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Leonardo Boff
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CONTENIDO
Prefacio 11
Primera parte
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CONTENIDO CONTENIDO
8. La conciencia de la universalización del problema del sentido . 48 9. La experiencia de la gratuidad en el encuentro humano .. 140
9. El desgaste social de la palabra «gracia» .. 49 10. La experiencia del amor como gratuidad . 142
11. La gracia acontece, no importa cuándo, dónde y cómo .. 144
Segunda parte
Tercera parte
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
ELABORACIÓN TEOLÓGICA
l. ¿Es POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA? .. 53 DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
1. El significado originario de «gracia» y los esquemas tradicionales . 53
2. ¿En qué sentido se experimenta la gracia? .. 56 l. LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA Y SUS MANIFESTACIONES
3. Presupuesto para la experiencia refleja de la gracia: interpretar HISTÓRICAS . 151
correctamente su relación con la persona . 61 l. Testimonio de la experiencia cristiana . 151
4. El uso del término «gracia» y la experiencia de la misma . 68 2. Planteamiento teológico del problema: voluntad de Dios - libertad
5. La gracia como expresión de la experiencia originaria del miste- del hombre .. 155
rio cristiano .. 72 3. Manifestaciones históricas de la gracia liberadora universal . 163
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CONTENIDO
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l. Los testimonios literarios . 250
2. La experiencia subyacente a la expresión «hijo de Dios» . 252 más agudos.
3. Explicitación temática: ¿Qué es ser hijo en el Hijo? . 254 Resulta ciertamente liberador saber que la gracia divina está
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lejos de los dogmatismos cerrados y se ríe de los idólatras de la
IV. EL ESPÍRITU SANTO MORA EN NOSOTROS: UNA PERSONA EN MUCHAS estricta legalidad. La experiencia de la gracia vehicula a un Dios
1 PERSONAS ........................................••........................•........................... 262
saltarín, el eterno niño que despierta en la gente y en los aconteci-
• l. El Espíritu Santo en la experiencia humana . 262
' 2. La era del Espíritu Santo . 266 mientos, el bromista que se burla de las morales rígidas. La gracia
es el poder de seducción de Dios que nos conquista por medio de
V. LA INHABITACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD EN LA VIDA DE LOS JUSTOS 275 la ternura y que, de mil maneras, incluso de las más sorprendentes,
~ 1. Tentativas de explicación teológica . 276 garantiza el final feliz de nuestra tortuosa peregrinación terrestre.
2. Tentativa personal: la inhabitación como experiencia y gozo del Querido lector, querida lectora, si entiendes la siguiente pará-
misterio de sí mismo en el misterio de Dios . 282
bola, habrás captado las intuiciones básicas que este libro contiene
Conclusión . 289 acerca de la gracia, formuladas con el rigor de la teología académica.
Bibliografía . 295 Un tren corre veloz hacia su destino. Deslumbrante, Atraviesa
los campos como una flecha. Horada las montañas. Cruza los ríos.
Se desliza como un hilo en movimiento. Sin obstáculos. De mane-
ra agradable. Perfecto en su forma, en su color, en su velocidad.
En su interior, se desarrolla el drama humano. Gente de toda
clase. Hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños. Gente que
charla. Gente que guarda silencio. Gente que ha dejado de trabajar.
Gente de negocios, preocupada. Gente que contempla el paisaje,
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r GRACIA Y EXPERIENCIA HUMANA PREFACIO. LA GRACIA, DAIMON DE DIOS
tranquila. Gente que ha cometido crímenes. Gente que ha consumi- camino es también Dios, porque el camino no es otra cosa sino el
do su vida sirviendo a otros. Gente que piensa mal de todo el destino que se realiza palmo a palmo. El camino sólo existe a
mundo. Gente solar que se alegra con el mínimo de luz de cada causa del destino que hay que alcanzar. Quien tiene que recorrer
persona o circunstancia. Gente que adora o detesta viajar en tren. cien kilómetros para llegar a su ciudad, tiene que empezar, antes
Gente que está en contra del tren. «No tendría que haber trenes de nada, por cubrir el primer metro. De lo contrario no recorrerá
-dicen-, hieren la sacralidad de las montañas». Gente que pro- los cien kilómetros.
yecta trenes más rápidos. Gente que se ha confundido de tren. La gracia nos lleva a todos. Se da a todos como posibilidad de
Gente que no se cuestiona; sabe que sigue el rumbo acertado. Y un excelente y buen viaje. También a los disconformes, a los
que sabe a qué hora llega el tren a su ciudad. Gente ansiosa que intrigantes y a los enemigos del tren, de los hombres y de Dios. El
corre hacia los primeros vagones en su afán por llegar antes que tren no cambia porque se le niegue. Tampoco la gracia de Dios.
los demás. Gente con estrés, que quiere retrasar todo lo posible el Sólo cambia el ser humano. Echa a perder su viaje. Pero es igual-
momento de la llegada y que busca asiento en los últimos vagones. mente transportado, con la misma gentileza. Dios, que es gracia y
Y, absurdamente, gente que pretende huir del tren caminando en el misericordia, actúa como el sol y la lluvia. Se da indistintamente a
sentido opuesto a su marcha. buenos y malos, a justos e injustos porque, como viene a decir
Y el tren, impasible, sigue hacia su destino, marcado por los Jesús, Él «ama a los ingratos y malvados».
j raíles. Lleva a todos con indiferencia. No lleva menos al criminal Aceptar el tren, alegrarse con su dirección, correr con él, enta-
• que a la persona de bien. Y tampoco deja de llevar, amablemente, blar una buena relación con los compañeros de destino es anticipar
a quienes están en su contra. No se le niega a nadie. Sirve a todos, ya la fiesta de la llegada. Viajar supone estar ya llegando a casa.
1 y a todos proporciona un viaje que puede ser esplendoroso y feliz. Esto es la gracia. Gracia es «la gloria en el exilio, gloria que es la
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Y garantiza que los dejará en la localidad señalada en su ruta. gracia en la patria».
En este tren, como en la vida, todos viajan gratis. Una vez en Rechazar el tren, perturbar el viaje de los demás, correr iluso-
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marcha, no hay modo de escapar, de apearse o de salir. Todos
están abandonados a la lógica de la línea del tren. La libertad se
realiza dentro del tren y en la dirección que éste ha tomado. Uno
riamente en sentido contrario a la marcha del tren, es vivir una
frustración. Pero no sirve de nada. El tren soporta y lleva también
a estas personas frustradas, con un derroche de paciencia y de
1 puede ir hacia adelante o hacia atrás. Puede querer cambiar de bondad.
vagón, viajar sentado o de pie, permanecer largo tiempo en el La vida, como la gracia, es generosa con todos. De tiempo en
~ vagón restaurante o escapar del revisor escondiéndose en los servi- tiempo, revela su verdad secreta. Nos hace caer en la cuenta de la
11 cios. Puede disfrutar del paisaje o aburrirse junto a sus compañeros realidad. En ese momento -y siempre hay un momento propicio
de asiento. Puede viajar rezando o maldiciendo la vida y sus sinsa- para cada persona- al recalcitrante se le abren los ojos, se da
bores. No por ello, el tren va a dejar de correr hacia su destino cuenta de que es llevado amable y gratuitamente. De nada sirven
infalible o de llevar a todos cortésmente. su resistencia y su rebelión. El tren lo transporta de todos modos.
Hay gente que, decididamente, acepta el tren. Se alegra de su Lo más razonable es escuchar la llamada de su propia naturaleza y
existencia. Disfruta de los paisajes. Hace amistad con los compa- dejarse seducir por la posibilidad de un viaje feliz.
ñeros de viaje. Allí donde se sienta, se preocupa de que todos estén En ese momento, se esfuma el infierno que hay en su interior e
a gusto. Y se irrita cuando ve que maltratan los asientos y reprende irrumpe gloriosamente el cielo, la gracia humanitaria de Dios. El
a los que hacen pintadas en las paredes de los vagones. Pero no individuo descubre la gratuidad del tren, de todas las cosas, de la
pierde el sentido del viaje ni por las disputas, ni por el placer que gracia y de Dios. Se lanza a la aventura con Dios, una aventura que
éste le causa. no conoce final. Es la salvación definitiva.
Qué maravilloso es que exista un tren y que nos lleve tan Y tú, querido lector o querida lectora, ¿cómo viajas?
deprisa a casa, donde a cada uno le esperan con ansiedad, donde
los abrazos serán prolongados y la alegría intensa y desbordante. Petrópolis, Pentecostés de 1998.
La gracia de Dios -la presencia, la misericordia, la bondad y
el amor de Dios- es como un tren. El destino del viaje es Dios. El [Traducción de José Francisco Domínguez]
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PRIMERA PARTE
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MISION DE LA TEOLOGIA:
HABLAR SOBRE LA GRACIA
Y DEJAR QUE LA GRACIA .HABLE
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r CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA MISIÓN DE LA TEOLOGÍA
Dios Padre se autorrealiza incesantemente y por toda la eter- luto e indescifrable para la razón. La gracia da a todo su sentido
nidad como misterio que se autodona como Hijo y como Espíritu pleno. Es la luz que ilumina y aclara todo. La des-gracia es el absurdo
Santo. Al crear el mundo prolonga su comunicación y donación absoluto. Es la carencia de toda luz. Es pura tiniebla. Carece de toda
en formas mundanas. Y, después de crear el mundo, penetra más racionalidad: no existe razón lógica para la des-gracia y el pecado.
hondamente en él con una inesperada superabundancia de amor Por eso el pecado no puede entenderse de ninguna manera. Sólo
y autodonación, haciéndose él mismo mundo y llamándose Cristo puede cometerse. Es un hecho bruto que se impone simplemente
Jesús. Cristo Jesús es la salvación para todos los hombres (Tit 2, como absurdo. Y, sin embargo, existe como hecho y como expe-
11 ) ; en él «se hizo visible la bondad de Dios y su amor por los nencia.
hombres» (Tit 3,4). El mismo Dios puede definirse como «gracia», Para el ser creado, la gracia va unida a la posibilidad de la des-
ya que es siempre comunicación, éxodo, amor y simpatía para con gracia. De ahí que el hombre sea siempre un ser amenazado, ex-
otros diferentes de él. No se trata de una cualidad de Dios, sino puesto a ser des-graciado. La historia, como historia del pecado y
de la esencia divinitas de Dios mismo. Dios no tiene gracia. de los mecanismos de destrucción, como historia de la fealdad y
Es gracia. de la malicia, de la violencia, de la inhumanidad y crueldad, del
El hombre, a su vez, en cuanto persona, es constitutivamente crimen, etc., no es más que la historia de la des-gracia en el mundo,
un ser relacional, abierto a un poder-ser, estructurado no simple- su encarnación en las articulaciones cerradas y ensimismadas.
mente como un ser-ahí u objeto, sino como ex-sistencia; por eso El hombre concreto vive este drama de ser a la vez a-graciado
vive siempre un encuentro con lo diverso de sí mismo. Es siempre y des-graciado: omnis hamo Adam, omnis hamo Christus 2, todo
un más. De ahí que la gracia constituya su entorno supremo, si se hombre es Adán y Cristo, Cristo y anticristo, apertura y clausura.
entiende por gracia el encuentro y la dimensión de apertura y co- Su experiencia concreta es siempre paradójica: experimenta conjun-
munión sin límites. El hombre vive en la atmósfera de lo divino, tamente la gracia y la des-gracia.
si lo divino consiste en la plena comunión y autodonación. Sólo en El objetivo de la presente obra es reflexionar sobre la experien-
lo divino es el hombre plenamente hombre. Sólo en la gracia, en cia de la gracia. Pero al mismo tiempo tomaremos conciencia de la
lo que es más que él, se constituye el hombre como ser humano. experiencia de la des-gracia, de la perdición y del pecado. Sin em-
De ahí que el hombre sea siempre más que «hombre», es decir, bargo, hablaremos de la gracia; intentaremos proyectar su luz sobre
más de lo que podemos decir, analizar, comprender, definir y sis- esas tinieblas que envuelven también nuestra existencia.
tematizar sobre el hombre.
Cuando se habla de gracia se intenta expresar ese fenómeno
que, según se infiere de lo dicho, rompe todas las barreras de lo 3. TEOLOGIA: HABLAR DE LA GRACIA
que nosotros denominamos realidades, dimensiones, mundos. La Y DEJAR QUE LA GRACIA HABLE
gracia instaura un mundo único donde se encuentran los opuestos:
Dios-hombre, criatura-Creador. Gracia es la unidad y la reconci- Cuando se aborda el tema de la gracia se puede proceder de
liación. Gracia es, pues, sinónimo de salvación, de unión perfecta dos maneras. Cabe hablar de la gracia siguiendo la historia del tra-
entre el hombre y Dios: tado sobre la misma a lo largo de la experiencia histórica cristiana.
Con otras palabras: se puede hablar de la gracia con el lenguaje
de los manuales de teología en el tratado consagrado al tema. En
2. GRACIA Y «DES-GRACIA» dichos manuales se ofrece la elaboración hecha por los teólogos
y por la Iglesia frente a las doctrinas heterodoxas inaceptables para
La gracia es encuentro, apertura, salida, libertad en acto; pero la comunidad eclesial. La teología escolar llegó a crear todo un
va siempre acompañada de una amenaza, que significa des-gracia. sistema sobre la gracia, con un vocabulario propio y una doctrina
Puede darse el des-encuentro, la clausura, el rechazo del diálogo, el bien determinada. Este método centra todo en el aspecto doctrinal:
en-si-mismamiento. Gracia y des-gracia son posibilidades para la
libertad humana. Ese es el misterio de la creación. Misterio abso- ' San Agustín, Enarrat, in Psalm., 70,21: PL 36, 891.
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r CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA MISIÓN DE LA TEOLOGÍA
se habla sobre la gracia. Apenas aparece la gracia misma, su expe- la gracia, pero no lo sabe ni reflexiona sobre tal hecho. La teo-
riencia, su presencia en el mundo. A este nivel, la teología tiene logía es reflexión sobre esa realidad. Y no reflexiona para mono-
muy poco que pensar; se limita a administrar un pensamiento ya polizarla, sino para concientizar al hombre de la gracia que impregna
elaborado, explícito, estructurado y oficialmente aprobado. Lo cual su vida.
tiene su importancia, puesto que nos pone en contactó, a título in-
formativo, con la experiencia de la gracia tal como se ha realizado
en la historia de la Iglesia y tal como se fue expresando semántica- 4. LA REFLEXION TEOLOGICA SOBRE LA GRACIA
mente. NO MONOPOLIZA LA ACCION DE LA GRACIA
Pero es evidente que la teología no puede ni debe limitarse a la
mera transmisión de un saber aprobado y sancionado ---cosa que Aquí se corre siempre un riesgo que conviene advertir: al hablar
no carece de importancia-, sino que tiene tarea imprescindible de la gracia se puede pensar que sólo está presente y actúa allí
dentro de la comunidad de fe: reflexionar sobre la experiencia de donde se la menciona. Pero. es la relación inversa la verdadera:
la gracia que se está realizando hoy en el mundo y en la Iglesia. sólo podemos hablar de la gracia por preexistir a nuestro discurso.
La teología prolonga así una experiencia que se da constantemente Pero el discurso es un momento de la misma gracia, forma parte
en la Iglesia y en el mundo y crea un lenguaje que expresa con de su proceso de explicitación en el hombre. De todos modos hemos
viveza dicha experiencia. de evitar a toda costa el error, frecuente en la teología, de preten-
De ahí que haya un segundo modo de abordar el tema de la der apresar la gracia en las mallas del lenguaje teológico. Tal ilusión
gracia: consiste en articular y sistematizar la experiencia que hoy se refleja en expresiones como «la gracia sólo llega al mundo a
se tiene de la misma, formulándola de manera adecuada a nuestro través de la Iglesia», «sólo por la Iglesia se llega a Cristo», «la
tiempo y en forma accesible y aceptable por la comunidad creyente, salvación sólo nos viene por la Iglesia». La Iglesia se transforma
de suerte que dicha comunidad pueda identificarse con su tradición en monopolio de lo que no puede ser monopolizado. No es la Iglesia
cristiana y al mismo tiempo sentirse creadora y continuadora de la que contiene la gracia. Es la gracia la que contiene en sí a la
dicha tradición. El acento, por consiguiente, no se pone tanto en Iglesia. Y toda auténtica gracia tiene carácter eclesial: tiende a
hablar sobre la gracia -todo discurso es siempre discurso sobre- manifestarse visiblemente y a formar comunidad. Dios, Cristo y la
cuanto en dejar que hable la gracia. En otros términos: se trata gracia son siempre libres: se manifiestan en el mundo a través de
de elaborar una reflexión y un lenguaje que nos permitan tomar múltiples mediaciones, entre las cuales está la Iglesia de forma
conciencia de la gracia divina, en la que ya nos encontramos, y nos explícita, consciente y comunitaria, pero no exclusiva. Por eso la
ayuden a detectar la presencia de Dios y de su amor en el mundo, teología, al hablar sobre la gracia y dejar hablar a la gracia, jamás
presencia que no depende de que nosotros hablemos y reflexio- ha de pretender reducir la acción de la misma gracia a los límites
nemos sobre ella. La gracia no comienza a existir cuando hablamos de su discurso. Ello equivaldría a confinar la gracia, reduciéndola
de ella. Hablamos de ella porque existe previamente en nuestra a las dimensiones del hombre. Y entonces no sería ya gracia divina,
vida. De ahí que quizá experimentemos la verdadera gracia y pre- quedaría privada de su carácter divino. Por ser divina, la gracia
sencia de Dios, sin darles tal nombre. La función de la teología no está presente en todo, y nada escapa a su influjo. La teología no
es crear las realidades sobre las que habla, sino hablar de las rea- puede olvidar en ningún momento tal dato.
lidades con que se encuentra y que son anteriores a su discurso Nuestra tarea de orden sistemático consistirá en reflexionar
en la vida humana. sobre la experiencia de la gracia, tal y como la estamos viviendo
Nos hallamos ya dentro del milieu divin de la gracia. El pro- en nuestro tiempo; partiendo de ahí intentaremos hablar sobre la
blema de la teología radica en la forma de elaborarlo y en hablar gracia de forma que la experiencia quede expresada adecuadamente
de la gracia de manera significativa para el mundo de hoy, con el dentro de la comunidad eclesial.
fin de evitar que un lenguaje anacrónico y sin mordiente impida Sin embargo, como seres históricos, estamos insertos en una
al hombre tomar conciencia o captar la hondura de la efectiva rea- corriente viva que nos viene del pasado y nos afecta. Somos en
lidad que está viviendo sin darse cuenta de ello. El hombre vive parte producto del pasado. Lo cual marca ya nuestra propia expe-
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r CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA
1. ANTIGUO TESTAMENTO
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r CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA
LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD
minos de historia: como paz política, como bienestar social como culturales: la gracia es gloria que irradia desde la Divinidad y
liberación y seguridad frente a las· grandes potencias, corno vida transforma al hombre. Dicha irradiación se realiza ontológicamente
recta, como apertura al futuro prometido por el mismo Dios en en el hombre mediante los sacramentos, éticamente mediante una
la alianza. Se da siempre una dialéctica: por un lado, el hombre vida según las virtudes divinas y a imitación de Dios y de Cristo,
depende enteramente de Dios; por otro, cuenta con unas promesas y místicamente por la unión extática con la Divinidad.
a las que puede apelar en virtud de la elección y la alianza. El hom- La unión hipostática es el modelo de esta comprensión de la
br~ puede peca.r por desconfiar de Dios o por el orgullo que busca gracia con sus efectos consiguientes: divinización del hombre Jesús
la independencia. De todos modos, la gracia se vive y se interpreta de Nazaret. La deificación del hombre: he ahí el gran tema de la
en té:minos. históricos y e:i la c~mcienciade los acontecimientos que teología griega.
gratwta y libremente realiza D10s, que se hacen historia en la vida
del pueblo y preparan una plenitud cósmica en la escatología. Hay
un antes, un después y un mañana. La gracia crea situaciones «kairo- 4. LA TEOLOGIA LATINA
lógicas» que establecen tantos marcos referenciales importantes para
el recuerdo histórico de la gracia divina como bondad concreta de La teología latina interpretó la presencia de la gracia en Cristo
Dios, en la liberación de Egipto, en el destierro de Babilonia en Jesús y en la Iglesia en el sentido de liberación del pecado y de la
el culto, en la tranquilidad de la paz y del orden, etc. ' corrupción de la naturaleza humana. La gracia es primariamente
justificación del hombre pecador y, a partir de ahí, divinización.
Por eso, la teología latina concebirá la gracia preferentemente como
2. NUEVO TESTAMENTO transformación del hombre -gracia creada- realizada por la pre-
sencia purificadora y amorosa de Dios -gracia increada-. Me-
Para el NT la gracia es sobre todo un comportamiento salvífico, diante la gracia, el hombre puede dejar de ser no-hombre y volver
una incomparable bondad y simpatía de Dios, que se hace perso- a ser hombre de verdad; luego puede ser deificado, es decir, al-
nalmente benevolencia y benignidad en Cristo Jesús. Se evocan canzar la plenitud de su humanidad.
en el NT los acontecimientos cristológicos; al conmemorarlos, tales
acontecimientos co~ran efi~i~n~ia y eficacia aquí y ahora y pre-
paran para la plenitud definitiva, La gracia es, pues, una nueva 5. LA PRIMERA ESCOLASTICA
atm?s!era salvífica, ~n aconte~ii_nientoescatológico que nos permite
p~rtlClpar en la realidad definitiva del reino y de la vida misma de Se centra preferentemente en el aspecto ético de la gracia. En
Dios. Por eso, la gracia que fue Cristo Jesús -como salvación lo cual se percibe una fuerte influencia agustiniana: la gracia es
presente de Dios, encarnada y hecha historia- suscitó esperanzas una fuerza para llevar una vida acorde con las virtudes. De esta
escatológicas respecto a la irrupción próxima de la plena comuni- manera se contempla la gracia en una perspectiva histórico-indivi-
cación amorosa de Dios. dual, abierta al futuro y dinámica. Fundamenta el mérito, al cual
Con la .dilación ,de la parusía se puso el acento -especialmente, corresponde el premio futuro en el más allá.
en los escritos tardíos del NT- en la gracia ya ahora y para siem- La gracia puede experimentarse porque se experimentan y se
pre' presente y actuante, merced al Cristo presente en los sacra- viven las virtudes que con ella se identifican. Sin embargo, surge
me~1tos, en la palabra, en el Pneuma, en la fe, en la vida nueva que aquí un problema que no podría resolverse dentro de estas cate-
se mstaura en la Iglesia. gorías de las virtudes. Hay engaños y falsas virtudes. ¿Cómo dis-
tinguirlas de las verdaderas y auténticas si presentan las mismas
características psicológicas? Por otra parte, ¿se identifica el Espí-
3. LA TEOLOGIA GRIEGA
ritu Santo con la gracia-virtud? ¿Es la gracia algo creado en el
La teo~ogía g7i~ga re~ogió estos últimos datos el ya y ahora hombre, como lo son las virtudes?
'1 de la gracia salvífica y liberadora y los expresó con sus categorías
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r LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD
1 CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA
6. LA ALTA ESCOLASTICA gracia habitual-gracia actual, etc. En esta época tendrán lugar las
famosas disputas entre tomistas (Báñez) y jesuitas (Molina) sobre
Las cuestiones que acabamos de apuntar preparan ya el paso la predestinación a la gloria y sobre la problemática de la gracia
a la alta Escolástica. La Escolástica inicial afirmaba que la gracia suficiente y eficaz. La reflexión se centrará casi exclusivamente en
es iluminación, delectación, que se vive en la conducta virtuosa. la gracia creada, perdurando hasta el siglo xrx, con una nueva for-
Cuando los grandes maestros medievales recurrieron a categorías mulación de los respectivos marcos teológicos, superados ya los
metafísicas se produjo un profundo cambio en la interpretación de de la rígida neoescolástica.
la gracia. Los aristotélicos como Tomás de Aquino y Escoto decían
con Aristóteles: «agere sequitur esse» (el obrar proviene del ser).
A cada acción corresponde un principio generador de la misma. 8. POSTURA DE LOS REFORMADORES
La gracia como virtud supone un principio previo, un principio
generador de la virtud. La gracia, antes de ser virtud y acción, es Paralelo al camino de la reflexión de la Escolástica tardía dis-
una nueva cualidad ontológica del alma, fuente de los actos. Dicha curre el de los reformadores. Para ellos, la gracia es fundamental-
cualidad, que transforma al sujeto afectándolo ontológicamente, mente una actitud benevolente y misericordiosa de Dios. Y esa
no puede ser una sustancia. Si lo fuera, constituiría un nuevo sujeto, actitud es la que salva al hombre pecador. No se analiza de manera
distinto del hombre. No sería ya una sustancia humana. La gracia sistemática la modificación ontológica· que se efectúa en el hombr~
presupone el sujeto humano. Es un accidente que afecta ontológica- como consecuencia de esta actitud divina. Pero se traza un hori-
mente al hombre y produce en él las virtudes. El hombre queda zonte nuevo para la gracia, que será determinante para la elab?-
ontológicamente agraciado y dispuesto así para la consumación en ración posterior del tratado de gracia, aun dentro de !ª
teolo~~a
el cielo y en la gloria. Esta gracia creada hace al hombre grato a católica: el horizonte del personalismo, con sus categorías de dia-
Dios y lo rehabilita. Prepara la gracia increada, es decir, la inhabi- logo, mutua apertura, confianza, entrega, etc.
tación divina en el alma del justo.
La crítica -procedente sobre todo de la escuela franciscana,
de inspiración más agustiniana- rechaza esta interpretación onto- 9. LA TEOLOGIA DEL SIGLO XIX
lógica basada en categorías de la naturaleza. Afirma que nada de
lo que es creado -naturaleza- puede hacernos gratos a Dios. La Con el siglo xrx empieza a predominar en los ambientes ca.tó-
gratuidad se sitúa en un nivel distinto del de la naturaleza. La gracia licos una visión trinitaria de la gracia, aspecto destacado especial-
consiste fundamentalmente en una nueva relación del hombre con mente por Schebeen. Por influjo del romanticismo se comenzó a
Dios, posibilitada y actualizada por Cristo Jesús y por su mediación. subrayar la dimensión experiencia! de la fe . La teol?gía clásica .u
De ahí que no sea en su primer momento una entidad nueva creada oficial no favorecía, evidentemente, tal corriente. Bajo el apremio
en el hombre. Tal entidad es consecuencia de algo previo: la reha- de esta necesidad histórica se empezó a releer los Padres griegos
bilitación por Cristo Jesús, al que somos incorporados. En la me- v a redescubrir la dimensión mística e íntima.
dida en que estamos incorporados nos transformamos también en , El pensamiento de la época acentuaba la vida más que el ser.
nuevas criaturas. Las filosofías de la existencia y de la historia estaban ya flotando
en el ambiente. La gracia es el símbolo de la vida del Dios 1:r~no
que se comunica al hombre en su intimidad. El hombre part1~1pa
7. LA ESCOLASTICA TARDIA de la Trinidad. Dios no otorga sólo un don que es su gracia. Viene
él mismo y mora en el hombre con su realidad persona~, es de~ir,
La Escolástica tardía llegará a profundizar y explicitar hasta la trinitaria (Jn 14,23 ). Tenemos aquí una nueva presencia de D10s
saciedad, en interminables y minuciosos tratados, la dimensión en el hombre.
metafísica de la gracia en términos de relación: naturaleza-gracia, La categoría «presencia» -tan analizada más tarde por G. Mar-
• natural-sobrenatural, libertad-gracia, gracia increada-gracia creada, ce!- adquiere aquí una especial relevancia. La teología neoesco-
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CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA
., LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD
lástica decía: la gracia creada transforma al hombre de pecador en Otro nombre de relieve es Karl Rahner, quien trató de probar,
justo. Lo prepara para participar de la naturaleza divina. Hace que en el plano de una ontología religiosa fundamental, que en ;l. hom-
el hombre participe de la gracia increada. La gracia creada es la bre hay un existencial sobrenatural, una apertur~ ontológica al
última preparación para recibir a Dios como gracia increada. Schee- Absoluto. Gracias a esta apertura, el hombre esta s1empr~, y en
ben dirá que esto no se ajusta a los testimonios bíblicos. Dios viene cada uno de sus actos en contacto con Dios y con su gracia, pero
al hombre. Y su venida produce en él una modificación. Tal modi- .con la posibilidad de 'cerrarse también sobre sí mismo y situarse
ficación es la gracia creada, primera consecuencia de la gracia in- en el pecado. . . ,
creada. Esta no viene después, sino que es anterior a todo. Así, El tercer nombre de señalada importancia es R. Guard1ru. Fue
pues, la gracia es una inhabitación que lleva consigo la adopción uno de los primeros en dilucidar el horizonte específico de la gracia
como hijos de Dios. como diálogo entre Dios y el hombre. Mediante finos análisis ~e-
nomenológicos mostró la experiencia de la gratuidad que caracteriza
múltiples dimensiones de la vida humana.
En Latinoamérica llegó a destacar el nombre del uruguayo Juan
10. LA TEOLOGIA MODERNA Luis Segundo SJ, con su libro Gracia y condició:z, humana.(Buer:?s
Aires-México 1969). En su meditación aparece diafana la dimensión
La teología moderna -no sin cierto influjo histórico-cultural social de la gracia, así como su aspecto liberador e histórico. Es
del personalismo, de las categorías existenciales, de la valoración un valioso ensayo que rompe con los esquemas comunes de ~os
de la experiencia, de una aquilatada profundización antropológica, manuales y sistematiza la visión crítica y liberadora que caracteriza
así como del retorno a las fuentes bíblico-patrísticas- ha contri- la teología de la liberación latinoamericana.
i. buido grandemente a una renovadora meditación sobre la gracia.
1: Es cierto que la discusión -como consecuencia de una interven-
ción del magisterio de Pío XII- se centró en la problemática
11. CUATRO CONCEPCIONES DE LA GRACIA
1
1 J·¡¡:: «naturaleza-gracia». Sin embargo -a pesar de tal limitación-, se EN LA TRADICION DE LA TEOLOGIA OCCIDENTAL
profundizaron las implicaciones eclesiales, cristológicas y escato-
1
lógicas de la gracia. Así se insertaba la gracia en una reflexión
1 histórico-salvífica. Este aspecto no había sido objeto de una reflexión Como nos situamos dentro de la tradición occidental de re-
explícita; pero la tradición siempre lo había tenido presente al flexión sobre la gracia, convendrá tomar conciencia, aunque sea
11 hablar de la universalidad de la salvación y de la existencia de una sintéticamente, de sus principales corrientes históricas. Y lo hace-
única historia salvífica para todos los hombres. mos así porque nuestro ensayo se distancia del consagr~do por los
1
manuales y trata, deliberadamente, de tra~ar ~ camino que, a
' 1 Citemos tres grandes exponentes del pensamiento moderno:
Henri de Lubac, con sus obras Surnaturel: Études historiques
nuestro juicio, viene impuesto por la experiencia de la fe y la re-
flexión sobre ella en el contexto latinoamericano.
(París 1946) y Le mystére du surnaturel (París 1965). De Lubac
provocó una gran polémica; pero consiguió mostrar de manera
convincente una dualidad de la gran tradición cristiana: por un a) Enfoque basado en la experiencia psicológica
lado, la gracia es gracia y se concede por pura gracia; por otro,
es objeto de un deseo enraizado profundamente en la naturaleza Se parte de la vida psíquica del hombre, ilu~inado, atraído y
personal del hombre. Lo que el hombre desea es el don libre· sólo recreado por la gracia. La e~perienci~ d~ la grac_ia, con .s,us reso-
siendo libre y, por tanto, gratuito llega el don a saciar el deseo nancias psicológicas, se describe en termmos de mtegract?n de la
humano. De Lubac muestra de manera convincente que estos datos concupiscencia, de caridad, de libertad perdida y .recon9u1stada en
estaban presentes en san Agustín y en santo Tomás. Posteriormente Cristo. El itinerario es la experiencia de una vida alienada que
1 fueron olvidados, debido al barullo de las polémicas ulteriores, vuelve a abrirse a su identidad por la rehabilitación y alcanza la
sobre todo entre dominicos y jesuitas, de los siglos XVI y XVII. gloria eterna por la progresiva participación en la vida de Dios.
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1 CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD
El punto de partida es siempre la experiencia existencial del La gratuidad de la gracia no aparece expresada con claridad en
pecado, como en san Pablo y san Agustín, y la novedad de la re- el lenguaje metafísico de los tratados clásicos.
dención gratuita. Siguió esta orientación la escuela franciscana, Tratados modernos, aunque sistemáticos y clásicos, como el de
sobre todo con san Buenaventura. Modernamente la han adoptado Flick-Alszeghy Il Vangelo della. grazia ( 1964 }- combinan estos
los fenomenólogos: el elemento experiencia! aparece muy vivo, tres momentos, siguiendo un proceso histórico-salvífica: parten del
pero no llega lejos, sino que se queda en el plano de la articulación hombre caído para llegar al justificado y arrancan del justificado
psicológica. Hay una dimensión ontológica que fundamenta y posi- para terminar en el elevado a la gloria.
bilita lo psicológico, afectando a la totalidad del ser humano y no
sólo a su aspecto psicológico. Pero no se reflexiona suficientemente
sobre este dato. d) Enfoque estructural y social
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r CÓMO PLANTEAR
VISION
HOY
SINTETICA
EL TEMA DE LA
DE LAS DOCTRINAS
GRACIA
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LA DOCTRINA SOBRE LA GRACIA EN EL PASADO Y EN LA ACTUALIDAD
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al hombre dentro de sí y lo diviniza; por otro, la gracia considerada
DIOS--~ GRACIA +-----HOMBRE como efecto del amor de Dios en el hombre (gracia creada), efecto
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AT: alianza
NT: Cristo: aparición
ontológico que modifica al ser humano, llevó a elaborar un discurso
de la gracia sobre la gracia creada. ¿Cuál es su naturaleza? La propia de un
LATINOS: justificación. accidente, dirán los medievales y los neoescolásticos, puesto que
GRIEGOS: divinización. San Pablo-san Agustín-Lutero,
San Juan-Orígenes,
no es más que un superadditum, algo sobreañadido a la natura-
gracia creada. leza del hombre. No puede ser sustancia, porque en ese caso sería
gracia increada
Escolásticos: ontología de la gra- una realidad paralela al hombre y no afectaría a la sustancia-hombre.
Baio (l513-89): «Todas las obras cia (múltiples gracias; naturaleza De ahí que los escolásticos se vieran obligados a afirmar que la
de los infieles son pecado, y las y gracia; de auxzlzzs) ·
virtudes de los filósofos son gracia es un accidente. Pero el accidente (gracia) es más noble que
vicios». Pelagio (siglo v): podemos vivir
la misma sustancia (hombre). ¿No resulta muy extraño todo eso?
[ansenio (t 1638): «Todo 1? .que y cumplir todos _los , preceptos Tales problemas son consecuencia del inadecuado instrumental
no procede de la fe cristiana divinos sin la grac1~: esta es un teórico utilizado para comprender una realidad que exige un enfoque
sobrenatural que obra por la
caridad es pecado». . .,
auxilio suplementario.
Semipelagianismo: el hombre nelce-
. más apropiado. El instrumental teórico de los medievales no per-
Báñez OP (t 1604): predestmac1on: sita de la gracia para la ~a va- mitía tematizar las dimensiones de encuentro y diálogo, inherentes
la gracia, suficiente , par~ todos, ción, pero ~~ para el comienzo a la realidad de la gracia.
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resulta eficaz por si misma, ya de la salvación y la perseveran-
que Dios ha previsto su acepta-
La gracia implica· una modificación tanto de Dios como del
cia. Le basta la propia fuerza y hombre: se inaugura un diálogo, un encuentro y un amor recíproco.
ción por parte del hombre.
libertad. . . Ambos son vulnerables, puesto que la gracia tiene lugar en el hori-
Malina SJ (t 1600): smergismo: 1 a
Scheeben (Las maravillas ~e l.ª, gra gracia suficiente se hace eficaz zonte de la libertad, donde tan posible es la floración de lo inespe-
cia divina, 1862): inhab1tac1on. por la colaboración del hombre. rado y gratuito como por parte del hombre la degeneración, la clau-
sura y el rechazo del amor. La gracia revela la verdadera estructura
. HOMBRE del hombre, que incluye a la vez el deseo innato de Dios y el posible
DIOS ~ H. de Lubac: deseo natural d e D !OS Y ~
encuentro gratuito: Le Sumaturel. rechazo de ese mismo Dios.
K. Rahner: existencial sobrenatural. En la realidad-gracia se da una oposición, en el sentido más
Guardini: gracia como encuentro. . originario de la palabra ( obposición: estar vuelto hacia el otro).
J. L. Segundo: gracia como fuerz~ de }1 Por eso es relación. En la historia de la reflexión teológica sobre
beración personal y social en la historia. la experiencia de la gracia se llegó a articular erróneamente esta
oh-posición en términos de contraposición. Así sucedió sobre todo
roblemática en torno a la gracia se res1:me en el ~sfuerzo en las interminables controversias sobre la relación entre gracia y
t
La p 1 l id d Dios-hombre. La gracia es esencialmente naturaleza. Históricamente se tomó partido unas veces por Dios
por mantener P? ª~sª Dios en comunión y el hombre en apertura. y otras por el hombre. Pero la gracia no es sólo Dios como natu-
raleza infinita cerrada sobre sí misma en su omnipotente autonomía.
~~~~~~~~ ~s~: a~;iicación es hablar y reflexionar de una manera.
Ni se refiere sólo al hombre concebido como naturaleza cerrada en
adec~:tis~~~[ae J: l~r~~fl~xión teológica, condicionada )ºr fad~o~;s su propia autosuficiencia natural. Estas dos imágenes, de Dios y
del hombre, coordinadas en términos de pura naturaleza no son
culturales' osciló en t.re un plolo y el otro ci'~ss ;r~!ºIa ydi~i~i~a~~~:. capaces de expresar la realidad dialogal, abierta, des-centrada, carac-
nacida de ellos pusieron e acento en . . d 1 hombre terizada por la libertad y la gratuidad, tanto en Dios como en el
Los latinos y su tradición su~rªY.ª1:'ºn. ~a edxplehen~a ~ ambos hombre. Ni Dios solo ni el hombre solo constituyen la gracia. La
pecador y de la gracia como 1usuficac10n e om re. n
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r CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA
creta =
rentes gracias en relaciones lógicas, desvinculadas de la vida con-
fe. Se formó un sistema cerrado que funcionaba de ma-
nera c1!~ular a base de conceJ?toS sacados del propio arsenal y de
pro~os1c~ones ortodoxas confirmadas por las intervenciones del
magisterio, abundantes en este campo, como si la teología consti-
tuyera un caso especial del saber .
. El sistema ª!~iculado manualísticamente no era ya un sistema
a~1erto que . reminera sin cesar a la experiencia de la gracia e ilu-
minara la vida humana. Terminó olvidando que había sido elabo-
1 S. Well, La pesanteur et la gráce (París 1948) 151.
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1 CRÍTICA DE LAS ESTRUCTURAS TRADICIONALES DE LA DOCTRINA
CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA
rado dentro de una trayectoria expc;:riencial. Sólo tiene senti~o preciso retornar a la matriz de que brota todo: la experiencia de la
cuando refleja esta experiencia e invita al hombre q1¡e lo 7stu i gracia. Partiendo de ahí podemos rehacer el camino y albergar la
esperanza de que hablamos de la gracia como es debido y de que
a hacer siempre de nuevo su camino. Al rehace.r, e cai:i~o, e
hombre llega a descubrir, con ayuda de la reflexion teológica, la nuestro discurso deja hablar a la gracia.
acción de la gracia en su vida. d d
El tratado de la gracia, que debiera habernos ay1:1da o a :s-
cubrir la bondad, la benevolencia y la gratuidad de Dios en .l~ his- 2. LIMITACION OBJETIVA PARTIENDO
toria humana se transformó en un conglomerado de proposic10n:s DE LA BASE EXPERIMENTAL DE LA GRACIA
esotéricas el~boradas más para condenar errores q~e para tr&dudr
y animar '1a experiencia de los cristianos. Al co~cluir el b~u do e
un manual sobre la gracia -incluso el más reciente, pu . ca o. :n ·- A la elaboración clásica subyace un mundo vivido por el cre-
yente y en el cual hizo él su experiencia de la gracia. Tal mundo
1974 en Mysterium Salutis (389 pá~inas~ se saca 11a frr:i¡dsdon es muy distinto del nuestro desde el punto de vista sociocultural.
de que la gracia de Dios no P1;ed~ identificarse. con a ria a ~ Estaba constituido por estamentos sociales muy estratificados y
abstracción de esos términos tecnicos. Se nos informa ~eta~add poco flexibles. Se trata del mundo medievaJ, sumamente jerarqui-
mente sobre lo que otros pensaron y dijeron sobre la gracia, es .e zado y muy armónico en su concepción: se aseguraba que reflejaba
Bibli hasta hoy· pero aprendemos muy poco acerca de la propia la armonía cósmica. La pirámide social (papa-rey-nobles-pueblo) era
1a I a ' , · ·, sunto de un reflejo de la pirámide celeste. Los problemas del conflicto social,
gracia y de su experiencia. La teología se convrrtio en un a .
los teólogos y dejó de ser una ayuda pa~a co~~render lo que m~- de la historia en cuanto alumbradora de sentido y de nuevos va-
resa a todos en términos de expenencia relígiosa y humana. a lores -fruto de la transformación intencional del hombre y no
· · la primera realidad· su expresion conceptual no es simple brote de la naturaleza- mal podían entrar en el marco de
experiencia es ' · · d 1 d esta perspectiva. La imagen del mundo no era histórica y procesal,
más ue un segundo momento. Los manuales hicieron e. as o~-
trina; la realidad primaria. El tratad? degeneró ei; un.a ideología sino natural y metafísica. La reflexión teológica calcada sobre tal
que legitimaba las concepciones oficiales del. magisterio conciltr imagen hablará del hombre en términos de naturaleza. Y decir na-
papal, en vez de ser una iniciación mistagóg~ca9-u.e ayudara a os turaleza, dentro de esta óptica, significa decir constancia, permanen-
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fieles a descubrir, saborear y expresar la gra~ia. divma. cia, ahistoricidad, mundo cerrado en los mecanismos de su propio
Los manuales comienzan con la parte b1~li~a, exponen luego funcionamiento como si tuviese un sentido acabado en sí mismo
. la enseñanza de la tradición y las disputas teol~gicas,,~spec1almente independientemente del proyecto cristológico. El hombre no se
contra los herejes, y terminan con una part~ sistematlca en la. que estudiaba todavía en términos de persona-apertura y de ser-histó-
resumen los datos de la tradición para ~ombmarlos -con el mismo rico. En realidad, el hombre es también naturaleza; pero es sobre
len uaje- de forma lógica, sistemática y coherente. Hay muy todo un ser cultural e histórico, producto de la propia historia y
~a mediación previa. Y falta casi por completo la conciencia .d~l de lo que ha decidido ser. Ha creado un sentido para sí y no se
limita a recibir un sentido derivado de la naturaleza.
de la experiencia: no son realidades susta.ntlvas, .smo ad¡et_ivas.
importante es, por consiguiente, descubn:, analizar y articular a
\º
~statuto epistemológico de las doctrinas, las _cuales. están _al _servic10
~sta dimensi?n histórica estaba presente en el hombre antiguo,
medieval y postridentino, ya que es una estructura constante de la
experiencia de la gracia tal y como ha tenido lugar en c:ada coyun- existencia humana. Pero no se llegó a tomar conciencia de ella ni
tura histórica y en el contexto cultural propio de los fi:les. Sobre a hacerla objeto de una reflexión sistemática, como en la época
esta parte más fundamental -sin la que la. pa~te ?octrmal, carece moderna. Estaba en el hombre, pero faltaban ojos para verla y
de contexto- los manuales _hacen algunas .indicaciones, mas para hacerla objeto de determinación histórica. Por emplear categorías
subrayar los peligros y ambigüedades de . la exp~nencia que para tomadas de la naturaleza, la teología cosificó lingüísticamente la
situarla en el corazón de toda reflexion ~istematlca. gracia. Se la concibe siempre como una añadidura superadditum
Urge, pues, devolver su apertura al s~ste~a. Lo cual no se lo- a la naturaleza, en sí misma insuficiente; se la presenta como
grará rectificando y modernizando los termmos y conceptos. Es «fuerza de Dios en la flaqueza humana». De ahí que no se emplea
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CRiTICA DE LAS ESTRUCTURAS TRADICIONALES DE LA DOCTRINA
CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA
estas diferencias ni a renovarse a partir de una nueva experiencia a) El concepto griego de la gracia
de la realidad, no será capaz de responder a las exigencias actuales . En el mundo griego, la gracia se expresa sobre todo en tér-
de una nueva formulación y explicitación teórica -pero inteligi- minos de divinización. Se la define como benevolencía de Dios
ble- del núcleo de la fe cristiana, que es precisamente la gracia que, elev.a al ser humano y lo introduce en la esfera de lo divino.
divina. El énfasis no se pone tanto en que Dios se abaja y al encarnarse
entra en la ~sfera de lo humano, cuanto en que el' hombre es Ile-
v?~º por D10s a abandonar su situación y a entrar en el mundo
3. CONDICIONAMIENTOS CUL TORALES divino de la divinización.
EN EL TRATADO TRADICIONAL DE LA GRACIA . 1:~ for1!1ª. de .articular la experiencia de la gracia como divi-
ruzacion, que .i~plica una profunda transformación del ser humano
La cultura impregna todo discurso teológico, que es un dis- Y su superacion como hombre, refleja la tendencia estructural
curso cultural. Al traducir la experiencia de la gracia, el teó- de l? cultu~a g~i~ga. Dicha cultura no toma como punto de refe-
logo y el fiel utilizan los instrumentos de comunicación que les rencia la historicidad del mund'?, sino la que en él hay de per-
ofrece su cultura. De otro modo, ni la experiencia sería signifi- manente Y a~sol:ito: el ser,~ D10s. Lo permanente y absoluto se
cativa ni resulta posible articularla de manera inteligible para la traduce en terrnmos metafísicos, contraponiendo este mundo al
comunidad de fe. Con todo, la cultura no se limita a propor- otro, el más acá al más allá .. Dios, la eternidad, el alma y el ideal
cionar instrumentos. Encarna también un sentido de la vida Y fori:ian el cuadro d~ referencia; el devenir, la historia, el cambio y
la existencia que el hombre se ha dado a sí mismo. Por eso cabe el tiempo son considerados como caducos e inconsistentes. De ahí
afirmar que la cultura es el hombre concreto e histórico. La cul- que, dentr~ de este marco teórico, la divinización represente el
tura, por consiguiente, posibilita un determinado modo ~spe- pi:nto culminante de la redención, de la gratuita comunicación de
cífico de experiencia de la gracia y, al mismo tiempo, constituye Dios Y de la personalización. Para llegar a su plenitud humana
el instrumento de comunicación de dicho modo específico. Es el hombre ~~?ía de~ar de ser hombre y hacerse Dios. '
una totalidad significativa y un medio de expresión. La. amb~~uedad inherente al proceso histórico, los conflictos
En el contexto cristiano, la gracia se experimentó fundamen- Y la dimensión del futuro que debe prepararse y alumbrarse peno-
talmente en dos mundos culturales, que reflejan nuestros manuales s?mente con sudor y sangre no se consideran como valores con-
de teología, la mayoría de las veces inconscientemente: el mundo si~tentes Y portadores de gracia. Todo queda centralizado en
del pensamiento metafísico de los griegos y el mundo de la ex- Dios. El h~mbre. concreto casi desaparece. Sólo interesa el hombre
periencia política y jurídica de los romanos. N? fa~tan libros m?- como e~encia umv.ersal, el animal racional. Tal forma de entender
dernos que, en vez de articular nuestra experiencia de la gracia la g;acia resulta mcapaz ~e captar las mediaciones históricas a
dentro del horizonte de hoy, se pliegan a la expresión hallada en traves de las cuales se verifica y constituye la divinización. Con-
el mundo helénico y romano. El sistema se cierra sobre sí mismo
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CRÍTICA DE LAS ESTRUCTURAS TRADICIONALES DE LA DOCTRINA
CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA
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fanos, que también comunican la gracia divina. La rehabilitación
sidera la divinización, más que como fruto de un proceso histórico o justificación_ se convierte en cosa de religión y de Iglesia. No
en el que la acción de Dios se conjuga con la acc~ó? d~! hombre es, c_o~o cabria esperar, un proceso de hominización con múltiples
-sinergismo-- como consecuencia de una partic1pac1on en el mediaciones -además de la específicamente religiosa- en el
centro y en dos momentos que generan dicha divinización de campo de la política, de la sociedad, de la economía y de la cul-
forma especial: Jesucristo, la Iglesia, los sacramentos, el éxtasis, tura en general. Se insiste unilateralmente en la mediación ecle-
la unión mística. Lo profano y cotidiano del mundo está vacío sial, con l~ cual el. sis~ema se cierra sobre sí mismo. La teología
de gracia; por eso carece de interés en el orden religioso. de la gracia se privatiza, con desastrosas consecuencias para la
pastoral: lo secular, cauce por el que discurrirá el curso de la
b) El concepto latino de la gracia historia posterior, queda al margen de la gracia y carece de im-
portancia salvífica.
El romano se sitúa en otro horizonte cultural. Es el hombre
del orden político del mundo y de su dominación jurídica y militar·
El punto de referencia lo constituye la realidad his_tóricatal como 4. CONDICIONAMIENTOS BIOGRAFICOS
aparece ordinariamente, con sus rupturas, sus servidumbres y sus EN EL TRATADO DE LA GRACIA
esfuerzos de liberación y alumbramiento de un nouus ord~. ~a
teología de la gracia elaborada en el horizonte de ~s.ta. ex~~ne!1;cia El de la gracia está más condicionado que los restantes tra-
no considera primariamente dicha realidad como divm1.zac1on,sino tados por las situaciones biográficas de sus grandes creadores.
como rehabilitación y restauración del hombre, es decir, como un San Pablo, san Agustín y Martín Lutero trazaron el camino occi-
proceso de hominización y humanización. El hombre histórico es
dental de la reflexión sobre la gracia. Los tres tuvieron problemas
un infra-hombre, ha perdido su status humano. L~ presencia de
sum~mente per~o~ales.. Su. reflexión refleja esa carga personal que
la gracia lo eleva, pero no tanto a la esfera de lo divmo cuanto a trascre?~e los limites Inevitables de cualquier otra reflexión. Los
la esfera de lo humano restaurado y renovado. La gracia es res-
tres vivieron en un horizonte que podemos calificar de farisaico.
tauración de la naturaleza humana. Esta teología se centra en la
Fundaron la salvación en las obras virtuosas en el esfuerzo humano
gracia creada en su preparación, presencia y efectos. Estudia mi-
de ascensión hasta Dios y en la perfección'. Experimentaron dolo-
nuciosament~ el proceso de conversión y de rehabilitación cofil:O
rosamente la alienació.n y la. ra:ücal incapacidad de realizar el pro-
lo hizo de forma paradigmática el Concilio de Trento. La graCla
yecto hum~1:~ de santidad. Sintieron en su propia carne la paradoja
(preveniente, concomitante y consiguiente) acompaña todos los
de la condición huma.r;ia: el hombre puede conocer y querer lo que
pasos. . debe hacer; pero es Incapaz de realizar en su andadura histórica
Este horizonte ofrecía la posibilidad de presentar la gracia en
lo qu~ conoce y quiere. Surge la experiencia del fracaso, de la in-
términos de liberación histórica en medio de los conflictos socia-
capacidad concreta. Para ellos, la solución viene a través de una
les y políticos. Pero no sucedió así, ya que la cultura romana, se-
intervenció1: divin~ que remedia la indigencia humana.
gún una conocida frase de Cicerón, cayó bajo el cautiverio de la
~~ gracia se :r1ve como gracia, como don de Dios que socorre,
griega. En la traducción de las realidades histórico-salvíficas pre-
sant~f1ca y permite. al . hombre. reencontrar su identidad perdida.
dominaron las categorías metafísicas griegas, incluso cuando se
De~id.o a tal ~xper~encia, sei_ne¡anteteología parte de un profundo
emplearon expresiones jurídicas. No se llegó a pensar la gracia en
~es.imismo existencial, que impregna las fórmulas paulinas, agus-
términos universales de presencia de Dios en el mundo de la po-
nruanas y l~teranas, muy mal interpretadas después. Las aporías de
lítica y de los intereses humanos y en el proceso de desarrollo
or?en o caracter personal pasaron a ser aporías objetivas y entraron
histórico. La reflexión se centra exclusivamente en la Iglesia y
asi en los manuales.
los sacramentos, así como en el proceso de la conversión religiosa.
-'.1ñadamosun _nuevo dato: todos los grandes teólogos de la
La rehabilitación se entiende de forma privada e individualista
gracia _fuero?_ mon¡es:. Agustín, Tomás de Aquino, Buenaventura,
(¿cómo me salvaré yo?). No se toman en consideración ni se
Jansemo, Banez, Molma, etc. Tal condición sitúa a las personas
analizan las restantes mediaciones humanas, los sacramentos pro-
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MUNDO ACTUAL Y GRACIA
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IV de la intervención del hombre. Este modifica las leyes de la misma
naturaleza, domina el mundo, prevé y planifica. El futuro del hom-
MUNDO ACTUAL Y GRACIA bre no puede deducirse de su esencia metafísica abstracta, sino
que constituye una posibilidad siempre abierta.
Al hombre mismo no se le define ya en términos de ser v de
Vivimos hoy en una época cultural de peculiares perfil~s, dis- realidad, sino en términos de posibilidad, de todavía-no-hecho-ni-
tinta de aquella en que se realizó la elaboración sistemática del experimentado, pero posible. De ahí que no podamos partir de la
tratado de la gracia. condición creatural del ser humano. No se niega, evidentemente,
que sea criatura de Dios y dependa siempre de él. Pero en el plano
de la historia no hay una oposición entre el Creador y la criatura
l. LA EXPERIENCIA DE LA SECULARIDAD DEL MUNDO porque el propio hombre es también creador y fue hecho creador.
¿Cómo distinguir entre lo que incumbe a la naturaleza y lo que
Para la Biblia y para los medievales, Dios era una realidad incumbe a la gracia o al esfuerzo del hombre ayudado por la gracia?
socialmente incuestionable. No planteaba problemas concretos. Los La gracia deberá interpretarse como actualización de lo todavía-no-
problemas eran teóricos y gnoseológicos, pertene~ían al plan~ ,de la experimentado, pero siempre posible para el hombre, tomando a
especulación filosófica y teológica. Resultaba. fác~ ver _la acc~on de éste no como una naturaleza acabada en sí misma, sino como aper-
Dios en el mundo e interpretar como gracia dímensiones impor- tura total, cuya última referencia es siempre el Absoluto que se da
tantes de la vida. gratuitamente.
Hoy no se puede contar con esa evidencia. ~ios ~s, cultural- Además, la antropología enseña que el hombre es un ser no
mente, un concepto vado. Existe el ateísmo prác~i~o, mch~so den- natural, sino cultural. Interpreta constantemente el mundo y lo
tro del cristianismo como fenómeno cultural pacifico. ¿Como ha- transforma. La gracia penetra al hombre entero, hasta tal punto
blar, pues, de la gr~cia .divina? Aun para la _fe viva y liberad~r,a, que siempre va íntimamente unida a la acción humana. ¿Cómo dis-
hay mediaciones entre D10s y el hombre. No vige ya una concepcion tinguir, pues, naturaleza y gracia? La distinción no puede estable-
epifánica de Dios. Existe la historia de los hombres. Existen los cerse a priori, sino sólo a posteriori.
«artefactos» técnicos que creamos; ya no hay un mundo natural
que hable de Dios, sino un mundo de segunda mano que habla del
hombre. Desde el punto de vista histórico, casi nada es obra de 3. LA EXPERIENCIA DE LA SACRALIDAD DEL HOMBRE
Dios, ya que casi todo es fruto del esfuerzo humano, q:Ue, h.a adap-
tado y modificado la naturaleza según su proyecto his~onco. ~e Otra tendencia característica de nuestro tiempo es la valora-
ahí que en el tratado sobre la gracia no poda~os partir ~e D10s ción del ser humano como persona, como magnitud última e irre-
como punto de arranque admitido por todos e incontrovertido. Es- ductible a otra realidad, pese a que en ninguna otra época se ha
tamos secularizados: el saeculum, el mundo, const~tuye e~ centro conculcado tanto como en la nuestra la dignidad de la persona.
orientador de nuestra comprensión. Tiene consistencia propia. Den- La persona se define como apertura y, consiguientemente, como
tro de él debe articularse el sentido de la gracia y emerger la expe- capacidad de encuentro y de enriquecimiento. El encuentro no tiene
riencia de lo que en teología designamos con tal término. lugar por pura casualidad. Puede ser casual, pero se vive como
don y como gracia. El encuentro significa una apertura personal
ante otra apertura igualmente personal. Debe ser gratuito y libre.
2. LA EXPERIENCIA DE LA HISTORICIDAD DEL HOMBRE De lo contrario, no es un encuentro, sino una realización mecánica
que se rige por normas fijas. El encuentro modifica a los dos que
Nuestra concepción del mundo es histórica, no natural. Con se encuentran: es reconocimiento mutuo, confianza, agradecimiento,
otras palabras: la vida humana está sujeta a cambios y transforr:ia- sinceridad, fidelidad. Confiere una plenitud de sentido que surgió
ciones que no provienen de la acción mecánica de la naturaleza, sino de manera imprevisible. No podía deducirse ni era obligado. Sin
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7. LA CONCIENCIA DE LA FUNCION CRITICA en el hombre. Otros, contemplando los zigzás de la evolución pa-
DE LA GRACIA DENTRO DE LA IGLESIA sada, defienden un sentido meramente intrasistémico y adoptan
una postura de escepticismo frente a la totalidad como tal. J. Ma-
La reflexión sobre la gracia deberá tomar conciencia de un hecho nad trató de mostrar que nada tiene sentido, que todo es fruto
doloroso: en el continente latinoamericano la institución de l~ Igle- del azar, de una acertada combinación de fuerzas, realizada de ma-
sia ha estado mancomunada durante siglos con los que practicaban nera fortuita, que producen la necesidad de un cierto funciona-
la explotación del hombre por el hombre y mantenían u~ tipo de miento 'mecánico.
sociedad discriminatoria. La Iglesia no supo conservar vivo el. re- ¿A qué se debe la diversidad de opiniones? Unas y otras inter-
cuerdo -revolucionario y comprometido- de la libertad ~e Cnsto pretaciones toman como base datos experimentales. Situaciones
Jesús. Convirtió en un icono la figura de Jesús y la redujo a ,u.na con evidente sentido o situaciones a juicio personal absurdas pare-
magnitud eclesiástica, privando al pueblo de la fuerza evangelica cen ir consolidando en la persona la idea de que todo tiene sentido
de liberación, de protesta y de transformación presentes e~ l~ J?re- o la de que nada lo tiene. La misma experiencia sobre la manipula-
dicación de Jesús. Los sacramentos se vieron de manera mt~mist~ ción científica del mundo, en la organización de las necesidades
y meramente cultual. No llevaron a una renovación de la vida ru domésticas, suscita en el hombre la convicción de que es capaz de
a una transformación de las relaciones interhumanas, en un esf_uerzo pilotar la evolución hacia un fin determinado y con sentido. Por
por superar las injusticias estructurales que separaban pecammos_a- otro lado, la experiencia del deterioro ecológico lleva al hombre
mente a hermanos en una misma fe. Valores cristianos como humil- a poner en tela de juicio su propio modelo de progreso. El ser
dad, sumisión, sacrificio, cargar con la cruz de Cristo, etc., se pro- humano se asemeja a un cáncer: allí donde penetra destruye y
1
1 clamaron de manera ideológica, y así, contribuyeron a fortalecer modifica los ritmos de la naturaleza y malbarata las riquezas de
el status quo y a esterilizar las fuerzas de una reacción liberadora manera egoísta y sin ninguna solidaridad con quienes vivirán des-
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pués.
1' del pueblo. . .
¿Hasta qué punto fue tam?ién la Igl~si~ i?-stitución i;n antis~gno En Latinoamérica se tiene la experiencia de que la ciencia y la
1 de la gracia y participó en un sis:ema ~i;ucnsti~no? ¿Que va~or u_ene técnica están al servicio del dominio de unos pocos que controlan
1 el discurso teológico sobre la dimensión eclesial de la graCla'. e.No a los demás, obligados a depender de ellos. En vez de contribuir
deberá tener un sentido crítico y liberador para que la Iglesia sea, a la humanización y a resolver los clásicos y viejos problemas del
de hecho, y no sólo en el verbalismo oficial, el sacramento del amor hombre, la ciencia y la técnica sólo han servido 'para aumentar y
y de la gracia divina en el mundo? · hacer más humillante la barrera que separa a los ricos privilegiados
de los pobres marginados.
