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La escritura literaria según Levrero

El arte de hipnotizar
Pablo Silva

M
ARIO LEVRERO es un escritor urugua- cia; pero a menudo la esencia pura es desagradable,
yo con una vasta obra en novelas y cuen- como por ejemplo, la vainilla; si la mezclás en un
tos. También dirige, a través del correo refresco pasa mucho mejor. Hago hincapié en las
electrónico, un taller literario virtual. Lo siguiente imágenes porque es la gran falla de nuestra literatu-
es una síntesis de la correspondencia mantenida con ra; todos somos retóricos, todos cantamos la justa,
el escritor en el marco de ese taller. todos sabemos cómo arreglar los males del país, to-
—¿Qué papel les adjudicás en la escritura li- dos estamos deseosos de mostrar nuestra visión del
teraria a las técnicas? ¿Y al argumento? mundo, todos queremos volcar nuestros sentimien-
—En mi opinión, lo principal, casi diría lo úni- tos (oh, las mujeres que escriben poemas llenos de
co que importa en literatura es escribir con la mayor abstracciones: estoy triste, qué mal me siento, el
libertad posible. En todo caso podés usar técnicas mundo es terrible). Desde el punto de vista litera-
para corregir, pero jamás para escribir. Aunque en rio no dicen nada, pero nada; el lector simplemente
realidad siempre se usan técnicas, pero son técnicas se paspa. Mientras tanto, la literatura queda por el
propias que uno va descubriendo, o creando mien- camino; el lector se distrae, y la literatura nacional
tras escribe. Si usás técnicas aprendidas, son apren- adelgaza y muere.
didas de otros; así nunca escribirás con tu estilo per- Si agarrás a los grandes, por ejemplo, a Felis-
sonal, es decir, no se te reconocerá, por mejor escrito berto, recordarás sin duda cuando les levantaba las
que esté el texto. polleras a los muebles, o a la vieja que tomaba mate
Cuando el autor sabe demasiado sobre el argu- metiendo la bombilla por un agujero del tul. Son
mento, a veces se apura a contarlo, y la literatura va imágenes. Andá al capítulo cuarto de La vida breve
quedando por el camino. La literatura propiamente de Onetti, se llama “Naturaleza muerta”, es cien por
dicha es imagen. No quiero decir que haya que evi- ciento descriptivo y uno de los fragmentos más no-
tar cavilaciones y filosofías, y etcétera, pero eso no tables de nuestra literatura. Sin acción ni persona-
es lo esencial de la literatura. Una novela, o cual- jes ni invención; sólo imágenes.
quier texto, puede conciliar varios usos de la pala- —¿Cómo lograr el balance adecuado entre
bra. Pero si vamos a la esencia, aquello que encanta imágenes y descripciones, para que no entorpez-
y engancha al lector y lo mantiene leyendo, es el can el desarrollo de la trama?
argumento contado a través de imágenes. Desde lue- —Es fácil: tenés que pensar (al corregir, no el
go, con estilo, pero siempre conectado con tu ima- escribir; cuando se escribe hay que soltarse, sin nada
ginación. que inhiba la escritura) si tal descripción es necesa-
—En ese énfasis por la imagen, ¿no hay riesgo ria para la acción que estás narrando. Eso te dará el
de caer en una suerte de “descripcionismo”, de que lugar adecuado. Luego pensá si no han pasado de-
sólo prime la imagen? masiadas descripciones sin nada de acción y ahí te-
—Yo no creo haber hablado de descripciones; nés la proporción acertada. Al leer un texto tuyo
suelen aburrirme mortalmente. Hablé de imágenes, después de un tiempo (nunca antes de, digamos, un
y las imágenes no se contraponen a la acción, sino mes), si hay excesos de descripción lo notás ense-
que la cuentan de la mejor manera. No es lo mismo guida porque te aburrís.
decir “le dio tremenda trompada” que decir “el puño —¿Cuándo considerás que un relato no es ve-
chocó contra la carne blanda y la aplastó hasta que rosímil?
se oyó el crujir del hueso”, o cosa por el estilo. —Cuando no está bien resuelto. Ambas expre-
Tampoco dije que el relato deba consistir ex- siones (verosímil y bien resuelto) son casi sinóni-
clusivamente en imágenes, sino que eso es la esen- mos. Cuando digo que algo no es verosímil, quiero

