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Carrera de Derecho
Informe
Catedrática:
Asignatura:
Derecho Tributario
Presentado por:
Juticalpa, Olancho
12/03/2023
La Cosa Juzgada.
Para que exista la cosa juzgada, tiene que haber una sentencia firme. A esta
instancia se llega cuando ya no resulta posible presentar apelaciones o
impugnaciones para establecer una modificación. Así, cuando la sentencia
judicial está firme, se considera que el objeto sometido al proceso no puede
volver a juzgarse dada la existencia de la resolución en cuestión. Se trata, por lo
tanto, de cosa juzgada.
Como el efecto de este tipo de cosa juzgada se produce dentro del proceso,
ocurrirá con todas las resoluciones dictadas durante su desarrollo a excepción
de las que lo den por terminado, se llegue o no a una sentencia.
Por otro lado, se encuentra la cosa juzgada material, que surge a partir de la
última resolución del proceso judicial. Por esta razón, no influye directamente en
el proceso, sino que su carácter se considera exterior, porque afecta a los que le
siguen. Los efectos que genera son los siguientes:
c) Que los objetos de los dos pleitos sean conexos, por estar estrechamente
vinculados o tener relación sustancial de interdependencia, a grado tal que se
produzca la posibilidad de fallos contradictorios; d) Que las partes del segundo
hayan quedado obligadas con la ejecutoria del primero;
g) Que para la solución del segundo juicio requiera asumir también un criterio
sobre el elemento o presupuesto lógico-común, por ser indispensable para
apoyar lo fallado.
Con lo hasta aquí analizado, podemos llegar a la conclusión que las sentencias
constitutivas y declarativas de derechos y que tienen la calidad de cosa juzgada;
se diferencian de las sentencias, en que las primeras son de naturaleza definitiva
y las últimas son de naturaleza preventiva y temporal, por cuanto su finalidad es
asegurar el resultado del juicio en prevención de un perjuicio irreparable.
Observamos que las resoluciones emitidas en un proceso cautelar sirven no
inmediatas, sino mediatamente a la composición de una Litis, porque su fin
inmediato está en la garantía del desarrollo o del resultado de un proceso
distinto. Todo lo contrario, a una resolución (sentencias o autos) definitiva que
ponen fin en este caso al proceso principal. Por último, el fundamento para
regular la extinción de las medidas cautelares estriba no solo en la presunción
de desinterés que cabe extraer de la inactividad procesal del beneficiario de la
medida, sino también en la necesidad de evitar los perjuicios que esta puede
irrogar a su destinatario. Lo cual no ocurre con las sentencias y autos que
declaran y constituyen derechos, en este caso no podríamos hablar de
desinterés o inactividad de alguna de las partes, porque no existen actos
posteriores que deban promover los beneficiarios de estas resoluciones, por el
contrario, se trata de resoluciones que ponen fin al procedimiento y definen el
derecho, las sentencias y autos que declaran o constituyen derechos que tengan
la calidad de cosa juzgada, por los motivos antes expuestos.