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a) LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LOS TIEMPOS REMOTOS.

LAS LENGUAS PRERROMANAS Y LA CUESTIÓN DEL


SUSTRATO. (1)

 Pueblos con un idioma común (vasco) se hallaban establecidos a ambos


lados del Pirineo por la costa de Levante además de la cultura de los Iberos de
origen norte africano (probablemente)
 Andalucía y el sur de Portugal fueron asiento de la civilización tartesia o
turdetana que hubo de recibir temprana influencia de los navegantes de
Oriente. Se ha relacionado a los tartesianos con los tirrenos o Etruscos de
Italia. Posible colonización Etrusca por ciertos topónimos también los fenicios
entablaron relaciones comerciales por el sur con España
Los dos pueblos navegantes del mediterráneo oriental Fenicios y griegos se disputaron el
domino de la región Tartesia. Finalmente, los Cartaginenses (herederos de los Fenicios)
acabaron con las factorías griegas.

 Los fenicios se establecieron en las costas meridionales, actual Cadiz y


otras colonias en Málaga, Adra, Fundación nueva Cartago (Cartagena); los
cartaginenses reafirmaron las conquistas de sus antecesores. En Ibiza púnicos.
 La colonización helénica desterrada del sur prosiguió en Levante con el
contacto de los griegos y Oriente desarrolló el Arte ibérico. Los hispanos
primitivos se asimilaban a influencias extrañas dándoles un nuevo sentido
 En el centro y oeste inmigraciones indo-europeas (VI) de pueblos célticos,
Portugal y baja Andalucía. Época en las que las diferentes etnias no estaban
puramente configuradas (indoeuropeos protoceltas) otros indoeuropeos.
Tres teorías que tratan de explicar porque en las inscripciones peninsulares indoeuropeas
hay algunos rasgos lingüísticos ajenos al arquetipo celta:
1- Precéltica
2- Protocéltica
3- Paracéltica
La hipótesis de una inmigración ligur basada en referencias de historiadores griegos fue
renovada por Menéndez Pidal. Coincidencia formal de topónimos españoles: zonas de
Italia y Francia, consideradas Ligúricas (Zaragoza, Ávila) y Toledo. Por ejemplo, el sufijo
-asco considerado a veces Ligur o de ilirios.
La lengua de los ligures es diferente de la indoeuropea, pero sufrió su influencia ilirios-
ambrones.
LENGUAS DE LA HISPANIA PRERROMANA
1- Época Augusto en la península de Hispania había diferentes lenguas. La
escritura ibérica y tartesiana fueron descifradas.
2- En el centro Oeste, norte las lenguas precelticas o celticas. En algunos
lugares /p/ indoeuropea se conservó (que en celta se perdió)
3- En el sur la población púnico-fenicia que más conservó su lengua hasta la
época imperial romana. Turdetanos-tartesinos= lengua propia diferente de la
ibérica (Andalucía). No se sabe la procedencia del ibérico, aunque por algunos
indicios se cree norte africano igual que el vasco /s-/, /f-/ y (r-) iniciales y la
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posesión del sufijo -ta, gentilicios y topónimos, etc. Aunque esto no asegura un
origen común puede deberse al contacto.
El problema lingüístico se mezcla con cuestiones étnicas.
Humboldt creyó probar la identidad lingüística y racial de vascos e iberos primitivos
pobladores de la península con diferentes estudios. Hot no parece sostenible el parentesco
entre lenguas tampoco la comunidad de raza.
EL VASQUENSE Y SU EXTENSIÓN PRMITIVA
1- Mientras el resto aceptó el latín como lengua propia el vasco conservó el
suyo. Asimiló voces latinas e incorporó transformándolas hasta adaptarlas como
pruebas del influjo romano.
2- El origen de la lengua vasca presenta parentescos hipotéticos, dos son las
más importantes: procedencia africana (lenguas de Cáucaso) o también se sostiene
que el vasco era una lengua mixta, estructura primaria pariente de las caucásicas
más elementos calímiticos tomados de lenguas ibéricas, además de las influencias
indoeuropeas precelticas y celtica, latinismos y voces románicas.
3- El actual dominio vasco es más pequeño que antes
4- También se sostiene que pudieron haber habitado la franja septentrional
antes celtas gálicos y astures. La toponimia romana es ibero-vasco

SUBSTRATOS LINGUISTICOS PREROMANOS EN LA FONOLOGÍA


ESPAÑOLA
1- La romanización de la península fue lenta, pero hizo desaparecer a todas las
lenguas menos la vasca. Cuestión discutida es si a través del latín subsistieron formas
prerromanas (pronunciación tonalidad) y si estas influyeron en el latín hispánico hasta
la época en que nacieron los romances peninsulares. Sin duda la influencia de los
substratos primitivos no es el único factor en la formación de los romances; la
penetración latina hubo de reducirla mucho.
2- La /f/ inicial latina pasó en castellano a [h] aspirada que ha desaparecido (fagea)
[haya] > [aya]. Fenómeno inicia en ix-xii en dos regiones inmediatas al país vasco. El
vascuence no parece tener /f/ originaria en los latinismos la suele suprimir o sustituir
/b/ o/p/ Cantabria (pueblo relacionado con el vasco en épocas romana-visigoda) de
origen indoeuropeos, los cántabros /s/ y /f/.
3- Causa la ausencia de /v/ labiodental en España que el vasco tampoco conoce.
Desde la edad media en la mitad del siglo xvi la pronunciación bilabial indistinta para
/b/ y /v/ románicas se atribuía a gascones y vizcaínos. En este caso el vasquismo
parece manifestación parcial de un substrato más antiguo y extenso que el que
representa la /f/.
4- Se observa semejanza entre la fonología vasca y la castellana; sistema de vocales
cuenta con cinco fonemas en los dos casos repartidos en tres grados de abertura; cada
vocal admite variedad de timbre según el carácter de la sílaba y sonidos circundantes.
En el vascuence y los romances peninsulares la /r/ de una sola vibración y la /r/ de
dos o más son fonemas diferentes que se oponen en posición intervocálica inicial. El
vasco exige prótesis de una vocal rosa: arrosa en español preliterario dejó huellas en
algunos apellidos y en dobletes léxicos ruga/arruga/arrancar/arrastrar/arrepentir etc.
Latinismo por ejemplo plantatu han perdido la consonante inicial en su adaptación
vascuence (landatu). La evolución castellana de los grupos iniciales latinos /pl-/ /cl-/
y /fl-/

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5- En algo Aragón las oclusivas sordas intervocálicas latinas se conservan sin
sonorizar. En algunas zonas de la misma región se sonorizan las oclusivas que siguen
a la nasal o liquida (cambo>campo / aldo>alto). Coincide con el tratamiento que da
el vasco a las oclusivas de los latinismos que ha adoptado: el vasco no altera las
intervocálicas, pero sonoriza las que van tras m, n, r o l. el carácter sonoro-sordo de
una oclusiva depende de los sonidos vecinos sin constituir un rasgo fonológico
diferencial, la escritura ibérica tenia un signo para sorda-sonora como variantes del
mismo fonema.
6- Otros cambios fonéticos españoles pueden atribuirse a substratos diferentes al
vasco. La sonorización de las oclusivas sordas intervocálicas latinas parece coincidir
con un anterior dominio céltico. Entre los celtas hispanos la indiferenciación de
sordas-sonoras debía ser grande a juzgar por las grafías alternas daitena-daidena;
brigo-brica y esto también alcanzó a palabras latinas y hubieron de constituir base
favorable para la sonorización de las oclusivas sordas intervocálicas.
7- En casi todos los países románicos donde estuvieron asentados los celtas el grupo
latino KT evolucionó hasta llegar a /it/ o /c/ nocte-noite-noche. La primera fase del
fenómeno de relajación de la /k/ en /x/ sonido igual al de la i castellana. El grupo /ks/
a seguido una evolución análoga a /kt/ también de origen céltico.
8- Hay testimonio de vocales inflexionadas por la acción de otra vocal siguiente.

HUELLAS PRERROMANAS EN LA MORFOLOGÍA ESPAÑOLA


En las lenguas célticas de Hispania los nombres de tema en /-o/ tenían /-os/ como
desinencia de nominativo plural. Ello pudo contribuir a que el nominativo plural latino
en /-i/ desapareciera en Hispania y quedase una forma única -os para nominativo y
acusativo.

VOCABULARIO ESPAÑOL DE ORIGEN PRERROMANO


La influencia de las lenguas prerromanas en el vocabulario romance de la península según
lo que podemos apreciar se limita a términos de significación sumamente concretos
referentes en su mayoría a la naturaleza y a la vida material.

CELTISMOS EN LATIN
Camiza /cabaña/ cerveza nombres de árboles y plantas y animales carrus>carro

VASQUISMOS
Términos alusivos a usos hogareños nombres de minerales, plantas, animales, prendas de
vestir (boina), agricultura, ganadería, etc.
En el contacto entre lenguas la noción de sustrato implícala influencia de un sistema
lingüístico por sobre otro en un proceso de mutua influencia por contacto. El sustrato es
también factor de cambio lingüístico, hablamos de una lengua conecta de sustrato cuando
conocemos su área geográfica de asentamiento en el pasado en un contexto histórico
determinado y sabemos cómo era su sistema fonológico su gramática, el léxico, etc.
cuando se habla de lenguas prerromanas se hace referencia a aquellas que había en la
península ibérica antes de la llegada del latín, incluyendo lenguas de colonización como
el fenicio-griego. El término lenguas paleohispánicas lenguas más o menos autóctonas
que habitaban Hispania en época remota cuya dimensión paleolingüística no es permitido
reconstruir. La denominación lenguas hispánicas prerromanas es neutra, designa todo lo
que es anterior a la lengua latina sin más especificación.
Hispania indoeuropera- Hispania no indoeuropea

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Distinción entre lenguas indoeuropeas y las no indoeuropeas tiene una importancia
metodológica ya que el latín se asienta sobre lenguas no indoeuropeas, lo hace sobre
sistemas lingüísticos muy diferentes al suyo; en tanto que se superpone a lenguas
indoeuropeas encuentra ya una estructura genéticamente relacionada con ella lo que hace
más fácil su recepción y su posterior desaparición al ser diluida por la superposición
latina. La latinización de la península ibérica constituyó la última fase en el proceso
lingüístico de indoeuropeización del continente europeo.
La existencia de lenguas vehiculares es la razón por la cual no han cesado de registrarse
los intentos de reconstrucción de sustratos abarcadores de espacios geográficos más
amplios que los de la propia Hispania: la existencia de un sustrato mediterráneo occidental
o euroafricano común a los países mediterráneos se suma la creencia de un sustrato
europeo antiguo del que solo sobreviviría el euskera.
Lenguas paleohispánicas:
No indoeuropeas:
1- Ibérico: lengua o conjunto de lenguas, poseía un sistema de escritura
propio (procedente del fenicio) no pertenece a ninguna variante indoeuropea
representa un estrato antiguo en la península ibérica que siempre ha constituido
foco de atención para investigadores del pasado peninsular. Se ha pensado en que
el ibérico no fuere la única lengua hablada en el territorio, sino que se tratase de
una lengua vehicular utilizada en sus relaciones con otros dominios e incluso
como lengua general de cultura en su propio territorio.
2- Lengua vasca: el euskera hablado en la antigüedad, cuyo radio de
influencia gira en torno a los Pirineos además del actual País vasco y Navarra, ha
sido objeto de trabajo de reconstrucción diversos e importantes que han permitido
definir su extensión y naturaleza. Única lengua que sobrevivió al proceso de
latinización, a la romanización, y a su posterior contacto con lenguas neolatinas.
Ha sido sustrato en algunas zonas del castellano, constituye el único resto de
lengua preindoeuropea de Europa occidental cuya extensión fue mayor a la actual.
Lo que hoy resulta seguro es que la lengua vasca se asentaba en época pasada en
la zona pirenaica con expansión hacia Garona por el norte y Ebro por el Sur. Tanto
en el norte como el sur lindaba con lenguas tipo céltico (galo y celtibérico) lo que
por otra parte convierte al euskera en una zona de recepción y transmisión de
elementos célticos por adstrato.
3- La teoría del vascoiberismo: la Hispania no indoeuropea, constituida por
el dominio ibérico y el vasco ha sido objeto de repetidos intentos para demostrar
su filiación genética en época prerromana, seguidos de otros destinados a rebatir
posibles relaciones entre ambos sistemas. Parece ser sólida la tesis según la cual
el vasco e ibérico comparten elementos comunes por razón de una relación
cultural en el pasado y no que compartan una filiación genética. Esta ultima tesis
conocida como vascoiberismo ha tratado de iluminar el enigma ibérico por el
recurso de la lengua vasca conservada hasta nuestros días.
4- El tartesio: conocemos la existencia de esta lengua en el sur peninsular,
pero nada podemos concretar sobre su estructura o características por lo que su
incidencia no suele tener apelación.

Lenguas indoeuropeas:
1- Lenguas de colonización: su presencia afectó a lugares muy concretos y
estuvo motivada por razones de índole comercial; lenguas habladas por
fenicios y cartagineses por un parte y griegos por otra; si bien no es presumible
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su efecto de sustrato de los romances peninsulares, aunque formen parte de
Hispania prerromana.
2- Lenguas célticas o paracélticas del suroeste y el oeste peninsulares: el
suroeste constituye lugar de dificultad interpretativa por su adscripción o no
al indoeuropeo. Aunque se sabe hoy que los elementos léxicos de sustrato
indoeuropeo son más numerosos en el occidente, en el dominio gallego y
portugués que en otra parte.
3- El celtibérico: la más antigua de la familia celtica; su adscripción al tronco
indoeuropeo (rama céltica).
4- Osco-umbro colonización suritálica de la península ibérica, la latinización
peninsular se había llevado a cabo a partir de un contingente alto de
colonizadores osco-umbros, lo que habría dejado huellas en rasgos
lingüísticos de Hispania. Cuestión interna del latín de Hispania y de los
sustratos que este importaba.
Consideraciones sobre los estratos hispánicos.
1- Adstrato: del contacto de lenguas prerromanas con el latín derivan ciertos
rasgos románticos posteriores que se consideran debido al sustrato mediante un
proceso que no es posible observar, tan solo cabe limitarse a imaginar el trasvase
los hechos de la lengua a un sistema anterior extinto a otro que ha tenido
continuación después. En consecuencia, los rasgos concretos atribuidos a la
lengua anterior al latín que sobreviven en el romance futuro, se analizan como
efectos del sustrato. Se debe entender por adstrato una situación de convivencia
lingüística en un segmento temporal de duración variable que puede incluso tener
continuidad hasta el presente (el caso del vascuence en las zonas en las que se ha
conservado) o que ha resulto como efecto de sustrato (lenguas prerromanas
desaparecidas al contacto con el latín) o superestrato (caso de lenguas germánicas
y árabe, pues poco sabemos del influjo de la lengua hebrea como superestrato del
romance peninsular)
El adstrato, desde un punto de vista histórico implica relaciones entre lenguas que
comparte un momento, pueden ser dos o más. Lo que hoy definimos como hechos
de sustrato de época pasada (a través de un fenómeno de adstrato al que no
podemos acceder directamente, sino inferir de los datos que han quedado) se haya
dado conjunción activa de dos sistemas lingüísticos. En el pasado ante una
situación de multilingüismo en la que hubiera habido una o varias lenguas
generales que sirvieran de vehículo de comunicación y que sea a esta a la única
que le atribuimos los efectos de sustrato. Por ejemplo, la ibérica que
probablemente haya sido no una lengua propia de todo el dominio ibérico sino
una importante lengua vehicular (comercial). La lengua vasca si bien ocupaba en
zona peninsular, no hay que olvidar que limitaba con el galo al norte y el
celtibérico al sur y el ibérico al sureste: el elemento céltico penetró el corazón
vasco y se ven ejemplos en topónimos y gracias a la comparación lingüística es
posible conocer mejor el vasco antiguo que podría ser el origen próximo de ciertos
elementos ibéricos o celtibéricos transmitidos al castellano.

Influencias de sustrato y superestrato en iberorromania

1-sustrato: en casos de contacto lingüístico resueltos en forma de sustrato


podemos decir que los efectos de las lenguas de sustrato sobre el futuro romance

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(o sobre el latín) fueron débiles porque los efectos romanizadores (latinizadores)
sobre las lenguas de sustrato (y también de adstrato) fueron muy profundos.