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decir que como lector no lo creo. Y te aseguro que pero no deslumbrar. Y lo ves en la facilidad con que
soy muy crédulo cuando la realización me encanta vas prediciendo lo que va a venir, porque todo tiende
(me hipnotiza, quiero decir). El texto ideal sería a encajar en un molde. El texto no es una cosa viva.
aquel en el cual el lector pierde de vista el hecho de Lo último que leí que me produjo una impre-
que está leyendo y cree que esas cosas que se trans- sión tremenda, pero tremenda, como pocas cosas en
miten a su cerebro están sucediendo realmente. En los últimos años, es Franny y Zoey, un libro de Sa-
ese sentido, puede haber extraterrestres y fantasmas linger. Ahí ves claramente lo que es un texto vivo,
y enanos multicolores, siempre que el lector crea en un texto inspirado.
ellos en ese momento porque el autor lo engatusó.
La verosimilitud, entonces, significa en este con- —¿Cómo corregir, pulir y aun rehacer un texto
texto engatusamiento. sin perder el entusiasmo en el proceso?
—¿Cómo elaborás el inicio de los textos? A —Bueno, son tres cosas distintas. En general,
veces parece difícil lograr un buen principio que hay algo común a los tres procesos: conviene dejar
“enganche” al lector y que sea coherente con la pasar un tiempo (depende de cada uno, pueden ser
obra… días o meses) hasta que el texto se vea como es. Si
—No sé por qué, pero casi siempre tengo que uno está todavía bajo la sugestión de la creatividad,
rehacer los comienzos de mis cuentos. Es posible no ve el texto como es, sino como lo tiene en la
que al comenzar algo, uno arrastre de cosas anterio- mente, y le suele parecer perfecto. Se trata de ver el
res el estilo o el modo de decir. Y resulta que cada texto como quien mira una fotografía de sí mismo,
relato tiene su propio estilo; es un bloque, va junto que siempre impresiona peor que mirarse al espejo,
con el argumento y todo lo demás. Pero uno trata de porque en el espejo uno crea su imagen; en la foto
hacer lo que sabe, o lo que le salió bien la vez ante- no. Veamos:
rior, y arranca con eso. Después uno va chocando Corrección: esto es ni más ni menos un trabajo
contra el cuento existente, a medida que lo va des- técnico, que puede ser divertido o no, según el ta-
cubriendo y sacando a luz, y ahí empieza a ajustar- lante de cada cual. Pero es más bien mecánico: leer
se, a escuchar mejor lo que tiene adentro. el texto buscando rimas, repeticiones enojosas, ca-
—¿Qué es eso de que “cada relato es un blo- cofonías, erratas y cosas así.
que”, “tiene su propio estilo”? Me hace acordar Pulido: hay que leer el texto en un estado muy
a aquello que decía Miguel Ángel de que él sólo atento, viendo si en algún momento hay algún fac-
se limitaba a sacar el mármol que le sobraba al tor de perturbación en la lectura, algo que, aunque
bloque. no se pueda identificar la causa concreta, uno “sien-
—Vos sabés que la percepción no es objetiva te” que no está bien, algo por lo cual uno preferiría
ni mecánica; cuando yo miro algo, estoy proyectan- pasar rapidito. Subrayar eso y seguir, hasta el final.
do mucho de mí, o todo, sobre el objeto. Al mismo Después buscarle la vuelta a cada caso particular,
bloque de mármol Miguel Ángel le sacaría ciertas tratar de desentrañar por qué eso no resuena bien. A
cosas, yo otras, vos otras distintas. El diálogo que veces se trata de su relación con lo que se venía
uno entabla con el objeto no es diálogo sino monó- diciendo (salta una incongruencia, alguna repetición
logo narcisista. Creo que si lo pensás es muy fácil de palabra, etc.) y a veces de algo propio de ese
de entender. Cualquier cosa que vayas a narrar la fragmento. A veces ayuda preguntarle a otro.
estás rescatando de esa forma de percibir(se). Y ahí “Refacción”, si cabe el término: hay que quitar
es donde aparece el estilo personal; por eso insisto limpiamente el fragmento que no marcha y tratar de
en encarar a los alumnos de mi taller con ellos mis- hacerlo de vuelta buscando un clima similar al del
mos, a que experimenten con la percepción. momento de la creación. Situarse en la escena y no
—¿Cuándo y cómo te das cuenta de que el esti- conservar nada del texto descartado. Por más lindo
lo no es el apropiado, el que te pide el tema? que parezca en alguna parte, hacerlo todo de vuelta
—En mis cosas, me doy cuenta cuando no me como si fuera por primera vez, visualizando nueva-
siento con el estado mágico de la escritura inspira- mente la escena, la imagen que lo originó. Lo mis-
da. No me divierto, no sufro, no estoy metido por mo para agregar algo, al principio, en el medio o al
completo en el texto. Esto me pasa cuando escribo final de un texto. Visualizar siempre la escena antes
regularmente por necesidad económica. Uso un ofi- de escribir.
cio, uso algo de inspiración, pero me doy cuenta de Hay veces que basta cambiar de lugar el frag-
que eso que aparece ahí no es “nuevo”. mento eliminado, sobre todo en una novela, pero no
En los textos ajenos me doy cuenta porque me hay que contar mucho con eso.
pasa casi lo mismo; la lectura me puede entretener, —¿Hasta cuándo corregir, rehacer, pulir?

