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Sentidos del trabajo a partir de

Trayectorias y recursos personales para


Afrontar el mundo del trabajo*
ERICO RENTERÍA PÉREZ*1; EFRAÍN GARCÍA SÁNCHEZ*2; ISABEL
CRISTINA RESTREPO ROCHA*3; WILNER ARBEY RIASCOS SÁNCHEZ*4.

Resumen
Se presentan los resultados de una investigación sobre la relación entre los sentidos
de trabajo construidos a partir de la trayectoria y los recursos para afrontar el mundo
del trabajo. Se realizaron entrevistas en profundidad con personas agrupadas por
rangos de edad utilizando el análisis de contenido, desde una perspectiva integradora
entre elementos hermenéuticos y cuantitativos. Se observó que los sentidos de
trabajo se configuran en el proceso discursivo a partir del uso de repertorios
individuales. Las diferencias entre rangos de edad, atienden a los distintos lugares
y momentos en los que se encuentran los individuos, los cuales se relacionan
con intereses, expectativas y retribuciones valoradas provenientes del trabajo. Se
discuten las dinámicas y tendencias en el mundo del trabajo y las organizaciones
en términos de los cambios en las relaciones con el individuo que desembocan en
la objetivación de realidades y elaboración de subjetividades para asumirlas.
Palabras clave: Sentidos de trabajo, trayectorias, recursos de
competencias, empleabilidad.

Abstract
The article presents results of a research on relationship between work senses
built from individual trajectories and resources to deal with the world of work.
Deep interviews were used with people clustered by age ranges using content
analysis, from an integrative perspective related with hermeneutic and quantitative
elements. It was observed that work senses are configured in the discursi ve process
considering the use of individual repertories. Differences among age ranges attend
to the different places moments individuáis are in their lives, and are related with
interests, expectations and valued retributions coming from the activity of work.
ít's discussed the dynamics and tendencies in the world of work and organizations,
in terms of the changes in the relationships with the individual that become in the
"objetivación" of realities and elaboration of subjectivities to assume them.
Key words: Work senses, trajectory, competences resources, employability.
Introducción
Cambios cada vez más rápidos y constantes en materia económica, política y social permean el
mundo del trabajo actual. La globalización, los cambios tecnológicos y la demanda de generar y
gestionar el conocimiento se establecen como una tendencia para las organizaciones cuyo
propósito es generar ganancias económicas que entran en esas lógicas, reconfigurando la
relación que establecen con su entorno y con las personas que hacen parte de ellas.
El trabajo, visto como uno de los ejes centrales de la organización social (Antunes, 2001, 1995;
Offe, 1995; Bridges, 1997; Lessa, 2002; Luque, Gómez & Cruces, 1999; Salanova, Gracia y
Peiró, 1996) al constituirse como factor estructurante del cotidiano de los individuos y de los
colectivos al proveer la oportunidad para transformar el medio, producir bienes, productos y
servicios necesarios para vivir y crecer en sociedad, se ha visto afectado por las dinámicas
histórico-sociales que se presentan en este momento.
En estas dinámicas, muchos trabajadores también enfrentan marcos de regulación del mundo
del trabajo que son impuestas bajo las leyes del mercado y que influyen en la forma como se
establece la relación organización - persona - trabajo y la manera en que ambos constituyen y
significan sus prácticas (Topa y Palací, 2004). Estos elementos implican recientemente para las
trayectorias de trabajo de los individuos, una tendencia hacia condiciones de inestabilidad,
incertidumbre, competencia y hasta cierto punto, de discontinuidad en sus biografías (Bauman,
2005; Beck, y Beck-Gernshein, 2002), lo cual plantea la necesidad de incorporar o generar
repertorios con los que se puedan afrontar las presentes dinámicas; entre ellos, la configuración
de sentidos de trabajo (Antunes, 2001; Salanova etal., 1996; Sennett, 2002) que le permitan a
los individuos tomar una postura en dichos contextos.
Si bien estos elementos del contexto hacen parte de cambios que se establecen en la relación
hombre-trabajo, se reconoce que las transformaciones son una parte esencial de la vida de los
individuos y con ellas se enfrenta en el cotidiano. Sin embargo, uno de los cambios de fondo se
encuentra en el hecho de haber desplazado hacia los trabajadores la responsabilidad de mantener
su lugar en el mercado de trabajo, es decir, de ser empleables (Rentería, 2008). Bajo esta lógica del
contexto, el mercado de trabajo exige de las personas una postura más activa - para la cual no
necesariamente están todos formados de la misma manera-, de tal forma que se esperan
trabajadores más competentes, flexibles y polivalentes (Malvezzi, 2000a). Desde esta perspec-
tiva, la noción de competencias -entendida en algunos contextos y en la literatura especializada
con otros términos como habilidades, conocimientos, capacidades, destrezas, etc.- emerge, desde
algunas posturas teóricas (Machado, 2002), como una de las formas en la que se configuran los
repertorios disponibles para asumir tales realidades, instaurándose como una manera de
legitimar desempeños y regular las relaciones personas-trabajo que se establecen en el
cotidiano.
Lo anterior también implica transformaciones en la propia trayectoria de trabajo de los
individuos. Los cambios a nivel contextual y de las organizaciones, hacen que estas vayan por
diferentes caminos al que regularmente se mencionaba en la literatura de la psicología
