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UNIDAD III

3.4. LOS PREDICABLES.


Lic. Juan Carlos Pérez Díaz
Abogado y Notario
Profesor Universitario
3.4. LOS PREDICABLES.
Percy C. Acuña Vigil, Dr. En Filosofía, Lima Perú.
(Del latín “praedicabilia”.) Clases de predicado en la lógica aristotélica. Aristóteles, en los
Tópicos, enumera cuatro predicados: género, especie, carácter propio y carácter
accidental. Porfirio, comentador de Aristóteles, añade a esta enumeración la diferencia
específica. Los predicables se contraponen a los nombres singulares, dado que estos
últimos, a diferencia de los primeros, no pueden ser predicados. En Aristóteles, la teoría de
los predicables está ligada a la teoría sobre los géneros de “enunciado” - categorías
(praedicamenta).
3.4.1. Géneros del predicado en la lógica aristotélica.
Aristóteles cuenta cuatro predicables: género, especie, carácter propio y carácter
casual. Los predicables se contraponen a los nombres singulares, ya que estos últimos, a
diferencia de los predicables, no pueden ser predicados. Diccionario de filosofía · 1984:345
Definición: Los predicables son las cinco maneras en que un concepto puede ser dicho
de sus inferiores o de los sujetos a los que se enlaza.
A cualquier sujeto o universal lógico son atribuibles tres conexiones esenciales (Género,
Especie y Diferencia específica o especificidad) y dos accidentales (Propiedad y
Accidente).
Por ejemplo, Juan es esencialmente primate (género)*, humano (especie) y racional (diferencia
específica), tiene un sentido del humor que le es propio y ha nacido accidentalmente en Úbeda.
*Nota bene: Obsérvese que la palabra "género" la empleamos aquí en un sentido distinto a
cuando hablamos del "género masculino", "femenino" o "epiceno".

