Está en la página 1de 5

Semana 4

Conocimientos teóricos – prácticos en la lengua española

1. Lenguas

La capacidad de hablar es una de las facultades que nos diferencian de los demá s animales. Hay mamíferos y aves
que se comunican mediante un “idioma” hecho con unos cuantos sonidos, pero el lenguaje humano es mucho má s
rico y está altamente desarrollado. Una lengua es una forma de organizar los sonidos para expresar ideas. El
lenguaje humano se fue desarrollando a lo largo de los siglos, y de ahí que se hablen tantos idiomas en la actualidad.
Los idiomas pueden agruparse en familias de origen comú n. En el mundo hay unos cinco mil idiomas, subdivididos
en muchísimos dialectos o formas locales de los idiomas.

Lengua Española o Lengua Castellana

Lengua romá nica, derivada del latín, que pertenece a la subfamilia itá lica dentro del conjunto indoeuropeo; es el
idioma de Españ a y de las naciones hispanoamericanas, excepto Brasil, Haití y la Guayana; cuenta con unos
cuatrocientos millones de hablantes.

¿Castellano o español?

Esta lengua también se llama castellano, por ser el nombre de la comunidad lingü ística que habló esta modalidad
romá nica en tiempos medievales: Castilla. Existe alguna polémica en torno a la denominació n del idioma; el término
españ ol es relativamente reciente y no es admitido por los muchos hablantes bilingü es del Estado Españ ol, pues
entienden que españ ol incluye los términos valenciano, gallego, catalá n y vasco, idiomas a su vez de consideració n
oficial dentro del territorio de sus comunidades autó nomas respectivas; son esos hablantes bilingü es quienes
proponen volver a la denominació n má s antigua que tuvo la lengua, castellano entendido como ‘lengua de Castilla’.
En los países hispanoamericanos se ha conservado esta denominació n y no plantean dificultad especial a la hora de
entender como sinó nimos los términos castellano y españ ol.
Renunciar al término españ ol plantearía la dificultad de reconocer el cará cter oficial de una lengua que tan abierta
ha sido para acoger en su seno influencias y tolerancias que han contribuido a su condició n. Por otro lado, tanto
derecho tienen los españ oles a nombrar castellano a su lengua como los argentinos, venezolanos, mexicanos, o
panameñ os de calificarla como argentina, venezolana, mexicana o panameñ a.

2. Orígenes

La base del idioma Españ ol es el latín vulgar, propagado en Españ a desde fines del siglo III a. C., que se impuso a las
lenguas ibéricas y al vasco.

El latín, la lengua de Roma.


Los abundantes documentos que nos quedan del latín provienen de los textos literarios. Pero si queremos conocer
los verdaderos orígenes de nuestra lengua, tenemos imaginar có mo hablaban los hombres y mujeres del Imperio.
Efectivamente, las lenguas romances no derivan del latín escrito en la literatura, sino del latín hablado en las calles y
en las plazas. Y las diferencias entre una y otra variedad lingü ística son importantes. En el aspecto fó nico, el latín
literario diferenciaba diez vocales (cinco largas y cinco breves) y esa longitud de la vocal podía modificar el
significado de una palabra. El latín oral reemplazó esa distinció n por el acento de intensidad, que persiste como
rasgo distintivo de nuestra lengua. En el plano morfoló gico, los sustantivos y los adjetivos se declinaban lo que
significa que adoptaban una terminació n diferente segú n cual fuera la funció n que desempeñ aban en la oració n.
Esta característica del latín literario era reemplazada en el latín oral por un aumento en la cantidad de
preposiciones, tal como sucede en el castellano actual. En lo referente al aspecto sintá ctico, el latín literario
empleaba con frecuencia el hipérbaton en tanto que el latín oral ordenaba la oració n con una regularidad casi
constante y similar a la de nuestra lengua. Una relació n ló gica por parte, si se tiene en cuenta que una lengua
evoluciona y se modifica con mayor dinamismo en su variante oral que en la escrita.

Otros elementos conformadores del léxico español

Otro elemento conformador del léxico en el españ ol es el griego, puesto que en las costas mediterrá neas hubo una
importante colonizació n griega desde el siglo VII a.C.; como, por otro lado, esta lengua también influyó en el latín,
voces helénicas han entrado en el españ ol en diferentes momentos histó ricos.
Lenguaje y comunicación M.Sc. Carlos Alberto Flores Cruz

3. Los primeros invasores de la península

Antes de la llegada de los romanos, la península ibérica estaba poblada por diversas comunidades.
A ambos lados de los Pirineos, se agrupaban diversos pueblos que poseían una lengua comú n, la vascuence. En el
sur los nativos establecían relaciones comerciales con los fenicios.
Hacia el siglo VII a. C. Los Celtas, provenientes del sur de Alemania, invadieron la península y establecieron en
Galicia y Portugal. Fusionados con loa iberos formaron el grupo de los Celtíberos.
Si bien cada una de estas comunidades poseían su propia lengua, es posible suponer que se influían entre sí.

