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Prólogo de Facundo Sava y Ariel Scher

Edición: Primera Junio de 2011 César R. Torres


Oisello y composición: Gerardo Millo

Tirada: 1000 ejemplares


Gol de media cancha
ISBN: 978-84-92613-70-0
Conversaciones para
Lugar de edición: Buenos Aires, Argentina disfrutar el deporte plenamente
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�D<?;!JA�
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CAPITULO 2

La competencia

abrán notado que en la manera de entender el deporte que

H
lompetitivo.
venimos discutiendo, la competencia brilla por su ausencia.
Esto es así porque creo que el deporte no es inherentemente
Dicho de otra manera, para que el deporte tenga sentido
110 necesitamos competir. Supongo que alguna vez habrán jugado al
lt'11bol por largo rato y al terminar no advirtieron qué equipo marcó
más goles. ¿O acaso es simplemente un simulacro de fútbol, o cualquier
otro deporte, cuando durante los entrenamientos se ensayan deliberada-
111cnte distintos movimientos en "partidos de práctica"? ¿Y qué cuando
me paso una tarde jugando al bowling por mi cuenta? No creerán que
111� encuentros de voleibol en la playa que amontonan familiares, amigos
y también algunos desconocidos simplemente para pasar el rato sin el
111fnimo interés en el resultado y el rendimiento tienen poco que ver
llll\ voleibol. Me parece que en estos casos se juega al fútbol, al bowling
y .11 voleibol respectivamente -después de todo, en esas circunstancias
obran los intentos para resolver el problema artificial delineado por
11.. reglas-, pero no se compite. Tengamos presente que el deporte nos
111 rece una dificultad innecesaria para conquistar a través de habilidades
fl\1cas específicas. A diferencia del bowling, el atletismo o la natación,
11 el fútbol y el voleibol no se puede prescindir de otros jugadores
I''"11 facilitar la materialización de Ja lógica de la gratuidad que le son
propias. O sea que puedo lanzar la bala o el disco individualmente,
y tlt· manera tan gratuita, pero para el fútbol me hacen falta algunos
11mpinches. Pero que otros jugadores sean necesarios para organizar ya

31
sc,1 u11 pk.1do o u11 ¡>.11 l Ido 1111 1111111111 q11lt·1 t' <lt1 l 1 q111· 111111111111 I h111 1111111 ilr ¡,, lí' 11/tr11/11f ¡¡111111111¡111¡/11
1 ( (' 'i 1) Sltu l�o111.1.l.tJ¡l111J
entremos al dominio de la compclcnda. 1 íll 1 11"4 1
.1.-.l,1·iih'rdt·
1 1 11 ti 11 Ii 11 q111 111111111 li1
Para competir en el deporte hace falta más que toma 1· pa 1 tr t'fl ti Nn �
1 11"''. .1 .�1.·1 i1h ldc11t1d.
l\l 1•11f.11l1.11 ,.¡ prnduclo
l B,111,11. i•l 11111111

!1nn/ de la competenc
�t' logi,1
lu vlctvrin

es suficiente tirarse a la pileta con la intención de nadar 100 metros t'll � ' 'M1/t,1dl!,1no pu ia,
t.•dc tener efectos. noc
ivos para un a pra, ctic
.
a
.
1
111110 .
•l fut bol. El peligr . soc ial
estilo mariposa lo más rápido posible ni juntarse en la canchita barrlrd c.
o reside, como ha sug
erido el filósofo escocé
con los amigos para facilitarse recíprocamente la prueba de habillclacl1!1> \ .1:-.da1r i\!Jaclntyre con s
el ejemplo del chico qu .
e Jugaba a1 aje . dre z sól
físicas que el fútbol propone durante dos horas. Hay dos modelos di fo p.11,1 ob t�ner caram o
elos, en que en el anh
elo por ganar se pasen
rentes que explican cómo estas actividades se transforman en cornpc ul to los bienes internos

