Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DERECHO
INTERNACIONAL
PRIVADO
APUNTES
1º y 2º Cuatrimestre
2021 - 2022
Este archivo lo han revisado por estudiantes para estudiantes. Si cuando lo utilices
encuentras alguna cosa que mejorar o cambiar, por favor, coméntalo en el grupo de
WhatsApp donde participes durante el curso en que se ha editado el documento y trataremos
de actualizarlo con los cambios.
GRACIAS los compañeros presentes y pasados que han hecho posible este trabajo.
I. INTRODUCCIÓN.
A) NOCIÓN GENERAL
Las soluciones jurídicas de los distintos ordenamientos a un mismo problema son, con
frecuencia, diferentes.
Como consecuencia de lo anterior, los particulares cuya vida jurídica está vinculada con dos
o más ordenamientos, pueden verse afectados negativamente.
En primer lugar, porque los criterios por los que los tribunales de un Estado se
declararán competentes para conocer de un determinado litigio, varían de un Estado
a otro.
Del mismo modo, respecto al Derecho que debe aplicar un Tribunal, las divergencias
pueden conducir, tanto a respuestas que son contradictorias de un ordenamiento a
otro (la validez o la nulidad de un contrato) como a posibles lagunas en la regulación
de los supuestos.
El segundo presupuesto para la existencia del DIPr lo constituye la actividad jurídica de los
particulares, más allá del ámbito de aplicación de su propio ordenamiento. Así, es la
existencia de relaciones y situaciones vinculadas con más de un ordenamiento jurídico las
que plantean todos los problemas que intenta resolver nuestra disciplina, determinando 1el
tribunal que puede tutelar los derechos en cuestión, 2el ordenamiento jurídico conforme al
cual se resolverá el tema litigioso y, en su caso, 3el modo de ejecución en un Estado de la
resolución adoptada en otro.
Ejemplo. En el caso del divorcio de un matrimonio entre español y brasileña existe el riesgo
de que uno de los dos ordenamientos, el español o el brasileño, atribuya competencia a sus
órganos jurisdiccionales para conocer del mismo; que la guarda y custodia de los hijos
comunes o la liquidación de los bienes sea distinta según se aplique el Derecho español o el
Derecho brasileño; y que la sentencia que se dicte en un Estado no tenga eficacia jurídica en
el otro, con la consiguiente inseguridad en las relaciones personales y patrimoniales de la
expareja.
En este punto hay que destacar que, si bien es cierto que la existencia de relaciones privadas
por encima de las fronteras jurídicas, hunde sus raíces en la propia naturaleza humana,
también lo es que el desarrollo actual de los medios de comunicación, el turismo, los
movimientos migratorios (por razones económicas u otras), o los procesos de
integración, son otros tantos fenómenos que han contribuido a multiplicar las relaciones
privadas internacionales (o, relaciones de tráfico jurídico externo).
Ejemplo: el régimen matrimonial de dos españoles que se casan y fijan su residencia en España
constituye, en principio, un ejemplo típico de tráfico jurídico interno en contraste con la situación
planteada por el matrimonio de un español y una francesa, cualquiera que fuese su lugar de
residencia (supuesto de tráfico jurídico externo). Pero pensemos ahora en una posible evolución
de ambos supuestos, en la que la primera pareja de españoles traslada su residencia a Argentina
en donde fallece dejando una cuantiosa herencia en bienes inmuebles sitos en aquel país; por su
parte, el matrimonio mixto hispanofrancés termina estableciéndose en España, en donde la mujer
adquiere la nacionalidad española. ¿Cuál de ambas sería, desde la óptica del ordenamiento
español, la relación de tráfico externo?
El examen de la extranjería del supuesto ha de ser actual, de tal modo que han de tomarse
en consideración las transformaciones sufridas por la relación o situación considerada en el
transcurso del tiempo, aunque deban respetarse las situaciones jurídicas consolidadas de
conformidad con el ordenamiento que les resultara aplicable con anterioridad.
1. INTRODUCCIÓN.
El DIPr debe ofrecer una respuesta global a las situaciones jurídicas de las personas inmersas
en una relación privada internacional. Por consiguiente, debe atender a precisar en un
sistema jurídico dado:
Quiénes son considerados nacionales, así como los derechos y deberes de los
extranjeros.
Cuando los propios tribunales podrán dar respuesta a las cuestiones planteadas por
tener competencia judicial internacional.
Cuál deber ser la ley (propia o extranjera) que resulte aplicable.
2. CONTENIDO Y PROBLEMAS.
Esta regulación, que comprende también las cuestiones relativas a la doble nacionalidad,
que se plantean cuando una persona ostenta no sólo la española sino la de otro Estado, ha
de aplicarse por los Jueces y Autoridades españolas tanto en respuesta a la pretensión
directa de un particular sobre uno de los aspectos a que se refiere, como al tratar de otros
problemas, cuando la nacionalidad sea el punto de conexión de una norma de DIPr que
determina el Derecho que ha de aplicarse a una relación jurídica.
De otro lado, en cuanto a los derechos de los que puede ser titular un extranjero en
nuestro país (políticos, civiles, mercantiles, económicos, laborales o de la seguridad social),
el legislador tiene distintas opciones. Puede establecer, por ejemplo, la igualdad de trato
entre nacionales y extranjeros en cuanto al disfrute de los derechos civiles; pero también
puede restringirles el goce de ciertos derechos: por ejemplo, condicionándolo a la
reciprocidad de trato; exigiendo una autorización previa para que el extranjero pueda realizar
determinadas actividades en España (permiso de trabajo, por ejemplo) o incluso excluyendo
que el extranjero sea titular de un determinado derecho.
Se conoce por la doctrina como el problema del «conflicto de leyes. La aplicación por los
Tribunales y Autoridades españoles (juez, abogado, notario, registrador…) de un Derecho
extranjero sólo es posible si media un mandato del legislador español que así lo ha dispuesto
en atención a la extranjería del supuesto. Por lo demás, cuando una ley extranjera resulte
aplicable, ésta nunca contendrá toda la respuesta jurídica al tema planteado, ya que
normalmente habrá de articularse con el Derecho interno en aspectos, como los procesales
o registrales, regidos por el Derecho del foro.
Cualquiera que sea la perspectiva que adoptemos (judicial o extrajudicial), la cuestión que
ha de considerarse en primer lugar es la relativa a la competencia judicial internacional (o de
la Autoridad) para conocer del litigio o resolver la pretensión. Es esta competencia la que
nos permitirá determinar el ordenamiento desde cuya perspectiva va a analizarse, incluso
prospectivamente, el régimen jurídico del tema debatido, ya que, en la búsqueda de la
resolución de cualquier problema, habrán de aplicarse las normas de DIPr del Juez o
Autoridad ante el que puede plantearse un litigio o formular una pretensión.
• Por una parte, será ese ordenamiento el que resuelva las interrogantes sobre la
nacionalidad o el régimen de los extranjeros — cuya respuesta interna resulta obligada,
dada la naturaleza unilateral de las normas que regulan estas materias en cada sistema
jurídico—, así como la determinación del o de los derechos aplicables. Y es que, la
justificación técnico-jurídica de la existencia del DIPr reside en la imposibilidad de que los
tribunales apliquen siempre su propio Derecho prescindiendo de los posibles elementos
extranjeros presentes en la relación o situación considerada.
• De este modo, la distinción entre foro (forum) o tribunal competente, y Derecho aplicable
(ius), constituye una diferente clave de esta disciplina. Por otra parte, serán también las
normas del foro, rectoras del proceso con elementos extranjeros, las que entren en
funcionamiento cuando el tema debatido conduzca a un litigio ante los tribunales. Del
mismo modo, son las normas del foro sobre reconocimiento y ejecución de decisiones
extranjeras las que se aplican a aquellos supuestos en que se desea que una decisión
dictada en el extranjero produzca efectos jurídicos en el foro.
De este modo, aunque la distinción entre forum e ius resulte esencial para la correcta
comprensión del DIPr, no cabe olvidar que el ordenamiento jurídico del foro tiene un juego
prioritario en la organización de las respuestas articuladas a los problemas suscitados por el
tráfico externo.
Esta denominación engloba dos términos —internacional y privado— que han de ser
clarificados, en la medida en que pueden afectar a la correcta comprensión de su naturaleza
jurídica.
• El apelativo de internacional se justifica en atención a la realidad que se intenta
regular, que no es otra que la actividad de los particulares que se conecta con más
de un ordenamiento jurídico; aunque conviene precisar que sólo serán
«internacionales», en sentido estricto, las relaciones de tráfico externo conectadas
con los ordenamientos de dos o más Estados, con exclusión de las que se vinculan
con dos de los ordenamientos que coexisten dentro de un mismo Estado.
• Como Derecho «privado», de nuevo sólo resulta correcta si la referimos a los sujetos
intervinientes en las relaciones de tráfico externo, que son los particulares. Noción
esta última que engloba tanto a personas físicas como jurídicas, así como a los entes
públicos, cuando éstos no actúan desde una posición de imperio, sino en relaciones
de Derecho privado.
El DIPr puede definirse como el sector del Derecho que, en cada sistema jurídico estatal,
regula aquellas relaciones o situaciones de los particulares que, en su formación, desarrollo
o extinción, trascienden de la esfera personal y espacial de un solo ordenamiento, al estar
conectadas con otro u otros sistemas por la presencia de uno o varios elementos de
extranjería.
1. INTRODUCCIÓN.
Fuentes en sentido formal son los modos de creación de las reglas jurídicas. El artículo 1 CC
al disponer que son fuentes de Derecho, la ley, la costumbre y los principios generales, indica
que en la estructura normativa estatal estas serían las principales fuentes formales de
creación de normas de DIPr. También lo son los tratados internacionales en los que España
es parte (art. 1.5 CC).
Derecho civil común. Luego el Derecho privado dictado por las CCAA, adoptado en
desarrollo de los distintos Estatutos de Autonomía, también genera conflictos internos
A) LA CONSTITUCIÓN DE 1978.
La CE se sitúa en el vértice de todo el ordenamiento jurídico. A los fines del DIPr ha sido
importante, en el pasado y tras su entrada en vigor, es el marco dentro del cual deben
moverse:
B) LA LEY.
Las normas de origen legal han sido el eje sobre el que históricamente se construyó el
sistema español de DIPr.
• En origen, pero, sobre todo, tras la reforma del Título preliminar del Código civil por
Decreto 1836/1974, prácticamente toda la regulación era la contenida en los artículos 8
a 12 del Título preliminar. No fue ésta una regulación completa, pues al incorporar
únicamente «normas de conflicto» se detenía en resolver los problemas derivados del
conflicto de leyes. Era un modelo muy esquemático.
C) LA COSTUMBRE.
Conforme al artículo 1.3 CC la costumbre interviene únicamente en defecto de ley. Por ello
tradicionalmente tiene escasa repercusión como mecanismo creador de normas de DIPr. Sí
cabe identificar dos ámbitos de intervención muy reducidos:
Como fundamento de ciertos supuestos de inmunidad de jurisdicción; la costumbre
impone que el Estado extranjero o sus representantes sólo pueden ser juzgados con
su consentimiento.
Otra manifestación _ Lex mercatoria, una vez admitido que se pueda caracterizar
como fuente de derecho en tanto que uso o costumbre del comercio internacional.
Tal caracterización respondería al entendimiento de que en el tráfico comercial (y
financiero) internacional la insuficiencia de las soluciones normativas estatales ha
provocado la emergencia de usos, prácticas, códigos de conducta, que tiene como
elemento aglutinador el dato de que los autores son al tiempo destinatarios de las
«normas» y se expanden por el obrar continuado de los sujetos intervinientes en el
tráfico internacional. Hay por tanto una acción «normativa» que desarrollan los
operadores (p. ej., Cámara de Comercio Internacional) y sus mecanismos
sancionadores discurren básicamente por la vía arbitral y, por tanto, bastante alejados
de los controles estatales.
El DIPr se ve afectado por el Derecho Internacional público general en tres frentes, operando
como límite a la competencia normativa del legislador nacional.
La función del DIPr convencional reside pues en aportar una dosis de certeza en torno a
Al igual que en cualquier otra materia, en función del número de Estados participantes, los
tratados pueden ser bilaterales o multilaterales. El tratado bilateral es el instrumento
clásico de la cooperación jurídica interestatal. En cambio, la realización de objetivos más
ambiciosos se potencia por la cooperación multilateral. En DIPr existe una red muy
consolidada en cuanto al derecho aplicable a relaciones personales y familiares, por obra de
la Conferencia de La Haya de DIPr, así como en algunos sectores del Derecho procesal civil
internacional.
Un segundo condicionante tiene que ver con el objetivo que se propongan los autores, pero
sobre todo con la materia que se pretende regular. Este dato afecta por igual cuando se
emprende la unificación en el ámbito intergubernamental y en el ámbito de integración de la
UE. Los métodos son numerosos y pueden ir desde la unificación pura y simple del derecho
material interno a partir de leyes uniformes, bien resultar un mandato o directriz para el
legislador interno (p. ej., las directivas europeas).
De lo anterior cabe afirmar que según los grandes objetivos que pueden perseguir los
Convenios internacionales de DIPr cabría identificar los siguientes tipos de Convenios:
• Establecer normas materiales uniformes. Entre éstas habría que distinguir por el número de
Estados participantes, los que pueden gestarse en el contexto de Tratados multilaterales
o bilaterales. Si se atiende al autor, en función de la participación estatal en el marco de
ciertas Organizaciones internacionales, destacar los resultados de UNCITRAL con las
“leyes-modelo”. Otro tipo de Convenios establecen normas uniformes.
1. Unas para resolver los conflictos de jurisdicciones, bien limitadas a la determinación
del tribunal competente, bien abarcando lo relativo al reconocimiento de la eficacia
extrajudicial de la decisión judicial dictada en un Estado más allá de las fronteras del
mismo (p. ej., R. 1215/2012).
2. Otros instrumentos unifican normas para resolver los conflictos de leyes (p. ej., para
resolver un divorcio de un matrimonio mixto de modo que resulte indiferente plantear
la demanda en un Estado o en otro, pues el divorcio se resolverá finalmente conforme
a un mismo ordenamiento); ahora bien, que el objetivo de un convenio sea la
unificación de normas de conflicto no excluye, en cambio, que dentro de un mismo
instrumento puedan coexistir éstas con normas materiales.
3. La solución a los problemas que plantean las situaciones privadas internacionales no
se agota por la unificación supranacional de normas materiales o de competencia
judicial internacional y/o normas de conflicto de leyes. Como método alternativo se
expanden instrumentos basados en la llamada cooperación internacional entre
autoridades de diferentes Estados.
Dicha cooperación puede ser de índole administrativa o también judicial. Experimenta
un desarrollo significativo en los últimos años en la medida en que da respuesta al
contexto fuertemente internacional de la materia objeto de regulación (p. ej., la
adopción internacional).
4. Finalmente parece útil mencionar algunas organizaciones internacionales de las que
España es Estado miembro y trabajan específicamente en materia de DIPr.
o La Conferencia de La Haya de Derecho internacional privado
o La Unión Europea como organización internacional de integración de los Estados
miembros.
o La Comisión Internacional del Estado Civil.
o En el marco de la ONU hay que tener presentes algunos de los trabajos de
UNCITRAL, organismo especializado de Naciones Unidas.
La más frecuentes:
• cláusulas de cortesía
• cláusulas de neutralización
• cláusula de compatibilidad
La UE opera como factor de modernización del sistema español de DIPr, bien por haber
gestado un importante número de Reglamentos que ha sido incorporados a nuestro
ordenamiento, bien por haber sido un elemento de inspiración del legislador nacional cuando
ha tenido que intervenir en ámbitos ya regulado por la UE. Se afirma que el sistema español
es fuente europea o institucional, mucho más que interno o autonómico, dada la amplitud
de materias que comprende y el carácter de universal de las soluciones.
b) ➢ La situación actual.
• Finalmente, si a corto plazo son muchos y distintos los trabajos en curso (p. ej., un
Reglamento relativo a regímenes económicos matrimoniales), a medio plazo, hay
elementos que apuntan hacia un Código de DIPr de la UE que vendría a sustituir las
normas internas de DIPr.
• Normalmente en todos los instrumentos normativos aparecen cláusulas por las que
se asegura la primacía del DIPr europeo sobre el DIPr interno y sobre otras
obligaciones derivadas de Convenios internacionales procedentes de otras instancias
que vinculen a los Estados miembros. Se organizan así las obligaciones
convencionales asumidas en la materia regulada por el Reglamento (p. ej., art. 25 R.
593/2008, Roma I, sobre ley aplicable a las obligaciones contractuales).
• Pero, pese a la naturaleza del Derecho de la UE y la fuerza normativa inmediata del
Reglamento, la decisión de si se aplica el DIPr interno o el DIPr europeo puede no
ser fácil. La cuestión resulta casi irrelevante en el ámbito de la determinación del
derecho aplicable, dado que las normas de conflicto unificadas suelen ser de alcance
universal; esto es, se aplican con independencia de que designen aplicable la ley de
un Estado miembro o de país tercero (p. ej., art. 2 R. Roma I). Por su alcance universal,
desplazan a la norma de conflicto interna.
Tampoco se plantean serias dificultades en el ámbito del reconocimiento y ejecución
de sentencias, dado que los instrumentos de DIPr europeo requieren como condición
que las decisiones a reconocer procedan de tribunales de un Estado miembro; de
modo que, de no concurrir este elemento se aplicará el sistema interno
• En suma, la operación de identificar y decidir la norma aplicable es delicada. En última
instancia, se impone proceder a un examen para establecer los ámbitos de aplicación
(espacial, material, temporal y personal) de las normas.
