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EL PROCESO

JUDICIAL

Por Juan Diego Montenegro


Muguerza
EL PROCESO JUDICIAL

CONCEPTO.- En palabras de Juan Monroy Galvez,


el proceso judicial es el conjunto dialectico de actos,
ejecutados con sujeción a determinadas reglas más o
menos rígidas, realizados durante el ejercicio de la
función jurisdiccional del Estado, por distintos
sujetos que se relacionan entre sí con intereses
idénticos, diferentes y contradictorios.
DIFERENCIAS ENTRE PROCESO Y
PROCEDIMIENTO

Según el mismo Juan Monroy Galvez, el proceso


judicial, es el conjunto dialéctico, dinámico y
temporal de actos, que se realizan durante la ejecución
de la función jurisdiccional del Estado, bajo su
dirección, regulación y con el propósito de obtener
fines privados y públicos. Los que son comunes a
todos los participantes del proceso.
En cambio el procedimiento es el conjunto de normas
o reglas de conducta que regulan la actividad,
participación y facultades y deberes de los sujetos
procesales y también la forma de los actos realizados
en un proceso o en parte de este, provistos por el
Estado con anticipación a su inicio.
CLASIFICACION DE LOS PROCESOS

Si bien en sentido estricto el proceso judicial es


unitario, sin embargo, atendiendo al propósito que se
persigue con su uso o al derecho material que se
pretende hacer efectivo con él, es posible establecer
criterios clasificatorios del proceso.

Estas tipologías pueden tener por lo menos una doble


utilidad, por un lado, una función didáctica, y por
otro, servir como referente para una propuesta
legislativa.
Por su función

Teniendo en cuenta el propósito o la naturaleza de la


satisfacción jurídica que se persigue con su uso,
podemos encontrar tres tipos de procesos: (i) declarativo
o de conocimiento; (ii) de ejecución; y, (iii) cautelar.

(i) El proceso declarativo o de conocimiento.- Tiene


como presupuesto material la constatación de una
inseguridad o incertidumbre en relación a la existencia
de un derecho material en un sujeto, situación que ha
devenido en un conflicto con otro, quien concibe que el
derecho referido no acoge el interés del primer sujeto,
sino el suyo.
Tales opiniones contrarias requieren ser expresadas,
probadas, alegadas y finalmente resueltas a través de
un proceso judicial en donde el Juez, al final, haciendo
uso del sistema jurídico vigente, decide mantener y
certificar la legalidad de la situación jurídica previa al
inicio del proceso, o de otro lado, declara extinguida
esta y crea una nueva.

Cualquiera de esas dos posibilidades se concreta a


través de una resolución judicial, con la cual el Juez
pone fin a la inseguridad o incertidumbre antes
expresada.
La intervención del Juez en un proceso de conocimiento
es más o menos amplia, depende de la naturaleza del
conflicto de intereses y de la opción del legislador de
conceder más o menos posibilidades de actuación del
Juez y a las partes, sea en lo que se refiere a facultades o
a plazos. Esta variación determina la existencia de
distintas clases de procesos de conocimiento. A los más
amplios se le suele llamar plenos o de conocimiento
propiamente dichos, los intermedios –en donde la
capacidad y tiempo se ha reducido- reciben el nombre de
plenarios rápidos o abreviados, y finalmente aquellos
cuya discusión se reduce a la prueba de uno o dos hechos
específicos reciben el nombre de plenarios rapidísimos o
sumarísimos.
(ii) En el proceso de ejecución, a diferencia del
proceso anterior, hay seguridad en el sujeto de
derechos, respecto de la existencia y reconocimiento
jurídico de un derecho material. En ese sentido, la
necesidad de utilizar este proceso se presente porque
no obstante la contundencia del derecho, este no es
reconocido –expresa o tácitamente- por el sujeto
encargado de su cumplimiento.

