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Gracia y experiencia humana

Leonardo Boff
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CONTENIDO
Prefacio 11

Primera parte

CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA

l. MISIÓN DE LA TEOLOGÍA: HABLAR SOBRE LA GRACIA Y DEJAR QUE LA


GRACIA HABLE ••..................................................................................... 17
l. Significado de la palabra «gracia» . 17
2. Gracia y «des-gracia» . 18
3. Teología: hablar de la gracia y dejar que la gracia hable . 19
COLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS
4. La reflexión teológica sobre la gracia no monopoliza la acción
Serie Religión de la gracia . 21

Il. LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD . 23


1. Antiguo Testamento . 23
2. Nuevo Testamento . 24
1 3. La teología griega . 24
4. La teología latina . 25
1 5. La primera Escolástica . 25
6. La alta Escolástica . 26
! 1
7. La Escolástica tardía . 26
' 8. Postura de los reformadores . 27
A D. Paulo Evaristo, cardenal Arns, maestro y amigo 9. La teología del siglo XIX .................................•..•.•......•.................... 27
1 10. La teología moderna . 28
1
por su diaconía apostólica y profética a toda la Iglesia de Brasil 11. Cuatro concepciones de la gracia en la tradición de la teología
occidental . 29
12. Visión sintética de las doctrinas sobre la gracia . 32
1 Título original: A grac;a libertadora no mondo,
Esta edición reproduce el texto publicado por Ediciones Cristiandad en 1987 III. CRÍTICA DE LAS ESTRUCTURAS TRADICIONALES DE LA DOCTRINA SOBRE LA
con el título «Gracia y liberación del hombre» GRACIA .................•..............•......•.........................................•..•.•..•....•... 35
l. La problemática de los sistemas cerrados . 35
© Editorial Trotta, SA, 2001 2. Limitación objetiva partiendo de la base experimental de la
Ferraz, 55. 28008 Madrid gracia . 37
Teléfono: 91 543 03 61 3. Condicionamientos culturales en el tratado tradicional de la
Fax: 91 543 14 88 gracia . 38
E-mail: trotta@inlornet.es 4. Condicionamientos biográficos en el tratado de la gracia . 41
http://www.trotta.es 5. Condicionamientos sociológicos en el tratado de la gracia . 42

IV. MUNDO ACTUAL y GRACIA ································•·······················•·•··········· 44


©Leonardo Boff, 2001
l. La experiencia de Ja secularidad del mundo . 44
2. La experiencia de la historicidad del hombre . 44
© M. Díez Presa, para la traducción, 2001 3. La experiencia de Ja sacralidad del hombre . 45
4. La conciencia de Ja dimensión cosmológica de lo personal . 46
ISBN: 84-8164-498-6 5. La experiencia del peso de la dimensión social . 47
Depósito Legal: M-48663-2001 6. La experiencia de los mecanismos de opresión social . 47
7. La conciencia de la función crítica de Ja gracia dentro de la
Impresión Iglesia . 48
Área Printing, S.L.

- 7
CONTENIDO CONTENIDO

8. La conciencia de la universalización del problema del sentido . 48 9. La experiencia de la gratuidad en el encuentro humano .. 140
9. El desgaste social de la palabra «gracia» .. 49 10. La experiencia del amor como gratuidad . 142
11. La gracia acontece, no importa cuándo, dónde y cómo .. 144

Segunda parte
Tercera parte
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
ELABORACIÓN TEOLÓGICA
l. ¿Es POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA? .. 53 DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
1. El significado originario de «gracia» y los esquemas tradicionales . 53
2. ¿En qué sentido se experimenta la gracia? .. 56 l. LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA Y SUS MANIFESTACIONES
3. Presupuesto para la experiencia refleja de la gracia: interpretar HISTÓRICAS . 151
correctamente su relación con la persona . 61 l. Testimonio de la experiencia cristiana . 151
4. El uso del término «gracia» y la experiencia de la misma . 68 2. Planteamiento teológico del problema: voluntad de Dios - libertad
5. La gracia como expresión de la experiencia originaria del miste- del hombre .. 155
rio cristiano .. 72 3. Manifestaciones históricas de la gracia liberadora universal . 163

77 II. LA GRACIA HABITUAL: LA GRACIA DE Dios EN EL PROYECTO FUNDAMENTAL


II. LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DE NUESTRO MUNDO CIENTÍFICO-TÉCNICO .
77 DEL HOMBRE........................................................................................... 170
l. Ciencia y fe, actitudes fundamentales diferentes ..
79 l. Cómo debe concebirse la gracia habitual 170
2. Estatuto epistemológico de la ciencia y de la fe .
2. La vida humana como realización histórica de un proyecto.......... 173
3. La radicalización del saber científico como posible emergencia
81 3. La fidelidad a la opción fundamental abierta a Dios como gracia
de la fe y de la gracia . habitual 175
4. La ciencia y la técnica como gracia y des-gracia . 85
4. Mérito, aumento, disminución y pérdida de la gracia habitual...... 177
5. ¿Cómo aparecen históricamente la gracia y la des-gracia en la 5. Certeza del estado de gracia habitual o santificante...................... 182
ciencia y en la técnica .. 87
6. La gracia no emerge sobre la ruina del mundo y del hombre . 93 III. LA GRACIA ACTUAL: REALIZACIÓN DEL PROYECTO FUNDAMENTAL.............. 185
l. La gracia de Dios y de Cristo Jesús es única e indivisible............ 186
IIl. LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA REALIDAD LATINOAMERICANA: 2. Diversas denominaciones de la gracia actual según la variedad de
DESAFÍOS . 95 las situaciones humanas .. .. .. .. 187
l. Importancia del entorno en que se vive . 95 3. Ni todas las obras de los justos son justas, ni todas las de los pe-
2. La realidad latinoamericana . 98 cadores son pecado.......................................................................... 189
3. Latinoamérica continente de la cristiandad colonial e ideológica-
mente manipulada . 106 IV. ESTRUCTURA SOCIAL DE LA GRACIA HABITUAL Y ACTUAL.......................... 192
l. ¿Qué es lo social en lo personal? . .. .. .... .. .. .. .. .. ... .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. 192
IV. LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA REALIDAD LATINOAMERICANA: 2. Proyecto fundamental de la cultura y proyecto personal 194
RESPUESTAS ·· ·················· ·············· ······· 110 3. El proyecto de la cultura moderna y la gracia habitual y actual... 195
l. Reacción frente a la realidad: conciencia y praxis liberadoras .. 110 4. Designio de Dios y proyecto del hombre....................................... 199
2. Gracia y des-gracia en la realidad latinoamericana . 117
V. LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD DE LOS
V. LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL .. 125 anos DE Dios........................................................................................ 201
1. La experiencia de lo específicamente espiritual en el hombre co- l. La gracia como crisis .. .. .. .. . .. .. .. .. .... .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 202
mo experiencia de la gracia .. 127 2. ¿Hasta dónde llega la corrupción humana?.................................... 203
2. El mero existir es gracia . 129 3. La gracia como proceso de liberación para Dios 205
3. La experiencia de la gratuidad de lo imprevisible .. 133 4. El proceso liberador continúa: «horno simul oppresus et liberatus,
4. La experiencia de la gratuidad en la aplicación de las leyes . 134 semper liberandus» .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .... .. .. . .. .. .... . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 211
5. La experiencia de la gratuidad en la creación artística .. 135 5. La utopía verdadera se anticipa: la gracia como libertad de los
6. La experiencia de la gratuidad en el éxito . 137 hijos de Dios.................................................................................... 214
7. La experiencia de la gratuidad en la fiesta y el juego . 138
8. La gracia como felicidad en la alegría y el dolor . 139

8 9

1
CONTENIDO

Cuarta parte Prefacio


LA GRACIA, DAIMON DE DIOS
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

I. LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA DE DIOS EN EL


El título de las anteriores ediciones de este libro era Gracia y
HOMBRE . 221 liberación del hombre. Ahora se titula Gracia y experiencia huma­
l. El ser, fundamento del obrar . 221 na. No cambia el contenido, sino dónde se pone el acento. Se
2. La gracia como fe: Dios como sentido último de la vida . 223 constata una mayor demanda de experiencia de Dios y de su gra-
3. La gracia como esperanza: Dios como futuro absoluto del mundo 224 cia. No sin razón, el libro le dedica a este tema casi la mitad de sus
4. La gracia como amor: Dios es amor .. 226 páginas. Y toda experiencia auténtica es liberadora.
5. La gracia como amistad de Dios y con Dios . 229
6. La gracia como paz-shalom de Dios y de los hombres .. 229 Al abordar el tema de la gracia, estamos tocando algo que tiene
7. La gracia como alegría de estar en la casa del Padre . 230 que ver con la esencia de la experiencia cristiana de Dios. Dios no
8. La gracia como espíritu crítico que libera el futuro . 231 es simplemente el justiciero y el liberador de los oprimidos. Es
9. La gracia como osadía en anunciar y denunciar . 232 gratuidad, extrapolación de la lógica natural de las cosas, creación
10. La gracia como humor que anticipa la salvación .. 234 de lo sorprendente y de lo nuevo. Los griegos llamaban daimon a
235
1 11. Conclusión: los múltiples dones del Espíritu . esa fuerza que irrumpe, que produce entusiasmo, que hace plástica
• Il. PARTÍCIPES DE LA NATURALEZA DIVINA: LA PLENITUD DE LA PERSONALI-
una idea e irradiante una presencia. El daimon es el condimento de
ZACIÓN . 237 las cosas, lo que les da sabor y las distingue. Trasciende el orden
l. La salvación en un contexto helenístico . 237 establecido. Es lo arbitrario de Dios. Así es la gracia, el daimon de
1 2. La teología cristiana de la divinización a partir de 2 Pe 1,4
3. ¿Qué significa participar de la naturaleza divina?
.
.
239
242
Dios. A saber, es el Dios que, suave y enérgicamente, se hace
sensible en la vida de la gente e interviene en el curso del mundo
imprimiéndole un rumbo tan sorprendente que confunde a las per-
11 III. Huos EN EL Huo: EL HOMBRE, FAMILIAR DE Dios ·············· 249
sonas religiosas, perturba a los sabios e incomoda a los analistas

'
l. Los testimonios literarios . 250
2. La experiencia subyacente a la expresión «hijo de Dios» . 252 más agudos.
3. Explicitación temática: ¿Qué es ser hijo en el Hijo? . 254 Resulta ciertamente liberador saber que la gracia divina está
~ 1
lejos de los dogmatismos cerrados y se ríe de los idólatras de la
IV. EL ESPÍRITU SANTO MORA EN NOSOTROS: UNA PERSONA EN MUCHAS estricta legalidad. La experiencia de la gracia vehicula a un Dios
1 PERSONAS ........................................••........................•........................... 262
saltarín, el eterno niño que despierta en la gente y en los aconteci-
• l. El Espíritu Santo en la experiencia humana . 262

' 2. La era del Espíritu Santo . 266 mientos, el bromista que se burla de las morales rígidas. La gracia
es el poder de seducción de Dios que nos conquista por medio de
V. LA INHABITACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD EN LA VIDA DE LOS JUSTOS 275 la ternura y que, de mil maneras, incluso de las más sorprendentes,
~ 1. Tentativas de explicación teológica . 276 garantiza el final feliz de nuestra tortuosa peregrinación terrestre.
2. Tentativa personal: la inhabitación como experiencia y gozo del Querido lector, querida lectora, si entiendes la siguiente pará-
misterio de sí mismo en el misterio de Dios . 282
bola, habrás captado las intuiciones básicas que este libro contiene
Conclusión . 289 acerca de la gracia, formuladas con el rigor de la teología académica.
Bibliografía . 295 Un tren corre veloz hacia su destino. Deslumbrante, Atraviesa
los campos como una flecha. Horada las montañas. Cruza los ríos.
Se desliza como un hilo en movimiento. Sin obstáculos. De mane-
ra agradable. Perfecto en su forma, en su color, en su velocidad.
En su interior, se desarrolla el drama humano. Gente de toda
clase. Hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños. Gente que
charla. Gente que guarda silencio. Gente que ha dejado de trabajar.
Gente de negocios, preocupada. Gente que contempla el paisaje,

10 11
r GRACIA Y EXPERIENCIA HUMANA PREFACIO. LA GRACIA, DAIMON DE DIOS

tranquila. Gente que ha cometido crímenes. Gente que ha consumi- camino es también Dios, porque el camino no es otra cosa sino el
do su vida sirviendo a otros. Gente que piensa mal de todo el destino que se realiza palmo a palmo. El camino sólo existe a
mundo. Gente solar que se alegra con el mínimo de luz de cada causa del destino que hay que alcanzar. Quien tiene que recorrer
persona o circunstancia. Gente que adora o detesta viajar en tren. cien kilómetros para llegar a su ciudad, tiene que empezar, antes
Gente que está en contra del tren. «No tendría que haber trenes de nada, por cubrir el primer metro. De lo contrario no recorrerá
-dicen-, hieren la sacralidad de las montañas». Gente que pro- los cien kilómetros.
yecta trenes más rápidos. Gente que se ha confundido de tren. La gracia nos lleva a todos. Se da a todos como posibilidad de
Gente que no se cuestiona; sabe que sigue el rumbo acertado. Y un excelente y buen viaje. También a los disconformes, a los
que sabe a qué hora llega el tren a su ciudad. Gente ansiosa que intrigantes y a los enemigos del tren, de los hombres y de Dios. El
corre hacia los primeros vagones en su afán por llegar antes que tren no cambia porque se le niegue. Tampoco la gracia de Dios.
los demás. Gente con estrés, que quiere retrasar todo lo posible el Sólo cambia el ser humano. Echa a perder su viaje. Pero es igual-
momento de la llegada y que busca asiento en los últimos vagones. mente transportado, con la misma gentileza. Dios, que es gracia y
Y, absurdamente, gente que pretende huir del tren caminando en el misericordia, actúa como el sol y la lluvia. Se da indistintamente a
sentido opuesto a su marcha. buenos y malos, a justos e injustos porque, como viene a decir
Y el tren, impasible, sigue hacia su destino, marcado por los Jesús, Él «ama a los ingratos y malvados».
j raíles. Lleva a todos con indiferencia. No lleva menos al criminal Aceptar el tren, alegrarse con su dirección, correr con él, enta-
• que a la persona de bien. Y tampoco deja de llevar, amablemente, blar una buena relación con los compañeros de destino es anticipar
a quienes están en su contra. No se le niega a nadie. Sirve a todos, ya la fiesta de la llegada. Viajar supone estar ya llegando a casa.
1 y a todos proporciona un viaje que puede ser esplendoroso y feliz. Esto es la gracia. Gracia es «la gloria en el exilio, gloria que es la
111 1
Y garantiza que los dejará en la localidad señalada en su ruta. gracia en la patria».
En este tren, como en la vida, todos viajan gratis. Una vez en Rechazar el tren, perturbar el viaje de los demás, correr iluso-

I'
¡
marcha, no hay modo de escapar, de apearse o de salir. Todos
están abandonados a la lógica de la línea del tren. La libertad se
realiza dentro del tren y en la dirección que éste ha tomado. Uno
riamente en sentido contrario a la marcha del tren, es vivir una
frustración. Pero no sirve de nada. El tren soporta y lleva también
a estas personas frustradas, con un derroche de paciencia y de
1 puede ir hacia adelante o hacia atrás. Puede querer cambiar de bondad.
vagón, viajar sentado o de pie, permanecer largo tiempo en el La vida, como la gracia, es generosa con todos. De tiempo en
~ vagón restaurante o escapar del revisor escondiéndose en los servi- tiempo, revela su verdad secreta. Nos hace caer en la cuenta de la
11 cios. Puede disfrutar del paisaje o aburrirse junto a sus compañeros realidad. En ese momento -y siempre hay un momento propicio
de asiento. Puede viajar rezando o maldiciendo la vida y sus sinsa- para cada persona- al recalcitrante se le abren los ojos, se da
bores. No por ello, el tren va a dejar de correr hacia su destino cuenta de que es llevado amable y gratuitamente. De nada sirven
infalible o de llevar a todos cortésmente. su resistencia y su rebelión. El tren lo transporta de todos modos.
Hay gente que, decididamente, acepta el tren. Se alegra de su Lo más razonable es escuchar la llamada de su propia naturaleza y
existencia. Disfruta de los paisajes. Hace amistad con los compa- dejarse seducir por la posibilidad de un viaje feliz.
ñeros de viaje. Allí donde se sienta, se preocupa de que todos estén En ese momento, se esfuma el infierno que hay en su interior e
a gusto. Y se irrita cuando ve que maltratan los asientos y reprende irrumpe gloriosamente el cielo, la gracia humanitaria de Dios. El
a los que hacen pintadas en las paredes de los vagones. Pero no individuo descubre la gratuidad del tren, de todas las cosas, de la
pierde el sentido del viaje ni por las disputas, ni por el placer que gracia y de Dios. Se lanza a la aventura con Dios, una aventura que
éste le causa. no conoce final. Es la salvación definitiva.
Qué maravilloso es que exista un tren y que nos lleve tan Y tú, querido lector o querida lectora, ¿cómo viajas?
deprisa a casa, donde a cada uno le esperan con ansiedad, donde
los abrazos serán prolongados y la alegría intensa y desbordante. Petrópolis, Pentecostés de 1998.
La gracia de Dios -la presencia, la misericordia, la bondad y
el amor de Dios- es como un tren. El destino del viaje es Dios. El [Traducción de José Francisco Domínguez]

12
-· 13

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1

PRIMERA PARTE

COMO PLANTEAR HOY


EL TEMA DE LA GRACIA

.
~

1 -·
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I

MISION DE LA TEOLOGIA:
HABLAR SOBRE LA GRACIA
Y DEJAR QUE LA GRACIA .HABLE

l. SIGNIFICADO DE LA PALABRA «GRACIA»

El término «gracia» intenta traducir la experiencia cristiana


más originaria y original: la experiencia de Dios, por un lado, cuya
simpatía y amor hacia los hombres son tales que llega a darse a
ellos; por otro, la experiencia del hombre, capaz de dejarse amar
por Dios, abriéndose él también al amor y al diálogo filial. El resul-
tado de tal encuentro es la belleza, gratuidad y bondad que se
reflejan en toda la creación y, por modo especial, en el hombre
y en su historia. El hombre es bueno, agraciado, agradecido, noble,
cor-dial, miseri-cor-díoso, porque ha sido visitado por un Dios mag-
nífico, miseri-cor-díoso, cor-dial, benévolo, atrayente y bueno que
le hizo ser lo que es. La gracia significa la presencia de Dios en el
mundo y en el hombre. Y cuando Dios se hace presente, el que es-
taba enfermo queda sano; el caído se levanta; el pecador queda
rehabilitado; el muerto retorna a la vida; el oprimido experimenta
la libertad y el desesperado siente protección y consuelo.
Gracia significa también apertura del hombre a Dios, capacidad
de relacionarse con el Infinito y de establecer un diálogo que con-
quista progresivamente su humanidad y lo premia con la deificación.
Gracia es siempre encuentro, en .una extrapolación de Dios,
que se da al hombre, y del hombre, que se da a Dios. La gracia
es, por naturaleza, ruptura de mundos cerrados sobre sí mismos,
relación, éxodo y comunión, encuentro y diálogo, apertura y salida,
historia de dos libertades y encrucijada de dos amores.
Por eso la gracia habla de reconciliación entre el cielo y la
tierra, entre Dios y el hombre, entre el tiempo y la eternidad. La
gracia es más que el tiempo, más que el hombre, más que la his-
toria. Es siempre ese más que tiene lugar, en una gratuidad inespe-
rada e insospechada. Como decía admirablemente Leonardo Coim-
bra, «la gracia es siempre un exceso sobre la utilidad del instante,
sobre el límite de la forma; un exceso sobre todo tiempo, sobre
todo espacio, sobre toda forma y toda vida» 1.
1
L. Coimbra, A alegria, a dar e a graca (Oporto 1916) 173.

17

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r CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA MISIÓN DE LA TEOLOGÍA

Dios Padre se autorrealiza incesantemente y por toda la eter- luto e indescifrable para la razón. La gracia da a todo su sentido
nidad como misterio que se autodona como Hijo y como Espíritu pleno. Es la luz que ilumina y aclara todo. La des-gracia es el absurdo
Santo. Al crear el mundo prolonga su comunicación y donación absoluto. Es la carencia de toda luz. Es pura tiniebla. Carece de toda
en formas mundanas. Y, después de crear el mundo, penetra más racionalidad: no existe razón lógica para la des-gracia y el pecado.
hondamente en él con una inesperada superabundancia de amor Por eso el pecado no puede entenderse de ninguna manera. Sólo
y autodonación, haciéndose él mismo mundo y llamándose Cristo puede cometerse. Es un hecho bruto que se impone simplemente
Jesús. Cristo Jesús es la salvación para todos los hombres (Tit 2, como absurdo. Y, sin embargo, existe como hecho y como expe-
11 ) ; en él «se hizo visible la bondad de Dios y su amor por los nencia.
hombres» (Tit 3,4). El mismo Dios puede definirse como «gracia», Para el ser creado, la gracia va unida a la posibilidad de la des-
ya que es siempre comunicación, éxodo, amor y simpatía para con gracia. De ahí que el hombre sea siempre un ser amenazado, ex-
otros diferentes de él. No se trata de una cualidad de Dios, sino puesto a ser des-graciado. La historia, como historia del pecado y
de la esencia ­divinitas­ de Dios mismo. Dios no tiene gracia. de los mecanismos de destrucción, como historia de la fealdad y
Es gracia. de la malicia, de la violencia, de la inhumanidad y crueldad, del
El hombre, a su vez, en cuanto persona, es constitutivamente crimen, etc., no es más que la historia de la des-gracia en el mundo,
un ser relacional, abierto a un poder-ser, estructurado no simple- su encarnación en las articulaciones cerradas y ensimismadas.
mente como un ser-ahí u objeto, sino como ex-sistencia; por eso El hombre concreto vive este drama de ser a la vez a-graciado
vive siempre un encuentro con lo diverso de sí mismo. Es siempre y des-graciado: omnis hamo Adam, omnis hamo Christus 2, todo
un más. De ahí que la gracia constituya su entorno supremo, si se hombre es Adán y Cristo, Cristo y anticristo, apertura y clausura.
entiende por gracia el encuentro y la dimensión de apertura y co- Su experiencia concreta es siempre paradójica: experimenta conjun-
munión sin límites. El hombre vive en la atmósfera de lo divino, tamente la gracia y la des-gracia.
si lo divino consiste en la plena comunión y autodonación. Sólo en El objetivo de la presente obra es reflexionar sobre la experien-
lo divino es el hombre plenamente hombre. Sólo en la gracia, en cia de la gracia. Pero al mismo tiempo tomaremos conciencia de la
lo que es más que él, se constituye el hombre como ser humano. experiencia de la des-gracia, de la perdición y del pecado. Sin em-
De ahí que el hombre sea siempre más que «hombre», es decir, bargo, hablaremos de la gracia; intentaremos proyectar su luz sobre
más de lo que podemos decir, analizar, comprender, definir y sis- esas tinieblas que envuelven también nuestra existencia.
tematizar sobre el hombre.
Cuando se habla de gracia se intenta expresar ese fenómeno
que, según se infiere de lo dicho, rompe todas las barreras de lo 3. TEOLOGIA: HABLAR DE LA GRACIA
que nosotros denominamos realidades, dimensiones, mundos. La Y DEJAR QUE LA GRACIA HABLE
gracia instaura un mundo único donde se encuentran los opuestos:
Dios-hombre, criatura-Creador. Gracia es la unidad y la reconci- Cuando se aborda el tema de la gracia se puede proceder de
liación. Gracia es, pues, sinónimo de salvación, de unión perfecta dos maneras. Cabe hablar de la gracia siguiendo la historia del tra-
entre el hombre y Dios: tado sobre la misma a lo largo de la experiencia histórica cristiana.
Con otras palabras: se puede hablar de la gracia con el lenguaje
de los manuales de teología en el tratado consagrado al tema. En
2. GRACIA Y «DES-GRACIA» dichos manuales se ofrece la elaboración hecha por los teólogos
y por la Iglesia frente a las doctrinas heterodoxas inaceptables para
La gracia es encuentro, apertura, salida, libertad en acto; pero la comunidad eclesial. La teología escolar llegó a crear todo un
va siempre acompañada de una amenaza, que significa des-gracia. sistema sobre la gracia, con un vocabulario propio y una doctrina
Puede darse el des-encuentro, la clausura, el rechazo del diálogo, el bien determinada. Este método centra todo en el aspecto doctrinal:
en-si-mismamiento. Gracia y des-gracia son posibilidades para la
libertad humana. Ese es el misterio de la creación. Misterio abso- ' San Agustín, Enarrat, in Psalm., 70,21: PL 36, 891.

18 19
r CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA MISIÓN DE LA TEOLOGÍA

se habla sobre la gracia. Apenas aparece la gracia misma, su expe- la gracia, pero no lo sabe ni reflexiona sobre tal hecho. La teo-
riencia, su presencia en el mundo. A este nivel, la teología tiene logía es reflexión sobre esa realidad. Y no reflexiona para mono-
muy poco que pensar; se limita a administrar un pensamiento ya polizarla, sino para concientizar al hombre de la gracia que impregna
elaborado, explícito, estructurado y oficialmente aprobado. Lo cual su vida.
tiene su importancia, puesto que nos pone en contactó, a título in-
formativo, con la experiencia de la gracia tal como se ha realizado
en la historia de la Iglesia y tal como se fue expresando semántica- 4. LA REFLEXION TEOLOGICA SOBRE LA GRACIA
mente. NO MONOPOLIZA LA ACCION DE LA GRACIA
Pero es evidente que la teología no puede ni debe limitarse a la
mera transmisión de un saber aprobado y sancionado ---cosa que Aquí se corre siempre un riesgo que conviene advertir: al hablar
no carece de importancia-, sino que tiene tarea imprescindible de la gracia se puede pensar que sólo está presente y actúa allí
dentro de la comunidad de fe: reflexionar sobre la experiencia de donde se la menciona. Pero. es la relación inversa la verdadera:
la gracia que se está realizando hoy en el mundo y en la Iglesia. sólo podemos hablar de la gracia por preexistir a nuestro discurso.
La teología prolonga así una experiencia que se da constantemente Pero el discurso es un momento de la misma gracia, forma parte
en la Iglesia y en el mundo y crea un lenguaje que expresa con de su proceso de explicitación en el hombre. De todos modos hemos
viveza dicha experiencia. de evitar a toda costa el error, frecuente en la teología, de preten-
De ahí que haya un segundo modo de abordar el tema de la der apresar la gracia en las mallas del lenguaje teológico. Tal ilusión
gracia: consiste en articular y sistematizar la experiencia que hoy se refleja en expresiones como «la gracia sólo llega al mundo a
se tiene de la misma, formulándola de manera adecuada a nuestro través de la Iglesia», «sólo por la Iglesia se llega a Cristo», «la
tiempo y en forma accesible y aceptable por la comunidad creyente, salvación sólo nos viene por la Iglesia». La Iglesia se transforma
de suerte que dicha comunidad pueda identificarse con su tradición en monopolio de lo que no puede ser monopolizado. No es la Iglesia
cristiana y al mismo tiempo sentirse creadora y continuadora de la que contiene la gracia. Es la gracia la que contiene en sí a la
dicha tradición. El acento, por consiguiente, no se pone tanto en Iglesia. Y toda auténtica gracia tiene carácter eclesial: tiende a
hablar sobre la gracia -todo discurso es siempre discurso sobre- manifestarse visiblemente y a formar comunidad. Dios, Cristo y la
cuanto en dejar que hable la gracia. En otros términos: se trata gracia son siempre libres: se manifiestan en el mundo a través de
de elaborar una reflexión y un lenguaje que nos permitan tomar múltiples mediaciones, entre las cuales está la Iglesia de forma
conciencia de la gracia divina, en la que ya nos encontramos, y nos explícita, consciente y comunitaria, pero no exclusiva. Por eso la
ayuden a detectar la presencia de Dios y de su amor en el mundo, teología, al hablar sobre la gracia y dejar hablar a la gracia, jamás
presencia que no depende de que nosotros hablemos y reflexio- ha de pretender reducir la acción de la misma gracia a los límites
nemos sobre ella. La gracia no comienza a existir cuando hablamos de su discurso. Ello equivaldría a confinar la gracia, reduciéndola
de ella. Hablamos de ella porque existe previamente en nuestra a las dimensiones del hombre. Y entonces no sería ya gracia divina,
vida. De ahí que quizá experimentemos la verdadera gracia y pre- quedaría privada de su carácter divino. Por ser divina, la gracia
sencia de Dios, sin darles tal nombre. La función de la teología no está presente en todo, y nada escapa a su influjo. La teología no
es crear las realidades sobre las que habla, sino hablar de las rea- puede olvidar en ningún momento tal dato.
lidades con que se encuentra y que son anteriores a su discurso Nuestra tarea de orden sistemático consistirá en reflexionar
en la vida humana. sobre la experiencia de la gracia, tal y como la estamos viviendo
Nos hallamos ya dentro del milieu divin de la gracia. El pro- en nuestro tiempo; partiendo de ahí intentaremos hablar sobre la
blema de la teología radica en la forma de elaborarlo y en hablar gracia de forma que la experiencia quede expresada adecuadamente
de la gracia de manera significativa para el mundo de hoy, con el dentro de la comunidad eclesial.
fin de evitar que un lenguaje anacrónico y sin mordiente impida Sin embargo, como seres históricos, estamos insertos en una
al hombre tomar conciencia o captar la hondura de la efectiva rea- corriente viva que nos viene del pasado y nos afecta. Somos en
lidad que está viviendo sin darse cuenta de ello. El hombre vive parte producto del pasado. Lo cual marca ya nuestra propia expe-

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r CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA

riencia de la gracia. Debemos tomar conciencia del legado teológico II


recibido y presente en el inconsciente colectivo de la comunidad
cristiana.
LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA
Nuestra primera tarea será trazar una rápida retrospectiva al EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD
pasado para descubrir la perspectiva que nos ofrece v elaborar la
prospectiva que hoy urge articular. -
Cuando se estudia la articulación de la gracia en el marco de
la reflexión teológica se advierte un notorio progreso en la selec-
ción del instrumental explicativo. Dicho progreso no se debe sólo
a factores de orden especulativo y formal. Es también expresión
de los cambios culturales que tienen lugar en la historia y fruto
de las diversas praxis cristianas vinculadas a una determinada cir-
cunstancia en la estructuración de la sociedad y reflejadas -las más
de las veces inconscientemente- en la selección de los instrumentos
lingüísticos de expresión. En dichos cambios culturales influye
evidentemente la dimensión socio-económica, así como la distri-
bución del poder y el eventual acceso al poder por parte de quienes
elaboran la teología.
Nuestra mirada retrospectiva no pretende trazar las grandes
líneas de la historia de la reflexión teológico-crítica sobre la gracia.
Tal problema se estudia en la historia de los dogmas y de los sis-
temas doctrinales. Sólo intenta subrayar los elementos dinámicos
que habrán de orientar nuestras posteriores reflexiones.

1. ANTIGUO TESTAMENTO

Los libros del AT expresan la gracia y hablan de la gracia en


términos de historia: la liberación de Egipto y, luego, el hecho
mismo de la creación, los bienes creados y la elección de Israel.
La gracia se experimenta como una actitud y un comportamiento
de Dios que incluyen fidelidad, justicia, rectitud y magnanimidad
-que sobrepasa los criterios legales humanos-, benevolencia para
con el hombre en su lucha por la subsistencia y por encontrar el
sentido de la vida.
Concretamente, la temática de la alianza traduce la experiencia
de la gracia como un más: Dios escoge por pura benevolencia al
más pequeño de todos los pueblos como testigo y heraldo del único
Dios. E Israel realiza la experiencia de su singularidad histórica.
Y la vive como gracia, es decir, como algo que sobrepasa el hecho
~ creacional, común a todos los pueblos. La gracia se vive siempre
como bondad misericordiosa de Dios, no en abstracto, sino en tér-
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r CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA
LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD

minos de historia: como paz política, como bienestar social como culturales: la gracia es gloria que irradia desde la Divinidad y
liberación y seguridad frente a las· grandes potencias, corno vida transforma al hombre. Dicha irradiación se realiza ontológicamente
recta, como apertura al futuro prometido por el mismo Dios en en el hombre mediante los sacramentos, éticamente mediante una
la alianza. Se da siempre una dialéctica: por un lado, el hombre vida según las virtudes divinas y a imitación de Dios y de Cristo,
depende enteramente de Dios; por otro, cuenta con unas promesas y místicamente por la unión extática con la Divinidad.
a las que puede apelar en virtud de la elección y la alianza. El hom- La unión hipostática es el modelo de esta comprensión de la
br~ puede peca.r por desconfiar de Dios o por el orgullo que busca gracia con sus efectos consiguientes: divinización del hombre Jesús
la independencia. De todos modos, la gracia se vive y se interpreta de Nazaret. La deificación del hombre: he ahí el gran tema de la
en té:minos. históricos y e:i la c~mcienciade los acontecimientos que teología griega.
gratwta y libremente realiza D10s, que se hacen historia en la vida
del pueblo y preparan una plenitud cósmica en la escatología. Hay
un antes, un después y un mañana. La gracia crea situaciones «kairo- 4. LA TEOLOGIA LATINA
lógicas» que establecen tantos marcos referenciales importantes para
el recuerdo histórico de la gracia divina como bondad concreta de La teología latina interpretó la presencia de la gracia en Cristo
Dios, en la liberación de Egipto, en el destierro de Babilonia en Jesús y en la Iglesia en el sentido de liberación del pecado y de la
el culto, en la tranquilidad de la paz y del orden, etc. ' corrupción de la naturaleza humana. La gracia es primariamente
justificación del hombre pecador y, a partir de ahí, divinización.
Por eso, la teología latina concebirá la gracia preferentemente como
2. NUEVO TESTAMENTO transformación del hombre -gracia creada- realizada por la pre-
sencia purificadora y amorosa de Dios -gracia increada-. Me-
Para el NT la gracia es sobre todo un comportamiento salvífico, diante la gracia, el hombre puede dejar de ser no-hombre y volver
una incomparable bondad y simpatía de Dios, que se hace perso- a ser hombre de verdad; luego puede ser deificado, es decir, al-
nalmente benevolencia y benignidad en Cristo Jesús. Se evocan canzar la plenitud de su humanidad.
en el NT los acontecimientos cristológicos; al conmemorarlos, tales
acontecimientos co~ran efi~i~n~ia y eficacia aquí y ahora y pre-
paran para la plenitud definitiva, La gracia es, pues, una nueva 5. LA PRIMERA ESCOLASTICA
atm?s!era salvífica, ~n aconte~ii_nientoescatológico que nos permite
p~rtlClpar en la realidad definitiva del reino y de la vida misma de Se centra preferentemente en el aspecto ético de la gracia. En
Dios. Por eso, la gracia que fue Cristo Jesús -como salvación lo cual se percibe una fuerte influencia agustiniana: la gracia es
presente de Dios, encarnada y hecha historia- suscitó esperanzas una fuerza para llevar una vida acorde con las virtudes. De esta
escatológicas respecto a la irrupción próxima de la plena comuni- manera se contempla la gracia en una perspectiva histórico-indivi-
cación amorosa de Dios. dual, abierta al futuro y dinámica. Fundamenta el mérito, al cual
Con la .dilación ,de la parusía se puso el acento -especialmente, corresponde el premio futuro en el más allá.
en los escritos tardíos del NT- en la gracia ya ahora y para siem- La gracia puede experimentarse porque se experimentan y se
pre' presente y actuante, merced al Cristo presente en los sacra- viven las virtudes que con ella se identifican. Sin embargo, surge
me~1tos, en la palabra, en el Pneuma, en la fe, en la vida nueva que aquí un problema que no podría resolverse dentro de estas cate-
se mstaura en la Iglesia. gorías de las virtudes. Hay engaños y falsas virtudes. ¿Cómo dis-
tinguirlas de las verdaderas y auténticas si presentan las mismas
características psicológicas? Por otra parte, ¿se identifica el Espí-
3. LA TEOLOGIA GRIEGA
ritu Santo con la gracia-virtud? ¿Es la gracia algo creado en el
La teo~ogía g7i~ga re~ogió estos últimos datos ­el ya y ahora­ hombre, como lo son las virtudes?
'1 de la gracia salvífica y liberadora y los expresó con sus categorías

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r LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD
1 CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA

6. LA ALTA ESCOLASTICA gracia habitual-gracia actual, etc. En esta época tendrán lugar las
famosas disputas entre tomistas (Báñez) y jesuitas (Molina) sobre
Las cuestiones que acabamos de apuntar preparan ya el paso la predestinación a la gloria y sobre la problemática de la gracia
a la alta Escolástica. La Escolástica inicial afirmaba que la gracia suficiente y eficaz. La reflexión se centrará casi exclusivamente en
es iluminación, delectación, que se vive en la conducta virtuosa. la gracia creada, perdurando hasta el siglo xrx, con una nueva for-
Cuando los grandes maestros medievales recurrieron a categorías mulación de los respectivos marcos teológicos, superados ya los
metafísicas se produjo un profundo cambio en la interpretación de de la rígida neoescolástica.
la gracia. Los aristotélicos como Tomás de Aquino y Escoto decían
con Aristóteles: «agere sequitur esse» (el obrar proviene del ser).
A cada acción corresponde un principio generador de la misma. 8. POSTURA DE LOS REFORMADORES
La gracia como virtud supone un principio previo, un principio
generador de la virtud. La gracia, antes de ser virtud y acción, es Paralelo al camino de la reflexión de la Escolástica tardía dis-
una nueva cualidad ontológica del alma, fuente de los actos. Dicha curre el de los reformadores. Para ellos, la gracia es fundamental-
cualidad, que transforma al sujeto afectándolo ontológicamente, mente una actitud benevolente y misericordiosa de Dios. Y esa
no puede ser una sustancia. Si lo fuera, constituiría un nuevo sujeto, actitud es la que salva al hombre pecador. No se analiza de manera
distinto del hombre. No sería ya una sustancia humana. La gracia sistemática la modificación ontológica· que se efectúa en el hombr~
presupone el sujeto humano. Es un accidente que afecta ontológica- como consecuencia de esta actitud divina. Pero se traza un hori-
mente al hombre y produce en él las virtudes. El hombre queda zonte nuevo para la gracia, que será determinante para la elab?-
ontológicamente agraciado y dispuesto así para la consumación en ración posterior del tratado de gracia, aun dentro de !ª
teolo~~a
el cielo y en la gloria. Esta gracia creada hace al hombre grato a católica: el horizonte del personalismo, con sus categorías de dia-
Dios y lo rehabilita. Prepara la gracia increada, es decir, la inhabi- logo, mutua apertura, confianza, entrega, etc.
tación divina en el alma del justo.
La crítica -procedente sobre todo de la escuela franciscana,
de inspiración más agustiniana- rechaza esta interpretación onto- 9. LA TEOLOGIA DEL SIGLO XIX
lógica basada en categorías de la naturaleza. Afirma que nada de
lo que es creado -naturaleza- puede hacernos gratos a Dios. La Con el siglo xrx empieza a predominar en los ambientes ca.tó-
gratuidad se sitúa en un nivel distinto del de la naturaleza. La gracia licos una visión trinitaria de la gracia, aspecto destacado especial-
consiste fundamentalmente en una nueva relación del hombre con mente por Schebeen. Por influjo del romanticismo se comenzó a
Dios, posibilitada y actualizada por Cristo Jesús y por su mediación. subrayar la dimensión experiencia! de la fe . La teol?gía clásica .u
De ahí que no sea en su primer momento una entidad nueva creada oficial no favorecía, evidentemente, tal corriente. Bajo el apremio
en el hombre. Tal entidad es consecuencia de algo previo: la reha- de esta necesidad histórica se empezó a releer los Padres griegos
bilitación por Cristo Jesús, al que somos incorporados. En la me- v a redescubrir la dimensión mística e íntima.
dida en que estamos incorporados nos transformamos también en , El pensamiento de la época acentuaba la vida más que el ser.
nuevas criaturas. Las filosofías de la existencia y de la historia estaban ya flotando
en el ambiente. La gracia es el símbolo de la vida del Dios 1:r~no
que se comunica al hombre en su intimidad. El hombre part1~1pa
7. LA ESCOLASTICA TARDIA de la Trinidad. Dios no otorga sólo un don que es su gracia. Viene
él mismo y mora en el hombre con su realidad persona~, es de~ir,
La Escolástica tardía llegará a profundizar y explicitar hasta la trinitaria (Jn 14,23 ). Tenemos aquí una nueva presencia de D10s
saciedad, en interminables y minuciosos tratados, la dimensión en el hombre.
metafísica de la gracia en términos de relación: naturaleza-gracia, La categoría «presencia» -tan analizada más tarde por G. Mar-
• natural-sobrenatural, libertad-gracia, gracia increada-gracia creada, ce!- adquiere aquí una especial relevancia. La teología neoesco-
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CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA
., LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD

lástica decía: la gracia creada transforma al hombre de pecador en Otro nombre de relieve es Karl Rahner, quien trató de probar,
justo. Lo prepara para participar de la naturaleza divina. Hace que en el plano de una ontología religiosa fundamental, que en ;l. hom-
el hombre participe de la gracia increada. La gracia creada es la bre hay un existencial sobrenatural, una apertur~ ontológica al
última preparación para recibir a Dios como gracia increada. Schee- Absoluto. Gracias a esta apertura, el hombre esta s1empr~, y en
ben dirá que esto no se ajusta a los testimonios bíblicos. Dios viene cada uno de sus actos en contacto con Dios y con su gracia, pero
al hombre. Y su venida produce en él una modificación. Tal modi- .con la posibilidad de 'cerrarse también sobre sí mismo y situarse
ficación es la gracia creada, primera consecuencia de la gracia in- en el pecado. . . ,
creada. Esta no viene después, sino que es anterior a todo. Así, El tercer nombre de señalada importancia es R. Guard1ru. Fue
pues, la gracia es una inhabitación que lleva consigo la adopción uno de los primeros en dilucidar el horizonte específico de la gracia
como hijos de Dios. como diálogo entre Dios y el hombre. Mediante finos análisis ~e-
nomenológicos mostró la experiencia de la gratuidad que caracteriza
múltiples dimensiones de la vida humana.
En Latinoamérica llegó a destacar el nombre del uruguayo Juan
10. LA TEOLOGIA MODERNA Luis Segundo SJ, con su libro Gracia y condició:z, humana.(Buer:?s
Aires-México 1969). En su meditación aparece diafana la dimensión
La teología moderna -no sin cierto influjo histórico-cultural social de la gracia, así como su aspecto liberador e histórico. Es
del personalismo, de las categorías existenciales, de la valoración un valioso ensayo que rompe con los esquemas comunes de ~os
de la experiencia, de una aquilatada profundización antropológica, manuales y sistematiza la visión crítica y liberadora que caracteriza
así como del retorno a las fuentes bíblico-patrísticas- ha contri- la teología de la liberación latinoamericana.
i. buido grandemente a una renovadora meditación sobre la gracia.
1: Es cierto que la discusión -como consecuencia de una interven-
ción del magisterio de Pío XII- se centró en la problemática
11. CUATRO CONCEPCIONES DE LA GRACIA
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1 J·¡¡:: «naturaleza-gracia». Sin embargo -a pesar de tal limitación-, se EN LA TRADICION DE LA TEOLOGIA OCCIDENTAL
profundizaron las implicaciones eclesiales, cristológicas y escato-
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lógicas de la gracia. Así se insertaba la gracia en una reflexión
1 histórico-salvífica. Este aspecto no había sido objeto de una reflexión Como nos situamos dentro de la tradición occidental de re-
explícita; pero la tradición siempre lo había tenido presente al flexión sobre la gracia, convendrá tomar conciencia, aunque sea
11 hablar de la universalidad de la salvación y de la existencia de una sintéticamente, de sus principales corrientes históricas. Y lo hace-
única historia salvífica para todos los hombres. mos así porque nuestro ensayo se distancia del consagr~do por los
1
manuales y trata, deliberadamente, de tra~ar ~ camino que, a
' 1 Citemos tres grandes exponentes del pensamiento moderno:
Henri de Lubac, con sus obras Surnaturel: Études historiques
nuestro juicio, viene impuesto por la experiencia de la fe y la re-
flexión sobre ella en el contexto latinoamericano.
(París 1946) y Le mystére du surnaturel (París 1965). De Lubac
provocó una gran polémica; pero consiguió mostrar de manera
convincente una dualidad de la gran tradición cristiana: por un a) Enfoque basado en la experiencia psicológica
lado, la gracia es gracia y se concede por pura gracia; por otro,
es objeto de un deseo enraizado profundamente en la naturaleza Se parte de la vida psíquica del hombre, ilu~inado, atraído y
personal del hombre. Lo que el hombre desea es el don libre· sólo recreado por la gracia. La e~perienci~ d~ la grac_ia, con .s,us reso-
siendo libre y, por tanto, gratuito llega el don a saciar el deseo nancias psicológicas, se describe en termmos de mtegract?n de la
humano. De Lubac muestra de manera convincente que estos datos concupiscencia, de caridad, de libertad perdida y .recon9u1stada en
estaban presentes en san Agustín y en santo Tomás. Posteriormente Cristo. El itinerario es la experiencia de una vida alienada que
1 fueron olvidados, debido al barullo de las polémicas ulteriores, vuelve a abrirse a su identidad por la rehabilitación y alcanza la
sobre todo entre dominicos y jesuitas, de los siglos XVI y XVII. gloria eterna por la progresiva participación en la vida de Dios.
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1 CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD

El punto de partida es siempre la experiencia existencial del La gratuidad de la gracia no aparece expresada con claridad en
pecado, como en san Pablo y san Agustín, y la novedad de la re- el lenguaje metafísico de los tratados clásicos.
dención gratuita. Siguió esta orientación la escuela franciscana, Tratados modernos, aunque sistemáticos y clásicos, como el de
sobre todo con san Buenaventura. Modernamente la han adoptado Flick-Alszeghy ­Il Vangelo della. grazia ( 1964 }- combinan estos
los fenomenólogos: el elemento experiencia! aparece muy vivo, tres momentos, siguiendo un proceso histórico-salvífica: parten del
pero no llega lejos, sino que se queda en el plano de la articulación hombre caído para llegar al justificado y arrancan del justificado
psicológica. Hay una dimensión ontológica que fundamenta y posi- para terminar en el elevado a la gloria.
bilita lo psicológico, afectando a la totalidad del ser humano y no
sólo a su aspecto psicológico. Pero no se reflexiona suficientemente
sobre este dato. d) Enfoque estructural y social

La experiencia de las injusticias estructurales y del pecado


b) Enfoque basado en la metafísica clásica social verificada por la fe en el contexto latinoamericano inauguró
un nuevo método de reflexión sobre la gracia. Se parte de la si-
La gracia se contempla aquí en relación con la naturaleza hu- guiente constatación: la estructura social y político-económica no
mana, definida en términos muy precisos. El enfoque es el de la es ajena ni exterior al hombre, sino que le afecta radicalmente,
metafísica clásica aristotélica y emplea términos y nociones esen- creando una situación de dependencia de nuestro continente, una
ciales abstractas como sustancia, cualidad, hábito, acción, pasión, situación de opresión y esclavitud de la gran mayoría de nuestros
accidente. Prevaleció tal método en la alta Escolástica y en la teo- hermanos.
logía postridentina. Se parte de nociones genéricas y se pasa a sus El tratado clásico sobre la gracia, por no advertir suficiente-
subdivisiones en especies inferiores, como, por ejemplo, todas las mente el aspecto social del pecado, no enfocó la rehabilitación en
divisiones conocidas de la gracia. La gracia se contrapone siempre términos estructurales y sociales. Su enfoque era individualista y
a la naturaleza, aunque se afirme su carácter de perfección de la espiritualista, por lo que favorecía ideológicamente a quienes de-
misma naturaleza. No se acierta a relacionar adecuadamente con tentaban el poder y eran responsables de la opresión. Hoy se anali-
la persona humana la gracia como don. La persona en cuanto tal za la gracia en términos de liberación de todo sistema opresivo,
no entra aquí como categoría. No se ve en el hombre más que desenmascarando· las situaciones de des-gracia y postulando la crea-
una naturaleza que se comporta necesariamente de acuerdo con ción de situaciones en las que la gracia de Dios pueda encarnarse
ciertos mecanismos y según una lógica irrefragable. El hombre es en mediaciones sociales más justas y más fraternas.
también naturaleza, pero específicamente es persona, libertad, diá- Tal método de reflexión, todavía incipiente, se va imponiendo
logo, gratuidad, trascendencia viva, etc. La gracia no viene de progresivamente y se está revelando como un estilo propio e inde-
fuera como un don extrínseco a una naturaleza cerrada sobre sí pendiente de hacer teología, como una reflexión crítica sobre las
misma. No es una cosa. Es Dios mismo autodonándose. situaciones de la sociedad, a la luz de la fe, para detectar en ellas
sus dimensiones de gracia o de pecado.
c) Enfoque dialógico y personalista

Aquí se parte dedicidamente de la realidad personal del hombre


considerado en su relación con la Trinidad en Cristo Jesús. El
pecado es ruptura del diálogo. La redención es reanudación del
diálogo y encuentro, que en Cristo Jesús se da de manera definiti-
va. La gracia es esencialmente encuentro de las personas divinas
con las personas humanas. ·

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r CÓMO PLANTEAR

VISION
HOY

SINTETICA
EL TEMA DE LA

DE LAS DOCTRINAS
GRACIA
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LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD

casos se corrió el riesgo de olvidar lo específico de la gracia, el


12. encuentro. Y el resultado fue la enti:6.caciónde la gracia: por un
SOBRE LA GRACIA
lado, la gracia como Dios en sí mismo (gracia increada), que asume

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al hombre dentro de sí y lo diviniza; por otro, la gracia considerada
DIOS--~ GRACIA +-----HOMBRE como efecto del amor de Dios en el hombre (gracia creada), efecto

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AT: alianza
NT: Cristo: aparición
ontológico que modifica al ser humano, llevó a elaborar un discurso
de la gracia sobre la gracia creada. ¿Cuál es su naturaleza? La propia de un
LATINOS: justificación. accidente, dirán los medievales y los neoescolásticos, puesto que
GRIEGOS: divinización. San Pablo-san Agustín-Lutero,
San Juan-Orígenes,
no es más que un super­additum, algo sobreañadido a la natura-
gracia creada. leza del hombre. No puede ser sustancia, porque en ese caso sería
gracia increada
Escolásticos: ontología de la gra- una realidad paralela al hombre y no afectaría a la sustancia-hombre.
Baio (l513-89): «Todas las obras cia (múltiples gracias; naturaleza De ahí que los escolásticos se vieran obligados a afirmar que la
de los infieles son pecado, y las y gracia; de auxzlzzs) ·
virtudes de los filósofos son gracia es un accidente. Pero el accidente (gracia) es más noble que
vicios». Pelagio (siglo v): podemos vivir
la misma sustancia (hombre). ¿No resulta muy extraño todo eso?
[ansenio (t 1638): «Todo 1? .que y cumplir todos _los , preceptos Tales problemas son consecuencia del inadecuado instrumental
no procede de la fe cristiana divinos sin la grac1~: esta es un teórico utilizado para comprender una realidad que exige un enfoque
sobrenatural que obra por la
caridad es pecado». . .,
auxilio suplementario.
Semipelagianismo: el hombre nelce-
. más apropiado. El instrumental teórico de los medievales no per-
Báñez OP (t 1604): predestmac1on: sita de la gracia para la ~a va- mitía tematizar las dimensiones de encuentro y diálogo, inherentes
la gracia, suficiente , par~ todos, ción, pero ~~ para el comienzo a la realidad de la gracia.

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resulta eficaz por si misma, ya de la salvación y la perseveran-
que Dios ha previsto su acepta-
La gracia implica· una modificación tanto de Dios como del
cia. Le basta la propia fuerza y hombre: se inaugura un diálogo, un encuentro y un amor recíproco.
ción por parte del hombre.
libertad. . . Ambos son vulnerables, puesto que la gracia tiene lugar en el hori-
Malina SJ (t 1600): smergismo: 1 a
Scheeben (Las maravillas ~e l.ª, gra­ gracia suficiente se hace eficaz zonte de la libertad, donde tan posible es la floración de lo inespe-
cia divina, 1862): inhab1tac1on. por la colaboración del hombre. rado y gratuito como por parte del hombre la degeneración, la clau-
sura y el rechazo del amor. La gracia revela la verdadera estructura
. HOMBRE del hombre, que incluye a la vez el deseo innato de Dios y el posible
DIOS ~ H. de Lubac: deseo natural d e D !OS Y ~
encuentro gratuito: Le Sumaturel. rechazo de ese mismo Dios.
K. Rahner: existencial sobrenatural. En la realidad-gracia se da una oposición, en el sentido más
Guardini: gracia como encuentro. . originario de la palabra ( ob­posición: estar vuelto hacia el otro).
J. L. Segundo: gracia como fuerz~ de }1­ Por eso es relación. En la historia de la reflexión teológica sobre
beración personal y social en la historia. la experiencia de la gracia se llegó a articular erróneamente esta
oh-posición en términos de contraposición. Así sucedió sobre todo
roblemática en torno a la gracia se res1:me en el ~sfuerzo en las interminables controversias sobre la relación entre gracia y