titivas. Uno es conocido como el "modelo de suma cero", el otro como 11 l1·,1 de l "to do val
a la práctica social en
e" para ob tener el triu .
cuestión. En el fútbo ���
el "modelo mutualista". Lo que proponen es bien diferente. :: :
1 ' 1 . ene s rnt .
e�nos que lo definen.
nfo sintetiza el menospre
Lo s ejemplos abundan.
cio de
Un o relati-
,• n nte
anodino es el uso de los
El modelo de suma cero sostiene que la competencia deportiva . carritos para los lesiona
1u Juega de local dos cuando
comienza -y termina- cuando dos personas o grupos de personas para demorar el retorn
o al Ju· ego · Debo ac1arar qu
r te> I ativ · amente anodino cua e
(que conforman un equipo) se enfrentan con empeño para obtener la ndo se lo compara con
los ejemplos que
IHllen . No obstante, la
misma cosa: la victoria. A esta visión de la competencia deportiva se la mezquindad de est a
maniobra dilatoria me
h.1c c acordar al tan
denomina como juego de suma cero porque la victoria de una persona � o que qice "que en la vida
. se cuidan los zapatos
• 11(. l a�do de rodilla s . Un ejemplo más dev
o equipo necesariamente impide a la otra persona o equipo lograrla. Lo 1 astador es el del ex ent
' 111 a1gentino . rena­
que un competidor gana, el otro lo pierde. Para que un equipo gane, el ,
Carlos S B'lardo in . � · tea
d' ndo le a uno de sus dirigidos
del
·

St·vllla �utbol Club qu


otro debe perder. Dicho de otro modo, el ganador se beneficia a expen e pisara a un rival. y otr
o que también muestra
t11•sprec10 po r los JUg · adores y excesiv .
sas del perdedor. Dado que es evidentemente imposible que todos los a preocupación por el
rna do Bil resultad º
contendientes emerjan victoriosos de una competencia deportiva, ésta � ardo en la Copa Mund
ial Italia 1990 le diJ'O
\1e·l equipo a �genti· al me'd1"co
es gobernada por una clarísima lógica binaria: o se gana o se pierde. no, sab'tendo que el arq
' uero Nery Pumpido est
Ir',•du rado, que no lo aba
Entendida de esta manera, la competencia, al enfrentarlos en la bús
queda de la victoria, separa a los jugadores más que unirlos. En este
:1 .
/ rg10 Goyc chea] y le hab �
sacara, que lo aguant
lé, cuando estaba tranqu
ara ahí. Agarré a Goyco
ilo, lo hice entrar"
) Resultad1smo en su
sentido, el filósofo norteamericano Robert L. Simon (85) observa que máxima expresión.
para este modelo el principal propósito de la competencia deportiva El 1:'1odelo de la com
es derrotar al rival, quien es percibido en el mejor de los casos como : .
lc · ·lCtOn resultadista
petencia como juego de
también se puede apr
suma cero su mani­
eciar en el leng aje qu �
"'' : za para hablar sob e se
un medio para lograr la meta, o en el peor como un obstáculo a supe­
�e el deporte competitivo. Es frecue
. r que el deport
n Ir<!
nte esc uch ar
rar. Dado que los resultados revelan en forma inequívoca ganadores e es conflicto", "contiend
1 a", "lucha" o "c ombate
li n11sm a manera, os compet ". De
y perdedores, los mismos son enfáticamente resaltados. Entonces, en idores son presentados
com o "en .
�l.1diadores" o "comb . ,, em1gos ,,,
este contexto se habla de ganadores y perdedores, victoria o derrota, at1entes . También está
,, n el J·uga dor "guerrero ", e1
todo o nada. " 11l!e ro y el " estrat ,,
ega . Seguramente sab
rán, por ejemplo ue al
11 lt•ns�r ar entino Ro ex
En el deporte en general, y particularmente en el fútbol, a los culto .
11111y m1htansta. Inc
� berto Perfumo lo llam
lusive un filósofo perspi
aban "el maris a ". To �I
do
res de Ja competencia como modelo de suma cero se los conoce como caz como e1 nor .
1110 w·I w . teamen-
_1am James llegó a apu
"rcsultadistas". En el "resultadismo", al decir del escritor argentino Juan ntar, en tono redentor,