FONÉTICA
1- Vocalismo: en la reconstrucción del vasco antiguo se aprecia un sistema
de cinco vocales orales con tres grados de abertura, sin vestigio de oposición
de cantidad; las vocales nasales que tienen los dialectos vascos guardan
relación con la pérdida de /-n-/ intervocálica. Estos hechos suelen ser
interpretados como indicio de que el vasco no posee muestras que permitan
reconstruir en el pasado un vocalismo en el que hubiera habido otras
oposiciones vocálicas. No hay dificultad en inferir que el vocalismo
castellano, que presenta un sistema idéntico al del euskera, tenga su origen en
la propia lengua vasca y no en el vocalismo que nos es dado reconstruir para
la época tardía del latín; más concretamente del latín hispánico. La semejanza
entre el vocalismo castellano y el vasco explica la diptongación castellana de
[é] y [ó] en [jé] y [wé] respectivamente. El catalán occidental podría haber
tenido sustrato (euskérico) no presente en el catalán oriental y por otra parte
estaría en consonancia con la tesis de que la extensión hacia el sur del catalán
debió tener lugar a partir del catalán occidental.
2- Consonantismo: las sonantes presentan en vasco un sistema partículas con
oposición entre fonemas lenes y fortes: n/N, r/R, l/L que se neutraliza en inicial
en favor de las lenes en posición final de palabra en favor de las fuertes; la
presencia de consonaste fuertes frente a las lenes se da en vascuence en los
órdenes labial, dental y velar con una casilla vacía correspondiente a la /p/: -
/b; t/d; k/g. La aspiración y pérdida de /f-/ inicial latina, dentro de la península
ibérica caracteriza al castellano desde sus primeros tiempos, el foco inicial del
fenómeno se concentra en los siglos ix al XII. No es fácil saber si la aspiración
que el vasco tenia influye en el proceso de aspiración románica de /f-/ latina o
si es la aspiración vasca que hoy reconstruimos para el euskera en época
medieval la que procede de la aspiración castellana que desaparece en algunos
casos FILIU>hijo mientras se conserva en otros FLOR >flor. La sonorización
de las oclusivas sordas intervocálicas latinas parece coincidir en la península
y en la romania con la existencia de un dominio céltico anterior. Hay que
recordar que la existencia en época prerromana de lengua céltica en buena
parte de todos estos territorios está probada y puede ser considerada
desencadenante. En los prestamos que el vasco tomó del latín se aprecia el
desarrollo de una vocal proteica ante /r-/ en tal posición; por lo que la
generación de una vocal proteica ante /r-/ múltiple inicial debe ser entendida
como influjo de la lengua vasca sobre el romance castellano; en castellano
antiguo encontramos casos de Arredondo por redondo; arroturas por roturas,
etc. muestran la influencia del adstrato vasco en su configuración.
3- Morfología y sintaxis: de origen céltico sería el sufijo diminutivo
castellano (procedente del leonés) -ito, en el que confluyeron tanto -eto como
-ino; precéltico o céltico el sufijo -iego muy empleado en español antiguo
(nocheriego, solariego, palaciego)
4- Léxico: entre los préstamos que el vascuence ha transmitido al castellano
en época histórica pueden contabilizarse los numerosos topónimos
comenzados por <cha>: aquelarre, zurdo, pizarra son vasquismos y abarca,
barro, pestaña, vega tienen sus orígenes en el gallero y portugués. El sustrato
céltico en el léxico peninsular es más difícil de determinar; hay celtismos

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unánimemente reconocidos: cambiar, tascar, tranzar, atollar, gorar, engorar e
incluso hay celtismos de alcance románico general como baratar del céltico
mratta-.
EFECTOS DE LOS ESTRATOS EN LOS SISTEMAS ROMÁNICOS
PENINSULARES.
El influjo adstrato románico parece haber afectado en los romances peninsulares
a la fonología: casos del vocalismo, diptongación (con efectos sustratísticos ya
conformados en la época medieval); así como ausencia de oposición moderna /b/-
/v/ y desfonologización de antiguas sibilantes sonoras en español clásico; pérdida
de sibilantes sonoras en castellanos (menos en gallego) No parecen haber sido
otras, por lo que sabemos, los efectos de los diferentes estratos sobre el románico
peninsular.

ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN, PERSPECTIVAS Y DESIDERATA


Es preciso tener presente el cambio operado en Hispania prerromana, a la hora de
atribuir hechos de sustratos concretos: estaba generalizada la idea de que había
existido una sola prerromana en Hispania, que hoy continuaría viviendo en la
lengua vasca actual Menéndez Pidal x ej, tiene una visión superadora, no siguen
defendiendo la filiación vasco-ibérica, se entendería hoy como territorio
lingüísticamente ibérico tan solo el mediterráneo con cierta penetración hacia el
interior por el sur. La reconstrucción del protovasco permitirá llegar a establecer
la impronta legada al castellano por la lengua vasca. La comparación con el
ibérico ha permitido alguna reconstrucción de detalle (el genitivo -en, ibérico y
vasco) que pueden marcar el camino hacia una reconstrucción sistemática.

b) LA ROMANIZACIÓN DE LA PENÍNSULA. EL LATÍN


VULGAR. ENFOQUE GENERAL. MORFOLOGÍA Y SINTAXIS.
SISTEMA VOCÁLICO. CONSONANTISMO (2 y 3)
LA LENGUA LATINA EN HISPANIA
Romanización de Hispania
1) 2° Guerra Púnica el destino de Hispania (diferentes influencias: oriental,
helénica, celta y africana) la pacificación del territorio no fue completa hasta que
augusto dominó a cántabros y astures 19 A.C.
La escuela romana llevada a las provincias el nervio latino y el pensamiento y
letras griegas, generó como consecuencia de la conquista romana hubo en
Hispania una gran transformación en diferentes órdenes de la vida técnica,
agrícola, industrial, costumbre, vestido, org. Civil jurídica y militar. La religión
de los conquistadores convivió con indígenas.
2) Con la civilización romana se impuso la lengua latina con carácter de
idioma oficial, en la escuela y el servicio militar, superioridad cultural y
conveniencia de emplearla como un instrumento expresivo común a todo el
imperio. La desaparición de las lenguas primitivas peninsulares no fue repentina.
Hubo un período de bilingüismo según los lugares mas o menos largo. Los
hispanos se servían del latín en sus relaciones con los romanos, las hablas

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indígenas eran utilizadas para conversación familiar. Hasta que se llegó a una
latinización completa.
Mayor influjo griego a roma. El cristianismo ayudó luego a la completa
latinización de las provincias que también habían sido helenizadas. Luego del
siglo III la invasión germánica amenaza el imperio, y cunde el nombre “romania”
para los pueblos ligados a la civilización romana.

LATIN VULGAR Y PARTICULARIDADES DEL LATIN HISPANICO


Diferencias entre latín literario y el vulgar
La literatura fijó el tipo de lengua escrita y se inició la separación entre el latín
culto: enseñado en las escuelas y el que pretendían escribir; diferente del latín
empleado en las conversaciones del vulgo. La lengua literaria se depuraba y
llegaba al refinamiento de Horacio y el habla vulgar seguía apegada a usos
antiguos y a la vez progresaban sus innovaciones.
Durante el imperio estas diferencias se ahondaron. El latín culto se estacionó,
mientras que el vulgar con rápida evolución proseguí el camino que había de llegar
hacia las lenguas romance. Al fin de la época imperial, las invasiones y la
consiguiente decadencia de la cultura aceleraron el declive de la lengua literaria.
En el siglo VII solo la empleaban eclesiásticos y letrados pero su lenguaje admitía
vulgarismos, palabras nuevas y numerosas voces romances o exóticas igual que
en el bajo latín de la edad media.
1. El orden de las palabras: la construcción clásica admitía frecuentes
transposiciones entre dos términos concordantes, podían interponerse otros.
El orden vulgar prefería situar juntas las palabras y modificantes.
2. Morfología y sintaxis: la evolución fonética suprimía la /-m/ final
eliminaba la diferencia entre vocales largas y breves e igualaba/u/ con la /o/.
el nominativo Rosa dejó de diferenciarse del acusativo rosa(m) y del ablativo
rosa.
3. Motivaciones internas del sistema lingüístico se combinaron con la acción
de substrato para que inscripciones de diversas zonas del Imperio atestigüen
abundantes nominativos del plural (filias/libertos) y para que el latín hispánico
hablado 7-os/ se generalice como desinencia de nominativo y acusativo de
plural para temas en /-o/.
4. La flexión del nombre en latín vulgar fue limitándose progresivamente
hasta oponer una forma única de singular a otra de plural.
5. También se simplificó la clasificación genérica: los sustantivos neutros
pasaron a ser masculinos o femeninos. Muchos plurales neutros se hicieron
femeninos a causa de su –a- final.
6. La influencia del lenguaje coloquial daba amplio margen al elemento
deíctico o señalador que originó un profuso empleo de los demostrativos. El
valor demostrativo de ille se fue desdibujando para aplicarse también a todo
sustantivo que indicara seres u objetivos; tal fue el punto de partida en la
formación del articulo determinante, instrumento desconocido para el latín
clásico y que se desarrolló al formarse las lenguas romances.
El numeral anus empleado con valor indefinido de “alguno” “cualquiera”
extendió sus usos acompañando al sustantivo que designaba antes. Así se
inició la creación del artículo indefinido.
7. En la conjugación muchas formas desinenciales fueron eliminadas.
Formación de un tiempo nuevo, el postpretérito o condicional románico
(contaría-amaría) El verbo haber con el participio se otro verbo servía para

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indicar la acción efectuada, por ejemplo “tengo estudiado” y más tarde
adquirió el valor de perfecto: habeo dictum.
8. El desgaste de las preposiciones al aumentar sus usos hizo necesaria la
formación de partículas compuestas como dex (de-ex) delante/dentro/detrás.
Cambios fonéticos:
1. Cambios referentes al sistema acentual y al vocalismo. El latín clásico
tenía un ritmo cuantitativo-musical basado en la duración de las vocales y sílabas.
Desde el siglo III empieza a prevalecer el acento de intensidad, esencial en las
lenguas romances combinando con la transformación del acento hubo una
transformación en las vocales. En un principio las diferencias de duración estaban
ligadas a diferencias de timbre. Las vocales largas eran cerradas y de timbre medio
o abiertas breves. El timbre de una /u/ breve (abierta) se aproximaba al de la /o/
larga (cerrada) y lo mismo con la /i/ y la /e/.
2. Desaparecida la distinción cuantitativa se confundieron la /u/ y /o/; /i/ y
/e/. las diez vocales clásicas quedaron reducidas a 7

El problema de la diptongación es uno de los más controvertidos en el devenir de las


vocales latinas.
Palabras populares cultas y semicultas
La civilización occidental ha heredado el latín en dos formas: como lengua hablada,
madre de los idiomas románticos y como vehículo universal y permanente de cultura.
Consagrado por la iglesia se conserva en sus usos oficiales y en la liturgia católica. Con
retroceso frente a las lenguas de los diferentes países la administración, las leyes y
cancillería lo emplearon, hasta la baja E. M: y mas tarde en todos los países europeos fue
instrumento general de la exposición científica y todavía hoy se usa poetas, historiadores,
didácticos, etc.
A consecuencia de este doble legado, el vocabulario latino ha pasado a las lenguas
romances siguiendo diferentes caminos: unas palabras han vivido sin interrupción en el
habla, libres del recuerdo de su forma literaria y abandonadas al curso de la evolución
fonética; se han transformado al mismo tiempo que nacían las nuevas lenguas y muestran
en sus sonidos cambios regulares característicos filius: hijo; según leyes fonéticas que
diferencian al castellano de otras lenguas romance. Son llamados palabras populares o
tradicionales que constituyen el acervo más representativo de cada lengua.
Tan antiguas como las voces populares y pertenecientes también a la lengua hablada hay
otras que no han tenido un proceso fonético desembarazado de reminiscencias cultas, por
ejemplo, Angelus; Virgine / predicación y ceremonias religiosas se pronunciaban de
manera más o menos distante de la latina pura, pero respetuosa con ella. El oído de las
gentes se acostumbró a la pronunciación y esto impidió que se consumaran las tendencias
fonéticas usuales: ángel/virgen
La acción de la cultura no fue tan poderosa para mantener la integridad formal de la
palabra; pero si para frenar o desviar el proceso fonético iniciado en ella, el resultado es
lo que los lingüistas llaman semicultismos.
Los cultismos puros se atienen con fidelidad a la forma latina escrita que guardan sin más
alteraciones que las precisas para acomodarla a la estructura fonética o gramatical del
romance (evangelium> evangelio) algunos se han transmitido por el habla y la escritura
combinados, pero en su mayoría han sido tomados directamente del latín literario, aunque
este fuera el bajo latín medieval.

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Una palabra latina puede originar dos romances una culta y otra popular. En ocasiones
los resultados tienen aceptaciones comunes (frígido-frio/ íntegro-entero) pero aun en ellas
hay diferentes matiz afectivo o conceptual; por lo general son palabras independientes sin
mas nexo que el de la etimología, olvidada en el uso (laico-lego/ signo-seña/ radio-rayo)
Las voces populares suelen tener un sentido más concreto y material que las eruditas.
Otras veces la duplicidad se da entre un derivado culto y un semiculto.

c) LAS INVASIONES GERMÁNICAS: ¿RUPTURA O


CONTINUIDAD? CARACTERIZACIÓN DEL LATÍN VULGAR
EN EL PERÍODO VISIGÓTICO: FENÓMENOS VOCÁLICOS Y
CONSONÁNTICOS. EN ESPECIAL: PALATALIZACIÓN,
SONORIZACIÓN Y DEGEMINACIÓN DE OCLUSIVAS
SORDAS; Y FRICATIZACIÓN DE OCLUSIVAS SONORAS,
EVOLUCIÓN DE CT.
En el año 409 los pueblos germánicos invaden España (romania) desde el siglo I los
germanos comenzaron a penetrar Roma.
Voces romances de procedencia germánica:
1. Las relaciones sostenidas por los dos pueblos durante los siglos I al IV
dieron lugar a un nutrido intercambio de palabras ej: jabón (saipo) que entra en el
léxico latino, de donde pasó a las lenguas romances (sapone> xabón; jabón)
2. En la época de las invasiones fueron muchas las palabras germánicas que
entraron al latín vulgar. El vocabulario militar adoptó muchas. El latín bellum fue
sustituido por werra (> guerra) extensión parecida tuvieron wardon (>guardar)
raubon (>robar) y warnjan (> guarnir, guarecer). Armas como el “dardo” y el
término “albergue”; practicaban equitación de allí términos como “espuela”;
“overo” referido al caballo, ¿; palabras de la vestimenta por ejemplo “falda”; y el
“harpa” que formaba parte de sus cantos heroicos.
Al construirse los estados barbaros hubo un gran cambio en la vida y las
instituciones, es por eso que el derecho germánico perpetúo voces como:
proscripción, prohibición, bandido. También los bienes patrimoniales, o términos
de la diplomacia “embajada”; “tregua”.
Otros germanismos se refieren al mundo afectivo,” orgullo”, “burla”, “atreverse”
“desmayar”.
Adjetivos difundidos por toda Romania por ejemplo “rico, fresco, brillante,
blanco; sustantivos como “manera” fueron adoptados en época temprana.
También son de notar las traducciones parciales o completas de palabras
germánicas. La historia de los germanismos en lenguas romances es compleja,
algunos pertenecen a un fondo común germano otros son exclusivos de un
dialecto. Algunos entraron al país independientemente tomados del habla de los
respectivos invasores; los hay propagados por el latín vulgar y por intermedio del
bajo latín. Muchos han pasado de un romance a otros. Especial poder de difusión
tuvieron los germanismos introducidos por los francos: a través del latín tardío o
del primitivo romance.

Los primeros invasores y los visigóticos

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De la primera invasión germánica que penetró en Hispania, dos pueblos
desaparecieron pronto: los alanos y los vándalos. Los visigóticos eran los más
civilizados entre los germanos venidos a la península; el reino de Tolosa les había
hecho conocer la vida romana. No vinieron en gran número, llegaron a España al
comenzar el siglo VI, cuando su reino tolosano fue destruido por los francos. La
asimilación de los visigodos no progresó grandemente hasta mucho después de su
instalación definitiva en el suelo español. La romanización de los visigodos no
significa que estos como pueblo careciesen de vigor. La fusión con los
hispanorromanos tuvo resultados de valor nacional superior: la idea de la
personalidad de Hispania como provincia se trocó en conciencia de su unidad
independiente. Transformaron las costumbres y el derecho y trajeron la simiente
de la inspiración épica. durante el siglo VII es evidente la decadencia del reino
toledano que se derrumba al surgir la invasión árabe, la impronta visigótica está
grabada en muchas instituciones medievales y en la epopeya castellana.

