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RESOLUCIÓN JUDICIAL

La resolución judicial es el acto procesal proveniente de un tribunal, mediante el cual


resuelve las peticiones de las partes, o autoriza u ordena el cumplimiento de determinadas
medidas.

Dentro del proceso, doctrinariamente se le considera un acto de desarrollo, de ordenación e


impulso o de conclusión o decisión.

Las resoluciones judiciales requieren cumplir determinadas formalidades para validez y


eficacia, siendo la más común la escrituración o registro (por ejemplo, en audio), según sea
el tipo de procedimiento en que se dictan.

En la mayoría de las legislaciones, existen algunos requisitos que son generales, aplicables
a todo tipo de resoluciones, tales como fecha y lugar de expedición, nombre y firma del o
los jueces que las pronuncian; y otros específicos para cada resolución, considerando la
naturaleza de ellas, como la exposición del asunto (individualización de las partes, objeto,
peticiones, alegaciones y defensas), consideraciones y fundamentos de la decisión
(razonamiento jurídico).

Efectos

Se refieren a las consecuencias que se producen por el hecho de la dictación de una


resolución judicial. Estas, según el caso, se producen en relación con el tribunal que la
pronunció o respecto de los litigantes.

Desistimiento

Es el efecto que producen las sentencias, en virtud del cual una vez notificada,
generalmente, al menos a una de las partes, no pueden ser modificadas o alteradas de
manera alguna por el tribunal que las dictó.

En otros términos, este efecto produce la extinción de la competencia para conocer de la


cuestión debatida. No obstante, no impide al tribunal continuar actuando en el proceso para
diligencias posteriores como, por ejemplo, sobre la ejecución de la sentencia o sobre los
recursos interpuestos.

Cosa juzgada

Es el efecto de una sentencia judicial cuando no existen contra ella medios de impugnación
que permitan modificarla. Ella se traduce en el respeto y subordinación a lo realizado y
señalado en un juicio, por ello también se le define como la fuerza que atribuye el derecho a
los resultados del proceso.

Impide volver a discutir entre las mismas personas, una misma materia, invocando idénticas
razones, es decir, protege a las partes litigantes de la realización de un nuevo juicio y una

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nueva sentencia. Además, permite cumplir coactivamente el derecho reconocido o
declarado en el juicio.

Declaración del derecho

Esta consecuencia se relaciona con la clasificación de las sentencias en constitutivas o


declarativas.

En virtud de ésta, las resoluciones judiciales pueden constituir nuevos estados jurídicos,
atribuir o habilitar para ejercitar nuevos derechos, con efecto hacia el futuro y de caracteres
generales (erga omnes); o limitarse a reconocer derechos preexistentes, con efecto
retroactivo y, habitualmente, relativos (afecta sólo a las partes litigantes).

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COSA JUZGADA

La cosa juzgada (del latín «res iudicata») es el efecto de una sentencia judicial cuando no
existen contra ella medios de impugnación que permitan modificarla (sentencia firme) y
que se traduce en el respeto y subordinación a lo decidido en un juicio. Por ello también se
le define como la fuerza que atribuye el derecho a los resultados del proceso.
Habitualmente se utiliza como un medio de defensa frente a una nueva demanda planteada
sobre el mismo objeto que fue de la controversia ya sentenciada.

Significado jurídico

Res iudicata es una expresión latina, del ámbito jurídico, que literalmente traducida
significa «cosa juzgada». Su significado, no obstante, es más profundo aún, llega más
lejos, en cuanto que es definitorio del «valor de la jurisprudencia» en el sistema del derecho
continental, y enlaza con importantes principios jurídicos, tales como el de seguridad
jurídica o el de certeza del derecho.

La presencia de la res iudicata impide que una misma cuestión sea juzgada dos veces, por
eso ante un segundo litigio, planteado sobre el mismo objeto, nos permite alegar la
«excepción de cosa juzgada» (res iudicata), y excluir con ello la posibilidad de ser
juzgados por segunda vez.