No es posible hablar con sentido sobre la gracia de Dios como
8. LA CONCIENCIA DE LA UNIVERSALIZACION
presencia de su amor en el mundo a quienes carecen de lo indispen-
DEL PROBLEMA DEL SENTIDO . sable para subsistir tanto en lo relativo a alimento y vestido como
en lo concerniente a la garantía de sus derechos y al respeto de su
Nuestra concepción del mundo está influida por la experie!1;cia dignidad humana.
científico-técnica. Por un lado, se tiene conciencia del largo cammo
que recorrió la evolución hasta generar_ l? que_hoy existe. Por otro,
se conocen cada vez mejor los condicionamientos de la persona 9. EL DESGASTE SOCIAL DE LA PALABRA «GRACIA»
humana v del mundo las estructuras subyacentes a los fenómenos
cosmológicos, sociale; y psicológicos. ¿Es el hombre quien pilota La palabra «gracia» no tiene en el mundo de hoy un signifi-
y orienta la evolución o está él orientado por mecamsn:ioscuya de- cado heurístico especial. Se emplea el término; pero no constituye
terminación se le escapa en gran parte? ¿Posee la totalidad ui;i sen- una palabra-clave ni un punto de referencia social. No existen ya
tido 0 es producto del azar y la necesidad? Algunos, como Teilhard ( g~acías a Dios) reyes y caudillos «por la gracia de Dios» o pro-
' de Chardin, perciben una evolución con sentido, que desemboca fesiones concebidas como manifestaciones exclusivas de la gracia
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CÓMO PLANTEAR HOY EL TEMA DE LA GRACIA
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¿ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?
gracia-creación, haciéndonos creer que la gracia ~s. una ~~alida? en pre nuevo, todavía no experimentado ni definido. Es decir, expe-
sí, aunque relacionada con el mun_do. La. n:~tafisica clásica hipos- rimenta el sentido originario de la trascendencia.
tasió, por ejemplo, la trascendencia concibiendola como ~a r_ea- Inmanencia y trascendencia no son, pues, dos entidades, sino
lidad 0 un mundo contrapuesto a inmanencia. «Trascendencia» vino dos dimensiones de una misma y única vida. Van juntas en la his-
a significar «esfera de lo sobrenatur~l»: «I:unanencia», «esfe_ra ~e toria del hombre y no son sino manifestaciones de la realidad ra-
lo natural». En realidad se trata de ob1etivac10nesde una experiencia dical del mismo ser humano. El hombre se revela como inmanente
humana. y trascendente; como hecho y realizado y, al mismo tiempo, como
El pensamiento moderno. tiene con~ie_nci~ de que tanto l~ tras- todavía por hacer y gestar en un futuro abierto. Tal es la realidad
cendencia como la inmanencia son ob1etivac10nes. No constituyen originaria. Cuando la expresamos, objetivamos y entificamos la
la realidad originaria. Por eso se habla de ,l~ mu~rte ~e la met~- inmanencia y la trascendencia como si se tratase de dos mundos
física. Lo cual no equivale a negar la metafísica, su~o solo a consi- opuestos, ya que el lenguaje y el pensamiento explícito sólo son
derar la metafísica clásica -la de los griegos y medievales- como posibles dentro de esta limitación. Pero por eso mismo debemos
una etapa del pensamiento humano que concibió el ser col?~ ente estar siempre alerta para no identificar la representación u objetiva-
e interpretó la historia del Misterio en forma de p7edomim~ del ción con la realidad originaria. Todo pensamiento que quiera con-
ente. El pensamiento moderno -desde K~i:t- 9~iere parur, de servarse como tal ha de asumir la tarea de desmantelar continua-
un punto más originario, que el de la metafísica clásica. V,e en. ~sta mente la metafísica subyacente a la estructura de nuestro lenguaje,
una desviación y un olvido del ser en cuan~o ser. y una id_entifica- eliminando nuestras imágenes y reduciéndolas a la realidad origi-
ción de la representación -la trascendencia e mman~ncia como naria, a la ex-istencia o historia del hombre.
dos realidades- con la realidad. Al hablar creamos siempre dos A partir de aquí se puede, por ejemplo, afirmar: Dios solamente
mundos. Por eso, semánticamente, el pensamiento mode:no es tan tiene un significado real cuando emerge dentro de la historia del
dualista como el clásico. Pero sólo en el plano del lenguaje. Dentro hombre. En los avatares de su vida, en el rigor de tener que hacer
del dualismo semántico, el pensamiento moderno trata de ver la frente a los desafíos que provoca la misma existencia, decidiéndose,
realidad originaria como una e idéntica. asumiendo responsabilidades, realizando su andadura histórica, apa-
1•
¿Cuál es esa realidad originaria? La h~storia La ~istoria no rece lo que escapa siempre al hombre, que queda siempre abierto
es sólo el relato lógico de los hechos acaecidos: es propian:ente ~a por más que construya e intente cerrar su apertura. Se muestra lo
situación del hombre o el hombre mismo en cuanto ex-si~tencia que es más que él, emerge el Misterio, se revela lo que, original-
y ser-en-situación, en cuanto se decide,. asume un compromiso, se mente, se llama Dios, como «ese supremo e inefable misterio que
compromete se define dentro de su mismo ser-en-el-mundo-y-con- envuelve nuestra existencia» 2•
los-demás y,' así, va construyendo su identidad. Cuando el hombre Sólo podemos hablar con sentido de Dios cuando él emerge
vive radicalmente su historicidad, asume su apertura al mundo Y al dentro de la experiencia humana en el camino de nuestra vida con
otro y se compromete en un proceso de liberación comieru:a a ~~a- los demás y con el mundo. Así, pues, Dios nunca está sobre el
recer como lo que realmente es: alguien ,de~t:o de una situacio?, mundo ni, mucho menos, fuera de él, y no se le ha de concebir
limitado, confinado en ella, un ser-que-está-ahí junto con los demas, así. Dios aflora en medio de la experiencia del hombre y del mundo
capaz de manipular --cuando le es p?si~le- su m~do y el com- como aquel que está siempre más allá, increable, abierto y siempre
plejo de sus relaciones. ~n otros _termmos, experimenta lo que inagotable -y ello de manera absoluta- en el camino y en la
constituye el sentido de la inmanencia. Por otro lado, dentro de esa construcción de la historia y en la autorrealización del mismo hom-
limitación situacional el hombre se revela como un ser capaz de bre. Cuando hablamos de Dios, el lenguaje y la doctrina que elabo-
erguirse infinitament~ por encima de dicha ~ituación (aceptán~ola, ramos parecen sugerir que Dios está en sí, fuera del mundo, como
rechazándola o protestando contra ella) y abierto a un futuro siem- una instancia absolutamente trascendente y misteriosa, fuera del
hombre. Y se tiene la impresión de que es Dios quien entra y está
1 Cf. nuestras reflexiones hechas en Experimentar Deus boie (Petr6polis
' 2
Vat. II, Nostra aetate, 2.
1974) 126-134.
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?
dentro del hombre, cuando en realidad es el .hombre quien ~~tá den- ficar la experiencia con la vivencia, es decir, con las mociones inte-
tro de Dios. Olvidamos que todo ello es una mera traduccion de la riores, los consuelos íntimos, las visiones y audiciones divinas. No
experiencia histórica del hombre. negamos nada de esto, pues la historia de verdaderos santos de-
Partiendo de este sentido originario de Dios podemos releer muestra la existencia de tales fenómenos en su vida. La vivencia
los antiguos textos de la fe, del Antiguo y Nue;? Te~tamento. es un componente de la experiencia. Pero si la experiencia de la
Allí no se habla de Dios, como de un ente metafísico, ~mo como gracia quedase limitada al ámbito de la vivencia, constituiría un
de una fuerza histórica. Dios emerge en el éxodo y cammo de un privilegio o un lujo de algunos iniciados. Cuando hablamos de ex-
pueblo y lo acompaña en sus vicisitudes. por el d~sierto Y durante periencias no pensamos primariamente en la situación psíquica ni
el destierro. Dios es el sentido de la vida, que siempre debe ser en la disposición de los sentimientos (vivencia), sino en algo más
definido a partir del proceso y de las mutaciones históri~as. complejo y profundo. La experiencia es el modo de relacionarse
De igual manera se debe proceder respect~ a l~ ?racra. La ex- con el mundo, la manera de hacer presente el mundo dentro de
periencia de la gracia es la experiencia de la historicidad del hom- nosotros y de hacernos presentes dentro del mundo. La experiencia
bre dentro de la cual vive éste la experiencia de lo que la palabra representa la forma específica de interpretar, dentro de una cultura,
gra~ia intenta expresar: don, gratuidad: benevolenci~, favor, ?elle- toda la realidad que nos sale al encuentro: el yo, el tú, la sociedad,
za, etc. No hay un don en sí, no existe la gr~tmdad en si: no la naturaleza, Dios, el pasado, el presente y el futuro, etc. Esa
subsiste la benevolencia en sí. Lo gratuito se manifiesta a traves de forma específica varía a lo largo de la historia, y cada variación se
un modo de ser del hombre y del mundo. La gracia emerge s~empre halla presente en las subsiguientes: el hombre comienza experi-
con otra cosa: es esa misma cosa (inmanente) y, al mismo tiempo, mentando el mundo como magnitud numinosa y sagrada, referida
no lo es (trascendente). La gracia es un modo de ser de todas las siempre a lo divino mediante el mito; luego, mediante la metafísica,
cosas y del hombre, contemplados en su relación con Dios Y vividos como una magnitud subsistente en sí misma; hoy lo sigue experi-
como don y gratuidad, como benevolencia y belleza, c~mo presenc;ia mentando como algo subsistente en sí mismo, pero factible y ma-
y actuación de Dios en el mundo. Acertadamente de~ian los medie- nipulable, objeto de pro-yecto humano mediante la ciencia y la
vales que la gracia supone la naturaleza y la perfecciona. técnica. En cada experiencia total se define el significado de la
naturaleza, del hombre, de su pasado, presente y futuro y de Dios.
Entendida así, la experiencia constituye una realidad sumamente
2. ¿EN QUE SENTIDO SE EXPERIMENTA LA GRACIA? compleja. Como observaron Aristóteles 4 y, después, Tomás de
Aquino 5, la experiencia representa una síntesis de múltiples per-
En términos generales, se puede afirmar que en las doc~rin~s cepciones y aproximaciones en las que el hombre superó resisten-
y discursos teológicos sobre la gracia late siempre una expene~ci.a cias, peligros y tentaciones, confirmó hipótesis y conoció el sufri-
de la misma. Es posible que hoy, en el marco cultural 7n q_ue vivi- miento y la alegría.
mos el lenguaje empleado no nos evoque ya la expenenci~ ?e la Tal vez, un rápido análisis semántico de la palabra experiencia
gracia, es decir, su experiencia _o:iginaria. Seguimos transmitiendo nos ayude a descubrir su sentido global y existencial. Experiencia
doctrinas o formulando proposiciones que nada concreto pued~n es una palabra compuesta de la preposición ex y del uso anticuado
decirnos. De ahí que el proceso de desmantelamiento sea n~cesano del verbo latino periri, que significaba intentar, experimentar ( co
para poder llegar a una verdadera experiencia de la. gracia, que,
en un segundo momento lógico, se expresará en doctrmas y en ob- 4
Aristóteles, Met., 980b, 28ss, o Analytica Posteriora, lOOa, 4ss.
jetivaciones metafísicas. . . s Santo Tomás, S. Th. I, q. 54, a. 5.2: «Experientia fit ex multis me-
¿Qué sentido tiene aquí la experiencia? 3• No debemos identi- rnoriis»; Hobbes, Leviathan I, 2: «Memoria multarum rerum experientia
dicitur»; Hegel, Pbdnomenologie des Geistes (ed. de Hoffmeister, Philo-
3 Cf. A. S. Kessler, A. Schopf y C. Wild, Erfahrung, en Handbucb phi sophische Bibliothek, 114), 73: «El movimiento dialéctico que realiza la
losopbiscber Grundbegriffe, vol. 2 (Munich ~973) ?73-386; S. ~ambartel, conciencia. tanto sobre sí misma cuanto sobre su conocimiento como objeto,
' Erfahrung, en Historicbes ~orterbuc~. d~r Pbilosopbie, vol. 2 (~as1lea 1972)
610-623; F. Alquie, L'expérience (Initiation philosoph1que; París 1970).
en la medida en que aparece en ella el verdadero nuevo objeto, es lo que se
denomina propiamente experiencia».
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?
nari), correr peligro ( periculum f acere; del griego peirao o pei como acepciones más concretas ligadas al portas (puerto, entrada
raomai: hacer experiencia, experimentar examinando, poner a prue- y salida, paso a través de arrecifes), sugiriendo siempre la idea de
ha, probar a alguien) 6• El término «experiencia» en:peiría ei;i algo dramático y arriesgado que viene expresado en la palabra pe
griego y experientia en latín- está relacionado con peligro ( peri riculum o peligro.
clitatio), prueba ( probatio), tentativa ( temptatio) 1• En latín~ ex En el serna per de experiencia está presente, originariamente,
perimentum es sinónimo de periculum (peligro), conatus (tentativa), la idea de viaje, de pasar por (o a través de) lugares sin camino y,
inceptum (iniciativa), tentatio (intento, tentación). ~~ro «exp~nei;i- por ello, peligrosos, de una travesía por parajes difíciles y arries-
cía» se relaciona también con peritia (pericia, habilidad), scientta gados. Viajar no es simplemente ir de un lugar a otro. Implica tam-
y notitia (conocimiento, información). De ahí procede igualmente bién -y sobre todo- lo que nos sucede durante el viaje: encontrar
la palabra «perito» ( peritus ), que se aplica a personas probadas en curiosidades, pasar por peligros, encontrar salidas. Ortega y Gasset
el peligro, experimentadas y doctas, así como la palabra «experto» dice muy acertadamente que «andar en cuanto viajar, el andar por
( expertus ), experimentado o especialista en un ramo del ~aber. tierras desconocidas o inhabituales es la vivencia originaria que
Experiri significa -además de correr riesgo, intentar, expe~1men- ordena toda esta galaxia de fonemas y semantemas» del per 10• En
tar- soportar, sufrir, aguantar, afrontar dificultades ( acerbz,. mo expresión del filósofo brasileño G. de Mello Kujawski, «esta idea
lesti, duri, pati, subire, tolerare). En .un se~tido más amplio es de viaje, de arriesgado errar por el mundo sin camino cierto, afron-
sinónimo de conocer, comprender, sentir, ver . tando peligros y buscando salidas cualifica originariamente la raíz
Resumiendo podemos decir que la palabra experiencia ~stá per de experiencia» 11•
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ligada a dos campos de la «experiencia» humana: al de peligro Ex-periencia incluye también la preposición ex, que en latín
( periculum, periclitatio) y al de pericia ( peritia,_ scientia, ~o.ti tia). expresa la idea de salir de, estar fuera, entre otras significaciones.
11 Queda por señalar el vínculo semántico de peligro y pericia con Dicho significado refuerza aún más lo que hemos dicho del per.
1' la «experiencia» subyacente a ellos. Descubierto el vínculo semántico que une al peligro y la pericia
El vínculo semántico radica en el per (por, a través de). El per presentes en el término experiencia, conviene desentrañar la pecu-
se halla presente tanto en el término latino «experiencia» como en liar «experiencia» que posibilitó unir o asociar pericia y peligro
el griego «empeiría», que en las lenguas germánicas equivale a fahr para dar lugar a la experiencia. Su sentido fundamental tiene lugar
( [abren, viajar, y erjabren, experimentar). También está presente en el plano existencial y narrativo del hombre que, al salir de sí,
en periculum, peligro, y en peritus o expertus, cuyo signifi~a~o más afrontando la vida y enfrentándose con ella, con los demás, con la
activo apunta a alguien hábil en ciertas cosas y cuyo significado realidad interior y exterior, arrostra peligros, soporta provocacio-
pasivo -expertus- se refiere a alguien que ha sido probado y ba- nes y desafíos, tiene que hacer un camino y encontrar una salida.
queteado por la vida. Peiro, en griego, significa prueba, ensayo; He aquí todo un drama que, en el fondo, el drama mismo de la
aparece en la palabra latina portus (puerto y puerta). Portus e? vida humana, en la medida en que ésta no se nos otorga consu-
latín y póros en griego significan la salida que se encuentra cami- mada o acabada, sino que debe hacerse, ha de trazar su camino y
nando por las montañas. En el lenguaje marítimo significó paso po: encontrar una salida que le dé sentido. En este largo proceso sur-
un arrecife y entrada en una ensenada que, por eso, se llamo gen peligros, es preciso hacer ensayos y vencer dificultades. El
puerto. El camino que lleva al puerto o por el que se sale de él es hombre experimentado es el que ha pasado por la vida no en blanca
opportunus 9• , nube, sino entre sufrimientos, vaivenes y peligros y aprendiendo
El per implica ideas más abstractas, como ensayo y prueba, así una lección con todo ello. Su saber no es libresco, sino el conseguido
y acumulado con su sudor y sangre.
• Forcellini, Thesaurus totius latinitatis II, 367a.
7 Cf. una larga comprobación de textos en Thesaurus linguae latinae V,
'º Ortega y Gasset, La idea de principio en Leibniz y la evolución de la
1651-1654. teoría deductiva, en Obras completas, 8,177; cf. íd., El hombre y la gente,
• Cf. acerca de todo esto Thes. ling. lat. V, 1660-1690. en Obras completas, 7,188ss.
9 Cf. Ernout-Meillet, Dictionnaire éthymologique de la tangue latine, 11
G. de Mello Kujawski, Experiencia e perigo, en Introducao a meta
s. v. Experientia. física do perigo (Sao Paulo 1 974) 52-64, aquí 57.
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ;ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA1
La experiencia es, pues, un saber que tiene sabor. Un saber que tíficos, estudiando sus leyes internas, que pueden percibirse feno-
el hombre ha ido adquiriendo al salir de sí (ex) y enfrentarse con menológicamente y explicarse por razones inmanentes. ·Tal es nues-
el mundo, con los hombres, con toda clase de realidad, viajando tro modo histórico de experimentar el mundo, que coexiste con
a través de todo ello (per), sufriendo, soportando, aprendiendo, co- otros heredados del pasado y presentes hoy en 'la sociedad o como
rrigiendo y perfeccionando el saber acumulado. Toda experiencia estrato de nuestro inconsciente personal y colectivo.
es un saber crítico, como resultado y contrastación de múltiples La gracia sólo es gracia para el hombre de hoy cuando emerge
ensayos, que provoca una certeza incontestable y una inmediatez desde el mundo en que estamos insertos. Sólo así es significativa y
de conocimiento. ¡No es lo mismo hacer un viaje por el mar que representa lo que en el lenguaje cristiano pretende significar: el
escuchar un relato sobre él! Hacer una experiencia nos proporciona acontecimiento del amor libre de Dios y la presencia en el mundo
una evidencia tal que no podría ser mediatizada por exposiciones del Dios liberador de una situación humana pecaminosa y liberador
racionales ni por argumentos. Toda existencia humana se funda en para una situación humana plena y divinizada. La gracia aparece
esas experiencias radicales que hace cada cual. También la fe cris- dentro de nuestro mundo concreto, configurado por nuestra situa-
tiana. Esta no implica sólo asumir las experiencias que tuvieron los ción latinoamericana. Hay que detectar su presencia, tal vez encu-
Apóstoles en su contacto con el Verbo de la Vida -«lo que hemos bierta e invisible para nuestras categorías mentales. De ahí la ne-
visto y oído, lo que hemos contemplado, lo que palparon nuestras cesidad de sumergirnos en la realidad en que vivimos, para experi-
manos acerca del Verbo de la Vida» (1 Jn 1,1; cf. Hch 2,22ss)--, mentar dentro de ella su dimensión de gratuidad y de gracia.
sino también hacer nuestras experiencias de Dios y de su gracia,
poder dar testimonio de sus maravillas.
De lo dicho se desprende que la experiencia no está ligada 3. PRESUPUESTO PARA LA EXPERIENCIA REFLEJA DE LA GRACIA:
exclusivamente a los sentidos (ver, sentir) -por eso no es sólo INTERPRETAR CORRECTAMENTE SU RELACION
vivencia-, sino que abarca toda la vida con sus riesgos y salidas, CON LA PERSONA
con sus perplejidades y desafíos. No es extraño que la narración
constituya el género literario que mejor comunica la plenitud de Para a~rir ~a~inos a una auténtica experiencia de la gracia
la experiencia. Cuanto más cerca están de la experiencia, más narra- que se auto-identifique como tal es menester superar la interpretación
tivas y comunicativas se tornan la fe y la teología. que presenta la misma gracia como un orden o mundo aparte (sobre-
Sin embargo, la experiencia no es sólo una ciencia. Es también natural) y separado del mundo (natural) en que vivimos. Nos esta-
una verdadera consciencia. Al salir de sí y aproximarse al mundo, mos refiriendo al llamado orden sobrenatural en su relación con el
el hombre lleva consigo todo cuanto es, sus categorías apriorísticas, orden natural, términos que suponen una determinada metafísica
sus experiencias históricas y culturales heredadas del pasado. El de la gracia y de la creación. Sabemos que el término sobrenatural
mundo se manifiesta a la conciencia conforme a las leyes estruc- es relativamente tardío en la teología. Unicamente a partir de las
turales de la misma. De ahí que la experiencia descanse siempre Quaesti?nes Disputatae de Veritate (1256-1259) de santo Tomás
sobre unos presupuestos. Está siempre modelada, es decir, orientada de Aquino comenzó a emplearse como término teológico técnico.
por un modelo previo, sometida, a la vez, a la criba crítica del com- Los primeros indicios se encuentran ya en los Padres griegos, quie-
bate con la realidad que le hace frente, para confirmarse, corregirse nes, en el contexto de una concepción neoplatónica del mundo
o perfeccionarse. En el encuentro del mundo con la conciencia surge -jerarquizado en esferas descendentes-, hablan de hipercósmico
la experiencia verdadera. Como ya hemos dicho, la experiencia hype~kosmikós, hiperfísico hyperfués e hiperceleste hy
presenta la estructura de la historia, que es el itinerario personal pe~uranzos. Los primeros testimonios literarios de la expresión
de un individuo o la andadura social de un grupo. Hoy no experi- latina supernaturale datan del siglo VI; el término se usó más du-
mentamos el mundo como una magnitud consistente en sí misma rante los siglos VIII y IX, al traducirse del griego al latín las obras
o metafísica (naturaleza); sino como una realidad histórica que de Dionisio Areopagita, y se hizo más común en los siglos xr y xrr 12•
' se ha ido formando lentamente hasta hoy y que sigue abierta con
'
respecto al futuro. Abordamos el mundo con criterios técnico-cien- 12
Cf. H. de Lubac, Surnaturel (París 1946).
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¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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sobre todo por la teología ~e raiga1:1b:e agusu;iiana, que s,iempre
tuvo vigencia en el pensamiento cristiano occidental. Segun e_sta
teología, la naturaleza y la gracia no se hallan ~uxtapuest~s, smo
significar una elevación de la naturaleza humana a la participación
de la naturaleza divina (cf. 2 Pe 1,4, y véase más adelante la ex-
plicación exegético-teológica), constituyendo una nueva realidad.
que la una se halla dentro de la otra. Como decía el conocido tra: En el marco de semejante interpretación resulta imposible cual-
1 tadista neoescolástico F. Diekamp, «una naturaleza acabada en sr quier experiencia de la gracia. Esta -la gracia- pertenece a lo
1 misma y provista de todo lo necesario recibe en sí !o sobrenatural sobrenatural, que trasciende infinitamente lo natural. Cualquier
1 como un superadditum» 14, es decir, como algo enriquecedor. experiencia que caiga dentro del horizonte de lo natural no será
experiencia de la gracia.
Esta naturaleza posee una curiosa cualidad: frente al pecado
n Sobre toda esta problemática de la relación natural-sobrenatur~, original, en sus mismos orígenes, quedó incólume e intacta como
cf G Muschalek Creación y alianza como problema de naturaleza Y gracia,
e~ Mysterium Sal~tis Il/1 (Madrid 1969) 602-614;_H. Mühle?, Gn.adenlehre, naturaleza. En la teología de los manuales se decía: el pecado ori-
1 en Bilanz der Theologie im 20. Jahrhundert, 3 (Fríburgo-Basilea-Viene 1970) ginal despojó al hombre de lo sobrenatural ( spoliatus) y lo hirió
163-178. ( vulneratus) en los dones preternaturales: inmortalidad, integri-
-'. 1• F. Diekamp, Katholische Dogmatik U, 47.
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LA EXPER.IENCJA DE LA GR.ACIA
¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA1
manera puede pens ars e en un ser que sea esencialmente Este modelo de análisis fue elaborado magistralmente por H. de Lubac,
inmortal. Surnaturel (París 1946); Le mystére du surnaturel (París 1956); K. Rahner,
Geist in Welt (Munich 1964); Horer des Wortes (Munich 1963).
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
?h'd~mtbm f/
categorías «fin narcral» Y so rsei:~ del Vaticano II. Se habla (Est 8,5). De María dice el Nuevo Testamento que «halló gracia
con toda. ~oh~rencia la ~ás aún: debido a las incom- delante de Dios» (Le 1,30; cf. Gn 18,3; 19,19; 30,27), en el sen-
de vocac1on integral de . <;>ro re. . erentes a los términos natural tido de que Dios le concedió su favor.
prensiones y falsas asociado~~~ abandono de tales cate~orías. Una persona muestra la gracia y lo que ella significa relacio-
y sobrenatural, r:iuchos pos~ mismo Vaticano II, que uso muy nándose con los demás de manera amistosa; es benévola, cariñosa,
El más notable eiempl1 lo ~o e\ catorce veces el de sobrenatural. acogedora, simpática con todos; es buena y benevolente no porque
poco el tér~o natura ezd y~~ ~n la Gaudium et spes, donde se lo sean los otros, sino porque es así por actitud. Es acción que
Es sintomat1co el hecho e q . · , en el universo y en brota de dentro, es modo de ser. No es re-acción ante la bondad
aborda el misterio del hombre conl su, l=~i~~brenatural. Según la de los demás. La gracia designa la actitud nativa y originaria de la
la historia, no. se Afmpleh n~ci ;es~~~a ciertamente intencionada, persona; no es reacción ni fruto obligado de la bondad de los demás.
opinión de Flick- szeg. y, « a 1 ía' contemporánea. En efecto, Evindentemente, esta gracia debe superar la tentación que cons-
responde a una tendencia de_ la teo og tán haciendo hoy diversos tituye la maldad de los otros y la cerrazón de las situaciones ma-
dados los notor~os incl°:¡verud:t~;is~~ :~n olvidar su trascendencia lévolas. Cuando, pese a todo esto, la persona continúa mostrán-
ensayos de explicar. e on icter «sobrenatural»), pero dando dose amorosa, benévola y abierta, dispuesta siempre a mantener
con respecto a la criatura (su ~a:a su relación con la totalidad una relación amistosa con todos, entonces aparece el verdadero
mayor reli~ve ª. s~ aspe~to pos1t1vo ~r~ ha mostrado con éxito la sentido de la gracia como acción y actitud fontal que no se deja
del mensaje cnstla?-o» . J~andA1fl racia en la persona humana dominar por la malicia que viene de fuera. De ahí que el Nuevo
· la mmanencia e a g ·
trascen dencía Y . 1 Inf . t sin necesidad de recurrir Testamento pueda hablar de la misericordia de un Dios que no
-criatura raclél!ml ab1ertla a b im to-124 Nuestro trabajo quiere se deja limitar por la maldad de los hombres. Dios es amor y sigue
a los conceptos de natura y so rena ura . amando a los malos e ingratos (Le 6,34 ), continúa en su «actitud»
prolongar tales ensayos. de gracia frente al hombre.
. · if do y uso de la palabra «gracia» ~nci~rr~;r Este sentido de gracia como bondad y benevolencia originaria
-d;l fg:~~lla:~~~e i~~ tal =.
inco~s,ciente- una experiencia e y fontal nos permite comprender el segundo significado de la gracia
. Conviene resaltar tal dimens1on. como gratuidad y serdegracia. La gracia fontal es benévola no
1 a graoa. porque constituya una respuesta a la benevolencia del otro, sino,
61 63 91 · Ad gentes, 8.
21 Vat II Gaudium et spes, 10, 11, 57 ' 59' ' ' como dijimos, porque lo es radicalmente como nativo modo de ser.
t pes 7 8· Ad gentes 3,.
. , di
22 Vat. ~I, Gau zuAlm e
" M Alfaro,
i:
Fhck y Z. szeg y, n ro
609
Á / p~logía teoló~ica (Salamanca ~970) .:
d cia y de la znmanencza
Por eso la persona es gracia y benevolencia gratuita. No soy bene-
,. J.
0
El proble~a teológico 1e ~a '{.Eaecr!:tiandad Madrid 1973) volente porque lo sea el otro. No me han incitado a ser benévolo
1
de la gracia, en Cristolo_gza y antropo ogta . ' la magnanimidad, belleza y gracia de otro. Lo soy de forma total-
1 227-343; Persona y gracia, 345-366.
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;ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA DE LA GRACIA?
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
e) La gracia como agradecimiento como recompensa. En frase .de Jesús, suponiendo que el lenguaje
no _sea de Le, la palabra cbaris conserva el sentido profano de gene-
Cuando tiene conciencia del don, el hombre se siente a~rade- ros1d,ad y sobreabundancia que embellece y encanta la vida. En los
cido e impulsado a dar gracias. La gracia se pa_ga con gracia, lo demas ,c~sos en que ~a emplea Lucas, la palabra conserva el signifi-
mismo que el amor se paga con amor. Dar gracia? es devolver la cado npico del Antiguo Testamento en la versión de los LXX·
gracia, retribuir el don; significa mostrarse agradecido y saberse en el favor y la benevolencia de Dios que se posa sobre alguien aquí
deuda de gratitud. La única actitud digna de un hombre que se sobre Jesús y María. '
siente agradecido, colmado de gracias (dones), qu: se des.cubre,:n- Fue san . Pablo quien introdujo en el NT el término charis
cantador para los demás y amado por Dios (act~tud}, sin mento come;> expresión sintética de la novedad cristiana. En los escritos
personal alguno, es juntar las manos. y dar ~r~cias. . paulinos a~arece cientos de veces con los más variados sentidos:
En síntesis, desde el punto de vista teológico podem~s decir benevolencia (2 Cor 8,_1), atractivo, amabilidad (Col 4,6 ), don
que gracia es: a) la actitud y apertura benevolente de Dios que (Ro~ 12,6; ~f ~>'.), aceren de gracias (1 Cor 10,30). Sin embargo,
se desborda en amor al hombre; b) y produce en el belleza, atrac- los d1':'ersos significados se concentran en uno fundamental: el don
tivo y encanto; c) esas cualidades vividas por el ser huma.no _como del. m1si;no Padre celestial en Cristo Jesús, el amor gratuito y mi-
dones y presentes gratuitos del mismo D!os; d) qu~ lo mv1ta~ a sericordioso del Padre y de su Cristo que se desbordan sobre el
dar y rendir gracias al Dador de todo bien. El Vaticano Il ~ce hombre, lo salvan, lo liberan de su perdición y lo hacen nueva
acertadamente: «El hombre, única criatura terrena a la que D10s criatura (2 Cor 5,17; Gál 6,15).
ha amado por sí misma (gracia como actitud de Dios que se da Pablo habla, de la gracia del Padre (2 Tes 1,12; 2,16; 1 Cor
como don), no puede encontrar su propia plenitud sino e~ en la 1,.4; 15,10; Gal 1,15; Rom 3,24; Ef 1,6; 2,4-8; 1 Tim 1,14;
entrega sincera de sí mismo a los demás (el hombre agraciado se Tit 2,11-1_4, etc.) Y. de la gracia de Cristo (2 Cor 8,9; 12,9; Rom
hace gracia para los otros)» (Gaudium et spes, 24). 5,15; 2 T1m 2,1; .Ttt 3,~). P~r~ Pablo, Dios se dio en Cristo Jesús
por pura generosidad, sin mento alguno del hombre e incluso a
pesar ,de que éramos ~neI_11igos suyos. Con la palabra charis expresa
5. LA GRACIA COMO EXPRESION el apostol una experiencia personal: Dios me amó primero· Dios
DE LA EXPERIENCIA ORIGINARIA DEL MISTERIO CRISTIANO ~e a~a a pesar de mi pecado, porque es bueno, benévolo ; mise-
ri~ord10so.. Pablo s; sien.te agraciado por un don que es el mismo
¿Por qué no emplea el Nuevo Testamento el término gracia 28• .D10s en Cnsto Jesus .. Cristo es la. gracia, el Dios presente. Expresa
para expresar la experiencia originaria del misterio cristiano? con l~ palabra «g~acta» la experiencia de sentirse colmado y sor-
De hecho la palabra es muy rara en los evangelios. Mateo y Marcos prendido por algo inesperado,
no la usan ni una sola vez. Juan sólo tres veces en el prólogo. El telón de fondo está constituido por la experiencia a las
En Le se encuentra ocho veces (1,28.30; 2,40.52; 4,22; 6,32-34, puertas d:. Da,masco. En Gál evoca dos cuadros. Primero: «Sin
donde aparece tres veces) y en H~h diecisiete. Según ~e 6,32-34, . duda h~be:_s oído ha~lar de mi conducta pasada en el judaísmo;
Cristo habría utilizado tres veces dicha palabra, en sentido profano con que s~na perseguía yo a la Iglesia de Dios tratando de destruir-
y dentro del mismo contexto: <;Si q~_eréis ~ los· que os quieren, la; Y. hacía ca::era en el judaísmo más que muchos compatriotas
¡vaya generosidad ( charis) ! .. : S1 hacéis el b1~r_i al, que os hace el de rru generacron, por ser mucho más fanático de mis tradiciones
bien ¡vaya generosidad ( cbaris)! ... Y si presta1s solo cuando espe- ances~:ales» (Gál 1,13-14_}. Segundo: «Y cuando aquel que me
ráis 'cobrar, ¡vaya generosidad (poía hymin cháris estin)!». E~ sen- escogio desde el ser_i.o de rm madre y me llamó por su gracia se dignó
tido es obvio: un amor de esa índole no es generoso y espontaneo; rev:larme a su H110 para que yo lo anunciara a los paganos ... »
siempre se recibe recompensa (versión de Mt 5,46). El ~mor al (G~l 1,15-16). Pablo subraya aquí un antes y un después 29• Nada
enemigo tiene «gracia» (es encantador, bello) porque no recibe nada hacia prever que se convertiría al sentirse agraciado por el amor
1 28 Cf. los datos recopilados por E. J. Fortman, Teología del hombre Y de
1 la gracia (Santander 1970) 34-38.
29
Cf. J. L. Segundo, Gracia y condición humana, 17-18.
1
1
72 73
,
1 .
1
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ¡ES POSIBLE UNA EXPERIENCIA
DE LA GRACIA?
de Dios en el Cristo que se le manifestó. Era un judío y un fariseo busquemos, pues su conocimiento v . .
convencido. En su conversión todo viene de Dios como un don, riente desconocimiento mienr . . a siempre unido a un perma-
es decir, como una gracia. El amor de Dios (la gracia) no comenzó rnientras perdure será siem;as viv1~os en el mundo. La teología
a las puertas de Damasco. Es eterno y «segregó» a Pablo y lo hizo cia del amor divino y . . re un ~ntento de descifrar la presen~
objeto especial de su amor ·aun antes de nacer. La explosiva expe- rienda. La ley de la en:nu ~prendiendo de experiencia en expe-
riencia del llamamiento, del amor, de la conversión, de la gracia la rec~a y adecuada compr=~~~2nyd~sl anterior.~s reflexiones sobre
lo hará ser un hombre nuevo. Y. gra~1a revelan que la experiencia d j5 rela~1ones entre persona
A partir de Pablo, la gracia designará preferentemene al mismo eta, sino tambi~n mund l e a gracia nunca es pura era-
... o y que a . . d º
Dios en su benevolencia infinita y enteramente gratuita -primero es exclusivamente mundo' . bi ~xpene?cia el mundo nunca
E · ' sino taro ien gracia
y segundo sentidos-, que muestra a Dios y a Cristo Jesús llenos s importante no perder de . f .
y desbordantes de gracia (Jn 1,14) -tercer sentido-, dándose al para comprender el sentido de vista esta a m:-iación fundamental,
hombre como don --cuarto sentido- y haciendo que el hombre ríencia de la gracia en el m d nu~stra,f.refl:x1~nes sobre la expe-
se sienta profundamente agradecido y dé gracias -quinto senti- de Latinoamérica Y en el iti un °. cientí ico-tecruco, en la situación
do-. Que Dios mismo sea el don o gracia que se le ha otorgado epifanía de la gracia. sino nlerano personal. Jamás se trata de una
ºf ' so amente de una di. + , d ·
al hombre, significa que éste será nueva creatura, hijo adoptivo, una maru estación a través de ot . ta:,ama, es ecir, de
hombre nuevo, que tendrá vida eterna, que el Espíritu habitará c?n ellas. Las realidades del mund;as expe~iencias. ! en conexión
en su corazón. Todo esto llenará la vida humana de gracia, gozo sine mediaciones es d . no son ilustración de la gracia
· ' ellas.ecir, sacramentos de la gracia.
11 ega _en ellas y por · L
a gracia nos
'
y esplendor. Ahora podemos ya vivir con la libertad de los hijos de
Dios (Rom 8,14-21; Gál 4,6), como herederos y dueños del uni- S1 acentuamos la dimensi , . l' .
verso (Gál 4,1-3 ). Tales son los aspectos que expresa Pablo me- rnos subrayar menos 1 di on _c;1sto ogrca (encarnación) no debe-
diante la palabra gracia, experiencia determinante de su propia vida. Espíritu Santo constitu;en ~~ns10d ~neulatológica 30. Cristo y el
Estamos convencidos de que las reflexiones precedentes permi- con que Dios llega a nos;trosmo ecian os Padres, las dos manos
tirán identificar, en términos de experiencia, la gracia que puede La reflexión cristiana elaboró ' ~os t_oma, nos abraza y nos salva.
darse en nuestra vida. Pero antes de articular dicha experiencia a natorio-cristológico; pero ¿p:Cd~~~¡osalent~ el elemento encar-
través de los múltiples estratos de la realidad en que se desdobla elemento pneumatológico;i c rse o mismo con respecto al
de ocasionar graves defo;m r~mos qub no; y tal descuido no dejó
nuestra existencia, quisiéramos llamar la atención sobre dos datos
de capital importancia: la ley de la encarnación y la presencia cons- c?mprensión de la gracia y d~o~~d' 1º re todo_ en lo relativo a la
eta de la fe. Tanto la misión d 1 ~-.o concerr1ente a la experien-
tante del Espíritu Santo.
La encarnación constituye la forma concreta en que quiso Dios -según veremos en los capítulo rÍ~ como a del Espíritu Santo
acercarse amorosamente al mundo: no con el esplendor de su ma- son decisivas para com r d s Y IV de la cuarta parte-
jestad y con el brillo de su gloria, sino con el anonadamiento y la Nuevo Testamento lo e~ten di~~ adecfuadamente el c_ristianismo. El
1 , d en o per ectamente· p 1 ,
humildad, el silencio y el ocultamiento. No rechazó el mundo pre- a raíz e1 acontecimiento sal íf 1 Hº. ' or eso ro oco en
existente y anterior al acontecimiento histórico de la encarnación, la Pascua y Pentecostés. vi reo a IJO y al Espíritu Santo,
sino que lo asumió, se ocultó en él y se reveló paulatinamente y El Espíritu Santo más aún Hií
rnovimienm de la híst~ria y del ;f~e de }1°'
1
con sumo respeto para los hombres. Estuvo y está tan unido al
mundo asumido, que sólo se nos da a conocer al precio de la previa ~gado. Fue experimentado co t°'n
se ocul;~ dentro del
a os. que esta mt1mamente
imperceptible, como viento ~o una. uerza sin nombre, como vigor
aceptación de este mundo. Lo cual implica que debemos sufrir por
su relativa ausencia, ya que no le vemos cara a cara, sino en la me- !
partir de Pentecostés conoc e se siente, pero que es invisible. A
diación del mundo; por otra parte, debemos sentir un gran gozo el Espíritu de Cristo el E:pí~~ s~ nombrSe: es el Espíritu de Dios,
' u anto. u presencia se hace rea-
porque sabemos que cuando acogemos el mundo estamos acogien-
do sobre todo a Dios. Tan distante y tan cercano, ausente y presen- se Cf. el estudio de J Comblin d
te, como silencio y como palabra, Dios nos incita sin cesar a que lo do Espirito Santo: REB. 35 (1975) 2~8~~~~~e valor programático: A missao
74 75
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
·, d ia de los hom- II
lidad en la experiencia de fe, d e sa1vacion y e grac 1 ali
bres Se oculta detrás de todo ello no disminuyendo as. l?erson - LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA
dad~s sino más bien fomentando su libertad, su creativ1dadd S\!5 DE NUESTRO MUNDO CIENTIFICOTECNICO
ex eriencias que hacen avanzar o cambiar de rumbo el c.arro e, a
. p · D ahí que al hablar de experiencia de la gracia, pod.na-
h istona. e ' d l , · S T do cuanto
mos llamarla siempre experiencia e Espmt~ an~~· o La experiencia típica de nuestro tiempo se articula en la ciencia
e s vida ' crecimiento,
.
experiencia, sabiduría, irrupcion dedlo lí?u~tvo
do, f uerza, ~sorobro ' ruptura e m1dis-es
y en la técnica. La función de la ciencia es saber. La función del
y todavía-no-expenmenta . did saber es poder. Ciencia y técnica -saber y poder- parecen carac-
estancos, horizonte abierto, trascedencia, prese~c1ats7on d a y 1 terizar la etapa histórica del hombre de hoy y diferenciarlo del
creta, pero vigorosa y otras mucha~, cosas esta re aciona o con e hombre histórico de ayer.
Espíritu Santo y con su incesante acción en el mundo. d
Hacer la experiencia de la gracia es dejarse sorpren er y tomar
por la presencia incesante del Espíritu que vien~r ¿obre nos~t~~~ l. CIENCIA Y FE, ACTITUDES FUNDAMENTALES DIFERENTES
acontece en nosotros y nos encuentra en la me 1 a en qu
unimos a él. La ciencia no consiste tanto en una sistematización elaborada
cuanto en una actitud básica. Tal actitud no es sólo psicológica, sino
también ontológica: es un modo de ser, como una visión unifica-
dora y totalizante. Considerada como conjunto sistemático del
saber, la ciencia es encarnación y proyección de esta actitud funda-
mental, que se caracteriza por la objetivación. Por la objetivación,
el hombre se distancia de la naturaleza, se aparta de sí mismo con la
intención de hacerse objeto del saber. La objetivación rompe el
acuerdo inmediato entre el hombre y el mundo e inaugura un cierto
dualismo que distingue entre sujeto y objeto y los mediatiza por
el lenguaje 1•
1
Nuestras reflexiones sobre ciencia y técnica deben no poco a las obras
y a las clases de J. Ladriere, La science, le monde, la foi (Castennan 1972);
Vie sociale et destinée (Gembloux 1973); L'articalation du sens. Discours
scientifique et parole de la [oi: BSR (París 1970); cf. también G. Thils, La
Jete scientifique: d'une praxéologie scientifique a une analyse de la décision
chrétienne: BSR (París 1973); A. N. Whitehead, Ciencia e mundo moderno
(Lisboa sin fecha); L. Lakatos y A. Musgrave, Criticism and the Growth of
Knowledge (Cambridge 1970); J. Habermas, Erkenntnis und Interesse
(Francfort 1968), espec. la parte sobre la ciencia y la técnica como ideología,
146-148. Para la problemática de fondo, cf. H. Rombach, Substanz, System,
Struktur. Die Ontologie des Funktionalismus und der philosophische Hin
tergrund der modernen Wissenschaft, 2 vols. (Friburgo-Munich 1966), obra
1 que, a nuestro juicio, sigue siendo todavía la más profunda y más atinente
1 a las reflexiones que hacemos en nuestro capítulo. Es también importante
el libro de R. Roqueplo, L'énergie de la foi. Sciencefoipolitique (París
1
1973).
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1
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTÍFICQ.TECNICO
a) Naturaleza del proyecto científico no siendo ya actuales, siguen manteniendo su vigencia: son venta-
nales a través de los que contemplamos y construimos la realidad.
Función primordial de la ciencia es comprender. y explicar'. ~s Ni:estro pensamiento, en sus más hondas raíces, sigue siendo «sal-
decir, justificar cuanto acaece en términos de necesidad, _de_scnbu vaje y primitivo~>~ metafísico, y nunca dejará de serlo. No logra-
las leyes de lo real, eliminar la sorpresa ante los acontecimientos. mos captar el significado pleno de la génesis del saber científico
La lluvia, por ejemplo, deja de ser un fenómeno sorprendente desde porque se halla todavía en el proceso de su historificación. Pero
el momento en que se conocen las leyes por las que s~ rigen las revela una posibilidad de desdoblamiento histórico de lo humano.
nubes, las descargas eléctricas y la formación de la lluvia.
La ciencia se interesa por las razones, las leyes y las causas. Los
hechos no son más que puntos de partida; los fenómenos, una b) Naturaleza del proyecto técnico
ocasión. La ciencia no se limita a ellos. Su intención es captar el
sistema inteligible que trasciende los hecho~; ést.os ~~n índices Y La técnica consiste en transformar el saber en un poder capaz
proyecciones del sistema. Comprender y explicar científicamente es, ~e transforn;ar el mundo. ~s .un verdadero proyecto colectivo que
pues, pasar del plano de los hechos al plano del siste_ma,, ~levarse tiene sus i:ietod~s y sus objetivos. En otras palabras: la técnica no
de la facticidad a la theoria. Esta expresa el lagos científico que es una sene de inventos y modificaciones, sino una verdadera em-
posee su propia claridad y orienta al hombre en la oscuridad sen- p7es~ con unidad y significación propias. El sentido pleno de la
sible del mundo de los fenómenos. tecmca, como el de la ciencia, no puede detectarse adecuadamente
Por ser unificadora y global, dicha actitud da orige~ a un por el hecho de que nos hallamos insertos en su desarrollo.
mundo propio, que no es la simple suma de datos particular;$ . El proyecto técnico se funda en el carácter potencial del mundo.
--ni, por tanto, P?sterior a lo.s mism?s--:, sino un estilo de e~is- Existen en la naturaleza elementos no-estabilizados que son otras
tencia y convivencia que permite la genesis de tales dato~ particu- tantas posibilidades abiertas, a las que puede el hombre tener acceso
lares y condiciona su aparición. Por consigui~nte!, es p:evia Y ;i~ce ~ara utilizarlas. e~ su propio beneficio. El interés y la utilidad cons-
de la propia actitud fundamental. La profundización ~pistemologica tituyen los objetivos d~I proyecto técnico. Pero dichos objetivos
de los últimos siglos nos ha demostrado que la ciencia surge ~e la crean una verdadera espiral de nuevas necesidades e intereses pro-
interacción del sujeto, el objeto y el lenguaje. En ella se ~~ucula vocando una aceleración de las aplicaciones técnicas cada vez más
el logos -la inteligibilidad- del mundo. Este lagos utiliz~ al desespe7ada. ¿Hacia d~nde se camina con todo ello? Es una pre-
hombre como medio para desvelarse. El lagos del mundo _despierta gunta sm respuesta satisfactoria. La tendencia de la manipulación
al logos del hombre, la ciencia se transforma en cons-ciencia: el técnica es pasar de sus aplicaciones en el campo de la naturaleza a
encuentro de ambos en una experiencia dialéctica crea la actitud su utilización en el ajuste y control de los mecanismos sociales.
científica, que se concreta, a su vez, en la cie~cia c~mo sist~ma. Los abusos que ahí se vislumbran presentan en algunos campos
Sin la acción del lagos sobre el hombre, no despierta este. Y sin el -como en el de la manipulación genética- aspectos verdadera-
despertar del hombre, el lagos no sale de su anonimato. ~or eso mente apocalípticos.
es el hombre responsable de su mundo y de la transparencia de la
inteligibilidad del universo. . . . .
Aun siendo característica de nuestro tiempo, la ciencia tiene sus
orígenes en los oscuros meandros de las mitología~, que bus~ab~n 2. ESTATUTO EPISTEMOLOGICO DE LA CIENCIA
siempre un saber sobre los principios de toda realidad. La ciencia Y DE LA FE
comparte y explicita hoy las más extrañas aspiraciones mágicas, con
el secreto deseo humano de llegar a dominar por medio del saber Hablar de fe en un mundo técnico-científico es situarse en otro
y del poder los misterios de la tier;~· La ciencia n? _ha desb~cado sector epistemológico o -para usar una expresión pascaliana-
los mundos anteriores a ella, el mitico y el metafísico. Constituye en otr.? orden del saber. _Par,a _la ciencia no existe la categoría fe.
una continuación y una superación dialéctica de los mismos. Aun De ahí que, en el plano científico, no quepa negar ni afirmar la fe.
78 79
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LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTÍFICO-TÉCNICO
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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1 Sentem~s aquí la tesis de que, cuando se llega a la raíz de cada
Simplemente, la fe no entra en el horizonte de l~ reflexión cientí- uno de los ordenes, aparece un denominador común a todos: todos
fica. La fe es significativa en el marco de otra actitud fundame.ntal. desemboc~n en un no-saber, en un no-poder, en un misterio oscuro
La fe expresa la actitud fundamental del hombre que se siente q~e constit1;1ye ~a forma en que se revela el misterio de Dios 0 el
referido a un Trascendente, a algo definitivamente importante, Y Dios del misterio, como fundamento ontológico y apertura perma-
vinculado a un Misterio, que las religiones llaman Dios, y el cris- nente de todos los sectores epistemológicos de lo humano. Trata-
tianismo Cristo Jesús y Santísima Trinidad. A partir de esta ac- remos de mostrarlo en la actitud fundamental de la ciencia. Bus-
titud, todas las cosas del mundo comienzan a aparecer como reve- c,an?o sus fundamentos,. la ciencia y la técnica tropiezan con su
laciones del Trascendente y del Misterio. Fe es acoger gozosa- limite Y con la. emergencia de una realidad que ya no es científica,
mente la dependencia respecto a un Trascendente e interpretar las pero que constituye el fundamento de la actitud científica.
realidades del mundo como manifestaciones suyas.
La actitud fundamental del espíritu científico no se orienta a
partir del Misterio, sino a par~ir del l~gos d~ la r~cio~alidad y del
poder. Para ella no existe nmguna instancra misterios~ que.,?º 3· LA RADICALIZACION DEL SABER CIENTÍFICO
pueda ser violada por la razón y por los procesos de m_ampula~i~n. COMO POSIBLE EMERGENCIA DE LA FE Y DE LA GRACIA
Es, pues, comprensible la diferencia entre el sector epistemologico
de la ciencia y el de la fe. , . . . . .La actitud científica ha realizado ya en gran medida su proyecto
Cada cual posee su legítima autonomra y su pr?pio tipo de inicial ~e sa,b~r Y poder sobre la naturaleza: ha explicitado lo que
inteligibilidad. El Vaticano II, superando seculares disputas, pudo estaba implícito, ?a ~laborado sus propios métodos, se ha confir-
afirmar: «El santo Concilio, recordando lo que enseñó el Vatica- mado e~ sus asp1rao~nes, se ha hecho mucho más rigurosa y se
no I declara que existen dos órdenes de conocimiento distintos, ha c<:msider~do .ella misma como una dimensión constitutiva de la
el de la fe y el de la razón; y que la Iglesia no prohíbe que l~s propia conciencia humana. De shí que la ciencia pueda exportarse
artes y disciplinas gocen de sus propios principios y de su propio a todo el mundo, ya que satisface las exigencias de la conciencia
método, cada una en su propio campo; por lo cual, reconociendo humana, tanto occidental como oriental. Se ha formado en Occi-
esta justa libertad, la Iglesia afirma la justa autonomía
2•
de la cul- dente, pero no es occidental; es simplemente humana.
tura humana, y especialmente la de las ciencias» Pero la ciencia no. es sólo conocimiento práctico, técnica trans-
Tales afirmaciones del Concilio no significan un desesperado formad?ra. Desde el siglo pasado, e incluso a partir de Kant, se ha
recurso apologético que da la razón al otro tras haber agotado todos d_ado siempre una doble preocupación: la cientificidad y la tecni-
los medios de persuasión. Representan más bien un avance real c1~ad. En otras palabras, hubo siempre, sobre todo en el pensa-
en el sentido de que plantean el problema en terreno adecuado, no rrue?to .e1:1r.opeo, una preocupación por los fundamentos de la ciencia
en el plano de los contenidos, sino en el de las actitudes funda- ----:-cient1ficid~d:-y por la dimensión ética del poder y de sus lí-
mentales." mites -tecmc~dad-. Estas dos características propias de la actitud
Aquí surge un problema: ¿qué unidad existe entre los distintos f~ndamental científico-técnica parecen llevar a la ciencia y a la téc-
órdenes, todos ellos legítimos y autónomos? ¿Está condenado el ruca a ~xtrapolar su propia dimensión. La ciencia y la técnica mues-
hombre a vivir instalado en varios continentes epistemológicos? En tra? . así haber llegado -al menos en sectores importantes de su
última instancia, siempre es el hombre concreto quien vive con una act:vidad- ~ una madurez suficiente, para preocuparse de la con-
simultaneidad vital las diferentes actitudes fundamentales: el pro- qmst.a reflexiva de sus fundamentos, de sus límites y del horizonte
yecto científico, el proyecto político, el proyecto de fe, etc. ¿Es prop1_0 -:-sector epistemológico- dentro de los cuales se mueven.
cada proyecto un absoluto en sí mismo con sus propios métodos ~a cienc~~ se pregunta por las condiciones de posibilidad de su
de totalización, o se da una interacción entre ellos y están todos mstauracion, por las aspiraciones que actualiza, y trata de explicitar
abiertos unos a otros? ¿Cómo ha de entenderse tal apertura? los comP?nentes del movimiento que articula. Al hacerlo cuestiona
sus propios conceptos, entrando en su proceso de radicalización
2 Vat. Il, Gaudium et spes, 59.
81
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTIFICO-TECNICO
r
para el que la filosofía ofrecerá ya un primer modelo 3• La ciencia u_niv~rsal: ha conquisrado el mundo, se ha elevado por encima de
ha hecho suya la preocupación filosófica, se ha distanciado de sí sr m1sm~, Y todo indica que no se satisface jamás. Es un interro-
misma y, así, ha establecido la posibilidad real de un~ auto-supe~a gante abierto. ~De dónde proviene la respuesta ·que le satisface y,
ción al reconocer sus propios límites y el marco de validez de su dis- por tanto,. rea~a el. sentido. de su búsqueda? ¿Podrá responder
curso, Nombres como Einstein, Max Born, Heisenberg, von Weiz· a ell<:> la c1encia_? W1ttgenstem concluye su Tractatus logicopbilo
sacker, Jordan, Wittgenstein, J. Monod, por no citar sino a m~s !os sopbicus, ~e~pues de haber sometido a la criba de la crítica el dis-
famosos, son maestros de la conciencia crítica de su propio hori- curso científico -como tal vez no se había hecho hasta hoy- con
zonte científico. est~s palabras: «Aun cuando hubiéramos respondido a todos los
En primer lugar se constató que el dato científico es siempre posibles mterrogantes científicos, advertiríamos que ni siquiera se
proyección de un modelo hermenéutico previo: . sólo encontrall_l?s han rozado nuestros Pt;oblemas más vitales» 4• La ciencia puede
lo que buscábamos previamente. El model? es ~iemp~e pr~~ecc10n ex-plicar .tod~s los fenomenos del mundo, pero el mundo sigue
del hombre, de sus interrogantes, de su mteres social. Fijado el siendo misterio 5.
modelo, se genera la objetividad por la que se establece una ~orrela- ~l mism? saber supone un no-saber; la búsqueda presupone
ción entre modelo y experiencia. Pero el modelo es producido por una ignorancia. ¿Qué es lo que sin cesar obliga al hombre a saber
el hombre. Por eso, la ciencia en la que cuente su objetividad cien- Y a lanzar~e al domi~o del mu;ido? El hombre está dominado por
tífica posee siempre un ingrediente an:ropológico, político y. soci~l. u~ demonio que lo impulsa sm cesar a la conquista científica y
La ciencia está hoy, más que en cualquiera otra etapa de la historia, t~cru~a. Y no puede apr.esar ese demonio en las redes de su propia
controlada por el poder político. Para realizar grandes investiga- ciencia por9ue lo necesrta para hacer ciencia sobre él. La ciencia
ciones -no es posible ya imaginarse al científico en su gabinete nunca consigue abarcar el propio fundamento. Construye sobre él,
¡¡>fi
1
particular- se precisan cuantiosos recursos, que se conceden en pero ~o sabe lo qu~ es. Cuando trata de conocerlo y encerralo en
función de los intereses políticos. La política condiciona la ciencia, una formula, lo. esta s,uponiendo en el mismo esfuerzo de pretender
le señala las tareas y le fija los objetivos. encerrar!? en dicha formula. Esta es siempre posterior. Por eso se
Esta constatación fenomenológica viene a confirmar cómo la puede. afir!11ar que la cien~ia tiene como fundamento un no-saber,
ciencia es una actitud fundamental del hombre, un modo de ser un misteno, que es a-rac10nal. La ciencia busca la racionalidad
y de vivir en el mundo. Por eso no es un mero. instrumento. Es absoluta, las razones explicativas de todo, pero no consigue racio-
también instrumento; pero ante todo es una actitud humana que nafü~ar ~l fundament?. La propia :azón -fundamento próximo de
crea el instrumento. De ahí que se pueda afirmar que la bomba la ~iencia- es a-racional. Es decir: las razones comienzan con la
atómica es antes que nada una actitud de espíritu: una atmósfera razon, per?. ella m~sma es sin razón: no existe ningún motivo racio-
espiritual, capaz de producirla bomba atómica. El peligro y el pro- nal ,que,exi¡a la existencia de la razón. Esta es enteramente gratuita.
blema no están tanto en la bomba atómica cuanto en el espíritu Esta ahí, ~mo un ?echo bruto, fundando la racionalidad sobre una
capaz de producirla. base a-~ac_10nal. Existe, pues, lo a-racional. La ciencia lo contempla
¿Por qué se expresa históricamente el hombre en términos de co~o límite y, al hacerlo, se encuentra frente al Misterio. Pero el
saber de distanciamiento de la naturaleza, de manipulación de la Misterio no es aqu~ e~ residuo de lo incognoscible, sino lo que pre-
misma y aun de sí mismo? Porque descubría en ello un sentido cede a .t?do conocimiento y sigue idéntico después de todo acto
y buscaba la autorrealización humana. ¿Qué tipo de realización cognoscitivo. Es el fu?damento que posibilita el saber y la ciencia.
humana se anuncia aquí? La ciencia y la técnica presenta al hombre
como un ser perfectible, transcendente al mundo, capaz de interro-
Y ~e llega a la misma conclusión a partir de la experiencia de
la tecmca como fuente de poder y de transformación del mundo
gar a las cosas y de interrogarse a sí mismo. Su interrogación es Y del hombre. ¿Cuáles son sus límites? El proyecto técnico se fue
. ' Cf. Ladriere, Intégration de la recbercbe scientifique dans la vie cbré articulando y extendiendo de manera tan sorprendente, que el
tienne en La science, le monde, la [oi, 35-53, sobre todo 37-38; también,
Les s;iences bumaines et le probléme du [ondement, en Vie socia/e et des ' L. Wittgenstein, Scbriiten I (Francfort de M. 1969) 82.
tinée, 198-210. s lbid., 84.