El elemento visigodo en español


La influencia lingüística de los visigodos en los romances hispánicos ni fue muy
grande. Romanizados pronto abandonaron el uso de su lengua que en el siglo VII
se hallaba en plena descomposición. Ni hubo en España un periodo bilingüe tan
largo como en Francia. El elemento visigodo no parece haber influido en la
fonética española: las palabras góticas adaptaron sus sonidos a los próximos del
latín vulgar o del romance primitivo y por lo general sufrieron los mismos cambios
que las hispano-latinas. En la morfología solo queda el sufijo -ing en derivados de
voces latinas: abadengo, realengo, abolengo.
La mayoría de los vocablos peninsulares de origen gótico tienen correspondientes
en italiano, provenzal o francés: albergue, espuela, guarecerse, tregua, bramar, por
ejemplo. De los goticismos germanos algunos estaban incorporados al latín
vulgar. Las etimologías góticas que se han propuesto para voces españolas, la
mayoría son reconstrucciones basadas en las correspondencias habituales entre la
fonología del gótico y la de otras lenguas germánicas. La mayoría entonces
provenientes del derecho, de la vida guerrera, la industria (ropa, ataviar, guante)
de la agricultura e industria doméstica (brote, esquila, tapa); de ascendencia gótica
son los nombres de animales: ganso, gavilán.
La onomástica española cuenta con buen numero de nombres visigodos
acomodados a la fonética y morfología latinas y romances; característico son los
compuestos que aluden a guerra, valor personal, fama. muchos restos onomásticos
visigóticos se conservan fosilizados en la toponimia. Las villas y fundos tomaban
el nombre de su poseedor, indicado en genitivo latino. También, aunque menos
extendidos, los compuestos entre un nombre latino y otro visigodo (Villalán;
Villasandino)
Aunque el patronímico español en -ez, -iz sea de origen prerromano, su
propagación o consolidación hubo de ser ayudada por los numerosos genitivos
góticos latinizados en -rici que se ponían a continuación del nombre individual
para indicar origen paterno (Roderici, Sigerici)
Los masculinos germánicos son -a poseyeron una declinación en -a, -anis, cuyos
restos sobrevivían en el S. XIII

Romance en época visigoda:


La importancia de las invasiones germánicas para la historia lingüística peninsular
no consiste en los escasos elementos góticos que han subsistido en los romances

11
hispanos. A raíz de las invasiones sobrevino una grave depresión en la cultura y
se dificultaron extraordinariamente las comunicaciones con el resto de la
Romania. El latín vulgar de la Península quedó abandonado a sus propias
tendencias. el período visigótico es el menos conocido en cuanto se refiere a los
fenómenos del lenguaje. Los datos acerca del habla vulgar se limitan casi
exclusivamente al léxico. Faltan para la época visigoda los documentos notariales
sobre los cambios lingüísticos. Su latín bárbaro atestigua la igualación de /u/ y /o/;
pérdida de /d/ y /v/ intervocálicas y la indistinción entre /b/ y /v/; acercamiento
morfológico entre las conjugaciones -ere e -ire; diptongación de /e/ en /ie/, etc.
Gracias a los dialectos mozárabes sabemos sobre la transformación del latín
vulgar de España en el siglo VIII.
Los cambios consonánticos iniciados en el latín vulgar proseguían. La
sonorización de las sordas intervocálicas ofrece los ejemplos potificatus >
pontivicatus y eclesiae >eglesie. La resistencia culta contra el fenómeno debía de
ser grande y por varios siglos continuó la fluctuación.
El grupo /c + yod/ había llegado seguramente a la misma pronunciación
dentoalveolar que /d + yod/precedido de consonante o que /t + yod/ (calcea >
/kalsa/) la evolución de /c/ ante /e/, /i/ estaba más retrasada: su palatalización se
hallaba todavía en curso en el siglo VI; muchos nombres propios no tienen hoy
pronunciación velar sino dental o interdental. El sonido procedente de /c/ o /k/
presentaba distintos grados de evolución, con grafía propia de articulación dental
[s] o [z]; pero los resultados mozárabes prueban que dominaba aún el grado palatal
[c]. Es posible que tanto esta /c/ como la /s/ descendiente de /t + yod/ y /c + yod/
se sonorizasen entre vocales, haciéndose entonces, respectivamente /g/ y /z/.
La relajación de la /k/ implosiva en [x] o ya su ulterior transformación en [i] los
mozárabes decían [noXte] y [noite] o [noweite[ (>nocte).
Otros fenómenos asomaban solamente en determinadas regiones y marcan el
principio de la escisión dialectal.
Al final de la época visigoda el habla de la Tarraconense hubiera comenzado a
reducir a /e/, /o/ los diptongos latinos /ai/. /au/ y fundiera en /m/ el grupo /mb/
(carraria > carraira > carrera; auru >oro; palumba > paloma)
Desde que la corte visigótica se estableció en Toledo, el centro cultural, político
y linguistico de la Península estuvo en la región central. Allí debió cundir la
diptongación de /e/ y /o/ tónicas según el proceso ya atestiguado en latín imperial;
la diptongación debía ser vacilante, con alternancia de [ie], [ia] para /e/, [uo], [uö],
[ua] para /o/, e inseguridad en el acento (sierra, siarra, o sierra, síarra; buono,
buöno, bueno, buano o búono, bueno, búano) esta diptongación espontánea de /e/
y /o/ no alcanzó a la Tarraconence oriental, amplias regiones permanecieron fiele
al último vocalismo del latín vulgar, sin conocer tampoco la alteración producida
en el Centro.
El tratamiento de ambas vocales cuando iban seguida de yod establece otro
criterio de división dialectal. El castellano no tiene diptongo en este caso (oc(u)lu>
ojo) pero en el resto de la zona central la yod no fue obstáculo para el nacimiento
del diptongo. La diptongación ante yod se extendía, por tanto, desde León a
Toledo, hasta el Mediterráneo, con excepción de castilla.
Difusión parecida debió lograr el refuerzo de la /l/ inicial que se hizo geminada y
llegó más tarde a palatalizarse en las mismas regiones (luna lluna)
El romance que se hablaba en España al terminar la época visigoda se hallaba en
un estado de formación incipiente con rasgos primitivos; ofrecía grados iniciales
por los que habían atravesado otros romances como la /c/ o /g/ de /cerasia/

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/ragimo/ intermedias entre la /c/ latina y la asibilación; la /y/ primer resultado de
la /g/ latina vulgar; o la [X] de [noXte]. No se había diferenciado grandemente los
romances extrapeninsulares pues las soluciones /l/ y /n/ de /filo/, /vina/, /olo/-
/uelo/, /velo/-/vielo/ e /it/ de /noite/, /faito/ o databan del latín vulgar u ocupaban
casi todo el occidente de romania. Como hispanismos específicos pueden
señalarse: la diptongación de /o/ y /e/ en sílaba trabada (puerta, siete >portam;
septem) y la geminación o palatalización de /l/ inicial (lingua >lengua).
Existía en el español naciente una fundamental unidad representada por la
conservación de /f/ y /y/ iniciales (farina, yenesta) y por los recién enumerados
paradigmas /filo, /olo/, /vielo/, /noxte/, /faito/. Estos fenómenos comunes eran
radicalmente distintos a los que más tarde habían de propagarse con la expansión
castellana (hijo, ojo, viejo, noche, hecho) se hablaba un romance precastellano,
apuntaban indicios de un dialecto nuevo.

d) LA IRRUPCIÓN ÁRABE EN EL SIGLO VIII Y SU


PRESENCIA HASTA EL SIGLO XV. EL ARABISMO EN
ESPAÑA: ENFOQUE GENERAL. ASPECTOS MORFOLÓGICOS
Y SINTÁCTICOS. (5)
EL ELEMENTO ÁRABE EN ESPAÑOL
Civilización arábigo-española
Los árabes con las doctrinas de Mahoma comienzan la guerra Santa; en siete años
conquistan de España además de (Siria, Persia, Norte de África y Sicilia, Francia).
Frente a Europa cristiana y romana-germánica se instaura el islam: árabes, sirios,
berberiscos, que invaden la Península sin mujeres e influyen en la España mora,
adonde se habla romance y árabe. Córdoba va a ser el centro de la civilización
islámica.
HISPANO-ÁRABE Y VARIEDADES
Dialecto de los musulmanes andaluces diferentes de otras variedades del árabe.
Dentro del Ándalus diferencias regionales y divergencias entre el uso urbano y el
campesino. Más prestamos romances de mozárabes. El lenguaje escrito más fiel
al árabe clásico.
El vocabulario español de origen árabe y variedades
El elemento árabe fue después del latino el más importante del vocabulario
español hasta el siglo XVI. Palabras propias de la agricultura: algodón, azúcar,
azafrán; pertenecientes a las actividades guerreras: jinete, tambor; a tareas:
recamar, alfarero; actividades de tráfico: aduana, almacén; partes de la casa:
alcoba, aldea; vestimenta: albornos, laúd; costumbres jurídicas: alcalde, alguacil;
matemáticas: algoritmo, álgebra; adjetivos: mezquino, baladí.

A raíz de la invasión los árabes entraron en contacto con los hispano-godos,


tomaron de ellos el fonema /c/ con que articulaban la /c/ latina ante /e/ o /i/. los
árabes conservaron este sonido incluso después de que los mozárabes alternaran
la pronunciación /c/ y /s/. a esto se debe el predominio de /c/ en las transcripciones
árabes de romance y la abundancia de ch por c en topónimos.

Fonética de los arabismos


Los arabismos fueron acomodados a las exigencias de la fonología romance.
Muchos fonemas extraños al español fueron reemplazados por los propios más o
menos cercanos. El romance peninsular tenía una sola sibilante fricativa /s/ sorda

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y /z/ sibilantes ápico alveolares. Las sibilantes fricativas dentales árabes fueron
sustituidas por las africadas romances /s/ y /z/.
En árabe había gran variedad de fricativas o constrictivas cuyo punto de
articulación era el velo del paladar o la laringe. Los romances peninsulares en
cambio no contaban mas que con la /h/ aspirada, alófono castellano de /f/. Lo que
hoy se escribe con g ante /e/ o /l/ o con /j/ eran hasta el siglo XVI fonemas palatales
zamas -zabon – zente: jamás- jabón- gente. Aspiradas o constrictivas árabes se
representaron a veces con /h/ otras con /f/ en ocasiones /g/ o /k/
Otro caso de adaptación fue el de los masculinos que terminaban en consonantes
y grupos que desde el XIV nuestra lengua no tolera en final de palabra. La
dificultad se resolvió unas veces añadiendo una vocal por ejemplo árabe /alarde.
Otras veces la consonante árabe fue sustituida por otra tolerable al castellano
>Alacrán o bien simplemente omitida (rabé)
Los nombres árabes que terminaban en vocal acentuada o habían perdido la
consonante que la seguía ofrecían un final insólito en polisílabos castellanos (solo
en la conjugación había formas canté, salí, cantó, salió) Por eso tomaron
frecuentemente una consonante paragógica mediante la cual se asemejaban a tipos
de sustantivo o adjetivohabituales en nuestra lengua: alquilé-alquiler según el
modelo -er: mujer, canciller. Albalá-Albarán y Alajú>alfajor Formas [-an] [-or] =
terminaciones romances. También albañal/albañar asimilados a los sufijos
castellanos -al, -ar y -ón. Arabismos en /-i/ se incrementaron con la adición de
consonante: albañi> albañil. A pesar de que el sufijo adjetivo /-i/ se conservó
inalterado.

Una vez admitidos los arabismos experimentaron los cambios fonéticos propios
del romance:
La palatalización y ulterior asibilación de /k/ ante /e/, /i/ estaban ya consumados
cuando se introdujeron los más antiguos y no les alcanzaron: la /k/ guarda en todos
su articulación velar (mizkin > mezquino) Pero los diptongos /ai/ /au/ han dado
/e/ /o/ en castellano y en catalán /ei/ /ou/. Muchos prestamos viejos sonorizaron
sus oclusivas sordas intervocálicas como las voces latinas alqutun> algodón
También participaron los arabismos en la palatalización /ll/ y /nn/ geminadas /l/ y
/n/ annil> añil; albanna>albañil
El grupo /st/ fue interpretado en castellano /st/ y después reducido a /s/ El español
no ha incorporado ningún fonéma árabe. Sonidos /s/ /s/ y [h] aspirada igual que
ne el árabe coincide por la evolución autóctona de ciertas consonantes. Se ha dicho
que la introducción de arabismos alterase la proporción de vocablos agudos, llanos
y esdrújulos en léxico español. El porcentaje de polisílabos agudos no verbales es
mayor en las voces españolas de origen árabe. Especial abundancia de arabismos
polisílabos graves terminados en /-ar/ (acibar- alfofar) y gran número de agudos
que acaban en -z (cahiz-alfoz) raros en el vocabulario español de origen latino
(nariz) salvo en sufijos de sustantivos abstractos (sencillez o adjetivos cultos
audaz)

Aspectos morfo-sintácticos del arabismo el artículo “al” presenta al sustantivo


de cualquier género y número referente a entes determinados como conceptuales.
Los sustantivos españoles de origen árabe han incorporado a sus respectivos
lexemas este elemento al- sin valor de artículo por lo que pueden ir acompañados
de artículos y determinativos romances “un alacrán”; “este alboróto” y conservar
su al- en la derivación. Los arabismos españoles reflejan de ordinario la

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asimilación árabe del lam del articulo a las llamadas letras solares (dentales,
sibilantes /l/, /r/ y /n/ Assaut >azote; arrabad>arrabal).
No faltan casos con /l/ no asimilada a la “solar” siguiente Aldaia> aldea. La
incorporación de al- (o sus formas asimiladas) al lexema de los arabismos
españoles contrasta con la ausencia de tal elemento en los arabismos del italiano.
Por contagio de arabismos palabras españolas de otra procedencia han tomado al-
, a- proteicas (mena-almena) Otras han introducido /l/ epentética en su sílaba
inicial (amiddila>almendra) o han trocado por /l/ en ella otra consonante
implosiva admordiu>almuerzo
La terminación /-i/ ha pasado al español como parte integrante de adjetivo
sustantivados o no de origen árabe (jabalí-baladí) y sobre todo como sufijo de
gentilicios y otros derivados de nombres propios árabes (marroquí). Con este valor
sigue activo en español para nuevas formaciones (iraní, iraquí). Dos ejemplos de
su vigencia a través de los siglos. La cuarta forma (voz causativa) de los verbos
árabes se caracteriza por anteponer un álif o raíz trilitera implosiva. De ahí la
atribución al influjo árabe el valor causativo frecuente en el prefijo español a-
(aminorar, acalorar)
Prefijo latino ad con su /-d/ asimilada a consonante siguiente, o pérdida ante vocal
en español, formaba multitud de verbos causativos. Mismo caso que los plurales
hispanos románicos inclusivos de masculino-femenino “los padres” (el padre, la
madre). Arabismo corrobora la herencia latina filli hijos-hijas; frates hermano-
hermana.
Versiones medievales castellanas de textos árabes que están en la sintaxis romana
pero no son norma y si son en arábiga por ejemplo: preposición + pronombre
personal tónico en oposición al pronombre átono (ya encontré “a ellos” por ya
“los” encontré” y “de” + pronombre personal a diferencia del posesivo “pisadas
dellos”.
Abunda el posesivo pleonomástico “su” vida. La frase relativa se introduce
mediante un “que” cuya dependencia respecto al verbo introducido o al
antecedente se aclara después con una preposición + pronombre personal o con
un posesivo (la jarra “que” yaze “en ella”.
El sujeto impersonal se indica valiéndose de formas verbales de 3° persona, yo de
plural o singular o con 2Persona singular coordinación copulativa. Muchas veces
tras una oración subordinada la conjunción copulativa precede a la principal o al
verbo de esta.
La conjunción subordinada “que” se repite tras inciso “seguro que” No es solo del
arabismo, pero contribuye. Además del factor árabe es importante el hebreo,
rasgos comunes a las dos lenguas. Huellas sintácticas de la convivencia medieval
entre gentes de las tres religiones.
El orden de palabras normal en la frase árabe y hebrea
1.Verbo; 2. Sujeto; 3. Complementos = que, en español, en portugués el verbo
precede al sujeto con más frecuencia.
Arabismo semántico, fraseológico y paremiológico
Hay palabras y expresiones románicas en su origen y evolución formal de su significante,
pero parcial o totalmente arabizadas en su contenido significativo pues han adquirido
acepciones nuevas por presencia mental de una palabra árabe con la que tenían algún
significado común. Por ejemplo, hijodalgo>hidalgo “hijo de bienes” el árabe llama hijo
de una cosa a quien se beneficia con ella.
En ocasiones una misma palabra árabe ha dado lugar a un calco semántico y a un préstamo
léxico gawara=correr y depredar contagio a este 2° significado al español. Correr:

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corredor. Al adoptar la vida española prácticas religiosas y sociales de origen musulmán
se han reproducido con palabras romance fórmulas árabes correspondiente por ejemplo
bendiciones “que dios te bendiga”; “bendita sea la madre que te parió”; “si dios quiere”
son traducción viva de la fraseología arábiga. El refranero español también ha traducido,
adoptado o refundido frases.

