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Este documento describe los predicables en la lógica aristotélica. Según Aristóteles y Porfirio, hay cinco predicables: género, especie, diferencia específica, propiedad y accidente. Explica cada uno de estos predicables y cómo se relacionan entre sí para clasificar conceptos y sujetos de manera jerárquica, como en el árbol lógico de Porfirio. También incluye ejemplos de cómo se han aplicado estos predicables para definir conceptos como la historia y clasificar organismos vivos.
Este documento describe los predicables en la lógica aristotélica. Según Aristóteles y Porfirio, hay cinco predicables: género, especie, diferencia específica, propiedad y accidente. Explica cada uno de estos predicables y cómo se relacionan entre sí para clasificar conceptos y sujetos de manera jerárquica, como en el árbol lógico de Porfirio. También incluye ejemplos de cómo se han aplicado estos predicables para definir conceptos como la historia y clasificar organismos vivos.
Este documento describe los predicables en la lógica aristotélica. Según Aristóteles y Porfirio, hay cinco predicables: género, especie, diferencia específica, propiedad y accidente. Explica cada uno de estos predicables y cómo se relacionan entre sí para clasificar conceptos y sujetos de manera jerárquica, como en el árbol lógico de Porfirio. También incluye ejemplos de cómo se han aplicado estos predicables para definir conceptos como la historia y clasificar organismos vivos.
Lic. Juan Carlos Pérez Díaz Abogado y Notario Profesor Universitario 3.4. LOS PREDICABLES. Percy C. Acuña Vigil, Dr. En Filosofía, Lima Perú. (Del latín “praedicabilia”.) Clases de predicado en la lógica aristotélica. Aristóteles, en los Tópicos, enumera cuatro predicados: género, especie, carácter propio y carácter accidental. Porfirio, comentador de Aristóteles, añade a esta enumeración la diferencia específica. Los predicables se contraponen a los nombres singulares, dado que estos últimos, a diferencia de los primeros, no pueden ser predicados. En Aristóteles, la teoría de los predicables está ligada a la teoría sobre los géneros de “enunciado” - categorías (praedicamenta). 3.4.1. Géneros del predicado en la lógica aristotélica. Aristóteles cuenta cuatro predicables: género, especie, carácter propio y carácter casual. Los predicables se contraponen a los nombres singulares, ya que estos últimos, a diferencia de los predicables, no pueden ser predicados. Diccionario de filosofía · 1984:345 Definición: Los predicables son las cinco maneras en que un concepto puede ser dicho de sus inferiores o de los sujetos a los que se enlaza. A cualquier sujeto o universal lógico son atribuibles tres conexiones esenciales (Género, Especie y Diferencia específica o especificidad) y dos accidentales (Propiedad y Accidente). Por ejemplo, Juan es esencialmente primate (género)*, humano (especie) y racional (diferencia específica), tiene un sentido del humor que le es propio y ha nacido accidentalmente en Úbeda. *Nota bene: Obsérvese que la palabra "género" la empleamos aquí en un sentido distinto a cuando hablamos del "género masculino", "femenino" o "epiceno".
3.4.2. PREDICABLES ESENCIALES.
Por Género entendemos un predicable esencial: aquella noción o concepto universal que puede ser atribuido a distintas especies, agrupándolas por su esencia o naturaleza común en una sola clase de entidades. Así, el chimpancé, el orangután, el gorila y el gibón, pertenecen al mismo género (primate) que el ser humano, estos monos póngidos, junto con otros constituyen la clase lógica (el género) de los animales a los que podemos llamar primates. Podemos discernir entre géneros próximos y géneros remotos, según hemos visto al estudiar en clase el árbol de Porfirio. Córdado o Animal son géneros más remotos respecto de ser-humano que homínido (género próximo que agrupa a especies como el neandertal, el cromañón y el hombre de la isla de Flores, entre otros). La definición esencial de una especie o de un sujeto incluye el género y la diferencia específica. Cfr. la foto. La mosca zángano es una Eristalis (género) tenax (especificidad). Todo género puede ser considerado como una especie respecto de un concepto de mayor extensión y menor comprensión. Así, los hongos son una especie de seres vivos y las rúsulas son una especie de hongos, o los diptera son una especie de insecta, etc. Por Especie entendemos el concepto universal dicho de muchos que difieren individualmente (los individuos). Mesa, silla o armario son especies de muebles. La especie (especies, idea) es la forma o estructura que determina el ser esencial de una entidad... Roco es un perro, Babieca fue un caballo, Alfa centauro es una estrella. La especie contesta