que el de orte
Snstu rain, "La cuenta madre, determinante de todas las conductas, es la
r.1'1 equIValente mo
( li wcll, otro individ
ral de la guerra (44).
y el novelista inglés G
or e ;
uo de refinada inteligenc
ia, dijo que el deporte
e a ;
111chJt <n11w·,..1c1oncs para disfrutar el deporte plenamerne
capitulo 2: La competencia
33
E_I filósofo noneamericano Robert Nozick Jo ha demostrado con un
como la guerra, pero
sin los disparos {�5). En el ámbito local, el
entre­
e eJemplo muy claro (64: 235). Resulta que en un pequeño pueblo en la
"Quiero un equipo de onc
nador Gustavo Alfaro
afirmó recientemente:
bate y pel n�� los no ven a� montaña había una persona que encestaba 15 de cada 150 tiros al aro de
ten la cara, vayan al com
giierrilleros que se pin
tid (1).
o" Por su parte, el sociolo
_
go N1col s � :
básqu tbol. La gente del pueblo creía que eso constituía un rendimiento
por gan ar un par magmfico ... hasta que un día Uegó al pueblo Jerry West, un gran jugador
tninutos s
ional retornaba aJ pa1
ca en que eJ equipo nac
Casullo añoraba la épo � de Los Angeles Lakers en los anos sesenta y setenta y, desafío mediante,
Para Casullo, en aquello
en una Copa Mundial.
después de participar
o, igual que en la gue
rr � , se supo que el lanzador pueblerino no era tan habilidoso. Simon ha
tiempos "Irse y volver
era el itin era rio her oic
es históricas. Y adema
s resu �ido la visión mutualista de la competencia deportiva afirmando
(25). Este lengua je pu ede tener justificacion
o pone a los competido
res que esta debe entenderse "como una búsqueda mutua de la excelencia a

hay que reconocer qu


e el deporte competitiv
to arm ado . través del reto" (84· 157 85· 70) La competº
< te1"ón deport1va nos enfrenta
·

con el conflic

• • • •

o no justifica asociarlo
frente a frente. Pero est o par unirnos Y cooperar en el logro de un propósito común: la exce­
ortiva permite otro tip
nte a ta competencia dep
El antagonismo inhere lencia deportiva. Por eso para el filósofo del deporte norteamericano

de entendimiento y
vivencia. R. Scott Kretchmar (47), la competencia es tal cuando se satisfacen dos
ortiva como juego de
o de la competencia dep compromisos: uno es el de encontrar competidores con habilidad�
A diferencia del model
cer o, el mo del o mu tual ista afirma que la
misma no se agota en
la
r ·
1sica �
equivalentes (se podría íncluso argumentar que sean levemente
.

suma
lógica binaria del gan
ar y perder. Aunque rec
onoce que la competenc
ia


s penores) Y el otro es a mejorar mutuamente el rendimiento deportivo.
e modelo resalta la exc Solo as1, se pueden garantizar comparaciones legítimas.
adores y perdedores, est
deportiva establece gan orte
Varios filósofos del dep
carácter cooperativo.
lencia deportiva y su del deporte
Concebida "mutualmente" la competencia deportiva no es mera­
(47, 85, 90, 96) han argumentado qu
e el propósito principal
iva de los contrin�an
tes mente un juego de suma cero, ya que tanto ganadores como perdedores
competitivo es determ
inar la calidad deport
con su grado relatl o � � e pueden exhibir un alto grado de excelencia en su deporte. La excelencia
y quién es superior, lo
cual está relacionado
tura muy bien est a v1s
.
1on no es �rerrogativa exclusiva de los triunfadores. Quizá el ex jugador
e gane el mejor" cap
excelencia. La frase "qu ma argentino Horado Ameli tenia en mente una concepción mutualista
e nos brinda un proble
ortiva. Aquí, el deport
de la competencia dep n del deporte competitivo cuando en forma crítica decía que "El fútbol
ge comparar cuán bie
artific ial a res olv er y la competencia nos exi
Entonces, la competenc
ia :efue � los extremos, cada fin de semana se exagera todo [.. /acá son
·O equipos Y apenas sale uno campeón. ¿El resto hizo todo mal?" (71).
.

ación al contrincante.
lo resolvemos en rel las
pias y las compara con
deportiva evalúa las
habilidades físicas pro
ent e a los Claro q�� no. Para un "mutualista" las cosas se hacen mal en el deporte
une inexorablem
del contrincante. El
aspecto comparativo

na H>t� pet1t1vo cuando no hay un compromiso fehaciente -se podría decir
ón incluye a más de
o porque la comparaci
competidores, no sól
o también porque los
competidores se d �saf 1an 't.'�tedad- para lograr excelencia y establecer superioridad deportiva;
persona 0 equipo, sin can­ n sea, con �I aspecto comparativo de la competencia. y esto implica
o mejor que los contrin
an resolver ese desafi
mutuamente e intent tomarse seriamente las habilidades físicas que constituyen Jos modelos
an en un todo que se
esa din ám ica los competidores se fusion 1h· excelencia del deporte en cu�tión.
tes. y en
.
excelencia deportiva
esfuerza por lograr la
a de la competencia
La f� l�a de seriedad de Ja que venimos hablando desvirtúa el deporte
en la visión mutualist
Dicho de otr a ma ner a,
s más, se necesitan-
par � 1 ci111pc1111vo. En casos extremos, como Jos que siguen, las cosas se hacen
deportiva, los compet
idores se asocian -e
no vivir engañados ...
es fácil �
1.111 mal que l deporte competitivo pierde todo sentido. Hace poco se ha
ellos. Y también para
estimular lo mejor de par amos. podido i;egu1r a través de los periódicos que en varios países europeos,
ndo no las com
red im ens ion ar nu estras capacidades cua
sob
y lamr11l11bll•nwntt• t .1 1 1 1h1t· 11 t•11 i\1111\11� ,, l 11111111," dt•�111h1h11111l11�11�
ltvo q111• l11dlll11 In pi
en los que ciertos p1Ht le.los d e fut bol profc1ilon,1l t•s111h1111 1111<·�l,1d1" l'I urh11 u1111111 tic l1ñh11lcl1
1dq¡ tl111 u H 111111 1l1H
dohft•1111lltci111111111111) . 111 n
circuito de tenis profesional también ha estado rccicnlcmcnt1.• h.1jo l.1
misma sospecha. El escritor norteamericano Erncst Hcmingway (40)
'"!Wllti1111 Joru1•C' \·'1 1'. 111
'''I'" .." I1111 1I1 Í'\( 1 11111
·

1 11 1 ¡ 1,1 1 11111111 I 11(


'
111º""1111· 111 l'X 1 ll t 1
1 0 / 1 11 1,1
d11 i1•11dn tJlll' si h1c11 1 • I (11 t.
·�t .1 v 1 s 101
. 1 e1 oc:ucntc
mcnte
abordó este tema en el boxeo profesional de su país en un cuento npa hw 1 " Sll lt
. o • ' (;
.
ol l Os uvor.1blcs es impo "
'Ilfcrc11cw es que j}fl rtante, 'La
sionante sobre una pelea con arreglos cruzados. Es difícil determinar ra mi el rcsu/tatlo _
es una consecuencia
l "Q � . no tl/'gO qu! lo nnleccde
O
• , del bue n
cuánto hay de ficción y de realidad en el cuento. Lo que sí es posible " (98: 204). El J·uego , .
d <;Ultivo de sus cualid , Y mas precisamente
ades es tétºteas, tienen .
afirmar es que los que "arreglan" resultados de antemano son falsos una relevanc1·a
t•I resultado. La apuest . mayor que
competidores porque no tienen el mínimo interés en comparar habilida­ a mutualista es al buen juego.
des físicas y determinar superioridad deportiva. En estos casos el mérito Debería estar claro
que en ten de r a la c .
ompetencia deportiva
una actividad cuya como
es bastardeado groseramente. Las "liebres" e n las carreras atléticas de central1ºd ad se re1ac1.
ona fundamenta1 me
lreación de excele nte co n la
mediano y largo aliento, corredores que le marcan el ritmo a los que ncia a través del reto
mu
. tuo para establecer sup
i ída d deportiva y no meram eri o-
buscan un récord, también son falsos competidores. Si bien son fun­ 1 ente con Ja diferenc
' ores y perdedores iac ión for ma l de gana­
cionales a la excelencia ajena, no les interesa comparar su rendimiento no sig nifica qu e 1 os res
ultados sean intrascen
A I estar ínt"imamente dentes.
con el reslo de los competidores. Facilitan la prueba, pero ellos no se conectados con el
Proceso que los materializó
los resultados de 1 as . ,
someten a la misma. Las liebres abandonan Ja carrera; si la terminaran, competencias
dando todo de sí, serían genuinos competidores. Un último ejemplo de
rele vante sobre la
deport"
dimensión cualitativa � 0v :t:�
1. een i. nfor nación
'.
uerzo colectivo por
establecer superiorida
falsa competencia se da, como explica el escritor mexicano Juan Villoro, d deportiva. Dicho de
otra manera, los res
constitu yen un indicador . ultados
cuando se procura "que el reloj avance sin que ocurra nada de relieve" importante de las ha
. bilidades físicas relati
de los c ompet1dores. vas
(98: 71). El partido entre Alemania y Austria en la Copa Mundial España
1982 es un caso paradigmático. El empate "convenía a ambos equipos,
.
preciso y confiable. De
Una pregunta válida
spués de todo, cº
es si este indicado
.
.res
.
siempre

de modo que no huboforma de escapar a ese pacto platónico y siniestro, r


p �eba re�ularmente, en ocasiones el c
me1or equipo no se alz
1
e
:�1; ��:; : ��=���!:� �
1 n
á
e rt
e
un virginal O a O" (98: 71). Ese día Alemania y Austria se prestaron la a con Ja victoria.
pelota durante 90 sempiternos minutos. En este sentido Sim
on (85) ha defendido
l ea de que la .
1 a ºd .
t:S un criterio importa . v1ctona
Entregarse de lleno a la competencia deportiva implica apreciar el nte pa ra de termm
ar si los contrinc
pasado exitosamente antes han
proceso a través del cual los resultados son establecidos. Y esto sugiere el desa f '10 propuesto y dem .
os l rado supenon. da
deportiva. El filósofo . d
que la manera en que se juega -la calidad del rendimiento- así como la de1 dep ort e ing ,
les Nicholas Dixon
�1derar la victoria como . cree qu e con-
valía de Jos contrincantes es de vital importancia. Para los mutualistas el cnºteno que establec
. e al me)·or eompet1
t�s irreprochable com . ºd or
los resultados no son necesariamente más importantes que el proceso o defim1c. 1º6n operativa (29). No obstante se podrí
.1rgumentar, como se a
competitivo que los materializó, ni perder es inevitablemente sinónimo planteó an teno . rmente,
. que a veces los result
de fracaso. Cómo se gana y, por ende, cómo se pierde -es decir, cómo
se juega- otorga sentido a los resultados. Descontextualizados, los
no refl
rnntri
��:� ��
:
b ente la co respondencia

s. a ga como e1emplo
de habilidades físicas
ad os
de los
la derrota de Brasil an .
t•n la Copa Mundial te A rgentma
resultados dicen bastante poco. El cómo que enfatizan Jos mutualistas Italia 1990 A pesar .
. del resultado desfav
Brasil fue el ar.. tmente . orable,
representa su preocupación por cultivar los estándares de excelencia que superior a A rgentin .
definen a los distintos deportes. Aquí el compromiso primario es con tflle por momentos fue brilla nte. Despué
s de p
,
� �;���
ca t�do u n útbol
f
D1ego A. M ara-
dona (55·. 178)' capi· tan

l'I problema artificial que plantea el deporte y con el proceso competi- , del
equipo argentino ad
.

mº1 t1ºó 1a supeno .