Apogeo y decadencia del arabismo


Hasta el siglo XI, mientras la península estuvo orientada hacia Córdoba, se introdujeron
sin obstáculo ni competencia. En continua influencia arábiga, aunque lucha con el
latinismo culto y con el extranjerismo europeo. Después se inicia el retroceso: Villalobos
en 1515 censura a los toledanos porque empleaban arabismos que “ensucian la claridad
de la lengua castellana” Muchos términos árabes fueron desechados y quedaron solo el
recuerdo. Otros arabismos recluidos en el habla campesino o regional. La gran cantidad
que subsistieron caracteriza al léxico hispano-portugués frente a los demás romances.

e) EL PROCESO DE RECONQUISTA Y LA
CONFORMACIÓN DEL CASTELLANO. Caracterización del
español arcaico (entre los siglos XI y XIII). Caracterización general.
Aspectos morfológicos, sintácticos. El sistema fonológico. En
especial: la apócope. (6 y 7)

El primer empuje de la invasión árabe ocupo todo el suelo peninsular a excepción de


pequeños focos de resistencia amparados en las montañas del norte. Los cristianos que
los constituyen se limitan durante el siglo VIII a aprovechar las dimensiones internas de
los musulmanes para extender su escaso territorio.
Alfonso I logra formar un pequeño reino desde Galicia septentrional hasta Cantabria y
Álava que cincuenta años después fue capaz de resistir con Alfonso II poderosos
acometidos musulmanes y emprender la lenta recuperación de la meseta. A la conquista
definitiva sigue la repoblación de tierras y yermas.
Por el nordeste la intervención de los francos crea la Marca hispánica en Cataluña vieja y
apoya la subsistencia de pequeños señoríos pirenaicos independientes. A principios del
siglo X uno de ellos, el de Pamplona se erige en reino y reconquista la Rioja alta.
En la segunda mitad del X el Califato Cordobés alcanza su máximo poderío militar y pone
a los cristianos en situación angustiosa. Pero desde el S. XI dividido el califato en
pequeños reinos de taifos, la superioridad del norte sobre el sur es manifiesta y los reyes
moros pagan tributo a los monarcas de León, Castilla, Aragón y Barcelona. Los estados
cristianos sentían continuidad histórica con el reino visigodo, bajo el cual se habían
forjado el concepto nacional y la unidad religiosa de España. Es cierto que al ocupar los
moros la mayor parte del territorio el nombre Spania llegó a usarse como sinónimo del
Ándalus. Pero nunca perdió el valor que le habían dado San Isidoro y los concilios
toledanos: Covadonga había sido la salvación de España que se veía restaurada mediante
la expulsión de sarracenos detentadores pasajeros de un territorio que abandonarían. Tales
ideas agrupaban a los diferentes estados en la empresa reconquistadora. Cristianos
independientes en contraste con la brillantez de la España musulmana; la guerra asolaba
campos y ciudades. Las leyendas épicas guardan recuerdo de estos tiempos; las ciudades
eran pequeñas y modestas y su industria muy primitiva, reducida a lo más indispensable.
En las cortes y palacio de los nobles había más comodidades y cierto lujo suntuario, pero
las gentes humildes, inseguras y míseras tenían que buscar amparo en un señor haciéndose

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dependientes de él o caían en la servidumbre. Las costumbres eran dudas. El fermento
germánico y los hábitos indígenas resurgen con más vigor del que harían suponer las leyes
visigodas. Arraigada idea de “venganda de la sangre “perpetuaba el odio entre familias
enemigas.
A pesar de la barbarie dominante, la cultura era cualidad apreciada. Escuelas monásticas
con letrados que escribían y copiaban manuscritos. Había bibliotecas importantes,
monasterios catalanes, ciencia. Entre los nobles además de conocimiento de armas tenían
de derecho. A pesar de la ignorancia imperante no desaparecieron las apetencias cultas,
lo que explica las fluctuaciones del lenguaje. Hasta el siglo XI la comunicación de la
España cristiana con Europa fue salvo en Cataluña poco intensa.
Reino leones indicio de comercio con Francia. Más influencia Carolingia que se advierte
por encargos e instituciones de la corte asturiana. Para el siglo X estos influjos se vieron
eclipsados por el cordobés.
Latín popular arromanzado
Usos cultos y oficiales reservados al latín que se aprendía en las escuelas. El habla vulgar
constituía ya una lengua nueva, pero se calificaba despectivamente. Entre el latín de los
eruditos y el romance llano existía un latín avulgarado escrito y hablado por semidoctos
que amoldaba las formas latinas a la fonética romance. Por ejemplo, conservaba restos de
declinación y de voz pasiva y multitud de partículas y vocablos cultos. Pero alteraba el
timbre de las vocales (inmóvele / inmóbile// títolum/ titulum) sonorizaba consonantes
sordas (probio/propio) suprimía la /g/ y grupos /gi/ /di/ intervocálicos
(reis/regis//reliosis/religiosis) admitía formas latino-vulgares o del romance más
primitivo y acogía otras incorrecciones.
Este latín arromanzado en España debía usarse ya al final de la época visigoda; los
mozárabes lo diferenciaban del latín. Y, aunque la reforma trató de purificar el latín en
formas más solemnes, los más llanos siguieron mezclando latín y romance hasta el siglo
XIII.
Mientras perduró tal forma de lenguaje intermedio, no estuvieron bien marcados los
linderos entre el latín y el romance. Palabras romances aparecían latinizadas mientras se
romancean otras que no eran del habla vulgar. La indeterminación de campos favorecía
el semicultismo y el efecto muchos de los que sobreviven en español arrancan de esta
época primitiva. Durante esta toda voz latina era susceptible de ser deformada y toda
palabra vulgar poder ver detenido o desviado su proceso por influjo del latín culto.

Romance siglos IX al XI
El romance primitivo de los estados cristianos españoles nos es conocido gracias a
documentos notariales que pretenden utilizar latín, pero insertan por descuido ignorancia
o por hacerse entender formas voces y construcciones en lengua vulgar.
El romance aparece usado con plena consciencia en las glosas emilianenses compuestas
en el monasterio riojano de san Millán de la cogolla y en las glosas silenses monasterio
de silos en Burgos. Datas S. X o comienzos del XI dialecto navarro-aragonés. Las
Emilianenses dos glosas en vasco y un párrafo romance, en parte traducido del latín y en
parte reproducción del lenguaje de uso cotidiano. Otros manuscritos del X y XI ofrecen
algunas glosas romances mezcladas con glosas latinas más superiores en número. El foco
irradiador= San Millán de Cogollo. Las glosas no son el primer intento de escritura en
vulgar; para componerlas los anotadores manejaron una especie de diccionario latino-
romance no conservado. La transcripción de sonidos extraños al latín revela cierta
maestría que exige una costumbre previa: los diptongos /ie/, /ue/ (ierba-duerno (están
certeramente representados. La grafía de consonantes muestra que existía un sistema en
el cual la /g/ (=/y/ ante e, i) o la /i/ servían para indicar el carácter palatal (get > yet //

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seingnale > senale) Había gran variedad de transcripciones muchas diferían de las que
estamos habituados a encontrar desde el XIII, pero estas no fueron invención repentina,
pues casi todas arrancan de la época primitiva y se impusieron a las demás tras larga
selección.
Z visigótica originó un signo aplicado a las nuevas sibilantes dentales C, No era inusitado
escribir en romance, pero faltaba, mucho para estabilizar la grafía. El español primitivo
carece de fijeza. Coinciden en el habla formas que representan diversos estados de
evolución:
Latinas: Altariu / carraria
Protorrománicas: Autario / carraira
Posteriores: Auterio/ outerio; carreira
Modernas: Otero /carrera
La elección entre unas y otras dependía de la mayor o menos atención y de la cantidad de
prejuicios cultos o arcaizantes. En general la vacilación respecto a las vocales protónica
y postónica: unas veces se pronunciaban con el timbre latino (semitarium/semidariu –
cómíte/comide) otros con timbre vulgar (semedario/semedeiro) y en muchas ocasiones
desaparecía (semdeiro/semdero- conde)
Alternaban la conservación y la pérdida de -e final. Frente a las dominantes honore-
canale: honor, canal que empiezan a cundir en la 2° mitad XI la vacilación fomentaba
ultra correcciones: sone> sunt / motode > motod > mató
Luchaban las consonantes sordas intervocálicas con las sonoras (labratio>labradío) en un
mismo texto hay contradictorios. Las glosas emilianenses: 3 grados distintos de pretérito
latino: lebantauí lintermedio: levanta y el romance: trastorné con diptongo final reducido.
En medio de esta coexistencia de normas al parecer caótica, la evolución lingüística
avanza con pasos lentos pero firmes poco a poco se van eliminando arcaísmos y
disminuye la anarquía.
Textos, diplomas del monasterio de sahagan entre 900-950 muestran las terminaciones -
eiro/-ero 1100 -eiro escasea -ero se generaliza como única solución.
S. XI abundan cómide/semedeiro
XII decaen, y hay lucha entre conde/semdero y conde sendero que triunfarían. De este
modo se prepara el camino para la fijación de criterios.
Las oscilaciones con que se desarrollaban los procesos fonéticos permitieron a veces que
una reacción culta los entorpeciera, deteniéndolos o limitándolos. Desde tiempo atrás
había empezado a vocalizarse la /l/ interior seguida de consonante. Siglo IX se daban:
Saltu>sauto-souto-soto
Talpa >taupa-taupin
Alti>auto-ato
Pero las formas latinas como alto y otras semejantes prevalecieron desde el XII y el paso
de /al/ + consonante a /o/ fracasado en muchos casos no llegó a ser fenómeno general.
A causa de la inseguridad del lenguaje y de la natural aspiración a hablar bien eran
frecuentes los errores de falsa corrección, pues no había idea clara de las formas que
debían emplearse. Por ej. Cábera o cabra.
En los primeros siglos de la reconquista los fonemas /c/ y /g/ procedentes de /c/ ante /e/ y
/i/ tomaron la articulación dental /s/ y /z/ desde fines IX
Los dialectos mozárabes representan a veces con /s/ dental la /s/ que oían en el habla
romance del Ándalus. Los árabes no obstante continuaron utilizando /c/ en el léxico de
uso común y en los topónimos que habían recibido de sus dominados. Las consonantes
dobles latinas /ll/ /nn/ se transformaron en las palatales /l/ y /n/ a excepción del dominio
gallego y portugués que simplificaron en /l/ y /n/ caball: caballo annu: año

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Existen pruebas de que la /nn/ latina sonaba /n/ en territorio mozárabe. En tierras
cristianas hay desde el s X grafías indicadoras de palatalización. El cambio alcanzó a
muchos arabismos. La /l/ procedente de /ll/ difiere de c´l g´l t´l + yod pues esta pasó a
/g/>/z/ en castilla y a /y/ en oriente centro León, Cataluña. Mientras que la /l/ permaneció
inalterada.
Siglo XI influencia francesa. Primeros galicismos y occidentalismos
Nuevo período de la reconquista. Tras la pesadilla de Almánzar los moros dejan de ser
enemigos terribles hasta la venida de los almorávides. Los cristianos inferiores en cultura
y refinamiento les superan en vitalidad. En los estados norteños aparecen síntomas de
renovación, reanuda la repoblación, los condes y reyes otorgan exenciones a las villas
para atraer moradores, esos fueros son el principio de municipios. La dinastía leonesa,
tradicionalista decae y crecen Castilla y Navarra y es el Rey Vasco Sancho el Mayor
(1000-1035) quien abre orientaciones transformadoras de las relaciones exteriores
hispánicas.
Desvía el camino penoso de la peregrinación de Santiago, A partir de entonces afluyen a
Compostela innumerables devotos europeos; abundancia de franceses que se establecen,
colonos y barrios francos.
A causa del apartamiento geográfico y cultural respecto al resto de la cristiandad la iglesia
española gozaba de relativa autonomía y tenia caracteres propios entre los que sobresale
la conservación de la liturgia visigótica-mozárabe.
Sancho el mayor introdujo reforma que defendía la universalidad romana por encima de
particularismos nacionales y traían usos que eran desconocidos en las practicas religiosas.
Así penetro el culto a las imágenes en la tradición española. Influencia ultra pirenaica se
acentúa con Alfonso VI. Crece la inmigración en Toledo, Oviedo Avilés. España sale de
su aislamiento, pero con perjuicio de sus tradiciones. El rito visigodo es sustituido por el
romano; desaparece la escritura visigoda por la carolingia.
El lenguaje introduce términos provenzales y francés, por ejemplo: homenaje; mensaje.
Alborea la vida cortés. La introducción de galicismos en toda la EM. La influencia
lingüística de los inmigrantes francos favoreció la Apócope de la -e final en casos como:
part; mont; allend; cort que a mediados del siglo XII habían adquirido extraordinaria
difusión. Últimos años del siglo XI corresponde la introducción de grafía francesa ch para
el fonema palatal africado sordo; hasta comienzos del XIII contendió con las
transcripciones: g, gg, i, ih que servían también para la palatal sonora /g/ > /z/. la adopción
de la ch aunque al principio Valia para /c/ y /g/ (conecho / conejo) permitió a la porte
diferencia en escritura.
Primitivos dialectos peninsulares y la expansión castellana
Reinos/dialectos
Os reinos medievales son entidades definidas. Las provincias romanas se desarrollan con
su propia historia, espíritu. Las tendencias que produjeron y mantuvieron el
fraccionamiento político hacían que en el lenguaje los rasgos diferenciales prevalecieran
sobre las notas congregadoras. La comunicación entre reinos no era constante como
dentro de ellos. Las divergencias que asomaban en el romance de la época visigoda se
agrandaron hasta originar dialectos distintos. Cada uno de los estados cristianos tiene su
propio carácter:
Asturias: reino leones, al principio principal sostén de la reconquista. El reino astur-
leones se siente heredero de la tradición visigótica aspira a la hegemonía sobre los demás
núcleos cristianos y sus reyes se titulas emperadores. Se rige con arreglo las leyes
visigóticas y se caracteriza por el dominio de la alta nobleza.
Lingüísticamente carecía de unidad: la franja occidental el gallego se prolongaba hacia el
sur en el portugués futuro mas conservador de los romances de España cristiana. El astur-

19
leones hablado en el centro del reino estaba sujeto a la influencia gallega y de mozárabes;
las dos corrientes migratorias. Compartió admitió algunas innovaciones que provenían de
la franja oriental, castilla, donde se inauguraba el romance más revolucionario que dio
curso a novedades autóctonas y fue recluyendo hacia occidente los rasgos más
arcaizantes.
Cantabria los castillos primeros tiempos de la reconquista: pequeña comarca fortificada
por Alfonso I. a finales del IX comienza a extenderse Castillas hacia el sur. La frontera
Castellana, condados dependientes de León, pero rebeldes es unificada por Fernán
González en 970 que lucha por conseguir su autonomía, independencia y por la
supremacía de España cristiana. F. González, Sancho II y Cid son los principales
representantes del antagonismo castellano contra León. Castilla sus leyes, albedríos,
costumbres. El dialecto castellano evoluciona más rápido que otros y es diferente de todos
por su individualidad. Fue la región mas innovadora por su vitalidad era el eje de las
empresas nacionales, su dialecto se erigía como lengua de toda la comunidad hispánica.

Prineo: los mahometanos habían invadido el mediodía de Francia y el valle Ebro cuando
surgieron los estados cristianos pirenaicos. El reino de Navarra en el siglo X recién
comienza a dar señales de reconquista. En Rioja el rey Sancho el Mayor es el monarca
más poderoso del norte de España, pero desde su muerte (1035) Navarra queda aislada y
su territorio reducido; objeto de las ambiciones de Castilla y Aragón hasta XII. El rioja,
Soria, Molina, Cuenca región que durante la EM ofreció en su lenguaje coincidencias con
el dialecto Navarro-aragonés
Aragón: reino independiente en el XI se extiende al sus con conquista Huesca (1996)
Zaragoza (1118). El dialecto Navarro-aragonés se asemeja al León, pero es mas tosco,
acaso por ausencia de corte refinado como leonesa y más enérgico quizás por el primitivo
fondo vasco de la zona pirenaica, más ligadi a tradiciones del pasado.

astur-leones es transición entre: gallego/portugués-castellano


navarro-aragonés: etapas intermedias entre castellano-catalán.

Después de Cataluña fueron Navarra y Aragón las regiones españolas que mas pronto y
con mayor intensidad experimentaron la influencia del mediodía francés. Navarro-
vascófona o bilingüe recibió colonias de francés que conservaron hasta el XIV sus lenguas
originarias sumado a la vecindad de castilla que favoreció la propagación de rasgos
navarros en zonas burgalesas X – XI y castellanismos en navarra
Cataluña: arrebatada a los musulmanes por Ludovico pio al principio grupo de señoríos
incorporados a Francia. Crece el poderío del condado de Barcelona que se constituye
como un estado aparte, Cataluña sin perder su cohesión con pueblos cristiano de la
península y sin dejar de colaborar en el proceso de reconquista, estuvo ligado a Francia
por vínculos políticos culturales. Lengua: principal elemento ibero romano que pesó en
el influjo provenzal
Romance hispánico primitivo: repartición dialectal
NORTE:
1. Gallego-portugués
2. Leonés
3. Castellano
4. Navarro-aragonés
5. Catalán

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SUR: dialectos mozárabes que aislados de los demás y cohibidos por el uso del árabe
como lengua culta, tuvieron una evolución muy lenta en algunos aspectos; -reliquia del
romance que se hablaba en los últimos tiempos del reino visigodo conservaron por
ejemplo los diptongos ai/au, la /c/, el grupo /pl/ y la [x] junto a pronunciaciones más
evolucionadas.
Aunque cada región tenia sus particularidades distintivas todas a excepción de castilla
coincidían en una serie de rasgos que prolongaba la unidad lingüística peninsular igual
que antes de la invasión musulmana
Conservaban ante /e/, /i/ átonas la palatal procedente de /g o /j/ latinas iniciales como /y/
entre mozárabes como /g/ o /z/
en el norte: genesta, germanu, jenuariu
> mozárabe: yenesta,yermanella, yenair
Gallego port. Giesta, janeiro
León: ienestra, giermano, genere
Aragonés: germano, girmano, geitas (>jectare)
Catalán: ginestra, germá, gener.
Mantenían la /f/ en principio de palabra falce/filiu/farina
Mozárabe faucil, filyolo o fliyuebo
Galle portug. Fouce, fiello, filho, fariña, farinha
León foz, fillo, > fiyo, farina
Aragonés: falz/fillo/faroma
Catalán falc/fill/farina
Los grupos l + yod y c´l,c´l daban /t/
Muliere:
Mozárabe mulleres
Gall.port. muller
Leones; muyer
Aragonés: muller
Catalán: muller
En el grupo /ct/ las alteraciones son el primer elemento sin modificar la articulación de la
/t/: tructa, lacte, factu>
mozára: truxta, laxtaira, leite
gall.port. troita, truita truba, leite, feito
leonés: trueita, lleite, feito
Arag.: leite, feito, feto
Catalán: truita, llet, fet

Grupos /sc/, /st/ + yod se resolvían /s/


Menos extendida, no alcanzó al gall-portugues la palatalización de /l-/ inicial en /l/ o /y/
fenómeno de gran difusión, pero considerado vulgar fuera del dominio catalán
Repartición geográfica de los fenómenos
1. Diptongación de /e/ , /o/ acentuadas, iniciando en el latín imperial y
continuada hasta periodo visigótico proseguía en las regiones centrales con la
misma inseguridad entre amariello y amariallo; pieca y piaca; huerto, huorto,
huarto. Diotongaban fuera de castilla las formas verbales son > yes, est > yet, ya,
eran > yera, así como /e/, /o/ tónicas seguidas de yod. Entre los mozárabes había
grandes vacilaciones. En el siglo X una reacción posterior restauró las vocales
latinas, únicas en las frases romances (bona, podo “puedo”, norte). En el extremo
sur de Málaga el diptongo no debió de prosperar. El gallego portugués mantuvo