La invasión Germánica

En el añ o 409 se produjo en Españ a la invasió n de pueblos provenientes del norte(los visigodos), entraron en la
península por los Pirineos. No eran muy numerosos. Se instalaron principalmente en la meseta castellana. En un
principio no se unían con los pobladores hispano - romanos, pero con el tiempo se fueron romanizando tanto los
hispano-romanos como los visigodos, mantuvieron su lengua, aunque recibieron influencias que, en el caso del
castellano, se advierten principalmente en el léxico.

La influencia vasca

Junto a estos elementos lingü ísticos también hay que tener en cuenta al vasco, idioma cuyo origen se desconoce,
aunque hay varias teorías al respecto. Algunos de sus hábitos articulatorios y ciertas particularidades gramaticales
ejercieron poderosa influencia en la conformació n del castellano por dos motivos: el condado de Castilla se fundó en
un territorio de influencia vasca, entre Cantabria y el norte de Leó n; junto a eso, las tierras que los castellanos iban
ganando a los á rabes se repoblaban con vascos, que, ló gicamente, llevaron sus há bitos lingü ísticos y, ademá s,
ocuparon puestos preeminentes en la corte castellana hasta el siglo XIV. Del substrato vasco proceden dos
fenó menos fonéticos que será n característicos del castellano.
La otra herencia del vasco consiste en que, ante la imposibilidad de pronunciar una f en posició n inicial, las palabras
latinas que empezaban por ese fonema lo sustituyeron en épocas tempranas por una aspiració n, representada por
una h en la escritura, que con el tiempo se perdió .

La invasión de los árabes

En el añ o 711 se produjo la invasió n á rabe en Españ a. Los musulmanes llevaron adelante la conquista con una
fuerza inusitada. Así consiguieron abarcar toda la península, desde el sur hacia el norte.
La invasió n á rabe tenía un objetivo religioso. Por este motivo la lucha entre el mundo hispano-romá nico y el á rabe
se transformó en una lucha entre dos civilizaciones: la cristiana y la musulmana. La prolongada permanencia de los
á rabes en Españ a y el contacto estrecho entre ambos pueblos generaron una cultura nueva que abarcó no solo lo
lingü ístico, sino también la literatura, la arquitectura, el arte y las costumbres.
En lo referente a la lengua los mozá rabes hablaban un romance arcaico con gran cantidad de arabismos. Algunos
seguían profesando el cristianismo, pero solían escribir con caracteres á rabes. En cuanto a literatura produjeron
una composició n poética de metro y lenguaje híbridos, el zéjel.
La convivencia entre ambas culturas permitía reconocer dos Españ as: la Españ a musulmana, floreciente y lujosa, y
la Españ a cristiana, empobrecida y asolada por las guerras. Sin embargo, la Españ a cristiana valorizaba la cultura.

4. La Historia del Castellano

En la formació n del españ ol cabe distinguir tres grandes periodos: el medieval, también denominado del castellano
antiguo, fechado entre los siglos X al XV; el españ ol moderno, que evolucionó desde el siglo XVI a finales del XVII, y
el contemporá neo, desde la fundació n de la Real Academia Españ ola hasta nuestros días.

El castellano medieval

El nombre de la lengua procede de la tierra de castillos que la configuró , Castilla, y antes del siglo  X no puede
hablarse de ella. Por entonces existían cuatro grandes dominios lingü ísticos en la Península.
El castellano fue tan innovador en la evolució n del latín como lo fueron los habitantes de Castilla en lo político.
En el sur, bajo dominio á rabe, hablaban mozá rabe las comunidades hispanas que vivían en este territorio y
conservaron su lengua heredada de épocas anteriores. La mantuvieron sin grandes alteraciones, bien por
afirmació n cultural que marcara la diferencia con las comunidades judía y á rabe, bien por falta de contacto con las
evoluciones que se estaban desarrollando en los territorios cristianos. En esta lengua se escriben algunos de los
primeros poemas líricos romances: las jarchas, composiciones escritas en alfabeto á rabe o hebreo, pero que
transcritas corresponden a una lengua ará bigo-andaluza.
El primer paso para convertir el castellano en la lengua oficial del reino de Castilla y Leó n lo dio en el siglo  XIII
Alfonso X, que mandó componer en romance, y no en latín, las grandes obras histó ricas, astronó micas y legales. El
castellano medieval desarrolló una serie de fonemas que hoy han desaparecido.
Lenguaje y comunicación M.Sc. Carlos Alberto Flores Cruz