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LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTIFICO-TÉCNICO
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
hombre no tardó en darse cuenta del peligro terrible y destructor cosas que investiga es gracia: una gracia presupuesta, no refleja ni
que significaba dicho proye_cto .. El ?oder des~r~ctor est~ pasando tematizada. Pero cuando la ciencia se hace cons-ciencia y reflexión
de las manos de una pequena mmona que decidía y podía se~ ~on- tematizada sobre lo que hace, cuando elabora y trata de descubrir
trolada a las manos de una masa cada vez mayor. Las armas físicas, sus propios fundamentos, termina encontrándose con aquello que
químicas y bacteriológicas pueden poner en peligro el planeta; el se denomina gracia y se traduce en el horizonte del orden de la fe.
disfrute de las riquezas naturales ha llegado ª.1:1n .mamen!º. en que No es la teología la que hace semejante radicalización científica.
se puede calcular su agotamiento; el desequilibrio ecológico Y la Es la propia ciencia la que se ha radicalizado y ha caído en la.cuenta
ruptura del hombre con la. naturaleza llegan hasta, el punto de oca- de sus límites. Así puede ya llegar a comprender la aparlcfón de
sionar perjuicios a poblac10nes enter~s .. Surge así el pro?le~a ,d¡ otro orden en el que se tematiza lo vislumbrado en el sector cien-
limitar y controlar el poder de la tecnica. ¿Con que cnter:os. · tífico-técnico, es decir, la gracia y la fe. ·
La técnica es tanto más perfecta y excelente cuanto meior al- En la radicalización de su horizonte, en el punto en que la
canza su fin, que es el poder. El logro de un arma absol:ita q~e su- ciencia se supera a sí misma, surge, pues, la posibilidad de una
pliera a todas las demás, P.ª;ª dest~rl~ todo, se considerana un comunión y de un discurso significativo que hable de Dios en el
éxito científico-técnico. ¿QUlen podra limitar el pode~? ~o se p~ede mundo, de su gracia, del pecado y de la perdición, en una palabra,
recurrir a criterios científico-técnicos, ya que tales entenas ~e r~g.en de la fe.
por el principio de la eficacia. Aquí, la ~isma. act~tud científíca
fundamental se siente llamada a tomar opciones inspiradas en otr~
actitud fundamental, en un humanismo o en una fe. Advierte s:is l~- 4. LA CIENCIA Y LA TECNICA COMO GRACIA Y DES-GRACIA
mites y debe tomar una posición distii;:ita ~:la S?Y~· En esta. radic~~i-
zación puede surgir, del proyecto cient1~ico-tecmco,.la .dimens10n El orden de la fe elabora con toda exactitud lo que aparece
en la que adquiere sentido hablar de gracia y no de cienci~ Y pod:r, en el límite del sector científico: el misterio y el sin-nombre que
y que puede ser una ayuda y un correctivo para la propia ciencia. se anuncia como fundamento de todas las cosas. Para la fe, Dios
Y entonces no se trata de una explicación, sino de la búsqueda de es la fuerza instauradora de la ciencia y de la técnica y de todas las
un sentido. cosas del mundo. Dios no es un fenómeno o un ente como los
La ciencia estudia el cómo de este mundo: cómo surgió el que encontramos en la experiencia humana. Si así fuera, sería parte
mundo cómo se manifiestan los fenómenos, cómo son sus leyes del mundo y, por tanto, fenómeno. Se le podría analizar y descri-
estruc~rales. Pero cae fuera de su óptica el hecho de qu~ exis~a bir; sería objeto de un discurso científico. Dios no existe como
el mundo. La ciencia supone el mundo ya existente. La existencia existen las cosas. Es el fundamento de la existencia. Su modo de
del mundo no tiene ninguna explicación científica. No hay razón ser es el del misterio. Y el modo de ser del misterio estriba en ser
ninguna que exija la existencia ~el mu.ndo: que está ahí ~orno,un inefable, inaccesible para el discurso, trascendente, inmanente, fun-
hecho gratuito, incluso para la misma cienci~. Puedo es~udiar como damento del mismo esfuerzo por reflexionar sobre dicho funda-
florece la rosa, cuáles son sus estructuras mternas. Sm embargo, mento, así como del intento de expresarlo.
la flor florece sin un porqué, florece porque sí, no se preocupa de Dios aparece así como absoluto, no fuera y por encima del
que la contemplen (A. Silesius). Puedo estudiar e ,inv:s.tigar ex~a1;1s- mundo, sino en la raíz misma del mundo. El mundo es manifesta-
tivamente la jeringuilla, ver cómo se forma, qu~ utihda.d practica ción de Dios, que está presente en él, aunque no como si fuese una
puedo obtener de la misma. ~ero estoy s:ipomendo siempre .su parte del mundo. Con el hombre sucede algo análogo, que nos
existencia. No hay razón para dicha existencia. Es un don gratuito permite explicar de alguna manera el asunto de que Dios no forma
de la creación. parte del mundo y éste es manifestación de Dios: el hombre puede
Para la ciencia, el mundo es un misterio, y la existencia de las escribir un libro, hacer una estatua, pronunciar un discurso. Es-
tas cosas no son el hombre; son manifestaciones suyas. El no entra
6 Cf. H. de Lima Vaz, O ethos da atividade científica: REB 34 ( 1974)
en ellas. Conserva su permanente trascendencia. Las cosas proceden
del hombre, lo revelan, existen gracias a la fuerza humana, pero
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
que no son el hombre. Algo semejante sucede con Dios: lo crea hasta el extremo de no contener una apelación al fundamento, que
todo, está presente como fundamento de todas las cosas; pero per- es Dios. Una des-gracia absoluta se fundaría en sí misma. Sería un
manece siempre trascendente. · , Absoluto. Toda des-gracia lo es sólo relativamente. Es des-gracia
El mundo como totalidad y los fenómenos que ocurren e? el de criatura, no de Dios. La criatura, por mala que sea, nunca con-
son revelaciones y manifestaciones de Dios. Son pura generosidad sigue independizarse de Dios, nunca logra romper el lazo onto-
del Misterio que se proyecta así en la historia. El orden de la fe lógico con el Creador. De ahí que la propia des-gracia sea también,
lo ve todo a partir de Dios. De ~hí q1:1e todas. la~ cosas sean ~un- para quien puede lograrlo, un motivo para experimentar la gracia
damentalmente sacramentos de Dios, signos e rmagenes del Miste- de Dios. La des-gracia no produce la gracia. Es motivo para que el
rio. Para el orden de la fe, el mundo es símbolo antes qu~ cosa. hombre descubra, en la profundidad de la desgracia, el soporte o
Su realidad más fundamental es ser signo revelador de D10s. Es fundamento trascendente que la posibilita: Dios. En esta perspec-
puente hacía Dios. En un agrafa dice Jesús: El mundo es .puei:te. tiva enseñan el amor a los enemigos Cristo Jesús y el Nuevo Tes-
Pasa por él. No te detengas en él. El mundo es p~so hacia D10s. tamento. No se trata de un mandamiento basado únicamente en
En Dios sí puede detenerse el hombre porque en el encuentra su la voluntad del legislador, sino que lleva implícito un motivo de
identidad. · E orden ontológico: por malo que sea el enemigo, no conseguirá
A la luz del orden de la fe, súbitamente todo es gracia. .s_:a eclipsar el brillo de Dios ni sofocar su misteriosa presencia. Y por
expresión, usada por Bernanos y tomada de sa.nta Teresa del .Nmo eso merece siempre amor y respeto. Esa es también la razón de que
Jesús, ha de interpretarse rectamente: no se ~i~e que en la. ?imden- Dios ame a los ingratos y pecadores (Le 6,35): que se ama a sí
sión histórica todo sea gracia. En esta dimensión hay, t~bien es- mismo, reflejado en los ingratos y pecadores. El malo nunca deja
o-rada. Pero en la perspectiva del fundamento ontológico, ~odo.es de ser motivo para experimentar a Dios. La des-gracia, por envi-
~rada porq~e todo está sostenido y producido por el Mis~en~:. lecedora que sea, nunca deja de ser también, además de des-gracia,
tanto el bien como el mal, tanto la gracia como l~ des~racia. i una invitación a la experiencia de la gracia. Lo cual no es razón
sólo hay fundamento y un absoluto, todo cuanto existe, mc~us? el para tolerar la des-gracia o permitir que reine en el mundo. Debe-
infierno y la desgracia, está sostenido por él. Lo c~al ~o sigmfi~a mos combatirla y tratar de superarla con todas las fuerzas. No
que el Misterio sea responsable de todo: pensar así sena concebir obstante, la des-gracia confirma la supremacía de la gracia, puesto
el Misterio como una causa segunda o imaginar el [undamento que no puede limitar a ésta ni absorberla totalmente en el hori-
como una cosa del mundo que produce el mal. El fundamento, Dios, zonte de la des-gracia.
no produce el mal· pero da la fuerza para que el malo haga su mal. En resumen, a la luz del último fundamento, Dios, todo es
El mal es del ho~bre; pero el poder de la libertad para hacer el gracia porque todo está referido a Dios, todo está sostenido por
mal no es del hombre, sino que viene de Dios. . él, todo encuentra en él su apoyo ontológico.
En esta perspectiva ontológica en la que todo _se ~on~idera a
partir de Dios omnipotente, a quien nad~ escapa -m ~l mfi~rn°-:,
se puede entender la frase «todo es gracia». En cambio; sena erro- 5. ¿COMO APARECEN HISTORICAMENTE LA GRACIA
neo entenderla en un sentido histórico: todo es gracia, . tanto la Y LA DES-GRACIA EN LA CIENCIA Y EN LA TECNICA?
gracia como la desgracia. Esto e~uivaldría a pr_esenta!;1 !)ios ~orno
autor de la gracia y de la desgracia, en un sentido epifánico e mtra- Esta consideración ontológica es capital para comprender el
mundano. Dios no es una realidad intramundana; es tras~ende~te Y carácter absoluto de Dios, que no tiene contrincantes y cuya gracia
fundamento, no fenómeno. La expresión «:~do 7~ gracia», si no es siempre victoriosa, incluso dentro del mal. La gracia no es un
se interpreta bien, puede llevar a una legiumacioi: de t.od~s las objeto o una cosa al lado de otros objetos o cosas. No es una rea-
calamidades históricas. De ahí que convenga advertir lo siguiente: lidad definible y detectable en el mundo. Si lo fuera, la gracia
porque Dios es el fundamento tanto de la g:acia com~ de la des- constituiría una determinación fenomenológica y caería bajo el
gracia, el hombre puede hacer de la desgracia un medio para el~- prisma de la ciencia. Como ya hemos dicho, la gracia es la presencia
varse a Dios. Ninguna des-gracia es des-gracia absoluta, des-gracia v actuación de Dios en el mundo; es Dios en cuanto comunicación
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA EN LA EXPERIENCIA DEL MUNDO CIENTÍFICO-TÉCNICO
a la criatura, en cuanto esplendor en el mundo, en cuanto belleza nue:t:os día~. El sentido que ella proyecta sobre ei mundo sería
en el cosmos. ¿Cómo aparece? Ya hemos dicho que como funda- el umco posible: un saber cada vez más completo y satisfactorio.
mento. El fundamento surge cuando se llega a las raíces de cual- ~educ~ todo a un sentido unívoco; nivela todas las demás diferen-
quier sistema; en el caso concreto de nuestro análisis, cuando se etas, v10lenta_ todos los demás órdenes de experiencia que puede
llega a las raíces del ·arden de la ciencia y de la técnica. haber en 1,a ~ida hu?1ana. Se presenta como una empresa totalitaria,
Pero el fundamento no es algo estático, algo que se oculta y com? la ui;1ca realizadora de sentido: supedita al suyo todos los
vive retirado. Por el contrario, se historiza y aparece en la ciencia de~as s~nt1dos o los descarta como anacrónicos y peso muerto en
y en la técnica como modo de hacerse la ciencia y de desarrollarse la historia de la humanidad.
la técnica. La gracia no es una cosa más entre las cosas del mundo. . Tal peligro es inmanente al lagos científico que busca la máxima
Es un modo divino de las cosas del mundo. ¿Cómo aparece esta racionalidad e inteligibilidad. El lagos científico, por su misma
modalidad graciosa, benevolente, divina de las cosas del mundo? naturaleza, prescinde de toda referencia a un Trascendente o a un
Hacer esta pregunta equivale a preguntar por las concreciones de la destino sup~rior. Analiza y quiere entender todo lo que se le pre-
gracia o por las mediaciones de la presencia de Dios en la creación. senta. Implica, por tanto, la permanente posibilidad de cerrarse
¿Cómo se manifiesta la presencia de Dios en el mundo? sobr~ sí ~ismo. Cuando esto sucede, surge el dentista lleno de auto-
El modo divino y gracioso no es mecánico ni epifánico. Se da sufic1e?~ia, soberbio e insolente, que ignora los límites, se niega
como oferta a la libertad humana. No es imposición de un poder, a adm1.tlr otros modos de ser y de vivir, hace del propio hombre
sino diálogo de un amor. Aparece, pues, en términos de historia la medida de todas las tosas, se afirma incondicionalmente él mismo
y encuentro, de reconocimiento y aceptación. No destruye al hom- hasta la exaltación divina de lo humano. El método científico oh-
bre, sino que lo con-vaca a expresarse. La pro-puesta divina invita jetivamente, no respeta nada: destruye los equilibrios de la 'vida
a una res-puesta humana. Ese encuentro es lo que constituye el Y somete todo al análisis y a la manipulación. El modelo científico
brillo de Dios en el mundo y su gracia revelándose en todas las cerrado en sí mismo representa una caricatura del reino de Dios.
cosas. La. gracia . sólo es:á presente como fundamento que posibilita esa
Si el hombre se niega al encuentro, la gracia no se historiza. actitud; vive reprimida, no se historiza, no produce el encuentro,
Esta se da sólo como fundamento, incluso de la posibilidad de la .belleza, el atractivo, la graciosidad. La violencia, el tedio de lo
rechazarla. La gracia, pues, está siempre presente; pero, unas veces, umform~ Y de _lo igual y la insolencia de la imposición del hombre
1.1...-il refrenada como fundamento oculto; otras, aceptada, explicitada y son manifestaciones de la ausencia de la gracia.
J'i
:="' acogida en la vida humana. La aceptación crea un tipo de vida que Las .consecuen~ias son más des-gracias en el plano técnico: la
podemos calificar de graciosa y bella; el rechazo da lugar a un tipo d~s-~racia se manifiesta en la acumulación del saber y del poder
de vida autosuficiente, llena de orgullo y de «hybris», falsa, violenta tecruco en las manos de muy pocas naciones, que se imponen a las
y dominadora. Es la manifestación de la des-gracia. La primera es otras Y las someten a su yugo. Ciertos hombres controlan el saber
la visibilización y sacramentalización de la gracia en el mundo. Y poder tecnológicos y explotan abusivamente con detrimento de
¿Cómo aparece la gracia en términos de ciencia y de técnica? los demás, que. terminan siendo explotados y ~arginados.
¿Cómo se historiza la des-gracia? Antes de responder a tales inte- La des-gracia aparece en forma de empobrecimiento de conti-
rrogantes, examinaremos la manifestación de la des-gracia en la nentes enteros a los que se ha vedado su acceso a la libertad a la
ciencia y en la técnica. s~lud, a los bie,n~s del progreso, para que un pequeño grupo pueda
disfrutar al rnaximo y engordar más, como ocurre entre los ani-
males s~l".ajes. La destrucción de la ecología, la utilización de los
a) La desgracia como ebybris» y autosuficiencia
descub~1m1en~?s más avanzados para fines militares de aniquilación,
En la actitud científica, la des-gracia aparece cuando la ciencia la manipulación del hombre, considerado como un objeto más de
se presenta como el único sector epistemológico y el único orden la .natural~za, al que puede manipularse y condicionarse como a un
verdaderamente humano, verdaderamente justificado y fecundo; animal, sin recon~cer en él su dimensión ética y espiritual: el
no como un orden más, sino como el único posible y razonable en empleo de los medios de comunicación social -radio y televisión-
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y de los transportes para mantener al hombre esclavo de 1;111 esque~a posibilita y la instaura y que es Dios. La ciencia, dentro de tal ac-
de valores de simple producción y consumo, esquema mt!oducido titud -que es la actitud de la fe- se entiende como una posibi-
subrepticiamente en el inconsciente humano para cons~gui: que el lidad y un orden más entre otras posibilidades y otros órdenes:
hombre piense y actúe conforme a los v~ores de la ro.mona pode- concretamente, el orden del saber y del poder que permite al hom-
rosa, explotadora e insensata, y otros fenomenos semejantes repre- bre adueñarse del mundo, desvelar el lagos de la naturaleza y ha-
sentan formas en que se manifiesta la des-gracia encarnada en el cerse realmente señor libre y responsable del mundo.
modo de organizar y utilizar el mundo técnico. . . . En la perspectiva del orden de la fe, la ciencia es el medio
Esta utilización deshumanizadora, ¿supone una actitud es~iri- con que el hombre descubre el lagos escondido en el mundo; el
tual del hombre cerrado a toda referencia más digna Y superior, hombre se convierte en una especie de demiurgo mediante el cual
y que ya no se pregunta para qué produ~ir ~anto, para q~e tanto aflora a la superficie la estructura de la inteligibilidad del mundo.
poder? El poder manipulador se basta a si ?11smo, crea mas i;oder Este se va perfeccionando y completando con la actividad del
en las manos de grupos de personas o naciones cada vez ~as re- hombre. Tal proceso evolutivo del mundo a través del hombre le
ducidos, los cuales se van haciendo más violentos a medida que hace participar, en cierta manera, del espíritu humano y elevarse,
van experimentando la fragilidad de su propio po~er. Y surge en- mediante tal participación, hasta la esfera de lo divino. El desvela-
tonces una situación espiritual análoga a la de los tiempos antiguos miento científico del mundo es obra de la gracia que pasa por
de héroes y poetas anónimos; surg~n .entonces ~er~s human?~ sin el trabajo del hombre, sin el cual jamás llegarían a explicitarse e
nombre y sin rostro, sociedades anonimas d~ tecm~os, de físicos, historizarse por sí solas las virtualidades originarias del mundo. La
de economistas de hombres del átomo, de psicoanalistas, de mate- ciencia es perfección del mundo; es gracia que redime, eleva y
máticos, de estrategas, fantasmas sin voz en. medio de .un mundo manifesta de una manera concreta el designio, la sabiduría y el amor
convertido en desierto, del que ha desaparecido el s~ntid<;> Y --en de Dios. La ciencia, como empresa colectiva, es así desveladora de
expresión de Holderlin- se han ausentado los dioses s.m dejar ra~tro la verdad del mundo, aun cuando la ejerzan hombres que tienen
ni huella, mundo de ilusión y de una uniformidad universal tediosa otras intenciones o que ignoran por completo tal dimensión de la
y muerta. , ., ciencia. Ella sigue su camino de perfección, que es gracia: sólo la
Tales manifestaciones no son mas que la revelación de la des- fe puede ver y admirar el sentido de la obra que va moldeando
gracia, que no es algo que :Vª '-!ni~o a la técnica o la ciencia: sino el orden de la ciencia.
la propia ciencia y la propia tecmca en cuanto q?e se convie~ten Para la ciencia es muy importante buscar su último fundamento
en fundamento de sí mismas, se cierran sobre sí mismas y se engen y tomar conciencia de él. Cuando la ciencia acepta sus límites, el
en principio único y totalizan te de la experiencia y, por tanto_, en Misterio y la gratuidad del mundo y de la propia razón, se articula
instrumentos de una desmedida ambición de poder. En esta sm~e- otro modo de ser de la ciencia y del científico. Este no aparece
tización violenta, el hombre pierde la sensibilidad para cualquier ya dominado por el demonio de la soberbia ni por el tenebroso
llamamiento que no sea científico-técnico. Es el hombre de una. s?la poder absorbente de la técnica. Es libre: sabe que la ciencia es
dimensión. Así se pierde como hombre y como apertura. Anticipa una de las formas en que el hombre se acerca a la realidad y la
lo que en el orden de la fe se denomina frustración absoluta e crea. Cae en la cuenta de que la ciencia supone para el hombre una
infierno. tentación de objetivación, de agresividad, de autosuficiencia. Puede
superar el peligro que reside en todo lagos.
Gracia significa poder escapar del mal que se esconde como
b) La gracia como poesía, libertad, liberación y respeto posibilidad en el estatuto epistemológico de la ciencia. Gracia es
La ciencia comienza a aparecer como gracia a partir del momento superar la tentación de cerrarse sobre sí mismo. Gracia no es sólo
en que trasciende el círculo cerrado del lagos de la objetividad Y liberación de los peligros inmanentes. Es también el gozo de la
se siente permanentemente remitida al Misterio. Entonces no es libertad científica, que confiere a la ciencia un frescor propio y una
1 ! ya la ciencia orgullo auto-suficiente, sino humilde aceptación de sí transparencia original. La gracia hace que la ciencia conserve su
11 misma dentro del horizonte más amplio del fundamento que la destino propio, como desvelación de la racionalidad de lo real; que
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1 7 Cf. las reflexiones muy oportunas de Ladriere, Fonction propre de la ' J. Ratzinger, Gratia sup ponit naturam, en Dogma und Verkündigung
1 grace a l'égard de la science, en La science, le monde, la [oi, 45-53. (Munich-Friburgo 1973) 161-182.
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la fe y de la gracia puede descubrir esa misma gracia en el mundo,
así como su ausencia en forma de des-gracia. Y comprende entonces LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
cómo la denominada humanización de la ciencia y la creación de EN LA REALIDAD LATINOAMERICANA:
un poder técnico, revelador de un lagos en el mundo y de un domi- DESAFIOS
nio responsable sobre la naturaleza, no son sólo datos naturales,
sino también, en su más profunda raíz, manifestaciones de Dios
mismo revelándose y obrando en el mundo: de un Dios que obra . ~a~ ref}ex_iones sobre la experiencia de la gracia en el mundo
a través de mediaciones humanas y de esos instrumentos científico- cie?-tifico-t~cmco encuentran una encarnación típica en la realidad
técnicos que crea el hombre no para aniquilar al hombre, sino para latmoame~icana, que confiere una forma propia a la manifestación
engrandecerlo y hacerlo participar de su gloria, de su belleza, de su de la gracia y de la des-gracia en esta parte del mundo. La ciencia
l
dignidad, de su amor a todas las cosas. En la medida en que el Y la té<:tü<:ª: como experiencia típica de nuestro tiempo y como
hombre adquiere conciencia de esa dimensión y se inserta en ella modo histórico de ser del hombre moderno, se insertan en un hori-
a la hora de actuar, en esa misma medida vive en la gracia y de la zonte concreto que define a Latinoamérica. Es el horizonte de la
gracia. Viviendo así, el hombre eleva y santifica su propia actividad dependencia,. de _la servidumbre y de la periferia de los grandes
científica y técnica y hace que la ciencia y la técnica estén al servi- centros. La ciencia y la técnica son, en su ejercicio concreto, instru-
cio de sus verdaderos objetivos y contribuyan a preparar al mundo
~e~tos poderos?~ c~1: que el imperio y el centro mantienen su
para su transfiguración en el reino. regi~en _de satelitización del continente sudamericano. Sin una clara
conciencia de esta dependencia y servidumbre, principales factores
d~l subdesarrollo, corremos peligro de ser víctimas de una concien-
cia falsa ~ de hacernos incapaces de detectar, a la luz de la fe y de
la profecía, l?s :rerdaderas manifestaciones de lo que es la gracia
o de lo que significa la des-gracia, o hasta de confundirlas por com-
pleto.
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA REALIDAD LATINOAMERICANA: DESAFios
y con la fe que otras interpretaciones proc~dentes de grupcs com- metrópolis de los países más avanzados han absorbido las econo-
prometidos y empeñados en mantener el sistema _estab!~ido. Rea- mías de los países dependientes en el campo de la ciencia y de la
liza su reflexión teológica sobre esta lectura socioanalítica, d7t~c- técnica. De esta suerte se ha establecido un centro y una periferia
tando ahí manifestaciones de gracia o des-gracia. La lectura teologica con un sistema de desigual intercambio generador de desequilibrios:
que ahora hacemos viene, por tanto, ~edi~tizada por i:na l~ctura la periferia suministra materias primas baratas, y el centro sumi-
cultural elaborada especialmente en el árnbito de la sociología, de nistra una ciencia y técnica avanzadas. El desarrollo no tiende a
la economía y de la politología rebeldes. . . hacer salir del subdesarrollo, sino a mantener la relación de depen-
El fenómeno del subdesarrollo de todo el contmente latino- dencia. Puede darse gran desarrollo dentro de un régimen de sub-
americano constituye un desafío para los mejores analistas, los ,c:ia- desarrollo, manteniéndose siempre la estructura de dependencia.
les tratan de detectar su verdadero mecanismo generador, la lógica El imperio mantiene países satélites, introduciendo en ellos un
de su funcionamiento y sus posibles soluciones. En este ensayo sistema de producción y consumo y un etbos cultural que rige todas
aceptamos la lectura hecha por la denominada teoría ~e. la depen- las manifestaciones de la vida, impidiendo así a los países encontrar
dencia 1. Se trata de una teoría, no de una verdad a~qumda, ~' Ji'ºr su propio camino de autonomía a través de un proyecto nacional
ello de una etapa de investigación y búsqueda. Tiene sus limita- autónomo. La dependencia muestra su faz de dominación.
cio~es internas: diagnostica bien la estructura del subde~arroll~, Tal interpretación de la realidad latinoamericana implica conse-
pero no logra mostrar adecuadam~nte cómo se pueda salir de el cuencias teológicas profundas: denuncia el modelo de convivencia
por caminos viables. Lo que n?s ~~teresa fundamenta~ente para imperante como opresor y revelador de pecado e injusticia a nivel
nuestras reflexiones es la explicac10n que da esta teona. a~ s~b- mundial. Proclama la urgencia de una ruptura de los lazos de depen-
desarrollo. Lo define como un proceso soci~l glob~l y dialectlco, dencia opresora, predica la liberación y tiende a favorecer aquellas
consecuencia del desarrollo del capitalismo mdustnal cuyo meca- fuerzas que se organizan para sacudir tales servidumbres 2• Aun
nismo básico consiste en crear -para generar y mantener su pro- cuando las posibles soluciones viables sean problemáticas y no pueda
greso científico-técnico y su creciente bienestar-:- un centro o una soñarse estratégicamente con la ruptura de los lazos de dependen-
metrópoli y una periferia o ~uc:irsal donde s: . m~taura !ª
depen- cia, se propone la liberación como un ideal y una meta que sólo
podrán conseguirse mediante un largo y penoso proceso histórico.
dencia el estancamiento económico, los desequilibrios sociales Y las
tensio~es políticas, sin soluciones autónomas. Desarrollo Y _sub- Un tipo distinto de lectura teológica calcada sobre la defensa
desarrollo no son más que el anverso y reverso de un.a, misma o exaltación de la sociedad vigente podría ver como gracia lo que
medalla. Van siempre unidos, y 'existe una estrecha relación entre nosotros denunciamos como des-gracia y pedir una adhesión allí
ellos. donde nosotros aconsejaríamos una distancia crítica. De ahí que no
El subdesarrollo no es, fundamentalmente, un problema de sea irrelevante o carente de importancia el lugar hermenéutico desde
atraso técnico ni, por tanto, una fase anterior al desarrollo; es un el que se contempla e interpreta la realidad que vivimos. No cabe
problema político y, por ello, consecuencia d~l desarr~llo dentro una tercera posición. O la teología analiza críticamente la realidad
del sistema capitalista. Las economías no son mdepend1entes. Las y es liberadora, o deja de ser teología para afiliarse a las fuerzas
ideológicas que apoyan el orden vigente, considerado erróneamente
como más justo y más equitativo.
1 La bibliografía sobre el tema es inmensa, destacando l~ colaboración Con semejante declaración de posturas, la teología reconoce su
del pensamiento brasileño con nombres como Fernan~~ Hennq~e Cardoso, lugar en el mundo, dilacerado por conflictos; toma partido; no se
Gunder Frank, Floristán Fernández, Celso Furtado, Heho_Jaguar1?e Y otros.
Cf. una buena orientación en G. Arroyo, fensamier:to latinoamericano sobre erige como una instancia supuestamente neutra o trascendente. En
el subdesarrollo y dependencia externa; íd., Cansideraciones sobre el ;u_b realidad, esta pretensión revela su verdadera postura en favor de
desarrollo de América Latina, en Fe cristiana y cambrr;i soeza~ en _Amerzca los poderes establecidos y del lado del orden que privilegia a una
Latina (Salamanca 1973) 305-322, 323-334; J. Cornblin, Theologz~ de la
pratique révolutionnaire (París 19?4) 1~~-127:,R. Poblete, La teorza de l~
dependencia: análisis crítico, en Lzberaczon: dialogas en el CELAM (Bogota 2
Cf. G. Gutiérrez, Teología de la liberación (Salamanca 1972); L. Boff,
1
1 1974) 201-220. Tcologia da libertacao: «Grande Sinal» (1974), diez artículos sobre el tema.
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LA REALIDAD LATINOAMERICANA: DESAFIOS
LA EXPEP.IENCIA DE LA GP.ACIA
. d 1 turaleza v de pro uccwn. ·, en la creación de bases populares con una nueva conciencia que
los bienes e. a na , . · d di~frute del mundo, de aceleracion
lidad progresista en termmos ed frenada para superar' sin gran sea capaz de elaborar un proyecto alternativo y de implantarlo
de la historia y ~e una carrera , esen 1 tos los países pobres' a través de una nueva praxis liberadora.
éxito la distancia entre los paises o~ud en en ~ubdesarrollo. Todo
( ' 1os desarro11. a dos v. los
entre . f . dos1 mundo técnico, cu 1tura 1
1 mantero a) Dependencia en lo económico y en la división del trabajo
el continente se siente en a pen ena e
y aun religioso. . l' . uida en el siglo pasado no re- La dependencia económica no puede pensarse más que en tér-
La independencia po mea con?elgdel largo proceso de una ver- minos estructurales, es decir, dentro de una configuración de la
presentó. más ~ue una et~pa a~~c~~s países representó la adopció_? estructura de producción. Esta fue gestándose históricamente, desde
dadera liberacion. En cas: to 1 ti as metrópolis, incluso mas el descubrimiento. Primeramente, con la derrota militar de los pue-
del sistema de depend~nciaddel as anpfus crobiernos nacionales para blos-testimonio se fue orientando el eje hacia el saqueo brutal de
perfeccionado por servirdsed e ?s ~r,o No"'se consiguió la soberanía las riquezas de la colonia, arrebatadas por las metrópolis ibéricas.
mantener la estructura e ommac10n. Estas servían de intermediarias a otras metrópolis como Inglaterra
., li . d l fe como praxis de liberación y Holanda, donde nació el capitalismo industri~l. Luego se configuró
' H. Assmann, La dimenszo~ PJ z1cal e ªxis de la liberación (Salamanca la fase del pacto neocolonial del crecimiento hacia fuera: la metró-
histórica del hombre, en Teologza es e a pra
poli determina lo que hay que producir en orden a su exportación
197?)R~5f.6cobián, Factores económicos .Yl fuerA~J',~~~t:ti~~. ej/6~~eso de y consumo por el centro. Más tarde se pasó a la consolidación del
liberación. en Fe cristiana y cambw soeza en
99
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
r
LA REALIDAD LATINOAMERICANA.·
DESAFÍOS
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101
1
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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1
¡
LA REALIDAD LATINOAMERICANA.·
~ DESAFÍOS
americana es consecuencia inmediata del sistema capitalista de in- crecimiento económico La dist ., . .
dustrialización recolonizadora. Los gobiernos de les países peri- ción en el desarrollo .econ, .orsion radica en la total concentra-
féricos mantienen la ilusión de poder alcanzar el bienestar conse- medio para un desarrollo º:r111co! que ya no se considera como
guido por el centro. La aceleración de la historia que entonces se de que - posee un dinamismosocia sino c.omo un fin 1 . .,
u 'l h , ' en a conv1cc10n
impone tiene plazos fijos. Es como un avión en la pista de despe- social. Tal distorsión se 9f e ~ data
manr
desembocar en el desarrollo
gue, según la sugestiva imagen del sociólogo Fernando de Bastos de .f rase de 1 ex-presidente M di esto
. ( 1 e manera -P aradigmauca, . en una
Avila: «En la medida en que gana condiciones de despegue, en espantado y perplejo· L e cr · ~70b19!4), el cual afirmó, entre
esa misma proporción ve cómo se aproxima el final de la pista. pueblo vive ~a1>. . <~ a econom1a rasileña marcha bien, pero el
Como el avión, un país en desarrollo se va aproximando cada vez
Hay dolores y sacrificios ue d b .
más rápidamente al punto fatal en que, inexorablemente, o despega como precio de todo verd d q ~ ~n pagarse 1Ilexorab1emente
o capota» 8• Hay plazos que es preciso guardar, so pena de que mico o social. Pero hay t:mhl~ cr~rr:ie:ito, sea espiritual, econó-
fracase el proceso de desarrollo, con lo que se agravaría la distancia dolores humanos que son frut~nd: rrr:i~nt~s,_ pobreza, miseria y
entre países ricos y países pobres. humano en la convivencia .ª ~¡us~1~ia, de un orden in-
Todo progreso y toda aceleración exigen un precio. Hay con- como de una insaciable sedyden lad distnbucion de los bienes, así
flictos ineludibles: no es posible conseguir altos índices de creci- Si T . e po er.
igm icativos sectores intelectuales d 1 d .
miento económico y hacer al mismo tiempo importantes inversio- ya conciencia de la ini uidad d l . e rnun º.neo han tomado
nes sociales. La opción por un acelerado crecimiento económico, hace siglos en Occiden'ie sobre eb sistema ~ltu~al implantado desde
base para el bienestar social de todos, lleva consigo una determi- litarismo del poder econó . ~sesl cu~ntlt~tivas y sobre un tota-
nada tasa de iniquidad social, que no pocas veces sobrepasa los náusea que produce la i~~b'·¿ ed a c·iT~r ly de la técnica. La
límites tolerables para la justicia y la humanidad. Y la vida anémica ; ue d ri ª socia e as grandes ciudades
El precio social del crecimiento no es justo, porque da lugar lími-t,es ~e semejante eihos c:~~~:r Nevblan hasta. l~ evidencia los
a una enorme pobreza y marginación. En Brasil, el 75 por 100 de Y ~as sr no hay una dimensión e .. ? asta adquirir Y poseer más
la población vive en la zona de una marginación relativa 9• El mo- cesis creativa y un sentido d spiritun] ~el ser humano, una as-
delo político-económico brasileño no beneficia directamente a gran del mundo moderno en régi e eqm~a~ social. La des-gracia social
parte de la población. Exige la participación de todos en la cons- bólica y deshumanizante. men caprta sta ha revelado su faz dia-
trucción económico-social, pero no permite una participación pro- En América Latina, la implantad, , .
porcional de todos en la riqueza conseguida, ni en las libertades tados -actualmente en crío" º? acnnca de modelos impor-
conquistadas, ni en otros bienes obtenidos. mejores inteligencias h "is yd ampliamente contestados por las
La tasa de iniquidad social no está distribuida equitativamente • sistema que
d e 1 propio ena lcrea o. mayores c ont ra diiccrones
.
dentro
entre todos, sino que recae sobre la clase que viene sufriendo pri- - as mismas metrópolis.
vaciones de todo orden desde hace siglos: la clase obrera. Ese sacri-
ficio no se le ha pedido, sino que se le ha impuesto coercitiva- e) Dependencia política
mente y sin posibilidades de levantar su voz y de valorar su situa-
La dependencia política se one d .
ción inhumana en los instrumentos de manifestación de clase. que monta la metrópoli par p. e mbarufiesto en el tinglado
La urgencia de los plazos ha llevado a casi todos los países de minorías de los propios pai'seª cont:li?uar go ernando a través de las
Latinoamérica a una manifiesta distorsión del intento primitivo de ortgarquías
, nacionales ligadass sa1 e rtes. . 1Durante una f ase f ueron 1as
sus gobiernos. Estos querían lograr el desarrollo social-a través del ban el aparato del Estado E t a caprta ·¿exterior las que controla-
se disputaban los grupos .en s e era cons.1 erado como un feudo que
' F. de Bastos, A missao social da Lgreia bo¡e, en Missao da Lgreja no a los intereses económicos pcomlíi:etendcial, pero vinculados siempre
Brasil (Sao Paulo 1973) 159.
no se venifrea con la simplicidad
Y 0 treos e exterior , . p ero e1 proceso
Cf. C. G. Langoni, Distribuicao da renda económica do Brasil (Río de
¡ue
9
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103
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
r LA REALIDAD LATINOAMERICANA: DESAFÍOS
. . ómicos La ideología del orden estable- que la tecnología sea capaz de dar el salto económico. El Pentágono
rridencias los :ntereses econ., d . ue dispone el sistema, los va- elaboró, en sus elementos básicos, una ideología extremadamente
cido, los medios de persuas1on e q 1 el método de enseñanza, simplista y hasta maniquea y que, por eso mismo, lleva en sí una
lores que difunde por todos l?s ca.na 7s, despojado de su función gran fuerza ideológica: la doctrina de la seguridad nacional. El mun-
desde la primaria hasta la urufvers1tadna,losvalores de la clase do- do está dividido en dos partes: por un lado, el mundo occidental,
. e mstrumen
crítica · talizado en avor e lean para convencer a 1 a libre y cristiano; por el otro, el mundo comunista-socialista opresor
minan te y otros muchos eleme¿tfs se ~~~n los intereses nacionales y ateo. Hay guerra entre ambas partes. Por formar parte del mun-
población de que los mttesed 1 e grÜ~ico-económico implantado re- do occidental, los países latinoamericanos tienen que adoptar la es-
y populares l .de q;ie e mo e o p~l ro reso. Lo decisivo es crear trategia de guerra del mundo occidental. La política es también una
presenta la umca vía para acceder pl g el plano económico, so- forma de guerra. Es tarea de los ejércitos latinoamericanos desen-
una integración y un consenso gen~ra enlianza entre las minorías mascarar el comunismo, que en esa parte del mundo se infiltra bajo
cial y político para s~cundar seme¡ante a el disfraz de la subversión, la concientización, el popularismo y el
nacionales y las extran1~ras.. . , olítica de los años sesenta, y la progresismo de las Iglesias. Esta guerra se está desarrollando con
Entretanto, la. c~nc1enttzac1cl p obligaron a las minorías a re: una metodología política, cultural y social sumamente eficaz. Se
aparición de mov1m1entos pop ares a integración. En casi trata de tiempo de guerra; por eso se recurre a métodos de excep-
. l bú da de un consenso Y un .1. ción. La clase media y burguesa se beneficia de esta implacable pa-
nunciar a a usque . . lantaron regímenes rm ttares
todos los países del contmente se irnp lonial: el complejo militar- cificación, puesto que le procura la tranquilidad necesaria para ha-
. , d un tercer pacto co · cer grandes inversiones y lograr pingües ganancias 10•
fuertes,. mau?urar: o~e B ·1 es un caso típico de este nuevo pacto
industnal-un1vers1tano. rasi . en este país rasgos muy acu- El régimen es de tutela. La participación del pueblo es suma-
. , ticas adquieren r
mente limitada: se le han quitado todos los medios básicos para
colonial. Las caractens . d notable desarrollo econo-
1 . mo tiempo se a un d d hacer oír sus justas reclamaciones. En este contexto, hablar de cam-
: .'t' sados · pero a mis
' 'b. para que contmue
· , la estructura e epen-
, h
mico que no es o ice rmadas y la burguesia an bios estructurales es situarse fuera del sistema y en una posición
dencÍa y de subdesarrollo. Las fuerzas ~cto nacional de desarrollo. pe!igrosa por sus consecuencias. Los regímenes tecnocrático-milita-
confiado a las grandes. emprelas el i~~ºJas nacionales la tecnología, res temen la libertad del pueblo y el ejercicio de la democracia.
La metrópoli proporc10n~, a as 1 m me. ores cerebros dentro de los En síntesis: el régimen de dominación que caracteriza a Latino-
los capitales y la _formac;od 1e. os )El crecimiento del producto américa se ha ido estructurando a lo largo de la historia en conti-
dictámenes de la 1deologiah e s1s~er;ia. de récord internacional, lo nua dependencia del sistema hegemónico mundial, primero de Es-
. l b menta asta mve.es . if paña y Portugal, después de Inglaterra y, finalmente, de Estados
nac1ona ruto au. 1 . d ló ico suficiente para just rcar
cual proporciona mstr.u,menta 1 eo d~ la distribución de la renta Unidos. Esta estructura de dependencia ha condicionado el ethos
el régimen de excepción, aun. cuan discriminatoria. La función cultural y sus manifestaciones en el campo de la economía, de la
continúe vergonzosamenJe ~es1gua~ y minentemente política. Está política, de los valores, de las costumbres y de la cosmovisión, ideo-
del ejército ya no es mol 7ra ora, sino deel mundo occidental en el logía. No pocas veces se ha disfrazado de nacionalismo, de pro-
id d la ú urna reserva . h gresismo, etc., y ha llegado a tomar aspecto de liberación: en rea-
consi era o como . las fuerzas subversivas, que ya an
combate con~ra ~1 cdmln:s:n~i~ad del sistema impuesto. _La ali?nza lidad se trata de formas refinadas con las que la dominación asimila
tomado conc1e~~ia e . a iniq . caracteriza en los últimos nem- el vocabulario contestatario para continuar manteniéndose vigente
tecnocrático-m1htar-uruvers1t;i;ia.Jue h sido exportada por el Pen- y operante.
pos el régimen ,de Estados 1 n~ os oflciales del ejército, científica-
tágono a los paises sucursa es. ~~itados ara asumir el poder po-
mente preparados, se s1enter: cap . d d e ~nfidelidad ideológica de
lítico, frente a la presunt? ¡ucap~~~~r~anos sino una verdadera clase
los ciudadanos. No son ya 1e es ' 10
Cf. Comblin, lvfovimientos e ideología en América Latina, en Fe y
bien preparada e id~oló?icamente c~mpa~t~~den y la seguridad para cambio social en América Latina, 101-127 (111-113).
La función del ejército es garantizar e
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LA REALIDAD LATINOAMERICANA: DESAFÍOS
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
r
' LA REALIDAD LATINOAMERICANA: DESAFÍOS
t:~;tg~
ma y legítima de vivir el evangelio, frente al elitismo abstracionista tiendo d llesta~ dimens~ones intra-históricas concretas. Sólo par-
del clero. Si adolece de ambigüedades y hasta de elementos alie- el reino deeD~~s~1~: d~~n~iar una liberación más plena en
nantes, tampoco deja de contener valores profundamente liberado- teológica continental la teología ~e o 1:s~b ha ~l?borado l~ reflexión
res. La religiosidad popular permitió al pueblo, «castrado y recas-
trado, sangrado y resangrado», según una fuerte expresión de Ca- trdducir la prax~s de. la fe en una solidarid:d1~~nc~f~r~~~:~tllbd~
ta or que se esta realizando en todos los países. e
pistrano de Abreu, encontrar sentido a la vida y sacar fuerzas para
sobrevivir, continuar siendo cristiano y no caer en la desesperación
o en la revolución.
108 109
r LA REALIDAD LATINOAMERICANA: RESPUESTAS
~
! terés por el conocimiento de los valores nativos, del ethos cultural
IV
del pueblo, de los movimientos históricos del pasado que, aun
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA fracasados, llegaron a anticipar soluciones liberadoras 1• La crea-
EN LA REALIDAD LATINOAMERICANA: ción de nuevas normas de convivencia implica una movilización
RESPUESTAS de todas las fuerzas sociales y una nueva planificación de las fuen-
tes económicas y de las fuerzas de producción. No se puede ni se
debe esperar que las metrópolis renuncien a su dominio. La estra-
l. REACCION FRENTE A LA REALIDAD:
tegia propuesta es evidentemente revolucionaria. La nueva inde-
CONCIENCIA y PRAXIS LIBERADORAS
pendencia está ligada a la liberación latinoamericana. Como con-
secuencia de esta interpretación se puso en marcha un vasto pro-
,. ceso de concientización política en todo el continente. Los grupos
Las reflexiones del capítulo anterior se caracterizan pordunl diag-
. . P ólo un asoecto e a rea- extremistas pasaron a la praxis revolucionaria adoptando la forma
nóstico marcadamente negativo. ero es s . . , ~-d de endencia de guerrillas urbanas y campesinas. Pero se metieron en un calle-
lidad La toma de conciencia de nuestra situac10nd el Pfl . , -
·
ha provocado . , en to dos 1 os niveles e a re exion .V
una reaccton jón sin salida, ya que sólo lograron exacerbar más a las fuerzas re-
de la praxis. Trataremos de exponerlos brevemente. presivas. Las revoluciones no se hacen voluntarísticamente. «Los
hombres no hacen sino las revoluciones que se hacen» 2• Han de
someterse a sus leyes y a sus condiciones objetivas y no a los im-
a) Elaboración de un análisis crítico partiendo de la periferia perativos voluntaristas de una ideología revolucionaria.
Los más moderados de la teoría de la dependencia, con mucho
. f e una decisiva toma de conciencia de la rea- más sentido histórico y más conscientes de fas mediaciones noliti-
cas y estratégicas de toda revolución, propusieron el cambio del
lidai\~~:~~~r~~~na~ fr~nte a ~d;~~;;~ll~ d~npd~~;ezSae /~~~;i~~: sistema por el método de los cambios en el sistema. Lo cual no
ron situacion~~ .de f miseria :rf~~ndo el dia~nóstico mediante diver- significa una renuncia al ideal de liberación, sino una estrategia
ción. Los análisis ueror: ,P d de el que definía el subdesarrollo
como a
l~
sos tipotrsasdoe tie;ic~(c~reytas~gº~;ía industrialización, pasando¿por u_na
. d · d d ncia e vanos
para su realización en etapas históricas y sucesivas. Era ya una li-
beración en curso.
interpretación política en términos e, ª1:ter epen, ~ ue ostu- No pueden ignorarse los inconvenientes de la alternativa que
ofrece la teoría de la dependencia. No basta diagnosticar la estruc-
países dentro del m~mdeli~;~:io~~~~~:d~~n~~lí:{~~bdesa;rollo, tura dependentista y opresora ni proponer otra distinta. ¿Existen
laba una 1:~~r d:yla dependencia, que ve en el subdesarro~o una factores históricos que la hagan viable objetivamente? Una revo-
hasta la te. del desarrollo moral de las regiones metropohtanads. lución regíonalizada en el continente es políticamente impracticable.
consecuencia . 1 · n ensayo e El sistema posee suficiente fuerza coactiva para mantener en línea
La teoría de la dependencia constituye e primer gra . d 1
. · ló · d realidad concreta a partir e ª
:1
pens~mien:tle:i~c1~~~~~~a ~~:ácter estructural del subde~arrollo
propia pe , . 1 b 1 dialéctico del propio sistema occidental.
a las naciones que pretendan apartarse de él. El caso de Chile es
paradigmático. La alternativa política de los teóricos de la depen-
0 un proceso g o a Y 1 · ' dencia no se ha puesto todavía en práctica a causa de su insufi-
~oamdependenciano es sólo externa; se inte~ior_iza en e propio pais, ciencia. El imperio de hoy, como los de ayer, puede restaurar el
en el que crea también el sist_ema ce~tro-penfena. endencia equilibrio interno y conservar su vigencia por tiempo indefinido.
Los teóricos latinoamericanos ne la estructura de dep, El desafío del modelo político-económico brasileño representa
propusieron estrategias. po_lt1cas
l' . que 11ª. . va. __sen a romper
A
t .
ros 1iazos
El desarrollo una grave dificultad para la teoría de la dependencia. Aceptando el
0 resores orientasen todo un proceso 11o~r~aor.
1
_
p 1 ~ambio de la propia estructura soda~, asr com_? ia cr~a 1
Cf. todo el número 1/2 de la revista «Strornata» de 1974, sobre Depen
~r¿~ndee euna nueva sociedad. Tal exigencia suscitó un senalado m- dencia cultural y creación de cultura en América Latina.
2
Comblin, Théologie de la pratique révolutionnaire (París 1974) 65.
111
r
l
LA REALIDAD LATINOAMERICANA: RESPUESTAS
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
régimen de asociación a las áreas metropolitanas y aceptando la do sectores de desarrollo. Pero esto nos lleva mucho más allá de
la simple teoría de la dependencia» 3•
generosa ayuda exterior y la presencia de las multinacionales, puede
alcanzar un innegable progreso. La tasa de iniquidad social' consti- ¡ . ~o.do cambio. s~c.ial es también un problema de racionalidad
c1entífl~a ?', de viab1lid~d histórica, las cuales están a menudo en
tuye el precio que deliberadamente hay que pagar. Es preciso in-
crementar la tarta para poder repartirla equitativamente entre el ~ontradicc10i: con los ideales humanitarios de liberación plena e
mayor número posible. El desarrollo económico puede adquirir tal mt~gral. E~sten re~o:mas profundas que no son desarrollismo y
magnitud, que permita al país competir eficazmente con algunos dedimef tacion del regimen de dependencia y opresión sino verda-
centros metropolitanos y crear un subimperio. La considerable me- eras ?;mas revolucioi:arias que preparan la lenta ~ progresiva
jora de las clases dominantes se extiende también a las demás cla- superacion de todo un tipo de sociedad.
ses. Los teóricos de la integración en el imperio hablan con sim-
patía de la canadización del Brasil, como modelo válido para todo b) Elab?r~ción de una teología autóctona
el continente. Es lo más pragmático y ofrece una viabilidad in- en regzmen de cautividad
mediata.
La teoría de la dependencia capta adecuadamente el hecho de
la dependencia. Pero ésta no puede reducirse sólo al factor eco-
r La i;eflexión teológico-pastoral ha aceptado en Latinoamérica
e,1 . desaíío pr.ocedente de la realidad analizada con métodos cien-
nómico, como causa global del subdesarrollo. Existen otras varian- tíficos, No s~ esfuerzo, ha conseguido liberarse de los esquemas
tes sociológicas y culturales que entran también en la determina- f de u?a teologia. preocui:ada por la ortodoxia y por la claridad de
ción del subdesarrollo y no tienen relación directa con la depen- lashformulas Y sin cone~ón con la praxis histórica de la fe cristiana,
dencia económica. Hay poblaciones que viven todavía en una cul- Y a comenz.ado.~ analizar sus propios problemas concretos
4•
tura tradicional; las categorías del progreso, de las reformas y de La ~~rgmac:o~ ~ pobreza de varios millones no es sólo una
la liberación no tienen para ellas un contexto cultural ni valorativo
Dichas categorías valen para pueblos insertos en la cultura típica-
mente occidental. Existe un problema ideológico y de etbos cul-
c~t~º
constatación s.0~1ol~g!ca. Para la fe significa la encarnación del pe-
Y .de la lDJUStlcia. La fe descubre en la historia y en la socie-
a latmo~mencana ~l .rec~~zo del designio de Dios: un designio
tural diverso sobre el que la teoría de la dependencia no ha refle- de fra!errudad Y. particrpación, de justicia y de solidaridad. Hacer
xionado suficientemente. Hay también problemas de orden bioló- teolo~1~ no es simplemente buscar la racionalidad de la fe como
gico y sanitario: ¿cómo puede mantener su progreso acelerado y adh~s1on a ,u.nas verdades abstractas. Hacer teología significa re-
liberador un pueblo como Brasil, donde el setenta por ciento de flex10.nar. crítrcamente sobre la praxis de la fe cristiana. Como he-
la población figura como enfermo? Ante todo, es menester una mos i?dicado, en el continente hubo una praxis de la fe que no
conciencia nacional capaz de elaborar su propio proyecto para lan- c?~du10 a tran~formaciones sociales más humanas, sino que fue
zarse entonces a un proceso de liberación, tomando en cuenta la f~cilmente manipulada para sacralizar una situación discriminato-
total intercomunicación del mundo moderno y la vinculación del ria. Como decía Bárbara Ward en el Sínodo de Obispos celebrado
destino de un país con el de los demás. en Roma en 1971, «la formación de las conciencias entre los cris-
Tanto en el mundo capitalista como en el comunista domina
una sociedad industrial de consumo, que exige técnicas sofisticadas
y la captación de grandes capitales. La liberación lograda conduce
ciertamente a la independencia, pero no al desarrollo, ya que los
de ~.¡f. ~·,
' Id., op. cit., 127.
, t eracton
Al(oSnalso, Una nueva forma de hacer teología, en Iglesia y praxis
amanea 1973) 50-88; V. Vidales, Cuestiones en torno al
países satélites -ahora libres y no satélites ya- no disponen de
técnología propia. Ningún país puede desarrollarse solo. Como ob- r7JJ;
metodo de la teología de la liberación (MIEC-JECI Documento 9· L'
~sself Af:étodopara un~ fi!osofía de la libera;i6n (Salamanca'19;'.D:
l · . acuna, ests sobre la posibilidad, necesidad y sentido de una teología
serva Comblin, «Se llega a un dilema: liberarse y no desarrollarse
o escoger el desarrollo y someterse. Un callejón sin salida. El ter-
M
E~ncª??Z~rzcdnd, T~ología y mundo moderno (Homenaje a K. Rahner·
cer término no es sino un compromiso: limitar el desarrollo para 1;71) ~56~
· ristl~ a , ac!1'1~ 1975) 325-3~0; Boff, Que é [azer teología a parti;
em catiuetro, en Teologza do cativeiro e da libertacáo (Lisboa
mantener una cierta autonomía, limitar la dependencia seleccionan-
112 113
r-
r
1
LA REALIDAD LATINOAMERICANA: RESPUESTAS
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
t
tianos se limitó las más de las veces a la observancia. del precepto ni la elaboración de una solución utópica. Es necesario plantear el
dominical y de las leyes de la Iglesia sobre la sexualidad Y. el i;n~- problema sobre la estrategia de su r~alización. ¿Cómo llegar a la
trimonio. En cambio, no se consideró una falta el, hecho de vivir liberación dentro de las actuales condiciones de esclavitud del
como el rico de la parábola evangélica frente a Lazaro el pobre». mundo? Las soluciones revolucionarias, corno ya hemos advertido,
Medellín ( 1968) tomó conciencia de la necesidad de ~a nu~- se sitúan en el plano de lo utópico y de lo políticamente inviable.
va praxis de la fe cristiana que fuese factor de t7ansform~c10n '!, h~ Las transformaciones revolucionarias en el sistema pueden des-
beración. De ahí nació, temáticamente, la teología de_ la liberación: encadenar un proceso histórico que lleve paulatinamente a la su-
un afán de articular críticamente el compromis? ehca~. del ª.~or plantación de un ethos cultural por otro. ~tal vez menos inicuo e
cristiano en términos de liberación socio-económico-polític?-relig10- injusto.
sa. Este tipo de teología -característica de m1est~o contmente-
se articula en ciertos pasos que convendría resaltar brevemente. 2) Interpretación teológica.
Sobre esta lectura de la realidad, la teología efectúa su lectura
1) Análisis socio-estructural de la realidad. a la luz de la Palabra de Dios. Detecta en la realidad manifestacio-
Se parte de la realidad mediatizada por una lec:~r~ lo n:~s se- v
nes de gracia de pecado: descubre en el entramado de los inte-
ria y científica posible. Se acepta ampliamente ~l analis,i~ verificado reses humanos una acogida o un rechazo del designio de Dios. La
por la teoría de la dependencia con las aportac10nes eritreas que ya conciencia cristiana siente la urgencia de una acción eficaz que
hemos indicado. Este análisis sociológico ha ~eva?? a dar un paso ayude a superar una situación que ofende a Dios y al hermano. El
más mediante una meditación de carácter filosófico-cultural- No acento recae sobre el sentido de la praxis de la fe liberadora. La
basta un diagnóstico sociológico, que descubra los mecamsm?s de teología será acto segundo como reflexión sobre una praxis, a fin
dependencia la consiguiente marginación y las cla~orosa~ desigual- de que ésta sea más auténtica y más eficaz.
dades. El c~pitalismo, la industrializaciót;t, y el ~msmo regimen do- La tarea de tal teología es doble. En primer lugar tiene que li-
~ ::·r;.: :~:: cialísta son manifestaciones de un~ opc10n. ma~ fundamental . el berar a la teología de cierto tipo de «teología» universalizante y
1ii.~
hombre, de un ethos cultural que tiene su hist.ona Y. sus concrecio- ligada a una praxis de la fe sin crítica de sus presupuestos econó-
'~ micos y políticos. A partir de ahí, debe analizar los aspectos libe-
nes El hombre optó por un sentido de la vida orientado J?ºr el
'I' sab~r y el poder sobre el mundo y sobre los .de.n:ás. Tal. sentid~ se radores implicados en la misma fe cristiana y en sus grandes temas
,
',,/.
historizó en múltiples formas, desde los pnmitrvos gneg~s ~e.tsta teológicos, aspectos ignorados por cierta mentalidad y cierto estilo
:fi
nuestros días. Actualmente ha asumido las formas del capitahs~o de vida cristiana: la dimensión social y política de la temática del
industrial de las grandes empresas multinacionales. Toda revolución reino de Dios, de la escatología, del pecado, de la gracia, de la li-
que no afecte y modifique ese sentido ~el ~~r como saber (racio- beración traída por Cristo Jesús, las dimensiones liberadoras de la
nalidad) y como poder (instinto de dominación), ,sobre todo cuan- catequesis, de la homilía, de los sacramentos.
do queda a merced del capricho .hl:mano, no sera :rerdadera revo- Debe esforzarse en segundo lugar por rescatar y reforzar la
lución, como sucedió con el socialismo del I1?pe~10 .ruso. Som~s perspectiva teológica presente en todo verdadero proceso de libe-
esclavos de un ethos cultural, con su carga de ms~ituc10nes Y reali- ración, aun en el promovido y realizado por quienes ni siquiera
zaciones históricas que no permite? al ~om?r.e liberarse humana .. hacen referencia a la fe cristiana. El carácter teológico de su ac-
mente. El progreso exige un precio social uucuo y l~ .sangre de ción no depende de la interpretación ideológica que le den sus ex-
quienes han de ser sacrificados para que puedan ben~hciar~~ unos ponentes, sino de que sea objetivamente liberadora y contribuya
pocos. Tal opresión ha despertado los anhelos de liberac~on. _El a crear un mundo más humano. La propia praxis encierra en sí mis-
proyecto es utópico en el senti~o ~e que e-?-glob~ ,todo e implica ma un contenido cristiano. si es realmente una praxis liberadora.
una dimensión escatológica en termmos de Iiberación total del pe- La liberación integral es una realidad escatológica y cae dentro de
lo utópico en este siglo. Sin embargo, por el hecho mismo de ser
cado y de la muerte. . , . . d 1 lid d
Por lo que no bastan ni el diagnostico ajusta o a a rea i a escatológica se anticipa va en la historia y se realiza a través de las
114
r
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
LA REALIDAD LATINOAMERICANA: RESPUESTAS
liberaciones particulares, constituyendo un verda~ero ~r?ce_so. Nin- diaciones que lo hagan históricamente viable 7• Y aquí entran en
guna de las liberaciones parciales constituye la liberación i~tegral; juego innumerables variantes y una estrategia que exige sentido
pero, sin ellas, la liberación integral sería pura .f~ntasmagon~ Y 1:1º histórico. Es posible que no se den condiciones objetivas para pro-
una realidad escatológica que se prepara y anticipa en ~a historia. poner un salto cualitativo. Buscar la liberación a toda costa implica
Por eso la liberación escatológica encuentra sus concreciones en _la el riesgo de agravar la situación del oprimido. Para que la acción
política' en la economía, en la cultura, en la religión, .etc. Todo tie- sea eficaz es necesario saber esperar. De ahí que la fe tenga que
ne su relación con el reino; de ahí que todo pueda encerrar ll:11ª elaborar y vivir una dimensión mística de la liberación incluso un
dimensión de saivación o de condenación. Como acertadamente dice régimen general de opresión.
un notable teólogo latinoamericano, «la salvación div_ina e~~atoló-
gica no viene sólo por el proceso de libera~ión :Je la dimensión P~-
lí tica de la historia; pero tampoco llega sin dicho proceso: la ,di- 2. GRACIA Y DES-GRACIA EN LA REALIDAD
LATINOAMERICANA
mensión política no lo es todo, pero es algo que pertenece al am-
bito de la salvación» 5. La reflexión teológica debe tratar de discernir el designio de
Dios en las situaciones históricas. En nuestro contexto, la dimen-
3) Pautas para la acción pastoral. sión de gracia y des-gracia en la realidad latinoamericana. ¿Hasta
qué punto anticipa y realiza en el tiempo la gracia escatológica y
La teología de la liberación culmina en una nuev~ praxis de l_a hasta qué punto, cuando es rechazada, se traduce en perdición?
fe que pretende ayudar al hombre en su proceso liberador. Eyi- Las reflexiones precedentes podrían sugerir que el fiel de la balan-
d~ntemente, no compete a la fe ni a la Iglesia detall~r estrategias za se inclina decididamente hacia el lado de la des-gracia. ¿Es así
y tácticas en el terreno político porque ni su campo m su. tarea es- verdaderamente? ¿Cómo sabe la teología que lo que en el análisis
pecífica están en la política. Pero sí puede y debe a~~ir las op- sociológico aparece como des-gracia lo es también teológicamente?
ciones fundamentales de liberación que toman los cristianos Y los Esta pregunta nos obliga a plantear sintéticamente el proble-
demás hombres. Dentro de su campo específico teológico-pastoral, ma de los criterios de un análisis teológico de la realidad. El tema
ha de concretar su acción en una estrategia en la que pued~n ser exigiría un estudio riguroso, que no puede hacerse aquí. Sin em-
eficaces las dimensiones política y social de la fe, del an~c10 del bargo, vamos a indicar algunas pistas que deberán orientar nuestras
evangelio, de la caridad, etc. 6. ¿Cómo se ha de orgaruzar.:. por reflexiones.
ejemplo, la catequesis para que sea eficaz y no una mera ensenan~a
teórica de la religión? ¿Qué pasos concretos debe d_ar la Iglesia a) Pautas para la interpretación teológica
para ayudar a superar situaciones injustas que, teológicamente, re-
presentan una ruptura con Dios y con el hermano? No existen dos realidades, la que se investiga mediante el aná-
Es misión de la fe llegar hasta las raíces de los problemas y lisis sociológico y la estudiada en teología. La realidad es una
-respetando los diversc;is. niveles de rac~~nalida,d:- sentar ~º1?º sola. De ahí que tampoco haya dos fines, uno de la Iglesia y otro
principio que ne es suficiente una solución política y econoffilca del mundo. La meta escatológica del mundo es también la meta
sin la búsqueda de un hombre nuevo y de una actitu_d distinta fren- escatológica de la Iglesia. Por eso podemos decir: la gracia y la
te a la realidad mediante términos más fraternos y Justos. Pero no des-gracia no existen separadas -dentro de los límites del espacio
puede limitarse a sentar tal principio, sino que debe buscar las me- eclesial-, sino que son dimensiones de una misma y única rea-
lidad. Lo que hay es una diversidad de óptica y de experiencia,
s Cf. J. C., Scannone, La liberación latinoamericana, ontología del pr~
que da lugar a análisis diferentes.
ceso auténticamente liberador: «Stromata» 28 (1972) 107-150, o en Teologia
de la liberación y praxis popular (Salamanca 1976) 133-186. . .,
7
Para una perspectiva general sobre esta problemática en la teología
• Cf. G. Gutiérrez, Praxis de la liberación, teología y evangeltzacton, en latino-americana, cf. Panorama de la teología latinoamericana I-II (Equipo
Liberación: diálogos en el CELAM (Bogotá 1974) 68-100. SELADOC, Salamanca 1975).