t
La p 1 l id d Dios-hombre. La gracia es esencialmente naturaleza. Históricamente se tomó partido unas veces por Dios
por mantener P? ª~sª Dios en comunión y el hombre en apertura. y otras por el hombre. Pero la gracia no es sólo Dios como natu-
raleza infinita cerrada sobre sí misma en su omnipotente autonomía.
~~~~~~~~ ~s~: a~;iicación es hablar y reflexionar de una manera.
Ni se refiere sólo al hombre concebido como naturaleza cerrada en
adec~:tis~~~[ae J: l~r~~fl~xión teológica, condicionada )ºr fad~o~;s su propia autosuficiencia natural. Estas dos imágenes, de Dios y
del hombre, coordinadas en términos de pura naturaleza no son
culturales' osciló en t.re un plolo y el otro ci'~ss ;r~!ºIa ydi~i~i~a~~~:. capaces de expresar la realidad dialogal, abierta, des-centrada, carac-
nacida de ellos pusieron e acento en . . d 1 hombre terizada por la libertad y la gratuidad, tanto en Dios como en el
Los latinos y su tradición su~rªY.ª1:'ºn. ~a edxplehen~a ~ ambos hombre. Ni Dios solo ni el hombre solo constituyen la gracia. La
pecador y de la gracia como 1usuficac10n e om re. n

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r CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA

gracia consiste en el encuentro de ambos, ya que ambos se auto-


III
donan y están abiertos el uno al ot.ro. . , CRITICA DE LAS ESTRUCTURAS TRADICIONALES
Así pues, la gracia supone e implica una adecuada ontología DE LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA
del ho~bre y de la sociedad como sujeto -~erso~al Y .cole~tlVO--:-
trascendental, es decir, como apertura, ex-s1stencia, h1st.oria.Y li-
bertad. Supone asimismo una imagen adecuada del misteno ~e 1. LA PROBLEMATICA DE LOS SISTEMAS CERRADOS
Dios, misterio que afecta a la persona en su intimidad, se comunica
históricamente haciendo una propuesta a cada uno Y a tod~ una La . ~laboración del tratado sobre la gracia que se ha venido
comunidad y se da como amor y salvación: f:sta apert~ra recíproca transmitiendo en los manuales es deudora de los grandes escolásti-
es condición indispensable para el acontec1miento-g:acia. La g:acia c~s, as~ como de la sistem~tízación académica posescolástica y pos-
es esa ínter-relación. Es historia de dos amores, escrita en la misma tndentm~, que se ~~racteriza por su gran formalización conceptual
arena de la historia. . , y una fna abstracción. No dudamos de que la reflexión medieval
Concluyendo, repetimos una vez más: estas breves re~exiones empleando categorías tomadas de la metafísica helénica del se;
de orden histórico no tenían más objeto que desta~ar las lí?eas de y ~a n~turaleza, tra~smi.tía una. ~erdadera experiencia de la gracia.
fuerza que subyacen a las doctrinas sobre la realidad-gracia. Pe!- Mas aun: tal expenencra se vrvra en todas las dimensiones de la
miten ya entrever los verdaderos problemas que nuestra propia existenc~a. Prueba, d~ ello es la. división de la única gracia de Dios
reflexión posterior deberá abordar y elaborar dentro de nuestro Y. de Cristo en múltiples especies, pues dicha división, bien enten-
horizonte de comprensión. dida, no pretendía sino expresar lingüísticamente las diferencias
Como fácilmente se puede apreciar, en e~t,e tratado, m~s que en q?e se. ~ivíart en la existencia humana: así la gracia vivida en la
los restantes, es preciso prestar gran aten~10n .al lenguaje. Como dime?s10n llamada por ellos natural (gracia natural) o sobrenatural
decía Simone Weil en este contexto, «la inteligencia humana no (gracia sobrenatural); la gracia que precede a todos los buenos
puede penetrar los misterios. Pero puede ser responsable ... de l?s deseos del hombre Y. lo~ ,genera (gracia preveniente); la gracia que
palabras que los expresan. En la selec~ión d~ este, v~abulario se otorga .en la realización del proyecto humano (gracia concomi-
debe ser más aguda, más penetrante, ?1ªs precisa, [Uªs rigurosa Y tante, ~xc1tante, sanante, elevante, consiguiente); la gracia como
i ir,:, más exigente que con respecto a cualqmer otro uso» . A esta norma presencia permanente de Dios en la vida, que se manifiesta en la
trataremos de atenernos en nuestro ensayo. apertura humana al Padre (gracia habitual); la gracia que se hace
presente en todos y cada uno de los actos concretos en que toma
cuerpo el proyecto fundamental humano (gracia actual), etc.
La tarea ?e. ~a te?logía manualística, vulgarizada por los predi-
cadores, consisno casi exclusivamente en transmitir esos conceptos,
sm preocuparse de captar la experiencia subyacente a los mismos.
Comenzó por combinar entre sí los diversos conceptos y las dife-

creta =
rentes gracias en relaciones lógicas, desvinculadas de la vida con-
fe. Se formó un sistema cerrado que funcionaba de ma-
nera c1!~ular a base de conceJ?toS sacados del propio arsenal y de
pro~os1c~ones ortodoxas confirmadas por las intervenciones del
magisterio, abundantes en este campo, como si la teología consti-
tuyera un caso especial del saber .
. El sistema ª!~iculado manualísticamente no era ya un sistema
a~1erto que . reminera sin cesar a la experiencia de la gracia e ilu-
minara la vida humana. Terminó olvidando que había sido elabo-
1 S. Well, La pesanteur et la gráce (París 1948) 151.

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1 CRÍTICA DE LAS ESTRUCTURAS TRADICIONALES DE LA DOCTRINA
CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA

rado dentro de una trayectoria expc;:riencial. Sólo tiene senti~o preciso retornar a la matriz de que brota todo: la experiencia de la
cuando refleja esta experiencia e invita al hombre q1¡e lo 7stu i gracia. Partiendo de ahí podemos rehacer el camino y albergar la
esperanza de que hablamos de la gracia como es debido y de que
a hacer siempre de nuevo su camino. Al rehace.r, e cai:i~o, e
hombre llega a descubrir, con ayuda de la reflexion teológica, la nuestro discurso deja hablar a la gracia.
acción de la gracia en su vida. d d
El tratado de la gracia, que debiera habernos ay1:1da o a :s-
cubrir la bondad, la benevolencia y la gratuidad de Dios en .l~ his- 2. LIMITACION OBJETIVA PARTIENDO
toria humana se transformó en un conglomerado de proposic10n:s DE LA BASE EXPERIMENTAL DE LA GRACIA
esotéricas el~boradas más para condenar errores q~e para tr&dudr
y animar '1a experiencia de los cristianos. Al co~cluir el b~u do e
un manual sobre la gracia -incluso el más reciente, pu . ca o. :n ·- A la elaboración clásica subyace un mundo vivido por el cre-
yente y en el cual hizo él su experiencia de la gracia. Tal mundo
1974 en Mysterium Salutis (389 pá~inas~ se saca 11a frr:i¡dsdon es muy distinto del nuestro desde el punto de vista sociocultural.
de que la gracia de Dios no P1;ed~ identificarse. con a ria a ~ Estaba constituido por estamentos sociales muy estratificados y
abstracción de esos términos tecnicos. Se nos informa ~eta~add poco flexibles. Se trata del mundo medievaJ, sumamente jerarqui-
mente sobre lo que otros pensaron y dijeron sobre la gracia, es .e zado y muy armónico en su concepción: se aseguraba que reflejaba
Bibli hasta hoy· pero aprendemos muy poco acerca de la propia la armonía cósmica. La pirámide social (papa-rey-nobles-pueblo) era
1a I a ' , · ·, sunto de un reflejo de la pirámide celeste. Los problemas del conflicto social,
gracia y de su experiencia. La teología se convrrtio en un a .
los teólogos y dejó de ser una ayuda pa~a co~~render lo que m~- de la historia en cuanto alumbradora de sentido y de nuevos va-
resa a todos en términos de expenencia relígiosa y humana. a lores -fruto de la transformación intencional del hombre y no
· · la primera realidad· su expresion conceptual no es simple brote de la naturaleza- mal podían entrar en el marco de
experiencia es ' · · d 1 d esta perspectiva. La imagen del mundo no era histórica y procesal,
más ue un segundo momento. Los manuales hicieron e. as o~-
trina; la realidad primaria. El tratad? degeneró ei; un.a ideología sino natural y metafísica. La reflexión teológica calcada sobre tal
que legitimaba las concepciones oficiales del. magisterio conciltr imagen hablará del hombre en términos de naturaleza. Y decir na-
papal, en vez de ser una iniciación mistagóg~ca9-u.e ayudara a os turaleza, dentro de esta óptica, significa decir constancia, permanen-
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fieles a descubrir, saborear y expresar la gra~ia. divma. cia, ahistoricidad, mundo cerrado en los mecanismos de su propio
Los manuales comienzan con la parte b1~li~a, exponen luego funcionamiento como si tuviese un sentido acabado en sí mismo
. la enseñanza de la tradición y las disputas teol~gicas,,~spec1almente independientemente del proyecto cristológico. El hombre no se
contra los herejes, y terminan con una part~ sistematlca en la. que estudiaba todavía en términos de persona-apertura y de ser-histó-
resumen los datos de la tradición para ~ombmarlos -con el mismo rico. En realidad, el hombre es también naturaleza; pero es sobre
len uaje- de forma lógica, sistemática y coherente. Hay muy todo un ser cultural e histórico, producto de la propia historia y
~a mediación previa. Y falta casi por completo la conciencia .d~l de lo que ha decidido ser. Ha creado un sentido para sí y no se
limita a recibir un sentido derivado de la naturaleza.
de la experiencia: no son realidades susta.ntlvas, .smo ad¡et_ivas.
importante es, por consiguiente, descubn:, analizar y articular a

~statuto epistemológico de las doctrinas, las _cuales. están _al _servic10
~sta dimensi?n histórica estaba presente en el hombre antiguo,
medieval y postridentino, ya que es una estructura constante de la
experiencia de la gracia tal y como ha tenido lugar en c:ada coyun- existencia humana. Pero no se llegó a tomar conciencia de ella ni
tura histórica y en el contexto cultural propio de los fi:les. Sobre a hacerla objeto de una reflexión sistemática, como en la época
esta parte más fundamental -sin la que la. pa~te ?octrmal, carece moderna. Estaba en el hombre, pero faltaban ojos para verla y
de contexto- los manuales _hacen algunas .indicaciones, mas para hacerla objeto de determinación histórica. Por emplear categorías
subrayar los peligros y ambigüedades de . la exp~nencia que para tomadas de la naturaleza, la teología cosificó lingüísticamente la
situarla en el corazón de toda reflexion ~istematlca. gracia. Se la concibe siempre como una añadidura ­superadditum­
Urge, pues, devolver su apertura al s~ste~a. Lo cual no se lo- a la naturaleza, en sí misma insuficiente; se la presenta como
grará rectificando y modernizando los termmos y conceptos. Es «fuerza de Dios en la flaqueza humana». De ahí que no se emplea

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CRiTICA DE LAS ESTRUCTURAS TRADICIONALES DE LA DOCTRINA
CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA

y se plieg~ al lenguaje transmisor anterior. Pero ese lenguaje que


las categorías que parecen más adecuadas al fenómeno de la expe- en ot~o tiempo fue comunicativo, hoy ha perdido su vig~ncia.
riencia de la gracia, como encuentro, relación, apertura mutua, Necesita reencont.r~r sus raíces en la experiencia de la gracia tal
autodonación, crisis, progreso, andadura, etc. Aquí aparece la gra- como hoy se verific? en la fe. Los teólogos no pueden limitarse
cia, no como añadidura y reduplicación de la presencia de Dios en ? ser meros . tran.smisc:ir~s d~ un sistema doctrinal del pasado y,
el mundo, sino como signo expresivo de esa latente capacidad de Junto al magisterio oficial, simples guardianes de la ortodoxia en
la criatura que permite a Dios mostrarse como nuevo y en nuevas el seno del sistema. Sin duda es más fácil conservar que crear
concreciones históricas. La gracia no aparece como desfiguración Pero l~ tradición sólo se conserva creando algo nuevo. De l~
y desnaturalización del mundo, sino como su máxima realización. con.trari?, degene~~ en tradicionalismo, que ya no es acción origi-
No pone el acento en la insuficiencia y fragilidad de la naturaleza,
subestimándola, sino en su nueva capacidad, exaltándola.
Una teología de la gracia que no llegue a tomar conciencia de
·- naria, sino re-accron contra una acción nueva.

estas diferencias ni a renovarse a partir de una nueva experiencia a) El concepto griego de la gracia
de la realidad, no será capaz de responder a las exigencias actuales . En el mundo griego, la gracia se expresa sobre todo en tér-
de una nueva formulación y explicitación teórica -pero inteligi- minos de divinización. Se la define como benevolencía de Dios
ble- del núcleo de la fe cristiana, que es precisamente la gracia que, elev.a al ser humano y lo introduce en la esfera de lo divino.
divina. El énfasis no se pone tanto en que Dios se abaja y al encarnarse
entra en la ~sfera de lo humano, cuanto en que el' hombre es Ile-
v?~º por D10s a abandonar su situación y a entrar en el mundo
3. CONDICIONAMIENTOS CUL TORALES divino de la divinización.
EN EL TRATADO TRADICIONAL DE LA GRACIA . 1:~ for1!1ª. de .articular la experiencia de la gracia como divi-
ruzacion, que .i~plica una profunda transformación del ser humano
La cultura impregna todo discurso teológico, que es un dis- Y su superacion como hombre, refleja la tendencia estructural
curso cultural. Al traducir la experiencia de la gracia, el teó- de l? cultu~a g~i~ga. Dicha cultura no toma como punto de refe-
logo y el fiel utilizan los instrumentos de comunicación que les rencia la historicidad del mund'?, sino la que en él hay de per-
ofrece su cultura. De otro modo, ni la experiencia sería signifi- manente Y a~sol:ito: el ser,~ D10s. Lo permanente y absoluto se
cativa ni resulta posible articularla de manera inteligible para la traduce en terrnmos metafísicos, contraponiendo este mundo al
comunidad de fe. Con todo, la cultura no se limita a propor- otro, el más acá al más allá .. Dios, la eternidad, el alma y el ideal
cionar instrumentos. Encarna también un sentido de la vida Y fori:ian el cuadro d~ referencia; el devenir, la historia, el cambio y
la existencia que el hombre se ha dado a sí mismo. Por eso cabe el tiempo son considerados como caducos e inconsistentes. De ahí
afirmar que la cultura es el hombre concreto e histórico. La cul- que, dentr~ de este marco teórico, la divinización represente el
tura, por consiguiente, posibilita un determinado modo ~spe- pi:nto culminante de la redención, de la gratuita comunicación de
cífico de experiencia de la gracia y, al mismo tiempo, constituye Dios Y de la personalización. Para llegar a su plenitud humana
el instrumento de comunicación de dicho modo específico. Es el hombre ~~?ía de~ar de ser hombre y hacerse Dios. '
una totalidad significativa y un medio de expresión. La. amb~~uedad inherente al proceso histórico, los conflictos
En el contexto cristiano, la gracia se experimentó fundamen- Y la dimensión del futuro que debe prepararse y alumbrarse peno-
talmente en dos mundos culturales, que reflejan nuestros manuales s?mente con sudor y sangre no se consideran como valores con-
de teología, la mayoría de las veces inconscientemente: el mundo si~tentes Y portadores de gracia. Todo queda centralizado en
del pensamiento metafísico de los griegos y el mundo de la ex- Dios. El h~mbre. concreto casi desaparece. Sólo interesa el hombre
periencia política y jurídica de los romanos. N? fa~tan libros m?- como e~encia umv.ersal, el animal racional. Tal forma de entender
dernos que, en vez de articular nuestra experiencia de la gracia la g;acia resulta mcapaz ~e captar las mediaciones históricas a
dentro del horizonte de hoy, se pliegan a la expresión hallada en traves de las cuales se verifica y constituye la divinización. Con-
el mundo helénico y romano. El sistema se cierra sobre sí mismo

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CRÍTICA DE LAS ESTRUCTURAS TRADICIONALES DE LA DOCTRINA
CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA

fanos, que también comunican la gracia divina. La rehabilitación
sidera la divinización, más que como fruto de un proceso histórico o justificación_ se convierte en cosa de religión y de Iglesia. No
en el que la acción de Dios se conjuga con la acc~ó? d~! hombre es, c_o~o cabria esperar, un proceso de hominización con múltiples
-sinergismo-- como consecuencia de una partic1pac1on en el mediaciones -además de la específicamente religiosa- en el
centro y en dos momentos que generan dicha divinización de campo de la política, de la sociedad, de la economía y de la cul-
forma especial: Jesucristo, la Iglesia, los sacramentos, el éxtasis, tura en general. Se insiste unilateralmente en la mediación ecle-
la unión mística. Lo profano y cotidiano del mundo está vacío sial, con l~ cual el. sis~ema se cierra sobre sí mismo. La teología
de gracia; por eso carece de interés en el orden religioso. de la gracia se privatiza, con desastrosas consecuencias para la
pastoral: lo secular, cauce por el que discurrirá el curso de la
b) El concepto latino de la gracia historia posterior, queda al margen de la gracia y carece de im-
portancia salvífica.
El romano se sitúa en otro horizonte cultural. Es el hombre
del orden político del mundo y de su dominación jurídica y militar·
El punto de referencia lo constituye la realidad his_tóricatal como 4. CONDICIONAMIENTOS BIOGRAFICOS
aparece ordinariamente, con sus rupturas, sus servidumbres y sus EN EL TRATADO DE LA GRACIA
esfuerzos de liberación y alumbramiento de un nouus ord~. ~a
teología de la gracia elaborada en el horizonte de ~s.ta. ex~~ne!1;cia El de la gracia está más condicionado que los restantes tra-
no considera primariamente dicha realidad como divm1.zac1on,sino tados por las situaciones biográficas de sus grandes creadores.
como rehabilitación y restauración del hombre, es decir, como un San Pablo, san Agustín y Martín Lutero trazaron el camino occi-
proceso de hominización y humanización. El hombre histórico es
dental de la reflexión sobre la gracia. Los tres tuvieron problemas
un infra-hombre, ha perdido su status humano. L~ presencia de
sum~mente per~o~ales.. Su. reflexión refleja esa carga personal que
la gracia lo eleva, pero no tanto a la esfera de lo divmo cuanto a trascre?~e los limites Inevitables de cualquier otra reflexión. Los
la esfera de lo humano restaurado y renovado. La gracia es res-
tres vivieron en un horizonte que podemos calificar de farisaico.
tauración de la naturaleza humana. Esta teología se centra en la
Fundaron la salvación en las obras virtuosas en el esfuerzo humano
gracia creada en su preparación, presencia y efectos. Estudia mi-
de ascensión hasta Dios y en la perfección'. Experimentaron dolo-
nuciosament~ el proceso de conversión y de rehabilitación cofil:O
rosamente la alienació.n y la. ra:ücal incapacidad de realizar el pro-
lo hizo de forma paradigmática el Concilio de Trento. La graCla
yecto hum~1:~ de santidad. Sintieron en su propia carne la paradoja
(preveniente, concomitante y consiguiente) acompaña todos los
de la condición huma.r;ia: el hombre puede conocer y querer lo que
pasos. . debe hacer; pero es Incapaz de realizar en su andadura histórica
Este horizonte ofrecía la posibilidad de presentar la gracia en
lo qu~ conoce y quiere. Surge la experiencia del fracaso, de la in-
términos de liberación histórica en medio de los conflictos socia-
capacidad concreta. Para ellos, la solución viene a través de una
les y políticos. Pero no sucedió así, ya que la cultura romana, se-
intervenció1: divin~ que remedia la indigencia humana.
gún una conocida frase de Cicerón, cayó bajo el cautiverio de la
~~ gracia se :r1ve como gracia, como don de Dios que socorre,
griega. En la traducción de las realidades histórico-salvíficas pre-
sant~f1ca y permite. al . hombre. reencontrar su identidad perdida.
dominaron las categorías metafísicas griegas, incluso cuando se
De~id.o a tal ~xper~encia, sei_ne¡anteteología parte de un profundo
emplearon expresiones jurídicas. No se llegó a pensar la gracia en
~es.imismo existencial, que impregna las fórmulas paulinas, agus-
términos universales de presencia de Dios en el mundo de la po-
nruanas y l~teranas, muy mal interpretadas después. Las aporías de
lítica y de los intereses humanos y en el proceso de desarrollo
or?en o caracter personal pasaron a ser aporías objetivas y entraron
histórico. La reflexión se centra exclusivamente en la Iglesia y
asi en los manuales.
los sacramentos, así como en el proceso de la conversión religiosa.
-'.1ñadamosun _nuevo dato: todos los grandes teólogos de la
La rehabilitación se entiende de forma privada e individualista
gracia _fuero?_ mon¡es:. Agustín, Tomás de Aquino, Buenaventura,
(¿cómo me salvaré yo?). No se toman en consideración ni se
Jansemo, Banez, Molma, etc. Tal condición sitúa a las personas
analizan las restantes mediaciones humanas, los sacramentos pro-

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CRITICA DE LAS ESTRUCTURAS TRADICIONALES DE LA DOCTRINA


CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA

cristiano representa un discurso de re non existente. De todos


dentro de una determinada posición con respecto al mundo, es modos c~nv1e~ehacer. una observación: no es que la gracia careciera
decir, las aleja bastante de él y de sus grandes problema_s o con- de las dimens10ne~ citad~s. La gracia actuaba liberadora y social-
flictos. Toda la teología latina, debido a sus teólogos, tiene una mente en el amp~o h<?~izonte de las realidades humanas, puesto
acentuada tendencia monacal. Los grandes problemas que preocu- que posee ~a dimensión esencialmente pública y política. Pero
pan al pueblo se contemplan a través del filtro del universo sacral ne: s_e reflex10na?a, sobre tal dimensión, por lo que la comunidad
y místico del monasterio. En virtud de su vocación religiosa, los cristiana no la vrvia de manera refleja.
autores citados propusieron unos ideales morales muy elevados. . . ¿Por qué no llegó la teología a reflejar tales dimensiones ob-
Vivieron la experiencia de la llamada a un Sursum y, al mismo Jetlv,as. de l_a gracia? Seguramente porque el lugar de la reflexión
tiempo, los abismos de la fragilidad humana. La gracia aparece t~ologica, vmculada a quienes detentaban el poder social y relicioso
siempre en el marco de la oposición luz-tinieblas: ~i en la. te?l?gía filtraba los temas de la gracia en el sentido de los múltiplesº inte~
ni en la piedad se tomó conciencia de las mediaciones histoncas, r~ses de los . de su clase. En el fondo -e inconscientemente--
de la gratuidad de la propia vida ordinaria, de la gracia que se hace solo se, estudiaba y exponía lo que interesaba al sistema vigente y
presente en tantas y tantas dimensiones profanas. Como consecuen- I~ s.ervia de apoyo, no los problemas reales del pueblo de Dios,
cia de todo ello se llegó a una exacerbada formalización teórica Y victima de conflictos, pre?cupad? _por sobrev!vir humanamente y
a una fuerte contraposición entre naturaleza (persona) y gracia, luc~ando por ~ar un sentido religioso a su vida humillada. Y se-
mundo y Dios, historia y reino. me1~nte.t~ologia, que puede aducir a su favor la tutela de la orto-
doxia ~flClal y el aparato científico de su elaboración, es ideológica-
mente -~genua porque no. cae en la cuenta de que refleja los intere-
5. CONDICIONAMIENTOS SOCIOLOGICOS ses religios?s _de la clase que representa. Muchos de sus problemas
EN EL TRATADO DE LA GRACIA no . son O~Jetlvos, o lo son sólo en el sentido de la propia clase
social; mas ~ue una experiencia traducen divergencias ideológicas
Por su condición de religiosos y sacerdotes, los teólogos per- de escu~la sm mayor repercusión en la praxis de la fe.
tenecían a la clase que detentaba el poder eclesial, gozaban de una . Teniendo presentes estas críticas intentaremos elaborar, par-
posición media y desconocían la marginación social y la convivencia tiendo . de nuestro contexto cultural, un discurso sobre la gracia
11 con los grupos cristianos de la base; tal situación restringió todavía que deje hablar a la experiencia de la misma gracia tal como se da
más el horizonte de la reflexión sobre la gracia. Mucho más que de hecho, con sus diferencias de tiempo y de articulación, en este
1 del hombre se habla del alma. El alma recibe la gracia, es rehabi-
1 mundo en que nos hace vivir el Misterio.
1 litada y constituye la morada en que habita la Santísima Trinidad. Pero he~os de analizar, aunque sea someramente, el horizonte
Lo cual llevó a una espiritualización de la gracia y a una pérdida de nuestr~, tiempo con sus condicionamientos, que entran en nues-
~ de su contenido histórico. El hombre de carne y hueso posee una tra reflexión .. Una vez que hayamos tomado conciencia de ellos
j dimensión histórica, necesita comer y beber, relacionarse, organi- f>O(l.t:emos .~ali~rar s,u. alcance y sus límites y prevenirnos contra su
zarse y estar presente en el mundo de manera humana. Pero sobre manipulación ideológica,
estos aspectos no se reflexiona: tales situaciones no se consideran
como posibles sacramentos de comunicación de la gracia divina o de
la des-gracia humana.
Gracia y libertad política, gracia y opresión social, gracia y
proceso de liberación, gracia y sistemas de convivencia, etc., son
temas que no tuvieron cabida en la teología tradicional, ni siquiera
en los libros de fecha reciente. Se reflexiona mucho en términos
intra-sistemáticos de gracia y comunidad eclesial, gracia y sacra-
mentos, gracia en sus dimensiones cristológica y escatológica, etc.
Pero la gracia en los caminos del mundo técnico, secularizado, no

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MUNDO ACTUAL Y GRACIA

IV de la intervención del hombre. Este modifica las leyes de la misma
naturaleza, domina el mundo, prevé y planifica. El futuro del hom-
MUNDO ACTUAL Y GRACIA bre no puede deducirse de su esencia metafísica abstracta, sino
que constituye una posibilidad siempre abierta.
Al hombre mismo no se le define ya en términos de ser v de
Vivimos hoy en una época cultural de peculiares perfil~s, dis- realidad, sino en términos de posibilidad, de todavía-no-hecho-ni-
tinta de aquella en que se realizó la elaboración sistemática del experimentado, pero posible. De ahí que no podamos partir de la
tratado de la gracia. condición creatural del ser humano. No se niega, evidentemente,
que sea criatura de Dios y dependa siempre de él. Pero en el plano
de la historia no hay una oposición entre el Creador y la criatura
l. LA EXPERIENCIA DE LA SECULARIDAD DEL MUNDO porque el propio hombre es también creador y fue hecho creador.
¿Cómo distinguir entre lo que incumbe a la naturaleza y lo que
Para la Biblia y para los medievales, Dios era una realidad incumbe a la gracia o al esfuerzo del hombre ayudado por la gracia?
socialmente incuestionable. No planteaba problemas concretos. Los La gracia deberá interpretarse como actualización de lo todavía-no-
problemas eran teóricos y gnoseológicos, pertene~ían al plan~ ,de la experimentado, pero siempre posible para el hombre, tomando a
especulación filosófica y teológica. Resultaba. fác~ ver _la acc~on de éste no como una naturaleza acabada en sí misma, sino como aper-
Dios en el mundo e interpretar como gracia dímensiones impor- tura total, cuya última referencia es siempre el Absoluto que se da
tantes de la vida. gratuitamente.
Hoy no se puede contar con esa evidencia. ~ios ~s, cultural- Además, la antropología enseña que el hombre es un ser no
mente, un concepto vado. Existe el ateísmo prác~i~o, mch~so den- natural, sino cultural. Interpreta constantemente el mundo y lo
tro del cristianismo como fenómeno cultural pacifico. ¿Como ha- transforma. La gracia penetra al hombre entero, hasta tal punto
blar, pues, de la gr~cia .divina? Aun para la _fe viva y liberad~r,a, que siempre va íntimamente unida a la acción humana. ¿Cómo dis-
hay mediaciones entre D10s y el hombre. No vige ya una concepcion tinguir, pues, naturaleza y gracia? La distinción no puede estable-
epifánica de Dios. Existe la historia de los hombres. Existen los cerse a priori, sino sólo a posteriori.
«artefactos» técnicos que creamos; ya no hay un mundo natural
que hable de Dios, sino un mundo de segunda mano que habla del
hombre. Desde el punto de vista histórico, casi nada es obra de 3. LA EXPERIENCIA DE LA SACRALIDAD DEL HOMBRE
Dios, ya que casi todo es fruto del esfuerzo humano, q:Ue, h.a adap-
tado y modificado la naturaleza según su proyecto his~onco. ~e Otra tendencia característica de nuestro tiempo es la valora-
ahí que en el tratado sobre la gracia no poda~os partir ~e D10s ción del ser humano como persona, como magnitud última e irre-
como punto de arranque admitido por todos e incontrovertido. Es- ductible a otra realidad, pese a que en ninguna otra época se ha
tamos secularizados: el saeculum, el mundo, const~tuye e~ centro conculcado tanto como en la nuestra la dignidad de la persona.
orientador de nuestra comprensión. Tiene consistencia propia. Den- La persona se define como apertura y, consiguientemente, como
tro de él debe articularse el sentido de la gracia y emerger la expe- capacidad de encuentro y de enriquecimiento. El encuentro no tiene
riencia de lo que en teología designamos con tal término. lugar por pura casualidad. Puede ser casual, pero se vive como
don y como gracia. El encuentro significa una apertura personal
ante otra apertura igualmente personal. Debe ser gratuito y libre.
2. LA EXPERIENCIA DE LA HISTORICIDAD DEL HOMBRE De lo contrario, no es un encuentro, sino una realización mecánica
que se rige por normas fijas. El encuentro modifica a los dos que
Nuestra concepción del mundo es histórica, no natural. Con se encuentran: es reconocimiento mutuo, confianza, agradecimiento,
otras palabras: la vida humana está sujeta a cambios y transforr:ia- sinceridad, fidelidad. Confiere una plenitud de sentido que surgió
ciones que no provienen de la acción mecánica de la naturaleza, sino de manera imprevisible. No podía deducirse ni era obligado. Sin

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MUNDO ACTUAL Y GRACIA
CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA

5. LA EXPERIENCIA DEL PESO DE LA DIMENSION SOCIAL


embargo, tuvo lugar. Nació de dos libertades. Encuentro significa
entonces enriquecimiento del ser y de la vida, como concreción El pensamiento moderno tiene una viva conciencia de la di-
de lo gratuito posible que hay en el hombre. mensiói;i social y valora tanto su importancia específica como su
Y en este contexto tiene -sentido hablar de la experiencia de presencia en lo personal. Lo social no es algo posterior y añadido
la gracia. Volveremos sobre el tema cuando estudiemos directa- ª.la persona. _Penetra a la misma persona y es uno de sus constitu-
mente dicha experiencia. tivos. Lo social, en términos de instituciones y valores de formas
d~ poder y ~e ?rg~nización, p~see una densidad propi; e indepen-
diente. _¿Que _significa la _graci~ dentro de una opción cultural y
4. LA CONCIENCIA DE LA DIMENSION COSMOLOGICA de un c~ert? tipo de convivencia humana, por ejemplo en la socie-
DE LO PERSONAL dad cap1;alis_ta? ¿Qué quiere decir gracia y cómo se manifiesta en
la experiencia de} ~ombre de las grandes metrópolis, del trabajo
El encuentro se efectúa siempre dentro de un contexto: son en las grandes fabricas y en la organización de los sindicatos de
dos historias que se abren mutuamente. Se da en el mundo, en un ~lase? ¿Qué experiencia de la gracia se articula en la lucha de los
espacio y un tiempo concretos. Por eso, el encuentro implica, en mter~ses de_ ~las~,, en combate librado para conseguir más justicia
ambas partes, una visión del mundo y una manera de situarse y mas participación? La reflexión tradicional sobre la gracia no
frente a la totalidad. La actual visión del mundo --que ya no es tuvo en cuenta esta dimensión. Hoy es urgente analizarla.
monopolio de una casta, sino la forma común de concebir el mun-
do- está determinada por las ciencias experimentales. Si se cono-
cen las implicaciones hermenéuticas es imposible introducir una 6. LA EXPERIENCIA DE LOS MECANISMOS
separación entre las dimensiones interna y externa de la persona. DE OPRESION SOCIAL
Esta constituye un nudo en que se entrecruzan todos los hilos del
mundo. No se la puede dividir como si formase dos mundos, uno Nuestra sociedad está muy marcada por los mecanismos de
interior, privado y personal, y otro exterior, social e histórico. De alienación y opresión. La pobreza, la dependencia, la explotación
ahí que la reflexión sobre la gracia nunca deba separarse de la de unos pueblos por otros y las guerras en que se mezclan proble-
reflexión sobre el mundo. La gracia se da siempre en las mediacio- i:ias políticos con intereses económicos de grandes industrias bé-
nes, en el trato, en las relaciones, en las estructuras sociales. No licas repres~ntan otras tantas realidades que se consideran inmo-
se puede hablar de la gracia en sí. La gracia se da siempre en esto rales. La riqueza y el extraordinario desarrollo científico-técnico
y en aquello. Posee una estructura sacramental, si por sacramento de los países del hemisferío norte parecen inicuos porque reclaman
entendemos no sólo los siete signos mayores de la fe, sino todas un, enorme co~to social: la marginación y empobrecimiento de los
las mediaciones a través de las cuales nos llega el amor de Dios. paises dependientes, cada vez más asolados por contradicciones in-
En otras palabras: hay cosas, situaciones, personas, datos culturales, ternas que ahondan el foso que separa a ricos y pobres.
relaciones, etc., portadores de gracia o no, sacramentos de la gracia Frente a todo ello está tomando cuerpo un afán de liberación
o no. de solidaridad, de revolución cultural, que aspira a proscribir de
La gracia no es un en-sí, una cosa más excelente junto a otras una vez por todas la explotación del hombre por el hombre. Una
cosas que lo son menos. La gracia es el modo de ser que adquieren teol~~ía con _significado para el hombre de hoy, particularmente en
las cosas cuando entran en contacto con el amor de Dios y quedan America. Lat~~' deb~rá so~esar en qué sentido se revela la gracia
penetradas por su misterio. En este sentido, todas las realidades del en su dimensión social y liberadora, crítica y capaz de desenmas-
mundo están relacionadas con la gracia. carar_ a los poderosos. ¿Qué significa la gracia en un contexto latino-
americano, donde los anhelos de desarrollo y liberación se hallan
frenados y dirigidos contra el interés social de la gran mayoría para
favorecer desmesuradamente a una minoría de privilegiados?

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MUNDO ACTUAL Y GRACIA
CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA

7. LA CONCIENCIA DE LA FUNCION CRITICA en el hombre. Otros, contemplando los zigzás de la evolución pa-
DE LA GRACIA DENTRO DE LA IGLESIA sada, defienden un sentido meramente intrasistémico y adoptan
una postura de escepticismo frente a la totalidad como tal. J. Ma-
La reflexión sobre la gracia deberá tomar conciencia de un hecho nad trató de mostrar que nada tiene sentido, que todo es fruto
doloroso: en el continente latinoamericano la institución de l~ Igle- del azar, de una acertada combinación de fuerzas, realizada de ma-
sia ha estado mancomunada durante siglos con los que practicaban nera fortuita, que producen la necesidad de un cierto funciona-
la explotación del hombre por el hombre y mantenían u~ tipo de miento 'mecánico.
sociedad discriminatoria. La Iglesia no supo conservar vivo el. re- ¿A qué se debe la diversidad de opiniones? Unas y otras inter-
cuerdo -revolucionario y comprometido- de la libertad ~e Cnsto pretaciones toman como base datos experimentales. Situaciones
Jesús. Convirtió en un icono la figura de Jesús y la redujo a ,u.na con evidente sentido o situaciones a juicio personal absurdas pare-
magnitud eclesiástica, privando al pueblo de la fuerza evangelica cen ir consolidando en la persona la idea de que todo tiene sentido
de liberación, de protesta y de transformación presentes e~ l~ J?re- o la de que nada lo tiene. La misma experiencia sobre la manipula-
dicación de Jesús. Los sacramentos se vieron de manera mt~mist~ ción científica del mundo, en la organización de las necesidades
y meramente cultual. No llevaron a una renovación de la vida ru domésticas, suscita en el hombre la convicción de que es capaz de
a una transformación de las relaciones interhumanas, en un esf_uerzo pilotar la evolución hacia un fin determinado y con sentido. Por
por superar las injusticias estructurales que separaban pecammos_a- otro lado, la experiencia del deterioro ecológico lleva al hombre
mente a hermanos en una misma fe. Valores cristianos como humil- a poner en tela de juicio su propio modelo de progreso. El ser
dad, sumisión, sacrificio, cargar con la cruz de Cristo, etc., se pro- humano se asemeja a un cáncer: allí donde penetra destruye y
1
1 clamaron de manera ideológica, y así, contribuyeron a fortalecer modifica los ritmos de la naturaleza y malbarata las riquezas de
el status quo y a esterilizar las fuerzas de una reacción liberadora manera egoísta y sin ninguna solidaridad con quienes vivirán des-
11
pués.
1' del pueblo. . .
¿Hasta qué punto fue tam?ién la Igl~si~ i?-stitución i;n antis~gno En Latinoamérica se tiene la experiencia de que la ciencia y la
1 de la gracia y participó en un sis:ema ~i;ucnsti~no? ¿Que va~or u_ene técnica están al servicio del dominio de unos pocos que controlan
1 el discurso teológico sobre la dimensión eclesial de la graCla'. e.No a los demás, obligados a depender de ellos. En vez de contribuir
deberá tener un sentido crítico y liberador para que la Iglesia sea, a la humanización y a resolver los clásicos y viejos problemas del
de hecho, y no sólo en el verbalismo oficial, el sacramento del amor hombre, la ciencia y la técnica sólo han servido 'para aumentar y
y de la gracia divina en el mundo? · hacer más humillante la barrera que separa a los ricos privilegiados
de los pobres marginados.
No es posible hablar con sentido sobre la gracia de Dios como
8. LA CONCIENCIA DE LA UNIVERSALIZACION
presencia de su amor en el mundo a quienes carecen de lo indispen-
DEL PROBLEMA DEL SENTIDO . sable para subsistir tanto en lo relativo a alimento y vestido como
en lo concerniente a la garantía de sus derechos y al respeto de su
Nuestra concepción del mundo está influida por la experie!1;cia dignidad humana.
científico-técnica. Por un lado, se tiene conciencia del largo cammo
que recorrió la evolución hasta generar_ l? que_hoy existe. Por otro,
se conocen cada vez mejor los condicionamientos de la persona 9. EL DESGASTE SOCIAL DE LA PALABRA «GRACIA»
humana v del mundo las estructuras subyacentes a los fenómenos
cosmológicos, sociale; y psicológicos. ¿Es el hombre quien pilota La palabra «gracia» no tiene en el mundo de hoy un signifi-
y orienta la evolución o está él orientado por mecamsn:ioscuya de- cado heurístico especial. Se emplea el término; pero no constituye
terminación se le escapa en gran parte? ¿Posee la totalidad ui;i sen- una palabra-clave ni un punto de referencia social. No existen ya
tido 0 es producto del azar y la necesidad? Algunos, como Teilhard ( g~acías a Dios) reyes y caudillos «por la gracia de Dios» o pro-
' de Chardin, perciben una evolución con sentido, que desemboca fesiones concebidas como manifestaciones exclusivas de la gracia

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48 49

L
CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA

de Dios, como los diversos estamentos medievales o, aun hoy, la


vocación religiosa y sacerdotal.
Nadie quiere recibir nada gratuitamente ni depender de la
buena o mala disposición de los demás. La. sociedad se organiza en
términos de seguros, previsión social, garantías legales que abarcan
la vida entera para no dejar nada al azar, sobre todo en lo relativo
a salud, asistencia social, profesión y jubilación. La misma paga
extraordinaria de Navidad se ha convertido en una mensualidad
más, sobre la que existe una legislación obligatoria.
El lenguaje secularizado de nuestra cultura habla indistintamente
de gracia y de suerte o azar. Suerte o azar no implican necesaria- SEGUNDA PARTE
mente una referencia a una instancia superior y trascendente, sino
la conjunción feliz o desgraciada de diversos factores naturales o
históricos. La misma vida humana, en su dimensión biológica, se
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
explica mediante el recurso a causas controlables: el encuentro
amoroso del padre y de la madre, cuyo resultado biológico es la
fecundación de un óvulo por el primer espermatozoide que, entre
millones, llega a perforar la membrana ovular. Tal comprensión
científica no lleva fatalmente a una concepción mecanicista del
mundo; pero nos invita a estudiar mejor las leyes del código gené-
tico para mejorar las posibilidades de la vida y para llegar a formas
cada vez más sanas y más excelentes. Por eso, lo que viene del
pasado no siempre representa un valor que debe asumirse. Nada
es válido sino después de haber sido sometido a experimentación
y análisis crítico. En principio, nada es inmutable. Todo puede
estar aún abierto. Así surge, por nuevos caminos, una manera nueva
de abordar la gracia que brota de las posibilidades todavía no ac-
tualizadas de la creación.
Tales rasgos -junto a otros muchos no mencionados- carac-
terizan nuestra época. E influyen· en la forma en que hoy experi-
mentamos la gracia, así como en la manera de articular conceptual
y lingüísticamente dicha experiencia.
Un ensayo nunca será más que un intento, con sus inevitables
riesgos y limitaciones. Pero también la audacia para el riesgo es
gracia divina. Con esta convicción vamos a elaborar nuestras re-
flexiones sobre la gracia.

50

L
I
¿ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?

1. EL SIGNIFICADO ORIGINARIO DE «GRACIA»


Y LOS ESQUEMAS TRADICIONALES

Cuando hablamos sobre la gracia inevitablemente la representa-


mos como una actitud benévola de Dios, como una transformación
liberadora realizada por Dios en el hombre, rehabilitándolo, como
una magnitud inconmensurable que supera cuanto se puede pensar
naturalmente y cuanto existe en el orden de la creación. Al hablar
así, estamos entificando 1a gracia: es algo distinto de la naturaleza
y del hombre, algo gratuito y gratificante. Pero ¿qué es este algo?
Si decimos que es sobrenatural, ¿qué significa sobrenatural? ¿Una
realidad al margen, junto o dentro de la naturaleza? Si decimos
que es algo, entificamos también lo sobrenatural. Y entificando lo
sobrenatural, destruimos lo que intentamos expresar con dicho tér-
mino porque lo situamos en el horizonte de los entes. Todos los
entes son creados y naturales. Lo sobrenatural ,--y, consiguiente-
mente, la gracia- no está, por definición, en el mismo plano que
lo natural. Es contradictorio afirmar, como quería Ripalda ( 1594-
1648 ), que hay un ente sobrenatural. Si existe una sustancia sobre-
natural, ésta no puede ser más que Dios, el increado, el inefable,
en una palabra, el Misterio. Una naturaleza puede ser elevada a
ese plano; pero lo sobrenatural no forma parte de ella porque en-
tonces sería un ente creado, lo cual es contradictorio.
Cuando hablamos de gracia y de sobrenatural queremos expre-
sar una experiencia. Sobrenatural y gracia son términos y signos se-
mánticos que están al servicio de una experiencia, dentro de la cual
se han manifestado la gracia y lo sobrenatural. En realidad, dichos
términos intentan traducir una experiencia.
¿Qué tipo de experiencia humana es la que nos permite hablar
de gracia y de sobrenatural con verdadero sentido? En otras pala-
bras: la gracia y lo sobrenatural no son realidades en sí, existentes
fuera de la vida, hipostasiadas fuera del mundo, desde donde en-
trarían en relación con el hombre. El lenguaje las presenta así, y no
es posible evitarlo. Pero el lenguaje no es la realidad originaria.
Es sólo traducción, interpretación, un segundo momento. La expe-
riencia se vive antes de formularse lingüísticamente.
Para entender el sentido originario de la gracia es preciso cues-
' tionar el esquema que contrapone gracia-naturaleza, gracia-hombre,

'1 53

L
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?

gracia-creación, haciéndonos creer que la gracia ~s. una ~~alida? en pre nuevo, todavía no experimentado ni definido. Es decir, expe-
sí, aunque relacionada con el mun_do. La. n:~tafisica clásica hipos- rimenta el sentido originario de la trascendencia.
tasió, por ejemplo, la trascendencia concibiendola como ~a r_ea- Inmanencia y trascendencia no son, pues, dos entidades, sino
lidad 0 un mundo contrapuesto a inmanencia. «Trascendencia» vino dos dimensiones de una misma y única vida. Van juntas en la his-
a significar «esfera de lo sobrenatur~l»: «I:unanencia», «esfe_ra ~e toria del hombre y no son sino manifestaciones de la realidad ra-
lo natural». En realidad se trata de ob1etivac10nesde una experiencia dical del mismo ser humano. El hombre se revela como inmanente
humana. y trascendente; como hecho y realizado y, al mismo tiempo, como
El pensamiento moderno. tiene con~ie_nci~ de que tanto l~ tras- todavía por hacer y gestar en un futuro abierto. Tal es la realidad
cendencia como la inmanencia son ob1etivac10nes. No constituyen originaria. Cuando la expresamos, objetivamos y entificamos la
la realidad originaria. Por eso se habla de ,l~ mu~rte ~e la met~- inmanencia y la trascendencia como si se tratase de dos mundos
física. Lo cual no equivale a negar la metafísica, su~o solo a consi- opuestos, ya que el lenguaje y el pensamiento explícito sólo son
derar la metafísica clásica -la de los griegos y medievales- como posibles dentro de esta limitación. Pero por eso mismo debemos
una etapa del pensamiento humano que concibió el ser col?~ ente estar siempre alerta para no identificar la representación u objetiva-
e interpretó la historia del Misterio en forma de p7edomim~ del ción con la realidad originaria. Todo pensamiento que quiera con-
ente. El pensamiento moderno -desde K~i:t- 9~iere parur, de servarse como tal ha de asumir la tarea de desmantelar continua-
un punto más originario, que el de la metafísica clásica. V,e en. ~sta mente la metafísica subyacente a la estructura de nuestro lenguaje,
una desviación y un olvido del ser en cuan~o ser. y una id_entifica- eliminando nuestras imágenes y reduciéndolas a la realidad origi-
ción de la representación -la trascendencia e mman~ncia como naria, a la ex-istencia o historia del hombre.
dos realidades- con la realidad. Al hablar creamos siempre dos A partir de aquí se puede, por ejemplo, afirmar: Dios solamente
mundos. Por eso, semánticamente, el pensamiento mode:no es tan tiene un significado real cuando emerge dentro de la historia del
dualista como el clásico. Pero sólo en el plano del lenguaje. Dentro hombre. En los avatares de su vida, en el rigor de tener que hacer
del dualismo semántico, el pensamiento moderno trata de ver la frente a los desafíos que provoca la misma existencia, decidiéndose,
realidad originaria como una e idéntica. asumiendo responsabilidades, realizando su andadura histórica, apa-
1•
¿Cuál es esa realidad originaria? La h~storia La ~istoria no rece lo que escapa siempre al hombre, que queda siempre abierto
es sólo el relato lógico de los hechos acaecidos: es propian:ente ~a por más que construya e intente cerrar su apertura. Se muestra lo
situación del hombre o el hombre mismo en cuanto ex-si~tencia que es más que él, emerge el Misterio, se revela lo que, original-
y ser-en-situación, en cuanto se decide,. asume un compromiso, se mente, se llama Dios, como «ese supremo e inefable misterio que
compromete se define dentro de su mismo ser-en-el-mundo-y-con- envuelve nuestra existencia» 2•
los-demás y,' así, va construyendo su identidad. Cuando el hombre Sólo podemos hablar con sentido de Dios cuando él emerge
vive radicalmente su historicidad, asume su apertura al mundo Y al dentro de la experiencia humana en el camino de nuestra vida con
otro y se compromete en un proceso de liberación comieru:a a ~~a- los demás y con el mundo. Así, pues, Dios nunca está sobre el
recer como lo que realmente es: alguien ,de~t:o de una situacio?, mundo ni, mucho menos, fuera de él, y no se le ha de concebir
limitado, confinado en ella, un ser-que-está-ahí junto con los demas, así. Dios aflora en medio de la experiencia del hombre y del mundo
capaz de manipular --cuando le es p?si~le- su m~do y el com- como aquel que está siempre más allá, increable, abierto y siempre
plejo de sus relaciones. ~n otros _termmos, experimenta lo que inagotable -y ello de manera absoluta- en el camino y en la
constituye el sentido de la inmanencia. Por otro lado, dentro de esa construcción de la historia y en la autorrealización del mismo hom-
limitación situacional el hombre se revela como un ser capaz de bre. Cuando hablamos de Dios, el lenguaje y la doctrina que elabo-
erguirse infinitament~ por encima de dicha ~ituación (aceptán~ola, ramos parecen sugerir que Dios está en sí, fuera del mundo, como
rechazándola o protestando contra ella) y abierto a un futuro siem- una instancia absolutamente trascendente y misteriosa, fuera del
hombre. Y se tiene la impresión de que es Dios quien entra y está
1 Cf. nuestras reflexiones hechas en Experimentar Deus boie (Petr6polis
' 2
Vat. II, Nostra aetate, 2.
1974) 126-134.
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54 55

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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?

dentro del hombre, cuando en realidad es el .hombre quien ~~tá den- ficar la experiencia con la vivencia, es decir, con las mociones inte-
tro de Dios. Olvidamos que todo ello es una mera traduccion de la riores, los consuelos íntimos, las visiones y audiciones divinas. No
experiencia histórica del hombre. negamos nada de esto, pues la historia de verdaderos santos de-
Partiendo de este sentido originario de Dios podemos releer muestra la existencia de tales fenómenos en su vida. La vivencia
los antiguos textos de la fe, del Antiguo y Nue;? Te~tamento. es un componente de la experiencia. Pero si la experiencia de la
Allí no se habla de Dios, como de un ente metafísico, ~mo como gracia quedase limitada al ámbito de la vivencia, constituiría un
de una fuerza histórica. Dios emerge en el éxodo y cammo de un privilegio o un lujo de algunos iniciados. Cuando hablamos de ex-
pueblo y lo acompaña en sus vicisitudes. por el d~sierto Y durante periencias no pensamos primariamente en la situación psíquica ni
el destierro. Dios es el sentido de la vida, que siempre debe ser en la disposición de los sentimientos (vivencia), sino en algo más
definido a partir del proceso y de las mutaciones históri~as. complejo y profundo. La experiencia es el modo de relacionarse
De igual manera se debe proceder respect~ a l~ ?racra. La ex- con el mundo, la manera de hacer presente el mundo dentro de
periencia de la gracia es la experiencia de la historicidad del hom- nosotros y de hacernos presentes dentro del mundo. La experiencia
bre dentro de la cual vive éste la experiencia de lo que la palabra representa la forma específica de interpretar, dentro de una cultura,
gra~ia intenta expresar: don, gratuidad: benevolenci~, favor, ?elle- toda la realidad que nos sale al encuentro: el yo, el tú, la sociedad,
za, etc. No hay un don en sí, no existe la gr~tmdad en si: no la naturaleza, Dios, el pasado, el presente y el futuro, etc. Esa
subsiste la benevolencia en sí. Lo gratuito se manifiesta a traves de forma específica varía a lo largo de la historia, y cada variación se
un modo de ser del hombre y del mundo. La gracia emerge s~empre halla presente en las subsiguientes: el hombre comienza experi-
con otra cosa: es esa misma cosa (inmanente) y, al mismo tiempo, mentando el mundo como magnitud numinosa y sagrada, referida
no lo es (trascendente). La gracia es un modo de ser de todas las siempre a lo divino mediante el mito; luego, mediante la metafísica,
cosas y del hombre, contemplados en su relación con Dios Y vividos como una magnitud subsistente en sí misma; hoy lo sigue experi-
como don y gratuidad, como benevolencia y belleza, c~mo presenc;ia mentando como algo subsistente en sí mismo, pero factible y ma-
y actuación de Dios en el mundo. Acertadamente de~ian los medie- nipulable, objeto de pro-yecto humano mediante la ciencia y la
vales que la gracia supone la naturaleza y la perfecciona. técnica. En cada experiencia total se define el significado de la
naturaleza, del hombre, de su pasado, presente y futuro y de Dios.
Entendida así, la experiencia constituye una realidad sumamente
2. ¿EN QUE SENTIDO SE EXPERIMENTA LA GRACIA? compleja. Como observaron Aristóteles 4 y, después, Tomás de
Aquino 5, la experiencia representa una síntesis de múltiples per-
En términos generales, se puede afirmar que en las doc~rin~s cepciones y aproximaciones en las que el hombre superó resisten-
y discursos teológicos sobre la gracia late siempre una expene~ci.a cias, peligros y tentaciones, confirmó hipótesis y conoció el sufri-
de la misma. Es posible que hoy, en el marco cultural 7n q_ue vivi- miento y la alegría.
mos el lenguaje empleado no nos evoque ya la expenenci~ ?e la Tal vez, un rápido análisis semántico de la palabra experiencia
gracia, es decir, su experiencia _o:iginaria. Seguimos transmitiendo nos ayude a descubrir su sentido global y existencial. Experiencia
doctrinas o formulando proposiciones que nada concreto pued~n es una palabra compuesta de la preposición ex y del uso anticuado
decirnos. De ahí que el proceso de desmantelamiento sea n~cesano del verbo latino periri, que significaba intentar, experimentar ( co­
para poder llegar a una verdadera experiencia de la. gracia, que,
en un segundo momento lógico, se expresará en doctrmas y en ob- 4
Aristóteles, Met., 980b, 28ss, o Analytica Posteriora, lOOa, 4ss.
jetivaciones metafísicas. . . s Santo Tomás, S. Th. I, q. 54, a. 5.2: «Experientia fit ex multis me-
¿Qué sentido tiene aquí la experiencia? 3• No debemos identi- rnoriis»; Hobbes, Leviathan I, 2: «Memoria multarum rerum experientia
dicitur»; Hegel, Pbdnomenologie des Geistes (ed. de Hoffmeister, Philo-
3 Cf. A. S. Kessler, A. Schopf y C. Wild, Erfahrung, en Handbucb phi­ sophische Bibliothek, 114), 73: «El movimiento dialéctico que realiza la
losopbiscber Grundbegriffe, vol. 2 (Munich ~973) ?73-386; S. ~ambartel, conciencia. tanto sobre sí misma cuanto sobre su conocimiento como objeto,
' Erfahrung, en Historicbes ~orterbuc~. d~r Pbilosopbie, vol. 2 (~as1lea 1972)
610-623; F. Alquie, L'expérience (Initiation philosoph1que; París 1970).
en la medida en que aparece en ella el verdadero nuevo objeto, es lo que se
denomina propiamente experiencia».
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I_
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?

nari), correr peligro ( periculum f acere; del griego peirao o pei­ como acepciones más concretas ligadas al portas (puerto, entrada
raomai: hacer experiencia, experimentar examinando, poner a prue- y salida, paso a través de arrecifes), sugiriendo siempre la idea de
ha, probar a alguien) 6• El término «experiencia» ­en:peiría ei;i algo dramático y arriesgado que viene expresado en la palabra pe­
griego y experientia en latín- está relacionado con peligro ( peri­ riculum o peligro.
clitatio), prueba ( probatio), tentativa ( temptatio) 1• En latín~ ex­ En el serna per de experiencia está presente, originariamente,
perimentum es sinónimo de periculum (peligro), conatus (tentativa), la idea de viaje, de pasar por (o a través de) lugares sin camino y,
inceptum (iniciativa), tentatio (intento, tentación). ~~ro «exp~nei;i- por ello, peligrosos, de una travesía por parajes difíciles y arries-
cía» se relaciona también con peritia (pericia, habilidad), scientta gados. Viajar no es simplemente ir de un lugar a otro. Implica tam-
y notitia (conocimiento, información). De ahí procede igualmente bién -y sobre todo- lo que nos sucede durante el viaje: encontrar
la palabra «perito» ( peritus ), que se aplica a personas probadas en curiosidades, pasar por peligros, encontrar salidas. Ortega y Gasset
el peligro, experimentadas y doctas, así como la palabra «experto» dice muy acertadamente que «andar en cuanto viajar, el andar por
( expertus ), experimentado o especialista en un ramo del ~aber. tierras desconocidas o inhabituales es la vivencia originaria que
Ex­periri significa -además de correr riesgo, intentar, expe~1men- ordena toda esta galaxia de fonemas y semantemas» del per 10• En
tar- soportar, sufrir, aguantar, afrontar dificultades ( acerbz,. mo­ expresión del filósofo brasileño G. de Mello Kujawski, «esta idea
lesti, duri, pati, subire, tolerare). En .un se~tido más amplio es de viaje, de arriesgado errar por el mundo sin camino cierto, afron-
sinónimo de conocer, comprender, sentir, ver . tando peligros y buscando salidas cualifica originariamente la raíz
Resumiendo podemos decir que la palabra experiencia ~stá per de experiencia» 11•
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1
ligada a dos campos de la «experiencia» humana: al de peligro Ex-periencia incluye también la preposición ex, que en latín
( periculum, periclitatio) y al de pericia ( peritia,_ scientia, ~o.ti tia). expresa la idea de salir de, estar fuera, entre otras significaciones.
11 Queda por señalar el vínculo semántico de peligro y pericia con Dicho significado refuerza aún más lo que hemos dicho del per.
1' la «experiencia» subyacente a ellos. Descubierto el vínculo semántico que une al peligro y la pericia
El vínculo semántico radica en el per (por, a través de). El per presentes en el término experiencia, conviene desentrañar la pecu-
se halla presente tanto en el término latino «experiencia» como en liar «experiencia» que posibilitó unir o asociar pericia y peligro
el griego «empeiría», que en las lenguas germánicas equivale a fahr para dar lugar a la experiencia. Su sentido fundamental tiene lugar
( [abren, viajar, y er­jabren, experimentar). También está presente en el plano existencial y narrativo del hombre que, al salir de sí,
en periculum, peligro, y en peritus o expertus, cuyo signifi~a~o más afrontando la vida y enfrentándose con ella, con los demás, con la
activo apunta a alguien hábil en ciertas cosas y cuyo significado realidad interior y exterior, arrostra peligros, soporta provocacio-
pasivo -expertus- se refiere a alguien que ha sido probado y ba- nes y desafíos, tiene que hacer un camino y encontrar una salida.
queteado por la vida. Peiro, en griego, significa prueba, ensayo; He aquí todo un drama que, en el fondo, el drama mismo de la
aparece en la palabra latina portus (puerto y puerta). Portus e? vida humana, en la medida en que ésta no se nos otorga consu-
latín y póros en griego significan la salida que se encuentra cami- mada o acabada, sino que debe hacerse, ha de trazar su camino y
nando por las montañas. En el lenguaje marítimo significó paso po: encontrar una salida que le dé sentido. En este largo proceso sur-
un arrecife y entrada en una ensenada que, por eso, se llamo gen peligros, es preciso hacer ensayos y vencer dificultades. El
puerto. El camino que lleva al puerto o por el que se sale de él es hombre experimentado es el que ha pasado por la vida no en blanca
opportunus 9• , nube, sino entre sufrimientos, vaivenes y peligros y aprendiendo
El per implica ideas más abstractas, como ensayo y prueba, así una lección con todo ello. Su saber no es libresco, sino el conseguido
y acumulado con su sudor y sangre.
• Forcellini, Thesaurus totius latinitatis II, 367a.
7 Cf. una larga comprobación de textos en Thesaurus linguae latinae V,
'º Ortega y Gasset, La idea de principio en Leibniz y la evolución de la
1651-1654. teoría deductiva, en Obras completas, 8,177; cf. íd., El hombre y la gente,
• Cf. acerca de todo esto Thes. ling. lat. V, 1660-1690. en Obras completas, 7,188ss.
9 Cf. Ernout-Meillet, Dictionnaire éthymologique de la tangue latine, 11
G. de Mello Kujawski, Experiencia e perigo, en Introducao a meta­
s. v. Experientia. física do perigo (Sao Paulo 1 974) 52-64, aquí 57.
1

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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ;ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA1

La experiencia es, pues, un saber que tiene sabor. Un saber que tíficos, estudiando sus leyes internas, que pueden percibirse feno-
el hombre ha ido adquiriendo al salir de sí (ex) y enfrentarse con menológicamente y explicarse por razones inmanentes. ·Tal es nues-
el mundo, con los hombres, con toda clase de realidad, viajando tro modo histórico de experimentar el mundo, que coexiste con
a través de todo ello (per), sufriendo, soportando, aprendiendo, co- otros heredados del pasado y presentes hoy en 'la sociedad o como
rrigiendo y perfeccionando el saber acumulado. Toda experiencia estrato de nuestro inconsciente personal y colectivo.
es un saber crítico, como resultado y contrastación de múltiples La gracia sólo es gracia para el hombre de hoy cuando emerge
ensayos, que provoca una certeza incontestable y una inmediatez desde el mundo en que estamos insertos. Sólo así es significativa y
de conocimiento. ¡No es lo mismo hacer un viaje por el mar que representa lo que en el lenguaje cristiano pretende significar: el
escuchar un relato sobre él! Hacer una experiencia nos proporciona acontecimiento del amor libre de Dios y la presencia en el mundo
una evidencia tal que no podría ser mediatizada por exposiciones del Dios liberador de una situación humana pecaminosa y liberador
racionales ni por argumentos. Toda existencia humana se funda en para una situación humana plena y divinizada. La gracia aparece
esas experiencias radicales que hace cada cual. También la fe cris- dentro de nuestro mundo concreto, configurado por nuestra situa-
tiana. Esta no implica sólo asumir las experiencias que tuvieron los ción latinoamericana. Hay que detectar su presencia, tal vez encu-
Apóstoles en su contacto con el Verbo de la Vida -«lo que hemos bierta e invisible para nuestras categorías mentales. De ahí la ne-
visto y oído, lo que hemos contemplado, lo que palparon nuestras cesidad de sumergirnos en la realidad en que vivimos, para experi-
manos acerca del Verbo de la Vida» (1 Jn 1,1; cf. Hch 2,22ss)--, mentar dentro de ella su dimensión de gratuidad y de gracia.
sino también hacer nuestras experiencias de Dios y de su gracia,
poder dar testimonio de sus maravillas.
De lo dicho se desprende que la experiencia no está ligada 3. PRESUPUESTO PARA LA EXPERIENCIA REFLEJA DE LA GRACIA:
exclusivamente a los sentidos (ver, sentir) -por eso no es sólo INTERPRETAR CORRECTAMENTE SU RELACION
vivencia-, sino que abarca toda la vida con sus riesgos y salidas, CON LA PERSONA
con sus perplejidades y desafíos. No es extraño que la narración
constituya el género literario que mejor comunica la plenitud de Para a~rir ~a~inos a una auténtica experiencia de la gracia
la experiencia. Cuanto más cerca están de la experiencia, más narra- que se auto-identifique como tal es menester superar la interpretación
tivas y comunicativas se tornan la fe y la teología. que presenta la misma gracia como un orden o mundo aparte (sobre-
Sin embargo, la experiencia no es sólo una ciencia. Es también natural) y separado del mundo (natural) en que vivimos. Nos esta-
una verdadera consciencia. Al salir de sí y aproximarse al mundo, mos refiriendo al llamado orden sobrenatural en su relación con el
el hombre lleva consigo todo cuanto es, sus categorías apriorísticas, orden natural, términos que suponen una determinada metafísica
sus experiencias históricas y culturales heredadas del pasado. El de la gracia y de la creación. Sabemos que el término sobrenatural
mundo se manifiesta a la conciencia conforme a las leyes estruc- es relativamente tardío en la teología. Unicamente a partir de las
turales de la misma. De ahí que la experiencia descanse siempre Quaesti?nes Disputatae de Veritate (1256-1259) de santo Tomás
sobre unos presupuestos. Está siempre modelada, es decir, orientada de Aquino comenzó a emplearse como término teológico técnico.
por un modelo previo, sometida, a la vez, a la criba crítica del com- Los primeros indicios se encuentran ya en los Padres griegos, quie-
bate con la realidad que le hace frente, para confirmarse, corregirse nes, en el contexto de una concepción neoplatónica del mundo
o perfeccionarse. En el encuentro del mundo con la conciencia surge -jerarquizado en esferas descendentes-, hablan de hipercósmico
la experiencia verdadera. Como ya hemos dicho, la experiencia ­hype~kosmikós­, hiperfísico ­hyperfués­ e hiperceleste ­hy­
presenta la estructura de la historia, que es el itinerario personal pe~uranzos­. Los primeros testimonios literarios de la expresión
de un individuo o la andadura social de un grupo. Hoy no experi- latina supernaturale datan del siglo VI; el término se usó más du-
mentamos el mundo como una magnitud consistente en sí misma rante los siglos VIII y IX, al traducirse del griego al latín las obras
o metafísica (naturaleza); sino como una realidad histórica que de Dionisio Areopagita, y se hizo más común en los siglos xr y xrr 12•
' se ha ido formando lentamente hasta hoy y que sigue abierta con

'
respecto al futuro. Abordamos el mundo con criterios técnico-cien- 12
Cf. H. de Lubac, Surnaturel (París 1946).

' 60 61

1
¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

Evidentemente, en el plano teórico, tal comprensión tiene sus


Ni la Biblia ni la antigua literatura cristiana conocen la palabra
ventajas: la naturaleza aparece independiente, la razón goza de
sobrenatural. Expresan el acontecimiento del amor salvífica Y ?ra- autonomía, Dios y su gracia no precisan ser tapagujeros; a su vez,
tuito de Dios mediante categorías de relación y encuentro, de alian- la gracia aparece con su carácter específico, es decir, como lo gra-
za, de gesto benévolo, etc. En este sentido, la gracia es algo que se tuito e indebido a la naturaleza. Pero hay un grave inconveniente,
experimenta y se canta. . que jamás permitirá a tal comprensión sentirse tranquila y exigirá
El tema -experiencia de la gracia- sufre un ~ambio ~rofundo siempre un nuevo replanteamiento de la cuestión: la gracia aparece
cuando se comienza a expresar la experien~ia bíb~c~ mediante ca- como algo exterior, sobreañadido y, en el fondo, superfluo.
tegorías que le eran extrañas 13• El pensamiento bíblico, basado en Basta analizar las definiciones que se daban de natural y sobre-
categorías históricas y personalistas, se tradu~e a otro caracterizado natural para percatarse del predominio de la categoría clave «na-
por las categorías de la physis (naturaleza) griega. Un acontecimi:n- tural», así como del evidente exteriorismo. «Naturale est id, quod
to de la libertad (gracia) se contempla en el marco de las cat,egonas vel constitutive, vel consecutive, vel exigitive ad naturam pertinet»:
de necesidad (naturaleza). La naturaleza pas? a ser la.categoria cl~~e natural es lo que pertenece a la naturaleza como elemento consti-
y orientadora de todas las demás. La gracia se define en relación tutivo, como consecuencia o como exigencia. No se trata, pues, de
con la naturaleza y no desde sí misma. Sólo puede ser sobre-natural. un concepto estático de naturaleza y de lo natural, sino de un con-
La experiencia tiene lugar en el ámbito de la naturaleza. Lo sobre- cepto decididamente dinámico. La naturaleza (el término viene de
natural escapa a toda experiencia. nasci, nacer) es una esencia en acción dentro de su propio ámbito.
Así, por ejemplo, pertenece a la constitución del ojo la capacidad
de ver; lo cual lleva como consecuencia que el ojo ve efectivamente
a) Natural y sobrenatural, ¿dos órdenes de ser? todo objeto iluminado que cae bajo su alcance; finalmente, esa ca-
pacidad visual y esa efectiva visión señalan la exigencia de la luz,
La evolución del pensamiento teológico (especialmente en el que pertenece también a la naturaleza del ojo. Y ¿qué es lo sobre-
Renacimiento, cuando se descubre que. el _hombre y la nat';raleza natural? La respuesta es negativa: «Supernaturale est id, quod
son objetos de ciencia, y,, con toda radi~~lidad, en la teología pos- neque constitutive, neque consecuzive, neque exigitive ad naturam
tridentina) se orientó hacia una concepción de lo sobrenatu~a! Y de pertinet» (lo que no pertenece a la naturaleza ni como elemento
1:
1
lo natural como dos órdenes de la realidad completos, orgánicos Y constitutivo, ni como consecuencia, ni como exigencia). Dicho po-
acabados en sí mismos. De ahí se pasó a presentar lo natural Y lo sitivamente: «Supernaturale est donum naturae indebitum et su-
!
1
sobrenatural como dos pisos de una misma casa, yuxtapuestos el
uno al otro. Semejante concepció? jamás fue p!ei:iamente ac7ptada,
peradditum» (un don no debido y sobreañadido a la naturaleza).
Tal don no tiene por qué ser pasajero. Puede ser permanente y

'
1
1
sobre todo por la teología ~e raiga1:1b:e agusu;iiana, que s,iempre
tuvo vigencia en el pensamiento cristiano occidental. Segun e_sta
teología, la naturaleza y la gracia no se hallan ~uxtapuest~s, smo
significar una elevación de la naturaleza humana a la participación
de la naturaleza divina (cf. 2 Pe 1,4, y véase más adelante la ex-
plicación exegético-teológica), constituyendo una nueva realidad.
que la una se halla dentro de la otra. Como decía el conocido tra: En el marco de semejante interpretación resulta imposible cual-
1 tadista neoescolástico F. Diekamp, «una naturaleza acabada en sr quier experiencia de la gracia. Esta -la gracia- pertenece a lo
1 misma y provista de todo lo necesario recibe en sí !o sobrenatural sobrenatural, que trasciende infinitamente lo natural. Cualquier
1 como un superadditum» 14, es decir, como algo enriquecedor. experiencia que caiga dentro del horizonte de lo natural no será
experiencia de la gracia.
Esta naturaleza posee una curiosa cualidad: frente al pecado
n Sobre toda esta problemática de la relación natural-sobrenatur~, original, en sus mismos orígenes, quedó incólume e intacta como
cf G Muschalek Creación y alianza como problema de naturaleza Y gracia,
e~ Mysterium Sal~tis Il/1 (Madrid 1969) 602-614;_H. Mühle?, Gn.adenlehre, naturaleza. En la teología de los manuales se decía: el pecado ori-
1 en Bilanz der Theologie im 20. Jahrhundert, 3 (Fríburgo-Basilea-Viene 1970) ginal despojó al hombre de lo sobrenatural ( spoliatus) y lo hirió
163-178. ( vulneratus) en los dones preternaturales: inmortalidad, integri-
-'. 1• F. Diekamp, Katholische Dogmatik U, 47.

'1 62 63

l.
LA EXPER.IENCJA DE LA GR.ACIA
¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA1

d d te is Pero una naturaleza así preservada ?º es ya una natura-


ª ' e. . , ·.
leza histórica,
. construcción metafísica. Por eso no es
sino una . , h . inado dentro de la Iglesia
en el tema y llegaron a entender dicho accidente en la línea de san
Buenaventura: la gracia es un estar-en-relación con Dios. Cuando
extraño que tal cornprension aya ong , ue
una realidad (naturaleza) se pone en relación con Dios aparece lo
el naturalismo Y el racionalismo de una naturale~~ y una razo~ c~n-
sobrenatural, no como algo sustantivo --creando paralelamente una
se bastarían a sí mismas, provocando como reaccron la postur az de
. . 1 idea de una naturaleza totalmente depravada, cap . nueva realidad-, sino como algo adjetivo que cualifica esa misma
~:~h:~a/ y crucificar al mismo Hijo de Dios (Bayo, Janseruo y realidad. Evidentemente, esta cualificación posee un carácter onto-
Lutero). lógico, pero sin constituirse en porción o parte de la realidad; es
un nuevo modo de ser y de obrar que ella asume. Ahora bien, si
la gracia es un-estar-en-relación con Dios, hay un camino para ex-
b) Lo natural concreto está siempre penetrado perimentar dicha relación.
por lo sobrenatural Si gracia significa estar-en-relación con Dios, nos movemos ya
dentro del tema del hombre-persona, ser relacional por excelencia.
En nuestro siglo comenzó a perder terreno tal int~rpretaci~~ El es, en efecto, un nudo de relaciones vivas y dinámicas. Fue creado
t oló ica de la gracia y de la naturaleza humana. En primer lug t
~fluff eron en tal hecho =s= de _carác_ter pastlral, Yb(:a:sd:
concepción provocaba un creciente divorc10.entre os pro 1 hombre
para una relación absoluta con Dios, de suerte que en el plan actual
no hay un fin que no sea el sobrenatural.
¿Qué es el hombre-espíritu, una naturaleza tan cerrada sobre
la sociedad y las respuestas cristia~a~. ~1 fin :f ale;::' e~ dos ele- sí misma como pretendía la neoescolástica? La fenomenología del
i,
no se encuentra ontológicamentbe div1didl <lilac ió n de Cristo no
mentas uno natural y otro so renatura . a acc o d el
hombre-espíritu elaborada por los teólogos cristianos de nuestro
siglo, profundamente enraizada en la tradición, ha resultado suma-
se limi;a a lo sobrenatural; Cristo quiso salvar al ~om¡re, a tdo o de
hombre con su dimensión de naturaleza, de %rac1a~ e
a acidad de divinización. En segundo lugar, mfluyo en o
~C:
~am-
mente fecunda para el tema en cuestión. Por la contribución pres-
tada en este campo han adquirido renombre y prestigio autores
como H. de Lubac, R. Guardini, K. Rahner, H. Urs von Balthasar
bi~ una esmerada reflexión teológica, que fue explorando y sors: y J. Maréchal. Se han valorado adecuadamente algunas intuiciones
d h 1 final -no sin acaloradas y hasta tormentosas y perspectivas, típicas de la antroJX)logía teológica, que la tradición
san o asta e di . , · plo el deseo
cusiones- datos de la misma tra cron como, por eJí,I? t"vldad tras- había considerado siempre en el contexto de la gracia y de la ele-
,.t' 1 d ar a Dios la persona humana como su je 1 . , vación del hombre a la participación de la naturaleza divina. Así,
.~ ~=~d:~ta{ l~~structura' dialogal de la gracia y de la .s~lvation, el ~a- por ejemplo, el espíritu no es en el hombre una realidad sumada
rácter his~órico-salvífico del designio reddentor ~ dlif1ca~te ir~a~1
n Cristo Jesús, etc. Concretamente, entro e_. as ca eg . , l
d! a la materia (cuerpo) y circunscrita a sus límites. El espíritu es el
hombre entero y, por tanto, el modo de ser propio del hombre en
~a filosofía de la naturaleza ( phys~s)' los medievales definían a cuanto trascendencia viva, apertura total, omni-relacionalidad. El
· como un accidente ( superaddztum). , .
grac~~ómo se entendía tal accidente? La neoescolástica de 1 ma- ~d hombre espíritu es nostalgia del Infinito, ansia de Dios 16• Nada
material ni meramente humano puede pretender satisfacerlo. No
nuales lo consideró con demasiada facilidad, como un acci ente desea únicamente esto o lo otro; no piensa solamente en esta o en
idéntico a los otros,' puesto que _la grabcia podía 1hrderse,
se, aumentar, disminuir, etc. Sin em argo, mue os pro
f:dfu~~~~ aquelia realidad. Lo quiere todo y piensa en la totalidad. Sólo Dios
aparece como e1 polo adecuado hacia el que se apunta su brújula
interior. Sólo en él encuentra descanso el hombre. El deseo natural
.. , , · di . d jado en lo sobrenatural Y vulne. de amar a Dios está enraizado en lo más hondo de su ser, hasta el
d0is La lotradición mas antlguad. ice1. esp~scolástica. vulnerado en lo preter-
natural y no como tce a neo- · d id
ra en ' al t díase un sobrenatural secun um qui , es punto de que sin deseo resultaría incomprensible el hombre histó-
decir, relativo, no a ~o utl"
un ser, absoluta,
como, porporque
r!
nat1;1ral. Pc;>r preterbat¡r . en enn don que supera la naturaleza concreta de
ejemp o,
Ínmortalidad en el hombre, mas no. de una 16

manera puede pens ars e en un ser que sea esencialmente Este modelo de análisis fue elaborado magistralmente por H. de Lubac,
inmortal. Surnaturel (París 1946); Le mystére du surnaturel (París 1956); K. Rahner,
Geist in Welt (Munich 1964); Horer des Wortes (Munich 1963).

64
65
r
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

;ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA


DE LA GRACIA1
rico que conocemos, y el único que nos interesa. Por consiguiente,
sin la gracia (sin lo sobrenatural) no logra el hombre su plenitud Consiguientemente, el fenómeno gl b .
humana. nera completa: tanto desde ab . o al debe estudiarse de rna-
Esta fenomenología del hombre-espíritu, que arranca desde tencial del hombre-espíritu ajo, dcod una correcta analítica exis-
abajo, concluye que el deseo natural de amar a Dios constituye nio cr~ador de Dios que lla~~o~oh es e arri~?, a la luz del desig-
una exigencia en el ser humano. Y en este punto surge la pregun- es decir, a la convivencia con '1 ~mbrf-es.rmtu a lo sobrenatural,
ta y se plantea el problema: si es una exigencia de la naturaleza dentro del horizonte de la e : d dte enomeno total se inscribe
no puede ser sobrenatural, sino que -conforme a la definición revela la propia estructura gJª!1ci a y hno de la necesidad como
expuesta- corresponde a la naturaleza. La gracia pierde su ser- el hombre aspira al Infinito e er eseo umano de amar a' Dios:
de-gracia, deja de ser gracia. humana. Anhela el Dios que' p do no como conquista puramente
Es preciso proceder con calma, sin simplificar las cosas. Esta- ~ombre siente la exigencia d~l aª co~o don ~ com~ libertad. El
mos en el ámbito de la teología, no en el de la física. La teología libre Y gratuito. Si -por un absu~r, pero .solo qu1ere el amor
no es una simple fenomenología que se articule desde abajo. Es tam- por la fuerza, el amor no sería o --:-.pudiese apoderarse de él
bién, y principalmente, una visión que parte de la cima, de Dios ser gratuito. Así sucede con l bya plemficante porque dejaría de
De 1 di h . o so renatural.
y de su designio trascendente ( teo-logía: discurso sobre Dios y a o c o se sigue que no ·
partir de Dios). Para quien interpreta teológicamente el deseo na- constituya un orden ro . existe una naturaleza pura que
tural de amar a Dios, hay una luz que ilumina el problema: tal
deseo no es un síntoma de un desmedido egoísmo humano que
quisiera posesionarse de Dios ni nace de una exigencia meramente
la gracia de Dios. Se trat:e
en cuanto creada- como
J: :
el hecho de que el ho1:nbp10 y aparte. Puramente natural es sólo
sujeto personal, capaz de recibir
di . ,concepto formal -el ser creado
comunicación amorosa de con Di cion d ibilid d para una auto­
19 p e pds1 1 1 a
humana. Fue Dios mismo quien creó al hombre de manera que
no pueda llegar a ser auténticamente hombre y plenamente feliz crea gratuitamente un ser os . . a~a arse como gracia, Dios
posibilita la unión de Dio person;lh (sujeto). Tal es el mínimo que
si no está unido a él. Fue Dios quien sembró en el corazón humano
el anhelo del Infinito y el deseo de amarlo y contemplarlo cara a !~
en tierra y en la eternid~d~ºdeefor ombre Y del .~ºtI!bre, co~ Dios,
cara 17• Fue Dios quien estructuró al ser humano de forma que éste fusión, absorción o emanación d ga que la union Jamas significa
Y el hombre mediante la . e ros. Con la unión entre Dios
,~'
se encuentre siempre con los oídos abiertos para percibir la voz
de Dios que le llega a través de las cosas, a través de la propia biro, dirvisron
f
mente, en el misterio de acta suce~e_ lo que se verifica, analógica-
.. , ni separacióna encarnac1on
: :!·
conciencia, de las mediaciones humanas y desde Dios mismo. «Las H di . .· . se
, da s 1·n confusion,
· , caro-
cosas surgen por un mandato divino; el hombre, por una llamada» 18• la unión, y hay unión porqu~ noªsYe d stmcfton.', P1!:ª gue sea posible
Si b a con usion=
El deseo natural de amar a Dios no es una exigencia meramente rn em argo, por encima de t .
humana. Es la llamada que Dios ha colocado en el interior del la concreción histórica 1 es e ~specto puramente formal en
hombre; éste la oye y llama a Dios. El grito del hombre es sólo los actos más corriente'sen1 os contemdos concretos de Ja vida' en
1 a gracia.. , a naturaleza et' · '
eco de la voz de Dios que lo llama. Todo ello es don gratuito. Más Por eso jamás se od , . s a siempre penetrada por
aún: no podría dejar de ser gratuito, puesto que la gratuidad es un riendas es «natural» y lo qp ra preb1sar lo que en nuestras expe-
atributo indisociable de la divinidad. Y esta gratuidad se hace pre- sib1e, en el contexto concr~~ ede«lo r~datur.al», ya que no es po-
sente en la propia creación del hombre llamado a la gratuidad. lo uno de lo otro S1' a vr a, aislar con toda pureza
· se contempla l ·,
En el mérito, Dios premia sus propias obras; lo mismo ocurre en proyecto cristológico como h a creaaon entera dentro del
, aremos más d I
lo sobrenatural: al satisfacer la exigencia que se deja percibir mente que todo está impregnad l abe ante, aparece dara-
en nuestra naturaleza, Dios responde a su propia llamada, respon- Con esta interpretación o por o so re~atural.
de a la voz que él mismo hace resonar dentro del ser humano. experiencia de la gracia E s.d recupera la amplia posibilidad de la
" . vr entemente -como quedará patente
17
H. de Lubac, Le mystére du surnaturel, 106.
1•
R. Guardini, W elt und Person (Würzburg 1962) 113; trad. española:
Mundo y persona (Ed. Cristiandad, Madrid 1963).
der H. U', von Balthasar, Karl Barth (Coloni
(1953~ª~~;_;64 der Theologie: <{Zeitschrift
20 . •
fü:
~~~~1~95h­30Tl,h·D¡er !Jegriff
e e eo ogte» 75
Cf. H. Muhlen, op. cit., 174, nota 13.

66
67
r
¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

. ., la experiencia de la gracia se a) La gracia como actitud de benevolencia


a lo largo de nuestra ~pos1c1o:Uaciones· una palabra, un gesto,
efectúa siempre a trav~s, de m liturgia .etc permiten sumergirse El término gracia designa originariamente la benevolencia del
un encuentro, una orad?n, una 'ada ~na de esas mediacio- superior para con el inferior. Es una cualidad del superior que «mira
1 dimensión de grada presente en e . l . benévolamente y se inclina favor­ablemente» (significado del tér-
en a . . n ellas la gracia en as mismas.
nes y experimen~ar, junto ~? .' t d de la .cual lo natural y lo mino hebreo hén). Expresa una actitud favorable y abierta de la
Debido a la m~erpreti~º~%J<l: la vida humana, sin confu- persona que quiere bien a otra y le tiene simpatía. Así, Ester -a pe-
sobrenatural const1tuyenl 1 , t al ha ido renunciando a las sar de la prohibición- se acerca a Asueto y es acogida por él con be-
. , y sin
sion . separación , a teo ogia
. ac
b u tural» cosa que ha h ech o nevolencia. El texto sagrado dice que «halló gracia a sus ojos»

?h'd~mtbm f/
categorías «fin narcral» Y so rsei:~ del Vaticano II. Se habla (Est 8,5). De María dice el Nuevo Testamento que «halló gracia
con toda. ~oh~rencia la ~ás aún: debido a las incom- delante de Dios» (Le 1,30; cf. Gn 18,3; 19,19; 30,27), en el sen-
de vocac1on integral de . <;>ro re. . erentes a los términos natural tido de que Dios le concedió su favor.
prensiones y falsas asociado~~~ abandono de tales cate~orías. Una persona muestra la gracia y lo que ella significa relacio-
y sobrenatural, r:iuchos pos~ mismo Vaticano II, que uso muy nándose con los demás de manera amistosa; es benévola, cariñosa,
El más notable eiempl1 lo ~o e\ catorce veces el de sobrenatural. acogedora, simpática con todos; es buena y benevolente no porque
poco el tér~o natura ezd y~~ ~n la Gaudium et spes, donde se lo sean los otros, sino porque es así por actitud. Es acción que
Es sintomat1co el hecho e q . · , en el universo y en brota de dentro, es modo de ser. No es re-acción ante la bondad
aborda el misterio del hombre conl su, l=~i~~brenatural. Según la de los demás. La gracia designa la actitud nativa y originaria de la
la historia, no. se Afmpleh n~ci ;es~~~a ciertamente intencionada, persona; no es reacción ni fruto obligado de la bondad de los demás.
opinión de Flick- szeg. y, « a 1 ía' contemporánea. En efecto, Evindentemente, esta gracia debe superar la tentación que cons-
responde a una tendencia de_ la teo og tán haciendo hoy diversos tituye la maldad de los otros y la cerrazón de las situaciones ma-
dados los notor~os incl°:¡verud:t~;is~~ :~n olvidar su trascendencia lévolas. Cuando, pese a todo esto, la persona continúa mostrán-
ensayos de explicar. e on icter «sobrenatural»), pero dando dose amorosa, benévola y abierta, dispuesta siempre a mantener
con respecto a la criatura (su ~a:a su relación con la totalidad una relación amistosa con todos, entonces aparece el verdadero
mayor reli~ve ª. s~ aspe~to pos1t1vo ~r~ ha mostrado con éxito la sentido de la gracia como acción y actitud fontal que no se deja
del mensaje cnstla?-o» . J~andA1fl racia en la persona humana dominar por la malicia que viene de fuera. De ahí que el Nuevo
· la mmanencia e a g ·
trascen dencía Y­ ­ . 1 Inf . t sin necesidad de recurrir Testamento pueda hablar de la misericordia de un Dios que no
-criatura raclél!ml ab1ertla a b im to-124 Nuestro trabajo quiere se deja limitar por la maldad de los hombres. Dios es amor y sigue
a los conceptos de natura y so rena ura . amando a los malos e ingratos (Le 6,34 ), continúa en su «actitud»
prolongar tales ensayos. de gracia frente al hombre.

4. EL uso DEL TERMINO <<GRACI:))


y LA EXPERIENCIA DE LA MISM b) La gracia como pura gratuidad

. · if do y uso de la palabra «gracia» ~nci~rr~;r Este sentido de gracia como bondad y benevolencia originaria
-d;l fg:~~lla:~~~e i~~ tal =.
inco~s,ciente- una experiencia e y fontal nos permite comprender el segundo significado de la gracia
. Conviene resaltar tal dimens1on. como gratuidad y ser­de­gracia. La gracia fontal es benévola no
1 a graoa. porque constituya una respuesta a la benevolencia del otro, sino,
61 63 91 · Ad gentes, 8.
21 Vat II Gaudium et spes, 10, 11, 57 ' 59' ' ' como dijimos, porque lo es radicalmente como nativo modo de ser.
t pes 7 8· Ad gentes 3,.
. , di
22 Vat. ~I, Gau zuAlm e
" M Alfaro,
i:
Fhck y Z. szeg y, n ro
609
Á / p~logía teoló~ica (Salamanca ~970) .:
d cia y de la znmanencza
Por eso la persona es gracia y benevolencia gratuita. No soy bene-
,. J.
0

El proble~a teológico 1e ~a '{.Eaecr!:tiandad Madrid 1973) volente porque lo sea el otro. No me han incitado a ser benévolo
1
de la gracia, en Cristolo_gza y antropo ogta . ' la magnanimidad, belleza y gracia de otro. Lo soy de forma total-
1 227-343; Persona y gracia, 345-366.
'
1 69
68
1

1
r
;ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

mirar afable, el andar la sonrisa 1 .


mente originaria y gratuita. No amo al otro porque sea digno y tarse pueden aparece; marcad ' a presenci~ y la forma de presen-
dice Lucas que , 1 l b os por la gracia. Hablando de Jesús
bueno, sino que es digno y bueno porque lo amo. as pa a dras. que
de gracia» (Le 4«22) ll salíian de su b oca estab an llenas
Dios, concretamente, no ama por causa de los méritos, la belleza
el encanto y la belle~ae~s Íc1r,d ~nas. ?e enctnto. La reacción ante
y la bondad del hombre, sino que ama simplemente porque ése es
su modo propio e íntimo de ser. El es amor gratuito, y «de gracia» todos aplaudían y se maravmili:\~ac1on y e aplauso (d. Le 4,22:
es su benevolencia hacia todos, incluidos los pecadores e ingratos En el plano teológico pod
e;o.s lcir: 1 ~ elleza, el encanto, el
d · b
atractivo de la creación
(Le 6,35). de la gracia que es Dios---ed s ecbir, a glrac~a- son manifestación
' e su enevo encia y am
centran graciosamente en el hombre. La bell or, que se con-
c) La gracia como belleza y encanto son destello y presencia de la . b 11 eza y encanto humanos
el mundo La r . d . grac1~ e a y encantadora de Dios en
El término gracia designa también la belleza, el encanto, 25• el (belleza, ~ncant~)~c~aneA~~:í (aritud) cr;adgracia en el hombre
atractivo, la amabilidad de una persona (Prov 1,9; 3,22; Le 4,22) «Quia amasti me feciste me amabih expreso e manera admirable:
Una persona es agraciada, es decir, delicada, fina y elegante, gra­ ' a em».
ciosa. Así decimos «¡qué gracia tiene aquella mujer!»; «SUS gestos
y su andar poseen una gracia especial»; <qqué agraciado... !». Si se d) La gracia como don gratuito y favor
examina atentamente lo que constituye el fondo de la gracia como
belleza y encanto se descubre que siempre está relacionado con la En esta misma línea gracia . . if
espontaneidad, con la ausencia de rigidez, con la naturalidad de la favor, algo recibido grat~itament;1e~e a sigrn icar ddonb, presente,
vida. Lo que está sujeto a leyes, a aprendizaje o a reglas conven- tado de mis esfuerzos o de mi '. . go que no se e e al resul-
«recibí la gracia de . D-i·o crea~~1dad. En 7ste sentido decimos:
cionales no es encantador. Para que algo sea bello y atractivo, debe .. ·, s agrac10 a · el ¡uez t , . 1
proceder de una naturalidad y abundancia interior que se trasluzca condenado a muerte ... ». El hombre . :¡; .
o orgo gracia a.
y manifieste con toda espontaneidad. Tal vez, las palabras de turaleza o de Dios la b 11 1 recr e gratuitamente de la na-
andar Si adquiere n e ezfa y e encanto de su sonrisa o de su
Péguy sobre el germen nos sugieran lo que es la gracia como be- · · uevas ormas de bellez
mediante la educación el apr di . 1 a, y nuevos encantos
lleza: diatamente nos percatam d en izaje o e entrenamiento, inme-
«El germen tiene el mínimo de residuo, el mínimo de lo ya
realizado, el mínimo de hábito o memoria. Por consiguiente, es el de naturalidad y espont~~eid dilos Ap.ar¿e la1 afectación, la falta
les v dice acertadamente a . . e pier e e encanto. Aristóte-
mínimo de envejecimiento, de rigidez, de endurecimiento, de escle-
sente, porque todo don qu~ ?r~crn ( charis) significa don o pre-
rosis. En cambio posee el máximo de libertad, de juego, de agi- v gratuidad La b 11 es sinommo de abundancia, de liberalidad
lidad, de gracia. El germen es lo menos habituado que existe. Es , · e eza o encanto se tie 0 -
el lugar en que hay menos cantidad de materia almacenada, fijada por experimentamos que no es f ne no se tiene. Todos
mente, somos agraciados. ruto de nuestros esfuerzos: sencilla-
la memoria o por la costumbre. En el germen es donde menos canti-
dad hay de materia consagrada a la memoria, menos legados y
recuerdos, menos papeleo y menos burocracia. Mejor aún, el
Esta experiencia nos it , .
teológico: el hombre se si:n:ª
di
~~d
atamenl te ante el problema
no lo conozca o no lo nombre v1Ssita. o por almguien; es posible que
germen es lo más inmediato a la creación, lo más reciente en el e. e siente co ado de d
sentido de la palabra latina recens, lo más fresco,
y nacido verdaderamente de las manos de Dios»
26•
lo más reciente sentes que escapan a la cap id d h
existencia, la conciencia elaci : d;tin;iana
cidad de reflexionar el' am en tn
d .
l
ones y pre-
creación: la vida, la
_1miento, a voluntad, la capa-
El ámbito social de las relaciones humanas revela con toda ni-
tidez lo que es la gracia: el modo de hablar y de gesticular, el incluso contra el Absoluto oTr, da libertad, la fa~tad de decidir,
· · · o o eso es don Vivir
ciencia es saborear la gratuidad de to d as 1 as cosas.
. con esta con-
Cf. también Homero, Ilíada, 14,183; Odisea, 6,237.
1 25
Citado por J. L. Segundo, Gracia y condición humana (Buenos Aires- " A.ristóteles,
, Retórica, 2,7.
26
1
1 México 1969) 13.
1
71
70
!
1.
r
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?

e) La gracia como agradecimiento como recompensa. En frase .de Jesús, suponiendo que el lenguaje
no _sea de Le, la palabra cbaris conserva el sentido profano de gene-
Cuando tiene conciencia del don, el hombre se siente a~rade- ros1d,ad y sobreabundancia que embellece y encanta la vida. En los
cido e impulsado a dar gracias. La gracia se pa_ga con gracia, lo demas ,c~sos en que ~a emplea Lucas, la palabra conserva el signifi-
mismo que el amor se paga con amor. Dar gracia? es devolver la cado npico del Antiguo Testamento en la versión de los LXX·
gracia, retribuir el don; significa mostrarse agradecido y saberse en el favor y la benevolencia de Dios que se posa sobre alguien aquí
deuda de gratitud. La única actitud digna de un hombre que se sobre Jesús y María. '
siente agradecido, colmado de gracias (dones), qu: se des.cubre,:n- Fue san . Pablo quien introdujo en el NT el término charis
cantador para los demás y amado por Dios (act~tud}, sin mento come;> expresión sintética de la novedad cristiana. En los escritos
personal alguno, es juntar las manos. y dar ~r~cias. . paulinos a~arece cientos de veces con los más variados sentidos:
En síntesis, desde el punto de vista teológico podem~s decir benevolencia (2 Cor 8,_1), atractivo, amabilidad (Col 4,6 ), don
que gracia es: a) la actitud y apertura benevolente de Dios que (Ro~ 12,6; ~f ~>'.), aceren de gracias (1 Cor 10,30). Sin embargo,
se desborda en amor al hombre; b) y produce en el belleza, atrac- los d1':'ersos significados se concentran en uno fundamental: el don
tivo y encanto; c) esas cualidades vividas por el ser huma.no _como del. m1si;no Padre celestial en Cristo Jesús, el amor gratuito y mi-
dones y presentes gratuitos del mismo D!os; d) qu~ lo mv1ta~ a sericordioso del Padre y de su Cristo que se desbordan sobre el
dar y rendir gracias al Dador de todo bien. El Vaticano Il ~ce hombre, lo salvan, lo liberan de su perdición y lo hacen nueva
acertadamente: «El hombre, única criatura terrena a la que D10s criatura (2 Cor 5,17; Gál 6,15).
ha amado por sí misma (gracia como actitud de Dios que se da Pablo habla, de la gracia del Padre (2 Tes 1,12; 2,16; 1 Cor
como don), no puede encontrar su propia plenitud sino e~ en la 1,.4; 15,10; Gal 1,15; Rom 3,24; Ef 1,6; 2,4-8; 1 Tim 1,14;
entrega sincera de sí mismo a los demás (el hombre agraciado se Tit 2,11-1_4, etc.) Y. de la gracia de Cristo (2 Cor 8,9; 12,9; Rom
hace gracia para los otros)» (Gaudium et spes, 24). 5,15; 2 T1m 2,1; .Ttt 3,~). P~r~ Pablo, Dios se dio en Cristo Jesús
por pura generosidad, sin mento alguno del hombre e incluso a
pesar ,de que éramos ~neI_11igos suyos. Con la palabra charis expresa
5. LA GRACIA COMO EXPRESION el apostol una experiencia personal: Dios me amó primero· Dios
DE LA EXPERIENCIA ORIGINARIA DEL MISTERIO CRISTIANO ~e a~a a pesar de mi pecado, porque es bueno, benévolo ; mise-
ri~ord10so.. Pablo s; sien.te agraciado por un don que es el mismo
¿Por qué no emplea el Nuevo Testamento el término gracia 28• .D10s en Cnsto Jesus .. Cristo es la. gracia, el Dios presente. Expresa
para expresar la experiencia originaria del misterio cristiano? con l~ palabra «g~acta» la experiencia de sentirse colmado y sor-
De hecho la palabra es muy rara en los evangelios. Mateo y Marcos prendido por algo inesperado,
no la usan ni una sola vez. Juan sólo tres veces en el prólogo. El telón de fondo está constituido por la experiencia a las
En Le se encuentra ocho veces (1,28.30; 2,40.52; 4,22; 6,32-34, puertas d:. Da,masco. En Gál evoca dos cuadros. Primero: «Sin
donde aparece tres veces) y en H~h diecisiete. Según ~e 6,32-34, . duda h~be:_s oído ha~lar de mi conducta pasada en el judaísmo;
Cristo habría utilizado tres veces dicha palabra, en sentido profano con que s~na perseguía yo a la Iglesia de Dios tratando de destruir-
y dentro del mismo contexto: <;Si q~_eréis ~ los· que os quieren, la; Y. hacía ca::era en el judaísmo más que muchos compatriotas
¡vaya generosidad ( charis) ! .. : S1 hacéis el b1~r_i al, que os hace el de rru generacron, por ser mucho más fanático de mis tradiciones
bien ¡vaya generosidad ( cbaris)! ... Y si presta1s solo cuando espe- ances~:ales» (Gál 1,13-14_}. Segundo: «Y cuando aquel que me
ráis 'cobrar, ¡vaya generosidad (poía hymin cháris estin)!». E~ sen- escogio desde el ser_i.o de rm madre y me llamó por su gracia se dignó
tido es obvio: un amor de esa índole no es generoso y espontaneo; rev:larme a su H110 para que yo lo anunciara a los paganos ... »
siempre se recibe recompensa (versión de Mt 5,46). El ~mor al (G~l 1,15-16). Pablo subraya aquí un antes y un después 29• Nada
enemigo tiene «gracia» (es encantador, bello) porque no recibe nada hacia prever que se convertiría al sentirse agraciado por el amor
1 28 Cf. los datos recopilados por E. J. Fortman, Teología del hombre Y de
1 la gracia (Santander 1970) 34-38.
29
Cf. J. L. Segundo, Gracia y condición humana, 17-18.
1
1
72 73
,
1 .

1
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA
DE LA GRACIA?

de Dios en el Cristo que se le manifestó. Era un judío y un fariseo busquemos, pues su conocimiento v . .
convencido. En su conversión todo viene de Dios como un don, riente desconocimiento mienr . . a siempre unido a un perma-
es decir, como una gracia. El amor de Dios (la gracia) no comenzó rnientras perdure será siem;as viv1~os en el mundo. La teología
a las puertas de Damasco. Es eterno y «segregó» a Pablo y lo hizo cia del amor divino y . . re un ~ntento de descifrar la presen~
objeto especial de su amor ·aun antes de nacer. La explosiva expe- rienda. La ley de la en:nu ~prendiendo de experiencia en expe-
riencia del llamamiento, del amor, de la conversión, de la gracia la rec~a y adecuada compr=~~~2nyd~sl anterior.~s reflexiones sobre
lo hará ser un hombre nuevo. Y. gra~1a revelan que la experiencia d j5 rela~1ones entre persona
A partir de Pablo, la gracia designará preferentemene al mismo eta, sino tambi~n mund l e a gracia nunca es pura era-
... o y que a . . d º
Dios en su benevolencia infinita y enteramente gratuita -primero es exclusivamente mundo' . bi ~xpene?cia el mundo nunca
E · ' sino taro ien gracia
y segundo sentidos-, que muestra a Dios y a Cristo Jesús llenos s importante no perder de . f .
y desbordantes de gracia (Jn 1,14) -tercer sentido-, dándose al para comprender el sentido de vista esta a m:-iación fundamental,
hombre como don --cuarto sentido- y haciendo que el hombre ríencia de la gracia en el m d nu~stra,f.refl:x1~nes sobre la expe-
se sienta profundamente agradecido y dé gracias -quinto senti- de Latinoamérica Y en el iti un °. cientí ico-tecruco, en la situación
do-. Que Dios mismo sea el don o gracia que se le ha otorgado epifanía de la gracia. sino nlerano personal. Jamás se trata de una
ºf ' so amente de una di. + , d ·
al hombre, significa que éste será nueva creatura, hijo adoptivo, una maru estación a través de ot . ta:,ama, es ecir, de
hombre nuevo, que tendrá vida eterna, que el Espíritu habitará c?n ellas. Las realidades del mund;as expe~iencias. ! en conexión
en su corazón. Todo esto llenará la vida humana de gracia, gozo sine mediaciones es d . no son ilustración de la gracia
· ' ellas.ecir, sacramentos de la gracia.
11 ega _en ellas y por · L
a gracia nos
'
y esplendor. Ahora podemos ya vivir con la libertad de los hijos de
Dios (Rom 8,14-21; Gál 4,6), como herederos y dueños del uni- S1 acentuamos la dimensi , . l' .
verso (Gál 4,1-3 ). Tales son los aspectos que expresa Pablo me- rnos subrayar menos 1 di on _c;1sto ogrca (encarnación) no debe-
diante la palabra gracia, experiencia determinante de su propia vida. Espíritu Santo constitu;en ~~ns10d ~neulatológica 30. Cristo y el
Estamos convencidos de que las reflexiones precedentes permi- con que Dios llega a nos;trosmo ecian os Padres, las dos manos
tirán identificar, en términos de experiencia, la gracia que puede La reflexión cristiana elaboró ' ~os t_oma, nos abraza y nos salva.
darse en nuestra vida. Pero antes de articular dicha experiencia a natorio-cristológico; pero ¿p:Cd~~~¡osalent~ el elemento encar-
través de los múltiples estratos de la realidad en que se desdobla elemento pneumatológico;i c rse o mismo con respecto al
de ocasionar graves defo;m r~mos qub no; y tal descuido no dejó
nuestra existencia, quisiéramos llamar la atención sobre dos datos
de capital importancia: la ley de la encarnación y la presencia cons- c?mprensión de la gracia y d~o~~d' 1º re todo_ en lo relativo a la
eta de la fe. Tanto la misión d 1 ~-.o concerr1ente a la experien-
tante del Espíritu Santo.
La encarnación constituye la forma concreta en que quiso Dios -según veremos en los capítulo rÍ~ como a del Espíritu Santo
acercarse amorosamente al mundo: no con el esplendor de su ma- son decisivas para com r d s Y IV de la cuarta parte-
jestad y con el brillo de su gloria, sino con el anonadamiento y la Nuevo Testamento lo e~ten di~~ adecfuadamente el c_ristianismo. El
1 , d en o per ectamente· p 1 ,
humildad, el silencio y el ocultamiento. No rechazó el mundo pre- a raíz e1 acontecimiento sal íf 1 Hº. ' or eso ro oco en
existente y anterior al acontecimiento histórico de la encarnación, la Pascua y Pentecostés. vi reo a IJO y al Espíritu Santo,
sino que lo asumió, se ocultó en él y se reveló paulatinamente y El Espíritu Santo más aún Hií
rnovimienm de la híst~ria y del ;f~e de }1°'
1
con sumo respeto para los hombres. Estuvo y está tan unido al
mundo asumido, que sólo se nos da a conocer al precio de la previa ~gado. Fue experimentado co t°'n
se ocul;~ dentro del
a os. que esta mt1mamente
imperceptible, como viento ~o una. uerza sin nombre, como vigor
aceptación de este mundo. Lo cual implica que debemos sufrir por
su relativa ausencia, ya que no le vemos cara a cara, sino en la me- !
partir de Pentecostés conoc e se siente, pero que es invisible. A
diación del mundo; por otra parte, debemos sentir un gran gozo el Espíritu de Cristo el E:pí~~ s~ nombrSe: es el Espíritu de Dios,
' u anto. u presencia se hace rea-
porque sabemos que cuando acogemos el mundo estamos acogien-
do sobre todo a Dios. Tan distante y tan cercano, ausente y presen- se Cf. el estudio de J Comblin d
te, como silencio y como palabra, Dios nos incita sin cesar a que lo do Espirito Santo: REB. 35 (1975) 2~8~~~~~e valor programático: A missao

74 75
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

·, d ia de los hom- II
lidad en la experiencia de fe, d e sa1vacion y e grac 1 ali
bres Se oculta detrás de todo ello no disminuyendo as. l?erson - LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA
dad~s sino más bien fomentando su libertad, su creativ1dadd S\!5 DE NUESTRO MUNDO CIENTIFICO­TECNICO
ex eriencias que hacen avanzar o cambiar de rumbo el c.arro e, a
. p · D ahí que al hablar de experiencia de la gracia, pod.na-
h istona. e ' d l , · S T do cuanto
mos llamarla siempre experiencia e Espmt~ an~~· o La experiencia típica de nuestro tiempo se articula en la ciencia
e s vida ' crecimiento,
.
experiencia, sabiduría, irrupcion dedlo lí?u~tvo
do, f uerza, ~sorobro ' ruptura e m1dis-es
y en la técnica. La función de la ciencia es saber. La función del
y todavía-no-expenmenta . did saber es poder. Ciencia y técnica -saber y poder- parecen carac-
estancos, horizonte abierto, trascedencia, prese~c1ats7on d a y 1 terizar la etapa histórica del hombre de hoy y diferenciarlo del
creta, pero vigorosa y otras mucha~, cosas esta re aciona o con e hombre histórico de ayer.
Espíritu Santo y con su incesante acción en el mundo. d
Hacer la experiencia de la gracia es dejarse sorpren er y tomar
por la presencia incesante del Espíritu que vien~r ¿obre nos~t~~~ l. CIENCIA Y FE, ACTITUDES FUNDAMENTALES DIFERENTES
acontece en nosotros y nos encuentra en la me 1 a en qu
unimos a él. La ciencia no consiste tanto en una sistematización elaborada
cuanto en una actitud básica. Tal actitud no es sólo psicológica, sino
también ontológica: es un modo de ser, como una visión unifica-
dora y totalizante. Considerada como conjunto sistemático del
saber, la ciencia es encarnación y proyección de esta actitud funda-
mental, que se caracteriza por la objetivación. Por la objetivación,
el hombre se distancia de la naturaleza, se aparta de sí mismo con la
intención de hacerse objeto del saber. La objetivación rompe el
acuerdo inmediato entre el hombre y el mundo e inaugura un cierto
dualismo que distingue entre sujeto y objeto y los mediatiza por
el lenguaje 1•

1
Nuestras reflexiones sobre ciencia y técnica deben no poco a las obras
y a las clases de J. Ladriere, La science, le monde, la foi (Castennan 1972);
Vie sociale et destinée (Gembloux 1973); L'articalation du sens. Discours
scientifique et parole de la [oi: BSR (París 1970); cf. también G. Thils, La
Jete scientifique: d'une praxéologie scientifique a une analyse de la décision
chrétienne: BSR (París 1973); A. N. Whitehead, Ciencia e mundo moderno
(Lisboa sin fecha); L. Lakatos y A. Musgrave, Criticism and the Growth of
Knowledge (Cambridge 1970); J. Habermas, Erkenntnis und Interesse
(Francfort 1968), espec. la parte sobre la ciencia y la técnica como ideología,
146-148. Para la problemática de fondo, cf. H. Rombach, Substanz, System,
Struktur. Die Ontologie des Funktionalismus und der philosophische Hin­
tergrund der modernen Wissenschaft, 2 vols. (Friburgo-Munich 1966), obra
1 que, a nuestro juicio, sigue siendo todavía la más profunda y más atinente
1 a las reflexiones que hacemos en nuestro capítulo. Es también importante
el libro de R. Roqueplo, L'énergie de la foi. Science­foi­politique (París
1
1973).
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77
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1
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1
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTÍFICQ.TECNICO

a) Naturaleza del proyecto científico no siendo ya actuales, siguen manteniendo su vigencia: son venta-
nales a través de los que contemplamos y construimos la realidad.
Función primordial de la ciencia es comprender. y explicar'. ~s Ni:estro pensamiento, en sus más hondas raíces, sigue siendo «sal-
decir, justificar cuanto acaece en términos de necesidad, _de_scnbu vaje y primitivo~>~ metafísico, y nunca dejará de serlo. No logra-
las leyes de lo real, eliminar la sorpresa ante los acontecimientos. mos captar el significado pleno de la génesis del saber científico
La lluvia, por ejemplo, deja de ser un fenómeno sorprendente desde porque se halla todavía en el proceso de su historificación. Pero
el momento en que se conocen las leyes por las que s~ rigen las revela una posibilidad de desdoblamiento histórico de lo humano.
nubes, las descargas eléctricas y la formación de la lluvia.
La ciencia se interesa por las razones, las leyes y las causas. Los
hechos no son más que puntos de partida; los fenómenos, una b) Naturaleza del proyecto técnico
ocasión. La ciencia no se limita a ellos. Su intención es captar el
sistema inteligible que trasciende los hecho~; ést.os ~~n índices Y La técnica consiste en transformar el saber en un poder capaz
proyecciones del sistema. Comprender y explicar científicamente es, ~e transforn;ar el mundo. ~s .un verdadero proyecto colectivo que
pues, pasar del plano de los hechos al plano del siste_ma,, ~levarse tiene sus i:ietod~s y sus objetivos. En otras palabras: la técnica no
de la facticidad a la theoria. Esta expresa el lagos científico que es una sene de inventos y modificaciones, sino una verdadera em-
posee su propia claridad y orienta al hombre en la oscuridad sen- p7es~ con unidad y significación propias. El sentido pleno de la
sible del mundo de los fenómenos. tecmca, como el de la ciencia, no puede detectarse adecuadamente
Por ser unificadora y global, dicha actitud da orige~ a un por el hecho de que nos hallamos insertos en su desarrollo.
mundo propio, que no es la simple suma de datos particular;$ . El proyecto técnico se funda en el carácter potencial del mundo.
--ni, por tanto, P?sterior a lo.s mism?s--:, sino un estilo de e~is- Existen en la naturaleza elementos no-estabilizados que son otras
tencia y convivencia que permite la genesis de tales dato~ particu- tantas posibilidades abiertas, a las que puede el hombre tener acceso
lares y condiciona su aparición. Por consigui~nte!, es p:evia Y ;i~ce ~ara utilizarlas. e~ su propio beneficio. El interés y la utilidad cons-
de la propia actitud fundamental. La profundización ~pistemologica tituyen los objetivos d~I proyecto técnico. Pero dichos objetivos
de los últimos siglos nos ha demostrado que la ciencia surge ~e la crean una verdadera espiral de nuevas necesidades e intereses pro-
interacción del sujeto, el objeto y el lenguaje. En ella se ~~ucula vocando una aceleración de las aplicaciones técnicas cada vez más
el logos -la inteligibilidad- del mundo. Este lagos utiliz~ al desespe7ada. ¿Hacia d~nde se camina con todo ello? Es una pre-
hombre como medio para desvelarse. El lagos del mundo _despierta gunta sm respuesta satisfactoria. La tendencia de la manipulación
al logos del hombre, la ciencia se transforma en cons-ciencia: el técnica es pasar de sus aplicaciones en el campo de la naturaleza a
encuentro de ambos en una experiencia dialéctica crea la actitud su utilización en el ajuste y control de los mecanismos sociales.
científica, que se concreta, a su vez, en la cie~cia c~mo sist~ma. Los abusos que ahí se vislumbran presentan en algunos campos
Sin la acción del lagos sobre el hombre, no despierta este. Y sin el -como en el de la manipulación genética- aspectos verdadera-
despertar del hombre, el lagos no sale de su anonimato. ~or eso mente apocalípticos.
es el hombre responsable de su mundo y de la transparencia de la
inteligibilidad del universo. . . . .
Aun siendo característica de nuestro tiempo, la ciencia tiene sus
orígenes en los oscuros meandros de las mitología~, que bus~ab~n 2. ESTATUTO EPISTEMOLOGICO DE LA CIENCIA
siempre un saber sobre los principios de toda realidad. La ciencia Y DE LA FE
comparte y explicita hoy las más extrañas aspiraciones mágicas, con
el secreto deseo humano de llegar a dominar por medio del saber Hablar de fe en un mundo técnico-científico es situarse en otro
y del poder los misterios de la tier;~· La ciencia n? _ha desb~cado sector epistemológico o -para usar una expresión pascaliana-
los mundos anteriores a ella, el mitico y el metafísico. Constituye en otr.? orden del saber. _Par,a _la ciencia no existe la categoría fe.
una continuación y una superación dialéctica de los mismos. Aun De ahí que, en el plano científico, no quepa negar ni afirmar la fe.

78 79
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LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTÍFICO-TÉCNICO
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

r
1 Sentem~s aquí la tesis de que, cuando se llega a la raíz de cada
Simplemente, la fe no entra en el horizonte de l~ reflexión cientí- uno de los ordenes, aparece un denominador común a todos: todos
fica. La fe es significativa en el marco de otra actitud fundame.ntal. desemboc~n en un no-saber, en un no-poder, en un misterio oscuro
La fe expresa la actitud fundamental del hombre que se siente q~e constit1;1ye ~a forma en que se revela el misterio de Dios 0 el
referido a un Trascendente, a algo definitivamente importante, Y Dios del misterio, como fundamento ontológico y apertura perma-
vinculado a un Misterio, que las religiones llaman Dios, y el cris- nente de todos los sectores epistemológicos de lo humano. Trata-
tianismo Cristo Jesús y Santísima Trinidad. A partir de esta ac- remos de mostrarlo en la actitud fundamental de la ciencia. Bus-
titud, todas las cosas del mundo comienzan a aparecer como reve- c,an?o sus fundamentos,. la ciencia y la técnica tropiezan con su
laciones del Trascendente y del Misterio. Fe es acoger gozosa- limite Y con la. emergencia de una realidad que ya no es científica,
mente la dependencia respecto a un Trascendente e interpretar las pero que constituye el fundamento de la actitud científica.
realidades del mundo como manifestaciones suyas.
La actitud fundamental del espíritu científico no se orienta a
partir del Misterio, sino a par~ir del l~gos d~ la r~cio~alidad y del
poder. Para ella no existe nmguna instancra misterios~ que.,?º 3· LA RADICALIZACION DEL SABER CIENTÍFICO
pueda ser violada por la razón y por los procesos de m_ampula~i~n. COMO POSIBLE EMERGENCIA DE LA FE Y DE LA GRACIA
Es, pues, comprensible la diferencia entre el sector epistemologico
de la ciencia y el de la fe. , . . . . .La actitud científica ha realizado ya en gran medida su proyecto
Cada cual posee su legítima autonomra y su pr?pio tipo de inicial ~e sa,b~r Y poder sobre la naturaleza: ha explicitado lo que
inteligibilidad. El Vaticano II, superando seculares disputas, pudo estaba implícito, ?a ~laborado sus propios métodos, se ha confir-
afirmar: «El santo Concilio, recordando lo que enseñó el Vatica- mado e~ sus asp1rao~nes, se ha hecho mucho más rigurosa y se
no I declara que existen dos órdenes de conocimiento distintos, ha c<:msider~do .ella misma como una dimensión constitutiva de la
el de la fe y el de la razón; y que la Iglesia no prohíbe que l~s propia conciencia humana. De shí que la ciencia pueda exportarse
artes y disciplinas gocen de sus propios principios y de su propio a todo el mundo, ya que satisface las exigencias de la conciencia
método, cada una en su propio campo; por lo cual, reconociendo humana, tanto occidental como oriental. Se ha formado en Occi-
esta justa libertad, la Iglesia afirma la justa autonomía
2•
de la cul- dente, pero no es occidental; es simplemente humana.
tura humana, y especialmente la de las ciencias» Pero la ciencia no. es sólo conocimiento práctico, técnica trans-
Tales afirmaciones del Concilio no significan un desesperado formad?ra. Desde el siglo pasado, e incluso a partir de Kant, se ha
recurso apologético que da la razón al otro tras haber agotado todos d_ado siempre una doble preocupación: la cientificidad y la tecni-
los medios de persuasión. Representan más bien un avance real c1~ad. En otras palabras, hubo siempre, sobre todo en el pensa-
en el sentido de que plantean el problema en terreno adecuado, no rrue?to .e1:1r.opeo, una preocupación por los fundamentos de la ciencia
en el plano de los contenidos, sino en el de las actitudes funda- ----:-cient1ficid~d:-y por la dimensión ética del poder y de sus lí-
mentales." mites -tecmc~dad-. Estas dos características propias de la actitud
Aquí surge un problema: ¿qué unidad existe entre los distintos f~ndamental científico-técnica parecen llevar a la ciencia y a la téc-
órdenes, todos ellos legítimos y autónomos? ¿Está condenado el ruca a ~xtrapolar su propia dimensión. La ciencia y la técnica mues-
hombre a vivir instalado en varios continentes epistemológicos? En tra? . así haber llegado -al menos en sectores importantes de su
última instancia, siempre es el hombre concreto quien vive con una act:vidad- ~ una madurez suficiente, para preocuparse de la con-
simultaneidad vital las diferentes actitudes fundamentales: el pro- qmst.a reflexiva de sus fundamentos, de sus límites y del horizonte
yecto científico, el proyecto político, el proyecto de fe, etc. ¿Es prop1_0 -:-sector epistemológico- dentro de los cuales se mueven.
cada proyecto un absoluto en sí mismo con sus propios métodos ~a cienc~~ se pregunta por las condiciones de posibilidad de su
de totalización, o se da una interacción entre ellos y están todos mstauracion, por las aspiraciones que actualiza, y trata de explicitar
abiertos unos a otros? ¿Cómo ha de entenderse tal apertura? los comP?nentes del movimiento que articula. Al hacerlo cuestiona
sus propios conceptos, entrando en su proceso de radicalización
2 Vat. Il, Gaudium et spes, 59.

