el periodo que va entre el niño y
el joven (adulto). Pero me nace la pregunta, ¿por qué tantas culturas no tuvieron esa necesidad y
nosotros sí? Acaso es sólo una necesidad de las sociedades industrializadas modernas, periodos
cada vez más largos de preparación para enfrentar el mundo adulto, especialmente requerimientos
educacionales y laborales, los fenómenos que "obligan" a sostener que existe un "Ser que no sabe
lo que es", que "adolece de una extraña enfermedad social caracterizada por una afanosa
búsqueda". Me quieren decir que sólo los adolescentes buscan algo, si eso fuera su característica
todos seríamos adolescentes, sin duda.
No habrá alguna rabia insostenible en reparar, que los que llamamos "adolescentes", viven
lo que todo adulto, para convertirse en lo que es, debió renunciar. Hay una rabia encubierta de
volver a vivir lo que los adolescentes viven, pero su "responsabilidad de "adultos" lo prohibe.
Pienso que decimos los adultos sin darnos cuenta: "si no se puede prohibir al adolescente ser
adolescente, por lo menos dañemos algo en compensación de nuestra propia renuncia, por qué no
su autoestima (es algo que inventamos que tenía mucho valor), estigmaticémoslo, gritémosle
"ADOLESCENTE", que su propio nombre sea su enfermedad, digámosle además qué deben lograr
para salir de esa "enfermedad", presionémosle, digámosle lo que esperamos de él, digámosle lo que
nos parece normal (pero nunca le digamos eso de que nos "parece"…).
Cómo, cómo, ¡cómo! negarse a crecer. ¿Cómo se hace eso? Acaso el sol niega algún
día su calor, se apagan las estrellas, deja el cielo de ser azul. Si no fuera por las nubes nunca
tendríamos excepciones.
Cómo negar que crecemos (hasta el latín 'adolescere' nos lo recuerda: “Adolescentia”, raíz
“ad”, indica movimiento y progreso; “ia”, propone la capacidad de; “adolesco”, refiere
directamente el verbo crecimiento!!!). ¿Acaso no somos seres de movimiento, la crisis no es por lo
mismo el único camino para el desarrollo? ¿Por qué no ver la adolescencia, junto a todas sus
características: variabilidad de humor, manifestaciones de oposición, contradicciones múltiples,
cambios corporales, cognitivos, emocionales, sociales, morales; una más dentro de las pocas
oportunidades con sentido para ELEGIR, decidir, practicar la libertad del ser humano. En lugar de
desesperarse, ¿por qué no hacer fiesta dado que alguien está haciendo uso de su gran peculiaridad
como ser humano: la posibilidad de decidir y elegir.
¡Qué hermoso suena!, y que lamentable realidad es aquella en la que el ejercicio de elegir
se ha conceptualizado como una "enfermedad" o “trastorno”. ¿Cómo asesinamos nuestra
humanidad?... ¡Somos unos malditos antropófagos culturales! Buscamos el alimento para nutrir
nuestra pestilente decadencia al interior de nuestra propia esperanza de desarrollo, que por
definición es nuestra generación en crecimiento.
El arte crea un tiempo distinto al conocido. Crea la propia dimensión del arte-tiempo.
Cuando estás creando eres creado conjuntamente con la creación. La dinámica lineal, el espacio
euclidiano, pierden sus fronteras en el fenómeno de la creación.
Ahora bien, no sólo es un arte, sino que nada menos que el arte de la vida. Con ello
quiero decir que la adolescencia no es un periodo de la vida de las personas humanas, cargado de
sinsabores. Es un momento de gloriosa oportunidad para crear la vida. La adolescencia es una
forma de ver la vida. Forma que gracias a las características intrínsecas, la vida misma tiene la
posibilidad de re-crearse.
No sé si podré ser más explícito en esta idea. Si la idea misma me lo permite, lo haría con
gusto. Pero resulta que la creación para conocerla se debe estar viviéndola en la creación misma
del acto de crear.
¡Puede haber algo más hermoso que el arte de realizarse. Puede haber algo más importante
que construirse. Puede buscarse otra cosa más significativa que el ejercitarse en la vida misma
mientras se vive en la consciencia presente de sentirse vivo. ¡Puede haber algo más importante que
la vida misma!
¿Qué ciegos hemos estado! Hemos querido reírnos del periodo más intenso del desarrollo
humano. Hemos querido ridiculizar la potencialidad más hermosa del ser humano. La fuerza del
atrevimiento, el impulso de la realización, las ganas de la búsqueda, la energía infinita de la
creatividad; en resumen el poderoso sentimiento de amor hacia la vida y el desarrollo.
Invito a ocupar la adolescencia; es decir, esa milagrosa forma de ver la vida y realicemos
una cruzada a favor de la vida. Hay teorías que nos quieren confundir, hay doctrinas que nos
quieren obligar y dividir, hay conceptos que nos obligan a mentir. Desechemos, asumamos,
construyamos. Les invito a ser adolescentes. Declaremos, al menos, la mentira y no sigamos
repitiendo el modelo, escribamos, comentemos, difundamos, hay ya mucha evidencia en contra de
las primeras hipótesis que no quieren dejar paso a otras nuevas. No permitamos más que nos
digan lo que somos o lo que debemos ser, lo que debemos aprender y enseñar, cómo hacerlo, lo que
debemos sanar, lo que es un problema, lo que es anormal.
¿Por qué mis hermanos están contentos de bailar al son que les toquen? ¿Por qué salen
corriendo a la mitad de la clase pidiendo excepciones? ¿Por qué sólo excusa, envidia y traiciones
en la mitad del proceso formador de ilusiones? ¿Acaso adolescemos de verdad todos
crónicamente?
Quisiera ser invadido por un ejército de adolescentes. Quisiera ser instruido en los secretos
del Temple, sabido es que el Grial fue custodiado por adolescentes. También es conocido el
cambio paradigmático en manos de imprudentes.