4. EL PAPEL DE LA JURISPRUDENCIA.
El ordenamiento español se incardina dentro del modelo continental que hace de la ley la
principal fuente de derecho. En DIPr la jurisprudencia no desempeña una función muy
distinta de la que asume en la aplicación de otras ramas del Derecho. Destacar algunos
datos que marcan la actividad judicial y de otras autoridades en la aplicación de la norma de
DIPr partiendo de la premisa de que la aplicación de las normas de DIPr convencionales y
del derecho de la UE deben ser invocadas por los particulares en cada litigio concreto.
Cierta tendencia expansiva de la intervención judicial, común a todas las ramas del
Derecho y obedece a distintas causas: incremento de la litigiosidad, variedad y complejidad
de las relaciones sociales y correlativo incremento de las llamadas cláusulas generales ante
la imposibilidad de prever en la norma todos los casos. En segundo lugar, en DIPr dicha
expansión obedece a unas razones específicas de esta rama del ordenamiento:
• La intervención judicial es importante en todo el proceso de identificación y aplicación
del DIPr extranacional (convencional y europeo).
1. PRESUPUESTOS GENERALES.
Los diferentes ordenamientos estatales pueden ser encuadrados en dos grandes grupos en
atención al grado de uniformidad de sus normas: unitarios y complejos:
Pues bien, en los Estados plurilegislativos NO existe uniformidad sino una posible
diversidad de respuestas jurídicas respecto a una misma materia. Diversidad que puede
producirse en todos los sectores del Derecho o únicamente en alguno de ellos. En el caso
de España esa diversidad sólo ha existido históricamente, hasta la Constitución de 1978, en
materia civil.
La coexistencia de diferentes Derechos civiles en España posee unas raíces históricas que
se remontan a la Edad Media. La norma básica es el artículo 149.1.8. CE, precepto que
atribuye al Estado competencia exclusiva en materia de «legislación civil».
2. Las CCAA no poseen una competencia general en materia de Derecho civil, sino sólo
para la «conservación, modificación y desarrollo» de los ordenamientos civiles «forales o
especiales» en sus territorios. Ahora bien, la «conservación» o la «modificación» no
suscita problemas, pues supone operar dentro de una realidad normativa preexistente, sí
los ha planteado el «desarrollo» de los Derechos civiles.
Se ha introducido una importante limitación al exigir que el desarrollo legislativo por las
CCAA se lleve a cabo solo respecto a «instituciones conexas ya reguladas en la
Compilación dentro de una actualización o innovación de los contenidos de ésta según
los principios informadores peculiares del Derecho foral».
Principios que han guiado la acción del legislador español en el tratamiento de los conflictos
internos y la evolución que están experimentado.
1. Principio de exclusividad estatal para resolver los conflictos de leyes previsto en el art.
149.1.8 de la CE, tanto internacionales como internos. Solo el legislador estatal puede
reglamentar, mediante normas de DIPr, los conflictos internos derivados de la
coexistencia de diferentes ordenamientos civiles y establecer los puntos de conexión de
las normas de conflicto.
2. Principio de paridad entre los derechos civiles forales o especiales y el Derecho civil
común, del que cabe inferir que las normas de conflicto deber dar igual ámbito de
aplicación para todos ellos.
3. Principio de unidad e identidad en las soluciones conflictuales. Al regular los conflictos
entre los ordenamientos civiles coexistentes en España, el legislador dispone de una
amplia libertad de configuración normativa, sólo sujeta a los límites que se derivan de la
CE. El artículo 149.1.8 CE deja libertad al legislador para determinar si los conflictos
internos han de ser resueltos mediante reglas específicas, o bien mediante las normas de
DIPr que regulan los conflictos internacionales. Es la segunda opción la que se ha elegido,
aunque con matizaciones, en el artículo 16 CC. Pero limita el alcance de esta remisión a
las normas contenidas en los art. 8 a 12 del CC al establecer ciertas “peculiaridades” o
excepciones.
a) La primera particularidad radica en que la «ley personal» del interesado (aplicable
entre otras materias a la capacidad y el estado civil, las relaciones de familiares y
de las sucesiones) no se determinará mediante la «nacionalidad» como se
establece en el artículo 9.1 CC, sino mediante una conexión propia para los
conflictos internos, la «vecindad civil» (art. 14 CC).
I. INTRODUCCIÓN.
El conjunto de normas que regulan la competencia judicial internacional tiene por objeto
determinar cuándo son competentes los tribunales de un Estado para conocer de un
supuesto de tráfico jurídico externo.
Por ello, cuando en aplicación de una norma de competencia judicial internacional quede
establecida la competencia —genérica— de los Tribunales españoles para conocer del
litigio, debe procederse, a continuación, a concretar el tribunal que por razón del territorio
tiene competencia para conocer del asunto. Pues bien, la localización de ese concreto
tribunal se lleva a cabo aplicando las normas de competencia territorial, recogidas en nuestro
ordenamiento procesal en los artículos 50 y ss. LEC 2000.
1. PRINCIPIOS INFORMADORES.
• “«el demandado en el proceso civil sólo podrá ser sometido a una determinada
jurisdicción si las circunstancias del caso permiten considerar que el ejercicio del
derecho de defensa no se verá sometido a costes desproporcionados».
• Foros de carácter subjetivo: son aquellos que son designados por las partes en el uso
de su autonomía de la voluntad.
• Foros usuales: son todos aquellos foros que otorgan competencia judicial internacional
a los tribunales de un Estado concreto en razón de un criterio razonable: entre otros
muchos, residencia habitual de alguna de las partes en ese Estado; o, lugar donde se
encuentra el bien.
• Foros exorbitantes, por el contrario, son aquellos foros que atribuyen competencia
judicial internacional en razón de un criterio desproporcionado o excesivo.
Una de las características más importantes del sistema de normas de Derecho internacional
privado, en general, y del sistema de normas de competencia judicial internacional, en
particular, es la relativa a su pluralidad de fuentes. En efecto, el amplio abanico de normas
que regulan el sistema español de competencia judicial internacional está compuesto tanto
por
• Las normas de competencia del Reglamento designan los tribunales del Estado
miembro que pueden o deben ser competentes para conocer de un determinado
litigio.
• Los Tribunales de los Estados miembros que duden sobre su interpretación podrán
plantear una cuestión prejudicial ante el TJUE, con el objeto de que los preceptos
del R. Bruselas I refundido se interpreten de forma uniforme,
razón de ser es, por tanto, evidente: el Convenio Lugano II pretende ampliar y amplía a los
tres Estados citados el marco normativo en materia de competencia judicial internacional
que preveía el R. Bruselas I. En consecuencia, este instrumento se aplica,
Art. 9.1 LJV: Los órganos judiciales españoles serán competentes para conocer los expedientes de
jurisdicción voluntaria suscitados en los casos internacionales, cuando concurran los foros de
competencia internacional recogidos en los Tratados y otras normas internacionales en vigor para
España. En los supuestos no regulados por tales Tratados y otras normas internacionales, la
competencia vendrá determinada por la concurrencia de los foros de competencia internacional
recogidos en la Ley Orgánica del Poder Judicial.
El amplio abanico de normas que regulan la competencia judicial internacional no impide que
éstas puedan esquematizarse en un concreto cuadro en virtud del criterio de atribución de
competencia. Este cuadro se estructura en torno a cuatro tipos de foros de competencia,
que son:
• El foro general es el domicilio del demandado. Salvo contadas excepciones (ad ex.
sumisión expresa a otros tribunales), siempre que el demandado tenga su domicilio en
España (o el domicilio en la UE, en aplicación del Reglamento) los tribunales españoles
tendrán competencia para conocer de un litigio internacional. Y ello, con independencia
de la materia sobre la que éste verse. El hecho de que los Tribunales españoles puedan
ser competentes para conocer del litigio no obsta para que los tribunales de otros Estados
también puedan declararse competentes para conocer del mismo litigio (en aplicación,
básicamente, de los foros especiales de competencia).
• Los foros especiales por razón de la materia se configuran en atención al objeto del
litigio. Considerados de forma individual, cada foro especial regula la competencia judicial
internacional de los tribunales españoles para una materia concreta (ad ex, obligaciones
contractuales; obligaciones extracontractuales). Desde esta perspectiva, cada foro
especial determina la circunstancia o conjunto de circunstancias que, por su estrecha
vinculación con España, justifica la competencia de sus Tribunales aun cuando el
demandado no tenga su residencia en el país.
o son foros concurrentes con el foro general del domicilio del demandado.
o Una categoría particular de los foros especiales son los denominados foros de
protección, que se establecen en atención a la parte más débil en una relación
jurídica: consumidor y el trabajador.
• Los foros exclusivos tienen primacía sobre el foro general, los foros especiales y el foro
de la autonomía de la voluntad; de tal modo que su aplicación al supuesto excluye el
posible juego de estos foros. Su razón de ser radica en el especial interés del legislador
por preservar la jurisdicción de los tribunales de un Estado concreto en determinados
supuestos, siendo que la vinculación con el Estado cuyos tribunales se declaran
exclusivamente competentes es especialmente intensa. Hasta tal punto es intensa que
los tribunales del Estado que tengan atribuida esa competencia no reconocerán ninguna
resolución judicial extranjera que resuelva sobre alguna de estas materias.
El foro de la autonomía de la voluntad opera de forma expresa o tácita. En su virtud, las
partes pueden acordar someter una disputa presente o futura a una jurisdicción determinada.
Esta sumisión suele pactarse de forma expresa en una cláusula del contrato, pero también
es posible que se manifieste de forma tácita: la parte demandada ante la jurisdicción
comparece ante los tribunales sin impugnar su competencia.
I. INTRODUCCIÓN.
• El foro general
• Los foros especiales
• Los foros exclusivos
• El foro de la autonomía de voluntad
El foro general es el del domicilio del demandado (art. 4.1 del R. Bruselas I refundido y art.
22 ter LOPJ).
En el marco del R. Bruselas I refundido, el foro general tiene carácter imperativo. El término
imperativo en este contexto tiene un significado específico.
• que las únicas excepciones a este foro son las expresamente previstas en el mismo
Reglamento, en forma de foros especiales, exclusivos, o cláusulas de sumisión
expresa a tribunales.
• como la basada en la teoría del forum non conveniens (en cuya virtud, el juez que
conoce del asunto puede decidir que existe un foro extranjero más adecuado para
conocer del supuesto), son incompatibles con su aplicación.
• Positivos, puede darse la circunstancia de que los tribunales de dos o más Estados
miembros distintos se declaren competentes por entender que el demandado tiene el
domicilio en su Estado.
o En los supuestos de conflictos positivos de competencia, el demandante podrá
presentar la demanda en cualquiera de los Estados miembros en que se cumpla
el requisito del domicilio del demandado.
• Negativos, en cuanto puede darse la circunstancia de que los tribunales de dos o más
Estados miembros distintos se declaren incompetentes por entender que el demandado
no tiene su domicilio en ninguno de ellos.
Los foros especiales por razón de la materia son foros concurrentes con el foro general del
domicilio del demandado; de tal suerte que si estos foros prevén la competencia de los
tribunales de un Estado distinto de aquel en el que el demandado tiene su domicilio, el
demandante podrá, en principio, plantear su demanda, bien ante los tribunales del Estado
del domicilio del demandado, bien ante los tribunales del Estado designado por el foro en
cuestión.
Los foros especiales encuentran su razón de ser en la estrecha vinculación del supuesto
con los tribunales del Estado designado por estos foros. Deben permitir «al demandado
normalmente informado prever razonablemente cuál es el órgano jurisdiccional distinto al del
Estado de su domicilio ante el que pudiera ser demandado».
Los foros especiales deben interpretarse de modo estricto, sin que quepa una
interpretación de los mismos que vaya más allá de los supuestos explícitamente
contemplados en la norma.
Los foros de protección se establecen en atención a la parte más débil en una relación
jurídica. Tienen la consideración de parte más débil en una relación jurídica o el asegurado,
o el consumidor y o el trabajador.
Los foros exclusivos tienen primacía sobre el foro general, los foros especiales y el foro de
la autonomía de la voluntad; de tal modo que su aplicación al supuesto excluye el posible
juego de estos foros.
Su razón de ser radica en el especial interés del legislador por preservar la jurisdicción de
los tribunales de un Estado concreto en determinados supuestos, ya que la vinculación con
el Estado cuyos tribunales se declaran exclusivamente competentes es especialmente
intensa. Los tribunales del Estado que tengan atribuida esa competencia no reconocerán
ninguna resolución judicial extranjera que resuelva sobre alguna de estas materias.
Estado miembro serán los únicos competentes en materia de registro o validez de una
patente europea expedida por dicho Estado miembro.
El artículo 8 del R. Bruselas I refundido prevé cuatro supuestos en los que la conexidad
procesal (existencia de elementos comunes entre dos o más acciones) justifica por sí misma
la competencia de los tribunales de un Estado distinto de los tribunales designados por el
foro general o por los foros especiales por razón de la materia.
1. La pluralidad de demandados (art. 8.1): «Si hubiere varios demandados, una persona
domiciliada en la Unión también podrá ser demandada ante los tribunales del domicilio
de cualquiera de ellos, siempre que las demandas estén vinculadas entre sí por una
relación tan estrecha que resulte oportuno tramitarlas y juzgarlas al mismo tiempo, a fin
de evitar resoluciones que podrían ser contradictorias si se juzgasen los asuntos
separadamente».
2. Demanda sobre obligaciones de garantía o para la intervención de terceros en el
proceso: una persona domiciliada en la Unión también podrá ser demandada ante el
órgano jurisdiccional que esté conociendo de la demanda principal, salvo que ésta se
haya formulado con el único objeto de provocar la intervención de un órgano
jurisdiccional distinto del correspondiente al domicilio del demandado (abuso de
derecho).
3. Reconvención: Si se trata de una reconvención derivada del contrato o hecho en que se
fundamente la demanda inicial, una persona domiciliada en la Unión también podrá ser
demandada ante el órgano jurisdiccional que esté conociendo de la demanda inicial.
• Expresa: Esta sumisión suele pactarse de forma expresa en una cláusula del contrato
• Tácita: la parte demandada comparece ante los tribunales donde el demandante
presentó la demanda sin impugnar su competencia.
• En el respeto a los foros exclusivos => las partes no pueden acordar la sumisión a
tribunales cuando la materia objeto de la controversia esté comprendida en el ámbito
de aplicación de un foro exclusivo.
• En el respeto a los límites impuestos por los foros de protección, cuando las
cláusulas pretendan hacerse valer en este ámbito.
El régimen jurídico de las cláusulas de sumisión expresa está previsto, tanto en el artículo 25
del R. Bruselas I refundido, como en el artículo 22 bis 2 LOPJ.
Artículo 25 del R. Bruselas I refundido:
• «1. Si las partes, con independencia de su domicilio, han acordado que un órgano jurisdiccional
o los órganos jurisdiccionales de un Estado miembro sean competentes para conocer de
cualquier litigio que haya surgido o que pueda surgir con ocasión de una determinada relación
jurídica, tal órgano jurisdiccional o tales órganos jurisdiccionales serán competentes, a menos que
el acuerdo sea nulo de pleno derecho en cuanto a su validez material según el Derecho de dicho
Estado miembro. Esta competencia será exclusiva, salvo pacto en contrario entre las partes. El
acuerdo atributivo deberá celebrarse:
1. por escrito o verbalmente con confirmación escrita;
2. en la forma que se ajuste a los hábitos que las partes tengan establecido entre ellas, o
3. en el comercio internacional, en una forma conforme a los usos que las partes conozcan o
deban conocer y que, en dicho comercio, sean ampliamente conocidos y regularmente
observados por las partes en los contratos del mismo tipo en el sector comercial considerado.
• 2. Se considerará hecha por escrito toda transmisión efectuada por medios electrónicos que
proporcione un registro duradero del acuerdo.
[…]
• 5. Un acuerdo atributivo de competencia que forme parte de un contrato será considerado como
un acuerdo independiente de las demás cláusulas del contrato. La validez del acuerdo atributivo
de competencia no podrá ser impugnada por la sola razón de la invalidez del contrato».
Su aplicación no queda supeditada a que alguna de las partes esté domiciliada en un Estado
miembro.
Para que la cláusula de sumisión se considere válida a los efectos del artículo 25 del
Reglamento, debe cumplir una serie de requisitos, tanto
Materiales: Los requisitos materiales que debe cumplir la cláusula son los previstos en
la ley del Estado cuyos tribunales designa la misma cláusula. Así lo establece la norma de
conflicto uniforme que incorpora el precepto: «A menos que el acuerdo sea nulo de pleno
derecho en cuanto a su validez material según el Derecho de dicho Estado miembro».
Formales: se concretan en:
• Acuerdo escrito o acuerdo verbal con confirmación escrita [art. 25.1.a)].
• Acuerdo en una forma que se ajustare a los hábitos que las partes tuvieran
establecidas entre ellas [art. 25.1.b)]; o
• acuerdo en una forma conforme a los usos comerciales [art. 25.1.c)].
Las cláusulas de sumisión asimétricas se consideran incluidas en el ámbito de aplicación
del artículo y, por tanto, para considerarse válidas deberán reunir los requisitos materiales y
formales anteriormente expuestos. Se considera que una cláusula de sumisión es asimétrica
cuando una de las partes se reserva, frente a la otra, la posibilidad de demandar en otros
foros además del foro expresamente designado en la cláusula.
La norma de fuente interna (artículo 22 bis LOPJ) sólo regula el efecto positivo (prorrogatio
fori) de las cláusulas de sumisión a tribunales españoles. El incumplimiento de lo establecido
en las cláusulas de sumisión (presentando la demanda ante un Tribunal extranjero en vez de
ante el Tribunal español) es un hecho generador de responsabilidad por incumplimiento
contractual.