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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LA REALIDAD LATINOAMERICANA: RESPUESTAS
La óptica socio-analítica ve el mundo en su conflictividad; de- cron del sentido absoluto. La gracia es siempre mayor, porque la
tecta la pobreza, la miseria y la explotación en sus cau_sas más pro- misma negación frente a ella vive de una gratuidad: la de poder
fundas· son consecuencia de que el hombre se relaciona con los negar. Tal poder le fue otorgado al hombre, y Dios lo respeta.
bienes' terrenos, mediante el régimen de propiedad privada de l~s Cuando es rechazada, la gracia busca otros caminos, y el sentido
bienes de producción. Son el egoísmo y el individualismo consti- se realiza por otros cauces. Es como el agua, a la que no pueden
tuídos en sistema económico los que están en la base del drama detener los obstáculos: o se filtra y sigue su curso o se acumula
que caracteriza a las sociedades occidentales, particularmente a La- hasta romper el dique o, como dice el refrán, horada la piedra,
tinoamérica. no con violencia sino con perseverancia, hasta lograr su propósito.
La fe contempla la realidad descubierta por este análisis socio- Esta actitud de la fe engendra una invencible esperanza. Lo que
político. Donde él observa injusticia social marginación, emp?bre- debe ser, tiene fuerza interna. Nadie es capaz de frenarlo. Un día
cimiento, etc., la fe encuentra pecado, distorsión de las relaciones vencerá la justicia y fructificará la gracia histórica en medio de los
humanas, pérdida de la dimensión de lo divino vivida dentro de la hombres 9•
historia. Sin embargo, el análisis de la fe no se limita ~ contemplar Merced a la superioridad de la gracia sobre el pecado, la fe
lo que le ofrece el análisis sociológico. Tiene su prop1? honzonte. cuenta con una esoecie de reconversión del mal v de la des-gracia
Dispone de medíos que no exigen que se pase nece~anamente p~r en bien y en gracia ". Todo depende de la actitud del hombre frente
los resultados de la ciencia. La percepción de la realidad se efectua al mal, la miseria y el pecado. Por ser más fuerte que el pecado,
por una vía peculiar de la fe, de carácter simbólico y sacramental, la gracia que recibe el hombre es capaz de hacer de la misma
utilizando una expresión de Lucio Gera 8. En otras palabras, el miseria un camino de engrandecimiento humano. Lo cual no cons-
pueblo de Dios intuye, como de un golpe, e_l sig?}ficado sa~~ífico tituye un argumento para permitir que el mal campe a sus anchas
0 no salvífica de la situación. Ve que una situación contradice el por el mundo. Debemos establecer las condiciones para que no se
designio de Dios. La humillación, la pobreza, la violación de_ los perpetúe en la historia la cruz de Cristo y el martirio de los humi-
derechos humanos, la explotación del trabajo no se compaginan llados y ultrajados. Pero, aunque no se logre evitar la cruz y el
con el proyecto salvífica de Dios. Más aún: sabe que los anhel?s martirio, el hombre puede superarlos: puede asumirlos libremente
de liberación y de una sociedad más fraterna y más justa son gracia y vencerlos, mostrando en la misma humillación una grandeza
de Dios, que impulsa a l?s hombres a una praxis ti:_ansformadora. que destruye todas las grandezas constituidas por la voluntad de
En estos signos de los tiempos -sacramentos y símbolos-e- en- poder de los hombres. En este sentido podía entonar san Agustín
trevé el camino por el que quiere conducir a los hombres la volun- el felix culpa. No es una justificación del pecado. Es más bien una
tad de Dios. La fe conoce, a partir de sus propias fuentes -la apología de la gracia, que no puede ser vencida por el pecado. De
reflexión de la comunidad histórica que siempre ha procurado ahí que la reconversión del mal pueda ser para la fe un criterio
contemplar la realidad a la luz de Dios y de Cristo Jesús, c?nser- de interpretación histórica. El sufrimiento del pueblo latinoamerica-
vada en la Escritura y en la tradición hasta hoy-, la ptesenc:a del no a lo largo de todos estos siglos debe tener un sentido. Debe
mal en el mundo su estructuración en la persona y en la sociedad, estar gestando un gran giro histórico, un mundo más humano y
así como la insoslayable presencia de la gracia como liberación más fraterno. No puede ser totalmente absurdo.
histórica. A la luz de la fe, el cristiano sabe también que, pese La realidad latinoamericana ilumina la simultaneidad de la gracia
a la ambigüedad de pecado-gracia, es má~ ~uert~ la gr~cia, ~a cual con la des-gracia. Sólo un análisis ideológico y superficial puede
no tiene contrincante, puesto que, en ultima instancia, siempre pretender establecer una línea divisoria y separar en dos vertientes
vence. En otras palabras: la capacidad humana de rechazo y de pe la gracia y la desgracia. Históricamente, donde se entremezclan la
cado no superan la capacidad de ofrecimiento gracioso y la realiza- liberación y la opresión, la salvación y la perdición, el trigo y la
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cizaña, la gracia va unida a la des-gracia, y viceversa. Ninguna situa- mación social. En Latinoamérica el drama humano se presenta con
ción histórica, por mala que sea, es sólo opresión e impide que apa- toda su densidad estructural, independientemente de la voluntad
rezca la gracia. Y ninguna situación, por buena que sea, es sólo concreta de l~s yersonas. En una estructura que genera opresión
gracia y liberación sin mezcla de pecado y opresión. Por consiguien- pueden estar viviendo personas excelentes y muy bien intencionadas.
te, un análisis teológico coherente consigo mismo no puede dividir Intenc10nalmente, están contra toda clase de privilegios· sin em-
a los hombres en oprimidos y opresores, ni a las naciones en des- bargo, tienen una posición social que los sitúa entre los privilegia-
arrolladas y obligadas a permanecer en el subdesarrollo. Debe dos de una sociedad discriminatoria y fomentan, inconscientemente
reconocer la pertinencia de un cierto tipo de análisis sociológico, Y contra su voluntad, la injusticia estructural. EIIo es una nueva
pero no puede olvidar los límites de su vigencia. La fe transciende p~ueba de que la condición actual del hombre es a la vez de opri-
tales límites. Si quiere conservar su naturaleza específica ha de mido y opresor, de justo y de pecador.
superar esa división. Deberá decir que todo hombre es a la vez . La consideración de tales aspectos teológicos deberá ayudarnos
oprimido y opresor, agraciado y desgraciado, aunque semejante a mterp~etar la realidad latinoamericana en términos de gracia y de
aserto pueda parecer escandaloso al político, interesado en iden- des-gracia.
tificar quién es quién. Nadie es tan opresor que se pueda evadir
de la gracia liberadora. Y nadie es tan agraciado que no albergue
b) La desgracia como dependencia y opresión estructural
dentro de sí el pecado de opresión. En otras palabras: por más
que la historia latinoamericana haya sido y continúe siendo una En la perspectiva de la fe, la situación de dependencia y sub-
historia de opresión, lleva también en su seno la presencia de la desarrollc;i del continente sudamericano aparece como un gran pe-
libertad y de la liberación. Tal vez no pueda descubrirse en el plano cado. social y e~t.ructural. Los síntomas que configuran la depen-
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1¡'.·
político y económico; pero deberá buscarse en otras dimensiones dencia son manifiestos: hambre, mortalidad infantil enfermedades
de la existencia humana en las que el pueblo sigue siendo él mismo, endémicas, mano de obra barata, salarios bajos, falta de asistencia
viviendo una libertad que le niegan los poderosos, pero que él a la escuel~ P?rque los hijos tienen que ayudar a la familia para que
continúa saboreando allí donde el control imperial no tiene acceso: pueda subsistir, falta de participación y de libertad en la reivindica-
en la religiosidad popular, en la música, en las costumbres popu- ción de los derechos fundamentales, corrupción política, retención
lares, en las cálidas relaciones humanas que caracterizan a los pue- del mayor porcentaje de la riqueza nacional por pequeñas minorías
.~ blos latinoamericanos, en su proverbial generosidad, en su capacidad que controlan incluso al Estado, etc.
,~ 1
de soportar el sufrimiento, de alegrarse, de celebrar sus fiestas Semejante situación crea un estilo inhumano de vida· la mar-
y su carnaval 11• ginación no permite al hombre ser hombre. Tales síntomas: quema-
Tales manifestaciones son para la fe canales por los que se nifiestan y encarnan el pecado en el mundo, no son algo fatal ni
comunica el sentido y signos por los que se manifiesta, a pesar natural. Nac7n de un pecado todavía mayor, de una opción funda-
de todo, la gracia en el mundo. ment~l que tiende a la acumulación de riqueza y poder en las manos
Más que otras realidades, la situación latinoamericana deja trans- de minorías egoístas y sin sentido social de los bienes materiales
parentar el carácter estructural de la gracia-desgracia. La reflexión y culturales. El ethos cultural que informa estructuralmete la men-
cristiana adolece de una grave deficiencia: no ha analizado el aspec- t~lidad capitalista es radicalmente antievangélico e inhumano. Los
to estructural de los problemas. En la tradición teológica se han síntomas apuntados no son más que cristalizaciones de un modo de
hecho minuciosos análisis sobre la dimensión personal, sobre los ser que, dentro de_ una perspectiva de fe, no sólo no puede ni
meandros de la vida consciente en los procesos de rechazo y de debe favorecerse, sino que debe denunciarse porque ultraja a los
conversión. Pero apenas se han elaborado las implicaciones institu- hombres y niega a Dios, por más que se tenga su nombre en los
cionales y estructurales. Por eso, dicha reflexión es ingenua o vo- labios.
luntarista cuando aborda la problemática en términos de transfor- Este pecado estructural asume formas todavía más refinadas
cuando se inocula al propia oprimido, que pasa a albergar dentro
11
Cf. Hoornaert, op. cit., 98-136. de sí al opresor, aceptando inconscientemente los valores del siste-
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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LA REALIDAD LATINOAMERICANA:
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en la cámara de gas y que reproducen muy bien lo que está suce- mundo; y, entre ambos, el hombre. La experiencia cristiana se ha
;I~' r~:!fü diendo en Latinoamérica: traducido solícitamente en dogmas, cánones, normas y tradiciones.
«Señor, cuando estés en tu gloria, no te acuerdes sólo de los El espíritu geométrico es muy útil para las ciencias exactas. Pero
hombres de buena voluntad. Acuérdate también de los hombres puede ser desastroso para la teología. Dios entra ciertamente en
:, de mala voluntad. No te acuerdes entonces de sus crueldades, de nuestras categorías conceptuales. Pero también las hace saltar.
sus sevicias, de sus violencias. Acuérdate de los frutos que cose- Para las cosas santas se precisa otro espíritu: un espíritu de
chamos por su comportamiento con nosotros. Acuérdate de la pa- finura, de cordialidad, de cortesía. Al entendimiento hay qué unir el
ciencia de unos y del valor de otros, de la camaradería, humildad, corazón -cor-dialidad, cor-tesía-; al saber hay que asociar el
magnanimidad y fidelidad que despertaron en nosotros. Y haz, sabor; a la razón instrumental, la razón sapiencial y sacramental.
Señor, que estos frutos sean un día su redención». Mediante el espíritu de finura y cordialidad trascendemos, asumién-
dolas, las divisiones del espíritu geométrico. Comenzamos a percibir
y saborear el sentido de las cosas, que sobrepasa las finalidades
prácticas y los intereses humanos. Y nos situamos en un plano que,
respetando la verdad científica del mundo, nos abre a la verdad
última del universo. Mediante el espíritu de finura contemplamos
el mundo ligado y religado al Misterio que en la tradición cristiana
recibe el nombre de gratuidad y gracia divina de las cosas y en las
cosas. Tal espíritu suscita la cordialidad, la cortesía para con las
distintas manifestaciones de la vida y del mundo. Abre nuestros
ojos a otras dimensiones presentes en todo fenómeno: las cosas
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1 LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUi\l.
dejan de ser simplemente cosas y pasan a ser sacramentos de Dios forma en que el Misterio ouede hallarse presente en la conciencia
y de su amor. La opacidad de la inmanencia del mundo y la abstracta como inconsciente v anónimo. Sin embar~o. siempre nresente. El
trascendencia de Dios dan lugar a la transparencia de Dios en el Misterio acogido, la realidad aceptada como .alteddad- frente a la
mundo. Cuando hablamos de gracia, los cristianos nos referimos a conciencia, da lugar al diálogo, ;1 intercambio, al amor, al éxodo
semejante fenómeno. Dios presente en el mundo transfigura el mutuo como donación v enriquecimiento recíproco. como alearía
mundo. Conservando su propia entidad, el mundo se convierte en v iovialidad de la noved~d. -· .. . -
sacramento y vehículo de la comunicación concreta de Dios. . Si vivimos v nos movemos dentro del medio divino de la gracia
Las precedentes reflexiones pretenden poner de manifiesto la ( cf. Hch 17,28 ). cualquier situación puede introducirnos en la ex-
realidad teológica del mundo. Este está siempre impregnado de la periencia de la gracia. Es lo que hemos intentado mostrar en las
gracia de Dios y penetrado por ella porque, pese a la presencia páginas anteriores. Ahora queremos escoger -y toda selección es
del pecado y del rechazo humano, el amor divino nunca se inhibe fruto de criterios subjetivos- algunas articulaciones fuertes de la
y deja de autocomunicarse. Dios está siempre presente en el mundo vida personal que manifiestan con mayor transparencia la presen-
de forma plena. En cambio, el mundo no siempre está presente cia de lo que significa la gracia. Y repetimos: la gracia no se ma-
ante Dios de manera plena. El mundo y el hombre no siempre per- nifiesta sólo en estos existenciales: llena toda la vida y toda vida.
miten que Dios se manifieste a través de ellos. Pueden impedir Pero en momentos señalados se transparenta con especial res-
que la presencia de Dios aparezca y destaque fenomenológicamente. plandor 1•
Los obstáculos no destruyen la presencia de Dios. Sólo impiden
que adquiera una dimensión histórica en el mundo. Y dificultan
la experiencia de la gracia. 1. LA EXPERIENCIA DE LO ESPECIF!CAMENTE ESPIRITUAL
1,1; El hombre vive permanentemente dentro del medio divino de EN EL HOMBRE COMO EXPERIENCIA DE LA GRACIA
'·' la gracia. Esta es como la vida en la que el hombre se encuentra.
¿Qué es la vida? ¿Cómo la experimentamos? No podemos definir Este tipo de experiencia ha sido analizado por Karl Rahner
la vida porque nos es imposible salir de ella. Al definirla, la esta- con gran finura 2• ¿Hemos hecho alguna vez la experiencia de lo
mos presuponiendo, ya que para definir se necesita, como condición que es típicamente espiritual en el hombre? No nos referimos sólo
previa, vivir. Lo único que cabe es tomar conciencia de las estruc- a la experiencia de pensar, de admirar una obra de arte, de escu-
turas de nuestra vida, situarnos dentro de la vida. No para definirla, char con placer una pieza musical o de sentir el gozo de la amistad.
sino para definir nuestra posición con respecto a ella. Algo parecido Evidentemente, en tales casos aparece con toda claridad lo que es
sucede con la gracia y con su experiencia. No podemos encerrarla el espíritu. Pero existen otras articulaciones en las que, quizá, brilla
en nuestras redes por ser ella la que nos envuelve y contiene. Ex-
perimentar la gracia es experimentar la atmósfera salvífico-vital que 1
Cf. la principal bibliografía sobre el tema: R. Guardini, Freibeit, Gnade,
nos penetra, permitir que perviva la gratuidad en que nos movemos, Schicksal. Drei Kapitel zur Deutung des Daseins (Munich 1948) 125-189;
En todo lo que hacemos o pensamos, experimentamos implícita- íd., Unterscheidung des Christlichen (Maguncia 1935) 335-360: Der Glaube
an die Gnade und das Beiousstsein der Schuld; B. Langemeyer, Die Frage
mente a Dios y su gracia. Pero no siempre tenemos conciencia de nach dem gnddigen Gott heute: «Geist und Leben» 43 (1970) 125-135;
ello. Sin embargo, nuestra ignorancia no desvirtúa esa realidad. íd., Das Pbdnomcn Zufall und die Frage nach der gottlicben Vorsehung:
La realidad es mayor que el ámbito de nuestra conciencia. Y es «Geist und Leben» 45 (1972) 25-41; P. Fransen, Pour une psychologie de
que la conciencia actúa siempre dentro de la realidad, captándola, la gráce divine: «Lumen Vitae» 12 (1957) 209-240; W. W. Meisner, Foun
dations far a Psychology of Grace (Glen Rock 1965); H. D. Lewis, Our
representándola, asumiéndola, rechazándola, modificándola, hacién- Experience o] God (Londres 1959); O. Rabut, L'expérience mystique fon
dose historia con ella. Uno de los sofismas de la modernidad con- damentale (Tournai 1969); J. Marechal, A propos du sentiment de présence
siste en haber reducida la realidad a conciencia. Lo ontológico de Dieu cbez les profanes et cbe: les mystiques, en Etudes sur la psycbo
ha comenzado a prevalecer sobre lo óntico. Así, el Misterio se ha logie des mystiques I (Brujas 1929) 69-129; L. Boff, A atualidade da expe
riéncia de Deus (Río de Janeiro 1974).
reducido para la conciencia a un simple problema o a un mero 2
K. Rahner, Sobre la experiencia de la gracia, en Escritos de teología III
enigma. La consecuencia es la irrupción de la angustia. Esta es la (Madrid '1968) 103-107.
126 127
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL
más genuinamente aún lo que es y puede el espíritu como libertad mos. experimentando esa realidad que el cristianismo denomina
y autodeterminación interior. Situaciones que parecen ser menos gracia.
humanas muestran con mayor exactitud lo humano en el hombre. Se~ejante ~xperiencia no nos autoriza a decir: ¡he aquí que tengo
·No hemos hecho alguna vez la experiencia de callarnos cuando, la gracia! Quien hablara así se situaría fuera del ámbito de la
fucomprendidos, podríamos habernos justificad~; de guardar_ si- gracia, pues~o que no poseemos la gracia, sino que estamos poseídos
lencio cuando se nos había herido en nuestra mas honda entrana? por ella. Solo podemos buscarla y encontrarla --o mejor, sólo
¿No hemos hecho la experiencia de perdonar sinc~raln:ente Y p~r somos encontrados por ella- olvidándonos de nosotros mismos.
pura generosidad? ¿Y no hemos pasado por la experiencia de se~
dolorosamente nuestra conciencia y conservar la pureza d7 coraz?n
cuando podríamos haber tergiversado y pact~do, ~bt,~endo in- 2. EL MERO EXISTIR ES GRACIA
cluso ventajas personales? ¿No hemos renunciado libernmamente
a beneficios personales, tan apetecidos y valorados por otros, por- No hay ninguna razón para que exista algo. Nada en el mundo
que comprometíamos la dirección que hab~amos to1:11ado en nues.t;a es necesario, ni siquiera el propio mundo. Y, sin embargo, existe
vida? ¿No queremos amar y ser fieles a D10s, mediante una opcion el mun~o, :on sus cosas y con sus fenómenos. Es pura gratuidad
fundamental del espíritu, aun sin sentir nada y superando la ten- que este ahí como un hecho bruto, apelando a una razón trascen-
tación de la comodidad o de la elección de un caro~~ ~enos dente que justifique su existencia. Esta experiencia es más profunda
difícil, aunque honesto? ¿No hemos aceptado nuestr_as ~:rutaciones en el mundo personal. La persona no surge como un en-sí. No se
internas de orden intelectual, emotivo y ?e
comu~cacioi:i, algu?a autocrea. Depende de otros para su entrada en el mundo. La desea-
enfermedad o incluso una falta moral, sin rebeldía y sin queja, ron y amaron otros, acogiéndola en el mundo al nacer. Se encuen-
abrazando y viviendo con coraje una existencia peno.sa? . tra incesantemente creada, ya que, como persona, vive humana-
Al experimentar todo eso hemos hecho la expenencra de. lo mente en la medida en que entra en un juego de intercambios
específicamente espiritual en el hombre, de la trascendencia viva, dando y recibiendo amistad, amor, servicios, informaciones, etc. E~
que no es un fragmento del mundo, sino, por el cor;t~ano, alg_o la esfera de la libertad, que es donde mejor se revela lo específica-
que sobrepasa el mundo y es ~á.s excelente 9-1:e el éxito Y. mas mente humano, se hace la irreductible experiencia de la gratuidad
reconfortante que la simple felicidad. El espíritu no constituye del encu~ntro.' del carácter fortuito del amor y de la no planificación
una parte del hombre. Es el hombre todo entero ei: cuanto tr~s- de la recipr?c1dad humana. Es absolutamente gratuito que el hombre
cendencia, capacidad de superación y facultad ~e re~rrse por prin- persona exista así. Todos tenemos experiencia de nuestra contin-
cipios más elevados que los ,d~l placer. Para qm~n vive en profui:i- gencia. No hay razón ninguna en el mundo para que yo --con
didad este modo de ser (espíritu), hasta la calamidad y la desgracia estas - características yer~o?ales, rac~ales, culturale~, ~eligiosas, físi-
se convierten en medios de crecimiento y de autorrealización. El cas, hormonales, psicológicas-e- exista o deba existir. Y, sin em-
hombre espiritual se acrisola con la desgracia. El insensato se la- bargo, es un hecho que existo.
menta, se acobarda y se confirma en la insensatez. E? un sentido dinámico e histórico, la persona no posee desde
Al experimentar así el espíritu, experiment~t?os a la vez lo qu~ su origen la naturaleza en toda su plenitud. Debe hacer un reco-
significan la gracia y lo sobrenatural. El espírrtu ya no e~ aquí rrido, en el que va conquistando su identidad al encontrarse con los
simplemente nuestro espíritu. Es el Espíritu Santo, que vive en demás. La libertad es la forma en y por la que la persona, expresán-
nosotros y que nos mueve. dose en el mundo, se construye y conquista a sí misma. La natura-
Cuando nos entregamos al misterio de la vida, cuando ya no nos leza personal completa y acabada -siempre en un sentido histó-
pertenecemos, cuando dejamos deEnernos en primer lugar, cuan- rico-- sólo se logrará al final del camino, no al comienzo. Es
do nos hacemos servicio y don para los demás, cuando creemos fruto del esfuerzo y el ejercicio de la libertad, mediante los cuales
y esperamos que, a pesar de todo, nada escapa al ?esignio del forma cada per~on~, su personalidad. Tal formación no es algo
Misterio y que, por eso, ningún mal y ninguna desgracia, por gran- fatal. No es realización mecaruca de un plan fijo sino que dimana
des que sean, pueden separarnos del amor de Dios, entonces esta- del juego de las libertades otorgadas por otros, 'de los encuentros
128 129
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
EN LA VIDA INDIVIDUAL
imprevisibles, en una palabra, de la historia, cuyo fruto no siempre presente en el origen de la vida -
es controlable. De ahí brota la dimensión gratuita que constituye curso de la misma en el r ' ª':°mpana permanentemente el
el fondo de toda existencia personal. cadena-DNS tienda a mantc ecer, enve1ecer Y morir. Aun cuando la
Al hombre moderno le es relativamente fácil experimentar esta
gratuidad en el plano personal. Para él, el problema surge en la refe-
casuales de tal importanci:ne~:'
ponerse hasta desaparecer porq
!} van ª?1muland<;> irregularidades
1 orgarusmo comienza a descom.
rencia al mundo, concebido como el instrumento científico a nuestra A 1 1 d comp eto.
ª uz e tal comprob · , · íf
disposición 3• La imagen del mundo que ofrecía la física clásica de .el acaso y la indeterminaci, ación cient ica, muchos piensan que
los sistemas cerrados se regía por el orden, la necesidad física y las cuadas, para la ínterpretacf~ sdnl categ(:ras más universales Y ade-
leyes inmutables de la naturaleza. El acaso constituía un problema armorua. e mun o que las del orden y la
para la filosofía de las ciencias y para la religión. Se procuraba Sin embargo el .
enmarcarlo en el horizonte del sentido todavía desconocido de las lidad. Las combínaci~7:ers const1tluye ~an sólo una faceta de la rea-
leyes de la naturaleza. El acaso constituía un desconocimiento de . casua es tienden a · .
Y un sistema con relativa estabilidad p con~t1tmr un orden
la verdadera causa. La ciencia moderna, con sus sistemas abiertos, sentante de la «teoría gener 1 d 1 . .ºr eso decía el gran repre-
especialmente en el ámbito de la física atómica y de la bioquímica, tanlanffy: «Podemos declar:r e os sistemas~, _Ludwig von Ber-
de la teoría cuántica (Planck) y de la teoría del indeterminismo de moderna, que el esquema de i:nidomo c.aractenstica de la ciencia
los elementos subatómicos (Heisenberg) nos pone en contacto con Iidad en un sentido úni h ades aislad.as actuando por casua-
un tipo distinto de experiencia. La experiencia radical es la del aparición, en todos los c~a~e a mostra~o ~suficiente. De ahí la
acaso y la de las probabilidades. En esta perspectiva adquieren como totalidad holístico or p~s ~e laGc1enCia, de nociones tales
pleno sentido las expresiones «suerte» y «azar». Las leyes naturales indican que e~ última 1:n tgan~smd1cob, estalt, etc., todas las cuales
y el sentido han de interpretarse sobre ese trasfondo de azar. . d , s anc1a e emos pen , .
sistemas e elementos en . t ' . , , sar en termmos de
Las leyes físicas son leyes estadísticas y concreción de una pro- las nociones de teleolo ía rn e~acc1_on reciproca. De igual manera
babilidad entre mil otras. La manipulación y la factibilidad del ámbito científico s1ºengdo _Ytfmalidadd parecían quedar fuera del
mundo suponen el acaso y la probabilidad. En otras palabras: el ·
Intrínsecamente aj· · eno
·' a 1 m. erpreta . as como un pseudoproblema
, a ciencia por no ser m , '
mundo no está hecho de una vez para siempre ni se rige por una ne- d
cesidad ciega e interior. Es factible. En condiciones artificialmente
establecidas se pueden producir nuevas configuraciones de átomos y
Y erronea proyección del espíritu
leza regida por leyes sin fin lid J 1 b d as que una mera
~-serva or sobre una natura-
son una realidad y no se pueda a . b~n embargo, tales aspectos
moléculas. El proceso atómico se verifica a saltos, de forma discon- n o h a blar de1 comportamient
' e conce
1 ir. un
d organi smo vivo. -por
tinua, por quanta, según la teoría de Planck. Las combinaciones en cuenta lo que con ciert o Y a soc~e ad humana- sin tener
no pueden preverse por completo, ya que se da un principio de adaptación, fína1Ídad inten:i~~nll~a~ e imp~ecisión, se ha llamado
indeterminación que hace posible una combinación casual. Lo cual no pueden deducirse 'de un . a. ~ ' etc.» . Pero estos sistemas
se aplica de modo especial a la combinación que origina la vida ·
srste 1 a ind eterminabilid d prmc1p10 d 1 o de una . 1ey mexora
· ble. Per-
sobre la tierra: la cadena-DNS. En un determinado momento de surgir unidades nuevas qu~ tie~e e emf?to~ Imprevisibles, haciendo
nuestro planeta' se realizó efectivamente una probabilidad entre ser analizada a posteriori. n su malidad, pero que sólo puede
millones. Y apareció la vida, que se caracteriza por la duplicación La fe en un Dios personal íd .
exacta de la cadena. por esta imagen del mund bprov1 ente no se siente amenazada
La diversificación de la vida en diferentes especies -vegetal, para explicar ínmediatamen~~ 1 Jos n? es un~ categoría que sirva
animal, etc.- se debe a irregularidades en la transmisión de la se- expresión del Misterio de la exiº~ fer;or:rths 1ntramundanos. Es la
rie-DNS que a su vez se fijaron como necesidades. Este azar físico, que, como tal hecho no es s enc1b1 e ec o global del mundo
' un pro ema científico, aun cuand~
3
Cf. un tratamiento muy oportuno de la cuestión por B. Langemeyer,
Das Pbánomen Zufall (nota 1); J. Monod, Acaso e necessidade (Petrópolis • L. von Bertanlanff T · G
1973); Varios, Gesetzmdssigkeit und Zujall der Natur (Würzburgo 1968); 72; cf. C. W. Churc~~n e['~ª d eral ~os sistemas (Petrópolis 1973) 71-
J. Mussard, Gott und der Zufall, 3 vols. (Zurich 1970). 1972) 229-296. , n ro U(ao a teoría dos Sistemas (Petrópolis
130
131
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
132 133
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
5.
DE LA GRACIA
LA EXPERIENCIA
EN LA CREACION
EN LA VIDA
DE LA GRATUIDAD
ARTISTICA
INDIVIDUAL
hijo de las lágrimas, de las prolongadas vigilias y de la ~an espera: Uno de los campos de la experiencia humana donde mejor
lo imposible concreto -:-no me:afísico- se ?ª
convertido en posi- se manffiesta l~ _gratuidad es el de la creatividad espontánea:
ble. Es la gracia de Dios, gracia que no exime a~ hombre del es- la po;sia, la musica, las artes, los dones de la inteligencia y del
fuerzo y de la búsqueda. La «gracia» otorgada sin hab~r luchado corazon, etc. Contemplamos con sorpresa cómo el poeta popular
y sufrido es paternalismo. No engrandece al h?mbre ni i:ione en y an~ab~to canta durante horas, en una inimaginable sucesión de
sus labios un himno de acción de gracias. Más bien ~o humilla p~r- com?inac10nes de palabras, pensamientos y situaciones. La idea y
que lo deja en la anterior situación d~ dependencia y asistencia- la rit:?a fluyen con absoluta espontaneidad. Las ágiles pinceladas
lismo. La gracia que eleva al hombre tiene que ser el don d~ una de~ pmtor o los dedos del violinista crean en breves instantes un
conquista. Entonces, la obra realizada es enteramente de. J?ios Y universo nuevo de colores y sonidos. Esta creatividad brota como
enteramente del hombre. Ambos celebran un encuentro gratificante. una fuente. No puede forzarse ni producirse a capricho. La persona
Es la gracia. es como el lu~ar donde actúa un «daimon» o un «genio». Por eso
llamamos gemos a las personas de una gran capacidad de creación
4. LA EXPERIENCIA DE LA GRATUIDAD espontánea. El poeta, el músico y el escritor se sienten arrebatados
EN LA APLICACION DE LAS LEYES por la inspiración. Por una parte, son ellos los que crean: su yo más
pr?fundo y sus fuerzas se hallan en gran tensión; la expresión les
La gratuidad existente en la vida se manifiesta también a ~r~vés exige un enorme esfuerzo, en ocasiones hasta el agotamiento. Por
de las relaciones sociales y legales de una comunidad. Un cn~nal otra parte, se sienten poseídos por algo que se halla sobre dentro
es condenado por sus delitos. Se le aplica la justicia penal. Si el Y fue~a ~e ~llos,_ los impulsa a crear y los mueve a pro;ectar la
legislador, haciendo uso de sus atribuciones, perdona, conm~ta o experiencia ~ntenor. El poeta puede exclamar: la palabra me en-
reduce la pena con ocasión de la Navidad, el ~ondenado se _sient~ v:uelve. El p~ntor: la forma y el color se apoderan de mí. Y el mú-
agraciado. El legislador no estaba por ley obligado a agraciar; si sico: _la rnusrca y la armonía me arrebatan. Es la experiencia de la
lo hace, es por pura gratuidad. . . gratuidad.
También en la burocracia civil encontramos una experiencia se-
. , La creatividad_ artística no dispensa del trabajo, de la prepara-
mejante. Las leyes tienen su vigencia. Pero siempre admiten un
~10n. Y ~~ la ascesis. ~ale~ el~?1entos sirven de preparación para la
pequeño «amaño», una interpretación benévola. La persona se mspirac10n: Pero l_a mspiracion no puede obtenerse mediante el
siente agraciada cuando ve resuelto su problema, a pesar de la esfuerzo, sino qi:e ~~rumpe. De ahí la importancia de la hora opor-
claridad de las leyes. Y es que el juez puede prorrogar los expe-
dientes, complicar las vías burocráticas, interpretar en un sen:ido
tuna? ?,e la asoci_ac1on de factores imponderables, para preparar la
a~ar:c10n explo.siya de la creatividad. En eso se distingue de la
restringido el tenor de la ley. Con razón se dice que a _los .~emigos tecmca la creatividad. La técnica puede ejercerse a cualquier hora
les aplicamos las leyes y a los amigos .les hacemos ¡ustic~a. Esta Y en todo momento. La creatividad precisa una hora determinada
máxima refleja la diferencia entre legalidad -concordancia. de la no es posible conseguir que se manifieste en cualquier momento'.
letra de la ley con su ejecución- y justicia -concordancia del Lo que el hombre produce con su empeño voluntario es el trabajo
espíritu de la ley con el problema de la. ~ers??ª concreta-:· La El fruto de la creatividad es la obra. La obra, como ya hemos apun-
verdadera justicia no se agota en una codifrca~on leg:iJ; considera t~?o, no dispensa del trabajo. Pero el trabajo desempeña otra fun-
también lo que escapa al texto de la ley: la singularidad de _cada cion: da ~orma a la creatividad, la canaliza, la somete al rigor de
persona con la peculiaridad de su pr?blen:a. La persona se siente una ascesis regula?ora. que permite al artista expresar todo quello
agradecida cuando ve que, pese a la vigencia de la ley, se han ~ten- de que es capaz, sin dis~lvers_e en el g~zo dionisíaco de aquello que
dido sus justas reclamaciones y se ha ~espetado su personalidad. lo posee. Por su trabajo asiduo pudieron alzarse los genios con
Tal sentimiento se debe a que ha experimentado lo que es la gra-
tuidad.
134 135
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
6.
DE LA
LA EXPERIENCIA
GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL
DE LA GRATUIDAD EN EL EXITO
Unida a la creatividad está la fantasía, la rmagtnacion creadora. El éxito es fruto del don y de la conquista humana. Sin un don
Los estudios modernos 5 han demostrado co~vincentemen~~ que la y un motor inicial no hay voluntad creadora. Sin empeño, trabajo
fantasía no es un mero devaneo ni un mecarusmo de evasio~ ?e la y lucha no hay victoria. La feliz conjugación del don y del esfuerzo
realidad conflictiva. Es la clave que explica la v~rdadera .creatividad, hace la vida reconfortante y le confiere una plenitud que se vive
incluso en la ciencia. La fantasía y la imaginación permiten romper como realización personal, como felicidad de existir, como densidad
las evidencias inmediatas o científicas, abandonar los presupuesto_s de sentido. Nos hallamos ante una nueva manifestación de la gra-
aceptados y comenzar a pensar heterodoxamente y a ensayar cami- tuidad, pues en el éxito entran tantos elementos que escapan al
nos en otra dirección. Mediante la fantasía se desenmascar~~ los poder manipulador del hombre, que éste no puede menos de sen-
límites de la realidad, que es la concreción de una probabi~?ad, tirse movido al agradecimiento. Siente el gozo de la plenitud lo-
como ya hemos dicho. Pero con la concreción de una probabilidad grada. Lo comparte con el círculo de amigos. Lo celebra y lo
no quedan apagadas otras infin~tas probabilida?es. Con ellas, ,el festeja.
hombre puede soñar y construir lo n'? expenn;ientado todavía. Pero la gracia de la gratuidad aparece cuando el hombre reco-
Y pueden hacerse realidad, porque la vida es mas fuerte que las noce el don presente en su esfuerzo. Decía Pelé, el rey del fútbol
estructuras que la sustentan y que los pilares que la escoran. De mundial: «Por favor, déjenme jugar el fútbol que .Dios me ha
ahí que la palabra decisiva no corresponda a los hechos brut~s; dado». Y Cruyff, astro del fútbol europeo y creador de un nuevo
la palabra verdaderamente creadora todavía no ha ~ido_ pronunc~a- estilo de juego: «He recibido las dotes indispensables para ser buen
da; la liberación no ha tenido todavía su plena realiza~ion;, gracias jugador». Este reconocimiento despierta humildad, sencillez, la
a la fantasía, el futuro y la esperanza mantienen su pnma~a sobre sensación de estar habitado por alguien mayor. Así, el éxito no
la brutalidad de los hechos y el peso del presente. Mediante la ensoberbece ni cierra el espíritu a dimensiones más fundamentales
fantasía manifiesta el hombre su esencia más íntima: ,su. capacidad de la vida como la apertura a todos, el saber perder tiempo con
de trascenderse y vivir siempre más allá de todos los límites. Como los amigos, el conservar los ojos abiertos para el goce desinteresado
dice Harvey Cox: «La fantasía es una especie de humus del que de la belleza, del amor, de lo cotidiano en su oscura opacidad.
brota la capacidad del hombre para inventar y crear. Es la fuente Tal actitud suscita como contrapartida la simpatía de los demás, la
más fecunda de la creatividad humana. Teológicamente hablan.do, admiración verdaderamente humana, la transparencia personal.
la fantasía es la imagen de Dios creador en el hombre. Como Dios, Cuando no se reconoce la gratuidad y sólo se atribuye el éxito al
el hombre crea ex nihilo (de la nada), en su fant~sí~, ~undos en- solo esfuerzo humano, se llega a la ostentación, a la egolatría y a
teros» 6• La fantasía alimenta en el hombre el prmcipi~esperanza una soberbia que induce a la persona a situarse siempre en primer
y su dimensión utópica, que le permi~e poner en mov~mi~to la lugar. Surge lo artifical, lo teatral, la máscara, la complicación en
historia, abrirse al futuro y renovar~e [ncesantemente, liberandos~ el trato y la preocupación neurótica por la propia imagen. Podemos
de las esclerotizaciones de sus propias construcciones. En .el hori- admirar el éxito, pero comenzamos a sentir cierta antipatía por la
zonte de la imaginación y la fantasía se muestra la gratmdad tal persona: ésta pierde brillo, fascinación y comunicabilidad. El aisla-
como es, gratuitamente. miento y la soledad que experimenta es el justo castigo por la vani-
dad y el orgullo ante el éxito. De este modo se manifiesta con todo
s J.-P. Sartre, L'imaginaire. Psych.ol.ogie phénoménologique de ~'imagina su peso lo que es la des-gracia en medio de un don no reconocido.
tion (París 1940); L. Roy, Hart, Unfznzshed Man and the Imagin~tzon (Nue-
va York 1968); W. F. Lynch, Cbrist and Apollo: The Dzmenszons of tbe
Literary Imagination (Nuera Yoi;-k _ 1960); M. T. Kelsey, Dreams, the Dar~
Speech of the Spirits: A Chrzstzan Interpretatzon (Nueva York 1?68),
H. Cox, La fiesta de los locos. Ensayo '.eo_lógico sobre _el talante festivo Y
la fantasía (Madrid 1972); R. Alves, Il fzglzo del domanz (Brescia 1974) 59-
184.
6 H. Cox, op, cit., 75.
136 137
7.
LA EXPERIENCIA DE LA
LA EXPERIENCIA DE LA GRATUIDAD
EN LA FIESTA Y EL JUEGO
GRACIA
r LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL
138 139
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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.l.
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL
Para quien ama a Dios, todo es posible. Goethe escribió: «Un co- tiempo tomando sus ejemplos de ámbitos situados fuera de los
razón que ama a alguien no puede odiar a nadie» 18• Y mucho antes marcos del buen tono y de lo que se consideraba verdadero, bueno
había dicho Dante, hablando de su Beatriz: al aparecer ella, «dejó y aceptado. Así, para mostrar la gracia del amor propone el ejemplo
de existir para mí todo enemigo» 19• Cuando ese alguien es Dios, del hereje samaritano; para mostrar la gracia de la prontitud en la
y Beatriz es símbolo del Absoluto, se puede comprender que amar obediencia aduce el ejemplo del centurión romano; para mostrar
a Dios implica amar a todos los que él ama, sin excluir a los ene- la gracia de la confianza narra el caso de la pagana sirof enicia; para
migos, pues él ama también a los ingratos y pecadores (Le 6,35). mostrar la gracia de la compasión alaba el ejemplo de la prostituta
Amar al otro es darle una razón de existir. No hay razón para María Magdalena. Y recrimina a los judíos por haberse tornado
existir. La vida se recibe gratis. Amar a una persona es darle una ciegos e incapaces de ver a Dios fuera de los lugares señalados.
razón de ser, porque el amor hace la persona importante para otra Los dos casos que vamos a narrar no pretenden justificar las
persona. «Amar a una persona es decirle: tú no morirás jamás» situaciones anormales que presuponen. Sólo quieren invitar a mirar
(G. Marcel). Tú debes existir. Tú no puedes morir. Comienza a por encima de nuestras categorías de bien y de mal, para situarnos
haber una razón para existir, porque alguien es importante para en la dimensión en que es posible, a pesar de todo, vislumbrar la
otro. Por eso, cuando se ama se rejuvenece y se tiene la impresión secreta presencia de Dios.
de comenzar la vida de nuevo. El diálogo se desarrolló en el interior de Brasil, donde hasta
Todo este complejo fenómeno del amor se inscribe dentro del Dios actúa al margen de las leyes sagradas de la religión. Lo co-
marco de la gratuidad. Hablar de amor y gracia es una redundancia. mienza Severino:
El hombre tiene necesidad de amor, pero de un amor libre y gra- «-Padre, he venido a buscar agua bendita.
tuito. Sólo ese amor llena, eleva y otorga felicidad y gozo indescrip- -Aquí está, hijo mío. Pero ¿puedo saber para qué?
tible. Solamente quien sabe del verdadero amor es capaz de en- -Claro que sí, padre: es para bendecir la casa.
tender las palabras más sagradas del cristianismo: Dios es amor -Pero soy yo, como sacerdote, quien ha de bendecirla. Vamos.
( 1 Jn 4,8,16 ), el amor viene de Dios ( 1 Jn 4,7) y el amor no des- -¡Ay, no, padre ... ! Está feo decirlo. Pero se lo voy a con-
aperecerá jamás ( 1 Cor 13 ,8 ). Es la gracia divina en la gracia hu- fesar. Vivo con una mujer sin estar casado por la Iglesia. Y soy
mana. doblemente culpable. Primero, porque ella es negra, y segundo,
porgue era una prostituta. Pero quiero hacer la experiencia de
vivir con ella. Quiero darle comprensión y cariño. Si se corrige y
11. LA GRACIA ACONTECE, NO IMPORTA CUANDO, se muestra capaz de ser mujer de un solo hombre, será mi esposa.
DONDE Y COMO Ahora es muy pronto. El padre no puede ir todavía a la casa. Es
todavía pecado. Por eso quiero bendecir yo mismo la casa. Es para
El pensamiento cristiano definió situaciones claras y transpa- que Dios le ayude. Si todo va bien, invitaré a usted a que nos
rentes, moral y religiosamente, para mostrar la· actuación de la case, y usted celebrará nuestro matrimonio».
gracia en el mundo. Pero, por proceder así, terminó olvidando que
la gracia, como amor de Dios en el mundo, se da siempre en el Este hombre amó. Dio un voto de confianza a una prostituta
mundo, incluso en situaciones muy ambiguas. El amor de Dios -la negra. Demostró que ésta era regenerable. Había un proyecto
gracia- no depende de nuestro amor y de nuestra pureza interior. fundamental de gran pureza, que vale más que los actos tomados
Dios se autodona siempre y gratuitamente. A veces nos sorprenden aisladamente.
tales manifestaciones donde y cuando menos lo esperábamos, puesto Algunos meses después, el sacerdote fue a casa de Severino. Se
que lo que presenciamos no es sino violación del orden moral y de celebró la boda y hubo una pequeña fiesta.
las buenas costumbres. Jesucristo escandalizó a los piadosos de su San Juan dice que Cristo es la luz verdadera que ilumina a
todo hombre que viene a este mundo (Jn 1,9). Ilumina a unos de
18
Goethe, Die Laune des Verliebten, escena 5.' una manera y a otros de otra. A cada uno según su situación con-
19
Dante, Vita Nouua, c. 2. creta, no pocas veces limitada y profundamente ambigua. Porque
144 145
LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EN LA VIDA INDIVIDUAL
mi luz no ilumina a Severino, ¿puedo decir que la luz que lo ilu- Hay lirios que florecen en las charcas. Son los más blancos e
minó no viene de Dios? 20• Se le perdonó mucho por haber amado incontaminados. Por contraste. Dios no conoce límites para su pre-
mucho. sencia. Viene cuando quiere, sobre quien quiere, en cualquier si-
tuación 21•
Las humildes y heroicas hermanitas españolas, de la selva ama- Las experiencias analizadas hasta el presente no conducen a la
zónica, mantenían desde hacía varios días a un hombre en una sala. antesala de la gracia. Son ya formas de su presencia en el mundo.
Parecía tener lepra. Pero no era así. Se trataba de simple micosis. No son invitaciones a descubrir una gracia divina que sería diferente
¿Qué hacer? ¡Vamos a esperar! Cierto día pasó una de las her- de la gratuidad que se manifiesta en nuestra existencia. La gracia
manas por una callejuela del extrarradio de la aldea. Una placa: se comunica en estas mediaciones. Y aparece en ellas como gratui-
«Casa de Caridad». dad, bondad, alegría de ser, plenitud de sentido. La gracia es todo
«-¿De quién es la Casa? esto. Pero es mucho más. Es inhabitación de la Santísima Trinidad;
-De la señora Sinhá. es divinización, participación de la naturaleza divina, configuración
-¿Está en casa? con el Hijo. Mas todo esto son explicitaciones últimas de las ex-
-No. Pero vuelve enseguida». periencias que vive ya el hombre y que, de una manera sucinta,
Horas después se presentaba en el convento la señora Sinhá. hemos tratado de describir en las páginas precedentes. Frente a la
Buscaba a la hermana. riqueza que esconden y que se revela en la fe, estas experiencias
«-¿De qué se trata, hermana? casi se volatilizan. Pero anticipan ya la profundidad que engrandece
-¿Es de la señora la Casa de Caridad? y da sentido pleno a la existencia humana.
-Sí, señora.
-¿Y para qué es la Casa?
-Pues para todos los enfermos y para quren no tiene dónde
albergarse.
-Mire este hombre, dice la hermana.
-¿Es lepra?
-No. Es sólo micosis.
-Pues me lo llevo a la Casa de Caridad.
-Pero, señora Sinhá: ¿cómo mantiene usted la Casa?
-Hermanita, compréndame. Tengo una boite. Necesito vrvir.
Las mujeres de aquí no tienen trabajo. Necesitan vivir. Muchas
son prostitutas. Yo, también. Y ellas trabajan conmigo. Ya sé que
es contra la ley de Dios. Pero ¿no está también establecida por
Dios la ley de la vida? Se me parte el corazón, al decir esto. Pero
no tengo otra solución. Con la boite vivimos las mujeres y yo.
21
Cf. D. Grings, A [orca de Deus na [raqueza do homem (P. Alegre,
1975): «Graham Greene, en su novela El poder y la gloria, describe la para-
Ahora bien, todo lo que sobra en mi modesta vida va a parar a la dójica situación de un sacerdote en estado de pecado. En medio de la per-
Casa de Caridad. Así puedo mantener a muchos enfermos. No secución religiosa, sueña con cruzar la frontera y poderse confesar. Durante
pagan nada. Hago comida para ellos. Les lavo la ropa. Les compro esta huida, se convierte en un verdadero ángel de misericordia para todos
medicamentos. Permanecen aquí hasta que se curan del todo. Todo aquellos con quienes se encuentra. No consigue nunca evadirse, porque daba
siempre la preferencia a la salvaciónde los demás. "Una vida, perdida moral
gratis. Es para pagar por mi pecado». y cristianamente, según los juicios humanos, se revela así habitada por la
presencia de Dios' (p. 1.51). Estar habitado por la presencia de Dios es ya
zo Bien decía el místico Angel Silesiusen el Cherubinischer Wandersmann: vivir en el paraíso. Por eso decía, con acierto, Angel Silesius: 'Si el paraíso
«Yo sé que el ruiseñor no critica el canto del cuco; ¿por qué, pues, si yo no existiera, ante todo, en ti, oh hombre, créeme que seguramente tú no
no canto como tú, has de criticar o ridiculizar mi canción?»(cf. la traducción entrarías en él jamás'» ( Cherubinischer W andersmann, trad. y comentariode
de Freí Neylor J. Tonin: «Grande Sinal» 30 [1976] 177). Freí Neylor J. Tonin: «Grande Sinal» 30 (1976) 177.
146 147
TERCERA PARTE
ELABORACION TEOLOGICA DE LA
EXPERIENCIA DE LA GRACIA
l
I
151
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA
a todos: «Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen terio que se ocultaba en Jesús: el misterio del Hijo de Dios y del
a conocer la verdad» ( 1 Tim 2,4) 1• La universalidad de la caída verdadero enviado mesiánico del Padre.
humana encuentra su contrapartida en la universalidad del ofre- El pecado contra el Espíritu Santo presupone un reconocimiento
cimiento salvador (Rorn 3 ,23-26 ). Del mismo modo que todos mu- del carácter divino de la actuación de Jesús. Pese a saber que son
rieron en Adán, así también todos pueden recibir por Cristo la de Dios las obras que realiza, los fariseos las atribuyen a la inter-
vida (Rom 5,12-21). En el camino de Cristo resucitado se esclarece vención de Satanás. Es la máxima perversión humana y el rechazo
el sentido de toda la historia. El constituye una especie de espejo más frontal y deliberado de la oferta de Dios que se hace presente
personal en el que se puede leer el destino colectivo del hombre y en la historia. Mientras perdure semejante actitud fundamental,
del cosmos (cf. Ef 3,9; Col 1,26); todo cuanto existe en el cielo no es posible el encuentro salvífico; se anticipa lo que constituye
y en la tierra ha sido puesto bajo una única cabeza, es decir, ad- la perdición y la ruptura definitiva 3•
quiere sentido a la luz de lo que aconteció en Jesús (cf. Ef 1,10). Partiendo de la conciencia del amor ilimitado de Dios, la tra-
Así queda asegurada la universalidad de sentido y de salvación dición cristiana pudo afirmar con san Agustín: «Deus non deserit,
para toda realidad. nisi deseratur» (Dios no abandona sin haber sido abandonado
La afirmación de la universalidad de la oferta de salvación cons- antes)4• El Sínodo de Quíercy (año 835) definió con toda claridad:
tituye la buena nueva: todos son amados por Dios y, por eso, todos «El Dios todopoderoso quiere salvar a todos los hombres sin ex-
pueden llegar a él. Sin embargo, no llegan a Dios por acto de magia cepción ( 1 Tim 2,4 ), aun cuando no todos se salven. Para los que
o por un mero mecanismo físico. La salvación es humana. Se rea- se salvan, la salvación es don; para los que se pierden, la condena-
liza, por consiguiente, en el horizonte de la libertad humana. El ción es culpa suya» 5. El Concilio de Trento se vio obligado a re-
amor de Dios no fuerza, sino que solicita una respuesta de amor.
No sojuzga a nadie, sino que invita a un proyecto en el que Dios 3
He aquí los otros pasajes: «Porque es imposible que aquellos que han
y el hombre se historizan juntos, realizando la historia de la salva- sido una vez iluminados (bautizados), han gustado el don celestial (la euca-
ción, fruto de dos libertades y construcción de dos amores. Los ristía) y han sido hechos partícipes del Espíritu Santo (imposición de las
textos del NT en que se habla de que la blasfemia contra el Espí- manos), que se han alimentado con la Palabra de Dios y las maravillas del
siglo venidero, y han caído en la apostasía, sean renovados por la penitencia,
ritu Santo no será perdonada ni en esta vida ni en la otra (Mt 12, puesto que crucifican de nuevo en sí mismos al Hijo de Dios y le exponen
31-32; Me 3,28-29; Le 12,10) 2 no pretenden fijar un límite al al escarnio» (Heb 6,4-6 ). Se trata aquí de las disposiciones subjetivas del
poder divino de perdonar. Han de interpretarse a partir de las dispo- pecador y no de la imposibilidad del perdón objetivo por parte de Dios.
'QI,,
i·' siciones del sujeto: reconociendo la presencia de la gracia como Nada puede ya impresionar a aquel que se negó de forma tan radical a la
luz. El arrepentimiento parece imposible, mientras permanezcan tales dispo-
gracia, se niega existencialmente a darle cabida en su existencia. siciones. Cf. J. Ramos-Regidor, El sacramento de la penitencia (Salamanca
El rechazo (por parte del pueblo) de la persona y del mensaje de 1975) 164-165. El otro pasaje, de san Juan, dice así: «El que sabe que su
Cristo es perdonable. La humildad de los orígenes de Cristo, la hermano comete un pecado que no es de muerte, ruegue, y Dios dará la
sencillez de su anuncio carente de todo esplendor y sus actitudes vida al que peca no de muerte. Hay un pecado de muerte; no hablo yo
poco «mesiánicas» pudieron llevar al pueblo a desconocer el mis- de tal pecador cuando digo que intercedáis» (1 Jn 5,16). El pecado de
muerte, para san Juan, sería un pecado de extrema gravedad, merecedor de
exclusión de la comunidad (1 Jn 2,19; 4,4-5; 5,12: cf. R. Schnackenburg,
1
Cf. H. M. Dion, La prédestination dans saint Paul: RScR 53 (1965) Die [obannesbrie[e [Friburgo 1963] 227ss). San Juan no afirma que tal
5-43; K. Koch, Zur Geschichte der Ertodblungsoorstellung in Israel: ZAW pecado sea imperdonable. Dice que la oración de los hermanos, que consigue,
67 (1955) 205-226; H. H. Rowley, The Bíblica! Doctrine of Election (Lon- ordinariamente, el perdón de los pecados, no tendría aquí eficacia. Y no por
dres 1950). el hecho de que la oración no sea eficaz, sino por el hecho de la gravedad
2
Cf. J. Murphy-O'Connor, Péché et communauté dans le Nouveau Tes del pecado que hace suponer falta de disposiciones y de arrepentimiento
tament: RB 74 (1967) 161-193. El Sitz im Leben (el lugar donde maduró y de perdón (cf. Murphy-O'Connor, op. cit., 171-172; M. G. Cordero, Las
el texto) parece ser la comunidad judea-cristiana de Palestina. Existía un diversas clases de pecados en la Biblia: ¿Pecados imperdonables>, en XVIII
gran empeño por convertir a los judíos. Que hubieran ellos desconocido al Semana Bíblica Española [Madrid 195,9] 70-75).
Mesías, es perdonable; pero que, una vez hechos cristianos, retornen al • San Agustín, PL 44: 935; 942.
judaísmo y traicionen, así, lo que una vez, libre y decididamente, profesaron,
5
Denzinger (DS) 623: «Deus omnipotens omnes homines sine exceptione
parece imperdonable. vult salvos fieri (1 Tim 2,4), licet non omnes salventur. Quod autem quidan
152 153
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA
chazar la posición radical de Calvino, quien, según el Concilio, mente suficiente para su salvación a los no bautizados y a los adul-
dividía la humanidad en dos grupos: el de los predestinados a la tos que no han podido escuchar el anuncio cristiano 7• b) Dios
salvación y el de los predestinados a la perdición eterna. La historia, jamás niega su gracia a los pecadores, por ciegos y empedernidos
según Calvino, es el escenario del juicio de Dios: muestra quiénes que sean 8.
son los condenados y quiénes los ya salvos. Los condenados mani- Partiendo de estas dos proposiciones, podemos adelantar crí-
fiestan su condición de tales en la pobreza y la pereza; los elegidos ticamente que sólo una concepción metafísica de Dios como ente
se conocen por la riqueza y el empeño en el trabajo. Esta concep- supremo, situado fuera del mundo, óntico, pudo crear los falsos
ción, como observa Max Weber en una tesis bastante discutida, problemas que angustiaron a la teología y aterrorizaron a los fieles
dio lugar a la mentalidad capitalista de acumular desenfrenadamente con la idea de la predestinación de unos a la gloria y de otros a la
riquezas como garantía de la salvación eterna. Sin embargo, quien perdición eterna.
se guía por las palabras del evangelio cae en la cuenta de que nos
encontramos muy lejos de las promesas de Cristo --el reino de los
cielos es de los pobres (Le 6,20)- y de su severa advertencia: 2. PLANTEAMIENTO TEOLOGICO DEL PROBLEMA:
«¡Con qué dificultad entran en el reino de Dios los que tienen VOLUNTAD DE DIOS - LIBERTAD DEL HOMBRE
dinero!» (Le 18,24); «el que amontona riquezas para sí no es rico
para Dios» (Le 12,21 ). El Concilio de Trento afirma: «Se sitúa Se planteaba una pregunta, que era legítima en el marco de los
fuera de la comunidad de fe quien afirma que la gracia de la justi- presupuestos de una metafísica de Dios y de sus decretos eternos,
ficación sólo se concede a los predestinados a la vida, mientras pero poco digna de su misterio de amor: ¿Cómo se puede hablar
que todos los demás llamados -a pesar de ser llamados- no re- de una voluntad salvífica seria de Dios habiendo hombres que no
ciben la gracia por haber sido predestinados al mal por el poder se salvan? ¿No exige la primacía de la gracia y de la omnipotencia
divino» 6• divina afirmar que Dios, aun respetando la libertad humana e in-
La explicitación teológica católica ha intentado siempre evitar cluso moviéndola a su ejercicio, puede salvar efectivamente a todos?
ambos extremos, en su esfuerzo por desenmascarar toda falsa se- Y si se pierden algunos, ¿cómo excusar o justificar a Dios? Sabe-
guridad que exima al hombre de asumir la propia historia de la mos que este problema constituyó la gran quaestio disputata de
salvación: por un lado, se ha negado siempre a aceptar la doble san Agustín. Para intentar resolverlo se elaboraron en el siglo XVI
predestinación -salvación-condenación-; por otro, ha rechazado los denominados sistemas de la gracia, los cuales dieron lugar a
también la teoría de la apocatástasis, según la cual todos los hom- interminables disputas, que produjeron convulsiones teológicas
bres terminarán por salvarse. Ambas interpretaciones quieren dar durante todo un siglo 9•
al hombre una seguridad: o salvado o condenado. Ninguna de las
dos respeta la libertad. Ni una ni otra toma en serio la imprevisi- 7
DS, 2305, contra Jansenio; 2425-2439, contra Quesnel.
bilidad que encierra la historia. Esta no es simple repetición de lo ' DS, 1542-1543: Trento, en la sesión VI, cap. 14.
siempre igual. Es novedad. Imponderabilidad, Crecimiento en di- • La bibliografía sobre el tema es inmensa. Destacamos algunos títulos
más significativos: Flick-Alszeghy, Il Vangelo della Grazia (Florencia 1964)
rección hacia el reino definitivo o desvío del mismo. La salvación 251-319; J. Auer, Das Euangelium der Gnade (Ratisbona 1970) 41-70, 240-
depende también del hombre, de su amor o desamor, de la forma 254; J. Rabeneck, Grundzüge der Prádestinationslebre Molinas: «Scholas-
en que use en la historia su libertad. tik» 31 (1956) 351-369; H. Rondet, Prédestination, Grdce et Liberté, en
Essais sur la théologie de la gráce (París 1964) 201-241; A. Trapé, A pro
La tradición cristiana formuló dos proposiciones fundamenta- posito di predestinazione. S. Agostino e i suoi critici moderni: «Divinitas»
les para garantizar la universalidad de la gracia y la gratuidad uni- 7 (1963) 234-284; J. F. Couto, Hoffnung im Unglauben. Zur Diskussion
versal del amor de Dios: a) Dios concede una gracia verdadera- iiber den allgemeinen Heilstoillen Gottes (Paderborn 1973); P. Maury, La
prédestination (Ginebra 1957); H. Ott, Antwort des Glaubens (Stuttgart
1972) 199-206; Th. Simonin, Prédestination, prescience et liberté: NRTh 85
salventur, salvantis est donum; quod autem quidam pereant, pereuntium (1963) 711-730; M. Lohrer, La gracia de Dios como elección y [ustijicacíán
est meritum». del hombre, en Mysterium Salutis IV /2, 732-789; M. J. Farrelly, Predesti
• DS, 1567: Trento, en la sesión VI, canon 17. nation, Grace and Free Will (Westminster, Maryland 1964).
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA
a) El sistema de la gracia que parte de Dios propia suerte. Aun pudiendo hacerlo, no impide su perdición. Esta
teoría, como se ve, falla en el punto que debiera iluminar. Parte
Este sistema se inscribe dentro de la tradición tomista y fue de que la acción de Dios es siempre infalible y eficaz. Y después,
elaborado por el dominico Domingo Báñez (t 1604). El pensamien- al constatar que los malos se pueden condenar, reconoce que dicha
to tomista se caracteriza fundamentalmente por una interpretación acción no es infalible ni eficaz. Entonces recurre a otro principio:
genial de la reflexión metafísica griega dentro de la perspectiva el de la predestinación a la gloria. Así rompe con la lógica del sis-
histórico-salvífica de la Biblia. Dios constituye el" centro de toda tema. La perdición aparece como obra humana; pero la salva-
la concepción tomista del mundo. Toda comprensión verdadera- ción, no.
mente teológica debe partir de Dios, causa última y trascendente
de todo el ser y de todo el obrar.
