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GEN200 | Fundamentos para el aprendizaje y el éxito profesional
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Resulta importante definir que el concepto de aprendizaje ha estado asociado en sus inicios a los
cambios relativamente permanentes en la conducta humana debido a la experiencia o práctica, pero
posteriormente se utilizó para hacer referencia a la adquisición de conocimientos de todo tipo, lo
cual sucede durante toda la vida de una persona (García, Fonseca y Concha, 2015). El aprendizaje es
un proceso cognitivo que implica necesariamente a otros procesos psicológicos básicos, tales como
la atención, memoria, percepción y motivación.
Sin embargo, debido a los cambios diversos acontecidos en la sociedad a través del tiempo, las
personas deben desarrollar competencias nuevas que les permitan adaptarse a dichos cambios para
facilitar así la adquisición de aprendizajes nuevos o ya adquiridos; es decir, las personas deben
aprender a aprender.
Siguiendo la línea sobre los cambios mencionados previamente, éstos han tenido lugar en la ciencia
y en la educación, los cuales conllevan a las personas a vivir situaciones nuevas, cambiantes y muy
competitivas; que a su vez se caracterizan por grados importantes de incertidumbre que deben
enfrentar.
Estos cambios se han originado por el fenómeno de la globalización, la era de la información y los
cambios tecnológicos, de hecho, debido a éstos, las instituciones educativas y por ende el
aprendizaje también debe ser distinto (Martín y Moreno, 2014). Ante un mundo que se ha
transformado profundamente, resulta evidente la urgencia de los estudiantes de aprender a
aprender.
Tanto la evolución actual de los tiempos, como la consolidación de las nuevas perspectivas
psicológicas y educativas sitúan al aprendiz como figura central del proceso de aprendizaje, en el
cual su motivación, creencias y procesos mentales básicos resultan cruciales (Martín y Moreno,
2014).
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Es así que el modelo educativo actual requiere una actitud activa, comprometida, interesada,
motivada, independiente y autónoma del estudiante con respecto a su lugar de aprendiz, lo cual
promueve un dinamismo en el conocimiento que podrá compartirse entre el estudiante y el
profesor.
Para que las personas sean capaces de aprender a aprender deben comprender sus fortalezas y sus
áreas de mejora, deben determinar sus demandas particulares, sus habilidades, sus conocimientos
y sus capacidades; pero además, deben estar dispuestas a adaptarse a los entornos existentes y a
las necesidades cambiantes que el mundo provoca, con el fin de aprovechar siempre los recursos
que resulten disponibles.
Martín y Moreno (2014) refieren que aprender a aprender incluye tres aspectos: el cognitivo,
afectivo y social.
Las estrategias de aprendizaje resultan indispensables para que el estudiante logre alcanzar
sus objetivos y evaluar sus dificultades, que en conjunto le permitirá obtener éxito
académico.
2) Afectivo: este aspecto incluye la motivación (impulso que conduce a realizar algo) y la
autoeficacia (control de la situación) del aprendiz, lo cual sin duda facilitará el aprendizaje
al tornarse autónomo, reflexivo y creativo. En la percepción de la autoeficacia influye la
vulnerabilidad al estrés, la angustia que despiertan las tareas, el autoconcepto y la
autoestima del aprendiz. Cuanto más autoeficaces se sientan los estudiantes y cuanto más
confíen en que ellos mismos podrán influir en su futuro, plantearse metas más altas y tener
mayor compromiso para cumplirlas. Aunado a esto, en este aspecto resulta vital identificar
las emociones porque pueden estimular, desencadenar, mantener o eliminar los
aprendizajes.
3) Social: este aspecto retoma la idea de que aprender es una tarea colectiva, que se facilita a
través de la guía y apoyo de otras personas. Para aprender a aprender se requiere la
presencia de otros, para que las personas aprendan a conocerse, hablarse, escucharse e
intercambiar puntos de vista diversos; lo cual resulta la base del proceso de socialización y
que a su vez permite tomar conciencia de pensamientos y emociones propios y ajenos, así
como el control de la propia conducta para participar en el grupo.
motor del proceso es el estudiante, quien suele ser activo y responsable de sí mismo para aprender
(Bautista, Borges y Forés, 2011).