3.4.2. PREDICABLES ESENCIALES.


Por Género entendemos un predicable esencial: aquella noción o concepto universal que
puede ser atribuido a distintas especies, agrupándolas por su esencia o naturaleza común en
una sola clase de entidades. Así, el chimpancé, el orangután, el gorila y el gibón, pertenecen al
mismo género (primate) que el ser humano, estos monos póngidos, junto con otros constituyen
la clase lógica (el género) de los animales a los que podemos llamar primates.
Podemos discernir entre géneros próximos y géneros remotos, según hemos visto al estudiar
en clase el árbol de Porfirio. Córdado o Animal son géneros más remotos respecto de
ser-humano que homínido (género próximo que agrupa a especies como el neandertal, el
cromañón y el hombre de la isla de Flores, entre otros).
La definición esencial de una especie o
de un sujeto incluye el género y la
diferencia específica. Cfr. la foto. La
mosca zángano es una Eristalis (género)
tenax (especificidad).
Todo género puede ser considerado como
una especie respecto de un concepto de
mayor extensión y menor comprensión.
Así, los hongos son una especie de seres
vivos y las rúsulas son una especie de
hongos, o los diptera son una especie de
insecta, etc.
Por Especie entendemos el concepto universal dicho de muchos que difieren individualmente
(los individuos). Mesa, silla o armario son especies de muebles. La especie (especies, idea)
es la forma o estructura que determina el ser esencial de una entidad... Roco es un perro,
Babieca fue un caballo, Alfa centauro es una estrella. La especie contesta a la pregunta qué
es, nombra la esencia completa de un sujeto.
Por Diferencia Específica o Especificidad entendemos la noción o el concepto universal que
expresa la calidad, intensión o nota, que nos permite distinguir diferentes especies de un
mismo género. Por ejemplo, el orden taxonómico de los dípteros (moscas y mosquitos) es una
"especie" de insectos ("orden", dicen los entomólogos) que tiene por diferencia específica el
número de alas (dos).
La palabra predicable se deriva del griego categorema que significa: predicado, atributo, y del
latín predicable, que significa: lo que se puede atribuir, es decir, afirmar. Los predicables son la
manera de efectuar la predicación, es decir, la atribución de un predicado a un sujeto. Los
predicables son: el género, la especie, la diferencia específica, lo propio y el accidente.
Los predicables esenciales desde el punto de vista de la extensión: La clasificación de los
conceptos en especies y géneros desde el punto de vista de su extensión:
- Género: Es el concepto que agrupa a las especies que tienen algo en común.
- Especie: Es el concepto que agrupa a los entes de la misma esencia.
ejemplos:
El predicable género: consiste en que el concepto predicado tenga más extensión que el sujeto
al que se atribuye la predicación, ejemplo:
- La espada es un arma à GÉNERO
- La cama es un mueble à GÉNERO
El predicable especie: ofrece un concepto que se predica con menos extensión que el sujeto al
que se refiere a la predicación, ejemplo:
- Algunos animales son perros à ESPECIE
- Algunos mexicanos son veracruzanos à ESPECIE
3.4.3. PREDICABLES NO ESENCIALES O ACCIDENTALES.
Llamamos Propiedad o Propio a la noción universal que predicamos necesariamente de una
especie, siempre y de todos sus individuos. Es una propiedad necesaria de los dípteros
(moscas y mosquitos) que sus alas posteriores estén atrofiadas en halterios claviformes. Son
propiedades universales del ser humano su capacidad para la risa, el llanto o la compasión.
Prueba de que estas características son necesarias para la preservación de la condición
humana es que consideramos inhumanos o deshumanizados a quienes no las ejercitan.
Se debe distinguir entre propiedades genéricas y propiedades específicas. Así, por ser una
mosca, la Eristalis tenax de la foto tiene sólo dos alas y halterios claviformes, sin embargo es
una propiedad específica de esta mosca que su larva acuática respire gracias a un largo tubo
telescópico en forma de cola de rata.
Llamamos Accidente al universal que predicamos de un sujeto o de una especie de un modo
que no es ni esencial ni necesario. Un accidente es una característica inteligible que puede
desaparecer sin que el sujeto pierda su condición específica. Así, Juan puede ser ciego o
cortarse el pelo al cero sin que por ello deje de ser Juan (nombre propio), ni se pierda su
condición de ser humano.
3.5. ÁRBOLES LÓGICOS (APLICACIÓN DEL
ÁRBOL DE PORFIRIO).
FUNIBER, UNIVERSIDAD EUROPEA DEL ATLANTICO.
Cuando, en Isagoge, Porfirio de Tiro (233-310?) está tratando de caracterizar a
la especie, distinguiendo entre los géneros generalísimos o supremos y las especies
especialísimas, advierte que el género supremo es aquel por encima del cual no puede
haber un género superior; así mismo, la especie especialísima deberá entenderse como
aquella por debajo de la cual no existe ninguna especie subordinada.
Pero, entre el género supremo y la especie especialísima, admite la existencia de otros
subalternos que pueden ser género y especie al mismo tiempo, claro, que siempre con
relación a cosas distintas.
Así, si tomamos las categorías como géneros supremos cabría decir, por ejemplo, que la
“substancia” constituye un género que acoge bajo ella al cuerpo; bajo el “cuerpo”, al “cuerpo
animado”; bajo este, estaría el “animal” y, por debajo del animal, el “animal racional”, bajo el
cual, a su vez, están “Sócrates”, “Platón” o cualquier “hombre particular”. Como vemos,
Porfirio estaba estableciendo, a través de una metodología dicotómica, lo que
