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El victimismo manipulador

5 minutos

El victimismo es a veces un arma de doble filo. Hay personas que eligen


cronificar su posición de víctimas porque descubren que les aporta más
beneficios que costes.

El victimismo manipulador está presente en muchos tipos de personalidad. Así, es

común que aparezca por ejemplo, entre los narcisistas, entre quienes están

especializados en el chantaje emocional e incluso entre los que hacen uso de esta

conducta para sacar algún beneficio.

La víctima, de uno u otro modo, siempre está salvaguardada de la crítica  ajena.

Además, cuenta con la compasión y la comprensión de muchos, haga lo que haga.  De

hecho, quien se atreve a cuestionar los actos de una supuesta víctima pasa

por insensible  o desalmado.

El victimismo es, por tanto en muchos casos, una estrategia que representa más

beneficios que problemas.


Esta condición permite contar con una especie de inmunidad por la cual todo lo que

dicen es verdad, todo lo que hacen es bien intencionado, todo lo que piensan es

legítimo. Ahora bien, en más de un caso, ese victimismo calculado, consciente o

inconscientemente, encubre un claro chantaje.

Las víctimas auténticas y la justificable


atención
Hay, por supuesto, situaciones reales de victimización como cuando alguien ha sido

objeto de un abuso, o de un exceso, sin que tuviera la posibilidad de reaccionar.


 Por ejemplo, si una persona es asaltada en la calle o maltratada por otro
que ostenta un poder al que no puede enfrentarse: el poder de un arma,
de un uniforme, de un cargo, etc.
 Ese tipo de situaciones originan una condición objetiva de victimización.
Ahora bien, dicha condición no es eterna, ni tiene por qué ser un sello
que la persona lleve a donde vaya.
 Después de salir de la situación de impotencia concreta, seguir en el
papel de víctima es una opción, no una realidad inapelable.

Algo es cierto: la víctima demanda atención, cuidado, apoyo y afecto. Necesita de

esa dedicación y de esa comprensión para salir de su estado de conmoción y

vulnerabilidad. Eso no tiene ninguna discusión.

El victimismo como posición existencial


Lo que sí se presta a debate es el victimismo como posición existencial. Que un hecho

traumático se convierta en la carta de presentación eterna. Y no precisamente para

dar testimonio de un hecho execrable, sino para ganar privilegios que de otra manera

no se obtendrían.

Es el tipo de personas que hacen de sus sufrimientos, cuidadosamente expuestos, un

currículum viviente.

En otros casos más graves, algunos creen que el haber sido víctimas en una situación

les da una patente de corso para odiar o hacer daño a los demás. De

hecho, estudios como el llevado a cabo por el doctor Richard J. McNally, de la

Universidad de Swansea, analizan lo que se denomina como “imperio del trauma”.

Es decir, lo creamos o no, hay personas que asumen y cronifican la condición de

víctima porque han descubierto que alimentando ese estado, obtienen muchas más

ganancias.
Reconociendo el victimismo
manipulador
Hay algunas señales que dan cuenta de este círculo de manipulación que establecen

quienes hacen del victimismo su forma de vida. Las principales son:


 El victimista no pide directamente lo que desea, sino que envía
mensajes imprecisos en forma de queja o lamento.

Por ejemplo, te dicen de pronto: “Nadie sabe cuánto me costó haber llegado hasta

aquí”. Entonces no sabes si quiere que le reconozcas el mérito, si te está reclamando

porque a ti no te costó lo mismo, o si quiere que le ayudes para algo en particular.


 Te sientes más o menos culpable cuando estás con esa persona. Cada
conversación que tienes con ella te deja la impresión de ser responsable
de algo, pero no atinas a definirlo. Hay una tristeza o un malestar
impreciso contigo mismo.
 El victimista es también receloso y desconfiado.
 Frecuentemente te alerta sobre malas intenciones en los otros y justifica
sus malas acciones en su pasado de sufrimiento. De hecho, puede
acusarte de insensibilidad o desidia si acaso le criticas.
 Es capaz de hacer grandes sacrificios por otros, sin que estos se lo
pidan. Hará gala de ello.

Cuando alguien exhibe esos rasgos, estamos frente a una persona que ha asumido el rol

de víctima frente a la vida.

¿Cómo actuar ante el victimismo


manipulador?
Estudios  como el llevado a cabo por la Universidad de Berkeley en el 2008 revelan la

clara necesidad de profundizar en la figura de la victima y el victimismo. Así, algo que

debemos tener claro es que tras este perfil está la infelicidad. Aún más, lo que hay en

muchos casos es la clara dificultad para cerrar el ciclo de su experiencia traumática.