81
80
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTIFICO-TECNICO
r
para el que la filosofía ofrecerá ya un primer modelo 3• La ciencia u_niv~rsal: ha conquisrado el mundo, se ha elevado por encima de
ha hecho suya la preocupación filosófica, se ha distanciado de sí sr m1sm~, Y todo indica que no se satisface jamás. Es un interro-
misma y, así, ha establecido la posibilidad real de un~ auto-supe~a gante abierto. ~De dónde proviene la respuesta ·que le satisface y,
ción al reconocer sus propios límites y el marco de validez de su dis- por tanto,. rea~a el. sentido. de su búsqueda? ¿Podrá responder
curso, Nombres como Einstein, Max Born, Heisenberg, von Weiz· a ell<:> la c1encia_? W1ttgenstem concluye su Tractatus logico­pbilo­
sacker, Jordan, Wittgenstein, J. Monod, por no citar sino a m~s !os sopbicus, ~e~pues de haber sometido a la criba de la crítica el dis-
famosos, son maestros de la conciencia crítica de su propio hori- curso científico -como tal vez no se había hecho hasta hoy- con
zonte científico. est~s palabras: «Aun cuando hubiéramos respondido a todos los
En primer lugar se constató que el dato científico es siempre posibles mterrogantes científicos, advertiríamos que ni siquiera se
proyección de un modelo hermenéutico previo: . sólo encontrall_l?s han rozado nuestros Pt;oblemas más vitales» 4• La ciencia puede
lo que buscábamos previamente. El model? es ~iemp~e pr~~ecc10n ex-plicar .tod~s los fenomenos del mundo, pero el mundo sigue
del hombre, de sus interrogantes, de su mteres social. Fijado el siendo misterio 5.
modelo, se genera la objetividad por la que se establece una ~orrela- ~l mism? saber supone un no-saber; la búsqueda presupone
ción entre modelo y experiencia. Pero el modelo es producido por una ignorancia. ¿Qué es lo que sin cesar obliga al hombre a saber
el hombre. Por eso, la ciencia en la que cuente su objetividad cien- Y a lanzar~e al domi~o del mu;ido? El hombre está dominado por
tífica posee siempre un ingrediente an:ropológico, político y. soci~l. u~ demonio que lo impulsa sm cesar a la conquista científica y
La ciencia está hoy, más que en cualquiera otra etapa de la historia, t~cru~a. Y no puede apr.esar ese demonio en las redes de su propia
controlada por el poder político. Para realizar grandes investiga- ciencia por9ue lo necesrta para hacer ciencia sobre él. La ciencia
ciones -no es posible ya imaginarse al científico en su gabinete nunca consigue abarcar el propio fundamento. Construye sobre él,
¡¡>fi
1
particular- se precisan cuantiosos recursos, que se conceden en pero ~o sabe lo qu~ es. Cuando trata de conocerlo y encerralo en
función de los intereses políticos. La política condiciona la ciencia, una formula, lo. esta s,uponiendo en el mismo esfuerzo de pretender
le señala las tareas y le fija los objetivos. encerrar!? en dicha formula. Esta es siempre posterior. Por eso se
Esta constatación fenomenológica viene a confirmar cómo la puede. afir!11ar que la cien~ia tiene como fundamento un no-saber,
ciencia es una actitud fundamental del hombre, un modo de ser un misteno, que es a-rac10nal. La ciencia busca la racionalidad
y de vivir en el mundo. Por eso no es un mero. instrumento. Es absoluta, las razones explicativas de todo, pero no consigue racio-
también instrumento; pero ante todo es una actitud humana que nafü~ar ~l fundament?. La propia :azón -fundamento próximo de
crea el instrumento. De ahí que se pueda afirmar que la bomba la ~iencia- es a-racional. Es decir: las razones comienzan con la
atómica es antes que nada una actitud de espíritu: una atmósfera razon, per?. ella m~sma es sin razón: no existe ningún motivo racio-
espiritual, capaz de producirla bomba atómica. El peligro y el pro- nal ,que,exi¡a la existencia de la razón. Esta es enteramente gratuita.
blema no están tanto en la bomba atómica cuanto en el espíritu Esta ahí, ~mo un ?echo bruto, fundando la racionalidad sobre una
capaz de producirla. base a-~ac_10nal. Existe, pues, lo a-racional. La ciencia lo contempla
¿Por qué se expresa históricamente el hombre en términos de co~o límite y, al hacerlo, se encuentra frente al Misterio. Pero el
saber de distanciamiento de la naturaleza, de manipulación de la Misterio no es aqu~ e~ residuo de lo incognoscible, sino lo que pre-
misma y aun de sí mismo? Porque descubría en ello un sentido cede a .t?do conocimiento y sigue idéntico después de todo acto
y buscaba la autorrealización humana. ¿Qué tipo de realización cognoscitivo. Es el fu?damento que posibilita el saber y la ciencia.
humana se anuncia aquí? La ciencia y la técnica presenta al hombre
como un ser perfectible, transcendente al mundo, capaz de interro-
Y ~e llega a la misma conclusión a partir de la experiencia de
la tecmca como fuente de poder y de transformación del mundo
gar a las cosas y de interrogarse a sí mismo. Su interrogación es Y del hombre. ¿Cuáles son sus límites? El proyecto técnico se fue
. ' Cf. Ladriere, Intégration de la recbercbe scientifique dans la vie cbré­ articulando y extendiendo de manera tan sorprendente, que el
tienne en La science, le monde, la [oi, 35-53, sobre todo 37-38; también,
Les s;iences bumaines et le probléme du [ondement, en Vie socia/e et des­ ' L. Wittgenstein, Scbriiten I (Francfort de M. 1969) 82.
tinée, 198-210. s lbid., 84.

82 83
LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTIFICO-TÉCNICO
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

hombre no tardó en darse cuenta del peligro terrible y destructor cosas que investiga es gracia: una gracia presupuesta, no refleja ni
que significaba dicho proye_cto .. El ?oder des~r~ctor est~ pasando tematizada. Pero cuando la ciencia se hace cons-ciencia y reflexión
de las manos de una pequena mmona que decidía y podía se~ ~on- tematizada sobre lo que hace, cuando elabora y trata de descubrir
trolada a las manos de una masa cada vez mayor. Las armas físicas, sus propios fundamentos, termina encontrándose con aquello que
químicas y bacteriológicas pueden poner en peligro el planeta; el se denomina gracia y se traduce en el horizonte del orden de la fe.
disfrute de las riquezas naturales ha llegado ª.1:1n .mamen!º. en que No es la teología la que hace semejante radicalización científica.
se puede calcular su agotamiento; el desequilibrio ecológico Y la Es la propia ciencia la que se ha radicalizado y ha caído en la.cuenta
ruptura del hombre con la. naturaleza llegan hasta, el punto de oca- de sus límites. Así puede ya llegar a comprender la aparlcfón de
sionar perjuicios a poblac10nes enter~s .. Surge así el pro?le~a ,d¡ otro orden en el que se tematiza lo vislumbrado en el sector cien-
limitar y controlar el poder de la tecnica. ¿Con que cnter:os. · tífico-técnico, es decir, la gracia y la fe. ·
La técnica es tanto más perfecta y excelente cuanto meior al- En la radicalización de su horizonte, en el punto en que la
canza su fin, que es el poder. El logro de un arma absol:ita q~e su- ciencia se supera a sí misma, surge, pues, la posibilidad de una
pliera a todas las demás, P.ª;ª dest~rl~ todo, se considerana un comunión y de un discurso significativo que hable de Dios en el
éxito científico-técnico. ¿QUlen podra limitar el pode~? ~o se p~ede mundo, de su gracia, del pecado y de la perdición, en una palabra,
recurrir a criterios científico-técnicos, ya que tales entenas ~e r~g.en de la fe.
por el principio de la eficacia. Aquí, la ~isma. act~tud científíca
fundamental se siente llamada a tomar opciones inspiradas en otr~
actitud fundamental, en un humanismo o en una fe. Advierte s:is l~- 4. LA CIENCIA Y LA TECNICA COMO GRACIA Y DES-GRACIA
mites y debe tomar una posición distii;:ita ~:la S?Y~· En esta. radic~~i-
zación puede surgir, del proyecto cient1~ico-tecmco,.la .dimens10n El orden de la fe elabora con toda exactitud lo que aparece
en la que adquiere sentido hablar de gracia y no de cienci~ Y pod:r, en el límite del sector científico: el misterio y el sin-nombre que
y que puede ser una ayuda y un correctivo para la propia ciencia. se anuncia como fundamento de todas las cosas. Para la fe, Dios
Y entonces no se trata de una explicación, sino de la búsqueda de es la fuerza instauradora de la ciencia y de la técnica y de todas las
un sentido. cosas del mundo. Dios no es un fenómeno o un ente como los
La ciencia estudia el cómo de este mundo: cómo surgió el que encontramos en la experiencia humana. Si así fuera, sería parte
mundo cómo se manifiestan los fenómenos, cómo son sus leyes del mundo y, por tanto, fenómeno. Se le podría analizar y descri-
estruc~rales. Pero cae fuera de su óptica el hecho de qu~ exis~a bir; sería objeto de un discurso científico. Dios no existe como
el mundo. La ciencia supone el mundo ya existente. La existencia existen las cosas. Es el fundamento de la existencia. Su modo de
del mundo no tiene ninguna explicación científica. No hay razón ser es el del misterio. Y el modo de ser del misterio estriba en ser
ninguna que exija la existencia ~el mu.ndo: que está ahí ~orno,un inefable, inaccesible para el discurso, trascendente, inmanente, fun-
hecho gratuito, incluso para la misma cienci~. Puedo es~udiar como damento del mismo esfuerzo por reflexionar sobre dicho funda-
florece la rosa, cuáles son sus estructuras mternas. Sm embargo, mento, así como del intento de expresarlo.
la flor florece sin un porqué, florece porque sí, no se preocupa de Dios aparece así como absoluto, no fuera y por encima del
que la contemplen (A. Silesius). Puedo estudiar e ,inv:s.tigar ex~a1;1s- mundo, sino en la raíz misma del mundo. El mundo es manifesta-
tivamente la jeringuilla, ver cómo se forma, qu~ utihda.d practica ción de Dios, que está presente en él, aunque no como si fuese una
puedo obtener de la misma. ~ero estoy s:ipomendo siempre .su parte del mundo. Con el hombre sucede algo análogo, que nos
existencia. No hay razón para dicha existencia. Es un don gratuito permite explicar de alguna manera el asunto de que Dios no forma
de la creación. parte del mundo y éste es manifestación de Dios: el hombre puede
Para la ciencia, el mundo es un misterio, y la existencia de las escribir un libro, hacer una estatua, pronunciar un discurso. Es-
tas cosas no son el hombre; son manifestaciones suyas. El no entra
6 Cf. H. de Lima Vaz, O ethos da atividade científica: REB 34 ( 1974)
en ellas. Conserva su permanente trascendencia. Las cosas proceden
del hombre, lo revelan, existen gracias a la fuerza humana, pero
45-73.

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r LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTÍFICO-TÉCNICO
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

que no son el hombre. Algo semejante sucede con Dios: lo crea hasta el extremo de no contener una apelación al fundamento, que
todo, está presente como fundamento de todas las cosas; pero per- es Dios. Una des-gracia absoluta se fundaría en sí misma. Sería un
manece siempre trascendente. · , Absoluto. Toda des-gracia lo es sólo relativamente. Es des-gracia
El mundo como totalidad y los fenómenos que ocurren e? el de criatura, no de Dios. La criatura, por mala que sea, nunca con-
son revelaciones y manifestaciones de Dios. Son pura generosidad sigue independizarse de Dios, nunca logra romper el lazo onto-
del Misterio que se proyecta así en la historia. El orden de la fe lógico con el Creador. De ahí que la propia des-gracia sea también,
lo ve todo a partir de Dios. De ~hí q1:1e todas. la~ cosas sean ~un- para quien puede lograrlo, un motivo para experimentar la gracia
damentalmente sacramentos de Dios, signos e rmagenes del Miste- de Dios. La des-gracia no produce la gracia. Es motivo para que el
rio. Para el orden de la fe, el mundo es símbolo antes qu~ cosa. hombre descubra, en la profundidad de la desgracia, el soporte o
Su realidad más fundamental es ser signo revelador de D10s. Es fundamento trascendente que la posibilita: Dios. En esta perspec-
puente hacía Dios. En un agrafa dice Jesús: El mundo es .puei:te. tiva enseñan el amor a los enemigos Cristo Jesús y el Nuevo Tes-
Pasa por él. No te detengas en él. El mundo es p~so hacia D10s. tamento. No se trata de un mandamiento basado únicamente en
En Dios sí puede detenerse el hombre porque en el encuentra su la voluntad del legislador, sino que lleva implícito un motivo de
identidad. · E orden ontológico: por malo que sea el enemigo, no conseguirá
A la luz del orden de la fe, súbitamente todo es gracia. .s_:a eclipsar el brillo de Dios ni sofocar su misteriosa presencia. Y por
expresión, usada por Bernanos y tomada de sa.nta Teresa del .Nmo eso merece siempre amor y respeto. Esa es también la razón de que
Jesús, ha de interpretarse rectamente: no se ~i~e que en la. ?imden- Dios ame a los ingratos y pecadores (Le 6,35): que se ama a sí
sión histórica todo sea gracia. En esta dimensión hay, t~bien es- mismo, reflejado en los ingratos y pecadores. El malo nunca deja
o-rada. Pero en la perspectiva del fundamento ontológico, ~odo.es de ser motivo para experimentar a Dios. La des-gracia, por envi-
~rada porq~e todo está sostenido y producido por el Mis~en~:. lecedora que sea, nunca deja de ser también, además de des-gracia,
tanto el bien como el mal, tanto la gracia como l~ des~racia. i una invitación a la experiencia de la gracia. Lo cual no es razón
sólo hay fundamento y un absoluto, todo cuanto existe, mc~us? el para tolerar la des-gracia o permitir que reine en el mundo. Debe-
infierno y la desgracia, está sostenido por él. Lo c~al ~o sigmfi~a mos combatirla y tratar de superarla con todas las fuerzas. No
que el Misterio sea responsable de todo: pensar así sena concebir obstante, la des-gracia confirma la supremacía de la gracia, puesto
el Misterio como una causa segunda o imaginar el [undamento que no puede limitar a ésta ni absorberla totalmente en el hori-
como una cosa del mundo que produce el mal. El fundamento, Dios, zonte de la des-gracia.
no produce el mal· pero da la fuerza para que el malo haga su mal. En resumen, a la luz del último fundamento, Dios, todo es
El mal es del ho~bre; pero el poder de la libertad para hacer el gracia porque todo está referido a Dios, todo está sostenido por
mal no es del hombre, sino que viene de Dios. . él, todo encuentra en él su apoyo ontológico.
En esta perspectiva ontológica en la que todo _se ~on~idera a
partir de Dios omnipotente, a quien nad~ escapa -m ~l mfi~rn°-:,
se puede entender la frase «todo es gracia». En cambio; sena erro- 5. ¿COMO APARECEN HISTORICAMENTE LA GRACIA
neo entenderla en un sentido histórico: todo es gracia, . tanto la Y LA DES-GRACIA EN LA CIENCIA Y EN LA TECNICA?
gracia como la desgracia. Esto e~uivaldría a pr_esenta!;1 !)ios ~orno
autor de la gracia y de la desgracia, en un sentido epifánico e mtra- Esta consideración ontológica es capital para comprender el
mundano. Dios no es una realidad intramundana; es tras~ende~te Y carácter absoluto de Dios, que no tiene contrincantes y cuya gracia
fundamento, no fenómeno. La expresión «:~do 7~ gracia», si no es siempre victoriosa, incluso dentro del mal. La gracia no es un
se interpreta bien, puede llevar a una legiumacioi: de t.od~s las objeto o una cosa al lado de otros objetos o cosas. No es una rea-
calamidades históricas. De ahí que convenga advertir lo siguiente: lidad definible y detectable en el mundo. Si lo fuera, la gracia
porque Dios es el fundamento tanto de la g:acia com~ de la des- constituiría una determinación fenomenológica y caería bajo el
gracia, el hombre puede hacer de la desgracia un medio para el~- prisma de la ciencia. Como ya hemos dicho, la gracia es la presencia
varse a Dios. Ninguna des-gracia es des-gracia absoluta, des-gracia v actuación de Dios en el mundo; es Dios en cuanto comunicación

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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTÍFICO-TÉCNICO

a la criatura, en cuanto esplendor en el mundo, en cuanto belleza nue:t:os día~. El sentido que ella proyecta sobre ei mundo sería
en el cosmos. ¿Cómo aparece? Ya hemos dicho que como funda- el umco posible: un saber cada vez más completo y satisfactorio.
mento. El fundamento surge cuando se llega a las raíces de cual- ~educ~ todo a un sentido unívoco; nivela todas las demás diferen-
quier sistema; en el caso concreto de nuestro análisis, cuando se etas, v10lenta_ todos los demás órdenes de experiencia que puede
llega a las raíces del ·arden de la ciencia y de la técnica. haber en 1,a ~ida hu?1ana. Se presenta como una empresa totalitaria,
Pero el fundamento no es algo estático, algo que se oculta y com? la ui;1ca realizadora de sentido: supedita al suyo todos los
vive retirado. Por el contrario, se historiza y aparece en la ciencia de~as s~nt1dos o los descarta como anacrónicos y peso muerto en
y en la técnica como modo de hacerse la ciencia y de desarrollarse la historia de la humanidad.
la técnica. La gracia no es una cosa más entre las cosas del mundo. . Tal peligro es inmanente al lagos científico que busca la máxima
Es un modo divino de las cosas del mundo. ¿Cómo aparece esta racionalidad e inteligibilidad. El lagos científico, por su misma
modalidad graciosa, benevolente, divina de las cosas del mundo? naturaleza, prescinde de toda referencia a un Trascendente o a un
Hacer esta pregunta equivale a preguntar por las concreciones de la destino sup~rior. Analiza y quiere entender todo lo que se le pre-
gracia o por las mediaciones de la presencia de Dios en la creación. senta. Implica, por tanto, la permanente posibilidad de cerrarse
¿Cómo se manifiesta la presencia de Dios en el mundo? sobr~ sí ~ismo. Cuando esto sucede, surge el dentista lleno de auto-
El modo divino y gracioso no es mecánico ni epifánico. Se da sufic1e?~ia, soberbio e insolente, que ignora los límites, se niega
como oferta a la libertad humana. No es imposición de un poder, a adm1.tlr otros modos de ser y de vivir, hace del propio hombre
sino diálogo de un amor. Aparece, pues, en términos de historia la medida de todas las tosas, se afirma incondicionalmente él mismo
y encuentro, de reconocimiento y aceptación. No destruye al hom- hasta la exaltación divina de lo humano. El método científico oh-
bre, sino que lo con-vaca a expresarse. La pro-puesta divina invita jetivamente, no respeta nada: destruye los equilibrios de la 'vida
a una res-puesta humana. Ese encuentro es lo que constituye el Y somete todo al análisis y a la manipulación. El modelo científico
brillo de Dios en el mundo y su gracia revelándose en todas las cerrado en sí mismo representa una caricatura del reino de Dios.
cosas. La. gracia . sólo es:á presente como fundamento que posibilita esa
Si el hombre se niega al encuentro, la gracia no se historiza. actitud; vive reprimida, no se historiza, no produce el encuentro,
Esta se da sólo como fundamento, incluso de la posibilidad de la .belleza, el atractivo, la graciosidad. La violencia, el tedio de lo
rechazarla. La gracia, pues, está siempre presente; pero, unas veces, umform~ Y de _lo igual y la insolencia de la imposición del hombre
1.1...-il refrenada como fundamento oculto; otras, aceptada, explicitada y son manifestaciones de la ausencia de la gracia.
J'i
:="' acogida en la vida humana. La aceptación crea un tipo de vida que Las .consecuen~ias son más des-gracias en el plano técnico: la
podemos calificar de graciosa y bella; el rechazo da lugar a un tipo d~s-~racia se manifiesta en la acumulación del saber y del poder
de vida autosuficiente, llena de orgullo y de «hybris», falsa, violenta tecruco en las manos de muy pocas naciones, que se imponen a las
y dominadora. Es la manifestación de la des-gracia. La primera es otras Y las someten a su yugo. Ciertos hombres controlan el saber
la visibilización y sacramentalización de la gracia en el mundo. Y poder tecnológicos y explotan abusivamente con detrimento de
¿Cómo aparece la gracia en términos de ciencia y de técnica? los demás, que. terminan siendo explotados y ~arginados.
¿Cómo se historiza la des-gracia? Antes de responder a tales inte- La des-gracia aparece en forma de empobrecimiento de conti-
rrogantes, examinaremos la manifestación de la des-gracia en la nentes enteros a los que se ha vedado su acceso a la libertad a la
ciencia y en la técnica. s~lud, a los bie,n~s del progreso, para que un pequeño grupo pueda
disfrutar al rnaximo y engordar más, como ocurre entre los ani-
males s~l".ajes. La destrucción de la ecología, la utilización de los
a) La des­gracia como ebybris» y autosuficiencia
descub~1m1en~?s más avanzados para fines militares de aniquilación,
En la actitud científica, la des-gracia aparece cuando la ciencia la manipulación del hombre, considerado como un objeto más de
se presenta como el único sector epistemológico y el único orden la .natural~za, al que puede manipularse y condicionarse como a un
verdaderamente humano, verdaderamente justificado y fecundo; animal, sin recon~cer en él su dimensión ética y espiritual: el
no como un orden más, sino como el único posible y razonable en empleo de los medios de comunicación social -radio y televisión-

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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTIFICO-TE:CNICO

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y de los transportes para mantener al hombre esclavo de 1;111 esque~a posibilita y la instaura y que es Dios. La ciencia, dentro de tal ac-
de valores de simple producción y consumo, esquema mt!oducido titud -que es la actitud de la fe- se entiende como una posibi-
subrepticiamente en el inconsciente humano para cons~gui: que el lidad y un orden más entre otras posibilidades y otros órdenes:
hombre piense y actúe conforme a los v~ores de la ro.mona pode- concretamente, el orden del saber y del poder que permite al hom-
rosa, explotadora e insensata, y otros fenomenos semejantes repre- bre adueñarse del mundo, desvelar el lagos de la naturaleza y ha-
sentan formas en que se manifiesta la des-gracia encarnada en el cerse realmente señor libre y responsable del mundo.
modo de organizar y utilizar el mundo técnico. . . . En la perspectiva del orden de la fe, la ciencia es el medio
Esta utilización deshumanizadora, ¿supone una actitud es~iri- con que el hombre descubre el lagos escondido en el mundo; el
tual del hombre cerrado a toda referencia más digna Y superior, hombre se convierte en una especie de demiurgo mediante el cual
y que ya no se pregunta para qué produ~ir ~anto, para q~e tanto aflora a la superficie la estructura de la inteligibilidad del mundo.
poder? El poder manipulador se basta a si ?11smo, crea mas i;oder Este se va perfeccionando y completando con la actividad del
en las manos de grupos de personas o naciones cada vez ~as re- hombre. Tal proceso evolutivo del mundo a través del hombre le
ducidos, los cuales se van haciendo más violentos a medida que hace participar, en cierta manera, del espíritu humano y elevarse,
van experimentando la fragilidad de su propio po~er. Y surge en- mediante tal participación, hasta la esfera de lo divino. El desvela-
tonces una situación espiritual análoga a la de los tiempos antiguos miento científico del mundo es obra de la gracia que pasa por
de héroes y poetas anónimos; surg~n .entonces ~er~s human?~ sin el trabajo del hombre, sin el cual jamás llegarían a explicitarse e
nombre y sin rostro, sociedades anonimas d~ tecm~os, de físicos, historizarse por sí solas las virtualidades originarias del mundo. La
de economistas de hombres del átomo, de psicoanalistas, de mate- ciencia es perfección del mundo; es gracia que redime, eleva y
máticos, de estrategas, fantasmas sin voz en. medio de .un mundo manifesta de una manera concreta el designio, la sabiduría y el amor
convertido en desierto, del que ha desaparecido el s~ntid<;> Y --en de Dios. La ciencia, como empresa colectiva, es así desveladora de
expresión de Holderlin- se han ausentado los dioses s.m dejar ra~tro la verdad del mundo, aun cuando la ejerzan hombres que tienen
ni huella, mundo de ilusión y de una uniformidad universal tediosa otras intenciones o que ignoran por completo tal dimensión de la
y muerta. , ., ciencia. Ella sigue su camino de perfección, que es gracia: sólo la
Tales manifestaciones no son mas que la revelación de la des- fe puede ver y admirar el sentido de la obra que va moldeando
gracia, que no es algo que :Vª '-!ni~o a la técnica o la ciencia: sino el orden de la ciencia.
la propia ciencia y la propia tecmca en cuanto q?e se convie~ten Para la ciencia es muy importante buscar su último fundamento
en fundamento de sí mismas, se cierran sobre sí mismas y se engen y tomar conciencia de él. Cuando la ciencia acepta sus límites, el
en principio único y totalizan te de la experiencia y, por tanto_, en Misterio y la gratuidad del mundo y de la propia razón, se articula
instrumentos de una desmedida ambición de poder. En esta sm~e- otro modo de ser de la ciencia y del científico. Este no aparece
tización violenta, el hombre pierde la sensibilidad para cualquier ya dominado por el demonio de la soberbia ni por el tenebroso
llamamiento que no sea científico-técnico. Es el hombre de una. s?la poder absorbente de la técnica. Es libre: sabe que la ciencia es
dimensión. Así se pierde como hombre y como apertura. Anticipa una de las formas en que el hombre se acerca a la realidad y la
lo que en el orden de la fe se denomina frustración absoluta e crea. Cae en la cuenta de que la ciencia supone para el hombre una
infierno. tentación de objetivación, de agresividad, de autosuficiencia. Puede
superar el peligro que reside en todo lagos.
Gracia significa poder escapar del mal que se esconde como
b) La gracia como poesía, libertad, liberación y respeto posibilidad en el estatuto epistemológico de la ciencia. Gracia es
La ciencia comienza a aparecer como gracia a partir del momento superar la tentación de cerrarse sobre sí mismo. Gracia no es sólo
en que trasciende el círculo cerrado del lagos de la objetividad Y liberación de los peligros inmanentes. Es también el gozo de la
se siente permanentemente remitida al Misterio. Entonces no es libertad científica, que confiere a la ciencia un frescor propio y una
1 ! ya la ciencia orgullo auto-suficiente, sino humilde aceptación de sí transparencia original. La gracia hace que la ciencia conserve su
11 misma dentro del horizonte más amplio del fundamento que la destino propio, como desvelación de la racionalidad de lo real; que
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

prosiga su investigación con respeto, como quien recibe un don;


que tenga un estilo peculiar de investigación, de selección, de for-
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LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTÍFICO-TÉCNICO

las relaciones entre los hombres y, por las transformaciones que


realiza, puede crear una imagen de lo que ha de ser la anticipación
del reino de Dios. Puede actualizar todo eso y, así, encarnar lo que
mulación y solución de los problemas, un estilo que humaniza al
hombre y al mundo y no sólo los instrumentaliza con miras a un significa la gracia en el mundo.
poder interesado 7•
Una ciencia fiel a sus propias exigencias, no totalitaria, sino
respetuosa con las demás actitudes frente a la realidad, crea no sólo 6. LA GRACIA NO EMERGE SOBRE
un científico, sino también un sabio. El sabio se mueve también LA RUINA DEL MUNDO Y DEL HOMBRE
en el campo científico, pero saborea en él el descubrimiento del
Misterio oculto en el mundo; él no crea tal Misterio, pero lo expe- Concluyamos subrayando una vez más que la gracia en sí no
rimenta como un polo articulador y revelador. El hombre se siente puede expresarse, ni existe como existen otras realidades. Siendo
entonces órgano empleado por Dios para manifestar su presencia Dios-mismo-en-el-mundo, posee el modo de ser de Dios. Dios sólo
en el mundo como orden, racionalidad, virtualidades latentes, etc. es real cuando aparece como sentido radical de este mundo, como
Aquí tiene cabida la poesía, que es la dimensión contemplativa del su fundamento, como su futuro absoluto abierto e interpelante.
hombre frente al mundo. El mundo sigue siendo mundo, y la ciencia Lo mismo puede decirse de la gracia: emerge en el mundo, se la
sigue siendo ciencia; pero en una dimensión más profunda, ta1_1to puede contemplar y expresar en la medida en que se anuncia como
el mundo como la ciencia son símbolos de otra realidad que brilla bondad, belleza, gratuidad, transparencia y rectitud de todas las
en ello: el amor de Dios, su bondad, su racionalidad, su orden; en cosas. Esta rectitud, belleza y transparencia de las cosas son valores
una palabra, su presencia en el mundo que denominamos gracia. reales, que pueden ser detectados y saboreados. Tanto más cuanto
La técnica, instrumentalización de la ciencia, es también una que sus contrarios no sólo son posibles, sino que representan un
forma en que puede manifestarse la gracia en el mundo. Aun reco- hecho histórico en el mundo. Sin embargo, la belleza concreta, la
nociendo los peligros que encierra -a los que ya hemos aludido-, transparencia de las cosas y el origen del orden, cuando se contem-
lleva consigo inmensas posibilidades en orden a conseguir mayor plan a la luz de la fe y de Dios, se transforman en símbolos y ma-
justicia, a liberar al hombre de todas las trabas con que el mundo nifestaciones de la gracia de Dios o del mismo Dios autocomuni-
lo tiene preso, doliente, hambriento, amenazado por las fuerza_s cándose en el mundo. La gracia no prospera sobre la ruina del
naturales. La técnica puede contribuir a hacer el mundo más habi- mundo y del hombre. Supone lo humano y lo histórico. Como dice
table, más fraterno, más justo, más libre y más sano. Son formas un adagio clásico escolástico, «gratia supponit naturarn» (la gracia
en que se encarnan el amor de Dios y su bondad para con los supone la naturaleza) 8. La naturaleza en su debido orden, cuando
hombres. La técnica es instrumento de este amor de los hombres se la ve con profundidad, en el horizonte de la fe, aparece como
gratuidad, como manifestación de lo que significa originariamente
y de Dios. .
La técnica puede poner las bases de un nuevo humanismo: Dios en el mundo, es decir, aparece como gracia.
permite transformar el mundo circundante y establecer un nuevo Así, pues, la gracia no es una cosa, sino un modo de ser de todas
tipo de relaciones del hombre con la naturaleza. Lo cual no es algo las cosas, contempladas desde su último fundamento, sub specie
meramente exterior. Determina también al propio hombre. Cuando Dei: en esta perspectiva, además de su naturaleza de criaturas, re-
tiene conciencia de que el poder de la técnica es un poder concebido velan al mismo Dios presente en la creación comunicándose a ella.
y fundado por Dios, el hombre puede modificar la faz de la tierra La dimensión natural de las cosas pertenece al horizonte científico-
de manera racional, coherente y humana, de acuerdo con las leyes técnico; la gracia de dicha dimensión pertenece al horizonte propio
que él mismo va descubriendo. La técnica puede aparecer en su de la fe.
aspecto humanístico, como instrumento que propicia la bondad y Sólo quien vive y obra a partir de esta actitud fundamental de

1 7 Cf. las reflexiones muy oportunas de Ladriere, Fonction propre de la ' J. Ratzinger, Gratia sup ponit naturam, en Dogma und Verkündigung
1 grace a l'égard de la science, en La science, le monde, la [oi, 45-53. (Munich-Friburgo 1973) 161-182.

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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

III
la fe y de la gracia puede descubrir esa misma gracia en el mundo,
así como su ausencia en forma de des-gracia. Y comprende entonces LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
cómo la denominada humanización de la ciencia y la creación de EN LA REALIDAD LATINOAMERICANA:
un poder técnico, revelador de un lagos en el mundo y de un domi- DESAFIOS
nio responsable sobre la naturaleza, no son sólo datos naturales,
sino también, en su más profunda raíz, manifestaciones de Dios
mismo revelándose y obrando en el mundo: de un Dios que obra . ~a~ ref}ex_iones sobre la experiencia de la gracia en el mundo
a través de mediaciones humanas y de esos instrumentos científico- cie?-tifico-t~cmco encuentran una encarnación típica en la realidad
técnicos que crea el hombre no para aniquilar al hombre, sino para latmoame~icana, que confiere una forma propia a la manifestación
engrandecerlo y hacerlo participar de su gloria, de su belleza, de su de la gracia y de la des-gracia en esta parte del mundo. La ciencia

l
dignidad, de su amor a todas las cosas. En la medida en que el Y la té<:tü<:ª: como experiencia típica de nuestro tiempo y como
hombre adquiere conciencia de esa dimensión y se inserta en ella modo histórico de ser del hombre moderno, se insertan en un hori-
a la hora de actuar, en esa misma medida vive en la gracia y de la zonte concreto que define a Latinoamérica. Es el horizonte de la
gracia. Viviendo así, el hombre eleva y santifica su propia actividad dependencia,. de _la servidumbre y de la periferia de los grandes
científica y técnica y hace que la ciencia y la técnica estén al servi- centros. La ciencia y la técnica son, en su ejercicio concreto, instru-
cio de sus verdaderos objetivos y contribuyan a preparar al mundo
~e~tos poderos?~ c~1: que el imperio y el centro mantienen su
para su transfiguración en el reino. regi~en _de satelitización del continente sudamericano. Sin una clara
conciencia de esta dependencia y servidumbre, principales factores
d~l subdesarrollo, corremos peligro de ser víctimas de una concien-
cia falsa ~ de hacernos incapaces de detectar, a la luz de la fe y de
la profecía, l?s :rerdaderas manifestaciones de lo que es la gracia
o de lo que significa la des-gracia, o hasta de confundirlas por com-
pleto.

l. IMPORTANCIA DEL ENTORNO EN QUE SE VIVE

En este estudio se refleja más que en otros la importancia del


lu?a~ desde el qu~ se elabora la reflexión teológica. El lugar herme-
ne1:1tico no se ~i,rua dentro del sistema imperante, sino en su peri-
fen~.-~ª reflexión se hace desde un lugar considerado como rebelde
Y cn;1:ista, q1:1e no acepta el tipo de sociedad establecida ni la forma
de regimen vigente. Y no por una previa toma de posiciones sino
como resulta?? de u~ ~nálisis lo más ajustado posible a la realldad.
La.!eflexion teológica no parte sólo de sí misma ni se limita a
escu~m~r sus fuent~s clásic~s: la Biblia, la tradición, el magisterio
eclesiástico y la razon teológica, Arranca también de la realidad
c~Iti:iral en que está inserta, leída y examinada a la luz de la fe
c:istiana. ~n est: sentido, la teología es siempre acto segundo. Re-
cibe. un cierto. }ipo de lectura de la realidad. Acoge críticamente
esa interpretacion por parecerle más conforme con la propia realidad

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94
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA REALIDAD LATINOAMERICANA: DESAFios

y con la fe que otras interpretaciones proc~dentes de grupcs com- metrópolis de los países más avanzados han absorbido las econo-
prometidos y empeñados en mantener el sistema _estab!~ido. Rea- mías de los países dependientes en el campo de la ciencia y de la
liza su reflexión teológica sobre esta lectura socioanalítica, d7t~c- técnica. De esta suerte se ha establecido un centro y una periferia
tando ahí manifestaciones de gracia o des-gracia. La lectura teologica con un sistema de desigual intercambio generador de desequilibrios:
que ahora hacemos viene, por tanto, ~edi~tizada por i:na l~ctura la periferia suministra materias primas baratas, y el centro sumi-
cultural elaborada especialmente en el árnbito de la sociología, de nistra una ciencia y técnica avanzadas. El desarrollo no tiende a
la economía y de la politología rebeldes. . . hacer salir del subdesarrollo, sino a mantener la relación de depen-
El fenómeno del subdesarrollo de todo el contmente latino- dencia. Puede darse gran desarrollo dentro de un régimen de sub-
americano constituye un desafío para los mejores analistas, los ,c:ia- desarrollo, manteniéndose siempre la estructura de dependencia.
les tratan de detectar su verdadero mecanismo generador, la lógica El imperio mantiene países satélites, introduciendo en ellos un
de su funcionamiento y sus posibles soluciones. En este ensayo sistema de producción y consumo y un etbos cultural que rige todas
aceptamos la lectura hecha por la denominada teoría ~e. la depen- las manifestaciones de la vida, impidiendo así a los países encontrar
dencia 1. Se trata de una teoría, no de una verdad a~qumda, ~' Ji'ºr su propio camino de autonomía a través de un proyecto nacional
ello de una etapa de investigación y búsqueda. Tiene sus limita- autónomo. La dependencia muestra su faz de dominación.
cio~es internas: diagnostica bien la estructura del subde~arroll~, Tal interpretación de la realidad latinoamericana implica conse-
pero no logra mostrar adecuadam~nte cómo se pueda salir de el cuencias teológicas profundas: denuncia el modelo de convivencia
por caminos viables. Lo que n?s ~~teresa fundamenta~ente para imperante como opresor y revelador de pecado e injusticia a nivel
nuestras reflexiones es la explicac10n que da esta teona. a~ s~b- mundial. Proclama la urgencia de una ruptura de los lazos de depen-
desarrollo. Lo define como un proceso soci~l glob~l y dialectlco, dencia opresora, predica la liberación y tiende a favorecer aquellas
consecuencia del desarrollo del capitalismo mdustnal cuyo meca- fuerzas que se organizan para sacudir tales servidumbres 2• Aun
nismo básico consiste en crear -para generar y mantener su pro- cuando las posibles soluciones viables sean problemáticas y no pueda
greso científico-técnico y su creciente bienestar-:- un centro o una soñarse estratégicamente con la ruptura de los lazos de dependen-
metrópoli y una periferia o ~uc:irsal donde s: . m~taura !ª
depen- cia, se propone la liberación como un ideal y una meta que sólo
podrán conseguirse mediante un largo y penoso proceso histórico.
dencia el estancamiento económico, los desequilibrios sociales Y las
tensio~es políticas, sin soluciones autónomas. Desarrollo Y _sub- Un tipo distinto de lectura teológica calcada sobre la defensa
desarrollo no son más que el anverso y reverso de un.a, misma o exaltación de la sociedad vigente podría ver como gracia lo que
medalla. Van siempre unidos, y 'existe una estrecha relación entre nosotros denunciamos como des-gracia y pedir una adhesión allí
ellos. donde nosotros aconsejaríamos una distancia crítica. De ahí que no
El subdesarrollo no es, fundamentalmente, un problema de sea irrelevante o carente de importancia el lugar hermenéutico desde
atraso técnico ni, por tanto, una fase anterior al desarrollo; es un el que se contempla e interpreta la realidad que vivimos. No cabe
problema político y, por ello, consecuencia d~l desarr~llo dentro una tercera posición. O la teología analiza críticamente la realidad
del sistema capitalista. Las economías no son mdepend1entes. Las y es liberadora, o deja de ser teología para afiliarse a las fuerzas
ideológicas que apoyan el orden vigente, considerado erróneamente
como más justo y más equitativo.
1 La bibliografía sobre el tema es inmensa, destacando l~ colaboración Con semejante declaración de posturas, la teología reconoce su
del pensamiento brasileño con nombres como Fernan~~ Hennq~e Cardoso, lugar en el mundo, dilacerado por conflictos; toma partido; no se
Gunder Frank, Floristán Fernández, Celso Furtado, Heho_Jaguar1?e Y otros.
Cf. una buena orientación en G. Arroyo, fensamier:to latinoamericano sobre erige como una instancia supuestamente neutra o trascendente. En
el subdesarrollo y dependencia externa; íd., Cansideraciones sobre el ;u_b­ realidad, esta pretensión revela su verdadera postura en favor de
desarrollo de América Latina, en Fe cristiana y cambrr;i soeza~ en _Amerzca los poderes establecidos y del lado del orden que privilegia a una
Latina (Salamanca 1973) 305-322, 323-334; J. Cornblin, Theologz~ de la
pratique révolutionnaire (París 19?4) 1~~-127:,R. Poblete, La teorza de l~
dependencia: análisis crítico, en Lzberaczon: dialogas en el CELAM (Bogota 2
Cf. G. Gutiérrez, Teología de la liberación (Salamanca 1972); L. Boff,
1
1 1974) 201-220. Tcologia da libertacao: «Grande Sinal» (1974), diez artículos sobre el tema.
1
1

96 97
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1
LA REALIDAD LATINOAMERICANA: DESAFIOS
LA EXPEP.IENCIA DE LA GP.ACIA

margina a la de la nación por la autodeterminación del pueblo. Este fue v sigue


e la población en la meelid a en que siendo manipulado por las minorías y oligarquías nacionales - en
pequeria part~ d -
mayor ~a~te -'. . hermenéutica, trazaremos, en la connivencia con las minorías imperiales.
Clarificada nuestra oost~rl 1 rasgos que permiten entrever La actual situación de dependencia no es más gue la continua-
obligada brevedad de~ capitu ~'a ~:alid;d latin¿-americana. ción histórica de la dependencia impuesta por el imperialismo ex-
la gracia o la des-gracia en nues r pansionista occidental del siglo XVI, que ha encontrado su forma
más acabada en el moderno capitalismo industrial. Tal proceso ha
configurado y determinado las manifestaciones de la vida en el
2. LA REALIDAD LATINOAMERICANA subcontinente mediante decisiones tomadas en las metrópolis: cómo
d b . . t Latinoamérica vive debemos pensar, lo que debemos aprender, lo que tenemos que
Incluso desde antes del . escu n:~~~o~'centros hegemónicos. producir y la manera de producirlo, bajo qué régimen social de
baio el signo de la depdenddenTcia Je ·~las el papa Aleiandro VI nos relaciones de producción, cómo debe hacerse la distribución inter-
E n 149 4 ' por el trata o · e· or esi ' ·
l conciencia europea, a s
E pafia nacional del trabajo en la periferia y en el centro. Esta infraestruc-
entregó, aun antes de existir para los si los xv y XVI. El ambiente tura ha condicionado las ideologías y las formas de cultura que
v PortugaL los grandes Impenos de on gla destrucción de los pue- engranaban con la empresa de dominación, legitimándola y conven-
, · , 11 ' a imponerse c · , ciendo al pueblo de que la única forma de concretar el desarrollo
cultural que aqui ego . ' e indígenas- no constituyo
blos-testimonio -azt~cas, mayasl,.dmdcas fleio El sistema productivo, económico y social es la alianza y sumisión con respecto a los cen-
una realid i ad- fuen te , sino
. unaf rea 1 ad -re onvivencia
· social- y pol'mea,
. tros hegemónicos del imperialismo.
la división del trabajo, las armas e e 1 bra el etbos cultural que El sistema imperante de dependencia constituye un proceso
la religión Y las costumbr7s; en un~ Psª ~mplantaron desde las me- global. Por razones de claridad, vamos a destacar tres ejes funda-
1,,1( d esto no nacieron aoui. e - d d 4 mentales en que se condensa el sistema de dependencia. Conside-
eng1 ob a to o . . ,
1 ,,~
h'
J - t viéramos retrasa os en to o .
trópolis impe~ialisti~· ~e, a l~ei~~x~rable actitud científico-técnica
Con la universa ~zac1on, . e 1 . deales del progreso cuantitativo,
ramos académica y, en el fondo, inútil la discusión sobre cuál de
dichos ejes tiene la primacía: el económico, el cultural o el político.
se exportaron a Latmoamenca os .' d la propiedad privada de Se da entre ellos una relación dialéctica. La solución no está, a
consumo masivos, e nuestro juicio, en la transformación de una de las prioridades, sino
de 1 a pro duccion Y d . , Ello creó una menta-
»Ór

. d 1 turaleza v de pro uccwn. ·, en la creación de bases populares con una nueva conciencia que
los bienes e. a na , . · d di~frute del mundo, de aceleracion
lidad progresista en termmos ed frenada para superar' sin gran sea capaz de elaborar un proyecto alternativo y de implantarlo
de la historia y ~e una carrera , esen 1 tos los países pobres' a través de una nueva praxis liberadora.
éxito la distancia entre los paises o~ud en en ~ubdesarrollo. Todo
( ' 1os desarro11. a dos v. los
entre . f . dos1 mundo técnico, cu 1tura 1
1 mantero a) Dependencia en lo económico y en la división del trabajo
el continente se siente en a pen ena e
y aun religioso. . l' . uida en el siglo pasado no re- La dependencia económica no puede pensarse más que en tér-
La independencia po mea con?elgdel largo proceso de una ver- minos estructurales, es decir, dentro de una configuración de la
presentó. más ~ue una et~pa a~~c~~s países representó la adopció_? estructura de producción. Esta fue gestándose históricamente, desde
dadera liberacion. En cas: to 1 ti as metrópolis, incluso mas el descubrimiento. Primeramente, con la derrota militar de los pue-
del sistema de depend~nciaddel as anpfus crobiernos nacionales para blos-testimonio se fue orientando el eje hacia el saqueo brutal de
perfeccionado por servirdsed e ?s ~r,o No"'se consiguió la soberanía las riquezas de la colonia, arrebatadas por las metrópolis ibéricas.
mantener la estructura e ommac10n. Estas servían de intermediarias a otras metrópolis como Inglaterra
., li . d l fe como praxis de liberación y Holanda, donde nació el capitalismo industri~l. Luego se configuró
' H. Assmann, La dimenszo~ PJ z1cal e ªxis de la liberación (Salamanca la fase del pacto neocolonial del crecimiento hacia fuera: la metró-
histórica del hombre, en Teologza es e a pra
poli determina lo que hay que producir en orden a su exportación
197?)R~5f.6cobián, Factores económicos .Yl fuerA~J',~~~t:ti~~. ej/6~~eso de y consumo por el centro. Más tarde se pasó a la consolidación del
liberación. en Fe cristiana y cambw soeza en

99
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
r
LA REALIDAD LATINOAMERICANA.·
DESAFÍOS

mercado interno por la introducción de capitales y de bienes de


producción que sustituyen a las importaciones, pero que estrecha dencia a los países satélites h d
el régimen de dependencia con la coalición de las oligarquías nacio- por las correspondientes lic~n~ra:. ~n bºd pagar fue7tes «ro~altíes»
la falta de mano de obra 1 t d . e 1 o a los, bajos salarios y a
nales con las centrales, controlando al Estado. Por fin, la fase actual
se caracteriza, en frase feliz de Darcy Ribeiro, por la industriali-
es instalar sus fábricas e~ l en ~ncia de, l_os paises metropolitanos
ahí al propio centro o a ot~s pais,es sa~lltes para exportar desde
zación recolonizadora o por la internacionalización del mercado. dependencia económica 'se os .Earses. hecho estructural de la
Merced a la misma, los grandes conjuntos multinacionales -cuyos mamnesta aquí f
centros de decisión residen en los países imperiales- determinan, ~n 1o tocante a desigualdad de ínter bi con mayor uerza que
en la esfera de la estructura productiva, lo que se debe producir
impuesto con sus expresiones f t cam 10}; Es un etbos cultural
ámbito del sistema capitalista. uer emenre omogéneas en todo el
y por quiénes, con qué técnicas, a qué países deberán exportarse los
productos, etc. Los países metropolitanos determinan para sí y La población del mundo c · lí ,
por 2 .500 millones de habit ap1t~ sta esta formada actualmente
para sus satélites qué necesidades deben, en un determinado mo- Ilones viven en el centro d lan~es. e este total, cerca de 800 mi-
mento, suscitarse y satisfacerse por bienes de producción. . e sistema y 1 700 ·11 .
Sintetizando este análisis, dice Celso Furtado: «El rasgo carac- .ferra. El producto bruto del centro . . mr oi:es en su pen-
terístico del capitalismo en su fase evolutiva actual consiste en que
prescinde de un Estado, nacional o multinacional, con el propósito
mi11ones, correspondiendo en
renta per capita a las pobl .
n~:::
res, mientras que el de la períf ri equr~a1d~ l.6d00 billones de dó1a-
~erra el or en de los 340.000
ejosl redon_dos, 2.000 dólares de
de establecer criterios de interés general reguladores del conjunto dólares a las de los paíse adc10neds. e o~ paises del centro y 200
de las actividades económicas. No-es que los Estados se preocupen T s epen rentes
hoy menos de los intereses colectivos. En la medida en que las ales datos revelan como trasfond . d
bre, miseria, explotacio'n y m . . ,º un rama humano de ham-
economías ganan en estabilidad puede ampliarse la acción del Es- argmac1on.
tado en el plano social. Pero la estabilidad y la expansión de dichas
economías dependen, fundamentalmente, de las transacciones inter- b) Dependencia sociocultural
nacionales, que están controladas por las grandes empresas; de ahí
que las relaciones de los Estados nacionales con las grandes em- La implantación de cierto tip 0 d d 11
presas tiendan a ser relaciones de poder. En primer lugar, la gran mina también 1 f ., e esarro o productivo deter-
a con 1gurac1on de las l .
empresa .controla la innovación -la introducción de nuevos mé- privilegiadas por el régimen de d d ~ asd socia1 es. Las clases
todos y de nuevos productos- dentro de las economías nacionales, los valores y las costumbres de ~~:~:nc~a a . optan miméticamente
lo cual constituye el principal instrumento de expansión interna- popular, elitista y mero espejismo 7 H tr1tb~d· Su cult~ra es anti-
cional. En segundo lugar, dichas empresas son las responsables de las que todavía quedan re . . . . a a J o generac10nes -de
. mm1scencras- que se b d
la mayoría de las transacciones internacionales y controlan práctica- ser b rasileñas Y de hablar la len d 1 . a~ergonza an e
mente toda iniciativa en este terreno. En tercer lugar, actúan inter- portugués. Llegaban a enviar su gua e a provmcra, es decir, el
nacionalmente con unas orientaciones que escapan en gran parte La industrialización -extensió~ ~';~ a L~n;Jres para lavarla allí.
a la acción aislada de cualquier gobierno. Finalmente, tienen una tropolítana- ha mar inad l a sD?e ad de consumo me-
gran liquidez fuera del control de los bancos centrales y pueden población. Privadas d~ susº an~~ capas ~ocia1es mayoritarias de la
recurrir sin dificultad al mercado financiero internacional» 5. quedado seducidas por el brillo gckl metodds de_ producción, han
En esta última fase el capitalismo impone la misma cesta de en torno a las mismas un verdade ~s gra,n es c1~da?es y forman
productos para todo el mundo y hábitos internacionales de consumo. !nsertado en la dinámica industria~º rnj1u!dm lde ,mrsena. No se han
Los países que constituyen el centro realizan la producción de la ignora por no tener poder d . .' .Y a 1 eo ogra del consumo las
ciencia y la técnica, la exportan y mantienen en régimen de depen- T • •, a qursit1vo.
La margmacton de Ja inmensa mayoría de la población latino-
5
C. Furtado, O mito do desenuoloimento económico, Paz e Terra (Río ; Ibíd., 38, nota 21.
de Janeiro 1974) 34. , . J. J. Liach, Dependencia cultural y creacío'r , l
Latzna: «Stromata» 30 (1974) 5_23. • ce cu tura en América

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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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LA REALIDAD LATINOAMERICANA.·
~ DESAFÍOS

americana es consecuencia inmediata del sistema capitalista de in- crecimiento económico La dist ., . .
dustrialización recolonizadora. Los gobiernos de les países peri- ción en el desarrollo .econ, .orsion radica en la total concentra-
féricos mantienen la ilusión de poder alcanzar el bienestar conse- medio para un desarrollo º:r111co! que ya no se considera como
guido por el centro. La aceleración de la historia que entonces se de que - posee un dinamismosocia sino c.omo un fin 1 . .,
u 'l h , ' en a conv1cc10n
impone tiene plazos fijos. Es como un avión en la pista de despe- social. Tal distorsión se 9f e ~ data
manr
desembocar en el desarrollo
gue, según la sugestiva imagen del sociólogo Fernando de Bastos de .f rase de 1 ex-presidente M di esto
. ( 1 e manera -P aradigmauca, . en una
Avila: «En la medida en que gana condiciones de despegue, en espantado y perplejo· L e cr · ~70b­19!4), el cual afirmó, entre
esa misma proporción ve cómo se aproxima el final de la pista. pueblo vive ~a1>. . <~ a econom1a rasileña marcha bien, pero el
Como el avión, un país en desarrollo se va aproximando cada vez
Hay dolores y sacrificios ue d b .
más rápidamente al punto fatal en que, inexorablemente, o despega como precio de todo verd d q ~ ~n pagarse 1Ilexorab1emente
o capota» 8• Hay plazos que es preciso guardar, so pena de que mico o social. Pero hay t:mhl~ cr~rr:ie:ito, sea espiritual, econó-
fracase el proceso de desarrollo, con lo que se agravaría la distancia dolores humanos que son frut~nd: rrr:i~nt~s,_ pobreza, miseria y
entre países ricos y países pobres. humano en la convivencia .ª ~¡us~1~ia, de un orden in-
Todo progreso y toda aceleración exigen un precio. Hay con- como de una insaciable sedyden lad distnbucion de los bienes, así
flictos ineludibles: no es posible conseguir altos índices de creci- Si T . e po er.
igm icativos sectores intelectuales d 1 d .
miento económico y hacer al mismo tiempo importantes inversio- ya conciencia de la ini uidad d l . e rnun º.neo han tomado
nes sociales. La opción por un acelerado crecimiento económico, hace siglos en Occiden'ie sobre eb sistema ~ltu~al implantado desde
base para el bienestar social de todos, lleva consigo una determi- litarismo del poder econó . ~sesl cu~ntlt~tivas y sobre un tota-
nada tasa de iniquidad social, que no pocas veces sobrepasa los náusea que produce la i~~b'·¿ ed a c·iT~r ly de la técnica. La
límites tolerables para la justicia y la humanidad. Y la vida anémica ; ue d ri ª socia e as grandes ciudades
El precio social del crecimiento no es justo, porque da lugar lími-t,es ~e semejante eihos c:~~~:r Nevblan hasta. l~ evidencia los
a una enorme pobreza y marginación. En Brasil, el 75 por 100 de Y ~as sr no hay una dimensión e .. ? asta adquirir Y poseer más
la población vive en la zona de una marginación relativa 9• El mo- cesis creativa y un sentido d spiritun] ~el ser humano, una as-
delo político-económico brasileño no beneficia directamente a gran del mundo moderno en régi e eqm~a~ social. La des-gracia social
parte de la población. Exige la participación de todos en la cons- bólica y deshumanizante. men caprta sta ha revelado su faz dia-
trucción económico-social, pero no permite una participación pro- En América Latina, la implantad, , .
porcional de todos en la riqueza conseguida, ni en las libertades tados -actualmente en crío" º­? acnnca de modelos impor-
conquistadas, ni en otros bienes obtenidos. mejores inteligencias h "is yd ampliamente contestados por las
La tasa de iniquidad social no está distribuida equitativamente • sistema que
d e 1 propio ­ ena lcrea o. mayores c ont ra diiccrones
.
dentro
entre todos, sino que recae sobre la clase que viene sufriendo pri- - as mismas metrópolis.
vaciones de todo orden desde hace siglos: la clase obrera. Ese sacri-
ficio no se le ha pedido, sino que se le ha impuesto coercitiva- e) Dependencia política
mente y sin posibilidades de levantar su voz y de valorar su situa-
La dependencia política se one d .
ción inhumana en los instrumentos de manifestación de clase. que monta la metrópoli par p. e mbarufiesto en el tinglado
La urgencia de los plazos ha llevado a casi todos los países de minorías de los propios pai'seª cont:li?uar go ernando a través de las
Latinoamérica a una manifiesta distorsión del intento primitivo de ortgarquías
, nacionales ligadass sa1 e rtes. . 1Durante una f ase f ueron 1as
sus gobiernos. Estos querían lograr el desarrollo social-a través del ban el aparato del Estado E t a caprta ·¿exterior las que controla-
se disputaban los grupos .en s e era cons.1 erado como un feudo que
' F. de Bastos, A missao social da Lgreia bo¡e, en Missao da Lgreja no a los intereses económicos pcomlíi:etendcial, pero vinculados siempre
Brasil (Sao Paulo 1973) 159.
no se venifrea con la simplicidad
Y 0 treos e exterior , . p ero e1 proceso
Cf. C. G. Langoni, Distribuicao da renda económica do Brasil (Río de
¡ue
9

lleno de complicaciones e t con. aquí se describe. Está


Janeiro 1973) 64; H. jaguaribe, Brasil: crise e alternativas (Río de Janeiro
1974) 52-66. lógico y cultural especi~ /ef
'
b
especia mente el ingrediente ideo-
e u ncante para que se acepten sin es-

102
103
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
r LA REALIDAD LATINOAMERICANA: DESAFÍOS

. . ómicos La ideología del orden estable- que la tecnología sea capaz de dar el salto económico. El Pentágono
rridencias los :ntereses econ., d . ue dispone el sistema, los va- elaboró, en sus elementos básicos, una ideología extremadamente
cido, los medios de persuas1on e q 1 el método de enseñanza, simplista y hasta maniquea y que, por eso mismo, lleva en sí una
lores que difunde por todos l?s ca.na 7s, despojado de su función gran fuerza ideológica: la doctrina de la seguridad nacional. El mun-
desde la primaria hasta la urufvers1tadna,losvalores de la clase do- do está dividido en dos partes: por un lado, el mundo occidental,
. e mstrumen
crítica · talizado en avor e lean para convencer a 1 a libre y cristiano; por el otro, el mundo comunista-socialista opresor
minan te y otros muchos eleme¿tfs se ~~~n los intereses nacionales y ateo. Hay guerra entre ambas partes. Por formar parte del mun-
población de que los mttesed 1 e grÜ~ico-económico implantado re- do occidental, los países latinoamericanos tienen que adoptar la es-
y populares l .de q;ie e mo e o p~l ro reso. Lo decisivo es crear trategia de guerra del mundo occidental. La política es también una
presenta la umca vía para acceder pl g el plano económico, so- forma de guerra. Es tarea de los ejércitos latinoamericanos desen-
una integración y un consenso gen~ra enlianza entre las minorías mascarar el comunismo, que en esa parte del mundo se infiltra bajo
cial y político para s~cundar seme¡ante a el disfraz de la subversión, la concientización, el popularismo y el
nacionales y las extran1~ras.. . , olítica de los años sesenta, y la progresismo de las Iglesias. Esta guerra se está desarrollando con
Entretanto, la. c~nc1enttzac1cl p obligaron a las minorías a re: una metodología política, cultural y social sumamente eficaz. Se
aparición de mov1m1entos pop ares a integración. En casi trata de tiempo de guerra; por eso se recurre a métodos de excep-
. l bú da de un consenso Y un .1. ción. La clase media y burguesa se beneficia de esta implacable pa-
nunciar a a usque . . lantaron regímenes rm ttares
todos los países del contmente se irnp lonial: el complejo militar- cificación, puesto que le procura la tranquilidad necesaria para ha-
. , d un tercer pacto co · cer grandes inversiones y lograr pingües ganancias 10•
fuertes,. mau?urar: o~e B ·1 es un caso típico de este nuevo pacto
industnal-un1vers1tano. rasi . en este país rasgos muy acu- El régimen es de tutela. La participación del pueblo es suma-
. , ticas adquieren r
mente limitada: se le han quitado todos los medios básicos para
colonial. Las caractens . d notable desarrollo econo-
1 . mo tiempo se a un d d hacer oír sus justas reclamaciones. En este contexto, hablar de cam-
: .'t' sados · pero a mis
' 'b. para que contmue
· , la estructura e epen-
, h
mico que no es o ice rmadas y la burguesia an bios estructurales es situarse fuera del sistema y en una posición
dencÍa y de subdesarrollo. Las fuerzas ~cto nacional de desarrollo. pe!igrosa por sus consecuencias. Los regímenes tecnocrático-milita-
confiado a las grandes. emprelas el i~~ºJas nacionales la tecnología, res temen la libertad del pueblo y el ejercicio de la democracia.
La metrópoli proporc10n~, a as 1 m me. ores cerebros dentro de los En síntesis: el régimen de dominación que caracteriza a Latino-
los capitales y la _formac;od 1e. os )El crecimiento del producto américa se ha ido estructurando a lo largo de la historia en conti-
dictámenes de la 1deologiah e s1s~er;ia. de récord internacional, lo nua dependencia del sistema hegemónico mundial, primero de Es-
. l b menta asta mve.es . if paña y Portugal, después de Inglaterra y, finalmente, de Estados
nac1ona ruto au. 1 . d ló ico suficiente para just rcar
cual proporciona mstr.u,menta 1 eo d~ la distribución de la renta Unidos. Esta estructura de dependencia ha condicionado el ethos
el régimen de excepción, aun. cuan discriminatoria. La función cultural y sus manifestaciones en el campo de la economía, de la
continúe vergonzosamenJe ~es1gua~ y minentemente política. Está política, de los valores, de las costumbres y de la cosmovisión, ideo-
del ejército ya no es mol 7ra ora, sino deel mundo occidental en el logía. No pocas veces se ha disfrazado de nacionalismo, de pro-
id d la ú urna reserva . h gresismo, etc., y ha llegado a tomar aspecto de liberación: en rea-
consi era o como . las fuerzas subversivas, que ya an
combate con~ra ~1 cdmln:s:n~i~ad del sistema impuesto. _La ali?nza lidad se trata de formas refinadas con las que la dominación asimila
tomado conc1e~~ia e . a iniq . caracteriza en los últimos nem- el vocabulario contestatario para continuar manteniéndose vigente
tecnocrático-m1htar-uruvers1t;i;ia.Jue h sido exportada por el Pen- y operante.
pos el régimen ,de Estados 1 n~ os oflciales del ejército, científica-
tágono a los paises sucursa es. ~~itados ara asumir el poder po-
mente preparados, se s1enter: cap . d d e ~nfidelidad ideológica de
lítico, frente a la presunt? ¡ucap~~~~r~anos sino una verdadera clase
los ciudadanos. No son ya 1e es ' 10
Cf. Comblin, lvfovimientos e ideología en América Latina, en Fe y
bien preparada e id~oló?icamente c~mpa~t~~den y la seguridad para cambio social en América Latina, 101-127 (111-113).
La función del ejército es garantizar e

104 105
r
r
LA REALIDAD LATINOAMERICANA: DESAFÍOS
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

3. LATINOAMERICA, CONTINENTE DE CRISTIANDAD


irracional ' según .ate~ tiiisuan ciertos
· documentos de la época¡¡ El
hombre europeo arribó a Amé . 1 . .
COLONIAL E IDEOLOGICAM!!.NTE MANIPULADA y arrancarles su riqueza. Com~ica c~n e proyecto. de someterl~s
profética de BartolÓmé d 1 C se dice en ur:a vaµente denuncia
El régimen general de dependencia afecta también al cristianis-
mo que aquí se estableció e implantó. No debemos olvidar que La- 1º: b~~~~:nelso:t;r~:ritan~as a; ta~~:~,a:a~f~~v~o~~~lh~~ho e~nl~~
tinoamérica constituyó la única cristiandad colonial que ha existido puestos más altos y sin qp~ecerse. ;n poco tiempo, para poder escalar
en la historia, con todas las consecuencias del colonialismo. La cris- L I 1 . oporcion con sus personas» 12
a g esia colaboró en 1 1 · ·, ·d . ·
tiandad europea no fue colonial, sino colonialista, con la mentali- tó a estas latitude 1 . . a c? oruzacion ommadora. Transplan-
dad de absolutismo frente a la verdad y a las formas religiosas y hiz 1 s as Instituciones eclesiásticas de Europa 13- No
o e menor ensayo de «ecl · , . L d - ·
políticas creada por el colonialismo. Una mirada retrospectiva a los la metrópoli que d esiogenesis». a ependencia frente a
siglos de vivencia cristiana en el continente no ofrece un saldo evan- tori lí . ' pu~ e constatarse como una constante de la bis-
gélico muy alentador. Es un continente católico en el que hay ex- una a forma
po neo-económica
m, dde la Amenea
, . L atina,
. tiene su paralelo en
plotación y miseria. La Iglesia católica --como reconocen no pocos la Iglesia catóU~a~centua a por su carácter sacro Y dogmático, en
textos oficiales- es corresponsable de la situación actual de domi-
nación y dependencia. La inspiración mesiánica, la esperanza es-
catológica, los valores revolucionarios de la fraternidad universal, b) La Iglesia, cómplice de la dominación
pertenecientes a la médula de la fe cristiana, fueron aquí acogidos
por la ideología imperialista. Esta convirtió a la Iglesia en una No se puede negar que durant d 1 . . .
forma religiosa de la ideología expansionista del Occidente cris- noamericana la Iglesi f '. l e gran parte e a historia latí-
poder y fav~reció a ~so ~ia estuvo del. lado de las minorías del
tiano. pulares, Medellín confie~·der{s ~st¡3b~ecidos y a las clases no po-
de su historia no siem re / a g esia recono~e que, a lo largo
y laicos- fieles al Esplritu d:ro~. todos sus mie~bros -clérigos
a) La Iglesia, colaboradora de la dominación siones n 2) La Igle i f . 1 lOS» ( Introducción a las conclu-
. ' d. · s a o icra no estuvo al frente d 1 ·
A pesar de los inestimables méritos de la Iglesia que llevó a ml rentos . e liberación de la metrópoli ni de 1 lib . ,e dos lmov1-
cabo la evangelización misional de estas tierras, se enfrentó con la e avos, ru modernamente ha secund da i. e~ac10n e os es-
inmensidad inaccesible de las selvas, implantó la fe entre los indí- y obreros en pro de una ma o ª. ~
lo~,movimientos populares
genas y la mantuvo en las poblaciones colonizadoras, no podemos
desconocer su complicidad con el Imperio que se estableció aquí, :t
cial. Su situación de clase le lmr ~~rt1.c11J.ac10n y de más. justicia so-
gélica de la situación del pob pe lmc u~ tdmar conciencia evan-
régimen de dependencia a red~ e margina o. ~ue cómplice del
no para construir una etnia y estructurar una nación, sino para ex-
plotar las riquezas naturales y servir a ajenos intereses. Dilatar la cación social discriminatoria. yu o a que se consolidara la estratifi-
fe y el Imperio es lo que carar.teriza a la empresa de la conquista. En el Sínodo de Obisp 1 b d
La evangelización se realizó con los métodos del catolicismo reac- Dom Helder Cámara· «Sin ~s ce e ra o en Roma en 1974 decía
cionario, antirreformista y guerrero de la Península Ibérica. El y obispos, ni de Lati~oaméri~:g~f de luestr~s pre.decesores, padres
conocer que, en general est ib
indio era un infiel al que era preciso combatir y doblegar. La mi- . ' ª amos -y, osenpaises neos, debemos re-
parte, lo estamos aún-
sión era una guerra santa. No hubo encuentro: se impuso a san-
gre y fuego la totalidad constantiniana imperante, desde hacía si- 11 E. D. Dussel Historia d l f · ·
Latina, en Fe y ca/nbio social 65-~9 e cristiana y cambio social en América
glos en la Europa cristiana. No se buscó una aproximación teoló- iz Bartolomé de las Casas' Bre ; . l .,
gica 9 las religiones de los aborígenes o de las poblaciones autóc- T ndias (Buenos Aíres 1966) 3G utstma re acton de la destrucción de las
tonas civilizadas como los aztecas, los mayas, los incas: se vio en 13
Cf. E. Hoornaert Forma~a d
rrópolis 1974)· H E 'w t 1 oº e
t. .
o ato tctsmo Brasilciro, 1550­1800 (Pe-
ellas una obra satánica que había que exorcizar y hasta liquidar. El d ¡ · ' · · e ze , condicionament 0 h · t , · , ·
a zrera no Brasil. en Missao d l. . B ts ortco étnico­cultural
indio fue considerado, no raras veces, como un no-hombre, un ser a greta no rasil, 27-47.

106 107
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
r
' LA REALIDAD LATINOAMERICANA: DESAFÍOS

tan preocupados por la salvaguardia de la autoridad y del orden si no. , siempre


f. fue
l la det e rmmante,· ·
siempre estuvo presente· la ad
social, que no éramos capaces de descubrir que el llamado 'orden es1on
hbús uedatrme
de 1a id proyecto
. de lib . , integra
1 eracion . l del continente.
· La-
social' era, ante todo, un desorden estratificado»
14•
víctfroas d ~] ª. 1. en~1~a~ldeJa nueva Iglesia entre los pobres y las
Mientras tanto, el pueblo cristiano, semiabandonado y despre- l e a illJ1:1s.tlcia . ego a dar al proceso de liberación un im-
ciado por el oficialismo de la ortodoxia clerical, vivía a su manera pdue quso Y una
d publicidad
· insospechados
, . · La Iglesia tomo' conciencia
· ·
la fe cristiana. Creó, según el historiador Eduardo Hoornaert, el huma~os~ p~lít:~~ dvalgehlo está ho?dament~ ~inculado al destino
más original ensayo de encarnación del cristianismo15• en la historia id . . - e as cases marginadas, S1 estas no ven recono
del Brasil que fue la religiosidad popular católica Esta religio- h1a f~a~~:aJir=~~~s ,,,tundamentales, la P:?pia Iglesia considera qu~
sidad no es una degeneración de la oficial, sino una forma autóno- también en ge:. cam~nte. ~a salvación que predica se concreta

t:~;tg~
ma y legítima de vivir el evangelio, frente al elitismo abstracionista tiendo d llesta~ dimens~ones intra-históricas concretas. Sólo par-
del clero. Si adolece de ambigüedades y hasta de elementos alie- el reino deeD~~s~1~: d~~n~iar una liberación más plena en
nantes, tampoco deja de contener valores profundamente liberado- teológica continental la teología ~e o 1:s~b ha ~l?borado l~ reflexión
res. La religiosidad popular permitió al pueblo, «castrado y recas-
trado, sangrado y resangrado», según una fuerte expresión de Ca- trdducir la prax~s de. la fe en una solidarid:d1~~nc~f~r~~~:~tllbd~
ta or que se esta realizando en todos los países. e
pistrano de Abreu, encontrar sentido a la vida y sacar fuerzas para
sobrevivir, continuar siendo cristiano y no caer en la desesperación
o en la revolución.

c) La Iglesia, solidaria de la liberación


Presente en el drama continental, la Iglesia no podía dejar de
estar también presente en el proceso de liberación. En todo mo-
mento, a pesar de su compromiso y complicidad con los poderes
metropolitanos, mantuvo viva la memoria evangélica de la digni-
dad humana del indio, del negro, de los pobres y la simiente de
liberación. En todo el continente hay una legendaria tradición de
patriotas de sotana que lucharon por las libertades, en ocasiones
hasta con el sacrificio de la propia vida, desde Bartolomé 16•
de las
Casas y Vieira hasta Camilo Torres y Helder Cámara Uno de
los grandes historiadores brasileños, José Honorio Rodrígues, ha
escrito: «Un pueblo abandonado por las metrópolis, sin cultura, no 17•
educado por el gobierno, debe al clero lo poco que aprendió»
El bajo clero, integrado en el pueblo, viviendo sus problemas, co-
nociendo sus necesidades y preocupaciones, fue uno de los más
eficaces defensores de las ideas liberadoras y de justicia social.
El gran giro de Medellín se sitúa dentro de una tradición que,

" A. Cámara: REB 34 (1974) 976.


15 Cf. Hoornaert, op. cit., 98-136.

16 Id., A tradicao lascasiana no Brasil: REB 35 ( 1975).

17 J. H. Rodrigues, O Clero e a Indepéncia: REB 32 (1972) 309-320,


aquí 300.

108 109
r LA REALIDAD LATINOAMERICANA: RESPUESTAS

~
! terés por el conocimiento de los valores nativos, del ethos cultural
IV
del pueblo, de los movimientos históricos del pasado que, aun
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA fracasados, llegaron a anticipar soluciones liberadoras 1• La crea-
EN LA REALIDAD LATINOAMERICANA: ción de nuevas normas de convivencia implica una movilización
RESPUESTAS de todas las fuerzas sociales y una nueva planificación de las fuen-
tes económicas y de las fuerzas de producción. No se puede ni se
debe esperar que las metrópolis renuncien a su dominio. La estra-
l. REACCION FRENTE A LA REALIDAD:
tegia propuesta es evidentemente revolucionaria. La nueva inde-
CONCIENCIA y PRAXIS LIBERADORAS
pendencia está ligada a la liberación latinoamericana. Como con-
secuencia de esta interpretación se puso en marcha un vasto pro-
,. ceso de concientización política en todo el continente. Los grupos
Las reflexiones del capítulo anterior se caracterizan pordunl diag-
. . P ólo un asoecto e a rea- extremistas pasaron a la praxis revolucionaria adoptando la forma
nóstico marcadamente negativo. ero es s . . , ~-d de endencia de guerrillas urbanas y campesinas. Pero se metieron en un calle-
lidad La toma de conciencia de nuestra situac10nd el Pfl . , -
·
ha provocado . , en to dos 1 os niveles e a re exion .V
una reaccton jón sin salida, ya que sólo lograron exacerbar más a las fuerzas re-
de la praxis. Trataremos de exponerlos brevemente. presivas. Las revoluciones no se hacen voluntarísticamente. «Los
hombres no hacen sino las revoluciones que se hacen» 2• Han de
someterse a sus leyes y a sus condiciones objetivas y no a los im-
a) Elaboración de un análisis crítico partiendo de la periferia perativos voluntaristas de una ideología revolucionaria.
Los más moderados de la teoría de la dependencia, con mucho
. f e una decisiva toma de conciencia de la rea- más sentido histórico y más conscientes de fas mediaciones noliti-
cas y estratégicas de toda revolución, propusieron el cambio del
lidai\~~:~~~r~~~na~ fr~nte a ~d;~~;;~ll~ d~npd~~;ezSae /~~~;i~~: sistema por el método de los cambios en el sistema. Lo cual no
ron situacion~~ .de f miseria :rf~~ndo el dia~nóstico mediante diver- significa una renuncia al ideal de liberación, sino una estrategia
ción. Los análisis ueror: ,P d de el que definía el subdesarrollo

como a
l~
sos tipotrsasdoe tie;ic~(c~reytas~gº~;ía industrialización, pasando¿por u_na
. d · d d ncia e vanos
para su realización en etapas históricas y sucesivas. Era ya una li-
beración en curso.
interpretación política en términos e, ª1:ter epen, ~ ue ostu- No pueden ignorarse los inconvenientes de la alternativa que
ofrece la teoría de la dependencia. No basta diagnosticar la estruc-
países dentro del m~mdeli~;~:io~~~~~:d~~n~~lí:{~~bdesa;rollo, tura dependentista y opresora ni proponer otra distinta. ¿Existen
laba una 1:~~r d:yla dependencia, que ve en el subdesarro~o una factores históricos que la hagan viable objetivamente? Una revo-
hasta la te. del desarrollo moral de las regiones metropohtanads. lución regíonalizada en el continente es políticamente impracticable.
consecuencia . 1 · n ensayo e El sistema posee suficiente fuerza coactiva para mantener en línea
La teoría de la dependencia constituye e primer gra . d 1
. · ló · d realidad concreta a partir e ª
:1
pens~mien:tle:i~c1~~~~~~a ~~:ácter estructural del subde~arrollo
propia pe , . 1 b 1 dialéctico del propio sistema occidental.
a las naciones que pretendan apartarse de él. El caso de Chile es
paradigmático. La alternativa política de los teóricos de la depen-
0 un proceso g o a Y 1 · ' dencia no se ha puesto todavía en práctica a causa de su insufi-
~oamdependenciano es sólo externa; se inte~ior_iza en e propio pais, ciencia. El imperio de hoy, como los de ayer, puede restaurar el
en el que crea también el sist_ema ce~tro-penfena. endencia equilibrio interno y conservar su vigencia por tiempo indefinido.
Los teóricos latinoamericanos ne la estructura de dep, El desafío del modelo político-económico brasileño representa
propusieron estrategias. po_lt1cas
l' . que 11ª. . va. __sen a romper
A
t .
ros 1iazos
El desarrollo una grave dificultad para la teoría de la dependencia. Aceptando el
0 resores orientasen todo un proceso 11o~r~aor.
1
_
p 1 ~ambio de la propia estructura soda~, asr com_? ia cr~a 1
Cf. todo el número 1/2 de la revista «Strornata» de 1974, sobre Depen­
~r¿~ndee euna nueva sociedad. Tal exigencia suscitó un senalado m- dencia cultural y creación de cultura en América Latina.
2
Comblin, Théologie de la pratique révolutionnaire (París 1974) 65.

111
r
l
LA REALIDAD LATINOAMERICANA: RESPUESTAS
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

régimen de asociación a las áreas metropolitanas y aceptando la do sectores de desarrollo. Pero esto nos lleva mucho más allá de
la simple teoría de la dependencia» 3•
generosa ayuda exterior y la presencia de las multinacionales, puede
alcanzar un innegable progreso. La tasa de iniquidad social' consti- ¡ . ~o.do cambio. s~c.ial es también un problema de racionalidad
c1entífl~a ?', de viab1lid~d histórica, las cuales están a menudo en
tuye el precio que deliberadamente hay que pagar. Es preciso in-
crementar la tarta para poder repartirla equitativamente entre el ~ontradicc10i: con los ideales humanitarios de liberación plena e
mayor número posible. El desarrollo económico puede adquirir tal mt~gral. E~sten re~o:mas profundas que no son desarrollismo y
magnitud, que permita al país competir eficazmente con algunos dedimef tacion del regimen de dependencia y opresión sino verda-
centros metropolitanos y crear un subimperio. La considerable me- eras ?;mas revolucioi:arias que preparan la lenta ~ progresiva
jora de las clases dominantes se extiende también a las demás cla- superacion de todo un tipo de sociedad.
ses. Los teóricos de la integración en el imperio hablan con sim-
patía de la canadización del Brasil, como modelo válido para todo b) Elab?r~ción de una teología autóctona
el continente. Es lo más pragmático y ofrece una viabilidad in- en regzmen de cautividad
mediata.
La teoría de la dependencia capta adecuadamente el hecho de
la dependencia. Pero ésta no puede reducirse sólo al factor eco-
r La i;eflexión teológico-pastoral ha aceptado en Latinoamérica
e,1 . desaíío pr.ocedente de la realidad analizada con métodos cien-
nómico, como causa global del subdesarrollo. Existen otras varian- tíficos, No s~ esfuerzo, ha conseguido liberarse de los esquemas
tes sociológicas y culturales que entran también en la determina- f de u?a teologia. preocui:ada por la ortodoxia y por la claridad de
ción del subdesarrollo y no tienen relación directa con la depen- lashformulas Y sin cone~ón con la praxis histórica de la fe cristiana,
dencia económica. Hay poblaciones que viven todavía en una cul- Y a comenz.ado.~ analizar sus propios problemas concretos
4•

tura tradicional; las categorías del progreso, de las reformas y de La ~~rgmac:o~ ~ pobreza de varios millones no es sólo una
la liberación no tienen para ellas un contexto cultural ni valorativo
Dichas categorías valen para pueblos insertos en la cultura típica-
mente occidental. Existe un problema ideológico y de etbos cul-
c~t~º
constatación s.0~1ol~g!ca. Para la fe significa la encarnación del pe-
Y .de la lDJUStlcia. La fe descubre en la historia y en la socie-
a latmo~mencana ~l .rec~~zo del designio de Dios: un designio
tural diverso sobre el que la teoría de la dependencia no ha refle- de fra!errudad Y. particrpación, de justicia y de solidaridad. Hacer
xionado suficientemente. Hay también problemas de orden bioló- teolo~1~ no es simplemente buscar la racionalidad de la fe como
gico y sanitario: ¿cómo puede mantener su progreso acelerado y adh~s1on a ,u.nas verdades abstractas. Hacer teología significa re-
liberador un pueblo como Brasil, donde el setenta por ciento de flex10.nar. crítrcamente sobre la praxis de la fe cristiana. Como he-
la población figura como enfermo? Ante todo, es menester una mos i?dicado, en el continente hubo una praxis de la fe que no
conciencia nacional capaz de elaborar su propio proyecto para lan- c?~du10 a tran~formaciones sociales más humanas, sino que fue
zarse entonces a un proceso de liberación, tomando en cuenta la f~cilmente manipulada para sacralizar una situación discriminato-
total intercomunicación del mundo moderno y la vinculación del ria. Como decía Bárbara Ward en el Sínodo de Obispos celebrado
destino de un país con el de los demás. en Roma en 1971, «la formación de las conciencias entre los cris-
Tanto en el mundo capitalista como en el comunista domina
una sociedad industrial de consumo, que exige técnicas sofisticadas
y la captación de grandes capitales. La liberación lograda conduce
ciertamente a la independencia, pero no al desarrollo, ya que los
de ~.¡f. ~·,
' Id., op. cit., 127.
, t eracton
Al(oSnalso, Una nueva forma de hacer teología, en Iglesia y praxis
amanea 1973) 50-88; V. Vidales, Cuestiones en torno al
países satélites -ahora libres y no satélites ya- no disponen de
técnología propia. Ningún país puede desarrollarse solo. Como ob- r7JJ;
metodo de la teología de la liberación (MIEC-JECI Documento 9· L'
~sself Af:étodopara un~ fi!osofía de la libera;i6n (Salamanca'19;'.D:
l · . acuna, ests sobre la posibilidad, necesidad y sentido de una teología
serva Comblin, «Se llega a un dilema: liberarse y no desarrollarse
o escoger el desarrollo y someterse. Un callejón sin salida. El ter-
M
E~ncª??Z~rzcdnd, T~ología y mundo moderno (Homenaje a K. Rahner·
cer término no es sino un compromiso: limitar el desarrollo para 1;71) ~56~
· ristl~ a , ac!1'1~ 1975) 325-3~0; Boff, Que é [azer teología a parti;
em catiuetro, en Teologza do cativeiro e da libertacáo (Lisboa
mantener una cierta autonomía, limitar la dependencia seleccionan-

112 113
r-
r
1
LA REALIDAD LATINOAMERICANA: RESPUESTAS
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
t
tianos se limitó las más de las veces a la observancia. del precepto ni la elaboración de una solución utópica. Es necesario plantear el
dominical y de las leyes de la Iglesia sobre la sexualidad Y. el i;n~- problema sobre la estrategia de su r~alización. ¿Cómo llegar a la
trimonio. En cambio, no se consideró una falta el, hecho de vivir liberación dentro de las actuales condiciones de esclavitud del
como el rico de la parábola evangélica frente a Lazaro el pobre». mundo? Las soluciones revolucionarias, corno ya hemos advertido,
Medellín ( 1968) tomó conciencia de la necesidad de ~a nu~- se sitúan en el plano de lo utópico y de lo políticamente inviable.
va praxis de la fe cristiana que fuese factor de t7ansform~c10n '!, h~ Las transformaciones revolucionarias en el sistema pueden des-
beración. De ahí nació, temáticamente, la teología de_ la liberación: encadenar un proceso histórico que lleve paulatinamente a la su-
un afán de articular críticamente el compromis? ehca~. del ª.~or plantación de un ethos cultural por otro. ~tal vez menos inicuo e
cristiano en términos de liberación socio-económico-polític?-relig10- injusto.
sa. Este tipo de teología -característica de m1est~o contmente-
se articula en ciertos pasos que convendría resaltar brevemente. 2) Interpretación teológica.
Sobre esta lectura de la realidad, la teología efectúa su lectura
1) Análisis socio-estructural de la realidad. a la luz de la Palabra de Dios. Detecta en la realidad manifestacio-
Se parte de la realidad mediatizada por una lec:~r~ lo n:~s se- v
nes de gracia de pecado: descubre en el entramado de los inte-
ria y científica posible. Se acepta ampliamente ~l analis,i~ verificado reses humanos una acogida o un rechazo del designio de Dios. La
por la teoría de la dependencia con las aportac10nes eritreas que ya conciencia cristiana siente la urgencia de una acción eficaz que
hemos indicado. Este análisis sociológico ha ~eva?? a dar un paso ayude a superar una situación que ofende a Dios y al hermano. El
más mediante una meditación de carácter filosófico-cultural- No acento recae sobre el sentido de la praxis de la fe liberadora. La
basta un diagnóstico sociológico, que descubra los mecamsm?s de teología será acto segundo como reflexión sobre una praxis, a fin
dependencia la consiguiente marginación y las cla~orosa~ desigual- de que ésta sea más auténtica y más eficaz.
dades. El c~pitalismo, la industrializaciót;t, y el ~msmo regimen do- La tarea de tal teología es doble. En primer lugar tiene que li-
~ ::·r;.: :~:: cialísta son manifestaciones de un~ opc10n. ma~ fundamental . el berar a la teología de cierto tipo de «teología» universalizante y
1ii.~
hombre, de un ethos cultural que tiene su hist.ona Y. sus concrecio- ligada a una praxis de la fe sin crítica de sus presupuestos econó-
'~ micos y políticos. A partir de ahí, debe analizar los aspectos libe-
nes El hombre optó por un sentido de la vida orientado J?ºr el
'I' sab~r y el poder sobre el mundo y sobre los .de.n:ás. Tal. sentid~ se radores implicados en la misma fe cristiana y en sus grandes temas
,
',,/.
historizó en múltiples formas, desde los pnmitrvos gneg~s ~e.tsta teológicos, aspectos ignorados por cierta mentalidad y cierto estilo
:fi
nuestros días. Actualmente ha asumido las formas del capitahs~o de vida cristiana: la dimensión social y política de la temática del
industrial de las grandes empresas multinacionales. Toda revolución reino de Dios, de la escatología, del pecado, de la gracia, de la li-
que no afecte y modifique ese sentido ~el ~~r como saber (racio- beración traída por Cristo Jesús, las dimensiones liberadoras de la
nalidad) y como poder (instinto de dominación), ,sobre todo cuan- catequesis, de la homilía, de los sacramentos.
do queda a merced del capricho .hl:mano, no sera :rerdadera revo- Debe esforzarse en segundo lugar por rescatar y reforzar la
lución, como sucedió con el socialismo del I1?pe~10 .ruso. Som~s perspectiva teológica presente en todo verdadero proceso de libe-
esclavos de un ethos cultural, con su carga de ms~ituc10nes Y reali- ración, aun en el promovido y realizado por quienes ni siquiera
zaciones históricas que no permite? al ~om?r.e liberarse humana .. hacen referencia a la fe cristiana. El carácter teológico de su ac-
mente. El progreso exige un precio social uucuo y l~ .sangre de ción no depende de la interpretación ideológica que le den sus ex-
quienes han de ser sacrificados para que puedan ben~hciar~~ unos ponentes, sino de que sea objetivamente liberadora y contribuya
pocos. Tal opresión ha despertado los anhelos de liberac~on. _El a crear un mundo más humano. La propia praxis encierra en sí mis-
proyecto es utópico en el senti~o ~e que e-?-glob~ ,todo e implica ma un contenido cristiano. si es realmente una praxis liberadora.
una dimensión escatológica en termmos de Iiberación total del pe- La liberación integral es una realidad escatológica y cae dentro de
lo utópico en este siglo. Sin embargo, por el hecho mismo de ser
cado y de la muerte. . , . . d 1 lid d
Por lo que no bastan ni el diagnostico ajusta o a a rea i a escatológica se anticipa va en la historia y se realiza a través de las

114
r
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
LA REALIDAD LATINOAMERICANA: RESPUESTAS

liberaciones particulares, constituyendo un verda~ero ~r?ce_so. Nin- diaciones que lo hagan históricamente viable 7• Y aquí entran en
guna de las liberaciones parciales constituye la liberación i~tegral; juego innumerables variantes y una estrategia que exige sentido
pero, sin ellas, la liberación integral sería pura .f~ntasmagon~ Y 1:1º histórico. Es posible que no se den condiciones objetivas para pro-
una realidad escatológica que se prepara y anticipa en ~a historia. poner un salto cualitativo. Buscar la liberación a toda costa implica
Por eso la liberación escatológica encuentra sus concreciones en _la el riesgo de agravar la situación del oprimido. Para que la acción
política' en la economía, en la cultura, en la religión, .etc. Todo tie- sea eficaz es necesario saber esperar. De ahí que la fe tenga que
ne su relación con el reino; de ahí que todo pueda encerrar ll:11ª elaborar y vivir una dimensión mística de la liberación incluso un
dimensión de saivación o de condenación. Como acertadamente dice régimen general de opresión.
un notable teólogo latinoamericano, «la salvación div_ina e~~atoló-
gica no viene sólo por el proceso de libera~ión :Je la dimensión P~-
lí tica de la historia; pero tampoco llega sin dicho proceso: la ,di- 2. GRACIA Y DES-GRACIA EN LA REALIDAD
LATINOAMERICANA
mensión política no lo es todo, pero es algo que pertenece al am-
bito de la salvación» 5. La reflexión teológica debe tratar de discernir el designio de
Dios en las situaciones históricas. En nuestro contexto, la dimen-
3) Pautas para la acción pastoral. sión de gracia y des-gracia en la realidad latinoamericana. ¿Hasta
qué punto anticipa y realiza en el tiempo la gracia escatológica y
La teología de la liberación culmina en una nuev~ praxis de l_a hasta qué punto, cuando es rechazada, se traduce en perdición?
fe que pretende ayudar al hombre en su proceso liberador. Eyi- Las reflexiones precedentes podrían sugerir que el fiel de la balan-
d~ntemente, no compete a la fe ni a la Iglesia detall~r estrategias za se inclina decididamente hacia el lado de la des-gracia. ¿Es así
y tácticas en el terreno político porque ni su campo m su. tarea es- verdaderamente? ¿Cómo sabe la teología que lo que en el análisis
pecífica están en la política. Pero sí puede y debe a~~ir las op- sociológico aparece como des-gracia lo es también teológicamente?
ciones fundamentales de liberación que toman los cristianos Y los Esta pregunta nos obliga a plantear sintéticamente el proble-
demás hombres. Dentro de su campo específico teológico-pastoral, ma de los criterios de un análisis teológico de la realidad. El tema
ha de concretar su acción en una estrategia en la que pued~n ser exigiría un estudio riguroso, que no puede hacerse aquí. Sin em-
eficaces las dimensiones política y social de la fe, del an~c10 del bargo, vamos a indicar algunas pistas que deberán orientar nuestras
evangelio, de la caridad, etc. 6. ¿Cómo se ha de orgaruzar.:. por reflexiones.
ejemplo, la catequesis para que sea eficaz y no una mera ensenan~a
teórica de la religión? ¿Qué pasos concretos debe d_ar la Iglesia a) Pautas para la interpretación teológica
para ayudar a superar situaciones injustas que, teológicamente, re-
presentan una ruptura con Dios y con el hermano? No existen dos realidades, la que se investiga mediante el aná-
Es misión de la fe llegar hasta las raíces de los problemas y lisis sociológico y la estudiada en teología. La realidad es una
-respetando los diversc;is. niveles de rac~~nalida,d:- sentar ~º1?º sola. De ahí que tampoco haya dos fines, uno de la Iglesia y otro
principio que ne es suficiente una solución política y econoffilca del mundo. La meta escatológica del mundo es también la meta
sin la búsqueda de un hombre nuevo y de una actitu_d distinta fren- escatológica de la Iglesia. Por eso podemos decir: la gracia y la
te a la realidad mediante términos más fraternos y Justos. Pero no des-gracia no existen separadas -dentro de los límites del espacio
puede limitarse a sentar tal principio, sino que debe buscar las me- eclesial-, sino que son dimensiones de una misma y única rea-
lidad. Lo que hay es una diversidad de óptica y de experiencia,
s Cf. J. C., Scannone, La liberación latino­americana, ontología del pr~­
que da lugar a análisis diferentes.
ceso auténticamente liberador: «Stromata» 28 (1972) 107-150, o en Teologia
de la liberación y praxis popular (Salamanca 1976) 133-186. . .,
7
Para una perspectiva general sobre esta problemática en la teología
• Cf. G. Gutiérrez, Praxis de la liberación, teología y evangeltzacton, en latino-americana, cf. Panorama de la teología latino­americana I-II (Equipo
Liberación: diálogos en el CELAM (Bogotá 1974) 68-100. SELADOC, Salamanca 1975).