21
las vocales /e/ /o/ (amarelo, ceo, horta, porta) el catalán solo conoció la
diptongación ante yod.
2. Los dialectos del Sur y los occidentales conservaron los diptongos /ai/,
/au/. La forma primitiva subsistía entre los mozárabes. En gallego-portugués
triunfaron /ei/, /ou/, que duran en la actualidad (pandeiro, mouro, querrei, cantou).
El leonés se mostraba intermedio entre el gallego y el castellano. Parecida era la
repartición de /mb/ y /m/; el grupo latino se mantenía en mozárabe (polombina);
gallego-portugués (pomba), y leonés (polomba) mientras en Burgos, Aragón y
Cataluña se usaba la asimilación /m/ (castellano y aragonés amos, camiar, paloma,
lomo, cat. Llom, coloma).
3. Novedad del Noroeste peninsular fue la evolución de los grupos iniciales
/pl-/,/kl-/,/fl-/. La fase primera, palataliza /l/ en /l/, llegó este fenómeno hasta
Castilla. En todo el territorio gallego-portugués y el leones, las sordas /p/, /k/, /f/
fundidas con la /l/, produjeron los resultados /c/ o /s/. el aragonés y el catalán no
alteraron los grupos latinos (plan, pla, clamar, flama) Los mozárabes decían
plantain “llantén” pero las jarchas del XI usaban lyorare, lyorar ([lorár]
Formación y caracteres del castellano
1. La romanización de Castilla había sido tardía, sin el florecimiento cultural
que dio tinte conservador al latín; en donde se asentaron lo visigodos encontraron
facial acogida los neologismos. Castilla = vértice donde habían de confluir las
diversas tendencias del habla peninsular. El lenguaje adoptó las principales
innovaciones que venían de regiones vecinas, dándoles notas propias. Con el Este
practicó las asimilaciones /ai/ -< /e/, /au/ > /o/, /mb/ > /m/ (carrera, oro, paloma,
lomo); con el Noroeste palatalizó la /l/ de los grupos iniciales /pl-/, /cl-/, /fl-/
([planu], [klave], [flama]) aunque después siguió una evolución distinta
suprimiendo la primera consonante (llano, llave, llama) y como el resto del Centro
diptongó /e/ y /o/ tónicas /ié/ y /ué/ (cielo, siete, fuego, puerta) pero según otras
normas que regían en Aragón y León. Durante la Reconquista el habla castellana
estuvo menos sujeta a presiones retardatarias que la del León. El elemento gallego
tan importante en la repoblación leonesa, lo fue poco en la castellana. La
toponimia, con nombres revela que el elemento vasco fue poderoso; cántabros y
vascos unidos a monarcas visigóticos. Los cántabros tenían dificultad para
articular la f labiodental. Éro los vacos que aun hoy no aciertas a pronunciarla
contribuyeron a que el castellano reemplazara por la /f/ por [h] aspirada o la
omitiera.
2. Las circunstancias favorecieron, pues, a la constitución de un dialecto
original e independiente. En efecto, el castellano fue en la época primitiva un
islote excepcional. Se apartaba de los demás romances peninsulares por el especial
tratamiento de fonemas y grupos consonánticos latinos; difería del resto de España
en el paso de /f-/ inicial a [h] aspirada; suprimía /g/, /j/ iniciales ante /e/ , /i/ átonas
y los grupos /sc/, /st/ + yod daban /s/ en vez de /s/ que era la solución dominante
en toda la Península. Los diptongos /ue/, /ie/ de suelo, puerta, piedra, tierra.
Separaban el castellano del gallego-portugués, catalán y mozárabe de varias
regiones; pero la /o/ de noche, poyo, ojo, hoja, y la /e/ de tengo, sea, lo distinguían
del leonés, aragonés y mozárabe central, pues en castellano la yod impedía la
diptongación. La /l/ de llamar, llover, llama, llatén contrastaba con los grupos
intactos clamar, ploure, flama, plantain de aragonés, catalán y mozárabe como con
los resultados /c/, /s/ de los gallego-portugueses y leoneses, chamar, chouvir,
chama, xama, chantar, xantar.

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3. El castellano poseía un dinamismo que le hacia superar los grados en que
se detenía la evolución de otros dialectos. El leones y el aragonés se estancaban
en las formas castiello, siella, aviespa, ariesta; el castellano acompañado por el
mozárabe emprendía la reducción de /ie/ a /i/ ante /l/ y ciertas alveolares. La /l/
peninsular nacidad de /c´l/, /g´l/ y /l+yod/ pasó a /g/ > /z/ en Castilla en época muy
temprana (viejo=viello; muller=mujer). El grupo /lt/ originado por la
transformación de /ct/, /ult/, daba /c/ en castellano (hecho, leche, mucho) cuando
otros romances hispánicos decías feito/fet, leite/ llet, muito.
4. El castellano era certero y decidido mientras los dialectos dudaban
largamente entre las diversas posibilidades. Así supero las vacilaciones puorta,
puerta, puarta; siella, sialla, duraderas en leonés y aragonés escogiendo pronto
puerta, siella. De León a Cataluña contendían el articulo masculino singular
diversas formas, principalmente el y lo; el castellano las unifica en el desde
temprano.
5. La aparición del castellano en la escritura fue una lenta revelación. Los
caracteres mas distintivos del habla castellana no empiezan a registrarse con
alguna normalidad hasta mediados del siglo XI, Castilla va sobreponiéndose a
León y Navarra; aumentan entonces los ejemplos de /f/ sustituida por [h] u
omitida; así como los de -iello > -illo; y los de /c/ y /g/ que revisten muchas veces
la grafía arcaica g, gg.
6. Aunque las grafías representativas de las soluciones fonéticas castellanas
sean ya numerosas en los documentos de los siglos XI y XII, el latinismo de los
escribas procuró evitarlas en la mayoría de los casos. Las latinizaciones, correctas
o ultracorrecciones amenguaron al generalizarse entre los notarios el uso del
romance en el primer cuarto del siglo xIII. después la resistencia culta afectó a un
fenómeno tan característicamente castellano como el cambio /f/ > [h]; la causa
está en que la [h] era un alófono llano del fonema cuya representación gráfica
prestigiada por la tradición era la f; no solo debía mantenerse la f en la escritura,
sino también en la dicción esmerada o solemne: prueba de ello es que prevaleció
infante, por ejemplo.
Variedades regionales del castellano
1. Dentro del territorio castellano había diferencias comarcales. Cantabria,
origen de] Castilla fue le primer foco irradiador del dialecto. Allí debieron de
incubarse los cambios /f/ > [h] y -iello > -illo que en los siglos XI y XII aparecen
con más testimonios en Castilla Vieja y Bureba. Castilla retenía arcaísmos que
decaían o habían desaparecido en Burgos: restos de diptongo /ei/ (Lopeira); vocal
final /u/ (orejudu, mezquinu); vacilación entre /mb/ y /m/ (cambio, palombar,
ambos); /mn/ etimológicas (lumne, nomne, semnar); ejemplos aislados de articulo
lo (de lu lombu; en lo soto); y preposición fundida con el articulo la (enna, conna)
en Burgos dominaban o se usaban ya exclusivamente -ero /o/ final, caminar,
palomar, amos, lumbre, nombre, sembrar; articulo, el , en, la, con la.
2. La Rioja, antes navarra, se castellanizó en el siglo XI. Empezó a sustituir
/f/ por [h] o a suprimirla, bajo influencia de Vasconia. El subdialecto riojano se
parece al de Castilla norteña decía nomne, semnar, enna, conna. La /i/ final por
/e/ era muy corriente (esti, essi, li, pudi, salvesti), como hoy en algunas regiones
leonesas. No se alteraba el grupo /mb/ (palombiella, ambidos > invitus, cast.
Amidos). Y la comparación usaba plus al lado de mays, más. Perduraban además
aragonesismos primitivos, sobre todo en la Rioja Baja.

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3. También el lenguaje de la Extremadura castellana ofrecía notables
particularidades. El poema del Cid se ve el diptongo ue de muert, fuert, es un
retoque de los copistas; el original tendría mort, fort, sin diptongo o muort, fuort.
La influencia aragonesa fue intensa en tierras de Soria; no es de extrañar que en
el Mio Cid se encuentren orientalismos como noves, nuoves por nubes alegreya
alegría.
Transformación del mapa lingüístico de España en los siglos XII y XIII
Los dialectos mozárabes desaparecieron conforme los reinos cristianos fueron
reconquistando las regiones del Sur. Hablas decadentes no pudieron competir con las que
llevaban los conquistadores.
1. La absorción se inicio desde la toma de Toledo (1085). El núcleo
Mozárabe toledano era muy importante, bajo el dominio cristiano siguió
empleando el árabe para sus escrituras notariales, sus costumbres públicas y
jurídicas continuaron en uso durante mucho tiempo. El castellano se impuso en el
reino Toledano, pero tras lenta asimilación. En textos romances de los siglos XII
y XIII aparecen abundantes restos dialectales
2. Siglo XII, la Reconquista progresa. Portugal se extiende hacia el Sur. Los
musulmanes quedan reducidos
3. Los dialectos del Norte invaden la parte meridional de la península sin
resistencia apreciable, ya que la población mozárabe estaba muy disminuida por
las persecuciones de almorávides y almohades. Los mozárabes de Lusitania
conservaban /l/ y /n/ intervocálicas como los nombres Mertola, Grandola,
Fontanas, Odiana (localidades del Sur de Portugal). Se generalizó la pérdida de
ambos sonidos de las gentes d eBraga y Porto: Lisbona- Lisboa. Los mozárabes
de Córdoba que empleaban peg o pec < pice, noXte, requere, kerrai, los cambiaron
por las formas castellanas pez, noche, requiere, querré. Los de Levante y Baleares
que decían maura, palomba, Colomba adoptaron las soluciones /e/, /o/, /m/ de los
correspondientes catalanes y aragoneses mora, paloma, coloma. Cuando los
romances hablados por los reconquistadores diferían entre sí, el resultado
dependeio de las zonas en que predominaban gentes de una u otra procedencia:
así los diptongos de mozár: sierra, bacuel, subsistieron en las regiones aragoneses
(interior de Valencia) mientras las formas con /e/, /o/ prevalecieron en el litoral.
4. Entre las regiones que vieron nacer los dialectos triunfantes y aquellas
otras donde fueron importados existen diferencias que todavía hoy se advierten;
hay zonas intermedias donde se mezclan caracteres de un dialecto y otro
5. La desaparición de las hablas mozárabes cierra un capítulo de la historia
lingüística española. La península quedo repartida en cinco fajas. La central de
dialecto castellano se ensanchaba por Toledo, Plasencia, Cuenca, Andalucía, y
Murcia. Después el Castellano redujo áreas de los dialectos leonés y aragonés,
atrajo a su cultivo gallegos, catalanes y valencianos y de este modo se hizo
instrumento de comunicación y cultura válido para todos los españoles.
VIII EL ESPAÑOL ARCAICO. JUGLARIA Y CLERENCIA COMIENZOS DE
LA PROSA
Los primeros textos conservados las xarcha, jarcha, en que se emplea el romance español
con propósito literario, procedente del Ándalus. Convivencia hispano-godos, moros y
judíos en España musulmana dio lugar al nacimiento de un género de canción lírica
(moaxaja-jarcha) la mixtura de extranjerismos constituía uno de sus rasgos atractivos de
esta clase de poemas. La mayoría fue compuesta a fines del siglo XI y durante el XII; en
tiempos de Alfonso X (tres) y una en el siglo XIV (estas más antiguas deben ser
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supervivencias artificiosamente arcaizantes). El interés mayor consiste en que los autores
recogieron en las garchas cancioncillas romances preexistentes. La más vieja lírica
tradicional de la Península y de la Romania: estribillos de dos o cuatro versos donde las
enamoradas cantan sus goces o cuitas, preludiando lo que habían de ser las cantigas de
gallego-portugueses y los villancicos castellanos. Su extrañeza la dan los abundantes
arabismos (por ejemplo, el muy repetido habibi “amigo mío”); el dialecto mozárabe; y
arcaísmos desconocidos o infrecuentes en la literatura posterior.
Aparición de las literaturas romances de la España Cristiana
Hasta el siglo XII el romance sólo recibió de los letrados la denominación despectiva de
“habla rústica” o de “lengua vulgar”. Hacia 1150 la califican de “nostra lingua”; este
mayor aprecio coincide con menciones de fiestas cortesanas en las que intervenían
juglares (los textos literarios más antiguos que se nos han trasmitido). El primero de ellos
es el Cantar de Mio Cid refundido hacia 1140, transcrito -probablemente de la tradición
oral de los juglares- a fines del XII o comienzos del XIII y conservado sólo en una copia
del XIV. Está en castellano con algunas particularidades locales. Castilla, que desde el
siglo X venía cantando las hazañas de sus caudillos, imponía su dialecto como lengua de
la poesía épica, también lo usaban otras manifestaciones poéticas como el fragmento
teatral El Auto de los Reyes Magos (fines del XII) y narraciones de tipo religioso.
La poesía lírica floreció principalmente en las cortes de Galicia y Portugal, favorecida por
el sentimentalismo y la melancolía del alma gallega. Trovadores y juglares de otras partes
de España empleaban el gallego como lengua de la poesía lírica. Alfonso X lo usa en sus
Cantigas de alabanza a la Virgen y los cancioneros gallego-portugueses de los siglos XIII
y XIV contienen obras de leoneses y castellanos. Lo más valioso y original son las
llamadas canciones de amigo en las que el paisaje escucha confidencias de enamoradas.
También en Cataluña hubo desde muy pronto poesía lírica de carácter áulico, pero los
trovadores catalanes no emplearon al principio su propia lengua, sino la provenzal. El
texto catalán más antiguo son unos sermones sin finalidad literaria, la Crónica de Jaime I
inaugura la literatura catalana, y luego la engrandece Raimundo Lulio (1233-1315) y una
brillante pléyade de historiadores didácticos.
Influencia extranjera
Los siglos XI hasta el XIII marcan el apogeo de la inmigración ultrapirecinaica en España,
favorecida por enlaces matrimoniales entre reyes españoles y princesas de Francia y
Occitania. Todas las capas de la sociedad (nobles, guerreros, eclesiásticos y menestrales)
experimentaron la influencia de los visitantes y colonos extranjeros. Los redactores o
copistas eran ultramontanos que intentaban acomodarse al romance de su nueva
residencia. El Auto de los Reyes Magos, muestra en sus rimas ser obra de un gascón que
pretendía escribir en el castellano-mozárabe de Toledo.
El desarrollo de las literaturas peninsulares se vio estimulado por el ejemplo de poetas
franceses y provenzales que acompañaban a los señores extranjeros en sus
peregrinaciones a Compostela o frecuentaban las cortes españolas. Los reyes Alfonso VII
y XVIII de Castilla, al igual que el aragonés Alfonso II le dieron acogida. El papel de los
juglares españoles en su comunicación con los franceses no fue meramente pasivo; si bien
muchos asuntos carolingios pasaron a la epopeya castellana -la leyenda del rey Rodrigo
inspiró la gesta francesa Anseis de Cartage y el poema de Mainete nació en Toledo; al
calor de la leyenda que celebraba los amores de Alfonso VI con la mora Zaida.
De esta época data la introducción de galicismos y occidentalismos: ligero, roseñor
(ruiseñor); doncel y doncella, linaje, preste, peaje, hostal, baxel, salvaje, tacha. Otros han
desaparecido.
El prestigio de los francos en el ambiente señorial y eclesiástico hizo que los
extranjerismos con final consonántico duro lo conservasen frecuentemente en español

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arcaico (ardiment-atrevimiento) incrementó en voces españolas la apócope de /-e/ final
tras consonantes y grupos donde apenas se perdía antes y donde más tarde ha vuelto a ser
regla la vocal (noch: noche; dix: dije; recib: recibe) la acción espontánea de la fonética
sintáctica que tendía a apocopar los pronombres encíclicos me, te, se, le o reducía
(todo:tod; tot) también encontró apoyo en el ejemplo del provenzal.
En los primeros decenios del siglo XIII, formas como fuent, part, nom (no me) dominaban
la lengua escrita que al juzgar por los documentos notariales y de la literatura parecería
que la contienda estaba decidida. La incorporación de los inmigrantes extranjeros a la
sociedad española se consumó en dos o tres generaciones y esta acomodación tuvo por
resultado un creciente abandono de las tendencias lingüísticas originarias. La excesiva
influencia social de los francos despertó una reacción nacional que se hizo ver con
creciente intensidad. Todo esto concurre a que entre los años 1225 y 1252 se advierta
algún decrecimiento de la apócope.
Dialectismo
En textos arcaicos destaca la vitalidad de las hablas locales, incluso en territorios de
un mismo dialecto; dentro de Castilla, el Cantar de Mio Cid presenta caracteres
especiales de la Extremadura soriana; el Auto de los Reyes Magos ofrece el diptongo uo
(pusto; morto) y clamar en vez de llamar probablemente por reflejo del habla toledana;
en la Disputa del alma y el cuerpo, compuesta en la parte septentrional de Burgos hay
huemme por “hombre”; rima fuera/plera que obliga a poner fora o fuora/plora; rez o reys>
reges y otras particularidades extrañas. No se había llegado a la unificación del
castellano literario. Sin embargo, el castellano se iba generalizando como lengua
poética, a costa del leonés y aragonés. El hecho de que autores y copistas no generalizasen
sus espont+aneos usos dialectales muestra cómo la recitación de poemas épicos, ya
secular entonces, había afirmado el predomino del castellano sobre sus vecinos laterales,
que evitan manifestarse plenamente en la literatura. Para encontrar escritos plenamente
dialectales que no sean de carácter notarial o jurídico hay que acudir a textos históricos.

