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La imaginación es la facultad que permite descubrir las relaciones secretas entre las cosas.

El descubrimiento de
afinidades y de repulsiones secretas hace visible lo que era invisible. Los mitos aspiran a la riqueza múltiple del
mundo y única y universal. La Escuela de Grenoble conduce una reflexión sobre la evolución del significado, de
una hermenéutica de las imágenes, de los símbolos, de los arquetipos y de los mitos en acción en el imaginario, en
una cultura, en una época o un creador. El método se funda esencialmente en el análisis de procesos simbólicos
(representaciones, símbolos, mitos, ...) así como en los elementos determinantes de la creación literaria y artística
(mitocrítica) y además sobre las actitudes socio-histórico-culturales en un período dado (mythanalyse). Se trata de
encontrar unidad y coherencia en la reflexión sobre el imaginario y sobre la imaginación simbólica realizada en
primer lugar en campos diversos definidos por M. Eliade y G, Bachelard, y retomada por Gilbert Durand que fundó
el centro en 1966, en colaboración con Paul Dechamps y León Cellier. La mujer serpiente es una de esas imágenes
fundamentales que está en el origen y en los fundamentos del mundo y de la civilización. Las culturas antiguas y
postmodernas cohabitan y contemplan a este ser imaginario y lo traducen en madre de los aztecas, en Eva madre de
los cristianos, Melusina madre de los Lusignans todas avatares de un solo monstruo: la mujer serpiente. La mujer
serpiente se gesta en el imaginario del ser humano y prospera más o menos en ciertas épocas, pero siempre se
afirma como un símbolo de totalización y de síntesis de todas las posibilidades naturales. En particular, la Edad
Media y la época precolombina produjeron numerosas mujeres serpientes. En estas culturas la mujer serpiente se
afirma como símbolo de totalización: sus dominios corresponden a los espacios míticos. Esta figura es vehiculada
por el folklore y por textos literarios (leyendas, novelas) que cuentan la historia de un nuevo orden social y donde
su poder se legitima a través de un ser sobrenatural. Estos textos podrían esconder una de las lecciones de un mito
de origen que ve en la mujer serpiente una forma de madre cósmica de la especie humana. En consecuencia,
compararemos figuras diacrónicas que se integran en un imaginario colectivo constituyente de las culturas y de
momentos históricos, en apariencia disjuntos, pero que convergen en el espacio-tiempo del imaginario universal.
Melusina (hada de la Edad Media) y Tonantzin (diosa precolombina) son el punto de partida de esta conferencia.

Mujer-serpiente en México. De Cihuacóatl a Lukas


Avendaño
Gloria Luz Godínez Rivas
https://doi.org/10.4000/amerika.5314
Résumé | Index | Texte | Bibliographie | Notes | Illustrations | Citation | Auteur

Résumés

ESPAÑOLENGLISH
La serpiente juega dos roles contrapuestos en los mitos de origen que aquí nos ocupan: el
judeocristiano, en el que el animal rastrero es causa del pecado original y la vergüenza, y el
mexica, en el que la serpiente es origen de la vida, la fertilidad, el nacimiento y la salud. En
ambos casos la mujer está íntimamente relacionada con la serpiente. En el mito tenochca, la
mujer-serpiente, también llamada Cihuacóatl, nos permite recrear una serie de marcas de
alteridad en nuestra cultura: tacto, superficie, deseo, seducción, instinto rastrero, cambio de piel
y lengua bífida. Con esta última característica, la lengua dividida, identificamos al personaje
histórico conocido como La Malinche, mujer traductora que permitió el “entendimiento”
(condenado al malentendido) entre indígenas y españoles en la Conquista de la Nueva España.
La Llorona, monstrua popular en México, aparece aquí como leyenda que reúne a la Cihuacóatl y
la Malinche, pero también aparece como mercancía cultural. Para desatar la fuerza subversiva de
la mujer-serpiente, cerramos este recorrido con un performer indígena homosexual que posa
desnudo con un lagarto, Lukas Avendaño, quien nos recuerda que en su comunidad existen tres
sexos: hombres, mujeres y muxes.
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Keywords:
snake, woman, the Malinche, the Weeper, performance
Palabras claves:
serpiente, mujer, la Malinche, la Llorona, performance
Géographique :
México
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Texte intégral
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1Las diferencias con el animal en general -como si pudiéramos hablar de todas las especies en
conjunto- han definido nuestra humanidad ; la razón y la palabra han acompañado a nuestra
idea del hombre como animal racional desde Aristóteles en su tratado Acerca del alma, donde
explicó a los seres vivos mediante facultades como la sensación, la nutrición, la reproducción, el
crecimiento y la degeneración. Este filósofo fue construyendo una pirámide para organizar a los
seres vivos según sus capacidades : plantas, insectos, rastreros, aves, felinos, grandes
mamíferos, hasta que colocó al hombre en la cima. Justo antes del último peldaño, Aristóteles
separó a ciertos seres mejor dotados (por acercarse a la facultad de la razón o intelecto,
exclusiva al hombre) que además de los “sentidos externos”, como la vista, el oído, el olfato y el
gusto, desarrollan también imaginación, fantasía y memoria, los tres “sentidos internos” que
reproducen, manipulan y recuerdan imágenes :

Y precisamente porque las imágenes perduran y son semejantes a las sensaciones, los animales
realizan multitud de conductas gracias a ellas, unos animales ˗por ejemplo las bestias˗ porque carecen
de intelecto y otros ˗por ejemplo los hombres˗ porque el intelecto se les nubla a veces tanto en la
enfermedad como en el sueño. (Aristóteles ; p. 429a)

2El alma racional y discursiva, según este filósofo griego, capacita al ser humano para dominar
temperamentos, apetitos y emociones, a los que los animales por naturaleza se ven sujetos.
Desde entonces hasta nuestros días el animal se concibe impedido de razón y de palabra. Lo
cual nos permite reconocer que el logocentrismo es, antes que nada, una tesis sobre el animal ;
no sólo referente al hombre sino acerca del animal privado de logos, o, como subraya el filósofo
franco-magrebí Jacques Derrida (p. 43), “privado de poder tener logos”.