116 117
r
1
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
r
!
LA REALIDAD LATINOAMERICANA: RESPUESTAS

La óptica socio-analítica ve el mundo en su conflictividad; de- cron del sentido absoluto. La gracia es siempre mayor, porque la
tecta la pobreza, la miseria y la explotación en sus cau_sas más pro- misma negación frente a ella vive de una gratuidad: la de poder
fundas· son consecuencia de que el hombre se relaciona con los negar. Tal poder le fue otorgado al hombre, y Dios lo respeta.
bienes' terrenos, mediante el régimen de propiedad privada de l~s Cuando es rechazada, la gracia busca otros caminos, y el sentido
bienes de producción. Son el egoísmo y el individualismo consti- se realiza por otros cauces. Es como el agua, a la que no pueden
tuídos en sistema económico los que están en la base del drama detener los obstáculos: o se filtra y sigue su curso o se acumula
que caracteriza a las sociedades occidentales, particularmente a La- hasta romper el dique o, como dice el refrán, horada la piedra,
tinoamérica. no con violencia sino con perseverancia, hasta lograr su propósito.
La fe contempla la realidad descubierta por este análisis socio- Esta actitud de la fe engendra una invencible esperanza. Lo que
político. Donde él observa injusticia social marginación, emp?bre- debe ser, tiene fuerza interna. Nadie es capaz de frenarlo. Un día
cimiento, etc., la fe encuentra pecado, distorsión de las relaciones vencerá la justicia y fructificará la gracia histórica en medio de los
humanas, pérdida de la dimensión de lo divino vivida dentro de la hombres 9•
historia. Sin embargo, el análisis de la fe no se limita ~ contemplar Merced a la superioridad de la gracia sobre el pecado, la fe
lo que le ofrece el análisis sociológico. Tiene su prop1? honzonte. cuenta con una esoecie de reconversión del mal v de la des-gracia
Dispone de medíos que no exigen que se pase nece~anamente p~r en bien y en gracia ". Todo depende de la actitud del hombre frente
los resultados de la ciencia. La percepción de la realidad se efectua al mal, la miseria y el pecado. Por ser más fuerte que el pecado,
por una vía peculiar de la fe, de carácter simbólico y sacramental, la gracia que recibe el hombre es capaz de hacer de la misma
utilizando una expresión de Lucio Gera 8. En otras palabras, el miseria un camino de engrandecimiento humano. Lo cual no cons-
pueblo de Dios intuye, como de un golpe, e_l sig?}ficado sa~~ífico tituye un argumento para permitir que el mal campe a sus anchas
0 no salvífica de la situación. Ve que una situación contradice el por el mundo. Debemos establecer las condiciones para que no se
designio de Dios. La humillación, la pobreza, la violación de_ los perpetúe en la historia la cruz de Cristo y el martirio de los humi-
derechos humanos, la explotación del trabajo no se compaginan llados y ultrajados. Pero, aunque no se logre evitar la cruz y el
con el proyecto salvífica de Dios. Más aún: sabe que los anhel?s martirio, el hombre puede superarlos: puede asumirlos libremente
de liberación y de una sociedad más fraterna y más justa son gracia y vencerlos, mostrando en la misma humillación una grandeza
de Dios, que impulsa a l?s hombres a una praxis ti:_ansformadora. que destruye todas las grandezas constituidas por la voluntad de
En estos signos de los tiempos -sacramentos y símbolos-e- en- poder de los hombres. En este sentido podía entonar san Agustín
trevé el camino por el que quiere conducir a los hombres la volun- el felix culpa. No es una justificación del pecado. Es más bien una
tad de Dios. La fe conoce, a partir de sus propias fuentes -la apología de la gracia, que no puede ser vencida por el pecado. De
reflexión de la comunidad histórica que siempre ha procurado ahí que la reconversión del mal pueda ser para la fe un criterio
contemplar la realidad a la luz de Dios y de Cristo Jesús, c?nser- de interpretación histórica. El sufrimiento del pueblo latinoamerica-
vada en la Escritura y en la tradición hasta hoy-, la ptesenc:a del no a lo largo de todos estos siglos debe tener un sentido. Debe
mal en el mundo su estructuración en la persona y en la sociedad, estar gestando un gran giro histórico, un mundo más humano y
así como la insoslayable presencia de la gracia como liberación más fraterno. No puede ser totalmente absurdo.
histórica. A la luz de la fe, el cristiano sabe también que, pese La realidad latinoamericana ilumina la simultaneidad de la gracia
a la ambigüedad de pecado-gracia, es má~ ~uert~ la gr~cia, ~a cual con la des-gracia. Sólo un análisis ideológico y superficial puede
no tiene contrincante, puesto que, en ultima instancia, siempre pretender establecer una línea divisoria y separar en dos vertientes
vence. En otras palabras: la capacidad humana de rechazo y de pe­ la gracia y la desgracia. Históricamente, donde se entremezclan la
cado no superan la capacidad de ofrecimiento gracioso y la realiza- liberación y la opresión, la salvación y la perdición, el trigo y la

' L. Gera Cultura 'V dependencia, a la luz de la reflexión teológica: 9


Cf. C. Mesters, O futuro do nosso passado. O que deve ser, tem [orca:
«Strornata» 30 (1974) 169-193; íd., La Iglesia frente a la situación de depen­ REB 35 (1975).
dencia, en Teología pastoral y dependencia (Buenos Aires 1974) 18-19. ro L. Gera, op. cit., 174, nota 3.

119

l
r-
1
!

LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA REALIDAD LATINOAMERICANA: RESPUESTAS

cizaña, la gracia va unida a la des-gracia, y viceversa. Ninguna situa- mación social. En Latinoamérica el drama humano se presenta con
ción histórica, por mala que sea, es sólo opresión e impide que apa- toda su densidad estructural, independientemente de la voluntad
rezca la gracia. Y ninguna situación, por buena que sea, es sólo concreta de l~s yersonas. En una estructura que genera opresión
gracia y liberación sin mezcla de pecado y opresión. Por consiguien- pueden estar viviendo personas excelentes y muy bien intencionadas.
te, un análisis teológico coherente consigo mismo no puede dividir Intenc10nalmente, están contra toda clase de privilegios· sin em-
a los hombres en oprimidos y opresores, ni a las naciones en des- bargo, tienen una posición social que los sitúa entre los privilegia-
arrolladas y obligadas a permanecer en el subdesarrollo. Debe dos de una sociedad discriminatoria y fomentan, inconscientemente
reconocer la pertinencia de un cierto tipo de análisis sociológico, Y contra su voluntad, la injusticia estructural. EIIo es una nueva
pero no puede olvidar los límites de su vigencia. La fe transciende p~ueba de que la condición actual del hombre es a la vez de opri-
tales límites. Si quiere conservar su naturaleza específica ha de mido y opresor, de justo y de pecador.
superar esa división. Deberá decir que todo hombre es a la vez . La consideración de tales aspectos teológicos deberá ayudarnos
oprimido y opresor, agraciado y desgraciado, aunque semejante a mterp~etar la realidad latinoamericana en términos de gracia y de
aserto pueda parecer escandaloso al político, interesado en iden- des-gracia.
tificar quién es quién. Nadie es tan opresor que se pueda evadir
de la gracia liberadora. Y nadie es tan agraciado que no albergue
b) La des­gracia como dependencia y opresión estructural
dentro de sí el pecado de opresión. En otras palabras: por más
que la historia latinoamericana haya sido y continúe siendo una En la perspectiva de la fe, la situación de dependencia y sub-
historia de opresión, lleva también en su seno la presencia de la desarrollc;i del continente sudamericano aparece como un gran pe-
libertad y de la liberación. Tal vez no pueda descubrirse en el plano cado. social y e~t.ructural. Los síntomas que configuran la depen-
l:f
1¡'.·
político y económico; pero deberá buscarse en otras dimensiones dencia son manifiestos: hambre, mortalidad infantil enfermedades
de la existencia humana en las que el pueblo sigue siendo él mismo, endémicas, mano de obra barata, salarios bajos, falta de asistencia
viviendo una libertad que le niegan los poderosos, pero que él a la escuel~ P?rque los hijos tienen que ayudar a la familia para que
continúa saboreando allí donde el control imperial no tiene acceso: pueda subsistir, falta de participación y de libertad en la reivindica-
en la religiosidad popular, en la música, en las costumbres popu- ción de los derechos fundamentales, corrupción política, retención
lares, en las cálidas relaciones humanas que caracterizan a los pue- del mayor porcentaje de la riqueza nacional por pequeñas minorías
.~ blos latinoamericanos, en su proverbial generosidad, en su capacidad que controlan incluso al Estado, etc.
,~ 1
de soportar el sufrimiento, de alegrarse, de celebrar sus fiestas Semejante situación crea un estilo inhumano de vida· la mar-
y su carnaval 11• ginación no permite al hombre ser hombre. Tales síntomas: quema-
Tales manifestaciones son para la fe canales por los que se nifiestan y encarnan el pecado en el mundo, no son algo fatal ni
comunica el sentido y signos por los que se manifiesta, a pesar natural. Nac7n de un pecado todavía mayor, de una opción funda-
de todo, la gracia en el mundo. ment~l que tiende a la acumulación de riqueza y poder en las manos
Más que otras realidades, la situación latinoamericana deja trans- de minorías egoístas y sin sentido social de los bienes materiales
parentar el carácter estructural de la gracia-desgracia. La reflexión y culturales. El ethos cultural que informa estructuralmete la men-
cristiana adolece de una grave deficiencia: no ha analizado el aspec- t~lidad capitalista es radicalmente antievangélico e inhumano. Los
to estructural de los problemas. En la tradición teológica se han síntomas apuntados no son más que cristalizaciones de un modo de
hecho minuciosos análisis sobre la dimensión personal, sobre los ser que, dentro de_ una perspectiva de fe, no sólo no puede ni
meandros de la vida consciente en los procesos de rechazo y de debe favorecerse, sino que debe denunciarse porque ultraja a los
conversión. Pero apenas se han elaborado las implicaciones institu- hombres y niega a Dios, por más que se tenga su nombre en los
cionales y estructurales. Por eso, dicha reflexión es ingenua o vo- labios.
luntarista cuando aborda la problemática en términos de transfor- Este pecado estructural asume formas todavía más refinadas
cuando se inocula al propia oprimido, que pasa a albergar dentro
11
Cf. Hoornaert, op. cit., 98-136. de sí al opresor, aceptando inconscientemente los valores del siste-

120 121
r-
1

LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
r

\
c)
LA REALIDAD LATINOAMERICANA:

Gracia como anhelo de libertad


RESPUESTAS

rna establecido y la imagen del hombre canonizada por los reg~-


rnenes imperialistas y sus corifeos, La ideología de la clase domi- y proceso de liberación
nante llega a considerarse como un valor nacional, se enseña en la
escuela y se difunde a través de los medios de corn~nicación. L;>s La fe contempla como una irrupción de la gracia la toma de
intelectuales sin crítica suficiente, abandonan sus ideales y, sin conciencia continental del régimen de: dependencia y opresión que
darse cuenta terminan haciendo el juego a la opresión. Personal- caracteriza a nuestras sociedades. Ve como gracia la concientización,
mente los individuos pueden actuar con la mejor de las intencio- es decir, la acción que intenta traducir dicha toma de conciencia
nes; pero, estructuraltilente, son agentes del pecado del mundo. en una praxis transformadora, alumbrando caminos para un proceso
¿Dónde situar la gracia? ¿En el plano personal o en el estructural? de liberación, de suerte que hombre oprimido y hombre opresor
Corno hemos dicho, el hombre vive ambas dimensiones. Por eso, sean superados por un hombre nuevo más abierto al amor, a la
aparece corno justo y pecador; es heredero de una historia ,d~ pe- comunión y a la justicia social.
cado que él no ha creado, pero que se ha ido gestando de mul:iples Constituye una gracia de Dios el hecho de que en todos los
formas a partir del momento en que el continente latinoamericano rincones del continente se registre una efervescencia contestataria
comenzó a formase bajo la dependencia de los centros hegemónicos contra el modo de vida implantado hace siglos. Es gracia de Dios
europeos; y es asimismo heredero de la gracia que se ha dado Y la circunstancia de que se haya despertado en los jóvenes y en los
comunicado en semejante situación gracias a la forma en que ha intelectuales el sentido de la injusticia social y de la urgente nece..
vivido el pueblo, a valores que se han consolidado históricamente, sidad de una transformación liberadora. Es gracia de Dios el que
a los anhelos de liberación y promoción humana, etc. haya surgido una reflexión sociológica que desenmascara las ideo-
Un cristiano consciente de la vinculación existente entre lo per- logías imperialistas y promueve un ideal de libertad. Es gracia
sonal y lo estructural no podrá contentarse con una santidad perso- de Dios que se haya fomentado una pedagogía del oprimido, que
nal y con la conversión del corazón. Advertirá que, para ~star trata de capacitarlo para que se libere por sí mismo, no para que
personalmente en gracia, tiene que luchar par~ que se convier:a se torne la revancha y oprima a otros, sino para que sea más hom-
la estructura social, para que se transforme radicalmente, es decir, bre, más libre, más sujeto de la historia y más responsable del des-
para que se abra a la gracia de Dios 12• Mientras esto no sea rea- tino colectivo. Es gracia de Dios el sentimiento de solidaridad hacia
lidad, su bondad personal acusará una tremenda ambigüedad; los más humildes de la tierra y los marginados, en quienes se ve
irradiará gracia y des-gracia, incluso contra su propia voluntad. a personas humanas con las que se ha de luchar para que cada
Por eso se verá constantemente necesitado de perdón, sin que le vez sea menos difícil el amor entre los hombres. Es gracia de Dios
esté permitido refugiarse farisaicarnente en una vivencia cristiana la nueva conciencia de la Iglesia latinoamericana, que se arrepiente
intimista e individualista. de sus compromisos históricos con los regímenes instalados y se
Esta contradicción se hace aún más patente cuando se verifica solidariza con el proceso de liberación. Es gracia de Dios el descu-
dentro del espacio eclesial, donde cabría esperar una conciencia brimiento de los valores del pueblo, de su cultura popular, del
más clara del carácter estructuralmente pecaminoso del etbos cul- núcleo de su etbos no contaminado por la ideología oficial reinan-
tural vivido en el continente. Corno hemos apuntado, la Iglesia te, de su religiosidad, que le ha permitido dar sentido a su existencia
ha vivido y predicado el evangelio dentro de los condicionamientos y alimentar la esperanza contra todas las esperanzas terrenas. Es
político-imperialistas, y no se ha distanciado críticamente de ellos, gracia de Dios la aparición de tantos profetas, apasionados por la
sino que más bien se ha integrado en los mismos. Este hecho agrava justicia, verdaderos mártires porque sufren el silencio, la persecu-
más el pecado estructural. El mal asume su forma más acabada ción, la tortura e incluso la muerte por defender a los sin voz y sin
cuando es realizado por cristianos de buena voluntad, pero ingenuos oportunidades. Es gracia de Dios el camino de la teología y de la
y acríticos.
Iglesia, que tratan de ser fieles a los clamores del pueblo, buscan
una nueva encarnación del evangelio en la cultura que aquí se va
12 Cf. R. Falla, La conversión
configurando y ensayan una nueva praxis de la fe en su compromiso
desde la antropología política, en Teología
y mundo contemporáneo, 393-418.
por construir un mundo mejor, a fin de poder preparar y anticipar

122 123
r
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

el mundo nuevo que Dios implantará para todos los hombres al V


final de los tiempos. ·
Y es victoria de la gracia de Dios que el pueblo pueda ser LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
libre a pesar de estar oprimido social y políticamente: libre en la EN LA VIDA INDIVIDUAL
manera de crear su cultura popular, su· religiosidad, su música, su
folklore y su lenguaje. La opresión no ha logrado deshumanizado.
Ha sabido sufrir con una magnanimidad que recuerda al Dios Hasta ahora ha tratado nuestra reflexión de articular la expe-
de nuestro Señor Jesucristo; no ha dejado de ser hospitalario, riencia de la gracia en el amplio horizonte científico-técnico de nues-
bondadoso, jovial, con su afición a la fiesta, a la música, a la convi- tro tiempo. Luego hemos descendido a un plano más concreto: el
vencia. Lo que una ideología pequeño-burguesa y secularizada de la realidad latinoamericana y brasileña. Ahora queremos cen-
podría considerar como resignación y mentalidad fatalista, puede re- trarnos en algo todavía más concreto: en la existencia de cada per-
presentar la forma en que el pueblo saca fuerzas para continuar sona individual. Aunque la persona se halla insertada en su contexto
sobreviviendo en medio de sufrimientos: «¡Dios es Padre, Dios es sociocultural, constituye siempre una individualidad irreductible.
bueno: hágase la voluntad de Dios!». De alguna manera, cada uno es una totalización del universo. Por
Y, finalmente, gracia de Dios es la invencible certeza de que eso tiene sentido absoluto en sí mismo. Cada persona vive su ex-
se está gestando un nuevo tipo de sociedad, más acorde con la periencia de la gracia, en la que traduce su sí personal y único al
dignidad del hombre y con el designio de Dios, que nacerá de las misterio del amor.
contradicciones del presente y en la que habrá mayor participación Para verificar la experiencia de la gracia es menester -como
de todos con todos, más libertad y más justicia. se ha podido descubrir en nuestras reflexiones anteriores- eli-
En los mejores espíritus alientan los sentimientos de profunda minar un obstáculo característico de la modernidad: el espíritu
,I:~. y sincera reconciliación que, a pesar de todas las contrariedades, geométrico. Dicho espíritu nos ha habituado a dividir y separar
un judío dejó escritas en un papel de envoltorio antes de entrar en compartimentos la realidad: por un lado, Dios; por otro, el

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en la cámara de gas y que reproducen muy bien lo que está suce- mundo; y, entre ambos, el hombre. La experiencia cristiana se ha
;I~' r~:!fü diendo en Latinoamérica: traducido solícitamente en dogmas, cánones, normas y tradiciones.
«Señor, cuando estés en tu gloria, no te acuerdes sólo de los El espíritu geométrico es muy útil para las ciencias exactas. Pero
hombres de buena voluntad. Acuérdate también de los hombres puede ser desastroso para la teología. Dios entra ciertamente en
:, de mala voluntad. No te acuerdes entonces de sus crueldades, de nuestras categorías conceptuales. Pero también las hace saltar.
sus sevicias, de sus violencias. Acuérdate de los frutos que cose- Para las cosas santas se precisa otro espíritu: un espíritu de
chamos por su comportamiento con nosotros. Acuérdate de la pa- finura, de cordialidad, de cortesía. Al entendimiento hay qué unir el
ciencia de unos y del valor de otros, de la camaradería, humildad, corazón -cor-dialidad, cor-tesía-; al saber hay que asociar el
magnanimidad y fidelidad que despertaron en nosotros. Y haz, sabor; a la razón instrumental, la razón sapiencial y sacramental.
Señor, que estos frutos sean un día su redención». Mediante el espíritu de finura y cordialidad trascendemos, asumién-
dolas, las divisiones del espíritu geométrico. Comenzamos a percibir
y saborear el sentido de las cosas, que sobrepasa las finalidades
prácticas y los intereses humanos. Y nos situamos en un plano que,
respetando la verdad científica del mundo, nos abre a la verdad
última del universo. Mediante el espíritu de finura contemplamos
el mundo ligado y religado al Misterio que en la tradición cristiana
recibe el nombre de gratuidad y gracia divina de las cosas y en las
cosas. Tal espíritu suscita la cordialidad, la cortesía para con las
distintas manifestaciones de la vida y del mundo. Abre nuestros
ojos a otras dimensiones presentes en todo fenómeno: las cosas

124 125
r
1 LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUi\l.

dejan de ser simplemente cosas y pasan a ser sacramentos de Dios forma en que el Misterio ouede hallarse presente en la conciencia
y de su amor. La opacidad de la inmanencia del mundo y la abstracta como inconsciente v anónimo. Sin embar~o. siempre nresente. El
trascendencia de Dios dan lugar a la transparencia de Dios en el Misterio acogido, la realidad aceptada como .alteddad- frente a la
mundo. Cuando hablamos de gracia, los cristianos nos referimos a conciencia, da lugar al diálogo, ;1 intercambio, al amor, al éxodo
semejante fenómeno. Dios presente en el mundo transfigura el mutuo como donación v enriquecimiento recíproco. como alearía
mundo. Conservando su propia entidad, el mundo se convierte en v iovialidad de la noved~d. -· .. . -
sacramento y vehículo de la comunicación concreta de Dios. . Si vivimos v nos movemos dentro del medio divino de la gracia
Las precedentes reflexiones pretenden poner de manifiesto la ( cf. Hch 17,28 ). cualquier situación puede introducirnos en la ex-
realidad teológica del mundo. Este está siempre impregnado de la periencia de la gracia. Es lo que hemos intentado mostrar en las
gracia de Dios y penetrado por ella porque, pese a la presencia páginas anteriores. Ahora queremos escoger -y toda selección es
del pecado y del rechazo humano, el amor divino nunca se inhibe fruto de criterios subjetivos- algunas articulaciones fuertes de la
y deja de autocomunicarse. Dios está siempre presente en el mundo vida personal que manifiestan con mayor transparencia la presen-
de forma plena. En cambio, el mundo no siempre está presente cia de lo que significa la gracia. Y repetimos: la gracia no se ma-
ante Dios de manera plena. El mundo y el hombre no siempre per- nifiesta sólo en estos existenciales: llena toda la vida y toda vida.
miten que Dios se manifieste a través de ellos. Pueden impedir Pero en momentos señalados se transparenta con especial res-
que la presencia de Dios aparezca y destaque fenomenológicamente. plandor 1•
Los obstáculos no destruyen la presencia de Dios. Sólo impiden
que adquiera una dimensión histórica en el mundo. Y dificultan
la experiencia de la gracia. 1. LA EXPERIENCIA DE LO ESPECIF!CAMENTE ESPIRITUAL
1,1; El hombre vive permanentemente dentro del medio divino de EN EL HOMBRE COMO EXPERIENCIA DE LA GRACIA
'·' la gracia. Esta es como la vida en la que el hombre se encuentra.
¿Qué es la vida? ¿Cómo la experimentamos? No podemos definir Este tipo de experiencia ha sido analizado por Karl Rahner
la vida porque nos es imposible salir de ella. Al definirla, la esta- con gran finura 2• ¿Hemos hecho alguna vez la experiencia de lo
mos presuponiendo, ya que para definir se necesita, como condición que es típicamente espiritual en el hombre? No nos referimos sólo
previa, vivir. Lo único que cabe es tomar conciencia de las estruc- a la experiencia de pensar, de admirar una obra de arte, de escu-
turas de nuestra vida, situarnos dentro de la vida. No para definirla, char con placer una pieza musical o de sentir el gozo de la amistad.
sino para definir nuestra posición con respecto a ella. Algo parecido Evidentemente, en tales casos aparece con toda claridad lo que es
sucede con la gracia y con su experiencia. No podemos encerrarla el espíritu. Pero existen otras articulaciones en las que, quizá, brilla
en nuestras redes por ser ella la que nos envuelve y contiene. Ex-
perimentar la gracia es experimentar la atmósfera salvífico-vital que 1
Cf. la principal bibliografía sobre el tema: R. Guardini, Freibeit, Gnade,
nos penetra, permitir que perviva la gratuidad en que nos movemos, Schicksal. Drei Kapitel zur Deutung des Daseins (Munich 1948) 125-189;
En todo lo que hacemos o pensamos, experimentamos implícita- íd., Unterscheidung des Christlichen (Maguncia 1935) 335-360: Der Glaube
an die Gnade und das Beiousstsein der Schuld; B. Langemeyer, Die Frage
mente a Dios y su gracia. Pero no siempre tenemos conciencia de nach dem gnddigen Gott heute: «Geist und Leben» 43 (1970) 125-135;
ello. Sin embargo, nuestra ignorancia no desvirtúa esa realidad. íd., Das Pbdnomcn Zufall und die Frage nach der gottlicben Vorsehung:
La realidad es mayor que el ámbito de nuestra conciencia. Y es «Geist und Leben» 45 (1972) 25-41; P. Fransen, Pour une psychologie de
que la conciencia actúa siempre dentro de la realidad, captándola, la gráce divine: «Lumen Vitae» 12 (1957) 209-240; W. W. Meisner, Foun­
dations far a Psychology of Grace (Glen Rock 1965); H. D. Lewis, Our
representándola, asumiéndola, rechazándola, modificándola, hacién- Experience o] God (Londres 1959); O. Rabut, L'expérience mystique fon­
dose historia con ella. Uno de los sofismas de la modernidad con- damentale (Tournai 1969); J. Marechal, A propos du sentiment de présence
siste en haber reducida la realidad a conciencia. Lo ontológico de Dieu cbez les profanes et cbe: les mystiques, en Etudes sur la psycbo­
ha comenzado a prevalecer sobre lo óntico. Así, el Misterio se ha logie des mystiques I (Brujas 1929) 69-129; L. Boff, A atualidade da expe­
riéncia de Deus (Río de Janeiro 1974).
reducido para la conciencia a un simple problema o a un mero 2
K. Rahner, Sobre la experiencia de la gracia, en Escritos de teología III
enigma. La consecuencia es la irrupción de la angustia. Esta es la (Madrid '1968) 103-107.

126 127
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL

más genuinamente aún lo que es y puede el espíritu como libertad mos. experimentando esa realidad que el cristianismo denomina
y autodeterminación interior. Situaciones que parecen ser menos gracia.
humanas muestran con mayor exactitud lo humano en el hombre. Se~ejante ~xperiencia no nos autoriza a decir: ¡he aquí que tengo
·No hemos hecho alguna vez la experiencia de callarnos cuando, la gracia! Quien hablara así se situaría fuera del ámbito de la
fucomprendidos, podríamos habernos justificad~; de guardar_ si- gracia, pues~o que no poseemos la gracia, sino que estamos poseídos
lencio cuando se nos había herido en nuestra mas honda entrana? por ella. Solo podemos buscarla y encontrarla --o mejor, sólo
¿No hemos hecho la experiencia de perdonar sinc~raln:ente Y p~r somos encontrados por ella- olvidándonos de nosotros mismos.
pura generosidad? ¿Y no hemos pasado por la experiencia de se~
dolorosamente nuestra conciencia y conservar la pureza d7 coraz?n
cuando podríamos haber tergiversado y pact~do, ~bt,~endo in- 2. EL MERO EXISTIR ES GRACIA
cluso ventajas personales? ¿No hemos renunciado libernmamente
a beneficios personales, tan apetecidos y valorados por otros, por- No hay ninguna razón para que exista algo. Nada en el mundo
que comprometíamos la dirección que hab~amos to1:11ado en nues.t;a es necesario, ni siquiera el propio mundo. Y, sin embargo, existe
vida? ¿No queremos amar y ser fieles a D10s, mediante una opcion el mun~o, :on sus cosas y con sus fenómenos. Es pura gratuidad
fundamental del espíritu, aun sin sentir nada y superando la ten- que este ahí como un hecho bruto, apelando a una razón trascen-
tación de la comodidad o de la elección de un caro~~ ~enos dente que justifique su existencia. Esta experiencia es más profunda
difícil, aunque honesto? ¿No hemos aceptado nuestr_as ~:rutaciones en el mundo personal. La persona no surge como un en-sí. No se
internas de orden intelectual, emotivo y ?e
comu~cacioi:i, algu?a autocrea. Depende de otros para su entrada en el mundo. La desea-
enfermedad o incluso una falta moral, sin rebeldía y sin queja, ron y amaron otros, acogiéndola en el mundo al nacer. Se encuen-
abrazando y viviendo con coraje una existencia peno.sa? . tra incesantemente creada, ya que, como persona, vive humana-
Al experimentar todo eso hemos hecho la expenencra de. lo mente en la medida en que entra en un juego de intercambios
específicamente espiritual en el hombre, de la trascendencia viva, dando y recibiendo amistad, amor, servicios, informaciones, etc. E~
que no es un fragmento del mundo, sino, por el cor;t~ano, alg_o la esfera de la libertad, que es donde mejor se revela lo específica-
que sobrepasa el mundo y es ~á.s excelente 9-1:e el éxito Y. mas mente humano, se hace la irreductible experiencia de la gratuidad
reconfortante que la simple felicidad. El espíritu no constituye del encu~ntro.' del carácter fortuito del amor y de la no planificación
una parte del hombre. Es el hombre todo entero ei: cuanto tr~s- de la recipr?c1dad humana. Es absolutamente gratuito que el hombre
cendencia, capacidad de superación y facultad ~e re~rrse por prin- persona exista así. Todos tenemos experiencia de nuestra contin-
cipios más elevados que los ,d~l placer. Para qm~n vive en profui:i- gencia. No hay razón ninguna en el mundo para que yo --con
didad este modo de ser (espíritu), hasta la calamidad y la desgracia estas - características yer~o?ales, rac~ales, culturale~, ~eligiosas, físi-
se convierten en medios de crecimiento y de autorrealización. El cas, hormonales, psicológicas-e- exista o deba existir. Y, sin em-
hombre espiritual se acrisola con la desgracia. El insensato se la- bargo, es un hecho que existo.
menta, se acobarda y se confirma en la insensatez. E? un sentido dinámico e histórico, la persona no posee desde
Al experimentar así el espíritu, experiment~t?os a la vez lo qu~ su origen la naturaleza en toda su plenitud. Debe hacer un reco-
significan la gracia y lo sobrenatural. El espírrtu ya no e~ aquí rrido, en el que va conquistando su identidad al encontrarse con los
simplemente nuestro espíritu. Es el Espíritu Santo, que vive en demás. La libertad es la forma en y por la que la persona, expresán-
nosotros y que nos mueve. dose en el mundo, se construye y conquista a sí misma. La natura-
Cuando nos entregamos al misterio de la vida, cuando ya no nos leza personal completa y acabada -siempre en un sentido histó-
pertenecemos, cuando dejamos deEnernos en primer lugar, cuan- rico-- sólo se logrará al final del camino, no al comienzo. Es
do nos hacemos servicio y don para los demás, cuando creemos fruto del esfuerzo y el ejercicio de la libertad, mediante los cuales
y esperamos que, a pesar de todo, nada escapa al ?esignio del forma cada per~on~, su personalidad. Tal formación no es algo
Misterio y que, por eso, ningún mal y ninguna desgracia, por gran- fatal. No es realización mecaruca de un plan fijo sino que dimana
des que sean, pueden separarnos del amor de Dios, entonces esta- del juego de las libertades otorgadas por otros, 'de los encuentros

128 129
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
EN LA VIDA INDIVIDUAL

imprevisibles, en una palabra, de la historia, cuyo fruto no siempre presente en el origen de la vida -
es controlable. De ahí brota la dimensión gratuita que constituye curso de la misma en el r ' ª':°mpana permanentemente el
el fondo de toda existencia personal. cadena-DNS tienda a mantc ecer, enve1ecer Y morir. Aun cuando la
Al hombre moderno le es relativamente fácil experimentar esta
gratuidad en el plano personal. Para él, el problema surge en la refe-
casuales de tal importanci:ne~:'
ponerse hasta desaparecer porq
!} van ª?1muland<;> irregularidades
1 orgarusmo comienza a descom.
rencia al mundo, concebido como el instrumento científico a nuestra A 1 1 d comp eto.
ª uz e tal comprob · , · íf
disposición 3• La imagen del mundo que ofrecía la física clásica de .el acaso y la indeterminaci, ación cient ica, muchos piensan que
los sistemas cerrados se regía por el orden, la necesidad física y las cuadas, para la ínterpretacf~ sdnl categ(:ras más universales Y ade-
leyes inmutables de la naturaleza. El acaso constituía un problema armorua. e mun o que las del orden y la
para la filosofía de las ciencias y para la religión. Se procuraba Sin embargo el .
enmarcarlo en el horizonte del sentido todavía desconocido de las lidad. Las combínaci~7:ers const1tluye ~an sólo una faceta de la rea-
leyes de la naturaleza. El acaso constituía un desconocimiento de . casua es tienden a · .
Y un sistema con relativa estabilidad p con~t1tmr un orden
la verdadera causa. La ciencia moderna, con sus sistemas abiertos, sentante de la «teoría gener 1 d 1 . .ºr eso decía el gran repre-
especialmente en el ámbito de la física atómica y de la bioquímica, tanlanffy: «Podemos declar:r e os sistemas~, _Ludwig von Ber-
de la teoría cuántica (Planck) y de la teoría del indeterminismo de moderna, que el esquema de i:nidomo c.aractenstica de la ciencia
los elementos subatómicos (Heisenberg) nos pone en contacto con Iidad en un sentido úni h ades aislad.as actuando por casua-
un tipo distinto de experiencia. La experiencia radical es la del aparición, en todos los c~a~e a mostra~o ~suficiente. De ahí la
acaso y la de las probabilidades. En esta perspectiva adquieren como totalidad holístico or p~s ~e laGc1enCia, de nociones tales
pleno sentido las expresiones «suerte» y «azar». Las leyes naturales indican que e~ última 1:n tgan~smd1cob, estalt, etc., todas las cuales
y el sentido han de interpretarse sobre ese trasfondo de azar. . d , s anc1a e emos pen , .
sistemas e elementos en . t ' . , , sar en termmos de
Las leyes físicas son leyes estadísticas y concreción de una pro- las nociones de teleolo ía rn e~acc1_on reciproca. De igual manera
babilidad entre mil otras. La manipulación y la factibilidad del ámbito científico s1ºengdo _Ytfmalidadd parecían quedar fuera del
mundo suponen el acaso y la probabilidad. En otras palabras: el ·
Intrínsecamente aj· · eno
·' a 1 m. erpreta . as como un pseudoproblema
, a ciencia por no ser m , '
mundo no está hecho de una vez para siempre ni se rige por una ne- d
cesidad ciega e interior. Es factible. En condiciones artificialmente
establecidas se pueden producir nuevas configuraciones de átomos y
Y erronea proyección del espíritu
leza regida por leyes sin fin lid J 1 b d as que una mera
~-serva or sobre una natura-
son una realidad y no se pueda a . b~n embargo, tales aspectos
moléculas. El proceso atómico se verifica a saltos, de forma discon- n o h a blar de1 comportamient
' e conce
1 ir. un
d organi smo vivo. -por
tinua, por quanta, según la teoría de Planck. Las combinaciones en cuenta lo que con ciert o Y a soc~e ad humana- sin tener
no pueden preverse por completo, ya que se da un principio de adaptación, fína1Ídad inten:i~~nll~a~ e imp~ecisión, se ha llamado
indeterminación que hace posible una combinación casual. Lo cual no pueden deducirse 'de un . a. ~ ' etc.» . Pero estos sistemas
se aplica de modo especial a la combinación que origina la vida ·
srste 1 a ind eterminabilid d prmc1p10 d 1 o de una . 1ey mexora
· ble. Per-
sobre la tierra: la cadena-DNS. En un determinado momento de surgir unidades nuevas qu~ tie~e e emf?to~ Imprevisibles, haciendo
nuestro planeta' se realizó efectivamente una probabilidad entre ser analizada a posteriori. n su malidad, pero que sólo puede
millones. Y apareció la vida, que se caracteriza por la duplicación La fe en un Dios personal íd .
exacta de la cadena. por esta imagen del mund bprov1 ente no se siente amenazada
La diversificación de la vida en diferentes especies -vegetal, para explicar ínmediatamen~~ 1 Jos n? es un~ categoría que sirva
animal, etc.- se debe a irregularidades en la transmisión de la se- expresión del Misterio de la exiº~ fer;or:rths 1ntramundanos. Es la
rie-DNS que a su vez se fijaron como necesidades. Este azar físico, que, como tal hecho no es s enc1b1 e ec o global del mundo
' un pro ema científico, aun cuand~
3
Cf. un tratamiento muy oportuno de la cuestión por B. Langemeyer,
Das Pbánomen Zufall (nota 1); J. Monod, Acaso e necessidade (Petrópolis • L. von Bertanlanff T · G
1973); Varios, Gesetzmdssigkeit und Zujall der Natur (Würzburgo 1968); 72; cf. C. W. Churc~~n e['~ª d eral ~os sistemas (Petrópolis 1973) 71-
J. Mussard, Gott und der Zufall, 3 vols. (Zurich 1970). 1972) 229-296. , n ro U(ao a teoría dos Sistemas (Petrópolis

130
131
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

llegue a reclamar un sentido y una explícac~ó~ de su existencia. 3. LA EXPERIENCIA DE LA GRATUIDAD DE LO IMPREVISIBLE

Para la fe, Dios es quien puso todo en movun.ient?. Pero el mo-


vimiento puede desarrollarse mediante combmacto~es casua!es, Jorge. Faria Li~a. conducía su coche por la carretera, bajo un
tendiendo a formar sistemas y unidades cada vez mas c?mple)as. pesado viaducto. Súbitamente se le adelantó otro coche, que fre-
Dichos sistemas y unidades suscitan la cuestión de una urudad final nó delante de él, obligando a Faria a frenar violentamente. Le
y escatológica. ¿Hacia dónde se camina, hacia un desorden abso- f~ltó tiempo para pronunciar la expresión de rigor.. . Y parte del
viaducto se vino abajo, aplastando al coche y al conductor que le
luto y total o hacia un fin bueno y ordenado? , . .
El sentido del acaso no es la anarquía cósmica, smo el ~rden había adelantado. Faria se sintió asaltado por un único sentido:
abierto a nuevas síntesis y a nuevos sistemas, lo cua~ constituye ¿por qué debía librarme precisamente yo? ¿Por qué fui adelantado
la anticipación de un posible orden definitivo ', Fe en Dios es fe e:i exactamente en aquel momento, y un violento frenazo me libró
un sentido último. Creer en Dios no es sustttuir el azar de los fen~- de la muerte? ¿Por qué precisamente yo? Faria no ve en el hecho
menos intramundanos por una providencia superior. La provi- el r~sultado de ~na c~sualidad. Lo cree providencial. Quiere agra-
dencia divina no se sitúa en el mismo plano que los fenómenos. d.ecerselo a al?Iien. Siente necesidad de agradecer. Se siente agra-
Creer en Dios implica admitir que Dios deja al mundo a su autono- ciado y necestt~, devolver gracia por gracia, es decir, necesita pro-
mía y al juego de sus combinaciones. Lo cual i:o debe entenderse r~u~pir en acc~on ?e gracias. Faria se lo agradece a Dios y al de-
deísticamente, sino dentro de una recta teología de la seculan.za- si~ruo de su Misterio. Tuvo la experiencia de lo absolutamente gra-
ción. Dios no entra directamente como fenómeno mundano, si?o nnto Y de que el suceso no esta vinculado a una fuerza neutra o
como principio y fundamento que todo lo posibilita. E.n cambio, casual, sino a una persona que todo lo ordena. Tal es el sentido
la actuación concreta e inmediata de los fenómenos tiene lugar de las palabras de G. K. Chesterton: «Para el ateo, el peor mo-
dentro del juego de las probabilidades, mediante el cual s~ fo~man m~~to es aquel en que siente que debe agradecer y no sabe a
los sistemas y unidades que encierran un sentido y una finalidad. quie?». Hay ?echos 51ue tienen tal carga de sentido que no pueden
Creer en Dios significa que tales sentidos [ntramundanos º? explicarse satisfactoriamente como «suerte» o como «casualidad».
se frustran de forma absoluta, sino que anticipan un se~ttdo defi- Revelan la intervención de una magnitud personal y trascendente.
nitivo para todo el universo. Jesús llama reino de Dios a esta Conviene distinguir aquí entre «suerte» y gracia. La suerte,
última totalización de la realidad con el sentido último. La suerte co~~ antes decíamos, puede obedecer al juego fortuito de las pro-
y el azar intramundanos aparecen así a?arcados por un sentido su- babihd.ades. No es preciso interpretar como gracia el hecho de que
perior. Concretan y expresan los sentidos. captables p~~ el sa?er a alguien le toque la lotería. Normalmente se debe a la suerte
científico. Con todo, el saber no se agota en esta posibilidad cien- o ª~ª~· Se puede U:terpretar como gracia en el plano meramente
tífica. Porque también él plantea la pregunta por el futuro y por la sub¡:ttvo; pero tal mterpretación no es unívoca, pues lo que uno
totalidad y se enfrenta así con la dimensión ~e la g~atwdad: el considera como gracia, otro puede considerarlo como una feliz
mundo, como hecho total, es gratuito; los fenomenos mtramunda- coincidencia de la suerte. La dimensión de la gracia aparece cuando
nos se rigen por una gratuidad científica qu~ ~~cibe el .i;iombre de el acontecimiento posee tal densidad humana y existencial que
azar. Este, a su vez, se rige por una composicion de urudades con ~ro"'.o.ca ~n el hombre una decisión con respecto a Dios. La plenitud
características teleológicas y sistemáticas que . sugieren la probable significativa del hecho aparece tan manifiesta que remite inmediata-
aparición de un sentido y un buen fin de toda la creac~ón. . mente a una instancia trascendente e invita a la acción de gracias.
La fe cristiana cuenta además con un precedente excepcional que Para que la gracia sea gracia es preciso -por paradójico que
rompe la cadena férrea de vida-muerte: la resurrección d~ Cristo pueda parecer- que irrumpa como coronamiento de un empeño
Jesús. Gracias a tal precedente, tiene la espera.i;iza y la ce~udumbre de un~ búsqueda y de una dolorosa espera. Así, Abrahán y Sara'.
de que toda la realidad llegará a una meta fehz. La gracia del co- Elc~n~ y Ana, Zacarías e Isabel, que no tenían hijos, celebran el
mienzo se con-gracia con la gracia del fin. Pero para percatarse n~c1miento de Isaac, de Samuel y de Juan Bautista como gracia de
de ello se ·precisa la razón sapiencial, que trasciende la razón ana- D10s. El hecho de que un matrimonio fecundo tenga un hijo entra
en la esfera de las posibilidades concretas. No ocurre lo mismo
lítico-instrumental.

132 133
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

en el caso de un matrimonio estéril. Aquí hay un límite insuperable


que sobrepasa las posibilidades concreta~.. ~ he aquí que nace e~
r
l
1
LA EXPERIENCIA

5.
DE LA GRACIA

LA EXPERIENCIA
EN LA CREACION
EN LA VIDA

DE LA GRATUIDAD
ARTISTICA
INDIVIDUAL

hijo de las lágrimas, de las prolongadas vigilias y de la ~an espera: Uno de los campos de la experiencia humana donde mejor
lo imposible concreto -:-no me:afísico- se ?ª
convertido en posi- se manffiesta l~ _gratuidad es el de la creatividad espontánea:
ble. Es la gracia de Dios, gracia que no exime a~ hombre del es- la po;sia, la musica, las artes, los dones de la inteligencia y del
fuerzo y de la búsqueda. La «gracia» otorgada sin hab~r luchado corazon, etc. Contemplamos con sorpresa cómo el poeta popular
y sufrido es paternalismo. No engrandece al h?mbre ni i:ione en y an~ab~to canta durante horas, en una inimaginable sucesión de
sus labios un himno de acción de gracias. Más bien ~o humilla p~r- com?inac10nes de palabras, pensamientos y situaciones. La idea y
que lo deja en la anterior situación d~ dependencia y asistencia- la rit:?a fluyen con absoluta espontaneidad. Las ágiles pinceladas
lismo. La gracia que eleva al hombre tiene que ser el don d~ una de~ pmtor o los dedos del violinista crean en breves instantes un
conquista. Entonces, la obra realizada es enteramente de. J?ios Y universo nuevo de colores y sonidos. Esta creatividad brota como
enteramente del hombre. Ambos celebran un encuentro gratificante. una fuente. No puede forzarse ni producirse a capricho. La persona
Es la gracia. es como el lu~ar donde actúa un «daimon» o un «genio». Por eso
llamamos gemos a las personas de una gran capacidad de creación
4. LA EXPERIENCIA DE LA GRATUIDAD espontánea. El poeta, el músico y el escritor se sienten arrebatados
EN LA APLICACION DE LAS LEYES por la inspiración. Por una parte, son ellos los que crean: su yo más
pr?fundo y sus fuerzas se hallan en gran tensión; la expresión les
La gratuidad existente en la vida se manifiesta también a ~r~vés exige un enorme esfuerzo, en ocasiones hasta el agotamiento. Por
de las relaciones sociales y legales de una comunidad. Un cn~nal otra parte, se sienten poseídos por algo que se halla sobre dentro
es condenado por sus delitos. Se le aplica la justicia penal. Si el Y fue~a ~e ~llos,_ los impulsa a crear y los mueve a pro;ectar la
legislador, haciendo uso de sus atribuciones, perdona, conm~ta o experiencia ~ntenor. El poeta puede exclamar: la palabra me en-
reduce la pena con ocasión de la Navidad, el ~ondenado se _sient~ v:uelve. El p~ntor: la forma y el color se apoderan de mí. Y el mú-
agraciado. El legislador no estaba por ley obligado a agraciar; si sico: _la rnusrca y la armonía me arrebatan. Es la experiencia de la
lo hace, es por pura gratuidad. . . gratuidad.
También en la burocracia civil encontramos una experiencia se-
. , La creatividad_ artística no dispensa del trabajo, de la prepara-
mejante. Las leyes tienen su vigencia. Pero siempre admiten un
~10n. Y ~~ la ascesis. ~ale~ el~?1entos sirven de preparación para la
pequeño «amaño», una interpretación benévola. La persona se mspirac10n: Pero l_a mspiracion no puede obtenerse mediante el
siente agraciada cuando ve resuelto su problema, a pesar de la esfuerzo, sino qi:e ~~rumpe. De ahí la importancia de la hora opor-
claridad de las leyes. Y es que el juez puede prorrogar los expe-
dientes, complicar las vías burocráticas, interpretar en un sen:ido
tuna? ?,e la asoci_ac1on de factores imponderables, para preparar la
a~ar:c10n explo.siya de la creatividad. En eso se distingue de la
restringido el tenor de la ley. Con razón se dice que a _los .~emigos tecmca la creatividad. La técnica puede ejercerse a cualquier hora
les aplicamos las leyes y a los amigos .les hacemos ¡ustic~a. Esta Y en todo momento. La creatividad precisa una hora determinada
máxima refleja la diferencia entre legalidad -concordancia. de la no es posible conseguir que se manifieste en cualquier momento'.
letra de la ley con su ejecución- y justicia -concordancia del Lo que el hombre produce con su empeño voluntario es el trabajo
espíritu de la ley con el problema de la. ~ers??ª concreta-:· La El fruto de la creatividad es la obra. La obra, como ya hemos apun-
verdadera justicia no se agota en una codifrca~on leg:iJ; considera t~?o, no dispensa del trabajo. Pero el trabajo desempeña otra fun-
también lo que escapa al texto de la ley: la singularidad de _cada cion: da ~orma a la creatividad, la canaliza, la somete al rigor de
persona con la peculiaridad de su pr?blen:a. La persona se siente una ascesis regula?ora. que permite al artista expresar todo quello
agradecida cuando ve que, pese a la vigencia de la ley, se han ~ten- de que es capaz, sin dis~lvers_e en el g~zo dionisíaco de aquello que
dido sus justas reclamaciones y se ha ~espetado su personalidad. lo posee. Por su trabajo asiduo pudieron alzarse los genios con
Tal sentimiento se debe a que ha experimentado lo que es la gra-
tuidad.

134 135
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

una verdadera universalidad y llegar a hablar para todos los hom-


bres y para todos los tiempos. . . .,
r LA EXPERIENCIA

6.
DE LA

LA EXPERIENCIA
GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL

DE LA GRATUIDAD EN EL EXITO

Unida a la creatividad está la fantasía, la rmagtnacion creadora. El éxito es fruto del don y de la conquista humana. Sin un don
Los estudios modernos 5 han demostrado co~vincentemen~~ que la y un motor inicial no hay voluntad creadora. Sin empeño, trabajo
fantasía no es un mero devaneo ni un mecarusmo de evasio~ ?e la y lucha no hay victoria. La feliz conjugación del don y del esfuerzo
realidad conflictiva. Es la clave que explica la v~rdadera .creatividad, hace la vida reconfortante y le confiere una plenitud que se vive
incluso en la ciencia. La fantasía y la imaginación permiten romper como realización personal, como felicidad de existir, como densidad
las evidencias inmediatas o científicas, abandonar los presupuesto_s de sentido. Nos hallamos ante una nueva manifestación de la gra-
aceptados y comenzar a pensar heterodoxamente y a ensayar cami- tuidad, pues en el éxito entran tantos elementos que escapan al
nos en otra dirección. Mediante la fantasía se desenmascar~~ los poder manipulador del hombre, que éste no puede menos de sen-
límites de la realidad, que es la concreción de una probabi~?ad, tirse movido al agradecimiento. Siente el gozo de la plenitud lo-
como ya hemos dicho. Pero con la concreción de una probabilidad grada. Lo comparte con el círculo de amigos. Lo celebra y lo
no quedan apagadas otras infin~tas probabilida?es. Con ellas, ,el festeja.
hombre puede soñar y construir lo n'? expenn;ientado todavía. Pero la gracia de la gratuidad aparece cuando el hombre reco-
Y pueden hacerse realidad, porque la vida es mas fuerte que las noce el don presente en su esfuerzo. Decía Pelé, el rey del fútbol
estructuras que la sustentan y que los pilares que la escoran. De mundial: «Por favor, déjenme jugar el fútbol que .Dios me ha
ahí que la palabra decisiva no corresponda a los hechos brut~s; dado». Y Cruyff, astro del fútbol europeo y creador de un nuevo
la palabra verdaderamente creadora todavía no ha ~ido_ pronunc~a- estilo de juego: «He recibido las dotes indispensables para ser buen
da; la liberación no ha tenido todavía su plena realiza~ion;, gracias jugador». Este reconocimiento despierta humildad, sencillez, la
a la fantasía, el futuro y la esperanza mantienen su pnma~a sobre sensación de estar habitado por alguien mayor. Así, el éxito no
la brutalidad de los hechos y el peso del presente. Mediante la ensoberbece ni cierra el espíritu a dimensiones más fundamentales
fantasía manifiesta el hombre su esencia más íntima: ,su. capacidad de la vida como la apertura a todos, el saber perder tiempo con
de trascenderse y vivir siempre más allá de todos los límites. Como los amigos, el conservar los ojos abiertos para el goce desinteresado
dice Harvey Cox: «La fantasía es una especie de humus del que de la belleza, del amor, de lo cotidiano en su oscura opacidad.
brota la capacidad del hombre para inventar y crear. Es la fuente Tal actitud suscita como contrapartida la simpatía de los demás, la
más fecunda de la creatividad humana. Teológicamente hablan.do, admiración verdaderamente humana, la transparencia personal.
la fantasía es la imagen de Dios creador en el hombre. Como Dios, Cuando no se reconoce la gratuidad y sólo se atribuye el éxito al
el hombre crea ex nihilo (de la nada), en su fant~sí~, ~undos en- solo esfuerzo humano, se llega a la ostentación, a la egolatría y a
teros» 6• La fantasía alimenta en el hombre el prmcipi~esperanza una soberbia que induce a la persona a situarse siempre en primer
y su dimensión utópica, que le permi~e poner en mov~mi~to la lugar. Surge lo artifical, lo teatral, la máscara, la complicación en
historia, abrirse al futuro y renovar~e [ncesantemente, liberandos~ el trato y la preocupación neurótica por la propia imagen. Podemos
de las esclerotizaciones de sus propias construcciones. En .el hori- admirar el éxito, pero comenzamos a sentir cierta antipatía por la
zonte de la imaginación y la fantasía se muestra la gratmdad tal persona: ésta pierde brillo, fascinación y comunicabilidad. El aisla-
como es, gratuitamente. miento y la soledad que experimenta es el justo castigo por la vani-
dad y el orgullo ante el éxito. De este modo se manifiesta con todo
s J.-P. Sartre, L'imaginaire. Psych.ol.ogie phénoménologique de ~'imagina­ su peso lo que es la des-gracia en medio de un don no reconocido.
tion (París 1940); L. Roy, Hart, Unfznzshed Man and the Imagin~tzon (Nue-
va York 1968); W. F. Lynch, Cbrist and Apollo: The Dzmenszons of tbe
Literary Imagination (Nuera Yoi;-k _ 1960); M. T. Kelsey, Dreams, the Dar~
Speech of the Spirits: A Chrzstzan Interpretatzon (Nueva York 1?68),
H. Cox, La fiesta de los locos. Ensayo '.eo_lógico sobre _el talante festivo Y
la fantasía (Madrid 1972); R. Alves, Il fzglzo del domanz (Brescia 1974) 59-
184.
6 H. Cox, op, cit., 75.

136 137
7.
LA EXPERIENCIA DE LA

LA EXPERIENCIA DE LA GRATUIDAD
EN LA FIESTA Y EL JUEGO
GRACIA
r LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL

cada uno para dejarse invadir por la propia gratuidad. La fiesta


revela entonces su don, el placer de estar juntos, de comer y beber,
de cantar y bailar, de intercambiar sentimientos y de abrir los
La fiesta constituye un momento álgido de la vida, en el que corazones.
aparece con nitidez la gratuidad 7• La fiesta no está n:arcada .por
intereses y utilidades prácticas, sino por la pura ~ratmd~d: Tiene
sentido en sí misma como celebración de la alegría de vivir: Fes- 8. LA GRACIA COMO FELICIDAD EN LA ALEGRIA
Y EL DOLOR
tejar es afirmar la b?ndad del mundo .. E~ ,vivir, durante el tiempo
circunscrito por la fiesta, una reconciliación de l~s hombres Y de
todas las cosas. Se paran los relojes y, por unos mstantes, ,cesa la . Muy pocas realida.des manifiestan la gracia mejor que la propia
conflictividad humana. Se goza anticipadamente de un paraíso .. un vida en su espontaneidad, contradicciones, riqueza. En un primer
día de fiesta es un día libre, libre del trabajo servil en que se articu- n:~menro: la vida es alegría de vivir, exuberancia, agilidad, flexi-
lan los intereses y utilidades. Festejar supone una ruptura con, lo bihda~, libertad y espontaneidad que despunta en las plantas, en
cotidiano. Por eso la fiesta es un día distinto de los de1!1,ás días. los arumales, en los niños; en una palabra, en todo cuanto vive.
y esa ruptura se hace para poder celebrar. La cel.ebr~oon lleva Es eclosión, conquista de espacio, alegría de existir. En un segundo
consigo un exceso, una ruptura de los moldes ?rdmanos, .de las momento, la vida encuentra obstáculos. Tropieza con la contradic-
formalidades de la economía. La fiesta es un fenómeno de nqueza. ción, tiene que superar resistencias, ha de enfrentarse con el dolor;
y riqueza n~ significa aquí posesión de di~ero. La n9-ueza. ~e la se hace presente la muerte. Todo pertenece a la vida: la vida es
fiesta es la riqueza del corazón,. de la alegría, .de ~a afirmación de alegría, la vida es dolor. Al hombre le cuesta aceptar simultánea-
la bondad del mundo. Sólo este upo de riqueza impide que el ~xceso mente las dos como dimensiones del mismo fenómeno-vida: quiere
degenere en orgía, como suele acaecer 7ntre los nc~s en dinero. la una y rehúye la otra. La gracia surge como energía para sintetizar
El motivo de la alegría de la fiesta --dice Joseph P1epe~, que ha . las dos en la riqueza de la vida. Hay gracia en la alegría, como puede
estudiado con acierto y profundidad el fenómeno- es siempre ~l verse sin dificultad. Pero también hay gracia en el dolor, aunque
mismo: «El hecho de poseer o de recibir lo que se ama. La .alegna muy pocos lo comprendan. Como decía Leonardo Coimbra «la
es una expresión del amor. Cuando no se ama algo o a algwen, no gracia es, antes del dolor, la sonrisa de la alegría; después del
es posible alegrarse, por más que se desee desesperadamente. La dolor, la unidad reconquistada» 10•
alegría es la respuesta del am~r. que se comparte c~n. ~a persona Sólo comprende que puede haber gracia en el dolor quien no
amada» 8• «Ubi caritas gaudet, 1b1 est festiv1tas», escribió san Juan busca la alegría y la felicidad por sí mismas y a toda costa. La
alegría y la felicidad son siempre un fruto. Debe buscarse lo recto
Crisóstomo 9• • , •
y justo, lo bueno y verdadero. Y como resultado surgirá la felicidad
El hombre busca siempre ocasiones para la celebrac10~. La litur-
gia lo ha entendido muy bien. Hace de cada día un motivo de .ce- y la alegría. No puede haber felicidad y alegría si antes no se ha
lebración de la bondad del mundo, de los hombres, =. la redención construido la justicia y la verdad. En el afán de esta construcción
pueden hallarse contradicciones y obstáculos que provocan sufri-
y de la presencia de Dios. Por eso culmina todo en accion de ~raCias.
La festividad de la fiesta no depende de los preparativos de miento y dolor. Pero se trata de un dolor y un sufrimiento dignos:
ésta ni de la voluntad de los participantes. Es gratuidad. ~uarda Los únicos que tienen un sentido evidente, porque nacen de la
proporción con la pureza de las int7nciones y con la capacidad de lucha por superar los motivos, producen el sufrimiento. Poder
sobrellevarlos con sentido y valentía es obra de la gracia.
' H. Cox, op. cit., 37-72; J. Pieper, Zustimmung zur Welt~ Eine ,Theorie En el cristianismo se ha dado siempre una estrecha relación
des Pestes (Munich 1963); R. Caillois, L'bomme et le sacre (París 1950) entre el dolor y el amor. En realidad, el amor sólo rima verdadera-
121-162; más bibliografía puede verse en Boff, A oracao no mundo secular mente con el dolor. Pero no es el amor el que tiene su raíz en el
(Petrópolis 1975) 41-44. .
• Pieper, über das Pbánomen des Pestes (Coloma-Opladen 1963) 10.
9 San Juan Crisóstomo, De Sancta Pentecostés, hom. 1: PG 50, 455. 'º L. Coimbra, A alegria, a dar e a graca (Oporto 1916) 170.

138 139
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

dolor sino el dolor en el amor. Por eso, no es la comunidad de


la cruz la que crea la comunidad del amor, sino que es ésta Ja que
r LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL

que hay en el mundo, y se hacen únicas. Entonces puede tener


lugar el intercambio de confianza, de pensamientos y sentimientos.
fundamenta a aquélla. De ahí que la ascesis no tenga sentido en Puedo confiar mis secretos, con la seguridad de ser comprendido,
sí misma y no sea propiamente una norma, sino una técnica: saber con la certeza de llevar juntos el peso de la vida y de poder recibir
soportar el dolor cuando lo exige el amor. Un amor sufrido d~ esta el perdón.
manera produce felicidad y una secreta alegría. Es la presencia de El encuentro se verifica realmente cuando las personas lo viven
la gracia. como mutuo don y compromiso, no sólo como simpatía e irradia-
Sólo un hombre agraciado y entregado al misterio de Dios puede ción de una bondad personal. Se crea una atmósfera de libertad
entender cómo es posible soportar con alegría el dolor, como se que permite al otro ser otro. La apertura mutua se vive como
advierte, por ejemplo, en las cartas de Pablo y en el caso de los gratuidad porque es algo exigido o forzado. Crea las posibilidades
mártires que cantaban en medio de sus torturas, no porque pen- de una liberación de mi propio yo, de un enriquecimiento y en-
sasen en una recompensa, sino porque estaban en posesión de un sanchamiento de los horizontes de comunicación. Se experimenta
Dios gracioso que los hacía felices. Esto v~ contra todo eudei_no- una plenitud de sentido, una alegría que libera energías para el
nismo (búsqueda de la felicidad por sí lillS~~). El eudemoru~t~ sacrificio. Así como para la aceptación de los otros y de la vida.
busca la felicidad y encuentra lágrimas. El cristiano posee la felici- El encuentro puede darse a muchos niveles: personal, familiar,
dad -Dios-, soporta el dolor resultante de la lucha contra las profesional, con toda una situación humana, con una clase social.
tentaciones que pretenden arrebatarle a Dios y busca el dolor para Hasta en lo más vulgar y corriente puede surgir la experiencia
fortalecerse y purificarse. Este dolor es gratificante; ~stá animado de una hora plena, de una verdadera aceptación del otro, de un
por el amor. Dante intuyó esta dimensión de la gracia cuando_la sincero perdón, de un noble gesto de ayuda. Puede haber también
cantó como «luz intelectual llena de amor, amor del verdadero bien encuentros con personas maduras, humana y espiritualmente, cuya
11• vida llega a convertirse en un hito orientador para muchos. En el
lleno de alegría y alegría que trasciende toda dulzura»
trato con tales personas podemos descubrir vías de solución para
nuestros problemas interiores, podemos recibir luz y fuerza para
9. LA EXPERIENCIA DE LA GRATUIDAD proseguir nuestra ruta. En tales situaciones es posible hacer la
EN EL ENCUENTRO HUMANO graciosa experiencia de una elevación espiritual, de una certeza
sobre otro mundo vivo y personal, de un afecto profundo, de un
12•
La fiesta esencial para el hombre reside en el encuentro Tal agradecimiento desinteresado.
vez sea éste el fenómeno que mejor transparenta la gracia. En el El encuentro-gracia halla su expresión más convincente en el
encuentro no existe nada premeditado ni montado artificialmente. amor, cuyo gozo consiste en el don recíproco y en la libre vincu-
Es fruto de un «azar», de una circunstancia intrascendente como el lación de los que se aman en un idéntico destino.
retraso del autobús o una información dada en la calle. Y puede Todo encuentro de dos personas acontece en una situación, en
suceder que de ahí surja una apertura recíproca y comience la his- un espacio y tiempo rebosantes de contenido. En todo encuentro
toria de dos libertades que se abren entre sí y llenan la existencia. hay una innegable dimensión cosmológica, social y económica,
El encuentro no consiste en el mero hecho de estar juntos. Sólo tiene elementos que constituyen lo concreto de la persona. Es posible
lugar cuando las personas dejan de ser unas más entre las muchas que --como en América Latina- alguien se encuentre con toda
una situación de pobreza y miseria, y que ame y se una al destino
11
A. Dante, Paraíso, 30, 40-42.
de una clase oprimida. Tal encuentro puede significar una verdadera
12 Cf. O. F. Bollnow, O Encentro, en Pedagogía e filosofia da existéncia conversión, en la que se abre la persona a un mundo insospechado
(Petrópolis 1974) 139-204. «Todo encuentro no es, en el fondo, sino un ~e valores nuevos, de desafíos distintos, de nuevas exigencias. Este
don que, como por suerte, se le hace al hombre. Como dice _Buber, c~n tipo de encuentros desenmascara el tipo de encuentro celebrado
concepto sacado de la esfera religiosa, todo encuentro es gracia. Y, bajo
este aspecto, puede él resumir sus consideraciones: 'El tú me encuentra a efusivamente por sociedades instaladas y egoístas, que han reducido
partir de la gracia-mediante la búsqueda no es posible encontrarlo'» (143). la fe cristiana al ámbito de la intimidad y de la vida privada, re-

140 141
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

huyendo el compromiso que exige toda praxis de la fe: un com-


promiso que debe traducirse en términos de un amor que se com-
r
1
1
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL

propio. San Agustín escribe: «Si no sabes amarte a ti mismo, no


podrás amar verdaderamente al otro» 15• «Pondus meum, amor
promete por la liberación de los demás y la eliminación de las meus» (llevo mi propio peso, y lo llevo por amor a mí mismo) 16•
situaciones inhumanas e injustas 13• Este amor no encuentra su ~marse a sí mismo es saludar y celebrar la propia existencia 17, di-
referencia en un tú abstracto, sino en un tú situado y concreto, ciendo: ¡qué hermoso es que tú (yo) existas! ¡Qué felicidad es
en los muchos tú que participan en un mismo drama. Tal fue el existir! La persona se siente lanzada a la existencia: existe gratuita-
encuentro vivido por Cristo Jesús, quien se entregó y murió por mente. Y se alegra por ello, en vez de angustiarse; se acepta, en
todos y no sólo por algunos de sus íntimos. En esta entrega se lugar de rebelarse; goza y saborea la gratuidad de la existencia.
manifiesta en toda su plenitud la gratuidad del amor y lo que Pero el amor-propio no se identifica con el amor egoísta que
significa la gracia liberadora. se centra en el yo, descansa en el yo y se abraza al yo. Ese amor
no ama al propio sujeto tal y como es el propio yo. ¿Cómo es el
«a ti mismo» en la sentencia «ama al prójimo como a ti mismo?»,
10. LA EXPERIENCIA DEL AMOR COMO GRATUIDAD «¿Qué es lo propio del amor propio? ¿Qué es lo propio de la per-
sona que se ama a sí misma?». Lo propio de la persona es el hecho
La forma más intensa de encuentro es el amor. A diferencia de ser un nudo de relaciones hacia fuera, un yo habitado siempre
del encuentro, el amor no sólo permite entrever la gracia, sino que por muchos tú y no un yo cerrado sobre sí mismo. El yo sólo es
la manifiesta, ya que la gracia se identifica con el amor. Este es yo verdadero y no egolátrico cuando se abre, se autotrasciende y se
gratuito, o no es amor. Por eso se define la gracia como la comu- comunica. Amarse a sí mismo es amar la exigencia abrahámica de
nicación del amor de Dios a los hombres. El amor humano es una romper con la propia patria interior, de salir siempre en busca del
consecuencia del amor divino, respuesta de la naturaleza humana otro. Amarse a sí mismo no es amar el yo; es amar al otro que
al amor que la ha creado. El hombre ama porque ha sido amado posibilita y da lugar a mi yo. Por eso, cuanto más me doy, más soy;
~ ¡~ ~,,-_,;,. antes. Porque Dios es amor, todo amor es divino. Como se decía cuanto más renuncio a mí mismo, más recibo· cuanto más me abro
• ~i:r.~....,
en tiempos de Homero, en todo amor hay un dios. Por eso el amor mayor plenitud recibo. La economía de la pe;sona es una economí~
~ ;ft[~: es fascinante, enloquecedor y pone a la persona fuera de sí. Porque paradójica: es la economía de la donación y no de la acumulación,
rompe lo meramente humano. Aparece lo divino en el hombre. del dar y no del retener. Así, pues, el otro nace de dentro del
En el amor se da siempre una alteridad: amar es siempre amar propio yo.
a otro y, en el fondo, al gran otro, a Dios; y el amor busca la unión Partiendo del amor al otro que soy yo-mismo-abierto-al-otro es
con el otro. Un místico antiguo decía: «El amor es una fuerza uni- como puedo verdaderamente amar a los demás. Amar a los demás
tiva» 14• Pero, para unirse, es preciso que los dos sigan siendo dos. es saludar y celebrar su existencia como celebro mi propia existencia
Aun siendo dos, se hacen como uno. La alteridad en el amor no es y decir: [es maravilloso que existas, que vivas! Y ello también para
exterior a la propia persona. El otro está dentro de la persona; los enemigos y para aquellos que no parecen merecer mi amor.
es ella misma. Amar es primariamente amarse a sí mismo. El amor Cuanto más saludo y mejor acepto mi propia existencia -con todo
que nos tenemos a nosotros mismos es la medida del amor con que lo que encierra de contradictorio, de complejo, de grande y de
amamos a los demás. El Señor dice: «Ama a tu prójimo como a pequeño--, tanto más puedo saludar y aceptar las demás existen-
ti mismo». El presupuesto del «ama a tu prójimo» es el «ámate cias. Rechazar a los demás es rechazar al otro dentro de mí. Pero
a ti mismo». ¿Por qué a ti mismo? Porque el prójimo más prójimo sólo quien consigue aceptar a Dios, existencia que crea y conserva
-más próximo-, el otro más a mano es el «a ti mismo». Quien las demás existencias, logra aceptar de verdad y no sólo de palabra
se ama, hace del yo un tú. Por eso el amor es inicialmente un amor- las demás existencias, incluso aquellas que le persiguen y odian.
15
San Agustín, Sermo, 368, 5: PL 39, 1655.
1•
13
Cf. H. Assmann, Teología desde la praxis de la liberación (Salamanca San Agustín, Confesiones, 13, 9.
17
1973) 67-70. Es la tesis fundamental del importante libro de Pieper Über die Liebe
14
Dionisia Areopagita, De divinis nominibus, 15, 180. (Munich 1972). '

142 143

.l.
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL

Para quien ama a Dios, todo es posible. Goethe escribió: «Un co- tiempo tomando sus ejemplos de ámbitos situados fuera de los
razón que ama a alguien no puede odiar a nadie» 18• Y mucho antes marcos del buen tono y de lo que se consideraba verdadero, bueno
había dicho Dante, hablando de su Beatriz: al aparecer ella, «dejó y aceptado. Así, para mostrar la gracia del amor propone el ejemplo
de existir para mí todo enemigo» 19• Cuando ese alguien es Dios, del hereje samaritano; para mostrar la gracia de la prontitud en la
y Beatriz es símbolo del Absoluto, se puede comprender que amar obediencia aduce el ejemplo del centurión romano; para mostrar
a Dios implica amar a todos los que él ama, sin excluir a los ene- la gracia de la confianza narra el caso de la pagana sirof enicia; para
migos, pues él ama también a los ingratos y pecadores (Le 6,35). mostrar la gracia de la compasión alaba el ejemplo de la prostituta
Amar al otro es darle una razón de existir. No hay razón para María Magdalena. Y recrimina a los judíos por haberse tornado
existir. La vida se recibe gratis. Amar a una persona es darle una ciegos e incapaces de ver a Dios fuera de los lugares señalados.
razón de ser, porque el amor hace la persona importante para otra Los dos casos que vamos a narrar no pretenden justificar las
persona. «Amar a una persona es decirle: tú no morirás jamás» situaciones anormales que presuponen. Sólo quieren invitar a mirar
(G. Marcel). Tú debes existir. Tú no puedes morir. Comienza a por encima de nuestras categorías de bien y de mal, para situarnos
haber una razón para existir, porque alguien es importante para en la dimensión en que es posible, a pesar de todo, vislumbrar la
otro. Por eso, cuando se ama se rejuvenece y se tiene la impresión secreta presencia de Dios.
de comenzar la vida de nuevo. El diálogo se desarrolló en el interior de Brasil, donde hasta
Todo este complejo fenómeno del amor se inscribe dentro del Dios actúa al margen de las leyes sagradas de la religión. Lo co-
marco de la gratuidad. Hablar de amor y gracia es una redundancia. mienza Severino:
El hombre tiene necesidad de amor, pero de un amor libre y gra- «-Padre, he venido a buscar agua bendita.
tuito. Sólo ese amor llena, eleva y otorga felicidad y gozo indescrip- -Aquí está, hijo mío. Pero ¿puedo saber para qué?
tible. Solamente quien sabe del verdadero amor es capaz de en- -Claro que sí, padre: es para bendecir la casa.
tender las palabras más sagradas del cristianismo: Dios es amor -Pero soy yo, como sacerdote, quien ha de bendecirla. Vamos.
( 1 Jn 4,8,16 ), el amor viene de Dios ( 1 Jn 4,7) y el amor no des- -¡Ay, no, padre ... ! Está feo decirlo. Pero se lo voy a con-
aperecerá jamás ( 1 Cor 13 ,8 ). Es la gracia divina en la gracia hu- fesar. Vivo con una mujer sin estar casado por la Iglesia. Y soy
mana. doblemente culpable. Primero, porque ella es negra, y segundo,
porgue era una prostituta. Pero quiero hacer la experiencia de
vivir con ella. Quiero darle comprensión y cariño. Si se corrige y
11. LA GRACIA ACONTECE, NO IMPORTA CUANDO, se muestra capaz de ser mujer de un solo hombre, será mi esposa.
DONDE Y COMO Ahora es muy pronto. El padre no puede ir todavía a la casa. Es
todavía pecado. Por eso quiero bendecir yo mismo la casa. Es para
El pensamiento cristiano definió situaciones claras y transpa- que Dios le ayude. Si todo va bien, invitaré a usted a que nos
rentes, moral y religiosamente, para mostrar la· actuación de la case, y usted celebrará nuestro matrimonio».
gracia en el mundo. Pero, por proceder así, terminó olvidando que
la gracia, como amor de Dios en el mundo, se da siempre en el Este hombre amó. Dio un voto de confianza a una prostituta
mundo, incluso en situaciones muy ambiguas. El amor de Dios -la negra. Demostró que ésta era regenerable. Había un proyecto
gracia- no depende de nuestro amor y de nuestra pureza interior. fundamental de gran pureza, que vale más que los actos tomados
Dios se autodona siempre y gratuitamente. A veces nos sorprenden aisladamente.
tales manifestaciones donde y cuando menos lo esperábamos, puesto Algunos meses después, el sacerdote fue a casa de Severino. Se
que lo que presenciamos no es sino violación del orden moral y de celebró la boda y hubo una pequeña fiesta.
las buenas costumbres. Jesucristo escandalizó a los piadosos de su San Juan dice que Cristo es la luz verdadera que ilumina a
todo hombre que viene a este mundo (Jn 1,9). Ilumina a unos de
18
Goethe, Die Laune des Verliebten, escena 5.' una manera y a otros de otra. A cada uno según su situación con-
19
Dante, Vita Nouua, c. 2. creta, no pocas veces limitada y profundamente ambigua. Porque

144 145
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL

mi luz no ilumina a Severino, ¿puedo decir que la luz que lo ilu- Hay lirios que florecen en las charcas. Son los más blancos e
minó no viene de Dios? 20• Se le perdonó mucho por haber amado incontaminados. Por contraste. Dios no conoce límites para su pre-
mucho. sencia. Viene cuando quiere, sobre quien quiere, en cualquier si-
tuación 21•
Las humildes y heroicas hermanitas españolas, de la selva ama- Las experiencias analizadas hasta el presente no conducen a la
zónica, mantenían desde hacía varios días a un hombre en una sala. antesala de la gracia. Son ya formas de su presencia en el mundo.
Parecía tener lepra. Pero no era así. Se trataba de simple micosis. No son invitaciones a descubrir una gracia divina que sería diferente
¿Qué hacer? ¡Vamos a esperar! Cierto día pasó una de las her- de la gratuidad que se manifiesta en nuestra existencia. La gracia
manas por una callejuela del extrarradio de la aldea. Una placa: se comunica en estas mediaciones. Y aparece en ellas como gratui-
«Casa de Caridad». dad, bondad, alegría de ser, plenitud de sentido. La gracia es todo
«-¿De quién es la Casa? esto. Pero es mucho más. Es inhabitación de la Santísima Trinidad;
-De la señora Sinhá. es divinización, participación de la naturaleza divina, configuración
-¿Está en casa? con el Hijo. Mas todo esto son explicitaciones últimas de las ex-
-No. Pero vuelve enseguida». periencias que vive ya el hombre y que, de una manera sucinta,
Horas después se presentaba en el convento la señora Sinhá. hemos tratado de describir en las páginas precedentes. Frente a la
Buscaba a la hermana. riqueza que esconden y que se revela en la fe, estas experiencias
«-¿De qué se trata, hermana? casi se volatilizan. Pero anticipan ya la profundidad que engrandece
-¿Es de la señora la Casa de Caridad? y da sentido pleno a la existencia humana.
-Sí, señora.
-¿Y para qué es la Casa?
-Pues para todos los enfermos y para quren no tiene dónde
albergarse.
-Mire este hombre, dice la hermana.
-¿Es lepra?
-No. Es sólo micosis.
-Pues me lo llevo a la Casa de Caridad.
-Pero, señora Sinhá: ¿cómo mantiene usted la Casa?
-Hermanita, compréndame. Tengo una boite. Necesito vrvir.
Las mujeres de aquí no tienen trabajo. Necesitan vivir. Muchas
son prostitutas. Yo, también. Y ellas trabajan conmigo. Ya sé que
es contra la ley de Dios. Pero ¿no está también establecida por
Dios la ley de la vida? Se me parte el corazón, al decir esto. Pero
no tengo otra solución. Con la boite vivimos las mujeres y yo.
21
Cf. D. Grings, A [orca de Deus na [raqueza do homem (P. Alegre,
1975): «Graham Greene, en su novela El poder y la gloria, describe la para-
Ahora bien, todo lo que sobra en mi modesta vida va a parar a la dójica situación de un sacerdote en estado de pecado. En medio de la per-
Casa de Caridad. Así puedo mantener a muchos enfermos. No secución religiosa, sueña con cruzar la frontera y poderse confesar. Durante
pagan nada. Hago comida para ellos. Les lavo la ropa. Les compro esta huida, se convierte en un verdadero ángel de misericordia para todos
medicamentos. Permanecen aquí hasta que se curan del todo. Todo aquellos con quienes se encuentra. No consigue nunca evadirse, porque daba
siempre la preferencia a la salvaciónde los demás. "Una vida, perdida moral
gratis. Es para pagar por mi pecado». y cristianamente, según los juicios humanos, se revela así habitada por la
presencia de Dios' (p. 1.51). Estar habitado por la presencia de Dios es ya
zo Bien decía el místico Angel Silesiusen el Cherubinischer Wandersmann: vivir en el paraíso. Por eso decía, con acierto, Angel Silesius: 'Si el paraíso
«Yo sé que el ruiseñor no critica el canto del cuco; ¿por qué, pues, si yo no existiera, ante todo, en ti, oh hombre, créeme que seguramente tú no
no canto como tú, has de criticar o ridiculizar mi canción?»(cf. la traducción entrarías en él jamás'» ( Cherubinischer W andersmann, trad. y comentariode
de Freí Neylor J. Tonin: «Grande Sinal» 30 [1976] 177). Freí Neylor J. Tonin: «Grande Sinal» 30 (1976) 177.