Pronunciación antigua (Sibilantes)


El español distinguió hasta el siglo XVI fonemas que después se han confundido y en
algunos casos han sido sustituidos por otros nuevos
La x de ximio, baxo, exido, axuar se pronunciaba como en el asturiano Xuan, el gallego
peixe o los catalanes mateix, xic]; representaba el fonema prepalatal fricativo sordo /s/
como en italiano sc de pesce o en inglés sh de ship. Con g o j y también con i (gentil;
mugier; jamás; consejo, o conseio, orjea u oreia) se transcriba el fonema prepalatal
sonoro rehilado, de articulación originariamente africada [g], como la del italiano
peggio, ragione o la del inglés gentle, jury; pero muy pronto sobre todo entre vocales se
hizo fricativo [z], articulándose entonces como hoy en el portugués Janela, catalán ajudar
sin la labialización del francés jamais, gentil.
Con c ante e, i o con c ante cualquier vocal se representaba un fonema /s/ dental africado
sordo, como el italiano forza, senza, pazzo. En cambio, la z del español antiguo
transcribía el fonema dental africado sonoro /z/ articulado como el italiano azzurro,
mezzo. En posición implosiva /s/ y /z/ se neutralizaban en un sonido de articulación
fricativo que en Castilla se escribía con z.
La s en principio de palabra o tras consonante en posición interior (señor, prnesar) y la -
ss- entre vocales (passar, esse, amasse) representaban el fonema apico alveolar fricativo
sordo /s/, mientras que -s- simple intervocálica (rosa, prisión) era signo del
correspondiente fonema ápico alveolar fricativo sonoro /z/, como en los catalanes rosa,
presó. De este modo condesa (condensar); espeso (gastado) y oso (osar) se distinguían
fonológicamente de condessa, espesso, y osso. En posición implosiva la sordez, sonoridad

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de la /s/ no constituían rasgo distintivo y dependían del carácter que tuviera la consonante
siguiente como hoy ([aspa] [azno]).
El fonema labial sonoro que se trascribía con b no era el mismo que se representaba con
u o v el primero era bilabial y oclusivo con cierre completo de los labios /b/: cabeca,
embiar, lobo, huevos. El segunda era fricativo y de articulación bilabial [b] o labiodental
[v] según las regiones: cauallo o caballo, auer – aver, hueuos o huevos, voto se
pronunciaban con bilabial [b] en Castilla y demás regiones del Norte por lo que se
confundía frecuentemente con /b/, cuya oclusión se aflojaba a menudo. En la mitad
meridional de España la articulación dominante parece haber sido, en un principio
labiodental; a consecuencia de ellos, la distinción entre los fonémas /b/ y /v/ se mantuvo
hasta el siglo XVI.
La [h] aspirada, ya procediese de /f-/ latina, ya de aspiradas árabes o germánicas, no
constituía fonema distinto de la /f/ sino su alófono, por eso alternaban sin daño para el
significado: fijo, hijo, alfoz, alhoz e incluso con pérdida de aspiración, fonta, honta, y
onta; fardido, hardido ardido; aunque la norma tradicional favoreciese la presencia de la
f al menos en la escritura hasta el siglo XV.
El sistema consonántico medieval poseía cuatro fonemas /s/. /g/ > /z/, /s/, u /z/
desconocidos en el moderno; otros cuatro sonidos [s] sorda y [z] sonora; [b] oclusiva y
[b] fricativa. Pero los componentes de cada pareja han perdido su individualidad
fonemática, convirtiéndose en meras variantes o alófonos de los respectivos fonemas /s/
y /b/. ha desaparecido la /v/ y la [h] aspirada se ha relegado al uso dialectal. En el español
de la Edad Media, aunque la evolución fonética había hecho que diversos sonidos y
grupos latinos coincidieran en un mismo resultado la oposición (entre lexos y ceja, cecrer
y dezir, rosa y espesso, saber y aver) respondía a la diferencia etimológica. Desde el siglo
XVI, más desligado de la etimología, el español articula ideal la j de lejos y la de ceja, la
c de crecer y decir, la s de rosa y de espeso, la b de saber y de haber o la de lavar. La
herencia latina era mas fuerte en la fonología medieval que la nuestra.
Inseguridad fonética
El español de los siglos XII y XIII carece de la estabilidad que resulta de un largo uso
como lengua escrita. Las tendencias espontáneas de la comunicación oral,
desarrollándose sin trabas, se entrecruzan y contienden. A las variedades geográficas se
añaden vacilaciones que, dentro de cada dialecto, hay entre diversos usos fonéticos,
morfológicos y sintácticos.
Es raro encontrar casos de vocal protónica o postónica conservada, fuera de las que
duraron hasta hoy, pero era reciente el recuerdo de la vocal perdida lo que impedía el
ajuste de consonantes. Se admitía pues como final de sílaba sonidos que mas tarde no han
podido serlo, salvo en cultismos: judgar, conde.
Igual ocurría en final de palabra. El lenguaje del siglo XII ofrece, aunque muy en
decadencia manetenimiento de la /e/ latina en casos donde más tarde había de ser forzada
la perdida esto es tras: /r/, /s/, /l/, /n/, /z/ y /d/. (Madride) Pero al mismo tiempo la caída
de la vocal final se propagó con extraordinaria virulencia después de otras consonantes y
grupos. Podían coincidir en un mismo texto el criterio más conservador y el más
neológico el Auto de los reyes Magos usa pace (paz; biene (bien). Desde principios del
siglo XIII son rarísimos los ejemplos con /-/ final conservada tras alveolares /z/ o /d/
formas como fuert, omnipotent, no quedan en desacuerdo con la evolución natural de la
lengua.
La relajación de la silaba final no se limita a la vocal, pues solía ensordecer la consonante
que la precedía o cambiar su articulación. La /v/ final se hacia /f/: nube > nuf; nueve >
nuef; nave >naf. La /z/ pasaba a /s/: homenaje > omenax. La /g/ aparece transformada en
/k/ Rodrigo > Rodric, Diago > Diac. Y la /d/ tomaba un sonido asibilado que ora se

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escribía con d (poridad, verdad, sabed) ora con t (poridat, verdat, sabet) y a veces con th
(abbath) o con x (liz por lid) probablemente era el de una [0] que el castellano vulgar de
hoy pronuncia en saluz, Madriz. Menos consistencia que esta dental final romance
mostraba la /-t/ final latina, aunque durante el siglo XII abunda todavía escrita como t o
como d, en la tercera persona del verbo (serat, fagar, veniet etc.)
El timbre de las vocales átonas estaba sujeto a todas las vacilaciones producidas por la
acción de otros sonidos. La pronunciación fluctuaba entre mejor y mijor, menguar y
minguar, Sebastián y Sabastian, soltura y sultura, voluntad y voluntad, dizir y decir. Etc.
otro tanto ocurría en las consonantes servicio, lleno, llaño o laño se daban junto a servicio,
lleno y llano.
Las alteraciones fonéticas propias de la espontaneidad oral rebasaban los limites de los
vocablos y alcanzaban a la frase. Los pronombres enclíticos me, te, se, le lo masculino
(no neutro) se apocopaban apoyados en participios, gerundios, pronombres y sustantivos
(venidom) aparte de casos mas generales donde la apócope tenia notable regularidad (diot,
quem). Los sonidos de distintas voces en contacto dentro de un mismo grupo tónico se
fundían o entremezclaban en conglomerados había deformaciones fortuitas vo´lo: vos lo,
sio: si yo, sin: si me, fusted: fuistete. La forma de ciertas palabras variaba de manera
normal según los sonidos iniciales de la voz siguiente multum daba much ante vocal y
muy ante consonante muy fuert; igual alternancia presentaban las formas el y la del
articulo femenino (El espada, el ondra, el una frente a la cibdad, la puerta).

Irregularidad y concurrencia de formas


El extraordinario desarrollo de la evolución fonética impedía la regularización del sistema
morfológico. Aparte de los contrastes que ofrece nuestra conjugación actual (morimos-
muero-muramos; tengo-tienes; visto-vestir) la lengua antigua conservaba otros (tango-
tañes-tanzes, vine-veno) en especial los producidos por el mantenimiento de abundantes
pretéritos y participios fuertes.
La flexión heredada del latín convivía con formas analógicas. Junto a mise (<misi) había
metí; cinxe ; cognovi; scripsit contendia con ceñí, conocí, escribió. Añadiese gran número
de duplicidades a que daba lugar la inseguridad fonética (vale-val; dixe-dix; amasse-
amas) las procedentes de dobletes latino-vulgares; las confluencias de formas que habían
sido independientes en latín, (como cantaro-cantare pudiero-pudiere); las bifurcaciones e
intervenciones anómalas de la analogía (perdudo-perdido, guarir-guarecer; andide-
andude-andove) este era el estado caótico en que se hallaba la flexión arcaica. Por
ejemplo, la segunda persona del pretérito: feziste, fiziste, fizieste, fezist, fizist, fiziest,
feziesre y feziest, en total ocho formas. Igual anarquía dominaba el pronombre: elle, este,
esse concurrían con sus correspondientes apócopes ell-él; aquest; est; es y con los
regionalistamos elli, aquesti, esti, essi. Y en los adverbios de modo competían veramente,
veramet, paladiamente, sennaladamient, fuertemientre, fuert, mientre.

Sintaxis
También se daban a un tiempo usos sintácticos contradictorios:
El articulo estaba menos extendido que en el español cláiso y moderno: se omitía
frecuentemente cuando el sustantivo, estaba determinado por un complemento con “de”
(vasallos de Mio Cid seyense sonrrisando “los vasallos”) o por una oración de relativo
(eran apóstolos en qui por “los apóstoles”) o cuando el sustantivo era término de
preposición (si nos muriéremos en campo, en castiello nos entraran ) también era
frecuente la ausencia de articulo cuando el sustantivo en función de sujeto se empleaba
con sentido genérico (rey bien puede char pidió a sus coyllazos) cuando era nombre de
grupo, clase u oficio (moros lo reciben por la seña ganar) nombre de materia (latón, que

28
es cobre tinto, lábase meior) abstracto (Amor uerdadero), colectivo (Dios qué alegre era
tod christianismo). Desde los textos más primitivos hay ejemplos de artículo en todos
estos casos: “non se cuémpetet elo uamne en siui”; “qui dat a los misquinos”, “ena
honore”, “ela mandatione”; “labraua el fierro”
Muchos verbos intransitivos se auxiliaban de ordinario con ser: “ una strela es nacida”,
son idos, exidos somos, son entrados. Pero aparecía ya aver “ a Valencia an entrado”
“arribado an las naves. Igual ocurría con los verbos reflexivos: “de nuestros casamientos
ágora somos vengados” “se era alcado” frente a “assaz te as bien escusado”
En los tiempos compuestos con aver , el participio concuerda por lo general con el
complemento directo: (la avemos vista e bi[e]ne percibida) (“estas apreciaduras mio Cid
presas las has” “cercados nos han” . sin embargo, desde los primeros textos se da también
el uso moderno con participio invariable: tal batalla avemos arrancado; esta albergada
los de mio Cid luego la an robado.”
Sea por latinismos, por conservación arcaizante o por galicismo, el participio activo tiene
bastante uso en algunos textos: “un sábado esient, domingo amanezient/ vi una visión en
mio leio dormient . en Berceo es especial la abundancia: murmurantes estamos; todos sus
conoscientes; merezientes érades de ser enforcados, entrante de la iglesia enna somera
grada. Muy en boga está la perífrasis con el verbo ser y adjetivo verbal en dor: tembrar
querié la tierra dond eran movedores; “arrancar moros del campo e ser segundor.
Elisabet su fembra li fue otorgador de todo fue el fijo después confirmador.
La negación se refuerza con términos concretos y pintorescos, sobre todo en expresiones
peyorativas que hoy tienen semejantes en el habla, pero no en la literatura muy corriente
es el “non lo precio un figo”, “todo esto non vale un figo” en Berceo es notable la
profusión y variedad de estas expresiones: “no lo preciaba todo quanto tres cherevias”
“no le valió todo una nuez forzadada” de este origen es el nemigaja: nada de Alfonso el
Sabio.
El uso de la preposición a ante el objeto directo verbal era ya general con los pronombres
tónicos y nombres propios referentes a persona “a ti adoro” “salvest a Daniel” pero con
los comunes de persona y los propios geográficos fluctuaba según existieran o no móviles
individualizadores, relieve, mayor o menor, carga afectiva o conveniencia de evitar
anfibologías. Ello originaba aparentes contradicciones “recibe a Minaya” y “recibir las
dueñas”; “a quatro matava” y mataras el moro. Por contendía con par en fórmulas de
juramento “par Sant Esidro : por Dios y pora expresaba la finalidad o la dirección frente
a muy escasas muestras de para que no se extendió hasta la época de alfonsí. La
construcción transitiva directa alternaba frecuentemente con la preposicional (“saber
trobar” y “saber de trobar”
No había la separación actual entre las incongruencias del habla y el rigor de la escritura.
El español arcaico se contentaba con dar a entender, sin puntualizar; el oyente o lector
ponía algo de su parte para comprender. Como frecuentemente ocurre en el lenguaje ora,
se encomendaba a la entonación lo que de otro modo obligaría a usar recursos
gramaticales. Destaca la supresión de nexos. a fuerza de emplearse sin partícula
correlativa, tanto y tan llegaron a ser equivalente de mucho y muy. Se omite con
frecuencia el verbo decir ante su oración subordinada: “el mandado llegava que presa es
Valencia (diciendo). No son raras las supresiones como “el que quisiere comer, e qui no
cavalgue: el que quisiere comer (coma) y quien no cabalgue). Tampoco faltan alusiones
a sustantivos inexpresos cuya idea se sobreentiende en otra palabra: “tienes por
desondrado, mas la vustra es mayor”: se considera deshonrado, pero vuestra (deshonra)
es mayor.
Imprecisa distribución de formas y funciones

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La correspondencia entre formas y funciones gramaticales era menos rigurosa que en el
español moderno. No había distinción completa entre cual y el cual ni entre cual cual y
cualquiera. El adjetivo confundía su función con el adverbio, modificando globalmente
al verbo y al sujeto.
Los verbos aver y tener contendían como transitivos para expresar posesión. Se prefería
aver cuando el sentido tenía la matriz de “obtener”, “conseguir” y tener para el durativo
de “estar en posesión de algo”, “mantener”. También aver se empleaba como objeto
directo abstracto mientras tener regia mas frecuentemente nombres concretos. Los límites
eran laxos, con abundantes interferencias. Lo mismo sucedía con ser y estar como
indicadores de situación.
La pasiva refleja estaba en curso ya en el siglo X con ejemplos inequívocos cuando el
sujeto era cosa. cuando el sujeto es un sr animado no escasean textos donde no es paciente
sin más, pues coopera a la acción que recibe, la consiente o se inhibe ante ella (se vencen
moros: son vencidos, y se dan por vencidos) tampoco eran tajantes las fronteras entre la
construcción reflexiva y la de ser + participio.
Los modos y tiempos verbales tenían ya, en su mayoría, los significados fundamentales
que hoy subsisten, pero con límites muy desdibujados. Al lado del imperativo podían
usarse el presente o el imperfecto de subjuntivo. En oraciones subordinadas que hoy
exigen subjuntivo aparece a veces el futuro indicativo: cuando los gallos cantaran junto a
quando fuere la lid. La acción perfecta se expresaba ora con el pasado simple: llegastes;
ora con los compuestos: sodes llegado, avedes llegado; lo mismo ocurría en el
pluscuamperfecto: assil dieran la fe e ge lo avién jurado.
Las conjunciones ofrecen abundantes ejemplos de plurivalencia. Cuando tomaba amplio
sentido casual. La modal como se empleaba en oraciones finales o con mero valor
enunciativo. La partícula que asumía los más variados empleos: enunciativa, casual, final,
concesivas, restrictiva. El sistema conjuntivo era pobre pero el uso múltiple de que no
parece obedecer a falta de otros recursos.
Orden de las palabras
Domina ya el orden en que el regente precede al régimen: tornaba la cabeza; vio puertas
abiertas; si oviese buen señor. Pero en el Cantar de Mio Cid abundan los restos de la
construcción inversa: vagan non se dan; el agua nos ha vedada; pues que a fazer lo
avemos. Poco a poco los ejemplos de régimen antepuesto van haciéndose menos
frecuentes.
El pronombre átono, enclítico, no podía colocase ante el verbo después de pausa, ni
cuando precediera sólo las conjunciones e o mas “partidos de la puerta”; “e mandolo
recabdar”. Norma semejante seguían aver y ser con participio o atributo: “dexado ha
heredades” “nacido es Dios” “alto es el poyo”. Pero ya en Berceo aparece el auxiliar
encabezando frase: “avielo el diablo puesto en gran logar” En cambio, la resistencia a que
el pronombre átono rompiera pausa se prolongó durante muchos siglos.
Las palabras se desplazan según impulsos imaginativos o sentimentales. Los ponderativos
tanto y mucho se colocan a la cabeza de la frase separándose de los nombres o adjetivos
a que modifican “tanto avién el dolor” “sospiró Mio Cid ca mucho avié grandes cuidados”
“Much era bien andant Eneas. De igual modo se escinden el sustantivo y sus
complementos el nombre y el adjetivo, el adverbio y el adjetivo.
En lugar del orden rectilineo, domina la frase quebrada y viva, llena de repeticiones y
cambios de construcción “a los de mio Cid ya les tuellen el agua”. Había la costumbre de
repetir o anunciar la oración subordinada por medio de un pronombre neutro “Bi [e]ne lo
veo sines escarno/ que uno omne es nacido de carne. Por dar a Dios servicio, por esso lo
fizieron. Así forman perífrasis conjuntivas como “por esso vos el do que la bien curiedes”
“por tal fago aquesto que sirvan a so señor”