La voluntad salvífica universal se concreta en el mundo me- b) El sistema de la gracia que parte del hombre
diante la gracia suficiente y eficaz. Mediante la gracia suficiente,
A la vista de las dificultades citadas, Luis de Molina (t 1600),
Dios posibilita a todos la salvación. Les da el querer. Mediante la
teólogo jesuita, elaboró otro sistema de la gracia. Parte decidida-
gracia eficaz hace que el querer pase a la efectividad, les da el
mente del espíritu humanístico, típico de su tiempo, y valora la
obrar. Dios penetra de tal suerte en el obrar salvífico del hombre,
libertad del hombre y su responsabilidad en el mundo. La gracia
que pasa a ser causa responsable de la salvación. Sin la acción inte-
suficiente, como oferta de Dios a todos los hombres, se transforma
rior de Dios, el hombre no podría pasar del simple querer a un
en eficaz mediante la colaboración humana. La salvación es fruto
obrar efectivo. Por eso se decía que Dios predetermina físicamente
del don de una conquista. Con su presciencia, Dios prevé quién va
al hombre a la salvación. Evidentemente, Dios no suprime la liber-
a abrirse y quién va a negarse al misterio de su amor. Tras haber
tad. Hace que sea más libre. Pero la presencia de Dios en la acción
previsto sus méritos, predestina a los que van a optar por él y
humana es de tal naturaleza que resulta infalible, siempre triun-
fante y siempre eficaz. excluye de la gloria a los demás, por haber previsto su culpa, si
bien no les niega la gracia que culpablemente van a rechazar. Según
Entonces, ¿cómo puede el hombre condenarse? Esta pregunta
esta teoría, el hombre debe obrar como si todo dependiese de él
admite dos respuestas diferentes: se salvan todos; sólo se salvan
los predestinados a la gloria. Báñez responde: se salvan los pre- y debe confiar como si todo dependiese de Dios.
Los tomistas interrogan a esta solución: ¿dónde queda la pri-
destinados de forma absoluta a la felicidad. Para ello reciben la
gracia suficiente y eficaz. Los demás no son predestinados a la glo- macía absoluta de la gracia divina? La salvación acaba dependiendo
ria; es decir, Dios no impide que, a causa de su vida pecadora, no del hombre más que de Dios. ¿En qué sentido puede afirmarse
entonces, que la salvación viene de Dios? El criterio acerca de la
logren la salvación. No están predestinados a la perdición. Con
predestinación no se encuentra ya en Dios, sino en el hombre.
su presciencia divina, Dios prevé el rechazo de su gracia. Sólo
reciben la gracia suficiente, que no llega a ser gracia eficaz. No re-
ciben esta gracia por la que, estando Dios presente en la acción c) El sistema de la gracia que parte de
humana, siempre produce infaliblemente su efecto salvador. la situación históricosalvífica
Tal teoría salvaguarda la absoluta prioridad de la iniciativa di-
vina. Pero cabe preguntar: ¿tiene en cuenta la real universalidad La escuela agustiniana, siguiendo la tradición de san Agustín,
de la oferta salvífica de Dios? ¿No es la gracia suficiente una reali- no procede por raciocinios metafísicos. Contempla al hombre en su
dad superflua, dado que no consigue de hecho su efecto? En rea- situación concreta, solicitado por dos posibles alternativas: la de
lidad viene a ser insuficiente. El proyecto divino no parece dar la carne y la del Espíritu. La situación actual es concupiscente: el
cabida al proyecto humano. En esta teoría, la historia de la salva- hombre se siente solicitado por los estímulos de la carne, del egoís-
ción no resulta humana ni es fruto de la libertad humana. Es la mo, de la clausura en sí mismo, así como por los del Espíritu, del
historia de la libertad de Dios, que predestina a unos a ser partí- amor, del encuentro y de la comunión con Dios y con los hombres.
cipes de su amor y de su felicidad, mientras abandona a otros a su La gracia suficiente y eficaz actúa y fortalece los impulsos que
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LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA
orientan hacia el Espíritu y la comunión. Confiere al hombre una de la razón especulativa, incapaz de resolver, mediante raciocinios
inclinación más fuerte que la de la concupiscencia carnal y lo orienta claros y distintos, las antinomias con que se tropieza aquí. La razón
a amar a Dios y a los hombres. El atractivo del bien y la inclinación no sabe cómo mantener la polaridad -libertad humana y acción
hacia él superan las fuerzas contrarias de la concupiscencia de la de Dios- y se ve obligada a una opción: o Dios o el hombre.
carne. Agustín denomina a esta atracción delectatio victrix, delec- Un pensamiento que no erija la razón en instancia suprema de
tación victoriosa de los bienes del Espíritu y del recto uso de las decisión y se guíe por el misterio, dentro del cual se ejercita la
cosas según el designio de Dios. La acción de la gracia no se basa razón, conserva la polaridad porque no la ve como una realidad
en una consideración de carácter metafísico fundada en la causa- última, sino como manifestación del misterio que se esconde y ocul-
lidad eficiente divina. La acción de Dios penetra la acción humana, ta tras esa polaridad. Dios no es lo que nosotros llamamos Dios.
no sustituyendo al hombre, sino haciéndole actuar con más inten- Es misterio. Lo que llamamos Dios no es más que una representa-
sidad y mayor deseo. No se habla de la libertad y de la gracia en ción de la verdadera realidad de Dios. Nuestro Dios --el Dios del
abstracto, sino en concreto. Se habla de la persona concreta y libre lenguaje teológico-- es una proyección de nuestra razón, una imagen
dentro de una situación de gracia y des-gracia, asumiendo dicha y una representación. Cierto que es la única forma en que el hom-
situación, venciendo obstáculos y buscando siempre sintonizar con bre puede acercarse al misterio sin morir. Pero un pensamiento
la voluntad concreta de Dios que se manifiesta a través de las si- que se sabe rigurosamente pensamiento no debe nunca olvidar que
tuaciones. la imagen o representación no es todavía Dios, sino camino hacia él.
El discurso teológico versa sobre la representación de Dios, no
d) Nuevo planteamiento del problema: sobre Dios. No podemos discurrir sobre Dios. Sólo podemos ha-
primacía del amor, primacía del misterio cerlo a partir de él, y tocados por su inefable misterio, que perma-
nece siempre en un sagrado silencio. Entonces, la teología deja
Los sistemas citados, sobre todo el de Báñez y el de Molina, de ser teología para resucitar como mística y como experiencia de
tienen el defecto de no haber reflexionado sobre el carácter inob- Dios 11• Así, evitamos el racionalismo latente en los sistemas men-
jetivable del misterio de Dios 10• No tienen en cuenta la trascenden- cionados. Las razones comienzan con la razón. Pero la propia razón
cia de la acción divina y parecen suponer que Dios es una causa no tiene razón alguna para existir. Es misterio. De ahí que la
segunda dentro de la serie de causas creadas y en un sentido uní- razón no sirva para hacer inteligible el misterio de Dios. Tal pre-
voco. Tal punto de partida nos parece inadecuado. Se habla de tensión sería bybris humana y cripto-ateísmo. En cambio, sí po-
Dios como de una instancia objetivable, con respecto al hombre, demos ser tocados por el misterio; podemos experimentarlo en la
sin percatarse suficientemente de que se trata de dos lógicas dife- vivencia más profunda y reconfortante de la existencia. En el ám-
rentes, una divina y otra humana. En este sentido, las disputas del bito de dicha experiencia hay lugar para el discurso racional: no
siglo xvr coinciden con la teoría del ser característica de la mo- para eliminar o sustituir el misterio por un concepto creado, sino
dernidad y comparten sus consecuencias. En esa época, el ser se para vislumbrar la luz de su luminosa tiniebla. El misterio man-
concebía como ente infinito, y Dios como ente supremo. Tal predo- tiene así, permanentemente, la primacía sobre la razón; pasa a ser
minio del ente llevó a entificar o cosificar toda realidad no obje- la razón de la razón y no su angustioso límite.
tivable, como Dios, la gracia, el misterio, el designio de salvación. La entificación de Dios y la traducción metafísica de su volun-
Las consecuencias se manifiestan en la discusión de este tema, es tad salvífica en decretos eternos tenía que terminar donde de hecho
decir, de la predestinación: se llega a un paroxismo de la capacidad terminó: en un callejón sin salida para el pensamiento teológico
y en una falsa alternativa: o la primacía de la gracia divina o la
1°
primacía de la libertad humana.
Cf. las críticas a los sistemas: Lohrer, Mysterium Salutis, 737-761; A la luz de Dios-misterio, la presciencia divina no debe inter-
Auer, op, cit., 246-249; Flick-Alszeghy, op. cit., 309-319; Farrely, op. cit.,
28-37; G. Perreras, Sobre la gracia y su teología: «Naturaleza y Gracia» 22 pretarse como una prioridad temporal, como si Dios se encontrase
(1975) 59-90, donde se hacen las críticas más claras a los presupuestos de
los tratados tradicionales. n Cf. Boff, Experimentar Deus boje, 126-190.
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en el mismo plano que el hombre y se moviera dentro de la se- dependencia divina. No se sustrae ontológicamente, po~q~~ jamás
cuencia del «antes» y «después». La reflexión humana procede así, puede existir sin Dios; pero su libertad le ofrece la posibilidad de
pero Dios no. Como misterio y fundamento de todo, él está siempre querer lo imposible; eso es el pecado. «El pecado tiene, pues, su
presente; para él, el antes y el después son un eterno ahor~. Por comienzo absoluto en la criatura. Pero este comienzo no es un
eso es puro antropomorfismo hablar de decretos predetermmados llegar a ser, sino un aniquilamiento parcial, un vacío introducido
desde la eternidad, de voluntad humana todavía indeterminada, en la trama del ser. Cuando se realiza un acto bueno, el sujeto entra
de futuribles en Dios. Dios conoce, en un acto eternamente simul- en una más honda dependencia de Dios porque participa más de la
táneo, los modos posibles de imitar su esencia y el orden crono- perfección divina» 12•
lógico en que se realizan. A nuestro juicio, con la libertad se da algo absoluto en el hom-
Esta cosificación de Dios y de la gracia afectó también a la bre. Y por eso existe la posibilidad de una absoluta realización o de
comprensión de la libertad. Se jugaba con una libertad abstracta una frustración absoluta. Este absoluto de la libertad es realmente
frente a una gracia de Dios no menos abstracta. Y l~ que está ~n absoluto y, por eso, misterio. Con otras palabras: no admite una
juego es siempre la persona libre, .dentro de un determmado espacio fundamentación racional. Siempre que encontramos argumentos
concreto de libertad, en el que se da la gracia concreta en fori:na para la libertad, topamos con la determinación y no con la libertad.
de solicitaciones graciosas que invitan al hombre a acoger a Dios El acceso a la líbertad se verifica mediante la libertad misma y no
en sus infinitas mediaciones históricas. La gracia no es algo de mediante la razón. La libertad tiene un elemento racional. Lo tiene,
Dios; es Dios mismo autocomunicándose, autodonándose como ciertamente. Pero en la racionalidad no aparece su identidad pro-
sentido, como esperanza y amor, como fuerza, etc. El llama?o pia. Por eso sólo sabe y entiende de libertad quien la ejercita, como
concurso divino no es algo exterior que incida en el acto de la erra- sólo sabe del amor quien ama. La libertad es un hecho bruto que
tura. Como fundamento ontológico vivo de cada acto, Dios entra está ahí en su pura gratuidad. Es espontaneidad, a pesar de todos
en toda determinación sosteniéndola. También la libertad depende los condicionamientos en que efectivamente se ejercita. Aun inmer-
de Dios, que le hace' exactamente ser lo que debe ser, e~ decir, sa en la realidad es creadora de realidad: la autorrealización posi-
libre. La acción del misterio no suplanta ni disminuye la libertad, tiva o negativa del hombre, según se acepte o rechace el misterio
sino que la constituye como tal. que creó la libertad creada.
La acción no surge como algo producido en parte por el hombre Por lo demás, los sistemas evocados sólo estudian la cuestión
y en parte por Dios. Eso equivaldría a situar al hombre y ~ Di?s en el plano de lo individual: ¿cómo me salvo yo? ¿Pued~ salvar
en un mismo plano. Dios conserva siempre su carácter de misterro mi alma? Actualmente, debido al retorno a las fuentes bíblicas y a
y de trascendencia. En tal plano, la acción es totalmente de Dios. la conciencia de la dimensión social y cósmica del hombre, nos
El hombre conserva su carácter de criatura y de inmanencia. En
damos cuenta de que la pregunta por el sentido último no puede
ese plano, la obra es también totalmente del hombre. Por consi-
desvincularse de la pregunta por el sentido de la totalidad. El hom-
zuiente toda acción es totalmente de Dios y totalmente del hom-
bre no es un átomo perdido en un mundo caótico. Forma parte
bre. A;í, pues, la distinción no debe buscarse en la obra, sino en
de una historia universal y cósmica. En él se revela el sentido del
el agente. El uno es Creador; el otro, criatura creada y creadora.
todo, y por él toma el todo conciencia del sentido que se esconde
Ontológicamente, 'Ia distancia entre uno y otro es infinita y abso-
en él mismo. La predestinación personal debe contemplarse en el
luta. Sin embargo, el hombre no es sólo criatura creadora, sino
marco de la predestinación universal. La pre-destinación significa
también hijo de Dios, dialogante con el misterio y, por eso, abso-
una previa destinación de la creación entera en el sentido del amor
lutamente próximo al mismo, con una proximidad cuya epifanía
escatológica se dio en la encarnación del Verbo. En una dimensión · de Dios. Es el amor al que han sido llamadas todas las cosas y
ontológica (de la realidad), ninguna acción es en sí mala: depende más particularmente el hombre. Dios quiso tener compañeros en
de Dios. El mal aparece sólo en la dimensión moral. La libertad el amor, y por eso fueron llamados de la nada todos los seres y
dotados de una capacidad de -fuera de Dios- amar como ama
creada, llamada al diálogo, puede -por ser creada y, por ello, .,
dependiente y defectible -sustraerse libre y voluntariamente a la 12
Flick-Alszeghy, op. cit., 317.
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Dios. En el hombre, sin embargo, el amor no es fatalidad onto- líbremente para siempre. Dios se hace vulnerable desde el momen-
lógica ni necesidad inherente a su condición de criatura. Es fruto to en que existe una libertad creada. A pesar de esta negativa al
de una libertad y de una entrega a Dios. Y aquí surge el riesgo amor, Dios no deja de amar, de perdonar y de ofrecerse una y otra
para el corazón de la criatura libre: comportándose de manera irra- vez. La doctrina de la predestinación reafirma la primacía abso-
cional, la libertad puede 'negarse al encuentro. El fin último se al- luta del amor de Dios y la abismal radicalidad de la libertad hu-
canza porque, a pesar del rechazo, ontológicamente la persona está mana. La doctrina católica ha tratado siempre de mantener esta
ligada --de forma umbilical- a Dios y canta el amor del Eterno polaridad evitando todo reduccionismo fácil.
en el acto mismo de su rechazo. Pero, moralmente, en el horizonte La oscuridad persiste. Pero está donde humildemente debe
del ejercicio de la libertad, se produce una frustración absoluta, estar: no en el rechazo de un esfuerzo de comprensión, sino en el
fruto y consecuencia de la negativa del hombre: el infierno, que reconocimiento de su límite. Así, la razón se da cuenta de que el
Dios no quiso ni creó, sino que existe por causa de la libertad re- misterio no puede encuadrarse por completo en los límites racio-
belde del hombre. nales. En vez de rebelarse y de proclamarse a sí misma como me-
dida de todas las cosas, la razón termina reconociendo su depen-
e) La cuestión esencial dencia del misterio. Reconocer el misterio es aceptar la arbitrarie-
dad ilógica de los hechos como portadores de un sentido que es-
Pese a los juicios críticos que hemos emitido sobre los sistemas capa a la lógica de la razón y de la ciencia que pretenden universa-
de la gracia, cabe preguntar: ,;Qué es lo que en ellos se cuestion~ba lizar y absolutizar los conceptos. La razón se ejercita dentro del
y qué pretendían? Tal vez, r.:i cuestión fundamental -os~urec1d~ misterio y no al margen de su vigencia. Se siente iluminada por la
por un planteamiento inadecuado, pero subyacente a las mter~- impenetrabilidad de sus tinieblas divinas. Ahí radica el carácter
nables disputas- pueda hoy replantearse dentro de nuestro hori- teologal de la misma teología, concebida como racionalidad en el
zonte sin la desesperanza que ayer provocaba. Recuperaríamos así corazón mismo de la fe. No intenta abolir el misterio. Canta su
la verdad de la tradición teológica de los últimos cuatro siglos. ilimitada profundidad. La teología se transforma así en doxología:
La verdad radical que constituía el objeto de la polémica y que «¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de
sigue siendo iluminadora para nosotros puede formularse así: se da Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus ca-
una primacía absoluta del amor de Dios, que se extiende a todos y minos! Pues, ¿quién conoce la mente de Dios? ¿Quién es su con-
llega a cada uno. Dios quiere la suma felicidad para la creación y de sejero? ¿Quién le ha prestado para que él le devuelva? El es ori-
un modo especialísimo para el hombre. Dios se ofrece a todos como gen, camino y meta del universo: a él la gloria por los siglos, amén»
la suma felicidad. Este amor de Dios no significa una reacción ante (Rom 11,33-36). Pero esto sólo lo comprende quien trasciende el
una acción buena del hombre. Con anterioridad a todo acto bueno espíritu geométrico y se guía por el espíritu de finura; quien so-
del hombre, Dios nos está amando ya, puesto que su ser íntimo es brepasa la razón analítico-instrumental, predominante en nuestro
amor y no puede ser sino amor. Nosotros somos buenos y amables, mundo científico-técnico, y da cabida a la razón sapiencial y sa-
precisamente porque él nos ama. Sin embargo, tal. amor no se~~a cramental.
amor si no se ofreciese a una libertad. El amor no violenta. No tie-
ne la estructura del poder, sino la forma de la fragilidad y de la
vulnerabilidad. Ello no es una flaqueza c!i;:l amor. Es su fuerza y 3. MANIFESTACIONES HISTORICAS
su grandeza. Pide una respuesta de amor. El hombre es en la crea- DE LA GRACIA LIBERADORA UNIVERSAL
ción el ser que puede oír la pro-puesta del amor y darle una res-
puesta con responsabilidad. Por ser una iíbertad creada -y, consi- De la presencia de Dios en el mundo (gracia) no se puede ha-
guientemente, limitada-, su respuesta no se produce de manera blar en términos abstractos y universales. Siendo Dios la presencia
inevitable. El hombre tiene la terrible capacidad de decir no al más profunda de cada ser, y siendo cada ser un ente concreto, tam-
mismo Dios. Ahí está su grandeza y su drama. Históricamente ejer- bién la presencia divina es siempre concreta en todos y cada uno
citó la libertad como negativa y rechazo. Por eso puede perderse de los seres. Como dice una curiosa fórmula de R. Bacon, «unum
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individuum excellit omnia universalia de mundo». Es decir: «Un b) La religión como celebración y comunicación de la gracia
solo individuo vale más que todos los universales del mundo en-
tero.» Las religiones, en su más original y positiva significación, son
formas institucionales que traducen la relación del hombre con el
absoluto. La religión es siempre re-acción a una acción previa; res-
a) La vida concreta como lugar de encuentro salvífica puesta humana a una propuesta divina. Es un fenómeno originario
e irreductible a otro más fundamental: un fenómeno que atestigua
La gracia y la salvación no caen como un rayo del cielo. Pasan la apertura del hombre a un trascendente, a algo definitivamente
por los caminos de los hombres. Cada persona _vive en u~ entorno importante, a un sentido que transforma toda la realidad con todas
vital, cultural e histórico. Participa de un destino colectivo. Com- contradicciones. La religión es ya acogida de una gracia. Es cele-
parte las oportunidades y las realizaciones propias de la comunidad bración de un encuentro con la divinidad. En este sentido pode-
en la que está inserta. Su camino personal -con toda la car~a ar- mos decir, sin infravalorar en modo alguno el puesto peculiar del
quetípica, psicológica, familiar y educacional que lo caractenza-e-, cristianismo, que las religiones constituyen caminos ordinarios ha-
los compañeros de vida, de trabajo, la profesión, etc., son otros cia Dios. Con otras palabras: todas las culturas han elaborado his-
tantos instrumentos y sacramentos que comunican la gracia o la tóricamente su respuesta a la propuesta divina; concretamente,
desgracia. La cultura que respira, la tradición de valores de su pue- cada hombre se halla situado dentro de una tradición religiosa, que
blo, sus pensadores y poetas, los hombres humanitarios, los reli- es la de su pueblo. Ordinariamente, en este camino determinado y
giosos y la forma concreta de su religión constituyen la forma con- preciso se da la visita de Dios y se sacramentaliza la gracia salva-
creta en que se encarna la gracia divina, en la que el hombre crece dora para el hombre situado. Semejante valoración teológica de la
y por la que es llevado a responder, a decidirse, a abrirse al miste- religión no implica una legitimación de todos sus aspectos. Puede
rio de sí mismo, de los otros y de Dios. Son modalidades a través haber en ella elementos diabólicos, que expresan y traducen mal
de las cuales llegan a cada hombre la bondad y la benevolencia gra- -en el plano del discurso, del gesto o de la ética- las exigencias
ciosa de Dios a cada hombre, pese al pecado que pueda circular del misterio de Dios y del misterio del hombre. Pese a todas las
también por dichos canales. ambigüedades que puedan señalarse en las religiones del mundo (y
La voluntad salvífica de Dios no es una abstracción en los desig- también en la religión bíblica y cristiana), constituyen los canales
nios eternos, sino un concretum concretissimum bistoricum, me- que comunican la gracia, el perdón y el futuro prometido por Dios
diatizado por la propia historia, que se convierte en historia de sal- a los hombres 13•
vación o de perdición. Gracia y salvación constituyen una obra co- Las mismas concreciones históricas de la gracia tienen también
lectiva de la persona y de su mundo, de la persona y de la comu- una historia. Sirven de instrumento de animación y de gracia con-
nidad 'en que convive. Cada uno es responsable de la gracia del creta a los hombres que entran en contacto con ellas. Así, Chuang-
otro. Cada uno debe ser sacramento de salvación para el otro. Aquí tzu, Lao-tsé, Buda, Gandhi y otros orientales, o las cartas de Sé-
radica el sentido más profundo del amor al prójimo, que abarca neca, las máximas estoicas de Marco Aurelio y la filosofía de Pla-
también al enemigo. Existe una solidaridad universal de la gracia tón, dentro del mundo occidental, pueden y deben considerarse
y de la salvación. El camino concreto del amor divino pasa por el desde la perspectiva de la fe como órganos transmisores de la gra-
amor humano a cada uno de todos aquellos a quienes me acerco. cia. Fueron obra de la gracia y constituirán, a lo largo de la histo-
Esa es la fórmula privilegiada escogida por Dios para revelar quién ria, una permanente atmósfera de la gracia para multitud de per-
es él: un misterio de amor que se comunica haciendo que existan
otros amores, capaces de amar como Dios ama. La gracia de Dios 13
Sobre esta problemática, cf. J. Heilsbetz, Fundamentos teológicos das
se encarna en la historia del amor en el mundo. religioes naocristas (Quaestiones disputatae, 33; Sao Paulo 1970); G. Thils,
Propos et problémes de la théologie des religions non chrétiennes (Tournai
1966) espec. 146-154,186-196;Boff, Die Kirche als uniuersale sacramentum
salutis und die Religionen der Erde, en Die Kirche als Sakrament im Hori
zont der Welterfahrung (Paderborn 1972) 426-441.
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA. UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA
sonas. Al contacto con estos privilegiados testimonios del. Esp~ritu, eterno del Padre morando entre los hombres, como el mismo Dios
el hombre se siente invitado a elevarse, a entregarse al m1ster.1~ de encarnado.
Dios y a descubrir en su vida el designi? i_nisterios~de la luz divina. La gracia que impregna al mundo alcanza en Cristo Jesús y en
Algo parecido ocurre en el n;u!1?º cnsnano. Jesus de ~azaret. es su comunidad -la Iglesia- su más densa expresión sacramental.
por excelencia y de forma definitiva el amado como gra~ia de D10s Cristo aparece como el sacramento fontal de Dios, y su comunidad
presente en el mundo (cf. Tit 1,10). La historia de su vida, muerte como el sacramento radical de Cristo 14• La Iglesia debe ser en el
y resurrección constituye el camino co~cr~to por el que los hombres mundo signo de la gracia universal y del inconmensurable amor de
de todos los tiempos -aun los no cristianos- encuentran el sen- Dios. Debe ser el sacramento de la inaudita esperanza concretada
tido de sus vidas y un futuro descifrado para sus muertes. ~ tra- en la resurrección y de la alegría de vivir en el mundo del Padre,
vés de Cristo Jesús, Francisco de Asís, fue obra de la gracia de en el que todas las criaturas confraternizan como los hermanos y
í
Dios en el mundo. Su ejemplo, su cordial relación co?. toAas las hermanas dentro de casa.
criaturas, su fraternidad universal y el sentido de reconciliación con Como magnitud histórica y fenómeno social, la Iglesia encarna
realidades tan adversas como la enfermedad y la muerte, quedaron el cristianismo. Al encarnarlo, se autolimita también. Se ve obli-
en el mundo como luz capaz de iluminar a otros hombres que se gada a usar un determinado lenguaje, ciertos signos y cierto tipo
redescubren en san Francisco y explicitan dimensiones ~atentes ~e de presencia en el mundo, que poseen esquemas de referencia de
sus vidas. Este incesante actuar de las obras de la gracia a traves una determinada cultura. Para el hombre de otras culturas, entrar
de los siglos no es sino la permanencia de la grac~a. divina en el en esta concreta encarnación del cristianismo exige una vocación
mundo, de su significado animador, excitante, medicinal, elevante especial. Todos están llamados a vivir el cristianismo. Pero no to-
y santificante. dos están llamados a expresarlo dentro de una determinada Igle-
sia, que, por ser histórica, está vinculada a elementos culturales.
Aun cuando todos deban ser cristianos -cada cual dentro de su
e) El cristianismo como expresión sacramental de la gracia
01 :lilil' cultura-, no todos están llamados a ser signos sacramentales y
<lllil>J
El cristianismo destaca sobre todas las religiones del mundo. eclesiales. Ser miembro de la Iglesia católica apostólica romana es
\:;i · ~¡ ;
~· d
Fundamentalmente, no se interpreta como religión, sino ~?mo l~ una gracia especial. Con todo, esta gracia no funda privilegios que
misma vida divina penetrando la vida humana. La expresión reli distancien a sus miembros de los demás hombres. Funda una fun-
giosa de esa vida no agota toda la riqueza de la mi~m~. ~ede Y ción histórico-salvífica más exigente: tratar de ser signo e instru-
debe haber también una expresión secular. En el cnsnarusmo, la mento de Cristo Jesús y de su liberación en medio del mundo.
conciencia humana, tocada por la gracia de Dios, ha llegado a ~u Lo específico de la Iglesia no reside principalmente en ser me-
plena luz. Se ha convertido en tema de la historia. Existe una his- dio de gracia y de salvación, ya que gracia y salvación se ofrecen
toria de dicha conciencia. El Antiguo y el Nuevo Testamento son a todos los hombres, y a todos llegan los sacramentos universales
los testimonios escritos de la autoconciencia de un pueblo que se de la vida, de la religión, de la cultura. La función histórico-salví-
dejó siempre guiar por la presencia y la fidelidad de Dios. ~~ el fica propia de la Iglesia es visibilizar la gracia presente en el mun-
seno de esta tradición apareció Jesús de Nazaret, y aconteció el do, hacerla conciencia e historia, hacerse ella misma sacramento del
hecho decisivo para la historia del mundo: la resurrección. Con ella ilimitado y universal amor de Dios a todos los hombres.
se manifestó, por adelantado, el fin escatoló?ico prom~t1d_o a todos
los salvados y para todo el cosmos. En Cristo revelo D10s plena-
d) Un sacramento universal de la gracia: la muerte
mente su designio de amor y el destino de todas las cosas, llama-
das a ser el reino de Dios, donde él lo será todo para todos (cf. 1 Finalmente, existe un sacramento de la gracia que es verdade-
Cor 15,28). En Cristo, Dios dice sí y amén a todos los anhelos de ramente universal porque llega a todos: la muerte. Considerada
realización que alimenta el corazón humano (cf. 2 Cor 1,20). En en su dimensión humana, la muerte no significa sólo el término
Cristo, Dios estaba en una cercanía absoluta y el hombre en ~a
comunión radical. Por eso es él contemplado y amado como H1¡0 " Cf. Boff, op, cit.
l
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA LIBERADORA
de la vida terrena. Representa también para el hombre la oportu- modo. En este sentido han de interpretarse las numerosas afirma-
nidad de poder conseguir el objetivo de su andadura histórica. El ciones de la tradición sobre la necesidad de la Iglesia para la sal-
objetivo significa aquí meta, convergencia, sentido pleno. La his- vación y, sobre todo, la relativa a la Iglesia como sacramento uni-
toria humana es realización o destrucción del sentido. La muerte versal de salvación. En la muerte se abre para la Iglesia la posibi-
representa para el hombre la posibilidad de realizar su última gran lidad de ser realmente universal. En la escatología personal se con-
síntesis, en la que recoge todo su pasado para poder pasar al mun- creta, como en miniatura, lo que será realidad en la escatología
do de lo eterno. Cada acto libre constituye la síntesis de la vida universal: habrá un solo rebaño y un solo Pastor, una sola huma-
histórica de la persona. Es resumen de todo un caminar que viene nidad redimida, una sola Iglesia: la de la gloria y de Dios.
del pasado y que prepara el camino hacia el futuro. En la muerte En la muerte, momento en que todo está en juego y en el que
se le abre al hombre la posibilidad de realizar un acto de amor o se decide el destino eterno del hombre, está presente la Iglesia y
de cerrarse sobre sí mismo; en ambos casos, esa decisión del hom- se condensa lo que significa, en el fondo, la voluntad salvífica uni-
versal de Dios. Como acertadamente decía Clemente de Alejan-
r
bre reasume todo su pasado terreno y temporal y le confiere un
carácter definitivo y último. Ultimo y definitivo, porque, en la dría, «así como la voluntad de Dios es un acto único y se llama
muerte se da la última oportunidad para decidirse. Este acto, a mundo, así también su intención divina única es la salvación de
diferencia de los demás, tiene una cualidad específica: es el último los hombres y se llama Iglesia» 16•
y, por eso, el que posibilita la última síntesis. Tras él comienza la En la vida y en la muerte, todos tienen como soporte el fun-
eternidad. De ahí que en la muerte se abra la posibilidad de una damento divino, que es vida y amor, el cual crea y alienta el vigor
decisión totalizadora. En la muerte -no antes, porque sería to- de la vida, el anhelo de liberación, de felicidad y de bien. En to-
davía tiempo, ni después, porque sería ya eternidad, sino en la dos existen fuerzas suficientes y profundas que les impelen a la
muerte- concluye la relación del hombre con la situación terrena realización plena en la línea del encuentro y del sentido absoluto,
y comienza la nueva situación celestial; se crea la posibilidad de que es el nombre que recibe Dios existencialmente. Esto representa
una total liberación de los vínculos terrenos y, por consiguiente, la la forma concreta en que se manifiesta la voluntad salvífica de
oportunidad de que el espíritu llegue a su luz, de que la volun- Dios alcanzando a cada uno personalmente y a la comunidad hu-
tad ejercite plenamente su libertad y de que el proyecto humano mana como tal.
se explicite por completo. Como veremos más adelante, el fundamento último en el que
En este momento denso y urgente, a causa de la estructura de- todo existe y subsiste es para la fe cristiana Cristo Jesús. El es el
finitiva y culminante que lo define, podemos considerar razonable Salvador y Liberador universal. En él se encarnan y se ofrecen a
y acorde con la bondad divina la hipótesis de un radical encuentro todos la gracia y la salvación. Por él tenemos acceso al misterio
con Dios, con el Señor resucitado y con la verdad última de la crea- últi1:11o y definitivo de la creación: la Santísima Trinidad, que in-
ción; semejante encuentro, si se acepta, significa gracia salvadora habita en el mundo y en el corazón del justo. La voluntad salvífica
y, si se rechaza, implica la frustración eterna. Puesto que todos universal de Dios encuentra en el misterio trinitario su significa-
mueren, todos tienen que encontrarse con esta oferta de Dios. To- ción trascendente: la salvación humana es presencia del Padre, del
dos son alcanzados por su gracia salvadora. La muerte sería así el Hijo y del Espíritu Santo en el mundo y presencia del mundo en
sacramento universal por excelencia que alcanzaría de verdad a to- el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es el sentido de toda la crea-
dos indistintamente y significaría una oferta de Dios al hombre y, ción: condición de posibilidad para una autocomunicación de la Tri
por tanto, la oportunidad universal de salvarse 15• nidad, celebración de dicha autocomunicación, haciendo que, si bien
En la muerte tienen todos la oportunidad de hacerse cristianos, el Creador y la criatura conservan su identidad, Dios sea todo en
es decir, semejantes a Cristo. Todos pueden hacerse Iglesia, es de- todas las cosas (cf. 1 Cor 15,28).
cir, comunidad de los de Cristo. Todos pueden salvarse de este
15
Cf. Boff, Vida para além da marte (Petrópolis 1974) 34-45; íd., A res
surreicao de Cristo e a nossa ressurreicao na marte (Petrópolis 1974) 92-101.
16
Pedagogo, l, 5.
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LA GRACIA HABITUAL
170 171
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA HABITUAL
cómo mantener los polos: hombre y mundo, hombre y otros, hom- Pero este hombre no existe. El hombre necesita también comer,
bre y Dios. Cómo concebir la persona de forma que incluya siem- beber, dormir, someterse a la lucha de cada día para ganarse labo-
pre en sí misma lo social y cómo concebir lo social de forma que riosamente el pan en una tierra que no pertenece ya al primero que
implique siempre lo personal. Persona y sociedad se implican y se la encuentra, sino que está ya poseída dentro de un sistema polí-
entrecruzan, no tangencialmente, sino en lo que tienen de más tico y económico. La persona concreta está inserta en una deter-
hondo 2. minada infraestructura e inscrita en el marco de un sexo, de una
En la historia se constatan dos tentaciones. raza, de una cultura, de una religión, de una clase, de una profe-
La primera tentación consiste en concebir la persona como algo sión, etc. Todo esto forma parte de la persona, pertenece a la
diluido en la sociedad y en la cultura. La persona apenas cuenta persona.
para nada. Se llega a presentar una imagen del hombre basada en 1 Ninguna de estas dos imágenes es una realidad histórica, nin-
la identificación con las funciones sociales que desempeña; surge f guna es realista. Sólo conservando las dos dialécticamente se puede
la imagen de un hombre robotizado, pieza de un sistema totalita- comprender de manera más adecuada qué es persona: reductibili-
rio, sin moral, sin libertad, y nada impide dirigir y manipular al dad e irreductibilidad; historia que puede describirse y narrarse e
hombre. Se concibe la sociedad sin las personas. Evidentemente, se historia inenarrable de la intimidad personal de cada uno; el estar-
termina en el imperialismo de los papeles sociales, de las estruc- ahí de una presencia absoluta y una inserción de dicha presencia
turas y de las funciones. Se crea una imagen inhumana de la socie- en el mundo; una infraestructura manipulable y algo sagrado y no
dad humana. Esta tentación está muy presente en todos los estruc- manipulable en el hombre, lo constituye el espacio de su interio-
turalismos y funcionalismos modernos, sobre todo en los que se ridad libre. Como dice con acierto Ortega y Gasset, «yo soy yo y
inspiran en los modelos científico-técnicos. Acertadamente conclu- mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo».
ye L. von Bertalanffy, el teórico de la Teoría General de los Sis- Estas reflexiones tienen importantes consecuencias para el tema
temas: «La sociedad humana no es una comunidad de hormigas o de la gracia habitual. ¿O es que dicha gracia sólo afecta a la irre-
de termites, gobernada por unos instintos heredados y controlada ductibilidad de las personas? ¿Cómo entender el estado de gracia
por las leyes de una totalidad superior. La sociedad se basa en las santificante si el hombre no es sólo la intimidad de su corazón,
realizaciones del individuo, y estaría condenada si el individuo se sino también un eje activo de relaciones, que constituye un ele-
convirtiese en una rueda dentada de la máquina social. A mi jui- mento esencial de su naturaleza, la cual es la propia de un espíritu
cio, éste es el precepto que puede dar una teoría de la organiza- encarnado en una sociedad, en un tipo de relaciones con el mundo?
ción: no es un manual para que los dictadores de toda índole sub- La gracia afecta al hombre entero, es decir, afecta también a las
yuguen más eficazmente a los seres humanos mediante la aplicación relaciones con los demás y con el mundo. La santificación del hom-
científica de leyes férreas, sino una advertencia de que el Leviatán bre implica necesariamente la santificación de todas sus relaciones
de la organización no puede engullir al individuo sin sellar su pro- y viceversa.
pia inevitable ruina» 3•
La segunda tentación consiste en reducir al hombre a la irre-
petibilidad de su yo personal. La tradición del pensamiento occi- 2. LA VIDA HUMANA COMO REALIZACION
dental, incluido el cristiano, tiende a este tipo de concepción. La HISTORICA DE UN PROYECTO
imagen del hombre se esboza partiendo de su capacidad de recha-
zo, contestación, trascendencia y superación de las alienaciones in- Las consideraciones que preceden nos permiten comprender
herentes a los mecanismos históricos. Es la imagen del hombre más en concreto la estructura de la vida humana. La vida no se
plenamente creador, absolutamente libre y liberado de toda traba. compone de una suma de actos, como si éstos fueran átomos subsis-
tentes en sí mismos. Dichos actos participan de la estructura de la
2 Cf. R. Dahrendorf, Romo sociologicus, en Ensaios de teoría da socie
persona: son únicos e irreductibles y, al mismo tiempo, están in-
dade (Río de Janeiro 1974) 32-107, en espec. 59ss y 73ss. mersos en la compleja trama de lo social. La persona concreta es
' Bertalanffy, op. cit., 81. la síntesis de esta dialéctica. Decir espíritu es decir unidad y sín-
~~~~.--~l __
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
LA GRACIA HABITUAL
tesis. El hombre, como ser espiritual encarnado en el mundo, es o un estilo de vida: revela tanto la dimensión personal con su in-
un ser que vive en la medida en que es capaz de reducir constan- terioridad como el carácter social y cultural de la opción funda-
temente a una síntesis todas las diferencias que encuentra, consti- mental. Los actos, individualmente considerados, manifiestan, afir-
tuyendo así su mundo. Su vida es una unidad de sentido, una histo- man, ratifican, profundizan, prolongan el proyecto fundamental o
ria. Hay rupturas, pero se asumen siempre en una nueva síntesis. Los lo corrigen, lo falsean y divergen y se desvían de él. Ningún acto
actos tomados individualmente concretan y, al mismo tiempo, re- aislado, por bueno o pecaminoso que sea, es definitivo e irrever-
velan la unidad de la vida. sible. Mientras vive el hombre en el espacio y en el tiempo y se
La unidad de la vida recibe el nombre de proyecto fundamen- mueve en el mundo material, ningún acto puede definirlo ni ex-
tal y supone una opción igualmente fundamental capaz de englobar presarlo de una manera absoluta. Siempre puede rectificarlo, en-
las múltiples manifestaciones de la vida y de unir, como el hilo 1 mendarlo, cambiar su dirección. Cada acto expresa con mayor o me-
de un collar, los diferentes actos humanos. No debe pensarse que nor intensidad la opción fundamental. Entre opción fundamental
esta opción fundamental se tome directamente en el plano de la y actos concretos hay una interacción. Los actos concretan y con-
conciencia refleja. Es el sentido mismo del itinerario personal, que
se va construyendo en una dirección determinada y que va urdiendo
la unidad de la vida 4•
1 vierten en realidad histórica el proyecto fundamental, y éste se
expresa en los actos individuales. Puede haber actos que de tal ma-
nera vayan minando el proyecto fundamental, que lleguen a inde-
La opción fundamental se articula en las más profundas aspi- pendizarse y a constituir el origen de otro proyecto de fondo. Pero
raciones del inconsciente, en las tendencias de la naturaleza perso- no debemos imaginar la opción fundamental como si fuera la obra
nal; se explicita más y mejor con la educación, gracias a la cual los de un arquitecto: primero se hacen los planos y después se pasa a
datos recogidos, las influencias y los encuentros van determinando ejecutarlos paso a paso. El plan general se hace en cada paso con-
la orientación de fondo, definiendo la línea maestra y dando forma creto, se va explicitando con el desarrollo de la vida.
y contexto al proyecto fundamental. Los sueños de la infancia, las Este proyecto de vida que nace dialécticamente de la interio-
luchas de la adolescencia, las experiencias familiares y profesio- ridad de la persona y de su relación con el mundo y con los otros,
nales y la propia existencia vivida constituyen otros tantos facto- y en el que preexisten proyectos ya configurados, es el que con-
res que componen el proyecto o la opción fundamental. Puesto fiere unidad al itinerario humano.
que la persona no es una isla, sino un continente imbricado con la
naturaleza y con los otros, las relaciones que surgen de ahí entran
también en el proyecto personal y le confieren modalidades pecu- 3. LA FIDELIDAD A LA OPCION FUNDAMENTAL
liares. Las intencionalidades inherentes a las instituciones y el sen- ABIERTA A DIOS COMO GRACIA HABITUAL
tido de los acontecimientos, en una coyuntura histórica y en la es-
tructura de una época, implican también proyectos que cada per- A la luz de estas reflexiones podemos preguntar: ¿qué significa
sona rechaza o asume en su propio proyecto personal 5. una opción fundamental que se abre a Dios y permanece a lo largo
Esta opción no necesita explicitarse en un acto particular. Tal de la vida fiel a sí misma? ¿No significará exactamente lo que en la
acto no sería el proyecto de vida, sino una simple concreción par- tradición teológica de Occidente se denominó gracia habitual? Por
ticular de dicho proyecto. El proyecto fundamental tiene las carac- de pronto, esta opción fundamental, con el significado de gracia ha-
terísticas de una unidad no posterior a los actos, sino anterior a bitual, tiene las características de todo hábito, tal como lo describie-
los mismos 6• Es como un horizonte que posibilita y hace apare- ron Aristóteles y Tomás de Aquino. El hábito no es una disposición
cer los actos individuales. Es como una interpretación del mundo transitoria o una capacidad pasajera 7; es una virtualidad constante
y una cualidad permanente del proyecto fundamental humano.
• Cf. la bibliografía de la nota primera de este capítulo, sobre todo, Li.
banio, op. cii., 42-69.
7
Aris~óteles, .Met. V, 20, 1022b, 4; santo Tomás, op. cit. I-II, q. 50, a. 1;
5 Cf. Ladriere, Vie sociale et destinée, espec. 66-78. P. Bourdieu define así el hábito: «Sistemas de disposiciones duraderas es-
• Cf. Ramos-Regidor, El pecado como acción humana, en El sacramento tructuras estructuradas preparadas a funcionar como estructuras estructuran-
de la penitencia, 99-103. tes», o bien: «Un sistema de disposiciones duraderas y transponibles que,
174 175
Una opción fundamental orientada l><· . .ra Dios tiene su peso La permanencia de la gracia habitual subsiste aun cuando, en
específico: es un amor --como dijo Jesús usando términos del An- ciertos casos aislados, el hombre realice actos que se desvían del
tiguo Testamento-- con todo el corazón, con toda el alma y con proyecto fundamental. Pero ha de tratarse de actos que no afecten al
todo el espíritu, es decir, un amor incondicional, que comprende núcleo de dicho proyecto, destruyéndolo, ni sean expresión de otra
y abarca la totalidad de la vida y que se entrega a Dios como sentido opción de fondo y de la verdadera identidad de la persona. Tales ac-
. absoluto y realidad que enriquece al hombre. La opción por Dios tos no dejan de constituir una traición y un verdadero pecado. Pero
no es una opción cualquiera; es optar por la instancia que nos me- les falta esa densidad que lleva a la ruptura definitiva con Dios y
rece un respeto incondicional y que, por eso, se constituye en eje constituye el pecado mortal. El hábito del amor, de la apertura y
motor y articulador del sentido profundo de la vida. Este amor de la búsqueda incesante e insaciable de Dios permanece; de ahí
ama a Dios sobre todas las cosas. Lo cual significa concretamente que la persona continúe estando en gracia santificante. Vivir en esta
que tal amor puede exigir sacrificios de fidelidad y de renuncia dimensión, perseverar en ella en medio de todas las tentaciones de
y puede llamar al hombre a un camino de sufrimiento para mante- la passio bujus saeculi, es obra de la gracia habitual, que está san-
nerse en la opción fundamental orientada hacia Dios. Implica un tificando al hombre con su red de relaciones. Esta gracia habitual
empeño de la persona sumamente activo y una actuación profunda se manifiesta operativamente, es decir, ayuda al hombre a llegar a
de la libertad humana. una armonía cada vez más perfecta entre el proyecto fundamental
La opción por Dios puede ir ganando intensidad a lo largo de de vida y su traducción en actos concretos y consecuentes; se re-
la vida; puede pasar por un proceso de maduración y explicitación, vela asimismo perjormatiuamente, es decir, unifica a la persona, la
hasta llegar a una inefable sintonía del corazón con Dios, como eleva a una comunión más íntima y a un predominio cada vez ma-
atestigua la historia de los santos y de los místicos: «Ya no vivo yor y más decisivo del amor, de la comprensión, de la misericordia,
yo, vive en mí Cristo» (Gál 2,20). de la capacidad de perdón, de la sinceridad, de la bondad y de la
Pero conviene hacer una advertencia: para que una opción por sensibilidad hacia todo lo que es verdaderamente humano y divino.
Dios sea verdadera y consecuente no se requiere como condición sine Todavía no hemos determinado qué implica la gracia habitual
qua non la explicitación del santísimo nombre de Dios. Lo impor- concebida como relación con el Padre, con el Hijo y con el Espí-
tante es la realidad que se oculta bajo el sacrosanto nombre de ritu Santo. En las páginas siguientes vamos a desentrañar la ri-
Dios. Puede suceder que alguien viva un proyecto de vida orien- queza teológica presente en el proyecto fundamental abierto a Dios.
tado hacia los valores supremos de la existencia humana, como la
verdad, la justicia, la apertura a lo trascendente manifestado en la
sacralidad de cada persona, en función de la cual lucha y sacrifica 4. MERITO, AUMENTO, DISMINUCION
otras muchas dimensiones legítimas de la vida. Tal proyecto está Y PERDIDA DE LA GRACIA HABITUAL
verdaderamente referido a la suprema e inefable realidad miste-
riosa que llamamos Dios. Quien lo realiza vive en comunión con Partiendo de las consideraciones precedentes, es fácil compren-
Dios y de él recibe fuerza para mantenerse fiel a este proyecto der la doctrina de la teología católica y clásica sobre el mérito, el
fundamental con firmeza y perseverancia, sin traiciones comprome- aumento, la disminución y la pérdida de la gracia santificante.
tedoras, pudiendo llegar hasta el martirio.
Poder vivir semejante opción es vivir lo que llamamos estado a) El mérito
de gracia santificante o gracia habitual. Esta vida se halla perma-
nentemente inserta en el «medio divino», que es la manifestación Prescindiendo de la problemática bíblica, donde la vida eterna,
histórica de la gracia sobrenatural. por ejemplo, aparece como recompensa (cf. Mt 5,12; 20,8; 1 Cor
3,8), premio (1 Cor 9,24), corona (2 Tim 4,8; 2,5; Ap 2,10; Sant
integrando todas las experiencias anteriores, funciona en cada momento como
una matriz de percepciones, apreciaciones y acciones, posibilitando el cumpli-
1,12), retribución y remuneración (Col 3,23-24; Heb 10,35) de
miento de tareas infinitamente diferenciadas ... » (Esquisse d'une théorie de las buenas obras, que hacen a los justos dignos de la vida eterna
la pratique [Ginebra-París 1972] 175 y 178). (2 Tes 1,5; Le 20,35; Ap 3,4), y sin entrar en las discusiones teo-
12
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA HABITUAL
lógicas vinculadas a la Reforma protestante, podemos decir que con del cielo y de su nexo causal con las buenas obras. El cielo se en-
la expresión mérito 8 quiere la teología significar el carácter dialo- tendía como algo distinto de las obras buenas; pero el cielo se con-
gal de la gracia. Esta, como reiteradamente hemos afirmado en nues- creta, aun dentro de los límites del tiempo, en las mismas obras
tras páginas, no significa'solamente el amor de Dios para con los buenas y se gesta en la historia humana, en camino hacia la esca-
hombres; es también amor correspondido por los hombres. El tología final.
mérito es la gracia considerada desde la respuesta y la colabora- La teología católica explicitó, formuló de manera oficial dos
ción humanas. El proyecto fundamental centrado en Dios -gracia sentencias que representan dos perspectivas de la misma realidad
habitual- se realiza históricamente; está movido, animado y pe- de la gracia: la una la considera desde el hombre (mérito); la otra,
netrado por Dios. Pero Dios no exime al hombre de su esfuerzo y desde Dios (don): así, el cielo es don de Dios y, al mismo tiempo,
de su caminar. El hombre fue creado como creador y colaborador mérito del hombre; las buenas obras son gratuidad divina y, a la
de Dios. El motor de la peregrinación es Dios. Pero es el hombre, vez, conquista humana, fruto de la fidelidad y de la rectitud del
como peregrino, quien debe andar y hacer camino. proyecto fundamental 10• En un célebre texto atribuido al papa Ce-
Si por mérito entendemos la obligación de recompensar, en lestino ( 422-432), el Indiculus, se dice bellamente: «Tan grande
justicia conmutativa, a alguien por los servicios prestados, se debe es la bondad de Dios para con todos los hombres, que ha querido
afirmar categóricamente que nadie puede merecer ante Dios. Las que sean méritos nuestros sus mismos dones» 11• El mérito no jus-
acciones del hombre «no son obras de otro con respecto a Dios, tifica, pues, la vanagloria del hombre; únicamente expresa el ca-
ya que el mismo Dios es autor de tales obras -por cuanto otorga rácter dialogal de la gracia, resaltando la participación humana.
al hombre la posibilidad de obrar, el impulso para la acción y la ¿Qué acciones son meritorias? Una vez más debemos evitar caer
realidad de la propia acción- tanto en el orden natural como, en la atomización de los actos. El mérito reside propiamente en el
sobre todo, en el orden sobrenatural» 9• El mérito se entiende aquí proyecto fundamental unificador y totalizador de la vida. Las ac-
en el horizonte de la promesa divina de recompensar con la feli- ciones concretas -todas ellas- son meritorias en la medida en
cidad en el reino a todos cuantos viven conforme a su beneplá- que expresan con mayor o menor intensidad el proyecto fundamen-
cito y en la rectitud de su proyecto orientado hacia Dios. En la tal de la persona.
Escritura abundan los textos donde se enseña que las obras buenas La teología clásica distinguía entre mérito de congruo y mé-
serán premiadas y las malas castigadas (d. Mt 5,12; 6,1-6.16.18; rito de condigno. Esta terminología, elaborada en los siglos xn y
12,
10,32-33; 25,31-46; Me 9,41-43; Le 14,12-14; 19,11-27). Un vaso XIII -aparece en Alano de Lille y en Guillermo de Auxerre-
de agua dado a un discípulo (Mt 10,42) o una mínima compasión no está exenta de dificultades y ha sido objeto de discusiones in-
hacia los más insignificantes de la tierra (Mt 25 ,31-46) hacen, a cluso en nuestros mismos días 13• Debido a la absoluta trascenden-
juicio del Juez Supremo, a la persona digna del reino. El mérito cia del misterio de Dios, no caben en el hombre exigencias de mé-
quiere resaltar la realización de la promesa de Dios a aquellos que rito, en sentido estricto, a no ser a la luz de las promesas divinas,
escucharon su voz y la pusieron en práctica. No constituye la con- tan frecuentes en la Escritura.
dición para la suprema felicidad; es ya su presencia y gozo en la Mérito de condigno significa: existe una proposición -condig-
vida del justo. Las buenas obras no conquistan el cielo futuro; tra- nidad-, en virtud de la promesa de Dios, entre el proyecto de
ducen ya en el tiempo presente lo que significa el cielo. Este co- Dios, el proyecto fundamental bueno del hombre y el merecimien-
mienza a realizarse aquí en la tierra con la vida recta del hombre to. Por ejemplo, si uno vive con fidelidad y amor a Dios su op-
y de su mundo, y culmina en la escatología, No pocos falsos pro- ción fundamental, merece, en virtud de la promesa divina, la total
blemas respecto al mérito provienen de una errónea concepción realización en Dios. Hay fundamento real, en el horizonte de la
' Cf. Mysterium Salutis, IV, 2, 931-936; D. Grings, A [orca de Deus na ro DS, 1545-1582,sobre todo, 1582; Trento, sesión VI, cap. 16.
[raqueza do bomen, 100-109; J. Auer, op, cit., 215-238; O. H. Pesch, Die ll DS, 248.
Lehre vom Verdienst als Problem für Theologie und Verkündigung, en " Cf. J. Riviere, Sur l'origine des formules ecclésiastiques «de condig
Wahrheit und Verkündigung (Munich 1967) 1865-1907. no» et «de congruo»: «Bulletin de littérature ecclésiastique» 28 (1927) 75-83.
13
• Flick-Alszeghy, op. cit., 667. Cf. M. Schmaus, Der Glaube der Kircbe, vol. 2 (Munich 1970) 651.
178 179
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA HABITUAL
promesa, para la fruición del cielo, que es el correlativo proyecto términos «aumento» y «disminución». La gracia ----<:orno hemos
fundamental centrado en Dios. 'repetido hasta la saciedad- no es una cosa distinta de Dios. Es el
Mérito de congruo significa: es propio de Dios ser más gene- encuentro entre Dios y el hombre en un amor recíproco. La gratui-
roso y más pródigo de lo que el proyecto humano podría hacer pen- dad se da por. arribas partes. Dios puede autocomunicarse libre y
sar. Es congruente con la divina magnanimidad que Dios se exceda gratuitamente en distinta forma y medida a cada uno -es la lla-
en beneficios y que la sobreabundancia del amor divino supere to- mada «distribución de las gracias»-; análogamente, el hombre se
das las proporciones y méritos humanos. El mérito de congruo tra- autodona con libertad en la medida de su apertura a Dios. Su pro-
duce una profunda experiencia humana. A menudo vivimos la ex- yecto fundamental puede orientarse de tal manera a Dios, que el
periencia de que el significado y alcance de un gesto puede escapar hombre va albergando en su interior al misterio con creciente in-
a la persona que lo ha realizado. Un artista introduce nuevos de- tensidad, a medida que la vida se desarrolla en un proceso histó-
talles en su arte. Lo hace con toda naturalidad, como algo evi- rico. De ahí que ,podamos hablar de crecimiento de la gracia. Se
dente. Pero no sabe que tales matices van a dar lugar a una nueva trata de un crecimiento de la apertura del hombre a Dios, creci-
escuela, ligada a su nombre. Alguien esboza un gesto de compren- miento que implica también una mayor autocomunicación de Dios.
sión, que pertenece a la cotidianidad de la existencia; para otro La gracia no es algo distinto de esta apertura: es esa misma aper-
significa un cambio en su vida. El poeta escribe un pequeño poe- tura, que nunca está vacía, sino siempre habitada por Dios y con
ma, como expresión espontánea de una vivencia del momento; gra- capacidad para un crecimiento indefinido e infinito.
cias a este poema, muchos se elevan hasta Dios, otros llegan a con- En este sentido emplea el Nuevo Testamento el término cre-
vertirse. Tales consecuencias no son mérito del autor. Es Dios cimiento como categoría fundamental de la relación del hombre
quien puso tal significación en las obras. El es el verdadero agen- con Dios (cf. Me 4,28; Mt 6,28; 13,32). Es Dios quien da el cre-
te que mueve al autor y mueve a los lectores. Se rompe la propor- cimiento en la explicitación del proyecto totalizador de la vida ( 1
ción entre la causa y el efecto: sobreabundan la benevolencia y gra- Cor 3,6); él concede que aumenten los frutos de nuestra verdadera
ciosidad de Dios, que se comunica a los hombres mediante las crea- identidad (cf. 2 Cor 9,10). Tal crecimiento no enerva el trabajo
ciones humanas y hace que éstas produzcan efectos superiores a sus humano, sino que lo estimula. Así podemos comprender la exhor-
causas. tación de san Pedro: «Creced en la gracia y en el conocimiento de
Tanto la expresión de condigno (proporcionalidad) como la de nuestro Señor Jesús el Mesías» (2 Pe 3,18). Pablo pide que «crez-
congruo (congruencia o conveniencia) sólo pretenden subrayar el camos en todo aspecto hacia aquel que es la cabeza, Cristo» (Ef
carácter de encuentro entre el hombre y Dios y que es Dios quien 4,15).
tiene siempre la iniciativa y la primacía. El proyecto de Dios no La disminución de la gracia significa que el proyecto humano
destruye el del hombre, sino que lo asume, lo galardona y lo hace se va desvirtuando, al alejarse progresivamente de Dios; los vicios
su propio proyecto «premiando eternamente lo que él mismo con- comienzan a hacerse habituales, las violaciones del orden moral
cede» 14• llegan a comprometer la orientación de la opción fundamental,
creando un nuevo proyecto fundamental en el que Dios, como sen-
tido radical de la vida, se va apagando o deja de ocupar el centro
b) El aumento y la disminución de la gracia de la existencia. La Escritura atestigua esta trágica realidad hu-
La idea de proyecto fundamental de vida orientado hacia Dios mana: «Tengo en contra tuya que has dejado el amor primero»
-gracia habitual-, nos permite comprender también el proble- (Ap 2,4; cf. Gál 3,11; Heb 10,32; Ap 3,1-22; Is 3,15-20).
ma del aumento y la disminución de la gracia 15• Ante todo, hay
que superar la concepción cuantitativa de la gracia, que sugiere los
e) La pérdida de la gracia
DS, 248.
14
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181
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA HABITUAL
la realidad, de los valores morales, de la conciencia- puede ori- no existe certeza ni respecto a la perdición ni respecto a la sal-
ginarse un proceso que implique la pérdida total de la gracia. vación. Mientras vive, el hombre se halla distendido entre las po-
Pero conviene hacer una advertencia: en la historia presente, sibilidades del bien y del mal, del diálogo salvífica y del rechazo
ninguna opción fundamental es de tal naturaleza que se inscriba en condenable. Fidel Varing y Juan Alfara 19 han mostrado en estu-
el horizonte de lo definitivo e· irreformable 16• Mientras el hombre dios muy documentados que los teólogos y obispos de Trento en-
es peregrino, nunca puede decidir de manera irreversible y absoluta tendieron la certeza como una certeza puramente intelectual acerca
su postura ante Dios, ya que ningún acto, ni la misma orientación del propio estado de gracia. No se condenó la tesis de los escotis-
de su vida, llegan a agotar todas las posibilidades que le ofrece su tas presentes en el Concilio, según la cual «puede el hombre cono-
existencia histórica. Lo cual vale tanto para el bien como para el cer con la evidencia propia de la experiencia su buena disposi-
mal. Por consiguiente, mientras vive, el hombre tiene siempre la ción interior al recibir el sacramento de la penitencia y llegar así
oportunidad de salvarse. In statu viatoris, la pérdida nunca es de- a la conclusión cierta -a lo que ellos llamaban 'certeza de fe'-
finitiva. Siempre es posible la conversión. En la muerte --como ya de haber recibido la gracia» 20• La doctrina de Trento está en con-
hemos dicho- se da la posibilidad de un acto que sintetice y tra- sonancia con el concepto de fe, elaborado en el Concilio, el cual
duzca la totalidad del proyecto fundamental. Esta última síntesis presenta la fe como un asentimiento intelectual prestado a las ver-
de la vida posee carácter definitivo e irrevocable. Aquí se da la dades reveladas por Dios. La fe encierra también esa dimensión;
posibilidad real de una pérdida absoluta de la gracia. Tal pérdida pero es mucho más rica: bíblicamente, fe significa también con-
no es fruto de un simple acto malo, sino de todo el proyecto hu- fesión, obediencia y confianza fundada en Dios y no en el esfuerzo
mano, que paulatinamente se fue frustrando hasta alcanzar su for- humano.
malización absoluta en el momento de la muerte. En este sentido Existe, pues, en el ámbito de la fe una certeza basada en la
sólo hay un pecado mortal: aquel que lleva a la muerte y a la ab- esperanza, como afirma Pablo (cf. Rom 5,5; 8,14-16). 21• El hom-
soluta frustración, es decir, al infierno. Implica la pérdida total bre puede tener certeza moral de estar en posesión de la gracia
de la gracia, es decir, de la relación amistosa con Dios. habitual, por tener la seguridad interior que su proyecto funda-
mental está orientado hacia Dios; se sabe amorosamente abierto al
Padre y, por ello, tiene una experiencia de la gracia habitual. Sin
5. CERTEZA DEL ESTADO DE GRACIA embargo, nunca podrá tener la certeza de permanecer así siempre.
HABITUAL O SANTIFICANTE De ahí la necesidad de pedir el don de la perseverancia y de la
fidelidad 22• La certeza que poseemos es tendencial: una tendencia
Una de las cuestiones más discutidas en tiempo de la Reforma cierta a la salvación 2.3.
es la relativa al grado de certeza sobre la gracia habitual 17• El Con- Pablo era consciente de la situación peregrinante del hombre,
cilio de Trento enseña: «Mientras se es peregrino en esta vida mor- del peligro de una falsa conciencia, así como de las apariencias
tal, nadie debe querer penetrar tanto en el misterio oculto de la 19
Vering, cf. nota 17; J. Alfaro, Certeza de la gracia y certeza de la es
predestinación divina que pueda afirmar con seguridad y sin duda peranza, en Esperanza cristiana y liberación del hombre (Barcelona 1972)
ninguna, que figura entre los predestinados, como si el justo no 71-100.
pudiese ya pecar o, si peca, pudiese prometerse con certeza una zo Alfaro, loe. cit., 73; Vering, op. cit., 19-59; 85-112. Costacciario, cono-
nueva conversión. Porque, sin una especial revelación de Dios, no cido teólogo escotista, defendió en Trento la certeza de la gracia con esta
fórmula silogística: «Quicumque facit quantum in se est, certus est de sua
se puede saber a quiénes ha elegido Dios» 18• Se afirma, pues, que gratia; atqui iustificatus scire potest se fecisse quantum in se est; ergo po-
test esse certus certitudine fidei de adepta gratia» (Vering, 99).