• ·
. ndad

• r ,, "' "' 1liil (l'llllh Convl'r);lClones para disfrutar el deporte plenamente


Capitulo 2: la competencia 37
'i\111i:1
11 Ali ¡11 mli 11 A11n cl1-.l 1 lhl11 rl l fl1llll t111111 ll1oll 11111 ljlll 11 1) 11111lil llhl 11111)' �I J 111 p11111 d1 lc·1111hi.11,
hi ai.lki1,i y rl pl•i lodli.lH 111gi•11ll11
/" ( lO· lH). l·.J1•111pln1110111111'lli 111,111tlhu11 ) 11111111e1111111 e 1 111111111 d1• 1111 1.0111¡w1ldt11 o equipo. 1'01
tiempo como "un bQl/C 1c11 ll1fl' de Hrnd
1
las competencias dcpn11 v.1'i 1111 son t•Jc·mplu, ¿rn.dc•, �1·1 l.111 I"" 111!1•1 tns p11i.1 determinar el mérito de un
nos advierten que los resultados de
a,
dad deportiva. Aunque lmlrucllv l'tJuipo de futbol que cmp.1111 u11 parl ido que "debió" ganar? ¿Remates en
indicadores infalibles de superiori
importancia. En términos gcnc ralt.•s los palos y en el travcs,u1o? ¿'L'iros libres errados? ¿Dominio territorial?
esta advertencia no desautoriza su
nto relativo de los competidores: Los ¿Porcentaje de posesión de la pelota? ¿Saques de esquina a favor? De
Jos resultados reflejan el rendimie
s
que son deportivamente superiore l.l misma manera, ¿cuánto mérito sería necesario para que un equipo
ganadores tienden a ser aquellos
es tienden a ser aquellos que son acreedor de los puntos extras? Se podría afirmar que la determi­
y, consecuentemente, los perdedor
'�ª

nación y cuantificación del mérHo es innecesaria porque los expertos


deportivamente inferiores.
simplemente lo "intuyen". En el deporte competitivo el intuidonismo
inso:umentos valiosos pero imper­
Reconocer que los resultados son
fectos para medir y determinar supe
rioridad deportiva, requ ere que al '. del mérito es irónicamente contraintuitivo: basta considerar el grado

evaluar y otorgar sentido a los resu


ltados de las competencias epor
­ � ele variabilidad y controversia de las" intuiciones" sobre el rendimiento
de deportivo después de una jornada futbolística. Otra dificultad es que
rrollo de las mismas en función
tivas tengamos en cuenta el desa
rte en cuestión. Por eso on t n � � al no racionalizar el contenido y la extensión del mérito, este tipo de
tos estándares de excelencia del depo
análisis de estas com etenc1as : � St� aproximaciones para equiparar resultados inmerecidos no garantiza ni
importantes las narraciones y los
1l constancia ni eficiencia en la tarea. Además, dado el carácter público
aron los resultados, sena muy d1fíc
contar las historias que posibilit
siderar proceso resultado '! com o u � del deporte competitivo, la apelación a lo "evidente" no sólo no arti­
apreciar su verdadero valor. Con
cula ni honra, sino que dificulta Ja articulación y la apreciación de los
la práctica social a la que nos ded1�
todo requiere entender y respetar
ni estándares de excelencia definitorios de cada deporte.
todas las victorias son tan dulces
camos. Cuando esto sucede, no
s
ués de todo a veces se gana -y otra
todas las derrotas tan amargas. Desp Por otro lado, hay razones que van más allá de las dificultades prác­
y a veces no tanto. Los mut ual is tas
tantas se pierde- jugando muy bien ticas para no premiar formalmente el mérito. Uno de los atractivos de
e proceso y resultado en el deporte
reconocen Ja compleja relación entr los deportes "objetivos", tales como el atletismo, el fútbol, el rugby o