146 147
TERCERA PARTE

ELABORACION TEOLOGICA DE LA
EXPERIENCIA DE LA GRACIA

l
I

LA UNNERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA


Y SUS MANIFESTACIONES HISTORICAS

Las reflexiones sobre la experiencia de la gracia en sus diversas


manifestaciones han puesto de manifiesto que el acceso a la misma
no constituye un privilegio de algunos. Es la atmósfera existencial
de todos. La vida humana está penetrada y sostenida, ontológica-
mente, por la bondad y el amor de Dios, que todo lo crea y todo
lo mueve. Ser hombre es vivir en el ámbito de lo divino, porque
es vivir de forma trascendente cada movimiento que se realiza. El
hombre puede aceptar y acoger en su historia una referencia al
fundamento último de su existencia y a la trascendencia viva que
se manifiesta en su vida. Tal aceptación -en todas sus posibles
formas de vida personal, de organización social, de inserción en el
mundo- permite a la gracia, siempre presente, manifestarse y crear
su propia historia. Es la historia de las concreciones de la gracia
en el mundo, es decir, la historia de las modalidades que adopta
la presencia de Dios en la vida de los hombres.
Nadie queda fuera de esta atmósfera, ya que todos están sos-
tenidos y fundados en Dios. Pero, por su libre albedrío, el hombre
es capaz de relacionarse positiva o negativamente con Dios en medio
de esa atmósfera divina. Para todos puede ser Dios apertura rea-
lizadora y futuro plenificante. Tal aserto equivale a afirmar la
universalidad de la gracia como oferta y la posibilidad real de que
todos se salven.

l. TESTIMONIO DE LA EXPERIENCIA CRISTIANA

La conciencia cristiana ha contado siempre con esta universa-


lidad de la gracia liberadora. El Dios del Nuevo Testamento es un
Dios que ama a todos los hombres. San Pablo dice que Dios es
el salvador de todos los hombres, por ser el Dios de todos ( cf. 1 Tim
4,10). Dios aparece en la vida de cada hombre como sentido, amor,
bondad, futuro, esperanza, realización infinita para el corazón. En
otras palabras: el sentido originario de Dios se da como la realidad
misteriosa y comprensiva que llena de sentido la existencia humana.
El NT contiene innumerables expresiones que traducen la ex-
periencia del amor universal de Dios ofrecido indiscriminadamente

151
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA

a todos: «Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen terio que se ocultaba en Jesús: el misterio del Hijo de Dios y del
a conocer la verdad» ( 1 Tim 2,4) 1• La universalidad de la caída verdadero enviado mesiánico del Padre.
humana encuentra su contrapartida en la universalidad del ofre- El pecado contra el Espíritu Santo presupone un reconocimiento
cimiento salvador (Rorn 3 ,23-26 ). Del mismo modo que todos mu- del carácter divino de la actuación de Jesús. Pese a saber que son
rieron en Adán, así también todos pueden recibir por Cristo la de Dios las obras que realiza, los fariseos las atribuyen a la inter-
vida (Rom 5,12-21). En el camino de Cristo resucitado se esclarece vención de Satanás. Es la máxima perversión humana y el rechazo
el sentido de toda la historia. El constituye una especie de espejo más frontal y deliberado de la oferta de Dios que se hace presente
personal en el que se puede leer el destino colectivo del hombre y en la historia. Mientras perdure semejante actitud fundamental,
del cosmos (cf. Ef 3,9; Col 1,26); todo cuanto existe en el cielo no es posible el encuentro salvífico; se anticipa lo que constituye
y en la tierra ha sido puesto bajo una única cabeza, es decir, ad- la perdición y la ruptura definitiva 3•
quiere sentido a la luz de lo que aconteció en Jesús (cf. Ef 1,10). Partiendo de la conciencia del amor ilimitado de Dios, la tra-
Así queda asegurada la universalidad de sentido y de salvación dición cristiana pudo afirmar con san Agustín: «Deus non deserit,
para toda realidad. nisi deseratur» (Dios no abandona sin haber sido abandonado
La afirmación de la universalidad de la oferta de salvación cons- antes)4• El Sínodo de Quíercy (año 835) definió con toda claridad:
tituye la buena nueva: todos son amados por Dios y, por eso, todos «El Dios todopoderoso quiere salvar a todos los hombres sin ex-
pueden llegar a él. Sin embargo, no llegan a Dios por acto de magia cepción ( 1 Tim 2,4 ), aun cuando no todos se salven. Para los que
o por un mero mecanismo físico. La salvación es humana. Se rea- se salvan, la salvación es don; para los que se pierden, la condena-
liza, por consiguiente, en el horizonte de la libertad humana. El ción es culpa suya» 5. El Concilio de Trento se vio obligado a re-
amor de Dios no fuerza, sino que solicita una respuesta de amor.
No sojuzga a nadie, sino que invita a un proyecto en el que Dios 3
He aquí los otros pasajes: «Porque es imposible que aquellos que han
y el hombre se historizan juntos, realizando la historia de la salva- sido una vez iluminados (bautizados), han gustado el don celestial (la euca-
ción, fruto de dos libertades y construcción de dos amores. Los ristía) y han sido hechos partícipes del Espíritu Santo (imposición de las
textos del NT en que se habla de que la blasfemia contra el Espí- manos), que se han alimentado con la Palabra de Dios y las maravillas del
siglo venidero, y han caído en la apostasía, sean renovados por la penitencia,
ritu Santo no será perdonada ni en esta vida ni en la otra (Mt 12, puesto que crucifican de nuevo en sí mismos al Hijo de Dios y le exponen
31-32; Me 3,28-29; Le 12,10) 2 no pretenden fijar un límite al al escarnio» (Heb 6,4-6 ). Se trata aquí de las disposiciones subjetivas del
poder divino de perdonar. Han de interpretarse a partir de las dispo- pecador y no de la imposibilidad del perdón objetivo por parte de Dios.
'QI,,
i·' siciones del sujeto: reconociendo la presencia de la gracia como Nada puede ya impresionar a aquel que se negó de forma tan radical a la
luz. El arrepentimiento parece imposible, mientras permanezcan tales dispo-
gracia, se niega existencialmente a darle cabida en su existencia. siciones. Cf. J. Ramos-Regidor, El sacramento de la penitencia (Salamanca
El rechazo (por parte del pueblo) de la persona y del mensaje de 1975) 164-165. El otro pasaje, de san Juan, dice así: «El que sabe que su
Cristo es perdonable. La humildad de los orígenes de Cristo, la hermano comete un pecado que no es de muerte, ruegue, y Dios dará la
sencillez de su anuncio carente de todo esplendor y sus actitudes vida al que peca no de muerte. Hay un pecado de muerte; no hablo yo
poco «mesiánicas» pudieron llevar al pueblo a desconocer el mis- de tal pecador cuando digo que intercedáis» (1 Jn 5,16). El pecado de
muerte, para san Juan, sería un pecado de extrema gravedad, merecedor de
exclusión de la comunidad (1 Jn 2,19; 4,4-5; 5,12: cf. R. Schnackenburg,
1
Cf. H. M. Dion, La prédestination dans saint Paul: RScR 53 (1965) Die [obannesbrie[e [Friburgo 1963] 227ss). San Juan no afirma que tal
5-43; K. Koch, Zur Geschichte der Ertodblungsoorstellung in Israel: ZAW pecado sea imperdonable. Dice que la oración de los hermanos, que consigue,
67 (1955) 205-226; H. H. Rowley, The Bíblica! Doctrine of Election (Lon- ordinariamente, el perdón de los pecados, no tendría aquí eficacia. Y no por
dres 1950). el hecho de que la oración no sea eficaz, sino por el hecho de la gravedad
2
Cf. J. Murphy-O'Connor, Péché et communauté dans le Nouveau Tes­ del pecado que hace suponer falta de disposiciones y de arrepentimiento
tament: RB 74 (1967) 161-193. El Sitz im Leben (el lugar donde maduró y de perdón (cf. Murphy-O'Connor, op. cit., 171-172; M. G. Cordero, Las
el texto) parece ser la comunidad judea-cristiana de Palestina. Existía un diversas clases de pecados en la Biblia: ¿Pecados imperdonables>, en XVIII
gran empeño por convertir a los judíos. Que hubieran ellos desconocido al Semana Bíblica Española [Madrid 195,9] 70-75).
Mesías, es perdonable; pero que, una vez hechos cristianos, retornen al • San Agustín, PL 44: 935; 942.
judaísmo y traicionen, así, lo que una vez, libre y decididamente, profesaron,
5
Denzinger (DS) 623: «Deus omnipotens omnes homines sine exceptione
parece imperdonable. vult salvos fieri (1 Tim 2,4), licet non omnes salventur. Quod autem quidan

152 153
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA

chazar la posición radical de Calvino, quien, según el Concilio, mente suficiente para su salvación a los no bautizados y a los adul-
dividía la humanidad en dos grupos: el de los predestinados a la tos que no han podido escuchar el anuncio cristiano 7• b) Dios
salvación y el de los predestinados a la perdición eterna. La historia, jamás niega su gracia a los pecadores, por ciegos y empedernidos
según Calvino, es el escenario del juicio de Dios: muestra quiénes que sean 8.
son los condenados y quiénes los ya salvos. Los condenados mani- Partiendo de estas dos proposiciones, podemos adelantar crí-
fiestan su condición de tales en la pobreza y la pereza; los elegidos ticamente que sólo una concepción metafísica de Dios como ente
se conocen por la riqueza y el empeño en el trabajo. Esta concep- supremo, situado fuera del mundo, óntico, pudo crear los falsos
ción, como observa Max Weber en una tesis bastante discutida, problemas que angustiaron a la teología y aterrorizaron a los fieles
dio lugar a la mentalidad capitalista de acumular desenfrenadamente con la idea de la predestinación de unos a la gloria y de otros a la
riquezas como garantía de la salvación eterna. Sin embargo, quien perdición eterna.
se guía por las palabras del evangelio cae en la cuenta de que nos
encontramos muy lejos de las promesas de Cristo --el reino de los
cielos es de los pobres (Le 6,20)- y de su severa advertencia: 2. PLANTEAMIENTO TEOLOGICO DEL PROBLEMA:
«¡Con qué dificultad entran en el reino de Dios los que tienen VOLUNTAD DE DIOS - LIBERTAD DEL HOMBRE
dinero!» (Le 18,24); «el que amontona riquezas para sí no es rico
para Dios» (Le 12,21 ). El Concilio de Trento afirma: «Se sitúa Se planteaba una pregunta, que era legítima en el marco de los
fuera de la comunidad de fe quien afirma que la gracia de la justi- presupuestos de una metafísica de Dios y de sus decretos eternos,
ficación sólo se concede a los predestinados a la vida, mientras pero poco digna de su misterio de amor: ¿Cómo se puede hablar
que todos los demás llamados -a pesar de ser llamados- no re- de una voluntad salvífica seria de Dios habiendo hombres que no
ciben la gracia por haber sido predestinados al mal por el poder se salvan? ¿No exige la primacía de la gracia y de la omnipotencia
divino» 6• divina afirmar que Dios, aun respetando la libertad humana e in-
La explicitación teológica católica ha intentado siempre evitar cluso moviéndola a su ejercicio, puede salvar efectivamente a todos?
ambos extremos, en su esfuerzo por desenmascarar toda falsa se- Y si se pierden algunos, ¿cómo excusar o justificar a Dios? Sabe-
guridad que exima al hombre de asumir la propia historia de la mos que este problema constituyó la gran quaestio disputata de
salvación: por un lado, se ha negado siempre a aceptar la doble san Agustín. Para intentar resolverlo se elaboraron en el siglo XVI
predestinación -salvación-condenación-; por otro, ha rechazado los denominados sistemas de la gracia, los cuales dieron lugar a
también la teoría de la apocatástasis, según la cual todos los hom- interminables disputas, que produjeron convulsiones teológicas
bres terminarán por salvarse. Ambas interpretaciones quieren dar durante todo un siglo 9•
al hombre una seguridad: o salvado o condenado. Ninguna de las
dos respeta la libertad. Ni una ni otra toma en serio la imprevisi- 7
DS, 2305, contra Jansenio; 2425-2439, contra Quesnel.
bilidad que encierra la historia. Esta no es simple repetición de lo ' DS, 1542-1543: Trento, en la sesión VI, cap. 14.
siempre igual. Es novedad. Imponderabilidad, Crecimiento en di- • La bibliografía sobre el tema es inmensa. Destacamos algunos títulos
más significativos: Flick-Alszeghy, Il Vangelo della Grazia (Florencia 1964)
rección hacia el reino definitivo o desvío del mismo. La salvación 251-319; J. Auer, Das Euangelium der Gnade (Ratisbona 1970) 41-70, 240-
depende también del hombre, de su amor o desamor, de la forma 254; J. Rabeneck, Grundzüge der Prádestinationslebre Molinas: «Scholas-
en que use en la historia su libertad. tik» 31 (1956) 351-369; H. Rondet, Prédestination, Grdce et Liberté, en
Essais sur la théologie de la gráce (París 1964) 201-241; A. Trapé, A pro­
La tradición cristiana formuló dos proposiciones fundamenta- posito di predestinazione. S. Agostino e i suoi critici moderni: «Divinitas»
les para garantizar la universalidad de la gracia y la gratuidad uni- 7 (1963) 234-284; J. F. Couto, Hoffnung im Unglauben. Zur Diskussion
versal del amor de Dios: a) Dios concede una gracia verdadera- iiber den allgemeinen Heilstoillen Gottes (Paderborn 1973); P. Maury, La
prédestination (Ginebra 1957); H. Ott, Antwort des Glaubens (Stuttgart
1972) 199-206; Th. Simonin, Prédestination, prescience et liberté: NRTh 85
salventur, salvantis est donum; quod autem quidam pereant, pereuntium (1963) 711-730; M. Lohrer, La gracia de Dios como elección y [ustijicacíán
est meritum». del hombre, en Mysterium Salutis IV /2, 732-789; M. J. Farrelly, Predesti­
• DS, 1567: Trento, en la sesión VI, canon 17. nation, Grace and Free Will (Westminster, Maryland 1964).

154 155
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA

a) El sistema de la gracia que parte de Dios propia suerte. Aun pudiendo hacerlo, no impide su perdición. Esta
teoría, como se ve, falla en el punto que debiera iluminar. Parte
Este sistema se inscribe dentro de la tradición tomista y fue de que la acción de Dios es siempre infalible y eficaz. Y después,
elaborado por el dominico Domingo Báñez (t 1604). El pensamien- al constatar que los malos se pueden condenar, reconoce que dicha
to tomista se caracteriza fundamentalmente por una interpretación acción no es infalible ni eficaz. Entonces recurre a otro principio:
genial de la reflexión metafísica griega dentro de la perspectiva el de la predestinación a la gloria. Así rompe con la lógica del sis-
histórico-salvífica de la Biblia. Dios constituye el" centro de toda tema. La perdición aparece como obra humana; pero la salva-
la concepción tomista del mundo. Toda comprensión verdadera- ción, no.
mente teológica debe partir de Dios, causa última y trascendente
de todo el ser y de todo el obrar.
La voluntad salvífica universal se concreta en el mundo me- b) El sistema de la gracia que parte del hombre
diante la gracia suficiente y eficaz. Mediante la gracia suficiente,
A la vista de las dificultades citadas, Luis de Molina (t 1600),
Dios posibilita a todos la salvación. Les da el querer. Mediante la
teólogo jesuita, elaboró otro sistema de la gracia. Parte decidida-
gracia eficaz hace que el querer pase a la efectividad, les da el
mente del espíritu humanístico, típico de su tiempo, y valora la
obrar. Dios penetra de tal suerte en el obrar salvífico del hombre,
libertad del hombre y su responsabilidad en el mundo. La gracia
que pasa a ser causa responsable de la salvación. Sin la acción inte-
suficiente, como oferta de Dios a todos los hombres, se transforma
rior de Dios, el hombre no podría pasar del simple querer a un
en eficaz mediante la colaboración humana. La salvación es fruto
obrar efectivo. Por eso se decía que Dios predetermina físicamente
del don de una conquista. Con su presciencia, Dios prevé quién va
al hombre a la salvación. Evidentemente, Dios no suprime la liber-
a abrirse y quién va a negarse al misterio de su amor. Tras haber
tad. Hace que sea más libre. Pero la presencia de Dios en la acción
previsto sus méritos, predestina a los que van a optar por él y
humana es de tal naturaleza que resulta infalible, siempre triun-
fante y siempre eficaz. excluye de la gloria a los demás, por haber previsto su culpa, si
bien no les niega la gracia que culpablemente van a rechazar. Según
Entonces, ¿cómo puede el hombre condenarse? Esta pregunta
esta teoría, el hombre debe obrar como si todo dependiese de él
admite dos respuestas diferentes: se salvan todos; sólo se salvan
los predestinados a la gloria. Báñez responde: se salvan los pre- y debe confiar como si todo dependiese de Dios.
Los tomistas interrogan a esta solución: ¿dónde queda la pri-
destinados de forma absoluta a la felicidad. Para ello reciben la
gracia suficiente y eficaz. Los demás no son predestinados a la glo- macía absoluta de la gracia divina? La salvación acaba dependiendo
ria; es decir, Dios no impide que, a causa de su vida pecadora, no del hombre más que de Dios. ¿En qué sentido puede afirmarse
entonces, que la salvación viene de Dios? El criterio acerca de la
logren la salvación. No están predestinados a la perdición. Con
predestinación no se encuentra ya en Dios, sino en el hombre.
su presciencia divina, Dios prevé el rechazo de su gracia. Sólo
reciben la gracia suficiente, que no llega a ser gracia eficaz. No re-
ciben esta gracia por la que, estando Dios presente en la acción c) El sistema de la gracia que parte de
humana, siempre produce infaliblemente su efecto salvador. la situación histórico­salvífica
Tal teoría salvaguarda la absoluta prioridad de la iniciativa di-
vina. Pero cabe preguntar: ¿tiene en cuenta la real universalidad La escuela agustiniana, siguiendo la tradición de san Agustín,
de la oferta salvífica de Dios? ¿No es la gracia suficiente una reali- no procede por raciocinios metafísicos. Contempla al hombre en su
dad superflua, dado que no consigue de hecho su efecto? En rea- situación concreta, solicitado por dos posibles alternativas: la de
lidad viene a ser insuficiente. El proyecto divino no parece dar la carne y la del Espíritu. La situación actual es concupiscente: el
cabida al proyecto humano. En esta teoría, la historia de la salva- hombre se siente solicitado por los estímulos de la carne, del egoís-
ción no resulta humana ni es fruto de la libertad humana. Es la mo, de la clausura en sí mismo, así como por los del Espíritu, del
historia de la libertad de Dios, que predestina a unos a ser partí- amor, del encuentro y de la comunión con Dios y con los hombres.
cipes de su amor y de su felicidad, mientras abandona a otros a su La gracia suficiente y eficaz actúa y fortalece los impulsos que

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l
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA

orientan hacia el Espíritu y la comunión. Confiere al hombre una de la razón especulativa, incapaz de resolver, mediante raciocinios
inclinación más fuerte que la de la concupiscencia carnal y lo orienta claros y distintos, las antinomias con que se tropieza aquí. La razón
a amar a Dios y a los hombres. El atractivo del bien y la inclinación no sabe cómo mantener la polaridad -libertad humana y acción
hacia él superan las fuerzas contrarias de la concupiscencia de la de Dios- y se ve obligada a una opción: o Dios o el hombre.
carne. Agustín denomina a esta atracción delectatio victrix, delec- Un pensamiento que no erija la razón en instancia suprema de
tación victoriosa de los bienes del Espíritu y del recto uso de las decisión y se guíe por el misterio, dentro del cual se ejercita la
cosas según el designio de Dios. La acción de la gracia no se basa razón, conserva la polaridad porque no la ve como una realidad
en una consideración de carácter metafísico fundada en la causa- última, sino como manifestación del misterio que se esconde y ocul-
lidad eficiente divina. La acción de Dios penetra la acción humana, ta tras esa polaridad. Dios no es lo que nosotros llamamos Dios.
no sustituyendo al hombre, sino haciéndole actuar con más inten- Es misterio. Lo que llamamos Dios no es más que una representa-
sidad y mayor deseo. No se habla de la libertad y de la gracia en ción de la verdadera realidad de Dios. Nuestro Dios --el Dios del
abstracto, sino en concreto. Se habla de la persona concreta y libre lenguaje teológico-- es una proyección de nuestra razón, una imagen
dentro de una situación de gracia y des-gracia, asumiendo dicha y una representación. Cierto que es la única forma en que el hom-
situación, venciendo obstáculos y buscando siempre sintonizar con bre puede acercarse al misterio sin morir. Pero un pensamiento
la voluntad concreta de Dios que se manifiesta a través de las si- que se sabe rigurosamente pensamiento no debe nunca olvidar que
tuaciones. la imagen o representación no es todavía Dios, sino camino hacia él.
El discurso teológico versa sobre la representación de Dios, no
d) Nuevo planteamiento del problema: sobre Dios. No podemos discurrir sobre Dios. Sólo podemos ha-
primacía del amor, primacía del misterio cerlo a partir de él, y tocados por su inefable misterio, que perma-
nece siempre en un sagrado silencio. Entonces, la teología deja
Los sistemas citados, sobre todo el de Báñez y el de Molina, de ser teología para resucitar como mística y como experiencia de
tienen el defecto de no haber reflexionado sobre el carácter inob- Dios 11• Así, evitamos el racionalismo latente en los sistemas men-
jetivable del misterio de Dios 10• No tienen en cuenta la trascenden- cionados. Las razones comienzan con la razón. Pero la propia razón
cia de la acción divina y parecen suponer que Dios es una causa no tiene razón alguna para existir. Es misterio. De ahí que la
segunda dentro de la serie de causas creadas y en un sentido uní- razón no sirva para hacer inteligible el misterio de Dios. Tal pre-
voco. Tal punto de partida nos parece inadecuado. Se habla de tensión sería bybris humana y cripto-ateísmo. En cambio, sí po-
Dios como de una instancia objetivable, con respecto al hombre, demos ser tocados por el misterio; podemos experimentarlo en la
sin percatarse suficientemente de que se trata de dos lógicas dife- vivencia más profunda y reconfortante de la existencia. En el ám-
rentes, una divina y otra humana. En este sentido, las disputas del bito de dicha experiencia hay lugar para el discurso racional: no
siglo xvr coinciden con la teoría del ser característica de la mo- para eliminar o sustituir el misterio por un concepto creado, sino
dernidad y comparten sus consecuencias. En esa época, el ser se para vislumbrar la luz de su luminosa tiniebla. El misterio man-
concebía como ente infinito, y Dios como ente supremo. Tal predo- tiene así, permanentemente, la primacía sobre la razón; pasa a ser
minio del ente llevó a entificar o cosificar toda realidad no obje- la razón de la razón y no su angustioso límite.
tivable, como Dios, la gracia, el misterio, el designio de salvación. La entificación de Dios y la traducción metafísica de su volun-
Las consecuencias se manifiestan en la discusión de este tema, es tad salvífica en decretos eternos tenía que terminar donde de hecho
decir, de la predestinación: se llega a un paroxismo de la capacidad terminó: en un callejón sin salida para el pensamiento teológico
y en una falsa alternativa: o la primacía de la gracia divina o la

primacía de la libertad humana.
Cf. las críticas a los sistemas: Lohrer, Mysterium Salutis, 737-761; A la luz de Dios-misterio, la presciencia divina no debe inter-
Auer, op, cit., 246-249; Flick-Alszeghy, op. cit., 309-319; Farrely, op. cit.,
28-37; G. Perreras, Sobre la gracia y su teología: «Naturaleza y Gracia» 22 pretarse como una prioridad temporal, como si Dios se encontrase
(1975) 59-90, donde se hacen las críticas más claras a los presupuestos de
los tratados tradicionales. n Cf. Boff, Experimentar Deus boje, 126-190.

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l
1
-
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA

en el mismo plano que el hombre y se moviera dentro de la se- dependencia divina. No se sustrae ontológicamente, po~q~~ jamás
cuencia del «antes» y «después». La reflexión humana procede así, puede existir sin Dios; pero su libertad le ofrece la posibilidad de
pero Dios no. Como misterio y fundamento de todo, él está siempre querer lo imposible; eso es el pecado. «El pecado tiene, pues, su
presente; para él, el antes y el después son un eterno ahor~. Por comienzo absoluto en la criatura. Pero este comienzo no es un
eso es puro antropomorfismo hablar de decretos predetermmados llegar a ser, sino un aniquilamiento parcial, un vacío introducido
desde la eternidad, de voluntad humana todavía indeterminada, en la trama del ser. Cuando se realiza un acto bueno, el sujeto entra
de futuribles en Dios. Dios conoce, en un acto eternamente simul- en una más honda dependencia de Dios porque participa más de la
táneo, los modos posibles de imitar su esencia y el orden crono- perfección divina» 12•
lógico en que se realizan. A nuestro juicio, con la libertad se da algo absoluto en el hom-
Esta cosificación de Dios y de la gracia afectó también a la bre. Y por eso existe la posibilidad de una absoluta realización o de
comprensión de la libertad. Se jugaba con una libertad abstracta una frustración absoluta. Este absoluto de la libertad es realmente
frente a una gracia de Dios no menos abstracta. Y l~ que está ~n absoluto y, por eso, misterio. Con otras palabras: no admite una
juego es siempre la persona libre, .dentro de un determmado espacio fundamentación racional. Siempre que encontramos argumentos
concreto de libertad, en el que se da la gracia concreta en fori:na para la libertad, topamos con la determinación y no con la libertad.
de solicitaciones graciosas que invitan al hombre a acoger a Dios El acceso a la líbertad se verifica mediante la libertad misma y no
en sus infinitas mediaciones históricas. La gracia no es algo de mediante la razón. La libertad tiene un elemento racional. Lo tiene,
Dios; es Dios mismo autocomunicándose, autodonándose como ciertamente. Pero en la racionalidad no aparece su identidad pro-
sentido, como esperanza y amor, como fuerza, etc. El llama?o pia. Por eso sólo sabe y entiende de libertad quien la ejercita, como
concurso divino no es algo exterior que incida en el acto de la erra- sólo sabe del amor quien ama. La libertad es un hecho bruto que
tura. Como fundamento ontológico vivo de cada acto, Dios entra está ahí en su pura gratuidad. Es espontaneidad, a pesar de todos
en toda determinación sosteniéndola. También la libertad depende los condicionamientos en que efectivamente se ejercita. Aun inmer-
de Dios, que le hace' exactamente ser lo que debe ser, e~ decir, sa en la realidad es creadora de realidad: la autorrealización posi-
libre. La acción del misterio no suplanta ni disminuye la libertad, tiva o negativa del hombre, según se acepte o rechace el misterio
sino que la constituye como tal. que creó la libertad creada.
La acción no surge como algo producido en parte por el hombre Por lo demás, los sistemas evocados sólo estudian la cuestión
y en parte por Dios. Eso equivaldría a situar al hombre y ~ Di?s en el plano de lo individual: ¿cómo me salvo yo? ¿Pued~ salvar
en un mismo plano. Dios conserva siempre su carácter de misterro mi alma? Actualmente, debido al retorno a las fuentes bíblicas y a
y de trascendencia. En tal plano, la acción es totalmente de Dios. la conciencia de la dimensión social y cósmica del hombre, nos
El hombre conserva su carácter de criatura y de inmanencia. En
damos cuenta de que la pregunta por el sentido último no puede
ese plano, la obra es también totalmente del hombre. Por consi-
desvincularse de la pregunta por el sentido de la totalidad. El hom-
zuiente toda acción es totalmente de Dios y totalmente del hom-
bre no es un átomo perdido en un mundo caótico. Forma parte
bre. A;í, pues, la distinción no debe buscarse en la obra, sino en
de una historia universal y cósmica. En él se revela el sentido del
el agente. El uno es Creador; el otro, criatura creada y creadora.
todo, y por él toma el todo conciencia del sentido que se esconde
Ontológicamente, 'Ia distancia entre uno y otro es infinita y abso-
en él mismo. La predestinación personal debe contemplarse en el
luta. Sin embargo, el hombre no es sólo criatura creadora, sino
marco de la predestinación universal. La pre-destinación significa
también hijo de Dios, dialogante con el misterio y, por eso, abso-
una previa destinación de la creación entera en el sentido del amor
lutamente próximo al mismo, con una proximidad cuya epifanía
escatológica se dio en la encarnación del Verbo. En una dimensión · de Dios. Es el amor al que han sido llamadas todas las cosas y
ontológica (de la realidad), ninguna acción es en sí mala: depende más particularmente el hombre. Dios quiso tener compañeros en
de Dios. El mal aparece sólo en la dimensión moral. La libertad el amor, y por eso fueron llamados de la nada todos los seres y
dotados de una capacidad de -fuera de Dios- amar como ama
creada, llamada al diálogo, puede -por ser creada y, por ello, .,
dependiente y defectible -sustraerse libre y voluntariamente a la 12
Flick-Alszeghy, op. cit., 317.

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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA

Dios. En el hombre, sin embargo, el amor no es fatalidad onto- líbremente para siempre. Dios se hace vulnerable desde el momen-
lógica ni necesidad inherente a su condición de criatura. Es fruto to en que existe una libertad creada. A pesar de esta negativa al
de una libertad y de una entrega a Dios. Y aquí surge el riesgo amor, Dios no deja de amar, de perdonar y de ofrecerse una y otra
para el corazón de la criatura libre: comportándose de manera irra- vez. La doctrina de la predestinación reafirma la primacía abso-
cional, la libertad puede 'negarse al encuentro. El fin último se al- luta del amor de Dios y la abismal radicalidad de la libertad hu-
canza porque, a pesar del rechazo, ontológicamente la persona está mana. La doctrina católica ha tratado siempre de mantener esta
ligada --de forma umbilical- a Dios y canta el amor del Eterno polaridad evitando todo reduccionismo fácil.
en el acto mismo de su rechazo. Pero, moralmente, en el horizonte La oscuridad persiste. Pero está donde humildemente debe
del ejercicio de la libertad, se produce una frustración absoluta, estar: no en el rechazo de un esfuerzo de comprensión, sino en el
fruto y consecuencia de la negativa del hombre: el infierno, que reconocimiento de su límite. Así, la razón se da cuenta de que el
Dios no quiso ni creó, sino que existe por causa de la libertad re- misterio no puede encuadrarse por completo en los límites racio-
belde del hombre. nales. En vez de rebelarse y de proclamarse a sí misma como me-
dida de todas las cosas, la razón termina reconociendo su depen-
e) La cuestión esencial dencia del misterio. Reconocer el misterio es aceptar la arbitrarie-
dad ilógica de los hechos como portadores de un sentido que es-
Pese a los juicios críticos que hemos emitido sobre los sistemas capa a la lógica de la razón y de la ciencia que pretenden universa-
de la gracia, cabe preguntar: ,;Qué es lo que en ellos se cuestion~ba lizar y absolutizar los conceptos. La razón se ejercita dentro del
y qué pretendían? Tal vez, r.:i cuestión fundamental -os~urec1d~ misterio y no al margen de su vigencia. Se siente iluminada por la
por un planteamiento inadecuado, pero subyacente a las mter~- impenetrabilidad de sus tinieblas divinas. Ahí radica el carácter
nables disputas- pueda hoy replantearse dentro de nuestro hori- teologal de la misma teología, concebida como racionalidad en el
zonte sin la desesperanza que ayer provocaba. Recuperaríamos así corazón mismo de la fe. No intenta abolir el misterio. Canta su
la verdad de la tradición teológica de los últimos cuatro siglos. ilimitada profundidad. La teología se transforma así en doxología:
La verdad radical que constituía el objeto de la polémica y que «¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de
sigue siendo iluminadora para nosotros puede formularse así: se da Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus ca-
una primacía absoluta del amor de Dios, que se extiende a todos y minos! Pues, ¿quién conoce la mente de Dios? ¿Quién es su con-
llega a cada uno. Dios quiere la suma felicidad para la creación y de sejero? ¿Quién le ha prestado para que él le devuelva? El es ori-
un modo especialísimo para el hombre. Dios se ofrece a todos como gen, camino y meta del universo: a él la gloria por los siglos, amén»
la suma felicidad. Este amor de Dios no significa una reacción ante (Rom 11,33-36). Pero esto sólo lo comprende quien trasciende el
una acción buena del hombre. Con anterioridad a todo acto bueno espíritu geométrico y se guía por el espíritu de finura; quien so-
del hombre, Dios nos está amando ya, puesto que su ser íntimo es brepasa la razón analítico-instrumental, predominante en nuestro
amor y no puede ser sino amor. Nosotros somos buenos y amables, mundo científico-técnico, y da cabida a la razón sapiencial y sa-
precisamente porque él nos ama. Sin embargo, tal. amor no se~~a cramental.
amor si no se ofreciese a una libertad. El amor no violenta. No tie-
ne la estructura del poder, sino la forma de la fragilidad y de la
vulnerabilidad. Ello no es una flaqueza c!i;:l amor. Es su fuerza y 3. MANIFESTACIONES HISTORICAS
su grandeza. Pide una respuesta de amor. El hombre es en la crea- DE LA GRACIA LIBERADORA UNIVERSAL
ción el ser que puede oír la pro-puesta del amor y darle una res-
puesta con responsabilidad. Por ser una iíbertad creada -y, consi- De la presencia de Dios en el mundo (gracia) no se puede ha-
guientemente, limitada-, su respuesta no se produce de manera blar en términos abstractos y universales. Siendo Dios la presencia
inevitable. El hombre tiene la terrible capacidad de decir no al más profunda de cada ser, y siendo cada ser un ente concreto, tam-
mismo Dios. Ahí está su grandeza y su drama. Históricamente ejer- bién la presencia divina es siempre concreta en todos y cada uno
citó la libertad como negativa y rechazo. Por eso puede perderse de los seres. Como dice una curiosa fórmula de R. Bacon, «unum

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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA

individuum excellit omnia universalia de mundo». Es decir: «Un b) La religión como celebración y comunicación de la gracia
solo individuo vale más que todos los universales del mundo en-
tero.» Las religiones, en su más original y positiva significación, son
formas institucionales que traducen la relación del hombre con el
absoluto. La religión es siempre re-acción a una acción previa; res-
a) La vida concreta como lugar de encuentro salvífica puesta humana a una propuesta divina. Es un fenómeno originario
e irreductible a otro más fundamental: un fenómeno que atestigua
La gracia y la salvación no caen como un rayo del cielo. Pasan la apertura del hombre a un trascendente, a algo definitivamente
por los caminos de los hombres. Cada persona _vive en u~ entorno importante, a un sentido que transforma toda la realidad con todas
vital, cultural e histórico. Participa de un destino colectivo. Com- contradicciones. La religión es ya acogida de una gracia. Es cele-
parte las oportunidades y las realizaciones propias de la comunidad bración de un encuentro con la divinidad. En este sentido pode-
en la que está inserta. Su camino personal -con toda la car~a ar- mos decir, sin infravalorar en modo alguno el puesto peculiar del
quetípica, psicológica, familiar y educacional que lo caractenza-e-, cristianismo, que las religiones constituyen caminos ordinarios ha-
los compañeros de vida, de trabajo, la profesión, etc., son otros cia Dios. Con otras palabras: todas las culturas han elaborado his-
tantos instrumentos y sacramentos que comunican la gracia o la tóricamente su respuesta a la propuesta divina; concretamente,
desgracia. La cultura que respira, la tradición de valores de su pue- cada hombre se halla situado dentro de una tradición religiosa, que
blo, sus pensadores y poetas, los hombres humanitarios, los reli- es la de su pueblo. Ordinariamente, en este camino determinado y
giosos y la forma concreta de su religión constituyen la forma con- preciso se da la visita de Dios y se sacramentaliza la gracia salva-
creta en que se encarna la gracia divina, en la que el hombre crece dora para el hombre situado. Semejante valoración teológica de la
y por la que es llevado a responder, a decidirse, a abrirse al miste- religión no implica una legitimación de todos sus aspectos. Puede
rio de sí mismo, de los otros y de Dios. Son modalidades a través haber en ella elementos diabólicos, que expresan y traducen mal
de las cuales llegan a cada hombre la bondad y la benevolencia gra- -en el plano del discurso, del gesto o de la ética- las exigencias
ciosa de Dios a cada hombre, pese al pecado que pueda circular del misterio de Dios y del misterio del hombre. Pese a todas las
también por dichos canales. ambigüedades que puedan señalarse en las religiones del mundo (y
La voluntad salvífica de Dios no es una abstracción en los desig- también en la religión bíblica y cristiana), constituyen los canales
nios eternos, sino un concretum concretissimum bistoricum, me- que comunican la gracia, el perdón y el futuro prometido por Dios
diatizado por la propia historia, que se convierte en historia de sal- a los hombres 13•
vación o de perdición. Gracia y salvación constituyen una obra co- Las mismas concreciones históricas de la gracia tienen también
lectiva de la persona y de su mundo, de la persona y de la comu- una historia. Sirven de instrumento de animación y de gracia con-
nidad 'en que convive. Cada uno es responsable de la gracia del creta a los hombres que entran en contacto con ellas. Así, Chuang-
otro. Cada uno debe ser sacramento de salvación para el otro. Aquí tzu, Lao-tsé, Buda, Gandhi y otros orientales, o las cartas de Sé-
radica el sentido más profundo del amor al prójimo, que abarca neca, las máximas estoicas de Marco Aurelio y la filosofía de Pla-
también al enemigo. Existe una solidaridad universal de la gracia tón, dentro del mundo occidental, pueden y deben considerarse
y de la salvación. El camino concreto del amor divino pasa por el desde la perspectiva de la fe como órganos transmisores de la gra-
amor humano a cada uno de todos aquellos a quienes me acerco. cia. Fueron obra de la gracia y constituirán, a lo largo de la histo-
Esa es la fórmula privilegiada escogida por Dios para revelar quién ria, una permanente atmósfera de la gracia para multitud de per-
es él: un misterio de amor que se comunica haciendo que existan
otros amores, capaces de amar como Dios ama. La gracia de Dios 13
Sobre esta problemática, cf. J. Heilsbetz, Fundamentos teológicos das
se encarna en la historia del amor en el mundo. religioes nao­cristas (Quaestiones disputatae, 33; Sao Paulo 1970); G. Thils,
Propos et problémes de la théologie des religions non chrétiennes (Tournai
1966) espec. 146-154,186-196;Boff, Die Kirche als uniuersale sacramentum
salutis und die Religionen der Erde, en Die Kirche als Sakrament im Hori­
zont der Welterfahrung (Paderborn 1972) 426-441.

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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA. UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA

sonas. Al contacto con estos privilegiados testimonios del. Esp~ritu, eterno del Padre morando entre los hombres, como el mismo Dios
el hombre se siente invitado a elevarse, a entregarse al m1ster.1~ de encarnado.
Dios y a descubrir en su vida el designi? i_nisterios~de la luz divina. La gracia que impregna al mundo alcanza en Cristo Jesús y en
Algo parecido ocurre en el n;u!1?º cnsnano. Jesus de ~azaret. es su comunidad -la Iglesia- su más densa expresión sacramental.
por excelencia y de forma definitiva el amado como gra~ia de D10s Cristo aparece como el sacramento fontal de Dios, y su comunidad
presente en el mundo (cf. Tit 1,10). La historia de su vida, muerte como el sacramento radical de Cristo 14• La Iglesia debe ser en el
y resurrección constituye el camino co~cr~to por el que los hombres mundo signo de la gracia universal y del inconmensurable amor de
de todos los tiempos -aun los no cristianos- encuentran el sen- Dios. Debe ser el sacramento de la inaudita esperanza concretada
tido de sus vidas y un futuro descifrado para sus muertes. ~ tra- en la resurrección y de la alegría de vivir en el mundo del Padre,
vés de Cristo Jesús, Francisco de Asís, fue obra de la gracia de en el que todas las criaturas confraternizan como los hermanos y

í
Dios en el mundo. Su ejemplo, su cordial relación co?. toAas las hermanas dentro de casa.
criaturas, su fraternidad universal y el sentido de reconciliación con Como magnitud histórica y fenómeno social, la Iglesia encarna
realidades tan adversas como la enfermedad y la muerte, quedaron el cristianismo. Al encarnarlo, se autolimita también. Se ve obli-
en el mundo como luz capaz de iluminar a otros hombres que se gada a usar un determinado lenguaje, ciertos signos y cierto tipo
redescubren en san Francisco y explicitan dimensiones ~atentes ~e de presencia en el mundo, que poseen esquemas de referencia de
sus vidas. Este incesante actuar de las obras de la gracia a traves una determinada cultura. Para el hombre de otras culturas, entrar
de los siglos no es sino la permanencia de la grac~a. divina en el en esta concreta encarnación del cristianismo exige una vocación
mundo, de su significado animador, excitante, medicinal, elevante especial. Todos están llamados a vivir el cristianismo. Pero no to-
y santificante. dos están llamados a expresarlo dentro de una determinada Igle-
sia, que, por ser histórica, está vinculada a elementos culturales.
Aun cuando todos deban ser cristianos -cada cual dentro de su
e) El cristianismo como expresión sacramental de la gracia
01 :lilil' cultura-, no todos están llamados a ser signos sacramentales y
<lllil>J
El cristianismo destaca sobre todas las religiones del mundo. eclesiales. Ser miembro de la Iglesia católica apostólica romana es
\:;i · ~¡ ;
~· d

Fundamentalmente, no se interpreta como religión, sino ~?mo l~ una gracia especial. Con todo, esta gracia no funda privilegios que
misma vida divina penetrando la vida humana. La expresión reli­ distancien a sus miembros de los demás hombres. Funda una fun-
giosa de esa vida no agota toda la riqueza de la mi~m~. ~ede Y ción histórico-salvífica más exigente: tratar de ser signo e instru-
debe haber también una expresión secular. En el cnsnarusmo, la mento de Cristo Jesús y de su liberación en medio del mundo.
conciencia humana, tocada por la gracia de Dios, ha llegado a ~u Lo específico de la Iglesia no reside principalmente en ser me-
plena luz. Se ha convertido en tema de la historia. Existe una his- dio de gracia y de salvación, ya que gracia y salvación se ofrecen
toria de dicha conciencia. El Antiguo y el Nuevo Testamento son a todos los hombres, y a todos llegan los sacramentos universales
los testimonios escritos de la autoconciencia de un pueblo que se de la vida, de la religión, de la cultura. La función histórico-salví-
dejó siempre guiar por la presencia y la fidelidad de Dios. ~~ el fica propia de la Iglesia es visibilizar la gracia presente en el mun-
seno de esta tradición apareció Jesús de Nazaret, y aconteció el do, hacerla conciencia e historia, hacerse ella misma sacramento del
hecho decisivo para la historia del mundo: la resurrección. Con ella ilimitado y universal amor de Dios a todos los hombres.
se manifestó, por adelantado, el fin escatoló?ico prom~t1d_o a todos
los salvados y para todo el cosmos. En Cristo revelo D10s plena-
d) Un sacramento universal de la gracia: la muerte
mente su designio de amor y el destino de todas las cosas, llama-
das a ser el reino de Dios, donde él lo será todo para todos (cf. 1 Finalmente, existe un sacramento de la gracia que es verdade-
Cor 15,28). En Cristo, Dios dice sí y amén a todos los anhelos de ramente universal porque llega a todos: la muerte. Considerada
realización que alimenta el corazón humano (cf. 2 Cor 1,20). En en su dimensión humana, la muerte no significa sólo el término
Cristo, Dios estaba en una cercanía absoluta y el hombre en ~a
comunión radical. Por eso es él contemplado y amado como H1¡0 " Cf. Boff, op, cit.

l
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA

de la vida terrena. Representa también para el hombre la oportu- modo. En este sentido han de interpretarse las numerosas afirma-
nidad de poder conseguir el objetivo de su andadura histórica. El ciones de la tradición sobre la necesidad de la Iglesia para la sal-
objetivo significa aquí meta, convergencia, sentido pleno. La his- vación y, sobre todo, la relativa a la Iglesia como sacramento uni-
toria humana es realización o destrucción del sentido. La muerte versal de salvación. En la muerte se abre para la Iglesia la posibi-
representa para el hombre la posibilidad de realizar su última gran lidad de ser realmente universal. En la escatología personal se con-
síntesis, en la que recoge todo su pasado para poder pasar al mun- creta, como en miniatura, lo que será realidad en la escatología
do de lo eterno. Cada acto libre constituye la síntesis de la vida universal: habrá un solo rebaño y un solo Pastor, una sola huma-
histórica de la persona. Es resumen de todo un caminar que viene nidad redimida, una sola Iglesia: la de la gloria y de Dios.
del pasado y que prepara el camino hacia el futuro. En la muerte En la muerte, momento en que todo está en juego y en el que
se le abre al hombre la posibilidad de realizar un acto de amor o se decide el destino eterno del hombre, está presente la Iglesia y
de cerrarse sobre sí mismo; en ambos casos, esa decisión del hom- se condensa lo que significa, en el fondo, la voluntad salvífica uni-
versal de Dios. Como acertadamente decía Clemente de Alejan-

r
bre reasume todo su pasado terreno y temporal y le confiere un
carácter definitivo y último. Ultimo y definitivo, porque, en la dría, «así como la voluntad de Dios es un acto único y se llama
muerte se da la última oportunidad para decidirse. Este acto, a mundo, así también su intención divina única es la salvación de
diferencia de los demás, tiene una cualidad específica: es el último los hombres y se llama Iglesia» 16•
y, por eso, el que posibilita la última síntesis. Tras él comienza la En la vida y en la muerte, todos tienen como soporte el fun-
eternidad. De ahí que en la muerte se abra la posibilidad de una damento divino, que es vida y amor, el cual crea y alienta el vigor
decisión totalizadora. En la muerte -no antes, porque sería to- de la vida, el anhelo de liberación, de felicidad y de bien. En to-
davía tiempo, ni después, porque sería ya eternidad, sino en la dos existen fuerzas suficientes y profundas que les impelen a la
muerte- concluye la relación del hombre con la situación terrena realización plena en la línea del encuentro y del sentido absoluto,
y comienza la nueva situación celestial; se crea la posibilidad de que es el nombre que recibe Dios existencialmente. Esto representa
una total liberación de los vínculos terrenos y, por consiguiente, la la forma concreta en que se manifiesta la voluntad salvífica de
oportunidad de que el espíritu llegue a su luz, de que la volun- Dios alcanzando a cada uno personalmente y a la comunidad hu-
tad ejercite plenamente su libertad y de que el proyecto humano mana como tal.
se explicite por completo. Como veremos más adelante, el fundamento último en el que
En este momento denso y urgente, a causa de la estructura de- todo existe y subsiste es para la fe cristiana Cristo Jesús. El es el
finitiva y culminante que lo define, podemos considerar razonable Salvador y Liberador universal. En él se encarnan y se ofrecen a
y acorde con la bondad divina la hipótesis de un radical encuentro todos la gracia y la salvación. Por él tenemos acceso al misterio
con Dios, con el Señor resucitado y con la verdad última de la crea- últi1:11o y definitivo de la creación: la Santísima Trinidad, que in-
ción; semejante encuentro, si se acepta, significa gracia salvadora habita en el mundo y en el corazón del justo. La voluntad salvífica
y, si se rechaza, implica la frustración eterna. Puesto que todos universal de Dios encuentra en el misterio trinitario su significa-
mueren, todos tienen que encontrarse con esta oferta de Dios. To- ción trascendente: la salvación humana es presencia del Padre, del
dos son alcanzados por su gracia salvadora. La muerte sería así el Hijo y del Espíritu Santo en el mundo y presencia del mundo en
sacramento universal por excelencia que alcanzaría de verdad a to- el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es el sentido de toda la crea-
dos indistintamente y significaría una oferta de Dios al hombre y, ción: condición de posibilidad para una autocomunicación de la Tri
por tanto, la oportunidad universal de salvarse 15• nidad, celebración de dicha autocomunicación, haciendo que, si bien
En la muerte tienen todos la oportunidad de hacerse cristianos, el Creador y la criatura conservan su identidad, Dios sea todo en
es decir, semejantes a Cristo. Todos pueden hacerse Iglesia, es de- todas las cosas (cf. 1 Cor 15,28).
cir, comunidad de los de Cristo. Todos pueden salvarse de este
15
Cf. Boff, Vida para além da marte (Petrópolis 1974) 34-45; íd., A res­
surreicao de Cristo e a nossa ressurreicao na marte (Petrópolis 1974) 92-101.
16
Pedagogo, l, 5.

168 169
LA GRACIA HABITUAL

11 cial y cultural. La persona nunca es solamente ella, tabla rasa, vir-


gen, punto cero. Está condicionada por una historia que la ante-
LA GRACIA HABITUAL: cede y que culmina en cada persona. La persona se relaciona con
LA GRACIA DE DIOS los demás, no por yuxtaposición, sino orgánicamente y en la medida
EN EL PROYECTO FUNDAMENTAL DEL HOMBRE en que vive en organismos; desde los más simples, como la familia,
hasta los más complejos, como la universidad, la fábrica, el sistema
económico y político. Del mismo modo, el hombre no entra en
La voluntad salvífica de Dios nos ha situado en la atmósfera de relación con la naturaleza por el solo hecho de formar parte de la
la primacía de su amor divino, superior a toda capacidad d~ rechaz? misma, sino que la humaniza y la transforma mediante las profe-
humano dentro de la historia, peregrina hacia el reino. Dios conti- siones y sus tareas científico-técnicas. Tales relaciones no son me-
núa amando a la humanidad. Su amor encuentra en las mediacio- cánicas. Son activas, conscientes, históricas. Pero la persona hu-
nes históricas el camino para visitar a cada hombre concreto. Pe- mana, así como al entrar en relación con los otros y con el mun-
netra en el proyecto histórico de la humanidad, de una nación, de do los modifica, así también es modificada por el mundo y por
un sistema político y económico y llega al corazón de las personas los otros. La persona concreta es este complejo nudo de rela-
y de la sociedad. ciones y no se la puede entender prescindiendo de estas realidades
La gracia habitual es la presencia permanente de la voluntad que la integran concreta y esencialmente.
salvífica concreta y del amor divino en medio del mundo. Para que Esta imbricación entre persona, otro y mundo debe mantenerse
esta presencia sea eficaz no basta la benevolencia de Dios. Es tam- siempre que hablemos de la persona habitada por la gracia divina
bién necesaria la presencia del hombre en Dios. En este encuentro dentro de su proyecto fundamental. De lo contrario, mistificamos
profundo se realiza la presencia permanente de la gracia. La tra- nuestra comprensión del hombre, como si pudiera existir a la ma-
dición católica ha designado dicha presencia con el nombre de gra- nera de un átomo aislado y aéreo, sin los condicionamientos y el
cia habitual 1• pasado biológico y cultural que marcan decisivamente su cuerpo y
su alma.
Estas consideraciones no son óbice para afirmar que existe en
l. COMO DEBE CONCEBIRSE LA GRACIA HABITUAL el hombre una dimensión absoluta e irreductible, centro de todas
sus relaciones: su yo libre. La persona no es la suma de todos sus
La elaboración teológica estudió la realidad de la gracia habi- condicionamientos. No surge sólo como mero producto de la his-
tual en. un horizonte demasiado limitado. La analizó en el plano toria. Tampoco se presenta como simple producto cultural. Como
de la persona, y de la persona entendida como individuo. Y en el persona, es un comienzo absoluto. No es un medio para un fin, sino
individuo consideró casi exclusivamente el alma. Bajo este aspec- un fin en sí misma. No se entiende a partir de algo previo, sino a
to, urge profundizar la idea de hombre. El hombre concreto c?ns- partir de su propia espontaneidad y libertad interior, en virtud
tituye un nudo de relaciones activas, articuladas en todas las direc- de la cual puede frustrarse o realizarse de manera absoluta. En el
ciones. La persona y la individualidad tienen gran importancia; mundo nada justifica que yo exista como soy y con mi postura
pero están inmersas en una infraestructura biológica, genética, so- frente a la totalidad. Esta puede influir en mí, condicionarme y
marcarme profundamente. Sin embargo, no soy un robot mecá-
1 Cf. la bibliografía que se orienta en esta misma linea: P. Fransen, El nico: reacciono, asimilo de una manera peculiarmente mía, refle-
ser nuevo del hombre en Cristo, en Mysterium Salutis IV /2, 879-938; xiono, elaboro mi síntesis personal del universo, que puede parecer
íd., Pour une psycologie de la grace divine: «Lumen V}tae» ,12 ~1957) 209- rudimentaria y extraña o coherente. Por eso, la categoría que ilu-
240; Flick-Alszeghy, op. cit., 143-167, 19lss, 342-355; Id., L opzione fonda­ mina el misterio de la persona es la de presencia. La persona está
mentale della vita morale e la grazia: «Gregorianum» 41 (1960) 593-619;
H. Reiners, Grundintention und sittliches Tun (QD 30; Friburgo 1960) ahí. Se hace presente. Puedo acogerla o rechazarla. Es presencia
47-74; R. Blomme, Widerspruch in Freiheit (Limburgo 1965) 115-122; de un misterio retador.
J. B. Libanio, Pecado e opcao fundamental (Petrópolis 1975). El problema de todo pensamiento y de cualquier sistema es

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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA HABITUAL

cómo mantener los polos: hombre y mundo, hombre y otros, hom- Pero este hombre no existe. El hombre necesita también comer,
bre y Dios. Cómo concebir la persona de forma que incluya siem- beber, dormir, someterse a la lucha de cada día para ganarse labo-
pre en sí misma lo social y cómo concebir lo social de forma que riosamente el pan en una tierra que no pertenece ya al primero que
implique siempre lo personal. Persona y sociedad se implican y se la encuentra, sino que está ya poseída dentro de un sistema polí-
entrecruzan, no tangencialmente, sino en lo que tienen de más tico y económico. La persona concreta está inserta en una deter-
hondo 2. minada infraestructura e inscrita en el marco de un sexo, de una
En la historia se constatan dos tentaciones. raza, de una cultura, de una religión, de una clase, de una profe-
La primera tentación consiste en concebir la persona como algo sión, etc. Todo esto forma parte de la persona, pertenece a la
diluido en la sociedad y en la cultura. La persona apenas cuenta persona.
para nada. Se llega a presentar una imagen del hombre basada en 1 Ninguna de estas dos imágenes es una realidad histórica, nin-
la identificación con las funciones sociales que desempeña; surge f guna es realista. Sólo conservando las dos dialécticamente se puede
la imagen de un hombre robotizado, pieza de un sistema totalita- comprender de manera más adecuada qué es persona: reductibili-
rio, sin moral, sin libertad, y nada impide dirigir y manipular al dad e irreductibilidad; historia que puede describirse y narrarse e
hombre. Se concibe la sociedad sin las personas. Evidentemente, se historia inenarrable de la intimidad personal de cada uno; el estar-
termina en el imperialismo de los papeles sociales, de las estruc- ahí de una presencia absoluta y una inserción de dicha presencia
turas y de las funciones. Se crea una imagen inhumana de la socie- en el mundo; una infraestructura manipulable y algo sagrado y no
dad humana. Esta tentación está muy presente en todos los estruc- manipulable en el hombre, lo constituye el espacio de su interio-
turalismos y funcionalismos modernos, sobre todo en los que se ridad libre. Como dice con acierto Ortega y Gasset, «yo soy yo y
inspiran en los modelos científico-técnicos. Acertadamente conclu- mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo».
ye L. von Bertalanffy, el teórico de la Teoría General de los Sis- Estas reflexiones tienen importantes consecuencias para el tema
temas: «La sociedad humana no es una comunidad de hormigas o de la gracia habitual. ¿O es que dicha gracia sólo afecta a la irre-
de termites, gobernada por unos instintos heredados y controlada ductibilidad de las personas? ¿Cómo entender el estado de gracia
por las leyes de una totalidad superior. La sociedad se basa en las santificante si el hombre no es sólo la intimidad de su corazón,
realizaciones del individuo, y estaría condenada si el individuo se sino también un eje activo de relaciones, que constituye un ele-
convirtiese en una rueda dentada de la máquina social. A mi jui- mento esencial de su naturaleza, la cual es la propia de un espíritu
cio, éste es el precepto que puede dar una teoría de la organiza- encarnado en una sociedad, en un tipo de relaciones con el mundo?
ción: no es un manual para que los dictadores de toda índole sub- La gracia afecta al hombre entero, es decir, afecta también a las
yuguen más eficazmente a los seres humanos mediante la aplicación relaciones con los demás y con el mundo. La santificación del hom-
científica de leyes férreas, sino una advertencia de que el Leviatán bre implica necesariamente la santificación de todas sus relaciones
de la organización no puede engullir al individuo sin sellar su pro- y viceversa.
pia inevitable ruina» 3•
La segunda tentación consiste en reducir al hombre a la irre-
petibilidad de su yo personal. La tradición del pensamiento occi- 2. LA VIDA HUMANA COMO REALIZACION
dental, incluido el cristiano, tiende a este tipo de concepción. La HISTORICA DE UN PROYECTO
imagen del hombre se esboza partiendo de su capacidad de recha-
zo, contestación, trascendencia y superación de las alienaciones in- Las consideraciones que preceden nos permiten comprender
herentes a los mecanismos históricos. Es la imagen del hombre más en concreto la estructura de la vida humana. La vida no se
plenamente creador, absolutamente libre y liberado de toda traba. compone de una suma de actos, como si éstos fueran átomos subsis-
tentes en sí mismos. Dichos actos participan de la estructura de la
2 Cf. R. Dahrendorf, Romo sociologicus, en Ensaios de teoría da socie­
persona: son únicos e irreductibles y, al mismo tiempo, están in-
dade (Río de Janeiro 1974) 32-107, en espec. 59ss y 73ss. mersos en la compleja trama de lo social. La persona concreta es
' Bertalanffy, op. cit., 81. la síntesis de esta dialéctica. Decir espíritu es decir unidad y sín-

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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
LA GRACIA HABITUAL

tesis. El hombre, como ser espiritual encarnado en el mundo, es o un estilo de vida: revela tanto la dimensión personal con su in-
un ser que vive en la medida en que es capaz de reducir constan- terioridad como el carácter social y cultural de la opción funda-
temente a una síntesis todas las diferencias que encuentra, consti- mental. Los actos, individualmente considerados, manifiestan, afir-
tuyendo así su mundo. Su vida es una unidad de sentido, una histo- man, ratifican, profundizan, prolongan el proyecto fundamental o
ria. Hay rupturas, pero se asumen siempre en una nueva síntesis. Los lo corrigen, lo falsean y divergen y se desvían de él. Ningún acto
actos tomados individualmente concretan y, al mismo tiempo, re- aislado, por bueno o pecaminoso que sea, es definitivo e irrever-
velan la unidad de la vida. sible. Mientras vive el hombre en el espacio y en el tiempo y se
La unidad de la vida recibe el nombre de proyecto fundamen- mueve en el mundo material, ningún acto puede definirlo ni ex-
tal y supone una opción igualmente fundamental capaz de englobar presarlo de una manera absoluta. Siempre puede rectificarlo, en-
las múltiples manifestaciones de la vida y de unir, como el hilo 1 mendarlo, cambiar su dirección. Cada acto expresa con mayor o me-
de un collar, los diferentes actos humanos. No debe pensarse que nor intensidad la opción fundamental. Entre opción fundamental
esta opción fundamental se tome directamente en el plano de la y actos concretos hay una interacción. Los actos concretan y con-
conciencia refleja. Es el sentido mismo del itinerario personal, que
se va construyendo en una dirección determinada y que va urdiendo
la unidad de la vida 4•
1 vierten en realidad histórica el proyecto fundamental, y éste se
expresa en los actos individuales. Puede haber actos que de tal ma-
nera vayan minando el proyecto fundamental, que lleguen a inde-
La opción fundamental se articula en las más profundas aspi- pendizarse y a constituir el origen de otro proyecto de fondo. Pero
raciones del inconsciente, en las tendencias de la naturaleza perso- no debemos imaginar la opción fundamental como si fuera la obra
nal; se explicita más y mejor con la educación, gracias a la cual los de un arquitecto: primero se hacen los planos y después se pasa a
datos recogidos, las influencias y los encuentros van determinando ejecutarlos paso a paso. El plan general se hace en cada paso con-
la orientación de fondo, definiendo la línea maestra y dando forma creto, se va explicitando con el desarrollo de la vida.
y contexto al proyecto fundamental. Los sueños de la infancia, las Este proyecto de vida que nace dialécticamente de la interio-
luchas de la adolescencia, las experiencias familiares y profesio- ridad de la persona y de su relación con el mundo y con los otros,
nales y la propia existencia vivida constituyen otros tantos facto- y en el que preexisten proyectos ya configurados, es el que con-
res que componen el proyecto o la opción fundamental. Puesto fiere unidad al itinerario humano.
que la persona no es una isla, sino un continente imbricado con la
naturaleza y con los otros, las relaciones que surgen de ahí entran
también en el proyecto personal y le confieren modalidades pecu- 3. LA FIDELIDAD A LA OPCION FUNDAMENTAL
liares. Las intencionalidades inherentes a las instituciones y el sen- ABIERTA A DIOS COMO GRACIA HABITUAL
tido de los acontecimientos, en una coyuntura histórica y en la es-
tructura de una época, implican también proyectos que cada per- A la luz de estas reflexiones podemos preguntar: ¿qué significa
sona rechaza o asume en su propio proyecto personal 5. una opción fundamental que se abre a Dios y permanece a lo largo
Esta opción no necesita explicitarse en un acto particular. Tal de la vida fiel a sí misma? ¿No significará exactamente lo que en la
acto no sería el proyecto de vida, sino una simple concreción par- tradición teológica de Occidente se denominó gracia habitual? Por
ticular de dicho proyecto. El proyecto fundamental tiene las carac- de pronto, esta opción fundamental, con el significado de gracia ha-
terísticas de una unidad no posterior a los actos, sino anterior a bitual, tiene las características de todo hábito, tal como lo describie-
los mismos 6• Es como un horizonte que posibilita y hace apare- ron Aristóteles y Tomás de Aquino. El hábito no es una disposición
cer los actos individuales. Es como una interpretación del mundo transitoria o una capacidad pasajera 7; es una virtualidad constante
y una cualidad permanente del proyecto fundamental humano.
• Cf. la bibliografía de la nota primera de este capítulo, sobre todo, Li.
banio, op. cii., 42-69.
7
Aris~óteles, .Met. V, 20, 1022b, 4; santo Tomás, op. cit. I-II, q. 50, a. 1;
5 Cf. Ladriere, Vie sociale et destinée, espec. 66-78. P. Bourdieu define así el hábito: «Sistemas de disposiciones duraderas es-
• Cf. Ramos-Regidor, El pecado como acción humana, en El sacramento tructuras estructuradas preparadas a funcionar como estructuras estructuran-
de la penitencia, 99-103. tes», o bien: «Un sistema de disposiciones duraderas y transponibles que,

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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA HABITUAL

Una opción fundamental orientada l><· . .ra Dios tiene su peso La permanencia de la gracia habitual subsiste aun cuando, en
específico: es un amor --como dijo Jesús usando términos del An- ciertos casos aislados, el hombre realice actos que se desvían del
tiguo Testamento-- con todo el corazón, con toda el alma y con proyecto fundamental. Pero ha de tratarse de actos que no afecten al
todo el espíritu, es decir, un amor incondicional, que comprende núcleo de dicho proyecto, destruyéndolo, ni sean expresión de otra
y abarca la totalidad de la vida y que se entrega a Dios como sentido opción de fondo y de la verdadera identidad de la persona. Tales ac-
. absoluto y realidad que enriquece al hombre. La opción por Dios tos no dejan de constituir una traición y un verdadero pecado. Pero
no es una opción cualquiera; es optar por la instancia que nos me- les falta esa densidad que lleva a la ruptura definitiva con Dios y
rece un respeto incondicional y que, por eso, se constituye en eje constituye el pecado mortal. El hábito del amor, de la apertura y
motor y articulador del sentido profundo de la vida. Este amor de la búsqueda incesante e insaciable de Dios permanece; de ahí
ama a Dios sobre todas las cosas. Lo cual significa concretamente que la persona continúe estando en gracia santificante. Vivir en esta
que tal amor puede exigir sacrificios de fidelidad y de renuncia dimensión, perseverar en ella en medio de todas las tentaciones de
y puede llamar al hombre a un camino de sufrimiento para mante- la passio bujus saeculi, es obra de la gracia habitual, que está san-
nerse en la opción fundamental orientada hacia Dios. Implica un tificando al hombre con su red de relaciones. Esta gracia habitual
empeño de la persona sumamente activo y una actuación profunda se manifiesta operativamente, es decir, ayuda al hombre a llegar a
de la libertad humana. una armonía cada vez más perfecta entre el proyecto fundamental
La opción por Dios puede ir ganando intensidad a lo largo de de vida y su traducción en actos concretos y consecuentes; se re-
la vida; puede pasar por un proceso de maduración y explicitación, vela asimismo perjormatiuamente, es decir, unifica a la persona, la
hasta llegar a una inefable sintonía del corazón con Dios, como eleva a una comunión más íntima y a un predominio cada vez ma-
atestigua la historia de los santos y de los místicos: «Ya no vivo yor y más decisivo del amor, de la comprensión, de la misericordia,
yo, vive en mí Cristo» (Gál 2,20). de la capacidad de perdón, de la sinceridad, de la bondad y de la
Pero conviene hacer una advertencia: para que una opción por sensibilidad hacia todo lo que es verdaderamente humano y divino.
Dios sea verdadera y consecuente no se requiere como condición sine Todavía no hemos determinado qué implica la gracia habitual
qua non la explicitación del santísimo nombre de Dios. Lo impor- concebida como relación con el Padre, con el Hijo y con el Espí-
tante es la realidad que se oculta bajo el sacrosanto nombre de ritu Santo. En las páginas siguientes vamos a desentrañar la ri-
Dios. Puede suceder que alguien viva un proyecto de vida orien- queza teológica presente en el proyecto fundamental abierto a Dios.
tado hacia los valores supremos de la existencia humana, como la
verdad, la justicia, la apertura a lo trascendente manifestado en la
sacralidad de cada persona, en función de la cual lucha y sacrifica 4. MERITO, AUMENTO, DISMINUCION
otras muchas dimensiones legítimas de la vida. Tal proyecto está Y PERDIDA DE LA GRACIA HABITUAL
verdaderamente referido a la suprema e inefable realidad miste-
riosa que llamamos Dios. Quien lo realiza vive en comunión con Partiendo de las consideraciones precedentes, es fácil compren-
Dios y de él recibe fuerza para mantenerse fiel a este proyecto der la doctrina de la teología católica y clásica sobre el mérito, el
fundamental con firmeza y perseverancia, sin traiciones comprome- aumento, la disminución y la pérdida de la gracia santificante.
tedoras, pudiendo llegar hasta el martirio.
Poder vivir semejante opción es vivir lo que llamamos estado a) El mérito
de gracia santificante o gracia habitual. Esta vida se halla perma-
nentemente inserta en el «medio divino», que es la manifestación Prescindiendo de la problemática bíblica, donde la vida eterna,
histórica de la gracia sobrenatural. por ejemplo, aparece como recompensa (cf. Mt 5,12; 20,8; 1 Cor
3,8), premio (1 Cor 9,24), corona (2 Tim 4,8; 2,5; Ap 2,10; Sant
integrando todas las experiencias anteriores, funciona en cada momento como
una matriz de percepciones, apreciaciones y acciones, posibilitando el cumpli-
1,12), retribución y remuneración (Col 3,23-24; Heb 10,35) de
miento de tareas infinitamente diferenciadas ... » (Esquisse d'une théorie de las buenas obras, que hacen a los justos dignos de la vida eterna
la pratique [Ginebra-París 1972] 175 y 178). (2 Tes 1,5; Le 20,35; Ap 3,4), y sin entrar en las discusiones teo-
12

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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA HABITUAL

lógicas vinculadas a la Reforma protestante, podemos decir que con del cielo y de su nexo causal con las buenas obras. El cielo se en-
la expresión mérito 8 quiere la teología significar el carácter dialo- tendía como algo distinto de las obras buenas; pero el cielo se con-
gal de la gracia. Esta, como reiteradamente hemos afirmado en nues- creta, aun dentro de los límites del tiempo, en las mismas obras
tras páginas, no significa'solamente el amor de Dios para con los buenas y se gesta en la historia humana, en camino hacia la esca-
hombres; es también amor correspondido por los hombres. El tología final.
mérito es la gracia considerada desde la respuesta y la colabora- La teología católica explicitó, formuló de manera oficial dos
ción humanas. El proyecto fundamental centrado en Dios -gracia sentencias que representan dos perspectivas de la misma realidad
habitual- se realiza históricamente; está movido, animado y pe- de la gracia: la una la considera desde el hombre (mérito); la otra,
netrado por Dios. Pero Dios no exime al hombre de su esfuerzo y desde Dios (don): así, el cielo es don de Dios y, al mismo tiempo,
de su caminar. El hombre fue creado como creador y colaborador mérito del hombre; las buenas obras son gratuidad divina y, a la
de Dios. El motor de la peregrinación es Dios. Pero es el hombre, vez, conquista humana, fruto de la fidelidad y de la rectitud del
como peregrino, quien debe andar y hacer camino. proyecto fundamental 10• En un célebre texto atribuido al papa Ce-
Si por mérito entendemos la obligación de recompensar, en lestino ( 422-432), el Indiculus, se dice bellamente: «Tan grande
justicia conmutativa, a alguien por los servicios prestados, se debe es la bondad de Dios para con todos los hombres, que ha querido
afirmar categóricamente que nadie puede merecer ante Dios. Las que sean méritos nuestros sus mismos dones» 11• El mérito no jus-
acciones del hombre «no son obras de otro con respecto a Dios, tifica, pues, la vanagloria del hombre; únicamente expresa el ca-
ya que el mismo Dios es autor de tales obras -por cuanto otorga rácter dialogal de la gracia, resaltando la participación humana.
al hombre la posibilidad de obrar, el impulso para la acción y la ¿Qué acciones son meritorias? Una vez más debemos evitar caer
realidad de la propia acción- tanto en el orden natural como, en la atomización de los actos. El mérito reside propiamente en el
sobre todo, en el orden sobrenatural» 9• El mérito se entiende aquí proyecto fundamental unificador y totalizador de la vida. Las ac-
en el horizonte de la promesa divina de recompensar con la feli- ciones concretas -todas ellas- son meritorias en la medida en
cidad en el reino a todos cuantos viven conforme a su beneplá- que expresan con mayor o menor intensidad el proyecto fundamen-
cito y en la rectitud de su proyecto orientado hacia Dios. En la tal de la persona.
Escritura abundan los textos donde se enseña que las obras buenas La teología clásica distinguía entre mérito de congruo y mé-
serán premiadas y las malas castigadas (d. Mt 5,12; 6,1-6.16.18; rito de condigno. Esta terminología, elaborada en los siglos xn y
12,
10,32-33; 25,31-46; Me 9,41-43; Le 14,12-14; 19,11-27). Un vaso XIII -aparece en Alano de Lille y en Guillermo de Auxerre-
de agua dado a un discípulo (Mt 10,42) o una mínima compasión no está exenta de dificultades y ha sido objeto de discusiones in-
hacia los más insignificantes de la tierra (Mt 25 ,31-46) hacen, a cluso en nuestros mismos días 13• Debido a la absoluta trascenden-
juicio del Juez Supremo, a la persona digna del reino. El mérito cia del misterio de Dios, no caben en el hombre exigencias de mé-
quiere resaltar la realización de la promesa de Dios a aquellos que rito, en sentido estricto, a no ser a la luz de las promesas divinas,
escucharon su voz y la pusieron en práctica. No constituye la con- tan frecuentes en la Escritura.
dición para la suprema felicidad; es ya su presencia y gozo en la Mérito de condigno significa: existe una proposición -condig-
vida del justo. Las buenas obras no conquistan el cielo futuro; tra- nidad-, en virtud de la promesa de Dios, entre el proyecto de
ducen ya en el tiempo presente lo que significa el cielo. Este co- Dios, el proyecto fundamental bueno del hombre y el merecimien-
mienza a realizarse aquí en la tierra con la vida recta del hombre to. Por ejemplo, si uno vive con fidelidad y amor a Dios su op-
y de su mundo, y culmina en la escatología, No pocos falsos pro- ción fundamental, merece, en virtud de la promesa divina, la total
blemas respecto al mérito provienen de una errónea concepción realización en Dios. Hay fundamento real, en el horizonte de la
' Cf. Mysterium Salutis, IV, 2, 931-936; D. Grings, A [orca de Deus na ro DS, 1545-1582,sobre todo, 1582; Trento, sesión VI, cap. 16.
[raqueza do bomen, 100-109; J. Auer, op, cit., 215-238; O. H. Pesch, Die ll DS, 248.
Lehre vom Verdienst als Problem für Theologie und Verkündigung, en " Cf. J. Riviere, Sur l'origine des formules ecclésiastiques «de condig­
Wahrheit und Verkündigung (Munich 1967) 1865-1907. no» et «de congruo»: «Bulletin de littérature ecclésiastique» 28 (1927) 75-83.
13
• Flick-Alszeghy, op. cit., 667. Cf. M. Schmaus, Der Glaube der Kircbe, vol. 2 (Munich 1970) 651.

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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA HABITUAL

promesa, para la fruición del cielo, que es el correlativo proyecto términos «aumento» y «disminución». La gracia ----<:orno hemos
fundamental centrado en Dios. 'repetido hasta la saciedad- no es una cosa distinta de Dios. Es el
Mérito de congruo significa: es propio de Dios ser más gene- encuentro entre Dios y el hombre en un amor recíproco. La gratui-
roso y más pródigo de lo que el proyecto humano podría hacer pen- dad se da por. arribas partes. Dios puede autocomunicarse libre y
sar. Es congruente con la divina magnanimidad que Dios se exceda gratuitamente en distinta forma y medida a cada uno -es la lla-
en beneficios y que la sobreabundancia del amor divino supere to- mada «distribución de las gracias»-; análogamente, el hombre se
das las proporciones y méritos humanos. El mérito de congruo tra- autodona con libertad en la medida de su apertura a Dios. Su pro-
duce una profunda experiencia humana. A menudo vivimos la ex- yecto fundamental puede orientarse de tal manera a Dios, que el
periencia de que el significado y alcance de un gesto puede escapar hombre va albergando en su interior al misterio con creciente in-
a la persona que lo ha realizado. Un artista introduce nuevos de- tensidad, a medida que la vida se desarrolla en un proceso histó-
talles en su arte. Lo hace con toda naturalidad, como algo evi- rico. De ahí que ,podamos hablar de crecimiento de la gracia. Se
dente. Pero no sabe que tales matices van a dar lugar a una nueva trata de un crecimiento de la apertura del hombre a Dios, creci-
escuela, ligada a su nombre. Alguien esboza un gesto de compren- miento que implica también una mayor autocomunicación de Dios.
sión, que pertenece a la cotidianidad de la existencia; para otro La gracia no es algo distinto de esta apertura: es esa misma aper-
significa un cambio en su vida. El poeta escribe un pequeño poe- tura, que nunca está vacía, sino siempre habitada por Dios y con
ma, como expresión espontánea de una vivencia del momento; gra- capacidad para un crecimiento indefinido e infinito.
cias a este poema, muchos se elevan hasta Dios, otros llegan a con- En este sentido emplea el Nuevo Testamento el término cre-
vertirse. Tales consecuencias no son mérito del autor. Es Dios cimiento como categoría fundamental de la relación del hombre
quien puso tal significación en las obras. El es el verdadero agen- con Dios (cf. Me 4,28; Mt 6,28; 13,32). Es Dios quien da el cre-
te que mueve al autor y mueve a los lectores. Se rompe la propor- cimiento en la explicitación del proyecto totalizador de la vida ( 1
ción entre la causa y el efecto: sobreabundan la benevolencia y gra- Cor 3,6); él concede que aumenten los frutos de nuestra verdadera
ciosidad de Dios, que se comunica a los hombres mediante las crea- identidad (cf. 2 Cor 9,10). Tal crecimiento no enerva el trabajo
ciones humanas y hace que éstas produzcan efectos superiores a sus humano, sino que lo estimula. Así podemos comprender la exhor-
causas. tación de san Pedro: «Creced en la gracia y en el conocimiento de
Tanto la expresión de condigno (proporcionalidad) como la de nuestro Señor Jesús el Mesías» (2 Pe 3,18). Pablo pide que «crez-
congruo (congruencia o conveniencia) sólo pretenden subrayar el camos en todo aspecto hacia aquel que es la cabeza, Cristo» (Ef
carácter de encuentro entre el hombre y Dios y que es Dios quien 4,15).
tiene siempre la iniciativa y la primacía. El proyecto de Dios no La disminución de la gracia significa que el proyecto humano
destruye el del hombre, sino que lo asume, lo galardona y lo hace se va desvirtuando, al alejarse progresivamente de Dios; los vicios
su propio proyecto «premiando eternamente lo que él mismo con- comienzan a hacerse habituales, las violaciones del orden moral
cede» 14• llegan a comprometer la orientación de la opción fundamental,
creando un nuevo proyecto fundamental en el que Dios, como sen-
tido radical de la vida, se va apagando o deja de ocupar el centro
b) El aumento y la disminución de la gracia de la existencia. La Escritura atestigua esta trágica realidad hu-
La idea de proyecto fundamental de vida orientado hacia Dios mana: «Tengo en contra tuya que has dejado el amor primero»
-gracia habitual-, nos permite comprender también el proble- (Ap 2,4; cf. Gál 3,11; Heb 10,32; Ap 3,1-22; Is 3,15-20).
ma del aumento y la disminución de la gracia 15• Ante todo, hay
que superar la concepción cuantitativa de la gracia, que sugiere los
e) La pérdida de la gracia
DS, 248.
14

Cf. Auer, op, cit., 174-184, con la bibliografía allí citada,


15
y presentan- Cuando el hombre se cierra a todo destino superior y es cada
do el problema en una línea diferente a la nuestra. vez más infiel a las llamadas de Dios -que le llegan a través de

180 l

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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA HABITUAL

la realidad, de los valores morales, de la conciencia- puede ori- no existe certeza ni respecto a la perdición ni respecto a la sal-
ginarse un proceso que implique la pérdida total de la gracia. vación. Mientras vive, el hombre se halla distendido entre las po-
Pero conviene hacer una advertencia: en la historia presente, sibilidades del bien y del mal, del diálogo salvífica y del rechazo
ninguna opción fundamental es de tal naturaleza que se inscriba en condenable. Fidel Varing y Juan Alfara 19 han mostrado en estu-
el horizonte de lo definitivo e· irreformable 16• Mientras el hombre dios muy documentados que los teólogos y obispos de Trento en-
es peregrino, nunca puede decidir de manera irreversible y absoluta tendieron la certeza como una certeza puramente intelectual acerca
su postura ante Dios, ya que ningún acto, ni la misma orientación del propio estado de gracia. No se condenó la tesis de los escotis-
de su vida, llegan a agotar todas las posibilidades que le ofrece su tas presentes en el Concilio, según la cual «puede el hombre cono-
existencia histórica. Lo cual vale tanto para el bien como para el cer con la evidencia propia de la experiencia su buena disposi-
mal. Por consiguiente, mientras vive, el hombre tiene siempre la ción interior al recibir el sacramento de la penitencia y llegar así
oportunidad de salvarse. In statu viatoris, la pérdida nunca es de- a la conclusión cierta -a lo que ellos llamaban 'certeza de fe'-
finitiva. Siempre es posible la conversión. En la muerte --como ya de haber recibido la gracia» 20• La doctrina de Trento está en con-
hemos dicho- se da la posibilidad de un acto que sintetice y tra- sonancia con el concepto de fe, elaborado en el Concilio, el cual
duzca la totalidad del proyecto fundamental. Esta última síntesis presenta la fe como un asentimiento intelectual prestado a las ver-
de la vida posee carácter definitivo e irrevocable. Aquí se da la dades reveladas por Dios. La fe encierra también esa dimensión;
posibilidad real de una pérdida absoluta de la gracia. Tal pérdida pero es mucho más rica: bíblicamente, fe significa también con-
no es fruto de un simple acto malo, sino de todo el proyecto hu- fesión, obediencia y confianza fundada en Dios y no en el esfuerzo
mano, que paulatinamente se fue frustrando hasta alcanzar su for- humano.
malización absoluta en el momento de la muerte. En este sentido Existe, pues, en el ámbito de la fe una certeza basada en la
sólo hay un pecado mortal: aquel que lleva a la muerte y a la ab- esperanza, como afirma Pablo (cf. Rom 5,5; 8,14-16). 21• El hom-
soluta frustración, es decir, al infierno. Implica la pérdida total bre puede tener certeza moral de estar en posesión de la gracia
de la gracia, es decir, de la relación amistosa con Dios. habitual, por tener la seguridad interior que su proyecto funda-
mental está orientado hacia Dios; se sabe amorosamente abierto al
Padre y, por ello, tiene una experiencia de la gracia habitual. Sin
5. CERTEZA DEL ESTADO DE GRACIA embargo, nunca podrá tener la certeza de permanecer así siempre.
HABITUAL O SANTIFICANTE De ahí la necesidad de pedir el don de la perseverancia y de la
fidelidad 22• La certeza que poseemos es tendencial: una tendencia
Una de las cuestiones más discutidas en tiempo de la Reforma cierta a la salvación 2.3.
es la relativa al grado de certeza sobre la gracia habitual 17• El Con- Pablo era consciente de la situación peregrinante del hombre,
cilio de Trento enseña: «Mientras se es peregrino en esta vida mor- del peligro de una falsa conciencia, así como de las apariencias
tal, nadie debe querer penetrar tanto en el misterio oculto de la 19
Vering, cf. nota 17; J. Alfaro, Certeza de la gracia y certeza de la es­
predestinación divina que pueda afirmar con seguridad y sin duda peranza, en Esperanza cristiana y liberación del hombre (Barcelona 1972)
ninguna, que figura entre los predestinados, como si el justo no 71-100.
pudiese ya pecar o, si peca, pudiese prometerse con certeza una zo Alfaro, loe. cit., 73; Vering, op. cit., 19-59; 85-112. Costacciario, cono-
nueva conversión. Porque, sin una especial revelación de Dios, no cido teólogo escotista, defendió en Trento la certeza de la gracia con esta
fórmula silogística: «Quicumque facit quantum in se est, certus est de sua
se puede saber a quiénes ha elegido Dios» 18• Se afirma, pues, que gratia; atqui iustificatus scire potest se fecisse quantum in se est; ergo po-
test esse certus certitudine fidei de adepta gratia» (Vering, 99).
21
•• Rahner, Der Leib und das Heil, junto con A. Gorres (Maguncia 1967) Lutero y Trento coinciden en este punto, como en otros muchos pues-
29-44. to que Lutero no afirmó una certeza intelectual, sino «la certeza vivida en
17
Cf. F. Vering, De certitudine status gratiae in Concilio Tridentino, la entrega confiada al amor de Dios, fundándose en Dios y no en el hombre»
Dissertatio ad lauream (Roma 1953); E. Stakemeier, Das Konzil von Trient (Alfaro, op. cit., 92).
über die Heilsgewissheit (Heildelberg 1947).
22
DS, 806.
•• DS, 1540; cf. Cánones 15-16: DS, 1565 y 1566.
23
Alfara, op. cit., 109.

i
l

l
182 183
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

con que podemos engañarnos a nosotros mismos. Por eso confiesa III
de sí mismo: «Aunque la conciencia no me remordiese, eso no
significaría que estoy absuelto; quien me pide cuentas es el Señor. LA GRACIA ACTUAL:
Por consiguiente, no juzguéis nada antes de tiempo, esperad a que REALIZACION DEL PROYECTO FUNDAMENTAL
llegue el Señor: él sacará a la luz lo que esconden las tíníeblas y
pondrá al descubierto los métodos del corazón. Entonces cada uno
recibirá su calificación de Dios» (1 Cor 4,4-5). A pesar de esta au- El proyecto fundamental humano orientado hacia Dios (gracia
tocrítica, siempre necesaria, el mismo Apóstol atestigua la certeza habitual) constituye una totalidad y da unidad a la vida. Dicha
de la salvación: «Estoy convencido de que ní muerte ni vida, ni totalidad se concreta paso a paso. Los actos individuales y sucesi-
ángeles ni soberanías, ní lo presente ní lo futuro, ni poderes, ni ; vos van explicitando el proyecto fundamental. Este sólo existe real-
alturas, ni abismos, ní ninguna otra criatura podrá privarnos de ..,.1 mente cuando se hace historia. De ahí la importancia de los actos
ese amor de Dios, presentada en el Mesías Jesús, Señor nuestro». individuales. Cada acto encierra a todo el hombre. Y el hombre
«Si Dios está a favor nuestro, ¿quién podrá estar en contra? ... entero se halla en cada acto, aunque con distinta intensidad y di-
¿Quién será el fiscal de los elegidos? Dios el que perdona» (Rom verso grado de compromiso. Los actos revelan con mayor o menor
8,38-39; 8,31-33). La fe cristiana y la presencia del Resucitado profundidad la interioridad humana. Comprometen la personali-
en medio de nosotros confieren alegría, paz, seguridad, certeza de dad, unas veces más que otras. La calificación moral de los actos
que somos amados por Dios; exorcizan todo miedo que paraliza el no puede recaer directamente sobre ellos, como si se tratase de
bien. «Yo corro de esa manera, no sin rumbo fijo; boxeo de esa realidades subsistentes en sí mismas. Debe basarse principalmente
manera, no dando golpes al aire; nada de eso, mis directos van a en el proyecto de fondo y valorar a la luz del mismo los actos que
mi cuerpo y lo obligo a que me sirva, no sea que después de pre- lo expresan 1.
dicar a otros me descalifique a mí» ( 1 Cor 9 ,26-27 ). La certeza No se pasa directamente del proyecto fundamental a su concre-
de esperanza de que estamos en gracia de Dios no nos dispensa ción en actos. Puede interponerse una gama de mediaciones meca-
de luchar y trabajar por nuestra perseverancia «con temor y tem- nismos que tienen una autonomía relativa, fruto de experiencias
blor» (Flp 2,12). Pero da a la lucha tono diferente: sin dejar de más asimiladas, de la socialización de valores desnaturalizados por
ser dramática, esa lucha está animada por una serenidad de fondo la educación o por la sociedad, etc. Cabe que alguien tenga en su
y por un cierto aire de alegría y de buen humor. personalidad dimensiones no integradas aún en su opción de fondo·
La vinculación de la persona al mundo y a los demás y la cons- dichas dimensiones pueden constituir un yo paralelo, que no siem-
tatación de la radical estructura de pecado que caracteriza a la rea- pre adopta formas patológicas. En otras palabras: no siempre se da
lidad y nos hace partícipes del mismo podrían empañar la certeza una adecuación entre el proyecto fundamental y el acto en que
de que estamos poseídos por la gracia. Participamos del misterio toma cuerpo. Pueden intervenir aquí mecanismos perturbadores
de salvación y perdición del mundo; no conocemos con exactitud que limiten el carácter expresivo de los actos.
en qué medida somos responsables del pecado del mundo. Pero Muchos actos calificados como moralmente malos o ambiguos
cuando Cristo lo asumió para redimirnos, surgió un espacio de se- pueden tener como base un proyecto bueno; y ciertos actos tenidos
reno consuelo y de mayor certeza: en la resurrección de Cristo por buenos pueden inspirarse en un proyecto malo. Consciente de
Jesús, Dios se ha mostrado también Señor de esta dimensión som- ello, la teología ha enseñado siempre que ni todas las obras del
bría del mundo: «En el mundo tendréis apreturas, pero, ánimo, jus~o son justas, ní todas las obras del pecador son pecado. Ordi-
que yo he vencido al mundo» (Jn 16,33). naname.nte nos es más fácil poner malicia en los actos buenos que
descubrir la bondad latente en los actos malos. Es decir: nos cuesta
más admitir que haya un proyecto bueno bajo unos actos malos
que admitir la existencia de un proyecto malo bajo unos actos
buenos.
' Libanio, op. cit., con la bibliografía citada.

184 185
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA

A pesar de esta profunda ambigüedad, que no debemos ol-


DE

vidar, podemos afirmar que los actos suelen ser expresión de una
LA GRACIA
T 2. DIVERSAS
LA GRACIA

DENOMINACIONES
SEGUN LA VARIEDAD
ACTUAL

DE LA GRACIA
DE LAS SITUACIONES
ACTUAL
HUMANAS
opción de fondo.
La opción fundamental es una y única; pero se expresa en múl-
tiples actos diversos. Empleando un lenguaje escolar se pueden
l. LA GRACIA DE DIOS Y DE CRISTO JESUS aplicar a la gracia actual diversos nombres que corresponden a los
ES UNICA E INDIVISIBLE distintos aspectos y necesidades de la vida humana 4• Esta vida se
halla siempre envuelta y penetrada por la gracia, que se hace pre-
Siempre que los actos expresan un proyecto bueno, orientado sente y activa hasta en las más insignificantes manifestaciones. En
hacia Dios, en el sentido de que están en armonía con él y lo his- el hombre no hay nada que Dios no ame y penetre. Por eso, se
dice que los actos que preparan al hombre para abrirse a Dios
torizan de manera feliz y adecuada, podemos hablar de gracia ac-
tual. Esta gracia afecta a los actos concretos 2• No es una gracia
T ­initium fidei­ son ya manifestaciones de la gracia. Los actos
realmente distinta de la gracia habitual. Es la misma gracia habi- que expresan la fe y la entrega humilde a Dios ( affectus fidei)
tual en un proceso de encarnación en la realidad. Así como los son también obra de la misma gracia.
actos considerados individualmente son expresión del proyecto fun- La misma libertad no representa una instancia sustraída a la
damental, así también las gracias actuales son expresión de la gra- gracia, un último reducto del dominio exclusivo del hombre. Tam-
cia habitual. No constituyen dos realidades separables, si bien pue- bién ella se inscribe dentro del movimiento de la· gracia, la cual
den distinguirse conceptualmente. La gracia es un movimiento hace que la libertad sea más ella misma, más espontánea y más
único que, por un lado, puede considerarse en su dirección global libre. Las expresiones de Jesús: «Sin mí no podéis hacer nada»
y recibe el nombre de gracia habitual y, por otro, puede contem- (Jn 15,5); «nadie puede acercarse a mí si el Padre que me envió
plarse en su acción concreta, que sigue los pasos de una trayecto- no tira de él» (jn 6,44); «nadie puede acercarse a mí si el Padre
ria; en este caso se le llama gracia actual. no se lo concede» (Jn 6,65); no deben entenderse en el sentido
La gracia de Dios es una sola y no hay muchas gracias, puesto de una negación implícita del valor de la iniciativa humana. Ex-
que no hay más que un solo amor y una única relación salvífica por presan el hecho histórico-salvífico de que el hombre concreto no
parte de Dios 3. Una vez más: la gracia actual es la dimensión his- puede entenderse adecuadamente sin su inserción en la gracia. Esta
tórica y sucesiva de la gracia habitual, dimensión que afecta a los pertenece de hecho a su contexto vital. No decimos que de derecho
actos considerados individualmente. Por ser sucesiva y constituir deba ser así; sólo estimamos que históricamente el hombre vive bajo
un proceso, admite la explicitación, apunta a un futuro y camina una permanente llamada de Dios; no tiene más oportunidad que aco-
hacia su plena manifestación, que tendrá lugar cuando el proyecto ger o rechazar dicha llamada. Toda decisión se realizará en el hori-
hum.ano se realice totalmente en Dios. Cuando afirmamos que la zonte de la salvación (gracia) o en el del pecado (rechazo de la gra-
gracia actual es la misma gracia habitual desarrollándose en el cia) 5•
ma_rco del proyecto fundamental humano, salvaguardamos tanto la Dios-gracia acompaña al hombre en todas las situaciones de su
urudad de la vida como la unidad de la única gracia de Dios. vida. Este dato permite comprender la tradicional división de las
múltiples gracias actuales, que --como ya hemos dicho-- no cons-
.
2
Cf. P. Bonneta0, Grdce ~ctuelle, en DBS 3, 1995-1205; Schmaus, op. tituyen sino la única gracia habitual concretándose de distintas ma-
cu., 539-565; Mystertum Salutis IV, 2, 920; A. Perego, La gracia (Barce- neras y en los diferentes momentos que forman la vida.
lona 1963) 93-250, con abundante bibliografía; J. H. Nicolás, Les projon­ a) Gracia preveniente (que llega antes) significa que Dios se
deurs de la grdce (París 1969) 184-226.
• ,
3
Bart}i.se ind!&na coi:itra la fragmentación de las gracias en la compren- anticipa al hombre y conserva siempre la primacía. El despierta en
sion teológica catolica. Dice: «No se debe creer que (los católicos) vivan de
hecho la ~rada tan horrible .Y, fragmentada de su dogmática. Podemos, por
el contrano, pensar que también ellos, afortunadamente vivan como nosotros
4
Cada manual sigue su división. Véase, por ejemplo, la minuciosa dis-
de la única e indivisa gracia de Jesucristo», Kirchliche Dogmatik IV /I (Zurich posición de Luis Arias, Gratia cbristiana (Madrid 1964) 160ss.
1953) 93; H. Küng, Rechtfertigung (Einsiedeln 1957) 198-203.
5
Cf. J. Fuchs, Situation und Entscbeidung (Francfort 1952).

186 187
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA

el hombre el deseo de mejorar, de abrirse, de buscar una luz más


orientadora.
GRACIA
T LA GRACIA ACTUAL

dice Santiago (3,2). De ahí que Trento definiera que, sin una es-
pecial gracia de Dios, es decir, sin una especial autocomunicación
b) Gracia concomitante es la gracia que acompaña al acto de Dios a la criatura, no es posible evitar todos los pecados venia-
en que toma cuerpo el proyecto fundamental en Dios; tal acto les 7• El mismo Concilio constata que hasta los mismos justos tie-
puede consistir en una palabra, en un gesto o en una actitud. nen defectos leves y cotidianos. La gracia de la perseverancia es esa
e) Gracia consecuente es la que persiste en el hombre como especial presencia de Dios que posibilita al hombre mantenerse
fidelidad al camino emprendido o a las posturas que se han adop- fiel al camino empezado en dirección al reíno, sin desvíos funda-
tado. Así, la gracia acompaña al hombre antes, durante el reco- mentales, y es consecuente hasta el fin. Trento llama a esta gracia
rrido de su camino y después de la realización de sus actos con- magnum donum 8.
cretos. Como puede apreciarse, los actos más naturales, la simple ho-

1
d) Gracia excitante es la que despierta y excita al hombre al nestidad, lo que constituye nuestra vida cotidiana, con sus peque-
bien. El hijo pródigo se levanta y se pone en camino hacia el pa- ñas y a la vez exigentes virtudes, todo está impregnado y penetra-
dre: todo ello es obra de la gracia excitante. Los deseos de mejorar, do por la gracia divina. La teología clásica discute ampliamente este
los propósitos de levantarse y la llamita de esperanza que abre su tema cuando habla de la necesidad de la gracia para cumplir la ley
camino secreto en el corazón humano constituyen una manifesta- 1
natural 9• La gracia no debe concebirse como algo exterior que no
ción, tenue pero eficaz, de la gracia de Dios, que hace fértil el de- pertenece al ser histórico del hombre. Como hemos repetido hasta
sierto humano. la saciedad, no existe nada natural que de hecho no sea también
e) Gracia auxiliante es la que se manifiesta como ayuda pres- sobrenatural. Se abre aquí la amplia perspectiva de la universali-
tada al hombre para que pueda realizar actos adecuados y corres- dad de la gracia, ofrecida a todos los hombres dentro de sus diver-
pondientes a su proyecto fundamental. sas situaciones históricas y religiosas. Incluso sin un contacto di-
f) Gracia sanante: el hombre sabe por experiencia que es dé- recto con la doctrina cristiana y católica, todos los hombres pue-
bil y está enfermo; la realización del proyecto resulta penosa. La den estar en comunión con Cristo Jesús, gracia encarnada en la
" gracia se manifiesta y actúa como medicina que tonifica las ener- historia. Todos vivimos en la misma comunidad salvífica, porque
gías espirituales. Cura la enfermedad y la anemia espiritual. todos sin excepción, aunque de manera distinta, somos amados
g) Gracia elevante es la que eleva al hombre de su condición apasionadamente por Dios.
de caído y le devuelve la verdadera talla humana para poder asu-
mir con hombría su opción fundamental.
h) Gracia suficiente: Dios se comunica a todos de modo que 3. NI TODAS LAS OBRAS DE LOS JUSTOS SON JUSTAS,
puedan salvarse. No se niega a nadie, por mala que sea su situa- NI TODAS LAS ÚE LOS PECADORES SON PECADO
ción. La insuficiencia proviene del ámbito humano, no del divino.
i) Gracia eficaz es la gracia que consigue infaliblemente su De lo dicho se desprende con toda claridad que no todas las
efecto; no deja al hombre intacto, sino que lo hace más humano y obras de los justos son justas. La condición de naturaleza caída ha
más divino. sellado de tal manera al hombre, que éste está siempre marcado
j) Gracia de la perseverancia: la tradición ha afirmado siem- por el negro estigma de su propia alienación fundamental, es decir,
pre que, en el estado actual de naturaleza caída, «el justo no pue- por el pecado. El proyecto de vida abierto a Dios se frustra aquí
de perseverar durante largo tiempo en la justicia (en la identidad y allí, si no de forma definitiva, al menos, de una forma que ofen-
de su proyecto fundamental) sin un especial auxilio divino» 6• Esta de a Dios y avergüenza al hombre. Este no realiza plenamente sus
proposición se entiende sin dificultad a la luz de la cotidiana ex- deseos, no consigue lo que se había propuesto. De ahí que se re-
periencia del pecado, por el que el Señor nos enseñó a pedir per-
dón en el padrenuestro (Mt 6,12). «In multis offendimus orones», ' DS, 1573.
• DS, 1566.
• DS, 1572. 9
Cf. Flick-Alszeghy, op. cit., 117-200.

188 189
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE L.A

gistre en la vida humana una dialéctica tan radical: alguien se pro-


pone un proyecto de total apertura y fidelidad; pero se constata
GRACIA
T LA GRACIA ACTUAL

a Dios. La gracia preveniente y excitante mueve al hombre a orien-


tarse hacia Dios. Si se abre a Dios y se mantiene fiel contra toda
dolorosamente que es incapaz de cumplirlo en el plano histórico me- provocación, puede tener la certeza de que Dios le 'concederá la
diante una vida consecuente. Necesita el perdón diario y la pacien- gracia de la perseverancia final, es decir, lo salvará e introducirá en
cia de los hermanos, e~ ~eino. ~i hace lo que e_stá en su mano, con el auxilio de la gracia
Por otro lado, es también verdad que no todas las obras del divina, D10s le concedera la gracia de la perseverancia.
pecador son pecado. Su proyecto fundamental, mientras el hombre
es viator y no comprebensor, no alcanza el grado de maldad y de
rechazo de Dios que llega a ahogar el Espíritu o puede sustraerse
absolutamente a la gracia divina. Consiguientemente, por peca-
dor que sea un hombre, siempre puede hacer actos buenos. Tales
actos expresan lo que hay siempre de bueno en el corazón humano.
La Iglesia ha condenado siempre posturas pesimistas como las
de Hus, Lutero, Bayo, Quesnel y otros, según los cuales el pecado
habría destruido el libre albedrío y ofuscado la inteligencia hasta
el extremo de que el hombre no podría hacer nada que no fuera
pecado 10• En otros términos, la Iglesia enseña que el hombre,
pese al pecado, conserva una bondad fundamental e invulnerable
que significa la presencia victoriosa del mismo Dios en el hombre.
Esta bondad fundamental (ontológica), aun oscurecida, hace que
la vida humana contenga e irradie gracia y permite que la historia
no sea sólo la narración de la rebeldía prometéica del hombre, sino
también la .audición de la sinfonía del amor y de la verdad humana
y divina.
En la fidelidad de su búsqueda de Dios puede el hombre con-
tar siempre con la graciosa benevolencia del Altísimo. Tal opti-
tismo queda perfectamente reflejado en un axioma clásico: «Fa-
cienti quod est in se, Deus non denegar gratiam»: (Dios no niega
su gracia al que hace lo que está en su mano) 11• Expliquemos este
axioma para que no se interprete semipelagianamente. No se trata
de dividir la obra en dos partes y atribuirla una al hombre y la otra

10
Cf. contra Hus: DS, 1216; contra los reformadores: DS, 1557; contra
Bayo, que decía: «todas las obras de los infieles son pecado y las virtudes
de los filósofos son vicios»: DS, 1925; contra Jansenio, que enseñaba: «todo
lo que no se haga desde la fe cristiana sobrenatural, que obra por el amor,
es pecado»: DS, 2311; cf. también DS, 2308; contra Quesnel, que afirma-
ba: «la oración del pecador es pecado y su temor al castigo un renovado
pecado»: DS, 2445; 2451-2467.
u Sobre la historia de este axioma, cf, J. Riviere, Quelques antécédents
de la formule «Facienti quod est in se»: «Revue des sciences religieuses» 7
(1927) 93-97; A. M. Landgraf, Dogmengeschichte der Frühscholastik, I/1
(Ratisbona 1952) 249264; cf. un minucioso comentario de Flick-Alszeghy,
op. cit., 236-242.

190 191
ESTRUCTURA SOCIAL DE LA GRACIA HABITUAL Y ACTUAL

pero no representa lo fundamental: conserva todavía un dualismo


IV que opone la mentalidad individualista a la social. Si limitáramos
el análisis a esta perspectiva no pasaríamos de ser una actitud mo-
ESTRUC1Jffrr{?A~1if f!r611GRACIA ralizante que apela constantemente a la solidaridad y urge la co-
municación y la dimensión comunitaria.
Lo social del hombre tiene una raíz ontológica, es decir, radica
en el meollo mismo del hombre-persona 2• Lo social no es algo
fundamental del hombre Y su posterior a los individuos, una suma o yuxtaposición de los mismos
Las reflexiones sobre el proyecto . habitual-gracia actual) no

d ben llevar a a usion di . del tu umano.


t~
historización en actlos ilcoi;i-~re\d~a~::ac1de que la grac,iahes algo
para constituir una comunidad o la sociedad. En ese caso, lo social
sería siempre un resultado y podría reducirse a otra realidad más
originaria. Lo social, en sentido ontológico y fundamental, es siem-
~ilo aecontece en la intimidad del. Y~ er;:U~/ del hombre, el cual, pre previo a la voluntad y al encuentro de las personas. Es cons-
idea se fundaría en una concepoo de nuestro estudio, aparece titutivo de cada persona y, por tanto, algo estructural. La persona
como hemos subrayad~ a lo larg~cto fundamental de la persona es. social o no es persona. Aun cuando no hubiese más que una
·almente como social. El proy t fundamental de la cul-
esenc1 . 1 d al proyec o
está profundamente vml a o tilo de vida) en que vive. ua~d?
. e d persona en el mundo, sería -precisamente por ser persona- social
y comunitaria. Conviviría consigo misma, con sus ideas, con su
tura (como ethos cultura. o es dimensiones inhumanas y _ant; i- mundo, con sus proyectos, con sus interpretaciones del mundo que
. h proyecto cultural incluye
d 1c o
1 Cuando reflex10naba- le rodea. Lo social es, pues, un eje o centro de relaciones que cons-
. l royecto persona · d , · o-
vinas contagia y m~a ~ p acia en nuestro mun o tecn~c tituyen el propio ser de la persona. Esta es un nudo de relaciones,
mas 'sobre la experiencia de la grn el área geopolítica de Latino- las cuales se articulan siempre dentro de la propia subjetividad, se
científico y' más concret~men:e' ble implicación entre el p;oyecto objetivan, se comunican a los demás, transforman la naturaleza
américa aludíamos a la msos aya 1 ro ecto personal. Aquí vam?s mediante el trabajo y, de este modo, la humanizan.
lobal l~tente en nuest_ra cultura. y ~s p s~brayar la dimensión soc1~l
! recoger las pe:specwds lant;:~~~ aciual i. Los manuales Y la ?orr~
de la gracia habitual y e. a g ión a este aspecto de la gr~cia. .
No hay, pues, dos conciencias, una individual (yo) y otra social
(nosotros). Existe una sola conciencia, que siempre se constituye,
elabora y expresa dentro de un nosotros, de una convivenvia y de
,, :·~
lética prestan muy pocili ~tencl que todavía tiene gran v~dgencd,
'!l\ .' una comunidad. El individualismo es una falsa interpretación del
·~-.
~! ,:.
:..- concepción católica t~a. c10~a ' 1 cual repercute en la !­ ~a e hombre, incapaz de captar lo que realmente acontece en el ser huma-
xcesivamente individualista, o . t mporal de los cristianos,
es e . , de compromiso e . no. El yo está siempre habitado por los otros 3• El individuo es una
pecado, de convers10n{;, d manera individualista. abstracción; en el mundo de lo concreto, la persona aparece siem-
que se entienden ram ien e pre como una compleja y activa red de relaciones. Lo cual implica
que, socialmente, la persona desempeñe ciertas funciones que están
vinculadas a determinadas formas de comportamiento, a expecta-
tivas sociales, a sanciones o a recompensas 4; participa del destino
de su sociedad con sus glorias y sus dramas, con sus oportunidades
de salvación y sus peligros de perdición.
2
Cf. M. Theunissen, Der Andere. Studien zur Sozialontologie der Gegen­
wart (Berlín 1965); un libro más antiguo, pero que conserva todavía su ac-
tualidad: D. von Hildebrand, Methapysik der Gemeinscbait (Ausgsburgo
1930); P. Demo, Problemas socilógicos da «comunidade», en Comunidades:
lgreja na base (Estudos da CNBB 3; Sao Paulo 1975) 67-110.
' Segundo, op. cit., 59; R. Lourau, A análise institucional (Petrópolis
1975)· 118-143.
• Cf. Dahrendorf, loe. cit., 32-107, aquí 74; 109-11'0.

193
192

-
-
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
ESTRUCTURA SOCIAL DE LA GRACIA HABITUAL Y ACTUAL

2. PROYECTO FUNDAMENTAL DE LA CULTURA


Y PROYECTO PERSONAL el poder decisorio en una pequeña minoría que posee los medios
de producción; los demás son dirigidos y reciben órdenes. Sobre
Estas reflexiones antropológicas sobre lo social de la persona el factor económico y político se levanta la estructura ideológica,
pueden hacernos comprender mejor el enlace entre proy~cto per- la jerarquía de valores, con su función de legitimar las relaciones
sonal y proyecto global de la sociedad. El proy~to person dpese socio-económicas y de renovar incesantemente el consenso, ame-
a la irreductibilidad del yo y de la forma peculiar el que ca plr- ª nazaáo por quienes se sienten marginados o víctimas de la injus-
sona asimila y rechaza- refleja de alguna manera e. J?ro~ecto g o- ticia. Esos valores son socializados por la escuela, por los medios
bal y participa de sus valores positivos y de sus lim_1tac1o~es; e~ de comunicación social, etc.; así se crea una especie de matices de
ª~
solidario de las dimensiones que se abren al otro Y a ?10s, 1 co~e percepción, estructuras
neidad social 5.
estructurantes que posibilitan una homoge-
de las ue se cierran, deshumanizan y no acogen ª. Dt<:>s. S; _1mp
aquí u¿a gran vigilancia y un cierto grado de concrencia cnnca para Todo este complicado mecanismo social -del que sólo trazamos
ue los mecanismos culturales no devoren a las personas. Y e~~as aquí unas pinceladas- entra en el proyecto personal, que puede
~o lleguen a convertirse en meros reflejos pasivo~ de _la situacion. limitarse a reproducir el proyecto social. Pero puede también asi-
La cultura, en el sentido de ethos sociocultural, implica ,un modl milarlo críticamente, depurando sus dimensiones alienantes y anti-
de ser y de relacionarse con la naturaleza, con los demasd co~ ~ divinas y situándose en una relación de tensión y, no pocas veces,
trascendente. Supone, por tanto, una de_t~rminada manera e vivi~
las relaciones políticas, económic~s y religiosas_. Los ~alores
ahí derivan expresan dichas relaciones y, al mismo tlemf°'· u
{u:c!­ de abierta contestación frente al proyecto global. Cuando falta
el espíritu crítico y el discernimiento de espíritus, la persona puede
quedar sumergida en la ideología dominante, hasta el extremo de
nan como justificante ideológico. de_ los. mismos .. Las re aciones ~e considerarse, ilusoríamente, libre; en realidad, no piensa, sino que
perpetúan y legitiman mediante mstituci<:messo:iaI~s (~u.e, ademas
de su carácter funcional, encarnan una mst~ncta s1mb?lica),
pos jurídicos, códigos morales, así como mediante una jerarquía e
?1~r se piensa por ella; no habla, sino que otros se erigen en sus porta-
voces; no actúa, sino que es manipulada por los valores de la clase
dominante, frente a los que no adopta una actitud crítica.
valores. . . h e no reve Esta constatación permite descubrir qué difícil resulta concebir
Ha formas de organizar la convivencia umana qu . - la gracia habitual y la gracia actual. Los determinismos sociales y
lan la ~erdad del hombre. Algunos se basan en las dest~aldadds estructurales suelen ser inconscientes. Pueden set buenos, fruto de
de cultura, de raza y de acceso a los bienes de produc~ion Y , e la gracia en el mundo; pero también pueden ser malos, consecuen-
consumo. Uno nace negro, pobre, analfabeto,_ de otra ideología; cia del pecado en el hombre. Un constante proceso de conciencia-
este solo hecho lo sitúa en un lugar determmad?, dentr~ de la ción -que no se reduce a una mera toma de conciencia, sino que
estructura social y determina -sin ninguna valoración pr:via de lj postula una acción crítica y transformante---- nos permite desenmas-
ersona- la función y el papel que habrá ~e desempenar ~n e carar los esquemas que nos oprimen, no para sustituirlos por otros
~onjunto social. Hay otros sistemas que, para disfruta~ de los hb1ends igualmente discriminatorios, sino para liberar a la libertad de toda
culturales y económicos, exigen un elevado coste social q17e an e esclavitud, en orden a su verdadera actividad, que es la comunión,
a ar las masas empobrecidas y abandonadas a s~ propia su~rte. la participación, la creación de nuevas formas de convivencia hu-
p g El modo de ser y de comportarse fren~e ª. !os bienes mat~nales mana, en las que sea menos difícil amar a Dios y a los hombres.
establece un determinado tipo de org,a~zacion de_ la propiedad,
del trabajo, de las transacciones econormcas. Imphca, ,Pº~ tan~,
una forma de relación social entre la~ p~rsonas en terminos e 3. EL PROYECTO DE LA CULTURA MODERNA
· · · di nidad participación y solidaridad fraterna. La base Y LA GRACIA HABITUAL Y ACTUAL
justicra, g ' fi ·, d 1
onómica influye pues en la con rguracion e a es ruc u
t t ra po-
ec ' ' la form~ de diistn"buir
· e1 po de r y de par- En el capítulo segundo de la segunda parte de esta obra hemos
lítica, ya que condiciona d analizado ya el proyecto de la modernidad y la relación de la gracia
tícipar en sus decisiones: una sociedad puede llegar a centrar to o 5
Cf. Bourdieu, op, cit., 175-178.

1.94
195
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ESTRUCTURA SOCIAL DE LA GRACIA HABITUAL Y ACTUAL

y la des-gracia dentro del mismo. En el presente capítulo queremos indiferenciadamente las mismas,. dando lugar a una visión predo-
resaltar su profunda imbricación con el proyecto personal. Ente?: minantemente económica de los problemas sociales.
demos por modernidad el estilo de vida ( etbos cultural) que surgio Los dueños de la ciencia y de la técnica y, consiguientemente,
con la aparición del espíritu científico en el siglo XVI y con la for- del poder global constituyen un pequeño grupo de países, que
mación de la burguesía como clase social. Nacido ~n Euro~a, se mantienen a los demás en un régimen de dependencia y opresión.
difundió por el mundo entero, mediante el colorualismo, el :mI?e- Han conseguido imponer, lenta pero progresivamente, su ethos
rialismo y, hoy, mediante la unificación de la estructura economica cultural y pretenden que es el único verdaderamente humano y
y las empresas multinacionales, dando lugar a una verdadera «ecu- civilizado. La alteridad, la gratuidad y otras formas de acceso a la
mene». - - realidad han quedado reducidas a los límites del propio horizonte
Tal estilo de vida reclama-un proyecto del hombre y un pro- de racionalidad y eficacia. Tal modo de ser ha originado desen-
yecto de la sociedad y elabora· un determinado tipo de ~aciona!i?ad frenados conflictos estructurales; el progreso, sumamente sofisti-
que lo posibilite y legitime 6• Es el predominio de la .razon ~nah~1~0- cado, de las sociedades opulentas de consumo exige una elevada
instrumental sobre la razón dialéctica (en el sentido aristotélico cuota de iniquidad social que pagan las inmensas mayorías más
de los Tópicos) y sapiencial, hasta el punto de aspirar a ser l~ única pobres del mundo. La crisis provocada es hoy evidente, sobre todo
forma válida de totalizar las experiencias humanas. Este tipo de a causa de las malas condiciones de vida que el sistema de la mo-
racionalidad ha creado obras faraónicas como la empresa científico- dernidad crea para todos los hombres.
técnica con su dominio sobre los mecanismos de la naturaleza Y El cristianismo, en un primer momento, rechazó la moderni-
de las relaciones interhumanas. La crisis del ethos de la modernidad dad; pero lo hizo con una mentalidad conservadora y añorando
(crisis humanística, social, ecológica, etc.) ha puesto de manifiesto un régimen en que él tenía el poder: el régimen de cristiandad.
su más secreta intención: la voluntad de poder, que se traduce en Luego se pasó a un diálogo abierto, desde León XIII hasta el
deseo de lucro, de acumulación y de poderío. Saber es poder, Y Vaticano II; en no pocos grupos apareció un progresismo moder-
poder es dominio del sujeto sobre el objeto, q~e P:U~de ser ~fl!lto nizante que exaltaba la autonomía de la razón-instrumental y de
la naturaleza como el hombre y la sociedad. Cientifismo, eficíen- las ciencias hasta el extremo de que no se podía ver con claridad
tismo explotación de todo cuanto puede ser conocido y manipu- la contribución de la experiencia cristiana y de la fe; les faltó un
lado: 'tales son las características de la modernidad. Los regímenes análisis estructural y global del espíritu de la modernidad y del
actuales bajo los que vive el hombre, el capitalismo ?ccidental Y ethos cultural que implicaba en las obras que producía. En otra
el capitalismo comunista del Estado, resultan co~prens1bles de~tro vertiente, reforzada por el indiscutible valor de la reflexión teo-
de los parámetros de la modernidad. El comurusmo, en su nivel lógico-pastoral de Latinoamérica, se advirtió claramente el carácter
estructural no representa una alternativa frente al modelo de la radicalmente conflictivo de las estructuras de la modernidad y su
modernidad, ya que ha asimilado y privilegiado la' función a:ialítico- naturaleza humanísticamente anémica y poco abierta a la trascen-
instrumental de la razón, la ilustración científica, la ciencia como dencia.
pura dominación, marginando por completo la razói: simbólico- Pero la crítica no puede realizarse como añoranza de una exis-
sacramental y sapiencial, que existe también, y esencialmente, en tencia premoderna o antimoderna que, en el fondo, emplea la
lo humano. Las relaciones hombre-naturaleza y hombre-hombre son misma racionalidad burguesa y moderna contra la que se rebela.
Es necesaria una crítica que parta de una instancia no moderna
• Cf. las reflexiones muy oportunas a partir de una perspectiva latino-
americana: J. C. Scannone, Hacia una pastoral 4e la cr~ltura (Documenta- (y, por eso, posmoderna), y se efectúa sobre el horizonte de otro
ción MIEC-JECI, 16; Lima 1976); Transcendencia, praxz! lzbera~ora Y len­ modelo de interpretación de la realidad y valore otras perspectivas
guaje, Hacia una filosofía de la religión posmoderna y latzno­amerzcanamen~e teóricas de la razón, como la sapiencial del pueblo, la simbólico-
situada: «Nuevo Mundo» 1 (1973) 221-245, o en Panorama de la te?logza sacramental de las relaciones del hombre con los demás y con la
latino­americanaI (Salamanca 1975) 83-117; La liberación latino­americana:
Ontología del proceso liberador: «Stromata» 28 (1972) 10~-150; L. Boff2 naturaleza. En este nivel de conciencia no se cuestiona solamente
Teología do cativeiro e da libertacao, 103-133; R. Alves, O [ilbo do amanha el proyecto antropológico y político-histórico de la modernidad, sino
(Petrópolis 1977). que, superando el esquema reduccionista reaccionarismo-progresis-

196 197
--
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ESTRUCTURA SOCIAL DE LA GRACIA HABITUAL y ACTUAL

mo, se van elaborando modelos que puedan servir de alternativa. No hay nadie que esté habitado sólo por la gracia; en todos
Se relee la historia nacional de los distintos pueblos, en la que se se da también el pecado. Y así sucederá hasta que, con la muerte,
descubren --en una línea más sapiencial- distintas maneras de se pueda trascender esta profunda ambigüedad. Lo cual significa
pensar, de vivir y de valorar; se aceptan ritmos diferentes de que todos necesitamos la misericordia de Dios y de los hermanos,
transformación y liberación, propios de otros estilos de vida; se por santos que seamos en nuestra interioridad, puesto que no
elabora una comprensión del hombre y de la sociedad que tiene somo.s solamente solidarios en la gracia y con el nuevo Adán, sino
su fuente en la fe y considera al hombre como criatura, como hijo también en el pecado y con el viejo Adán.
de Dios, hermano de todos y abierto siempre a la alteridad. Así,
la fe entra en calidad de fuerza estructural de un nuevo sentido
de la vida, el cual determina las más variadas prácticas (científico- 4. DESIGNIO DE DIOS Y PROYECTO DEL HOMBRE
técnicas, educacional, social, etc.). Este tipo de actitud de fe no
se inserta simplemente en la modernidad, intentando rescatar -va- A la luz de las reflexiones precedentes resulta sumamente mis-
lores y justificarlos, sino que persigue una conversión del propio teriosa la singladura humana. El yo personal no se siente autor
núcleo del ethos moderno. Apunta a algo distinto y con carácter de su propio destino, sino actor en un escenario en el que se des-
de alternativa. No se ajusta a un horizonte dado, sino que crea arrolla una historia global, cuyo designio escapa a la razón analítica.
otro con mayor sentido de justicia, de humanidad y de comunión Cada actor desempeña su papel y tiene su propio proyecto funda-
con Dios. No asume irreflexivamente la imagen del hombre de la mental; p~r<: vive en una radical inseguridad histórica: ¿a quién
modernidad, sino que propone una imagen nueva, nacida de la fe. estamos sirviendo, en el fondo? ¿Para quién es esta representa-
«La fe implica un nuevo sentido del mundo y de la vida, que libera ción? ¿Qué pretende mostrar? Lo que nos interpela, en el seno
la autonomía de todo lo mundano de su esclavitud al pecado. La de l~ historia, y esto lo percibe muy bien la razón sapiencial, no
fe proporciona a los hombres y a los pueblos un nuevo horizonte e~ solo este o aquel hecho, su coyuntura y estructura, sino el sen-
de comprensión que les permite asumir, juzgar, discernir y puri- tido global dentro del cual se coordinan todos los elementos, que
ficar el ethos de una cultura, su comprensión de la vida y de la son revelación del mismo. ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Son
muerte, de la naturaleza, del hombre y de Dios: la comprensión los eventos institucionales y culturales advenimiento de un sentido
del sentido de la vida que forma el espíritu ético-trascendente de radical? ¿No será nuestra apertura a los sentidos inmanentes del
cada cultura y de cada acción concreta personal o social» 7• sistema, captables por la razón instrumental, signo y sacramento
Cuando situamos los términos en esta perspectiva, descubrimos de 1:fi s".11tido que trasciende todos los demás sentidos? ¿No será
sin dificultad la interrelación vigente entre el proyecto histórico la historia 'una revelación y manifestación de la palabra que todo
global y el proyecto personal. Este participa de los dramas de lo desvela y esclarece? ¿Cuál es ese sentido? ¿No es precisamente
aquél. Y aparece con más claridad que nunca el sentido del logion lo. que la teología ha denominado siempre misterio y designio de
de Jesús sobre la cizaña y el trigo, sobre el pez bueno y el malo J?ios? La fe, que nace y crece en el horizonte de la razón sapien-
que coexisten en la misma tierra o en la misma red. En mayor o cial, responde a nuestra inseguridad histórica así como a nuestra
menor grado, todos los hombres participan de la salvación y la incapacidad de saber qué es lo que, en realidad, estamos constru-
perdición del mundo, del pecado y la gracia. La constante voluntad yendo: con nuestros proyectos fundamentales estamos contribu-
de superar las contradicciones del sistema y la disposición a trans- yendo a realizar el designio de Dios. Y ese designio es de amor no
formarlo cualitativamente en un sentido más humano y divino pa- ~e destr.ucción. Contra él no pueden prevalecer las puertas del in-
recen representar la forma en que aparece la gracia habitual dentro fierno rn toda la maldad nazi que hunde sus raíces en todo corazón
de nuestro mundo. Los pasos concretos que damos en todos los humano.
planos, teóricos o prácticos, en la intimidad personal o en el seno Nosotros hacemos proyectos. Dios tiene su designio. Este sólo
de las estructuras, constituyen la gracia actual. es dar~ para la. fe, la cual nos dice también que tal designio se
c?~creto, en la singladura de Cristo Jesús, que vivió, murió y resu-
7
Scannone, op . cit., 39. cito, esta presente en la Iglesia como recuerdo vivo y es celebrado

198
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

sin cesar en la comunidad cristiana 8• Este designio no es evidente V


para nadie; no lo es, sobre todo, para quienes se creen portadores
de la luz, dueños del poder decisorio y autores de planes de segu- LA GRACIA COMO CRISIS,
ridad y de salvación nacional o mundial. No son más que simples PROCESO DE LIBERACION
actores. No son agentes del designio, puesto que sólo lo es Dios. Y LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS
Pero, sin saberlo, están al servicio del designio eterno, del a~or.
Se encuentran inmersos en un movimiento que no tiene su origen
. ~a honda ambigüedad del proyecto personal y social nos ha
en ellos mismos (como pretenden), sino que los arrebata y los
iluminado la perspectiva del complejo camino que sigue la gracia
transporta. Ocurre como en la parábola del tren narrada en el en el corazón humano y en el mundo. El designio amoroso de Dios
prólogo de esta obra. Caminamos infaliblemente en una dirección.
descubre, concretamente y siempre, una dimensión de crisis per-
Y no podemos desviarnos de ella. Pero dentro del tren podemos
manent~ en el proyecto humano, penetrado también por el pecado.
movernos libremente. Muchos se mueven en la dirección del propio
La gracia urge en el hombre un proceso de liberación de todas
tren; algunos (¡ojalá fuesen menos!), en sentido contrario. Pero
aquellas dimensiones que se oponen al encuentro salvífica con
el término se nos impone. No cabe otra alternativa. El designio
Dios y tiende a instaurar una nueva situación de libertad en los
del misterio es soberano. La historia camina inexorablemente hacia hijos de Dios. ·
la plena realización de tal designio. , .. El hombre y la sociedad viven la siguiente experiencia para-
dójica: por un lado, se siente oprimidos por toda una serie de
opresiones; por otro, viven unos irrefrenables anhelos de libera-
~ión. Saben que la opresión es de tal naturaleza que no pueden
liberarse .solos y por sí mismos; deben ser liberados por alguien.
Pero la libertad no puede ser otorgada, sino que debe conquistarse
dentro de un proceso de liberación que reclama esfuerzo por parte
del hombre: Nadie libera a nadie. Tampoco nadie se libera por sí
solo. Nos liberamos juntos por la participación en un mismo pro-
yecto. liberador. La libertad es, pues, resultado de una fuerza que
nos libera de nuestra esclavitud y, a la vez, fruto de una lucha y de
una conquista de la propia libertad,
La experiencia nos convence igualmente de que toda liberación
posee una estructura dialéctica, es decir, implica unas ·contradic-
c~ones. La l~bertad conquistada significa una superación de opre-
siones antenores, pero crea también nuevas formas de opresión.
Esta reclama un nuevo proceso liberador hacia una situación más
libre, y así sucesivamente. De esta suerte la liberación -como la
n;iisma palabra_ lo sugiere- es una acción -liberación- que per-
sigue la conquista y reconquista de la libertad mediante un proceso
cuyo último destino -que no será ya dialéctico-- desemboca en
Dios, Libertad soberanamente libre y que está más allá de toda
estructura dialéctica1•
' Ladriere, Le volontaire et l'bistoire, en Vie sociale et destinée, 66-78,
aquí 76-77; H. Ott, L'berméneutique de la société. Le probleme de l'bisto­ •
1
Cf. L Boff, O que é propriamente processo de libertacaor, en Teolo­
ricité collectiue, en E. Castelli (ed.), Ermeneutica e Escatologia (Roma 1971) gza do cattuetro e da libertacao, 83-102, con bibliografía sobre el ambeente
255-274. de la teología de la liberación latinoamericana.

200 201
ELABORACIÓN TEOLÓGICA

l.
DE

LA GRACIA
LA EXPERIENCIA

COMO CRISIS
DE LA GRACIA
T
. LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN y LIBERTAD

En griego, c~isis ( krisis, krínein) significa decisión. Esta supo-


El amor de Dios (gracia), al incidir sobre el hombre pecador,
ne ~o?? un abanico de opciones, cada una de las cuales ofrece unas
P<;>sibilidades, dando al mismo tiempo lugar a sus tensiones y con-
actúa como crisis acrisoladora, despertándolo a un proceso libera- flictos. ~e toma una decisión al superar «el momento crítico» de
dor de su proyecto de pecado habitual para un proyecto de gracia l~s tei;i~iones Y al optar por un camino que constituirá una nueva
habitual. La palabra crisis 2 tiene aquí un sentido positivo, como direcc10.n del proyecto de vida. La gracia se revela como crisis en
se desprende de su origen filológico. Crisis viene del sánscrito la medida en que urge una conversión y una toma de posición
( kri o kir) con el significado de limpiar, purificar. Las lenguas ante el ª~?r de Dio~, que envolverá todo el destino de la persona.
latinas conservaron este sentido originario en las palabras acrisolar Co~o cnsrs, la gracia pone en jaque el orden humano: invita a
y crisol. La crisis actúa como un crisol que purifica el oro de su abrirse, . a trascen.derse y a hacer una experiencia abrahámica. Es
ganga. La crisis va acrisolando (purificando) a la persona, al depu- oport:imdad d~ yida nueva. La gracia como crisis juzga al hombre,
rarla de todo cuanto tenía de ficticio e impuro, en orden a devol- l~ obliga a decidirse, le sac~ de su letargo y de las evidencias adqui-
verle su verdadera identidad. La gracia de Dios (amor) actúa como ridas en su proyecto de vida. Como toda crisis, implica también
un crisol que convierte al hombre de pecador en justo. Este paso rupturas que pueden ser dolorosas; pero constituye la gran ocasión
es crítico y no se verifica sin crisis. Pero es profundamente libera- de ~recer, de reorientar el rumbo de la existencia o radicalizar la
dor. Los evangelios nos presentan a Jesús como la crisis del mundo certidur;ibre sobr~ el e.amino empezado. La crisis no pertenece a la
pecador (cf. Mt 10,34; Jn 3,19; 5,19-30; 12,31.47; 16,11), como pat<;>l?gia de ~a vida, sino a su normalidad 5. La gracia, como crisis
aquel que, con su presencia, su luz y su amor, purifica al mundo, pun~icante. e. impulsora de la decisión, constituye una constante de
haciéndole pasar por un proceso de conversión, doloroso pero gra- la vida religiosa de cada hombre.
tificante. El concilio de Trento, con un lenguaje un tanto procesal, La crisis. ~itúa al hombre y a la sociedad en el ámbito de un
presenta la justificación del pecador como un tránsito del hombre proceso purificador, Antes de articular dicho proceso, queremos
bajo el signo del viejo Adán al hombre bajo el signo del nuevo referirnos al alcance de la alienación ontológica y moral del hombre.
Adán 3• 'La justificación es fruto de la acción amorosa de la gracia,
que promueve todo un proceso de conversión, y de la libre co-
operación del hombre mediante «la acogida de aquella inspiración 2. ¿HASTA DONDE LLEGA LA CORRUPCION HUMANA?
que podría también rechazar» 4, haciendo que el hombre pecador,
que vive un proyecto fundamental cerrado a Dios, se transforme En la interpretación del drama humano, la fe católica ha pro-
en justo y viva un nuevo proyecto fundamental abierto a Dios. cur~d~ manteners~ siempre a igual distancia entre un exagerado
La gracia aparece todavía como crisis en otro sentido, puesto optimismo (~elagio) y un exacerbado pesimismo (reformadores,
que crisis puede significar también ruptura y división dentro de un Bayo, Jansemo Y Quesnel), Ni la gracia divina abandonó definitiva-
orden determinado. Todo proceso de purificación implica un dejar mente el m~do de los hombres, ni el mal se apoderó enteramente
y un nuevo asumir. La gracia de Dios, al incidir sobre el hombre de la humanidad, La situación presente es profundamente ambi-
pecador, es como un rayo de luz que elimina la ceguera de los ojos, gua: «Omnis horno Adam, omnis horno Christus» (todo hombre
posibilitándoles la visión. La situación de pecado, extravío del hom- e~ Adán,. t?d? ho~bre. es Cristo), como dice san Agustín en una
bre en su senda hacia el cielo, aparece con la gracia cuestionada en f~rmula inimitable . Sin embargo, mal puede reflejarse en una
su misma raíz; entra en una crisis de la que puede surgir una nueva f?;mula tan eleganrs todo el drama de miseria, opresión y explota-
orientación, que equivale a un criterio (derivado de crisis), una cion que ob~g~ al hombre a suspirar ansiosamente, desde los abis-
medida de discernimiento entre lo falso y lo verdadero. mos de su infierno creado por otros hombres, por la libertad. El
2
Cf. mi estudio más detallado: L. Boff, Elementos de una teología de . , s f\~7·OF). 3Bo6llnow,A crise, en Pedagogía e filosofía da existéncia (Pe-
la crisis: «Nuevo Mundo» 1 (1971) 205-228, con amplia bibliografía. trdopois . 7- 5; _P. Furter, As diversas acepcoes da nocao de ctise en
' DS, 1524. E ucacao e vida (Petropohs 1975) 69-92. '
'DS, 1525. 6
San Agustín, Enarrat. in Psalm. 70, 2,1: PL 36, 891.

202 203
l
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
l LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD

mundo, contemplado desde las salas de tortura de las policías re- 1 demptus et liberatus, del hombre capaz de readquirir efectivamente
presivas de nuestro continente oprimido, desde los campos de con- su identidad delante de Dios. De lo contrario, no tendría sentido
centración de los regímenes totalitarios, desde el hambre y la mi- la cristología al hablar gozasamente de la irrupción del novissimus
seria provocadas por el sistema en millones de seres, ofrece la base Adam (1 Cor 15,45) en Jesucristo resucitado.
experiencia! para una total increencia, por parte de muchos, en la La recuperación de la identidad religiosa del hombre {justicia
bondad que pueda haber en el corazón humano. Nuestro siglo y justificación) no se verifica por un toque de magia. Implica un
-sin duda, más que los anteriores- tiene la dolodora y mortifi- doloroso proceso de liberación 8• Proceso que no ha de entenderse
cante experiencia del mal, sagazmente pensado y programado para como preparación para la gracia, sino que es ya la misma gracia
destruir sistemáticamente a miles de personas, para manipular a haciendo su camino en la historia de los hombres.
millones de seres humanos y mantener bajo un régimen de depen-
dencia opresora a continentes enteros 7•
A pesar de todo ello, la fe nos garantiza que nuestra solidaridad
con el nuevo Adán, Cristo Jesús, es mucho más profunda que la 3. LA GRACIA COMO PROCESO DE LIBERACION
PARA DIOS
que nos vincula con el Adán viejo y pecador. A pesar de todos los
males, que constituyen indiscutiblemente un misterio para la razón
analítica, ha existido siempre en el hombre una inagotable capaci- En la tradición teológica no existe una síntesis de la gracia que
dad de reacción, de lucha por formas de convivencia más fraternas, articule esta dimensión liberadora en una perspectiva personal y
de martirio por causa de la justicia. La historia del sufrimiento social centrada en las correspondientes dimensiones del proyecto
anónimo y de no pocas muertes -historia inútil y sin sentido a los fundamental 9• Lo que se ha elaborado (en una perspectiva entera-
ojos de los poderosos- la archiva Dios en su designio y él mismo mente individualista) es el extenso tratado sobre la justificación,
la contará un día. La «antifonía» de la historia aparecerá como la
verdadera sinfonía divina. El gozoso preludio de esta verdad nos 8
Cf. el importante estudio de G. Greshake, Gnade als konkrete Freiheit.
fue revelado en la resurrección de Jesucristo, en quien se celebra Bine Untersuchung zur Gnadenlebre des Pelagius (Maguncia1972). El autor
el futuro absoluto de un hombre destrozado en la cruz. muestra cómo Pelagio fue mal interpretado por Agustín, debido a los diver-
sos lenguajes que usaban uno y otro. Agustín hablaba con el lenguaje de
Si el mal y la mala voluntad se hubieran apoderado de la esen- la ontología platónica, y Pelagio con el de la experiencia cristiana histórica.
cia humana hasta el punto de convertirnos por entero en enemigos «Según Agustín (queriéndose reforzar la tendencia), el acontecimientode la
de Dios, no habría ya lugar para la redención ni para ningún pro- gracia es un acontecimientoque tiene lugar por detrás y por encima de la
ceso de liberación. Decir salvación es confesar que no todo está historia; dicho acontecimientoestá ligado sine qua non a la historia humana
solamente mediante la obra salvífica de Cristo (y, en un sentido derivado,
perdido en el hombre ni en el mundo, que no todo es inexorable también mediante la comunidad de salvaciónque es la Iglesia). Según Pela-
y fatal, sino que existe un núcleo bueno capaz de ser rescatado y gio, la gracia es una actuación de Dios, que llega al hombre de múltiples
liberado, y no simplemente sustituido, Ello explica la continuidad maneras durante su vida, como una fuerza concreta, experimentable y ·veri-
ficable, liberándole para la libertad» (p. 228). Cf. la discusión moderna sobre
originaria entre creación y redención, entre protología, soterio- el pelagianismo, en la que se rehabilita la figura histórica de Pelagio y su
logía y escatología, porque Dios puede transformar lo viejo en optimismo, perfectamente compatible con nuestra comprensión de la fe en
nuevo y al pecador en justo. La fe y la esperanza cristianas no nos la actualidad: P. Fransen, Agustín y el pelagianismo, en Mysterium Salutis,
prometen otra creación, sino una creación nueva, sacada del seno IV, 2, 623-638; G. I. Bonner, How Pelagian was Pelagius? An Examina­
tion o/ the Contentions of Torgny Bohlin: «Studia Patrística» IX, 94 (1966)
de la vieja. 350-358; donde se toma posición frente al libro de T. Bohlin, Die Tbeologie
La fe cristiana, por consiguiente, no se presenta como mera des Pelagius und ihre Genesis (Uppsala 1957).
fenomenología de una existencia ambigua bajo el signo de Adán y 9
A pesar de ello, y dentro de muy distinta perspectiva, véase H. Ron-
bajo el signo de Cristo. Es también fenomenología del hamo re­ det, La grace libératrice, en Essais sur la théologie de la gráce (París 1964)
39-74; V. Capánaga, Agustín de Hipona (Madrid 1974) 106-108: La gracia
de la liberación. Cf. San Agustín, Enarrat. in Psalm. 64, 1: PL 36, 772:
7 Cf. Boff, El sufrimiento nacido de la lucha contra el sufrimiento: «Con- «Debemus et nos nosse prius captioitatem nostram, deinde liberationem
cilium» 119 (1976) 313-327. nostram».

204 205
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD

núcleo dogmático de la doctrina de Trento 10• Allí se habla del ción de hijos de Dios (Rom 8,15) por el segundo Adán, Jesucristo
hombre pecador y de su justificación, pero sin ninguna reflexión Salvador nuestro» 11• Este paso ( translatio) sólo puede entenderse
temática sobre su inserción en un mundo caído y sin aludir al enor- como un proceso por el que se abandona un estado y se conquista
me influjo que éste ejerce sobre el proyecto personal de conversión. otro. Todo este proceso es obra de la gracia, desde sus comienzos,
Por otra parte, el Concilio de Trento, debido al instrumental teó- como conversión, hasta su culmen, con la filiación divina y la in-
rico que utiliza, el de la teología y ontología posescolástica, no in- habitación de la Santísima Trinidad 12• Trento lo expresa acertada-
terpreta la justificación como proceso evolutivo, en consonancia mente, aunque no de manera temática: «Declara además este sa-
con la experiencia de conversión como lenta y progresiva elemina- crosanto Concilio que el principio de la justificación misma en los
ción de un proyecto olvidado de Dios y como callada pero conse- adultos ha de buscarse en la gracia de Dios preveniente por medio
cutiva y creciente elaboración de un nuevo proyecto de hombre de Cristo Jesús, esto es, en la vocación por la que son llamados,
igualmente nuevo, cada vez más centrado en Dios y en Jesucristo. +- sin que exista mérito alguno en ellos ... » 13• Este principio no se
Concibe la justificación en compartimentos estancos; cada fase tiene interpreta, sin embargo, formalmente como justificación propia-
sentido en sí misma: preparación, justificación propiamente tal, mente tal en acto y en proceso evolutivo, sino como «disposición
efectos. La experiencia cristiana aparece vertebrada con un lenguaje o preparación para la justificación» 14• La justificación propiamente
ontológico, que es aceptable y legítimo. Pero si no se sitúa en un dicha viene después y presenta una formalidad distinta y peculiar.
nivel histórico y, por tanto, dentro de un proceso, tiende a que- Los Padres conciliares no podían decir sino lo que dijeron, desde
darse en pura formalidad abstracta, ajena a la experiencia, en un el momento en que utilizaron un instrumental ontológico y no otro
mero lenguaje sin relación a una praxis de conversión y vivencia existencial y procesual.
1
del proyecto cristiano. Teniendo en cuenta esta ruptura epistemológica, y traduciendo
~1 li.' 1 1
El hecho de que el Concilio de Trento no articulara la justifi- el lenguaje ontológico al histórico-procesual 15, podemos actualizar
cación del pecador en términos de proceso e historia no significa la doctrina católica de Trento de la forma siguiente:
que la teología deba limitarse a la doctrina definida. Es tarea suya a) El proceso de liberación humana es la concreción histó-
pensar y expresar la verdad de fe teniendo en cuenta las doctrinas
li oficiales, pero yendo más allá cuando sea necesario. Así lo haremos
rica de la liberación realizada por Dios. Esta es la que, inicialmente,
:> en este capítulo. Nos basaremos en los textos del Decreto sobre la 11
DS, 1524:
justificación, aprobado en la sesión sexta del Concilio el 1.3 de 12
Cf. S. González, El proceso de la conversión a la luz del Concilio de
ltl!;5 enero de 1547. Pero iremos más allá de los textos, manteruendo Trento: «Revista de Espiritualidad» 5 (1946) 56-73; E. Schillebeeckx,Una
y prolongando el sentido original que en ellos se encierra, incluso opinión nueva sobre el Decreto de la Justificación en el Concilio de Trento:
en su carácter obligatorio para la fe católica. En vez de hablar de «Concilium» 5 (1965) 168-171.
u DS, 1525.
justificación (palabra clave de la teología paulina y conciliar), habla- 1•
DS, 1528.
remos de liberación. Se trata de la misma realidad, pero más verte- " En las discusiones -dentro del Decreto sobre la justificación- de
brada en su dimensión dinámica e histórica. los capítulos quinto y sexto acerca de la preparaciónpara la gracia (DS, 1525-
El mismo Concilio, al introducir la temática de la justificación, 1526), suscitáronse arduos debates entre la corriente agustiniano-franciscana,
en el capítulo cuarto, insinúa -sin sacar después las consecuen- representada principalmentepor Seripando, defendiendo una concepciónmás
procesivo-evolutivade la gracia, y otra de matiz claramente posescolástico,
cias- que se trata de un proceso: «La justificación del impío se insistiendo sobre el carácter formal-ontológicode la justificación.Los actua-
describe como un paso ( translatio) de aquel estado en que el les textos dejan entrever una y otra posición: por un lado, aparece toda la
hombre nace hijo del primer Adán al estado de gracia y de adop- doctrina concebida formal y ontológicamente, y, por otro, se descubren
dimensionesdinámicasy evolutivas, ligadas a la experienciade conversión y
10
Véase el estudio, todavía más serio, de Hans Küng, Rechtfertigung. Die de asimilaciónde la gracia divina. Véase, a este propósito: E. Stakemeier,
Die theologischen Schulen auf dem Trienter Konzil uidbrend der Recbtfer­
Lebre Karl Bartbs und eine katbolische Besinnung (Einsiedeln 1957); O. H. tigungsverhandlungen: «Theologische Quartalschrift» 117 ( 1936) 188-207;
Pesch, Theologie der Rechtfertigung bei Martín Luther und T_homas vo_n 322-350; íd., Der Kampf um Augustin au] dem Tridentinum (Paderborn
Aquin (Maguncia 1967) con un excelente resumen en Mystertum Salutis, 1937) 151-160; H. Jedin, Geschichte des Konzils van Trient II (Friburgo
IV, 2, 790-872. 1957) 213-214, 241-242; Mysterium Salutis, IV, 2, 642-645.

206 207
r
1

ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD

por pura gratuidad y amor, «dispone, excita y ayuda» 16 a los hom- que _tiende a su realización, que promueve un proceso y busca una
bres a dar el paso liberador de su situación enemiga de Dios, ofen- plenitud futura? la realización de la utopía. Así entendida, la utopía
siva para los hermanos y alienada en el mundo. La liberación es no se opone, smo que pertenece a la realidad: realiza enteramente
humana· porque la realiza el hombre en su libertad, «asintiendo y sus virtualidades latentes.
cooperando librementesF: sin embargo, es Dios quien de tal ma- e) El proyecto utópico postula pasos concretos que traduz-
nera mueve y penetra la acción humana que la liberación puede car:i históricamente la liberación en términos de proceso. En un
considerarse como liberación de Dios. El proceso histórico anticipa primer momento actúa como instancia denunciadora de una situa-
y prepara la definitiva liberación en el reino; las liberaciones hu- ción en desacuerdo con el proyecto de Dios. Este pone el proyecto
manas tienen una función sacramental: poseen su propio peso, pero humano en una crisis profunda («los pecadores son provechosa-
expresan y concretan anticipadamente lo que Dios ha preparado mente sacudidos») 22, situación en que desaparecen los cuadros de
definitivamente para los hombres. referencia, y hace entrar en un proceso crítico y de conversión por
b) «Excitado y ayudado por la divina gracia» 18, el hombre e~ que el ~ecador «se levai:ta contra los pecados con odio y detes-
acoge la fe. Esta no es sólo la apertura total a la trascendencia, la tandolos» . Lo cual constituye ya un proceso de transformación
humilde y generosa entrega al misterio insondable, en un sentido qu~ no implica solamente dimensiones personales, sino también
de acogida, modificando ontológicamente la situación del hombre S~)C!~es. Pensando con categorías sociales, descubrimos aquí la po-
delante de Dios; es también fe fiducial, fe como confianza, no sólo sibilidad de un proceso revolucionario con el que se destruye un
- en un sentido moral, sino en un verdadero sentido ontológico, como proyecto inicuo, generador de pecado estructural, y se elabora otro
actitud englobante de toda la vida. Lo que condenó Trento fue la con el que sea menos difícil ser hermano de los demás y más fácil
fe fiducial como «confianza vana y ajena a toda piedad» 19, pero amar Y practicar la justicia. No sólo el hombre debe ser liberado
no su sentido ontológico, que tiene raíces bíblicas. Con todo, la ~ justificado, sino_ toda la red activa de relaciones que lo mantienen
fe no estriba solamente en esta actitud ontológica y fundamental ligado con la realidad social, económica y política, marcada estruc-
de apertura y acogida de Dios. Significa también un proyecto his- turalmente por. el pecado. En un segundo momento, más decisivo,
tórico; cuenta con indicaciones reveladas por Dios y nos anuncia el hombre articula una nueva praxis renovadora: «Comienza a
las promesas divinas sobre el destino humano, especialmente sobre amar a Dios como fuente de toda justicia ... a llevar una vida nueva
el pecador en cuanto puede ser liberado 20, en cuanto llamado a un y. a ~i;nplir los mandamie1:tos de Dios» 24• Este nuevo proyecto
nuevo proyecto de vida e invitado a ser morada del mismo Dios. historifíca el proyecto de Dios en la historia: es la liberación y la
El proyecto teológico, dada su estructura proyectiva, tiene una justificación en proceso.
función utópica. Y al hablar de utopía, no la entendemos peyora- d) El proceso tiende a un aumento del espacio de la libertad
tivamente como sinónimo de fantasía, evasión de la realidad, sueño para una vida nueva y una praxis en consonancia con ella. De ahí
e inexistencia. La tomamos en el sentido recuperado por la moder- que no sea completa la liberación centrada únicamente en la supe-
na antropología, sociología y teología, como aquella realidad esca- ración de una situación inicua (perdón de los pecados), lo cual
tológica, última, absolutamente realizadora, que no se historifica constituiría tan sólo una liberación de esto o de aquello, pero no
sólo en el término del proceso histórico, sino que se anticipa en el para algo distinto y mejor. Con razón insiste el Concilio en que
tiempo, se concreta limitadamente en cada paso que se da, man- la verdadera liberación es más que perdón de los pecados: es «al
teniendo la historia siempre abierta a un poder ser más pleno, no mismo tiempo la santificación y renovación del hombre interior» 25•
experimentado todavía, pero posible 21• La liberación de Dios es Aquí está el nuevo proyecto fundamental orientado hacia Dios
lo que deberá ser para el hombre: es ya una realidad anticipada, que r~stituye al hombr~ .su verdadera identidad (justicia). El pro~
pero todavía no realizada en toda su plenitud. Trento insiste con c~so liberador no se dirige solamente contra situaciones injustas,
razón en esta fe como proyecto de Dios sobre el hombre: proyecto smo que crea otras nuevas y da lugar a una mentalidad nueva y
renovada en el hombre. El tirano y la sociedad injusta no se vuel-
1•
DS, 1525. 17 DS, 1525. " DS, 1526. 1• DS, 1532. "' DS, 1526.
21
Cf. L. Boff, Vida para além da marte, 15-33.
22
DS, 1526. 23
DS, 1526. " DS, 1526. 25
DS, 1528.

208 209
r
i

ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA


í
LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD

ven sÍI~plemente más bondadosos, permisivos y flexibles, pero 4. EL PROCESO LIBERADOR CONTINUA:
manteruendo en su estructura fundamental los mecanismos genera- «HOMO SIMUL OPPRESSUS ET LIBERATUS,
dores de pecado institucional y personal. 'Se efectúa, por el con- SEMPER LIBERANDUS»
trario, la gestación de un nuevo ser. El Concilio, con un lenguaje
referido a lo personal, afirma: «De injusto, el hombre se convierte A pesar de las libertades conquistadas mediante el proceso de
en justo, de enemigo en amigo» 26• Más aún: «Somos renovados .en liberación, el hamo viator no se sustrae a dicho proceso. Las liber-
lo más íntimo de nuestro espíritu... No sólo somos reputados tades históricas anticipan la escatología; pero no crean un estado
justos, sino que verdaderamente nos llamamos y somos justos» v. escatológico, que implicaría el fin de la historia. Esta se halla abier-
~o sólo se inaugura una liberación de, sino sobre todo una libera- ta a un futuro imprevisto: puede progresar hacia el reino y puede
retroceder y pervertirse. ¿Qué se quiere decir, pues, cuando se
ción para. Lo que el Concilio exige es una verdadera revolución a
~ivel personal. Puesto que la persona nunca es simple individuo, . '
afirma con Trento que el hombre ha sido justificado y liberado
smo que es esencialmente social, podemos deducir que se requiere realmente?
una revolución estructural del mundo para que sea verdadera y Erí un sentido primero y fundamental, esa doctrina debe en-
eficaz la conversión del núcleo personal. ¿Qué pasos tácticos ha- tenderse ontológicamente; es decir, en el proyecto fundamental
brá que dar? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿En qué condiciones? Esto de la persona ocurre algo que la sitúa de manera nueva con respecto
constituye ya otro tipo de reflexión que busca de mediaciones a Dios y a la salvación eterna. Pero el Concilio se abre también
estratégico-tácticas en orden a una eficacia transformadora. El Con- a una perspectiva concreta e histórica: con respecto a la situación
cilo no reflexionó sobre el particular; se mantuvo en un ámbito anterior de impío, el hombre es justo ahora; pero tal situación no
meramente doctrinal y no descendió a sugerir ni elaborar prácticas es escatológica y definitiva: «Cuando uno se mira a sí mismo y
eficaces. Sin embargo, esta preocupación no será ajena a la pastoral contempla su propia flaqueza y su deficiente disposición, puede tem-
de una Iglesia inserta en medio del mundo y deseosa de ser levadura blar y temer por la remisión de los propios pecados, dado que
de transformación a partir de su proyecto elaborado a la luz de la nadie puede saber con certeza de fe, en la que no cabe el error,
fe y de la gracia. Sobre tal reflexión liberadora hemos hablado ya que ha conseguido la gracia de Dios» 28• Mientras perdura la his-
al referirnos a la problemática de la experiencia de la gracia en el toria, el proceso liberador está siempre amenazado interior y exte-
horizonte de la América Latina oprimida. riormente. El Concilio proclama, con gran sentido de la realidad:
La gracia de Dios no está solamente presente en el proceso li- «Nadie se prometa nada con certeza absoluta ... ; los que creen estar
berador, como si tal proceso constituyese una realidad y la gracia de pie, pongan cuidado en no caer (1 Cor 10,12) y trabajen en su
o~ra. El mismo proceso liberador, orientado a la gestación de una salvación con temor y temblor (Flp 2,12) ... Sabiendo que han re-
vida humana más fraterna y participada, más abierta a Dios, cons- nacido a la esperanza de la gloria ( 1 Ped 1,3) y no todavía a la
tituye ya la presencia de la gracia liberadora en el mundo. La orada gloria, deben temer la lucha que aún les aguarda con la carne, con
liberadora de ~íos se encarna en el camino arduo, pero lib:rador el mundo y con el demonio» 29• Por tanto, hemos sido liberados
del hombre. D10s y el hombre colaboran en la gestación, nacimiento para la esperanza; ésta apunta siempre a un ya presente, pero tam-
y desarrollo del reino de Dios dentro de la historia hasta su plenitud bién a un todavía no posible y siempre amenazado.
final. Se abre, pues, un camino de liberación progresiva. El hombre
concreto e histórico se encuentra oprimido y liberado a la vez, «si-
mul oppressus et liberatus» 30• Esta fórmula debe interpretarse
18
DS, 1534. 29
DS, 1541.
30
Es la traducción, en un contexto de teología de la liberación del axio-
ma simul [ustus et peccator. Cf. W. joest, Paulas und das lutheri;che simal
[ustus et peccator: «Kerygma und Dogma» 1 (1955) 269-320; H. Küng, op.
cit., 231-242; K. Rahner, A la par [usto y pecador, en Escritos de Teología
VI, 256-270; O. H. Pesch, Simul [ustus et peccator, en Mysterium Salutis
,. DS, 1528. et DS, 1529. IV /2, 845-849. '

210 211
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD

correctamente para desvirtuar lo que hemos afirmado, al referirnos fontalmente bueno. Consiste en un profundo dinamismo de la vida
a la verdadera liberación alcanzada. El simul oppressus et liberatus humana, en la que cada dimensión de nuestra personalidad busca
no es una afirmación metafísica; no versa sobre la realidad enten- realizar su inclinación lo más intensa y perfectamente posible. Así,
dida estática y formalmente, como si fuera un en sí, al margen existe un dinamismo hacia fo alto, hacia el otro, hacia el señorío
del proceso de liberación. Entendida en este sentido metafísico, tal de la tierra, hacia la intimidad, hacia la carne, hacia el espíritu,
aserto implicaría una abierta contradicción. En el mismo nivel y hacia Dios, etc. El hombre del Paraíso, en virtud de la justicia
en un sentido unívoco, el hombre no puede estar simultáneamente original, podía integrar todas estas fuerzas en un proyecto armó-
oprimido y liberado; o está oprimido o está liberado. nico, aunque lleno de tensiones, centrado en Dios, de quien se
La recta interpretación de la fórmula se sitúa en una dimensión sentía hijo, en el otro, de quien se sentía hermano, y en la natu~a-
histórica, en la que existe un antes y un después y se da la conti- leza frente a la cual vivía como señor. Una de las consecuencias
nuidad de un proceso que consta de fases de realización. El libe- del pecado fue romper esta armonía plural del hombre. Ahora, his-
rado de ahora no es el oprimido de antes. Precisamente por no tóricamente, cada pasión, de suyo buena, busca su camino fuera
serlo podemos decir que es un liberado. Ha superado una situación del proyecto fundamental del hombre. Cada persona, con g~an
anterior que lo retenía cautivo. Pero no ha quedado fuera del pro- esfuerzo y sacrificio, consigue controlar los ángeles y los demonios
ceso histórico. Este queda abierto hacia un futuro, puede verse que moran en su propia casa. La concupiscencia, que al principio
amenazado, está limitado, abarca un espacio de libertades conquis- fue una energía excelente, ha pasado a significar, históricamente,
tadas; pero éstas encierran nuevas contradicciones, que postulan a la raíz de la tensión, de la ruptura y del conflicto dentro del hom-
su vez una liberación. El hombre liberado no está libre de toda bre. Con razón la llama Trento fomes peccati 33, «aguijón para el
esclavitud y de todo pecado. Aun cuando su proyecto fundamental pecado», y la pone en estrecha relación con el mismo, ya que pro-
se oriente decisivamente hacia Dios y viva así en estado de gracia cede, históricamente, del pecado e inclina al pecado 34, en el que
habitual, puede haber actos y dimensiones en su vida que escapen podemos caer y contra el cual se ha instituid~ .el sacrament~ del
a pleno dominio de dicho proyecto fundamental. No llegan a des- perdón 35• Pero conviene advertir que el Conc1~0, cua?~º. afirma
truirlo ni a comprometerlo peligrosamente; pero pueden ensom- que la concupiscencia procede del pecado, no emite un ¡u1c10 onto-
brecerlo, restarle la transparencia de su opción por Dios. Como lógico, sino histórico. En la forma descontrolada con que ahora se
dice Pablo, «estamos salvados en esperanza» (Rom 8,24); la sal- presenta proviene del pecado.
vación no se realiza de forma que congele la historia, sino que la Esta mortificante situación obliga a corroborar constantemente
~~··11!11 ·,
di:!::tii l:;U''.i~~.;::·:
mantiene abierta con todos los imprevistos de gracia y des-gracia. las libertades conquistadas. La mejor forma de hacerlo es mante-
El hombre es, pues, un oppressus in re, liberatus in spe 31• nerse siempre en un proceso abierto de liberación («incrementar
El Concilio de Trento, como ya hemos advertido, alude a ese la justificación recibida») 36, ya que, sin una especial gracia de
proceso liberador cuando subraya que no estamos aún en la gloria, Dios no tenemos certeza de fe o absoluta de perseverar hasta el
sino en camino 32, sometidos a toda clase de riesgos, sobre todo fin 37'. pues sin un privilegio particular de J?ios no vivimos, de
porque la concupiscencia no ha muerto y sigue influyendo de ma- hecho, sin pequeñas opresiones (pecados vernales) 38 ••
nera negativa. ¿Qué es la concupiscencia? En su sentido antropo- La experiencia diaria de la fe nos demuestra que siempre esta-
lógico originario -y esto lo vio y defendió siempre la escuela mos necesitados de perdón. Por eso dice el Señor: «Cuando recéis,
franciscana-, la concupiscencia no es un dinamismo malo, sino decid: ... perdónanos nuestros pecados» (Le 11,2.4). «Todos falla-
mos muchas veces» (Sant 3,2). «Si afirmamos no tener pecado,
31
Esta fórmula no debe inducirnos a una falsa interpretación, como si nosotros mismos nos extraviamos y, además, no llevamos dentro
los términos in re e in spe se opusiesen; en realidad, sólo se trata de un la verdad» (1 Jn 1,8).
cambio de acento. Cuando se dice liberatus in spe, afírmase que está uno
liberado, aunque no del todo, y por eso existe siempre la esperanza; en
este sentido, es también un liberatus in re, en cuanto anticipadamente par- " DS, 1515. " DS, 1515. rs DS, 1542. " DS, 1535.
ticipa de la liberación; mas, al no serlo del todo, permanece oppressus in re. rr DS 1533 y 1540.
ss ns'. 1539 y 1573.
'2 DS, 1541.

212 213
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD

Por eso la Iglesia pide siempre perdón. La santa misa comienza tóricas. Trento señaló algunas y subrayó fuertemente dos: el perdón

=
39•
con el reco~ocimiento de nuestra situación de oprimidos, aun den- de los pecados y la santificación y renovación del hombre interior
del c~mmo de la liberación. Quien se cree justo, es pecador; Vamos a analizar por separado cada una de ellas.
quien se juzga pecador, es justo. Tal es la lección que brota de la
p~á~:10la del, fariseo y elpublicano (Le 18,9-14). Los santos y los
n;i:sticos !eruan una conciencia extremadamente aguda de su situa- a) La destrucción del proyecto humano contra Dios:
cion ambigua: cuanto más santos, más lejos se sentían de Dios. Ya el perdón del pecado
en su lecho de muerte, san Juan de la Cruz decía al sacerdote que
La gracia, cuando toca la realidad humana, provoca una crisis,
l? quería consolar,. recordándole las grandes obras que había rea-
un proceso de liberación y de libertad de una situación hostil a
lizado: «No me diga esto, padre, no me diga esto; dígame mis
pecados». Dios. El hombre entra, por obra y gracia de Dios, en un proceso
de conversión: abandona su proyecto cerrado al absoluto; el hijo
Mi~ntras vive, el hombre es un semper liberandus, alguien que
pródigo se levanta, emprende el camino hacia la casa paterna, se
debe siempre ser liberado porque, históricamente se encuentra
acerca al padre. Esta nueva orientación de la vida significa un per-
oprimido y liberado al mismo tiempo, viviendo en un proceso abier-
dón del pecado. Y pecado, conviene advertirlo, no es sólo el acto
to de liberación.
malo, sino también la disposición interior (el corazón, en lenguaje
bíblico) de que nacen los actos malos. Esta disposición, verdadera
opción fundamental, se abandona y destruye para que surja otra.
5. LA UTOPIA VERDADERA SE ANTICIPA:
Los actos como tales no pueden destruirse; una vez realizados,
LA GRACIA COMO LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS
adquieren derechos de eternidad; no pueden dejar de haber sido
realizados un día. Lo que se perdona, se deshace y destruye es el
Las anteriores reflexiones sobre la simultaneidad histórica de proyecto de vida que generaba continuamente actos malos. El hom-
la opresión y la liberación -porque así lo exige la dimensión es- bre tiene ahora una estrella polar en el firmamento de su vida y
catoló~ica- no deben ocultarnos la perspectiva esencial del pro-
sabe orientarse hacia Dios.
ceso liberador, que es la consecución de verdaderas libertades. Cier-
Pero el perdón del pecado se verifica en el marco de un gran
to que ,t~les libertades nunca son definitivas y, por eso, la reserva
conflicto interior. No es fácil corregir en un día una orientación
e~catolog1ca nos d~scubre que encierran los gérmenes de otras opre-
que se ha ido consolidando a lo largo de muchos años. Por eso, el
siones. Pero son libertades reales y verdaderas. La liberación tiende
perdón del pecado, como situación habitual de pecado, constituye
a crear libertades nuevas y un nuevo estado de cosas, donde el
realmente una gracia capaz de vencer todas las tentaciones y pul-
hombre pueda ~evelar mejor su verdadera condición y Dios pueda
siones acostumbradas a verse satisfechas dentro de un determinado
aparecer plenariamente como padre y amor gratuito. Tal estado es
proyecto vital. La dificultad de todo esto es mucho mayor si se
ya una anticipación del estado definitivo. Por eso hay lugar para
tiene en cuenta el aspecto social que implica el pecado.
la celebración, la fiesta y la alegría por la presencia de la liberación
Y de la gracia. No sólo hay lucha de clases, conflictos, incertidum-
bre de llegar a un término feliz, lo cual muestra el todavía no de b) Presencia y actuación de un nuevo proyecto de vida:
la realidad futura; existe también la manifestación del ya histórico, santificación y renovación del hombre interior
fundamento de la alegría y el optimismo cristianos. Cuando habla-
mos de escatología queremos acentuar estos dos momentos: el pre- El perdón del pecado hace referencia a un pasado del cual se
sente, cor;icreción de un futuro que se anticipa, y el futuro, todavía ha liberado el hombre. Es sólo un aspecto de la liberación como
no experimentado, que cuestiona el presente para que éste no se libertad de. Más fundamental es la libertad para, es decir, para
b.aste a sí mismo r;ii degenere en una celebración orgiástica, como un nuevo proyecto radical orientado hacia un futuro y que se tra-
si fuera ya la plerutud escatológica.
El proceso de liberación crea, pues, verdaderas libertades his- " DS, 1528-1531.

214 215
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD

duce en una nueva praxis actual. El hombre no sólo retoma a Dios. potente, no precisa de nadie. La consagración implica misión. Dios
Se adhiere a él; entra en su casa; entabla un diálogo salvífica; entra separa para enviar al mundo. Envía a los consagrados como misio-
en una comunión íntima de amistad y de amor. Se trata de una neros suyos para que den testimonio de su amor y vivan la obra
acción que santifica, es decir, de una santificación del hombre desde de la gracia en el mundo, una obra que libera de todas las esclavi-
las mismísimas raíces de su ser. tudes y liberadora para todas las verdaderas libertades.
La santificación no debe entenderse moralísticamente en el El culto divino expresa de manera refleja la consagración y la
sentido de hacer obras buenas. Como hemos visto, también el pe- santificación porque en él se considera y se venera explícitamente
cador puede hacer obras l-uenas, La santificación implica una di- a Dios como sol de todas las cosas y como sentido absoluto y último
mensión ontológica: se Modifica algo en el mismo ser humano· su de todos los proyectos históricos humanos.
proyecto radical, que lo orienta hacia Dios, que capitaliza todas La santificación no sólo restaura el proyecto humano y lo cen-
su~ energías. en . una dirección fundamental, su núcleo personal, tra en Dios. Significa también la entrada de Dios en el hombre,
abierto al misterio del amor, su actitud radical, que define su ver- entrada que culmina en la encarnación de su Hijo primogénito. La
dad~ro ye:: toda esta compleja realidad queda penetrada por la encarnación es obra de la gracia divina e implica la consagración
gracia divina, que hace del hombre una nueva criatura. Esta actitud l. definitiva del mundo y de la carne humana. En la encarnación se
fundam~ntalmente buena p:oduce obras y actos concretos buenos, suspende el proceso de liberación, porque es la eclosión de la per-
que seran tales en la medida en que expresen la bondad radical fecta y eterna libertad. En las páginas siguientes estudiaremos lo
del proyecto de fondo: Trento formula esta misma verdad mediante que esto significa tanto para el hombre como para Dios.
una expresión paulina: renovación del hombre interior, es decir
creación de un nuevo proyecto, radicado en Dios, que haga al hom-
bre nuevo a imagen del noúissimus Adam, Cristo Jesús.
Santificación proviene de santo, hacer a uno santo. Santo es
el atributo propio de Dios y del misterio (cf. Is 6,3; 12,6; 30,11;
Ez 49,7) y de todo cuanto pertenece a la esfera divina. Todo es
santo en la medida en que se relaciona con Dios. Y todo deja de
ser santo, convirtiéndose en pecaminoso o profano en la medida
en que pretende sustraerse a la relación con Dios. Santo, por con-
siguiente, es lo que viene de Dios, existe para Dios y vive en rela-
ción con Dios. La santificación del hombre implica un proceso de
asimilación, cada vez más intensa, de la realidad divina por parte
del hombre y de la realidad humana por parte de Dios. Quien pone
a Dios como marco referencial de su vida, vive a partir de Dios,
se define como hombre de Dios, lo emprende todo con Dios, y su
vivir es un ex-sistir para Dios. Este es el santo y el santificado.
Santificarse equivale, pues, a consagrarse a Dios, a hacerse propie-
dad de Dios y a participar así de la santidad de Dios.
El bautismo expresa la consagración del hombre a Dios. Por
eso santifica la raíz de la existencia humana, liberándola de la si-
tuación de pecadc del mundo. Es un sacramento de iniciación; es
decir, se inicia con él un proceso de progresiva liberación del pe-
cado del mundo. Tal proceso se desarrolla a lo largo de toda la
vida y no se completa hasta la muerte. La consagración no significa
sólo propiedad y reserva para Dios. Dios, por ser infinito y omni-

216 217
CUARTA PARTE

DIOS Y EL HOMBRE
EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

,. . .
t i 'I H
l11il:U
I

LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES


DE LA GRACIA DE DIOS EN EL HOMBRE

El proyecto fundamental orientado hacia Dios y el proceso de


concreción histórica que postula dentro del marco conflictivo en
que aparece su dimensión liberadora modifican radicalmente al
hombre. Convertido en morada de la gracia de Dios, el hombre
es ya nueva criatura (Gál 6,15; 2 Cor 5,17). El nuevo ser implica
un nuevo obrar acorde con él. La opción fundamental orientada
hacia Dios (gracia habitual) se expresa mediante actitudes funda-

1 mentales y maneras de obrar que traducen una vida nueva. Pablo


les da el nombre de frutos del Espíritu (gracia), que son «amor,
alegría, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedum-
bre, templanza» (Gál 5,22-23 ). La teología llama virtudes a estas
actitudes fundamentales que expresan la opción fundamental. «Cons-
tituyen un ulterior desarrollo de nuestro proyecto fundamental. Del
mismo modo que un rayo de luz se descompone en una gama de co-
lores al pasar por un cristal, así también la simplicidad de nues-
tra opción fundamental asume necesariamente múltiples formas
cuando, movida por la gracia divina, se expresa en la complejidad
de la existencia humana 1•

1. EL SER, FUNDAMENTO DEL OBRAR

Es preciso entender correctamente las virtudes para no inter-


pretarlas de forma psicologizante y meramente moralizante, cosa
que ha dado pie a no pocas distorsiones en la vida cristiana. La
actitud moralizante contempla el obrar desvinculado del ser y ve
las virtudes desligadas de la opción fundamental (nuevo ser), en
vez de considerar la práctica de las mismas como concreción de la
nueva criatura y como expresión dinámica de la presencia de la
gracia divina. La actitud moralizante cae en un legalismo deshu-
manizado, y su cristianismo no pasa de ser un fariseísmo. Como
decía el místico alemán Eckhart, no se debe pensar sólo en lo que
se debe hacer, sino mucho más en lo que se debe ser 2• En otras
1
P. Fransen, Las virtudes teologales como dinamismo activo del estado
de gracia, en Mysterium Salutis, IV /2, 914-918.
' Citado por Pieper, Über das cbristlicbe Menschenbild (Munich 1950) 8.

221

l
LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

r
tud adquirida es su expresión en t , . d
palabras: el obrar, las virtudes, las obligaciones, los mandamientos de actos. Pero conviene recordar 1 ermmos e actuar, ~e esfuerzo,
y preceptos deben estar enraizados en el verdadero ser del hom- aparece siempre entremezclad o Jue hemos explicado: Dios
bre. Según sea éste (bueno o malo), así será también su obrar. El mente, el esfuerzo humano n~n~~n e es uerzo humano; histórica­
pertenezca en exclusiva y al q posee un campo neutro que le
hacer no es más que el ser-en-acción. bre vive constantemente u~dno tenga acceso Dios. El hom-
Las virtudes son diversas y, por tanto, pueden estudiarse por sumergt o en el di di ·
separado, y cabe analizar sus características propias. Sin embargo,
constituyen una profunda unidad: la del único proyecto fundamental,
gracia. Lo cual significa
porque nacen del esfuer;~e
l
d:t. «me o vino» de la
hirtbdes son humanas y adquiridas
fundamental centrado en Dios. oro re por c~i;cre:a~ su proyecto
que es la única gracia habitual. Las virtudes consideradas individual-
mente son diferentes colores del mismo y único rayo de la luz di- porque Dios es la fuerza ( virtu~ pero son !amb:e~ divinas e infusas
vina 3. Todas son teologales, no sólo algunas, porque todas, en su a feliz término todo en el ho b ) 4que suscita, dirige, sostiene y lleva
fundamento último y en su orientación original, proceden de Dios E bleci rore.
sta ecidas estas orientaciones al
y se ordenan a Dios. Ni siquiera cuando pasan por las mediaciones algunas de las principales manif t ~ener deIa sraci a considerar
el hombre. es aciones e a gracia de Dios en
humanas -y, según una tesis fundamental de nuestro estudio, todo
pasa por la mediación humana (sacramento}-- pierden su ref eren-
cia inmediata a Dios. La inmediatez no debe entenderse psico- 2. LA GRACIA COMO. FE:
lógica, sino ontológicamente. Me explicaré: un acto de fe, de amor DIOS COMO SEN TIDO ULTIMO DE LA VIDA
o de esperanza no debe considerarse como lo único que está en
contacto inmediato con Dios porque lo relacione conscientemente La fe, en el sentido ontoló . b
siste fundamentalmente en gico .qude daca amos de apuntar, con-
con él mediante la intención o la palabra. Ello equivaldría a consi- . d una acntu e radical p t 1 .
derarlo en el plano psicológico y consciente. Aquí afirmarnos más: reno e nuestra ex-sistencia d ., a er ura a mis-
todo acto verdadero de amor y de esperanza, de paciencia, de tem- actitud que modifica el camin; de~ ac~dtac10n amor~sa del mismo,
de vivir, confiando entre ánd a vi a. Creer en D10s es un modo
planza, etc., y en la medida en que lo sea de verdad, alcanza inme- una manera de unif . gd ose y abandonándose en sus manos.
diatamente a Dios, incluso cuando amo a una persona o espero tcar to as nuestras e · · d '
algún bien terreno. Porque la estructura del amor, de la esperanza tar el mundo desde el desigai d D' xperrencias Y. e interpre-
y de todas las demás virtudes es tal que, por ellas, el hombre no calmente a su divina realidad l~ste ros y ei: cuan~o. lig~do umbili-
f credere Deo). sígnifi 11 . e es el. sentido origmano del creer
sólo ama y espera esto o aquello, sino que ama y espera de manera · ca evar una existenci f d bi
global, es decir, espera y ama un absoluto que se esconde tras la pero con una apertura colmada por un tú b a luto ta a y a ierta,
fragilidad de los bienes terrenos. En virtud de esta dimensión onto- en la ,que contemplamos la luz» (Sal 36 to}º
~to, i:or una «Luz
lógica, podemos decir con los grandes maestros medievales Bue- se esta en comunión y al . ; · se . tu con el que
y se hizo hermano nuestr;u::e¿~a dejó ,su os.cundad misteriosa
naventura, Tomás de Aquino y otros que siempre que el hombre
piensa, piensa en Dios; siempre que el hombre ama, ama a Dios, terminología cristiana creer . nifica a jesús, Dios encarnado. En
ger la sacrosanta hum'anidad dg J ic~ ~rirse, dejarse orientar, aco-
y siempre que espera, espera en Dios.
En esta perspectiva podemos afirmar también que no existen rramos el misterio absoluto
tra muerte. .
l
es~sd edNazaret, en_ la cual encon-
' e sentí o e nuestra vida y de nues-
virtudes meramente adquiridas, mediante la ~ucesiva repetición de
actos; tales virtudes son asimismo infundidas por Dios. La virtud
infusa quiere expresar la dimensión ontológica, el nuevo ser; la vir- • Sobre esteinjusis
De uirtutibus
tema de las virtud }¡'
(Roma f 1Ls obras todavía clásicas: L. Billot
(Roma 1947); J Alfaro Pides 1905):•
3
Dentro de la Escolástica, es san Buenaventura quien afirma ser la gra- be, Hoffnung u~d Liebe (Ratlsb~~~
. Rondet Gráce ve t
S

, .
'
f;;~)~s
. . ennerz, De uirtutibus tbeologicis
ifoma .1974); T~. Soiron, Glau­
• ystertum Salutis IV /2 914
cia habitual una única realidad, ramificándose en diversas virtudes, dones y H
(París 1964) 75-1Ó6· ous,F mBr~, en Essais sur la théotogie de ia grJ:;
frutos, basándose en la unidad del alma, cuyas facultades no se distinguen
realmente de la misma alma, sino sólo formalmente: Breviloquium, pars 5, (Francfort 1958); K.'H. 'sch.elkl~ {}';:.¡u'f'ese'! und Wandel der Tugenden
c. 4-6; A. Briva Miravent, La gloria y su relación con la gracia según las Testamento, III (Barcelona 1975),301-308. y virtudes, en Teología del Nuevo
obras de san Buenaventura (Barcelona 1957).

223
222
LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

Creer es más que un radical y ontológico confiarse al tú divino. en el hombre, responsable de las esperas, expectativas, esperanzas
Es también abrirse a lo que nos dice y aceptarlo: escuchar Y acep- en plural, así como del dinamismo histórico de transformación, con-
tar su proyecto histórico sobre el hombre, su ,revelaci~n sobre el testación y construcción de modelos utópicos de la realidad, que
destino del mundo ( credere Deum). Lo que el nos dice lo escu- no significan mecanismos de evasión, sino fuerzas promotoras de
chamos en nuestra conciencia; con los sentidos iluminados por su cambios en orden a formas cada vez más próximas a la utopía. La
luz, lo descubrimos en los signos de los tiempos y I? leemo_s ~n utopía pertenece a la realidad como futuro y plenitud de la misma.
la historia que él hizo con un pueblo privilegiad?, el ¡ud;o-cris~a- La esperanza expresa la apertura del hombre al mañana, en el que
no, y que está atestiguada por las Sagradas Escrituras, le1d~s e-~- espera encontrar un sentido más pleno que aquel en que vive hoy.
terpretadas a la luz de la fe cristiana, y eno:entra su culminación La _esperanza no es un mero futuro-futuro. Es un ya presente, ex-
en el camino concreto de Jesús Nazareno, vivo, muerto y resuci- perimentado y gozoso, pero todavía no recibido ni realizado en toda
tado así como en sus palabras y en su praxis liberadora. su plenitud; por eso es también futuro. En consecuencia en la
Esta actitud de . apertura y acogida, a la vez universal y concre- esperanza se da siempre una tensión entre el ser (presente) y el
tísima, constituye una manifestación de lo que ~s la ~rada _e,n cada poder-ser (futuro) anhelado. El presente se vive como anticipación
hombre. La gracia de la fe no se restringe a dicha · dim~ns10n per- y preparación del flMliro y, por eso, en apertura al mañana. Porque
sonal. Se desdobla en una dimensión social. En la medida en que el pr~sente. ~o es u.n presente en plenitud, existe en la esperanza
un sistema de convivencia humana se organiza de tal forma que se una dimensión de tristeza, que Pablo llama tristitia secundum Deum
abre a un trascendente que rompe los absolutismos ideológicos del (2 Cor 7,10) y que los antiguos caracterizaban como lacrimae re­
poder, del interés y del lucro, en esa misma m~dida permite que rum (llanto de las cosas); dicha tristeza no nace de la desesperanza
aparezca lo que es la gracia de la fe como actitud fu?~~mental. y del desconsuelo, sino de la esperanza que no se contenta con el
A su vez la comunidad creyente, posee en su propia visron de fe presente y aguarda impacientemente la revelación plena de la rea-
un instrdmento liberador de todos los absolutismos intramunda- lidad que entrevé en el deseo.
nos y destructor de todos los ídolos fabricados para. s:istituir a El principio esperanza no se agota en el futuro que podemos
Dios único Señor. A causa de la gracia de la fe, los cristianos son planificar y construir. Llega más allá de todas las construcciones
responsables de la sociedad concreta y de su calidad de vida, de históricas del hombre. De ahí que el hombre esté metafísicamente
que una y otra permitan la aparición de Dios o la encubran con su insatisfecho: se siente incesantemente llamado a cosas mayores. Sólo
prepotencia.
el futuro absoluto, la realización de la utopía llega a aquietar el
corazón humano, que no se sacia esperando. Sólo Dios presenta
las características de la utopía y de la concreción absoluta de todo
3. LA GRACIA COMO ESPERANZA: poder-ser.
DIOS COMO FUTURO ABSOLUTO DEL MUNDO Las esperanzas históricas y el futuro que puede construir el
hombre representan una preparación y realización anticipada del
En su realidad más originaria, la esperanza no es una vivencia futuro absoluto. El reino soñado en el sueño y en la vigilia no sur-
psicológica de apertura a lo todavía 'inexperin:ientado .P?:ible, an- ge por un toque de magia ni se construye sobre las ruinas de los
siado y deseado. La vivencia de la esperanza viene pos1~ilitada por reinos humanos. Es la culminación de un proceso histórico y la
la estructura misma de esperanza con que está «construido» el ser consumación de lo construido por el hombre con la gracia de Dios:
humano. Este no es sólo un ser, sino sobre todo un poder-ser, un «El reino está ya misteriosamente presente en la tierra· cuando
haz de posibilidades abiertas que buscan su realización. El pen-5 venga el Señor, quedará consumado» 6• '
samiento moderno ha acuñado la expresión principio esperanza El hombre agraciado vive del futuro absoluto, de Dios. En-
cuentra a Dios en las esperanzas concretas de una vida más humana
s E. Bloch, Das Prinzip Hoffnung, 2 vols. (Francfort 1959); J. Moltmann, de una morada más digna, de una sociedad más fraterna y más
Teología de la esperanza (Salamanca 1972); J. Al~~ro, Esperan~a cristiana
y liberación del hombre (Barcelona 1974); G. Gutterrez, Teologia de la li­
' Vat. II, Gaud. et spes, 39.
beración.

