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LA FUNCIÓN DE LA IGLESIA
EN LA INTELIGENCIA DE LA FE
Cuando se habla de las funciones de la iglesia en la inteligencia de la
fe, frecuentemente se atribuye sólo al magisterio la responsabilidad de
guardar e interpretar el depósito de lo que hay que creer. Afirmar que
hay otros sujetos eclesiales de la inteligencia de la fe, así como otros
factores del progreso de aquella inteligencia en la tradición, parece co-
mo un ataque a una función exclusiva del magisterio de la iglesia. Pe-
ro si miramos correctamente las cosas, el Concilio Vaticano II nos pro-
porciona un modelo de transmisión de la revelación, que no ha conse-
guido aún la debida recepción y que reconfigura la función del magis-
terio en el dinamismo más amplio de la transmisión de la revelación
en el ámbito de la relaciones con la teología y con el sensus omnium
fidelium. Dice, en efecto, la Dei Verbum, n.8: “en la Iglesia va crecien-
do la comprensión de las palabras e instituciones transmitidas cuando
los fieles las contemplan y las estudian repasándolas en su corazón,
cuando comprenden internamente los misterios que viven, cuando las
proclaman los Obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la
verdad”. En este trabajo intentamos considerar cómo se ha de vivir es-
te modelo en la realidad concreta de la iglesia. Al confrontarlo con la
concepción preconciliar quedará patente la novedad de la propuesta
de la Dei Verbum, y se podrá comprobar cómo, a pesar de afirmacio-
nes contrarias, persiste el modelo anterior, que se justifica con la ex-
periencia eclesial, pero queda lejos de una eclesiología de comunión.
LA TEOLOGIA PRECONCILIAR
Es sabido que en el Vaticano II 7). Pero “lo que Dios había reve-
el largo proceso de la Dei Verbum lado” no se identifica simplemen-
muestra que se requirió un traba- te con las verdades reveladas. En
jo arduo para desmarcarse de la DV 2 se habla de la “economía de
teoría de las dos fuentes y llegar a la revelación que se hace con acon-
una formulación más acorde con tecimientos y palabras íntimamen-
una concepción renovada de la re- te conexas entre sí”; que tienen su
velación. Si, efectivamente, la re- centro en el acontecimiento de
velación consiste ante todo en un Cristo, en particular en su miste-
encuentro y un dialogo de amor rio pascual, desde el momento en
que Dios establece con el hombre que “la verdad profunda acerca de
(DV 2), la transmisión de la reve- Dios y de nuestra salvación res-
lación no puede consistir en la fiel plandece para nosotros por medio
custodia y transmisión de las ver- de esta revelación en Cristo, que
dades reveladas. Es claro que la es a la vez mediador y plenitud de
cuestión está en la fides qua, no toda la revelación” (ibid.).
en la fides quae.
En esta perspectiva es necesa-
A primera vista el capítulo II rio que la transmisión de la revela-
parece comenzar repitiendo el pen- ción acontezca mediante -o consis-
samiento pre-conciliar: “Dios dis- ta en- la predicación del evangelio
puso benignamente que lo que ha- “como fuente de toda verdad sal-
bía revelado para la salvación de vífica y de la disciplina de las cos-
todos los hombres permaneciese tumbres” (DV 7a). Si lo miramos
siempre íntegro y fuese transmiti- de cerca, se trata de una traducción
do a todas las generaciones” (DV de aquel axioma paulino: fides ex