organizacional y las explicaciones de la relación personas-trabajo - trayectorias de tipo lineal,
que implican la búsqueda ascenso jerárquico en una única o pocas organizaciones durante la
vida y caracterizada por la búsqueda del incremento de ingresos, estatus, poder y seguridad,
tanto dentro de la organización como por fuera de ella (Ackah y Heaton, 2004). Se observa
entonces cierta tendencia hacia "carreras sin fronteras" que desembocan en trayectorias que
demandan más agenciamiento y responsabilidad del individuo, puesto que no se encuentra
orientada exclusivamente por las organizaciones e instituciones con quienes interactúa (Arthur &
Rousseau, 1996; Malvezzi, 2000a).
Considerando lo anterior, es relevante realizar un acercamiento a la manera como las personas
afrontan estas dinámicas, vividas desde las propias condiciones elaboradas en una historia
personal, frente a las condiciones de trabajo actuales, y su integración en la elaboración del sentido
que construyen y su incidencia en la configuración de repertorios que sirven como marcos de
referencia con los cuales guiar sus acciones con el fin de insertarse, permanecer o movilizarse en
el mercado de trabajo actual; y de alguna manera responder a "quienes son" derivando referentes
desde la actividad social llamada trabajo. Sin embargo, es de aclarar que los cambios no se
presentan para todas las personas de la misma forma, ya que los grupos de referencia, los
procesos de socialización, y las mismas trayectorias de los individuos presentan variaciones en
la manera de configurarse. Es por esta razón, que una variable fundamental al estudiar
trayectorias sea el tiempo. De allí, que la manera en que se asumen los cambios y se establezca
la relación con el mundo del trabajo varíe de persona a persona, no solo por los elementos a los
cuales se ve enfrentada, sino por el momento histórico personal y contextual en el cual se halle
inscrita.
La aproximación que se presenta de los sentidos de trabajo construidos a partir de la trayectoria
se plantea no solo dentro de las nociones tradicionales de la relación organización-trabajador de
la psicología organizacional clásica, sino que atiende específicamente a un abordaje desde la
psicología del trabajo, como marco referencial y explicativo de la manera en que los individuos
establecen vínculos con el mundo del trabajo y las organizaciones en diferentes modalidades o
formas de trabajar y de tener vínculos con las organizaciones de trabajo (Rentería, 2007a). El
presente artículo se basa en resultados del estudio: Sentidos de Trabajo construidos a partir de la
trayectoria en personas de diferentes rangos de edad, la cual se enmarca en la línea de
investigación Aspectos psicosociales del trabajo como actividad económico productiva del grupo
de investigación en psicología organizacional y del trabajo de la Universidad del Valle.
Para efectos del análisis se utilizaron las siguientes categorías: trabajo, trayectorias, sentidos y
competencias. El trabajo se conceptualiza como fenómeno e institución en una perspectiva
psicosocial, demarcando el papel y las implicaciones que tiene para el individuo en la
construcción de su mundo y en su ubicación social (Blanch, 1996; Luque, Gómez y Cruces,
1999). La noción de Trayectoria se definida como las diversas situaciones particulares, así como
condiciones estructurales a las que se enfrenta el individuo, y en las cuales debe asumir una
posición de acuerdo a sus posibilidades con el fin de enfrentar tales situaciones (Frassa, 2005).
Los sentidos son entendidos desde la perspectiva discursiva del proceso de elaboración que realiza
el individuo en el acto comunicativo, en la interacción con un otro y en ejercicio de las prácticas
discursivas (Spink, 2000). Finalmente las competencias, en una perspectiva construccionista, se
plantean como una combinatoria de recursos para actuar de manera pertinente en una situación
(Le Boterf, 2001). En este sentido, se convierte en una noción clave para la identificación de los
repertorios construidos para afrontar el mercado de trabajo. Los cuatro ejes anteriores se
concretan en la pregunta de investigación sobre ¿Cuál es la relación entre los sentidos de trabajo
construidos a partir de la trayectoria y el desarrollo de recursos para afrontar el mercado de
trabajo en personas de diferentes rangos de edad?
El estudio fue de tipo comparativo, ya que intentaba contrastar los sentidos de trabajo
construidos en diferentes rangos de edad. Para ello, se usó como técnica de recolección de
información la entrevista en profundidad con un abordaje desde las prácticas discursivas y la
producción de sentidos en el cotidiano, desde la propuesta de Spink (2000), con 25 sujetos
distribuidos en 5 rangos de edad. La técnica de análisis fue el análisis de contenido desde la
perspectiva de Bardin (1991) y la cual fue soportada con el software cualitativo NUD*IST6 -
Non-numerical unstructured data» Indexing, Searching and Theorizing- (QSR Internacional,
2005).
Por medio del estudio se constató que las personas poseen como repertorios, diversos elementos
que les permiten comprender y afrontar el medio, de acuerdo con construcciones subjetivas,
influenciadas por el proceso de socialización, y transformadas en el momento actual de relación
con el trabajo (la etapa de la trayectoria en la que se encuentre). Se identificó igualmente que en
general se presentan elementos semejantes para los diferentes rangos de edad relacionadas con
las condiciones personales desarrolladas como una base fundamental para el desenvolvimiento
en el mercado, detrás de lo cual, se prioriza la forma en que el individuo asume sus
experiencias, y se posiciona en la integración coherente de los elementos del medio y los
repertorios personales.

