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La cosa juzgada formal es una cualidad de los efectos de la sentencia que consiste
en que esta sea inatacable, en virtud de que hayan precluído los medios de
impugnación que podían proceder en su contra, contraria a la cosa juzgada material
(o sustancial) que se produce cuando la condición de impugnabilidad o de
inatacable de una resolución se torna ahora en inmutable, es decir, no se puede
cambiar, tanto dentro del proceso en que se dictó como de cualquier proceso
posterior.
Teniendo claro que se diferencian en que una hace la sentencia inatacable y la otra
cambia esta condición tornando una resolución como inmutable, también presentan
diferencias en cuanto a que la cosa juzgada formal sólo se refiere al proceso en que
se dicta, mientras que la cosa juzgada material se refiere a todo otro proceso
posterior.
3) Relación entre preclusión y nulidad procesal.
El proceso se encuentra dividido en fases consecutivas en donde cada una de estas
etapas se realizan actos procesales singulares de diversa índole como es el caso
del juicio ordinario que se desarrolla a través de las instancias. Ahora, para que
estos actos procesales avancen y llegan la sentencia (y junto con ella la cosa
juzgada) se requiere del impulso procesal que deriva de las diligencias de las partes
o del tribunal. Estas diligencias que se realizan a lo largo del procedimiento tienen
plazos o momentos procesales en que pueden darse, lo que implica a la vez que se
pueda perder la oportunidad de realizarlas. Es así entonces que la preclusión se
concibe como un principio formativo del proceso que lo sirve y acompaña durante
todo su desarrollo, cerrando o impidiendo todo avance o conquista obtenida en
virtud del impulso procesal.
Por otro lado, la nulidad procesal es una sanción a un acto irregular por el
incumplimiento de algún requisito que la ley prescribe para que el acto sea válido,
dejando sin efecto dichos actos del procedimiento.
Si bien claramente ambas son diferentes ya sea en cuanto a su tramitación,
objetivos, fundamentos y regulación, de igual forma tienen ciertos puntos de
conexión entre sí, por ejemplo, ambas buscan que se determine que las partes, ya
sea por su actividad (como en el caso de la nulidad) o inactividad (como es la
preclusión) se declaren derechos en el proceso. Además, en ambas el hecho de
que una de las partes no ejerza una determinada facultad o acto dentro de un plazo
establecido en la ley, pierden la oportunidad para impugnar ese acto por vía de
nulidad.