tradicionalmente se denominó “árbol de Porfirio”.
Mediante el ingenio de este sistema lógico se ordenaban las ideas concebidas unívocamente según
las leyes de la intensión y la extensión. En efecto, mientras los géneros y las especies subalternas
iban ganando en intensión, a medida que descendíamos del árbol, perdían extensión.
Y, al revés, el género supremo tenía una amplia extensión a costa de una intensión más débil. Como
se sabe, por otra parte, podemos encontrar antecedentes de este procedimiento en el método de las
divisiones de Platón (428/427–347 a. C.), en los Tópicos de Aristóteles (384/383–322 a. C.) y en Las
Eneadas de Plotino (203/204-270).
El sistema lógico de los predicables y, por tanto, el árbol de Porfirio han estado a la base de
numerosos sistemas de definición y clasificación, en distintos ámbitos gnoseológicos, desde la Edad
Media hasta nuestros días; y aún se podrían citar algunos ejemplos recientes de ejercicio de la lógica
univocista porfiriana. Ofrezcamos aquí, sin embargo, dos ejemplos clásicos de cómo esta
metodología ha sido ejercida.
En primer lugar, la definición de Historia de Jerónimo Ezquerra Blancas (1587-1654); en segundo
lugar, el sistema taxonómico de Carlos Linneo (1707-1778).
En su obra, Genio de la Historia, Jerónimo Ezquerra Blancas trata de la “naturaleza y ser” de la
Historia en toda su amplitud, incluso teniendo en cuenta lo que “menos propiamente se puede llamar
con ese nombre”. Así, con este propósito, establece su método; un procedimiento que no era otro
que el árbol de Porfirio: “De la cual amplitud nos iremos recogiendo por la división de varios nombres
y especies a la que más particular y propiamente goza con el nombre, la naturaleza y ser de la
Historia”. Efectivamente Ezquerra Blancas establece la definición de la Historia mediante las
divisiones partiendo del género (“narración”) y, teniendo en cuenta la diferencia, descendiendo por
el género subalterno y la especie (“significada”, “escrita”, “hablada”, “humana”, “divina”) hasta llegar
a la Historia propiamente humana de la que dirá: “la que fuere narración humana y de cosas
humanas, será Historia humana con todo rigor y propiedad”.
Igualmente, el sistema de clasificación de Linneo constituye uno de los ejemplos más
genuinos de ejercicio de la lógica porfiriana. Se trataba de una clasificación de los seres
vivos basada en un sistema según el cual se utilizaba un nombre para designar el género y
un segundo para la especie.
Este sistema no era otro, pues, que el de la aplicación del género y la diferencia según el
cual se suponía que se estaba dando la definición de la esencia de lo que se definía,
siguiendo así la más estricta lógica porfiriana aristotélica.
Un sistema arborescente que partía de géneros supremos y descendía hasta las especies
inferiores. Desde esta perspectiva, cualquier ser vivo (vegetal o animal) podría ser
clasificado trepando por el árbol taxonómico hasta llegar al género generalísimo superior
más extenso.
El sistema de Linneo tuvo un éxito indeleble durante mucho tiempo, hasta que la teoría de
la evolución rompió con la concepción fijista de las especies demoliendo así la cimentación
porfiriana.
El sistema del árbol de Porfirio concibe los géneros como géneros anteriores, lo que de
algún modo significa que el género contiene en sí todo lo que viene después. De ahí, que el
género tenga que pensarse como anterior a la especie.
La especie consecuentemente se definirá por la diferencia específica y se incluye en los
géneros próximos, a su vez definidos por diferencias genéricas.
Y, como hemos visto, estos en géneros subalternos hasta llegar a la categoría que es el
género generalísimo o supremo. Se entiende que este sistema está diseñado según la lógica
de clases en la que la relación definitoria es la relación de inclusión.
En el fondo, se trata del sistema silogístico aristotélico. Este es el mecanismo que explica el
funcionamiento del sistema linneano, claro, que mientras se mantuvo la concepción
creacionista en la que se apoyaba el fijismo de las especies.
A este respecto, el ingenio de Porfirio funcionaba como un mecanismo perfecto. Sin embargo,
el darwinismo al socavar las bases creacionistas tumbó el fijismo. Ahora las especies
proceden unas de otras según las transformaciones que se operen.
La revolución darwinista era, a la vez y tanto más que una revolución biológica, una revolución
lógica. Consecuentemente, se pusieron en entredicho los supuestos del árbol de Porfirio.
El género, en cuanto que género anterior, no será suficiente y reclama una nueva concepción
del mismo que permita incorporar la transformación de unas especies en otras. En otras
palabras, es necesario tener en cuenta las particularidades dialécticas de la transformación de
las especies.
En este sentido, desde nuestras coordenadas, hablaremos de “género posterior” a las
especies para referirnos a aquel género que se constituye en virtud del desarrollo y aparición
de las nuevas especies. Si el género anterior nos remitía a las totalidades distributivas y a las
clases porfirianas, ahora, el género posterior nos remite a las totalidades atributivas y a las
clases combinatorias, así como al concepto de esencia genérica frente a la esencia de
prosapia porfiriana, “una concepción ontológica o un uso práctico de la Idea de esencia como
especie porfiriana (una concepción que está relacionada con el fijismo de la ontología
megárica) ha de considerarse aquí como notoriamente inadecuada” (Gustavo Bueno).

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