21
•• Rahner, Der Leib und das Heil, junto con A. Gorres (Maguncia 1967) Lutero y Trento coinciden en este punto, como en otros muchos pues-
29-44. to que Lutero no afirmó una certeza intelectual, sino «la certeza vivida en
17
Cf. F. Vering, De certitudine status gratiae in Concilio Tridentino, la entrega confiada al amor de Dios, fundándose en Dios y no en el hombre»
Dissertatio ad lauream (Roma 1953); E. Stakemeier, Das Konzil von Trient (Alfaro, op. cit., 92).
über die Heilsgewissheit (Heildelberg 1947).
22
DS, 806.
•• DS, 1540; cf. Cánones 15-16: DS, 1565 y 1566.
23
Alfara, op. cit., 109.
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182 183
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
con que podemos engañarnos a nosotros mismos. Por eso confiesa III
de sí mismo: «Aunque la conciencia no me remordiese, eso no
significaría que estoy absuelto; quien me pide cuentas es el Señor. LA GRACIA ACTUAL:
Por consiguiente, no juzguéis nada antes de tiempo, esperad a que REALIZACION DEL PROYECTO FUNDAMENTAL
llegue el Señor: él sacará a la luz lo que esconden las tíníeblas y
pondrá al descubierto los métodos del corazón. Entonces cada uno
recibirá su calificación de Dios» (1 Cor 4,4-5). A pesar de esta au- El proyecto fundamental humano orientado hacia Dios (gracia
tocrítica, siempre necesaria, el mismo Apóstol atestigua la certeza habitual) constituye una totalidad y da unidad a la vida. Dicha
de la salvación: «Estoy convencido de que ní muerte ni vida, ni totalidad se concreta paso a paso. Los actos individuales y sucesi-
ángeles ni soberanías, ní lo presente ní lo futuro, ni poderes, ni ; vos van explicitando el proyecto fundamental. Este sólo existe real-
alturas, ni abismos, ní ninguna otra criatura podrá privarnos de ..,.1 mente cuando se hace historia. De ahí la importancia de los actos
ese amor de Dios, presentada en el Mesías Jesús, Señor nuestro». individuales. Cada acto encierra a todo el hombre. Y el hombre
«Si Dios está a favor nuestro, ¿quién podrá estar en contra? ... entero se halla en cada acto, aunque con distinta intensidad y di-
¿Quién será el fiscal de los elegidos? Dios el que perdona» (Rom verso grado de compromiso. Los actos revelan con mayor o menor
8,38-39; 8,31-33). La fe cristiana y la presencia del Resucitado profundidad la interioridad humana. Comprometen la personali-
en medio de nosotros confieren alegría, paz, seguridad, certeza de dad, unas veces más que otras. La calificación moral de los actos
que somos amados por Dios; exorcizan todo miedo que paraliza el no puede recaer directamente sobre ellos, como si se tratase de
bien. «Yo corro de esa manera, no sin rumbo fijo; boxeo de esa realidades subsistentes en sí mismas. Debe basarse principalmente
manera, no dando golpes al aire; nada de eso, mis directos van a en el proyecto de fondo y valorar a la luz del mismo los actos que
mi cuerpo y lo obligo a que me sirva, no sea que después de pre- lo expresan 1.
dicar a otros me descalifique a mí» ( 1 Cor 9 ,26-27 ). La certeza No se pasa directamente del proyecto fundamental a su concre-
de esperanza de que estamos en gracia de Dios no nos dispensa ción en actos. Puede interponerse una gama de mediaciones meca-
de luchar y trabajar por nuestra perseverancia «con temor y tem- nismos que tienen una autonomía relativa, fruto de experiencias
blor» (Flp 2,12). Pero da a la lucha tono diferente: sin dejar de más asimiladas, de la socialización de valores desnaturalizados por
ser dramática, esa lucha está animada por una serenidad de fondo la educación o por la sociedad, etc. Cabe que alguien tenga en su
y por un cierto aire de alegría y de buen humor. personalidad dimensiones no integradas aún en su opción de fondo·
La vinculación de la persona al mundo y a los demás y la cons- dichas dimensiones pueden constituir un yo paralelo, que no siem-
tatación de la radical estructura de pecado que caracteriza a la rea- pre adopta formas patológicas. En otras palabras: no siempre se da
lidad y nos hace partícipes del mismo podrían empañar la certeza una adecuación entre el proyecto fundamental y el acto en que
de que estamos poseídos por la gracia. Participamos del misterio toma cuerpo. Pueden intervenir aquí mecanismos perturbadores
de salvación y perdición del mundo; no conocemos con exactitud que limiten el carácter expresivo de los actos.
en qué medida somos responsables del pecado del mundo. Pero Muchos actos calificados como moralmente malos o ambiguos
cuando Cristo lo asumió para redimirnos, surgió un espacio de se- pueden tener como base un proyecto bueno; y ciertos actos tenidos
reno consuelo y de mayor certeza: en la resurrección de Cristo por buenos pueden inspirarse en un proyecto malo. Consciente de
Jesús, Dios se ha mostrado también Señor de esta dimensión som- ello, la teología ha enseñado siempre que ni todas las obras del
bría del mundo: «En el mundo tendréis apreturas, pero, ánimo, jus~o son justas, ní todas las obras del pecador son pecado. Ordi-
que yo he vencido al mundo» (Jn 16,33). naname.nte nos es más fácil poner malicia en los actos buenos que
descubrir la bondad latente en los actos malos. Es decir: nos cuesta
más admitir que haya un proyecto bueno bajo unos actos malos
que admitir la existencia de un proyecto malo bajo unos actos
buenos.
' Libanio, op. cit., con la bibliografía citada.
184 185
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA
vidar, podemos afirmar que los actos suelen ser expresión de una
LA GRACIA
T 2. DIVERSAS
LA GRACIA
DENOMINACIONES
SEGUN LA VARIEDAD
ACTUAL
DE LA GRACIA
DE LAS SITUACIONES
ACTUAL
HUMANAS
opción de fondo.
La opción fundamental es una y única; pero se expresa en múl-
tiples actos diversos. Empleando un lenguaje escolar se pueden
l. LA GRACIA DE DIOS Y DE CRISTO JESUS aplicar a la gracia actual diversos nombres que corresponden a los
ES UNICA E INDIVISIBLE distintos aspectos y necesidades de la vida humana 4• Esta vida se
halla siempre envuelta y penetrada por la gracia, que se hace pre-
Siempre que los actos expresan un proyecto bueno, orientado sente y activa hasta en las más insignificantes manifestaciones. En
hacia Dios, en el sentido de que están en armonía con él y lo his- el hombre no hay nada que Dios no ame y penetre. Por eso, se
dice que los actos que preparan al hombre para abrirse a Dios
torizan de manera feliz y adecuada, podemos hablar de gracia ac-
tual. Esta gracia afecta a los actos concretos 2• No es una gracia
T initium fidei son ya manifestaciones de la gracia. Los actos
realmente distinta de la gracia habitual. Es la misma gracia habi- que expresan la fe y la entrega humilde a Dios ( affectus fidei)
tual en un proceso de encarnación en la realidad. Así como los son también obra de la misma gracia.
actos considerados individualmente son expresión del proyecto fun- La misma libertad no representa una instancia sustraída a la
damental, así también las gracias actuales son expresión de la gra- gracia, un último reducto del dominio exclusivo del hombre. Tam-
cia habitual. No constituyen dos realidades separables, si bien pue- bién ella se inscribe dentro del movimiento de la· gracia, la cual
den distinguirse conceptualmente. La gracia es un movimiento hace que la libertad sea más ella misma, más espontánea y más
único que, por un lado, puede considerarse en su dirección global libre. Las expresiones de Jesús: «Sin mí no podéis hacer nada»
y recibe el nombre de gracia habitual y, por otro, puede contem- (Jn 15,5); «nadie puede acercarse a mí si el Padre que me envió
plarse en su acción concreta, que sigue los pasos de una trayecto- no tira de él» (jn 6,44); «nadie puede acercarse a mí si el Padre
ria; en este caso se le llama gracia actual. no se lo concede» (Jn 6,65); no deben entenderse en el sentido
La gracia de Dios es una sola y no hay muchas gracias, puesto de una negación implícita del valor de la iniciativa humana. Ex-
que no hay más que un solo amor y una única relación salvífica por presan el hecho histórico-salvífico de que el hombre concreto no
parte de Dios 3. Una vez más: la gracia actual es la dimensión his- puede entenderse adecuadamente sin su inserción en la gracia. Esta
tórica y sucesiva de la gracia habitual, dimensión que afecta a los pertenece de hecho a su contexto vital. No decimos que de derecho
actos considerados individualmente. Por ser sucesiva y constituir deba ser así; sólo estimamos que históricamente el hombre vive bajo
un proceso, admite la explicitación, apunta a un futuro y camina una permanente llamada de Dios; no tiene más oportunidad que aco-
hacia su plena manifestación, que tendrá lugar cuando el proyecto ger o rechazar dicha llamada. Toda decisión se realizará en el hori-
hum.ano se realice totalmente en Dios. Cuando afirmamos que la zonte de la salvación (gracia) o en el del pecado (rechazo de la gra-
gracia actual es la misma gracia habitual desarrollándose en el cia) 5•
ma_rco del proyecto fundamental humano, salvaguardamos tanto la Dios-gracia acompaña al hombre en todas las situaciones de su
urudad de la vida como la unidad de la única gracia de Dios. vida. Este dato permite comprender la tradicional división de las
múltiples gracias actuales, que --como ya hemos dicho-- no cons-
.
2
Cf. P. Bonneta0, Grdce ~ctuelle, en DBS 3, 1995-1205; Schmaus, op. tituyen sino la única gracia habitual concretándose de distintas ma-
cu., 539-565; Mystertum Salutis IV, 2, 920; A. Perego, La gracia (Barce- neras y en los diferentes momentos que forman la vida.
lona 1963) 93-250, con abundante bibliografía; J. H. Nicolás, Les projon a) Gracia preveniente (que llega antes) significa que Dios se
deurs de la grdce (París 1969) 184-226.
• ,
3
Bart}i.se ind!&na coi:itra la fragmentación de las gracias en la compren- anticipa al hombre y conserva siempre la primacía. El despierta en
sion teológica catolica. Dice: «No se debe creer que (los católicos) vivan de
hecho la ~rada tan horrible .Y, fragmentada de su dogmática. Podemos, por
el contrano, pensar que también ellos, afortunadamente vivan como nosotros
4
Cada manual sigue su división. Véase, por ejemplo, la minuciosa dis-
de la única e indivisa gracia de Jesucristo», Kirchliche Dogmatik IV /I (Zurich posición de Luis Arias, Gratia cbristiana (Madrid 1964) 160ss.
1953) 93; H. Küng, Rechtfertigung (Einsiedeln 1957) 198-203.
5
Cf. J. Fuchs, Situation und Entscbeidung (Francfort 1952).
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA
dice Santiago (3,2). De ahí que Trento definiera que, sin una es-
pecial gracia de Dios, es decir, sin una especial autocomunicación
b) Gracia concomitante es la gracia que acompaña al acto de Dios a la criatura, no es posible evitar todos los pecados venia-
en que toma cuerpo el proyecto fundamental en Dios; tal acto les 7• El mismo Concilio constata que hasta los mismos justos tie-
puede consistir en una palabra, en un gesto o en una actitud. nen defectos leves y cotidianos. La gracia de la perseverancia es esa
e) Gracia consecuente es la que persiste en el hombre como especial presencia de Dios que posibilita al hombre mantenerse
fidelidad al camino emprendido o a las posturas que se han adop- fiel al camino empezado en dirección al reíno, sin desvíos funda-
tado. Así, la gracia acompaña al hombre antes, durante el reco- mentales, y es consecuente hasta el fin. Trento llama a esta gracia
rrido de su camino y después de la realización de sus actos con- magnum donum 8.
cretos. Como puede apreciarse, los actos más naturales, la simple ho-
1
d) Gracia excitante es la que despierta y excita al hombre al nestidad, lo que constituye nuestra vida cotidiana, con sus peque-
bien. El hijo pródigo se levanta y se pone en camino hacia el pa- ñas y a la vez exigentes virtudes, todo está impregnado y penetra-
dre: todo ello es obra de la gracia excitante. Los deseos de mejorar, do por la gracia divina. La teología clásica discute ampliamente este
los propósitos de levantarse y la llamita de esperanza que abre su tema cuando habla de la necesidad de la gracia para cumplir la ley
camino secreto en el corazón humano constituyen una manifesta- 1
natural 9• La gracia no debe concebirse como algo exterior que no
ción, tenue pero eficaz, de la gracia de Dios, que hace fértil el de- pertenece al ser histórico del hombre. Como hemos repetido hasta
sierto humano. la saciedad, no existe nada natural que de hecho no sea también
e) Gracia auxiliante es la que se manifiesta como ayuda pres- sobrenatural. Se abre aquí la amplia perspectiva de la universali-
tada al hombre para que pueda realizar actos adecuados y corres- dad de la gracia, ofrecida a todos los hombres dentro de sus diver-
pondientes a su proyecto fundamental. sas situaciones históricas y religiosas. Incluso sin un contacto di-
f) Gracia sanante: el hombre sabe por experiencia que es dé- recto con la doctrina cristiana y católica, todos los hombres pue-
bil y está enfermo; la realización del proyecto resulta penosa. La den estar en comunión con Cristo Jesús, gracia encarnada en la
" gracia se manifiesta y actúa como medicina que tonifica las ener- historia. Todos vivimos en la misma comunidad salvífica, porque
gías espirituales. Cura la enfermedad y la anemia espiritual. todos sin excepción, aunque de manera distinta, somos amados
g) Gracia elevante es la que eleva al hombre de su condición apasionadamente por Dios.
de caído y le devuelve la verdadera talla humana para poder asu-
mir con hombría su opción fundamental.
h) Gracia suficiente: Dios se comunica a todos de modo que 3. NI TODAS LAS OBRAS DE LOS JUSTOS SON JUSTAS,
puedan salvarse. No se niega a nadie, por mala que sea su situa- NI TODAS LAS ÚE LOS PECADORES SON PECADO
ción. La insuficiencia proviene del ámbito humano, no del divino.
i) Gracia eficaz es la gracia que consigue infaliblemente su De lo dicho se desprende con toda claridad que no todas las
efecto; no deja al hombre intacto, sino que lo hace más humano y obras de los justos son justas. La condición de naturaleza caída ha
más divino. sellado de tal manera al hombre, que éste está siempre marcado
j) Gracia de la perseverancia: la tradición ha afirmado siem- por el negro estigma de su propia alienación fundamental, es decir,
pre que, en el estado actual de naturaleza caída, «el justo no pue- por el pecado. El proyecto de vida abierto a Dios se frustra aquí
de perseverar durante largo tiempo en la justicia (en la identidad y allí, si no de forma definitiva, al menos, de una forma que ofen-
de su proyecto fundamental) sin un especial auxilio divino» 6• Esta de a Dios y avergüenza al hombre. Este no realiza plenamente sus
proposición se entiende sin dificultad a la luz de la cotidiana ex- deseos, no consigue lo que se había propuesto. De ahí que se re-
periencia del pecado, por el que el Señor nos enseñó a pedir per-
dón en el padrenuestro (Mt 6,12). «In multis offendimus orones», ' DS, 1573.
• DS, 1566.
• DS, 1572. 9
Cf. Flick-Alszeghy, op. cit., 117-200.
188 189
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE L.A
10
Cf. contra Hus: DS, 1216; contra los reformadores: DS, 1557; contra
Bayo, que decía: «todas las obras de los infieles son pecado y las virtudes
de los filósofos son vicios»: DS, 1925; contra Jansenio, que enseñaba: «todo
lo que no se haga desde la fe cristiana sobrenatural, que obra por el amor,
es pecado»: DS, 2311; cf. también DS, 2308; contra Quesnel, que afirma-
ba: «la oración del pecador es pecado y su temor al castigo un renovado
pecado»: DS, 2445; 2451-2467.
u Sobre la historia de este axioma, cf, J. Riviere, Quelques antécédents
de la formule «Facienti quod est in se»: «Revue des sciences religieuses» 7
(1927) 93-97; A. M. Landgraf, Dogmengeschichte der Frühscholastik, I/1
(Ratisbona 1952) 249264; cf. un minucioso comentario de Flick-Alszeghy,
op. cit., 236-242.
190 191
ESTRUCTURA SOCIAL DE LA GRACIA HABITUAL Y ACTUAL
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
ESTRUCTURA SOCIAL DE LA GRACIA HABITUAL Y ACTUAL
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ESTRUCTURA SOCIAL DE LA GRACIA HABITUAL Y ACTUAL
y la des-gracia dentro del mismo. En el presente capítulo queremos indiferenciadamente las mismas,. dando lugar a una visión predo-
resaltar su profunda imbricación con el proyecto personal. Ente?: minantemente económica de los problemas sociales.
demos por modernidad el estilo de vida ( etbos cultural) que surgio Los dueños de la ciencia y de la técnica y, consiguientemente,
con la aparición del espíritu científico en el siglo XVI y con la for- del poder global constituyen un pequeño grupo de países, que
mación de la burguesía como clase social. Nacido ~n Euro~a, se mantienen a los demás en un régimen de dependencia y opresión.
difundió por el mundo entero, mediante el colorualismo, el :mI?e- Han conseguido imponer, lenta pero progresivamente, su ethos
rialismo y, hoy, mediante la unificación de la estructura economica cultural y pretenden que es el único verdaderamente humano y
y las empresas multinacionales, dando lugar a una verdadera «ecu- civilizado. La alteridad, la gratuidad y otras formas de acceso a la
mene». - - realidad han quedado reducidas a los límites del propio horizonte
Tal estilo de vida reclama-un proyecto del hombre y un pro- de racionalidad y eficacia. Tal modo de ser ha originado desen-
yecto de la sociedad y elabora· un determinado tipo de ~aciona!i?ad frenados conflictos estructurales; el progreso, sumamente sofisti-
que lo posibilite y legitime 6• Es el predominio de la .razon ~nah~1~0- cado, de las sociedades opulentas de consumo exige una elevada
instrumental sobre la razón dialéctica (en el sentido aristotélico cuota de iniquidad social que pagan las inmensas mayorías más
de los Tópicos) y sapiencial, hasta el punto de aspirar a ser l~ única pobres del mundo. La crisis provocada es hoy evidente, sobre todo
forma válida de totalizar las experiencias humanas. Este tipo de a causa de las malas condiciones de vida que el sistema de la mo-
racionalidad ha creado obras faraónicas como la empresa científico- dernidad crea para todos los hombres.
técnica con su dominio sobre los mecanismos de la naturaleza Y El cristianismo, en un primer momento, rechazó la moderni-
de las relaciones interhumanas. La crisis del ethos de la modernidad dad; pero lo hizo con una mentalidad conservadora y añorando
(crisis humanística, social, ecológica, etc.) ha puesto de manifiesto un régimen en que él tenía el poder: el régimen de cristiandad.
su más secreta intención: la voluntad de poder, que se traduce en Luego se pasó a un diálogo abierto, desde León XIII hasta el
deseo de lucro, de acumulación y de poderío. Saber es poder, Y Vaticano II; en no pocos grupos apareció un progresismo moder-
poder es dominio del sujeto sobre el objeto, q~e P:U~de ser ~fl!lto nizante que exaltaba la autonomía de la razón-instrumental y de
la naturaleza como el hombre y la sociedad. Cientifismo, eficíen- las ciencias hasta el extremo de que no se podía ver con claridad
tismo explotación de todo cuanto puede ser conocido y manipu- la contribución de la experiencia cristiana y de la fe; les faltó un
lado: 'tales son las características de la modernidad. Los regímenes análisis estructural y global del espíritu de la modernidad y del
actuales bajo los que vive el hombre, el capitalismo ?ccidental Y ethos cultural que implicaba en las obras que producía. En otra
el capitalismo comunista del Estado, resultan co~prens1bles de~tro vertiente, reforzada por el indiscutible valor de la reflexión teo-
de los parámetros de la modernidad. El comurusmo, en su nivel lógico-pastoral de Latinoamérica, se advirtió claramente el carácter
estructural no representa una alternativa frente al modelo de la radicalmente conflictivo de las estructuras de la modernidad y su
modernidad, ya que ha asimilado y privilegiado la' función a:ialítico- naturaleza humanísticamente anémica y poco abierta a la trascen-
instrumental de la razón, la ilustración científica, la ciencia como dencia.
pura dominación, marginando por completo la razói: simbólico- Pero la crítica no puede realizarse como añoranza de una exis-
sacramental y sapiencial, que existe también, y esencialmente, en tencia premoderna o antimoderna que, en el fondo, emplea la
lo humano. Las relaciones hombre-naturaleza y hombre-hombre son misma racionalidad burguesa y moderna contra la que se rebela.
Es necesaria una crítica que parta de una instancia no moderna
• Cf. las reflexiones muy oportunas a partir de una perspectiva latino-
americana: J. C. Scannone, Hacia una pastoral 4e la cr~ltura (Documenta- (y, por eso, posmoderna), y se efectúa sobre el horizonte de otro
ción MIEC-JECI, 16; Lima 1976); Transcendencia, praxz! lzbera~ora Y len modelo de interpretación de la realidad y valore otras perspectivas
guaje, Hacia una filosofía de la religión posmoderna y latznoamerzcanamen~e teóricas de la razón, como la sapiencial del pueblo, la simbólico-
situada: «Nuevo Mundo» 1 (1973) 221-245, o en Panorama de la te?logza sacramental de las relaciones del hombre con los demás y con la
latinoamericanaI (Salamanca 1975) 83-117; La liberación latinoamericana:
Ontología del proceso liberador: «Stromata» 28 (1972) 10~-150; L. Boff2 naturaleza. En este nivel de conciencia no se cuestiona solamente
Teología do cativeiro e da libertacao, 103-133; R. Alves, O [ilbo do amanha el proyecto antropológico y político-histórico de la modernidad, sino
(Petrópolis 1977). que, superando el esquema reduccionista reaccionarismo-progresis-
196 197
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA ESTRUCTURA SOCIAL DE LA GRACIA HABITUAL y ACTUAL
mo, se van elaborando modelos que puedan servir de alternativa. No hay nadie que esté habitado sólo por la gracia; en todos
Se relee la historia nacional de los distintos pueblos, en la que se se da también el pecado. Y así sucederá hasta que, con la muerte,
descubren --en una línea más sapiencial- distintas maneras de se pueda trascender esta profunda ambigüedad. Lo cual significa
pensar, de vivir y de valorar; se aceptan ritmos diferentes de que todos necesitamos la misericordia de Dios y de los hermanos,
transformación y liberación, propios de otros estilos de vida; se por santos que seamos en nuestra interioridad, puesto que no
elabora una comprensión del hombre y de la sociedad que tiene somo.s solamente solidarios en la gracia y con el nuevo Adán, sino
su fuente en la fe y considera al hombre como criatura, como hijo también en el pecado y con el viejo Adán.
de Dios, hermano de todos y abierto siempre a la alteridad. Así,
la fe entra en calidad de fuerza estructural de un nuevo sentido
de la vida, el cual determina las más variadas prácticas (científico- 4. DESIGNIO DE DIOS Y PROYECTO DEL HOMBRE
técnicas, educacional, social, etc.). Este tipo de actitud de fe no
se inserta simplemente en la modernidad, intentando rescatar -va- A la luz de las reflexiones precedentes resulta sumamente mis-
lores y justificarlos, sino que persigue una conversión del propio teriosa la singladura humana. El yo personal no se siente autor
núcleo del ethos moderno. Apunta a algo distinto y con carácter de su propio destino, sino actor en un escenario en el que se des-
de alternativa. No se ajusta a un horizonte dado, sino que crea arrolla una historia global, cuyo designio escapa a la razón analítica.
otro con mayor sentido de justicia, de humanidad y de comunión Cada actor desempeña su papel y tiene su propio proyecto funda-
con Dios. No asume irreflexivamente la imagen del hombre de la mental; p~r<: vive en una radical inseguridad histórica: ¿a quién
modernidad, sino que propone una imagen nueva, nacida de la fe. estamos sirviendo, en el fondo? ¿Para quién es esta representa-
«La fe implica un nuevo sentido del mundo y de la vida, que libera ción? ¿Qué pretende mostrar? Lo que nos interpela, en el seno
la autonomía de todo lo mundano de su esclavitud al pecado. La de l~ historia, y esto lo percibe muy bien la razón sapiencial, no
fe proporciona a los hombres y a los pueblos un nuevo horizonte e~ solo este o aquel hecho, su coyuntura y estructura, sino el sen-
de comprensión que les permite asumir, juzgar, discernir y puri- tido global dentro del cual se coordinan todos los elementos, que
ficar el ethos de una cultura, su comprensión de la vida y de la son revelación del mismo. ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Son
muerte, de la naturaleza, del hombre y de Dios: la comprensión los eventos institucionales y culturales advenimiento de un sentido
del sentido de la vida que forma el espíritu ético-trascendente de radical? ¿No será nuestra apertura a los sentidos inmanentes del
cada cultura y de cada acción concreta personal o social» 7• sistema, captables por la razón instrumental, signo y sacramento
Cuando situamos los términos en esta perspectiva, descubrimos de 1:fi s".11tido que trasciende todos los demás sentidos? ¿No será
sin dificultad la interrelación vigente entre el proyecto histórico la historia 'una revelación y manifestación de la palabra que todo
global y el proyecto personal. Este participa de los dramas de lo desvela y esclarece? ¿Cuál es ese sentido? ¿No es precisamente
aquél. Y aparece con más claridad que nunca el sentido del logion lo. que la teología ha denominado siempre misterio y designio de
de Jesús sobre la cizaña y el trigo, sobre el pez bueno y el malo J?ios? La fe, que nace y crece en el horizonte de la razón sapien-
que coexisten en la misma tierra o en la misma red. En mayor o cial, responde a nuestra inseguridad histórica así como a nuestra
menor grado, todos los hombres participan de la salvación y la incapacidad de saber qué es lo que, en realidad, estamos constru-
perdición del mundo, del pecado y la gracia. La constante voluntad yendo: con nuestros proyectos fundamentales estamos contribu-
de superar las contradicciones del sistema y la disposición a trans- yendo a realizar el designio de Dios. Y ese designio es de amor no
formarlo cualitativamente en un sentido más humano y divino pa- ~e destr.ucción. Contra él no pueden prevalecer las puertas del in-
recen representar la forma en que aparece la gracia habitual dentro fierno rn toda la maldad nazi que hunde sus raíces en todo corazón
de nuestro mundo. Los pasos concretos que damos en todos los humano.
planos, teóricos o prácticos, en la intimidad personal o en el seno Nosotros hacemos proyectos. Dios tiene su designio. Este sólo
de las estructuras, constituyen la gracia actual. es dar~ para la. fe, la cual nos dice también que tal designio se
c?~creto, en la singladura de Cristo Jesús, que vivió, murió y resu-
7
Scannone, op . cit., 39. cito, esta presente en la Iglesia como recuerdo vivo y es celebrado
198
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA
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DE
LA GRACIA
LA EXPERIENCIA
COMO CRISIS
DE LA GRACIA
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. LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN y LIBERTAD
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
l LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD
mundo, contemplado desde las salas de tortura de las policías re- 1 demptus et liberatus, del hombre capaz de readquirir efectivamente
presivas de nuestro continente oprimido, desde los campos de con- su identidad delante de Dios. De lo contrario, no tendría sentido
centración de los regímenes totalitarios, desde el hambre y la mi- la cristología al hablar gozasamente de la irrupción del novissimus
seria provocadas por el sistema en millones de seres, ofrece la base Adam (1 Cor 15,45) en Jesucristo resucitado.
experiencia! para una total increencia, por parte de muchos, en la La recuperación de la identidad religiosa del hombre {justicia
bondad que pueda haber en el corazón humano. Nuestro siglo y justificación) no se verifica por un toque de magia. Implica un
-sin duda, más que los anteriores- tiene la dolodora y mortifi- doloroso proceso de liberación 8• Proceso que no ha de entenderse
cante experiencia del mal, sagazmente pensado y programado para como preparación para la gracia, sino que es ya la misma gracia
destruir sistemáticamente a miles de personas, para manipular a haciendo su camino en la historia de los hombres.
millones de seres humanos y mantener bajo un régimen de depen-
dencia opresora a continentes enteros 7•
A pesar de todo ello, la fe nos garantiza que nuestra solidaridad
con el nuevo Adán, Cristo Jesús, es mucho más profunda que la 3. LA GRACIA COMO PROCESO DE LIBERACION
PARA DIOS
que nos vincula con el Adán viejo y pecador. A pesar de todos los
males, que constituyen indiscutiblemente un misterio para la razón
analítica, ha existido siempre en el hombre una inagotable capaci- En la tradición teológica no existe una síntesis de la gracia que
dad de reacción, de lucha por formas de convivencia más fraternas, articule esta dimensión liberadora en una perspectiva personal y
de martirio por causa de la justicia. La historia del sufrimiento social centrada en las correspondientes dimensiones del proyecto
anónimo y de no pocas muertes -historia inútil y sin sentido a los fundamental 9• Lo que se ha elaborado (en una perspectiva entera-
ojos de los poderosos- la archiva Dios en su designio y él mismo mente individualista) es el extenso tratado sobre la justificación,
la contará un día. La «antifonía» de la historia aparecerá como la
verdadera sinfonía divina. El gozoso preludio de esta verdad nos 8
Cf. el importante estudio de G. Greshake, Gnade als konkrete Freiheit.
fue revelado en la resurrección de Jesucristo, en quien se celebra Bine Untersuchung zur Gnadenlebre des Pelagius (Maguncia1972). El autor
el futuro absoluto de un hombre destrozado en la cruz. muestra cómo Pelagio fue mal interpretado por Agustín, debido a los diver-
sos lenguajes que usaban uno y otro. Agustín hablaba con el lenguaje de
Si el mal y la mala voluntad se hubieran apoderado de la esen- la ontología platónica, y Pelagio con el de la experiencia cristiana histórica.
cia humana hasta el punto de convertirnos por entero en enemigos «Según Agustín (queriéndose reforzar la tendencia), el acontecimientode la
de Dios, no habría ya lugar para la redención ni para ningún pro- gracia es un acontecimientoque tiene lugar por detrás y por encima de la
ceso de liberación. Decir salvación es confesar que no todo está historia; dicho acontecimientoestá ligado sine qua non a la historia humana
solamente mediante la obra salvífica de Cristo (y, en un sentido derivado,
perdido en el hombre ni en el mundo, que no todo es inexorable también mediante la comunidad de salvaciónque es la Iglesia). Según Pela-
y fatal, sino que existe un núcleo bueno capaz de ser rescatado y gio, la gracia es una actuación de Dios, que llega al hombre de múltiples
liberado, y no simplemente sustituido, Ello explica la continuidad maneras durante su vida, como una fuerza concreta, experimentable y ·veri-
ficable, liberándole para la libertad» (p. 228). Cf. la discusión moderna sobre
originaria entre creación y redención, entre protología, soterio- el pelagianismo, en la que se rehabilita la figura histórica de Pelagio y su
logía y escatología, porque Dios puede transformar lo viejo en optimismo, perfectamente compatible con nuestra comprensión de la fe en
nuevo y al pecador en justo. La fe y la esperanza cristianas no nos la actualidad: P. Fransen, Agustín y el pelagianismo, en Mysterium Salutis,
prometen otra creación, sino una creación nueva, sacada del seno IV, 2, 623-638; G. I. Bonner, How Pelagian was Pelagius? An Examina
tion o/ the Contentions of Torgny Bohlin: «Studia Patrística» IX, 94 (1966)
de la vieja. 350-358; donde se toma posición frente al libro de T. Bohlin, Die Tbeologie
La fe cristiana, por consiguiente, no se presenta como mera des Pelagius und ihre Genesis (Uppsala 1957).
fenomenología de una existencia ambigua bajo el signo de Adán y 9
A pesar de ello, y dentro de muy distinta perspectiva, véase H. Ron-
bajo el signo de Cristo. Es también fenomenología del hamo re det, La grace libératrice, en Essais sur la théologie de la gráce (París 1964)
39-74; V. Capánaga, Agustín de Hipona (Madrid 1974) 106-108: La gracia
de la liberación. Cf. San Agustín, Enarrat. in Psalm. 64, 1: PL 36, 772:
7 Cf. Boff, El sufrimiento nacido de la lucha contra el sufrimiento: «Con- «Debemus et nos nosse prius captioitatem nostram, deinde liberationem
cilium» 119 (1976) 313-327. nostram».
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD
núcleo dogmático de la doctrina de Trento 10• Allí se habla del ción de hijos de Dios (Rom 8,15) por el segundo Adán, Jesucristo
hombre pecador y de su justificación, pero sin ninguna reflexión Salvador nuestro» 11• Este paso ( translatio) sólo puede entenderse
temática sobre su inserción en un mundo caído y sin aludir al enor- como un proceso por el que se abandona un estado y se conquista
me influjo que éste ejerce sobre el proyecto personal de conversión. otro. Todo este proceso es obra de la gracia, desde sus comienzos,
Por otra parte, el Concilio de Trento, debido al instrumental teó- como conversión, hasta su culmen, con la filiación divina y la in-
rico que utiliza, el de la teología y ontología posescolástica, no in- habitación de la Santísima Trinidad 12• Trento lo expresa acertada-
terpreta la justificación como proceso evolutivo, en consonancia mente, aunque no de manera temática: «Declara además este sa-
con la experiencia de conversión como lenta y progresiva elemina- crosanto Concilio que el principio de la justificación misma en los
ción de un proyecto olvidado de Dios y como callada pero conse- adultos ha de buscarse en la gracia de Dios preveniente por medio
cutiva y creciente elaboración de un nuevo proyecto de hombre de Cristo Jesús, esto es, en la vocación por la que son llamados,
igualmente nuevo, cada vez más centrado en Dios y en Jesucristo. +- sin que exista mérito alguno en ellos ... » 13• Este principio no se
Concibe la justificación en compartimentos estancos; cada fase tiene interpreta, sin embargo, formalmente como justificación propia-
sentido en sí misma: preparación, justificación propiamente tal, mente tal en acto y en proceso evolutivo, sino como «disposición
efectos. La experiencia cristiana aparece vertebrada con un lenguaje o preparación para la justificación» 14• La justificación propiamente
ontológico, que es aceptable y legítimo. Pero si no se sitúa en un dicha viene después y presenta una formalidad distinta y peculiar.
nivel histórico y, por tanto, dentro de un proceso, tiende a que- Los Padres conciliares no podían decir sino lo que dijeron, desde
darse en pura formalidad abstracta, ajena a la experiencia, en un el momento en que utilizaron un instrumental ontológico y no otro
mero lenguaje sin relación a una praxis de conversión y vivencia existencial y procesual.
1
del proyecto cristiano. Teniendo en cuenta esta ruptura epistemológica, y traduciendo
~1 li.' 1 1
El hecho de que el Concilio de Trento no articulara la justifi- el lenguaje ontológico al histórico-procesual 15, podemos actualizar
cación del pecador en términos de proceso e historia no significa la doctrina católica de Trento de la forma siguiente:
que la teología deba limitarse a la doctrina definida. Es tarea suya a) El proceso de liberación humana es la concreción histó-
pensar y expresar la verdad de fe teniendo en cuenta las doctrinas
li oficiales, pero yendo más allá cuando sea necesario. Así lo haremos
rica de la liberación realizada por Dios. Esta es la que, inicialmente,
:> en este capítulo. Nos basaremos en los textos del Decreto sobre la 11
DS, 1524:
justificación, aprobado en la sesión sexta del Concilio el 1.3 de 12
Cf. S. González, El proceso de la conversión a la luz del Concilio de
ltl!;5 enero de 1547. Pero iremos más allá de los textos, manteruendo Trento: «Revista de Espiritualidad» 5 (1946) 56-73; E. Schillebeeckx,Una
y prolongando el sentido original que en ellos se encierra, incluso opinión nueva sobre el Decreto de la Justificación en el Concilio de Trento:
en su carácter obligatorio para la fe católica. En vez de hablar de «Concilium» 5 (1965) 168-171.
u DS, 1525.
justificación (palabra clave de la teología paulina y conciliar), habla- 1•
DS, 1528.
remos de liberación. Se trata de la misma realidad, pero más verte- " En las discusiones -dentro del Decreto sobre la justificación- de
brada en su dimensión dinámica e histórica. los capítulos quinto y sexto acerca de la preparaciónpara la gracia (DS, 1525-
El mismo Concilio, al introducir la temática de la justificación, 1526), suscitáronse arduos debates entre la corriente agustiniano-franciscana,
en el capítulo cuarto, insinúa -sin sacar después las consecuen- representada principalmentepor Seripando, defendiendo una concepciónmás
procesivo-evolutivade la gracia, y otra de matiz claramente posescolástico,
cias- que se trata de un proceso: «La justificación del impío se insistiendo sobre el carácter formal-ontológicode la justificación.Los actua-
describe como un paso ( translatio) de aquel estado en que el les textos dejan entrever una y otra posición: por un lado, aparece toda la
hombre nace hijo del primer Adán al estado de gracia y de adop- doctrina concebida formal y ontológicamente, y, por otro, se descubren
dimensionesdinámicasy evolutivas, ligadas a la experienciade conversión y
10
Véase el estudio, todavía más serio, de Hans Küng, Rechtfertigung. Die de asimilaciónde la gracia divina. Véase, a este propósito: E. Stakemeier,
Die theologischen Schulen auf dem Trienter Konzil uidbrend der Recbtfer
Lebre Karl Bartbs und eine katbolische Besinnung (Einsiedeln 1957); O. H. tigungsverhandlungen: «Theologische Quartalschrift» 117 ( 1936) 188-207;
Pesch, Theologie der Rechtfertigung bei Martín Luther und T_homas vo_n 322-350; íd., Der Kampf um Augustin au] dem Tridentinum (Paderborn
Aquin (Maguncia 1967) con un excelente resumen en Mystertum Salutis, 1937) 151-160; H. Jedin, Geschichte des Konzils van Trient II (Friburgo
IV, 2, 790-872. 1957) 213-214, 241-242; Mysterium Salutis, IV, 2, 642-645.
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD
por pura gratuidad y amor, «dispone, excita y ayuda» 16 a los hom- que _tiende a su realización, que promueve un proceso y busca una
bres a dar el paso liberador de su situación enemiga de Dios, ofen- plenitud futura? la realización de la utopía. Así entendida, la utopía
siva para los hermanos y alienada en el mundo. La liberación es no se opone, smo que pertenece a la realidad: realiza enteramente
humana· porque la realiza el hombre en su libertad, «asintiendo y sus virtualidades latentes.
cooperando librementesF: sin embargo, es Dios quien de tal ma- e) El proyecto utópico postula pasos concretos que traduz-
nera mueve y penetra la acción humana que la liberación puede car:i históricamente la liberación en términos de proceso. En un
considerarse como liberación de Dios. El proceso histórico anticipa primer momento actúa como instancia denunciadora de una situa-
y prepara la definitiva liberación en el reino; las liberaciones hu- ción en desacuerdo con el proyecto de Dios. Este pone el proyecto
manas tienen una función sacramental: poseen su propio peso, pero humano en una crisis profunda («los pecadores son provechosa-
expresan y concretan anticipadamente lo que Dios ha preparado mente sacudidos») 22, situación en que desaparecen los cuadros de
definitivamente para los hombres. referencia, y hace entrar en un proceso crítico y de conversión por
b) «Excitado y ayudado por la divina gracia» 18, el hombre e~ que el ~ecador «se levai:ta contra los pecados con odio y detes-
acoge la fe. Esta no es sólo la apertura total a la trascendencia, la tandolos» . Lo cual constituye ya un proceso de transformación
humilde y generosa entrega al misterio insondable, en un sentido qu~ no implica solamente dimensiones personales, sino también
de acogida, modificando ontológicamente la situación del hombre S~)C!~es. Pensando con categorías sociales, descubrimos aquí la po-
delante de Dios; es también fe fiducial, fe como confianza, no sólo sibilidad de un proceso revolucionario con el que se destruye un
- en un sentido moral, sino en un verdadero sentido ontológico, como proyecto inicuo, generador de pecado estructural, y se elabora otro
actitud englobante de toda la vida. Lo que condenó Trento fue la con el que sea menos difícil ser hermano de los demás y más fácil
fe fiducial como «confianza vana y ajena a toda piedad» 19, pero amar Y practicar la justicia. No sólo el hombre debe ser liberado
no su sentido ontológico, que tiene raíces bíblicas. Con todo, la ~ justificado, sino_ toda la red activa de relaciones que lo mantienen
fe no estriba solamente en esta actitud ontológica y fundamental ligado con la realidad social, económica y política, marcada estruc-
de apertura y acogida de Dios. Significa también un proyecto his- turalmente por. el pecado. En un segundo momento, más decisivo,
tórico; cuenta con indicaciones reveladas por Dios y nos anuncia el hombre articula una nueva praxis renovadora: «Comienza a
las promesas divinas sobre el destino humano, especialmente sobre amar a Dios como fuente de toda justicia ... a llevar una vida nueva
el pecador en cuanto puede ser liberado 20, en cuanto llamado a un y. a ~i;nplir los mandamie1:tos de Dios» 24• Este nuevo proyecto
nuevo proyecto de vida e invitado a ser morada del mismo Dios. historifíca el proyecto de Dios en la historia: es la liberación y la
El proyecto teológico, dada su estructura proyectiva, tiene una justificación en proceso.
función utópica. Y al hablar de utopía, no la entendemos peyora- d) El proceso tiende a un aumento del espacio de la libertad
tivamente como sinónimo de fantasía, evasión de la realidad, sueño para una vida nueva y una praxis en consonancia con ella. De ahí
e inexistencia. La tomamos en el sentido recuperado por la moder- que no sea completa la liberación centrada únicamente en la supe-
na antropología, sociología y teología, como aquella realidad esca- ración de una situación inicua (perdón de los pecados), lo cual
tológica, última, absolutamente realizadora, que no se historifica constituiría tan sólo una liberación de esto o de aquello, pero no
sólo en el término del proceso histórico, sino que se anticipa en el para algo distinto y mejor. Con razón insiste el Concilio en que
tiempo, se concreta limitadamente en cada paso que se da, man- la verdadera liberación es más que perdón de los pecados: es «al
teniendo la historia siempre abierta a un poder ser más pleno, no mismo tiempo la santificación y renovación del hombre interior» 25•
experimentado todavía, pero posible 21• La liberación de Dios es Aquí está el nuevo proyecto fundamental orientado hacia Dios
lo que deberá ser para el hombre: es ya una realidad anticipada, que r~stituye al hombr~ .su verdadera identidad (justicia). El pro~
pero todavía no realizada en toda su plenitud. Trento insiste con c~so liberador no se dirige solamente contra situaciones injustas,
razón en esta fe como proyecto de Dios sobre el hombre: proyecto smo que crea otras nuevas y da lugar a una mentalidad nueva y
renovada en el hombre. El tirano y la sociedad injusta no se vuel-
1•
DS, 1525. 17 DS, 1525. " DS, 1526. 1• DS, 1532. "' DS, 1526.
21
Cf. L. Boff, Vida para além da marte, 15-33.
22
DS, 1526. 23
DS, 1526. " DS, 1526. 25
DS, 1528.
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i
ven sÍI~plemente más bondadosos, permisivos y flexibles, pero 4. EL PROCESO LIBERADOR CONTINUA:
manteruendo en su estructura fundamental los mecanismos genera- «HOMO SIMUL OPPRESSUS ET LIBERATUS,
dores de pecado institucional y personal. 'Se efectúa, por el con- SEMPER LIBERANDUS»
trario, la gestación de un nuevo ser. El Concilio, con un lenguaje
referido a lo personal, afirma: «De injusto, el hombre se convierte A pesar de las libertades conquistadas mediante el proceso de
en justo, de enemigo en amigo» 26• Más aún: «Somos renovados .en liberación, el hamo viator no se sustrae a dicho proceso. Las liber-
lo más íntimo de nuestro espíritu... No sólo somos reputados tades históricas anticipan la escatología; pero no crean un estado
justos, sino que verdaderamente nos llamamos y somos justos» v. escatológico, que implicaría el fin de la historia. Esta se halla abier-
~o sólo se inaugura una liberación de, sino sobre todo una libera- ta a un futuro imprevisto: puede progresar hacia el reino y puede
retroceder y pervertirse. ¿Qué se quiere decir, pues, cuando se
ción para. Lo que el Concilio exige es una verdadera revolución a
~ivel personal. Puesto que la persona nunca es simple individuo, . '
afirma con Trento que el hombre ha sido justificado y liberado
smo que es esencialmente social, podemos deducir que se requiere realmente?
una revolución estructural del mundo para que sea verdadera y Erí un sentido primero y fundamental, esa doctrina debe en-
eficaz la conversión del núcleo personal. ¿Qué pasos tácticos ha- tenderse ontológicamente; es decir, en el proyecto fundamental
brá que dar? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿En qué condiciones? Esto de la persona ocurre algo que la sitúa de manera nueva con respecto
constituye ya otro tipo de reflexión que busca de mediaciones a Dios y a la salvación eterna. Pero el Concilio se abre también
estratégico-tácticas en orden a una eficacia transformadora. El Con- a una perspectiva concreta e histórica: con respecto a la situación
cilo no reflexionó sobre el particular; se mantuvo en un ámbito anterior de impío, el hombre es justo ahora; pero tal situación no
meramente doctrinal y no descendió a sugerir ni elaborar prácticas es escatológica y definitiva: «Cuando uno se mira a sí mismo y
eficaces. Sin embargo, esta preocupación no será ajena a la pastoral contempla su propia flaqueza y su deficiente disposición, puede tem-
de una Iglesia inserta en medio del mundo y deseosa de ser levadura blar y temer por la remisión de los propios pecados, dado que
de transformación a partir de su proyecto elaborado a la luz de la nadie puede saber con certeza de fe, en la que no cabe el error,
fe y de la gracia. Sobre tal reflexión liberadora hemos hablado ya que ha conseguido la gracia de Dios» 28• Mientras perdura la his-
al referirnos a la problemática de la experiencia de la gracia en el toria, el proceso liberador está siempre amenazado interior y exte-
horizonte de la América Latina oprimida. riormente. El Concilio proclama, con gran sentido de la realidad:
La gracia de Dios no está solamente presente en el proceso li- «Nadie se prometa nada con certeza absoluta ... ; los que creen estar
berador, como si tal proceso constituyese una realidad y la gracia de pie, pongan cuidado en no caer (1 Cor 10,12) y trabajen en su
o~ra. El mismo proceso liberador, orientado a la gestación de una salvación con temor y temblor (Flp 2,12) ... Sabiendo que han re-
vida humana más fraterna y participada, más abierta a Dios, cons- nacido a la esperanza de la gloria ( 1 Ped 1,3) y no todavía a la
tituye ya la presencia de la gracia liberadora en el mundo. La orada gloria, deben temer la lucha que aún les aguarda con la carne, con
liberadora de ~íos se encarna en el camino arduo, pero lib:rador el mundo y con el demonio» 29• Por tanto, hemos sido liberados
del hombre. D10s y el hombre colaboran en la gestación, nacimiento para la esperanza; ésta apunta siempre a un ya presente, pero tam-
y desarrollo del reino de Dios dentro de la historia hasta su plenitud bién a un todavía no posible y siempre amenazado.
final. Se abre, pues, un camino de liberación progresiva. El hombre
concreto e histórico se encuentra oprimido y liberado a la vez, «si-
mul oppressus et liberatus» 30• Esta fórmula debe interpretarse
18
DS, 1534. 29
DS, 1541.
30
Es la traducción, en un contexto de teología de la liberación del axio-
ma simul [ustus et peccator. Cf. W. joest, Paulas und das lutheri;che simal
[ustus et peccator: «Kerygma und Dogma» 1 (1955) 269-320; H. Küng, op.
cit., 231-242; K. Rahner, A la par [usto y pecador, en Escritos de Teología
VI, 256-270; O. H. Pesch, Simul [ustus et peccator, en Mysterium Salutis
,. DS, 1528. et DS, 1529. IV /2, 845-849. '
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ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD
correctamente para desvirtuar lo que hemos afirmado, al referirnos fontalmente bueno. Consiste en un profundo dinamismo de la vida
a la verdadera liberación alcanzada. El simul oppressus et liberatus humana, en la que cada dimensión de nuestra personalidad busca
no es una afirmación metafísica; no versa sobre la realidad enten- realizar su inclinación lo más intensa y perfectamente posible. Así,
dida estática y formalmente, como si fuera un en sí, al margen existe un dinamismo hacia fo alto, hacia el otro, hacia el señorío
del proceso de liberación. Entendida en este sentido metafísico, tal de la tierra, hacia la intimidad, hacia la carne, hacia el espíritu,
aserto implicaría una abierta contradicción. En el mismo nivel y hacia Dios, etc. El hombre del Paraíso, en virtud de la justicia
en un sentido unívoco, el hombre no puede estar simultáneamente original, podía integrar todas estas fuerzas en un proyecto armó-
oprimido y liberado; o está oprimido o está liberado. nico, aunque lleno de tensiones, centrado en Dios, de quien se
La recta interpretación de la fórmula se sitúa en una dimensión sentía hijo, en el otro, de quien se sentía hermano, y en la natu~a-
histórica, en la que existe un antes y un después y se da la conti- leza frente a la cual vivía como señor. Una de las consecuencias
nuidad de un proceso que consta de fases de realización. El libe- del pecado fue romper esta armonía plural del hombre. Ahora, his-
rado de ahora no es el oprimido de antes. Precisamente por no tóricamente, cada pasión, de suyo buena, busca su camino fuera
serlo podemos decir que es un liberado. Ha superado una situación del proyecto fundamental del hombre. Cada persona, con g~an
anterior que lo retenía cautivo. Pero no ha quedado fuera del pro- esfuerzo y sacrificio, consigue controlar los ángeles y los demonios
ceso histórico. Este queda abierto hacia un futuro, puede verse que moran en su propia casa. La concupiscencia, que al principio
amenazado, está limitado, abarca un espacio de libertades conquis- fue una energía excelente, ha pasado a significar, históricamente,
tadas; pero éstas encierran nuevas contradicciones, que postulan a la raíz de la tensión, de la ruptura y del conflicto dentro del hom-
su vez una liberación. El hombre liberado no está libre de toda bre. Con razón la llama Trento fomes peccati 33, «aguijón para el
esclavitud y de todo pecado. Aun cuando su proyecto fundamental pecado», y la pone en estrecha relación con el mismo, ya que pro-
se oriente decisivamente hacia Dios y viva así en estado de gracia cede, históricamente, del pecado e inclina al pecado 34, en el que
habitual, puede haber actos y dimensiones en su vida que escapen podemos caer y contra el cual se ha instituid~ .el sacrament~ del
a pleno dominio de dicho proyecto fundamental. No llegan a des- perdón 35• Pero conviene advertir que el Conc1~0, cua?~º. afirma
truirlo ni a comprometerlo peligrosamente; pero pueden ensom- que la concupiscencia procede del pecado, no emite un ¡u1c10 onto-
brecerlo, restarle la transparencia de su opción por Dios. Como lógico, sino histórico. En la forma descontrolada con que ahora se
dice Pablo, «estamos salvados en esperanza» (Rom 8,24); la sal- presenta proviene del pecado.
vación no se realiza de forma que congele la historia, sino que la Esta mortificante situación obliga a corroborar constantemente
~~··11!11 ·,
di:!::tii l:;U''.i~~.;::·:
mantiene abierta con todos los imprevistos de gracia y des-gracia. las libertades conquistadas. La mejor forma de hacerlo es mante-
El hombre es, pues, un oppressus in re, liberatus in spe 31• nerse siempre en un proceso abierto de liberación («incrementar
El Concilio de Trento, como ya hemos advertido, alude a ese la justificación recibida») 36, ya que, sin una especial gracia de
proceso liberador cuando subraya que no estamos aún en la gloria, Dios no tenemos certeza de fe o absoluta de perseverar hasta el
sino en camino 32, sometidos a toda clase de riesgos, sobre todo fin 37'. pues sin un privilegio particular de J?ios no vivimos, de
porque la concupiscencia no ha muerto y sigue influyendo de ma- hecho, sin pequeñas opresiones (pecados vernales) 38 ••
nera negativa. ¿Qué es la concupiscencia? En su sentido antropo- La experiencia diaria de la fe nos demuestra que siempre esta-
lógico originario -y esto lo vio y defendió siempre la escuela mos necesitados de perdón. Por eso dice el Señor: «Cuando recéis,
franciscana-, la concupiscencia no es un dinamismo malo, sino decid: ... perdónanos nuestros pecados» (Le 11,2.4). «Todos falla-
mos muchas veces» (Sant 3,2). «Si afirmamos no tener pecado,
31
Esta fórmula no debe inducirnos a una falsa interpretación, como si nosotros mismos nos extraviamos y, además, no llevamos dentro
los términos in re e in spe se opusiesen; en realidad, sólo se trata de un la verdad» (1 Jn 1,8).
cambio de acento. Cuando se dice liberatus in spe, afírmase que está uno
liberado, aunque no del todo, y por eso existe siempre la esperanza; en
este sentido, es también un liberatus in re, en cuanto anticipadamente par- " DS, 1515. " DS, 1515. rs DS, 1542. " DS, 1535.
ticipa de la liberación; mas, al no serlo del todo, permanece oppressus in re. rr DS 1533 y 1540.
ss ns'. 1539 y 1573.
'2 DS, 1541.
212 213
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD
Por eso la Iglesia pide siempre perdón. La santa misa comienza tóricas. Trento señaló algunas y subrayó fuertemente dos: el perdón
=
39•
con el reco~ocimiento de nuestra situación de oprimidos, aun den- de los pecados y la santificación y renovación del hombre interior
del c~mmo de la liberación. Quien se cree justo, es pecador; Vamos a analizar por separado cada una de ellas.
quien se juzga pecador, es justo. Tal es la lección que brota de la
p~á~:10la del, fariseo y elpublicano (Le 18,9-14). Los santos y los
n;i:sticos !eruan una conciencia extremadamente aguda de su situa- a) La destrucción del proyecto humano contra Dios:
cion ambigua: cuanto más santos, más lejos se sentían de Dios. Ya el perdón del pecado
en su lecho de muerte, san Juan de la Cruz decía al sacerdote que
La gracia, cuando toca la realidad humana, provoca una crisis,
l? quería consolar,. recordándole las grandes obras que había rea-
un proceso de liberación y de libertad de una situación hostil a
lizado: «No me diga esto, padre, no me diga esto; dígame mis
pecados». Dios. El hombre entra, por obra y gracia de Dios, en un proceso
de conversión: abandona su proyecto cerrado al absoluto; el hijo
Mi~ntras vive, el hombre es un semper liberandus, alguien que
pródigo se levanta, emprende el camino hacia la casa paterna, se
debe siempre ser liberado porque, históricamente se encuentra
acerca al padre. Esta nueva orientación de la vida significa un per-
oprimido y liberado al mismo tiempo, viviendo en un proceso abier-
dón del pecado. Y pecado, conviene advertirlo, no es sólo el acto
to de liberación.
malo, sino también la disposición interior (el corazón, en lenguaje
bíblico) de que nacen los actos malos. Esta disposición, verdadera
opción fundamental, se abandona y destruye para que surja otra.
5. LA UTOPIA VERDADERA SE ANTICIPA:
Los actos como tales no pueden destruirse; una vez realizados,
LA GRACIA COMO LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS
adquieren derechos de eternidad; no pueden dejar de haber sido
realizados un día. Lo que se perdona, se deshace y destruye es el
Las anteriores reflexiones sobre la simultaneidad histórica de proyecto de vida que generaba continuamente actos malos. El hom-
la opresión y la liberación -porque así lo exige la dimensión es- bre tiene ahora una estrella polar en el firmamento de su vida y
catoló~ica- no deben ocultarnos la perspectiva esencial del pro-
sabe orientarse hacia Dios.
ceso liberador, que es la consecución de verdaderas libertades. Cier-
Pero el perdón del pecado se verifica en el marco de un gran
to que ,t~les libertades nunca son definitivas y, por eso, la reserva
conflicto interior. No es fácil corregir en un día una orientación
e~catolog1ca nos d~scubre que encierran los gérmenes de otras opre-
que se ha ido consolidando a lo largo de muchos años. Por eso, el
siones. Pero son libertades reales y verdaderas. La liberación tiende
perdón del pecado, como situación habitual de pecado, constituye
a crear libertades nuevas y un nuevo estado de cosas, donde el
realmente una gracia capaz de vencer todas las tentaciones y pul-
hombre pueda ~evelar mejor su verdadera condición y Dios pueda
siones acostumbradas a verse satisfechas dentro de un determinado
aparecer plenariamente como padre y amor gratuito. Tal estado es
proyecto vital. La dificultad de todo esto es mucho mayor si se
ya una anticipación del estado definitivo. Por eso hay lugar para
tiene en cuenta el aspecto social que implica el pecado.
la celebración, la fiesta y la alegría por la presencia de la liberación
Y de la gracia. No sólo hay lucha de clases, conflictos, incertidum-
bre de llegar a un término feliz, lo cual muestra el todavía no de b) Presencia y actuación de un nuevo proyecto de vida:
la realidad futura; existe también la manifestación del ya histórico, santificación y renovación del hombre interior
fundamento de la alegría y el optimismo cristianos. Cuando habla-
mos de escatología queremos acentuar estos dos momentos: el pre- El perdón del pecado hace referencia a un pasado del cual se
sente, cor;icreción de un futuro que se anticipa, y el futuro, todavía ha liberado el hombre. Es sólo un aspecto de la liberación como
no experimentado, que cuestiona el presente para que éste no se libertad de. Más fundamental es la libertad para, es decir, para
b.aste a sí mismo r;ii degenere en una celebración orgiástica, como un nuevo proyecto radical orientado hacia un futuro y que se tra-
si fuera ya la plerutud escatológica.
El proceso de liberación crea, pues, verdaderas libertades his- " DS, 1528-1531.
214 215
ELABORACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA GRACIA COMO CRISIS, PROCESO DE LIBERACIÓN Y LIBERTAD
duce en una nueva praxis actual. El hombre no sólo retoma a Dios. potente, no precisa de nadie. La consagración implica misión. Dios
Se adhiere a él; entra en su casa; entabla un diálogo salvífica; entra separa para enviar al mundo. Envía a los consagrados como misio-
en una comunión íntima de amistad y de amor. Se trata de una neros suyos para que den testimonio de su amor y vivan la obra
acción que santifica, es decir, de una santificación del hombre desde de la gracia en el mundo, una obra que libera de todas las esclavi-
las mismísimas raíces de su ser. tudes y liberadora para todas las verdaderas libertades.
La santificación no debe entenderse moralísticamente en el El culto divino expresa de manera refleja la consagración y la
sentido de hacer obras buenas. Como hemos visto, también el pe- santificación porque en él se considera y se venera explícitamente
cador puede hacer obras l-uenas, La santificación implica una di- a Dios como sol de todas las cosas y como sentido absoluto y último
mensión ontológica: se Modifica algo en el mismo ser humano· su de todos los proyectos históricos humanos.
proyecto radical, que lo orienta hacia Dios, que capitaliza todas La santificación no sólo restaura el proyecto humano y lo cen-
su~ energías. en . una dirección fundamental, su núcleo personal, tra en Dios. Significa también la entrada de Dios en el hombre,
abierto al misterio del amor, su actitud radical, que define su ver- entrada que culmina en la encarnación de su Hijo primogénito. La
dad~ro ye:: toda esta compleja realidad queda penetrada por la encarnación es obra de la gracia divina e implica la consagración
gracia divina, que hace del hombre una nueva criatura. Esta actitud l. definitiva del mundo y de la carne humana. En la encarnación se
fundam~ntalmente buena p:oduce obras y actos concretos buenos, suspende el proceso de liberación, porque es la eclosión de la per-
que seran tales en la medida en que expresen la bondad radical fecta y eterna libertad. En las páginas siguientes estudiaremos lo
del proyecto de fondo: Trento formula esta misma verdad mediante que esto significa tanto para el hombre como para Dios.
una expresión paulina: renovación del hombre interior, es decir
creación de un nuevo proyecto, radicado en Dios, que haga al hom-
bre nuevo a imagen del noúissimus Adam, Cristo Jesús.