a la pregunta qué es, nombra la esencia completa de un sujeto. Por Diferencia Específica o Especificidad entendemos la noción o el concepto universal que expresa la calidad, intensión o nota, que nos permite distinguir diferentes especies de un mismo género. Por ejemplo, el orden taxonómico de los dípteros (moscas y mosquitos) es una "especie" de insectos ("orden", dicen los entomólogos) que tiene por diferencia específica el número de alas (dos). La palabra predicable se deriva del griego categorema que significa: predicado, atributo, y del latín predicable, que significa: lo que se puede atribuir, es decir, afirmar. Los predicables son la manera de efectuar la predicación, es decir, la atribución de un predicado a un sujeto. Los predicables son: el género, la especie, la diferencia específica, lo propio y el accidente. Los predicables esenciales desde el punto de vista de la extensión: La clasificación de los conceptos en especies y géneros desde el punto de vista de su extensión: - Género: Es el concepto que agrupa a las especies que tienen algo en común. - Especie: Es el concepto que agrupa a los entes de la misma esencia. ejemplos: El predicable género: consiste en que el concepto predicado tenga más extensión que el sujeto al que se atribuye la predicación, ejemplo: - La espada es un arma à GÉNERO - La cama es un mueble à GÉNERO El predicable especie: ofrece un concepto que se predica con menos extensión que el sujeto al que se refiere a la predicación, ejemplo: - Algunos animales son perros à ESPECIE - Algunos mexicanos son veracruzanos à ESPECIE 3.4.3. PREDICABLES NO ESENCIALES O ACCIDENTALES. Llamamos Propiedad o Propio a la noción universal que predicamos necesariamente de una especie, siempre y de todos sus individuos. Es una propiedad necesaria de los dípteros (moscas y mosquitos) que sus alas posteriores estén atrofiadas en halterios claviformes. Son propiedades universales del ser humano su capacidad para la risa, el llanto o la compasión. Prueba de que estas características son necesarias para la preservación de la condición humana es que consideramos inhumanos o deshumanizados a quienes no las ejercitan. Se debe distinguir entre propiedades genéricas y propiedades específicas. Así, por ser una mosca, la Eristalis tenax de la foto tiene sólo dos alas y halterios claviformes, sin embargo es una propiedad específica de esta mosca que su larva acuática respire gracias a un largo tubo telescópico en forma de cola de rata. Llamamos Accidente al universal que predicamos de un sujeto o de una especie de un modo que no es ni esencial ni necesario. Un accidente es una característica inteligible que puede desaparecer sin que el sujeto pierda su condición específica. Así, Juan puede ser ciego o cortarse el pelo al cero sin que por ello deje de ser Juan (nombre propio), ni se pierda su condición de ser humano. 3.5. ÁRBOLES LÓGICOS (APLICACIÓN DEL ÁRBOL DE PORFIRIO). FUNIBER, UNIVERSIDAD EUROPEA DEL ATLANTICO. Cuando, en Isagoge, Porfirio de Tiro (233-310?) está tratando de caracterizar a la especie, distinguiendo entre los géneros generalísimos o supremos y las especies especialísimas, advierte que el género supremo es aquel por encima del cual no puede haber un género superior; así mismo, la especie especialísima deberá entenderse como aquella por debajo de la cual no existe ninguna especie subordinada. Pero, entre el género supremo y la especie especialísima, admite la existencia de otros subalternos que pueden ser género y especie al mismo tiempo, claro, que siempre con relación a cosas distintas. Así, si tomamos las categorías como géneros supremos cabría decir, por ejemplo, que la “substancia” constituye un género que acoge bajo ella al cuerpo; bajo el “cuerpo”, al “cuerpo animado”; bajo este, estaría el “animal” y, por debajo del animal, el “animal racional”, bajo el cual, a su vez, están “Sócrates”, “Platón” o cualquier “hombre particular”. Como vemos, Porfirio estaba estableciendo, a través de una metodología dicotómica, lo que tradicionalmente se denominó “árbol de Porfirio”. Mediante el ingenio de este sistema lógico se ordenaban las ideas concebidas unívocamente según las leyes de la intensión y la extensión. En efecto, mientras los géneros y las especies subalternas iban ganando en intensión, a medida que descendíamos del árbol, perdían extensión. Y, al revés, el género supremo tenía una amplia extensión a costa de una intensión más débil. Como se sabe, por otra parte, podemos encontrar antecedentes de este procedimiento en el método de las divisiones de Platón (428/427–347 a. C.), en los Tópicos de Aristóteles (384/383–322 a. C.) y en Las Eneadas de Plotino (203/204-270). El sistema lógico de los predicables y, por tanto, el árbol de Porfirio han