3En el segundo relato del Génesis judeocristiano Dios deja a Adán “gritar libremente los
nombres” de los animales que llegaron al mundo antes que él. “El hombre va tras el animal. Lo
sigue” y advierte Derrida (p. 33) “Ese «tras» de la secuencia, de la consecuencia o de la
persecución no está en el tiempo, no es temporal : es la génesis misma del tiempo”. El animal
nos rodea como un reptil sin patas, está delante de nosotros y creemos seguirle, ir detrás,
adiestrar, domar y, sobre todo, nombrar.

4El cuerpo alargado y sin extremidades distingue a las sierpes, cuyo desplazamiento se da
gracias a las escamas de la piel y las ondulaciones laterales. La piel del animal es superficie
destinada al tacto y al deseo. La serpiente está muy debajo del escalafón de seres vivos,
rastrera, limitada en su movimiento, en contacto permanente con la tierra, todo tacto y
sensación, la serpiente es absoluto deseo. Según Aristóteles (p. 441b), si hay tacto, hay también
placer y dolor, luego si se dan estos procesos, se da también el apetito, “ya que éste no es sino
el deseo de lo placentero”. Aquellos vivientes que, como las sierpes, poseen tacto poseen
también deseo, no obstante, advierte el filósofo, “Por lo que se refiere a si poseen además
imaginación, no está claro” (p. 441b). Al principio hubo una serpiente que fue y no fue un sexo,
lo recordamos en el tercer relato del Génesis (1-16), la cuestión de la serpiente es la del deseo,
el mal y el pudor. La serpiente sedujo a la mujer con el fruto prohibido y la mujer al marido.
Desde entonces Dios condenó a ambas, a la bestia la destinó a caminar sobre su vientre y a
comer polvo para siempre, a la mujer a parir con dolor y ser dominada por el marido. Pero no
sólo en fatigas consistió el castigo, Dios clausuró la complicidad serpiente-mujer, inauguró la
enemistad entre el linaje de las sierpes y el de las mujeres. ¿ Por qué ? ¿ Qué potente relación
hay entre las féminas y las ophidias que el dios patriarcal quiere evitar ? La cuestión del animal
está en el principio de los tiempos, desde hace tanto que nos mira la sierpe debajo de sus
párpados o escamas transparentes.

1 Referido a la antigua Tenochtitlán, capital del imperio azteca o mexica, región que hoy comprende e (...)
5Si supuestamente el logos o razón nos separa del resto de los animales, qué decir de las
diferencias sexuales, éstas están silenciadas en casi todos los grandes tratados de estilo
filosófico desde Aristóteles hasta Heidegger. En la sexualidad, en la animalidad del animal, hay
un efecto que por ahora llamaremos “espejo”, en el apareamiento sexual parece haber un reflejo
visual, auditivo, olfativo y táctil en el que el “hetero narcisista” se reconoce como “homo otro”.
Para desentrañar esa fuerza de lo femenino emparentado a la serpiente, aquí nos referiremos a
otro comienzo, al mito de origen tenochca1. Cihuacóatl (de las palabras en náhuatl “cihuatl”
mujer y “coatl” serpiente) es la primera mujer, la madre de los hombres.

Fig. 1 Cihuacóatl, estatua de piedra (1325-1521)

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Museo Nacional de Antropología e Historia, Ciudad de México.

2 La serpiente que cambia de piel periódicamente para liberarse de parásitos y sanar heridas, se ha i (...)

6En esta figura vemos a la mujer emerger de la boca de una serpiente. Cihuacóatl es la diosa de
la fertilidad, también conocida como poderosa diosa del nacimiento, patrona de la salud, guía de
médicos, parteras y cirujanos;2 protectora de las mujeres fallecidas en el parto ˗consideradas
guerreras. Subrayemos que Cihuacóatl no es sólo la primera mujer de todos los tiempos para el
mundo mexica, es además su doble, la otra, la monstrua.

3 Fragmentos del manuscrito Histoire du Mechique del siglo XVI recogidos por el doctor Ángel María Ga (...)

7Sabemos que la sierpe es un animal que cambia de pieles, como la mujer-serpiente de


nombres, uno de ellos es Chimalman, diosa de la fertilidad, patrona de la vida y de la muerte,
guía del renacimiento, monstrua y guerrera que aparece desnuda esquivando las flechas que el
guerrero Mixcóatl (de las palabras “mixtli” nube y “coatl” serpiente) le arrojaba. El relato
cosmogónico3 describe cómo ella no hacía más que encogerse inclinando la cabeza de un lado a
otro (Garibay, p. 23). Ese ondulante movimiento de serpiente nos hace imaginar la danza de
Equidna, cuyo nombre común significa víbora y a veces, figuradamente, mujer pérfida. Cuerpo
alargado de fémina y reptil vence a Mixcóatl o nube de serpiente, representación masculina de la
Vía Láctea, cuya forma aparecía a los ojos de los antiguos mexicanos como una víbora entre las
nubes. Una segunda vez combaten, la narración del mito continúa : “Ella es la misma, está ahí
de pie, desnuda, pero ahora tiene el cuerpo pintado de rojo y amarillo ; allí se yergue delante”
(Garibay, p. 24). En esta lucha la mujer-serpiente de llamativos colores nos recuerda a la
venenosa serpiente de coral cuya piel está rodeada de rayas rojas, amarillas y negras ; la coral o
coralillo habita en los bosques, arenales y pantanos del sur de Estados Unidos y México. Es un
animal que no suele dejarse ver. Sólo muerde cuando es atacada o tratan de cogerla, como
ahora que la monstrua nos interpela y nos convoca aquí para hacerla venir con la voz. Cuatro
flechas esquivó la mujer con su cuerpo ondulante, no obstante uno de los dardos se le clavó en
el costado, el combate con Mixcóatl se convirtió en cópula y la mujer-serpiente quedó encinta.