Cambios en la relación personas-trabajo: trayectorias, sentidos y


recursos para afrontar el mundo del trabajo
El trabajo como actividad productiva y transformadora está relacionado intrínsecamente y
ontológicamente con la constitución del hombre a nivel social (Arendt, 2002; Sennett 2002;
Lessa, 2002; Marx, 1867/1980). Las personas en edad llamada "productiva" dedican gran parte
de su ciclo vital a las actividades relacionadas con el trabajo; así, necesariamente éste se
constituye en un aspecto clave y estructurante y regulador de la vida personal, mediante
procesos de socialización, brindando los elementos para desempeñar roles sociales y generar el
ámbito social como tal (Blanch, 1996; Luque, Gómez y Cruces, 1999; Rentería, 2001); además
de brindar referentes para la configuración de su identidad y singularidad (Malvezzi, 1997,
2003; O'Doherty, 2002; Sennett, 2000).
Luque et al. (1999) presentan como definición de trabajo: "Actividad de carácter productivo que
realizan las personas aportando recursos propios (energías, habilidades y conocimientos) para la
obtención de algún tipo de compensación material y/o psicosocial" (p. 151). Dentro de las
compensaciones psicosociales que se derivan del trabajo, Salanova, Peiró y Prieto (1993,
citados por Salanova et al. 1996) presentan implicaciones positivas y negativas. Entre las
positivas se encuentra que el trabajo puede tener un papel integrativo, es decir, que permite la
realización personal, proporcionar estatus y prestigio social, es una fuente de identidad
personal, de interacciones sociales, de oportunidades para desarrollar habilidades y destrezas y
en algunos casos de comodidad, tiene implicaciones en lo económico, en la estructuración del
tiempo, cumple un papel socializador, proporciona poder y control sobre personas, datos y
procesos y cumple la función de mantener al individuo en una actividad más o menos
obligatoria. Las implicaciones negativas del trabajo se presentarían frente a una ausencia de los
anteriores elementos. De allí la relevancia de la actividad trabajo como fuente de referentes y
como organizador social y personal.
Si bien como lo mencionan Prieto et al. (1996, citados por Luque et al. 1999), en el trabajo
intervienen diversos agentes e instituciones sociales como la familia, el sistema educativo, y las
organizaciones laborales, que influencian e imponen normas y valores culturales relacionadas al
trabajo y demás ámbitos de la vida humana. En este orden de ideas, el individuo es también un
agente activo que direcciona, significa, practica y se adapta o no al trabajo según sus propias
características, experiencias y expectativas de acuerdo con los contextos en que se mueva
(Malvezzi, 2000a). De ahí que el papel que asuma el individuo a lo largo de la vida en torno al
trabajo pueda tomar diferentes matices. Frassa (2005) se ubica desde el tipo de características y
exigencias que se presentan en la realidad actual del trabajo, retomando a Dávolos (2001) para
proponer la trayectoria como el resultado de situaciones de segmentación del mercado de trabajo
en relación con la interpretación y evaluación que hace la persona para aprovechar posibilidades
y delinear estrategias de funcionamiento más o menos deseables. Debido a los cambios a nivel
del mundo del trabajo que no implican necesariamente la permanencia de los individuos en una
única modalidad de trabajo como la del empleo pleno (Rentería, 2001), con la posibilidad de
permanecer durante largo tiempo en una única organización a lo largo de la vida; desde una
perspectiva general, la trayectoria se identificó en el estudio como un movimiento, un
recorrido; como la relación y actuación en diversas experiencias que pueden incluir otras
formas de trabajar - outsourcing, servicios independientes, trabajo asociado, etc. (Rentería, 2001 y
2007b; Rodríguez, y Rentería, 2007) y de vínculos con múltiples organizaciones
simultáneamente (Rubery, Earnshaw, y Marchington, 2005)
Frassa (2005) muestra en los resultados de su investigación, como personas de diferentes rangos
de edad significan, representan y por ende actúan en el mercado de trabajo. Se encontraron
diferencias entre los diversos marcos referenciales desde los cuales se significa el trabajo y las
formas de relacionarse con él. De la misma manera estudios sobre empleabilidad de larga
duración como los adelantados por Van der Heijden (2002) permiten dar soporte a la importancia
de los rangos de edad y procesos y oportunidades de socialización no solo para dar sentido al
trabajo, sino para la generación o construcción de recursos para afrontar las demandas cambiantes
de los mercados. En este orden de idas, es de aclarar que la pertenencia generacional, la inmersión
en una situación histórica y social, no son los únicos factores influyentes. Las significaciones y
orientaciones se matizan fuertemente por la representación construida de acuerdo a la trayectoria
de vida y laboral. Los repertorios de significación construidos a partir de las trayectorias
personales - biografías (Beck, y Beck-Gernshein, 2002)- poseen un alto influjo las personas
como sujetos singulares, convirtiéndose en marcos de referencia, los cuales incluyen los
contextos y la posición asumida en ellos, dando lugar a los repertorios interpretativos y de
acción de los individuos con los cuales orientan sus acciones para insertarse, permanecer o
movilizarse en el mundo del trabajo.
En este sentido, las competencias (definidas en la literatura especializada en muchos casos como
habilidades, capacidades o destrezas indistintamente) surgen como uno de los repertorios
posibles de interpretación y de actuación de los individuos. Retomando la definición clásica de
competencias la cual se desarrolla en el "saber hacer en contexto", se denota la necesidad de
propiciar un marco más amplio de explicación acerca de los repertorios con los cuales las
personas afrontan el mundo del trabajo. Esta definición deja de lado los elementos del repertorio
de las personas que han construido a lo largo de sus vidas y que se encuentran a disposición para
ser usados en cualquier momento. Es decir, las personas han construido repertorios con los cuales
direccionan sus acciones y que son usados en diferentes contextos cuando estos son actualizados
según la necesidad. Es por ello, que algunas aproximaciones abarcan el concepto no solo desde
el ser y el saber hacer, sino también del saber ser y el hacer efectivamente. La noción de
competencias que se manejó en el estudio se plantea como el resultado de la combinación de
recursos para actuar de manera pertinente en una situación (Le Boterf, 2001). Estos recursos
corresponden a un equipamiento doble, referenciado por un lado en los Recursos Incorporados
(conocimientos, capacidades, cualidades y valores, entre otros), y complementariamente en los
Recursos del Entorno (las redes de relación, redes informativas, instrumentos utilizados, entre
otros). Sin embargo, la construcción o adquisición de tales recursos, no es algo espontáneo, sino
que por el contrario exige cierto grado de reflexividad y disposición (Malvezzi, 1999 y 2000a).
Esta reflexividad se encuentra relacionada, a su vez, con la forma como el individuo se
posiciona discursivamente frente a otros y frente a sí mismo (Davies y Harré, 1990), de tal
manera que puede entrar a negociar con o en un contexto que tiene que significar y dotar de
sentido.
La categoría de sentido se define como el lenguaje que significa el acto, el proceso, es decir, de la
forma como se significa (Saavedra, 2002), la cual se encuentra altamente influenciada por los
posicionamientos, marcos de referencia y perspectivas que haya adquirido y articulado el
individuo en el transcurso de su vida y en el transcurso de procesos de significación. Esta
definición en términos de Spink (2000), constituye la práctica discursiva, el discurso en uso. De
allí, que los sentidos le permitan a las personas tomar posición y dar direccionamientos a su
vida, dado que constituyen los marcos de referencia y perspectivas bajo los cuales los
individuos asumen papeles y comportamientos (Bazilli, Rentería, Duarte, Simoes, Feitosa, &
Rala, 1998) según los repertorios que haya adquirido y articulado el individuo en el transcurso
de su vida y en el transcurso de procesos de socialización. De la misma manera lo señalan
Salanova, Gracia y Peiró (1996) quienes resaltan que las concepciones y direccionamientos en el
trabajo se hayan fuertemente vinculados a las construcciones realizadas a partir de la participación
del individuo en diversos escenarios, grupos de referencia y exposiciones más o menos variadas
frente a los espacios que ocupan y la construcción de su realidad.
En este orden de ideas, explorar trayectorias de personas de diferentes rangos de edad permite
dar cuenta de relaciones existentes entre contextos sociales, tiempos, y formas de asunción del
mercado de trabajo. De esta manera se abre el espacio de reflexión, sobre como las personas
han constituido sus repertorios interpretativos (Spink, 2000), y por tanto como se han asumido
en el desarrollo de su vida en el mercado de trabajo. Es así como la aproximación investigativa
sobre los Sentidos de trabajo en este caso, es abordada desde la exploración de las Trayectorias
de los individuos, con el fin de dar cuenta de las formas de relación que establecen las personas
con el mercado de trabajo, así como de los repertorios que se ponen en juego en dicha relación.
Desde esta perspectiva, se permite hilvanar la forma como las personas han asumido y tomado
posición en diversas experiencias (Frassa, 2005), con los sentidos construidos alrededor del
Trabajo, y con la elaboración o potenciación de repertorios que las personas explicitan poseer
para afrontar las dinámicas del trabajo, a saber, ingresar, permanecer o moverse en él.