Antecedentes

El origen de la cosa juzgada se encuentra en el derecho romano, con la figura de la


excepción de cosa juzgada (exceptio rei iudicatae). También conocida como "res in iudicio
adiudicata"

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Con ella se buscaba proteger a las partes de un nuevo juicio y una nueva sentencia sobre la
materia objeto del mismo, buscándose con ello satisfacer una necesidad de certeza o
seguridad jurídica. La cosa juzgada es como la jurisprudencia ya que es un fallo de triple
reiteracion q si no posee demanda no hay sentencia

Fundamentos

Dentro de los motivos que han fundamentado la existencia de la institución de la cosa


juzgada se encuentran los siguientes:

 Certeza jurídica: la cosa juzgada pretende satisfacer la necesidad de certeza de las


situaciones, que toda sociedad requiere; mientras que la necesidad de justicia se
pretende satisfacer a través de los recursos judiciales.

 Estabilidad de los derechos: con la cosa juzgada se pretende asegurar la


estabilidad y certidumbre de los derechos que las sentencias reconocen o declaran.
Permite la inmutabilidad de los derechos adquiridos en virtud de las sentencias.

 Separación de poderes: la cosa juzgada reconoce el principio de separación de


poderes, al impedir a los órganos de los demás poderes (ejecutivo y legislativo)
alterar o modificar los resultados del ejercicio de la función jurisdiccional,
reiniciando un proceso ya terminado.

 Seguridad jurídica: Que se manifiesta mediante el principio "non bis in idem",


siendo imposible, así bien necesario, la no apertura de la misma causa una vez
concurren identidad de sujeto, objeto y causa. Asimismo, permite poner un punto
finito a la labor cognoscitiva, en tanto, el perdedor de la litis siempre le considerará
injusta y querrá un fallo distinto. Mediante la autoridad de cosa juzgada se pone un
límite a la revisión del proceso y a las relaciones que se han constituido o declarado.

Naturaleza

Varias han sido las posiciones sobre la naturaleza de la cosa juzgada, sin perjuicio que, en
general, ellas se estiman compatibles y complementarias.

Para Ulpiano la cosa juzgada se tenía por verdad, mientras para Savigny era una ficción de
verdad que protegía a las sentencias definitivas. Mediante este planteamiento Savigny está
advertido que en juicio sólo se puede encontrar una verdad subjetiva mas no objetiva, pues
el elemento de verdad pura es imposible por la certeza humana que se tiene sobre los
hechos acaecidos. Ante tal premisa se entiende que la cosa juzgada es una fictio iuris, que
pretenderá armonizar a los justiciables.

Según Pothier el contenido de la sentencia llevaba una presunción de verdad, que es la


posición del sistema francés y español. Al contrario de Savigny este Pothier sostiene a la
cosa juzgada como una presunción de verdad, esto es, un criterio de verdad que sólo puede

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ser desdicha con un valor semejante a ello. Conviene tener en cuenta los criterios de
presunciones iure et de iure e iuris tantum.

Para la doctrina alemana es una declaración de certeza con carácter indiscutible y, para la
italiana, de imperatividad y eficacia. Otros autores señalan que es una declaración de
eficacia con tres características: inimpugnabilidad, inmutabilidad o inmodificabilidad y
coercibilidad.

Clasificación

La doctrina ha realizado varias clasificaciones en torno a la cosa juzgada. Entre ellas


encontramos las siguientes:

Cosa juzgada formal y material

 Cosa juzgada formal: es aquella que implica la imposibilidad que una determinada
decisión sea recurrida, o sea, la improcedencia o cierre de los recursos procesales
contra ésta. En otras palabras, una resolución judicial que goza de esta clase de cosa
juzgada no puede ser objeto de más recursos. Sus efectos se producen
exclusivamente en el proceso en que se ha dictado la sentencia, por lo que se
considera precaria (pues sus efectos podrían desvirtuarse en un proceso distinto).