Tanto el artículo 26 del R. Bruselas I refundido como el artículo 22 bis 3 LOPJ regulan la
sumisión tácita. Se considera que la sumisión tácita es una manifestación de la autonomía
de la voluntad, que se produce cuando el demandado comparece en juicio sin impugnar
la competencia del órgano jurisdiccional. Si se da esta circunstancia (de sumisión tácita),
el órgano jurisdiccional ante el que se ha planteado la demanda se declarará competente.
La regla de la sumisión tácita tiene un límite, que el objeto del litigio no constituya una
materia prevista en alguno de los foros de competencia judicial exclusiva previstos en el
artículo 24 del Reglamento. Dicho límite opera tanto en aplicación del artículo 26 del
Reglamento como en aplicación del artículo 22 bis 3 LOPJ.
• R. Bruselas I refundido => la sumisión tácita es posible aun cuando exista una cláusula
anterior de sumisión expresa a tribunales. En los supuestos en los que el demandado
sea el tomador de un seguro, el asegurado, un beneficiario del contrato de seguro, la
persona perjudicada, el consumidor o el trabajador (en definitiva, las partes débiles en
una relación jurídica objeto de los foros de protección), el órgano jurisdiccional ante el
que se plantee la demanda deberá asegurarse, antes de asumir su competencia, que
tal demandado ha sido informado de su derecho a impugnar la competencia del órgano
jurisdiccional y de las consecuencias de comparecer o no (art. 26.2 del Reglamento).
• Art. 22 bis 3 LOPJ => existe sumisión tácita cuando la comparecencia del demandado
no tenga por objeto impugnar la competencia —mediante declinatoria—.
Se impone una interpretación teológica del art. 22 octies 3 LOPJ, de acuerdo con la ratio de
este foro. Puede seguirse la redacción dada para este foro en los Reglamentos europeos,
más acordes con la realidad.
• Foro principal => el foro donde se sustancia o sustanciará el proceso principal. Será
en este foro donde, de ordinario, se soliciten (y en su caso, otorguen) las cautelas
pertinentes.
• Foro especial => un foro distinto del principal donde pueden solicitarse directamente
medidas cautelares en relación con el procedimiento que se sustancia (o sustanciará)
ante los tribunales de otro Estado; un foro que se caracteriza por ser el foro donde las
medidas cautelares pueden ejecutarse directamente (por tratarse, p. ej., de los
tribunales del Estado donde el demandado es titular de una cuenta corriente).
El segundo párrafo del artículo 722 LEC 2000 establece: «Sin perjuicio de las reglas
especiales previstas en los Tratados y Convenios o en las normas comunitarias que sean
de aplicación, también se podrá solicitar de un Tribunal español por quien acredite ser
parte de un proceso jurisdiccional o arbitral que se siga en un país extranjero la adopción
de medidas cautelares si se dan los presupuestos legalmente previstos, salvo en los casos
en que para conocer del asunto principal fuesen exclusivamente competentes los
Tribunales españoles».
Desde la perspectiva del juez español pueden plantearse los siguientes supuestos:
Sólo debe tenerse en cuenta la compatibilidad de la medida con el sistema del Reglamento
si:
• la medida en cuestión se solicita ante un tribunal distinto del que está conociendo de la
controversia a título principal;
• si la medida en cuestión pretende beneficiarse del régimen de exequátur previsto en el
Reglamento.
Si la medida es otorgada por el tribunal de un Estado miembro que está conociendo sobre
el fondo y únicamente va a desplegar efectos en el foro, el Reglamento no impone ninguna
restricción para que esa medida pueda considerarse medida cautelar a los efectos del
Reglamento.
El tribunal que conozca sobre el fondo de la controversia podrá adoptar cualquier medida
prevista en su ordenamiento de acuerdo con los requisitos que este imponga. Cuestión
distinta es que la medida así adoptada pueda beneficiarse sin más del sistema de
reconocimiento y ejecución del Reglamento.
El concepto de medida cautelar a los efectos del R. Bruselas I refundido debe ser objeto
de una interpretación autónoma. La doctrina distingue hasta cuatro elementos que la
medida debe reunir a los efectos de su inclusión en el Reglamento:
o Periculum in mora,
o subordinación respecto de un proceso principal,
o provisionalidad en el tiempo e
o instrumentalidad de su contenido.
Debe tenerse en cuenta, además, que no todo tipo de medida cautelar o provisional tiene
cabida en el sistema del R. Bruselas I refundido.
• Primero, porque no todo tipo de medida prevista en los ordenamientos de los Estados
miembros tiene naturaleza estrictamente cautelar, y,
• segundo, porque aun teniéndola, puede quedar excluida del ámbito del Reglamento
por razón de la materia.
Cuando las medidas provisionales y cautelares sean ordenadas por el órgano jurisdiccional
de un Estado miembro que no es competente en cuanto al fondo del asunto, su efecto se
circunscribe al territorio de ese Estado miembro. Por el contrario, la medida cautelar dictada
por el órgano jurisdiccional que conoce del fondo del asunto podrá (si cumple los requisitos
También como instrumento cautelar «de aplicación alternativa a las medidas cautelares
previstas en el Derecho nacional» (art. 1.2) y al Reglamento Bruselas I refundido, => el
Reglamento (UE) núm. 655/2014 del Parlamento Europeo y del Consejo de 15 de mayo de
2014 por el que se establece el procedimiento relativo a la orden europea de retención de
cuentas a fin de simplificar el cobro transfronterizo de deudas en materia civil y mercantil,
Orden europea de retención de cuentas (OERC).
La OERC permite al acreedor obtener una OERC para evitar que el deudor pueda
retirar o transferir fondos depositados en una cuenta bancaria mantenida en un Estado
miembro.
• antes de incoar el procedimiento contra el deudor sobre el fondo del asunto; mientras
se incoa el procedimiento; y
• después de que se haya obtenido sentencia, transacción o documento público
con fuerza ejecutiva.
1. LITISPENDENCIA Y CONEXIDAD.
Este precepto concede al juez capacidad para decidir (carácter facultativo) sobre la
suspensión del procedimiento de tal forma que éste podrá o no suspender el procedimiento
si en el supuesto concurren una serie de requisitos:
El juez español podrá acordar la continuación del proceso en cualquier momento, a instancia
de parte y previo informe del Ministerio Fiscal, cuando concurran alguna de las siguientes
circunstancias:
Esta opción exige que el tribunal ante el que se haya presentado la primera demanda sea
competente para conocer de las demandas de que se trate y de que su ley permita la
acumulación. Además, a los efectos de la aplicación de esta regla, las demandas se
considerarán conexas cuando estén vinculadas entre sí por una relación tan estrecha que
sería oportuno tramitarlas y juzgarlas al mismo tiempo a fin de evitar resoluciones que
podrían ser contradictorias si los asuntos fueran juzgados separadamente (art. 30).
Este régimen de conexidad sólo es aplicable en la medida en que el tribunal del Estado
miembro se haya declarado competente en aplicación del foro general o de los foros
especiales por razón de la materia.
• Que sea conveniente oír y resolver conjuntamente las demandas conexas para evitar
el riesgo de resoluciones inconciliables.
• Que sea previsible que el órgano jurisdiccional del Estado extranjero dicte una
resolución susceptible de ser reconocida en España.
• Que el órgano jurisdiccional español considere necesaria la suspensión del
procedimiento en aras a la buena administración de justicia.
Art. 27 impone a los tribunales de los Estados miembros la obligación de declararse de oficio
incompetentes si se suscita ante ellos, a título principal, un litigio para el que los órganos
jurisdiccionales de otro Estado miembro son exclusivamente competentes.
Art. 28 con el fin de proteger los derechos de defensa del demandado establece que cuando
una persona domiciliada en un Estado miembro sea demandada ante un órgano
jurisdiccional de otro Estado miembro, dicho órgano jurisdiccional estará obligado a
suspender el procedimiento en tanto no se acredite que el demandado ha podido recibir el
escrito de demanda o documento equivalente para defenderse.
A partir de aquí:
I. INTRODUCCIÓN.
En los supuestos de tráfico jurídico externo, una vez establecida la competencia judicial
internacional de los tribunales españoles para entrar a conocer sobre el fondo del asunto, se
inicia un procedimiento con una particularidad concreta, una de las partes o incluso
ambas, sean nacionales de un estado extranjero o tengan su residencia habitual o domicilio
en un estado extranjero. Esto plantea una serie de cuestiones concretas:
1. La concreción de la ley que regula la capacidad procesal de las partes
2. La concreción de la norma a cuya luz deben realizarse las notificaciones a un
demandado en el extranjero
3. La concreción de la norma a cuya luz deben practicarse pruebas en el extranjero.
Con carácter previo debemos fijar brevemente la atención en las bases teóricas que
configuran o están en el origen del régimen normativo del proceso civil con elemento
extranjero: las garantías constitucionales, la regla lex fori regit processum y las normas que
están en el origen de la cooperación judicial internacional.
1. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.
El artículo 13.1 CE, los extranjeros gozan en España de las libertades públicas que
garantiza el Título I CE, en los términos que establezcan los tratados y la ley. El TC ha
reconocido el derecho fundamental a españoles y extranjeros a obtener la tutela efectiva de
los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos.
El derecho de acceso a la jurisdicción de los extranjeros lo constituye el artículo 24 CE,
en cuya virtud, se parte de la cláusula general de prohibición de la indefensión y se enumeran
los derechos de carácter procesal aplicables tanto a nacionales españoles como extranjeros.
Dichos derechos son los siguientes:
1. Derecho a ser juzgado por un juez imparcial y legalmente predeterminado.
2. Derecho a que se comunique al demandado, en tiempo y forma, la apertura del proceso
y la demanda, para no producir indefensión.
3. Derecho a defensa y asistencia letrada.
4. Derecho a un proceso con todas las garantías y plena “igualdad de armas” entre
demandante y demandado
5. Derecho a un proceso sin dilaciones indebidas
6. Derecho a una resolución judicial congruente con las pretensiones de las partes,
suficientemente motivada y fundada en Derecho
La regulación del mismo proceso se rige por la norma procesal española, ed, los tribunales
españoles aplican el derecho procesal español para regular el proceso con elemento
extranjero. Está prevista en el artículo 3 de la LEC.
Artículo 3 LEC: Con las solas excepciones que puedan prever los Tratados y Convenios
Internacionales, los procesos civiles que se sigan en territorio nacional se regirán únicamente
por las normas procesales españolas.
Existen excepciones a la aplicación de esta regla. El reglamento de Bruselas I refundido
regula determinados aspectos del procedimiento de reconocimiento y ejecución de
sentencias dictadas por tribunales miembros de la UE.
Para determinar qué debe calificarse como Derecho procesal, o que debe calificarse como
derecho material, hay que estar al Derecho español: con carácter general, el Derecho
Español será el que califique si la cuestión controvertida es materia procesal o materia
sometida al Derecho material o sustantivo. También habrá de tenerse en cuenta en este
supuesto la posible aplicación de textos internacionales o reglamentos europeos.
Cuestiones típicas que regula el Derecho Procesal (lex fori) son los presupuestos
procesales, tipos de procedimientos que deben seguirse para cada supuesto, formas de
terminación del proceso y las costas procesales. La caducidad y prescripción, se rigen por
la ley aplicable al fondo del asunto (lex causae) Articulo 12 R. Roma I
1. CAPACIDAD.
La concreción de quien puede ser parte ante los tribunales civiles españoles se rige por
la lex fori, articulo 6 LEC. Podrán ser partes en el proceso:
1. Las personas físicas
2. El concebido y no nacido para los efectos que le sean favorables
3. Las personas jurídicas
La capacidad procesal de las partes se rige por su ley personal, el articulo 7.1 LEC
establece que solo podrán comparecer en juicio los que estén en pleno ejercicio de sus
derechos civiles. La capacidad de obrar de los nacionales extranjeros se rige, por su
parte, por su ley personal (ley nacional)
2. LEGITIMACIÓN.
3. REPRESENTACIÓN
Las cuestiones relativas a la representación y defensa se rigen, en principio, por la lex fori.
No obstante, al igual que en el contexto de la cooperación, deben tenerse en cuenta las
posibles excepciones que o bien prevea el Derecho de la UE o bien reconozca la
jurisprudencia del TJUE en interpretación del Derecho de la UE.
La representación procesal y la defensa técnica en el proceso civil con elemento extranjero
se rigen por lo previsto en los artículos 25 a 35 LEC. Establecen que la actuación procesal
de las partes se realice necesariamente mediante la representación de procurador de los
tribunales y defensa del abogado.
La representación procesal requiere de un mandato de representación expreso: el poder
para pleitos.
• Dicho poder deber otorgarse o bien ante notario o mediante apoderamiento apud acta
(artículo 24 y 25 LEC) Cuando el poderdante es extranjero, la capacidad para otorgarlos
se rige por su ley nacional.
• Por otro lado, son concebibles dos vías para otorgar poder en el extranjero: Bien ante
autoridad consular española, bien ante notario extranjero.
• La validez del poder en España emitido por esta segunda vía queda condicionada a
que el notario extranjero que lo otorgue cumpla funciones equivalentes a las de notario
español y tenga una formación y función también equivalentes a la del notario español,
• el poder así otorgado debe cumplir con los requisitos formales que exige el articulo
323 LEC: básicamente que en el otorgamiento se hayan observado los requisitos que
se exigían en el país donde se haya otorgado y que el documento contenga
legalización o apostilla y demás requisitos para su autenticidad.
4. JUSTICIA GRATUITA
Está regulada por la Ley 1/1996, de 10 de enero, de asistencia jurídica gratuita, modificada
por la Ley 16/2005, de 18 de Julio, para regular las especialidades de los litigios
transfronterizos civiles y mercantiles en la UE. La citada ley se desarrolla en un
Reglamento especifico (Real decreto 141/2021, de 9 de marzo)
La asistencia jurídica gratuita comprende las siguientes prestaciones (artículo 6)
1. Asesoramiento y orientación gratuitos previo al proceso
2. Defensa y representación gratuitas por abogado y procurador en el procedimiento judicial
3. Inserción gratuita de anuncios o edictos, en el curso del procedimiento, que
preceptivamente deban publicarse en periódicos oficiales.
4. Exención del pago de tasas judiciales, así como del pago de depósitos necesarios para la
interposición de recursos
5. Asistencia pericial gratuita en el proceso a cargo del personal técnico adscrito a los
órganos jurisdiccionales
6. Obtención gratuita de copias, testimonios, instrumentos y actas notariales
7. Reducción del ochenta por ciento de los derechos arancelarios que correspondan por el
otorgamiento de escrituras públicas y por la obtención de copias y testimonios notariales
cuando tengan relación directa con el proceso y sean requeridos por el órgano judicial
en el curso del mismo
8. Reducción del ochenta por ciento de los derechos arancelarios que correspondan por la
obtención de notas, certificaciones, anotaciones, asientos e inscripciones en los Registros
de propiedad y Mercantil, cuando tengan relación directa en el proceso y sean requeridos
por el órgano judicial en el curso del mismo.
La asistencia jurídica gratuita es extensiva a los litigios transfronterizos de la UE, teniendo
tal condición el litigio en el que la parte que solicita la asistencia jurídica gratuita resida
habitualmente o este domiciliada en un Estado miembro de la UE distinto de aquel otro
donde se halle el tribunal que conozca o vaya a conocer del asunto.
El contenido material del derecho alcanza, además de las prestaciones arriba citadas, las
siguientes
1. Servicio de interpretación
2. Traducción de documentos
El Reglamento contempla diferentes modos de notificación sin ninguna jerarquía entre ellos:
1. A través de organismos transmisores y organismos receptores designados por cada
estado miembro. La transmisión podrá realizarse por cualquier medio adecuado, siempre
que el contenido del documento recibido sea fiel y conforme al del documento expedido.
Junto con los documentos a notificar, el órgano transmisor debe adjuntar siempre un
anexo en el idioma del Estado miembro requerido, en el que se precisan, entre otras
muchas cosas, los datos tanto de los organismos transmisor y receptor como del
requirente y destinatario. Se envía al órgano receptor quien informa al destinatario
adjuntando siempre el Formulario L del Anexo I en que, básicamente, se le informa que
puede negarse a recibir la notificación si la ha recibido en un idioma que no entienda o
no sea el idioma oficial del estado requerido. Si el destinatario se niega a aceptar el
documento por no estar debidamente traducido, podrá subsanarse la notificación.
Los documentos que deban ser objeto de notificación o traslado, solicitudes,
certificaciones, resguardos, fes públicas y comunicaciones efectuadas con arreglo a
los formularios del anexo I entre organismos transmisores y organismos receptores,
entre dichos organismos y los órganos centrales o entre los órganos centrales de los
distintos estados miembros, se transmitirán a través de un sistema informático
descentralizado.
2. Por medio de agentes diplomáticos consulares (artículos 16 y 17)
Cada estado miembro podrá utilizar la vía diplomática o consular para transmitir
documentos judiciales con fines de notificación o traslado a los organismos receptores
o a los órganos centrales de otro estado miembro. Por medio de sus agentes
diplomáticos o funcionarios consulares podrá notificar o dar traslado de documentos
judiciales a las personas que residan en otro estado miembro. No obstante, un Estado
miembro podrá comunicar a la comisión que se opone a la notificación o el traslado
en su territorio de documentos judiciales dirigidos a personas, a menos que los
documentos vayan a notificarse o trasladarse a nacionales del estado miembro de
origen.
3. Por notificación y traslado electrónico (artículo 19) esta notificación está supeditada a
que la persona a notificar haya prestado previamente consentimiento expreso a la
utilización de medios electrónicos a los efectos de notificar.
