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Prácticas (5).

Textos periodísticos Immersive Reader

Texto 1

Localiza en el texto los mecanismos fóricos de referencia que tengan como antecedente o elemento A a “Rafael
Arenas”, “los alumnos” y “el libro de lengua castellana de la niña”.

I. G. PEÑA@IRENEGOMEZPENA
Día 07/03/2014 - 16.14

Libros de texto con erratas por culpa del móvil


Un padre denuncia con indignación que en los libros de lengua castellana de su hija enseñan el vocabulario usado de manera
incorrecta en las redes sociales y en WhatsApp

Rafael Arenas, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, se encontraba repasando la lección con su hija
cuando descubrió algo que le indignó. Se trataba de uno de los contenidos del libro de lengua castellana de su hija, estudiante
de quinto de primaria en  Escuela La Florida en Santa Perpètua de Mogoda, Barcelona, en el que se explicaban las  normas
básicas del lenguaje en el móvil.

«Regla de oro, todo lo que se entiende sirve», reza el epígrafe final del capítulo siete de este  libro de la editorial
Barcanova, bajo el que se justifica que la Ch puede convertirse en X, que la Q, se escribe como K, que  la H se suprime en
algunos términos y que las palabras en inglés se escriben tal y como suenan. De este modo, el término «please», sería «plis» y
el «I love you» aparecería como «ailvu».

Fue tal la sorpresa y la indignación de Rafael que decidió  compartir una foto en Facebook  que mostrara «lo que se
aprende ahora en los colegios». La imagen se viralizó de manera espectacular, llegando a conseguir más de 15.500 compartidos
en Facebook con todo tipo de comentarios al respecto.

«En vez de educar a los niños en la corrección, precisión y elegancia del lenguaje les hacemos pasar por normal la
aberración del "tq" por "te quiero" y el que no se pongan acentos», decía este padre barcelonés con mucha resignación en su
muro de la famosa red social.

En unas declaraciones para ABC, Rafael Arenas se muestra preocupado con que en los libros de texto se deje espacio a
este tipo de conocimiento que él mismo considera «una aberración» y que, además, «empobrece» la cultura de los alumnos.
«En casa insistimos a mi hija con escribir de manera adecuada tanto si es en el móvil como en el ordenador y mi sorpresa llega
cuando le cae en un examen este tipo de vocabulario», confiesa.

Rafael insiste en que «para los niños tiene mucha importancia lo que se aprende de los libros» y señala que si este tipo de
lenguaje que se usa de manera incorrecta en Twitter, Facebook o WhatsApp forma parte del currículo escolar «es normal que en
el informe PISA consigamos un deficiente en la comprensión lectora».

Sin embargo,  desde la editorial Barcanova  advierten de que han de contextualizarse las declaraciones de este padre e
indican que el capítulo 7 de este libro, que versa sobre las abreviaturas, incluye  un cuadro de reflexión para profesores y
alumnos sobre el uso del vocabulario del móvil y el empobrecimiento que provoca en el mensaje de los alumnos.

«En esta lección se abordan varias herramientas para tratar la comunicación escrita, con las que después reflexionar. Es
natural hablar de todo tipo de lenguaje, sobre todo del que se usa en el mundo en el que viven los jóvenes ya que se trata de
algo cercano a ellos. Para entender los códigos se necesita comprender la lengua y eso es lo que se trabaja», comentan en la
editorial.

(Fuente: http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20140307/abci-vocabulario-movil-erratas-libros-201403071334.html)

Texto 2
Localiza en el texto los mecanismos fóricos de referencia que tengan como antecedente o elemento A a “Rafael
Arenas”, “los alumnos” y “el lenguaje del móvil”.

 
¿Cómo wasapearía William Shakespeare?

ROBERTO L. BLANCO VALDÉS


09 de marzo de 2014
Quizá enseñar en un libro de texto la jerga de los móviles resulte un poco excesivo, pero no más que la
escandalera que ha montado en la Red un colega de la Universidad de Barcelona al comprobar cómo su hija debía
estudiarla en su manual de Lengua Castellana.
«En vez de educar a los niños en la corrección, precisión y elegancia del lenguaje, les hacemos pasar por normal
la aberración del 'tq' por te quiero y el que no se pongan acentos», escribía en su cuenta de Facebook el indignado
profesor, comentario que, junto con la imagen del texto objeto de su ira («Estoy indignado, indignadísimo»)
enseguida se convirtió en viral tanto en Twitter como en la citada red social.
No es necesario decir que comparto con mi colega catalán, y seguro que con miles de docentes de todos los
niveles, la ilusión de que nuestros jóvenes hablen y escriban con «corrección, precisión y elegancia en el
lenguaje», pero me temo que la forma de comunicarse a través del móvil tiene poco que ver con las dificultades
para alcanzar ese objetivo. Sin ir más lejos, yo he escrito una docena y media de libros, diría que con una calidad
de lenguaje por lo menos razonable, pero cuando escribo un SMS lo hago, por comodidad y rapidez,
frecuentemente sin acentos, y poniendo «tq» (por 'te quiero') y «tb» (por 'también').
Quizá mi colega no lo sepa, pero una persona culta es, por definición, la que maneja registros lingüísticos
distintos en función de la situación en que se encuentra: no es lo mismo hablar con los amigos que hacerlo en
casa; ni escribir un examen que un SMS telefónico. Conozco a bastantes personas que hablan «con elegancia»,
pero que son incapaces de cambiar de registro cuando toca, lo que les hace parecer, con frecuencia, unos
auténticos redichos.
Aceptado, pues, que enseñar como parte del currículo escolar el peculiar uso lingüístico del móvil (pues de
eso se trata en realidad) quizá esté fuera de lugar, no tengo duda alguna de que concebir los procesos de
aprendizaje como si no existiesen los móviles, la televisión y los ordenadores es una forma estúpida de alejar las
aulas de la realidad en la que se desenvuelven a diario la práctica totalidad de los alumnos a quienes se dirige el
proceso educativo.
Y es que el objetivo no es que los chavales escriban sus SMS o sus wasaps con elegancia cervantina
(¡maldita la falta que les hace!), sino que, al mismo tiempo que wasapean a su gusto, disfruten igualmente leyendo
a Verne o García Márquez. Algo que sería más fácil de lograr si la escuela y la Universidad no estuvieran tan de
espaldas a lo que pasa fuera de sus muros como lo están en la actualidad.
Pues tan pintoresco es enseñar en la escuela el lenguaje de los móviles como tratar de que un niño de
catorce o quince años lea, así, a pelo, La Celestina o el Cantar del Mío Cid.

(Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2014/03/09/wasapearia-william-
shakespeare/0003_201403G9P18993.htm)

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