 Cosa juzgada material: es aquella que implica la inatacabilidad de un resultado


procesal mediante el inicio de un nuevo juicio, al cerrarse toda posibilidad de que se
emita una decisión que se contradiga o se oponga a lo antes dictado. Sus efectos se
producen en el proceso en que se dictó la sentencia y en otros futuros, por lo que se
considera estable y permanente (porque es eficaz dentro y fuera del respectivo
proceso).

Cosa juzgada real y aparente

 Cosa juzgada real: es aquella que emana de un proceso válido, es decir, aquél que
ha respetado las normas del "debido proceso".

 Cosa juzgada aparente: es aquella que emana de un proceso en que ha faltado uno
o más requisitos de existencia o validez del mismo.

Cosa juzgada general y relativa

 Cosa juzgada general (res iudicata erga omnes): es aquella que produce efectos
respecto de todas las personas (erga omnes), aunque no hayan intervenido en el
juicio.

 Cosa juzgada relativa (res iudicata inter partes): es aquella que produce efectos
sólo respecto de las partes del juicio (y sus sucesores legales) y no en relación a
personas ajenas al mismo.

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Efectos

Son las consecuencias jurídicas que surgen de la cosa juzgada, que se traducen en la
posibilidad de exigir el cumplimiento de lo resuelto (acción de cosa juzgada) o en evitar un
nuevo juicio sobre la materia (excepción de cosa juzgada).

Acción de cosa juzgada

Es el efecto de la cosa juzgada que permite el cumplimiento coactivo de un derecho


reconocido o declarado en juicio. Requiere de una sentencia, favorable al que pretende
ejercerla, firme (o que cause ejecutoria) y que imponga una obligación actualmente
exigible. En el ámbito penal, el Auto de sobreseimiento libre tiene efectos de cosa juzgada.

Su titular es la persona a cuyo favor se ha reconocido o declarado un derecho, es decir, el


litigante que ha ganado (y eventualmente sus herederos) y se ejerce contra el litigante
perdedor (o, eventualmente, en contra de sus sucesores) para reclamar lo obtenido en el
juicio.

En general, es prescriptible y el procedimiento para exigir su cumplimiento dependerá de si


se trata de una sentencia emanada de un tribunal nacional o de uno extranjero (en cuyo caso
habrá que homologarla, utilizando el exequatur).

Excepción de cosa juzgada

Es el efecto de la cosa juzgada más típico (también conocido como non bis in idem), en
virtud del cual no puede volver a discutirse entre las mismas personas, una misma materia e
invocando idénticas razones. Es decir, permite hacer valer los atributos de
inmodificabilidad e ininmpuganibilidad que posee una sentencia firme frente al inicio de un
nuevo juicio.

Su titular es el litigante que se ha beneficiado por el resultado del juicio y por todos
aquéllos a los que, según la ley, aprovecha la decisión. Puede ser invocada por cualquiera
de las partes en el juicio, independiente de la calidad que hayan tenido en éste (demandante
o demandado).

Por lo general, esta excepción debe ser alegada en el juicio posterior, porque es renunciable
expresa o tácitamente y, habitualmente, sólo favorece a las partes que han intervenido en el
respectivo litigio (y a sus herederos). Además, es imprescriptible, pues puede alegarse en
cualquier tiempo.

Requisitos

La doctrina señala tradicionalmente que, para que sea procedente la excepción de cosa
juzgada es preciso que, en ambos juicios, concurran tres requisitos comunes:

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 Identidad de persona (eaedem personae): debe tratarse del mismo demandante y
demandado, jurídicamente hablando. Para fijar este requisito Eduardo Couture
señalaba que hay que considerar tres principios: identidad jurídica (la identidad de
carácter legal y no física), sucesión (a los causahabientes de una persona) y
representación (la posibilidad de actuación a nombre de otro). Por ello, las personas
que actúan en el litigio pueden ser físicamente distintas y existir identidad legal (por
ejemplo, entre un heredero del demandante ya fallecido y el demandado) o, por el
contrario ser físicamente idénticas y no existir tal identidad (por ejemplo, entre el
demandante y el ex-representante de una persona jurídica antes demandada).