Se podrá notificar o trasladar documentos judiciales directamente a las personas con
dirección conocida de traslado o notificación en otro estado miembro por cualquier medio
electrónico o de notificación o traslado disponible con arreglo al derecho del estado
miembro del foro, siempre que:
a. Los documentos se envíen y se reciban por medios electrónicos mediante
servicios cualificados de entrega electrónica certificada
b. El destinatario haya prestado previamente consentimiento expreso a la utilización
de medios electrónicos de notificación o traslado para notificar o trasladar
documentos en el transcurso de procedimientos judiciales.
c. También podrá recurrir a este cauce si el destinatario ha prestado previamente
consentimiento expreso al órgano o autoridad jurisdiccional que conozca el asunto
o a la parte encargada de trasladar o notificar documentos en ese asunto para que
se valga de correos electrónicos enviados a una dirección de correo electrónico
V. PRUEBA INTERNACIONAL.
El órgano jurisdiccional ante el que se halle iniciada o se prevea invocar la causa debe
remitir directamente al órgano jurisdiccional competente de otro estado miembro (órgano
requerido) una solicitud mediante el formulario. Debe cumplir con dicha petición, salvo
que:
i. El procedimiento en cuestión sea incompatible con el Derecho del Estado de ese
órgano requerido.
ii. Existan grandes dificultades de hecho.
En caso de concurrir alguno de los citados impedimentos, el órgano requerido debe informar
al órgano requirente (artículo 12)
El órgano jurisdiccional requerido tiene un plazo de 90 días. Se hará de acuerdo con el
Derecho Interno del Estado requerido. El órgano requirente podrá solicitar la ejecución
conforme a algún procedimiento especial previsto en su Derecho Interno. El mismo órgano
jurisdiccional requirente podrá solicitar el uso de una tecnología de telecomunicación
especifica. En la ejecución de la solicitud, tanto los mandatarios del órgano jurisdiccional
requirente como las partes y sus representantes tendrán derecho a estar presentes cuando
el órgano requerido realice las diligencias de obtención de prueba si así lo prevé el Derecho
del Estado miembro del órgano Jurisdiccional requirente.
El Reglamento también prevé ciertos supuestos de denegación de ejecución de la
solicitud de obtención de prueba. Una concreta solicitud para tomar declaración o
interrogar a una persona no se ejecutará cuando dicha persona invoque el derecho de
negarse a declarar o la prohibición de declarar prevista en el Derecho del Estado miembro
del órgano jurisdiccional requerido o prevista en el Derecho del Estado miembro del órgano
Jurisdiccional del órgano requirente.
La ejecución de una solicitud solo podrá denegarse, además de por los motivos relativos a la
prueba consistente en la toma de declaración, cuando
a) La solicitud no se inscriba en el ámbito de aplicación del Reglamento
b) Si según el Derecho del Estado del tribunal requerido la ejecución no entra en el
ámbito de las competencias judiciales
c) Si el órgano jurisdiccional requirente no accede a subsanar defectos lagunas
existentes en la solicitud previa en un plazo de 30 días
d) No se cumpla la provisión de fondos que en su caso sea necesaria
• Únicamente podrá llevarse a cabo la obtención directa de prueba cuando pueda llevarse
a cabo de forma voluntaria.
El Reglamento prevé también que, con carácter facultativo, los Estados miembros puedan
prever en su Derecho Nacional que sus órganos jurisdiccionales puedan solicitar a sus
agentes diplomáticos o funcionarios consulares, en el territorio de otro Estado miembro
y en la zona en que estén acreditados, la obtención de pruebas en los locales de la misión
diplomática o del consulado, sin que sea necesaria una solicitud previa, de manera voluntaria
y sin aplicación de medidas coercitivas, mediante la toma de declaración o el interrogatorio
de nacionales del Estado miembro al que representan (artículo 21)
El Reglamento de obtención de prueba prevalece sobre las disposiciones contenidas en
convenio o acuerdos bilaterales o multilaterales celebrados por los estados miembros que
tengan el mismo ámbito de aplicación que el Reglamento en cuestión.
• No se podrá denegar la ejecución por el solo motivo de que la Ley del Estado
requerido reivindique una competencia judicial exclusiva en el asunto de que se trate.
2. Prevé también la obtención de pruebas por funcionarios diplomáticos o consular de
un Estado contratante.,
Procederán a la obtención de pruebas de nacionales de un estado que dicho funcionario
represente y que se refieran a un procedimiento incoado ante un Tribunal de dicho
estado.
Si la notificación no puede realizarse en aplicación de ningún convenio internacional se
procede a su tramitación a partir del cauce previsto para la cooperación jurídica
internacional en los artículos 5 a 19 LCJI
Deberá describirse la diligencia solicitada y, en su caso, solicitar la asistencia de las partes
y sus representantes. La diligencia deberá describir:
a) Si consiste en la declaración de una persona, su nombre, dirección y preguntas a
formular
b) Si se trata de un examen de testigos, el nombre, datos para su identificación y
localización y en su caso, preguntas a formular
c) Si se trata de exhibición de documentos, deberán ser identificables y, además, se
tienen que especificar las circunstancias que permitan sostener que el documento,
deberán ser identificables y, además, se tienen que especificar las circunstancias
que permitan sostener que el documento se encuentra bajo el control de la
persona que se requiera.
I. INTRODUCCIÓN.
El cauce legal para lograr que una resolución extranjera despliegue efectos en el foro lo
conforman un conjunto de normas que regulan lo que técnicamente se denomina
reconocimiento y ejecución de resoluciones judiciales y laudos arbitrales extranjeros.
Rango jerárquico: Tal y como destaca el art. 2 LCJI, la cooperación jurídica internacional
en materia civil y mercantil se rige por:
• Las normas de la UE y los tratados internacionales en los que España sea parte
• Las normas especiales de derecho interno
• Subsidiariamente por la presente ley LCJI
Una resolución judicial puede trascender de distintas formas en un Estado distinto al que se
dicta. Mientras que el documento público puede desplegar en el foro ciertos efectos
probatorios.
En la práctica sus efectos más buscados en el foro son los propios de una relación judicial:
• Efecto declarativo
• Constitutivo
• Cosa juzgada y efecto ejecutivo
Pueden darse distintos supuestos
• Si se busca también que la sentencia extranjera despliegue sus efectos ejecutivos debe
instarse, en general, el execuátur de la misma: un procedimiento de homologación de la
sentencia extranjera en virtud del cual se obtiene una declaración de ejecutividad que
permite que la resolución extranjera despliegue su eficacia ejecutiva.
El reconocimiento de la sentencia extranjera supone que el estado donde se insta integra en
su ordenamiento la situación jurídica que esa decisión extranjera establece. Debe
determinarse que ordenamiento jurídico determinará los efectos que la resolución establece:
Dependiendo del tipo de reconocimiento que se solicite, los requisitos para otorgarlo
pueden variar:
• si los efectos que se pretende se limitan al contexto de un juicio ante los tribunales
españoles (se quiere hacer valer el efecto de cosa juzgada para que el juez español no
entre a conocer sobre el fondo), estaremos ante un reconocimiento incidental. La
resolución extranjera produce en este contexto unos efectos limitados al proceso en que
se insta.
• Si se invoca la resolución extranjera ante una Autoridad no judicial, para proceder, por
ejemplo, a su inscripción registral, tanto el reconocimiento registral como el
reconocimiento incidental, se producen sin procedimiento alguno (reconocimiento
automático). Sin embargo, los efectos en ambos casos son limitados al contexto donde
se insta.
• Si se busque también la ejecución de la resolución extranjera, será necesario, de
ordinario, instar un procedimiento de execuátur. En determinados regímenes especiales
1. CONSIDERACIONES GENERALES.
Es un instrumento doble:
2. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
• Cualquier decisión adoptada por un tribunal de un Estado miembro, así como el acto
por el que el secretario Judicial liquida las costas del proceso (art. 2.a).
• Las medidas provisionales o cautelares acordadas por un órgano jurisdiccional –
competente en virtud del propio Reglamento- para conocer sobre el fondo del asunto.
Las resoluciones dictadas en un Estado miembro serán reconocidas en los demás Estados
miembros sin necesidad de procedimiento alguno.
dichas resoluciones existen en todos los Estados miembros, al igual que en el Estado
miembro que las ha dictado.
Consecuencia directa de este hecho es que no se puede solicitar una acción nueva entre las
mismas partes, sobre el mismo objeto o sobre la misma causa, ante ningún otro tribunal de
un Estado miembro de la UE.
Este reconocimiento de pleno derecho facilita que cualquiera de las partes pueda invocar
en un Estado miembro una resolución dictada en otro Estado miembro, ya que sólo
necesitará presentar una copia de la resolución y un certificado en un modelo de formulario
anexo al Reglamento (art. 37). Este formulario será cumplimentado por el órgano
jurisdiccional de origen de la decisión, y en él ha de reflejarse que la Resolución no ha sido
dictada en rebeldía y que ha sido notificada ya a los demandados. Junto al certificado se
presentará una copia de la Resolución.
Cualquier parte interesada podrá solicitar (ante un órgano jurisdiccional del país requerido),
de conformidad con el procedimiento previsto, que se dicte una resolución en la que se
declare que no concurren los motivos de denegación.
En la ejecución cabe destacar que las resoluciones dictadas en un Estado miembro que
tenga fuerza ejecutiva la tendrán también en los demás Estados miembros, sin necesidad de
una declaración de fuerza ejecutiva.
Los motivos que se prevén para rechazar el reconocimiento o la ejecución son limitados
(art.45):
Motivos de aplicación excepcional.
•El control de la competencia del juez de origen
•No se reconoce la sentencia intra europea en aquellos supuestos en los que el juez del
estado de origen debió tener en cuenta, para declararse competente, los foros de
protección o los foros exclusivos.
Motivos de aplicación general. Estos motivos son:
• Si el reconocimiento es manifiestamente contrario al orden público del Estado
miembro requerido. La apreciación de esta cláusula debe ser siempre muy restrictiva.
• Si la resolución se hubiera dictado con manifiesta infracción de los derechos de
defensa. Este motivo de denegación solo es apreciable cuando la decisión se hubiere
dictado en rebeldía del demandado.
Se entiende que no puede considerarse en rebeldía el demandado que:
o Recibió en forma regular la notificación de la cedula de emplazamiento o documento
equivalente
o Con tiempo suficiente para defenderse
• Si la resolución cuyo reconocimiento y ejecución es inconciliable con otras
resoluciones judiciales. El reglamento prevé dos niveles de inconciliabilidad de
decisiones:
o Respecto de una sentencia dictada en el foro
o Una sentencia dictada en otro estado miembro de la UE o un tercer estado
Los documentos públicos que tengan fuerza ejecutiva son títulos ejecutivos conforme a lo
dispuesto por el R. Bruselas I refundido.
Las transacciones judiciales también son ejecutables en aplicación del Reglamento cuando
tengan carácter ejecutivo conforme al derecho del estado de origen.
Para probar el carácter ejecutivo el estado miembro de origen podrá emitir un certificado.
Se aplica en materia civil y mercantil en supuestos transfronterizos. Tiene por objeto crear u
Titulo Ejecutivo Europeo para créditos no impugnados que permita libre circulación en
todos los Estados miembros de resoluciones con fuerza ejecutiva, sin necesidad de ningún
otro procedimiento. Este proceso constituye un medio complementario y opcional para el
demandante, que conserva plena libertad para recurrir a los procedimientos previstos en su
derecho nacional.
El reglamento prevé un sistema de certificaciones que expide la autoridad u órgano
jurisdiccional del Estado de origen. Así se verifica que existe un crédito que no ha sido
impugnado. Se entiende por crédito impugnado:
Proceso monitorio europeo que tiene por objeto simplificar, acelerar y reducir los costes
de la litigación en asuntos transfronterizos relativos a créditos pecuniarios no impugnados.
El requerimiento se notifica al demandado que debe ser informado de las consecuencias que
se deriva de una falta de oposición al requerimiento.
Si NO se opone, el requerimiento se declara ejecutivo
Si se opone mediante escrito formalizado ante Tribunal que dictó el requerimiento, el
procedimiento continuo conforme a normas procesales correspondientes.
Tiene por objeto simplificar, acelerar y reducir los costes de la litigación en asuntos
transfronterizos cuya cuantía no supere los 5000€. No es necesario abogado ni procurador.
La sentencia que dicte se deberá reconocer y ejecutar en otro Estado miembro sin que sea
necesario declaración de ejecutabilidad.
Es importante por ser aplicable entre los Estados miembros de la Asociación Europea de
Libre comercio. ámbito de la aplicación material es prácticamente idéntico con el R. Bruselas
Una resolución dictada por un tribunal del estado contratante que haya sido designado en
un acuerdo exclusivo de elección de foro es reconocible y ejecutable en los demás Estados
contratantes conforme a lo dispuesto en este instrumento.
Los laudos arbitrales extranjeros también pueden ser reconocidos y ejecutados en España
• Remite a CNY para las cuestiones relativas a los requisitos formales y motivos de denegación
del execuátur
• Para sustanciar el procedimiento de execuátur remite al procedimiento establecido en el
ordenamiento procesal civil para el execuátur de sentencias judiciales dictadas por tribunales
extranjeros.
Los documentos que deben presentar el demandante junto con la demanda de execuátur:
• El original debidamente autenticado del laudo o una copia de ese original que reúna
las condiciones requeridas para su autenticidad
• El original del convenio arbitral o copia que reúna las condiciones de autenticidad.
Los motivos de denegación del execuátur del laudo se dividen en dos clases:
• Aquellos que debe ser invocados por la parte demandada o Invalidez del convenio
arbitral o Vulneración de los derechos de defensa
o Incongruencia entre el contenido del laudo y el del convenio arbitral o
Irregularidades en la composición del tribunal arbitral
o Respecto de laudo que no sea aún obligatorio, suspendido o anulado
• Aquellos que son apreciables de oficio por el tribunal o La no arbitrabilidad de la
controversia o La contrariedad con el orden público español
Art. 54 LCJI:
I. INTRODUCCIÓN.
El régimen interno que encuentra aplicación en aquellos supuestos en los que no sea
aplicación un régimen especial es
1. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
2. EL RECONOCIMIENTO.
3. EL EXECUÁTUR.
Cuando la sentencia extranjera contenga una condena dineraria, será necesario instar el
execuátur, se trata de obtener una declaración de ejecutividad que junto a la misma
sentencia extranjera constituye el título complejo para instar posterior ejecución forzosa.
La LCJI recoge una lista de motivos de denegación tanto del reconocimiento como del
execuátur más amplia que la prevista en los reglamentos europeos.
Se entiende por transacción judicial todo acuerdo aprobado por un órgano jurisdiccional
de un estado o concluido ante un órgano jurisdiccional de un Estado en el curso de un
procedimiento (art.43).
Art. 43: se entiende por documento público cualquier documento formalizado o registrado
oficialmente con esta denominación en un Estado y cuya autenticidad se refiera a la firma y
al contenido del instrumento, y haya sido establecida por una autoridad pública u otra
autoridad habilitada a tal fin.
Un documento es autentico cuando conforme a la ley que rige su confección posee una
fuerza probatoria plena.
Los actos de jurisdicción voluntaria acordados por las autoridades extranjeras que sean
firmes surtirán efectos en España y accederán a los registros públicos españoles previa
superación de su reconocimiento conforme al cauce previsto en la LCJI.
I. INTRODUCCION.
Los documentos públicos extranjeros pueden ser utilizados como medio de prueba en
España en un doble plano:
Judicial
Extrajudicial
El art. 323 LEC 2000 regula “a efectos procesales” la eficacia de los documentos públicos
extranjeros.
A) Requisitos de fondo
El documento ha de ser formalmente valido conforme a la ley del país de otorgamiento, que
generalmente va a coincidir con la ley de la autoridad que interviene el acto.
Excepcionalmente se rompe esta identidad: los documentos otorgados ante autoridades
consulares y diplomáticas (que son autoridades españolas en el exterior) pueden queden
sujetos al derecho de la autoridad.
B) Requisitos externos
Los documentos públicos precisan de legalización para ser eficaces en un proceso abierto
en España o necesita apostilla.
La legalización consiste en:
A) Resoluciones judiciales.
• Los motivos de denegación son los mismos que cabe esgrimir cuando lo que
se solicite sea el reconocimiento de la ejecución o la resolución judicial extranjera
• El encargado del registro deberá además notificar su decisión, en las formas
legalmente previstas, con el fin de que el interesado pueda oponerse a la decisión.
B) Documentos públicos.
Es preciso:
1) constatar que la autoridad extranjera haya intervenido desarrollando funciones
equivalentes a las que desempeñan las autoridades españolas en la materia de que se
trate. Una función análoga y no sólo similar. Autoridad extranjera haya desarrollado una
verdadera función autentificadora de los actos que ante ella se formaron, no
limitada a legitimar firmas, sino que de fe del contenido del documento identidad de las
partes.
2) Adicionalmente está subordinada a que cumplan los requisitos establecidos en la
legislación específica aplicable.
El término adaptación en LCJI designa a una operación por la cual, presentada para su
inscripción o una resolución o documento público extranjero que ordene medidas o
contenga derechos desconocidos por la legislación española, el encargado del Registro:
1. procederá a su adaptación
2. El desconocimiento de la situación extranjera se resuelve mediante la sustitución de la
institución extranjera por la más similar de la ley española. No se exige a la
autoridad la creación de figuras jurídicas.
3. Presupone la búsqueda de equivalencia entre la institución extranjera que se pretende
hacer valer y la que prevea el derecho español; La equivalencia entre instituciones es el
presupuesto.
Es el régimen especial cuando se trata del acceso al Registro Civil u otros de resoluciones
judiciales, actos y documentos pertenecientes a la jurisdicción voluntaria.
Tiene por objeto la regulación de los expedientes de jurisdicción voluntaria que se tramiten
ante los órganos judiciales. Definidos como aquellos que requieren la intervención de
un órgano jurisdiccional para la tutela de derechos e intereses en materia de derecho
civil y mercantil sin que exista controversia que deba sustanciarse en un proceso
contencioso. A efectos de reconocimiento habrá que tener en cuenta que las acciones de
estado (divorcio, incapacitación, filiación, etc.) son conforme a la LEC 2000 procedimientos
civiles especiales, sometidos al principio inquisitivo y por tanto fuera del ámbito de la
jurisdicción voluntaria.