Método
Tipo de estudio: Teniendo en cuenta los objetivos de la investigación, el estudio fue plateado
desde un abordaje cualitativo, donde se hizo una aproximación al discurso de los individuos en la
configuración de sentidos de trabajo partiendo de su trayectoria personal. Adicionalmente, dado que
dicha exploración se hizo por sujetos organizados por rangos de edad, el estudio se estructuró de
manera comparativa, y di que pretendía observar relaciones, semejanzas y diferencias entre ellos,
en torno las trayectorias y los sentidos de trabajo configurados. Del mismo modo, la
investigación atiende a un diseño transversal, en el cual se recoge información de las
trayectorias en una sola ocasión en el tiempo (Hernández., Fernández y Baptista, 2006).
Sujetos: Fueron seleccionados de manera no probabilística a manera de "sujetos tipo" (Hernández
et al. 2006), puesto que su selección no fue al azar, sino que atendió a criterios establecidos
según los propósitos del estudio. Estos criterios de selección fueron la pertenencia a uno de los
rangos de edad establecidos (de 18 a25 años, de 26 a 35 años, de 36 a 45 años, de 46 a 55 años,
y de 56 años en adelante); y poseer algún tipo de experiencia con el trabajo, en cualquiera de sus
modalidades (empleo, independiente, outsourcing, servicios profesionales, trabajo asociado, etc.).
En total, el estudio se abordó con 25 sujetos, los cuales se encontraron distribuidos en cinco (5)
sujetos para cada rango de edad.
Técnicas: La información fue recolectada a través de la entrevista en profundidad, abordada
desde la perspectiva discursiva propuesta por Spink (2000), en donde se reconocen y analizan
las dinámicas relaciónales, la interacción y negociación de repertorios, que conllevan a la
producción de sentidos en el cotidiano. La entrevista se diseñó de manera semiestructurada,
donde a pesar de tener un cuestionario de base en el que incluían los bloques temáticos de manera
amplia, se ahondaba en aspectos que fueran importantes y pertinentes dentro de la dinámica de la
entrevista. De esta manera, el desarrollo y dinámica de cada entrevista fue única, dado que
consistió en la construcción y configuración de sentidos en la relación establecida en dicho
momento y lugar en particular. De manera complementaria a la entrevista, también se utilizó la
conversación (Menegon, 2000) como una técnica que por fuera de los parámetros que demarca
la situación formal de entrevista, permite recoger información del discurso de los individuos en
torno a los repertorios de interpretación y acción sobre el tema de interés en el estudio (Spink,
2000).
Para el análisis de la información, se utilizó el análisis de contenido desde la perspectiva de Bardin
(1991), la cual permite abordar de manera sistemática los contenidos de procesos de
comunicación, con el fin de posibilitar interpretaciones posteriores. Este abordaje involucra un
componente hermenéutico, al analizar los contenidos manifiestos y latentes del discurso; así como
también un componente estructurado, en donde se abordan los discursos en fragmentos a partir de
las categorías de análisis, con el fin de hacer agrupaciones que posteriormente pueden ser
convertidos en datos estructurados, que derivan en la cuantificación de elementos mencionados en
el discurso de los individuos. Para soportar este procesamiento complementario, se utilizó el
Software para investigación cualitativa NUD*IST 6 (QSR Internacional, 2005).
Procedimiento: Para la sistematización y análisis de la información, se tuvieron en cuenta las
categorías presentadas a manera de marco conceptual de referencia. En el análisis de contenido
se realizaron agrupaciones de textos a partir del Temas (Unidades de texto15 que refiere a una
categoría del sistema), los cuales fixeron analizados de manera cualitativa, a partir de la
interpretación e identificación de la dinámica de la comunicación y configuración de sentidos;
así como también de forma cuantitativa, por medio de la identificación de frecuencias (cuantas
unidades de texto tiene una categoría y/o subcategoría) y la relación entre unidades de texto
codificadas (co-ocurrencia, que denota el número de unidades de texto que figuran en dos o
más categorías y/o subcategorías de análisis). Los resultados y discusiones de la información se
realizaron a partir del intercambio entre investigadores, retomando los indicadores
estructurados, así como las apreciaciones conceptuales y metodológicas del proceso.

Resultados
Atendiendo a la modalidad comparativa del estudio, en los resultados se presentarán los
principales aspectos identificados en cada rango de edad. De acuerdo con la historia construida
de manera individual, y con la etapa del ciclo vital atravesada, se identifican elementos
particulares en la relación existente con el Trabajo, y en la configuración de éste como actividad
productiva.
Se evidenció la existencia de elementos que trascienden las particularidades halladas por rangos de
edad, y que presentan un marco general e integrador en la relación persona-trabajo; apartado
que será ampliado en las conclusiones, presentado en términos generales que la familia es
considerada como un escenario privilegiado para la configuración de aspectos profundos
relacionados a la significación del trabajo, de los recursos incorporados y valorados, y sobre la
forma como se posiciona frente al mercado de trabajo. Complementariamente, otras experiencias
en la vida, particularmente con los escenarios de la trayectoria laboral, influyen en algunos
aspectos anudados a la significación que se realice de trabajo. Igualmente, fue subrayada la
importancia que los individuos de diferentes rangos otorgan a las condiciones personales
(cualidades, valores) como recurso para el ingreso y mantenimiento en el mercado de trabajo,
así como elemento base para el buen desempeño y la potenciación y adquisición de otros
recursos.
En este orden de ideas, en la tabla 1 se presentan de manera integrada los resultados por
frecuencias netas, para posteriormente hacer algunas consideraciones al respecto. La tabla de
frecuencias representa la cantidad de veces que fueron referidos los temas por parte de los
entrevistados, así como la proporción que tienen entre sí. Para la lectura de esta tabla se debe
seguir un orden deductivo, es decir, se debe partir de las categorías generales, a las
subcategorías y por último a los tipos designados dentro de estas. Los ponderados que se
evidencian en la tabla, se calculan con base en el total de alusiones obtenidas en cada nivel (por
categoría, subcategoría y tipo). Es decir, las categorías de análisis son ponderadas con base en el
total de alusiones realizadas en todas las categorías en general; del mismo modo, las
subcategorías se proporcionan con base en el total de alusiones obtenidas a ese nivel dentro de
la categoría general que las engloba; y finalmente, el ponderado de los tipos, se hace con base en
el total de alusiones realizadas en todos los tipos que se enmarcan en una subcategoría
determinada. Para efectos de interpretación de la tabla, hay que tener en cuenta que las
frecuencias sobre las categorías representan los temas generales sobre los cuales se centra la
entrevista; las subcategorías, dan cuenta de la forma como se comporta la categoría; y así
mismo, los tipos evidencian la dinámica de dichas subcategorías.
TABLA 1. Frecuencia neta: Alusiones por rango de edad
Grupos de edad. Particularidades
Sujetos 18 a 25 años

Aspectos concretos y tangibles del trabajo: lo económico y las tareas.


Teniendo presente que en este rango de edad los individuos se insertan de manera
relativamente reciente en el mercado de trabajo y en espacios de formación "especializada", se
denotan elementos comunes en la referencia al trabajo desde los aspectos concretos y tangibles
de ligados a la actividad realizada en sí misma. La inserción al mercado de trabajo implica el
entrar en relación con otro, vincularse a las dinámicas socialmente establecidas en esta
institución y es el comienzo de una etapa económicamente productiva para la cual se ha tenido
una preparación desde los espacios primarios de socialización y la escuela.
La principal compensación resaltada es la posibilidad de aprendizaje, pues el individuo se
encuentra en interacción con escenarios donde se comienza a construir la trayectoria y por
tanto, se torna relevante la oportunidad de desarrollo de recursos para el desenvolvimiento en el
trabajo. Se observó la toma de posición frente al aprendizaje, así como a la puesta en escena y
apropiación de condiciones personales, y valoración, apropiación y agenciamiento de recursos
del entorno; pues se empieza a asumir el rol de trabajador(a), con lo cual se inserta la necesidad
de mostrar los resultados para ser conocido o reconocido en el segmento de mercado en el cual
se desempeña o se proyecta.
Sujetos de 26 a 35

El trabajo como posibilitador de aprendizajes y realización personal


En los sujetos con edades comprendidas entre los 26 y 35 años es muy marcada la valoración de
los aprendizajes que se pueden obtener de sus escenarios de participación. Frente a este punto
existe un nivel de posicionamiento en los contextos, dirigido hacia las posibilidades de
aprendizaje. Adicionalmente, las personas de este rango de edad valoran el trabajo como
posibilitador de compensaciones de realización personal y sus implicaciones de carácter
integrativo.
En términos del sentido de trabajo para este rango de edad, las personas se encuentran afianzando
su perfil, motivo por el cual la perspectiva que se tiene es de consolidación y se encuentra
altamente relacionado con intereses de aprendizaje. En las personas pertenecientes al rango, la
alta valoración de la función económica toma un matiz particular en la medida en que hay gran
alusión a las funciones integrativas del trabajo, es decir, abre la posibilidad percibida para la
consecución de objetivos a nivel personal.
La función integrativa adquiere un importante papel en cuanto el trabajo y la actividad en él
desempeñada, ayudan a brindar coherencia al desarrollo personal vinculado a una actividad
económico-productiva. En relación a esta punto, la valoración de tales compensaciones pueden
orientarse también a la consolidación de un perfil ocupacional que matice la forma como se
presenta el individuo en los contextos de trabajo. El momento histórico de los individuos de
este rango de edad denota un proceso de reflexividad, orientación o re-orientación en el mundo
del trabajo, consolidando los elementos personales y profesionales que guíen su trayectoria y
les proporcionen un nivel de satisfacción con su ocupación actual o posibilidades disponibles.
Sujetos de 36 a 45 años.