 Identidad de la cosa pedida (eadem res): el objeto o beneficio jurídico que se


solicita (no el objeto material) debe ser el mismo. O sea, lo que se reclama.

 Identidad de la causa de pedir (eadem causa petendi): el hecho jurídico o material


que sirve de fundamento al derecho reclamado debe ser el mismo. O sea, el por qué
se reclama.

Parte de la doctrina estima que la anterior teoría es errónea por incompleta. Estos autores
señalan que hay que distinguir tres elementos fundamentales, aunque advierten que no se
pretende reproducir con otros términos la teoría tradicional, pues establecen ciertas
subcategorías dentro de éstos. Tales elementos son los siguientes:

 Límite subjetivo (sujetos): es necesaria la identidad de los sujetos, o sea, que sean
los mismos en el anterior y el posterior juicio. Requiere de identidad física y
jurídica, pero en algunas ocasiones este se atenúa, bastando la identidad jurídica
(una misma calidad legal). Excepcionalmente no se presenta este límite, tratándose
de la cosa juzgada general (que opera contra toda clase de personas).

 Límite objetivo (objeto): es necesario que ambos litigios tengan el mismo objeto
procesal. Habrá identidad objetiva cuando se esté ante una misma pretensión
procesal, que comprende tres caracteres: los sujetos; el objeto corporal o incorporal
en que recae la pretensión; y el título o petición delimitado por los hechos
invocados.

 Actividad en que el pronunciamiento consiste: es necesaria que la actividad


estricta, es decir, la modificación de la realidad que determina, sea la misma. Dicha
actividad comprende tres dimensiones: el lugar, normalmente sólo el territorio
nacional (salvo homologación de decisiones extranjeras vía exequatur); el tiempo, o
sea, las circunstancias temporales que acompañaron y produjeron la decisión; y la
forma, es decir, sólo el pronunciamiento estricto que integra el fallo y no sus
motivaciones o las declaraciones que hayan sido omitidas (salvo conexión evidente,
en cuyo caso puede admitirse la equiparación de los extremos implícitamente
decididos, situación conocida como cosa juzgada implícita).

Recursos contra la res iudicata

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Si bien se ha planteado que la autoridad de cosa juzgada mantiene la permanencia de las
relaciones jurídicas, lo cierto es que, como diría Carnelutti, los errores son posibles y hasta
inevitables, por lo que resulta bastante posible que hayan errores o vicios en la totalidad de
la actuación procesal lo que abre la posibilidad de una sentencia jurídicamente injusta. Ante
ello, y en concordancia con Priesto Castro Ferrandiz, podemos utilizar análogamente la
figura de la acción pauliana o revocatoria para "destruir" la cosa juzgada cuando hayan
vicios procesales que rayen en la ilicitud de índole penal.

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SENTENCIA JUDICIAL

Sergio Alfaro la define así:

Acto judicial que resuelve heterocompositivamente el litigio ya procesado, mediante la


aceptación que el juez hace de alguna de las encontradas posiciones mantenidas por los
antagonistas luego de evaluar los medios confirmatorios de las afirmaciones efectuadas por
el actor y de la aplicación particularizada al caso de una norma jurídica que preexiste en
abstracto, con carácter general.

Clasificación

 Por su contenido:

Sentencia condenatoria o estimatoria: cuando el juez o tribunal acoge la


pretensión del demandante, es decir, cuando el dictamen del juez es favorable al
demandante o acusador.
Sentencia absolutoria o desestimatoria: cuando el órgano jurisdiccional da la
razón al demandado o acusado.
Sentencia parcialmente estimatoria/desestimatoria: cuando el tribunal da la
razón a sólo algunas de las pretensiones del demandante.
Sentencia constitutiva (proceso civil): las que crean, modifican o extinguen una
relación jurídica.

 Por la presencia/ausencia del demandado:

Sentencia contradictoria: cuando el demandado está presente en la causa.


En rebeldía: cuando la sentencia se dicta sin la presencia del demandado.