Se contienen tanto en decisiones judiciales como en documentos públicos.
A) Resoluciones judiciales.
Es preciso:
• 1º el control de la competencia de la autoridad extranjera entendiéndose que es
competente aquella autoridad con la que la situación controvertida presenta vínculos
fundados con el Estado extranjero y es incompetente cuando afecte a una materia objeto
de competencia exclusiva para los órganos judiciales o autoridades españolas
• 2º el reconocimiento en sí de la resolución extranjera no podrá comportar
o una vulneración del orden público español
o ni infracción de los derechos de la defensa
o violación de un derecho fundamental o libertad pública de nuestro
ordenamiento.
B) Documentos públicos.
3. Requiere que la autoridad encargada del registro fiscalice hasta cierto punto la
intervención de la autoridad extranjera para determinar que ejerció funciones
equivalentes a las de la autoridad española
Ejemplo. En el divorcio otorgado por notarios cubanos lo relevante es que el notario extranjero
sea el autor del documento y no un mero legitimador de firmas que verifique la legalidad de la
situación. El acto contenido en el documento tenga atribuido en España los mismos efectos que
en el país donde se autorizó
Ejemplo que el divorcio significa lo mismo en el ordenamiento español y en el país de
origen. Que el poder de representación otorgado en un país A produzca los mismos efectos en
el país B, lo cual requiere por parte del encargado del registro de la búsqueda
de una cierta equivalencia.
4. Que el hecho o acto contenido en el documento sea válido conforme al ordenamiento
designado por las normas españolas de DIPr. Tendrá que acreditar el contenido del
derecho extranjero salvo que lo conozca la autoridad encargada del Registro. El
fundamento de esta gravosa exigencia reside en que, los hechos o situaciones
contenidas en las sentencias han sido objeto de una intervención judicial decisional que
sin embargo no se ha tenido lugar en cuanto a los hechos que constan en
documentos públicos en los que la autoridad extranjera da fe. Tiene todo el sentido
controlar que no haya duda en cuanto a la realidad del hecho que consta en la
certificación o el documento público y su legalidad conforme al ordenamiento
extranjero. Se llama reconocimiento conflictual y puede ser un filtro excesivamente
gravoso en la práctica.
Contempla 3 tipos de documentos públicos extranjeros como título suficiente para practicar
la inscripción: resoluciones judiciales, documentos públicos y certificaciones registrales.
El acceso a la Oficina Consular del Registro Civil se someterá a las disposiciones de los
artículos 96 a 98 LRC 2011. Es el régimen especial para las inscripciones en materia de
Estado civil y otras relativas a las personas, frente a las disposiciones de la LJV y la
LCJI de 2015. Es lamentable la vacatio legis a la que se halla sometida esta ley, aunque se
estima que entrará en vigor en junio de 2020. (30 de abril de 2021).
6. REGÍMENES PARTICULARES.
7. LA PRÁCTICA DE LA DGRN.
Es una exigencia que tal vez debería matizarse, dado que los acuerdos sobre transmisión de
participaciones presentan la particularidad de no tener que ser inscritos en el Registro, lo
que debería llevar a concluir las soluciones más flexibles, de modo que tal vez dichos
acuerdos pueden formalizarse en escritura pública extranjera.
1. CONSIDERACIONES GENERALES.
En principio son títulos de acceso al Registro, las resoluciones judiciales extranjeras, los
documentos público extranjeros y las certificaciones registrales expedidas por autoridades
extranjeras (arts. 27.1 y 96-98 LRC 2011, art. 4 LH y arts. 26-38 RH) previo paso de control
que los habilite como títulos inscribibles en un Registro español.
Para acceder al Registro debe pasar un filtro que lo doto de eficacia registral y ser título
inscribible. El acceso al Registro supone el cumplimiento de unas condiciones que establece
la legislación española más estrictas que cuando se trata de hacer valer como medio de
prueba la resolución judicial o un documento público extranjero. En el Registro se establece
la prueba de lo que allí se refleja, amparada con una fuerte presunción iuris tantum de
veracidad, que solo puede ser destruida mediante una sentencia firme o mediante un previo
expediente gubernativo.
El control previo a la inscripción lo realiza la propia autoridad registral, llamado
reconocimiento incidental, por el que es posible que la sentencia o el documento o la
certificación registral extranjera se conviertan en título de inscripción en el Registro (arts.
96.2. 2ª LRC 2011; 58-60 LCJI) sin procedimiento previo judicial. Es un derecho a solicitar el
reconocimiento del documento extranjero y a que se examinen las condiciones por la misma
autoridad registral que va a proceder a la práctica de la inscripción u anotación.
La regulación del acceso al Registro español de las resoluciones y de los documentos está
subordinada al Derecho convencional y al Derecho de la UE, con el procedimiento siempre
sujeto al derecho interno (58 LCJI, 94 LRC 2011 y 10 LJV).
En defecto de Reglamento europeo, convenio multilateral o bilateral se acudirá al régimen
interno, complementando estos algunos aspectos relativos al procedimiento.
A. Régimen jurídico-internacional
Cuando la resolución judicial o el documento público extranjero procedan de países con los
que no nos vinculan convenios internacionales o reglamentos europeos opera el régimen
jurídico interno.
La LCJI es el régimen común relativo al reconocimiento de resoluciones y documentos
públicos extranjeros. Es especialmente relevante la LCJI por ser el régimen general y por su
superioridad técnica y en el plano del acceso al Registro Civil la Ley 20/2011, del Registro
Civil que entró en vigor tras una vacatio legis.
a) Resoluciones judiciales.
Existen otros regímenes especiales para la inscripción registral de determinados actos del
estado civil.
• En relación con las adopciones internacionales previstas en el art. 26 LAI 2007
modificado por la Ley 26/2015, de Modificación del sistema de protección de la
infancia y la adolescencia.
• En relación con la inscripción filiación por maternidad subrogada acaecida en el
extranjero (o filiación establecida por vientre de alquiler)
La validez formal se decide pues, a partir de normas de conflicto. Cabe distinguir dentro de
las normas de origen interno, un régimen general y regímenes especiales. Pero esta cuestión
de la validez formal ha sufrido un fuerte proceso de especialización por la incorporación de
normas de origen convencional y del DIPr de la UE, de modo que las exigencias formales en
los principales instrumentos.
1. RÉGIMEN GENERAL.
1. La conexión ley país otorgamiento (locus regit factum) designa el lugar geográfico en que
concluye u otorga el acto o negocio jurídico.
2. La conexión ley rectora del fondo (o lex causae) ofrece la ventaja de someter a un mismo
ordenamiento el fondo y la forma (documentos públicos)
3. La conexión relativa a la ley personal del disponente o común otorgantes, debe
concretarse en la ley nacional de uno o ambos intervinientes en el acto o negocio jurídico.
La relación entre estas tres conexiones es de alternatividad: significa que bastará con que
bastará con que cualquiera de ellas valide el acto o negocio jurídico. El objetivo es el favor
validitatis, debe intentarse que un problema relativo a la forma no condicione la validez de
fondo.
Art. 11.2 CC “si la ley reguladora del contenido de los actos y contratos exigiere para su
validez una determinada forma o solemnidad, será siempre aplicada, incluso en el caso de
otorgarse aquellos en el extranjero”
Si la ley rectora del fondo califica el acto o negocio jurídico como solemne habrán de
respetarse las exigencias formales previstas por dicha ley, sin que quepa acudir
alternativamente a las conexiones antes descritas.
2. REGÍMENES ESPECIALES.
I. INTRODUCCIÓN.
Art. 9.1 CC: la ley personal correspondiente a las personas físicas es la determinada por su
nacionalidad. La conexión nacionalidad tiene todavía presencia como criterio de conexión
en numerosas normas de conflicto y, sobre todo, como conexión principal en la
determinación de la ley aplicable a la capacidad de la persona física,
Fuentes internacionales del derecho de la nacionalidad y a los rasgos del sistema que puede
derivarse del art. 11 CE.
Art. 20.1 TFUE: se crea ciudadanía de la Unión. Será ciudadano de la Unión toda persona
que ostente la nacionalidad de un Estado miembro. La ciudadanía de la Unión se añade a la
ciudadanía nacional sin sustituirla.
La sujeción al Derecho civil o común o al especial o foral se determina por la vecindad civil.
La vecindad civil es un criterio que permite concretar la normativa civil aplicable (régimen
común o forestal)
Determinados extranjeros que tienen o han tenido una especial vinculación con españoles
pueden pedir la nacionalidad. Se trata de un derecho subjetivo para cuya adquisición basta
con una mera declaración y que cumpla los requisitos.
En cuanto al plazo para su ejercicio, la opción está sujeta a plazo preclusivo sin que sea
necesaria una homologación o autorización gubernativa. El derecho de opción caduca a los
20 años de edad, con 3 excepciones:
a) cuando la ley personal del interesado fije la mayoría de edad después de los 18 años, el
plazo se prolonga hasta que pasen 2 años desde la emancipación;
b) cuando el interesado recupere la plena capacidad, dentro de los dos años siguientes.
Estas vías de acceso son: la carta de naturaleza y la residencia. Se diferencian por su ámbito
de aplicación personal, temporal y material, así como por el procedimiento de instrucción.
Art. 21.1CC dice: la nacionalidad española se adquiere por carta de naturaleza otorgada
discrecionalmente mediante RD, cuando el interesado concurra circunstancias
excepcionales.
La Instrucción DGRN de 1991 dirigida a los Jueces y Cónsules encargados del Registro Civil,
aclara los términos y extremos a comprobar para que proceda declarar la consolidación de
la nacionalidad. Así:
A) Regla general.
En cuando a los efectos y/o alcance real de la doble nacionalidad obtenida, aunque no
se exige la renuncia a la nacionalidad que el interesado tiene, no hay dos nacionalidades
operativas de modo simultaneo.
El art. 9.9 CC dispone que prevalecerá en todo caso la nacionalidad española del que ostente
además otra no prevista en nuestras leyes o en los Tratados internacionales.
El art. 9.10 CC opta por la conexión de la residencia habitual para determinar la ley personal
de quien carece de nacionalidad o la tiene indeterminada.
Puede suceder que los tribunales españoles tengan que decidir sobre la nacionalidad de una
persona física. La acción puede plantearse:
Las sentencias firmes sobre estado civil tendrán efectos de cosa juzgada material frente a
todos a partir de su inscripción o anotación en el registro civil.
El Registro civil es el modo más eficaz de probar que se está en posesión de la nacionalidad
española. La dimensión de la prueba requiere reparar en el hecho de que hay situaciones de
nacionalidad que son objeto de inscripción registral marginal y otras que no lo son.
Respeto de las situaciones de nacionalidad que si son objeto de inscripción registral caben
tres situaciones:
I. INTRODUCCIÓN.
• Fuentes internacionales. Art. 6 DUDH proclama que todo ser humano tiene derecho en
todas partes al reconocimiento de su personalidad jurídica.
La DUDH reconoce el derecho de toda persona a regresar a su país y el PIDCP lo matiza
señalando que nadie podrá ser privado arbitrariamente del derecho a entrar en su propio
país.
La regulación de la entrada del ciudadano extranjero en otro país distinto del de
nacionalidad es competencia de la legislación interna de cada Estado, sujeta al respeto
del estándar internacional.
• Fuentes europeas – el Derecho de la UE. Los estados miembros establecen las bases
para creación de un espacio de libertad, seguridad y justicia cuyo actual contenido fue
fijado en el Tratado de Lisboa (2007). Estos contenidos afectan a las materias de visados,
asilo, inmigración y otras políticas relacionadas con la libre circulación de personas.
Al control de personas de la frontera exterior, la UE tiene competencias para establecer
la política y las medidas del control sobre las condiciones de entrada,
• Fuentes internas (derecho español de extranjería). De acuerdo con lo dispuesto en el
art. 13.1 CE, los extranjeros gozaran en España de las libertades públicas que garantiza
el Título I en los términos establezcan los tratados y la ley.
LOEx de 2000
RLOEx de 2011
Otra distinción que hace particularmente complejo de régimen jurídico de extranjería, tanto
de fuente europea como de fuente interna, es la posibilidad de establecer regulaciones
diferenciadas en función de criterios de carácter general o de carácter material.
Art. 13.1 CE: los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el
presente Título en los términos que establezcan los tratados y la ley.
Sin embargo, el Tribunal Constitucional añade que tal disposición no implica “… que se haya
querido desconstitucionalizar la posición jurídica de los extranjeros relativa a los Derechos y
libertades públicas, pues la Constitución no dice que los extranjeros gozarán en España de
las libertades que les atribuyen los Tratados y la Ley, sino de las libertades “que garantiza el
presente Título en los términos que establezcan los Tratados y la Ley”, de modo que los
derechos y libertades reconocidos a los extranjeros siguen siendo derechos constitucionales
y, por tanto, dotados dentro de su específica regulación de la protección constitucional, pero
son todos ellos, sin excepción, en cuanto a su contenido, derechos de configuración legal”.
La propia Constitución nos da las piezas clave en la labor de interpretación de los derechos
fundamentales de los extranjeros. El punto de partida son los derechos y libertades
consagrados en el Título I (arts. 10 a 55 CE). Estos derechos pueden experimentar un
desarrollo o una interpretación distinta según hayan de referirse a españoles o a extranjeros,
pero los límites de la divergencia no los marca el legislador, sino que los marca la propia
Constitución.
El legislador está facultado para configurar, ex artículo 13.1CE, las condiciones de ejercicio
respecto de determinados derechos y libertades por parte de los extranjeros, debiendo
respetar el contenido esencial de estos derechos y siempre que la limitación sea proporcional
a la finalidad perseguida (preservar otros derechos, bienes o intereses constitucionalmente
protegidos).
Art. 3 LOEx
“1. Los extranjeros gozarán en España de los derechos y libertades reconocidos en el Título I de la
Constitución en los términos establecidos en los Tratados internacionales, en esta ley y en las que
regulen el ejercicio de cada uno de ellos. Como criterio interpretativo general, se entenderá que los
extranjeros ejercitan los derechos que les reconoce esta ley en condiciones de igualdad con los
españoles.
2. Las normas relativas a los derechos fundamentales de los extranjeros serán interpretadas de
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos
internacionales sobre las mismas materias vigentes en España (…).”
El artículo 3.2 LOEx reafirma el mandato de interpretación contenido en el artículo 10.2 CE,
y nos recuerda que el trato al extranjero va íntimamente ligado al desarrollo de los derechos
humanos y a la dignidad de la persona. Los extranjeros tienen garantizado en nuestro país
que sus derechos y libertades constitucionalmente reconocidos serán interpretados de
acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y demás acuerdos
internacionales sobre las mismas materias, por hallarse España vinculada a los más
importantes textos convencionales en materia de protección de los derechos humanos.
La LOEx se circunscribe a todos aquellos que puedan ser considerados extranjeros. Según
el artículo 1.1 LOEx, “Se consideran extranjeros, a los efectos de la aplicación de la presente
Ley, a los que carezcan de la nacionalidad española” (art. 1.1). No obstante, se producen
determinadas exclusiones del ámbito de ampliación de la ley, en base al Derecho de la Unión
Europea y del Derecho internacional público.
El extranjero que quiera acceder al territorio español deberá cumplir una serie de requisitos:
Se podrá autorizar la entrada sin reunir alguno de los requisitos anteriores cuando existan
razones excepcionales de índole humanitaria, interés público o cumplimiento de
compromisos adquiridos por España. En estos casos, el extranjero deberá recibir una
resolución acreditativa de la autorización de entrada para una estancia máxima de tres meses
en un período de seis.
Si el extranjero que accede al territorio español procede de un Estado con el que España
haya firmado un acuerdo de supresión de controles fronterizos, deberá declarar la entrada
de la siguiente forma:
En el plazo máximo de tres días hábiles, a partir del momento de la entrada, en caso
de que no exista puesto policial (ante cualquier Comisaría del Cuerpo Nacional de
Policía u Oficina de Extranjería).
Cuando se incumplan los requisitos exigidos para la entrada, los funcionarios responsables
del control fronterizo denegarán o desautorizarán la misma. La denegación de entrada se
conoce como rechazo en frontera y su consecuencia es el retorno.
Los estudiantes, las mujeres extranjeras víctimas de violencia de género o los menores
extranjeros no acompañados pueden permanecer en España en situación de residencia
debido a las especiales características o por circunstancias excepcionales.
En España, el derecho al ejercicio de una actividad remunerada por cuenta ajena o propia,
así como al sistema de la Seguridad Social, se reconoce a los extranjeros que cumplan los
requisitos previstos en la Ley y en sus normas de desarrollo (art. 10 LOEx).
El artículo 36.1 LOEx señala que para ejercer en España una actividad lucrativa, laboral o
profesional, el extranjero, mayor de 16 años, deberá obtener con carácter previo una
autorización administrativa para residir y trabajar.
5. EL RÉGIMEN SANCIONADOR.
Con conductas del propio extranjero, como, por ejemplo, contrarias a la seguridad
nacional.
Con conductas de terceras personas (empleadores y transportistas) hacia los
extranjeros, como la contratación sin autorización, la promoción de la inmigración
clandestina, la simulación de relación laboral, etc.
La sanción de expulsión del territorio nacional procede en supuestos tasados (art. 57.1
LOEx) y no puede ser aplicada conjuntamente con la sanción de multa.
Los descendientes directos, y del cónyuge o pareja, que sean menores de veintiún
años, o mayores de dicha edad que vivan a su cargo y los que estén incapacitados
➔ Ascendientes directos, y de su cónyuge o pareja, que vivan a su cargo.