Intensidad del contexto y desarrollo familiar


En las personas con edades comprendidas entre los 36 a 45 años, la significación del trabajo
revela en mayor medida la influencia del contexto social, en la asunción y valoración del propio
papel desempeñado durante su trayectoria en relación a las actividades de trabajo. Se encuentra
priorizado el nivel de compromiso para la contribución en las dinámicas de un contexto
altamente valorado, como lo es el hogar. Se constituye la familia, como una dimensión
prioritaria para guiar los propósitos establecidos en el trabajo.
De manera complementaria, el nivel de la trayectoria en el que se encuentran los sujetos
entrevistados, puede corresponder a una relación de trabajo en un momento en el cual se
evidencia mayor consolidación del lugar y de la imagen del individuo en el mundo del trabajo,
y en el núcleo social en el que se encuentra vinculado. Los aspectos económicos continúan
vigentes en la balanza de compensaciones obtenidas del trabajo, principalmente en la relevancia
de este nivel para el sostenimiento y desarrollo del núcleo familiar; pero anudándose también a
la obtención de algunos beneficios que influyen en la construcción y proyección de una imagen
dentro de un marco social.
En este orden adquiere una marcada relevancia la consolidación a nivel personal, en el sentido de
la satisfacción proveniente de la imagen de sí mismo que es reconocida por otros y que se ha
constituido frente a una sociedad, que valora el trabajo como actividad relevante. El sentido de
trabajo se articula a la integración entre el papel y posición asumidos, los recursos dispuestos en
contextos particulares en el mundo del trabajo, y el perfil configurado en su trayectoria,
relacionados principalmente al reconocimiento de sí mismo en el entorno, destacando la
consolidación de su identidad ocupacional o profesional.
Sujetos de 46-55 años

Despliegue de capacidades y reconocimiento social


El sentido de trabajo en los sujetos de este rango, se orienta especialmente hacia la posibilidad
de vinculación a una actividad de tipo productivo, que permita el despliegue de capacidades, de
recursos. Además, el trabajo como tal, y la pertenencia a este escenario, se constituye en un
marco de utilidad, ofreciendo algunos referentes prioritarios en la dimensión general de la vida.
El trabajo como actividad productiva parece tener más sentido como un fin, como un escenario
en el cual la posibilidad de participación proporciona un sentido de utilidad a la propia persona.
En las formas de direccionar la trayectoria y afrontar las dinámicas del mercado de trabajo se
destaca como importante la vinculación entre las características personales con la forma como se
asumen las experiencias. La toma de posición en desarrollo de la trayectoria se matiza de
acuerdo a elementos característicos de la persona en la configuración de posibilidades de
movilización en el mercado de trabajo.
Sujetos de 56 años en adelante.

Formas de participación social


El trabajo en general es considerado dentro de la sociedad como una actividad productiva para
el individuo y para su entorno en general. Para los sujetos de este rango, parece ser relevante la
participación en el escenario de actividad productiva, por medio del cual su lugar en él,
permitiría también conservar un lugar de utilidad en la vida en general, "ser" en y a través de
una actividad que además le posibilita una permanencia real en la sociedad
Se observa en el discurso de los entrevistados, la influencia de elementos personales en
confluencia a la manera en que son puestos (o lo fueron) a disposición los factores que se
relacionan con el desarrollo de posibilidades de movilización en el mercado de trabajo. A la par
que personas de algunos grupos de edad anteriores, las características personales son puestas en
relación en el direccionamiento de la trayectoria de trabajo.
Conclusiones
El discurso de los individuos permite identificar construcciones relacionadas a aspectos de la
trayectoria en general, y a espacios y momentos específicos en la trayectoria laboral; además,
permite realizar conclusiones que complementan los hallazgos por rangos de edad hacia una
aproximación más general a la relación personas-trabajo.
El trabajo como actividad productiva

El trabajo es manifestado en el discurso de las personas como un medio productivo no solo


económicamente, sino en la obtención de diversas compensaciones; lo cual no se restringe con
exclusividad a la actividad formal remunerada, y se despliega hacia otros espacios que
involucran la disposición de energía, de recursos, para generar diversos beneficios tal como lo
plantean Luque, Gómez & Cruces (1999), Salanova et al (1996) y Blanch (1996). Tales
compensaciones obtenidas a través del trabajo, pueden ser percibidas y valoradas de diferentes
formas según se movilice la dinámica dialéctica con la actividad de trabajo, y según haya sido y
se transforme la relación con y en el trabajo, perspectiva esta discutida por estudiosos de
aspectos estructurales del trabajo y su importancia social tales como Antunes (1995 y 2001),
Offe (1995), Bridges, (1997), y Lessa (2002); estas construcciones a su vez influyen en la
movilización del individuo en la dinámica del trabajo a partir de adaptaciones mas o menos
críticas dependiendo de los recursos y repertorios propios sin desconocer que el mercado tiene
reglas en constante cambio (Malvezzi, 2000a; Rentería, 2007b; Van der Heijden, 2002).
El trabajo se constituye en un eje estructurante en la vida del ser humano, y una actividad de
interrelación con el medio social; es tanto un espacio de participación en la sociedad, como un
punto de referenciación constante en la vida de las personas, apropiado de una manera directa
en el ejercicio real de la actividad, y de manera indirecta desde la etapa de formación para el
trabajo, en la etapa posterior a la salida del mercado de trabajo, o en la experiencia laboral
percibida en otros.
De la trayectoria y el trabajo
Las interacciones y significaciones construidas respecto al trabajo, trascienden una etapa lineal
de vida laboral, y se demarcan desde diferentes espacios y contextos, incluidos aquellos
externos a la inserción formal en el mercado de trabajo. Los sentidos de trabajo construidos por
la persona encuentran un importante lugar de configuración en los espacios de socialización
primaria identificando el contexto familiar como un contexto privilegiado en la contribución a
la configuración de aspectos estructurales de los elementos característicos de los sujetos, punto
base en el desarrollo de las condiciones personales, y de los sentidos de trabajo que influyen en la
movilización y comprensión de la relación establecida con el trabajo.
Sin embargo, no existe una curso único ni determinista en las trayectorias de los sujetos participantes
del estudio, ni en la manera como enfrentan las diversas experiencias y se asumen en ellas; se
complementan entre si espacios de actuación en la configuración de significaciones y modos de
comprender el trabajo e interactuar con él de manera particular, con determinadas construcciones y
valoraciones que el individuo realiza en consonancia con resultados de su presente mas cercano, y
de la etapa del ciclo vital y trayectoria laboral en que se encuentra (Van der Heijden, 2002).