estado a la base de numerosos sistemas de definición y clasificación, en distintos ámbitos gnoseológicos, desde la Edad Media hasta nuestros días; y aún se podrían citar algunos ejemplos recientes de ejercicio de la lógica univocista porfiriana. Ofrezcamos aquí, sin embargo, dos ejemplos clásicos de cómo esta metodología ha sido ejercida. En primer lugar, la definición de Historia de Jerónimo Ezquerra Blancas (1587-1654); en segundo lugar, el sistema taxonómico de Carlos Linneo (1707-1778). En su obra, Genio de la Historia, Jerónimo Ezquerra Blancas trata de la “naturaleza y ser” de la Historia en toda su amplitud, incluso teniendo en cuenta lo que “menos propiamente se puede llamar con ese nombre”. Así, con este propósito, establece su método; un procedimiento que no era otro que el árbol de Porfirio: “De la cual amplitud nos iremos recogiendo por la división de varios nombres y especies a la que más particular y propiamente goza con el nombre, la naturaleza y ser de la Historia”. Efectivamente Ezquerra Blancas establece la definición de la Historia mediante las divisiones partiendo del género (“narración”) y, teniendo en cuenta la diferencia, descendiendo por el género subalterno y la especie (“significada”, “escrita”, “hablada”, “humana”, “divina”) hasta llegar a la Historia propiamente humana de la que dirá: “la que fuere narración humana y de cosas humanas, será Historia humana con todo rigor y propiedad”. Igualmente, el sistema de clasificación de Linneo constituye uno de los ejemplos más genuinos de ejercicio de la lógica porfiriana. Se trataba de una clasificación de los seres vivos basada en un sistema según el cual se utilizaba un nombre para designar el género y un segundo para la especie. Este sistema no era otro, pues, que el de la aplicación del género y la diferencia según el cual se suponía que se estaba dando la definición de la esencia de lo que se definía, siguiendo así la más estricta lógica porfiriana aristotélica. Un sistema arborescente que partía de géneros supremos y descendía hasta las especies inferiores. Desde esta perspectiva, cualquier ser vivo (vegetal o animal) podría ser clasificado trepando por el árbol taxonómico hasta llegar al género generalísimo superior más extenso. El sistema de Linneo tuvo un éxito indeleble durante mucho tiempo, hasta que la teoría de la evolución rompió con la concepción fijista de las especies demoliendo así la cimentación porfiriana. El sistema del árbol de Porfirio concibe los géneros como géneros anteriores, lo que de algún modo significa que el género contiene en sí todo lo que viene después. De ahí, que el género tenga que pensarse como anterior a la especie. La especie consecuentemente se definirá por la diferencia específica y se incluye en los géneros próximos, a su vez definidos por diferencias genéricas. Y, como hemos visto, estos en géneros subalternos hasta llegar a la categoría que es el género generalísimo o supremo. Se entiende que este sistema está diseñado según la lógica de clases en la que la relación definitoria es la relación de inclusión. En el fondo, se trata del sistema silogístico aristotélico. Este es el mecanismo que explica el funcionamiento del sistema linneano, claro, que mientras se mantuvo la concepción creacionista en la que se apoyaba el fijismo de las especies. A este respecto, el ingenio de Porfirio funcionaba como un mecanismo perfecto. Sin embargo, el darwinismo al socavar las bases creacionistas tumbó el fijismo. Ahora las especies proceden unas de otras según las transformaciones que se operen. La revolución darwinista era, a la vez y tanto más que una revolución biológica, una revolución lógica. Consecuentemente, se pusieron en entredicho los supuestos del árbol de Porfirio. El género, en cuanto que género anterior, no será suficiente y reclama una nueva concepción del mismo que permita incorporar la transformación de unas especies en otras. En otras palabras, es necesario tener en cuenta las particularidades dialécticas de la transformación de las especies. En este sentido, desde nuestras coordenadas, hablaremos de “género posterior” a las especies para referirnos a aquel género que se constituye en virtud del desarrollo y aparición de las nuevas especies. Si el género anterior nos remitía a las totalidades distributivas y a las clases porfirianas, ahora, el género posterior nos remite a las totalidades atributivas y a las clases combinatorias, así como al concepto de esencia genérica frente a la esencia de prosapia porfiriana, “una concepción ontológica o un uso práctico de la Idea de esencia como especie porfiriana (una concepción que está relacionada con el fijismo de la ontología megárica) ha de considerarse aquí como notoriamente inadecuada” (Gustavo Bueno).