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Miembros de la oración subordinada pasan a la principal “Entendió las palabras que
vinien por razón: entendió las palabras eran juiciosas” verán las moradas commo se faxen.
Paresce de silencio que non sodes usado: Parece que no estáis acostumbrados al silencio.
La frase no da impresión de una sucesión meditada, sino de un conjunto expresivo
constituido por unidades móviles y entrecortadas.

f) LA REDEFINICIÓN DEL ESPACIO IBÉRICO. LOS


CAMBIOS DEL SIGLO XIV. MANTENIMIENTO, FIJACIÓN E
INNOVACIÓN DE NORMAS. (9 Y 10)
Alfonso el Sabio
El reinado de Alfonso X (1252-1284) es un período de intensa actividad científica y
literaria dirigida por el mismo rey. En torno del monarca se congregan juglares y
trovadores, historiadores, etc. Prosigue la costumbre de que en las versiones de lenguas
orientales trabajen en conjunto cristianos y judíos, junto de su labor son varias
traducciones latinas; pero es más frecuente que la obra quede en romance y que el
cristiano ponga en castellano más literario la versión ora de su compañero. Esta
preferencia por el romance al latín responde a los afanes del monarca en la difusión de la
cultura, pero también obedeció a la intervención de los judíos, amigos de la lengua
litúrgica de los cristianos. La consecuencia fue la creación de la prosa castellana. El
esfuerzo de la corte de alfonsí dio como resultado una ingente producción. Y una serie
de traducciones, adaptaciones que, si no proceden todas del Rey Sabio, fueron hechas
siguiendo su ejemplo en la corte o fuera de ella. Muerto Alfonso X continuo la labor
iniciada por él y algunas de sus obras se acabaron durante los reinados de sus sucesores.
Producción tan extensa en la que intervenían tantos colaboradores no es exigible la
absoluta uniformidad de criterio lingüístico en efecto algunas escrituras muestran
aragonismos, occitanismos, pues en las respectivas traducciones intervinieron personas
de origen gascón o francos. También se da un cambio en el gusto lingüístico. La diferencia
entre unos y otros nos ilustra acerca de la fijación interna de la lengua a lo largo del
reinado de Alfonso X. La parte más vieja de la Crónica General presenta los textos del
siglo XII o principios del XIII, gran intensidad en la pérdida de la /-e/ final, (trist, recib,
pued) que es muy general en los pronombres enclíticos (dim, tomet) y ofrece también
amalgamas fonéticas de palabras distintas. En las partes más recientes la lengua posee
mayor fijeza. Disminuye ostensiblemente la pérdida de /-e/ final, y sin llegar a una
regularidad completa (quedan alternancias mont-monte; pres-prise) domina el
mantenimiento de la vocal en las palabras que hoy conservan; desaparecen las formas
reducida -m, -t por me, te enclíticos y amengua -s por se quedando solo abundante uso de
-l en lugar de le o lo. De igual modo tienden a eliminarse las alteraciones producidas por
el contacto fortuito de unas palabras con otras: no es tan frecuento ya encontrar: tod, o
casos similares.
En este cambio fue decisiva la intervención del rey que no se contentó con tener
enmendadores del lenguaje, sino que actuó personalmente en la corrección. Alfonso X
por si mismo suprimió las repeticiones y enmendó la expresión hasta conseguir la
corrección pretendida.
El “castellano drecho” era refractario a la apócope extranjerizante: aunque los
colaboradores de la General Estoria siguieran empleando hasta 1280 fuert, huest, yent,
dix, lech, nief, laf. El rey contribuyó decisivamente a la reposición o adición de la vocal.
Ese “castellano drecho” respondía en general al gusto de Burgos, pero con concesiones
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al lenguaje de Toledo y León. Algunos rasgos burgaleses demasiado regionales (el paso
de f- a h- fijo_hijo y la igualación v y b quedaron todavía fuera de la lengua literaria). En
cambio, se incrementó la interposición de palabras entre el pronombre y el verbo (se de
mí partió; que me tú diziés) menos desarrollada antes en Castilla y característica de León,
Galicia y Portugal. Toledo, donde con más frecuencia se hallaba la corte, había eliminado
ya los rasgos más salientes de su anterior dialecto mozárabe. No parece tener base
histórica la tradición, persistentemente alegada siglos más tarde, según la cual Alfonso X
ordenó que en los usos jurídicos el sentido de las palabras ambiguas o regionales se
determinase de acuerdo con el uso de Toledo o regionales se determinase de acuerdo al
uso de Toledo, aunque no hubiera disposición legal del rey, el habla toledana,
castellanizada, pero sin los exclusivismos de la de Burgos o la Bureba, sirvió de modelo
en la nivelación lingüística del reino.
La grafía quedó sólidamente establecida; puede decirse que hasta el XVI la transcripción
de los sonidos españoles se atiene a normas fijadas por la cancillería y los escritos
alfonsíes. La labor de Alfonso X capacitó al idioma para la exposición didáctica. Tuvieron
que ser abordados dos problemas fundamentales, referentes a la sintaxis y al léxico. Se
requería disponer de una frase más amplia y variada que la usual. La frase relativamente
compleja, precisaba conjunciones y locuciones conjuntivas especiales para cada tipo de
relación entre las oraciones. El problema del vocabulario era el de hallar expresiones
romances para conceptos científicos o pertenecientes al pasado histórico que solo habían
aparecido en lenguas más elaboradas, como el latín o árabe. Se formaron derivados al
castellano sobre la base ya existente: longueza:longitud; eñader: añadir; etc. Cuando se
trata de ideas referentes al mundo antiguo, sustituyen la palabra latina por otra romance
que indique algo similar de la actualidad medieval. El vocablo latino-griego
acompañándolo de su definición castellana para después aplicarlo como término ya
conocido. Los tecnicismos insustituibles como horizón:horizonte, precisos en tratados de
astronomía se incorporan decididamente al castellano y lo mismo acontece con voces
latinas de fácil compresión: húmido, húmedo; deidat: deidad; Alfonso el Sabio , a pesar
de haber introducido cultismos no se salió de la línea trazada por la posibilidad de
comprensión de sus lectores y por eso casi todas sus innovaciones lograron arraigo. La
prosa todavía no posee rasgos personales, la diversidad de materias, el carácter de vasta
compilación y el esfuerzo por amoldarse a las distintas fuentes lo impedían. Limitándose
a obras históricas en Ovidio, Suetonio, Lucano, etc. con las dificultades de una lengua
literariamente incipiente para reproducir el arte de las lenguas elaboradas. La prosa
castellana quedaba creada; la obra de Alfonsi, vehículo de cultura, cumple el afán de
divulgación. En las Cantingas y otras poesías siguió el Rey Sabio la costumbre de usar el
gallego como lengua lírica, su vasta producción en prosa favoreció extraordinariamente
la propagación del castellano, elevado al rango de lengua oficial en los documentos reales.
Hacia 1275, cuando ya se había difundido el ejemplo de las leyes y documentos alfonsíes
un cambio radical de orientación sustituyó la influencia gallega por la castellana.
Continuó le uso de una mezcla de leonés y castellano tanto en documentos como en textos
literarios. En Navarra y Aragón. Que tenían cancillería real propia, la penetración
castellana en el lenguaje notarial y jurídico fue menor que en las tierras leonesas.
Muerto Alfonso X el trabajo de sus escuelas disminuyó en intensidad y redujo su campo
de acción. Sancho IV no sintió la atracción por la ciencia de su padre y no continuó la
ambiciosa historia universal que su padre había emprendido. En cambio, se concentró en
dar a su heredero enseñanzas prácticas sobre su conducta y gobernación; además de
reajustar los textos materiales alfonsíes sobre el pasado de España.
El castellano “drecho” propugnado por Alfonso X como norma de la lengua escrita triunfa
ahora definitivamente. Los documentos notariales solo ofrecen predominio de la apócope

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de la -e. (Castilla del Norte, Ávala, La Rioja Alta y Toledo; en el resto del territorio
castellano se había generalizado las formas con /-e/ y los casos de apócope son raros.
Desde el segundo cuarto del siglo XIV la literatura castellana cuenta con escritores de
fuerte personalidad que dejan huella en el estilo. La prosa de Alfonso X se perfecciona y
evoluciona. Un gran estilista es Juan Ruiz, su lenguaje efusivo y verboso trasluce un
espíritu lleno de apetencias vitales y de inagotable humorismo. Escribe para el pueblo y
deja su libro dell Buen Amor con libertad para añadir o amputar estrofas. Extraordinario
observador plasma la vida y la realidad en escenas animadas y pintorescas enumeraciones.
No selecciona la expresión; acumula frases y palabras equivalentes; prodiga diminutivos
reveladores de afecto ironía o regodeo sensual. Su vocabulario inagotable, concreto,
realista.
El Libro de Buen Amor, aunque fuese narrativo y conservara la tradicional estrofa del
mester de clerecía, contenía abundantes fragmentos líricos. El castellano invade el terreno
reservado al gallego: Alfonso XI escribe en castellano una linda poesía trovadoresca y a
fines del siglo XIV, aunque algunos de los poetas más antiguos prefieran todavía el
gallego en sus obras de amores, la mayoría de la total producción artística está en
castellano, el gallego usado es muy impuro, se trata realmente de una lengua híbrida con
un ligero barniz gallego. De todos modos, el influjo de la lirica gallego-portuguesa dejó
huellas lingüísticas en castellano. El dialecto leonés se mezcla con el castellano. La
independencia política de Aragón respecto de Castilla y su unión con Cataluña, explican
la mayor resistencia del dialecto aragonés; así como el fuerte influjo catalán que en él se
percibe. En el siglo XIV el aragonés tiene considerable florecimiento autónomo.
En el transcurso del siglo XIV la lengua liquida alguna de sus más importantes
vacilaciones, desecha anteriores prejuicios respecto a fenómenos típicos de la fonética
castellana y camina hacia su regularización.
La apócope extrema de la /-e/ tan intensa desde fines del XI hasta la época de alfonsí está
ahora en plena decadencia. Las zonas del norte donde parece tener alguna arraigo son
Álava y Soria influidas por la vecindad del navarro-aragonés (suficiente, muert, nueit) En
Toledo el lenguaje del Arcipreste de Hita conserva como arcaísmo popular algo de lo que
antes había sido preferencia de señores y clérigos y así usa todavía nief: nieve promed:
promete, yot: yo te; qued muestre: que te muestre; dam: dame; pagan: págame, etc. las
reducciones y deformaciones de me y se te dan con insistencia entre las serranas como
caracterizado del rusticismo. También en Andalucía se encuentran ejemplos hasta 1370.
La convivencia de gentes de las tres religiones en la España Medieval hizo que el romance
no se escribiera solo en caracteres latinos sino también en alfabeto hebreo y e los del
alifato árabe- así ocurrió con las cancioncillas mozárabes utilizadas por poetas árabes y
hebreos en Andalucía en siglos XI y XIII. Al avanzar la reconquista los mudéjares y los
judíos escriben en romance valiéndose de sus respectivos sistemas de escritura; después
de 1492 siguen haciéndolo en España los moriscos hasta su expulsión por Felipe III.
Siglo XIV es el del florecimiento de la literatura aljamiada adjetivo que procede del árabe
al-agamiya lengua extranjera. En letra hebrea los manuscritos de Sem Tob, y en árabe el
poema Yucuf. En el siglo XIV parecen corresponder poemas de alabanza a Mahoma y de
la misma época deben arrancar parte de las leyendas o recontamientos de que los moriscos
del xvi copiaban.

TRANSICIÓN DEL ESPAÑOL MEDIEVAL AL CLÁSICO


En los últimos años del siglo XIV y primeros del siglo XV se empiezan a observar
síntomas de un nuevo rumbo cultural. Se introduce en España la poesía alegórica, cuyos
modelos son la Divina Comedia y los Triubfos de Petrarca, se traduce parte de las Caídas
de Príncipes de Boccaccio. La conquista de Nápoles por Alfonso V de Aragón (1443)

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intensificó las relaciones literarias con Italia. Crece el interés por el mundo greco-latino
y en el último tercio del siglo XIV se hacen traducciones de la Eneida que dejan huella
en la literatura castellana. También las Ilias latinas, el compendio homérico atribuido a
Píndaro Tebano; las obras de Séneca y Cicerón; el Fedón platónico, etc. La antigüedad
no es para los hombres del siglo XV simple materia de conocimiento sino un ideal
superior que admiran y pretenden resucitar mientras desdeñan la Edad Media en que viven
todavía y se les antoja bárbara en comparación con el mundo clásico. Alfonso V concierta
una paz a cambio de un manuscrito de Tito Livio. Juan de Mena siente por la Ilíada
veneración religiosa. Cuando la atención se ahínca en las lenguas griegas y latinas, el
romance les parecía rudo y desierto según lo califica Juan de Mena.
Resultado de esta admiración es el intento por trasplantar al romance usos sintácticos
latinos sin dilucidar antes si encajaban o no dentro del sistema del español. Por ejemplo:
se busca remendar el hipérbaton, dislocando violentamente el adjetivo del sustantivo; se
adopta el participio de presente en lugar de la oración de relativo, del gerundio o de otros
giros,; se emplea mucho el infinitivo dependiente de otro verbo a la manera latina; se
coloca el verbo al final de la frase; la adjetivación empieza a prodigarse, anteponiéndose
al sustantivo; no siempre hay diferencia de función entre calificativos antepuestos y
pospuestos; la prosa busca amplitud y magnificencia, desarrollando ideas; el pensamiento
se distribuye en cláusulas simétricas o contrapuestas. Los latinismos alcanzan con mayor
intensidad el vocabulario. Muchos de estos cultismos llegaron a arraigar en el lenguaje
elevado; pero el aluvión latinista del siglo XV rebasaba las posibilidades de absorción del
idioma; muchos neologismos no consiguieron sedimentarse y fueron olvidados pronto.
Las ambisiones de estos humanistas contrastan con su escaso respeto a la forma de los
latinismos que introducen. La enseñanza del latín seguía adoleciendo de los defectos de
la transmisión oral. No todos los neologismos importados en esta época son latinos. La
vida señorial seguía nutriéndose de costumbres francesas a las que responden la
introducción de algunos galicismos (dama, galán, gala, etc.). ya en épocas anteriores
habían entrado algunos italianismos, la mayoría referentes a la navegación (corsario)
ahora se agrega otro gran numero (tramontana, piloto) acompañados de otros que
pertenecen a otros órdenes de la vida (atacar, escaramuza, belleza, soneto, novelar).
También hubo italianismos de uso pasajero como donna.a pesar de este refinamiento no
fue olvidado el lenguaje popular. Lo reclamaba asi la creciente intervención del pueblo
en la vida nacional, los hombres cultos del Renacimiento empezaban a interesarse por
productos más espontáneos y naturales. Santillana que ennoblece las tradiciones
serranillas reúne la primera colección de refranes por ejemplo.
En la primera mitad del siglo XV pervivían en la lengua inseguridades: no se había
llegado a la elección definitiva de las distintas soluciones. Alternaban indiferentemente
las grafias t y d finales: edat, voluntat: edad, voluntad. La f- inicial de fazar, golgar, fuego
luchaba con la [h] aspirada de hacer, holgar, huego. Se vacilaba entre dubda-duda; ome-
hombre; judgar-juzgar. Las vocales alteraban con frecuencia su timbre: sofrir, vevir, robí
(rubi). Formas verbales como andude: aduve; conquiso:conquistó; siedo:viendo escasos
en la lengua escrita se ven sin embargo. Aun quedaban aunque raros restos de la antigua
pérdida de -e final, incluso durante el reinado de Enrique IV. A estos arcaismos hay que
añadir duplicidades que antes no habían existido como la contienda: vengades-vengais;
tenedees-tenés, teneis; venides-venis; y las derivadas del restablecimiento de la forma
latina de las palabras como flama junto a llama, planto, frente a llanto.
En Aragón la entronización de la dinastía castellana con Fernando I (1412) y la
intervención aragonesa en las luchas políticas de Castilla aceleran el abandono del
dialecto regional por los poetas cortesanos.
ESPAÑOL PRECLÁSICO (1474-1525)

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La penetración de la cultura clásica se extiende e intensifica durante la época de los Reyes
Católicos. Se multiplican las traducciones de libros clásicos y la imprenta que empieza a
propagarse hace que la difusión se mas extensa y fiel. Al comenzar el siglo XVI se
recogen ya los primeros frutos. Conforme gana intensidad y hondura, el movimiento
renacentista se despoja de las demasías formales que habían acompañado a su iniciación.
Los escritores de la época de los reyes católicos, más conscientes del valor del propio
idioma no pretenden forzarlo en aras a la imitación latina, abandona las estridencias y
adquiere solidez. En la Celestina -obra maestra en prosa- confluyen templadas la
tendencia sabia de los humanistas y la popular del Corbacho. Los párrafos elocuentes,
donde se busca un estilo elevado ofrecen bastante amaneramiento. Domina en ellos la
colocación del verbo al final de las oraciones. El léxico rico y expresivo está salpicado de
latinismos; pero todos estos rasgos cultos no se prodigan con tanta pedantería como en la
época anterior y casi no existe el hipérbaton. Aparece la frase cortada ya hilvanando
refranes, ya engastando máximas, paralelo humanista de la sabiduría vulgar.
EVOLUCION, VARIEDADES Y EXTENSIÓN DEL CASTELLANO (1474-1525)
El idioma continua despojándose del lastre medieval. Desaparece la alternancia gráfica
de t-d finales y apenas se ven sino en algunas formas con -d como antigüedad, voluntad,
merced. La literatura conserva restos de f- inicial fallar, fasta, fablar, fermosura pero es
muy general ya la h- hazañas, holgar, hervir, que se impone por completo entre 15000-
1520. Por las mismas fechas se resuelve a favor de y su alternancia con e como conjunción
copulativa. Había vacilaciones de vocalismo: sofrir, deferir, juventud, mochacho; cevil
que penetraron hasta avanzado el periodo clásico. En los cultismos se consolida la
adaptación de la fonética latina a los hábitos de la pronunciación vulgar, reduciendo los
grupos de consonantes perfectus:perfecto. La unidad lingüística del centro de la península
estaba casi consumada. El dialecto leones vivía solamente en el habla rústica y asi pasó
al teatro del siglo de Oro.
El proceso lingüístico de unificación y expansión coincidía con el afortunado momento
histórico en que las energías hasta entonces dispersas se congregaban para fructificar en
grandiosas empresas nacionales. En 1492 sale de la imprenta la Gramática de Nebrija. El
concepto de “artificio” “arte” (regulación gramatical) estaba reservado a la enseñanza de
las lenguas cultas, esto es latín y griego; era una novedad aplicarlo a la lengua vulgar,
pues se creía que aprendida de los labios maternos bastaban la práctica y el buen sentido
para hablarla debidamente.
Nebrija fue le primero en fijar normas para dar consistencia al idioma, guiado por el afán
de perpetuidad, netamente renacentista. El saber gramatical de la lengua vulgar facilitaría
el aprendizaje del latín. La exaltación nacional del momento histórico convenció a Nebrija
de que “siempre la lengua fue compañera del imperio”. El descubrimiento de América
abrió pronto mundos inmensos para la extensión de la lengua castellana. Un diccionario
latino-castellano, castellano-latino y una ortografía completan la obra romance de
Nebrija.

g) Caracterización del español de los siglos XVI y XVII.