8En este momento de la narración hay que hablar del combate, de la lucha por la vida, hay que
distinguir la lucha contra el Otro y la lucha entre Sí, como lo hace Gilles Deleuze (p. 184) : “La
lucha-entre es el proceso mediante el cual una fuerza se enriquece, apoderándose de otras
fuerzas y sumándose en un nuevo conjunto, en un devenir”. La lucha entre la mujer-serpiente y
la nube de serpiente es la suma entre las fuerzas de la tierra y el cielo. Pasado, tierra y
serpiente son atributos femeninos, mientras que futuro, cielo y nube son atributos masculinos,
de tal modo que lo presente y lo humano nacen de esta unión. En su vientre de mujer, la víbora
de coral daría forma a una de las principales deidades, Quetzalcóatl, la serpiente emplumada,
dualidad inherente a lo humano adorada en todo el mundo prehispánico. Quetzalcóatl representa
con su cuerpo alargado a la sierpe terrena y con sus plumas al pájaro en vuelo, también es
llamado “doble precioso” o “ave de las edades”. En este sentido de adición, ave-rastrera, quetzal
y serpiente a la vez, entendemos al animal fantástico o quimera, su monstruosidad se debe a la
multiplicidad de los animales en él o en ella.
9Quetzalcóatl fue criado por Cihuacóatl. Esta diosa lavó los huesos sagrados que su hijo “la
serpiente emplumada” recogiera del mundo de los muertos para poblar la tierra, los molió en un
mortero de piedra hasta hacerlos polvo, enseguida los dioses derramaron su sangre sobre los
huesos triturados y de ellos nacieron los hombres que antecedieron a los mexicas y mestizos de
la Nueva España.

10El sincretismo de las diversas deidades femeninas mexicas llega a ser confuso por su
multiplicidad de capas, no obstante, la serpiente es un animal común a muchas de ellas.
Cihuacóatl “mujer serpiente”, diosa del nacimiento y la fertilidad, patrona de la salud.
Chicomecóatl, “siete serpiente”, es la diosa de la subsistencia y del maíz, patrona principal de la
vegetación y la germinación. Coatlicue, “la de faldas de serpiente”, la diosa de la fertilidad,
patrona de la vida y de la muerte. Multiplicación monstruosa de nombres, capas, pliegues,
máscaras, vestidos y pieles que forman parte de la cosmovisión barroca del mexicano.

11Puesta en escena de la serpiente : máscaras, vestidos, plumas, pieles y escamas, la esencia


del barroco es la teatralidad absoluta. En la historia de la religiosidad popular mexicana se
muestra que la conquista religiosa de la Nueva España fue un constante juego de espejismos y
simulaciones mediante máscaras y disfraces. Diosas y dioses que devoran a otros y que suman
su fuerza, devienen y cambien de piel como el mito de la virgen de Guadalupe aparecida al
indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac, el mismo sitio ceremonial en el que se adoraba a
Tonatntzin-Cihuacóatl : mujer-serpiente, tierra y madre o más precisamente “nuestra
madre”. La fervorosa adoración a la virgen de Guadalupe en México se puede ver, como una
“suerte de regreso a las divinidades femeninas” (Paz 1993 : 93), diosas asociadas a los ritmos
cósmicos y agrícolas. Porque la derrota de los indígenas sería curada con tierra, sea cual sea el
nombre ˗Chicomecóatl, Coatlicue, Cihuacóatl, Tonantzin, o Guadalupe˗, la madre tierra “recoge
en sus brazos a los cansados y a los rotos, que de ella han brotado, y se abre para darles refugio
al fin del viaje. Desde debajo de la tierra, los muertos florecen” (Galeano 1995 : 37). Pero hay
otra figura histórica a la que queremos hacer referencia bajo la piel de la mujer-serpiente,
menos querida que las diosas-terrestres, la Malinche o Malintzin.

12Hace tanto tiempo que el animal nos mira. Pero ¿ qué animal ?, ¿ la serpiente ? Si acaso la
palabra nos separa del resto de los animales, qué decir de la seducción cazadora o depredadora
que nos une, en qué útero se gestan las declaraciones de amor o de odio, de paz o de guerra, de
seducción o de caza. Antes de continuar con la animalidad y la monstruosidad de la víbora,
cabría preguntarnos junto con Jacques Derrida (p. 37) si hay, aquí y ahora, lugar para “una
autobiografía más antigua e intacta que toda confesión, anterior al pecado original y a todas las
religiones del Libro” con mayúscula. En nuestro origen mexicano, la autobiografía comienza con
la mujer-serpiente, cuyas pieles nos transportan a símbolos culturales tan arraigados como la
Guadalupe o la Malintzin.

