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El arte de hacer arte.

Por Sebastián Gutiérrez Saavedra

Grupo: 616 Materia: Historia del arte Profesora: Rosalinda Ortega Marquez

El primer día que pisé la preparatoria, en medio de una pandemia, fui asombrado por
los murales que habitan en ella. Al caminar hacia los baños, me conmovió ese tierno
ajolote áureo con elotes rodeando su cabeza, al igual que el resto de las obras de arte.
Mientras que la fauna de la preparatoria somos lxs alumnxs, docentes y personal
administrativo, su flora es el arte que nos rodea. De modo que es imposible mirar a un
lado y no ver alguna manifestación artística. Pero a diferencia de una selva, esta flora
es creada por la propia fauna: alumnos que han tomado la decisión de expresarse
mediante diferentes herramientas para realizar estas obras, que van desde aquella
parva pintura de “elojote” que se encuentra a un costado de los baños femeninos del
edificio A, hasta aquellos grandes murales de los 43 normalistas que arropan el
“salero”. Desde luego como en cualquier hábitat, existe lo que algunxs describirían
como flora nociva. Aquellos rayones, pintarrajeadas, grafitis y demás que son
disruptivos con el resto de los murales.

A pesar de todo lo mencionado es increíble que después de casi dos años de estar
presencialmente en la prepa, nunca me había planteado si acaso tiene menos valor
artístico el “rayón” de <<ayuda, tengo ano tímido>> ubicado en los baños masculinos
de audiovisuales, al Juan Bodoque revolucionario plasmado en las paredes del edificio
B; o si cada mural plasmado en la prepa es arte al igual que los Nenúfares de Monet
que hasta hace poco se encontraban de gira por el MUNAL. Y aún más sorprendente
para mi mismo, nunca me cuestioné ¿qué es el arte?, ¿cualquiera puede hacerla?

Todas estas preguntas me recordaron a una en particular que planteó en filósofo


Herman Lotze: ¿Las cosas son buenas porque las deseo, o las deseo porque son
buenas? Si bien en un inicio parece ser una pregunta vana en relación con las
planteadas al principio, es importante pues el valor que le damos al arte puede, según
la axiología 1, ser vista desde dos corrientes que derivan de esta: la objetividad y
subjetividad. De manera resumida, podemos decir que los objetivistas dirían que las
cosas las desean porque son buenas, al tener ellas el valor sin que haya alguien que
se lo de; mientras que los subjetivistas responderían que son buenas porque las
desean, al afirmar que las personas somos quienes le damos el valor a las cosas.
Similarmente escuchamos todos los días personas emitiendo juicios de valor sobre el
arte y lxs artistas, con expresiones como “lo que hace Bad Bunny no es música” o
“¿¡cómo esos rayones van a ser arte!?” refiriéndose al arte abstracto (subjetivistas).
Habrá otras que afirmen después de escuchar Safaera que no sólo es música, sino
que es música de “¡de la buena!”, y desde luego, quienes encuentren alborozo en las
obras de Picasso. En medio de estos extremos, hay una postura defendida por
filósofos contemporáneos como Luis Villoro y Adolfo Sánchez Vásquez, conocida
como meliorismo. Esta afirma el valor objetivo de las cosas, pero su también su
subjetividad, ya que somos las personas quienes le damos el valor a las cosas. Es
como cuando decimos que alguien está guapx, aunque no nos guste. Recocemos el
valor estético que posee la persona sin sentir algo por ellx. Sucede lo mismo con el
arte, podemos reconocer los valores estéticos de una pintura, pieza musical, obra
literaria, etc. independientemente si esta sea de nuestro agrado o no.

Entonces, ¿cualquier cosa puede hacer arte?, ¿qué es el arte? Como dije en un inicio,
nunca me había planteado esta pregunta de una manera tan profunda hasta ahora, y
después de reflexionar -sinónimo de buscar en Google- encontré una definición
adecuada que responde hasta cierto punto la pregunta: <<El arte es una de las formas
de la conciencia social. Su particularidad característica consiste en reflejar, reproducir
la realidad mediante imágenes sensoriales>>. Si bien esta definición -como cualquier
otra- es insuficiente para definir algo tan complejo como el arte, me parece adecuada
ya al mencionar que sirve para reflejar o manifestar la realidad de una sociedad. Yo
agregaría que incluso es una herramienta para representar ese Topus Uranus, las
utopías, distopías, etc. Es decir, todo aquello a lo que el ser humano sólo puede
desear o desentenderse, lo metafísico e inalcanzable de este mundo.

En base en esta definición, puedo afirmar que en tanto la mayoría de los murales de la
prepa representan luchas sociales como el respeto hacia la diversidad sexual, o los
movimientos feministas, son una expresión de arte.

La coordinadora del Laboratorio de Diagnóstico de Obras de Arte (lDOA), Eumelia


Hernández Vázquez, afirma que la expresión artística más allá de ser bella, es un
derecho fundamental. Derecho que se ha ejercido desde la prehistoria hasta nuestros
días, y es representada de maneras que trascienden las paredes de la escuela.
Manifestaciones artísticas que acompañan cada movimiento social, mediante música,
literatura, pintura, danza y demás.
Pero entonces, ¿cuál es la diferencia entre el vandalismo y el arte? Primero que nada,
hay que comprender que, así como con el arte, hay muchas definiciones de
vandalismo y es muy probable que cada persona, según su contexto socio cultural, lo
defina de diferente manera. La RAE define al vandalismo de la siguiente manera:
Espíritu de destrucción que no respeta cosa alguna, sagrada ni profana. Pareciera
entonces que el vandalismo es entonces lo opuesto al arte. A pesar de esto, desde mi
perspectiva, el vandalismo es sólo una forma más expresión artística. Retomando un
poco de la teoría axiológica objetivista planteada en un inicio podemos afirmar que el
arte no tiene que causar placer o júbilo, ya que esta simplemente representa la
realidad colectiva e individual. ¿Tiene algún valor estético el “rayón” del B-006 que dice
<<te amo>>? Posiblemente no, pero quien lo realizó y hacia quien se lo escribió,
desde luego que representa algo (subjetividad). Probablemente el vandalismo es lo
suficientemente “profundo”, “complejo” o “bello” para ser considerado una corriente
artística como el impresionismo o el vanguardismo; pero si esto es así es porque es
por la subjetividad colectiva en la manera en la que se comprende el arte. Algo como
“si no me gusta, no es arte”. Esto aunado a los prejuicios sociales que existen sobre el
sector de la población que generalmente realiza “actos vandálicos”. Recordemos que
dichos actos son relacionados con la clase trabajadora, las luchas sociales
(generalmente progresistas y/ o de izquierda) y todo aquello que no se acomoda a los
valores burgueses y por lo tanto a la sociedad capitalista en la que vivimos. Lo
vandálico no se puede poner en museos, no forma parte de ese arte que produce
capital.

Dice Heráclito que lo único constante es en cambio, y es posible que mi opinión


cambie o se refuerce conforme vaya conociendo más sobre el arte y su historia. Pero
mientras eso sucede, puedo afirmar que la razón del cuestionamiento hacia si los
murales y el vandalismo son arte, es porque estos no se ajustan al arte burgués,
blanco y euro centrista que tanto vemos y admiramos. A medida en que
descolonicemos nuestra idea del arte, comprendamos su función y su inutilidad, así
como su relación con la representación de nuestra sociedad y sus problemas,
podremos entender mejor el mundo del arte y el mundo en general. No sólo del arte
que embellece los museos; también del arte que, sin tener voz, grita en las calles cada
26 de septiembre, 2 de octubre u 8 de marzo. Aquella arte que más allá de ser un acto
estético es un acto político y desde luego, un derecho fundamental.
Bibliografía:

La Expresión Artística, UN Derecho Humano Fundamental. Gaceta UNAM.


(2022, Abril 18).
https://www.gaceta.unam.mx/la-expresion-artistica-un-derecho-humano-fun
damental/

M. Rosental, & P Iudin. (1946). Diccionario Filosófico Marxista (Pueblos


Unidos).

Sánchez Vázquez, A. (1969). Ética. México D.F.: Grijalbo.

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