Como regla general, todos los ciudadanos de otros Estados miembros de la UE y de los
restantes Estados parte en el Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo, así como sus
familiares, tienen derecho a entrar, salir, circular y residir libremente en territorio español.
• La residencia permanente sólo podrá perderse por ausencia durante más de dos años
consecutivos.
Para alcanzar el mercado común de trabajo, el Derecho de la Unión consagra las siguientes
libertades:
Las medidas que autoriza el RD 240/2007 pueden adoptarse para las siguientes
situaciones:
La interdicción (prohibición) de la entrada.
La denegación de la inscripción en el Registro Central de Extranjeros.
La denegación de expedición o renovación de las tarjetas de residencia. ➔ La orden
de expulsión de España o de su devolución.
La expulsión no podrá ser adoptada con fines económicos y, cuando se adopte por razones
de orden público o de seguridad pública, deberá estar fundada exclusivamente en la
conducta personal de la persona afectada (art. 15.5).
No podrá adoptarse una decisión de expulsión si la persona concernida hubiera residido en
España durante los diez años anteriores, o si fuera menor de edad, salvo si la repatriación
es conforme al interés superior del menor (art. 15.6).
Además, se eliminan, como posibles causas de expulsión, la caducidad de la documentación
identificativa, o, en su caso, de la tarjeta de residencia (art. 15.7).
I. INTRODUCCION.
Una vez que, por aplicación de las normas directas, los Tribunales españoles se consideran
competentes para conocer de una determinada relación de tráfico externo, el siguiente paso
lógico estribará en dilucidar cuál debe ser el Derecho aplicable a dicha relación, si el español
u otro con el que la relación esté conectada.
Para establecer el concepto de normas materiales hemos tomado como punto de partida las
normas materiales de Derecho Internacional Privado de fuente interna.
En todo caso en el Derecho español, como en los restantes ordenamientos jurídicos, las
normas materiales de Derecho Internacional Privado de fuente interna son escasas y en
ningún caso sustituyen a las normas de conflicto. En este sentido, en principio, las normas
materiales de Derecho Internacional Privado de fuente interna constituyen normas
complementarias de la técnica conflictual.
En ocasiones, las normas materiales de DIPr de fuente internacional de los convenios son
complemento necesario para el correcto funcionamiento de las normas de conflicto
incluidas también en dichos convenios, desempeñando en ellos una función similar a la
que realizan la mayoría de las normas materiales de fuente interna. Es frecuente el
recurso a normas materiales para delimitar el ámbito de aplicación de convenios, o para
definir un concepto susceptible de significados diversos en los ordenamientos jurídicos
de los países partes en el convenio en cuestión.
En otros casos, el recurso al método sustantivista obedece a un deseo de unificación de
la regulación aplicable, en una normativa que, además, resulte verdaderamente adaptada
a las exigencias del tráfico internacional
Las normas materiales incorporadas al ordenamiento español, como parte del Derecho
europeo, son especialmente numerosas. El Derecho europeo hunde sus raíces en un
proceso de unión regional, sin precedentes en la historia de Europa, que incluye la creación
de un Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia, al que no puede ser ajena la regulación de
las relaciones privadas de los europeos trabadas por encima de las fronteras estatales de los
Estados Miembros de la Unión.
D) La lex mercatoria.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, en la práctica del tráfico comercial internacional y
con el apoyo del arbitraje internacional, se ha ido formando la denominada lex mercatoria,
de origen consuetudinario.
Esta nueva lex mercatoria presenta a su favor la adecuación de sus soluciones a las
exigencias de un tráfico internacional. No obstante, debemos poner en sus justos términos
el alcance de esta normativa consuetudinaria, gestada por los propios actores del comercio
internacional:
Posee un carácter fragmentario, que aleja a esta normativa de su posible consideración
como sistema jurídico del comercio internacional.
Reconocer los laudos arbitrales derivados de esta normativa es una decisión que
depende de cada Estado. En estos casos, esos Estados no aplican un ordenamiento
estatal, sino esas normas consuetudinarias “anacionales”.
Por “idóneas” que sean las normas consagradas por la lex mercatoria, también en el
comercio internacional existen fuertes y débiles que requieren protección, y unos
intereses generales que hay que preservar.
Normas de extensión son aquellas que proyectan la solución consagrada para supuestos
puramente internos a situaciones o relaciones del tráfico jurídico en que concurren
elementos de extranjería.
Esta situación puede producirse cuando el legislador se vale de una norma material para
hacer prevalecer concretas concepciones del Derecho interno en supuestos conectados con
otros ordenamientos jurídicos.
El artículo 9.3 R. Roma I califica a las leyes de policía, como disposiciones imperativas.
En el marco del Derecho público existen normas imperativas con una finalidad de
protección, junto a otras que cabría calificar de dirección. Junto a estos tipos de normas
imperativas cabría situar, también, las normas que, en cada ordenamiento jurídico,
establecen los rasgos definidores de ciertas instituciones jurídico-privadas.
Junto a los dos anteriores tipos de normas imperativas (de protección y de dirección) cabría
situar, también, las normas que, en cada ordenamiento jurídico, establecen los rasgos
definidores de ciertas instituciones jurídico-privadas, que se consideran esenciales para
preservar un determinado modelo de sociedad.
1. CONCEPTO.
Las normas materiales, sustantivas, aportan una solución directa a las cuestiones
suscitadas. Junto a las normas materiales, el Derecho Internacional Privado aborda la
regulación del tráfico jurídico externo recurriendo a otro tipo de normas, en este caso,
normas indirectas. Debido a que, por definición, las relaciones de tráfico externo están
vinculadas con más de un ordenamiento jurídico, la función de la norma de conflicto es
seleccionar que ordenamiento es el que se encuentra mejor situado para su regulación.
1. Esta técnica implica, en primer lugar, una cierta neutralización del propio Derecho, ya
que la norma de conflicto admite, por hipótesis, que la respuesta jurídica la proporcione
otro ordenamiento jurídico. En este sentido, por su apertura a una pluralidad de
ordenamientos, la norma de conflicto ha de calificarse como internacionalista.
2. Doble operación. la aplicación de una norma de conflicto comporta una doble operación,
ya que, tras la localización del supuesto en un ordenamiento jurídico dado, a continuación,
habrá que averiguar la regulación material que de él hace la norma declarada aplicable.
Fuentes de producción de las normas de conflicto, las normas de conflicto pueden ser de
2. ESTRUCTURA.
El mismo carácter indirecto de la norma de conflicto determina que su estructura sea más
compleja que la de las normas materiales. Las normas materiales son las más numerosas en
cualquier ordenamiento jurídico.
Si la norma de conflicto no contiene la solución del supuesto de hecho que plantea,
sino que remite su establecimiento a un ordenamiento jurídico conectado con él, esa
remisión ha de articularse a través de un elemento que se denomina punto de
conexión.
A su vez, la consecuencia jurídica se construirá a partir de los datos que proporcionen
el o los Derechos extranjeros a los que los puntos de conexión atribuyan la regulación.
A) Supuesto de hecho.
B) Punto de conexión.
C) Consecuencia jurídica.
Las que nos dirán de acuerdo con que ordenamiento jurídico hemos de calificar el
supuesto de hecho para determinar la norma de conflicto aplicable.
La que determinará si la remisión hecha a un Derecho extranjero comprende
también las normas de conflicto (art. 12.2 CC).
Las que establecerán que ocurre cuando la respuesta proporcionada por el Derecho
extranjero no sea asimilable por el Derecho propio (problema del orden público,
contemplado en el artículo 12.3 CC) o cuando se haya utilizado la norma de conflicto
en fraude de ley (art. 12.4 CC).
Las que concretan el alcance de la remisión a un Derecho extranjero, cuando en él
coexistan distintos sistemas legislativos (art. 12.5 C).
Esta manifestación del genérico deber de cooperar de los Estados, consagrado por el
Derecho internacional público, resulta especialmente adecuada cuando se buscan
respuestas rápidas que impidan la consolidación de situaciones indeseadas o cuando se
trata de facilitar la satisfacción de necesidades urgentes o del establecimiento de relaciones
que afectan al estado de las personas, en las que resulta esencial evitar que se creen
situaciones jurídicas “claudicantes” (válidas para un ordenamiento e inválidas para otro, con
el que se encuentran también vinculadas).
I. INTRODUCCIÓN.
En el Derecho Internacional Privado, lo mismo que en toda rama del Derecho, la acción del
factor tiempo tiene una importancia básica, ya que todo ordenamiento jurídico está sujeto a
cambios y, por tanto, toda norma tiene límites temporales.
En el Derecho Internacional Privado, cuya razón de ser estriba en el pluralismo jurídico, estos
cambios pueden producirse en cualquiera de los ordenamientos en presencia. De ahí que,
en nuestra disciplina, al menos, dos problemas de Derecho transitorio:
Se llama conflicto móvil al problema planteado por un cambio en las circunstancias que
sirven para precisar o concretar el punto de conexión de una norma de conflicto, de tal
manera que una situación dada queda sucesivamente sometida a dos sistemas jurídicos
diferentes.
El sistema español no contiene una norma general que resuelva el conflicto móvil. Las
soluciones particulares se han ido imponiendo.
El término “calificación” se utiliza para designar los tres problemas del proceso de
aplicación de la norma de conflicto, que, en un litigio con elemento extranjero, constituyen el
cauce que ha de seguir el juez enfrentado a las pretensiones de las partes.
El primer problema viene representado por la dificultad de introducir en los supuestos de las
normas de conflicto conceptos e instituciones nacidos sin contacto con el foro y conformados
de acuerdo con otro Derecho. Estos conceptos e instituciones que pueden ser:
La situación cambia cuando hay que calificar conforme a una norma de conflicto contenida
en un texto internacional:
El segundo paso del proceso es la determinación del punto de conexión. Una vez elegida la
norma de Derecho Internacional Privado aplicable, es necesario proceder a la
concretización del punto de conexión que, en el caso de las normas de conflicto, nos
conducirá al ordenamiento jurídico concreto que ha de ser aplicado.
Punto de conexión fáctico es, por ejemplo, el lugar de situación el inmueble. Estos
puntos no plantean problema alguno de método.
Puntos de conexión jurídicos son, por ejemplo, la nacionalidad, el domicilio, etc.
3. CONFLICTO DE CALIFICACIONES.
Elegida la norma de conflicto aplicable a una materia o supuesto concreto, ésta remite al
derecho extranjero que va a resolver el asunto. Es ahora cuando se suscita la posibilidad
a la autoridad competente de volver a calificar la materia conforme al ordenamiento
extranjero aplicable. Por tanto, se trataría de una segunda calificación. La cuestión es:
o conforme a la lex causae, es decir interpretarlo según las categorías incluidas en dicho
ordenamiento.
La autoridad que tiene que resolver un litigio relativo a una situación privada internacional
puede encontrarse ante la tesitura de tener que resolver, de forma previa, otra cuestión
jurídica de cuya resolución depende la resolución de la principal.
El DIPr del foro, ed, el de la autoridad que está conociendo del asunto o lex fori
El sistema del DIPr del ordenamiento al que ha remitido la norma aplicable a la
cuestión principal
El Derecho Internacional Privado se ve afectado por problemas que son comunes a todas las
ramas del derecho. Sucede también con el fraude de ley, como actuación que tiende a la
El ordenamiento jurídico español regula el fraude de ley en el art. 12.4 CC: Se considerará
como fraude de ley la utilización de una norma de conflicto con el fin de eludir la ley
imperativa española.
Este tipo de fraude en Derecho español también recibe sanción a través del artículo 6.4 CC.
El artículo 12.4 CC contempla el fraude de ley, pero no menciona expresamente la sanción.
La sanción en este caso, es decir, la debida aplicación de la norma que se hubiera tratado
de eludir se referiría a la norma de conflicto, tal y como se concretaba antes de la
manipulación de la conexión, y, a través de ella, se aplicarán tanto las normas nacionales
como extranjeras que trataron de evadirse.
I. INTRODUCCIÓN.
Art. 12.6 CC: Los Tribunales y autoridades aplicarán de oficio las normas de conflicto del
derecho español
Los aspectos centrales a tener en cuenta en régimen jurídico de la alegación y prueba del
Derecho extranjero en nuestro sistema son los siguientes:
En cambio, en su párrafo 2º la norma era confusa en cuanto a quien debía proceder a alegar
el derecho extranjero reclamado por la norma. En principio el régimen de alegación y prueba
del derecho extranjero es el contemplado por el artículo 281 LEC.
Cabría afirmar que se trata de un sistema de cooperación entre juez y partes, aunque la
intervención judicial dista de ser clara. Se distingue entre prueba de los hechos (arts. 281.1)
y prueba de derecho extranjero (281.2). Respecto al derecho extranjero, no se indica que las
partes tengan obligación de alegarlo, y tampoco se afirma que sean las partes las únicas
encargadas de su prueba.
Es razonable que la parte que tenga un interés en la aplicación del Derecho extranjero
haya de invocarlo ante el Juez (art. 282 LEC 2000), lo que es coherente con el sistema
español de administración de la justicia. No obstante, si este derecho no se invoca, el
sistema de Derecho Internacional privado se convierte de facto en facultativo para las
partes.
La colaboración entre el juez y parte en este ámbito ha girado, dando mayor iniciativa al
juez (por la relación entre el artículo 282 y 281.2).
No obstante no parece que el juez tenga cauce de iniciativa para proponer la prueba de
oficio, ni la obligación de proceder a ello, excepto en los supuestos en que la prueba del
derecho extranjero resulte insuficiente, en cuyo caso el artículo 429.1 LEC permite que
el órgano competente indique, durante la práctica de la prueba, la ausencia de elementos
para formar su convicción.
Si las partes no alegan el Derecho extranjero que resulta aplicable por nuestras normas de
conflicto, debemos buscar una solución en la jurisprudencia, dada la ausencia de una
solución legal a esta cuestión. Las vías de solución podrían ser estas:
Favorecer la aplicación sustitutiva del Derecho español.
Proceder a la desestimación de la demanda.
Propugnar la aplicación de oficio del Derecho extranjero con argumentos
consistentes.
Por tanto, ante la ausencia de una solución legal a esta cuestión, la jurisprudencia es clave
para dar una respuesta aunque se ha mostrado dividida:
La autoridad judicial —también notarial y registral— están sujetos a un sistema claro sobre
de información acerca del Derecho extranjero (arts. 3436), es decir, que cuentan con más
medios en esa tarea.
Se convida al juez a actuar y a resolver la pretensión conforme a derecho español. El
artículo 33. 3 LCJI dispone que: “Con carácter excepcional, en aquellos supuestos en que
no haya podido acreditarse por las partes el contenido y vigencia del derecho extranjero,
podrá aplicarse el Derecho español”.
Al ser la prueba del Derecho extranjero una cuestión procesal, únicamente puede decidir su
régimen general el Derecho procesal español.
A) Objeto de la prueba.
El objeto de la prueba es el Derecho extranjero, que deberá ser siempre probado (art. 281.2
LEC). Por tanto, se excluye la aplicación del artículo 281.3 LEC, a cuyo tenor, se eximen de
prueba los hechos sobre los que exista conformidad de las partes.
Cuando el Derecho extranjero haya sido introducido por la parte en el proceso y fuese
imposible su prueba por causas ajenas a ella (es decir, si ha utilizado sin éxito todos los
medios a su alcance), la colaboración del juez pasa de ser facultativa a ser obligatoria. Así lo
puso de manifiesto el Tribunal Constitucional, exigiendo la colaboración del juez en la
averiguación del Derecho extranjero.
B) Momento de la prueba.
C) Medios de prueba.
El artículo 281 LEC señala que el Tribunal puede valerse de “cuantos medios de averiguación
estime necesarios para su aplicación”. Por tanto, del artículo 281 LEC in fine se deduce que
caben los medios de prueba habituales en el proceso abierto en España.
No obstante, lo anterior, de los medios enumerados en el artículo 299 LEC 2000, únicamente
serían utilizables, por la naturaleza del objeto a probar, las pruebas documentales y el
dictamen de peritos.
Conforme al artículo 281.2 LEC in fine, el juez podrá valerse de cuantos medios de
averiguación estime necesarios para la prueba del Derecho extranjero.
Las autoridades judiciales —así como las autoridades notariales y registrales— están sujetas
a un sistema claro sobre información acerca del Derecho extranjero (arts. 34-36 LCJI), es
decir, que cuentan con más medios en esa tarea. De modo que, en primer término, la LCJI
introduce un sistema de cooperación a través de la autoridad central (M° de Justicia) y ésta
a su vez recabará la información, vía consular o vía autoridad central local (arts. 35 y ss LCJI).
➔ Entre los medios de averiguación de los que podrá valerse el juez para la prueba del
Derecho extranjero hay que destacar los que le brindan los Convenios internacionales de los
que España es parte:
Convenio Europeo acerca de la información sobre el Derecho extranjero
(Londres, 1968), con el apoyo que puede prestar en la actividad probatoria
sobre la base de dicho Convenio la Secretaría General Técnica del Ministerio
de
Justicia.
Convención Interamericana sobre prueba e información acerca del Derecho
extranjero (Montevideo, 1979).
➔ En el ámbito estricto de la Unión Europea los desarrollos en este sector han sido
enormes. En particular, destaca la Red Judicial Europea, que establece mecanismos
orientados a facilitar la cooperación judicial en materia civil y mercantil, entre los que se
contempla la información acerca del Derecho de la UE, así como sobre el contenido y
vigencia del Derecho de los Estados miembros.
La viabilidad del recurso de casación ante el Tribunal Supremo por infracción del Derecho
extranjero es una cuestión poco clara en las sucesivas reformas experimentadas por el
recurso de casación en nuestro ordenamiento. Doctrina y jurisprudencia están y han estado
divididas.
Este tema no se aborda en nuestro ordenamiento, lo que representa una laguna legal donde
la jurisprudencia se ha mostrado tradicionalmente reacia a su admisión. No obstante, hay
algunos resquicios en el sistema sobre los que sustentar su admisión.
La aplicación extrajudicial del Derecho extranjero tiene lugar principalmente por autoridades
no judiciales:
El Derecho extranjero ha de ser objeto de prueba, tanto en sede notarial como para la
calificación registral. Prevalece la idea de que la carga de acreditar recaerá sobre el
interesado en que se aplique por la autoridad registral española (p. ej., art. 100.1, inciso
primero LRC 2011).
2. El Derecho extranjero deberá ser probado. Ahora bien, el comportamiento de las partes,
y, más exactamente, la inacción en la alegación y prueba del contenido del Derecho
extranjero, tienen una consecuencia particular: la alternativa a la inacción del interesado
no es la aplicación sustitutiva del Derecho español, sino la suspensión de la inscripción
solicitada.
3. Las normas reguladoras del Registro Civil, del Registro de la Propiedad, del Registro
Mercantil y de la actividad notarial, autorizan a autoridades registrales y notariales a
aplicar el Derecho extranjero por su conocimiento privado, sin necesidad de prueba por
las partes.
4. En cuanto a otros medios de prueba, sirven los mismos medios de prueba que en
sede judicial (pericial y documental). Se añade además el conocimiento privado del
derecho extranjero que pueda tener la autoridad.
1. CONCEPTO.
2. CLASES.
Reenvío de retorno de primer grado. En el ejemplo del inglés fallecido en España con
bienes en nuestro país, la cuestión reside en si se debe admitir o no el reenvío de retorno
que el ordenamiento británico provocaría a favor del ordenamiento español.
Reenvío de retorno de segundo grado. Habría que considerar la posibilidad de que la
norma de conflicto extranjera designara un tercer ordenamiento. Por ejemplo, si en
nuestro caso resulta que los bienes radican en el ámbito de un ordenamiento que no
fuera ni el español ni el británico. Esta segunda clase de reenvío tiene lugar cada vez que
el ordenamiento designado por la norma de conflicto del foro, a partir de su propio
sistema conflictual, localice la cuestión bajo el ámbito de un tercer ordenamiento distinto
de los anteriores.
El ámbito de las sucesiones (art. 9.8 CC) ha sido y es el campo más propicio para utilizar el
expediente del reenvío dentro de sus justos términos. Se ha venido aceptando el reenvío de
retorno como un medio de hacer efectivo el principio de universalidad en la transmisión de
los bienes, querido por el ordenamiento español, de modo que la totalidad de la masa
hereditaria, en principio, debe quedar sujeta a una ley única. En muchos Derechos
extranjeros (por ejemplo, anglosajones), la norma de conflicto somete la sucesión de los
bienes inmuebles a la ley del lugar en que se hallen, mientras que los bienes muebles se
rigen por la ley del último domicilio del causante, lo que supone un fraccionamiento de la
transmisión.
En primer lugar, porque la conexión ley nacional está pasando a ser una opción que
el interesado puede escoger (p. ej., R. sucesiones).
En segundo lugar, por la expansión del principio de la autonomía de la voluntad; y es que
cuando las partes escogen un ordenamiento es porque quieren que sean aquellas
disposiciones materiales las que regulen el contrato o la sucesión, y no otro, por efecto de
un reenvío de retorno o de segundo grado. Admitir el reenvío implicaría desvirtuar su
voluntad.
1. CONCEPTO.
La base del Estado plurilegislativo puede ser territorial o personal. La pluralidad legislativa
dentro de un mismo Estado no afecta por igual a todas las materias. El ámbito de materias
en el que se da una mayor incidencia del fenómeno plurilegislativo es el referente al Derecho
de familia y sucesiones. Por ejemplo, en materia de sucesiones, los sistemas jurídicos ofrecen
enormes diferencias y, mientras unos se articulan en torno al principio de libre disposición,
otros siguen el sistema de las legítimas. Por el contrario, su incidencia es menor en el ámbito
patrimonial y económico.
2. CLASES.
La escasa jurisprudencia recaída en aplicación del artículo 12.5 CC no parece haberse hecho
eco de la Reforma del Título Preliminar de 1974 y persiste vinculada con la línea
jurisprudencial anterior, basada en un sistema de remisión directa, precisamente en una
materia (las sucesiones) respecto de la que mejor opera el sistema de remisión indirecta
previsto por el artículo 12.5 Código civil.
Frente a la solución general del artículo 12.5 CC, en el ámbito del Derecho Internacional
Privado de la UE y del Derecho convencional, cobran gran relevancia las soluciones
convencionales. Un buen número de casos son de aplicación universal y sustituyen, por
tanto, a las normas de conflicto internas en la materia.
V. LA ADAPTACIÓN Y LA TRANSPOSICION.
1. ADAPTACIÓN EXAMEN
Nos hallamos ante un problema que alcanza altas cotas de complejidad derivadas de la
potencial aplicabilidad de dos o más ordenamientos jurídicos, especialmente cuando falta
concordancia entre ellos. La falta de concordancia es mucho más evidente cuando en una
misma cuestión litigiosa subyacen relaciones jurídicas estrechamente ligadas entre sí.
2. TRANSPOSICIÓN
El Derecho Internacional Privado recurre a la excepción de orden público cuando las normas
del Derecho extranjero aplicable al asunto analizado resulten incompatibles con el Derecho
del foro. El orden público es consustancial a todo ordenamiento jurídico que responde a un
conjunto de principios o valores que intenta preservar.
1. CONCEPTO.
La regla general en la materia está contenida en el artículo 12.3 CC. Se trata de una cláusula
general que deja al criterio del juez o de la autoridad competente la posibilidad de no aplicar
el Derecho extranjero, inicialmente designado competente por la norma de conflicto
española e invocada por las partes.
“En ningún caso procederá la aplicación de una ley extranjera cuando resulte
manifiestamente contraria al orden público español. A tal efecto se tendrá en cuenta el interés
superior del menor y los vínculos sustanciales del supuesto con España”.
2. CONTENIDO.
Para activar la cláusula de orden público es necesario decidir con carácter previo cuáles son
los principios o valores fundamentales e irrenunciables para un ordenamiento. Dado que el
contenido del orden público es esencialmente nacional, solo podemos intentar identificarlo
en el Ordenamiento español.
Por razón de la materia el orden público irradia toda su potencia en las materias que forman
parte del estatuto personal (estado civil y relaciones familiares y sucesorias). Sobre todo,
porque en el sistema español la conexión ley nacional tiene una amplia presencia, de modo
que con frecuencia los problemas a resolver se sitúan bajo el ámbito de leyes extranjeras. El
incremento de la inmigración ha multiplicado ciertos problemas, fundamentalmente en los
supuestos de remisión a sistemas jurídicos confesionales, respecto a los que nuestras
autoridades han ido avanzando, articulando respuestas específicas (véanse en especial los
temas XV y XVI).
Aplicación de principios de orden público europeo. El contenido del orden público ha sido
una expresión de la soberanía nacional. No obstante, en un mundo cada vez más
interdependiente empieza a forjarse un común acuerdo en que nada puede impedir que
jueces y autoridades nacionales tomen en consideración y apliquen los principios de un
orden público europeo.
No obstante, lo anterior, sobre la autoridad española planea una estructura normativa
jerárquicamente superior en la materia, a la que da entrada el artículo 10.2 CE, en uno de
los rasgos más internacionalistas de nuestra Constitución.
3. CARACTERES.
4. EFECTOS.
Cuando en la determinación del Derecho aplicable se declara contrario al orden público del
foro el Derecho extranjero, es casi inevitable su exclusión y la aplicación sustitutiva del
Derecho del foro. El Derecho material español sustituye al Derecho designado por la norma
de conflicto, aun cuando esta competencia residual de la ley del foro no tenga apoyo en el
Derecho positivo español. No obstante, a veces, será preciso descender al caso para decidir
si, ante la vulneración del orden público español, cabe la articulación por el juez de una
solución ad hoc para el caso concreto.
En general, con distintas redacciones, las cláusulas sugieren a los jueces nacionales la
posibilidad de invocar el orden público como motivo de exclusión del derecho designado por
la norma de conflicto cada vez que la norma extranjera proyectada sobre la situación a
enjuiciar vulnere el orden público del foro:
Derecho
Internacional
Privado
2º Cuatrimestre
I. INTRODUCCIÓN.
• Otras situaciones personales que sin constituir estados civiles estricto sensu tienen
acceso al Registro Civil: nombre, las declaraciones de ausencia y del fallecimiento…
Estos actos y circunstancias inscribibles coinciden en lo esencial con la noción de
estatuto personal. De entre todas ellas, cualquier sistema de DIPr estaría interesado en la
condición de nacional o extranjero concurrente en una persona, tanto por las diferencias
que todo OJ comporta respecto a sus nacionales, como por los problemas o reclamaciones
que el extranjero va a plantear al adquirir la condición de nacional.
De hecho, al Registro Civil español acceden los hechos que afecten a españoles y los
referidos a extranjeros que hayan tenido lugar en territorio español.
Ante una reclamación sobre alguna de las cuestiones pertenecientes al estatuto personal,
sea ésta litigiosa o no, el esquema a seguir será siempre el mismo:
1. Competencia Judicial Internacional: ante qué autoridades cabe plantear la
reclamación.
2. Derecho aplicable: Solo después, habrán de analizarse los problemas que plantea la
búsqueda del derecho que se ha de aplicar, empezando por la precisión de las cuestiones
generales contempladas en el art. 9.1CC, seguida de la conexión y la evolución que esta
ha experimentado.
3. Finalmente, si se trata de resolución judicial o no dictada fuera, cómo obtener la eficacia
en España de dicha resolución.
B. Extinción de la personalidad
2. RECONOCIMIENTO DE DECISIONES.
A. Régimen jurídico
La noción de estatuto personal retiene lo que la persona es, por una parte, en sus relaciones
con el Estado (por ejemplo, la condición de nacional o extranjero) y en sus relaciones
familiares (por ejemplo, filiación), pero no todas estas relaciones están comprendidas
dentro del ámbito material del art. 9.1 CC, que es la norma de conflicto general en la
materia personal.
Por otra parte, al tratarse de cuestiones personales, el derecho aplicable vendrá
determinado por la ley personal del interesado.
Conforme al artículo 9.1 del Código civil: "La ley personal de las personas físicas es la
determinada por su nacionalidad. Dicha ley regirá la capacidad y el estado civil, los derechos
y deberes de familia y la sucesión por causa de muerte.”
No obstante, las sucesiones están reguladas hoy por el R605/2009 ni los derechos y deberes
de familia, visto el contenido del propio artículo 9 CC. De esta forma, el art. 9.1 CC ha ido
experimentando un proceso de especialización, de modo que los párrafos siguientes no
hacen sino especializar el supuesto de hecho del art. 9.1 CC. Por si fuera poco, tal
especialización se ha visto acentuada por la proliferación de leyes especiales, e
internacionales susceptibles de incidir en estas materias.
De modo que el art. 9.1 CC, siendo la regla general, es residual: Solo se aplicará cuando no
sea de aplicación, en primer lugar, el derecho convencional o europeo, y descartado este,
tampoco pueda reconducirse a ninguno de los otros párrafos del art. 9.
El ámbito de aplicación de este apartado 1 se reduce a los aspectos relativos al estado civil
y capacidad de las personas físicas.
Entran dentro de su ámbito, o los hechos derivados del nacimiento y la extinción de la
personalidad, o derechos de la personalidad y, el derecho al nombre, o capacidad e
incapacitaciones. o Capacidad para contraer matrimonio
Todas estas quedan sujetas a la ley personal, que es la determinada por la nacionalidad (art.
9.1), con las modulaciones que se irán viendo.
• Por capacidad jurídica se entiende “la aptitud o idoneidad para ser titular de derechos
y obligaciones” y, de relaciones jurídicas. Es una consecuencia ineludible de la
personalidad que pertenece a todo ser humano.
• La capacidad genérica de obrar consiste en la aptitud o idoneidad para realizar
eficazmente determinados actos jurídicos. A diferencia de la capacidad jurídica, la
capacidad de obrar admite variaciones graduales en función de las exigencias del acto
a realizar y del estado civil de la persona. Ambas series de supuestos colocan a la ley
nacional como conexión casi residual por lo que se da a las excepciones un tratamiento
autónomo.
• Por último, dentro del artículo 9.1 se comprenden los supuestos de extinción de la
personalidad por declaración de ausencia y por declaración de fallecimiento.
IV. EL NOMBRE.
1. RÉGIMEN GENERAL.
nombre. El problema radica en reconocer nombres y apellidos que constan bajo otra
formulación en OJ extranjeros. El Derecho convencional corrige en parte este problema.
• EL CONVENIO DE MUNICH (CIEC Nº19) relativo a nombres y apellidos, tiene carácter
erga omnes o de aplicación universal, por lo que se aplica con independencia de que la
ley designada sea o no la de un Estado parte en dicho convenio, por lo que sustituye al
régimen del CC. Excluye de su ámbito las situaciones de doble nacionalidad, por lo que
en estos casos seguirá vigente el Dipr interno. Características:
1. Este convenio no supone un cambio radical, ya que sigue el criterio de la ley
nacional.
2. Se admite el reenvío, entendiéndose que la designación del OJ por la ley nacional
alcanza también a las normas de Dipr del OJ designado por la norma de conflicto.
3. Cuando el derecho al nombre dependa otras relaciones familiares (ej. cambio de
nombre por un divorcio), esa cuestión previa debe resolverse también conforme a la
ley nacional y no conforme a la ley rectora de esa relación (ley rectora del divorcio).
4. En los supuestos de cambio de nacionalidad se aplicará al nombre la nueva ley
nacional adquirida (art. 1.2).
5. Se permite al encargado del RC la aplicación de su ley interna.
• EL CONVENIO DE ESTAMBUL DE 1958 relativo al cambio de nombre y apellidos. Los
Estados se obligan a reconocer y dar eficacia ejecutiva a los cambios concedidos por
una autoridad pública de uno de los Estado parte, (no afecta a aquellos derivados de una
acción de estado como la filiación).
La ley española como lex fori rige el procedimiento y la atribución del nombre a quienes
adquieran la nacionalidad española.
Con independencia del número y orden de apellidos que conste en la certificación
(extranjera) de filiación del interesado, la inscripción en el Registro español ha de reflejar el
primer apellido del padre y el primero de los de la madre.
Se admite la conservación de los apellidos del anterior estatuto personal, es decir, no se
impone un cambio forzoso del número o del orden de los apellidos que hubiera venido
ostentando el extranjero hasta el momento de la adquisición de la nacionalidad, sino que se
establece un mecanismo de conservación, siempre que así lo declare el interesado, con dos
limitaciones de orden público:
1. Deben constar dos apellidos (principio de duplicidad de apellidos);
2. es contrario a nuestro orden público la transmisión exclusiva de los dos apellidos
por una sola de las líneas (principio de la infungibilidad de las líneas).
En relación con la capacidad de obrar, la ley personal puede ceder o venir modulada en
ciertos supuestos.
1. En primer lugar, en función de la naturaleza del acto (capacidades especiales).
2. En segundo término, por una finalidad de protección de la seguridad del tráfico
(teoría del interés nacional).
3. Finalmente, cuando la situación de incapacidad de la persona exige la adopción de
medidas tuitivas, con o sin previa declaración judicial.
A) Capacidades especiales.
incapacidad establecida de acuerdo con la ley personal, pero no reconocida por la ley
española, invalide los contratos onerosos concluidos en España.
• De modo que la conexión ley nacional, como ley rectora de la capacidad, se ve
atemperada por la regla locus en la realización de determinados actos jurídicos.
• El principio de interés nacional propugna la prioridad de la ley del lugar de celebración
de un acto sobre la ley personal extranjera de una de las partes, para decidir sobre la
capacidad para concluirlo válidamente. No se admiten más causas de incapacidad que
las previstas por la ley española como ley del lugar de celebración del contrato. Su razón
de ser ha de buscarse, pues, en la protección del tráfico jurídico.
I. INTRODUCCIÓN.
Recuérdese que los foros exclusivos del Reglamento se establecen “sin consideración del
domicilio”, es decir, su aplicación no requiere del domicilio del demandado en un estado
miembro. La razón de ser de este foro es la seguridad jurídica.
3. La concreción del domicilio de las personas jurídicas. Para conocer de los litigios, los
órganos jurisdiccionales exclusivamente competentes serán aquellos en los que la
sociedad o persona jurídica tenga su domicilio estatutario de la sociedad. Para
determinar dicho domicilio, el tribunal competente aplicará sus normas de DIPr.
Por lo que a la explotación de sucursales se refiere, el R. Bruselas I refundido contempla
un foro especial que será de aplicación cuando la persona jurídica tenga su domicilio en
un Estado miembro. En virtud de este foro, si se trata de litigios relativos a la explotación
de sucursales, agencias o cualquier otro establecimiento, será competente el órgano
jurisdiccional que se hallen sitos (art. 7.5 R. BI ref.)
Si la persona jurídica no está domiciliada en ningún Estado miembro, la competencia
judicial internacional de nuestros tribunales en materia de explotación de sucursales se
regula en el art. 22. quinquies de la LOPJ que dispone la competencia de los tribunales
españoles cuando la sucursal, agencia o establecimiento mercantil se encuentren en
territorio español.
Dos son los criterios más utilizados para determinar la nacionalidad de una sociedad y en
consecuencia determinar su lex societatis.
1. CRITERIO DE CONSTITUCIÓN. Denominado también criterio de incorporación. Según
este criterio, la nacionalidad de la sociedad vendrá determinada por la ley del Estado
conforme a cuyo Derecho se ha constituido, su lex societatis será la de este Estado.