Recursos para afrontar el mercado de trabajo


En cuanto a los repertorios considerados relevantes para el ingreso y mantenimiento en el
mercado de trabajo, se evidenciaron de manera importante los recursos incorporados;
generalmente relacionados al "ser", y que han sido configurados principalmente desde el
contexto del hogar. Se identificaron estos recursos como base para la movilización en el
trabajo, que concluyen principalmente en la forma en que la persona asume una experiencia y
se asume en relación al mercado de trabajo. Los primeros espacios de socialización son
escenarios privilegiados en las construcciones más perdurables de lo que el individuo es, y por
tanto en la influencia de tales repertorios para posicionarse en su desenvolvimiento en el
mercado. De esta manera, los sujetos entrevistados resaltan el papel de la familia como núcleo
social, objetivo necesario de atención para la contribución a la reconfiguración de procesos que
influencian la forma en que la persona significa el trabajo, y se asume en él.
En cuanto a las menciones realizadas por los entrevistados sobre espacios de formación, se
identificó la trascendencia de los escenarios de aprendizaje formal, orientándose el discurso hacia
las experiencias y contextos que posibilitan en alguna medida el desarrollo de recursos para
afrontar el mercado de trabajo. La tendencia existente en las respuestas de los individuos en
relación a los conocimientos como recursos incorporados, se relacionaba intrínsecamente con la
forma como la persona toma posición en relación a la adquisición del saber, su aplicación, y la
participación activa en diversos escenarios que pueden generar aprendizaje. Por tanto, no parece
ser el espacio académico como tal un posibilitador suficiente de condiciones de empleabi-lidad, se
trata de la forma cómo el individuo asume las situaciones, experiencias, escenarios, y recursos
del entorno e incorporados, lo que potencia la posibilidad de desarrollo de recursos para afrontar
el mercado de trabajo.
Sentidos de trabajo:

El sentido de trabajo, haya su sustento en toda una elaboración realizada por los individuos a lo
largo de su historia de vida; que además se encuentra mediado por todo el acopio social de
conocimientos proveído por la historia, la política, la economía y demás estructuras sociales que
sirven como marcos de referencia y que anteceden al individuo, y finalmente, cómo aquellas
historias de vida, biografías y soluciones biográficas (Beck, & Beck-Gernshein, 2002) que se han
desarrollado en el ciclo vital, permeadas por dichas estructuras sociales previas, toman un sentido
particular en el momento actual, es decir, en el "aquí y ahora", escenario por excelencia donde
entran en relación todos los elementos con el fin de posibilitar la configuración de sentidos
como tal y donde finalmente las personas se posicionan y dan sentido a su vida (Davies, &
Harré, 1990).
Dentro de toda la elaboración realizada por el individuo, el sentido atribuido al trabajo, se
encuentra mediado por el papel que juega esta actividad en la vida de las personas y las
compensaciones recibidas por el trabajo. Las orientaciones hacia el trabajo, y las ganancias
valoradas corresponden a espacios de interrelación con el contexto social y laboral. El papel que
juega el trabajo en las vidas de las personas, hace que estas le den un sentido a dicha actividad, y
en consecuencia, estructuren su vida teniéndola como uno de los principales referentes (Rentería,
2007b; Van der Heijden, 2002).
Las valoraciones realizadas respecto al trabajo son subjetivas -en diálogo con las estructuras
sociales y experiencias en ese contexto-, y haya su sustento principal en las valoraciones
incorporadas desde contextos primarios, y susceptibles de modificación en general por las
experiencias de vida del individuo en continuos procesos de socialización secundaría (Bazilli et
al., 1998). Sin embargo, complementariamente, las etapas relacionadas al ciclo vital y a la
trayectoria de trabajo, influyen en la manera como son apreciadas las compensaciones
psicosociales.
Sentido construido y afrontamiento del mercado de trabajo

La movilización del individuo en el mercado laboral depende en parte del sentido de trabajo
construido, en el cual influyen los elementos elaborados desde la historia del individuo, en
relación a diversas experiencias personales y a la trayectoria de trabajo. La forma en que la
persona configura Sentidos de Trabajo, y las compensaciones derivadas de la realización de una
actividad productiva se relaciona tanto en la forma en que el individuo se posiciona en
momentos particulares de su relación con el mercado de trabajo, como en la construcción y
movilización de recursos que les permitan a las personas tener elementos con los cuales
direccionar su trayectoria en el mercado de trabajo.
El afrontamiento del mercado de trabajo, y los recursos identificados para ello, parte en gran
medida de las condiciones personales, pero tienen como base la posición que asuman los
individuos allí, la manera como el individuo desde la comprensión de su historia, le ha dado
sentido a realización de una actividad productiva, a los beneficios obtenidos y al papel ocupado
en su vida; sin embargo no puede desconocerse que los recursos que configuran los repertorios
del individuo, se generan en procesos de socialización y experiencias a lo largo de la vida que
no siempre se dan en condiciones iguales para todas las personas, lo cual tiene implicaciones en
las oportunidades reales que pueden tener o no en el mercado de trabajo y sus reglas (Rentería,
2006).
Por estos motivos, se trata de una cuestión que trasciende lo meramente técnico, para encontrar
lugar en la reflexividad (Malvezzi, 2000a) en torno a cómo se asume el individuo en el mundo.
El nivel de reflexividad tiene que ver con la toma de posición, potenciando el poder de elección, es
decir, la posibilidad de identificar los elementos con los cuales las personas cuentan en la
estructuración de su trayectoria les permite tener mayores elementos a la mano para poder
acceder a las dinámicas del trabajo. La discusión parece insertarse sobre el nivel de
autoreflexion del individuo, de la capacidad de éste de pensarse a si mismo, las estructuras
sociales que le circundan, pero sobre todo la relación que tiene con el contexto, las exigencias de
este y el diálogo que establece con sus construcciones personales. Al parecer las cuestiones
meta-cognitivas ligadas a la reflexividad permitirían una construcción mas sólida para afrontar
con mayor o menor éxito el mercado de trabajo (Enríquez y Rentería, 2007) y la construcción o el
sentido atribuidos dependen en parte de que tan amplios son los repertorios de actuación y
significación y donde se han construido.