Necesitan por tanto de nuestra comprensión, pero también de nuestra sinceridad . La

mejor manera de ayudar a alguien así es diciéndole afectuosa y directamente lo

que opinamos de su actitud. No hay que caer en su juego, no hay que ceder. Sin

embargo, tampoco podemos actuar con desprecio o alzando corazas con las que

intensificar su cabe sus comportamientos.

El victimismo es la huella de la baja autoestima . Es la herida mal sanada que en

ocasiones, busca ser el centro de atención para maquillar su soledad y su

malestar. El único modo de acabar con esas dinámicas es lograr que esa persona

solicite ayuda profesional.

Una víctima siempre merecerá nuestro respeto, pero en el momento en que haga uso de

la victimización para obtener refuerzos y beneficios lo que demanda es asistencia

psicológica para lidiar de forma adecuada con su realidad personal.


El victimismo manipulador
5 minutos

El victimismo es a veces un arma de doble filo. Hay personas que eligen


cronificar su posición de víctimas porque descubren que les aporta más
beneficios que costes.

El victimismo manipulador está presente en muchos tipos de personalidad. Así, es

común que aparezca por ejemplo, entre los narcisistas, entre quienes están

especializados en el chantaje emocional e incluso entre los que hacen uso de esta

conducta para sacar algún beneficio.

La víctima, de uno u otro modo, siempre está salvaguardada de la crítica  ajena.

Además, cuenta con la compasión y la comprensión de muchos, haga lo que haga.  De

hecho, quien se atreve a cuestionar los actos de una supuesta víctima pasa

por insensible  o desalmado.
El victimismo es, por tanto en muchos casos, una estrategia que representa más

beneficios que problemas.

Esta condición permite contar con una especie de inmunidad por la cual todo lo que

dicen es verdad, todo lo que hacen es bien intencionado, todo lo que piensan es

legítimo. Ahora bien, en más de un caso, ese victimismo calculado, consciente o

inconscientemente, encubre un claro chantaje.

Las víctimas auténticas y la justificable


atención
Hay, por supuesto, situaciones reales de victimización como cuando alguien ha sido

objeto de un abuso, o de un exceso, sin que tuviera la posibilidad de reaccionar.


 Por ejemplo, si una persona es asaltada en la calle o maltratada por otro
que ostenta un poder al que no puede enfrentarse: el poder de un arma,
de un uniforme, de un cargo, etc.
 Ese tipo de situaciones originan una condición objetiva de victimización.
Ahora bien, dicha condición no es eterna, ni tiene por qué ser un sello
que la persona lleve a donde vaya.
 Después de salir de la situación de impotencia concreta, seguir en el
papel de víctima es una opción, no una realidad inapelable.

Algo es cierto: la víctima demanda atención, cuidado, apoyo y afecto. Necesita de

esa dedicación y de esa comprensión para salir de su estado de conmoción y

vulnerabilidad. Eso no tiene ninguna discusión.

El victimismo como posición existencial


Lo que sí se presta a debate es el victimismo como posición existencial. Que un hecho

traumático se convierta en la carta de presentación eterna. Y no precisamente para

dar testimonio de un hecho execrable, sino para ganar privilegios que de otra manera

no se obtendrían.

Es el tipo de personas que hacen de sus sufrimientos, cuidadosamente expuestos, un

currículum viviente.

En otros casos más graves, algunos creen que el haber sido víctimas en una situación

les da una patente de corso para odiar o hacer daño a los demás. De

hecho, estudios como el llevado a cabo por el doctor Richard J. McNally, de la

Universidad de Swansea, analizan lo que se denomina como “imperio del trauma”.

Es decir, lo creamos o no, hay personas que asumen y cronifican la condición de

víctima porque han descubierto que alimentando ese estado, obtienen muchas más

ganancias.
Reconociendo el victimismo
manipulador
Hay algunas señales que dan cuenta de este círculo de manipulación que establecen

quienes hacen del victimismo su forma de vida. Las principales son:


 El victimista no pide directamente lo que desea, sino que envía
mensajes imprecisos en forma de queja o lamento.

Por ejemplo, te dicen de pronto: “Nadie sabe cuánto me costó haber llegado hasta

aquí”. Entonces no sabes si quiere que le reconozcas el mérito, si te está reclamando

porque a ti no te costó lo mismo, o si quiere que le ayudes para algo en particular.


 Te sientes más o menos culpable cuando estás con esa persona. Cada
conversación que tienes con ella te deja la impresión de ser responsable
de algo, pero no atinas a definirlo. Hay una tristeza o un malestar
impreciso contigo mismo.
 El victimista es también receloso y desconfiado.
 Frecuentemente te alerta sobre malas intenciones en los otros y justifica
sus malas acciones en su pasado de sufrimiento. De hecho, puede
acusarte de insensibilidad o desidia si acaso le criticas.
 Es capaz de hacer grandes sacrificios por otros, sin que estos se lo
pidan. Hará gala de ello.