Desde el punto de vista gramatical ya habían desaparecido las declinaciones del latín y eran las preposiciones las
que señ alaban la funció n de las palabras en la oració n. Los adjetivos posesivos iban precedidos de artículo.
El españ ol del siglo XII ya era la lengua de los documentos notariales y de la Biblia que mandó traducir Alfonso X.

El castellano moderno

La publicació n de la primera gramá tica castellana de Elio Antonio de Nebrija en 1492, fecha del descubrimiento de
América y de la toma de Granada por los Reyes Cató licos, establece la fecha inicial de la segunda gran etapa de
conformació n y consolidació n del idioma.

A esta época pertenecen el cambio de las consonantes que altera y consolida definitivamente el sistema fonoló gico
del españ ol.
Desde el punto de vista del léxico adquirió una gran cantidad de neologismos, pues a estos momentos correspondió
la expansió n de Castilla y, por lo tanto, el contacto con otras culturas. Consiguió consolidarse como lengua
dominante frente a otros dialectos peninsulares al llevarse a cabo la unidad política de Castilla y Aragó n y ser el
castellano la lengua de los documentos legales, de la política exterior y la que llegó a América de la mano de la gran
empresa realizada por la Corona de Castilla, ya fijada en la gramá tica normativa de Nebrija.
En Francia, Italia e Inglaterra se editaban gramá ticas y diccionarios para aprender españ ol, que fue la lengua
diplomá tica hasta la primera mitad del siglo XVIII. En esta etapa de la lengua se llegó al esplendor literario que
representan los autores del siglo de oro. El léxico incorpora palabras originarias de tantas lenguas como contactos
políticos tenía el imperio. Del italiano entran en el españ ol desde el siglo XV al XVII los nombres de la métrica y
preceptiva literaria.
Los americanismos, que comienzan a entrar en el siglo XVI, ofrecen una lista referida a las realidades que en Europa
no se conocían y que son españ olismos tomados por las lenguas europeas que proceden del quechua y el guaraní.
Los términos má s antiguos, proceden de los arawak.

El español contemporáneo
En el añ o 1713 se fundó la Real Academia Españ ola. Su primera tarea fue la de fijar el idioma y sancionar los
cambios que de su idioma habían hecho los hablantes a lo largo de los siglos. En esta época se había terminado el
cambio fonético y morfoló gico y el sistema verbal de tiempos simples y compuestos era el mismo que ha estado
vigente hasta la primera mitad del siglo XX.
Los pronombres á tonos ya no se combinaban con las formas de participio y, gracias a la variació n morfoló gica, los
elementos de la oració n se pueden ordenar de formas muy diversas con una gran variedad de los estilos literarios.

5. Los Dialectos

Hasta la irrupció n de la radio y la televisió n en la sociedad —en la segunda mitad de este siglo—, era relativamente
fá cil diagnosticar por los há bitos fonéticos y la entonació n la pertenencia de un determinado hablante a su
correspondiente á rea dialectal. Hoy, aunque también se siguen dando estas diferencias, la imitació n de la norma que
esos medios han ido creando entre los hablantes, hace que la pertenencia a diferentes comunidades lingü ísticas no
sea tan clara ni tan rotunda.
Del mapa lingü ístico medieval ibérico surgieron variedades lingü ísticas que algunas se convirtieron en lenguas y
otras, con el paso del tiempo, se transformaron en dialectos de alguna de ellas. Entre las variedades relacionadas
con el españ ol se encuentran: el leonés, que se habló desde Asturias hasta las tierras de Cá ceres y que, ya a finales
del siglo XV, había dejado su lugar de idioma en pugna con el castellano para ocupar el puesto de mera variedad
dialectal; el aragonés, con una situació n aná loga al leonés, que se habló en el reino de Aragó n y cuyas fronteras
naturales son los Pirineos por el norte, la cordillera Ibérica por el oeste y los límites de Cataluñ a y Valencia por el
este. A partir del siglo XIV, como consecuencia de la conquista de Andalucía por los castellanos, surgió el andaluz,
que integró algunos rasgos del mozá rabe, como un auténtico dialecto del castellano. El extremeñ o, que empezó
siendo una variedad fronteriza del leonés y el castellano se ha consolidado como uno de los pocos dialectos hoy
todavía identificables por sus aspiraciones implosivas y su peculiar léxico. El riojano, que se habló en La Rioja, y que
tan decisivamente influyó en el castellano escrito de los primeros tiempos, era una variedad dialectal del aragonés.
Otro dialecto de fronterizo aú n vigente lo representa el murciano, en el que confluyeron el castellano, el aragonés y
el valenciano, variedad catalana. En las islas Canarias existe el canario, cuya entonació n, léxico y fonética influyeron
en el españ ol americano del istmo y norte de Sudamérica.
En el siglo XVI el castellano sirvió de base para la creació n de un sabir o lengua de intercambio en el Mediterrá neo.
Un siglo después se configura otro sabir en el Caribe, que luego se criolliza para dar paso al papiamento de Curaçao.
Los jesuitas que entraron en contacto con los indios guaraníes crearon otra lengua de intercambio conocida como
lengua general.
En cuanto al continente americano, no han faltado autores que calificaban de dialectos a cada una de las variedades
lingü ísticas que se han consolidado en los respectivos países.
La dialectología del españ ol en América debe hacerse por cada país antes de que la homogeneidad que imponen la
radio, el cine y la televisió n borren las fronteras dialectales que aú n existen.
Lenguaje y comunicación M.Sc. Carlos Alberto Flores Cruz