 Por la posibilidad de impugnación:

Sentencia firme: aquella contra la que no cabe la interposición de ningún recurso,


ordinario o extraordinario. Y cuando ambas partes dejan transcurrir el tiempo y no
interpone recurso impugnatorio. Está amparada por el principio de cosa

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juzgada.Aun asi contra tal sentencia cabe el recurso extraordinario de revision; por
lo cual su firmeza no es absoluta.
Sentencia no firme o recurrible: es aquélla contra la que se pueden interponer
recursos.

 Por el grado de jurisdicción

Sentencia en primera instancia: la que devienen de los órganos de primera


instancia, por su competencia y jurisdicción.
Sentencia en apelación: cuando se recurre, bien sea al mismo órgano o al
inmediatamente superior (Audiencia Provincial)
Sentencia en casación: es aquella que se emite por el Tribunal Supremo
pretendiendo casar la causa.

Requisitos

La sentencia debe reunir los requisitos de tiempo, lugar y forma. Debe dictarse en un
periodo de tiempo apto para la realización de los actos del juez o tribunal. La fijación de
este plazo varía según el procedimiento de que se trate.

Respecto de la forma, las sentencias generalmente se componen de tres secciones:

 Encabezamiento o parte expositiva: en el que se señala la fecha y ciudad en que se


dicta, las partes intervinientes, sus procuradores y abogados, sin que se puedan
omitir sus nombres sin afectar a la debida integridad y publicidad de las sentencias.
Se hacen constar también las peticiones o acciones y las excepciones o defensas
presentadas por las partes, junto a los presupuestos o antecedentes de hecho en que
se fundan.
 Parte considerativa: en la que se expresan los fundamentos de hecho y de derecho,
que contienen los argumentos de las partes y los que utiliza el tribunal para resolver
el objeto del proceso, en relación con las normas que se consideran aplicables al
caso.
 Parte resolutiva: en la que se contiene la decisión o fallo de condena o absolución
del demandado o acusado. Asimismo, suele incorporarse el nombre del juez que la
ha redactado y la firma de todos los que han concurrido a su acuerdo.

Por otro lado, las sentencias deben ser congruentes, es decir, deben resolver acerca de todas
las cuestiones que hayan sido objeto de debate en el proceso. El fallo no debe contener más,
ni algo distinto, de lo pedido por las partes. Cuando se trata de sentencias penales, la
congruencia significa que debe mediar una relación entre la sentencia y la acción penal
ejercitada. Por ejemplo, si una persona es acusada de homicidio, el juez no puede
condenarle por robo (para ello haría falta aplicar otro procedimiento), ya que está limitado
por los hechos alegados. Sin embargo, podría realizar una calificación jurídica diversa de la
hecha por las partes, por ejemplo, en el mismo caso, condenar por asesinato o parricidio y
no por homicidio.

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Puede clasificarse la incongruencia en la sentencia por: 1) Falta de exhaustividad,
omitiéndose el pronunciamiento sobre un tema debido. 2) Incongruencia ultrapetitum,
concediéndose más de lo pretendido por el actor. 3) Incongruencia extrapetitum,
concediéndose otra cosa y no lo pedido.

Los elementos de la estructura de una sentencia son preámbulo, resultando, considerando y


puntos resolutivos. En las sentencias españolas su estructura es encabezamiento (nombre de
las partes y sus datos, identificación de procurador y abogado, objeto del juicio, fecha, lugar
y tribunal, jueces o magistrados, así como el ponente si es tribunal colegiado), antecedentes
de hecho (en párrafos separados y numerados, exponiéndose las peticiones de las partes, los
hechos en que las funden y las pruebas que se hubieran propuesto y practicado -hechos
probados-), fundamentos de derecho (en párrafos separados y numerados, donde se
apreciará el derecho que funda las pretensiones, con cita de las leyes o doctrina aplicables)
y, finalmente, el fallo (que es la parte dispositiva, donde se resuelve el pleito).

Redacción

La redacción de la sentencia corresponde al juez que la haya dictado (si se trata de un


órgano jurisdiccional unipersonal) o a uno de sus miembros, si se trata de un órgano
colegiado (en este caso, previa deliberación y votación de la sentencia por parte de los
miembros del tribunal).