Cuando alguien exhibe esos rasgos, estamos frente a una persona que ha asumido el rol

de víctima frente a la vida.

¿Cómo actuar ante el victimismo


manipulador?
Estudios  como el llevado a cabo por la Universidad de Berkeley en el 2008 revelan la

clara necesidad de profundizar en la figura de la victima y el victimismo. Así, algo que

debemos tener claro es que tras este perfil está la infelicidad. Aún más, lo que hay en

muchos casos es la clara dificultad para cerrar el ciclo de su experiencia traumática.

Necesitan por tanto de nuestra comprensión, pero también de nuestra sinceridad . La

mejor manera de ayudar a alguien así es diciéndole afectuosa y directamente lo

que opinamos de su actitud. No hay que caer en su juego, no hay que ceder. Sin

embargo, tampoco podemos actuar con desprecio o alzando corazas con las que

intensificar su cabe sus comportamientos.

El victimismo es la huella de la baja autoestima . Es la herida mal sanada que en

ocasiones, busca ser el centro de atención para maquillar su soledad y su

malestar. El único modo de acabar con esas dinámicas es lograr que esa persona

solicite ayuda profesional.

Una víctima siempre merecerá nuestro respeto, pero en el momento en que haga uso de

la victimización para obtener refuerzos y beneficios lo que demanda es asistencia

psicológica para lidiar de forma adecuada con su realidad personal.


Cómo identificar el victimismo
manipulador
 Mente Asombrosa

13 marzo, 2022

¿Alguna vez has sentido que alguien está tratando de ejercer una fuerte influencia
sobre ti y guiarte hacia sus propios intereses? Hay personas que, detrás de su
victimismo manipulador, consiguen que los demás actúen en su favor.

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Estos maestros del engaño pueden ejercer tanto poder camuflado que,
sintiéndonos empáticos por su pobre situación, al mismo tiempo estaremos siendo
drenados por su forma de proceder.

La manipulación psicológica a menudo se define como la presión indirecta que


una persona recibe a través de distorsiones mentales o explotación emocional
para lograr sus objetivos a expensas de otra persona.

El hombre manipulador a menudo se presenta como una persona honesta, que


inmediatamente admite sus errores y se disculpa por ellos. De esta manera, crea
remordimiento y culpa en quienes lo rodean por el posible descuido de su prójimo
victimizado.

Intentan ganar control mental y emocional distorsionando historias y


situaciones hasta tal punto que lo que realmente sucedió es difícil de
reconocer para los demás.

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La victimización es otra característica de las


personas manipuladoras
En toda historia se les presenta como víctimas, son los que tienen intenciones
más positivas y sentimientos puros y siempre los demás se aprovechan de ellos.
Dramatizan cada evento para ganar compasión. También pueden ser agresivos o
críticos con los demás para reducirlos.
Los manipuladores no son inmediatamente reconocibles y manifiestan
gradualmente su manipulación, ya que, si estos «mecanismos» se revelan desde
el principio, la relación manipuladora puede terminar muy pronto.

Saben ocultar bien sus intenciones y utilizan las «vulnerabilidades» de la víctima


para ganar poder y dominio. A menudo se comportan de manera manipuladora
simplemente para sentirse superiores.

Las víctimas constantes desarrollan este tipo de tácticas en un estilo de vida. En la mayoría de sus
relaciones se sienten o fingen sentirse víctimas. Tienen reacciones victimizadas y cuentan sus
historias unilateralmente a la siguiente persona. Las personas manipuladoras pueden torcer y
cambiar cualquier historia hasta que terminan siendo víctimas de la situación. Naturalmente, todos
los demás son responsables de sus injusticias, excluyéndose a sí mismos.

Una persona manipuladora difícilment epueda


cambiar
Desafortunadamente, una persona manipuladora es difícil de cambiar, ya que
no se da cuenta del comportamiento incorrecto.

Nuestro más fuerte «contra» la gente manipuladora es la demarcación. ¡Mientras


no establezcamos los límites en una relación manipuladora, seremos alimentados
con el poder emocional y el control de una relación manipuladora!

Victimismo, la manipulación emocional más


común
Por D A N I E L M O L I N A  63 comentarios

Victimismo
Todos en algún momento u otro de nuestras vidas nos hemos topado
con esa clase de persona que se disfraza de víctima para conseguir
nuestra atención. Son personas que utilizan la queja y la lamentación
para obtener las atenciones emocionales que necesitan e imponer sus
voluntades. El victimismo en la manera de manipular
emocionalmente más común.

Esta clase de personas se escudan en su victimismo para no


responsabilizarse de nada. Todo lo malo que les ocurre es siempre por
culpa de los demás. Son incapaces de reflexionar y analizar sus actos
y su relación con su entorno, encerrándose en su papel de víctima.