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—Bueno, hasta que te deje razonablemente sa- —¿Cuándo te das cuenta de que termina un tex-
tisfecho. Hasta que sientas que se puede publicar. to? ¿Pensás mucho, al escribir, en el final?
Yo siempre recurro a algún lector amigo, que me —No pienso para nada en el final. A veces, en
merezca confianza, para que lea y opine. A veces una novela (incluso en aquellas de estructura poli-
un lector común, mientras sea buen lector, te dice cial, con algún misterio o enigma, como Fauna o
cosas acertadísimas; a menudo les hago caso. Por Dejen todo en mis manos) empiezo a vislumbrar el
norma nunca publico nada que no hayan visto otros final después de haber pasado los dos tercios del
ojos que no sean los míos. total, y me pongo nervioso; ahí me cuesta mantener
un ritmo de escritura parejo y no empezar a correr
—¿Qué pasa si en el proceso de corrección per- como loco. Es gracioso, pero yo confío en que los
dés el entusiasmo, si el texto ya no te causa sensa- textos preexistan a la escritura (y por supuesto a su
ciones placenteras o positivas de ningún tipo? formulación mental); están adentro, y ya con su for-
—A veces los textos descansan por años… ma definitiva, y por eso estoy seguro de que el final
Habitualmente, semanas o meses. Las cosas bre- va a venir solo, a caer maduro, incluso cuando hay
ves y escritas como trabajo, como las “Irrupcio- enigma. Aunque llega un momento en que me pon-
nes”, de todos modos las voy acumulando en bo- go nervioso, porque ¿y si no se resuelve? Pero hasta
rrador y revisando cada tanto; cuanto más tiempo ahora…
pasa entre la escritura y la corrección, tanto más Me doy cuenta de que el texto termina porque
fácil es la corrección. Y no hay nada como la pu- no veo cómo seguirlo. Con uno tuve problemas; lo
blicación o, mejor dicho, la inminencia de la pu- guardé como veinte años como principio de novela,
blicación: cuando estoy por enviar un texto, le doy y cuando lo releí me di cuenta de que era un relato
un vistazo, y es seguro que cambio bien a último terminado; sólo le faltaba una frase de cierre. No
momento tres o cuatro cosas que estaban realmen- había manera de seguirlo.
te mal. No sé si les pasará a otros, pero siempre
trabajo para mí y con la mente puesta en alguien —¿Qué hay con ciertas reglas del “escribir
que lo vaya a leer (el amigo lector, mi mujer, quien bien”? Cosas como evitar los adverbios termina-
tenga a mano); recién tomo conciencia de que va a dos en -mente o no repetir palabras…
haber lectores desconocidos cuando estoy por man- —No se trata tanto de evitar los adverbios sino
darlo, y ahí funciona la adrenalina, y las macanas de no abusar. Forman palabras muy largas, pesadas,
saltan por sí solas. y si te encontrás dos o tres en una misma frase sue-
Para la corrección funciona otra forma de ins- na realmente desagradablemente, verdaderamente
piración, otra parte del cerebro. Desde luego, no realmente desagradablemente.
produce lo mismo que escribir, pero a mí me resulta También suelen formar rimas con demasiada