competitivo. Al hacerlo minimizan


los juicios deportivos nco rectos '. :
Y
d voleibol, es el valor que se otorga al logro de la meta estipulada en el
cul­
ntino Ariel Scher denomma una
resisten lo que el periodista arge reglamento independientemente de apreciaciones subjetivas basadas en
s.
de las canchas en dioses y demonio criterios estéticos, tácticos o morales. Lo que se favorece es la certeza
tura simplista que divide a l mundo
lutos, 110 los modos en qL'e se
[...]En esa cultura, pesan los hechos abso de los logros y la suficiencia de los mismos. Introducir este tipo de cri­
os son ejemplares" (81). terios para evaluar la legitimidad de esos logros y equipararlos en caso
consiguieron, ni siquiera si esos mod
os de establecer los resultados son de considerarse necesario sería en cierta medida invalidarlos. Si, como
Teniendo en cuenta que los mod
deportiva podríamos preguntarnos decíamos anteriormente, los resultados tienden a dar cuenta fehaciente
tan importantes en la competencia
los "hechos absolutos" la hora de � del proceso competitivo, habría que aceptarlos, con las limitaciones que
si es apropiado tener en cuen ta sólo
otorgar valor formal a los resultado
s. ¿Qué les parece prem1 r forma �­ � hemos identificado, como expresión del proceso competitivo. En otras
1- palabras, así entendidos los resultados se hacen cargo del mérito.
para equiparar resultados mmerec
mente el"mérito" del rendimiento
podría crear un pan l de ex �
erto s u � � : Aceptar los resultados como desenlaces fiables pero falibles no
dos? Por ejemplo, en el fútbol se
os extras al equipo que mer c16 � 1 mplica aceptar una concepción resultadista de la competencia depor-
al final de los partidos otorgase punt
.
atar. No me parece una buena idea 1 iva. Respetar los logros objetivos de la competencia deportiva implica
ganar en lugar de perder o emp

lVC
S.1C1o ncs para disfrutar el deporte plenam
enle Capitulo 2: La competencia
f1 1 H 11r h (Ol1 39
1 1 c•I
li,1 1• plh 1111 1 111 dl�l.ill 11111 llHltll q11 11111 11c1n11111l111.n111p1118111 l111i \1111,1¡.1\
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filósofo del deporte noruego Slginund 1 ol,1nd (19), 111M dl·lt1.
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binación de justicia meritocrática (basada en logros jui.tllic
:.1s a ct.1 NI 1111 �ul de ,.ir.1111hul.1. 1 11 un gol logrado a través de un tiro cuyo
y suerte. Sin duda es el ejercicio de las habilidades físicas cspc1.1fü
la compc dl•,11110 original era un centro al .trea y no la red, por mencionar solo
cada deporte l a condición que debe primar en el desenlace de
t mente en
ÍC<\ 11n ¡>.11 de ejemplos, dejan de ser goles legítimos. De la misma manera,
tencia deportiva. Si el azar y la suerte prevalecieran sistemá
an lcgiliml 110 parece haber motivo para compensar las posibles desventajas que
detrimento de las habilidades físicas los resultados perderí
secundarios 1111 chaparrón inesperado podría causar a un equipo con jugadores
<la<l porque estarían determinados por elementos que son
causar desinterés y livianos y rápidos o las que podría sufrir un ciclista al que se le ave­
en el deporte competitivo. Y esto a su vez podría
ibles de ' iaron las gafas oscuras en un mediodía de sol radiante e intenso. De
hasta desencanto. Más allá de si el azar y la suerte son suscept
porque requer iría cualquier manera es importante preguntarnos si es posible compensar
ser eliminados (lo cual es una proposición dudosa
rendimiento más adecuadamente la unidad que forman los resultados y el proceso
el control de todas las variables que intervienen en el
jidad y nuevas que los posibilita sin incorporar criterios estéticos, tácticos o morales
deportivo), estos elementos agregan interés, comple
en contra que premien el "mérito" de un equipo cuando éste fue incapaz de tra­
posibilidades a la competencia deportiva. Por ejemplo, un gol
s de una ducirlo por sí mismo al resultado durante el desarrollo del partido. La
cambia Ja dinámica del partido y pone a prueba a los equipo
en contra del respuesta es afirmativa. Como he demostrado con mi colega Peter F.
manera inesperada. ¿Se repondrá el equipo que sufrió el gol
significa que 1 lnger (96), una lectura más atenta de los resultados permite discriminar
in.fortunio? ¿Capitalizará el rival su buena suerte? Esto no
cia del azar Y compensar mejor la excelencia deportiva. El sistema de punto bonus
debamos establecer estrategias para incrementar la influen
elementos empleado en varios torneos de rugby alrededor del mundo, incluida la
y la suerte en el deporte competitivo, sino aceptar que estos
Copa del Mundo, es un muy buen ejemplo.
no le son extraños... ¡ni tampoco tan indeseables!