Lo cierto es que la persona que se victimiza lo hace por un problema


de madurez emocional. Seguramente en su infancia, la técnica de ir de
víctima le sirvió para obtener la atención de los demás. Es una
estrategia infantil e inmadura, usándola en la edad adulta para seguir
obteniendo la atención de los demás.

Obviamente, estas personas pueden obtener las atenciones que piden


mediante su papel de víctimas durante un tiempo, pero las personas
que se topan con ellas acaban cansándose de ello, y al final rehúyen
de esa negatividad crónica que tanto desprenden. Si os topáis con
esta clase de personas, y habláis con ellas, podéis comprobar que
posteriormente estaréis en modo negativo, y resoplando. Son capaces
de quitarte toda tu positividad si se lo permites.

¿Cómo son esta clase de manipuladores emocionales?

 Tienen una visión distorsionada de la realidad. Todo lo


que les ocurre es culpa de los demás. Creen que la culpa
de aquello que les ocurre es por causas externas, y por
tanto no tienen ninguna responsabilidad al respecto.
Rehúyen de tomar las riendas de su vida y
responsabilizarse de sus actos.
 Se sienten bien cuando los demás se compadecen de
sus lamentos. Son felices cuando los demás les atienden y
les escuchan. Su victimismo es su única herramienta para
llamar la atención, y obtener todo aquello que quieren
conseguir. No buscan solucionar sus problemas por lo que
no te pedirán ayuda, estas personas buscan la compasión y
el protagonismo que su victimismo les proporcionan.
 Son incapaces de reflexionar ni realizar una
autocrítica. Las víctimas crónicas son incapaces de
flexionar acerca de sus actos o de aquello que les ocurre.
No quieren ver la realidad. Es más simple engañarse
pensando que no tienen la culpa de nada, y que todo lo que
les ocurre es por causa de los demás. No aceptarán  de
igual modo ninguna crítica, ni tan siquiera si es constructiva.
Por lo tanto, si alguien intenta hacerle ver que su
comportamiento y su conducta no son las adecuadas,
simplemente se alejará.
 Buscan culpabilizar a los demás en todo momento. Las
víctimas crónicas creen fervientemente que los demás
siempre actúan de mala fe, intentando siempre destruirla de
un modo u otro. De ese modo es más fácil responsabilizar
de todo lo malo que les ocurre a los demás, ya que estos
solo quieren hacerle daño.

Cómo consiguen manipular a los demás


Una víctima patológica necesita tener a alguien que culpabilizar. Por
ese motivo son capaces de desarrollar multitud de estrategias que le
permitan lograr que las demás personas asuman la culpabilidad de
todo lo que les ocurre. Es fácil caer en sus redes, incluso pudiendo
cargar con toda la responsabilidad y culpa que nos quieran imponer.

Para ello utilizará:

 Lenguaje victimista. Todo el lenguaje que utilizará estará


destinado a que te sientas culpable. Siempre desempeñará
su papel de víctima en toda discusión, dejando el papel
autoritario a la otra persona. Si no ve una salida a sus
argumentos victimista, empleará el llanto y la huida para
desarmar a la persona que quieren manipular.
 Responsabilizará a los demás. Todos sus argumentos
acerca de lo que le ocurre irán destinados a demostrar a la
persona que pretenden manipular que tiene la culpa de
todo. Cuando haya podido instalar el sentimiento de culpa
en la otra persona, tendrá la oportunidad de lograr las
atenciones y los propósitos que desea lograr.
 Manipular emocionalmente. El victimismo no se ejerce a
la ligera. Se emplea con quien la persona manipuladora
sabe que puede lograr hacer efectiva su manipulación. Por
ese motivo, no dudará en  jugar con sus emociones usando
su rol de víctima para conseguir aquello que quiere
conseguir. Instalará los sentimientos de culpa y la duda en
la persona que desea manipular y con ello logrará imponer
su voluntad.
Este tipo de personas son hábiles a la hora de realizar un perfil de la
persona que quieren manipular. Saben encontrar perfectamente sus
puntos débiles y logran imponer mediante la manipulación emocional
sus voluntades.

Cómo escapar del victimismo de los demás


Cuando nos encontremos con una persona que se queja
continuamente y asume un rol de víctima de forma permanente,
debemos ofrecerle nuestra ayuda, pero si no quiere ser ayudada ni
buscar soluciones, no debemos perder nuestro tiempo y nuestras
energías en escuchar sus lamentaciones.

No hay que dejar que los demás carguen sobre nuestros hombros
la responsabilidad y la culpa de sus desgracias. Cada uno debe
tomar las riendas de su vida. Recuerda que solo
pueden manipularte si lo permites. 

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