6. La Gramática Española

Desde el punto de vista de la clasificació n de las lenguas, el españ ol es una lengua flexiva, aunque en menor medida
de lo que fue el latín.

Morfología y sintaxis

El nombre ya había perdido las desinencias de caso en el latín tardío del siglo VI. En su lugar el españ ol, como las
demá s lenguas romá nicas mediterrá neas, sustituyó por un procedimiento sintá ctico lo que fue en principio
morfoló gico.
Una ordenació n diferente y peculiar del sujeto está presente en las oraciones interrogativas del españ ol que se
habla en toda la zona de influencia del Caribe. Mientras que en las demá s variedades del idioma el sujeto de una
oració n interrogativa va pospuesto al verbo de acuerdo con el esquema: pronombre interrogativo-verbo-sujeto,
como ¿qué quieres tú ?, en esa variedad el orden de la oració n es: pronombre interrogativo-sujeto-verbo, como por
ejemplo ¿qué tú quieres? No se trata, como algunos estudios señ alaron, de ningú n anglicismo sintá ctico, sino de una
evolució n interna del idioma relacionado con otros hechos, como el cambio en la determinació n y la pérdida de
algunas desinencias verbales, consecuencia de la relajació n de los fonemas finales y su consiguiente neutralizació n.
Los verbos redujeron a tres las cuatro conjugaciones del latín. Posee desinencias para las personas, el nú mero, el
tiempo, el modo y la voz. En el caso de la segunda persona, el españ ol canario, andaluz occidental y americano, salvo
algunas zonas colombianas, ha conservado las formas del siglo XVII y ha desarrollado una conjugació n para el
singular basada en la concordancia originaria con vos, segunda persona del plural; las formas correspondientes a tú
se consideraron vulgares y hasta humillantes, y por esa razó n la persona de confianza reconocida como digna de
respeto fue tratada de vos; a su vez, las personas de menor confianza reciben el mismo tratamiento que en la
península; son usted y concuerdan con la tercera persona. El cambio afecta por igual a la conjugació n verbal y al
paradigma de los pronombres personales y se denomina voseo al cambio en el empleo de tú por vos, tanto en el
verbo como en los pronombres, así como en los posesivos que también necesitan la concordancia de persona. Hoy
se observa una tendencia a aceptar el paradigma peninsular entre las clases urbanas y cultas, sobre todo las
argentinas.

7. Otros rasgos del español

El españ ol también se caracteriza por su constante empleo del pronombre se, y el uso vivo del subjuntivo. Entre las
características heredadas del latín debe destacarse la sintaxis y los procedimientos sintá cticos para matizar,
calificar o convertir en nombres, y, por tanto, sujetos, a oraciones completas.