13Por contraposición a la Guadalupe que es la madre virgen, La Malinche o Malintzin es la madre


violada, maltratada y maldecida como símbolo del mal consumado y por consumarse, cuerpo de
mujer que encarna la conquista y, particularmente, según Octavio Paz, La Malinche explica la
Chingada, desagarrada expresión que a los mexicanos nos llena la boca de una electricidad
particular en sentimientos tan dispares como rencor, cólera, alegría, dolor y entusiasmo.
Podemos observar que para Paz la Chingada es una representación mítica de la madre con
mayúscula o, en náhuatl, Tonantzin.

La Chingada es la Madre abierta, violada o burlada por la fuerza. El “hijo de la Chingada” es el


engendro de la violación, del rapto o de la burla. Si se compara esta expresión con la española “hijo
de puta”, se advierte inmediatamente la diferencia. Para el español la deshonra consiste en ser hijo de
una mujer que voluntariamente se entrega, una prostituta ; para el mexicano, en ser fruto de una
violación. (Paz, p. 88)

4 Así lo interpreta el nahuatlista Mariano Rojas, citado por Lizandro Chavez Alfaro (p. 12).

14Malintzin o Malinalli Tenepal, lleva en su nombre el don de la palabra, “Tenepal” quiere decir
“persona que habla mucho y con animación”4. Sabemos que la mujer, bautizada como Marina, a
diferencia de lo que afirmó Octavio Paz, no era simplemente una esclava violada por Hernán
Cortés, sino que era sobre todo la intérprete : una joven entre quince y diecinueve años que fue
obsequiada en calidad de “concubina y tortillera” para que cubriera las necesidades sexuales y
alimenticias de algún soldado español, pero que pronto se convirtió en “la lengua” del
conquistador, haciendo de intérprete entre dos interlocutores colosales, dos mundos o dos
historias (Echeverría, p. 21).

15La cuestión del animal, como la del monstruo, es nuestro prójimo : el otro, y más
precisamente, la otra. No obstante, ¿en qué sentido de “otro” o de “prójimo” (que no es
forzosamente el de una tradición bíblica o grecolatina) debemos decir que la mujer-serpiente nos
antecede y nos mira ? La Malintzin fue la única intérprete durante meses entre dos códigos
heterogéneos, dos temporalidades, “dos simbolizaciones de lo Otro con lo humano” señala el
filósofo mexicano Bolivar Echeverría (2005 : 23), y agrega : “dos elecciones civilizatorias no sólo
opuestas sino contrapuestas”. Conquistados y conquistadores representan dos simbolizaciones
de lo Otro, o la Otra. ¿ Qué fuerza se esconde en la relación mujer-serpiente ? “La lengua que yo
tengo” dice Cortés en sus Cartas, sin sospechar en qué medida es la “lengua” la que o tiene a él
y a los mismos dignatarios aztecas. Así leemos en las crónicas de Bernal Díaz del Castillo
(p. 13) :

Como doña Marina en todas las guerras de la Nueva España, Tlascala y Méjico fue tan excelente mujer
y buena lengua […] la traía siempre Cortés consigo y la doña Marina tenía mucho ser y mandaba
absolutamente entre los indios en toda la Nueva España.

Fig. 2 Códice Florentino XII, 26

Agrandir Original (jpeg, 48k)

Reprografía de Marco Antonio Pacheco

16En este códice puede verse a la Malintzin fungiendo como intérprete del primer encuentro
entre el conquistador Hernán Cortés y el emperador azteca Moctezuma. Cortés llegó a México en
el mismo año dedicado por el calendario mexicano a Quetzalcóatl, una coincidencia que le
aseguró la bienvenida de Moctezuma : “Señor nuestro : te has fatigado, te has dado cansancio :
ya a la tierra tú has llegado. Has arribado a tu ciudad : México” (León Portilla, p. 38). Tras darse
la mano en amistoso encuentro, el emperador mexicano queda en calidad de prisionero en su
propio palacio, ante la evidencia de que Cortés no era el dios prometido, Moctezuma optó por
referirse al conquistador mediante el nombre Malinche, expresando así “desaire al que con sus
actos había negado ser reencarnación del dios Quetzalcóatl, y ahora se mostraba como mortal
común” (Chávez, p. 12). Sombra de la mujer parlante, la más monstruosa de las
sierpes : “Señor Malinche”, le llamaban los indígenas con amarga sutileza :

(…) en todos los pueblos por donde pasamos, y en otros donde tenían noticia de nosotros, llamaban a
Cortés Malinche, y así lo nombraré de aquí en adelante Malinche en todas las pláticas que tuviéremos
con cualesquier indio así de esta provincia como de la ciudad de Méjico […]. Y la causa de haberle
puesto este nombre es que como doña Marina, nuestra lengua, estaba siempre en su compañía, en
especial cuando venían embajadores o pláticas de caciques, y ella lo declaraba en la lengua mejicana,
por esta causa llamaban a Cortés el capitán de Marina, y por más breve lo llamaron Malinche. (Díaz
del Castillo 2014 : 27)

17Como advierte Chávez Alfaro (p. 13), hemos aceptado con ligereza la dualidad del nombre
Malinche, no nos hemos detenido a cuestionar las connotaciones que tuvo el uso de esa doble
proyección nominal. Quizá sea momento de descubrir la fuerza de la mujer-serpiente, lengua
doble o traducción, que se guarda en el núcleo de la Malintzin, precisamente porque su
obediencia no consistió en reproducir el original de una lengua a otra, sino de comprender y de
crear, su tarea fue un negocio constante entre libertad y fidelidad a la palabra. “La verdadera
traducción es transparente, no cubre el original, no le hace sombra, sino que deja caer en toda
su plenitud sobre éste el lenguaje puro”, declara el filósofo Walter Benjamin (1998 : 139) al
referirse a las obras literarias, y podemos entender lo mismo en el caso de la interpretación, el
intérprete actúa como si tuviera “el deseo vehemente de completar el lenguaje”, no una ni otra
lengua, sino lo que Benjamin llama “el lenguaje puro”, es decir, lo que queda entre las lenguas :