Santificación proviene de santo, hacer a uno santo. Santo es
el atributo propio de Dios y del misterio (cf. Is 6,3; 12,6; 30,11;
Ez 49,7) y de todo cuanto pertenece a la esfera divina. Todo es
santo en la medida en que se relaciona con Dios. Y todo deja de
ser santo, convirtiéndose en pecaminoso o profano en la medida
en que pretende sustraerse a la relación con Dios. Santo, por con-
siguiente, es lo que viene de Dios, existe para Dios y vive en rela-
ción con Dios. La santificación del hombre implica un proceso de
asimilación, cada vez más intensa, de la realidad divina por parte
del hombre y de la realidad humana por parte de Dios. Quien pone
a Dios como marco referencial de su vida, vive a partir de Dios,
se define como hombre de Dios, lo emprende todo con Dios, y su
vivir es un ex-sistir para Dios. Este es el santo y el santificado.
Santificarse equivale, pues, a consagrarse a Dios, a hacerse propie-
dad de Dios y a participar así de la santidad de Dios.
El bautismo expresa la consagración del hombre a Dios. Por
eso santifica la raíz de la existencia humana, liberándola de la si-
tuación de pecadc del mundo. Es un sacramento de iniciación; es
decir, se inicia con él un proceso de progresiva liberación del pe-
cado del mundo. Tal proceso se desarrolla a lo largo de toda la
vida y no se completa hasta la muerte. La consagración no significa
sólo propiedad y reserva para Dios. Dios, por ser infinito y omni-
216 217
CUARTA PARTE
DIOS Y EL HOMBRE
EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
r
tud adquirida es su expresión en t , . d
palabras: el obrar, las virtudes, las obligaciones, los mandamientos de actos. Pero conviene recordar 1 ermmos e actuar, ~e esfuerzo,
y preceptos deben estar enraizados en el verdadero ser del hom- aparece siempre entremezclad o Jue hemos explicado: Dios
bre. Según sea éste (bueno o malo), así será también su obrar. El mente, el esfuerzo humano n~n~~n e es uerzo humano; histórica
pertenezca en exclusiva y al q posee un campo neutro que le
hacer no es más que el ser-en-acción. bre vive constantemente u~dno tenga acceso Dios. El hom-
Las virtudes son diversas y, por tanto, pueden estudiarse por sumergt o en el di di ·
separado, y cabe analizar sus características propias. Sin embargo,
constituyen una profunda unidad: la del único proyecto fundamental,
gracia. Lo cual significa
porque nacen del esfuer;~e
l
d:t. «me o vino» de la
hirtbdes son humanas y adquiridas
fundamental centrado en Dios. oro re por c~i;cre:a~ su proyecto
que es la única gracia habitual. Las virtudes consideradas individual-
mente son diferentes colores del mismo y único rayo de la luz di- porque Dios es la fuerza ( virtu~ pero son !amb:e~ divinas e infusas
vina 3. Todas son teologales, no sólo algunas, porque todas, en su a feliz término todo en el ho b ) 4que suscita, dirige, sostiene y lleva
fundamento último y en su orientación original, proceden de Dios E bleci rore.
sta ecidas estas orientaciones al
y se ordenan a Dios. Ni siquiera cuando pasan por las mediaciones algunas de las principales manif t ~ener deIa sraci a considerar
el hombre. es aciones e a gracia de Dios en
humanas -y, según una tesis fundamental de nuestro estudio, todo
pasa por la mediación humana (sacramento}-- pierden su ref eren-
cia inmediata a Dios. La inmediatez no debe entenderse psico- 2. LA GRACIA COMO. FE:
lógica, sino ontológicamente. Me explicaré: un acto de fe, de amor DIOS COMO SEN TIDO ULTIMO DE LA VIDA
o de esperanza no debe considerarse como lo único que está en
contacto inmediato con Dios porque lo relacione conscientemente La fe, en el sentido ontoló . b
siste fundamentalmente en gico .qude daca amos de apuntar, con-
con él mediante la intención o la palabra. Ello equivaldría a consi- . d una acntu e radical p t 1 .
derarlo en el plano psicológico y consciente. Aquí afirmarnos más: reno e nuestra ex-sistencia d ., a er ura a mis-
todo acto verdadero de amor y de esperanza, de paciencia, de tem- actitud que modifica el camin; de~ ac~dtac10n amor~sa del mismo,
de vivir, confiando entre ánd a vi a. Creer en D10s es un modo
planza, etc., y en la medida en que lo sea de verdad, alcanza inme- una manera de unif . gd ose y abandonándose en sus manos.
diatamente a Dios, incluso cuando amo a una persona o espero tcar to as nuestras e · · d '
algún bien terreno. Porque la estructura del amor, de la esperanza tar el mundo desde el desigai d D' xperrencias Y. e interpre-
y de todas las demás virtudes es tal que, por ellas, el hombre no calmente a su divina realidad l~ste ros y ei: cuan~o. lig~do umbili-
f credere Deo). sígnifi 11 . e es el. sentido origmano del creer
sólo ama y espera esto o aquello, sino que ama y espera de manera · ca evar una existenci f d bi
global, es decir, espera y ama un absoluto que se esconde tras la pero con una apertura colmada por un tú b a luto ta a y a ierta,
fragilidad de los bienes terrenos. En virtud de esta dimensión onto- en la ,que contemplamos la luz» (Sal 36 to}º
~to, i:or una «Luz
lógica, podemos decir con los grandes maestros medievales Bue- se esta en comunión y al . ; · se . tu con el que
y se hizo hermano nuestr;u::e¿~a dejó ,su os.cundad misteriosa
naventura, Tomás de Aquino y otros que siempre que el hombre
piensa, piensa en Dios; siempre que el hombre ama, ama a Dios, terminología cristiana creer . nifica a jesús, Dios encarnado. En
ger la sacrosanta hum'anidad dg J ic~ ~rirse, dejarse orientar, aco-
y siempre que espera, espera en Dios.
En esta perspectiva podemos afirmar también que no existen rramos el misterio absoluto
tra muerte. .
l
es~sd edNazaret, en_ la cual encon-
' e sentí o e nuestra vida y de nues-
virtudes meramente adquiridas, mediante la ~ucesiva repetición de
actos; tales virtudes son asimismo infundidas por Dios. La virtud
infusa quiere expresar la dimensión ontológica, el nuevo ser; la vir- • Sobre esteinjusis
De uirtutibus
tema de las virtud }¡'
(Roma f 1Ls obras todavía clásicas: L. Billot
(Roma 1947); J Alfaro Pides 1905):•
3
Dentro de la Escolástica, es san Buenaventura quien afirma ser la gra- be, Hoffnung u~d Liebe (Ratlsb~~~
. Rondet Gráce ve t
S
, .
'
f;;~)~s
. . ennerz, De uirtutibus tbeologicis
ifoma .1974); T~. Soiron, Glau
• ystertum Salutis IV /2 914
cia habitual una única realidad, ramificándose en diversas virtudes, dones y H
(París 1964) 75-1Ó6· ous,F mBr~, en Essais sur la théotogie de ia grJ:;
frutos, basándose en la unidad del alma, cuyas facultades no se distinguen
realmente de la misma alma, sino sólo formalmente: Breviloquium, pars 5, (Francfort 1958); K.'H. 'sch.elkl~ {}';:.¡u'f'ese'! und Wandel der Tugenden
c. 4-6; A. Briva Miravent, La gloria y su relación con la gracia según las Testamento, III (Barcelona 1975),301-308. y virtudes, en Teología del Nuevo
obras de san Buenaventura (Barcelona 1957).
223
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LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
Creer es más que un radical y ontológico confiarse al tú divino. en el hombre, responsable de las esperas, expectativas, esperanzas
Es también abrirse a lo que nos dice y aceptarlo: escuchar Y acep- en plural, así como del dinamismo histórico de transformación, con-
tar su proyecto histórico sobre el hombre, su ,revelaci~n sobre el testación y construcción de modelos utópicos de la realidad, que
destino del mundo ( credere Deum). Lo que el nos dice lo escu- no significan mecanismos de evasión, sino fuerzas promotoras de
chamos en nuestra conciencia; con los sentidos iluminados por su cambios en orden a formas cada vez más próximas a la utopía. La
luz, lo descubrimos en los signos de los tiempos y I? leemo_s ~n utopía pertenece a la realidad como futuro y plenitud de la misma.
la historia que él hizo con un pueblo privilegiad?, el ¡ud;o-cris~a- La esperanza expresa la apertura del hombre al mañana, en el que
no, y que está atestiguada por las Sagradas Escrituras, le1d~s e-~- espera encontrar un sentido más pleno que aquel en que vive hoy.
terpretadas a la luz de la fe cristiana, y eno:entra su culminación La _esperanza no es un mero futuro-futuro. Es un ya presente, ex-
en el camino concreto de Jesús Nazareno, vivo, muerto y resuci- perimentado y gozoso, pero todavía no recibido ni realizado en toda
tado así como en sus palabras y en su praxis liberadora. su plenitud; por eso es también futuro. En consecuencia en la
Esta actitud de . apertura y acogida, a la vez universal y concre- esperanza se da siempre una tensión entre el ser (presente) y el
tísima, constituye una manifestación de lo que ~s la ~rada _e,n cada poder-ser (futuro) anhelado. El presente se vive como anticipación
hombre. La gracia de la fe no se restringe a dicha · dim~ns10n per- y preparación del flMliro y, por eso, en apertura al mañana. Porque
sonal. Se desdobla en una dimensión social. En la medida en que el pr~sente. ~o es u.n presente en plenitud, existe en la esperanza
un sistema de convivencia humana se organiza de tal forma que se una dimensión de tristeza, que Pablo llama tristitia secundum Deum
abre a un trascendente que rompe los absolutismos ideológicos del (2 Cor 7,10) y que los antiguos caracterizaban como lacrimae re
poder, del interés y del lucro, en esa misma m~dida permite que rum (llanto de las cosas); dicha tristeza no nace de la desesperanza
aparezca lo que es la gracia de la fe como actitud fu?~~mental. y del desconsuelo, sino de la esperanza que no se contenta con el
A su vez la comunidad creyente, posee en su propia visron de fe presente y aguarda impacientemente la revelación plena de la rea-
un instrdmento liberador de todos los absolutismos intramunda- lidad que entrevé en el deseo.
nos y destructor de todos los ídolos fabricados para. s:istituir a El principio esperanza no se agota en el futuro que podemos
Dios único Señor. A causa de la gracia de la fe, los cristianos son planificar y construir. Llega más allá de todas las construcciones
responsables de la sociedad concreta y de su calidad de vida, de históricas del hombre. De ahí que el hombre esté metafísicamente
que una y otra permitan la aparición de Dios o la encubran con su insatisfecho: se siente incesantemente llamado a cosas mayores. Sólo
prepotencia.
el futuro absoluto, la realización de la utopía llega a aquietar el
corazón humano, que no se sacia esperando. Sólo Dios presenta
las características de la utopía y de la concreción absoluta de todo
3. LA GRACIA COMO ESPERANZA: poder-ser.
DIOS COMO FUTURO ABSOLUTO DEL MUNDO Las esperanzas históricas y el futuro que puede construir el
hombre representan una preparación y realización anticipada del
En su realidad más originaria, la esperanza no es una vivencia futuro absoluto. El reino soñado en el sueño y en la vigilia no sur-
psicológica de apertura a lo todavía 'inexperin:ientado .P?:ible, an- ge por un toque de magia ni se construye sobre las ruinas de los
siado y deseado. La vivencia de la esperanza viene pos1~ilitada por reinos humanos. Es la culminación de un proceso histórico y la
la estructura misma de esperanza con que está «construido» el ser consumación de lo construido por el hombre con la gracia de Dios:
humano. Este no es sólo un ser, sino sobre todo un poder-ser, un «El reino está ya misteriosamente presente en la tierra· cuando
haz de posibilidades abiertas que buscan su realización. El pen-5 venga el Señor, quedará consumado» 6• '
samiento moderno ha acuñado la expresión principio esperanza El hombre agraciado vive del futuro absoluto, de Dios. En-
cuentra a Dios en las esperanzas concretas de una vida más humana
s E. Bloch, Das Prinzip Hoffnung, 2 vols. (Francfort 1959); J. Moltmann, de una morada más digna, de una sociedad más fraterna y más
Teología de la esperanza (Salamanca 1972); J. Al~~ro, Esperan~a cristiana
y liberación del hombre (Barcelona 1974); G. Gutterrez, Teologia de la li
' Vat. II, Gaud. et spes, 39.
beración.
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LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LAS .MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA
universalmente. De ahí que el amor aparezca como una exigencia 5. LA GRACIA COMO AMISTAD DE DIOS Y CON DIOS
fundamental del corazón y de la sociedad humana y, al mismo
tiempo, como una ausencia que nos acusa a todos y nos remit~. al La relación con Dios como apertura y mutua acogida (gracia)
amor divino, que puede liberar nuestra capacidad de amar, prisio- establece relaciones amistosas. La Sagrada Escritura utiliza con
fr~encia l~ categoría «amistad». De Abrahán se dice que era
nera y oprimida. .
El amor como gracia de Dios en el mundo no debe mterpre- affilgo. de Dios (Sant 2,23) y de Moisés se afirma que «hablaba
tarse individualísticamente, como hemos venido repitiendo hasta con Dios cara a cara, como habla un hombre con un amigo» (Ex
la saciedad en nuestras reflexiones. Tiene una eminente estructura 33,11 ): Jesús lla~a ª.sus .discípulos «amigos» (Le 12,4; Jn 15,14 ).
social. Una sociedad manifiesta tanto mejor lo que es la gracia- La amistad con D10s implica un trato íntimo, familiar y connatural.
amor en el mundo cuanto más excelentes formas de relación Y fra- Pablo afirma que los cristianos son de la familia de Dios --0ikéioi
rernización, de justicia y de amor llega a suscitar y es~abl~cer entre toü theoü -(Ef 2,19).
los hombres y las naciones. La culpable falta de solidaridad y de Esta amistad, que santo Tomás analiza detenidamente comen-
amor en el plano internacional, donde unos hermanos que opr~en tand?, a Aris~óteles 8, pr~supone una raíz antológica de cierta co-
a ntt'h~;refleja la capacidad humana de impedir que el amor. de Dios rnumon de vida entre Dios y el hombre. He aquí sus característi-
se,réa.1rté-v manifieste en la historia. La sed de amor, especialmente cas: a) es un amor de benevolencia, que trasciende el amor ba-
para con quienes fueron ensalzados por el Jesús histórico -los sado en intereses comunes; b) es un amor mutuo; e) es un amor
pequeños, los débiles, los últimos de la tierra-, puede llevar a los esta~l~, consta_nte y de~beradamente aceptado; d) la amistad se
hombres a luchar por una renovación de la sociedad, con todos los manifie~ta en intercambios personales y en la mutua participación
conflictos que ello implica, hasta el sacrificio de la propia vida. de la vida de uno en la del otro, por parte de Dios culmina en la
Este amor perfecto (cf. Jn 15,13) constituye también la m~s per- e~carnación y, por parte ?el hombre, en su filiación divina adop-
fecta manifestación de la gracia liberadora en el mundo y tiene su tiva; e) la mutua presencia lleva a un nosotros comunitario a una
prototipo en el sacrificio de Jesús (Jn 13,1). . , . koinonía que hace posible el amor y que el uno se asemeje cada
Las virtudes de la fe, la esperanza y la candad, triada atest~- vez más. al otro:. el hombre se hace teomorfo (imagen y semejan-
guada ya en el Nuevo Testamento (1 Cor 13,13; 1 Tes 1,3; Gál za de Dios) y D10s se torna antropomorfo (se hace imagen y se-
5,6; Rom 5,1-5) y articulada por la tradición teológica en ~ave mejanza del hombre: Flp 2,7).
histórico-salvífica (Padre, Hijo, Espíritu Santo), no son en rea~dad La experiencia humana de la amistad es símbolo de la verda-
tres virtudes, sino un único principio, vertebrado en tres direc- dera amistad que llega a establecerse entre Dios y el hombre en
ciones y concreciones diferentes. Es la fundamental apertura y tras- gracia.
cendencia humana, historizada en la aprehensión de un sentido ab-
soluto al que se confía acogiendo su designio (fe), celebrando s?
6. LA GRACIA COMO PAZ-SHALOM DE DIOS
presencia como encuentro de dos libertades y d~ ,dos autocom~-
Y DE LOS HOMBRES
caciones, la de Dios y la del hombre (amor), abne,ndose a una _his-
toria que todavía tiene futuro y no ha llegado aun a su pl~mtud El encuentro del hombre con Dios, la amistad y familiaridad
escatológica (esperanza). El mismo dinamismo divino atraviesa el crean la paz. Tomada en sentido bíblico, difícil de traducir (los
dinamismo humano en esa misma profundidad radical que cons- LXX utilizan veinticinco palabras distintas para traducir el término
tituye la unidad de la vida humana. hebraico sbalom ), la paz significa una situación de bienestar in-
Vamos a indicar brevemente otras manifestaciones de la gracia dividual y colectivo que abarca la dimensión material y espiritual
del hombre liberado. del hombre (cf. Ex 18,23; Jue 8,9; 11,31; 1 Re 5,4) 9• Vivir en
228 229
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA T
r
LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA
paz es sentirse entero y completo (sentido originario de sbalom ), don del Espíritu Santo (Gál 5,22) 10, como atmósfera imperturba-
experimentarse salvo, no dividido interiormente ni separado de ~le de un corazón, no es un gozo de necios que se alegran sin mo-
Dios, no amenazado por nadie; por eso, Agustín la define bella- tivo alguno . La alegría nace como consecuencia de amar y ser ama-
mente como tranquilidad del orden fundado en la justicia. La ex- do, ~~ sei:itirse salvo y perdonado por Dios, de saber que toda la
periencia contraria está representada por la división, la ruptura y la creacion tiene un destino feliz. La alegría brota de la inconmovible
perdición. La paz expresa, pues, la salvación, la reunificación, la certeza de que, en Cristo Jesús, Dios nos ha aceptado como so-
armonía con Dios, con los otros y con el mundo. Esta paz es don mos: pequeños, débiles y tardíos en corresponder. La alegría nace
de Dios. Cristo «es nuestra paz» (Ef 2,14 ), porque ha derribado de la .experiencia ~e. sentirnos hijos de Dios y hermanos de todas
las criaturas, de vivir confraternizando con todos los elementos
¡
el muro que separaba a los hombres y ha hecho de todos un solo
hombre el hombre nuevo (Ef 2,14-18). La paz es fruto de la re- como hermanos y hermanas en la casa del Padre. '
dención' y de la justificación (Rom 5,1) y traduce la presencia del . Esta alegría no es sólo una emoción psicológica o un estado pa-
sa¡ero del alma. Constituye un existencial es decir una situación
Espíritu Santo (Gál 5,22).
re~l-ontológica de todo h.ombre inhabitadd por Dio~, «nuestra ale-
El hombre agraciado vive en paz, aun en medio de la lucha y
gna» (Sal 4 3 ,4 ). Los motivos de la alegría sostienen al hombre aun
de la pasión del mundo ( cf. 2 Sm 11,7, donde se dice que la gue-
en medio de sus tribulaciones y persecuciones, en su verdadero
rra se desarrollaba en paz), porque se siente salvado y unido ente-
y perf:ct? gozo. Así, Pablo sentía un gozo inmenso en medio de
ramente a Dios. sus aflicciones (2 Cor 7,4; 6,10), y los primeros discípulos «salie-
Pero esta paz, que es reconciliación y salvación, no se consigue ron contentos de haber merecido aquel ultraje por causa de Jesús»
sin lucha (cf. Jn 16,33) y sin un proceso de conversión. Socialmen- (Hch 5,41; cf. 4,12; Le 24,46ss; 1Ped4,13).
te, la gracia como paz solamente se realiza con la superación de las La hun_iilde .Y diaria alegría que experimenta el hombre justo
causas que provocan los conflictos humanos. Mientras no se con- en la convivencia. con los seres queridos o con los amigos, con el
viertan los oprimidos y los opresores, la paz significará sólo paci- fruto de su. ~raba¡o, con los alimentos que sustentan la existencia,
ficación. Y la pacificación no es la tranquilidad del orden, sino la con las actividades creadoras o recreativas son otros tantos sacra-
tranquilidad dentro del desorden, la tranquilidad creada por la im- me?tos d~ la, J?erfecta alegría del reino ( cf. Is 62,5); son manifes-
posición y la violencia del más fuerte. Semejante paz no es la paz taciones históricas -a pesar de su ambigüedad- de la gracia-ale-
de Dios ni la traída por Cristo Jesús. Para conseguir la paz que es gría presente en la existencia mortal.
fruto de la justicia hay que luchar para extirpar las causas obje-
tivas que crean injusticias y divisiones entre los hombres. La jus-
ticia de la causa determina el derecho a la lucha. El agraciado, 8. LA GRACIA COMO ESPIRITU CRITICO
viviendo en paz con Dios y con los hombres, lucha con un sentido QUE LIBERA EL FUTURO
nuevo, sin espíritu de venganza; su lucha es una forma de amor
comprometido por la justicia, matriz de toda paz verdadera y du- Una de las formas eminentes en que la gracia se concreta en
radera. La experiencia de una paz profunda que el mundo no puede la persona agraciada. es e~ espíritu crítico, tan urgente y necesario
dar ni implantar (cí. Jn 14,27) es experiencia de la gracia de Dios en nuestro mundo, invadido por las más contradictorias ideolozías
invadiendo el corazón y el mundo. y j~rar~uías ~e val?r~s. Espíritu crítico equivale, bíblicament;, a
sa~1~una y discernimiento de espíritus, que son dones de Dios.
Criticar no es destruir, sino saber discernir lo verdadero de lo fal-
7. LA GRACIA COMO ALEGRIA DE ESTAR so Y lo bueno de lo malo en cada situación o coyuntura concreta
EN LA CASA DEL PADRE de forma que hagamos siempre «lo que agrada al Padre» (Jn 8,29) 11'.
:~ K. H. Schel~le, ~a alegría, en Teología del Nuevo Testamento, 222-232.
La serena alegría y la tranquila serenidad son consecuencias de Cf. J. B. Lihanio, A consciencia crítica do religioso (Río de Janeiro
un proyecto fundamental enteramente centrado en Dios. El gozo, 1974).
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DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
El crítico lanza una mirada lúcida y realista que detecta las i~eo-
T LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA
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LAS MULTIFORMES MANIFESTACIONES DE LA GRACIA
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
2.1S
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DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
1
M. L. Borodine. La déificatinn de l'bomme selon la doctrine des Pe
res grecs (París 1970); E. des Places, Dioinisation, pensée religieuse des grecs,
en Dictionnaire de. Spiritualité Ascetique et Mystique (DSAM) 3, 1370-1375;
H. Rondet, La divinisation du cbrétien, Mystere et problémes, en Essais
sur la tbéologie de la gráce (París 1964) 107-154; cf. también 155-200·
J.-H. Nicolás, La gráce et la gloire. Appelés au partage de la uie divin;
" G. Hasenhüttl, Cbarisma, Ordnungsprinzip der Kirche (Friburgo 1969) (París 1971); íd., Les projondeurs de la gráce (París 1969) 400-414; Y. Con-
129-244. gar, La déification dans la tradition spirituelie de l'Orient: «Vie Spirituelle»
" Mysterium Salutis, IV, 2, 919-921. 43 (1935) 93-106.
236 237
r·
'f
además de naturaleza, las propiedades naturales, las cualidades de cion, sino el de la salvación, que, evidentemente, implica como
una naturaleza 2• Tal vez tenga ese sentido en el presente texto; en consecuencia una divinización. Pero el NT no elabora de manera
tal caso significaría que el hombre ha sido llamado a ser partícipe refleja esta perspectiva. No es extraño que la palabra tbéios (divino)
de las cualidades de la naturaleza divina 3• ¿De qué cualidades se no vuelva a aparecer en el NT formando parte de la expresión
trata? ¿Cómo debemos entender esta expresión, verdaderamente partícipes de la naturaleza divina. Para el hombre de mentalidad
atrevida? griega, decir que participa de la naturaleza divina significa que pasa
Debemos situarla en su contexto helenístico. Para los griegos, a ser inmortal, eterno, salvado, no precisamente que se hace Dios.
la salvación y liberación del hombre se efectúan mediante la supe- Participa de Dios y de los atributos divinos.
ración de la propia naturaleza, cuyas propiedades son las siguientes: La idea de participación se expresa en la Biblia mediante el
fragilidad, caducidad, transitoriedad, contingencia, mortalidad, cons- simbolismo de la imagen y semejanza (Gn 1,26; 9,6), que si bien
tante dependencia de Dios. Participando de una naturaleza inmor- sugiere la idea de proximidad, también deja clara la distancia y di-
tal, necesaria, eterna, absolutamente permanente, el hombre se ferencia; la imagen y la semejanza nunca son el prototipo. La anti-
siente redimido y plenamente realizado en su humanidad 4• Ahora gua creencia pagana decía que el hombre proviene de la sangre de
bien, la naturaleza de Dios posee tales propiedades. Al hombre se un dios. Los textos bíblicos del AT rechazan tal idea, pero con-
le ha prometido tal participación. Consiguientemente, está salvado. servan su intuición original: el hombre vive en una relación singu-
Pues bien, el texto de la carta de Pedro se sitúa precisamente larísima con Dios, en una relación de padre e hijo (Gn 5,3), parti-
en este contexto ideológico. Se establece en él una oposición: en el cipando el uno en la atmósfera del otro. Pablo desarrolla la idea
mundo reina la corrupción (en griego, pbtbora, que significa tran- de comunión mística con Cristo, en quien se halla el creyente ( 1 Cor
sitoriedad, la corrupción de la muerte); a ella se opone la inco- 1,30). Cristo vive en mí (Gál 2,20; d. Rom 8,10; 2 Cor 13,5;
rrupción, propiedad de la naturaleza divina; participando de la Ef 3,17). Esta unión mística con Cristo ( koinonia) pretende ex-
misma, el cristiano o el hombre participan de sus propiedades de presar la participación en el misterio de Cristo, en su vida, muerte,
inmortalidad y firmeza (salvación). Como dice un eminente exégeta resurrección y ascensión a los cielos. Cristo es el primero entre mu-
católico: «La participación de la naturaleza divina a que se alude chos hermanos (Rom 8,23) y descubre nuestro destino colectivo.
en 2 Pe 1,4b no es sino la participación en la vida imperecedera Lo que se ha realizado en él se está realizando de manera antici-
de Dios mediante la gracia que se confiere en el bautismo. Sólo en pada, también en nosotros (2 Cor 1,22; 5,5; Ef 1,14), y todo llegará
este sentido se puede aducir tal pasaje en favor de una teología de a su plenitud cuando también nosotros resucitemos de entre los
la divinización» 5. muertos (Flp 3,21; 1 Cor 15,49).
La expresión partícipes de la naturaleza divina no expresa, por En esta etapa de la reflexión teológica, los cristianos no habían
tanto, algo nuevo y todavía no articulado en el NT. Traducir para elaborado todavía una teología de la encarnación del Verbo. Basán-
la mentalidad griega lo que ya se había dicho con términos aco- dose en ella, hubiera sido fácil hablar de divinización, ya que el
modados a la mentalidad hebrea: en ambos casos se afirma lo Verbo, al hacerse hombre, diviniza al hombre. Pero esta perspectiva
mismo: la salvación implica liberación de la muerte, introducción no aparece en el NT. En los siglos posteriores se explicitará siste-
en la vida divina, paso al mundo de Dios. El autor de la carta máticamente lo que encierra la afirmación de que somos partícipes
actualiza para sus lectores temas ya conocidos de la fe cristiana, de la naturaleza divina.
sin pretender añadir nada nuevo. El tema no es el de la diviniza-
' Cf. W. Bauer, Worterbuch zum Neuen Testament (Berlín 1952) 1578.
3
F. Mussner, La gracia en el Nuevo Testamento, en Mysterium Salutis, 2. LA TEOLOGIA CRISTIANA DE LA DIVINIZACION
IV /2, 603ss. A PARTIR DE 2 PE 1,4
• En los Padres griegos encontramos con frecuencia semejante expresión:
«Dios se hizo mortal para liberarnos a nosotros de la mortalidad» (d. san El texto de 2 Pe 1,4 influyó decisivamente en la reflexión
Basilio de Cesarea, Ep. 8,5); cf. Borodine, op. cit., 52-66: Le Theós Antbro
pos et la recapitulatio.
cristiana, particularmente en los ambientes de la cultura griega. Se
5
Mussner, Mysterium Salutis, IV /2, 603. elaboró una verdadera teología de la divinización ( tbeopoiesis) del
l.38 239
PARTÍCIPES DE LA NATURALEZA DIVINA
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
hombre al tiempo que se discutían los dogmas trinitarios y cristo- afirma con frecuencia, y lo repiten otros Padres de la Iglesia, como
lógicos en los siglos m y IV. El trasfondo que explica la temática Atanasia, Cirilo de Alejandría y Agustín, que Dios, mediante la
de la divinización humana está constituido por la antropología encarnación, descendió al hombre para que éste se transformase en
griega de inspiración platónica. Tal antropología considera al hom- Dios 6• «El Verbo, por su infinita caridad, se convirtió en lo que
bre, y a los demás seres, como una participación de Dios. Todo somos nosotros a fin de que nosotros nos convirtiésemos en lo que
participa de Dios y por eso todo es expresión y sacramento reve- él es» 7• La carne humana ha quedado verbificada 8 por la encarna-
lador de la divinidad. En este contexto, la gracia representa la más ción del Verbo y, así, es más apta para recibir la gracia divina y
profunda semejanza con Dios, hasta el punto de que el hombre para asemejarse más profundamente a Dios.
llega a «consustancial» con Dios. La tarea de la vida humana con- La gracia que nos viene a través de la encarnación no implica
siste en hacerse cada vez más semejante a la divinidad, hasta el punto sólo una nueva relación con Dios. Esta relación es consecuencia de
de verificarse un verdadero cambio ontológico en la sustancia hu- una nueva realidad inaugurada con el advenimiento del Verbo en
mana: de mero hombre se pasa a ser divinizado. El hombre sólo es la carne. Se dio una nueva riqueza ontológica: el Verbo asumió lo
plenamente tal cuando trasciende la propia esfera y es elevado a que antes no era (la humanidad), y el hombre recibió lo que antes
la esfera de lo divino. Como decían no pocos Padres griegos, el no tenía (el Verbo eterno). Dios se humanizó y el hombre se divi-
hombre fue creado hombre, pero está llamado a ser Dios. n.izó. ~n _coi:~ecuenc~a, pode~~s decir que la gracia como progre-
Pero la divinización no es resultado de una dialéctica racional, siva asimilación a Dios culmmo en la encarnación del Verbo en el
de caminos mistagógicos o de iniciaciones rituales. Es don de Dios, mund?; a partir del acontecimiento de la encarnación, la gracia
quien, con gran amor, se abaja hasta el hombre y lo asume para debe mterpretarse como una prolongación de la encarnación en la
hacerlo aquello que no es, pero que representa el sumo grado de interioridad del hombre, en virtud de la cual las personas se van
ser, la divinización. Desde Ireneo, la teología oriental (menos, la configurando cada vez más con Cristo. Cirilo de Alejandría decía
occidental) suele distinguir en el hombre lo que es imagen y lo que acertadamente: «Las mismas cosas que se hallan en Cristo derivan
es semejanza. Es imagen el hombre en su ser natural, como cuerpo también a nosotros» 9• Se desarrolla un verdadero proceso de asun-
y alma. La imagen no se pierde por el pecado. Y es semejanza ción del hombre por parte de Dios. La gracia es algo así como una
el hombre en cuanto participa de la divinidad, la cual posee para incarnatio diminuta, una incarnatio breuis. Clemente de Alejan-
los griegos dos propiedades fundamentales: es incorruptible e in- dría llama a los justos «dioses» ( theoi) 10 no sólo en la eternidad
mortal. La inmortalidad e incorruptibilidad participadas las perdió sino también ahora en el tiempo. '
el hombre por el pecado. La redención de Cristo nos restituyó la A la luz de tales consideraciones, adquiere un valor inestimable
semejanza y la llevó a su culminación, porque él, como Hijo de el sacramento de la eucaristía, donde el hombre tiene acceso mate-
Dios y hermano nuestro, es por excelencia la imagen y la semejanza rial a la divinidad y, por consiguiente, a la deificación y «consus-
consustancial con el Padre y con el Espíritu Santo. tancialidad» con Dios. La liturgia celebra este inefable consorcio
Sobre el trasfondo de tal antropología se interpreta también el y este enriquecedor intercambio mutuo ( commercium).
misterio de la encarnación de Dios. Esta prolonga y lleva a su esta-
dio escatológico un proceso de participación y configuración que : San Ireneo, 1~versus Haereses III, 19,1: PG 7,939.
ya se había inaugurado con la creación. En Cristo Jesús, el hombre San Ireneo, ibid., I, 5 Prol.: PG 7, 1120; San Atanasio: «Verbum Dei
horno ,factus ;;st ut. '.1ºs de!ficaremur» (Or. de Incarnatione Verbi, 8); San
es tan semejante a Dios y participa de tal manera de Dios que es Agustín: « ... ille Filíus qui, cum esset Filius Dei venit ut fieret filius ho-
Dios mismo presente en el mundo. minis, donaretque nobis, qui eramus filii hominis, 'filios Dei fieri» (Ep. 140·
Por eso, Cristo es la gracia de Dios presente y visible en la his- ~d H,onorat(fm, 3,9); y la expresión, citada siempre, de san Cirilo de Ale'..
toria. El sentido originario de la encarnación no se agota en su jandría: «Dios se hizo hombre para que el hombre se hiciese Dios» (Rom
hom. 9,3).
efecto redentor y liberador de una situación de pecado; la encar- • San Atanasio, Contra Arianos 3 34· PG 26 396
nación, intencionalmente, apunta a la divinización del hombre. Sólo •
9
San _Ciri!o de Alejan~ía, Thes~ur;s, 24: PG 7J, 333: «Quaecumque
siendo más que hombre es el hombre verdaderamente tal, es decir, erum Christo insunt, eadem in nos derivantur».
to Clemente Alejandrino, Stromata l, 7, c. 10: PG 9, 480.
sólo siendo «Dios» permanece hombre el ser humano. lreneo
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DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA PARTICIPES DE LA NATURALEZA DIVINA
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1 DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA PARTICIPES DE LA NATURALEZA DIVINA
la naturaleza divina. De ahí que hablar del hombre implique siem- comulgar abiertamente con todas las cosas. Es poder soportar sin
pre, en un determinado momento, hablar de Dios. Olvidar~ Dios límites, como soporta Dios; es tener la bondad de Dios, que tan
es olvidar al hombre en lo que tiene de más misterioso y fascmante. intensamente vivió Francisco de Asís, y tratar bien a todos los
Por eso nos atrevemos a afirmar que la expresión «partícipes de la hombres y ser bondadoso con los pecadores y desagradecidos (Le
naturaleza divina» pretende, en definitiva, articular la esencia. más 6,35).
íntima del hombre. Sin esta participación en el misterio mismo Vivir en comunión, proyectarse hacia los demás y ser un nudo
de Dios, el hombre histórico, tal como existe, nunca llega a su vivo de relaciones es lo que constituye al ser-persona. Cuanto más
plena humanidad. No por ser de gracia es la gracia algo superfluo sale uno de sí mismo, comulga con otro y se da, tanto más se ase-
y que puede pasarse por alto en el proceso de plena hominizació_n. meja al ser propio de Dios. Amar es dejar acontecer a Dios en la
A esta absoluta gratuidad ( superjluo) se debe que el hombre his- vida. Y dejar acontecer a Dios en la vida es divinizarse y permitir
tórico haya sido creado tal cual es, es decir, de manera que sólo que Dios se humanice. Divinizarse no constituye un proceso mila-
mediante la participación de lo que no es él mismo, mediante la groso, inexperimentable y exterior a nuestra vida. Divinizarse es
participación de Dios, llegue a ser hombre en plenitud. . vivir el amor en la existencia cotidiana con oscura pero profunda
¿Qué es, pues, la naturaleza de Dios, que confiere la plenitud fidelidad, superando los obstáculos, pasando las purificaciones acri-
a la naturaleza humana? Preguntar por la naturaleza divina es pre- soladoras que exigen la constante atención, el cuidado vigilante y la
guntar por la divinidad de Dios, por aquello que. hace a D_ios_ Dios. fina sensibilidad del amor. Todo esto se da en un proceso en el que
Lo que hace a Dios ser Dios no puede deducirse a prtort. Ello no faltan los pequeños y los grandes martirios, en el que hay mo-
implicaría admitir algo anterior a Dios, como razón ?e ser _de mentos de sutil y vibrante satisfacción, al mismo tiempo que ins-
Dios. Pero no existe ninguna instancia anterior y superior a Dios tantes de ansiedad y exigencias insoslayables.
que nos permita comprender lo que significa Dios. Dios es el ser En la_medida en que, a lo largo de la vida, el hombre se ve
supremo, y no se puede pensar ni puede existir nada mayor que impulsado a abrirse, a darse sin cesar y a trascenderse constante-
él. De Dios sólo conocemos lo que él mismo ha manifestado en la mente, en esa misma medida participa más y más de la naturaleza
historia que ha hecho junto con los hombres. de Dios, que realiza esta apertura de manera infinita, absoluta y
En la historia de la experiencia judeo-cristíana -dentro de la eterna, hasta que, en la gloria, consigamos definitivamente «vivir
cual se realizó el hecho decisivo para la antropología, la resurrec- con el Señor» (2 Cor 5,8). Entonces ya no nos preguntaremos qué
ción- Dios se ha manifestado tal como es: como un ser que sólo significa participar de la naturaleza de Dios; conservando nuestra
existe proyectándose más allá de sí mismo, como eterna comuni- identidad personal, él será todo en todos ( 1 Cor 15 ,28 ). Cesará
cación y permanente autodonación en amor. Dios es una apertura el saber. Perdudará el sabor.
absoluta que, saliendo de sí misma, de su misterio absoluto (Pa- Decir que el hombre participa de la naturaleza divina implica
dre), se autocomunica plenamente (Hijo) y se manifiesta en lo también el reverso: Dios participa de la naturaleza del hombre. De
diferente de él mismo, en la creación (creación en, por, con y para esta manera, el hombre es teomor]o, y Dios es antropomorfo. La
el Logos), y retorna sobre sí mismo reunificándolo todo en su unidad viva conciencia de esta mutua implicación puede dar lugar a una
primigenia (Espíritu Santo). En este sentido, Dios es una trascen- verdadera experiencia mística: se tiene la vivencia de que el hom-
dencia viva Deus semper maior que se realiza y se autodona bre está en Dios y se experimenta que Dios está en el hombre. El
eternamente y siempre más allá de sí mismo. En una palabra, Dios estar de Dios en el hombre implica que Dios se autogenera, da
es amor que crea compañeros en el amor y que vive su ser ( divi- origen al Hijo y, con él, espira el Espíritu Santo en la intimidad
nidad) amando y autocomunicándose a todos los que crea para que de todo hombre bueno y justo. En esta esfera inefable del miste-
puedan acogerlo. En Cristo Jesús, Dios se ha autodonado plena- rio, donde el silencio religioso es más elocuente que la palabra
mente al mundo, revelándose tal como es, como absoluta y total -que no sería más que palabrería-, los conceptos teológicos
autodonación. pierden su rigor y su validez normal. Para que las afirmaciones
Para el hombre, participar de Dios es poder tener lo que en teológicas no sean simples deducciones y aplicaciones de ideas tri-
Dios es ser: es amar radicalmente, autodonarse permanentemente, nitarías al ámbito de la temática sobre la gracia, es preciso man-
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DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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1 1
1. LOS TESTIMONIOS LITERARIOS que ora (Mt 11,25-26; 26,42; Le 10,21; 22,42; 23,34 y 46). El
mismo se presenta como Hijo o, de forma más absoluta, como el
En los pueblos primitivos y en casi todas las culturas (en ~as ~e Hijo (Mt 11,27; 24,36; 28,19 y catorce veces Jn) 3. Entre él y el
Egipto, Babilonia, Oriente Medio, etc.) se constata la con~1encia Padre existe un conocimiento recíproco (Mt 11,25) y una mutua
de que el hombre es hijo de algún dios 1. Los nombres propics re: complacencia (Me 1,11; 9,7), hasta el punto de que Juan, al inter-
velan y mantienen esta misma convicción: Abibaal (Baal es ~u pretar teológicamente esta íntima relación de Jesús con el Padre,
padre), Abías (Jahvé es mi Padre: 1 Sm 8,2; __ 2 Cr 1~,20), Abiel pone en labios de Cristo la expresión «yo y el Padre somos uno»
(Dios es mi Padre: 1 Sm 9 ,1 ), Ben-Hadad (hijo del dios Hadad), (Jn 10,30). Su filiación es única (Me 12,6), de suerte que, al hablar
etcétera. La filiación divina se atribuía especialmente a los jefes, con sus discípulos, distingue entre «mi Padre» y «vuestro Padre»
reyes y faraones; de ahí la expresión, corriente en la literatura im- (Mt 5,45; 25,34; Le 24,49). Los hombres se convierten de alguna
perial romana, divi filius. manera en hijos de Dios; él lo es desde siempre (Le 2,49; cf. Mt
En el AT, Israel, como pueblo, se sentía hijo de Dios (Ez 5, 5,44-45; Le 20,36; Jn 1,1; 1,12-13). Los hombres llegan a serlo
22-23 ), sobre todo por la gran protección que experimentó con por su adhesión a Jesús (Mt 8,10-12).
ocasión de la salida de Egipto (Ex 4,22; Os 11,1; Jr 3,19; Sab 18, El hijo de Dios debe imitar al Padre, que es bueno y miseri-
13 ). Ciertos miembros del pueblo, particularmente los justos, eran cordioso (Mt 5,45; Le 6,45), cuida con todo cariño y providencia
llamados también hijos de Dios (Is 63,8-16; 64,7; Sab 2,13 Y 18; las cosas más insignificantes (Mt 6,8-32).
5,5). El rey, miembro privilegiado del pueblo, se sentía hijo de En la Iglesia primitiva fue Pablo quien convirtió en tema teo-
Dios por la elección divina y por la asociación con el destino de lógico la filiación divina del hombre. Según él, sólo Cristo Jesús
todo el pueblo ( 1 Cr 28,6; Sal 89,28; 2,7). ~a filiación divina ~m- es el Hijo unigénito de Dios; el hombre lo es por comunión, por
plica para el hombre el deber de honrar a D10s de modo especial, gracia y adopción (buiotbesia: Gál 4,5; Ef 1,5; Rom 8,15-23). La
obedeciéndole (Mal 1,6) y tratando de imitarle en el modo de com- expresión «hijos adoptivos» no es feliz, puesto que pertenece a un
portarse (Ecl 4,10-11 ). La paternidad divina se man~esta eJ?- una contexto jurídico y significa conferir gratuitamente a una persona
misericordia especial (Sal 1O3-12-13) y en una protección particular extraña los derechos del hijo natural. Pablo no atribuye un signi-
(Sal 27,10; Dt 8,5; Ecl 51,10). ficado jurídico a la filiación divina del hombre, pues gracias a nues-
Existe, pues, en la humanidad la vaga conciencia de :in. pro- tro estar en Cristo equivale a una filiación natural. L. Cerfaux,
fundo parentesco con la divinidad. Pablo evoca este sentimiento notable especialista católico en teología paulina, afirma con razón:
cuando, hablando a los atenienses, les recuerda una frase de los «La filación, en el sentido paulino, es siempre natural, en el sen-
antiguos poetas: «Sí, estirpe suya (de Dios) somos» (Hch 17,28).
En el NT, «hijo de Dios» es la expresión clave para descifrar tiens (París 1955); F. Büchsel, Monogenés, en Tbeologiscbes Worterbuch
el misterio de Cristo Jesús y para calificar la situación del hombre zun NT 4, 745-750; M. W. Schoenberg, St. Paul's Notion on the Adoptiue
ante Dios 2. Jesús llama a Dios simplemente Abba (papá) siempre Sonship of Christians: «The Thomist» 28 (1964); M. Mersch, Filii in Filio:
la Trinité vivifiant les bommes, en La Théologie du corps mystique II (Pa-
rís 1949) 9-68; A. García Suárez, La primera persona trinitaria y la filiación
1 Cf. la literatura general sobre el tema en las religiones: G. Mensching, adoptiva, XVIII Semana Española de Teología (Madrid 1961) 69-114;
H. J. Kraus, V atername Gottes, en Religion in Geschichte und G~.genwart S. Dockx, Fils de Dieu par gráce (París 1948); H. P. C. Lyons, The Grace
6, 1232-1234; G. Kruse, Pater, en Pauly-Wissowa, Realencyclopadie .. ~er of Sonship: «Ephemerides Theologicae Lovanienses» 27 (1951) 438-466.
classiscben Altertumswissenschaf t 36, 2120-2121; W. Koppers, en F. Komg,
3
No es ésta la ocasión de discutir la intrincada problemática sobre sí
Christus und die Religionen der Erde 2 (Viena 1951) 146ss; M. J. Lagrange, Jesús se aplicó a sí mismo la designación de Hijo de Dios, así como la evo-
La régénération et la filiation divine dans les mystéres d'Eleusis: «Revue lución que tal expresión conociera ya en la teología de las diversas comu-
Biblíque» 38 (1928) 201-214. . . ., ... nidades de la Iglesia primitiva. Nos basta, por el momento, mantener la
2 Véase la bibliografía esencial sobre el tema de la filiación ~vma adop- afirmación dogmática fundamental de la fe cristiana, que proclama a Jesu-
tiva: J. Jeremías, Abba. Studien zur neutestamentlichei: Theologze Zfnd Zez: cristo Hijo unigénito del Padre, enviado al mundo. Cf. la discusión de esta
geschichte (Gotinga 1966) 15-82; R. M. Grant, Le Dieu des premters cbré problemática en H . Xüng, Ser cristiano (Ed. Cristiandad, Madrid 1977) 555
564.
250 251
l
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA HIJOS EN EL HIJO: El HOMBRE, FAMILIAR DE DIOS
tido de que no es s6lo un acto jurídico de Dios, sino que nos crea e interioridad- es donde vive el hombre el misterio de sí mismo.
en el orden espiritual glorificándonos realmente»
4•
«Mihi factus sum quaestio magna» (me he convertido en un gran
Pablo subraya nuestra filiación divina mediante una serie de problema para mí mismo), decía Agustín en nombre de una expe-
afirmaciones densas: «Por la adhesión al Mesías Jesús, sois todos riencia radical por la que pasa todo hombre en su proceso de per-
hijos de Dios» (Gál 3,27); más todavía: desde toda la eternidad sonalización. Cada cual es para sí mismo un misterio retador, cuyo
hemos sido predestinados a ser hijos adoptivos por Cristo Jesús sentido último debe buscar y definir insustituiblemente cada uno.
(Ef 1,5). El Hijo fue enviado para que recibiésemos la condición Y el misterio hace pensar. La percepción de la intimidad consigo
de hijos (Gál 4,3-6). Porque somos hijos, Dios nos ha enviad~. el mismo indica al hombre a un tiempo su fragilidad y su grandeza.
Espíritu de su Hijo que clama: Abba, Padre (Gál 4,6); somos hi¡.os Su fragilidad, porque se siente enviado y por lo indebido de su
porque nos mueve y guía el Espíritu de Dios (Roro 8,1~; 2. T1m _I existencia gratuita, ya que ni pidió existir ni puede, fundamental-
1,7). Y es siempre el Espíritu quien nos hace tomar conciencia de mente, rechazar la existencia. Y su grandeza, porque experimenta
nuestra real situación de hijos de Dios (Roro 8,15). Somos de ver- que puede dar y recibir, aceptarse tal cual es, vivir agradecido y
dad hijos de Dios en el Hijo Jesús (1 Jn 2,29ss) y predestinados convertirse en riqueza para otros. El diálogo cada vez más profundo
a reproducir la imagen del Hijo único de Dios (Roro 8,29). y valiente con estas dos dimensiones de su interioridad hace madu-
No se trata de un título más para calificar adjetivamente la rar al hombre en su propia humanidad y lo capacita para sintonizar
existencia humana. Es una determinación ontológica en la que Juan y comprender el misterio del otro.
insiste más que ningún otro: «Mirad qué magnífico regalo nos ha En el horizonte del misterio personal surge el misterio de Dios
hecho el Padre: que nos llamemos hijos de Dios; y además lo como instancia que crea, sostiene y envía incesantemente al hombre.
somos ... Amigos míos, hijos de Dios lo somos ya, aunque todavía Este es un fenómeno de la pura gratuidad y benevolencia de Dios.
no se ve lo que vamos a ser» (1 Jn 3,1-2). Esta realidad implica, Dios surge como intimior intimo meo, como aquel que es más ~1
como hemos visto ya, una verdadera participación en la misma íntimo a mí que mi misma intimidad, según la vigorosa expresión
naturaleza de Dios (2 Pe 1,4). agustiniana.
La intimidad e interioridad sitúan, pues, el misterio del hombre
en un horizonte de afinidad con el misterio sin más. Y al misterio
2. LA EXPERIENCIA SUBYACENTE en el ser humano lo llamamos Dios. En su raíz última, la existencia
A LA EXPRESION «HIJO DE DIOS» se revela como apertura total, como abismo insondable, como tras-
cendencia pura. De una manera vaga y, a veces, hasta confusa, el
.q,!
l::i:;¡:::;::::¡;:;
La expresión «hijo» traduce inicialmente la experiencia de una hombre ha intuido siempre que es una realidad que se pierde dentro
profunda intimidad natural con Dios, intimidad que encuentra un del misterio de Dios. El hombre sólo puede ser interpretado y va-
modelo ilustrativo en las relaciones entre el padre y el hijo. Dicha lorado adecuadamente en el horizonte de lo divino, no en el hori-
intimidad alude a una cercanía liberadora de todo temor y a una zonte de lo humano. Si su horizonte fuese lo humano, quedaría
afinidad en la misma vida. Remite, pues, a una realidad más pro- pendiente mi pregunta: ¿Qué es lo humano? Sólo lo divino des-
funda, que se desvela en la respuesta a este interrogante: ¿en qué cifra lo humano, haciéndolo indescifrable y misterioso como lo di-
se funda tal intimidad? vino. Aquí radica la grandeza y sacralidad del hombre: participa
La intimidad con Dios nace de la intimidad del hombre con- de la naturaleza divina. No se siente Dios, sino hijo de Dios. La
sigo mismo, lo mismo que toda verdadera experiencia de Dios brota expresión «hijo de Dios» remite a esta experiencia de profundidad
de la radicalidad de la experiencia humana. En su intimidad inte- y la traduce.
rior --el hombre es el único ser de la creación que posee intimidad La filiación divina no es, pues, propiedad exclusiva de algunos
hombres privilegiados, sino la estructura más íntima de todo ser
humano. Est~ ~xperiencia fue articulada de forma escatológica -y,
' L. Cerfaux, Le chrétien dans la tbéologie paulinienne (París 1962) 299
(hay traducción española, El cristiano en la teología de san Pablo, Bilbao por eso, definitiva y total- y ejemplar por Jesús de Nazaret. El
1965). experimentó a Dios como Padre, y se sintió Hijo amado. Se com-
252 253
l
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA _I HIJOS EN EL HIJO: EL HOMBRE, FAMILIAR DE DIOS
portó como tal, hasta el punto de afirmar s? identidad divina con 34-40; cf. Rom 9,3; Hch 14,2; Le 8,21). La carta a los Hebreos
el Padre como advirtieron los fariseos, qmenes por ello le ame- dice que él no se avergonzaba de llamarnos hermanos (Heb 2,11 );
nazaron con la muerte. Se sintió enviado por el Padre y vivió en se hizo, continúa la carta, semejante a sus hermanos (2,17). El es
íntima relación con él, como describe perfectamente Juan, el evan- el primero entre muchos hermanos (Rorn 8,29). Comportándose con
gelista teólogo (Jn 5,17.19.23.26; 6,46; 7,29; 10,15.28-30; 14, el Padre como Hijo y con los hombres como hermano reveló el
10-20; 17,5.10-12; 21,25, etc.). Todo lo recibe del P.adre (Jn 5, carácter filial de todos los hombres 5.
20.30.36; 7,16; 8,26-28; 14,10). Pero su comportamiento no es
infantil ni neuróticamente dependiente. Asume, lucha y realiza su
b) Todos hermanos de Cristo, todos hijos en el Hijo
obra como hijo adulto, independiente y libre. Sin la experiencia de
filiación vivida por Jesús jamás hubiéramos llegado al grado de El acontecimiento de la resurrección reveló a la comunidad
conciencia filial de que hoy gozamos. primitiva que el Jesús vivo, muerto y resucitado que ella había
La dogmática de la Iglesia primitiva, tanto en los textos del conocido era el mismo Hijo unigénito y eterno de Dios (Rom 1,4;
NT como en las definiciones de los primeros concilios, interpretó Heb 1,6; Jn 3,16 ). En él se descifró el sentido último de la
bien este comportamiento de Jesús: lo entendió como la encar- creación y el designio definitivo de Dios; por eso, de alguna forma,
nación del Hijo eterno del Padre por la virtud del EsJ?íritu San:o. todo tiene algo que ver con él (Col 1,15-20; 1 Cor 8,6) y todo
La encarnación del Hijo unigénito no es, pues, una simple curio- converge en él (Ef 1,10). Los hombres fueron predestinados desde
sidad histórico-religiosa: revela quién es Dios para el mundo y revela la eternidad a ser hijos por Jesús (Ef 1,5) y a reproducir la imagen
también nuestra condición de hijos en el Hijo. El hombre descu- del Hijo (Rom 8,29). De ahí que todos podamos relacionarnos con
bre que no es una mera criatura condenada a vivir en una distancia el Padre como se relacionó el mismo Jesús (Rom 8,14-17; Gál 4,1-7;
creatural marcada por la nada: está llamado a pertenecer a la Heb 2,10-14; 3,6; 4,16).
historia eterna de Dios. Como hijo en el Hijo, está tan próximo Afirmar que todos somos hermanos de Cristo y, por tanto, hijos
al misterio de Dios, que forma con él un solo destino ( cf. 1 Cor con él significa que estamos llamados --cada cual en su medida-
15,28). Por este motivo, el hombre no está orientado, definitiva-
mente a otro hombre (varón o mujer), sino a Dios. Y sólo llega a
ª ser lo que Cristo Jesús fue históricamente y lo que él significa
en el seno de la Santísima Trinidad, como veremos después.
ser él' mismo trascendiéndose absolutamente. Ahora bien, trascen-
derse absolutamente es penetrar en la esfera de Dios. Es lo que
aconteció en Jesús de Nazaret por obra y gracia del misterio. e) Somos hijos herederos y coherederos
Afirmar que el hombre es hijo de Dios en el Hijo es reconocer
el destino absoluto y la vocación humana: ser en Dios, con Dios, Por ser hermanos de Cristo participamos de su herencia, que es
para Dios, de Dios, partícipe de la misma naturaleza divina. la divinización y el gozo del absoluto futuro (cf. Rom 8,17-29;
Gál 4,7; Tit 3,7; 1 Pe 1,23). Dicha herencia no es sólo promesa;
se concreta ya en el presente (Rom 8,20-23 ), manifestándose como
3. EXPLICITACION TEMATICA: vida en amor, en libertad frente a la muerte, en la libertad de los
¿QUE ES SER HIJO EN EL HIJO? hijos de Dios, que ya no son niños, sino adultos y maduros (Gál 4,
1-7; 1 Cor 3,1; 13,11; Rom 8,15) y por eso pueden disponer del
Si somos hijos en el Hijo, el Hijo Cristo Jesús constituye el mundo (2 Cor 3,23). .
lugar heurístico para saber lo que significa nuestra filiación divina.
254 255
•
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA HllOS EN EL HllO: EL HOMBRE, FAMILIAR DE D_IOS
d) La atmósfera erística: todos estamos en el Hijo resucitado e) «Creados en Cristo [esas» (Ef 2,10):
la última fundamentación del ser hijos de Dios
La encarnación insertó al Hijo en un mundo espacial .Y, tempo-
ralmente limitado. La resurrección universalizó su mserc10n en el El verdadero fundamento de que somos hijos de Dios se des-
mundo. Como resucitado, Cristo penetró en el corazón del mundo. cubre reflexionando sobre la Trinidad. Aquí se supera toda visión
No ha abandonado la creación asumida. Toca a to~os los _hombres meramente jurídica de la filiación adoptiva y se descubre su plena
y a todas las cosas en su misma raíz. Tal es el sentido -;adic;al /.es- universalidad, que afecta a todos los hombres. Así como toda pa-
catológico de la resurrección. No concierne sól? al Jesus ~iston~o, ternidad viene del Padre (Ef 3,15; cf. Hch 3,25), así también toda
que, crucificado y muerto, fue elevado a la p}emtud de la vida, s~o filiación viene del Hijo. El misterio absoluto (Padre), comunicán-
que tiene un significado para toda la creacion. Con la resurreccion dose, saliendo de sí y revelándose se llama Hijo. El Hijo es la ex-
se anticipa el porvenir y se revela lo que habrán_ de s~~ el hom?re presión eterna y total del Padre, así como de todas las criaturas.
y el cosmos en su estado de~,nitivo: to_tal transfigurac10n en Dios. Todas las cosas creadas, por revelar también el misterio absoluto,
La resurrección -prolongac10n y plenitud del proceso encarnato- tienen carácter filial. En el mismo movimiento con que el Padre
rio- crea una verdadera atmósfera erística, en la que están sumer- engendra al Hijo como su expresión completa, engendra también
gidos todos los hombres. La teología· paulina ~o ha expresado con en él, por él, con él y para él todos los demás seres posibles como
la fórmula «estar en Cristo». Este estar en Cristo debe entenderse expresión derivada de sí mismo. Cirilo de Alejandría dice, con una
muy ·concretamente: no como una categoría moral (en el sentido fórmula clásica: «Toda filiación viene por el Hijo, ya que sólo él
que le damos cuando, por ejemplo, conclu}mos un~ carta a} n:odo es el único soberana y verdaderamente Hijo» 7• Y Agustín comenta:
franciscano: «fraternalmente en san Francisco»), sino en termmos «Somos miembros del Unigénito Hijo de Dios ... 8; somos hijos,
mucho más fuertes y ontológicos, como expresión de una n_ueva somos el Hijo, porque, aun siendo muchos, en él somos uno» 9•
cualidad del mundo, ahora grato a Dios y asumido por él mediante E. Mersch, teólogo católico que, en la línea de la gran tradición,
la encarnación de su Hijo eterno. ha acentuado más que nadie en este siglo nuestra unión eterna e
La atmósfera humana, después de los acontecimientos de la en- histórica con el Hijo, escribe: «Las dos filiaciones no constituyen
carnación y la resurrección, no es ya la misma de antes. Hay u;i sino una en aquel que es el principio de todo» 10• Evidentemente,
plus ontológico; se ha actualizado una posibilidad, latente y toda:'"ia las realidades no se confunden 11: la persona de Cristo no es la per-
inexperimentada, tanto para Dios como para el mu,ndo. Ha sur,gi?o sona de los hombres individuales; existe, como en el dogma cristo-
una nueva situación salvífica. En esta nueva atmo~fera onrológica lógico, una unión entre Cristo y sus hermanos, que es «inconfun-
es posible una mística cris~ológica d: ca~ác~er cósmico, como la vi- dible, inmutable, indivisible e inseparable». El hombre no es hijo
vieron, por ejemplo, Francisco de Asís, siguiendo a Pablc;i, M: Blo_n- de Dios en razón de su persona, directamente, sino en virtud de
del, Teilhard de Chardin y otros 6• En ella se vive el mis:eno c~is- la unión de su persona con la persona eterna del Hijo. Por eso se
tiano no sólo como unión mística con la persona de Cristo, sino dice-que somos hijos «adoptivos», y no naturales, como lo es el Hijo
también como experiencia del mundo, en el que se ~etecta una Unigénito. Pero dicha adopción no debe entenderse jurídicamente,
presencia cósmica del Resucitado, que llena to?a la realidad Y lleva sino en sentido ontológico, como se desprende de las reflexiones
a los hombres a vivir filialmente. Es la gracia en el mundo, que precedentes. Como decían los Padres antiguos, ha de entenderse
posee siempre un carácte.r críst~co y filia~. Esta presencia del ~rist~
cósmico-resucitado adquiere diversos niveles de sacramentalidad.
7
San Cirilo de Alejandría, In Johan. II, 1: PG 73 213· De SS. Trini
tate Dialogas V: PG 75, 749. ' '
se manifesta en el mundo, en los hombres, en los justos, en los ' San Agustín, In [oban, 110. 111: PL 35, 1923; 1929.
cristianos en la comunidad creyente, en los sacramentos Y en el • San Agustín, In Psalm. 123: PL 37, 1634.
poder sa~rado de sus pastores, etc; ~s si~mpre el mismo Cristo '" Mersch, op. cit., 42.