El español en el mundo

El españ ol es, por nú mero de hablantes, la tercera lengua del mundo. Pese a ser una lengua hablada en zonas tan
distantes, existe una cierta uniformidad en el nivel culto del idioma que permite a las gentes de uno u otro lado del
Atlá ntico entenderse con relativa facilidad. Las mayores diferencias son de cará cter suprasegmental, es decir, la
variada entonació n, fruto al parecer de los diversos substratos lingü ísticos que existen en los países de habla
hispánica. La ortografía y la norma lingü ística aseguran la uniformidad de la lengua; de ahí la colaboració n entre las
diversas Academias de la Lengua para preservar la unidad, hecho al que coadyuva la difusió n de los productos
literarios, científicos, pedagó gicos, cinematográ ficos, televisivos, ofimá ticos, comunicadores e informá ticos.
Desde Españ a se ha elaborado el primer método unitario de enseñ anza del idioma que difunde por el mundo el
Instituto Cervantes. El trabajo coordinado de las Academias ha cristalizado en la “Elaboració n de la norma culta de
las grandes ciudades”, que presta especial atenció n a la fonología y el léxico. Es el segundo idioma hablado en
Estados Unidos, que cuenta con varias cadenas de radio y televisió n con emisiones totalmente en españ ol;
asimismo, y por razones estrictamente econó micas, es la lengua que má s se estudia como idioma extranjero en los
países no hispá nicos de América y Europa. Lejanos ya los tiempos en que fue considerada la lengua diplomá tica,
cuando fue sustituida por el francés, hoy es lengua oficial de la ONU y sus organismos, de la Unió n Europea y otros
organismos internacionales. Ha sido incluido como idioma dentro de las grandes autopistas internacionales de la
informació n como Internet, lo que asegura la constante traducció n de las innovaciones informá ticas, su difusió n e
intercomunicació n. Donde aparece má s incierto el futuro del idioma es en el continente africano, abandonado por
razones políticas a la voluntad de sus hablantes; no hay que olvidar que todavía sirve de lengua diplomá tica junto al
francés para el pueblo saharaui. No obstante, todo parece augurar que en el pró ximo siglo será una de las lenguas de
mayor difusió n, y quién sabe si en momentos de deseable mestizaje no dé lugar a una lengua intermedia que
asegure la comunicació n con el continente americano en su conjunto.

El Castellano en América

La colonizació n comenzó a fines del siglo XV, cuando ya el castellano había adquirido sus caracteres esenciales. Pero
los hablantes que llegaron a América provenían de diferentes regiones españ olas y pertenecían a diversas
Lenguaje y comunicación M.Sc. Carlos Alberto Flores Cruz

condiciones sociales y culturales. Esta variedad es una de las primeras razones por las cuales se reconocen
diferencias entre las variantes habladas en América y las que se registran en Españ a.
Cuando los conquistadores y los misioneros llegaron a nuestro continente, encontraron una amplia variedad de
comunidades, cada una de las cuales poseía su propia lengua.
El castellano se impuso sobre las lenguas nativas. Los indígenas aprendieron la lengua de los conquistadores y de
los misioneros. En la mayoría de los casos hablaron el castellano con modificaciones atribuibles a sus propios
há bitos lingü ísticos. En otros casos conservaron su lengua con la incorporació n de algunos hispanismos.
Si bien el castellano predominó sobre las lenguas nativas americanas, éstas dejaron su influencia.

8. El castellano actual
El castellano es la lengua romance de mayor difusió n en el mundo actual. Se habla en casi toda la península ibérica,
en el sudoeste de U.S.A., en todo México, en toda América Central y América del Sur (a excepció n de Brasil y
Guayanas) y es la lengua de un grupo minoritario de hablantes de Filipinas.
Esta vasta difusió n geográ fica trae como consecuencia una gama importante de variantes dialectales. Esto hace
suponer que al cabo de los siglos e inevitablemente, el castellano debería seguir el destino del latín: fraccionarse en
distintas lenguas nacionales. Aparentemente, la velocidad de los medios de comunicació n y la amplia difusió n de la
lengua escrita en la literatura y en los medios masivos, hacen que la gran mayoría de los hispanohablantes maneje
una variedad de lengua comú n, en la que todos se entienden a pesar de las diferencias regionales. La escuela
funciona como un organismo unificador que tiende a que los hablantes se comuniquen con un nú mero cada vez
mayor de hablantes de otras regiones. Entonces si bien somos conscientes que la lengua evoluciona
inevitablemente, también debemos creer en la necesidad de mantener una unidad lingü ística que permita la
comunicació n eficaz y fluida entre la mayoría de los hispanohablantes.

Actividades

1. Investigue el proceso evolutivo del españ ol, a través de una línea de tiempo.
2. Investigue las palabras de otras lenguas que han ingresado al españ ol en el proceso de evolució n.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
MUÑOZ (1990). Lengua y Literatura. 3, Bs. As, Santillana.
PEREZ (1992). El Gran Saber Larousse, Enciclopedia Metódica Larousse, Tomo 10, Lord Cochrane S.A., Santiago de
Chile, 1992.

También podría gustarte