[…] algo imposible de transmitir, algo que, según el contexto en que se encuentra, es simbolizante o
simbolizado. Es simbolizante en sólo en las formas definitivas de las lenguas, pero es simbolizado en
el devenir de los idiomas mismos. (Benjamin, p. 140)

18El contexto en el que se desempeñó el oficio de traductora de la Malintzin fue el más complejo
de la historia mesoamericana, la interlocutora tenía que ser capaz de mediar entre dos universos
discursivos construidos sobre dos historias cuyo parentesco era nulo. La Malinche poseía el
poder de administrar el intercambio de información que ambas partes consideraban valiosas, y
sobre todo, tenía los medios para hacer posible el acto mismo de la comunicación, o en palabras
del filósofo mexicano :

[La Malinche tenía] el acceso privilegiado –abierto por la importancia y la excepcionalidad del diálogo
entablado- al centro del hecho comunicativo, al núcleo en el que se definen las posibilidades y los
límites de la comunicación humana como instancia posibilitante del sentido del mundo. (Echeverría
2005 : 21)

19Esta lejanía entre los códigos lingüísticos de las hablas puestas en juego dificultó, o diremos
que casi imposibilitó el trabajo de nuestra intérprete de rostro doble, siempre quedaba algo
imposible de transmitir, fantasmas de una cosmovisión enfrentados a otra completamente ajena.
Absolutamente Otra. La Malintzin es una monstrua con doble lengua, lengua bífida de ofidio
destinada a la mentira y la traición, “lengua tejida de coincidencias improvisadas a partir de la
condena al malentendido” (Echeverría 2005 : 22). Mujer-serpiente que encarna la
monstruosidad del doble como podemos ver en esta pintura que la retrata con dos lenguas o dos
palabras, tres ojos y un reptil entre las manos :

Fig. 3 La Malinche

Agrandir Original (jpeg, 24k)

Rosario Marquardt (1992)

20La posibilidad de nombrar libremente supuso a la vez la soberanía y la soledad de la Malinche,


soledad que pondría la primera piedra del laberinto en el que, según Paz (p. 95), nos perdemos
continuamente los mexicanos al renegar el origen de la Conquista y adentrarnos solos en la vida
histórica, precisamente porque “los hechos históricos no son nada más hechos, sino que están
teñidos de humanidad” (Paz 1993 : 79). Pero la soledad no es exclusiva de un pueblo, es el
fondo último de la condición humana, es la misma soledad de Adán gritando los nombres de los
animales más viejos o más jóvenes que él, nombrando a esos seres vivos que llegaron antes que
él : “Dios deja a Ish hablar solo, gritar solo, gritar-nombrar solo, gritar-llamar solo, como si Ish
pudiera decir ‘Yo nombro’, ‘yo llamo’. Completamente solo” (Derrida, p. 33). Como si estuviese
expulsado de origen, como si la condición ontológica del logos fuera el exilio.

21A diferencia de los animales, afirma Octavio Paz : “el hombre es el único ser que se siente
solo y el único que es búsqueda de otro” (p. 211). Si hemos de creer lo que afirma el escritor
mexicano, entonces no es la facultad racional lo que separa al hombre del resto de los animales,
sino la posibilidad de sentir-se-solo. Parece que el sufrimiento y la angustia son palabras
reservadas a lo humano ; sin embargo, atañen también al animal. El problema del animal no es
si tiene facultad racional o no, sino si sufre. “La cuestión previa y decisiva será saber si los
animales pueden sufrir” (Derrida, p. 44). Que los animales sienten miedo, pánico, angustia o
sufrimiento es innegable. El ser humano no es el único ser que se siente solo, también los
animales, la búsqueda del otro nos remite, nos debe remitir a ellos, porque son nuestro
fantasma, nuestro espejismo en el laberinto.
22El animal está delante de nosotros, aunque creemos que le hemos seguido y domesticado,
porque ese ir tras el animal no sólo es en el sentido de la caza y el adiestramiento, sino ir tras él
en el sentido de la sucesión y de la herencia. La herencia de los mexicanos ronda a la mujer-
serpiente, y ella, es el animal que estoy si(gui)endo en este texto en el que suscribo las palabras
del filósofo :

Seguir e ir tras : esto no será solamente la cuestión y la pregunta acerca de lo que llamamos el
animal. Descubriremos a continuación la cuestión de la pregunta. Aquella que va, en primer lugar a
preguntarse […] si se puede responder de lo que quiere decir “yo estoy si(gui)endo” cuando eso
parece regir un “estoy si(gui)endo en cuanto estoy si(gui)endo tras el animal” o “soy en cuanto
estoy cerca del animal”. (Derrida, p. 25)

23Para entender esta afirmación derridiana, l’animal que je suis o yo soy en cuanto estoy
si(gui)endo (al) animal, hay que volver a la carta de Rimbaud, « Je est un autre », yo es otro,
animal o monstruo. Pero además, para entender este texto, hay que hablar en femenino : Je est
une autre, yo es otra animal o monstrua que nos rodea con la lengua doble, cuerpo de escamas
alargado y sin patas ; yo estoy si(gui)endo el tacto seductor de una rastrera.

24Nuestra madre es víbora de coral roja, negra y amarilla que se viste con diferentes pieles, que
nos protege al parir, que nos da frutos y semillas, animal que se esconde debajo de muchos
nombres, máscaras y pieles.