- 1

l
224 225
LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

consiste, más que en la sublimación del amor en la radicalización


justa. La esperanza escatológica (Dios) no se op,o~e a las esperan-
de su dinamismo, hasta desembocar en Dios c~mo amor. Las diver-
zas históricas. Al contrario, la esperanza escatologica, como futur?
sas formas del amor constituyen concreciones distintas de un mismo
absoluto del hombre, debe poder traducirse en las esper~as p~lí-
principio raíz. No se oponen unas a otras, sino que se ordenan
ricas e históricas que van acercando la sociedad a su plerutud. ,Solo
dentro de un mismo ·movimiento, que busca siempre la alteridad,
así tiene sentido pensar y esperar en un futuro absoluto que de res-
hasta llegar a la absoluta alteridad divina. Este sentido originario
puesta a las esperas humanas más ali~ ?e to~o suefío:. «La ~xpec-
ración de una tierra nueva no debe delimitar, sino mas bien avivar la
del. amor va más lejo~ que la simpatía, la cual se orienta de suyo
hao~ algunos y selecciona las personas; va más allá de la benevo-
preocupación de perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo de
lencia para con los benévolos; lo abarca todo porque nada puede
la nueva humanidad, el cual presenta ya un cierto esbozo de lo que
7•
sustraerse a ~a relación humana. Mediante el amor, puede el
será el siglo futuro» . • hor:ibre aproximarse a todo y hacer de todos sus prójimos. La ca-
En virtud de la esperanza absoluta, el cristiano se comprom~,te
pac1~ad_ de amar no tiene límites en el ser humano. Cuando Jesús
en la concreción de las esperanzas históricas, porque ve su rel~ci~:m
nos invita a «amarnos l?s unos a los otros como él nos ama» (Jn
con la esperanza absoluta; pero, al mismo tiempo, las _relativiza
13, 14) o cuando nos pide ser perfectos como el Padre celestial
porque no se identifican plenamente con el abs?luto verude~o. _De
que_ «ama a los malos y desagradecidos» (Le 6,35), apela a una ca-
ahí nace su espíritu crítico contra todos los regímenes totalitarios,
pacidad _?el. ser ~umano, a la capacidad para la alteridad y para
que se presentan como la realización de las promesas hechas al h?m-
darse a si mismo, mcluso hasta el sacrificio.
bre. La esperanza como gracia de Dios da fuerza para desfa~alizar
Ahora bien, este amor es gracia de Dios historizándose en el
la historia frente a quienes pretenden congelarla y desfutunzarla,
hombre. «Quía amastí me, feciste me amabilem», decía Agustín:
reprimiendo y eliminando a todos aquellos que, en nombre de un
«Porque me amaste. primero, me hiciste también amable y capaz
futuro más digno, los cuestionan o rechazan. La esperanza se revela
de amar.» La gratuidad del amor expresa la gratuidad misma de
aquí como coraje soberano ( parrbesia) que afronta y sufre tod?,
la_ gracia. «El amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de
con la certeza de luchar por lo único que tiene futuro y que un día
D10s» ("1 }1: 4,8). La humanidad ha intuido siempre, desde los tiem-
se manifestará como verdad de todas las cosas. pos homéricos, que en el amor hay algo divino. En Cristo Jesús
se nos ha revelado plenamente la verdad de la realidad: «Dios es
amo~» (1 Jn 4,8). Y el mismo Juan da un paso más y sugiere que,
4. LA GRACIA COMO AMOR: DIOS ES AMOR
mec!iante el amor se hace Dios sensible y visible al hombre: «A Dios
nadie lo ha visto jamás. Sí nos amamos mutuamente, Dios está con
Como la fe y la esperanza, el amor no es primariamente una
nosotros» (1 Jn 4,12).
vivencia psicológica satisfactoria y enriquecedora, un~ estructura
E~ amor perfecto no es el que ama todo y a todos y por causa
ontológica del ser humano. El hombre no se encuentra solo estructu-
de Dios ( propter Deum) o en Dios (in Deo), sino el que ama
rado para una apertura ni constituye únic~me~te un nudo d_e rela-
todo Y a tod~s porque descubre la amabilidad de todo y de todos
ciones acti,vas que se abren en todas las direcc10nes. Entra siempre
como presencia concreta del amor mismo de Dios. Toda realidad
en comunión con la realidad, puede identificarse con ella y puede
cr:ada es un lug~r de encuentro con Dios, que resplandece en lo
hacer historia con todos aquellos con quienes establece una rel~ción.
mas hondo y radical de cada. ser. La identidad que el Nuevo Tes-
El amor consiste en esta capacidad originaria de autocomurucarse
tamento establece entre el amor al prójimo y el amor a Dios ( 1 Jn
libremente a otro, de acoger a otro, de comprometers~ def~nitiva-
4,20; Le 10,25-37; Jn 15,12ss; 17,22ss) encuentra aquí su funda-
mente con alguien. El amor así entendido es un existencial hu- mento: cuando amamos, en realidad estamos amando al misterio
mano (una estructura ontológica). Puede articularse de múltiples
que está presente en toda realidad y la hace amable; al amar al
maneras: como eros, como libido, como amistad, como amor tan otro, estamos amando al Gran Otro.
universal que incluye al enemigo (Mt 5,43-48), como agape, que
Pe;o esta subli~e rea~dad s~ e?~uentra amenazada siempre por
el egoisrno, por la incapacidad histórica del hombre de comunicarse
1
Vat. II, ibíd.

1
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226
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LAS .MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA

universalmente. De ahí que el amor aparezca como una exigencia 5. LA GRACIA COMO AMISTAD DE DIOS Y CON DIOS
fundamental del corazón y de la sociedad humana y, al mismo
tiempo, como una ausencia que nos acusa a todos y nos remit~. al La relación con Dios como apertura y mutua acogida (gracia)
amor divino, que puede liberar nuestra capacidad de amar, prisio- establece relaciones amistosas. La Sagrada Escritura utiliza con
fr~encia l~ categoría «amistad». De Abrahán se dice que era
nera y oprimida. .
El amor como gracia de Dios en el mundo no debe mterpre- affilgo. de Dios (Sant 2,23) y de Moisés se afirma que «hablaba
tarse individualísticamente, como hemos venido repitiendo hasta con Dios cara a cara, como habla un hombre con un amigo» (Ex
la saciedad en nuestras reflexiones. Tiene una eminente estructura 33,11 ): Jesús lla~a ª.sus .discípulos «amigos» (Le 12,4; Jn 15,14 ).
social. Una sociedad manifiesta tanto mejor lo que es la gracia- La amistad con D10s implica un trato íntimo, familiar y connatural.
amor en el mundo cuanto más excelentes formas de relación Y fra- Pablo afirma que los cristianos son de la familia de Dios --0ikéioi
rernización, de justicia y de amor llega a suscitar y es~abl~cer entre toü theoü -(Ef 2,19).
los hombres y las naciones. La culpable falta de solidaridad y de Esta amistad, que santo Tomás analiza detenidamente comen-
amor en el plano internacional, donde unos hermanos que opr~en tand?, a Aris~óteles 8, pr~supone una raíz antológica de cierta co-
a ntt'h~;refleja la capacidad humana de impedir que el amor. de Dios rnumon de vida entre Dios y el hombre. He aquí sus característi-
se,réa.1rté-v manifieste en la historia. La sed de amor, especialmente cas: a) es un amor de benevolencia, que trasciende el amor ba-
para con quienes fueron ensalzados por el Jesús histórico -los sado en intereses comunes; b) es un amor mutuo; e) es un amor
pequeños, los débiles, los últimos de la tierra-, puede llevar a los esta~l~, consta_nte y de~beradamente aceptado; d) la amistad se
hombres a luchar por una renovación de la sociedad, con todos los manifie~ta en intercambios personales y en la mutua participación
conflictos que ello implica, hasta el sacrificio de la propia vida. de la vida de uno en la del otro, por parte de Dios culmina en la
Este amor perfecto (cf. Jn 15,13) constituye también la m~s per- e~carnación y, por parte ?el hombre, en su filiación divina adop-
fecta manifestación de la gracia liberadora en el mundo y tiene su tiva; e) la mutua presencia lleva a un nosotros comunitario a una
prototipo en el sacrificio de Jesús (Jn 13,1). . , . koinonía que hace posible el amor y que el uno se asemeje cada
Las virtudes de la fe, la esperanza y la candad, triada atest~- vez más. al otro:. el hombre se hace teomorfo (imagen y semejan-
guada ya en el Nuevo Testamento (1 Cor 13,13; 1 Tes 1,3; Gál za de Dios) y D10s se torna antropomorfo (se hace imagen y se-
5,6; Rom 5,1-5) y articulada por la tradición teológica en ~ave mejanza del hombre: Flp 2,7).
histórico-salvífica (Padre, Hijo, Espíritu Santo), no son en rea~dad La experiencia humana de la amistad es símbolo de la verda-
tres virtudes, sino un único principio, vertebrado en tres direc- dera amistad que llega a establecerse entre Dios y el hombre en
ciones y concreciones diferentes. Es la fundamental apertura y tras- gracia.
cendencia humana, historizada en la aprehensión de un sentido ab-
soluto al que se confía acogiendo su designio (fe), celebrando s?
6. LA GRACIA COMO PAZ-SHALOM DE DIOS
presencia como encuentro de dos libertades y d~ ,dos autocom~-
Y DE LOS HOMBRES
caciones, la de Dios y la del hombre (amor), abne,ndose a una _his-
toria que todavía tiene futuro y no ha llegado aun a su pl~mtud El encuentro del hombre con Dios, la amistad y familiaridad
escatológica (esperanza). El mismo dinamismo divino atraviesa el crean la paz. Tomada en sentido bíblico, difícil de traducir (los
dinamismo humano en esa misma profundidad radical que cons- LXX utilizan veinticinco palabras distintas para traducir el término
tituye la unidad de la vida humana. hebraico sbalom ), la paz significa una situación de bienestar in-
Vamos a indicar brevemente otras manifestaciones de la gracia dividual y colectivo que abarca la dimensión material y espiritual
del hombre liberado. del hombre (cf. Ex 18,23; Jue 8,9; 11,31; 1 Re 5,4) 9• Vivir en

' Aristóteles, In Ethicam ad Nichomachum, libri 8-9; santo Tomás, II-


II, q. 23, a. l.
' J. Comblin, Théologie de la paix (París 1960).

228 229
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA T
r
LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA

paz es sentirse entero y completo (sentido originario de sbalom ), don del Espíritu Santo (Gál 5,22) 10, como atmósfera imperturba-
experimentarse salvo, no dividido interiormente ni separado de ~le de un corazón, no es un gozo de necios que se alegran sin mo-
Dios, no amenazado por nadie; por eso, Agustín la define bella- tivo alguno . La alegría nace como consecuencia de amar y ser ama-
mente como tranquilidad del orden fundado en la justicia. La ex- do, ~~ sei:itirse salvo y perdonado por Dios, de saber que toda la
periencia contraria está representada por la división, la ruptura y la creacion tiene un destino feliz. La alegría brota de la inconmovible
perdición. La paz expresa, pues, la salvación, la reunificación, la certeza de que, en Cristo Jesús, Dios nos ha aceptado como so-
armonía con Dios, con los otros y con el mundo. Esta paz es don mos: pequeños, débiles y tardíos en corresponder. La alegría nace
de Dios. Cristo «es nuestra paz» (Ef 2,14 ), porque ha derribado de la .experiencia ~e. sentirnos hijos de Dios y hermanos de todas
las criaturas, de vivir confraternizando con todos los elementos

¡
el muro que separaba a los hombres y ha hecho de todos un solo
hombre el hombre nuevo (Ef 2,14-18). La paz es fruto de la re- como hermanos y hermanas en la casa del Padre. '
dención' y de la justificación (Rom 5,1) y traduce la presencia del . Esta alegría no es sólo una emoción psicológica o un estado pa-
sa¡ero del alma. Constituye un existencial es decir una situación
Espíritu Santo (Gál 5,22).
re~l-ontológica de todo h.ombre inhabitadd por Dio~, «nuestra ale-
El hombre agraciado vive en paz, aun en medio de la lucha y
gna» (Sal 4 3 ,4 ). Los motivos de la alegría sostienen al hombre aun
de la pasión del mundo ( cf. 2 Sm 11,7, donde se dice que la gue-
en medio de sus tribulaciones y persecuciones, en su verdadero
rra se desarrollaba en paz), porque se siente salvado y unido ente-
y perf:ct? gozo. Así, Pablo sentía un gozo inmenso en medio de
ramente a Dios. sus aflicciones (2 Cor 7,4; 6,10), y los primeros discípulos «salie-
Pero esta paz, que es reconciliación y salvación, no se consigue ron contentos de haber merecido aquel ultraje por causa de Jesús»
sin lucha (cf. Jn 16,33) y sin un proceso de conversión. Socialmen- (Hch 5,41; cf. 4,12; Le 24,46ss; 1Ped4,13).
te, la gracia como paz solamente se realiza con la superación de las La hun_iilde .Y diaria alegría que experimenta el hombre justo
causas que provocan los conflictos humanos. Mientras no se con- en la convivencia. con los seres queridos o con los amigos, con el
viertan los oprimidos y los opresores, la paz significará sólo paci- fruto de su. ~raba¡o, con los alimentos que sustentan la existencia,
ficación. Y la pacificación no es la tranquilidad del orden, sino la con las actividades creadoras o recreativas son otros tantos sacra-
tranquilidad dentro del desorden, la tranquilidad creada por la im- me?tos d~ la, J?erfecta alegría del reino ( cf. Is 62,5); son manifes-
posición y la violencia del más fuerte. Semejante paz no es la paz taciones históricas -a pesar de su ambigüedad- de la gracia-ale-
de Dios ni la traída por Cristo Jesús. Para conseguir la paz que es gría presente en la existencia mortal.
fruto de la justicia hay que luchar para extirpar las causas obje-
tivas que crean injusticias y divisiones entre los hombres. La jus-
ticia de la causa determina el derecho a la lucha. El agraciado, 8. LA GRACIA COMO ESPIRITU CRITICO
viviendo en paz con Dios y con los hombres, lucha con un sentido QUE LIBERA EL FUTURO
nuevo, sin espíritu de venganza; su lucha es una forma de amor
comprometido por la justicia, matriz de toda paz verdadera y du- Una de las formas eminentes en que la gracia se concreta en
radera. La experiencia de una paz profunda que el mundo no puede la persona agraciada. es e~ espíritu crítico, tan urgente y necesario
dar ni implantar (cí. Jn 14,27) es experiencia de la gracia de Dios en nuestro mundo, invadido por las más contradictorias ideolozías
invadiendo el corazón y el mundo. y j~rar~uías ~e val?r~s. Espíritu crítico equivale, bíblicament;, a
sa~1~una y discernimiento de espíritus, que son dones de Dios.
Criticar no es destruir, sino saber discernir lo verdadero de lo fal-
7. LA GRACIA COMO ALEGRIA DE ESTAR so Y lo bueno de lo malo en cada situación o coyuntura concreta
EN LA CASA DEL PADRE de forma que hagamos siempre «lo que agrada al Padre» (Jn 8,29) 11'.
:~ K. H. Schel~le, ~a alegría, en Teología del Nuevo Testamento, 222-232.
La serena alegría y la tranquila serenidad son consecuencias de Cf. J. B. Lihanio, A consciencia crítica do religioso (Río de Janeiro
un proyecto fundamental enteramente centrado en Dios. El gozo, 1974).

230 231
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

El crítico lanza una mirada lúcida y realista que detecta las i~eo-
T LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA

tólica, llamada parrbesia, que consiste en hablar y actuar con va-


logías encubridoras de la realidad (Prov 13,7; Sal 1_3,~~ss); tdiene lentía, sin temor, con audacia, no en virtud del coraje humano, sino
habilidad (1 Sm 25,33), tacto (Prov 11,22) y un ¡uic;io 1:11ª .i.:ro gracias a la fuerza de Dios (cf, Hch 9,27-28; 14,3; 18,26; 19,8;
(Prov 26,16). Cuando Juan advierte «no deis fe a toda msptracion; 26,26; Ef 6,19; Flp 1,20; 1 Tes 2,2) 12• Tal osadía puede encon-
sometedlas a prueba para ver si vienen de Dio~» (1 Jn 4,1), esta trar obstáculos, persecuciones y hasta la liquidación física. Hay mo-
invitando al hombre a ejercitar su espíritu crítico para qu~ no se mentos en la vida en que la conciencia cristiana debe anunciar y
vea arrastrado y burlado por los razonamientos de los sistemas denunciar, o de lo contrario peca delante de Dios, traicionando la
imperantes: «Examinadlo todo, retened lo que haya de bueno» verdad del hombre y de Cristo. El cristiano está llamado a testi-
moniar en medio del mundo el misterio sagrado del hombre, asu-
(1 Tes 5,21). · d
Sin un constante espíritu crítico, el hombre te~mma «entran o mido por Dios, y a defender el derecho divino, identificado con el
en los esquemas del mundo» (Roro 12,2). De ahí _que. Pablo ad- derecho inviolable de cada hombre a ser respetado como persona.
vierta: «Idos transformando con la nueva mentalidad, para ser El silencio ante las injusticias y violaciones de la sacralidad de
vosotros capaces de distinguir lo que es la voluntad de Dios» (Rom cada hombre (res sacra homo) significa complicidad; es más có-
modo y más fácil. Para justificar semejante inhibición se aducen
12,2). . 1 h b -
Sin una especial actuación de la graci~, 7 oro re se eng~na . a razones de orden, de disciplina, de (falsa} unidad, de no intromi-
sí mismo, puesto que se siente como esc~r:didoy en desavemenci,a sión en cuestiones políticas, etc. Arrastrar todos los peligros, asu-
consigo mismo: los deseos de la carne militan contra los del Espí- mir las consecuencias de la osadía, superar el miedo inhíbidor, anun-
ritu (Gál 5,17-21): «Lo que realizo no l_o entiendo, pues lo qu~ yo ciar sin temor y denunciar con audacia: todo ello es gracia de Dios.
quiero, eso no lo ejecuto, y, en cambio, lo que detesto, eso lo La Iglesia jerárquica está hoy más obligada que en otras épo-
cas a desempeñar una función profética de anuncio y de denuncia
hago» (Rom 7 ,15). , . , · 1 ·
Jesús de Nazaret fue un maestro en el espmtu c~i~ico ~ o ejer- de la prepotencia del Estado totalitario y del absolutismo de las
citó para liberar al hombre del legalismo, del tradicionalismo, de ideologías, pues por razones de Estado se sacrifican todos los va-
los prejuicios, de las falsas representaciones de Dios Y pa~a.hacerlo lores y se violan todos los derechos. La Iglesia jerárquica, dada la
más atento a la concreta voluntad de Dios, que se manifiesta en elevada autoridad moral de que goza y la libertad que todavía se
la historia y en su actuación. . . . ~e reconoce, no puede eximirse de este deber evangélico, verdadero
La gracia como espíritu crítico se ~amfi~sta ei: ~l i:i:eblo 1~- imperativo de la conciencia cristiana. Cada cristiano, desde su pues-
culto. Aunque el pueblo no sepa aducir motivos m ¡ustificar teo- to dentro de la estructura social, debe poder ser con parrbesia tes-
ricamente su praxis, el Espíritu l? piía de t~l maner~ q1:1~ sabe tigo de la verdad crítica del evangelio y del proyecto cristiano de
discernir lo verdadero de lo ideológico y postizo. El ejercicio d~l hombre.
espíritu crítico constituye hoy, sin duda ninguna, ~a forma ~m1- Tal vez haya ocasiones en que la conciencia no tenga, sin pe-
nente de experimentar la libertad y la redención traída por Cristo, car, otra salida que denunciar y emprender el peligroso camino
rompiendo los absolutismos de. los siste~a~ que se cierran al fu- -recorrido por Cristo Jesús- de la prisión, la tortura y la muer-
turo desde donde Dios viene siempre e incita al hombre a un ere- te violenta. Los crímenes cometidos contra los profetas, las viola-
cimi~nto en dirección a la plenitud escatológica. ciones hechas contra los libres, los valientes y comprometidos con
los derechos pisoteados de sus hermanos, las ofensas a las liberta-
des humanas de reunión, de pensamiento y opinión, de justa re-
9. LA GRACIA COMO OSADIA EN ANUNCIAR Y DENUNCIAR tribución, etc., provocan la ira de Dios contra los Estados totali-
tarios, contra sus jefes e ideólogos, que serán castigados en el jui-
La gracia del espíritu crítico puede y debe manifestarse no
pocas veces como gracia para anunciar la verdad. y de~unciar los 11
Cf. H. Schlier, Parrbesia, en Tbeologiscbes Worterbuch zun N. T.,
espejismos humanos con audacia y valor, con coraje y h?ertad. En vol. V, 869-884; K. Rahner, Parrbesia, en Escritos de Teología vol. VII
muchos pasajes del Nuevo Testamento se alude a la virtud apos- n~~. , ,

233

l
232
T
LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

inconsistencia de los sistemas y el poder de la fantasía creadora-


cío divino que se manifiesta ya en la historia a través de la vio- e~t~nces surge y aparece el humor. Se da en él un sentimiento de
lencia que' se vuelve contra quien la provoca. «Un corazón sordo 13•a alivio del peso. y de las l~mitaciones de la vida. El espíritu se siente
los gritos de los hombres es un corazón mudo delante de Dios~> d~rante unos ms~tes liberado de las fatalidades históricas y ali-
La comunidad cristiana, inserta en un contexto de esclavitud viado d~ las necesidades naturales. El humor es signo de la tras-
y represión, debe hacer suya la oración de la Iglesia perseguida de ce~den~ia d~~ hombre, quien siempre puede elevarse sobre cual-
los Hechos de los Apóstoles: «Ahora, Señor, fíjate cómo nos ame- q.mer situa~ion concreta, porque no se deja definir por ninguna
nazan, y da a tus siervos plena parrbesia (valentía y coraje nacidos circun~stancia, ya que en su más profundo y verdadero ser es un
de la fe) para anunciar tu mensaje» ( 4,29 ). ente libre '. Por eso puede sonreír y adoptar una postura de humor
ante. los sistema~ .que pretendei: encuadrarlo, ante los conceptos
que rntentan definirlo, ante la violencia que trata de domesticarlo.
10. LA GRACIA COMO HUMOR QUE ANTICIPA LA SALVACION
Acerta~amente decía un filósofo: «La esencia secreta del hu-
mor..; radica en la fuerza de la actitud religiosa. Porque el humor
Una de las manifestaciones más corrientes de la gracia se pue- c~nte~pla las cosas humanas y divinas en su insuficiencia ante
de encontrar en el humor 14• La teología «seria» no lo ha valorado D10s» . Desde la verdadera seriedad de Dios el hombre se ríe
nada o muy escasamente. Sin embargo, está atestiguado y se halla de las seried~des humanas que pretenden ser 'absolutamente ver-
pres~nte en todos los verdaderos santos y en los místicos, q~e ~º? daderas y senas: ante Dios no son nada.
los únicos cristianos verdaderamente serios. Humor no es smom- El _hombre agraciado que vive de Dios, para Dios, por Dios y
mo de chiste ya que puede haber chiste sin humor y humor sin c?~ D10s pu~de ser el hombre del humor por antonomasia. Rela-
chiste. El chiste es irrepetible; repetido, pierde su gracia. La his- tiviza las seriedades terrenas; es libre frente a todas las ocupacio-
toria llena de humor conserva permanentemente su gracia; el hom- n~,s Y preocupaciones. Puede conservar el humor ante su condena-
bre puede oírla muchas veces porque, interiormente, necesita ali- cien a muerte, como Tomás Moro y como san Lorenzo mártir el
vio y fuerza para vivir. El verdadero humor sólo puede entenderse c~~l se burlaba de los ~erdugos que lo asaban en las parrillas,' in-
desde la profundidad del ser humano 15• Y es que el hom~re, c~m? citándoles a 9~e le volviesen del otro lado puesto que del primero
tantas veces hemos repetido, está siempre orientado hacia lo infi- estaba ya suficientemente asado, o como Ignacio de Antioquía que
nito, hacia lo ilimitado y utópico. Las tinieblas son en él mayores P;~ía a los leones que viniesen pronto a devorarle para pasar' más
que la luz, el misterio más retador que la realidad, y los hechos rápidamente a la gloria eterna.
brutos menos concretos que la esperanza. Sin embargo, los datos Conserv~r es~a ser~nidad, vivir en estado de humor y compren-
de la realidad, las razones elaboradas, las organizaciones humanas der la propia existencia desde la instancia divina no es fruto del
y los sistemas montados se presentan como la rea~dad sin más, e~fuerzo humano; es ui:~ gracia de Dios que libera del peso de la
como aquello importante y serio que debe ser acogido y valorado vida Y hace gustar anticipadamente la liberación total y absoluta.
por el hombre.
Cuando el hombre advierte la discrepancia y la inconmensu-
rabilidad entre estas dos realidades -los hechos brutos y la espe- 11. CONCLUSION: LOS MUL TIPLES DONES DEL ESPIRITU
ranza, las razones elaboradas y el misterio de la vida humana, la
13 Cf. Ph. Roqueplo, La foi d'un mal­croyant ou mentalité scientifique . Podría~os e~tendernos en el estudio y descripción de las dis-
et oie de foi (París 1969) 310. tintas m~nifestaciones de la gracia, en la vida del justo y en el mun-
14 Cf. J. M. Carretero, Sobre el humor y la ascética: «Manresa» 38 (1966) ~o que el crea a su vez. Y cabria aquí tratar de los diversos ca-
13-32· L. Boff A [uncao do humor na teología e na l gre¡a: «Vozes» 64 rismas, en lo que tiene de manifestación del Espíritu en determi-
(1970Í 570-572: con bibliografía; H. Bagglio, O bom humor na vida religio­
nadas personas para prestar ciertos servicios a la comunidad; para
sa: «Grande Sinal» 28 (1974) 83-99.
15 H. Lützeler, Der Humor und der «Naturgrund» des Menschen, en
Pbilosopbie des Kolner Humors (1954) 9-11; véase el capítulo VI: Der ts Th. Lersch, Philosophie des Humors (Munich 1953) 26.
Humor und die Preibeit des Menschen, 66-72.

2.1S
234
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

Pablo y para Pedro, cada cual recibe su carisma en orden a la ut.- II


lidad común (1 Cor 12,7; 1 Ped 4,10) 17• También cabría tratar
de los dones del Espíritu Santo, que, según la teología, son auto- PARTICIPES DE LA NATURALEZA DIVINA:
comunicaciones especiales de Dios para fortalecer las virtudes y ha- LA PLENITUD DE LA PERSONALIZACION
cer más perfecto al hombre 18• El número se~~enari<? d~ . los dones
del Espíritu Santo sólo tiene un valor simbolico: s~g~1ca la ple-
nitud de la comunicación divina al hombre, para divinizarlo cada Las reflexiones del capítulo anterior nos han acercado a la te-
vez más. Los dones resaltan el hecho de que la gracia no es algo mática de la divinización del hombre en su relación con Dios. Si
ontológico-estático, sino un dinamismo vital que se articula ~e somos de la familia de Dios (Ef 2,19), creados a su imagen y se-
múltiples formas y maneras, constituyendo la única e i~éntica gracia mejanza (Gn 2,16), participamos de Dios. Pero ¿cómo debe enten-
divina y el mismo diálogo salvífica entre el hombre y Dios. derse y formularse dicha participación? El NT hace, una sola vez,
Pero tales tratados nos llevarían demasiado lejos; y, fundamen- una afirmación sumamente atrevida, utilizando una expresión to-
talmente no dirían más de lo que aquí se ha desarrollado en tér- mada de la cultura helenística del entorno: somos partícipes de la
minos de revelación de Dios en el hombre y de modificaciones del naturaleza divina ( 2 Ped 1,4) 1• ¿Qué significa esta expresión en
ser humano bajo el influjo del amor divino. el NT y en el contexto helenístico? ¿Desde qué experiencia fun-
damental se puede afirmar algo tan inaudito y sorprendente? ¿Cómo
se ha interpretado tal revelación en la tradición cristiana? ¿Cómo
traducirla hoy para nosotros, dentro de los marcos de nuestra per-
cepción del misterio de Dios y del problema del hombre?

l. LA SALVACION EN UN CONTEXTO HELENISTICO

Hoy se suele aceptar que la segunda carta de Pedro es un texto


tardío --de finales del siglo primero-, un pseudoepígrafo atri-
buido al apóstol Pedro. El estilo y los conceptos revelan una fuerte
influencia del helenismo. El texto decisivo dice así: «Su poder
divino, al darnos conocimiento de aquel que nos llamó con su divino
espleador y potencia, nos ha concedido todo lo necesario para la
vida y la piedad. Con eso nos ha concedido también los inapreciables
y extraordinarios bienes prometidos, que os permiten escapar de
la mina que el egoísmo causa en el mundo y participar de la natu­
raleza divina» (2 Pe 1,3-4). Las expresiones «naturaleza» ( physis)
y «divina» ( theia) son típicamente griegas. La physis significa,

1
M. L. Borodine. La déificatinn de l'bomme selon la doctrine des Pe­
res grecs (París 1970); E. des Places, Dioinisation, pensée religieuse des grecs,
en Dictionnaire de. Spiritualité Ascetique et Mystique (DSAM) 3, 1370-1375;
H. Rondet, La divinisation du cbrétien, Mystere et problémes, en Essais
sur la tbéologie de la gráce (París 1964) 107-154; cf. también 155-200·
J.-H. Nicolás, La gráce et la gloire. Appelés au partage de la uie divin;
" G. Hasenhüttl, Cbarisma, Ordnungsprinzip der Kirche (Friburgo 1969) (París 1971); íd., Les projondeurs de la gráce (París 1969) 400-414; Y. Con-
129-244. gar, La déification dans la tradition spirituelie de l'Orient: «Vie Spirituelle»
" Mysterium Salutis, IV, 2, 919-921. 43 (1935) 93-106.

236 237

'f

DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA PARTICIPES DE LA NATURALEZA DIVINA

además de naturaleza, las propiedades naturales, las cualidades de cion, sino el de la salvación, que, evidentemente, implica como
una naturaleza 2• Tal vez tenga ese sentido en el presente texto; en consecuencia una divinización. Pero el NT no elabora de manera
tal caso significaría que el hombre ha sido llamado a ser partícipe refleja esta perspectiva. No es extraño que la palabra tbéios (divino)
de las cualidades de la naturaleza divina 3• ¿De qué cualidades se no vuelva a aparecer en el NT formando parte de la expresión
trata? ¿Cómo debemos entender esta expresión, verdaderamente partícipes de la naturaleza divina. Para el hombre de mentalidad
atrevida? griega, decir que participa de la naturaleza divina significa que pasa
Debemos situarla en su contexto helenístico. Para los griegos, a ser inmortal, eterno, salvado, no precisamente que se hace Dios.
la salvación y liberación del hombre se efectúan mediante la supe- Participa de Dios y de los atributos divinos.
ración de la propia naturaleza, cuyas propiedades son las siguientes: La idea de participación se expresa en la Biblia mediante el
fragilidad, caducidad, transitoriedad, contingencia, mortalidad, cons- simbolismo de la imagen y semejanza (Gn 1,26; 9,6), que si bien
tante dependencia de Dios. Participando de una naturaleza inmor- sugiere la idea de proximidad, también deja clara la distancia y di-
tal, necesaria, eterna, absolutamente permanente, el hombre se ferencia; la imagen y la semejanza nunca son el prototipo. La anti-
siente redimido y plenamente realizado en su humanidad 4• Ahora gua creencia pagana decía que el hombre proviene de la sangre de
bien, la naturaleza de Dios posee tales propiedades. Al hombre se un dios. Los textos bíblicos del AT rechazan tal idea, pero con-
le ha prometido tal participación. Consiguientemente, está salvado. servan su intuición original: el hombre vive en una relación singu-
Pues bien, el texto de la carta de Pedro se sitúa precisamente larísima con Dios, en una relación de padre e hijo (Gn 5,3), parti-
en este contexto ideológico. Se establece en él una oposición: en el cipando el uno en la atmósfera del otro. Pablo desarrolla la idea
mundo reina la corrupción (en griego, pbtbora, que significa tran- de comunión mística con Cristo, en quien se halla el creyente ( 1 Cor
sitoriedad, la corrupción de la muerte); a ella se opone la inco- 1,30). Cristo vive en mí (Gál 2,20; d. Rom 8,10; 2 Cor 13,5;
rrupción, propiedad de la naturaleza divina; participando de la Ef 3,17). Esta unión mística con Cristo ( koinonia) pretende ex-
misma, el cristiano o el hombre participan de sus propiedades de presar la participación en el misterio de Cristo, en su vida, muerte,
inmortalidad y firmeza (salvación). Como dice un eminente exégeta resurrección y ascensión a los cielos. Cristo es el primero entre mu-
católico: «La participación de la naturaleza divina a que se alude chos hermanos (Rom 8,23) y descubre nuestro destino colectivo.
en 2 Pe 1,4b no es sino la participación en la vida imperecedera Lo que se ha realizado en él se está realizando de manera antici-
de Dios mediante la gracia que se confiere en el bautismo. Sólo en pada, también en nosotros (2 Cor 1,22; 5,5; Ef 1,14), y todo llegará
este sentido se puede aducir tal pasaje en favor de una teología de a su plenitud cuando también nosotros resucitemos de entre los
la divinización» 5. muertos (Flp 3,21; 1 Cor 15,49).
La expresión partícipes de la naturaleza divina no expresa, por En esta etapa de la reflexión teológica, los cristianos no habían
tanto, algo nuevo y todavía no articulado en el NT. Traducir para elaborado todavía una teología de la encarnación del Verbo. Basán-
la mentalidad griega lo que ya se había dicho con términos aco- dose en ella, hubiera sido fácil hablar de divinización, ya que el
modados a la mentalidad hebrea: en ambos casos se afirma lo Verbo, al hacerse hombre, diviniza al hombre. Pero esta perspectiva
mismo: la salvación implica liberación de la muerte, introducción no aparece en el NT. En los siglos posteriores se explicitará siste-
en la vida divina, paso al mundo de Dios. El autor de la carta máticamente lo que encierra la afirmación de que somos partícipes
actualiza para sus lectores temas ya conocidos de la fe cristiana, de la naturaleza divina.
sin pretender añadir nada nuevo. El tema no es el de la diviniza-
' Cf. W. Bauer, Worterbuch zum Neuen Testament (Berlín 1952) 1578.
3
F. Mussner, La gracia en el Nuevo Testamento, en Mysterium Salutis, 2. LA TEOLOGIA CRISTIANA DE LA DIVINIZACION
IV /2, 603ss. A PARTIR DE 2 PE 1,4
• En los Padres griegos encontramos con frecuencia semejante expresión:
«Dios se hizo mortal para liberarnos a nosotros de la mortalidad» (d. san El texto de 2 Pe 1,4 influyó decisivamente en la reflexión
Basilio de Cesarea, Ep. 8,5); cf. Borodine, op. cit., 52-66: Le Theós Antbro­
pos et la recapitulatio.
cristiana, particularmente en los ambientes de la cultura griega. Se
5
Mussner, Mysterium Salutis, IV /2, 603. elaboró una verdadera teología de la divinización ( tbeopoiesis) del

l.38 239
PARTÍCIPES DE LA NATURALEZA DIVINA
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

hombre al tiempo que se discutían los dogmas trinitarios y cristo- afirma con frecuencia, y lo repiten otros Padres de la Iglesia, como
lógicos en los siglos m y IV. El trasfondo que explica la temática Atanasia, Cirilo de Alejandría y Agustín, que Dios, mediante la
de la divinización humana está constituido por la antropología encarnación, descendió al hombre para que éste se transformase en
griega de inspiración platónica. Tal antropología considera al hom- Dios 6• «El Verbo, por su infinita caridad, se convirtió en lo que
bre, y a los demás seres, como una participación de Dios. Todo somos nosotros a fin de que nosotros nos convirtiésemos en lo que
participa de Dios y por eso todo es expresión y sacramento reve- él es» 7• La carne humana ha quedado verbificada 8 por la encarna-
lador de la divinidad. En este contexto, la gracia representa la más ción del Verbo y, así, es más apta para recibir la gracia divina y
profunda semejanza con Dios, hasta el punto de que el hombre para asemejarse más profundamente a Dios.
llega a «consustancial» con Dios. La tarea de la vida humana con- La gracia que nos viene a través de la encarnación no implica
siste en hacerse cada vez más semejante a la divinidad, hasta el punto sólo una nueva relación con Dios. Esta relación es consecuencia de
de verificarse un verdadero cambio ontológico en la sustancia hu- una nueva realidad inaugurada con el advenimiento del Verbo en
mana: de mero hombre se pasa a ser divinizado. El hombre sólo es la carne. Se dio una nueva riqueza ontológica: el Verbo asumió lo
plenamente tal cuando trasciende la propia esfera y es elevado a que antes no era (la humanidad), y el hombre recibió lo que antes
la esfera de lo divino. Como decían no pocos Padres griegos, el no tenía (el Verbo eterno). Dios se humanizó y el hombre se divi-
hombre fue creado hombre, pero está llamado a ser Dios. n.izó. ~n _coi:~ecuenc~a, pode~~s decir que la gracia como progre-
Pero la divinización no es resultado de una dialéctica racional, siva asimilación a Dios culmmo en la encarnación del Verbo en el
de caminos mistagógicos o de iniciaciones rituales. Es don de Dios, mund?; a partir del acontecimiento de la encarnación, la gracia
quien, con gran amor, se abaja hasta el hombre y lo asume para debe mterpretarse como una prolongación de la encarnación en la
hacerlo aquello que no es, pero que representa el sumo grado de interioridad del hombre, en virtud de la cual las personas se van
ser, la divinización. Desde Ireneo, la teología oriental (menos, la configurando cada vez más con Cristo. Cirilo de Alejandría decía
occidental) suele distinguir en el hombre lo que es imagen y lo que acertadamente: «Las mismas cosas que se hallan en Cristo derivan
es semejanza. Es imagen el hombre en su ser natural, como cuerpo también a nosotros» 9• Se desarrolla un verdadero proceso de asun-
y alma. La imagen no se pierde por el pecado. Y es semejanza ción del hombre por parte de Dios. La gracia es algo así como una
el hombre en cuanto participa de la divinidad, la cual posee para incarnatio diminuta, una incarnatio breuis. Clemente de Alejan-
los griegos dos propiedades fundamentales: es incorruptible e in- dría llama a los justos «dioses» ( theoi) 10 no sólo en la eternidad
mortal. La inmortalidad e incorruptibilidad participadas las perdió sino también ahora en el tiempo. '
el hombre por el pecado. La redención de Cristo nos restituyó la A la luz de tales consideraciones, adquiere un valor inestimable
semejanza y la llevó a su culminación, porque él, como Hijo de el sacramento de la eucaristía, donde el hombre tiene acceso mate-
Dios y hermano nuestro, es por excelencia la imagen y la semejanza rial a la divinidad y, por consiguiente, a la deificación y «consus-
consustancial con el Padre y con el Espíritu Santo. tancialidad» con Dios. La liturgia celebra este inefable consorcio
Sobre el trasfondo de tal antropología se interpreta también el y este enriquecedor intercambio mutuo ( commercium).
misterio de la encarnación de Dios. Esta prolonga y lleva a su esta-
dio escatológico un proceso de participación y configuración que : San Ireneo, 1~versus Haereses III, 19,1: PG 7,939.
ya se había inaugurado con la creación. En Cristo Jesús, el hombre San Ireneo, ibid., I, 5 Prol.: PG 7, 1120; San Atanasio: «Verbum Dei
horno ,factus ;;st ut. '.1ºs de!ficaremur» (Or. de Incarnatione Verbi, 8); San
es tan semejante a Dios y participa de tal manera de Dios que es Agustín: « ... ille Filíus qui, cum esset Filius Dei venit ut fieret filius ho-
Dios mismo presente en el mundo. minis, donaretque nobis, qui eramus filii hominis, 'filios Dei fieri» (Ep. 140·
Por eso, Cristo es la gracia de Dios presente y visible en la his- ~d H,onorat(fm, 3,9); y la expresión, citada siempre, de san Cirilo de Ale'..
toria. El sentido originario de la encarnación no se agota en su jandría: «Dios se hizo hombre para que el hombre se hiciese Dios» (Rom
hom. 9,3).
efecto redentor y liberador de una situación de pecado; la encar- • San Atanasio, Contra Arianos 3 34· PG 26 396
nación, intencionalmente, apunta a la divinización del hombre. Sólo •
9
San _Ciri!o de Alejan~ía, Thes~ur;s, 24: PG 7J, 333: «Quaecumque
siendo más que hombre es el hombre verdaderamente tal, es decir, erum Christo insunt, eadem in nos derivantur».
to Clemente Alejandrino, Stromata l, 7, c. 10: PG 9, 480.
sólo siendo «Dios» permanece hombre el ser humano. lreneo

240 241
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA PARTICIPES DE LA NATURALEZA DIVINA

3. ¿QUE SIGNIFICA PARTICIPAR implica la expresión máxima realización de la personalidad, nos


DE LA NATURALEZA DIVINA? encontramos con el problema de Dios. El hombre sólo es hombre
en la medida en que comulga con alguien distinto de él. Cuanto
No basta registrar los datos de la Biblia y de la tradición: f:s más sale de sí mismo, realiza una experiencia abrahámica y se rela-
preciso esclarecer, en el plano de la inteligencia de la fe, el .si~m- ciona con el otro, tanto más es persona. Cuanto más se relaciona
ficado del aserto de que somos. partícipes de la naturaleza divma. con el absolutamente Otro, tanto más es él mismo. Ahora bien, el
¿De qué se trata y qué se quiere afirmar, en última instancia, con totalmente Otro es un nombre que sólo puede aplicarse al misterio
esta expresión de tan trascendental alcanc~~ ... de Dios. Por consiguiente, la perfecta personalización implica la
Sería superficial soslayar el problema diciendo que la ~vmiza- divinización del hombre. En esta perspectiva comienza a tener nue-
ción es un problema específico del modo griego de experimentar vamente sentido hablar de participación de la naturaleza divina,
y expresar la relación del hombre. con Dios y que tal problema no sin necesidad de ser griego ni de pensar en griego. Sobre esto
nos interesa porque no somos griegos. La manera de formular el vamos a reflexionar con mayor detención.
problema es griega; pero el problema mism~ no es. exclusivamente Pero antes queremos aludir brevemente al esfuerzo de la teo-
griego: es humano y, por eso, no puede dejar de mteresarnos. El logía occidental (ya hemos recogido la aportación de la teología
griego tuvo una experiencia y la articuló en el marco de .una meta- oriental) por esclarecer lo que implica nuestra participación de la
física de la naturaleza; hoy tenemos, probablemente, la misma ex~e- naturaleza divina 11• Los caminos son sumamente intrincados. Por
riencia y la expresamos con otras categorías mentales. Es precrso razones de claridad académica podemos decir que las tentativas de
descubrir el dato común a los griegos y a nosotros. solución oscilan entre el minimalismo (que peca por defecto) y el
La intuición originaria que implica la expresión «partícipes de maximalismo (que peca por exceso).
la naturaleza divina» radica en la constatación del hecho de que el J. Ripalda (t 1648) afirma que con la expresión «participantes
hombre sólo se siente plenamente hombre cuando se trasciende de la naturaleza divina» se afirma la semejanza ética del hombre
absolutamente. El hombre se constituye como una trascendencia que imita las virtudes de Dios 12• La naturaleza divina posee una
viva· está siempre más allá de sí mismo, es un ser abierto, una esencial y permanente bondad moral. En la medida en que el hom-
pasiÓn infinita. No encuentra su realización e?. lo f~ctible, sino bre, mediante la gracia, se va asemejando más y más a esta natu-
en lo totalmente utópico y trascendente. El espíritu gnego fue su- raleza divina, en esa misma proporción es virtuoso y tiende a hacer
mamente sensible a este tipo de experiencia humana. Cuando afir- todo con perfección, hasta que en la gloria, plenamente unido a la
maba que el hombre está llamado a la divinización y sólo es hom- voluntad de Dios -norma suprema de toda santidad- llega a
bre en el ámbito de lo divino y en la participación de la naturaleza una unidad indisoluble. No hace obras; es bueno, simplemente, y
divina, pretendía expresar exactamente esta trascendencia antropo- en plenitud, a semejanza de Dios, que es, según la Escritura, el
lógica, condición de toda verdadera humanidad. El hombre só.lo único bueno (Mt 19,17).
descansa en la comunión y en la unión con el absolutamente dis- Esta interpretación es considerada como minimalista porque
tinto de él, es decir, con Dios. acentúa el aspecto ético de la gracia -que es verdadero e impor-
Hoy, en el horizonte de nuestra cultura tenemos la. misma tante-, pero descuida el punto fundamental, que radica en la
experiencia, si bien no apelamos inmediatamente al lenguaje de la transformación ontológica del hombre al contacto con la naturaleza
divinización. Ser divinizado o hecho partícipe de la naturaleza di- divina. El nuevo ser precede al obrar renovado. ¿Cuál es este ser
vina no parece entrar en los anhelos conscientes y explicites del nuevo, penetrado por la naturaleza divina y partícipe de la misma?
hombre moderno. Es posible que el hombre de hoy descubra muy Ripalda no responde satisfactoriamente a este interrogante.
poco en la ~xpresión. de la car~~ de P~d~o. ~uestro ilimi~ado anhelo
y el sentimiento de imperfección y limitación, que suspira por una
plenitud, se vertebran con otra temática y otro lenguaje. Lo que 11
La temática de la divinización no es solo oriental. Se halla también
buscamos hoy no es la divinización, sino la plena hominización y la muy presente en san Agustín: cf. V. Capánaga, La deificación en la soterio­
logía agustiniana, en Augustinus Magíster 2 (París 1954) 745-754.
máxima realización de la personalidad. Pero al ahondar en lo que 12
J. Ripalda, De ente supernaturali, disp, 32, sect. 9, n. 15.

242 243
r
1 DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

La escuela tomista clásica y ciertos neoescolásticos como R. Ga-


PARTÍCIPES DE LA NATURALEZA DIVINA

Modernamente se ha dado al tema de la participación de la


rrigou-Lagrange 13 defienden una tesis atrevida en extremo. Según naturaleza divina una orientación personalista y global, vinculada
ellos, participar de la naturaleza divina es participar de la esencia a la experiencia religiosa de la gracia 15• Participar de la naturaleza
misma de Dios, sólo cognoscible para el mismo Dios y totalmente divina es, fundamentalmente, participar de Cristo Jesús. Participar
inaccesible para la capacidad cognoscitiva del hombre. La naturaleza de Cristo Jesús implica, en un primer momento, un cambio onto-
finita del ser humano participa, mediante la gracia, de la naturaleza lógico del ser humano que, en un segundo momento, lo capacita
infinita de Dios en cuanto infinita y en cuanto plenitud de ser. Lo para vivir a semejanza de Cristo, es decir, filialmente (elemento
cual implica una divinización real, en virtud de la cual el hombre personal). Dicho cambio posibilita al hombre tener los mismos sen-
conoce y ama a Dios como Dios se conoce y se ama. timientos de Cristo (Flp 2,5-11; 1 Cor 2,16), amar como él amó
Tales afirmaciones pecan por exceso. Además no pueden con- al Padre y a los hombres en unión con el Espíritu Santo. La cate-
trastarse mediante la experiencia, ni siquiera mediante la experien- goría que aparece aquí es la de la amistad, entendida en un sentido
cia de los más encumbrados místicos. Semejantes asertos se deben aristotélico-tomista, donde el aspecto ontológico del cambio mutuo
a deducciones de una metafísica del ente sobrenatural, propia de de quienes se relacionan amistosamente predomina sobre los aspectos
la neoescolástica, que sustituye la experiencia religiosa por la lógica psicológicos y sociales, posibilitados y fundados por el cambio
de proposiciones derivadas de tesis previas sobre el concepto de mutuo. La divinización no se interpreta ya en términos de partici-
«sobrenatural», concebido como un mundo enteramente distinto, pación de la naturaleza divina, como unidad de esencia, sino mucho
pero accesible al hombre mediante la simple revelación proposi- más como comunión personal con las tres divinas personas. De
cional. Aquí no tiene cabida la experiencia latente en la expresión este modo se pasa al tema -que abordaremos después- de la
griega «partícipes de la naturaleza divina». No se nos transmite ya inhabitación de la Santísima Trinidad en la vida del hombre bueno
una experiencia de total unión con la divinidad, hasta el punto y justo.
de conocer y amar como se conoce y se ama Dios a sí mismo. Nos Nosotros queremos ahondar en esta línea ontológico-persona-
hallamos ante un puro verbalismo desmedido o ante metáforas lista, acentuando con especial énfasis la mutua inserción del hom-
cuyo alcance resulta incontrolable para el lenguaje teológico, que bre en Dios y de Dios en el hombre. Dicha inserción es de tal na-
es siempre un lenguaje normal. turaleza que puede ser experimentada por el hombre.
El gran teólogo jesuita del siglo XVI, Francisco Suárez ( 1548- Como hemos recalcado repetidamente a lo largo de nuestras
1617), trató de hallar una solución intermedia 14• Afirma que la reflexiones, la gracia sólo emerge en la mutua apertura de Dios y
gracia produce en el ser humano una transformación tal que le del hombre. Este intercambio modifica a ambos: Dios se humaniza
hace capaz de conocer a Dios como él es; para conocer a Dios como y el hombre se diviniza. La encarnación expresa de forma eminente
él es se necesita participar de la misma naturaleza de Dios. Lo cual esta mutua inclinación de Dios hacia el hombre y del hombre
se conseguirá definitivamente, en el cielo, con la visión beatífica. hacia Dios. En la encarnación no es sólo Dios quien sale al encuen-
Esta doctrina es eminentemente logocéntrica, típica del pensa- tro del hombre; también el hombre sale -y había estado siem-
miento occidental de orientación griega, según el cual la visión de pre- en busca de Dios. Claro está que la búsqueda de Dios por
Dios ( tbeoria) constituiría la suprema felicidad del hombre. Nues- parte del hombre es efecto de la búsqueda del hombre por parte
tra percepción de la realidad nos sitúa en un horizonte mucho más de Dios. Dios creó al hombre de tal manera que éste está siempre
amplio: la plenitud humana se vislumbra en un encuentro total en busca del absoluto; y la estructura más íntima del ser humano
con Dios que no se realiza sólo en la gloria, sino también en el es tal que el encuentro efectivo con Dios representa su máxima
proceso de la vida mortal, en la oscuridad del ir caminando con fe, hominización y realización. Así, pues, en la misma raíz del ser hu-
amor y esperanza. mano hay una cierta sintonía con el ser divino. La naturaleza hu-
mana no puede concebirse adecuadamente fuera del horizonte de
13
R. Garrigou-Lagrange, La gráce est­elle une participation de la déité 15
telle qu'elle est en soi?: «Revue Thomiste» 36 (1936) 470-485. Flick-Alszeghy, Il Vangelo della Grazia, 557-560; Antropología teoló­
" F. Suárez, De gratia 1.7, c. l. gica (Salamanca 1970) 468-471.

244 245
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA PARTICIPES DE LA NATURALEZA DIVINA

la naturaleza divina. De ahí que hablar del hombre implique siem- comulgar abiertamente con todas las cosas. Es poder soportar sin
pre, en un determinado momento, hablar de Dios. Olvidar~ Dios límites, como soporta Dios; es tener la bondad de Dios, que tan
es olvidar al hombre en lo que tiene de más misterioso y fascmante. intensamente vivió Francisco de Asís, y tratar bien a todos los
Por eso nos atrevemos a afirmar que la expresión «partícipes de la hombres y ser bondadoso con los pecadores y desagradecidos (Le
naturaleza divina» pretende, en definitiva, articular la esencia. más 6,35).
íntima del hombre. Sin esta participación en el misterio mismo Vivir en comunión, proyectarse hacia los demás y ser un nudo
de Dios, el hombre histórico, tal como existe, nunca llega a su vivo de relaciones es lo que constituye al ser-persona. Cuanto más
plena humanidad. No por ser de gracia es la gracia algo superfluo sale uno de sí mismo, comulga con otro y se da, tanto más se ase-
y que puede pasarse por alto en el proceso de plena hominizació_n. meja al ser propio de Dios. Amar es dejar acontecer a Dios en la
A esta absoluta gratuidad ( super­jluo) se debe que el hombre his- vida. Y dejar acontecer a Dios en la vida es divinizarse y permitir
tórico haya sido creado tal cual es, es decir, de manera que sólo que Dios se humanice. Divinizarse no constituye un proceso mila-
mediante la participación de lo que no es él mismo, mediante la groso, inexperimentable y exterior a nuestra vida. Divinizarse es
participación de Dios, llegue a ser hombre en plenitud. . vivir el amor en la existencia cotidiana con oscura pero profunda
¿Qué es, pues, la naturaleza de Dios, que confiere la plenitud fidelidad, superando los obstáculos, pasando las purificaciones acri-
a la naturaleza humana? Preguntar por la naturaleza divina es pre- soladoras que exigen la constante atención, el cuidado vigilante y la
guntar por la divinidad de Dios, por aquello que. hace a D_ios_ Dios. fina sensibilidad del amor. Todo esto se da en un proceso en el que
Lo que hace a Dios ser Dios no puede deducirse a prtort. Ello no faltan los pequeños y los grandes martirios, en el que hay mo-
implicaría admitir algo anterior a Dios, como razón ?e ser _de mentos de sutil y vibrante satisfacción, al mismo tiempo que ins-
Dios. Pero no existe ninguna instancia anterior y superior a Dios tantes de ansiedad y exigencias insoslayables.
que nos permita comprender lo que significa Dios. Dios es el ser En la_medida en que, a lo largo de la vida, el hombre se ve
supremo, y no se puede pensar ni puede existir nada mayor que impulsado a abrirse, a darse sin cesar y a trascenderse constante-
él. De Dios sólo conocemos lo que él mismo ha manifestado en la mente, en esa misma medida participa más y más de la naturaleza
historia que ha hecho junto con los hombres. de Dios, que realiza esta apertura de manera infinita, absoluta y
En la historia de la experiencia judeo-cristíana -dentro de la eterna, hasta que, en la gloria, consigamos definitivamente «vivir
cual se realizó el hecho decisivo para la antropología, la resurrec- con el Señor» (2 Cor 5,8). Entonces ya no nos preguntaremos qué
ción- Dios se ha manifestado tal como es: como un ser que sólo significa participar de la naturaleza de Dios; conservando nuestra
existe proyectándose más allá de sí mismo, como eterna comuni- identidad personal, él será todo en todos ( 1 Cor 15 ,28 ). Cesará
cación y permanente autodonación en amor. Dios es una apertura el saber. Perdudará el sabor.
absoluta que, saliendo de sí misma, de su misterio absoluto (Pa- Decir que el hombre participa de la naturaleza divina implica
dre), se autocomunica plenamente (Hijo) y se manifiesta en lo también el reverso: Dios participa de la naturaleza del hombre. De
diferente de él mismo, en la creación (creación en, por, con y para esta manera, el hombre es teomor]o, y Dios es antropomorfo. La
el Logos), y retorna sobre sí mismo reunificándolo todo en su unidad viva conciencia de esta mutua implicación puede dar lugar a una
primigenia (Espíritu Santo). En este sentido, Dios es una trascen- verdadera experiencia mística: se tiene la vivencia de que el hom-
dencia viva ­Deus semper maior­ que se realiza y se autodona bre está en Dios y se experimenta que Dios está en el hombre. El
eternamente y siempre más allá de sí mismo. En una palabra, Dios estar de Dios en el hombre implica que Dios se autogenera, da
es amor que crea compañeros en el amor y que vive su ser ( divi- origen al Hijo y, con él, espira el Espíritu Santo en la intimidad
nidad) amando y autocomunicándose a todos los que crea para que de todo hombre bueno y justo. En esta esfera inefable del miste-
puedan acogerlo. En Cristo Jesús, Dios se ha autodonado plena- rio, donde el silencio religioso es más elocuente que la palabra
mente al mundo, revelándose tal como es, como absoluta y total -que no sería más que palabrería-, los conceptos teológicos
autodonación. pierden su rigor y su validez normal. Para que las afirmaciones
Para el hombre, participar de Dios es poder tener lo que en teológicas no sean simples deducciones y aplicaciones de ideas tri-
Dios es ser: es amar radicalmente, autodonarse permanentemente, nitarías al ámbito de la temática sobre la gracia, es preciso man-

246 247
1
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

tenerse siempre en contacto con el terreno firme de la experiencia III


de la gracia. Al experimentar nuestro propio misterio, su capacidad
de comprensión :y comunión, vislumbramos lo que significa que el HIJOS EN EL HIJO:
Padre subsista en su misteriosidad sin origen y dé origen a todo, EL HOMBRE, FAMILIAR DE DIOS
entrevemos al Hijo como comprensión de este misterio y presen-
timos al Espíritu Santo como comunión en amor. Aparece en nues-
tra propia intimidad un pálido reflejo del inefable proceso trini- Los temas de la participación de la naturaleza divina, filiación
tario. Esta es la forma en que la criatura participa de la naturaleza divina del hombre, unción del Espíritu Santo, inhabitación de la
única de Dios realizándose en la Trinidad de personas. Cuando el Santísima Trinidad en la vida del justo y otros afines pretenden,
hombre se experimenta radicalmente a sí mismo, experimenta a en el fondo, expresar siempre la misma y única experiencia de
Dios. proximidad del hombre con Dios y de Dios con el hombre. Dicha
Si se entiende la participación de la naturaleza divina como un proximidad es tan íntima que sólo podemos expresarla diciendo
proceso de radical personalización (persona como ser-para-el-otro que el hombre es de la familia de Dios, es decir, hijo de Dios. ¿Qué
y, en último término, como ser-para-Dios, el absolutamente Otro), experiencia late bajo tal expresión?
se comprende por qué no puede ser algo exclusivo de los cristianos Rescatar esta experiencia originaria y descubrirla en nuestra
o sólo de quienes son conscientes de dicha realidad. Constituye una existencia actual constituye la tarea del presente capítulo. Estamos
oferta permanente dirigida a la humanidad y siempre ha estado convencidos -y sobre esta convicción descansa todo nuestro es-
presente en la historia humana, siempre que el hombre ha dejado tudio- de que hablar de la gracia y de lo sobrenatural no es hablar
de estar cerrado sobre sí mismo y ha buscado el encuentro humani- de una realidad inaccesible a la experiencia y a la que sólo podría-
zador mediante la reconciliación, el perdón, el amor y la superación mos llegar mediante la revelación proposicional o doctrinal, de for-
de todas las situaciones y obstáculos que impiden a los hombres ma que no sabríamos de ella sino lo que nos comunica esa revela-
ser más personas. Con Ireneo podemos decir que la suma felicidad ción en proposiciones abstractas. Pensamos todo lo contrario: las
del cielo está ligada a una providencia educadora que orienta pro- proposiciones nos han sido formuladas porque, con anterioridad
gresivamente al hombre hacia su felicidad total en la plena parti- a las mismas, se nos comunicó una realidad divina y se nos permi-
cipación de la naturaleza divina. Como afirmaba el mismo Ireneo, tió experimentarla. Cuando se nos anuncia que somos realmente
en una fórmula atrevida: el hombre no fue creado dios desde el -y no sólo de palabra- hijos de Dios se nos está desvelando una
principio; pero está llamado a ser dios 16• Quizás deba buscarse aquí realidad siempre presente en el hombre y se está explicitando una
la más honda raíz de ese inconmovible optimismo de la fe cristiana: dimensión de la vida humana que no constituye un privilegio exclu-
el hombre, fine [inaliter, está llamado a ser más que hombre; está sivo de algunos hombres, sino una estructuración de todos. La
llamado a formar una unidad con Dios. afirmación descorre el velo que ocultaba a la conciencia una rea-
Semejante interpretación recupera la dimensión teológica pre- lidad que se encontraba presente, se vivía bajo otros nombres y
sente en la existencia del hombre. No interpretamos adecuadamente que nunca faltó en cada hombre. Entre las limitaciones de una
al hombre si solamente leemos en su vida con ojos profanos. Res teología clerical y con metalidad ghetto figura el haber restringido
sacra homo: el hombre es una realidad sagrada. Sólo en el hori- la vida de la gracia y la filiación divina únicamente a los cristianos.
zonte de lo sagrado y de lo sacratísimo de Dios desvelamos su Dios no hizo tal discriminación y Jesucristo combatió siempre toda
misterio, emparentado con el misterio de Dios y afín al mismo. clase de restricción, tanto con respecto al amor al prójimo (quién
es el prójimo: cf. Le 10,29-37) como con respecto al amor de Dios
(cf. Le 6,35; Mt 5,43-48). Afirmar que somos hijos de Dios es
interpretar y explicitar en su última radicalidad la experiencia hu-
mana del absoluto. No constituye una información venida de fuera,
16
San Ireneo, Adv. Haer. IV 38, 2-4; IV 20, 7; d. A. Verriele, Le plan sólo accesible a través de una información puramente externa.
du salut d'aprés Saint Irénée: RSR 24 (1934) 493.

248 249

-
1 1

1 'HIJOS EN EL HIJO: EL HOMBRE, FAMILIAR DE DIOS


DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
J

1. LOS TESTIMONIOS LITERARIOS que ora (Mt 11,25-26; 26,42; Le 10,21; 22,42; 23,34 y 46). El
mismo se presenta como Hijo o, de forma más absoluta, como el
En los pueblos primitivos y en casi todas las culturas (en ~as ~e Hijo (Mt 11,27; 24,36; 28,19 y catorce veces Jn) 3. Entre él y el
Egipto, Babilonia, Oriente Medio, etc.) se constata la con~1encia Padre existe un conocimiento recíproco (Mt 11,25) y una mutua
de que el hombre es hijo de algún dios 1. Los nombres propics re: complacencia (Me 1,11; 9,7), hasta el punto de que Juan, al inter-
velan y mantienen esta misma convicción: Abibaal (Baal es ~u pretar teológicamente esta íntima relación de Jesús con el Padre,
padre), Abías (Jahvé es mi Padre: 1 Sm 8,2; __ 2 Cr 1~,20), Abiel pone en labios de Cristo la expresión «yo y el Padre somos uno»
(Dios es mi Padre: 1 Sm 9 ,1 ), Ben-Hadad (hijo del dios Hadad), (Jn 10,30). Su filiación es única (Me 12,6), de suerte que, al hablar
etcétera. La filiación divina se atribuía especialmente a los jefes, con sus discípulos, distingue entre «mi Padre» y «vuestro Padre»
reyes y faraones; de ahí la expresión, corriente en la literatura im- (Mt 5,45; 25,34; Le 24,49). Los hombres se convierten de alguna
perial romana, divi filius. manera en hijos de Dios; él lo es desde siempre (Le 2,49; cf. Mt
En el AT, Israel, como pueblo, se sentía hijo de Dios (Ez 5, 5,44-45; Le 20,36; Jn 1,1; 1,12-13). Los hombres llegan a serlo
22-23 ), sobre todo por la gran protección que experimentó con por su adhesión a Jesús (Mt 8,10-12).
ocasión de la salida de Egipto (Ex 4,22; Os 11,1; Jr 3,19; Sab 18, El hijo de Dios debe imitar al Padre, que es bueno y miseri-
13 ). Ciertos miembros del pueblo, particularmente los justos, eran cordioso (Mt 5,45; Le 6,45), cuida con todo cariño y providencia
llamados también hijos de Dios (Is 63,8-16; 64,7; Sab 2,13 Y 18; las cosas más insignificantes (Mt 6,8-32).
5,5). El rey, miembro privilegiado del pueblo, se sentía hijo de En la Iglesia primitiva fue Pablo quien convirtió en tema teo-
Dios por la elección divina y por la asociación con el destino de lógico la filiación divina del hombre. Según él, sólo Cristo Jesús
todo el pueblo ( 1 Cr 28,6; Sal 89,28; 2,7). ~a filiación divina ~m- es el Hijo unigénito de Dios; el hombre lo es por comunión, por
plica para el hombre el deber de honrar a D10s de modo especial, gracia y adopción (buiotbesia: Gál 4,5; Ef 1,5; Rom 8,15-23). La
obedeciéndole (Mal 1,6) y tratando de imitarle en el modo de com- expresión «hijos adoptivos» no es feliz, puesto que pertenece a un
portarse (Ecl 4,10-11 ). La paternidad divina se man~esta eJ?- una contexto jurídico y significa conferir gratuitamente a una persona
misericordia especial (Sal 1O3-12-13) y en una protección particular extraña los derechos del hijo natural. Pablo no atribuye un signi-
(Sal 27,10; Dt 8,5; Ecl 51,10). ficado jurídico a la filiación divina del hombre, pues gracias a nues-
Existe, pues, en la humanidad la vaga conciencia de :in. pro- tro estar en Cristo equivale a una filiación natural. L. Cerfaux,
fundo parentesco con la divinidad. Pablo evoca este sentimiento notable especialista católico en teología paulina, afirma con razón:
cuando, hablando a los atenienses, les recuerda una frase de los «La filación, en el sentido paulino, es siempre natural, en el sen-
antiguos poetas: «Sí, estirpe suya (de Dios) somos» (Hch 17,28).
En el NT, «hijo de Dios» es la expresión clave para descifrar tiens (París 1955); F. Büchsel, Monogenés, en Tbeologiscbes Worterbuch
el misterio de Cristo Jesús y para calificar la situación del hombre zun NT 4, 745-750; M. W. Schoenberg, St. Paul's Notion on the Adoptiue
ante Dios 2. Jesús llama a Dios simplemente Abba (papá) siempre Sonship of Christians: «The Thomist» 28 (1964); M. Mersch, Filii in Filio:
la Trinité vivifiant les bommes, en La Théologie du corps mystique II (Pa-
rís 1949) 9-68; A. García Suárez, La primera persona trinitaria y la filiación
1 Cf. la literatura general sobre el tema en las religiones: G. Mensching, adoptiva, XVIII Semana Española de Teología (Madrid 1961) 69-114;
H. J. Kraus, V atername Gottes, en Religion in Geschichte und G~.genwart S. Dockx, Fils de Dieu par gráce (París 1948); H. P. C. Lyons, The Grace
6, 1232-1234; G. Kruse, Pater, en Pauly-Wissowa, Realencyclopadie .. ~er of Sonship: «Ephemerides Theologicae Lovanienses» 27 (1951) 438-466.
classiscben Altertumswissenschaf t 36, 2120-2121; W. Koppers, en F. Komg,
3
No es ésta la ocasión de discutir la intrincada problemática sobre sí
Christus und die Religionen der Erde 2 (Viena 1951) 146ss; M. J. Lagrange, Jesús se aplicó a sí mismo la designación de Hijo de Dios, así como la evo-
La régénération et la filiation divine dans les mystéres d'Eleusis: «Revue lución que tal expresión conociera ya en la teología de las diversas comu-
Biblíque» 38 (1928) 201-214. . . ., ... nidades de la Iglesia primitiva. Nos basta, por el momento, mantener la
2 Véase la bibliografía esencial sobre el tema de la filiación ~vma adop- afirmación dogmática fundamental de la fe cristiana, que proclama a Jesu-
tiva: J. Jeremías, Abba. Studien zur neutestamentlichei: Theologze Zfnd Zez:­ cristo Hijo unigénito del Padre, enviado al mundo. Cf. la discusión de esta
geschichte (Gotinga 1966) 15-82; R. M. Grant, Le Dieu des premters cbré­ problemática en H . Xüng, Ser cristiano (Ed. Cristiandad, Madrid 1977) 555­
564.

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l
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA HIJOS EN EL HIJO: El HOMBRE, FAMILIAR DE DIOS

tido de que no es s6lo un acto jurídico de Dios, sino que nos crea e interioridad- es donde vive el hombre el misterio de sí mismo.
en el orden espiritual glorificándonos realmente»
4•
«Mihi factus sum quaestio magna» (me he convertido en un gran
Pablo subraya nuestra filiación divina mediante una serie de problema para mí mismo), decía Agustín en nombre de una expe-
afirmaciones densas: «Por la adhesión al Mesías Jesús, sois todos riencia radical por la que pasa todo hombre en su proceso de per-
hijos de Dios» (Gál 3,27); más todavía: desde toda la eternidad sonalización. Cada cual es para sí mismo un misterio retador, cuyo
hemos sido predestinados a ser hijos adoptivos por Cristo Jesús sentido último debe buscar y definir insustituiblemente cada uno.
(Ef 1,5). El Hijo fue enviado para que recibiésemos la condición Y el misterio hace pensar. La percepción de la intimidad consigo
de hijos (Gál 4,3-6). Porque somos hijos, Dios nos ha enviad~. el mismo indica al hombre a un tiempo su fragilidad y su grandeza.
Espíritu de su Hijo que clama: Abba, Padre (Gál 4,6); somos hi¡.os Su fragilidad, porque se siente enviado y por lo indebido de su
porque nos mueve y guía el Espíritu de Dios (Roro 8,1~; 2. T1m _I existencia gratuita, ya que ni pidió existir ni puede, fundamental-
1,7). Y es siempre el Espíritu quien nos hace tomar conciencia de mente, rechazar la existencia. Y su grandeza, porque experimenta
nuestra real situación de hijos de Dios (Roro 8,15). Somos de ver- que puede dar y recibir, aceptarse tal cual es, vivir agradecido y
dad hijos de Dios en el Hijo Jesús (1 Jn 2,29ss) y predestinados convertirse en riqueza para otros. El diálogo cada vez más profundo
a reproducir la imagen del Hijo único de Dios (Roro 8,29). y valiente con estas dos dimensiones de su interioridad hace madu-
No se trata de un título más para calificar adjetivamente la rar al hombre en su propia humanidad y lo capacita para sintonizar
existencia humana. Es una determinación ontológica en la que Juan y comprender el misterio del otro.
insiste más que ningún otro: «Mirad qué magnífico regalo nos ha En el horizonte del misterio personal surge el misterio de Dios
hecho el Padre: que nos llamemos hijos de Dios; y además lo como instancia que crea, sostiene y envía incesantemente al hombre.
somos ... Amigos míos, hijos de Dios lo somos ya, aunque todavía Este es un fenómeno de la pura gratuidad y benevolencia de Dios.
no se ve lo que vamos a ser» (1 Jn 3,1-2). Esta realidad implica, Dios surge como intimior intimo meo, como aquel que es más ~1

como hemos visto ya, una verdadera participación en la misma íntimo a mí que mi misma intimidad, según la vigorosa expresión
naturaleza de Dios (2 Pe 1,4). agustiniana.
La intimidad e interioridad sitúan, pues, el misterio del hombre
en un horizonte de afinidad con el misterio sin más. Y al misterio
2. LA EXPERIENCIA SUBYACENTE en el ser humano lo llamamos Dios. En su raíz última, la existencia
A LA EXPRESION «HIJO DE DIOS» se revela como apertura total, como abismo insondable, como tras-
cendencia pura. De una manera vaga y, a veces, hasta confusa, el
.q,!

l::i:;¡:::;::::¡;:;
La expresión «hijo» traduce inicialmente la experiencia de una hombre ha intuido siempre que es una realidad que se pierde dentro
profunda intimidad natural con Dios, intimidad que encuentra un del misterio de Dios. El hombre sólo puede ser interpretado y va-
modelo ilustrativo en las relaciones entre el padre y el hijo. Dicha lorado adecuadamente en el horizonte de lo divino, no en el hori-
intimidad alude a una cercanía liberadora de todo temor y a una zonte de lo humano. Si su horizonte fuese lo humano, quedaría
afinidad en la misma vida. Remite, pues, a una realidad más pro- pendiente mi pregunta: ¿Qué es lo humano? Sólo lo divino des-
funda, que se desvela en la respuesta a este interrogante: ¿en qué cifra lo humano, haciéndolo indescifrable y misterioso como lo di-
se funda tal intimidad? vino. Aquí radica la grandeza y sacralidad del hombre: participa
La intimidad con Dios nace de la intimidad del hombre con- de la naturaleza divina. No se siente Dios, sino hijo de Dios. La
sigo mismo, lo mismo que toda verdadera experiencia de Dios brota expresión «hijo de Dios» remite a esta experiencia de profundidad
de la radicalidad de la experiencia humana. En su intimidad inte- y la traduce.
rior --el hombre es el único ser de la creación que posee intimidad La filiación divina no es, pues, propiedad exclusiva de algunos
hombres privilegiados, sino la estructura más íntima de todo ser
humano. Est~ ~xperiencia fue articulada de forma escatológica -y,
' L. Cerfaux, Le chrétien dans la tbéologie paulinienne (París 1962) 299
(hay traducción española, El cristiano en la teología de san Pablo, Bilbao por eso, definitiva y total- y ejemplar por Jesús de Nazaret. El
1965). experimentó a Dios como Padre, y se sintió Hijo amado. Se com-

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l
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA _I HIJOS EN EL HIJO: EL HOMBRE, FAMILIAR DE DIOS

portó como tal, hasta el punto de afirmar s? identidad divina con 34-40; cf. Rom 9,3; Hch 14,2; Le 8,21). La carta a los Hebreos
el Padre como advirtieron los fariseos, qmenes por ello le ame- dice que él no se avergonzaba de llamarnos hermanos (Heb 2,11 );
nazaron con la muerte. Se sintió enviado por el Padre y vivió en se hizo, continúa la carta, semejante a sus hermanos (2,17). El es
íntima relación con él, como describe perfectamente Juan, el evan- el primero entre muchos hermanos (Rorn 8,29). Comportándose con
gelista teólogo (Jn 5,17.19.23.26; 6,46; 7,29; 10,15.28-30; 14, el Padre como Hijo y con los hombres como hermano reveló el
10-20; 17,5.10-12; 21,25, etc.). Todo lo recibe del P.adre (Jn 5, carácter filial de todos los hombres 5.
20.30.36; 7,16; 8,26-28; 14,10). Pero su comportamiento no es
infantil ni neuróticamente dependiente. Asume, lucha y realiza su
b) Todos hermanos de Cristo, todos hijos en el Hijo
obra como hijo adulto, independiente y libre. Sin la experiencia de
filiación vivida por Jesús jamás hubiéramos llegado al grado de El acontecimiento de la resurrección reveló a la comunidad
conciencia filial de que hoy gozamos. primitiva que el Jesús vivo, muerto y resucitado que ella había
La dogmática de la Iglesia primitiva, tanto en los textos del conocido era el mismo Hijo unigénito y eterno de Dios (Rom 1,4;
NT como en las definiciones de los primeros concilios, interpretó Heb 1,6; Jn 3,16 ). En él se descifró el sentido último de la
bien este comportamiento de Jesús: lo entendió como la encar- creación y el designio definitivo de Dios; por eso, de alguna forma,
nación del Hijo eterno del Padre por la virtud del EsJ?íritu San:o. todo tiene algo que ver con él (Col 1,15-20; 1 Cor 8,6) y todo
La encarnación del Hijo unigénito no es, pues, una simple curio- converge en él (Ef 1,10). Los hombres fueron predestinados desde
sidad histórico-religiosa: revela quién es Dios para el mundo y revela la eternidad a ser hijos por Jesús (Ef 1,5) y a reproducir la imagen
también nuestra condición de hijos en el Hijo. El hombre descu- del Hijo (Rom 8,29). De ahí que todos podamos relacionarnos con
bre que no es una mera criatura condenada a vivir en una distancia el Padre como se relacionó el mismo Jesús (Rom 8,14-17; Gál 4,1-7;
creatural marcada por la nada: está llamado a pertenecer a la Heb 2,10-14; 3,6; 4,16).
historia eterna de Dios. Como hijo en el Hijo, está tan próximo Afirmar que todos somos hermanos de Cristo y, por tanto, hijos
al misterio de Dios, que forma con él un solo destino ( cf. 1 Cor con él significa que estamos llamados --cada cual en su medida-
15,28). Por este motivo, el hombre no está orientado, definitiva-
mente a otro hombre (varón o mujer), sino a Dios. Y sólo llega a
ª ser lo que Cristo Jesús fue históricamente y lo que él significa
en el seno de la Santísima Trinidad, como veremos después.
ser él' mismo trascendiéndose absolutamente. Ahora bien, trascen-
derse absolutamente es penetrar en la esfera de Dios. Es lo que
aconteció en Jesús de Nazaret por obra y gracia del misterio. e) Somos hijos herederos y coherederos
Afirmar que el hombre es hijo de Dios en el Hijo es reconocer
el destino absoluto y la vocación humana: ser en Dios, con Dios, Por ser hermanos de Cristo participamos de su herencia, que es
para Dios, de Dios, partícipe de la misma naturaleza divina. la divinización y el gozo del absoluto futuro (cf. Rom 8,17-29;
Gál 4,7; Tit 3,7; 1 Pe 1,23). Dicha herencia no es sólo promesa;
se concreta ya en el presente (Rom 8,20-23 ), manifestándose como
3. EXPLICITACION TEMATICA: vida en amor, en libertad frente a la muerte, en la libertad de los
¿QUE ES SER HIJO EN EL HIJO? hijos de Dios, que ya no son niños, sino adultos y maduros (Gál 4,
1-7; 1 Cor 3,1; 13,11; Rom 8,15) y por eso pueden disponer del
Si somos hijos en el Hijo, el Hijo Cristo Jesús constituye el mundo (2 Cor 3,23). .
lugar heurístico para saber lo que significa nuestra filiación divina.

a) Cristo Jesús, hermano de todos


s J. Ratzinger, Christliche Brüderlichkeit (Munich 1966); íd., Eruidgun­
Varios pasajes evangélicos permiten afirmar que Jesús llamaba gen über die christliche Brüderlichkeit, en Katboliscbes Caritasverband (Mu-
hermanos a los demás hombres (Me 3,31-35; Mt 18,15 y 21; 25, nich sin fecha) 42-68.

254 255


DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA HllOS EN EL HllO: EL HOMBRE, FAMILIAR DE D_IOS

d) La atmósfera erística: todos estamos en el Hijo resucitado e) «Creados en Cristo [esas» (Ef 2,10):
la última fundamentación del ser hijos de Dios
La encarnación insertó al Hijo en un mundo espacial .Y, tempo-
ralmente limitado. La resurrección universalizó su mserc10n en el El verdadero fundamento de que somos hijos de Dios se des-
mundo. Como resucitado, Cristo penetró en el corazón del mundo. cubre reflexionando sobre la Trinidad. Aquí se supera toda visión
No ha abandonado la creación asumida. Toca a to~os los _hombres meramente jurídica de la filiación adoptiva y se descubre su plena
y a todas las cosas en su misma raíz. Tal es el sentido -;adic;al /.es- universalidad, que afecta a todos los hombres. Así como toda pa-
catológico de la resurrección. No concierne sól? al Jesus ~iston~o, ternidad viene del Padre (Ef 3,15; cf. Hch 3,25), así también toda
que, crucificado y muerto, fue elevado a la p}emtud de la vida, s~o filiación viene del Hijo. El misterio absoluto (Padre), comunicán-
que tiene un significado para toda la creacion. Con la resurreccion dose, saliendo de sí y revelándose se llama Hijo. El Hijo es la ex-
se anticipa el porvenir y se revela lo que habrán_ de s~~ el hom?re presión eterna y total del Padre, así como de todas las criaturas.
y el cosmos en su estado de~,nitivo: to_tal transfigurac10n en Dios. Todas las cosas creadas, por revelar también el misterio absoluto,
La resurrección -prolongac10n y plenitud del proceso encarnato- tienen carácter filial. En el mismo movimiento con que el Padre
rio- crea una verdadera atmósfera erística, en la que están sumer- engendra al Hijo como su expresión completa, engendra también
gidos todos los hombres. La teología· paulina ~o ha expresado con en él, por él, con él y para él todos los demás seres posibles como
la fórmula «estar en Cristo». Este estar en Cristo debe entenderse expresión derivada de sí mismo. Cirilo de Alejandría dice, con una
muy ·concretamente: no como una categoría moral (en el sentido fórmula clásica: «Toda filiación viene por el Hijo, ya que sólo él
que le damos cuando, por ejemplo, conclu}mos un~ carta a} n:odo es el único soberana y verdaderamente Hijo» 7• Y Agustín comenta:
franciscano: «fraternalmente en san Francisco»), sino en termmos «Somos miembros del Unigénito Hijo de Dios ... 8; somos hijos,
mucho más fuertes y ontológicos, como expresión de una n_ueva somos el Hijo, porque, aun siendo muchos, en él somos uno» 9•
cualidad del mundo, ahora grato a Dios y asumido por él mediante E. Mersch, teólogo católico que, en la línea de la gran tradición,
la encarnación de su Hijo eterno. ha acentuado más que nadie en este siglo nuestra unión eterna e
La atmósfera humana, después de los acontecimientos de la en- histórica con el Hijo, escribe: «Las dos filiaciones no constituyen
carnación y la resurrección, no es ya la misma de antes. Hay u;i sino una en aquel que es el principio de todo» 10• Evidentemente,
plus ontológico; se ha actualizado una posibilidad, latente y toda:'"ia las realidades no se confunden 11: la persona de Cristo no es la per-
inexperimentada, tanto para Dios como para el mu,ndo. Ha sur,gi?o sona de los hombres individuales; existe, como en el dogma cristo-
una nueva situación salvífica. En esta nueva atmo~fera onrológica lógico, una unión entre Cristo y sus hermanos, que es «inconfun-
es posible una mística cris~ológica d: ca~ác~er cósmico, como la vi- dible, inmutable, indivisible e inseparable». El hombre no es hijo
vieron, por ejemplo, Francisco de Asís, siguiendo a Pablc;i, M: Blo_n- de Dios en razón de su persona, directamente, sino en virtud de
del, Teilhard de Chardin y otros 6• En ella se vive el mis:eno c~is- la unión de su persona con la persona eterna del Hijo. Por eso se
tiano no sólo como unión mística con la persona de Cristo, sino dice-que somos hijos «adoptivos», y no naturales, como lo es el Hijo
también como experiencia del mundo, en el que se ~etecta una Unigénito. Pero dicha adopción no debe entenderse jurídicamente,
presencia cósmica del Resucitado, que llena to?a la realidad Y lleva sino en sentido ontológico, como se desprende de las reflexiones
a los hombres a vivir filialmente. Es la gracia en el mundo, que precedentes. Como decían los Padres antiguos, ha de entenderse
posee siempre un carácte.r críst~co y filia~. Esta presencia del ~rist~
cósmico-resucitado adquiere diversos niveles de sacramentalidad.
7
San Cirilo de Alejandría, In Johan. II, 1: PG 73 213· De SS. Trini­
tate Dialogas V: PG 75, 749. ' '
se manifesta en el mundo, en los hombres, en los justos, en los ' San Agustín, In [oban, 110. 111: PL 35, 1923; 1929.
cristianos en la comunidad creyente, en los sacramentos Y en el • San Agustín, In Psalm. 123: PL 37, 1634.
poder sa~rado de sus pastores, etc; ~s si~mpre el mismo Cristo '" Mersch, op. cit., 42.
11
total en manifestaciones fenomenológicas diferentes. San Agustín dice, distinguiendo entre hijo e Hijo: «lile unicus nos
mul_ti; ille unus, nos in illo unum; ille natus, nos adoptati: ille ab aeterno
gerutus per naturam, nos a tempore facti per gratiam»: In Psalm. 88 7:
• L. Boff, O evangelho do Cristo cósmico (Petrópolis 1970). PL 37, 1124. '

256 257
HllOS EN t ; HllO: EL HOMBRE. cAMILIAR DE DIOS
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

«físicamente», es decir, de hecho y verdaderamente


12,
como par- Así, pues, nuestra filiación divina posee una raíz trinitaria y
úcipación en la filiación natural y eterna del Hijo. _ eterna. Cuando Jesús nos la reveló plenamente, dio a conocer lo
Para acentuar el carácter no jurídico de nuestra filiación, que que existía desde siempre en el hombre: desde siempre éramos
es participación en la filiación natural y eterna del Hijo, transcri- hijos en el Hijo. Con el acontecimiento cristiano, la estructura filial
bimos un texto luminoso de Cirilo de Alejandría: «Cristo es a un del hombre se ha elevado al grado de conciei ta histórica. Puede
tiempo el Hijo único y el Hijo primogénito:. es Hijo único co~o celebrarse, convertirse en tema de reflexión, vivirse con una inten-
Dios: es Hijo primogénito por la unión salvífica que ha establecido sidad que antes no era posible.
entre él y nosotros, al hacerse hombre, para que nosotros, en él_ Y A la luz de este fondo ontológico, vinculado al misterio de la
por él, lleguemos a ser hijos de Dios, por n~turaleza .Y. po~ ,gracHL creación en el Hijo y dentro del proyecto cristológico universal,
Por naturaleza, en él y sólo en él; por gracia y paruc1pacic:n,,~or se puede hablar sin reduccíonismos ni exclusivismos de la filiación
él en el Espíritu. De la misma manera que la cualidad de Unigénito divina en la Iglesia mediante el sacramento del bautismo. Este sa-
es propia de la humanidad en Cristo por haberse unido al Verbo cramento se basa en la filiación divina universal, la prolonga y la
según la economía de la salvación, así también es propio del Verbo sintetiza por insertar más profundamente al bautizado en el mis-
ser primogénito entre muchos hermanos por haberse unido a nues- terio de Cristo. Por el hecho de la creación, todos los hombres son
hijos en el Hijo; por la redención universal, el carácter filial re-
tra carne» 13•
Como se desprende de este texto, existe una vinculación esen- cobra su naturaleza primitiva, violada por el pecado, y adquiere
cial entre la filiación eterna del Hijo y nuestra filiación, inserta en su pl.enitud gracias a una unión peculiar con el Cristo muerto y
la filiación eterna 14• No son los hombres los únicos que tienen ca- resucitado, presente en el mundo y en la Iglesia. El bautismo y los
rácter filial: lo tienen también las demás cosas, ya que todas ellas demás sacramentos, contenidos en él serminalmente realizan esta
fueron hechas en el Hijo y pata el Hijo. Todas revelan al Padre, inserción específica y única del homb~e en la filiacÍón divina del
así como también al Hijo, en quien fueron pensadas y creadas. Esta Hijo. La Iglesia, comunidad de los bautizados, es por excelencia
comprensión fundamenta el carácter fraterno de todas las cosas. la comunidad de los hijos de Dios y de la consiguiente fraternidad.
Somos hermanos y hermanas en la casa del Padre, que nos quiso i;~1 f~iación y fra~ernidad no son exclusivas, sino que se abren a la
hijos suyos. La vivencia de esta realidad da lugar a un humanismo filiación y fraternidad universales, en las que encuentran y nutren
enternecedor y a una confraternización universal con el mundo de sus raíces, pues todos, fundamentalmente, hemos sido pensados,
los hombres y de las cosas, de acuerdo con la maravillosa pauta que creados y amados en el Hijo y para el Hijo para constituir la gran
familia del Padre. '
trazó Francisco de Asís.
La encarnación intensificó la filiación y la fraternidad con el
Hijo. Ya en la eternidad éramos hijos en el Hijo. Ahora, en la his- f) El modo peculiar de ser del hijo de Dios
toria, manifestamos en el tiempo, en el espacio, en la carne y en
el espíritu el significado de dicha filiación. Al encarnarse en Jesús Ser hijo de Dios no constituye sólo una información acerca de
de Nazaret, nuestro hermano judío, el Hijo asumió de alguna for- nuestra propia realidad divina. Implica también un modo de ser
ma a todos los hombres y a todas las cosas. Empleando una fór- con s~, corre~pondien~e modo de vivir. Cuando pronunciamos l~
mula atrevida, Atanasio afirma: «Por la encarnación, el Hijo con- expresión «h1¡0 de D10s» estamos pensando básicamente en tres
realidades: ' '
vierte en hijo a toda la creación y, de este modo, la conduce al
En primer lugar, el hijo nunca existe sin el Padre: nadie es
Padre» 15•
hijo. por sí mi~mo,_ sii:o por causa del Padre. Padre e hijo son
12 Cf., por ejemplo, san Cirilo de Alejandría, In Johan. I: PG 73, 156.
13 San Cirilo de Alejandría, De recta fide ad Theodosium, 30: PG 76, realidades autoimplicativas. Con otras palabras: ser hijo es ser de
1177; para una exégesis del pasaje, cf. Mersch, op. cit., 39-40. º.ªº y para otro; es ser receptor de vida, ser enviado y vivir refe-
1• En este contexto, resulta inteligible y aceptable la famosa expresión
rido y agradecido. El hijo es tanto más hijo cuanto más siente su
del gran místico alemán, Eckhart: «Deus generat me filium suum», Oeuores procedencia del Padre y cuanto más fomenta su relación con él. Lo
du maltre Eckhart (París 1942) 108. que define la humanidad del hombre no es tanto el hecho de tras-
15 San Atanasia, Ad Serapionem I, 25: PG 26, 589.