Esta situación fáctica aludida suele estar recogida en


un documento, que recibe genéricamente el nombre
del título de ejecución.
Teniendo una de las partes la seguridad de que su derecho
o interés cuenta con apoyo jurídico, la relación en un
proceso de ejecución es asimétrica, de desigualdad. Este
desequilibrio puede tener un origen judicial o
extrajudicial. Un ejemplo típico del primero es una
sentencia de condena que tiene la autoridad de la cosa
juzgada; del segundo, un título valor. La verdadera razón
de la diferencia está en que la sentencia si es un autentico
título de ejecución, lo que no se puede decir del título
valor, que requiere de un pronunciamiento declarativo para
la obtención de un título de ejecución, por eso se le
denomina título ejecutivo, una especie de los títulos de
ejecución caracterizada porque la seguridad o certeza del
documento es pasible de una discusión mayor.
La desigualdad de las partes en el proceso de
ejecución significa que el ejecutante no tiene mas
carga probatoria que acreditar la titularidad del
documento al que la ley le ha otorgado mérito de
ejecución, siendo el ejecutado quien debe reducir o
eliminar la contundencia jurídica de este, con alegatos
que deberá probar durante el desarrollo del proceso.
(iii) El proceso cautelar es el instrumento a través del
cual una de las partes litigantes, por lo general el
demandante, pretende lograr que el Juez ordene la
realización de medidas anticipadas que garanticen la
ejecución de la decisión definitiva, para cuando esta
se produzca. A este proceso, por un lado, se le
considera que es autónomo dado a la existencia de
rasgos que lo diferencia de cualquier otro proceso,
como por ejemplo, tiene una vía procedimental
específica, fines propios y una pretensión que solo
puede resolverse en su interior.
Por otro lado, se admite como su principal
característica, el hecho de que se trata de un proceso
instrumental, en tanto está al servicio de otro
proceso, específicamente de aquél en donde se discute
la pretensión principal. Es tanta su dependencia que si
en el proceso principal ya no se dicta la decisión
definitiva, sea porque el demandante se desistió de la
pretensión sea por cualquier otra razón, el proceso
cautelar habrá perdido su razón de seguir existiendo.
A través del proceso cautelar se obtiene una medida
cautelar. Esta tiene dos fines: uno concreto y otro
abstracto. En atención al primero, con la medida
cautelar se pretende asegurar que la decisión definitiva
se cumpla, y con respecto al segundo, se busca lograr el
fortalecimiento de la confianza social en el servicio de
justicia con el siguiente criterio: si las decisiones
judiciales finales se van a poder ejecutar, es decir, si van
a ser eficaces, entonces se va a prestigiar el servicio de
justicia ante su comunidad.

La obtención de una medida cautelar exige del


peticionante la acreditación de ciertos requisitos.
Es así, que quien la pide debe persuadir al Juez,
anticipada y provisionalmente, de que tiene la razón y
de que va a ganar el proceso. Este requisito se le
llama verosimilitud del derecho o fumus bonis iuris.

Asimismo, el peticionante de la medida cautelar debe


acreditar, que la demora en la tramitación del proceso
en donde se discute la pretensión principal va a
producirle perjuicios que podrían transformarse en
irreparables. Este requisito se denomina peligro en la
demora o periculum in mora.
Finalmente, la petición de una medida cautelar, que
sólo puede ser concedida por un Juez, exige que quien
lo hace otorgue garantía suficiente, a criterio del Juez,
a fin de asegurar la reparación de los perjuicios que
pudiera ocasionar la ejecución de la medida cautelar,
si es que al final del proceso, tal peticionante pierde el
caso. Esta garantía prestada por el peticionante se
denomina contracautela.
Por su estructura

Este criterio tiene como sustento la preeminencia o


importancia que se le a determinados sujetos del
proceso. Al proceso en donde las partes tienen el
control de este en sus estaciones mas importantes, sea
material probatorio, su continuación o suspensión, es
decir, la parte –demandante o demandado-, cuyo
derecho se discute al interior del proceso, pasa a ser la
dueña de este, reduciendo la figura del Juez a la de un
simple homologador de sus actividades, se le denomina
proceso privatistico.
En cambio, existe otro tipo de proceso en donde el
protagonista más trascendente es el Juez. Este tiene el
control de todas las estaciones del proceso, determina
que es lo que se debe actuar y que es lo que se rechaza
en definitiva, todo esto con prescindencia de las
alegaciones de las partes, e inclusive de los medios
probatorios que estas podrían proponer. En este
proceso, el Juez aplica o no –con absoluta discreción-
el derecho que las partes le propusieron. A este
proceso se le llama proceso autoritario.
El CPC clasifica a los procesos de la siguiente manera:

(I) Procesos contenciosos

(i) Proceso de conocimiento


(ii) Proceso abreviado
(iii) Proceso sumarísimo
(iv) Proceso cautelar
(v) Proceso de ejecución
(II) Procesos no contenciosos

(i) De prueba anticipada


(ii) De inventario
(iii) De administración judicial de bienes
(iv) De adopción
(v) De autorización para disponer de derechos de
incapaces
(vi) De declaración de desaparición, ausencia o
muerte presunta
(vii)De patrimonio familiar
(viii)De ofrecimiento de pago y consignación
(ix) De comprobación de testamento
(x) De inscripción o rectificación de partida
(xi) De sucesión intestada
(xi) De reconocimiento de resoluciones judiciales y
laudos expedidos en el extranjero
(xii) Otros previstos en otras leyes
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