25Se dice que algunos años antes de la llegada de los españoles los indígenas percibieron
presagios funestos que anunciaban la historia por venir, la tragedia de la derrota y la conquista.
Uno de estos malos augurios, según los informantes indígenas de Sahagún, fue el repetido
lamento de una mujer :

Muchas veces se oía : una mujer lloraba ; iba gritando por la noche ; andaba dando grandes gritos.
-¡ Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos !
Y a veces decía :
-Hijitos míos, ¿ a dónde os llevaré ? (León Portilla, p. 31)

26Sahagún identificó a esa mujer con Cihuacóatl ; la mujer-serpiente salía por la noche con
cabellos sueltos y vaporosos vestidos blancos para llorar la muerte de sus hijos. Este augurio es
uno de los antecedentes de la conocida leyenda de la Llorona, una monstrua popular en casi
toda Hispanoamérica. Hay que resaltar que uno de los lugares donde se encuentra más
arraigada esta leyenda es México. Así como es notable el fervor hacia Guadalupe Tonantzin, la
representación de la Llorona es una referencia constante entre los mexicanos. En un libro infantil
podemos leer :

Era una noche en calma, el cielo estaba estrellado y la luna se reflejaba en el lago de Texcoco. Los
cuatro sacerdotes esperaban observando hacia el firmamento.
De pronto se escuchó el lamento :
-¡ Aaaay, mis hijos ! ¿ Dónde los llevaré para que escapen a tan horrible destino ?
-¡ Es Cihuacóatl ! –aseguró uno de los sacerdotes.
-Nuestra diosa madre ha salido de las aguas para prevenirnos –agregó otro. (AA.VV. 2011 : 1-2)

5 Aquí describimos brevemente algunas de ellas: La llorona (1933), dirigida por Ramón Peón, primer fi (...)

6 En el estado de Oaxaca hay una canción popular titulada la Llorona con letra en zapoteco y en españ (...)

27Sobre la Llorona hay diferentes imágenes, versiones en películas5, canciones6 y obras de


teatro. Aquí destacaríamos la representación en el lago de Xochimilco de la ciudad de México
que se hace cada año sobre el agua, en escenarios flotantes y nocturnos ; el público es
transportado en pequeñas embarcaciones, llamadas trajineras, para ser parte del espectáculo.
La representación tiene diálogos en idioma náhuatl, música y danza contemporánea en
combinación con danzas e instrumentos prehispánicos. En la puesta en escena se hace presente
la figura de Cihuacóatl en el agua. Lo que nos refiere a uno más de sus nombres : Tlaltecuhtli,
“señora de la tierra” o “gran monstruo de la tierra” es a veces una deidad masculina, algunas
otras es femenina ; esta monstrua grandiosa, con múltiples ojos y bocas en todas sus
coyunturas, se paseaba por las aguas, hasta que los dioses Tezcatlipoca y Quetzalcóatl se
transformaron en dos enormes serpientes para atraparla y dividirla en dos partes que darían
lugar al cielo y a la tierra. A partir de este mito de origen se explica el sacrificio en el mundo
mexica, ya que los lamentos de la diosa tierra sólo serían apaciguados con sangre humana.

28Cuando pensamos en todos los productos culturales que se han generado inspirados en estas
leyendas mexicanas debemos detenernos para reconocer que la cultura no es sólo una
transmisión de información histórica, es, sobre todo, un sistema de modelización subjetiva. El
poder sobre los objetos culturales adquiere una importancia política esencial, ya que, como
advierte Félix Guattari (p. 33), es también una manera que tienen las “élites capitalísticas” de
aniquilar los procesos de singularización subjetiva, confinando a las diferentes categorías
sociales, sexuales y raciales al encuadramiento dominante, paternalista y hegemónico. Es como
si con cada producción “cultural” de la llorona se le arrebatara la fuerza subversiva y animal ;
como si el monstruo estuviera encerrado en la jaula de un zoológico, de un circo, o de un
museo. La llorona puede ser una monstrua encerrada en la pantalla de cine y en los dibujos
animados, o bien, una máscara de la mujer-serpiente que conserva su perturbante misterio,
animal que no se deja atrapar, que se enrosca, se desliza y huye arrastrándose a otros géneros
como la performance.

29El cuerpo de la mujer-serpiente es indígena, Cihuacóatl lo origina y a la vez lo representa. La


pregunta sería si el cuerpo de las mujeres indígenas del México contemporáneo conserva la
monstruosidad seductora, el tacto de la sierpe, el poder de la tierra y la fertilidad. Habría que
extender la misma pregunta a las mujeres mexicanas en general, sea cual sea el grado de
mestizaje y color de piel. ¿ Preferimos olvidar a la serpiente de coral, nuestra madre guerrera de
danzas ondulantes, y aceptar el castigo cristiano que nos separa del linaje rastrero de
las ophidias ?

30Yo estoy si(gui)endo (a) una mujer-serpiente. Al recordar el mito de origen cosmogónico de
los nahuas el género se expande, no sólo incluye a las mujeres heterosexuales, también a las y
los homosexuales, a los travestis, y en particular a las y los homosexuales y/o travestis
indígenas. Como lo leíamos arriba, Tlaltecuhtli, “gran monstruo de la tierra” se considera a veces
una deidad masculina, algunas otras es femenina.