258 2S9

---- '
1
1
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
1
HllOS EN EL HllO: EL HOMBRE FAMILIAR DE DIOS

cender el mundo y la infraestructura biológica, psicológica, social,


etcétera, en dirección hacia el otro, cuanto su inmersión en el Padre u.~ seño: libre, como un hijo responsable del proyecto de la crea-
y su orientación a él. En esta ascensión, el hijo arrastra consigo el cien, a fin de que su orden sea digno de los hijos de Dios y honroso
universo y lo ofrece al Padre, de quien lo ha recibido todo. para el Padre.
En segundo lugar, «hijo» no expresa tanto una relación causal . En la conducta del hijo de Dios deben reflejarse las caracterís-
cuanto una relación personal. El ser-criatura configura la relación tl~as .del ~adre, que, según la experiencia judea-cristiana, son la
causal: el hombre es creado por Dios y se sabe efectivamente crea- mrsencordra, la bondad, el amor, la condescendencia con todas las
do; reconoce su origen y puede ponerse en humilde y agradecida cosas. Debei:. aparecer t.~mb~én las características del Hijo, puesto
relación con él. Ser de Dios y por Dios define al ser creatural. Sa- que ~~mo~ hrJ?s en.el Hr¡o. En el seno de la Trinidad, el Hijo es re-
berse criatura, reconocer la causa, experimentarse viniendo y ad- velación, mtelig~~cra, proyección, comunicación, luz, expresión del
viniendo de alguien, llamarlo padre y sentirse hijo establece una ~adre. Es también receptividad, apertura, agradecimiento, referen-
relación personal en un horizonte de libertad. Soy hijo en la medida cia con~ta?te al Pa?r~., E:i la encarnación, el Hijo historizó tales
en que conozco y reconozco a mi padre y soy conocido y re-cono- c~rac~ertstlcas: se sinno siempre enviado por el Padre, tuvo con-
cido por él. Cuanto más me abro al padre, más hijo me vuelvo, más ciencia de que provenía del Padre y estaba al servicio de los her-
expreso al padre, más persona soy y más sagrado llego a ser. La manos, hasta el extremo de entregarse por entero con humildad
filiación admite, pues, diversos grados; no es una determinación amor Y ~bs~luto.. despren?imiento de sí mismo. Cada uno será ;
estática, sino dinámica: puede crecer, tiene futuro, implica la tarea apare~era ~as h110 de D10_s en_ la medida en que, como hijo en
de ser más y más hijo a medida que se intensifica la apertura al el Hi10, viva en su propia vida todas esas características que
padre. constituyen el ideal de lo humano. '
En tercer lugar, hijo (en griego huios) no significa lo mismo , Ser hito de Dios _es un desafío y una tarea que han de realizarse
que niño ( teknon). El hijo se caracteriza por la independencia y día tras día: en la vida humana fiel y consecuente van apareciendo
por la mayoría de edad; «niño» implica dependencia y minoría los ~asg~s del Hijo de Dios y se va revelando el rostro amoroso
de edad. El hombre hijo de Dios es con respecto al Padre mayor de y misterioso del Padre de bondad.
edad y libre; su relación con el Padre no es ciega, sino que nace
de un acto mediante el que acepta su filiación. Por eso, la relación
entre el hijo y su Padre es de amor, de agradecimiento y de obe-
diencia, todo lo cual presupone la libertad. El hijo ha recibido del
Padre un encargo: ser su representante en el mundo. Por eso ha
recibido como herencia el mundo entero para ser, en nombre de
Dios, señor responsable del orden mundano 16• El hombre, dice
Pablo, no está como «un menor, esclavizado por los elementos del
mundo» (Gál 4,3), sino que es un hijo, señor del orden de este
mundo. La discutida expresión «elementos del mundo» ( stoicbeia
tau kosmou) significa, probablemente, el orden social, político,
cultural; en una palabra, la ley 17• El hombre no es un esclavo del
orden establecido -leyes-, sino un responsable del orden y un
ser libre frente al mismo. Fue constituido por Dios Padre como
16
Idea sistematizada por F. Gogarten en su libro: Der Mensch ztoiscben
Gott und Welt (Stuttgart 1956) sobre todo 329ss.
17
Cf. L. Scheu, Weltelemente beim Apostel Paulus (Gl 4,3.9; Kol 2,
8.20) (Washington 1933); cf. también H. Schlier, Méichte und Gewalten im
NT (Quaestiones Disputatae 3; Friburgo 1953).

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261
l
1 EL ESPÍRITU SANTO MORA EN NOSOTROS
'
1 «Vino sobre él (Otoniel) el espíritu del Señor, gobernó a Israel
IV
y salió a luchar» (Jue 3,10); «El espíritu del Señor se apoderó de
EL ESPIRITU SANTO MORA EN NOSOTROS: Gedeón ... » (Jue 6,34; 14,6). También descendió como fuerza ca-
UNA PERSONA EN MUCHAS PERSONAS rismática líberadora sobre Saúl (1 Sm 11,6), Jefté (Jue 11,29),
Josué (Nm 27,18; Dt 34,9) y David (1 Sm 16,13). El espíritu
movió a los profetas (Ez 48,16; Neh 9,30; Miq 3,8) y está pre-
Los temas de la participación de la naturaleza divina. Y la filia- sente en el poder creador del hombre, en su inteligencia y en su
ción divina del hombre traducen la intimidad y presencia humana habilidad (Zac 4,6; 6,8; Ez 31,3; 15,31; 32,15). Sobre la base de
en Dios. El tema de la inhabitación del Espíritu Santo expresa _la esta experiencia histórica, social y política del espíritu, Israel llegó
presencia viva y operante de ~i~s en el mu_ndo _Y en la exl~t~ncia. posteriormente a experimentarlo en la naturaleza y en el mismo
Esta presencia de Dios se ha vivido en la historia de las religiones acto creador de Dios. Es el principio creador que actúa en las plan-
y en la experiencia judeo-cristiana, primeran;~nte como w;a fuerz,a tas, en los animales, en toda la naturaleza (Gn 1,2; 2,7; Job 33,
numinosa, vaga y difusa, después como Espmt~ de ~ a~ve Y Espí- 34; 37,10; Sal 29). Por su ubicuidad, el espíritu expresa el modo
ritu de Cristo y, finalmente, como una magn~~d dist~n~a Y per- peculiar de existir de lo divino (Sal 139,7). El llena y renueva
sonal, es decir, como tercera persona de la Santísima Trinidad. constantemente la faz de la tierra.
Como en el AT, en el NT 6 el Espíritu no se da a conocer pri-
meramente en la creación, sino en la comunidad, en su experiencia
1. EL ESPIRITU SANTO EN LA EXPERIENCIA HUMANA colectiva de Dios. Se manifiesta en múltiples carismas, especial-
mente en el de profecía, así como en el entusiasmo general que
Para los griegos, el Espíritu ( pneuma) es u~a realidad e,ler:ien- invade a toda la Iglesia. Actúa en la comunidad suscitando energías,
1;
tal dinámica vivificante y suscitadora de entusiasmo esta siem- palabras y acciones que comúnmente no hubieran tenido lugar. Es
pr~ allí donde bulle la vida, particularmente la vida humana c?n propio de la presencia del Espíritu su carácter de trascendencia, de
su carácter de trascendencia, en la inspiración artística, en la poesia, superación, de ruptura de toda barrera convencional. El hombre
en la adivinación, en los fenómenos extáticos, como el don de movido por el Espíritu hace o dice cosas que no haría ni diría por
lenguas, de profecía, etc. 2. En virtud de su naturaleza e~emental sí mismo; se entrega a los demás, sale de sí mismo para servir a
que todo lo mueve y penetra, el hombre n~ pu~de marupular el los hermanos, vive como «fuera de sí».
Espíritu; sólo le queda abrirse a su fuerza m~stenos~'. Por eso _era Es parte integrante de la experiencia del Espíritu ver, oír y ates-
considerado por los griegos c?mº, ~a realidad. divma ( tbeion, tiguar lo visto y oído (Hch 2,33; 22,15). El Espíritu es invisible
tbeán, theou pneuma) 3• Los p1tagonc:os y, post~normente, los es- como la respiración y el viento (sentido originario de «espíritu»,
toicos vieron en el Espíritu una realidad que circunda y penetra ruab en hebreo y pneuma en griego); no obstante, se puede perci-
todo el universo, posibilitando una unión y com~ón con to~os los bir y experimentar y es posible describir sus efectos 7• La experien-
seres con los dioses con los hombres, con los animales, etc ..
En el AT 5 se t~vo la experiencia del Espíritu inicialmente en 6
Cf. J. Comblin, A misssao do Espirito Santo: REB 35 (1975) 288-325·
1 ámbito de la historia: la irrupción repentina y carismátic~ de E. Schweízer, Esprit. Le Nouveau Testament, en Esprit, op, cit., 127-242;
líderes que liberaron al pueblo de la opresión de los enemigos: B. Froguet, De l'habitation du Saint­Esprit dans les ames [ustes (Lethielleux
1937); E. Bardy, Le Saint­Esprit en nous et dans l'Église d'aprés le Nouveau
' H. Kleinknecht, Pneuma en grec, en Esprit, en G. Kittel, Dictionnaire Testament (Albí 1950); H. Mühlen, Der Geist als Person (Münster 1963)·
íd., Una mystica persona. Eine Person in vielen Personen (Munich-Paderborn-
biblique (Ginebra 1971) 42. . Viena 1964); ,A. ~- Guimaraes (ed.), O Espirito Santo. Pessoa, Presenca,
2 Abundantes testimonios literarios en Kleinknecht, 23-40, especialmente
Atuacao (Petrópolís 197.3 ); F. Urdanoz, La inhabitación del Espíritu Santo
28-29. en el alma justa: RET 6 (1946) 513-533; G. Philips, Le Saint­Esprit en nous:
' Ibíd., 13. ETL 24 (1948) 127-135.
' Ibíd., 41-48; d. 42. . . .' Cf. H. ~ühlen, C. Heítmann, Erfahrung und Theologie des Heiligen
s Cf. F. Baumgartel, Esprit dans l'Ancten Testament, en Esprit, op. cit.,
56-74; H. Cazelles, Le mystére de l'Esprit Saint (París 1968). Geistes (Munich 1974) 83-100, en especial 84.

263

1
262
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EL ESPÍRITU SANTO MORA EN NOSOTROS

cia del Espíritu tiene lugar en la esfera de lo fascinante. La fascina- Espíritu en Jesús. Por ella Jesús, que hasta entonces tenía un
ción se caracteriza por envolver y marcar profundamente a la per- cuerpo carnal frágil y mortal, pasó a poseer un cuerpo espiritual,
sona; impacta y atrae por lo sorprendente y extraordinario de la incorruptible y lleno de fuerza divina ( cf. 1 Cor 15,44). Cristo
experiencia de algo que absorbe, realiza y, al mismo ~iempo, s?~re- resucitado se «transformó» de algún modo en puro Espíritu. Efec-
pasa. La experiencia fundamental del hombre -no solo del mrnco, tivamente, Pablo identifica al Señor (resucitado) con el propio Es-
sino también del moderno- incluye siempre la intuición de que píritu (2 Cor 3,17): «El Señor es el Espíritu». Esta identificación
hay algo misterioso, profundo y vigoroso que penetra toda la rea- no debe entenderse en sentido trinitario -lo cual sería un absur-
lidad haciendo que existan las cosas y fundamentando todas las do->, sino en la línea del AT, es decir, en cuanto pretende definir
manifestaciones de la vida. Todas las formas de fascinación, incluso la actual forma de existir y actuar del Resucitado: éste actúa y
las más secularizadas, como el deporte, la técnica, el arte, el culto existe como Espíritu, es decir, libre de las trabas de la carne, con
de los astros del saber, del poder y de las diversiones, revelan el la plenitud de su fuerza y de su comunión, pancósmicamente 9• Del
brillo del absoluto. Lo fascinante está ligado al sentido evidente mismo modo que el Espíritu llena la faz de la tierra, alienta en
en sí mismo; cuanto más fascinante es una realidad, tanto más todas partes y vivifica, así también el Resucitado invade ahora
irreductible, intocable y absoluta aparece 8• todo, está en todo y todo lo vivifica. Pablo establece un impre-
Como vigor y fuerza que todo lo penetra, podemos decir que sionante paralelismo entre el Cristo resucitado y el Espíritu San-
el Espíritu estuvo siempre presente en el mundo; éste es templo to: Cristo mora en nosotros (Gál 2,20), lo mismo que el Espí-
del Espíritu; está inhabitado por él desde el primer momento de la ritu Santo (Roro 8,10; 2 Cor 3,18); estamos justificados en Cristo
creación. (Gál 2,17) y también en el Espíritu ( 1 Cor 6,11 ); hemos sido san-
Según el NT, el advenimiento del Mesías Cristo Jesús trajo con- tificados en Cristo ( 1 Cor 1,2) y también en el Espíritu (Roro 15,
sigo la plenitud de la manifestación del Espíritu. Jesús aparece, 16); estamos sellados en Cristo (Ef 1,13) y en el Espíritu (Ef
sobre todo en la teología de Lucas, como el portador permanente de 4,30); Cristo vive en nosotros (2 Cor 13,13; Flp 2,1) y también el
la plenitud del Espíritu (Le 4,1.14.18; Hch 10,38). El no recibe Espíritu (Roro 8,9-11).
el Espíritu como un carismítico; lo posee de manera permanente, Poseemos el Espíritu de Cristo; ahora actúa en nosotros como
pues su aparición en el mundo es obra del Espíritu (Le 1,35; 4, actuó en él: «Porque sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo
18-21; Hch 4,27; cf. Mt 1,18; Heb 1,9; 2 Cor 1,21; 1 Jn 2,22). a vuestros corazones... » (Gál 4,6); «Quien se acerca al Señor, se
En Jesús «se encarna» de alguna manera el Espíritu. Por eso, todo hace un solo Espíritu con él» ( 1 Cor 6,17). «Todos y sólo aque-
cuanto hace o dice Cristo, lo hace y lo dice por su propia virtud; llos que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios»
no es llevado por el Espíritu; sigue su camino «en el Espíritu» (Rom 8,13 ). Y somos hijos en el Hijo. Por eso, el Espíritu nos da
(Le 4,14). El resultado de la actuación de Jesús, por causa del testimonio de que somos hijos, para que podamos exclamar: ¡Abba,
Espíritu que habita en él, es la fascinación de quienes le rodean; Padre! (Gál 4,6; Rom 8,16).
los evangelistas aluden a ello repetidas veces (Me 2,2; 5,41; 6,51; El Espíritu Santo es la permanencia del Resucitado en el mun-
Mt 7,28; 12,23; 13,54; 19,25; Le 4,32; 9,43). La admiración, el do hasta su . consumación escatológica. Cristo sigue presente de
quedar fuera de sí o decir fascinados «nunca hemos visto cosa otra forma: precisamente en forma de Espíritu. El Espíritu estaba
semejante» (Mt 9,33; d. Me 5,20; Le 2,18; 4,22; Mt 8,37; 15, en el Jesús terreno, por decirlo así, recogido y revelándose en la
31; 21,20) no son expresiones de un conocimiento frío y objetivo, actuación histórica del mismo Jesús. Con la resurrección, el Espí-
tomado como mera información; reflejan una experiencia que afec- ritu sale de su recogimiento y se manifiesta tal cual es. Por eso, a
ta al hombre en su dimensión psicológica más profunda. Es la partir de la ascensión, el tiempo histórico-salvífico es el tiempo del
experiencia fascinante del Espíritu de Jesús. Espíritu Santo en su propia identidad, inaugurado en pentecostés.
La resurrección reveló en toda su dimensión la presencia del
• El gran exegeta A. Deissmann, Die neutestamentliche Forme! «in Christo
s Cf. H. Mühlen, Die Erneuerung des christlichen Glaubens. Cbarisma ]esus» (Marburgo 1892) 89-90, dice que el Espíritu viene como a constituir
Geist Befreiung (Munich 1976) 108-137. la materia del cuerpo resucitado del Señor (d. 1 Cor 15,35ss).

264 265
1

DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EL ESPÍRITU SANTO MORA EN NOSOTROS

Ahora es el Espíritu quien actúa mediante Jesús y su mensaje. Por En los capítulos 5-7 distingue Pablo tres momentos en la historia
consiguiente, el Espíritu no suple a Jesús; actualíza.. más bien, su de Dios con los hombres: la situación de pecado «anterior a la ley»,
misma presencia y trae a la memoria su palabra (Jn 14,26); no.en- que se extiende desde Adán hasta Moisés (Roro 5,13-14); la si-
seña otra verdad, sino que lleva a su plenitud la verdad de Cristo tuación de pecado «bajo la ley», desde Moisés hasta Cristo (Rom
(Jn 16,13 ): «El tomará de lo mío y os lo interpretará» (Jn 16,14-.15). 6,14); y la situación de la vida en Cristo «bajo la gracia» (Rom
El Espíritu no existe independientemente de Jesús. Es enviado 6,14 ), es decir, «bajo la ley del Espíritu», que nos libera de la ley
por el Padre y por el Hijo (Jn 14,26; cf. Jn 7,37-39); por tanto, del pecado (Rom 8,2). Hasta Cristo reinó el pecado; ahora reina
durante el tiempo que media entre la ascensión y la parusía, e~ ~s- la gracia (Roro 5,21).
píritu realiza su historia propia, que es la historia de la santifica- Estas tres etapas implican discontinuidad y continuidad. Dis­
ción y de la recapitulación escatológica de la creaci?n. Meditando continuidad, porque cada una representa un tipo característico de
sobre esta actuación propia del Espíritu de Jesucristo, la comu- acción de Dios y del hombre: antes de la ley había pecado (Roro
nidad primitiva y, luego, la teología de los siglos 1~1.y ~v d~s- 5,l2); después de la ley se tomó conciencia de que el pecado cons-
cubrieron que el Espíritu Santo es una persona tnrutana, dis- tituye una rebelión contra Dios (Roro 7,7-24); ahora reinan la gra-
tinta del Padre y del Hijo, y tiene una misión histórico-salvífica per- cia y la justificación de Dios por la fe en Jesucristo. Hay también
sonal: reconducir todo a la unión con el Padre por el Hijo. Es la continuidad porque en la historia se ha realizado, a pesar de todo,
era del retorno definitivo de la creación a su Creador. el plan salvífico de Dios. Una etapa interpenetra a la otra: la gra-
A la luz de lo dicho sobre la persona del Espíritu Santo se cia que sobreabunda por Cristo Jesús se dio ya también en Abra-
comprende que la gracia divina, su experiencia, la fuerza salvífica hán (Rom 4,1-25). Consiguientemente, la novedad no es tanto la
que penetra la historia, los impulsos de la creación, rumbo a s~ gracia, que no faltó nunca a los hombres, cuanto la manera original
destino definitivo y, en fin, la vida divina no son más que mani- y nueva de darse la gracia en la historia, es decir, en el Espíritu de
festación del Espíritu Santo, que se hace presente y actúa en t?~as Cristo. Pablo escribe: «Ahora, en cambio, al morir a lo que nos te-
partes. La Iglesia se configura como el sacramento ?el Espíritu nía cogidos, quedamos exentos de la ley; así podemos servir en
Santo 1º; manifiesta de forma visible a lo largo de los siglos su nue- virtud de un Espíritu nuevo, no de un código anticuado» (Rom 7,6).
va presencia -basada en el acontecimiento Cristo- en el corazón Cayó el velo que ocultaba la presencia del Espíritu en el mundo;
de la creación y en la vida de los hombres, particularmente de los ahora se ha manifestado el Espíritu y vivimos bajo su influjo ( cf.
justos. 2 Cor 3,15). Es la era del Espíritu Santo, que es el Espíritu de
Cristo y el Espíritu de Dios. Esta era no será superada ya jamás
2. LA ERA DEL ESPIRITU SANTO (cf. Heb 8,13), puesto que el Espíritu permanecerá «para siempre»
(Jn 14,16). Todas las posteriores etapas que se den en la historia
Entendemos por era del Espíritu Santo 11 un tiempo histórico- salvífica serán etapas dentro de la era del Espíritu Santo, histori-
salvífico caracterizado por el predominio del Espíritu Santo en todo zaciones y apropiaciones de la misma en el marco de situaciones
lo relativo a la forma peculiar y' estable de conducirse, de vivir, pen- culturales cambiantes.
sar y actualizar la relación del hombre con Dios y de Dios con el
hombre. Cuando decimos que vivimos en la era del Espíritu San-
to estamos afirmando que el Espíritu constituye la realidad frontal a) La personalización del Espíritu Santo
desde la que debemos interpretar nuestra situación salvífica. Ya en Esta era del Espíritu se inauguró con la irrupción del aconteci-
la carta a los Romanos encontramos esta idea de la era del Espíritu. miento Jesucristo, Hijo eterno y encarnado en el tiempo. El Hijo
eterno fue enviado para liberar a los hombres y al cosmos y lle-
10
Un análisis más detallado, en L. Boff, A Igreja, sacramento do Espirito varlos a su plenitud, asumiendo la naturaleza de dichas realidades.
Santo, en O Espirito Santo (nota 6) 108-125.
11
Cf. L. Boff, Aera do Epirito Santo, en O Espirito Santo, 145-157; Juntamente con el envío (misión) del Hijo se dio el envío del Es-
H. Mühlen, Der Beginn einer neuen Epocbe der Geschichte des Glaubens, píritu Santo como Espíritu del Hijo o de Cristo. Además de inter-
en Die Erneuerung des cbristlicben Glaubens, op. cit., 21-68. venir en la encarnación, el Espíritu Santo se convirtió, como dicen

266 267

------------ - ~-··-
1
1

EL ESPÍRITU SANTO MORA EN NOSOTROS


DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

12, «.una mística p~rsona». Mediante su actuación reintegradora anti-


san Basilio y la encíclica Divinum illud munus, de León XIII en cipa ya en el tiempo la unión con Dios de toda la creación redi-
unción (o carisma) de Cristo, el cual actuó siempre bajo la presen- mida, hasta que Dios sea, finalmente, «todo en todas las cosas»
cia del Espíritu. Unción es un término bíblico que significa san- (1 Cor 15,28).
tificación y, en nuestro caso, plenitud de gracia y de presencia di- El envío del Espíritu Santo ·alcanza su pleno sentido con la
vina en Jesús de Nazaret. Del mismo modo que el Hijo entró en inha?itación y espiritualización de las personas 16• Pablo emplea la
la historia, así también entró en ella el Espíritu Santo como su metafora del templo: «¿Habéis olvidado que sois templo de Dios
Espíritu 13; no como Espíritu de Dios en sí mismo, sino como Es- Y ,9ue el Espíritu de Dios habita en vosotros?» (1 Cor 3,16). «Sa-
píritu de Cristo, asociado a su obra de redención, santificación y beis muy bien que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo
consumación. La expresión «el Espíritu se hizo unción (santifica- 51ue está en.vosotros porque Dios os lo ha dado» (1 Cor 6,19). L~
ción, gracia)» debe entenderse en el sentido fuerte y concreto en idea de la inhabitación del Espíritu en las personas resulta clara
que entendemos Jn 1,14: «La palabra se hizo hombre y acampó cuando se.ca: .en la cuenta de que en la concepción antigua, «tem-
entre nosotros» (Jn 1,14). Hay un hacerse del Espíritu, puesto que plo» no s1gill:ficaba i.:n espacio sagrado comunitario, sino el lugar
comienza a ser lo que no era antes: inicia una historia nueva con de la P.rcsencia de D1~s, donde él se manifiesta personalmente con
los hombres conjuntamente con Cristo Jesús, el Hijo encarnado. su gloria y con su gracia y puede ser encontrado e invocado. Ahora
¿Cómo podría caracterizarse la misión histórico-salvífica propia el terr:plo no es. ya un edificio sagrado construido por manos huma~
del Espíritu Santo? Es diversa de la de Cristo, pero prolonga el mis- nas, sino l~s mismas personas, inhabitadas por el Espíritu, que se
mo proceso de unión iniciado por él. Por la encarnación, toda la ha personalizado en ellas, espiritualizándolas.
creación queda de alguna manera afectada y asumida por el Hijo,
puesto que fue pensada desde siempre y creada en él, por él y para
él. La misión del Espíritu Santo afecta y santifica primariamente al
universo de las personas 14• Si la encarnación dio lugar a una situa-
ción estable y definitiva del hombre y del mundo, asumidos por
Dios, también el envío del Espíritu Santo constituyó un aconteci- de la _hip?~tasis somo p~in~ipio. y término. de conocimiento y de amor. La
miento irreversible y permanente. El Espíritu se autocomunicó en- ~omumcac1on segun la hipóstasis en el primer sentido únicamente se veri-
tica ei:;i . Cristo; l~ comunicación según la hipóstasis en el segundo sentido
teramente a Jesús, que poseía su plenitud, y continúa autocomu- se verifica en el Justo».
nicándose a los hijos en el Hijo, a los hermanos de Jesús y a la 16
E.sta ~xpresión está tomada de Petau (teólogo del siglo XVIII el padre
Iglesia, como gracia que libera y diviniza. Si el Hijo se encarnó en de l.a histon~ de los dogr_nas). Dice él que, aunque por la inhabilita~ión están
una naturaleza, el Espíritu Santo se ha personalizado en las incon- los Justos umdo,s _sus~anczalmente al Espíritu Santo, sin embargo, no están he-
chos por el Espíritu Santo; s?n «espir~tuales»: Dogmata tbeologica, VIII, c. 7,
tables personas de los justos. En el proceso intratrinitario, el Es- n. 13, col. 491. _Petau conoc~a muy bien a los Padres de la Iglesia; su teoría
píritu Santo es una persona de dos personas (del Padre y del Hijo), de. que el Espíritu Santo esta en nosotros como el Verbo en la humanidad de
que lo espiran formando un solo principio); en la historia de la Cns.to, se basaba. fuert~mente en ~~n Cirilo de ;\Jejandría. Según este gran
salvación es una persona en muchas personas 15, de las que hace doctor d~ _la Iglesia antigua, el Espíritu Santo actua por sí mismo en nosotros
nos santifica, nos une a él y nos hace partícipes de su naturaleza divina AquÍ
aparece la expresión gri~ga housiódós (substantialiter): el Espíritu Sa~to se
'2 AAS 29 (1896-97) 648; san Basilio, De Spiritu Sancto 16 39: PG 32 u~e sustancialmente al ¡ust.o (Petau, op. cit., VIII, c. 4, col. 459). Somos
140 c. ' ' - , dioses, no por naturalez.a, sino por .g~acia. Cristo, sí, es Dios por naturaleza;
13 Esta tesis fue ya defendida por Pedro Lombardo (Sent. I, dist. 17), por noso!ros, por el contrario, .so~os divm?s; no somos el Espíritu (aun cuando
el gran dogmático Petau (Dogmata tbeologica VIII, C. 6, n. 8, col. 486 a), sea el .la for~a -e~ ~onstltutlvo esencrnl-- de nuestra santificación y unión
por Scheeben (Dogmatik III, párr. 276, n. 1.612) y modernamente, con gran con Dios), sino es~mtuales. Cf; también, en la misma línea, Scheeben, Die
fuerza y tesón, por Mühlen (Una mystica persona, párr. 8, 44-8.69). Myste~ze1! des Cbristentums, parr. 26-27 (hay traduce. españ. Los misterios
14 Cf. J. Auer, El Evangelio de la gracia (Barcelona 1975) 128.
del crzstzamsm?, Barsel?I,1ª, 1960); Th. de Regnon, Études de tbéologie o­
15 Cf. Ch. Baumgartner, La gráce du Christ (Tournai 1963) 193: «La co- sttzv_e sur la :aznte Trinité, etude 27 (III serie, t. Il), 551-552; Rondet Gr!tia
municación de la hipóstasis (de la persona: aclaración nuestra) puede cnten- Cbristi (París 1946) 329-339; Petau, Scheeben et l'inbabilitation d~ Saint­
de~se de dos !11ª~~ras enter~ente distintas: una comunicación según la hipós- Esprit, Retour aux Péres grecs. ·
tasis como principio sustancial de una naturaleza humana; y una comunicación

269

l
268
DIOS Y EL HOMBRE El.,¡ LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
EL ESPIRITU SANTO MORA EN NOSOTROS

b) Las manifestaciones del Espíritu Santo


humana -a veces, a pesar de ella-, haciendo que la obra sea en-
El acontecimiento Cristo permitió una nueva interpretación de teramente humana y, al mismo tiempo, enteramente divina.
todo el pasado de la historia de salvación; se comprendió que la En el contexto de la era del Espíritu Santo adquiere especial
misma creación estaba en estrecha relación con él: Cristo repre- relieve, por su significación global, el Movimiento de Renovación
senta el vértice y el coronamiento de un proceso que se inició con Carismática 18• Se inició en 1967 en la Duquesne University (Pitts-
el propio acto creador de Dios; todo fue hecho por él, en él y para burgh), en ambientes universitarios; después pasó a las Universi-
él. La personalización del Espíritu Santo en la encarnación y en su dades de Notte Dame y Ann Arbor, desde donde se difundió a todo
envío a la Iglesia y a las personas justas y buenas posibilita tam- el país, repercutiendo en el mundo entero, La intención del Movi-
bién Ia misma interpretación. El Espíritu que hoy está presente con miento no es dividir la Iglesia, ni sustraerse a su realidad institu-
toda su plenitud siempre ha estado presente y ha actuado, bajo cional. «Lo que procura hacer el movimiento pentecostal, con fer-
o~ras fon'.1as,, en la historia humana. Todo lo que es fuerza, vigor, vientes oraciones y mediante la fe en la palabra de Dios, es pedir
vida, sabiduría y santidad en todos los tiempos y lugares, en to- al Señor que actualice, de un modo concreto y vivencíal, lo que ya
das las personas y culturas es manifestación del Espíritu Santo. En ha recibido el pueblo cristiano. Es un intento de reactivar, mediante
él soña?an los mitos que daban sentido a la vida. Por él pensaron una fe radical en el Espíritu Santo, lo que ya nos ha sido otorgado,
los sabios, hablaron los profetas, se santificaron los santos cristia- a fin de que su vida, sus dones y sus frutos puedan actualizarse en
nos y paganos. Por él se mantienen los hombres abiertos siempre la vida de los miembros del cuerpo de Cristo» 19• Se parte, pues,
al futuro de la historia, de donde nos viene Dios con su gracia y de la fe en que el Espíritu Santo ha estado siempre presente en el
su salvación. Por su virtud intentan los hombres transformar la na- mundo y en la Iglesia y siempre ha actuado en él y por ella de
turaleza y la sociedad, tratando de hacerlas más habitables y más diversas formas: a través de los sacramentos, de la liturgia, de la
humanas. Gracias a su inspiración, jamás ha faltado en la historia teología, del magisterio auténtico, de las vías ordinarias de la ins-
humana el espíritu de libertad y renovación que ha desenmascarado titución y de la vida de los fieles. Con todo, el Espíritu no agota su
la idolatría de las instituciones esclerotizadas, sean sociales o reli- actuación en estos medios ordinarios de la praxis eclesial y oficial.
giosas. Por la virtud del Espíritu Santo, ciertos hombres han anun- Sopla donde quiere y como quiere. Hace surgir movimientos extra-
~iad·º ·y denunciado <;on valor en todo tiempo, la justicia y la in- ordinarios, como la misión popular inmediatamente después del
justicra, la prepotencia de los poderosos, la explotación del pobre Concilio de Trento, movimientos de espiritualidad, como en el si-
y d~l pequeño. Por la fuer~a del Espíritu Santo han sabido soportar glo XVIII en Francia, grupos de jóvenes, acción social, familiar, «fo-
pacientemente las persecuciones y enfrentarse valientemente con las colares» en 1943 en Trento, cursillos de cristiandad en 1949 en Es-
torturas y hasta con la muerte, por causa de la justicia. Como afir- paña, comunidades eclesiales de base a partir de Medellín, en 1968,
~a el Vaticano II, él es, sencillamente, el «Señor y fuente de la y otros tantos grupos de oración, meditación, vida fraterna, testi-
v~da»,. está presente en la evolución social, dirige el curso de la monio, etc., en medio del mundo secular y laical. Se manifiestan
historia, renueva la faz de la tierra, opera la salvación entre los no los múltiples dones del Espíritu: el servicio a los pobres, el servicio
cristianos e impulsa a los hombres a amar a Dios y, en él, al mundo de alabanza, el don de lenguas o de curación, el don de oración, etc.
y a los hombres 17• En una palabra: la historia está grávida de Cris- El Movimiento de Renovación Carismática tiene particular im-
to Jesús y llena del Espíritu Santo. portancia para toda la Iglesia por las proporciones que ha tomado .
. Es~~ relectura ,d~ la vida humana en el horizonte de la perso-
na~izacion del E.spmtu Sant? no debe inducirnos a una falsa inge- 1•
Cf. A. Abreu, Católicos pentecostais e outros carismáticos nos Estados
nuidad, como si la presencia del Espíritu Santo fuese inmediata Unidos: «Atualizacao» (agosto 1972) 341-361, con abundante bibliografía;
~pifánica y sin mediacío:ies. La acción humana, en el campo de s~ Kevin y D. Ranaghan, Católicos Pentecostais (Río de Janeiro 1972); F. A. Su-
llivan, The Pentecostal Movement: «Gregorianum» 53 (1972) 237-266; R. Lau-
libertad, no queda marginada; el Espíritu actúa mediante la acción rentin, Pentecostisme cbez les Catholiques (París 1975), con una visión global
del fenómeno en toda la Iglesia, así como de sus principales problemas teo-
11
VAT. II, LG, 13; GS, 22,26; AA, 27. lógicos.
1'
Kevin-Ranaahan, op. cit., 181-182.

270 271
EL ESPÍRITU SANTO MORA EN NOSOTROS
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

Se trata de una nueva época de la fe cristiana, caracterizada por la deseo de ser todo cuanto quiere Cristo que seamos» "lJJ. Si tales fru-
vigorosa experiencia de la presencia divina en la comunidad y en tos llegan a hacerse realidad, podemos decir: ¡Aquí está el Espí-
la vida ordinaria (cf. 1 Cor L4,25). Se anuncia, según parece, la ritu con su manifestación explícita!
superación de aquella época· iniciada ya con los escritos tardíos del No se debe insistir demasiado en los signos exteriores que,
Nuevo Testamento y formalizada por el «giro constantiniano», ca- como la glosolalia, la profecía y otras manifestaciones extraordina-
racterizado por el predominio del poder, del orden, de la disciplina, rias, son expresión del bautismo en el Espíritu. Tales hechos pue-
del dogma, de la institución, de la jerarquía. Dios era experimenta- den provenir del Espíritu o del espíritu humano. Encierran una am-
do primariamente como el ente infinito, como causa de la creación bigüedad que exige, en cada caso, capacidad de discernimiento. Esas
más que como presencia amorosa en medio de nosotros. Jesucristo manifestaciones constituyen lugares comunes de la experiencia re-
era contemplado más como fundador, en un sentido jurídico, de ligiosa y aparecen tanto en el pasado como en el presente, incluso
su Iglesia que como su principio constitutivo, permanente y vivifi- en las religiones del mundo y en el paganismo. Pueden constituir
cante. La exacerbación de este período dio lugar al triunfalismo, un lenguaje por el que el inconsciente expresa la búsqueda de inte-
al clericalismo, al juridicismo, al dogmatismo y al formalismo. Ser gración, de reajuste, del sentido profundo de la vida, perdido en
cristiano consistía fundamentalmente en un enmarcarse dentro de los meandros de instituciones esclerotizadas o en los gestos estereo-
un universo religioso ya establecido y definido. La experiencia de tipados de la religión y de la cultura. El Movimiento puede apelar
Dios fue reemplazada por la doctrina, y la participación en la comu- al Espíritu según los frutos que presente: crecimiento en el amor
fraterno, profundización en el espíritu de oración, mayor inserción
nidad quedó eliminada al absorber todo el poder religioso la clase
en la comunidad eclesial, intensificación del espíritu misionero y
clerical.
hasta comprensión para con las deficiencias de la institución.
Y he aquí que, lenta pero persistentemente, se ha ido articulan- ¿Cómo saber si se trata de una auténtica experiencia del Espí-
do una nueva experiencia de Dios y de su Espíritu, caracterizada · ritu o de una experiencia de nuestro espíritu? Pablo, en un contex-
principalmente por la libertad y espontaneidad, por los carismas, to carismático, establece un criterio decisivo: «Que todo resulte
por el testimonio público y valiente de la presencia divina en el constructivo» (1 Cor 14,26 ). Los dones y las experiencias o ma-
mundo, por las nuevas formas de oración, de ser Iglesia, de par- nifestaciones carismáticas se dan para «el bien común» (1Cor12,7).
ticipar en la comunidad, de ser seglar y de ser sacerdote. Lo que Por consiguiente, si la invocación de los carismas lleva a divisiones
sucede con la Renovación Carismática de la Iglesia no parece ser entre los hermanos y ocasiona perjuicios a la Iglesia, se puede afir-
una vuelta ahistórica a la Iglesia primitiva con su entusiasmo des- mar: más que el Espíritu Santo, está aquí en juego el espíritu de
bordante e inconsistente, sino una vigorosa manifestación del pro- autopromoción. Habría que mirar además los llamados por el mis-
pio Espíritu, que quiere para sí y para los hombres una Iglesia con mo Pablo «frutos del Espíritu Santo»: amor, alegría, paz, toleran-
características nuevas. cia, agrado, generosidad, lealtad, sencillez, dominio de sí» (Gál 5,
La experiencia del Espíritu y de sus dones recibe entre los 22; Flp 4,4). Hoy diríamos: si la persona, con su carisma, se pre-
pentecostales católicos el nombre de bautismo en el Espíritu Santo. senta serena, comprensiva con los demás, aun cuando piensen de
«Para los pentecostales evangélicos, el bautismo en el Espíritu distinta manera, sin fanatismos de ninguna clase, abierta al testi-
Santo es una 'nueva' obra de la gracia. En la vida de un católico monio y a la crítica, ron espíritu de humor y de distancia frente a
es una obra 'antigua', aunque en la práctica sea 'nueva', puesto que su propio carisma, podemos creer que nos encontramos ante una
la expresión 'bautismo en el Espíritu Santo', tal como la usan los manifestación del Espíritu.
pentecostales católicos, es una oración de renovación de cuanto Por encima de todos los carismas extraordinarios está el carác-
engloba la iniciación cristiana y de lo que ella significa. En la prác- ter extraordinario del amor de cada día, cuya apología hace Pablo
tica es más una experiencia de reafirmación que de iniciación. En- de forma inimitable ( 1 Cor 13 ). La verdad de un carisma extraor-
tre los pentecostales católicos este bautismo no es un nuevo sa- dinario se manifiesta en la capacidad de asumir lo cotidiano con
cramento ni es un sacramento .sustitutivo, Como la renovación de
las promesas del bautismo, constituye una renovación de la fe, del 20
Id., 182.

272 273
l
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA

todas sus ambigüedades y opacidades. La verdadera fe no sólo ve V


la actuación del Espíritu en las manifestaciones extraordinarias, sino
siempre y en todas las situaciones humanas en que se busque el LA INHABIT ACION DE LA SANTISIMA TRINIDAD
bien, se practique la virtud, se viva el amor, se respete al hombre EN LA VIDA DE LOS JUSTOS
y se venere a Dios, tanto en instituciones esclerotizadas y en la li-
turgia ritualizada, como en el gesto cotidiano de la oración fami-
liar y particular. Si el justo es hijo del Padre en el Hijo y está inhabitado por
Como conclusión podemos decir que con la fórmula inhabita­ el Espíritu Santo, podemos avanzar un paso más y preguntar qué
ción del Espíritu Santo queremos expresar la siguiente realidad: relación tiene con el misterio de la Santísima Trinidad. Para la fe
quien vive como justo, vive de aquella vida y con aquel fundamen- ¡ cristiana, las relaciones con Dios son siempre relaciones con la
to que fue la vida y el fundamento de Cristo Jesús. El vigor, la r Trinidad. No existe más Dios que el Dios Trino.
fuerza, la misteriosa presencia de Dios que se manifestaba en Cristo El Nuevo Testamento atestigua ya la fe en la inhabítación de
Jesús era el Espíritu Santo. El está en todos los hombres justos y las tres divinas Personas en la vida de los fieles. En numerosos tex-
rectos, y de forma peculiar en los seguidores de Cristo. El funda- tos expresa Juan la mutua inmanencia de Dios en el hombre y del
mento último que hace al justo ser justo, estar abierto a Dios y a .i hombre en Dios. «Quien cumple los mandamientos está en Dios
1
todo lo que procede de Dios es el Espíritu Santo. Estamos inha- y Dios en él» ( 1 J n 3 ,24 ). «Y esta prueba tenemos de que estamos
bitados por una fuerza que es la fuerza de nuestra misma fuerza. . en él y él en nosotros, que nos ha hecho participar de su Espíritu»
No es anónima: se llama Espíritu Santo: el Espíritu de Cristo, el ( 1 Jn 4,13 ). «Si uno confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
Espíritu de Dios. No vive ya olvidada: es la persona del Espíritu está en él y él en Dios» (1 Jn 4,15). «Dios es amor: quien perma-
Santo, que forma con todos los justos una persona mística. nece en el amor permanece en Dios y Dios en él» (1 Jn 4,16; cf.
otros textos en 1Jn2,6,24.27-28; 3,6; 5,20).
La unión existente entre el Padre y el Hijo sirve como de pun-
to de referencia para entender la unión que debe mediar entre Dios
y los hombres en gracia: «Que sean todos uno, como tú Padre es-
tás en mí y yo en tí; así también ellos estén en nosotros, para que
crea el mundo que tú me enviaste» (Jn 17,21-23; cf. 14,20-21).
En el discurso de despedida de Jesús, Juan explicita más sus ideas
poniéndolas en labios del mismo Cristo: «Uno que me ama, hará
caso de mi mensaje, mi Padre lo amará y los dos vendremos a él
y viviremos en él» (Jn 14,23 ); el Padre enviará junto con el Hijo
1 al Espíritu Santo, que estará con nosotros para siempre (Jn 14,15-

l
16; 16,7). Mateo alude a esta inmanencia mutua cuando afirma
que sbmos bautizados en nombre del Padre y del Hijo y del Espí-
ritu Santo (Mt 28,19).
Todas estas afirmaciones revelan ya una avanzada elaboración
teológica y el estadio final de la elucidación cristológica. Pablo re-
sume en una expresión feliz la fe en la inhabitación trinitaria: «La
1 prueba de que sois hijos es que Dios (Padre) envió a vuestro inte-
1
rior el Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abba! ¡Padre!» (Gál 4,6).

274
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA INHABITACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

l. TENTATIVAS DE EXPLICACION TEOLOGICA La reflexión deberá acercarnos al misterio hasta el punto de


que podamos exclamar con los hebreos, y con más razón que ellos:
¿Cómo deben interpretarse estas afirmaciones? No basta ci- «¿Qué nación grande tiene un dios tan cercano como está el Señor,
tarlas y recitarlas. La teología, como inteligencia de la fe, debe bus- nuestro Dios, cuando lo invocamos?» (Dt 4, 7 ). El cristianismo in-
car su sentido desentrañar la experiencia cristiana que en ellas se tenta responder a esto.
encierra y articular, en la medida de lo posible, sus contenidos s~- Son muchas las tendencias teológicas. Todas pretenden, de una
gún el nexo con los demás misterios, que, en el fondo, no s~n i:i-~s u otra forma, responder a cuestiones fundamentales como las si-
que explicitaciones de un solo misterio: el de la autocomuntcacion guientes: ¿qué tipo de presencia tiene la Santísima Trinidad en la
de Dios Padre por el Hijo en el Espíritu Santo al corazón de los vida de los justos? ¿Es un desdoblamiento de la presencia divina
hombres. preexistente ya por el hecho de la creación y de la omnipresencia
Debemos preguntarnos, pues, qué sentido existencial se ha de o es una inhabitación del todo especial? ¿Es la intensificación, a
dar a este misterio para que el cristiano corriente e interesado en nivel de personas rectas y justas, de aquella presencia trinitaria
ello pueda realizarlo en su propia existencia. Pocas cuestiones teo- -puesto que sólo ésta existe realmente­ que el misterio de Dios
lógicas han sido tan discutidas como ésta 1. El grado de abstracción tiene siempre en la creación? Además, ¿qué tipo de presencia tie-
y de formalización del proceso discursivo es. tal, que solamente .l?s ne a su vez el justo en la Santísima Trinidad? ¿Se relaciona con
iniciados consiguen llegar a comprenderlo. Sm embargo, la cue~t10n cada una de las personas individualmente o su relación se refiere
es demasiado esencial para la vida cristiana para que pueda dejarse sólo a la Trinidad en cuanto Trinidad? Vamos a resumir las diver-
únicamente a los especialistas, incapaces de socializar sus aprecia- sas sentencias teológicas 3•
ciones en orden a su comprensión y vivencia por parte del pueblo
de Dios. Ello nos mueve a intentar esclarecer esta verdad funda- a) La inhabitación de la Santísima Trinidad
mental de nuestra fe, de forma que pueda iluminar nuestra propia como proceso configurativo
vida cristiana. Nos interesa rescatar la experiencia latente en las
afirmaciones neotestamentarias, tal como se hicieron y se articula- La primera sentencia 4 se apoya en el axioma general de una
ron sobre todo en el círculo de Juan y en la meditación cristológica teología estructurada según los moldes de la metafísica clásica:
y pneumatológica de Pablo. No olvidamos lo que dice Pío XII. en «Dios está presente allí donde actúa». Como actúa en toda la crea-
la encíclica sobre el cuerpo místico de Cristo (1943): la inhabita- ción, existe una omnipresencia de Dios en todas las cosas. En la
ción trinitaria es un profundo misterio que «en este destierro te- vida del justo, centrada en el amor y la unión con Dios, Dios actúa
rreno nunca puede entreverse libre de todo velo» 2. de un modo especialísimo, siendo él mismo la gracia presente y
haciendo a la persona semejante a la Santísima Trinidad. Dios es,
1 Véase la bibliografía más fundamental: C. Colombo, Grazia e inabitazio­ pues, causa eficiente y ejemplar de la inhabitación, ·es decir, Dios
ne della SS. Trinitá, en Problemi e Orientamenti di Teología Dommatica 2 realiza su presencia trinitaria en el justo, y éste es cada vez más
(Milán 1957) 641-654; P. Letter, Current Theology: Sanctifying Grace and semejante a la Santísima Trinidad.
tbe Divine indwelling: «Theological Studies» 14 (1953) 242-272; J. Trutsch,
SS. Trinitatis inhabitatio apud theologos recentiores (Trento 1949); R. ,Ve- Esta configuración del justo con la Santísima Trinidad consti-
rardo Polemiche recenti intorno all'inabitazione della SS. Trinitá: «Sapien- tuye una realidad dinámica. Suele decirse que es como una graba-
i
za» (1954) 29-44; P. F. Chirico, The Divine Indwelling an_d Di~tincts Re­ ción sobre materia fluida: un molde aplicado a una cera tan blanda
lations to the Indwelling Persons in Modern Tbeological Discussion (R.º1!1ª
1960); J. F. Dedek, Experimental Knowledge of the Lndtoelling Trmzty ' Seguiremos a los mejores tratadistas: A. Perego, La gracia (Barcelona
(Mundelein 1958); S. Dockx, Du [ondement propre de la presence reelle de 1964) 3 82-390; Ch. Baumgartner, La Gráce du Christ (Tournai 1963) 1'83-
1

Dieu dans l'áme juste: «Nouvelle revue théologique» 72 (1950) 673-68_9; 189; Flick-Alszeghy,Il Vangelo della grazia, 485-498; íd., Antropoiágia teoló­
J. Sittler, Essays on Nature and Grace (Filadelfia .1972); J. P. Mackey, Lije gica, 362-386; A. Turrado, Dios en el hombre (Madrid 1971) 136-146.
and Grace (Dublín 1966); l. Willing, Geschaffene und ungeschaffene Gnade 4
Esta sentencia fue defendida por Vázquez, In 1, q. 8, d. 30, c. 3,
(Münster 1964); Fransen, Estructuras fundamentales del nuevo ser, en Mys­ nn. H-12 (Lyon 1631, I, 114), y modernamente por P. Galtier, L'habitation
terium Salutis, IV /2, 885-909. en nous des trois Personnes (Roma 1950); íd., De SS. Trinitate in se et in
2
AAS 35 (1943) 231 o en DS, 3813. nobis (París 1933).

276 277
rr-
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA INHABITACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

que, cuando se retira el molde, desaparece de la cera la grabación. mún por el que Dios está en todas las cosas por esencia, presencia
Si queremos que perdure el grabado tenemos que mantener el r:iol- y potencia, como está presente la causa en los efectos que partici-
de aplicado a la cera semilíquida. Es como el agua, que adquiere pan de su bondad. Además de este modo común, existe todavía
la forma del vaso; dicha forma desaparece cuando se rompe el otro del todo especial, exclusivo de la naturaleza racional, en la
vaso o se derrama el agua. Del mismo modo que desaparece el gra- que Dios está como el objeto conocido en el cognoscente y como la
bado y pierde su forma el agua cuando se retir~ el mol~e o s~ rom- persona amada en el que ama. La criatura racional, mediante su
pe el vaso, así ocurre también con la presenc1_a del D10s tr~o. en conocimiento y su amor, alcanza al mismo Dios; según este modo
el justo; para que exista y permanezca es preciso que l~ Sa~t~si.ma especial, Dios no sólo está presente en la criatura racional sino que
Trinidad esté siempre presente produciendo su presencia diviniza- habita en ella como en su templo» 7• '

dora 5. Es una cierta generación por la que Dios hace al justo par- Según esta interpretación, la inhabitación trinitaria no redu-
tícipe de su propia vida divina. Dios imp~ime su pro~ia imagen plica la presencia que Dios tiene ya en su creación; sino que la pro-
trinitaria ( sigillatio) en la persona. Esta imagen concierne a la longa, la intensifica y le da una concreción propia porque se trata
esencia divina idéntica en las tres personas. No existe, según esta de un ser peculiar: una criatura racional, capaz de conocer y amar
sentencia, un;
configuración especí~ica con el Padre, ~?n el Hijo a Dios. Cuando conoce y ama a Dios, Dios se hace en ella presen-
te de un modo especialísimo.
y con el Espíritu Santo. En las acciones sobre la creación, las tres
personas no tienen, según dicha sentencia, una acción propia. Todo Por el mero hecho de que el hombre es criatura, Dios está pre-
es común a las tres. sente en él y en sus facultades de conocer y amar. Pero cuando el
Esta teoría teológica se centra en el proceso de divinización hu- hombre toma conciencia de esta presencia, conoce a Dios (lo hace
mana y lo describe con gran plasticidad por medio de ejemplos. objeto de su conocimiento) y lo ama, entonces Dios no sólo está
Pero se atiene a un axioma sistemático sin criticarlo a la luz de objetivamente presente, sino que pasa a estar presente subjetiva-
los testimonios neotestamentarios y de la tradición teológica, según mente y de forma íntima: Dios inhabita en el hombre.
los cuales cada persona divina posee una acción propia, incluso en Es más o menos lo que sucede en la amistad 8• Mediante la
la obra de la creación y de la divinización 6• inhabitación se establece una íntima amistad entre Dios y el hom-
bre. La amistad supone la unión de los amigos en los afectos y
valores comunes, y se fomenta con la mutua presencia y el encuen-
b) Dios no sólo está presente, sino que tro. Puesto que la amistad entre Dios y el hombre es divina, evi-
habita en nuestras facultades dentemente se trata de una amistad perfectísima y de suma unión,
La segunda sentencia combina la presencia universal de Dios en que implica una presencia íntima de Dios en la vida del hombre
la creación con la especialísima presencia en la vida de los justos. justo y bueno 9• En virtud de esta presencia, el mismo Dios en su
Tomás de Aquino dice en un texto famoso: «Existe un modo co­ Trinidad mora en el hombre justo.
En esta teoría aparece, sin rupturas ni reduplicaciones innecesa-
5 Cf. Galtier, op. cit., nn. 456-458; íd., L'habitation ... , 230. . r~as, .~na ~n~dad entre el vivir humano (conocer y amar) y la inha-
• Existe en este tratado de la gracia un axioma que reza: «Omnia s_unt hitación divina. En el acto concreto de conocer y amar a Dios, el
unum ubi non obviat relationis oppositio»: en las obras ad extra -relativas
a la ~reación- todo es común a las tres divinas Personas, mientras no lo hombre está habitado por Dios trino, quien posibilita y realiza el
conocer y el amar y capacita para el verdadero gozo ( fruitio) y para
impida la oposición de las relaciones por las que una Persona se distingue
de la otra. Este axioma tiene su razón de ser, pues de otra suerte habría que #'I~
1

una auténtica experiencia de Dios 10•


existen tres Infinitos, tres Creadores, tres Providencias, etc. Se discute sobre
si la obra de santificación e inhabitación puede considerarse como obra ad
7
Cf. santo Tomás, I, q. 43, a, 3; I, q. 8, a. 3 ad. 4; d. también el otro
extra. En el orden natural, las tres Personas obrarían mediante su naturaleza texto In 1, d. 14, q. 2 a, 2.
s Cf. santo Tomás, I-II, q. 28, a. l.
divina común· en el ámbito sobrenatural, obrarían en cuanto Personas ~s-
Este aspecto fue especialmente profundizado por Suárez, De Trinitate
9
tintas puesto' que entre la vida de la gracia y la vida eterna existe u~a mis-
terios~ correspondencia y no más que una diferencia meramente accidental XII. 5. 13.
10
(situaciones diferentes, como viatores, por una parte, y comprehensores, por • Este aspecto de la fruición ha sido detalladamente analizado por A. Gar-
deil, La structure de l'áme et l'expérience mystique (París 1927) 60ss.
otra): cf. Rondet, op, cit., 338.

278 279
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA INHABITACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

c) La inhabitación hace al hombre deiforme inh?bitación trinitaria: ca~a una de las personas está presente y
act~a conforme a sus propiedades nocionales 12: el Padre como mis-
Una tercera sentencia 11 parte de un dato constante en los tes-
timonios neotestamentarios y en la tradición: la diferencia entre
terio absolu:o ?elque todo procede y al que retorna todo, el Hijo
co~o conocimiento y verdad y· el Espíritu Santo como amor y
una persona que vive en gracia de Dios aquí en la tierra y otra que uruon.
goza ya de la visión beatífica en el cielo es meramente accidental. Ya ahora, en la opacidad del tiempo presente el hombre co-
Ambas viven una misma y única realidad, si bien en condiciones mienza a vivir ese estado que un día será definitivo en la gloria,
diferentes: la condición de peregrino ( homo viator) y la condición en la visión facial y en el amor sin mediaciones.
del que ha llegado a la gloria (hamo comprehensor). La inhabita-
ción de la Santísima Trinidad en la tierra prepara y anticipa la vi-
sión beatífica en el cielo y se prolonga en ella. Como muy acerta- d) La inhabitación: amistad con el Padre
damente decía el cardenal Newman, «la gracia es la gloria en el por el Hiio en el Espíritu Santo
destierro, y la gloria es la gracia en la patria» (cf. 2 Cor 1,22; 5,5; . Las teorías citadas, por interesantes que puedan ser, se caracte-
Rom 8,2; Ef 1,13 ). rizan por una evidente abstracción metafísica; apenas evocan la ri-
En la visión beatífica tiene lugar una unión tan íntima entre la q:ieza de datos at~~tiguados_por la Sagrada Escritura. Además pres-
Santísima Trinidad y el justo, que no cabe pensar otra mayor. El cinden de la función de Cristo y de su continuación en la historia
justo conoce, ama y goza de Dios tal como es, es decir, como Tri- de la Iglesia.
nidad. Sin embargo, ninguna criatura puede unirse por sí misma a En nombre de una mayor concreción, se ha elaborado una nue-
Dios tal como es en sí mismo. Por eso, Dios se une a la inteligen- va sentencia 13, aprovechando las intuiciones del personalismo mo-
cia y a la voluntad humanas, capacitándolas para un conocimiento derno. La categoría clave, iluminadora del misterio es la de la
y un amor que, sin dejar de ser humanos, se convierten en verdade- amistad. Dicha categoría ~U:plica ante todo una dimensión dialogal
ramente divinos. El hombre se convierte en deiforme. Tal trans- con cada .ui:a de las tr~s divinas personas. Y exige, para ser amistad,
formación precede a los actos concretos de conocimiento y amor, un conoCTm_i~nto de Dios más particular que el obtenido por la mera
y los posibilita. Evidentemente, no se trata de una nueva encar- contemplación de la obra de la creación. Supone conocer a Dios
nación de Dios en la vida intelectiva y amorosa del justo. Eso im- tal mn:o se ha revelado en. Cristo Jesús y se actualiza en la Iglesia.
plicaría que Dios se hiciese accidente e, incluso, sustancia como La ª?1i~t~d per~ecta se articula, pues, en el ámbito cristológico y
parte constitutiva de una realidad creada. Se trata, simplemente, e:les10log1co; D10s se hace presente a través de estas mediaciones
de una actuación especialísima de Dios. De ahí que se la denomine históricas, priv~legiadas por él mismo, y se hace presente de tal
unión cuasi­formal (análoga a la de una causa formal). Según este forma que realiza una elevación ontológica del hombre.
modelo de unión, el efecto posee la misma naturaleza que la causa, . Según esta interpretación, la inhabitación se articula de la si-
puesto que la causa entra de tal suerte en la constitución del efecto guiente manera: «El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo admiten al
que éste, aun sin dejar de ser efecto, asume las características de hombre a la propia intimidad, dándose a él como una persona se
la causa. Es lo que sucede en la unión entre la Santísima Trinidad da a otra. En esta comunión existe un orden. El Padre invita al
y el justo. Este participa de la vida íntima de Dios, del conocimien- hombre~ su ami~t~d por medio del Hijo encarnado; el Hijo, a su
to por el que el Padre engendra al Hijo y del amor por el que el vez, envra el Espíritu Santo, que es el amor unitivo entre el Padre
Padre y el Hijo, conjuntamente, espiran al Espíritu Santo. y el Hijo; el Espíritu Santo se da como alma de la Iglesia (Lumen
Lo mismo que en la visión beatífica se dan relaciones propias
con cada una de las tres divinas personas, así también ahora en la •
12
En teología trinitaria, propiedades nocionales son aquellas que se re-
f1e~en a las .~ersonas en. lo. 9ue tienen, de distinto; así, la «generación» se
11 Los más decisivos representantes son: M. de la Taille, Actuation créée refiere .. al Hijo y la «espiracion» al Espíritu Santo, que procede del Padre y
par l' acte incréé. Lumiére de gloire, gráce santijiante, unían hy postatique: del HIJO.
«Recherches de Science Religieuse» 28 (1928) 253-268; K. Rahner, Sobre el 13
Esta. sentencia l~ defiende, especialmente, Flíck-Alszeghy, It Vangelo
concepto escolástico de la gracia increada, en Escritos de Teología I, 351-380. della grazia, 493-498; fd., Antropología teológica, 384-386.

280 281
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA INHABITACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

gentium, n.º 7). Uniéndose misteriosamente a los hombres, los hace sagrado y divino que poseen por estar umbilicalmente vincuiadas
miembros de una comunidad salvífica y capaces de vivir una vida a lo sagrado y al misterio de Dios.
filial» 14• La expresión inhabitación de la Santísima Trinidad Padre
Esta teoría aprovecha una gama de datos que ofrece la expe- Hijo y Espíritu Santo, debe su traducción de la más pr;funda ;
riencia de la amistad: presencia, diálogo, entrega mutua, con sus esencial experiencia cristiana. Por cierto, la experiencia no es una
elementos intelectivos, afectivos, inmanentes y trascendentes, pro- vivencia cualquiera, como si Dios trino no fuese más que un objeto,
pios del amor. La verdadera amistad no implica sólo visión, sino entre otros, del mundo cotidiano. Por tratarse de lo más elevado,
también gozo, fruición, alegría, comunicación y plenitud. Este s~bli?1e, profundo, inefable y misterioso de la fe cristiana, tal expe-
tipo de relación amorosa del hombre con cada una de las tres per- nencia deberá corresponder a lo que hay de más radical, insondable
sonas tiene su historia, y en cada fase de la vida se articula un e inenarrable en la existencia humana. Y lo insondable no se da
nuevo tipo de relación con el Dios trino, hasta que alcanza su en lo intrincado de las reflexiones conceptuales, sino en la simpli-
plenitud en la gloria. cidad transparente de lo cotidiano. Y a ello sólo podemos acercar-
nos mediante tanteos y sólo podemos expresarlo balbuceando. Santa
Teresa, al describir el misterio de la inhabitación trinitaria, comienza
con el gran r~speto y confusión que suscita siempre lo sagrado:
2. TENTATIVA PERSONAL: LA INHABITACION
«¡Oh, gran D10s!, parece que tiembla una criatura tan miserable
COMO EXPERIENCIA Y GOZO DEL MISTERIO
como yo de tratar en cosa tan ajena de lo que merezco entender.
DE SI MISMO EN EL MISTERIO DE DIOS
Y ~s verdad que he estado en gran confusión, pensando si será
mejor acabar con pocas palabras esta morada, porque me parece
Las diversas sentencias citadas ponen todo su esfuerzo en articu-
~ue han d: pensar que yo lo sé por experiencia, y háceme grandí-
lar los conceptos tradicionales (visión beatífica, gracia como assi­ sima verguenza, porque, conociéndome la que soy, es terrible
milatio, sigillatio Trinitatis, operación ad extra, siempre trinita- cosa» 15•
ria, etc.) o las afirmaciones de la Sagrada Escritura. En cambio, De todas maneras debemos afirmar que la revelación del miste-
olvidan que estas afirmaciones y aquellos conceptos pretenden tra- rio de la Santísima Trinidad no se verificó de manera abstracta
ducir una experiencia cristiana. Representan ya una interpretación comunicándonos simples proposiciones en las que se afirmaba: Dios
de algo más fundamental y originario que el concepto. Comprender e~ uno en esencia y trino en personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
no es sólo interpretar interpretaciones, sino que exige recuperar el sin que en el fondo podamos comprender cómo tres pueden ser
dato originario y expresarlo en cada tiempo con sus esquemas con- un~, Y _imo puede ser tres. Tal formulación traduce, en el plano
ceptuales correspondientes. Hoy nos resulta sumamente difícil asi- de inteligencia de la fe y dentro de un determinado horizonte con-
milar existencialmente las diversas sentencias expuestas. En ellas ceptual, la experiencia histórico-salvífica del misterio de Dios. Dios
aparece la inhabitación como realidad ajena a la vida, como una se reveló y fue experimentado por los hombres como el misterio
superestructura y, en el fondo, como algo no muy relevante para absoluto. Pero no se encerró en sí mismo. Mostró una increíble
la existencia. Difícilmente ayudan a asumir y a comprender mejor simpatía por los hombres. Se autodonó a ellos como amor como
lo ordinario, lo cotidiano, en medio de lo cual se desarrolla toda co?1pre~sión, como esperanza, como fundamento de todo' en su
nuestra vida y dentro de lo cual conseguimos o perdemos la <sal- existencia y subsistencia.
vación. Este Dios, que vive en lo más íntimo de nosotros mismos aun
La fe no crea nuevas realidades. Explicita, a la luz de Dios, estando más allá de todo, recibe el nombre de Padre en cuanto
las realidades que experimentamos en la existencia. Es una luz que misterio-misterio sin principio y origen de todo e inefable. En cuan-
saca de las sombras dimensiones existentes en la vida humana y, to est~ ~is.terio se abre como verdad de sí mismo, se refleja en el nú-
superando una visión profana y naturalista, les restituye el carácter mero infinito de sus posibles imitaciones, se comunica a los hombres,
14
Flick-Alszeghy, Antropología teológica, 385. rs Santa Teresa de Avila, Castillo interior (Madrid 1962) 419.

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DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA INHABITACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

va en busca de ellos y establece con ellos una alianza, se denomina Ahora bien, esta unidad originaria de la persona, que se ma-
Hijo. Y este mismo y único misterio, en cuanto lo congreg~ t~d? nifiesta como verdad y se da como amor, se descubre como gratuita.
en el amor y atrae todo hacia sí, en una unidad amorosa e m~vi- No se fundamenta a sí misma. Se encuentra existiendo, sin haber
sible, se llama Espíritu Santo. La Santísima Trinidad,. concebida pedido a nadie la existencia. No hay ninguna clase de necesidad
histórico-salvíficamente, ne es una curiosidad especulativa. E.s la que exija su existencia. Está ahí, fundamentada, referida a alguien,
explicitación de una experiencia cristiana, verificada bajo el signo a un misterio. Se siente, pues, manifestación de algo que no es ella
de Jesucristo, Hijo encarnado, que posibilitó semejante revelación misma. Exige un fundamento ontológico que Ja justifique. Es un
trinitaria y su correspondiente experiencia 16• misterio en el misterio. Por eso, su verdad es manifestación de otra
Por haberse revelado histórico-salvíficamente, la Santísima Tri- verdad y su amor es encarnación de otro amor.
nidad está ligada inmediatamente a la realidad humana. Por nuestra Ahora bien, ¿no decimos que el Padre es precisamente Dios en
salvación se comunicó y entró en la historia humana. De ahí que, cuanto misterio absoluto, origen de todo y sin origen? ¿Y no co-
antes de formularse en términos de Trinidad, estaba ya presente rresponde a esto el misterio de la persona humana? ¿No se comu-
como experiencia, llenando de luz, de gracia y de vida la .exister:cia nica ésta como verdad y amor, como inteligencia que ve y volun-
de los hombres. Si no hubiera estado presente como realidad viva, tad que ama? Pero la persona nunca se agota en ninguna comuni-
no había sido posible expresarla luego mediante una fórmula. cación concreta. Continúa siempre como disponibilidad; trasciende
¿Cómo lo estaba? ¿De qué manera estaba y sigue estando presente todo acto concreto. Todo es manifestación suya. Y ella misma es
en la existencia histórica del hombre? Es función del análisis Y un misterio que se proyecta sobre las cosas que hace, piensa y
de la reflexión dilucidar el misterio trinitario, anterior al misterio de ama.
la encarnación y de la Iglesia e interior al misterio del hombre. ¿No decimos que el Hijo (Verbo o Lagos) es lo que de cognos-
A su vez, el misterio trinitario confiere su verdadera dimensión al cible e inteligible hay en el Padre? Y ¿no corresponden a ello la
misterio humano. Detengámonos brevemente en este aspecto. verdad e inteligencia humanas, en tanto que son reveladoras de la
Genética y epistemológicamente, para nosotros, el misterio verdad e inteligibilidad de la persona y del mundo?
humano precede al misterio de Dios. Pero el misterio de Dios, una ¿No decimos que el Espíritu Santo es el amor de dos personas
vez aparecido, adquiere una primacía ontológica: en él se funda distintas, del Padre y del Hijo, y hace que todo retorne como
la existencia humana; él permite pensar, querer; amar, conocer Y unidad al misterio insondable? ¿Y no corresponde a esto el amor,
plantear el problema. que inserta lo diferente en el seno de lo personal, creando comunión
El hombre es para sí mismo un gran misterio ( mihi f actus sum y unificando todo?
magna quaestio), Se presenta como una unidad fontal originaria La persona, en sus manifestaciones radicales de verdad y de
que se concreta siempre en múltiples manifestaciones. Es una unidad amor, es imagen del misterio de Dios. Pero entiéndase bien: el
que conoce, piensa, se abre a la inteligibilidad de sí mismo y del misterio de la Santísima Trinidad no se deduce del análisis de la
mundo y puede relacionarse en términos de autodonación. Es una persona humana. Sólo genéticamente parece ser así. En realidad,
unidad personal que se comunica como autoconciencia de sí, que el análisis revela la referencia que la persona guarda y exige para
dialoga, que se abre a los demás y, retornando sobre sí misma, entenderse ella misma, una referencia absoluta que es Dios. La
elabora una síntesis con todas las realidades distintas con que se en- verdad y el amor son también figurativos. Reflejan otro amor y
cuentra. Esta unidad personal no sólo conoce y sintetiza las expe- otra verdad. Los historizan en el mundo y manifiestan su comuni-
riencias con todos los demás: busca la comunión con ellos. Se hace cación 17. El hombre aparece, pues, habitado por la Trinidad.
comunidad y se relaciona mediante el amor y la donación de sí Lo que hemos intentado esbozar constituye la presencia obje-
misma, pudiendo llegar hasta el autosacrificio. Es verdad; pero es tiva de la Santísima Trinidad en el vivir, pensar y querer humanos;
1
también amor. no depende, pues, de un voluntarismo humano. Incluso quien no
vive en gracia de Dios refleja en su ser racional a la Santísima
1•
Cf. A. van den Berg, A SS. Trinidade e a existencia humana I y II:
REB 33 (1973) 629-648; 36 (1976) 323-346. 17
L. Boff y otros, Experimentar· Deus boje, 173-180.

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DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA INHABITACIÓN DE LA SANTISIMA TRINIDAD

Trinidad; como hermosamente decía Teresa de Avila, «a la que no misterio. La génesis de la verdad en nosotros refleja la generación
está en gracia... no le falta el Sol de Justicia, que está en ella eterna de la verdad del Padre, que es el Hijo; nuestro amor, por
dándole el ser, sino que ella es incapaz de recibir la luz» 18• El hom- el que nos comunicamos con los otros, refleja la espiración eterna
bre está, pues, estructurado de tal manera que se halla inc~sante- del amor del Padre y del Hijo, que es el Espíritu Santo. Ya ahora
mente bañado por el reflejo de la Trinidad. Es la presencia por estamos siendo asimilados dentro del proceso trinitario. No nos en-
inmensidad, esencia y potencia de que habla Tomás de Aquino en contramos fuera de él. Hemos sido hechos partícipes de la misma
el texto que hemos citado antes. naturaleza de Dios tal como ella es en concreto, es decir, como
En este horizonte debe contemplarse la inhabitación de la San- Trinidad de personas.
tísima Trinidad, como ya insinuó Pío XII en la Mystici corporis El Concilio de Florencia ( 1439-1445) enseña que la gloria y
Christi: «Se dice que las divinas personas inhabitan, en cuanto, el gozo del cielo consisten «en una contemplación clara de Dios,
estando ellas presentes de manera inescrutable en los seres creados trino y uno, tal como es en sí mismo» 20• La encíclica Mystici cor­
dotados de inteligencia, éstos pueden relacionarse con ellas por poris ( 194 3 ), cuyo carácter doctrinal tiene una autoridad indiscu-
medio del conocimiento y el amor y de un modo totalmente íntimo tible, afirma en este contexto de la inhabitación que en la visión
y singular, que trasciende toda la naturaleza creada» 19• beatífica nos será concedido «contemplar al Padre, al Hijo y al
Pero existe también la presencia subjetiva de la Trinidad. El Espíritu Santo, asistir durante toda la eternidad a las procesiones
justo, que vive un proyecto de vida abierto a Dios, centrado en el de las personas divinas y ser bienaventurados con gozo muy seme-
misterio del Dios trino, se deja poseer por la presencia objetiva de jante al que hace bienaventurada a la santísima Trinidad» 21• Se
la Trinidad. El justo, cuanto más justo, más vive en el recto orden trata de una realidad escatológica. Pero, por ser escatológica, se
de Dios y de sí mismo. Mejor refleja la realidad por la que está anticipa en la historia; se inicia aquí en la tíerra con el misterio
habitado: mejor se orienta su entendimiento hacia la verdad y su . de la persona justa y culmina en el cielo, donde el misterio estará
voluntad hacia el puro amor. Más y más asimilado aparece por la para siempre en el Misterio.
Trinidad. Lo que decimos sobre el misterio de la persona debe aplicarse
La gracia y la inhabitación trinitaria no duplican la presencia también a la comunidad de las personas. La Trinidad es comunidad,
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en la vida del justo; inten- La comunidad humana que vive de la verdad y en busca de una
sifican un proceso ya existente y pueden llevarlo progresivamente verdad cada vez más plena y que se nutre del amor y procura unas
a su plenitud, que culminará en la gloria celestial. relaciones sociales cada vez más fraternales y fundadas en el amor
Para el hombre que vive la relación con el misterio de Dios refleja, dentro de una situación histórica, el misterio trinitario.
(el justo), la realidad se transfigura por entero: no la contempla ¿Qué conversión debe operarse en las personas y qué revolución
profanamente en sí misma y para sí misma, sino religiosamente, en social debe verificarse en las comunidades para que sean verdadera-
cuanto religada a su último fundamento, que es Dios. Se siente mente y cada vez más el lugar de la articulación del misterio trini-
habitado por alguien mayor. Ese alguien mayor no es una fuerza tario en el tiempo?
ciega ni un misterio sin nombre. Es el Hijo, que, como verdad Como conclusión de este capítulo vamos a recoger las líneas en
eterna del Padre, se da en la verdad humana. Es el Espíritu Santo, que la gran mística Teresa de Avila describe su experiencia de la
que, como amor del Padre y del Hijo, se historiza en el amor hu- Santísima Trinidad; el saber se ha vuelto aquí puro sabor, por
mano. Es el Padre, que, como misterio absoluto, se revela en el obra y gracia del misterio:
misterio de la existencia personal. [Tal es la Luz por la que vemos « ... Y metida en aquella morada por visión intelectual, por
la luz! cierta manera de representación de la verdad, se le muestra la
El hombre es conducido por el misterio hacia un encuentro Santísima Trinidad, todas tres Personas, con una inflamación que
íntimo con la Trinidad, en la medida en que se abre a su propio primero viene a su espíritu a manera de una nube de grandísima

"-Santa Teresa de Avila, op. cit., 419. zo DS, 1305.


1•
AAS 35 {1'943) 232 o DS, 3'815. Zl DS, 3815.

286 l .'
287
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENC/A DE LA GRACIA

claridad, y estas personas distintas, y por una noticia admirable que CONCLUSION
se da a el alma, entiende con grandísima verdad ser todas tres per-
sonas una sustancia y un poder y un saber y un solo Dios; de
manera que lo que tenemos por fe, allí lo entiende el alma -po- El discurso católico sobre la gracia es sin duda uno de los más
demos decir- por vista, aunque no es vista con los ojos del cuerpo perjudicados por el lastre histórico de las doctrinas heterodoxas.
ni del alma, porque no es visión imaginaria. Aquí se le comunican En ningún otro tratado nos encontramos con tantas disputas, con-
todas tres personas y la hablan, y la dan a entender aquellas pala- denaciones y herejías. Este solo dato manifiesta la importancia que
bras que dice el evangelio que dijo el Señor: que vendrían él y el para la experiencia cristiana ha tenido la reflexión sobre la gracia.
Padre y el Espíritu Santo a morar con el alma que le ama y guarda Se pretendió y buscó penetrar en el misterio con gran compromiso
sus mandamientos (]n 14,23 )». personal. Porque, en el fondo, se trataba de lo más decisivo para
«jOh, válame Dios, cuán diferente cosa es oír estas palabras la existencia humana, de su salvación o perdición.
y creerlas, a entender por esta manera cuán verdaderas son! Y cada El estudio de tales disputas no puede ni debe quedar reservado
día se espanta más esta alma, porque nunca más le parece se fueron a los historiadores. Es preciso descubrir y rescatar la dimensión
de con ella, sino que notoriamente ve -de la manera que queda existencial latente bajo las articulaciones teóricas, con frecuencia
dicho-- que están en lo interior de su alma, en lo muy interior; abstractas y de difícil comprensión para la mentalidad de hoy. Por
en una cosa muy honda -que no sabe decir cómo es, porque no tal motivo, y por la importancia de esa tarea, nuestra reflexión ne
tiene letras- siente en sí esta divina compañía». se centró tanto en lo ya conocido y meditado cuanto en pensar y
«Pareceros ha que, según esto, no andará en sí, sino tan embe- decir lo que, fundamentalmente, estaba en causa en lo ya pensado,
bida que no pueda entender en nada. Pues yo os digo que mucho sabido y dicho por la tradición teológica. Y lo que ayer estaba en
más que antes, en todo lo que es servicio de Dios, y en faltando causa, como lo está hoy y lo estará siempre, es la presencia de Dios
las ocupaciones, se queda con aquella agradable compañía ... » 22• y su amor en el mundo y la correspondiente experiencia de todo
Eso es lo que significa, también en lo cotidiano, el misterio de ello. La presencia de Dios y de su amor en el mundo se denomina
la Santísima Trinidad morando en lo más íntimo de nuestro ser, gracia. ¿Cómo se manifiesta hoy? ¿Cómo nos visita? ¿En qué for-
en el misterio de los hombres. mas concretas de nuestra existencia personal y social se hace pre-
sente? ¿Qué exigencias comporta?
Hemos hecho un ensayo teórico con el propósito de descubrir
algunas perspectivas fundamentales que nos permitan tomar concien-
cia de la gracia presente en el mundo y ampliar el horizonte de la
vida para poder acoger esa misma gracia con más sentido liberador.
Con esta práctica teórica se debería estructurar una práctica práctica
que mostrase, mediante ejercicios prácticos, cómo se hace presente
la gracia en funciones fundamentales de la vida. El autor ha pre-
tendido ayudar al lector a comprender que, por ejemplo, en el fútbol,
en el carnaval, en las fiestas, en las auténticas relaciones humanas, en
los encuentros personales, en la amistad, en el amor, en la realización
personal y en otras incontables manifestaciones de la vida no se
trata solamente de un quehacer humano. Dichas realidades poseen
su propia consistencia; pero son también símbolos de otra reali-
dad, que se hace presente en la gratuidad, en la belleza, en la pro-
fundidad y bondad que las caracteriza: la gracia y la gratuidad de
Dios. El carnaval no deja de ser carnaval, fiesta popular que celebra
22
Santa Teresa de Avila, op. cit, 420. la gratuidad de la vida; el fútbol, que electriza a miles de personas

288 289
GRACl.A. Y EXPERIENCIA HUMANA
CONCLUSIÓN

en los estadios, no deja de ser fútbol, con los intereses, a veces Jlegó a conseguir todo lo que en la condición terrena se puede al-
turbios, que oculta; el amor humano en la convivencia con la esposa canza:. Su nombre era, simplemente, el hombre-que-todo-lo-podía.
o el esposo, con los hijos, con los amigos, no deja de ser amor Cierto día, el hombre-que-todo-lo-podía se cansó del tráfago
humano, con toda la trasparencia y opacidad con que se conm~ta. de su metrópoli y buscó lugares solitarios para poder oír el silencio
Sin embargo, son también una parábola de otro amor, de otra fies- Y gozar de la tranquilidad de estar parado. Pasados algunos días
ta o de otra fascinación. Constituyen canales por los que nos comenzó a reflexionar y con la reflexión vino la turbación. Se dio
llega en un lenguaje tal vez muy profano, la misma gracia de Dios cuenta de q?-e no estaba parado en absoluto. Se encontraba girando
en el mundo, la cual se mezcla con las cosas sin perder identidad, a una velocidad de 1.700 km. por hora, pues ésta es la velocidad
fermenta en todas partes, endereza aquí, acrisola allá y lleva todo con que gira la tierra alrededor de su eje. Se cansó de la tierra
hacia su encuentro definitivo con Dios. que lo arrastraba consigo irresistiblemente. '
Nuestras reflexiones han intentado ayudar a agudizar la mirada Como era el hombre-que-todo-lo-podía, resolvió abandonar el
y a afinar las antenas para el hoy, el aquí y ahora de nuestra vida. suelo terestre y situarse por encima de él, más allá de la estratos-
Es importante buscar. Sólo al que busca se ~e conced.e el hallar y tera, en el ~ranquilo silencio de su satélite. Corría mucho; pero,
la alegría del hallazgo. Sólo busca, halla y tiene mot_1vos de gozo al menos, giraba sobre su eje a una velocidad inferior a la de la
quien vive la vida como compromiso y como oport~dad de cons- tierra. Pero cierto día se sobresaltó su corazón. Se percató de que
truir algo definitivo y eterno. No se vive por el simple hecho de ?ªda había conseguido con su huida. En realidad estaba girando
no morir. Se vive para realizar un sentido y construir un proyecto Junto con la tierra y con todos los seres que se hallan bajo su
con Dios y mediante su gracia, que trasciende los límites y fronteras campo de atracción, a 107.000 km. por hora alrededor del sol.
de esta vida mortal y se perpetúa en la eternidad. . . !deó. una solución que le iba a garantizar su tranquilidad. De-
Si nuestras reflexiones han prestado algún servicio, no se atri- c1d10 salirse totalmente de la órbita terrestre. Y fijó su morada
buya al autor del escrito. Si, efectivamente, han sido de provecho, más a?~ de la órbita de Júpiter. Allí iba a estar, por fin, libre de
el autor es la misma gracia de Dios. la asfixiante velocidad de la tierra. Pero al poco tiempo volvió
Comenzamos con una parábola. Y queremos concluir con otra, a senti~se súbitamente preocupado. Pese a haberse alejado mucho
que es la misma. La primera quería hacer pensar. Est~ pr~- de la tierra, no había logrado todavía huir del sol. Con el sol y
rende confirmar el pensamiento evocado: se da una pnmacia todos los demás planetas del sistema solar, se encontraba girando
indiscutible de la gracia divina sobre toda iniciativa humana, así a 774.000 km. por hora en torno al centro de nuestra galaxia.
como una sobreabundancia de gracia por encima de toda abun- Como er~ el hombre-que-todo-lo-podía, decidió trasladarse fuera
dancia de pecado humano. Aun cuando pueda perpetuarse, el peca- de nuestro sistema solar. Buscó otros parajes cósmicos. Se instaló
do no logra frustrar el designio del amor. Más aún: la gracia de allí, tan lejos y tan tranquilo, que le importaba muy poco saber
Dios no brilla sobre la difamación de la naturaleza; no es sólo en qué sistema se había situado. Por lo menos estaba fuera de las
fuerza de Dios para suplir la flaqueza del hombre. Es, en mayor vertiginosas velocidades del sistema solar.
medida, el vigor de nuestra fuerza, para que Jlegue a ser todavía Pero ~i~rto día tropezó con un dato que le quitó por completo
más fuerte. Quien se entrega a este vigor, acogiéndose generosa- la tranquilidad que había encontrado. Estaba, efectivamente gi-
mente, siguiendo el impulso de su ritmo, es más que hombre y rai:do a una velocidad de locura, 2.172.000 km. por hora, a~om-
más hombre: un dios en pequeño. No somos Dios, pero hemos
sido llamados a estar con Dios. .- -- pañando a nuestra galaxia en un viaje en torno al centro de un
conjunto de 2.500 galaxias vecinas.
Se enfureció. Intentó todo lo que podía -no se olvide que se
llamaba el hombre-que-todo-lo-podía-; se puso a andar en sentido
* * *
inve~s? al movimie~to de la g~laxia, despacio, muy despacito. Con
relación a la velocidad exorbitante de los demás podía sentirse
Había un hombre que lo podía todo. No sé si era un hombre verdaderamente parado.
del tiempo en que las magias eran verdaderas o un hombre que Pero cierto día enmudeció aterrorizado e impotente. Se dio cuen-

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l

GRACIA Y EXPERIENCIA HUMANA CONCLUSIÓN

ta de algo terrible para su tranquilidad: integrado en el conjunto ¿Adónde iré lejos de tu aliento,
de todos los cuerpos celestes -tierra, sol, galaxias, conjunto de adónde escaparé de tu mirada?
galaxias- estaba corriendo, o mejor, huyendo, a una velocidad Si escalo el cielo, allí estás tú;
de 579 .000 km. por hora, de un punto del espacio donde, muy si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
probablemente, todos los cuerpos celestes tuvieron su origen en si vuelo hasta el margen de la aurora,
una gigantesca explosión ocurrida diez mil millones de años antes. si emigro hasta el confín del mar
El hombre-que-todo-lo-podía, repentinamente, intuyó que no allí me alcanzará tu izquierda,
podía más. Por más que huyera, no huía lo suficiente. Estaba ~~- me agarrará tu derecha.
vado por algo mayor que él, que lo envolvía. Buscar la tranqmh- Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
dad significaba perderla. que la luz se haga noche en torno a mi»,
Y el hombre-que-todo-lo-podía renunció a su nombre y a sus ni la tiniebla es oscura para ti,
pretensiones. Regresó humildemente a su tierra y, una vez en la noche es clara como el día.
ella, tornó a su casa. Se sentó tranquilamente en su balcón y Tú has creado mis entrañas,
aprendió a contemplar la tranquilidad de las cosas, que, a pesa~ de me has tejido en el seno materno.
las velocidades a que estaban sometidas, no se alborotaban m se Te doy gracias, porque eres sublime
enfurecían, sino que estaban como paradas en su serena tranquili- y te distingues por tus hechos tremendos;
dad y en la tranquila serenidad de una naturaleza muerta. Aceptar yo lo sé muy bien, conocías hasta el fondo de mi alma,
y acoger la velocidad era encontrar la tranquilidad. Era encontrar no se te escondía mi organismo.
la gracia de todas las cosas. Cuando en lo oculto me iba formando
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
* * i' tus ojos veían mi embrión,
mis días estaban modelados,
¿No será la gracia algo parecido? Ella lo penetra todo, todo lo escritos todos en tu libro, sin faltar uno.
envuelve. Acogerla es agraciarse; huir es perjudicarse, sin lograr Qué incomparables encuentro tus designios,
evadirse de su presencia. La gracia no cambia en su gratuidad, qué densos sus capítulos:
Sólo el hombre cambia; sólo él puede ser gracia o desgracia. La los cuento y me salen más que granos de arena;
gracia es sólo gracia y «de gracia». si los desmenuzo, aún me quedas tú.
Bien lo intuyó el autor del salmo 139 ( 138 ), al hablar de la «Dios mío, si matases al malvado,
presencia de Dios (gracia): si se apartasen de mí los asesinos
que hablan de ti pérfidamente
Señor, tú me sondeas y me conoces: y se rebelan en vano contra ti».
me conoces cuando me siento o me levanto, ¿No aborreceré, Señor, a los que te aborrecen,
de leios percibes mis pensamientos; no me repugnarán los que se te rebelan?
distingues mí camino y mi descanso, Los odio con odio implacable,
todas mis sendas te son familiares; los tengo por enemigos.
no ha llegado la palabra a mi lengua Dios mío, sondéame para conocer mi corazón,
y ya, Señor, te la sabes toda. ponme a prueba para conocer mis sentimientos:
mira si mi camino se desvía,
Me estrechas detrás y delante, guíame por el camino eterno.
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime y no lo abarco.

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Una visión holística del universo
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Ernesto Cardenal

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