A manera de discusión
De acuerdo con los análisis y resultados derivados de la investigación a continuación se plantean
algunas reflexiones que proporcionen desde una perspectiva crítica otras miradas del fenómeno
en cuestión. Se proponen algunas consideraciones que puedan aportar en la construcción (o
deconstrucción) de algunas narrativas, versiones, visiones, percepciones, o mejor, de realidades
negociadas y resignificadas en el día a día, es decir, en el cotidiano. Ahora bien, como se ha
observado en la investigación, la construcción de realidades y de subjetividades, es un proceso
que debe ser revisado, especialmente a partir de reflexiones sobre la Psicología del trabajo y los
profesionales que hacen uso del conocimiento en esta área, pues al tener una relación directa con el
análisis y la comprensión de la relación hombre-trabajo, se plantea como un elemento
importante a analizar en torno a la creación de espacios para la construcción de recursos que les
permitan a los individuos afrontar las dinámicas del mundo del trabajo. Es así que a
continuación se plantean reflexiones en torno a las tendencias del mundo del trabajo actual, el
papel del individuo dentro de estas, el rol de la psicología - particularmente aquella aplicada al
trabajo y las organizaciones -, y finalmente, de quienes la utilizan, el psicólogo o los
responsables de Recursos Humanos principalmente.
Desde una perspectiva contextual, autores como Bauman (2005), Beck & Beck-Ger-nshein
(2002), Malvezzi (2000a y 2000b), Sennett (2000 y 2002), Rubery, Earnshaw, & Marchington
(2005) entre otros, identifican claramente dinámicas de cambio, de fluidez, exigencias, de
incertidumbre, y hasta cierto punto, de discontinuidades en la configuración de sentidos,
significados e identidades. Sin embargo, ¿cómo se ha llegado a configurar este panorama? Se
considera entonces que no ha sido por generación espontánea, sino por el contrario, ha sido el
resultado de la historia, de la relación entre sistemas macro y micro sociales, que parten desde lo
económico, lo político, lo ideológico, y por supuesto, lo psicológico (Malvezzi, 2000b; Pagés et
al, 1993). De esta forma, las dinámicas que se presentan actualmente no se imponen
arbitrariamente sin ninguna participación del individuo, sino que, de una u otra forma, éste ha
sido partícipe en la construcción de dicho escenario. Es decir se trata de interacciones macro y
micro-sociales mediadas simbólicamente (Pagés et al. 1993) que conllevan pactos sociales que
si bien son de tipo dialéctico no necesariamente son simétricas (Rentería, 1996)
En las ciencias sociales, se ha discutido la importancia que tiene el trabajo como categoría
psicológica y sociológica clave (Antunes, 1995 y 2001; Blanch, 1996; Bridges, 1997; Lessa,
2002; Luque, Gómez & Cruces, 1999; Salanova, et al, 1996; OfFe, 1995). Sin embargo, se
considera importante anotar que, más que una categoría, variable o concepto teórico estático, se
trata de un proceso, de una actividad ejercida por las personas, algo dinámico, que se configura y
reconfigura en la interacción constante entre individuos, organizaciones, instituciones y demás
actores sociales que integren dichos escenarios. El trabajo, el empleo y las organizaciones
pueden ser percibidas como "fenómenos psicosociales" (Spink, 1996; Luque, Gómez y Cruces,
1999; Coutrot, 2000, Rentería, 1996), puesto que, su dinámica comprende fuertemente
relaciones intersubjetivas, negociación de significados, mediaciones simbólicas, producción de
sentidos, y por tanto la construcción de materialidades y realidades, así como también de
subjetividades. De esta forma, dicha dinámica permite objetivar y subjetivar al mismo tiempo, es
decir, genera realidades y enmarca la construcción de los repertorios psicológicos del individuo.
En este sentido, al observar los resultados de la investigación, y en general en el ejercicio
profesional desde la psicología, se encuentra una gran variabilidad en las versiones que se
tienen en torno al mundo del trabajo, las dinámicas y papeles que se asumen en él, lo cual
deviene de los repertorios disponibles y particulares construidos a partir de la trayectoria y
procesos de socialización que ha tenido el individuo. De esta manera, se puede entrever como la
institución del Trabajo, las Organizaciones, e incluso, el Individuo mismo, no son entes
netamente objetivos, ni determinados ni determinantes, sino que constituyen marcos de
referencia que deben entrar en relación para poder materializar una realidad, con intenciones, en
lugares y momentos particulares socio-históricamente localizables.
Siendo así, es importante considerar que como procesos o fenómenos psicosociales, se tratan de
producciones humanas, realidades que son posibles gracias a que personas, en diálogo con
instituciones sociales, generaron, legitimaron o naturalizaron tales hechos sociales. En este
sentido, se "objetiva" una realidad al mismo tiempo que se generan subjetividades o
singularidades en los individuos.
En el diálogo entre el individuo y la institución del trabajo (que contempla las organizaciones y
los sistemas de producción), existen diversas tecnologías para mediar dichas relaciones, entre
las cuales, es posible identificar el conocimiento producido por ciertas disciplinas, entre ellas, el
de la psicología. De esta forma, en la investigación se abordan las relaciones entre los sentidos
de trabajo y las trayectorias de los individuos, los cuales, vistos a la luz de las dinámicas del
contexto, permite introducir algunas discusiones sobre el constructo de Empleabilidad
(Rentería, 2007, Enríquez y Rentería, 2007, Malvezzi, 1999, Van der Heijden, 2002), el cual
encierra dentro de sus tantas acepciones, características que tiene el individuo para ingresar,
permanecer o reactivarse en el mundo del Trabajo. El constructo de Empleabilidad, visto desde
un punto de vista no crítico, se constituye en una guía para que el individuo pueda adaptarse en
el contexto de trabajo. Sin embargo, tal como se ha venido discutiendo, al considerar la
naturaleza del individuo, del constructo de empleabilidad y del trabajo, es posible cuestionar su
noción esencialista, que desarrolla ideas de "modelos de trabajadores ideales" que interpretan su
relación con el trabajo de manera uniforme, sin considerar las condiciones de creación de
recursos (Rentería y Enríquez, 2006; Enríquez y Rentería, 2007) de sentidos atribuidos al
trabajo y de condiciones de los segmentos de los mercados de trabajo por edades (Van der
Heijden, 2002).