En breve, cuando se reconoce que el rendimiento deportivo está Como seguramente saben de tanto seguir a Los Pumas en sus

influenciado por el azar y la suerte, los resultados que no se correspon­ incursiones mundialistas, el sistema de punto bonus en el rugby otorga

den directamente con el mérito deportivo y las habilidades físicas rela­ un punto extra por marcar cuatro o más tries y/o por perder por una
diferencia menor a siete puntos. Este sistema de evaluación es más
tivas de los contrincantes no son considerados inválidos. Los amantes
Inclusivo que los sistemas de evaluación tradicionales porque tiene en
del fútbol lo saben muy bien, y a menudo resumen esta idea apelando
cuenta cómo se logran los puntos en un partido, enfatiza el valor del
a frases como "la pelota es redonda y puede picar para cualquier lado"
lry y resalta tanto el aspecto ofensivo como defensivo del juego. Sin
y "goles son amores". Indudablemente, uno "forja su propia suerte",
invalidar el resultado final, y precisamente basándose en él, el sistema
pero a veces, a pesar del esfuerzo, el gol ganador, aunque "merecido",
de punto bonus reconoce y premia mejor la excelencia deportiva... tanto
nos elude. En esas ocasiones decimos que "la pelota no quiere entrar". . .
de los ganadores como de los perdedores. Aquí el equipo ganador no
¿ o será que nuestros delanteros "pifian" más de l o normal?... ¿ o estará
se lleva necesariamente todos los puntos. Al honrar los modos en que
el arquero rival jugando el partido de su vida? Vaya uno a saber. Lo
se obtienen los resultados y reconocer explícitamente que la excelen­
cierto es que el mejor equipo no siempre emerge victorioso. Por una u
cia no es prerrogativa exclusiva de los ganadores, el sistema de punto
otra razón esos días la superioridad no se plasma en "hechos absolu­
bonus tiene claras connotaciones mutualistas. Sistemas de evaluación
tos". Esa imposibilidad pone de manifiesto la complejidad del deporte
similares podrían implementarse en otros deportes. Ello requiere un
competitivo y acredita el resultado. Quizá también forme parte de su
dialogo profundo que incluya a la comunidad de cada deporte porque
encanto.

re capí1u10 2: La compc1encia 41
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CAPITULO 3
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vidas. En el dep
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por eso que el escritorespan
con los adversarios. ¿Será
gan si uno no qt1iere"? (26
: 20).
ha dicho que "Dos no jue a inclusión de un término valorativo en el título de este capí­

L tulo probablemente llame la atención. Después de todo, en el


capítulo anterior no sólo describimos dos formas distintas de
t onceptualizar la competencia deportiva, sino que también las evalua-
111os. A riesgo de sonar repetitivo, no creo que sorprenda si me declaro
,1hlertamente partidario del mutualismo en el deporte competitivo. El
1 ipo de evaluación en la que nos embarcamos en el capítulo anterior es
J,1 que se conoce como axiológica, y tiene que ver con los juicios de valor
que establecen criterios para discriminar lo bueno de lo malo, lo mejor
d<.' lo peor y lo que vale de lo que no vale. Fue precisamente a través de
.11gumentos y no posiciones caprichosas o dogmáticas que considera­
llH)S al mutualismo como una concepción superior de la competencia
dl•portiva. Reconocer lo bueno o lo preferible puede ser un ejercicio
Intelectual instructivo y placentero, pero no garantiza su logro. Las
hnndades del mutualismo deportivo no se hacen efectivas por sí mismas.
l'Mn ello hace falta que actuemos. Y actuar implica elegir qué hacer y
lomo hacerlo. Es decir, el reconocimiento de lo bueno o lo preferible
11t .1rrea una reflexión vital: ¿cuál es nuestra responsabilidad frente a ese

rrconocimiento? En el tema que nos convoca, si el mutualismo depor­


tivo es deseable como ideal competitivo es inevitable preguntarnos qué
tlrmanda de los competidores.

Aclaro lo que algunos deben estar sospechando: el tipo de evaluación


qm.• trata este capítulo es de carácter normativo. Estamos hablando de
4tlla. Como dice el filósofo español Fernando Savater, la ética es "una

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