Los entornos virtuales de aprendizaje son distintos a los entornos presenciales de aprendizaje en
cuanto a la didáctica, presentación de contenidos y estrategias de enseñanza, ya que en los primeros
se busca principalmente la planificación de actividades que permita a los estudiantes aprender los
aspectos deseados; en cambio los segundos se basan primordialmente en las clases magistrales
clásicas del profesor.
Otra diferencia importante entre estos entornos de aprendizaje, hace alusión a las formas de
comunicación entre los participantes. En el entorno presencial, la comunicación es unidireccional,
se remite a lo verbal, especialmente del profesor al estudiante cuando el primero imparte su
cátedra; y a lo textual, particularmente del estudiante al profesor en la entrega de trabajos escritos,
los cuales reciben una calificación numérica como respuesta.
Los mismos autores establecen una diferencia entre el rol del alumno y el estudiante, la cual es
alusiva al entorno de aprendizaje en el que se desenvuelven. El alumno tradicional suele mostrarse
dependiente a la acción docente, en cambio el estudiante requiere funcionar fundamentalmente
con autonomía y madurez.
Para concluir las diferencias clave mencionadas de los entornos de aprendizaje, se presentarán las
características del rol del estudiante en el entorno presencial y el rol del estudiante en el entorno
virtual mediante un cuadro comparativo retomado sustancialmente del texto Didáctica universitaria
en entornos virtuales de enseñanza-aprendizaje de Bautista, Borges y Forés (2011).
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A partir de este cuadro se puede rescatar que en un entorno virtual de aprendizaje el estudiante
será capaz de adquirir las competencias necesarias para trabajar y aprender en el ámbito académico
y profesional.
Para fines de este escrito, nos avocaremos al segundo punto, el cual implica la organización
intencionada y temporal de la vida a partir de la historia personal, actitudes, valores, acciones y
sentimientos. Que los estudiantes realicen esto les permitirá hacer proyectos de vida, planificar
actividades personales y organizar su tiempo libre; lo cual permitirá el cumplimiento de metas
académicas y profesionales.
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Un plan de vida y carrera es una herramienta que les permite a las personas reflexionar hacia dónde
ir, con qué recursos cuenta y cuáles estrategias son las mejores para conseguirlo, implica una
visualización de lo que se desea a futuro, lo cual facilita lograrlo. Dicho plan sirve para darle
estructura al camino a seguir, para plantearse una ruta, las metas personales y los objetivos
profesionales.
Ríos y Alarcón (2014) refieren que para cumplir las metas y objetivos del plan de vida se debe
aprender a planear las actividades y a administrar el tiempo y los recursos. Es así que las personas
deben programar sus actividades en tiempos determinados, para realizar jerárquicamente y de
forma priorizada todas las acciones concretas que permitan realizarlas.
Es importante que las personas piensen, sueñen y fantaseen lo que desean en la vida, justo esto se
facilita a partir de la realización de un plan de vida y carrera para encauzar todos los pasos necesarios
hacia la consecución de las metas personales, académicas y profesionales.
Planear la vida requiere reflexionar con antelación, establecer prioridades y jerarquías, organizar
tiempo, prioridades, compromisos y responsabilidades, analizar obstáculos, prever y evaluar las
consecuencias de los actos propios, responsabilizarse de éstas, indagar, poner en práctica
alternativas para los propósitos planteados y aprender a tomar el control de todas las acciones
necesarias (Ríos y Alarcón, 2014).
Para elaborar un plan de vida y carrera puedes aplicar la planeación estratégica (Flores, Vargas, y
Domínguez, 2014), la cual se utiliza comúnmente en el ámbito administrativo para definir las metas,
objetivos y estrategias de una organización. A continuación se muestra un ejemplo adaptado del
texto Plan de vida y carrera de Flores, Vargas y Domínguez (2014):
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Referencias: