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Las sentencias estructurales surgen en un contexto en el que las violaciones a los derechos

fundamentales se dan de manera sistemática e institucionalizada por el aparato estatal. Entonces,


el juez constitucional, siendo el legitimado para garantizar la plena vigencia de los derechos
fundamentales, dicta o propone medidas para el diseño de políticas públicas que materialicen la
tutela de los derechos fundamentales; las mismas que han de ser implementadas a través del
tiempo.

Estas sentencias, al ser directrices para otros organismos públicos, no deben transgredir las
competencias constitucionalmente previstas ni la autonomía de aquellos.

Punto de vista de tres estudiosos de justicia constitucional y derechos fundamentales


¿Cree que las sentencias estructurales son legítimas y eficaces como una forma de
proteger los derechos fundamentales?
 

Víctor Bazán: Mi respuesta es afirmativa. Sin perjuicio de ello, considero que representan una
herramienta legítima, en la medida en que sean prudentemente empleadas y aplicadas en
situaciones que verdaderamente ameriten una solución de tal tenor, es decir, ante violaciones
severas, generalizadas y sistemáticas a un haz de DD HH (civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales) que impongan la necesidad de recurrir a esta tipología de megasentencias. El principio
de razonabilidad, correctamente utilizado, es un buen consejero ante cuestiones jurídica,
institucional, política y/o axiológicamente dilemáticas.

Gilbert Armijo: En el sistema de justicia constitucional costarricense, el dictado de estas


sentencias estructurales resulta ser un instrumento legítimo y eficaz en aras de proteger derechos
fundamentales en casos muy excepcionales, como los descritos, en los cuales una tutela “no
estructural” u ordinaria no es suficiente en aras de proteger estos derechos, sobre todo en los
casos de algunos derechos a prestaciones.

Claudio Nash: La legitimidad de las actuaciones estatales en materia de DD HH está definida por
dos elementos: el cumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado y dotar de
efectividad los DD HH consagrados constitucional e internacionalmente. Las sentencias
estructurales permiten que el Estado cumpla con sus obligaciones internacionales en materia de
derechos con un fuerte contenido prestacional, particularmente, respecto de aquellos grupos que
han sido históricamente excluidos y discriminados, como mujeres, indígenas, niños, migrantes,
desplazados, entre otros. Así mismo, estas sentencias cumplen un rol central para dar efectividad
a los DD HH violados por la omisión de los órganos del Estado encargados de implementar políticas
públicas para el cumplimiento de los derechos humanos.
La tutela judicial de los derechos humanos ha desembocado en importantes transformaciones en
los sistemas democráticos contemporáneos, uno de ellos es la concepción del papel del juez
constitucional que realiza una aplicación limitada del derecho en casos concretos circunscribiendo
su actuación dentro del otorgamiento o no de la protección solicitada.

En el modelo inicial de la garantía de amparo no es dable al juez constitucional trascender del caso
concreto puesto a su conocimiento y menos aún orientar la aplicación de políticas generales en
ningún ámbito, situaciones de competencia exclusiva del organismo legislativo y ejecutivo. El
jurista Néstor Osuna señala que esta modificación conlleva a afirmar que “ese planteamiento
inicial ya no tenga la dureza que proclamaban los manuales de derecho constitucional de hace 50
años, sino que más bien haya que analizarlo como un principio que ciertamente forma parte de la
dinámica de los Estados que tienen mecanismos de justicia constitucional, pero que, como
principio, puede entrar en colisión con otros, tales como la efectividad de los derechos humanos o
la supremacía constitucional, y que en esas colisiones no siempre tiene preeminencia ni carácter
absoluto”

Parte de esta transformación ha derivado en el planteamiento de denominar ciertos fallos


constitucionales como sentencias estructurales o macro sentencias. Cabe resaltar que las
modalidades de sentencias atípicas desarrolladas en apartados precedentes se han desarrollado
en el control general y abstracto de constitucionalidad, es decir, a partir de pronunciamientos
respecto a la constitucionalidad de las normas de carácter general; sin embargo, esta modalidad
de sentencias se presenta dentro de la garantía constitucional de amparo o tutela que es el símil
colombiano.

Osuna señala que estos pronunciamientos se refieren a aquellos “por medio de las cuales los
jueces hacen un importante esfuerzo para darles efectividad a los enunciados constitucionales,
cuando constatan la existencia de desconocimientos generalizados, recurrentes y graves de los
derechos humanos. Frente a estos, esos propios jueces han comprobado, por su experiencia, que
hay unas causas estructurales (de ahí el nombre de las sentencias) que de modo sistemático
producen ese déficit de derechos humanos, y que los casos que llegan a sus despachos, si se
resuelven apenas como remedios individuales, no logran subsanar la problemática que se advierte
en cada uno de los expedientes”

Partiendo de la definición anterior y a manera de aporte, se puede definir a las sentencias


estructurales como aquellos pronunciamientos de tribunales constitucionales que tienen por
objetivo tutelar uno o varios derechos humanos que han sido violados de forma masiva y
progresiva, emitiendo fallos estructurados a orientar de forma específica o general las alternativas
para eliminar la situación de violación de derechos humanos que ha sido debidamente
comprobada por la recurrencia de acciones presentadas en un transcurso de tiempo significativo,
logrando así la preeminencia de los derechos humanos.
Antecedentes históricos

A pesar que muchos afirman que este tipo de resoluciones son de reciente creación y surgimiento,
se logra establecer que uno de sus principales antecedentes es el histórico fallo de la Corte
Suprema de Justicia de Estados Unidos dentro del caso Brown versus Board of Education, que en el
año de 1954 declaró que las leyes federales y estatales que establecían la diferencia entre escuelas
para estudiantes de raza blanca y escuelas para estudiantes de raza negra se contraponían de
forma expresa a la igualdad de oportunidades educativas, específicamente contravenían lo
dispuesto a lo establecido en la Decimocuarta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos.

En el caso Brown versus Board of Education, Oliver Brown acudió a la Suprema Corte debido a la
inadmisión de su hija Linda Brown en una escuela pública de Topeka, Kansas, a la que asistían
exclusivamente niños blancos, bajo la doctrina: “separados pero iguales”. Linda Brown, estudiante
de tercer grado primaria, debía caminar más de una milla día a día para lograr llegar a su centro de
estudios, esto a pesar que a siete cuadras de su residencia se encontraba esta escuela pública a la
que únicamente acudían niños blancos. Con el apoyo de la National Association for the
Advancement of colored people (NAACP), que había recabado información y estudios respecto a
las diferencias entre las escuelas públicas para niños blancos y las escuelas públicas para afro
descendientes iniciaron la demanda de apoyo denunciando la segregación por motivo de raza y las
consecuencias negativas en la formación de los niños de raza negra.

La Corte Warren, al emitir su fallo de fecha 17 de mayo de 1954 por unanimidad estableció: “Estos
casos vienen a nosotros desde los Estados de Kansas, South Carolina, Virginia y Delaware (…) En
cada uno de ellos, algunos menores de raza negra requirieron, a través de sus representantes
legales, la ayuda del poder judicial para obtener la admisión a las escuelas públicas de su
comunidad sobre la base de la no segregación. En cada caso se les había denegado la admisión a
escuelas a las que asistían niños blancos bajo leyes que exigen o permiten la segregación racial (...)
Hoy, la educación es quizá la más importante función de los gobiernos estaduales y locales. Las
leyes de asistencia obligatoria a la escuela y los grandes gastos en educación demuestran, ambos,
nuestro reconocimiento de la importancia de la educación para nuestra sociedad democrática. Se
la requiere en el cumplimiento de nuestras responsabilidades públicas más básicas aun en el
servicio de las fuerzas armadas. Es el verdadero fundamento de la buena ciudadanía. Hoy es el
principal instrumento para despertar en los niños los valores de la cultura, prepararlos para el
posterior entrenamiento profesional y ayudarlos a insertarse normalmente en su medio ambiente.
En estos días, es dudoso que se pueda razonablemente esperar que un niño triunfe en la vida si se
le niega la oportunidad de la educación. Tal oportunidad, donde el Estado se ha comprometido a
proveerla, es un derecho que debe estar disponible para todos en iguales términos”.

En el apartado decisorio se establece: “Llegamos entonces a la pregunta formulada: ¿la


segregación de los niños en las escuelas públicas, basada solamente en la raza, aun cuando las
instalaciones físicas y otros factores tangibles puedan ser iguales, priva a los niños del grupo
minoritario de tener iguales oportunidades educacionales? Nosotros creemos que sí”

El pronunciamiento de dicho fallo suscitó una ola de controversias respecto a si la Suprema Corte
había invadido esferas correspondientes a otros poderes y la legitimidad de dicho fallo, inclusive
hubo desobediencia flagrante y oposición al cumplimiento de las disposiciones, fue así como entre
otros fallos, el caso Aron versus Cooper, estudiado en el capítulo primero del presente trabajo, se
dictaron órdenes específicas para la ejecución de Brown versus Board of Education.

Brown versus Board of Education supuso la apertura para la eliminación de la segregación racial en
el sistema educativo norteamericano permitiendo el ingreso de afro descendientes al sistema
educativo, constituyéndose así como un referente histórico del Constitucionalismo del siglo XX.

Es necesario en este punto realizar una aproximación general a la Corte Warren, pues esta se
refiere a la Suprema Corte de los Estados Unidos de América comprendida del periodo 1953 a
1969, tiempo en el que fue presidida por el Juez Earl Warren durante el periodo presidencial de
Dwight Eisenhower; este periodo estuvo marcado por los movimientos sociales y culturales de la
década 60 y 70 así como la búsqueda del reconocimiento de derechos civiles. La Corte Warren
supuso el cambio en la interpretación de la Constitución de los Estados Unidos de América,
entendida ya no solo como un mecanismo de limitación al poder público, principalmente del
legislativo y ejecutivo, sino como garantía de derechos y libertades de los ciudadanos; los casos
más paradigmáticos de dicho periodo son: Brown versus Board of Education (1954) Gideon versus
Wainwright (1963), Reynolds versus Sims (1964), y Miranda versus. Arizona (1966).

En el caso Brown, anteriormente desarrollado, nos encontramos ante una solicitud de protección
constitucional derivado de políticas administrativas de admisión de estudiantes de ciertas
escuelas; la solicitud busca la inaplicación al caso concreto de dicha situación; sin embargo, el
pronunciamiento de la Suprema Corte refiere la eliminación de dicha política a nivel nacional bajo
la premisa de que dicha segregación viola los derechos constitucionales de los estudiantes.

Las sentencias estructurales parten entonces del estudio realizado al caso concreto desde un
punto de vista general y objetivo, es decir dejando por un lado las características concretas y
subjetivas que atañen a cada caso particular para entrar a la esfera objetiva y buscar la posible
conducta anti constitucional a declarar, eso sí, justificando tal decisión en la reiteración
desmesurada de una violación a derechos constitucionales.

Denominación

Respecto a la denominación, Osuna refiere “el origen del término y de la figura se encuentra,
probablemente en los structural injuctions de la jurisprudencia estadounidense, que reporta,
desde mediados del siglo pasado, casos en los que distintos jueces adoptaron medidas para
conjurar situaciones graves y generalizadas que resultaban incompatibles con la Constitución”

El jurista uruguayo Martín Risso Ferrand refiere que, desde los inicios del constitucionalismo
moderno, en el ya comentado caso Marbury v. Madison, “el juez John Marshall individualizó tres
cuestiones: a) ¿el demandante es titular del derecho que reclama?; b) si tiene derecho y ha sido
violado, ¿el ordenamiento del país le da el remedio adecuado?; y c) si hay remedio, debe
determinarse si el writ of mandamus (orden concreta a las autoridades, es decir el mandato para
que se haga algo) es la salida apropiada”

Con lo anterior se puede establecer que estos remedios estructurales se oponen al mero
mandamiento concreto de hacer o dejar de hacer, pues debido a la trascendencia de la violación
que se estudia, un mandamiento concreto no restituiría en el efectivo goce de los derechos que se
estiman violados, por lo que se hace necesario un pronunciamiento estructural.

A raíz de dicho pronunciamiento se han originado en la práctica otros de corte similar que han
atacado el problema desde la raíz declarando la manera en que deberá velarse por el resguardo de
los derechos y garantías establecidas en la Constitución; es decir, sobrepasando la esfera del caso
concreto ya que los efectos en todo caso pueden incluir a terceras personas que podrían estar en
situaciones similares.

Características de las sentencias estructurales

Para el jurista colombiano Andrés Manuel Gutiérrez199, son tres los criterios diferenciadores que
definen las sentencias estructurales: en primer lugar se tratan de violaciones generalizadas y
sistemáticas de derechos fundamentales; como segundo punto, se constata que la violación
sistemática no es derivado de la sumatoria de problemas particulares, sino hay un problema de
fondo, de bloqueo institucional o de un posible estancamiento del cauce político; finalmente estas
violaciones requieren de una política pública para lograr su efectiva subsanación.

La jurisprudencia colombiana ha referido que los remedios estructurales parten de la protección


de la dimensión objetiva de los derechos fundamentales, cuyas características principales son: en
primer lugar, la acción procesal parte de la existencia de una violación sistemática de los derechos
fundamentales de un grupo de personas y, por ende, la orden judicial apunta a modificar un status
quo injusto.

La segunda nota característica se refiere a que el proceso judicial involucra a un conjunto


importante de autoridades públicas, también se señala que los hechos expuestos guardan relación
con políticas públicas y en ese sentido, la sentencia no tiene sólo efectos inter partes, se señala
que la Corte Suprema de Justicia conserva su competencia para vigilar el cumplimiento del fallo y
de esta manera el juez constitucional no es neutral o pasivo ante la situación, y finalmente, el
objeto del fallo judicial es garantizar la vigencia de unos principios constitucionales.

Con el análisis de los apartados anteriores es posible identificar los rasgos característicos de las
sentencias estructurales las cuales se desarrollarán en los párrafos siguientes.

En primer lugar, se observa como característica inicial la periodicidad de solicitudes dirigidas al


tribunal constitucional de otorgar garantía de protección en casos concretos, esta reiteración
desmedida de casos que reúnen características similares respecto a los mismos derechos que se
denuncian como violados hace verificable la existencia de un problema más complejo que
sobrepasa la esfera de la protección al caso concreto.

En segundo lugar, resalta una ausencia total, parcial o bien una regulación deficiente ya sea de
normativa general y específica o de políticas públicas que regule la situación puesta a
conocimiento del tribunal constitucional, y que promuevan y desarrollen el efectivo cumplimiento
de los deberes del Estado.

En tercer lugar, se trata de fallos complejos que para su efectivo cumplimiento involucran la
intervención continua por parte de diferentes entidades y organismos estatales.
Finalmente, en cuanto a los efectos de dichas sentencias, resalta que los mismos superan la esfera
del caso concreto puesto a conocimiento del tribunal constitucional.

Bibliografía

http://recursosbiblio.url.edu.gt/tesisjrcd/2017/07/12/Franco-Astrid.pdf

https://www.ambitojuridico.com/noticias/administrativo-y-contratacion/el-debate-sobre-las-
sentencias-estructurales

https://www.parthenon.pe/actjur/diccionario-juridico/sentencias-estructurales/

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