Cambios lingüísticos: fonología, morfosintaxis. Reestructuración de
sibilantes. Fijación de normas. En especial: voseo, leísmo, laísmo,
loísmo. La voz pasiva. Rasgos meridionales, en especial el yeísmo
(11 y 12-13)
Durante la edad media España había defendido la suerte de la civilización occidental
librándola, al rescatar su propio suelo de la amenaza musulmana; pero absorbida por la
Reconquista y fraccionada en varios Estados, apenas había podido llevar su iniciativa a
la política europea. Elevada por los Reyes Católicos al rango de potencia, España se lanza
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con Carlos V a regir los destinos de Europa. Se empeña en la defensa del catolicismo
frente a protestantes y turcos, pone su esfuerzo al servicio del ideal ecuménico, la unidad
cristiana y propaga en América la fe consoladora.
La expectación del mundo civilizado estuvo pendiente de la urrupcion española. Fue una
aleccionadora afirmación de dignidad, hombría que actuó sobre las costumbres, el
concepto de honor, la literatura, el lenguaje de toda Europa (además de ganar tierras). El
valor caballeresco, la sutileza de ingenio, la agilidad en el trato y la majestuosa gravedad
de los españoles encarnaban el arquetipo social del renacimiento, la perfecta cortesanía.
Traducidos a varios idiomas el Amadís, Cárcel de Amor, la Celestina inauguraron triunfos
de las letras españolas en el extranjero, más tarde el Lazarillo, Santa Teresa, Cervantes,
Lope de Vega el teatro del siglo XVII, la novela picaresca, la obra de pedagogos,
políticos, moralistas también fue objeto de admiración en Europa que los tradujo e imitó
sus enseñanzas. La lengua española alcanzó entonces extraordinaria difusión.
Respondiendo al interés general fueron muchos los diccionarios y gramáticas españoles
que aparecieron en el extranjero durante los siglos xvi y xvii. Se introdujeron hispanismos
en otras lenguas como el italiano y el francés.
La lengua castellana se vuelve el idioma de la comunidad hispánica y se habla no solo en
Castilla sino en Aragón, Murcia, Andaluzía, Galizia, Asturias y Navarra, aun entre la
gente vulgar. (Valdés) el castellano se había convertido en idioma nacional, el nombre de
lengua española empleado en Edad media tiene desde el siglo XVI absoluta justificación
y se sobrepone al de lengua castellana. Para presentar el idioma la nación recién unificada
era lengua española dentro de Españoa aragonises y andalices no se sentían participes con
el adjetivo castellano pero si con el de español.
La mayoría de la slenguas modernas coince con la plenitud del Renacimiento que
incrementa el uso del latín entre los doctos. La tradición medieval mantenía el empleo del
latín en obras doctrinales, como lengua común del mundo civilizado; los humanistas
aspiraban a resucitar el latín elegante de Ciceron. A la lengua nativa se le concedia el
campo de la literatura novelistica, de amores. La exaltacion nacionalista que acompañó
la creación de los Estados modernos no podía menos de reflejarse en un mayor aprecio
de las nacionales. El renacimiento al exaltar la Naturaleza en sus productos más
inmediatos y espontáneos rehabilitó el cultivo de las lenguas vulgares.
En cuanto al estilo literario en época de Carlos V, culmina el amaneramiento latinizante,
ya en tiempos de los Reyes Católicos. Boscán y Garcilaso introducen la versificación
italiana y con ella un nuevo sentido de la poesía. El endecasílabo se impone al ritmo
octosílabo y sus abundantes rimas; a la improvisación ingeniosa y conceptista de los
cancioneros sucede un arte mas reflexivo y selecto, pero de suma simplicidad. El lenguaje
de Garcilaso fue modelo para toda la poesía española del siglo de Oro: imágenes, epítetos,
esquemas distributivos de la materia poética en el verso, se repiten profusamente en la
lirica posterior. La visión platónica de la naturaleza perfecta invitaba a destacar por medio
de epítetos cualidades de seres y coss que respondían a sus arquetipos. También Fray
Antonio de Guevara fue l prosista más artificioso en tiempo de Carlos V hereda
procedimientos del siglo XV frases simétricas y contrapuestas, enumeraciones
abundantes y finales en consonancia como los de la Celetina. La estilística de la época
se encierra en la frase conocida de Juan de Valdés “el estilo que tengo me es natural y sin
afectación ninguna escribo como hablo (…)” para Valdés nuestra lengua es tan digna y
gentil como la toscana, pero más vulgar, menos elaborada y carente de clásicos. En 1492
Nebrija:: la rápida evolución del idioma y el cambio de gusto impedían tomar po modelo
el buen uso de la literatura del XV
Felipe II Los místicos
(…)

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ESPAÑOL DEL SIGLO DE ORO. CAMBIOS LINGUISTICOS GENERALES.
En el transcurso del siglo XVI van disminuyendo las vacilaciones de timbre en las vocales
no acentuadas. El extremo contrario, el cierre de la vocal en i, u no solo dura todo el siglo
xvi sino que siguen hasta el XVII.
En la primera mitad del XVI se toleraba todavía la f arcaizante de fijo, fecho, entre
notarios y leguleyos se atestigua hasta el XVII. A este uso cancilleresco debemos la
conservación de fallar como término jurídico, al lado del corriente hallar. Otras huellas
quedaron de la secular vacilación como las duplicidades falda-halda forma-horma. Salvo
cultismos la f desapareció sustituida por h. era propia de la lengua rústica la aspiración
de [h] en lugar de /f/ ante diptongos /ue/ /ie/ (huerte, hiebre) y en he:fe; perheto:perfecto.
Perduró también en la primera mitad del siglo xvi la conservación muy decadente de
algunos grupos consonantes que en el habla llana se había simplificado o transformado.
Valdés prefiere cobdiciar, cobdo dubda a codiciar, codo, duda. Por la misma época se
vacilaba entre cien cient, san, sant. En la primera mitad del siglo xvi alternaban en la
escritura mil y mil.
Mientras los fonemas /z/ (transcripto g, j) y /s/ (representado con x) mantuvieron su
carácter prepalatal, era frecuente confundirlos respectivamente con la /z/ sonora (-s- eb la
grafia) y /s/ sorda (escrita s, entre vocales -ss-). Existían trueques como quijo, vigitar,
relisión, colesio no admitidos en la literatura. Solo cosecha a prevalecido a cogecha y
tijera sobre tisera. La confusión entre unas y otras sibilantes debió de contribuir también
a que el pronombre dativo no reflexivo ge fuera sustituido por se. Los moriscos sustituían
/s/ (x) toda /s/ final de sílaba.
Un cambio radical del consonantismo, iniciado ya en la Edad Media pero generalizado
entre la segunda mitd del XVI y la primera del XVII determinó el paso del sistema
fonológico medieval al moderno. Durante algún tiempo debió de continuar la vieja
distinción entre los fonemas /b/ oclusivo y /v/ fricativo, al menos en algunas regiones. Se
describe a v como labiodental; y no es de extrañar que con la conquista a Chile
introdujeran palabras españolas en la lengua de los indios araucanos y los resultados de
los dos sonidos fueran diferentes nabos_napur; caballo:cahuallu. Pero en otras regiones
se confundían b y v.
Se extendió en Aragón y Castilla la vieja el ensordecimiento de los fonemas /z/ (grafía
z); /z/ (-s-) y /z/ (g, j) que se confundieron con los correspondientes sordos /s/ (c, c), /s/ (-
ss-) y /s/ (x).
Las diferencias fonológicas entre Castilla la Vieja y Toledo eran bien claras. El toledano
Garcilaso distinguía escrupulosamente en sus rimas las sibilantes sordas y las sonoras.
Castilla la Vieja dicen hacer y en Toledo hacer y dicen xugar y en Toledo jugar; dicen
yerro y en Toledo hierro; y dicen alagar y en Toledo halagar. El consonantismo castellano
viejo se contagiaba fácilmente por representar una simplificación cómoda del sistema,
unida a un reajuste clarificador según veremos. Establecida la corte de Madrid a los pocos
años de su reinado, la villa, pequeña todavía en 1560, creció rápidamente hasta igualarse
en población a Toledo medio siglo después y superarla en adelante. A este crecimiento
contribuyeron sobre todo gentes de la mitad septentrional de España, pues Toledo no
perdió habitantes hasta ya entrado el siglo XVII y Sevilla absorbía la emigración del Sur.
En tierras toledanas, Madrid fue un enclave de la pronunciación norteña, asociada a la
nueva cortesanía y su ejemplaridad innovadora sobrepujó a la tradicional de Toledo; en
Madrid se generalizó la omisión de la [h] aspirada y desde allí se fue propagando al resto
de Castilla la Nueva, al reino Jaén a la parte oriental de Granada y al de Murcia. La
confusión de /b/ y /v/ ya extendida por todo el Norte en 1560, se extendió al castellano
hablando en cualquier región de España y a toda América española. El ensordecimiento

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de /z/, /z/ y /z/ previamente compartido con el castellano por el aragonés, leones y gallego,
se expandió por Toledo, Extremadura, Murcia, Andalucía y América, sin dejar más que
algunos reductos dialectales.
En las sibilantes dentales hubo además cambios en la forma y punto de articulación. El
aflojamiento de las africadas /s/ y /z/ en fricativas atestiguado en Andalucía occidental
desde principios del siglo xv se produjo también en el Norte y meseta septentrional con
independencia respecto al fenómenos andaluz y probablemente con posteridad a él. Las
fricativas se igualaron allí en un solo fonema interdental. Se articulaba ya como la /0/
castellana actúa (c o z de nuestra ortografía). Si bien con retraso, al menos en Toledo y
otras zonas, el aflojamiento de la /s/ fue posterior al de la /z/ por lo que durante algún
tiempo se mantuvo un resto de oposición entre la /s/ africada (escrita con c o c) y la
fricativa sorda, ya también procedente de /z/ y transcripta con /z/ por lo que durante algún
tiempo se mantuvo un resto de oposición entre la /s/ africada (c o c) y la fricativa sorda
ya también procedente de /z/ y transcrita con z; pero esta diferencia no sobrevivió al
primer tercio del siglo xvii y la igualación en /0/ fue completa. Los gramáticos ingleses
no equiparan el fonema interdental español con la th (707) de thank, thief hasta fines del
XVIII pero eso no quiere decir que no existiera en la pronunciación española.
En Sevilla y Córdoba así como en todo Occidente y Sur del Granada se consolidó la
confusión de las fricativas ápico-alveolares /s/ (s-; -ss- o -s- en la escritura) y /z/ (-s-
simple entre vocales) con las fricativas predorso dentales, predorso interdentales o
apicopredorso interdentales procedentes de las antiguas africadas /s/ (c o c) y /z/ (z). lo
mismo en Canarias y América. Las articulaciones ápico-alveolares fueron eliminadas en
beneficio de las dentales o interdentales, lo que recibió en los siglos xvi y xvii el nombre
de ceceo o zezeo, denominación exacta puesto que los fonemas triunfantes a costa de los
otros eran los representados con c y z. con el ensordecimiento de las sibilantes sonoras,
los cuatro fonemas originarios se redujeron en la mayor parte de Andalucía y en los
dominios atlánticos a un solo fonema, cuyas variedades articulatorias pueden reducirse a
dos tipos fundamentales dental e interdental, a ellos corresponden las designaciones
modernas de seseo y ceceo. El seseo, menos vulgar, preferido en Sevilla y núcleos
urbanos importantes se impuso en el reino de Córdoba y Antequera, Canarias y América.
Los andaluces distinguían s, z y c; los sevillanos, los toledanos y castellanos viejos pero
veinte años después las confundían; esto igual se reducía a un ambiente minoritario,
conservador. El fenómeno era arrollador y hacia 1560-1570 había triunfado plenamente.
. la confusión andaluza entre c y z con s es difícil de dar a conocer, el uso de tales fonemas
se desliza: braza, loza por brasa, losa. Los gitanos tenían como rasgo peculiar el ceceo.
Los moriscos granadinos, que no aceptaban a reproducir exactamente la /s/ apicoalveolar
castellana y la sustituían con /s/ prepalatal, cuando querían evitar este defecto adoptaban
el ceceo de la población cristiana. En América se generaliza el seseo y lo adoptan allí
conquistadores y emigrantes que procedían de regiones españolas distinguidoras.
Las sibilantes prepalatales, la sonora (g, j) se articulaba normalmente como fricativa
rehilante /z/, aunque sobre todo en posición inicial o posconsonántica, subsistiera com
alófono alguna vez la originaria pronunciación africada [g] (just, gentle; raggio).
Desaparecidos por aflojamiento los restos de africación y ensordecida la /z/ vino a
confundirse con su correspondiente fricativa sorda /s/ (x) idéntica a shame. La igualación
entre ambas sibilantes no se produjo solo en castellano sino en asturiano y leones (dixo,
páxaru) ais como en gállelo (xente). Pero en castellano los cambios no se detuvieron ahí:
la necesidad de evitar confusión con las sibilantes alveolares (quijo, vigitar, relision) hizo
que las prepalatales retrajeran su articulación hacia la parte posterior de la boca, el grado
inicial de este proceso está reflejado en grafías mexior (mejor), moxiere (mujeres), vexies
(vejez), oxios (ojos) parece corresponder a una pronunciación mediopalatal sorda como

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la de ch alemana en ich gleichen ese grado se conserva en regiones americanas ante
vocales /e/, /i/ y es característico de la dicción chilena [yjefe] [yjente]. En España la
velarización llego a ser completa y resultado fue la fricativa sorda /x/ que equiparan al
sonido castellano con la x griega. La g y j como sonora y la x sorda en un Manual 1552.
En las regiones donde se conserva [h] aspirada procedente de /f-/ latina y de aspiradas
árabes, la fricativa velar /x/ resultante de /z/ y /s/ se hizo también aspirada,
confundiéndose con aquella. En el siglo XVII el Buscón de Quevedo recibe el siguiente
consejo sobre el habla hampa sevillana: Haga vucé cuando hablare de las g, h y de las h,
g; diga conmigo gerida [herida] mogino [mohino], jumo, paheria, mohar, habali y harro
de vino” . Quevedo escribe bahuno por baxuno de baxo bajo. Esta connotación ambiental
no fue obstáculo para la solución /h/ triunfase en zonas de la Montaña, Extremadura y en
la mayor parte de Andalucia. Desde Andalucía la aspiración /h/ por /x/ pasó muy pronto
a Canarias y América
El sistema consonántico de nuestra lengua se escindió desde el siglo XVI en dos
variedades bien definidas. La mitad septentrional del dominio castellano peninsular,
ampliada con el reino de Toledo, Murcia y zonas de Andalucía oriental: sus tres fricativas
sordas /0/, /s/ y /x/ continúan los tres órdenes de sibilantes antiguas, pero simplificados
por la desaparición de los fonemas sonoros y menos confundibles entre si porque con el
paso de las dentales a la interdental /0/ y de las prepalatales a la velar /x/ aumentó la
distancia entre los respectivos puntos de articulación y el de la apico alveolar /s/, a la vez
que se diferenciaba mas el timbre de unas y otras. La segunda variedad es la de la mayor
parte de Andalucía, con extensión a Cartagena, las silas canaria y américa: reduce los tres
ordenes de sibilantes a solo dos fonemas consonánticos, la /s/ dental o sus alófonos
interdentales y la pospalatal, velar o faríngea /y/, /x/ o /h/. el mantenimiento de la /h/
aspirada procedente de /f-/ y la absorción de la /x/ por la /h/ marcan otra división que
separa del castellano general al habla de Extremadura, reinos de Sevilla, cordoba,
granada, canarias y caribe. Extremadura y la meseta de los pedroches que en su mayoría
distinguen /0/ y /s/ pero que tienen /h/ aspirada en vez de /x/, son zonas de transición;
tampoco articulan apila la /s/

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