Por tal motivo, se considera importante promover la reflexión, y ampliar la mirada que se tiene
del individuo que trabaja en términos de la significación de la relación personas-trabajo y el
papel de este último como uno de los fundantes ontológicos y sociales de la configuración del
hecho de ser humanos. El primero en torno a discursos individualizantes de responsabilización
(Beck, & Beck-Gernshein, 2002) y adaptación del sujeto (Malvezzi, 1999, 2000a); el segundo,
en cuanto a complementar las perspectivas sociales, políticas o económicas, que propenden por
miradas transversales y deterministas, planteadas en términos de exigencias generales a los
individuos (Antunes, 2001, Bauman, 2005, Bridges, 1997; Sennett, 2000 y 2002).
De esta forma, podría considerarse que los recursos para afrontar y significar el trabajo a partir
de su relación con la noción de competencia (en su doble acepción de ser competente y
competitivo) podrían equipararse a la empleabilidad de las personas en la medida que se
plantean ambas nociones conjuntos de características, cualidades o condiciones particulares
establecidas por el contexto del mercado de trabajo, implicando la necesidad de revisar la
significación del individuo en su relación con el trabajo. Es decir, la forma en que este la da
sentido, pues a partir de ello, se configuran posiciones en torno al trabajo partiendo de las
trayectorias de los individuos, aspectos que a su vez entran en relación con los contextos socio-
históricos que le rodean y finalmente afectan a las personas y los grupos sociales a los que
pertenecen. Es decir si los rangos de edad muestran diferencias en las formas de dar sentido al
trabajo en un momento específico, como lo fue el caso de la investigación, y al mismo tiempo los
recursos disponibles para afrontar y posicionarse frente al mercado de trabajo son diferentes
(como diferentes las expectativas e intereses construidas a partir de la trayectoria, que orientan
al individuo a tomar una postura y darle direccionamiento a la misma), es necesario preguntarnos
sobre el papel de la singularidad en mercados de trabajo que piden "competencias" uniformes en
muchos casos y como lo plantea Hirata (1987) se convierten en decisiones de los gestores de
Recursos Humanos en las Organizaciones dando lugar a usos "equivalentes" con la noción de
empleabilidad.
En cuanto a la cuestión de la reflexividad en torno a la estructura social que propende más por la
promoción de valores asociados al trabajo, preparando al individuo para trabajar, más no para
reflexionar sobre su situación. Las instituciones sociales que inciden directa o indirectamente
sobre las versiones de trabajo, deben ser repensadas de una forma crítica (Rentería, 2001), en el
sentido de facilitar la construcción de repertorios de significación y de meta-análisis sobre como
son construidos o mantenidos a través del hacen en la actividad y hecho social del trabajo, de tal
manera que la persona que trabaja también pueda ser repensada no solamente en calidad de
actor (Bazilli et al., 1998) sino de agente (Malvezzi, 2000a; Archer, 2001) con posibilidad de
participar en la escritura de los guiones.
De esta manera, reflexionando sobre la disciplina de la psicología a partir del papel que juega en
la mediación de relaciones entre actores sociales que configuran sentidos y realidades, se llega a
la discusión sobre la noción de sujeto que se maneja desde allí, es decir, la forma como se
percibe al individuo y cómo se asume este en las condiciones actuales del mundo del trabajo
(Rentería, 2007a). De esta forma, en algunas ocasiones pareciera que la postura del individuo se
torna en un sentido pasivo, dado que desarrolla estrategias para afrontar las condiciones que se le
presentan, más no necesariamente para reflexionar lo suficiente para comprenderlas y
desarrollar estrategias para transformarla. Una orientación reflexiva, crítica, con alternativas,
reconociendo diferencias y contradicciones, representa, más que un problema, un escenario
propicio para la negociación, elaboración y construcción de realidades sociales incluyentes,
denotando participación consciente de lo que se hace, por qué y para qué. Por tal motivo, es
importante hacer énfasis en la forma como el individuo significa y le da sentido a su realidad,
pues de allí, pone a disposición los repertorios para explicar, interpretar, comprender, así como
para actuar y transformar aquella realidad que se construye socialmente de manera permanente.

Considerando lo anterior, se reconoce que los sentidos de trabajo construidos a partir de las
trayectorias, permiten identificar los repertorios de las personas con los cuales asumen los
contextos de trabajo, es decir, de qué manera las personas se sitúan o posicionan en él. En este
sentido, es importante proponer un diálogo constante, reflexivo y crítico sobre la forma como
los individuos o "actores" implicados, pueden generar espacios de inclusión y movilización
individual y colectiva, con una participación activa y consciente en las dinámicas que producen
o reproducen en cuanto al mundo del trabajo y en ello su relación con este hecho social y las
implicaciones para sus vidas. Otrora
Complementariamente, la discusión presentada hasta ahora puede ser transferida al ámbito de la
academia, puesto que, como institución de conocimiento por excelencia, construye discursos que
ayudan a explicar, comprender, y por supuesto, intervenir en la realidad que se estudia. Cuestionar
el rol de la psicología, en especial, la psicología organizacional y del trabajo, y dentro de ella, las
personas que logran materializarla, creando discursos y realidades en torno a su temática de
estudio, es un punto de referencia interesante para poder configurar sentidos en torno al quehacer
de la disciplina y de sus representantes. Aquí es importante destacar que parte del papel de la
ciencia es crear repertorios que se utilizan por especialistas pero que generalmente terminan
legitimando o no las versiones que a nivel de representaciones sociales (Jodelet, 1986) o de
producción de sentido (Spink, 2000) terminan configurando nuestras realidades, y como lo
plantea (Prilleltensky, 1994) a través de los discursos de recursos humanos la psicología
organizacional afecta sino a miles, a millones de personas en todo el mundo. De allí la
necesidad de preguntarnos disciplinar y profesionalmente cuestiones como, ¿de donde vienen
las verdades con las que trabajamos y explicamos la relación personas-trabajo? (Prilleltensky,
1994, Malvezzi, 2000, Lefkowitz, 2003), ¿Cuales son las éticas implicadas cuando las personas
son vistas o exigidas en el plano adaptativo no reflexivo?
Por tal motivo, preguntas en torno a los cambios reales y visibles que la psicología
organizacional ha hecho desde su orientación clásica y su papel técnico dentro de un modelo de
organización Fordista-Taylorista; o sobre la noción de adaptación Persona-Desempeño-Tarea;
permiten cuestionar el quehacer de la disciplina en torno a la identificación de posibilidades de
movilización individual y colectiva, en la cual se pueda propender por un mayor agenciamiento
del sujeto y la responsabilidad que tiene por la constitución de su ambiente, así como también, se
reconozca y demande la responsabilidad de los contextos en la generación de posibilidades
reales de desarrollo e inclusión de los intereses y expectativas del individuo. Nótese que los
sujetos mas jóvenes que participaron en la investigación ponen de relieve mas los aspectos
instrumentales que los sociales y en parte esto se podría deber a los discursos sobre competencias y
efectividad promovidos desde procesos de individualización y responsabilización para los que
en caso de tener que moverse en mercados de trabajo cada vez mas cambiantes, y
probablemente por la significación atribuida al trabajo, sujetos de otros rangos de mayor edad
como los que participaron en el estudio podrían estar en desventaja probablemente por el tipo
de construcción que han hecho a lo largo de sus trayectorias en la relación con su trabajo.
Las anteriores consideraciones, podrían arrojar luces en cuanto al papel que juega la psicología,
en ocasiones, para la justificación y naturalización de cosas, lógicas y dinámicas, que una vez
"deshumanizadas" -en el sentido de ser humanos y mantenernos como tales (Archer, 2001)-
atienden a instancias determinantes y deterministas que desbordan el interés colectivo y se
enmarcar en otros intereses que inicialmente surgen en el mundo de los negocios, para
posteriormente pasar al del tipo de organizaciones sociales y de trabajo requeridas y finalmente
a las personas que trabajan (Malvezzi, 2000a). Es por ello que el proceso de investigación sobre
el cual se estructura el presente escrito, llama la atención sobre aquellas dinámicas que desde la
gestión y discursos sociales se generan, legitiman o promueven repertorios no críticos, que no
necesariamente coinciden con la manera como las personas podrían estar significando su
relación con el trabajo y sus repertorios reales de afron-tamiento para mantenerse o no en un
trabajo "digno". De esta forma, fortalecer una postura crítica en torno al propio proceso de
investigación y discusión académica, permite incrementar la introducción de elementos
complementarios de análisis que enriquecen la discusión y potencian las posibilidades para una
apropiación social del conocimiento de manera relevante y pertinente para el contexto y las
condiciones cambiantes de los mercados de trabajo, la disciplina y la inserción social de las
personas sin desconocer sus formas de dar sentido al trabajo y la manera como construyen o
comparten referenciales para ello.
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