un ejercicio atractivo. También se puede no corre- facilidad, y la rima en la prosa me hace saltar, si es
gir; muchos no lo hacen. Después de todo no es un que es rima. Porque se pueden usar palabras con-
pecado que un texto no sea perfecto. sonantes entre sí sin que formen necesariamente
—¿Puede el argumento, por ejemplo, salir de rima; el problema es cuando la consonancia se su-
una simple asociación de ideas, de un disparate in- braya con alguna puntuación o una forma de ubi-
telectual? cación en la frase que la hace aparecer como un
—Tenés que sacarte de la cabeza la idea de que versito: es un problema de métrica + rima. Por otra
se escribe a partir de la palabra, y sobre todo a partir parte, a veces acumulo esos adverbios a propósito,
de la invención (intelectual). Se escribe a partir de uno tras otro, para dar énfasis (o por capricho). En
vivencias, que sólo pueden traducirse mediante imá- El alma de Gardel, por ejemplo, el lector de la edi-
genes. Las palabras sirven para describir las imáge- torial me hizo notar una frase cargada de adver-
nes; por sí solas no generan otra cosa que discursos bios en -mente, pero la mantuve porque era a pro-
o simple información. pósito; para mi gusto ahí están distribuidos de tal
—¿Cuál es tu criterio para titular un texto? forma que no pesan.
—Siempre uso el mismo sistema: una vez ter- Con respecto a eso de no repetir palabras, hay
minado el texto, empiezo a leerlo, seguido o saltea- que desconfiar del uso de sinónimos. Si vengo di-
do, buscando algo que me resuene. Y siempre en- ciendo “casa”, y “casa”, y “casa”, y de repente digo
cuentro el título; en mi caso, está siempre en el texto. “morada” sin nada que lo justifique, me parece de
Aunque a veces me hago el vivo; pero en general décima. Yo a veces he abusado un poco de las repe-
busco que sea más bien simple y que yo mismo pue- ticiones, conscientemente, pero cuando no es así, y
da asociarlo fácilmente con el texto. las detecto en un texto mío durante la corrección,

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en lugar de sustituir la palabra trato de reorganizar —Y al escribir, ¿le prestás atención a todo eso?,
toda la frase, o todo el párrafo. ¿son cosas importantes?
Eso sí me molesta, si resulta chocante al oído —Al escribir, nada, sólo escribir; no pensar ni
(porque el lector oye el texto), y sobre todo si se controlar (salvo ese foco de atención crítica para que
nota que está ahí por torpeza y no en forma delibe- el inconsciente no te lleve al carajo, pero lateral, como
rada. A veces simplemente se puede eliminar la pa- distante, y con mucha cancha para hacer la vista gor-
labra repetida porque es innecesaria. Pero el uso de da y no trabar la escritura cuando viene fluida.
sinónimos para ocultar la falta de elaboración es la Por otra parte, sólo son opiniones mías; no es
máxima torpeza. palabra de Dios. Lo mejor es usar tu propio criterio.

(Publicado en El País Cultural,


Montevideo, 27/10/2000, pp. 10-11.)

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