Una vez firmada la sentencia por el juez o por todos los miembros del tribunal, se da a
conocer mediante lectura en audiencia pública o mediante notificación por escrito a las
partes.

Impugnación

Dado que la sentencia es una resolución decisoria, en la mayoría de los casos es posible
impugnarla mediante la segunda instancia que es integrada por los magistrados.

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SANCIÓN (DERECHO)

La sanción es un término, en Derecho, que tiene varias acepciones.

En primer lugar, se denomina sanción a la consecuencia o efecto de una conducta que


constituye infracción de una norma jurídica (ley o reglamento). Dependiendo del tipo de
norma incumplida o violada, puede haber sanciones penales o penas; sanciones civiles y
sanciones administrativas.

Sin embargo, habitualmente la referencia a una sanción se hace como sinónimo de pena
pecuniaria, es decir, una multa o, al menos, para penas leves (por ejemplo, prohibiciones

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para ejercer cargos). Por el mismo motivo, comúnmente se suele relacionar la expresión
sanción con la Administración pública (sanciones administrativas) y el término pena se deja
para el ámbito del Derecho penal.

En segundo lugar, se llama sanción al acto formal mediante el cual el jefe de Estado da su
conformidad a un proyecto de ley o estatuto. En España, por ejemplo, el Rey sanciona las
leyes aprobadas por las Cortes Generales. Y por extensión, además, se denomina sanción a
la aprobación o autorización de cualquier acto jurídico. Así, por ejemplo, en Argentina, la
sanción es el acto formal mediante el cual el Congreso da fuerza de ley a una norma. En
Chile, el Presidente de la República a través de la sanción, da su conformidad al Proyecto
de Ley, presentado por las respectivas Cámaras de Senadores y Diputados, para dicho acto,
el Presidente cuenta con una herramienta denominada Veto, con la cuál podrá Vetar el
Proyecto de Ley.

Por último, desde un punto de vista de Derecho internacional, las sanciones son las medidas
económicas, diplomáticas o militares que un estado toma de forma unilateral para presionar
a otro en una negociación o para el cumplimiento de obligaciones internacionales.

Este vocablo afecta: Al Derecho Procesal Civil y es la consecuencia jurídica desfavorable


que el incumplimiento de un deber produce en relación con el obligado (Couture). Al
Derecho Político, si bien con respecto a éste las definiciones son discrepantes, posiblemente
porque están referidas a distintos regímenes políticos y a normas constitucionales
diferentes.

El Diccionario de la Academia dice que es el acto solemne por el que el jefe del Estado
confirma una ley o estatuto. Escriche hace igual definición que el Diccionario, pero omite
cuál sea el organismo sancionador. Cabanellas recoge el concepto de la Academia en
cuanto atribuye la sanción al jefe del Estado, y añade “o por quien de hecho ejerce sus
atribuciones”.

Para Capitant es el acto por el cual el monarca, considerado como de igual o superior
jerarquía respecto de las Cámaras, presta su asentimiento a la ley votada por el Parlamento,
idea que se encuentra asimismo en Guillien y Vincent.

Frente a ese criterio, aparece el de quienes atribuyen la sanción de las leyes al propio
órgano legislativo que las ha dictado. Por eso dice Couture que es “la aprobación que se da
por una de las Cámaras que componen el órgano legislativo, o por éste en su conjunto, a un
proyecto de ley”. Ramírez Gronda expresa que “en el proceso de la formación de las leyes,
la sanción es el acto por el cual el Congreso, las legislaturas, etc., aprueban un proyecto de
ley”. Finalmente, J. C. Smith, explica que, “en la literatura jurídica constitucional argentina,
la sanción es el acto por el cual el Poder Legislativo (es decir, ambas Cámaras en conjunto)
aprueban un proyecto de ley”. La doctrina y las Constituciones que atribuyen la función
sancionadora de las leyes al propio órgano legislativo que las ha dictado, reservan al jefe
del Estado la misión de promulgarla o de ejercer su derecho de veto (V).

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