Fig. 4 Lukas Avendaño (2014)

Agrandir Original (jpeg, 84k)

De la serie : Nahuales y Totem-Zooantropología


Fot. Jaime Rodríguez

7 Hay referencias a mujeres zapotecas portando iguanas en sus cuerpos en imágenes como las del pintor (...)

8 El término “representaXión” lo propone el investigador Antonio Prieto al elaborar una lectura queer(...)

31Al ir detrás del animal, al rastrearlo, aparece el cuerpo desnudo de Lukas Avendaño abrazado
a un lagarto, está sentado sobre una cama con las piernas abiertas, un taparrabos de filamentos
rojos cubre su sexo, unas plumas enormes adornan su cabeza. Cuerpos en contacto, piel con
piel. Avendaño es un performer mexicano originario del Itsmo de Tehuantepec, Oaxaca,
perteneciente a la tradición indígena zapoteca. En esta cultura las relaciones sociales se basan
en “tres sexos” : hombres, mujeres y muxes ˗homosexuales hombres. Los muxes actuales se
visten con ropas de mujer y realizan actividades “propias de su género” como lavar la ropa,
cuidar a los niños, hacer la comida y servir a los hombres, aunque son aceptados socialmente,
no les está permitido gozar una vida erótica plena (Prieto 2014). Lukas Avendaño se presenta en
la escena afirmando su condición étnica y muxe simultáneamente con trajes típicos de la mujer
tehuana-zapoteca7 en performances como Réquiem para un alcaraván (2012). Con sus
“representaXiones”8 o acciones muxe, Avendaño nos interpela con la exposición erótica del
cuerpo. Si la aceptación del homosexual indígena lo integra y al mismo tiempo lo limita
eróticamente, entonces, la exposición del cuerpo-deseo cobra un sentido político : hay que
pensar en un “eros político”. El ser erótico del muxe-lagarto como el de la mujer-serpiente
esconde esa fuerza que el dios patriarcal quería disolver. Cuerpo alargado destinado al tacto y al
deseo.

32En general, las serpientes, a diferencia de otros animales, no comprenden grandes diferencias
entre macho y hembra, para reconocer el sexo de sus semejantes las serpientes tiene que
acercarse lo suficiente, tocarse y degustarse, de este modo los roces entre víboras del mismo
sexo es inevitable. En todo este recorrido hemos estado siguiendo al animal para intentar pensar
de otro modo, habría que plantear la necesidad de una política de la víbora, de la piel y su
mudanza, una política de la regeneración para poder ser Otra/o.

Fig. 4 Lukas Avendaño (2014)

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Bibliographie

Des DOI (Digital Obj

Medusa: la historia de cómo la mujer del


cabello de serpientes se convirtió en
ícono del feminismo
Por Emilio Contreras
Miércoles 09 septiembre de 2020 | 16:03

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“Huye, porque si tus ojos se petrifican con asombro, ella te convertirá en


piedra”. El verso es del poeta Gaspare Murtola y fue inspirado en el mito griego
de Medusa, la mujer de cabellos de serpiente y víctima de violencia sexual que se
convirtió en ícono para el feminismo contemporáneo.
Su historia, ha sido representada y citada en múltiples expresiones artísticas: desde
obras de teatro, poemarios y ensayos hasta canciones pop de todas las épocas; sin
embargo, no fue hasta hace algunos años que su figura adquirió otro tono.

En la mitología griega, Medusa es una monstruo ctónico (“del inframundo”)


femenino, hermana de Esteno y Euríale, quien luego fue imaginada como una mujer
hermosa por los escultores y pintores griegos del siglo V.

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Su misión como sacerdotisa era una: proteger el templo de la diosa Atenea. Fue ahí,
realizando esa tarea crucial, donde fue violada por Poseidón, el “señor de los
mares”, y donde su destino terminó sellándose: el vejamen motivó la furia de
Atenea, quien a modo de castigo transformó su cabello en serpientes y le otorgó la
característica que marcaría su vida: convertir en piedra a quien fuera con solo
mirarlo.

El abuso, de acuerdo a la mayoría de las interpretaciones de la historia, dio pie a


un embarazo, condición que no importó cuando el trágico final de la bella Medusa,
ahora desterrada y humillada, inició su curso.

La gorgona, que padeció en carne las consecuencias de su “error”,


fue decapitada en su cueva mientras dormía. El autor fue Perseo, quien había sido
enviado exclusivamente para eso. En la tarea lo ayudaron los dioses Atenea y
Hermes: con los ojos cerrados se dejó llevar por sus indicaciones, que le detallaron
específicamente dónde debía presionar el cuchillo.
Perseo con
la cabeza de Medusa, en la escultura de Benvenuto Cellini | Wikipedia Commons
Nada pudieron hacer sus hermanas. El mito dice que del cuello de Medusa brotó lo
que sería su descendencia: el caballo Pegaso y el gigante Crisaor. Perseo, por su
parte, ocupó la cabeza para derrotar a sus enemigos, mientras que Atenea la exhibió
protegida bajo su escudo.

Desde entonces, la mirada desorbitada de Medusa (con las serpientes moviéndose en


su cabeza) pasó a ser la postal más representativa de esta figura mitológica.

La historia, sin embargo, fue resignificada: en la Revolución Francesa, los rebeldes


jacobinos utilizaron el ícono como emblema de libertad. Y en el Renacimiento, por
ejemplo, la escena de la decapitación sirvió para ilustrar la influencia de la familia
Medici, los principales mecenas de Florencia, y su poder sobre el bajo pueblo. Pero
fue el feminismo el que termino quebrando el mito.

Según el sitio Vice, fue el manifiesto The Laugh of the Medusa (1975) de la
teórica Hélène Cixous el que marca un punto inflexión, estableciendo que fue el
patriarcado el que dibujó el legado “monstruoso” de Medusa, todo esto a causa del
miedo al deseo hacia las mujeres.

Si los hombres se atreviesen a mirar a Medusa a los ojos, dice la teórica feminista,
veríamos que “no es mortífera, es hermosa y está riéndose”.