11
total en manifestaciones fenomenológicas diferentes. San Agustín dice, distinguiendo entre hijo e Hijo: «lile unicus nos
mul_ti; ille unus, nos in illo unum; ille natus, nos adoptati: ille ab aeterno
gerutus per naturam, nos a tempore facti per gratiam»: In Psalm. 88 7:
• L. Boff, O evangelho do Cristo cósmico (Petrópolis 1970). PL 37, 1124. '
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HllOS EN t ; HllO: EL HOMBRE. cAMILIAR DE DIOS
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
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HllOS EN EL HllO: EL HOMBRE FAMILIAR DE DIOS
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261
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1 EL ESPÍRITU SANTO MORA EN NOSOTROS
'
1 «Vino sobre él (Otoniel) el espíritu del Señor, gobernó a Israel
IV
y salió a luchar» (Jue 3,10); «El espíritu del Señor se apoderó de
EL ESPIRITU SANTO MORA EN NOSOTROS: Gedeón ... » (Jue 6,34; 14,6). También descendió como fuerza ca-
UNA PERSONA EN MUCHAS PERSONAS rismática líberadora sobre Saúl (1 Sm 11,6), Jefté (Jue 11,29),
Josué (Nm 27,18; Dt 34,9) y David (1 Sm 16,13). El espíritu
movió a los profetas (Ez 48,16; Neh 9,30; Miq 3,8) y está pre-
Los temas de la participación de la naturaleza divina. Y la filia- sente en el poder creador del hombre, en su inteligencia y en su
ción divina del hombre traducen la intimidad y presencia humana habilidad (Zac 4,6; 6,8; Ez 31,3; 15,31; 32,15). Sobre la base de
en Dios. El tema de la inhabitación del Espíritu Santo expresa _la esta experiencia histórica, social y política del espíritu, Israel llegó
presencia viva y operante de ~i~s en el mu_ndo _Y en la exl~t~ncia. posteriormente a experimentarlo en la naturaleza y en el mismo
Esta presencia de Dios se ha vivido en la historia de las religiones acto creador de Dios. Es el principio creador que actúa en las plan-
y en la experiencia judeo-cristiana, primeran;~nte como w;a fuerz,a tas, en los animales, en toda la naturaleza (Gn 1,2; 2,7; Job 33,
numinosa, vaga y difusa, después como Espmt~ de ~ a~ve Y Espí- 34; 37,10; Sal 29). Por su ubicuidad, el espíritu expresa el modo
ritu de Cristo y, finalmente, como una magn~~d dist~n~a Y per- peculiar de existir de lo divino (Sal 139,7). El llena y renueva
sonal, es decir, como tercera persona de la Santísima Trinidad. constantemente la faz de la tierra.
Como en el AT, en el NT 6 el Espíritu no se da a conocer pri-
meramente en la creación, sino en la comunidad, en su experiencia
1. EL ESPIRITU SANTO EN LA EXPERIENCIA HUMANA colectiva de Dios. Se manifiesta en múltiples carismas, especial-
mente en el de profecía, así como en el entusiasmo general que
Para los griegos, el Espíritu ( pneuma) es u~a realidad e,ler:ien- invade a toda la Iglesia. Actúa en la comunidad suscitando energías,
1;
tal dinámica vivificante y suscitadora de entusiasmo esta siem- palabras y acciones que comúnmente no hubieran tenido lugar. Es
pr~ allí donde bulle la vida, particularmente la vida humana c?n propio de la presencia del Espíritu su carácter de trascendencia, de
su carácter de trascendencia, en la inspiración artística, en la poesia, superación, de ruptura de toda barrera convencional. El hombre
en la adivinación, en los fenómenos extáticos, como el don de movido por el Espíritu hace o dice cosas que no haría ni diría por
lenguas, de profecía, etc. 2. En virtud de su naturaleza e~emental sí mismo; se entrega a los demás, sale de sí mismo para servir a
que todo lo mueve y penetra, el hombre n~ pu~de marupular el los hermanos, vive como «fuera de sí».
Espíritu; sólo le queda abrirse a su fuerza m~stenos~'. Por eso _era Es parte integrante de la experiencia del Espíritu ver, oír y ates-
considerado por los griegos c?mº, ~a realidad. divma ( tbeion, tiguar lo visto y oído (Hch 2,33; 22,15). El Espíritu es invisible
tbeán, theou pneuma) 3• Los p1tagonc:os y, post~normente, los es- como la respiración y el viento (sentido originario de «espíritu»,
toicos vieron en el Espíritu una realidad que circunda y penetra ruab en hebreo y pneuma en griego); no obstante, se puede perci-
todo el universo, posibilitando una unión y com~ón con to~os los bir y experimentar y es posible describir sus efectos 7• La experien-
seres con los dioses con los hombres, con los animales, etc ..
En el AT 5 se t~vo la experiencia del Espíritu inicialmente en 6
Cf. J. Comblin, A misssao do Espirito Santo: REB 35 (1975) 288-325·
1 ámbito de la historia: la irrupción repentina y carismátic~ de E. Schweízer, Esprit. Le Nouveau Testament, en Esprit, op, cit., 127-242;
líderes que liberaron al pueblo de la opresión de los enemigos: B. Froguet, De l'habitation du SaintEsprit dans les ames [ustes (Lethielleux
1937); E. Bardy, Le SaintEsprit en nous et dans l'Église d'aprés le Nouveau
' H. Kleinknecht, Pneuma en grec, en Esprit, en G. Kittel, Dictionnaire Testament (Albí 1950); H. Mühlen, Der Geist als Person (Münster 1963)·
íd., Una mystica persona. Eine Person in vielen Personen (Munich-Paderborn-
biblique (Ginebra 1971) 42. . Viena 1964); ,A. ~- Guimaraes (ed.), O Espirito Santo. Pessoa, Presenca,
2 Abundantes testimonios literarios en Kleinknecht, 23-40, especialmente
Atuacao (Petrópolís 197.3 ); F. Urdanoz, La inhabitación del Espíritu Santo
28-29. en el alma justa: RET 6 (1946) 513-533; G. Philips, Le SaintEsprit en nous:
' Ibíd., 13. ETL 24 (1948) 127-135.
' Ibíd., 41-48; d. 42. . . .' Cf. H. ~ühlen, C. Heítmann, Erfahrung und Theologie des Heiligen
s Cf. F. Baumgartel, Esprit dans l'Ancten Testament, en Esprit, op. cit.,
56-74; H. Cazelles, Le mystére de l'Esprit Saint (París 1968). Geistes (Munich 1974) 83-100, en especial 84.
263
1
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DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA EL ESPÍRITU SANTO MORA EN NOSOTROS
cia del Espíritu tiene lugar en la esfera de lo fascinante. La fascina- Espíritu en Jesús. Por ella Jesús, que hasta entonces tenía un
ción se caracteriza por envolver y marcar profundamente a la per- cuerpo carnal frágil y mortal, pasó a poseer un cuerpo espiritual,
sona; impacta y atrae por lo sorprendente y extraordinario de la incorruptible y lleno de fuerza divina ( cf. 1 Cor 15,44). Cristo
experiencia de algo que absorbe, realiza y, al mismo ~iempo, s?~re- resucitado se «transformó» de algún modo en puro Espíritu. Efec-
pasa. La experiencia fundamental del hombre -no solo del mrnco, tivamente, Pablo identifica al Señor (resucitado) con el propio Es-
sino también del moderno- incluye siempre la intuición de que píritu (2 Cor 3,17): «El Señor es el Espíritu». Esta identificación
hay algo misterioso, profundo y vigoroso que penetra toda la rea- no debe entenderse en sentido trinitario -lo cual sería un absur-
lidad haciendo que existan las cosas y fundamentando todas las do->, sino en la línea del AT, es decir, en cuanto pretende definir
manifestaciones de la vida. Todas las formas de fascinación, incluso la actual forma de existir y actuar del Resucitado: éste actúa y
las más secularizadas, como el deporte, la técnica, el arte, el culto existe como Espíritu, es decir, libre de las trabas de la carne, con
de los astros del saber, del poder y de las diversiones, revelan el la plenitud de su fuerza y de su comunión, pancósmicamente 9• Del
brillo del absoluto. Lo fascinante está ligado al sentido evidente mismo modo que el Espíritu llena la faz de la tierra, alienta en
en sí mismo; cuanto más fascinante es una realidad, tanto más todas partes y vivifica, así también el Resucitado invade ahora
irreductible, intocable y absoluta aparece 8• todo, está en todo y todo lo vivifica. Pablo establece un impre-
Como vigor y fuerza que todo lo penetra, podemos decir que sionante paralelismo entre el Cristo resucitado y el Espíritu San-
el Espíritu estuvo siempre presente en el mundo; éste es templo to: Cristo mora en nosotros (Gál 2,20), lo mismo que el Espí-
del Espíritu; está inhabitado por él desde el primer momento de la ritu Santo (Roro 8,10; 2 Cor 3,18); estamos justificados en Cristo
creación. (Gál 2,17) y también en el Espíritu ( 1 Cor 6,11 ); hemos sido san-
Según el NT, el advenimiento del Mesías Cristo Jesús trajo con- tificados en Cristo ( 1 Cor 1,2) y también en el Espíritu (Roro 15,
sigo la plenitud de la manifestación del Espíritu. Jesús aparece, 16); estamos sellados en Cristo (Ef 1,13) y en el Espíritu (Ef
sobre todo en la teología de Lucas, como el portador permanente de 4,30); Cristo vive en nosotros (2 Cor 13,13; Flp 2,1) y también el
la plenitud del Espíritu (Le 4,1.14.18; Hch 10,38). El no recibe Espíritu (Roro 8,9-11).
el Espíritu como un carismítico; lo posee de manera permanente, Poseemos el Espíritu de Cristo; ahora actúa en nosotros como
pues su aparición en el mundo es obra del Espíritu (Le 1,35; 4, actuó en él: «Porque sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo
18-21; Hch 4,27; cf. Mt 1,18; Heb 1,9; 2 Cor 1,21; 1 Jn 2,22). a vuestros corazones... » (Gál 4,6); «Quien se acerca al Señor, se
En Jesús «se encarna» de alguna manera el Espíritu. Por eso, todo hace un solo Espíritu con él» ( 1 Cor 6,17). «Todos y sólo aque-
cuanto hace o dice Cristo, lo hace y lo dice por su propia virtud; llos que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios»
no es llevado por el Espíritu; sigue su camino «en el Espíritu» (Rom 8,13 ). Y somos hijos en el Hijo. Por eso, el Espíritu nos da
(Le 4,14). El resultado de la actuación de Jesús, por causa del testimonio de que somos hijos, para que podamos exclamar: ¡Abba,
Espíritu que habita en él, es la fascinación de quienes le rodean; Padre! (Gál 4,6; Rom 8,16).
los evangelistas aluden a ello repetidas veces (Me 2,2; 5,41; 6,51; El Espíritu Santo es la permanencia del Resucitado en el mun-
Mt 7,28; 12,23; 13,54; 19,25; Le 4,32; 9,43). La admiración, el do hasta su . consumación escatológica. Cristo sigue presente de
quedar fuera de sí o decir fascinados «nunca hemos visto cosa otra forma: precisamente en forma de Espíritu. El Espíritu estaba
semejante» (Mt 9,33; d. Me 5,20; Le 2,18; 4,22; Mt 8,37; 15, en el Jesús terreno, por decirlo así, recogido y revelándose en la
31; 21,20) no son expresiones de un conocimiento frío y objetivo, actuación histórica del mismo Jesús. Con la resurrección, el Espí-
tomado como mera información; reflejan una experiencia que afec- ritu sale de su recogimiento y se manifiesta tal cual es. Por eso, a
ta al hombre en su dimensión psicológica más profunda. Es la partir de la ascensión, el tiempo histórico-salvífico es el tiempo del
experiencia fascinante del Espíritu de Jesús. Espíritu Santo en su propia identidad, inaugurado en pentecostés.
La resurrección reveló en toda su dimensión la presencia del
• El gran exegeta A. Deissmann, Die neutestamentliche Forme! «in Christo
s Cf. H. Mühlen, Die Erneuerung des christlichen Glaubens. Cbarisma ]esus» (Marburgo 1892) 89-90, dice que el Espíritu viene como a constituir
Geist Befreiung (Munich 1976) 108-137. la materia del cuerpo resucitado del Señor (d. 1 Cor 15,35ss).
264 265
1
Ahora es el Espíritu quien actúa mediante Jesús y su mensaje. Por En los capítulos 5-7 distingue Pablo tres momentos en la historia
consiguiente, el Espíritu no suple a Jesús; actualíza.. más bien, su de Dios con los hombres: la situación de pecado «anterior a la ley»,
misma presencia y trae a la memoria su palabra (Jn 14,26); no.en- que se extiende desde Adán hasta Moisés (Roro 5,13-14); la si-
seña otra verdad, sino que lleva a su plenitud la verdad de Cristo tuación de pecado «bajo la ley», desde Moisés hasta Cristo (Rom
(Jn 16,13 ): «El tomará de lo mío y os lo interpretará» (Jn 16,14-.15). 6,14); y la situación de la vida en Cristo «bajo la gracia» (Rom
El Espíritu no existe independientemente de Jesús. Es enviado 6,14 ), es decir, «bajo la ley del Espíritu», que nos libera de la ley
por el Padre y por el Hijo (Jn 14,26; cf. Jn 7,37-39); por tanto, del pecado (Rom 8,2). Hasta Cristo reinó el pecado; ahora reina
durante el tiempo que media entre la ascensión y la parusía, e~ ~s- la gracia (Roro 5,21).
píritu realiza su historia propia, que es la historia de la santifica- Estas tres etapas implican discontinuidad y continuidad. Dis
ción y de la recapitulación escatológica de la creaci?n. Meditando continuidad, porque cada una representa un tipo característico de
sobre esta actuación propia del Espíritu de Jesucristo, la comu- acción de Dios y del hombre: antes de la ley había pecado (Roro
nidad primitiva y, luego, la teología de los siglos 1~1.y ~v d~s- 5,l2); después de la ley se tomó conciencia de que el pecado cons-
cubrieron que el Espíritu Santo es una persona tnrutana, dis- tituye una rebelión contra Dios (Roro 7,7-24); ahora reinan la gra-
tinta del Padre y del Hijo, y tiene una misión histórico-salvífica per- cia y la justificación de Dios por la fe en Jesucristo. Hay también
sonal: reconducir todo a la unión con el Padre por el Hijo. Es la continuidad porque en la historia se ha realizado, a pesar de todo,
era del retorno definitivo de la creación a su Creador. el plan salvífico de Dios. Una etapa interpenetra a la otra: la gra-
A la luz de lo dicho sobre la persona del Espíritu Santo se cia que sobreabunda por Cristo Jesús se dio ya también en Abra-
comprende que la gracia divina, su experiencia, la fuerza salvífica hán (Rom 4,1-25). Consiguientemente, la novedad no es tanto la
que penetra la historia, los impulsos de la creación, rumbo a s~ gracia, que no faltó nunca a los hombres, cuanto la manera original
destino definitivo y, en fin, la vida divina no son más que mani- y nueva de darse la gracia en la historia, es decir, en el Espíritu de
festación del Espíritu Santo, que se hace presente y actúa en t?~as Cristo. Pablo escribe: «Ahora, en cambio, al morir a lo que nos te-
partes. La Iglesia se configura como el sacramento ?el Espíritu nía cogidos, quedamos exentos de la ley; así podemos servir en
Santo 1º; manifiesta de forma visible a lo largo de los siglos su nue- virtud de un Espíritu nuevo, no de un código anticuado» (Rom 7,6).
va presencia -basada en el acontecimiento Cristo- en el corazón Cayó el velo que ocultaba la presencia del Espíritu en el mundo;
de la creación y en la vida de los hombres, particularmente de los ahora se ha manifestado el Espíritu y vivimos bajo su influjo ( cf.
justos. 2 Cor 3,15). Es la era del Espíritu Santo, que es el Espíritu de
Cristo y el Espíritu de Dios. Esta era no será superada ya jamás
2. LA ERA DEL ESPIRITU SANTO (cf. Heb 8,13), puesto que el Espíritu permanecerá «para siempre»
(Jn 14,16). Todas las posteriores etapas que se den en la historia
Entendemos por era del Espíritu Santo 11 un tiempo histórico- salvífica serán etapas dentro de la era del Espíritu Santo, histori-
salvífico caracterizado por el predominio del Espíritu Santo en todo zaciones y apropiaciones de la misma en el marco de situaciones
lo relativo a la forma peculiar y' estable de conducirse, de vivir, pen- culturales cambiantes.
sar y actualizar la relación del hombre con Dios y de Dios con el
hombre. Cuando decimos que vivimos en la era del Espíritu San-
to estamos afirmando que el Espíritu constituye la realidad frontal a) La personalización del Espíritu Santo
desde la que debemos interpretar nuestra situación salvífica. Ya en Esta era del Espíritu se inauguró con la irrupción del aconteci-
la carta a los Romanos encontramos esta idea de la era del Espíritu. miento Jesucristo, Hijo eterno y encarnado en el tiempo. El Hijo
eterno fue enviado para liberar a los hombres y al cosmos y lle-
10
Un análisis más detallado, en L. Boff, A Igreja, sacramento do Espirito varlos a su plenitud, asumiendo la naturaleza de dichas realidades.
Santo, en O Espirito Santo (nota 6) 108-125.
11
Cf. L. Boff, Aera do Epirito Santo, en O Espirito Santo, 145-157; Juntamente con el envío (misión) del Hijo se dio el envío del Es-
H. Mühlen, Der Beginn einer neuen Epocbe der Geschichte des Glaubens, píritu Santo como Espíritu del Hijo o de Cristo. Además de inter-
en Die Erneuerung des cbristlicben Glaubens, op. cit., 21-68. venir en la encarnación, el Espíritu Santo se convirtió, como dicen
266 267
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DIOS Y EL HOMBRE El.,¡ LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
EL ESPIRITU SANTO MORA EN NOSOTROS
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EL ESPÍRITU SANTO MORA EN NOSOTROS
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
Se trata de una nueva época de la fe cristiana, caracterizada por la deseo de ser todo cuanto quiere Cristo que seamos» "lJJ. Si tales fru-
vigorosa experiencia de la presencia divina en la comunidad y en tos llegan a hacerse realidad, podemos decir: ¡Aquí está el Espí-
la vida ordinaria (cf. 1 Cor L4,25). Se anuncia, según parece, la ritu con su manifestación explícita!
superación de aquella época· iniciada ya con los escritos tardíos del No se debe insistir demasiado en los signos exteriores que,
Nuevo Testamento y formalizada por el «giro constantiniano», ca- como la glosolalia, la profecía y otras manifestaciones extraordina-
racterizado por el predominio del poder, del orden, de la disciplina, rias, son expresión del bautismo en el Espíritu. Tales hechos pue-
del dogma, de la institución, de la jerarquía. Dios era experimenta- den provenir del Espíritu o del espíritu humano. Encierran una am-
do primariamente como el ente infinito, como causa de la creación bigüedad que exige, en cada caso, capacidad de discernimiento. Esas
más que como presencia amorosa en medio de nosotros. Jesucristo manifestaciones constituyen lugares comunes de la experiencia re-
era contemplado más como fundador, en un sentido jurídico, de ligiosa y aparecen tanto en el pasado como en el presente, incluso
su Iglesia que como su principio constitutivo, permanente y vivifi- en las religiones del mundo y en el paganismo. Pueden constituir
cante. La exacerbación de este período dio lugar al triunfalismo, un lenguaje por el que el inconsciente expresa la búsqueda de inte-
al clericalismo, al juridicismo, al dogmatismo y al formalismo. Ser gración, de reajuste, del sentido profundo de la vida, perdido en
cristiano consistía fundamentalmente en un enmarcarse dentro de los meandros de instituciones esclerotizadas o en los gestos estereo-
un universo religioso ya establecido y definido. La experiencia de tipados de la religión y de la cultura. El Movimiento puede apelar
Dios fue reemplazada por la doctrina, y la participación en la comu- al Espíritu según los frutos que presente: crecimiento en el amor
fraterno, profundización en el espíritu de oración, mayor inserción
nidad quedó eliminada al absorber todo el poder religioso la clase
en la comunidad eclesial, intensificación del espíritu misionero y
clerical.
hasta comprensión para con las deficiencias de la institución.
Y he aquí que, lenta pero persistentemente, se ha ido articulan- ¿Cómo saber si se trata de una auténtica experiencia del Espí-
do una nueva experiencia de Dios y de su Espíritu, caracterizada · ritu o de una experiencia de nuestro espíritu? Pablo, en un contex-
principalmente por la libertad y espontaneidad, por los carismas, to carismático, establece un criterio decisivo: «Que todo resulte
por el testimonio público y valiente de la presencia divina en el constructivo» (1 Cor 14,26 ). Los dones y las experiencias o ma-
mundo, por las nuevas formas de oración, de ser Iglesia, de par- nifestaciones carismáticas se dan para «el bien común» (1Cor12,7).
ticipar en la comunidad, de ser seglar y de ser sacerdote. Lo que Por consiguiente, si la invocación de los carismas lleva a divisiones
sucede con la Renovación Carismática de la Iglesia no parece ser entre los hermanos y ocasiona perjuicios a la Iglesia, se puede afir-
una vuelta ahistórica a la Iglesia primitiva con su entusiasmo des- mar: más que el Espíritu Santo, está aquí en juego el espíritu de
bordante e inconsistente, sino una vigorosa manifestación del pro- autopromoción. Habría que mirar además los llamados por el mis-
pio Espíritu, que quiere para sí y para los hombres una Iglesia con mo Pablo «frutos del Espíritu Santo»: amor, alegría, paz, toleran-
características nuevas. cia, agrado, generosidad, lealtad, sencillez, dominio de sí» (Gál 5,
La experiencia del Espíritu y de sus dones recibe entre los 22; Flp 4,4). Hoy diríamos: si la persona, con su carisma, se pre-
pentecostales católicos el nombre de bautismo en el Espíritu Santo. senta serena, comprensiva con los demás, aun cuando piensen de
«Para los pentecostales evangélicos, el bautismo en el Espíritu distinta manera, sin fanatismos de ninguna clase, abierta al testi-
Santo es una 'nueva' obra de la gracia. En la vida de un católico monio y a la crítica, ron espíritu de humor y de distancia frente a
es una obra 'antigua', aunque en la práctica sea 'nueva', puesto que su propio carisma, podemos creer que nos encontramos ante una
la expresión 'bautismo en el Espíritu Santo', tal como la usan los manifestación del Espíritu.
pentecostales católicos, es una oración de renovación de cuanto Por encima de todos los carismas extraordinarios está el carác-
engloba la iniciación cristiana y de lo que ella significa. En la prác- ter extraordinario del amor de cada día, cuya apología hace Pablo
tica es más una experiencia de reafirmación que de iniciación. En- de forma inimitable ( 1 Cor 13 ). La verdad de un carisma extraor-
tre los pentecostales católicos este bautismo no es un nuevo sa- dinario se manifiesta en la capacidad de asumir lo cotidiano con
cramento ni es un sacramento .sustitutivo, Como la renovación de
las promesas del bautismo, constituye una renovación de la fe, del 20
Id., 182.
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l
DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA
l
16; 16,7). Mateo alude a esta inmanencia mutua cuando afirma
que sbmos bautizados en nombre del Padre y del Hijo y del Espí-
ritu Santo (Mt 28,19).
Todas estas afirmaciones revelan ya una avanzada elaboración
teológica y el estadio final de la elucidación cristológica. Pablo re-
sume en una expresión feliz la fe en la inhabitación trinitaria: «La
1 prueba de que sois hijos es que Dios (Padre) envió a vuestro inte-
1
rior el Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abba! ¡Padre!» (Gál 4,6).
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DIOS y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA INHABITACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Dieu dans l'áme juste: «Nouvelle revue théologique» 72 (1950) 673-68_9; 189; Flick-Alszeghy,Il Vangelo della grazia, 485-498; íd., Antropoiágia teoló
J. Sittler, Essays on Nature and Grace (Filadelfia .1972); J. P. Mackey, Lije gica, 362-386; A. Turrado, Dios en el hombre (Madrid 1971) 136-146.
and Grace (Dublín 1966); l. Willing, Geschaffene und ungeschaffene Gnade 4
Esta sentencia fue defendida por Vázquez, In 1, q. 8, d. 30, c. 3,
(Münster 1964); Fransen, Estructuras fundamentales del nuevo ser, en Mys nn. H-12 (Lyon 1631, I, 114), y modernamente por P. Galtier, L'habitation
terium Salutis, IV /2, 885-909. en nous des trois Personnes (Roma 1950); íd., De SS. Trinitate in se et in
2
AAS 35 (1943) 231 o en DS, 3813. nobis (París 1933).
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rr-
DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA INHABITACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
que, cuando se retira el molde, desaparece de la cera la grabación. mún por el que Dios está en todas las cosas por esencia, presencia
Si queremos que perdure el grabado tenemos que mantener el r:iol- y potencia, como está presente la causa en los efectos que partici-
de aplicado a la cera semilíquida. Es como el agua, que adquiere pan de su bondad. Además de este modo común, existe todavía
la forma del vaso; dicha forma desaparece cuando se rompe el otro del todo especial, exclusivo de la naturaleza racional, en la
vaso o se derrama el agua. Del mismo modo que desaparece el gra- que Dios está como el objeto conocido en el cognoscente y como la
bado y pierde su forma el agua cuando se retir~ el mol~e o s~ rom- persona amada en el que ama. La criatura racional, mediante su
pe el vaso, así ocurre también con la presenc1_a del D10s tr~o. en conocimiento y su amor, alcanza al mismo Dios; según este modo
el justo; para que exista y permanezca es preciso que l~ Sa~t~si.ma especial, Dios no sólo está presente en la criatura racional sino que
Trinidad esté siempre presente produciendo su presencia diviniza- habita en ella como en su templo» 7• '
dora 5. Es una cierta generación por la que Dios hace al justo par- Según esta interpretación, la inhabitación trinitaria no redu-
tícipe de su propia vida divina. Dios imp~ime su pro~ia imagen plica la presencia que Dios tiene ya en su creación; sino que la pro-
trinitaria ( sigillatio) en la persona. Esta imagen concierne a la longa, la intensifica y le da una concreción propia porque se trata
esencia divina idéntica en las tres personas. No existe, según esta de un ser peculiar: una criatura racional, capaz de conocer y amar
sentencia, un;
configuración especí~ica con el Padre, ~?n el Hijo a Dios. Cuando conoce y ama a Dios, Dios se hace en ella presen-
te de un modo especialísimo.
y con el Espíritu Santo. En las acciones sobre la creación, las tres
personas no tienen, según dicha sentencia, una acción propia. Todo Por el mero hecho de que el hombre es criatura, Dios está pre-
es común a las tres. sente en él y en sus facultades de conocer y amar. Pero cuando el
Esta teoría teológica se centra en el proceso de divinización hu- hombre toma conciencia de esta presencia, conoce a Dios (lo hace
mana y lo describe con gran plasticidad por medio de ejemplos. objeto de su conocimiento) y lo ama, entonces Dios no sólo está
Pero se atiene a un axioma sistemático sin criticarlo a la luz de objetivamente presente, sino que pasa a estar presente subjetiva-
los testimonios neotestamentarios y de la tradición teológica, según mente y de forma íntima: Dios inhabita en el hombre.
los cuales cada persona divina posee una acción propia, incluso en Es más o menos lo que sucede en la amistad 8• Mediante la
la obra de la creación y de la divinización 6• inhabitación se establece una íntima amistad entre Dios y el hom-
bre. La amistad supone la unión de los amigos en los afectos y
valores comunes, y se fomenta con la mutua presencia y el encuen-
b) Dios no sólo está presente, sino que tro. Puesto que la amistad entre Dios y el hombre es divina, evi-
habita en nuestras facultades dentemente se trata de una amistad perfectísima y de suma unión,
La segunda sentencia combina la presencia universal de Dios en que implica una presencia íntima de Dios en la vida del hombre
la creación con la especialísima presencia en la vida de los justos. justo y bueno 9• En virtud de esta presencia, el mismo Dios en su
Tomás de Aquino dice en un texto famoso: «Existe un modo co Trinidad mora en el hombre justo.
En esta teoría aparece, sin rupturas ni reduplicaciones innecesa-
5 Cf. Galtier, op. cit., nn. 456-458; íd., L'habitation ... , 230. . r~as, .~na ~n~dad entre el vivir humano (conocer y amar) y la inha-
• Existe en este tratado de la gracia un axioma que reza: «Omnia s_unt hitación divina. En el acto concreto de conocer y amar a Dios, el
unum ubi non obviat relationis oppositio»: en las obras ad extra -relativas
a la ~reación- todo es común a las tres divinas Personas, mientras no lo hombre está habitado por Dios trino, quien posibilita y realiza el
conocer y el amar y capacita para el verdadero gozo ( fruitio) y para
impida la oposición de las relaciones por las que una Persona se distingue
de la otra. Este axioma tiene su razón de ser, pues de otra suerte habría que #'I~
1
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c) La inhabitación hace al hombre deiforme inh?bitación trinitaria: ca~a una de las personas está presente y
act~a conforme a sus propiedades nocionales 12: el Padre como mis-
Una tercera sentencia 11 parte de un dato constante en los tes-
timonios neotestamentarios y en la tradición: la diferencia entre
terio absolu:o ?elque todo procede y al que retorna todo, el Hijo
co~o conocimiento y verdad y· el Espíritu Santo como amor y
una persona que vive en gracia de Dios aquí en la tierra y otra que uruon.
goza ya de la visión beatífica en el cielo es meramente accidental. Ya ahora, en la opacidad del tiempo presente el hombre co-
Ambas viven una misma y única realidad, si bien en condiciones mienza a vivir ese estado que un día será definitivo en la gloria,
diferentes: la condición de peregrino ( homo viator) y la condición en la visión facial y en el amor sin mediaciones.
del que ha llegado a la gloria (hamo comprehensor). La inhabita-
ción de la Santísima Trinidad en la tierra prepara y anticipa la vi-
sión beatífica en el cielo y se prolonga en ella. Como muy acerta- d) La inhabitación: amistad con el Padre
damente decía el cardenal Newman, «la gracia es la gloria en el por el Hiio en el Espíritu Santo
destierro, y la gloria es la gracia en la patria» (cf. 2 Cor 1,22; 5,5; . Las teorías citadas, por interesantes que puedan ser, se caracte-
Rom 8,2; Ef 1,13 ). rizan por una evidente abstracción metafísica; apenas evocan la ri-
En la visión beatífica tiene lugar una unión tan íntima entre la q:ieza de datos at~~tiguados_por la Sagrada Escritura. Además pres-
Santísima Trinidad y el justo, que no cabe pensar otra mayor. El cinden de la función de Cristo y de su continuación en la historia
justo conoce, ama y goza de Dios tal como es, es decir, como Tri- de la Iglesia.
nidad. Sin embargo, ninguna criatura puede unirse por sí misma a En nombre de una mayor concreción, se ha elaborado una nue-
Dios tal como es en sí mismo. Por eso, Dios se une a la inteligen- va sentencia 13, aprovechando las intuiciones del personalismo mo-
cia y a la voluntad humanas, capacitándolas para un conocimiento derno. La categoría clave, iluminadora del misterio es la de la
y un amor que, sin dejar de ser humanos, se convierten en verdade- amistad. Dicha categoría ~U:plica ante todo una dimensión dialogal
ramente divinos. El hombre se convierte en deiforme. Tal trans- con cada .ui:a de las tr~s divinas personas. Y exige, para ser amistad,
formación precede a los actos concretos de conocimiento y amor, un conoCTm_i~nto de Dios más particular que el obtenido por la mera
y los posibilita. Evidentemente, no se trata de una nueva encar- contemplación de la obra de la creación. Supone conocer a Dios
nación de Dios en la vida intelectiva y amorosa del justo. Eso im- tal mn:o se ha revelado en. Cristo Jesús y se actualiza en la Iglesia.
plicaría que Dios se hiciese accidente e, incluso, sustancia como La ª?1i~t~d per~ecta se articula, pues, en el ámbito cristológico y
parte constitutiva de una realidad creada. Se trata, simplemente, e:les10log1co; D10s se hace presente a través de estas mediaciones
de una actuación especialísima de Dios. De ahí que se la denomine históricas, priv~legiadas por él mismo, y se hace presente de tal
unión cuasiformal (análoga a la de una causa formal). Según este forma que realiza una elevación ontológica del hombre.
modelo de unión, el efecto posee la misma naturaleza que la causa, . Según esta interpretación, la inhabitación se articula de la si-
puesto que la causa entra de tal suerte en la constitución del efecto guiente manera: «El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo admiten al
que éste, aun sin dejar de ser efecto, asume las características de hombre a la propia intimidad, dándose a él como una persona se
la causa. Es lo que sucede en la unión entre la Santísima Trinidad da a otra. En esta comunión existe un orden. El Padre invita al
y el justo. Este participa de la vida íntima de Dios, del conocimien- hombre~ su ami~t~d por medio del Hijo encarnado; el Hijo, a su
to por el que el Padre engendra al Hijo y del amor por el que el vez, envra el Espíritu Santo, que es el amor unitivo entre el Padre
Padre y el Hijo, conjuntamente, espiran al Espíritu Santo. y el Hijo; el Espíritu Santo se da como alma de la Iglesia (Lumen
Lo mismo que en la visión beatífica se dan relaciones propias
con cada una de las tres divinas personas, así también ahora en la •
12
En teología trinitaria, propiedades nocionales son aquellas que se re-
f1e~en a las .~ersonas en. lo. 9ue tienen, de distinto; así, la «generación» se
11 Los más decisivos representantes son: M. de la Taille, Actuation créée refiere .. al Hijo y la «espiracion» al Espíritu Santo, que procede del Padre y
par l' acte incréé. Lumiére de gloire, gráce santijiante, unían hy postatique: del HIJO.
«Recherches de Science Religieuse» 28 (1928) 253-268; K. Rahner, Sobre el 13
Esta. sentencia l~ defiende, especialmente, Flíck-Alszeghy, It Vangelo
concepto escolástico de la gracia increada, en Escritos de Teología I, 351-380. della grazia, 493-498; fd., Antropología teológica, 384-386.
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DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA INHABITACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
gentium, n.º 7). Uniéndose misteriosamente a los hombres, los hace sagrado y divino que poseen por estar umbilicalmente vincuiadas
miembros de una comunidad salvífica y capaces de vivir una vida a lo sagrado y al misterio de Dios.
filial» 14• La expresión inhabitación de la Santísima Trinidad Padre
Esta teoría aprovecha una gama de datos que ofrece la expe- Hijo y Espíritu Santo, debe su traducción de la más pr;funda ;
riencia de la amistad: presencia, diálogo, entrega mutua, con sus esencial experiencia cristiana. Por cierto, la experiencia no es una
elementos intelectivos, afectivos, inmanentes y trascendentes, pro- vivencia cualquiera, como si Dios trino no fuese más que un objeto,
pios del amor. La verdadera amistad no implica sólo visión, sino entre otros, del mundo cotidiano. Por tratarse de lo más elevado,
también gozo, fruición, alegría, comunicación y plenitud. Este s~bli?1e, profundo, inefable y misterioso de la fe cristiana, tal expe-
tipo de relación amorosa del hombre con cada una de las tres per- nencia deberá corresponder a lo que hay de más radical, insondable
sonas tiene su historia, y en cada fase de la vida se articula un e inenarrable en la existencia humana. Y lo insondable no se da
nuevo tipo de relación con el Dios trino, hasta que alcanza su en lo intrincado de las reflexiones conceptuales, sino en la simpli-
plenitud en la gloria. cidad transparente de lo cotidiano. Y a ello sólo podemos acercar-
nos mediante tanteos y sólo podemos expresarlo balbuceando. Santa
Teresa, al describir el misterio de la inhabitación trinitaria, comienza
con el gran r~speto y confusión que suscita siempre lo sagrado:
2. TENTATIVA PERSONAL: LA INHABITACION
«¡Oh, gran D10s!, parece que tiembla una criatura tan miserable
COMO EXPERIENCIA Y GOZO DEL MISTERIO
como yo de tratar en cosa tan ajena de lo que merezco entender.
DE SI MISMO EN EL MISTERIO DE DIOS
Y ~s verdad que he estado en gran confusión, pensando si será
mejor acabar con pocas palabras esta morada, porque me parece
Las diversas sentencias citadas ponen todo su esfuerzo en articu-
~ue han d: pensar que yo lo sé por experiencia, y háceme grandí-
lar los conceptos tradicionales (visión beatífica, gracia como assi sima verguenza, porque, conociéndome la que soy, es terrible
milatio, sigillatio Trinitatis, operación ad extra, siempre trinita- cosa» 15•
ria, etc.) o las afirmaciones de la Sagrada Escritura. En cambio, De todas maneras debemos afirmar que la revelación del miste-
olvidan que estas afirmaciones y aquellos conceptos pretenden tra- rio de la Santísima Trinidad no se verificó de manera abstracta
ducir una experiencia cristiana. Representan ya una interpretación comunicándonos simples proposiciones en las que se afirmaba: Dios
de algo más fundamental y originario que el concepto. Comprender e~ uno en esencia y trino en personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
no es sólo interpretar interpretaciones, sino que exige recuperar el sin que en el fondo podamos comprender cómo tres pueden ser
dato originario y expresarlo en cada tiempo con sus esquemas con- un~, Y _imo puede ser tres. Tal formulación traduce, en el plano
ceptuales correspondientes. Hoy nos resulta sumamente difícil asi- de inteligencia de la fe y dentro de un determinado horizonte con-
milar existencialmente las diversas sentencias expuestas. En ellas ceptual, la experiencia histórico-salvífica del misterio de Dios. Dios
aparece la inhabitación como realidad ajena a la vida, como una se reveló y fue experimentado por los hombres como el misterio
superestructura y, en el fondo, como algo no muy relevante para absoluto. Pero no se encerró en sí mismo. Mostró una increíble
la existencia. Difícilmente ayudan a asumir y a comprender mejor simpatía por los hombres. Se autodonó a ellos como amor como
lo ordinario, lo cotidiano, en medio de lo cual se desarrolla toda co?1pre~sión, como esperanza, como fundamento de todo' en su
nuestra vida y dentro de lo cual conseguimos o perdemos la <sal- existencia y subsistencia.
vación. Este Dios, que vive en lo más íntimo de nosotros mismos aun
La fe no crea nuevas realidades. Explicita, a la luz de Dios, estando más allá de todo, recibe el nombre de Padre en cuanto
las realidades que experimentamos en la existencia. Es una luz que misterio-misterio sin principio y origen de todo e inefable. En cuan-
saca de las sombras dimensiones existentes en la vida humana y, to est~ ~is.terio se abre como verdad de sí mismo, se refleja en el nú-
superando una visión profana y naturalista, les restituye el carácter mero infinito de sus posibles imitaciones, se comunica a los hombres,
14
Flick-Alszeghy, Antropología teológica, 385. rs Santa Teresa de Avila, Castillo interior (Madrid 1962) 419.
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va en busca de ellos y establece con ellos una alianza, se denomina Ahora bien, esta unidad originaria de la persona, que se ma-
Hijo. Y este mismo y único misterio, en cuanto lo congreg~ t~d? nifiesta como verdad y se da como amor, se descubre como gratuita.
en el amor y atrae todo hacia sí, en una unidad amorosa e m~vi- No se fundamenta a sí misma. Se encuentra existiendo, sin haber
sible, se llama Espíritu Santo. La Santísima Trinidad,. concebida pedido a nadie la existencia. No hay ninguna clase de necesidad
histórico-salvíficamente, ne es una curiosidad especulativa. E.s la que exija su existencia. Está ahí, fundamentada, referida a alguien,
explicitación de una experiencia cristiana, verificada bajo el signo a un misterio. Se siente, pues, manifestación de algo que no es ella
de Jesucristo, Hijo encarnado, que posibilitó semejante revelación misma. Exige un fundamento ontológico que Ja justifique. Es un
trinitaria y su correspondiente experiencia 16• misterio en el misterio. Por eso, su verdad es manifestación de otra
Por haberse revelado histórico-salvíficamente, la Santísima Tri- verdad y su amor es encarnación de otro amor.
nidad está ligada inmediatamente a la realidad humana. Por nuestra Ahora bien, ¿no decimos que el Padre es precisamente Dios en
salvación se comunicó y entró en la historia humana. De ahí que, cuanto misterio absoluto, origen de todo y sin origen? ¿Y no co-
antes de formularse en términos de Trinidad, estaba ya presente rresponde a esto el misterio de la persona humana? ¿No se comu-
como experiencia, llenando de luz, de gracia y de vida la .exister:cia nica ésta como verdad y amor, como inteligencia que ve y volun-
de los hombres. Si no hubiera estado presente como realidad viva, tad que ama? Pero la persona nunca se agota en ninguna comuni-
no había sido posible expresarla luego mediante una fórmula. cación concreta. Continúa siempre como disponibilidad; trasciende
¿Cómo lo estaba? ¿De qué manera estaba y sigue estando presente todo acto concreto. Todo es manifestación suya. Y ella misma es
en la existencia histórica del hombre? Es función del análisis Y un misterio que se proyecta sobre las cosas que hace, piensa y
de la reflexión dilucidar el misterio trinitario, anterior al misterio de ama.
la encarnación y de la Iglesia e interior al misterio del hombre. ¿No decimos que el Hijo (Verbo o Lagos) es lo que de cognos-
A su vez, el misterio trinitario confiere su verdadera dimensión al cible e inteligible hay en el Padre? Y ¿no corresponden a ello la
misterio humano. Detengámonos brevemente en este aspecto. verdad e inteligencia humanas, en tanto que son reveladoras de la
Genética y epistemológicamente, para nosotros, el misterio verdad e inteligibilidad de la persona y del mundo?
humano precede al misterio de Dios. Pero el misterio de Dios, una ¿No decimos que el Espíritu Santo es el amor de dos personas
vez aparecido, adquiere una primacía ontológica: en él se funda distintas, del Padre y del Hijo, y hace que todo retorne como
la existencia humana; él permite pensar, querer; amar, conocer Y unidad al misterio insondable? ¿Y no corresponde a esto el amor,
plantear el problema. que inserta lo diferente en el seno de lo personal, creando comunión
El hombre es para sí mismo un gran misterio ( mihi f actus sum y unificando todo?
magna quaestio), Se presenta como una unidad fontal originaria La persona, en sus manifestaciones radicales de verdad y de
que se concreta siempre en múltiples manifestaciones. Es una unidad amor, es imagen del misterio de Dios. Pero entiéndase bien: el
que conoce, piensa, se abre a la inteligibilidad de sí mismo y del misterio de la Santísima Trinidad no se deduce del análisis de la
mundo y puede relacionarse en términos de autodonación. Es una persona humana. Sólo genéticamente parece ser así. En realidad,
unidad personal que se comunica como autoconciencia de sí, que el análisis revela la referencia que la persona guarda y exige para
dialoga, que se abre a los demás y, retornando sobre sí misma, entenderse ella misma, una referencia absoluta que es Dios. La
elabora una síntesis con todas las realidades distintas con que se en- verdad y el amor son también figurativos. Reflejan otro amor y
cuentra. Esta unidad personal no sólo conoce y sintetiza las expe- otra verdad. Los historizan en el mundo y manifiestan su comuni-
riencias con todos los demás: busca la comunión con ellos. Se hace cación 17. El hombre aparece, pues, habitado por la Trinidad.
comunidad y se relaciona mediante el amor y la donación de sí Lo que hemos intentado esbozar constituye la presencia obje-
misma, pudiendo llegar hasta el autosacrificio. Es verdad; pero es tiva de la Santísima Trinidad en el vivir, pensar y querer humanos;
1
también amor. no depende, pues, de un voluntarismo humano. Incluso quien no
vive en gracia de Dios refleja en su ser racional a la Santísima
1•
Cf. A. van den Berg, A SS. Trinidade e a existencia humana I y II:
REB 33 (1973) 629-648; 36 (1976) 323-346. 17
L. Boff y otros, Experimentar· Deus boje, 173-180.
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DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENCIA DE LA GRACIA LA INHABITACIÓN DE LA SANTISIMA TRINIDAD
Trinidad; como hermosamente decía Teresa de Avila, «a la que no misterio. La génesis de la verdad en nosotros refleja la generación
está en gracia... no le falta el Sol de Justicia, que está en ella eterna de la verdad del Padre, que es el Hijo; nuestro amor, por
dándole el ser, sino que ella es incapaz de recibir la luz» 18• El hom- el que nos comunicamos con los otros, refleja la espiración eterna
bre está, pues, estructurado de tal manera que se halla inc~sante- del amor del Padre y del Hijo, que es el Espíritu Santo. Ya ahora
mente bañado por el reflejo de la Trinidad. Es la presencia por estamos siendo asimilados dentro del proceso trinitario. No nos en-
inmensidad, esencia y potencia de que habla Tomás de Aquino en contramos fuera de él. Hemos sido hechos partícipes de la misma
el texto que hemos citado antes. naturaleza de Dios tal como ella es en concreto, es decir, como
En este horizonte debe contemplarse la inhabitación de la San- Trinidad de personas.
tísima Trinidad, como ya insinuó Pío XII en la Mystici corporis El Concilio de Florencia ( 1439-1445) enseña que la gloria y
Christi: «Se dice que las divinas personas inhabitan, en cuanto, el gozo del cielo consisten «en una contemplación clara de Dios,
estando ellas presentes de manera inescrutable en los seres creados trino y uno, tal como es en sí mismo» 20• La encíclica Mystici cor
dotados de inteligencia, éstos pueden relacionarse con ellas por poris ( 194 3 ), cuyo carácter doctrinal tiene una autoridad indiscu-
medio del conocimiento y el amor y de un modo totalmente íntimo tible, afirma en este contexto de la inhabitación que en la visión
y singular, que trasciende toda la naturaleza creada» 19• beatífica nos será concedido «contemplar al Padre, al Hijo y al
Pero existe también la presencia subjetiva de la Trinidad. El Espíritu Santo, asistir durante toda la eternidad a las procesiones
justo, que vive un proyecto de vida abierto a Dios, centrado en el de las personas divinas y ser bienaventurados con gozo muy seme-
misterio del Dios trino, se deja poseer por la presencia objetiva de jante al que hace bienaventurada a la santísima Trinidad» 21• Se
la Trinidad. El justo, cuanto más justo, más vive en el recto orden trata de una realidad escatológica. Pero, por ser escatológica, se
de Dios y de sí mismo. Mejor refleja la realidad por la que está anticipa en la historia; se inicia aquí en la tíerra con el misterio
habitado: mejor se orienta su entendimiento hacia la verdad y su . de la persona justa y culmina en el cielo, donde el misterio estará
voluntad hacia el puro amor. Más y más asimilado aparece por la para siempre en el Misterio.
Trinidad. Lo que decimos sobre el misterio de la persona debe aplicarse
La gracia y la inhabitación trinitaria no duplican la presencia también a la comunidad de las personas. La Trinidad es comunidad,
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en la vida del justo; inten- La comunidad humana que vive de la verdad y en busca de una
sifican un proceso ya existente y pueden llevarlo progresivamente verdad cada vez más plena y que se nutre del amor y procura unas
a su plenitud, que culminará en la gloria celestial. relaciones sociales cada vez más fraternales y fundadas en el amor
Para el hombre que vive la relación con el misterio de Dios refleja, dentro de una situación histórica, el misterio trinitario.
(el justo), la realidad se transfigura por entero: no la contempla ¿Qué conversión debe operarse en las personas y qué revolución
profanamente en sí misma y para sí misma, sino religiosamente, en social debe verificarse en las comunidades para que sean verdadera-
cuanto religada a su último fundamento, que es Dios. Se siente mente y cada vez más el lugar de la articulación del misterio trini-
habitado por alguien mayor. Ese alguien mayor no es una fuerza tario en el tiempo?
ciega ni un misterio sin nombre. Es el Hijo, que, como verdad Como conclusión de este capítulo vamos a recoger las líneas en
eterna del Padre, se da en la verdad humana. Es el Espíritu Santo, que la gran mística Teresa de Avila describe su experiencia de la
que, como amor del Padre y del Hijo, se historiza en el amor hu- Santísima Trinidad; el saber se ha vuelto aquí puro sabor, por
mano. Es el Padre, que, como misterio absoluto, se revela en el obra y gracia del misterio:
misterio de la existencia personal. [Tal es la Luz por la que vemos « ... Y metida en aquella morada por visión intelectual, por
la luz! cierta manera de representación de la verdad, se le muestra la
El hombre es conducido por el misterio hacia un encuentro Santísima Trinidad, todas tres Personas, con una inflamación que
íntimo con la Trinidad, en la medida en que se abre a su propio primero viene a su espíritu a manera de una nube de grandísima
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DIOS Y EL HOMBRE EN LA EXPERIENC/A DE LA GRACIA
claridad, y estas personas distintas, y por una noticia admirable que CONCLUSION
se da a el alma, entiende con grandísima verdad ser todas tres per-
sonas una sustancia y un poder y un saber y un solo Dios; de
manera que lo que tenemos por fe, allí lo entiende el alma -po- El discurso católico sobre la gracia es sin duda uno de los más
demos decir- por vista, aunque no es vista con los ojos del cuerpo perjudicados por el lastre histórico de las doctrinas heterodoxas.
ni del alma, porque no es visión imaginaria. Aquí se le comunican En ningún otro tratado nos encontramos con tantas disputas, con-
todas tres personas y la hablan, y la dan a entender aquellas pala- denaciones y herejías. Este solo dato manifiesta la importancia que
bras que dice el evangelio que dijo el Señor: que vendrían él y el para la experiencia cristiana ha tenido la reflexión sobre la gracia.
Padre y el Espíritu Santo a morar con el alma que le ama y guarda Se pretendió y buscó penetrar en el misterio con gran compromiso
sus mandamientos (]n 14,23 )». personal. Porque, en el fondo, se trataba de lo más decisivo para
«jOh, válame Dios, cuán diferente cosa es oír estas palabras la existencia humana, de su salvación o perdición.
y creerlas, a entender por esta manera cuán verdaderas son! Y cada El estudio de tales disputas no puede ni debe quedar reservado
día se espanta más esta alma, porque nunca más le parece se fueron a los historiadores. Es preciso descubrir y rescatar la dimensión
de con ella, sino que notoriamente ve -de la manera que queda existencial latente bajo las articulaciones teóricas, con frecuencia
dicho-- que están en lo interior de su alma, en lo muy interior; abstractas y de difícil comprensión para la mentalidad de hoy. Por
en una cosa muy honda -que no sabe decir cómo es, porque no tal motivo, y por la importancia de esa tarea, nuestra reflexión ne
tiene letras- siente en sí esta divina compañía». se centró tanto en lo ya conocido y meditado cuanto en pensar y
«Pareceros ha que, según esto, no andará en sí, sino tan embe- decir lo que, fundamentalmente, estaba en causa en lo ya pensado,
bida que no pueda entender en nada. Pues yo os digo que mucho sabido y dicho por la tradición teológica. Y lo que ayer estaba en
más que antes, en todo lo que es servicio de Dios, y en faltando causa, como lo está hoy y lo estará siempre, es la presencia de Dios
las ocupaciones, se queda con aquella agradable compañía ... » 22• y su amor en el mundo y la correspondiente experiencia de todo
Eso es lo que significa, también en lo cotidiano, el misterio de ello. La presencia de Dios y de su amor en el mundo se denomina
la Santísima Trinidad morando en lo más íntimo de nuestro ser, gracia. ¿Cómo se manifiesta hoy? ¿Cómo nos visita? ¿En qué for-
en el misterio de los hombres. mas concretas de nuestra existencia personal y social se hace pre-
sente? ¿Qué exigencias comporta?
Hemos hecho un ensayo teórico con el propósito de descubrir
algunas perspectivas fundamentales que nos permitan tomar concien-
cia de la gracia presente en el mundo y ampliar el horizonte de la
vida para poder acoger esa misma gracia con más sentido liberador.
Con esta práctica teórica se debería estructurar una práctica práctica
que mostrase, mediante ejercicios prácticos, cómo se hace presente
la gracia en funciones fundamentales de la vida. El autor ha pre-
tendido ayudar al lector a comprender que, por ejemplo, en el fútbol,
en el carnaval, en las fiestas, en las auténticas relaciones humanas, en
los encuentros personales, en la amistad, en el amor, en la realización
personal y en otras incontables manifestaciones de la vida no se
trata solamente de un quehacer humano. Dichas realidades poseen
su propia consistencia; pero son también símbolos de otra reali-
dad, que se hace presente en la gratuidad, en la belleza, en la pro-
fundidad y bondad que las caracteriza: la gracia y la gratuidad de
Dios. El carnaval no deja de ser carnaval, fiesta popular que celebra
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Santa Teresa de Avila, op. cit, 420. la gratuidad de la vida; el fútbol, que electriza a miles de personas
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GRACl.A. Y EXPERIENCIA HUMANA
CONCLUSIÓN
en los estadios, no deja de ser fútbol, con los intereses, a veces Jlegó a conseguir todo lo que en la condición terrena se puede al-
turbios, que oculta; el amor humano en la convivencia con la esposa canza:. Su nombre era, simplemente, el hombre-que-todo-lo-podía.
o el esposo, con los hijos, con los amigos, no deja de ser amor Cierto día, el hombre-que-todo-lo-podía se cansó del tráfago
humano, con toda la trasparencia y opacidad con que se conm~ta. de su metrópoli y buscó lugares solitarios para poder oír el silencio
Sin embargo, son también una parábola de otro amor, de otra fies- Y gozar de la tranquilidad de estar parado. Pasados algunos días
ta o de otra fascinación. Constituyen canales por los que nos comenzó a reflexionar y con la reflexión vino la turbación. Se dio
llega en un lenguaje tal vez muy profano, la misma gracia de Dios cuenta de q?-e no estaba parado en absoluto. Se encontraba girando
en el mundo, la cual se mezcla con las cosas sin perder identidad, a una velocidad de 1.700 km. por hora, pues ésta es la velocidad
fermenta en todas partes, endereza aquí, acrisola allá y lleva todo con que gira la tierra alrededor de su eje. Se cansó de la tierra
hacia su encuentro definitivo con Dios. que lo arrastraba consigo irresistiblemente. '
Nuestras reflexiones han intentado ayudar a agudizar la mirada Como era el hombre-que-todo-lo-podía, resolvió abandonar el
y a afinar las antenas para el hoy, el aquí y ahora de nuestra vida. suelo terestre y situarse por encima de él, más allá de la estratos-
Es importante buscar. Sólo al que busca se ~e conced.e el hallar y tera, en el ~ranquilo silencio de su satélite. Corría mucho; pero,
la alegría del hallazgo. Sólo busca, halla y tiene mot_1vos de gozo al menos, giraba sobre su eje a una velocidad inferior a la de la
quien vive la vida como compromiso y como oport~dad de cons- tierra. Pero cierto día se sobresaltó su corazón. Se percató de que
truir algo definitivo y eterno. No se vive por el simple hecho de ?ªda había conseguido con su huida. En realidad estaba girando
no morir. Se vive para realizar un sentido y construir un proyecto Junto con la tierra y con todos los seres que se hallan bajo su
con Dios y mediante su gracia, que trasciende los límites y fronteras campo de atracción, a 107.000 km. por hora alrededor del sol.
de esta vida mortal y se perpetúa en la eternidad. . . !deó. una solución que le iba a garantizar su tranquilidad. De-
Si nuestras reflexiones han prestado algún servicio, no se atri- c1d10 salirse totalmente de la órbita terrestre. Y fijó su morada
buya al autor del escrito. Si, efectivamente, han sido de provecho, más a?~ de la órbita de Júpiter. Allí iba a estar, por fin, libre de
el autor es la misma gracia de Dios. la asfixiante velocidad de la tierra. Pero al poco tiempo volvió
Comenzamos con una parábola. Y queremos concluir con otra, a senti~se súbitamente preocupado. Pese a haberse alejado mucho
que es la misma. La primera quería hacer pensar. Est~ pr~- de la tierra, no había logrado todavía huir del sol. Con el sol y
rende confirmar el pensamiento evocado: se da una pnmacia todos los demás planetas del sistema solar, se encontraba girando
indiscutible de la gracia divina sobre toda iniciativa humana, así a 774.000 km. por hora en torno al centro de nuestra galaxia.
como una sobreabundancia de gracia por encima de toda abun- Como er~ el hombre-que-todo-lo-podía, decidió trasladarse fuera
dancia de pecado humano. Aun cuando pueda perpetuarse, el peca- de nuestro sistema solar. Buscó otros parajes cósmicos. Se instaló
do no logra frustrar el designio del amor. Más aún: la gracia de allí, tan lejos y tan tranquilo, que le importaba muy poco saber
Dios no brilla sobre la difamación de la naturaleza; no es sólo en qué sistema se había situado. Por lo menos estaba fuera de las
fuerza de Dios para suplir la flaqueza del hombre. Es, en mayor vertiginosas velocidades del sistema solar.
medida, el vigor de nuestra fuerza, para que Jlegue a ser todavía Pero ~i~rto día tropezó con un dato que le quitó por completo
más fuerte. Quien se entrega a este vigor, acogiéndose generosa- la tranquilidad que había encontrado. Estaba, efectivamente gi-
mente, siguiendo el impulso de su ritmo, es más que hombre y rai:do a una velocidad de locura, 2.172.000 km. por hora, a~om-
más hombre: un dios en pequeño. No somos Dios, pero hemos
sido llamados a estar con Dios. .- -- pañando a nuestra galaxia en un viaje en torno al centro de un
conjunto de 2.500 galaxias vecinas.
Se enfureció. Intentó todo lo que podía -no se olvide que se
llamaba el hombre-que-todo-lo-podía-; se puso a andar en sentido
* * *
inve~s? al movimie~to de la g~laxia, despacio, muy despacito. Con
relación a la velocidad exorbitante de los demás podía sentirse
Había un hombre que lo podía todo. No sé si era un hombre verdaderamente parado.
del tiempo en que las magias eran verdaderas o un hombre que Pero cierto día enmudeció aterrorizado e impotente. Se dio cuen-
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ta de algo terrible para su tranquilidad: integrado en el conjunto ¿Adónde iré lejos de tu aliento,
de todos los cuerpos celestes -tierra, sol, galaxias, conjunto de adónde escaparé de tu mirada?
galaxias- estaba corriendo, o mejor, huyendo, a una velocidad Si escalo el cielo, allí estás tú;
de 579 .000 km. por hora, de un punto del espacio donde, muy si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
probablemente, todos los cuerpos celestes tuvieron su origen en si vuelo hasta el margen de la aurora,
una gigantesca explosión ocurrida diez mil millones de años antes. si emigro hasta el confín del mar
El hombre-que-todo-lo-podía, repentinamente, intuyó que no allí me alcanzará tu izquierda,
podía más. Por más que huyera, no huía lo suficiente. Estaba ~~- me agarrará tu derecha.
vado por algo mayor que él, que lo envolvía. Buscar la tranqmh- Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
dad significaba perderla. que la luz se haga noche en torno a mi»,
Y el hombre-que-todo-lo-podía renunció a su nombre y a sus ni la tiniebla es oscura para ti,
pretensiones. Regresó humildemente a su tierra y, una vez en la noche es clara como el día.
ella, tornó a su casa. Se sentó tranquilamente en su balcón y Tú has creado mis entrañas,
aprendió a contemplar la tranquilidad de las cosas, que, a pesa~ de me has tejido en el seno materno.
las velocidades a que estaban sometidas, no se alborotaban m se Te doy gracias, porque eres sublime
enfurecían, sino que estaban como paradas en su serena tranquili- y te distingues por tus hechos tremendos;
dad y en la tranquila serenidad de una naturaleza muerta. Aceptar yo lo sé muy bien, conocías hasta el fondo de mi alma,
y acoger la velocidad era encontrar la tranquilidad. Era encontrar no se te escondía mi organismo.
la gracia de todas las cosas. Cuando en lo oculto me iba formando
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
* * i' tus ojos veían mi embrión,
mis días estaban modelados,
¿No será la gracia algo parecido? Ella lo penetra todo, todo lo escritos todos en tu libro, sin faltar uno.
envuelve. Acogerla es agraciarse; huir es perjudicarse, sin lograr Qué incomparables encuentro tus designios,
evadirse de su presencia. La gracia no cambia en su gratuidad, qué densos sus capítulos:
Sólo el hombre cambia; sólo él puede ser gracia o desgracia. La los cuento y me salen más que granos de arena;
gracia es sólo gracia y «de gracia». si los desmenuzo, aún me quedas tú.
Bien lo intuyó el autor del salmo 139 ( 138 ), al hablar de la «Dios mío, si matases al malvado,
presencia de Dios (gracia): si se apartasen de mí los asesinos
que hablan de ti pérfidamente
Señor, tú me sondeas y me conoces: y se rebelan en vano contra ti».
me conoces cuando me siento o me levanto, ¿No aborreceré, Señor, a los que te aborrecen,
de leios percibes mis pensamientos; no me repugnarán los que se te rebelan?
distingues mí camino y mi descanso, Los odio con odio implacable,
todas mis sendas te son familiares; los tengo por enemigos.
no ha llegado la palabra a mi lengua Dios mío, sondéame para conocer mi corazón,
y ya, Señor, te la sabes toda. ponme a prueba para conocer mis sentimientos:
mira si mi camino se desvía,
Me estrechas detrás y delante, guíame por el camino eterno.
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime y no lo abarco.
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Mística y espiritualidad
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Frei Betto
'
La obra del artista.
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(Prólogo de Dorothee Salle)
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