El punto de Cixous era demostrar cómo “deconstuir” la idea del cuerpo femenino
como amenaza. En esto, el debate en torno a la violación (y la cultura que esta
conlleva) fue clave: sólo así la memoria de Medusa fue puesta en perspectiva.

Así, la historia de la poderosa y bella mujer que fue violada, desterrada y degollada
cobró otra interpretación, esta vez con el esquema patriarcal como principal
responsable.

Mary Beard, tal como lo resumen el mismo artículo citado, piensa que la cultura
occidental ha ensayado durante siglos cómo dominar y silenciar a las mujeres,
incluso desde la era clásica.
En Women and Power: A Manifesto, va incluso más allá: señala que la figura de
Medusa (“la mujer ingobernable”) surge cada vez que la estructura masculina se
asume en peligro por las mujeres, con el fin de evidenciar los riesgos que estas
suponen.

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El escultor argentino Luciano Garbati llevó esta cruzada por Medusa a otro
estadio, al girar completamente la historia.

En su representación de más de dos metros de alto, ya no es ella a quien cortan la


cabeza. En la escultura, vemos a Medusa en actitud de guerra, con una espada en la
mano derecha y la cabeza de Perseo en la izquierda.

En Estados Unidos la imagen se convirtió en viral, al mismo tiempo que el nombre


de Medusa, día a día, cobra nuevas y complejas texturas. Debajo de la obra de
Garbati, una leyenda intenta explicar el fenómeno: “Be thankful we only want
equality. No payback” (“Se agradecido que solo queremos igualdad, no
venganza”).
La
Medusa de Garbati | Infobae
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Ríos, mujeres y serpientes


Manuel Mestre y Beatriz Bañón

Sobre leyendas habla este post que nos acerca un poco más a otras
mitologías
Matagalpa
matagalpa/
2011-11-11
Fotos de: Manuel Mestre y Beatriz Bañón
Es curioso cómo se combinan las leyendas y varían según lugar y/o época. Acaso todo
empieza debajo de un árbol o en la plaza del pueblo; una simple historia, un inocente cuento ante
los oídos atentos de los asistentes. Del simple boca a boca, o del hecho al dicho; ya hay una
trasformación, un cambio que recoge retazos de lo anterior y lo modifica a su entorno para hacerlo
propio. A veces, estas leyendas dan una explicación a una incógnita, otras advierten de peligros
latentes, y las que menos solo narran un cuento para el entretenimiento del
personal. Cihuacóatl es una divinidad azteca, mitad serpiente mitad mujer. Según la leyenda
fue la primera mujer en parir, considerada por ello protectora de los partos y, en especial, de las
mujeres muertas al dar a luz. Ayudó a Quetzalcóatl a construir la presente era de la humanidad
moliendo huesos de las eras previas y mezclándolos con sangre. Es madre de Mixcóatl, al que
abandonó en una encrucijada de caminos. La tradición dice que regresa frecuentemente para llorar
por su hijo perdido, pero en el lugar sólo halla un cuchillo de sacrificios. De esta leyenda nace el
mito de la Llorona. En México ya es todo un icono. Según la tradición mexicana existió una mujer
indígena que tenía un romance con un caballero español. Fruto de esta pasión, nacieron tres niños,
que la madre atendía siempre de forma devota. Cuando la joven le pidió al caballero que
formalizara la relación, este le abandona por la vergüenza de haber tenido descendencia con una
indígena. Tiempo después, se casó con una dama española de alta sociedad. Cuando la mujer se
enteró, dolida y totalmente desesperada, ahogó sus tres hijos en un río; para luego quitarse la vida.
Desde ese día, se escucha el lamento de la joven a la orilla del río donde ocurrió. Existe otra
leyenda similar en Nicaragua que parece casi enlazar con esta última. Además hay indicios de
aztecas en Centroamérica. Nos la contó Danilo Rivera, poeta y artista de Matagalpa. La ilustra en
la siguiente xilografía. Aquí todos los niños la conocen. Hace mucho tiempo y debido a unas fuertes
discusiones entre sus habitantes, Matagalpa sufrió unas grandes inundaciones que destruyeron
prácticamente la ciudad, liberándose así una inmensa serpiente. Se apeló a un sacerdote para
ayudar a los pobladores, ya que este gigantesco monstruo se suponía que era un dios azteca y
habría que imponerse a ella con otra religión. Entre todos consiguieron amarrar a la serpiente con
tres pelos de vírgenes matagalpinas. Se dice que la cabeza de este monstruo está en la Catedral
de Matagalpa, la cola en el cerro de Apante, y el cuerpo en la quebrada del Yaguare, ubicada en el
barrio de Palo Alto, camino al cerro. Según la historia, y debido a las continuas trifulcas entre los
habitantes, ya se han reventado dos pelos de los tres que amarraban a la serpiente. Cuando
todos se rompan, se liberará el monstruo que derrumbará el cerro de Apante donde hay fuentes
grandísimas de agua que atraviesan esa zona. Matagalpa se inundará y desaparecerá; y con ella,
todos sus habitantes. En la siguiente foto podemos ver la catedral de Matagalpa, y al fondo el cerro
de Apante con la silueta de la serpiente. Los ríos, las mujeres y las serpientes siempre han
sido temas recurridos para las leyendas. Son cosas cotidianas que todos conocemos, fáciles de
poner forma y con grandes connotaciones simbologías. No es raro soñar con alguna de las tres.
Pero a la vez, aun siendo imágenes habituales conservan ese halo de misterio que los invade y los
llega a mostrar mágicos. Klimt, por ejemplo, tiene series de pintura de lo que el llama serpientes de
agua. Manuel Mestre y Beatriz Bañón son dos viajeros cumpliendo un sueño que relatan
en su blog.

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