Es irrelevante a estos efectos el hecho de que la sociedad se ubique en un Estado distinto
de aquél conforme a cuyo Derecho se constituye.
• El criterio de constitución es un criterio basado en un elemento subjetivo, como es la
voluntad de los socios, ya que éstos determinan el Derecho conforme al cual quieren
constituir la sociedad. Este criterio normativo ofrece varias ventajas:
o Aporta seguridad jurídica, pues es fácil de determinar y tiene una clara vocación
de permanencia en el tiempo, lo cual juega a favor de los intereses de las partes
implicadas en las relaciones societarias, por ejemplo, acreedores, ya que en principio
no se verían afectados ante un hipotético traslado de la sede real a otro Estado. o
Asegura la autonomía de la voluntad de los socios para dotar a la sociedad de la
idiosincrasia pretendida.
• Como desventajas: permite a los socios actuar de forma fraudulenta, ya que les
posibilita constituir una sociedad conforme a aquella ley que dispense un trato
especialmente favorable a sus intereses. De igual modo, esta circunstancia podría
contribuir a desvirtuar la política legislativa del Estado en que la sociedad pretenda
actuar.
2. CRITERIO DE LA SEDE. De acuerdo con este criterio, la nacionalidad de la sociedad
será la del Estado en cuyo territorio se localice su sede real, con independencia de
que se haya constituido conforme al Derecho de otro Estado. A diferencia del anterior,
este criterio está basado en un elemento objetivo: el lugar de la sede.
El criterio de sede real es el que mejor asegura la aplicación del Derecho del Estado más
afectado por la actividad de la sociedad, y por lo tanto el que mejor previene un posible
fraude de los socios en este ámbito. Aporta básicamente la protección de intereses de
terceros. Plantea por lo menos dos problemas sucesivos:
1. El primero es el relativo a la definición del término “sede”, ya que por sede puede
entenderse tanto aquel centro que conste como tal en los estatutos de la sociedad
sede estatutaria- como aquel otro desde el cual se efectúe la administración de la
sociedad -sede real-. A su vez, por sede “real” puede entenderse tanto este último
centro, como aquel otro desde el que se lleva a cabo la explotación principal.
2. El segundo es el de la localización de dicha sede. El problema de la sede surge
en los supuestos en que la sociedad es dirigida desde diferentes Estados.
3. OTROS CRITERIOS DE ATRIBUCIÓN. Existen otros criterios de aplicación minoritaria,
entre los que destaca el criterio de la nacionalidad de los socios o criterio de control.
Este modelo particular ha imperado con especial fuerza en épocas de enfrentamientos
bélicos, ya que mediante su aplicación podía detectarse la condición de “enemiga” de
una sociedad determinada. Este criterio se considera obsoleto en la actualidad.
El criterio adoptado por nuestro legislador para otorgar la nacionalidad española a una
sociedad es una cuestión muy polémica en nuestra doctrina, ya que el art. 9.11 CC no
incluye ningún elemento o circunstancia que lo concrete.
El art. 28 CC es el precepto que con carácter general regula la cuestión. En su primer
párrafo dispone: “Las corporaciones, fundaciones y asociaciones, reconocidas por la ley y
domiciliadas en España, gozarán de la nacionalidad española, siempre que tengan el
concepto de personas jurídicas con arreglo a las disposiciones del presente Código...”
La interpretación literal del este precepto exigiría la concurrencia cumulativa de dos
circunstancias concretas para considerar española una sociedad: tanto la constitución
conforme al Derecho español como que esta tenga su domicilio en España.
Es decir, que nos encontramos ante la absurda circunstancia de que, al aplicar este doble
criterio, habría de concluirse que tanto las sociedades constituidas conforme al Derecho
español y con domicilio en el extranjero, como las sociedades constituidas conforme
al Derecho extranjero y domiciliadas en España, serían personas jurídicas sin lex
societatis.
1. SOLUCIÓN: EL CRITERIO DE CONSTITUCIÓN. Con el fin de solventar esta
incoherencia se propone una reinterpretación del art. 28 CC, en virtud de la cual se
deduciría que este precepto únicamente exige la constitución de la sociedad conforme
al Derecho español.
Así la exigencia de domiciliación en España que este precepto contempla, debe
entenderse como una exigencia material implícita a la constitución, conforme al Derecho
Español, y no como una exigencia conflictual cumulativa.
Con esta interpretación, refrendada tanto en nuestro Código de comercio (a sensu
contrario en su art. 15) como en las más recientes resoluciones de la DGRN, el término
domicilio del art. 28 CC, se referirá al domicilio estatutario, que es el que ha de
localizarse en España y no al domicilio de la sede real.
En conclusión, parece razonable admitir que el criterio que acoge el OJ español para
determinar la nacionalidad de las personas jurídicas es el criterio de constitución.
2. SOCIEDADES DE CAPITAL. Desde el concreto ámbito de las Sociedades de Capital,
la concreción del criterio para determinar la nacionalidad de las mismas también es
controvertido. Ello se debe a que la letra de los arts. 8 y 9 LSC parece indicar que, para las
sociedades de capital rige el criterio de la sede real. De aceptar esta interpretación, sería
incompatible con el criterio de constitución.
En cambio, si interpretamos que para que una sociedad de capital disfrute de
nacionalidad española basta con que ésta tuviese su domicilio estatutario en España
sin importarnos la ubicación de la sede real se salvaría la mencionada incompatibilidad.
El problema, no obstante, es que el art. 9.2 LSC exige que las sociedades de capital cuyo
principal establecimiento o explotación radique dentro del territorio español deben tener
su domicilio en España.
Para salvar esta posible contradicción se propone una restricción del ámbito de
aplicación de este inciso, limitando su aplicación (criterio de sede real) a aquellos
supuestos en los que la sociedad de capital sólo desarrolle su actividad en España.
De este modo, si la sociedad operase en otros Estados, su constitución bajo una ley
extranjera debería ser posible, y ello aun cuando el establecimiento principal estuviese
en España. Esta interpretación está en línea con la jurisprudencia del TJUE en la materia.
Concluiremos en que la determinación del criterio que nuestro ordenamiento acoge para
concretar la nacionalidad de una persona jurídica en general, y de una sociedad de
capital en particular, es una cuestión especialmente polémica. Sin embargo, de una
interpretación lógica y sistemática de los preceptos aplicables, se deduce que el criterio
escogido por nuestro legislador para determinar la nacionalidad de una persona jurídica
es el criterio de constitución.
Criterio que no impide que el OJ español contemple una serie de normas materiales
especialmente, art 9.2 LSC- de aplicación imperativa para el reconocimiento de un tipo
societario concreto.
IV. RECONOCIMIENTO.
en el Registro mercantil será un requisito necesario para que la sociedad extranjera opere
en el tráfico interno.
• Un primer sector doctrinal considera que esta es una norma que carece de contenido
conflictual, sino que tiene como finalidad exclusiva la de concretar el ámbito de
aplicación subjetivo de la libertad de establecimiento de las personas jurídicas. Desde
esta óptica, lo único que pretendería garantizar este artículo sería el establecimiento
secundario de una sociedad correctamente constituida conforme a su ley aplicable.
• Un segundo sector doctrinal entiende que es una norma de carácter conflictual, porque
para que una persona jurídica pudiera beneficiarse de las libertades comunitarias,
bastaría con que se diesen las conexiones que recoge la norma, o sea, bastaría con que
se hubiera constituido conforme al Derecho de un EM y además tuviese en alguno de
ellos su sede real (sin que sea necesario que ambas circunstancias coincidan en el
mismo EM).
Tras las sentencias del TJCE en los asuntos Centros y Uberserring la balanza parece
inclinarse definitivamente del lado de este segundo sector.
El tribunal europeo afirma que los art. 49 y 54 TFUE se oponen a que un EM deniegue la
inscripción de una sucursal de una sociedad constituida de conformidad con la legislación
de otro EM, en el que tiene su domicilio social sin ejercer en él ninguna actividad comercial,
cuando la sucursal está destinada a permitir que la sociedad controvertida ejerza toda su
actividad en el EM en que dicha sucursal se encontrara establecida.
No obstante, el tribunal advierte que esta interpretación no excluye que las autoridades del
EM afectado, puedan adoptar cualquier medida apropiada para prevenir o sancionar fraudes,
(tanto respecto de la sociedad como de sus socios) si se demuestra que en realidad lo que
pretenden es, mediante la constitución de una sociedad, eludir sus obligaciones respecto de
los acreedores privados o públicos establecidos en el territorio del Estado miembro afectado.
Así, de la sentencia Centros se infiere que un EM estará obligado a reconocer una sociedad
que se haya constituido válidamente conforme al Derecho de EM, con independencia de la
ubicación de la actividad real que desarrolle la sede principal.
Esta conclusión tiene especial trascendencia en aquellos Estados que acojan el criterio de
sede real en su ordenamiento, y no tanto para los otros, como España, que contemplen el
criterio de constitución.
El propio TJUE en su sentencia Uberserring extiende su jurisprudencia a aquellos supuestos
en que uno de los EM implicados siga el criterio de sede real, por lo que puede afirmarse
que en la medida en que la aplicación de dicho criterio conduzca a no reconocer las
sociedades constituidas conforme al Derecho de otro EM, es incompatible con el Derecho
Europeo.
Según el TJUE la libertad de establecimiento tiene sus límites, tal y como concluyó en su
sentencia Daily Mail, de modo que un traslado de la sede de la sociedad constituida
conforme al derecho de un EM a otro EM exigirá un cambio de la lex societatis (una
transformación de la sociedad).
En lo que respecta a dicha transformación, se aplicará el derecho interno del EM de
acogida, en lo referente a su normativa sobre transformaciones internas que regulan la
constitución y funcionamiento de una sociedad, como el requisito de elaborar un balance y
un inventario de activos.
Entre los logros más significativos en el proceso de armonización, cabe destacar, por
ejemplo, el Reglamento (CE) 2157/2001, del Consejo, por el que se aprueba el Estatuto de
la Sociedad Anónima Europea (SE) (L 294 de 10 noviembre de 2001)
I. INTRODUCCIÓN.
Los modelos de familia y su regulación en cada ordenamiento jurídico estatal constituyen uno
de los escenarios tradicionalmente propicios al surgimiento de problemas de Derecho
internacional privado.
• La perspectiva de las soluciones DIPr, los cambios sociales y los principios inspiradores
del sistema se manifiestan en dos vertientes.
1. Considerando el carácter de derecho fundamental del ius nubendi (art. 32 CE), las
normas reguladoras de la forma de celebración del matrimonio se rigen
alternativamente por dos conexiones: la tradicional regla del lugar de celebración
del acto o locus regit actum y la ley personal de cualquiera de los contrayentes.
Ello evita en gran medida que el acto resulte nulo por defectos formales.
2. La ley aplicable a la capacidad nupcial y al consentimiento se rige por la ley
personal de cada contrayente (ley de la nacionalidad 9.1 CC), y ello bajo el control
de la autoridad competente para instruir el expediente matrimonial previo, o por el
encargado del RC en la inscripción registral.
A lo que cabe agregar una cuestión especifica relativa a las uniones de hecho y a las uniones
registradas, cuya calificación y ley aplicable habrá de determinarse, en vista de la laguna
regulatoria en el sistema autónomo de DIPr.
Algunos datos de la realidad social y normativa permiten contextualizar los problemas y las
reacciones del ordenamiento jurídico español y europeo para dar respuesta a los problemas
de tráfico jurídico externos o situaciones privadas internacionales.
A partir de la CE de 1978, España deja de ser un Estado confesional católico, ya que ninguna
confesión tendrá carácter estatal, y los poderes públicos mantendrán relaciones de
cooperación con la iglesia católica y las demás confesiones (art. 16.3 CE). Esta afirmación
tiene su reflejo en las normas de DIPr español relativas a las formas admitidas de celebración
de matrimonio y a la competencia para su celebración.
• La familia con independencia de su origen matrimonial o no matrimonial es merecedora
de la protección social, económica y jurídica que los poderes públicos han de asegurar
y los hijos son iguales ante la ley con independencia de su filiación.
Asimismo, las uniones de hecho son legalmente admitidas y el matrimonio entre personas
del mismo sexo está reconocido en nuestro OJ (art. 44 CC), hecho que tiene su reflejo en la
dimensión del DIPr, sobre en caso de leyes extranjeras que no lo admitan, y que podrían ir
en contra el Orden público internacional español.
La libre circulación de personas entre estados ha propiciado una intensa acción del legislador
europeo. El R. 1215/2012 excluye de su ámbito de aplicación, entre otras materias, el estado
civil y el derecho de familia.
• En cuanto a la ley aplicable a la celebración del matrimonio sabemos que la UE
carece de competencias para su regulación, ya que tales normas (capacidad,
consentimiento y forma) pertenecen al estado civil, y por tanto habrá de acudirse a las
normas autónomas españolas de DIPr.
• En relación a otras cuestiones del derecho de familia, el legislador europeo ha llevado
a cabo un intenso proceso unificador, aunque fraccionado:
Si bien la validez de un matrimonio es una materia exclusiva de los EM, no cabe la negativa
de un EM a reconocer efectos a la relación familiar subyacente a los únicos efectos de
conceder un derecho de residencia, por ser contrario al derecho de la UE.
En el DIPr español no existe norma de conflicto que regule de modo específico la ley aplicable
a la capacidad matrimonial, por lo que queda subsumida en lo dispuesto con carácter general
por el art. 9.1 CC.
De este modo, la capacidad para contraer matrimonio se regirá por la ley nacional de cada
contrayente en el momento de la celebración del matrimonio. Ello suscita diversas cuestiones
prácticas:
1. ¿Cuál es el ámbito de la ley rectora? ¿A qué cuestiones se aplica la ley nacional? El
ámbito de la ley rectora abarca los impedimentos para contraer matrimonio y las posibles
dispensas a los impedimentos (autoridad competente y ley aplicable).
o Los impedimentos: pueden ser unilaterales (afectan solo a uno solo de los
contrayentes) o bilaterales (afectan a ambos contrayentes). Cabe o bien aplicar
de forma distributiva sus respectivas leyes nacionales, o bien aplicar la ley nacional
del contrayente que establezca el régimen más estricto (esta última tiene más
apoyo).
o La autoridad que puede otorgar la dispensa a los impedimentos: El Convenio
CIEC 1964, tendente a facilitar el matrimonio en el extranjero (aplicable en:
Alemania, Bélgica, España, Francia, Grecia, Países bajos y Turquía) determina que
las autoridades del país de celebración podrán, en los casos y bajo las condiciones
previstas por la ley personal del futuro cónyuge, conceder a esta dispensa de los
impedimentos matrimoniales establecidos por tal ley. Estas autoridades serán las
que, en virtud de la legislación interna, tuvieren competencia para conceder las
mismas dispensas a sus nacionales. (ver ejemplos pág. 349 manual).
2. ¿Cuándo no se aplica la ley nacional a la capacidad nupcial? Obviamente por la
acción del OPI (ej. leyes que prohíben el matrimonio por razones religiosas, o que
permitan el matrimonio entre hermanos o entre niños). Resultan especialmente
relevantes:
1. Impedimento de ligamen y matrimonio polígamo. El OPI español intervendrá si el
matrimonio poligámico se pretende celebrar en España impidiendo la aplicación de
leyes extranjeras que lo permitan y aplicándose subsidiariamente a la capacidad
nupcial la ley española. En este sentido, el impedimento de ligamen hará imposible en
España contraer un segundo o sucesivo matrimonio sin la disolución de los anteriores,
aunque la ley personal del contrayente extranjero lo permitiese.
▪ En cambio, si el matrimonio poligámico se ha celebrado en un país extranjero, nos
encontramos en el plano del reconocimiento de efectos, no en el de ley aplicable, y
habrá que estarse al caso concreto para saber si el Orden público constitucional
queda o no vulnerado por la existencia de un matrimonio poligámico.
▪ El repudio islámico tiene un tratamiento específico, va en contra del OPI, y no tendría
efectos en el derecho español (la mujer seguiría careciendo de capacidad nupcial
por ligamen), pero excepcionalmente puede producir efectos en España si es la
mujer la que insta el exequatur, pues ello significa que acepta la disolución del
matrimonio.
Art. 49CC: “cualquier español podrá contraer matrimonio dentro o fuera de España: 1º en
la forma regulada en este Código. 2º en la forma religiosa legalmente prevista”.
La referencia a la forma regulada en este código apunta al matrimonio en forma civil y remite
a la autoridad competente para autorizar el matrimonio, ya que, si el matrimonio no se
celebra ante la autoridad competente o sin la presencia de testigos, será nulo.
Son autoridades españolas competentes para celebrar el matrimonio en España (art. 51 CC)
el Juez de Paz o Alcalde del municipio donde se celebre el matrimonio o concejal en quien
éste delegue y (2) El LAJ o Notario libremente elegido por ambos contrayentes que sea
competente en el lugar de celebración.
La referencia a la forma religiosa legalmente prevista en España apunta a la eficacia civil de
los matrimonios religiosos en España. El vigente art. 60.1 CC reconoce efectos civiles de
matrimonios celebrados según las normas del Derecho canónico y a los realizados en
cualquiera de las otras formas religiosas previstas en los acuerdos de cooperación entre el
Estado y las confesiones religiosas (evangélica, israelita e islámica)
Al hablar de la ley personal de cualquiera de ellos indica que los contrayentes extranjeros
pueden elegir, en España la ley aplicable a la forma de celebración de su matrimonio.
Pueden celebrar el enlace en la forma prescrita para los españoles en el CC (civil o religiosa)
o en la forma legalmente prevista en la ley nacional de cualquiera de ellos.
Podría admitirse, por tanto, el matrimonio consular (ante funcionario consular acreditado en
España), si se respetan las exigencias formales establecidas en el derecho extranjero, y
también se admitiría en las formas religiosas previstas en la ley nacional de cualquiera de
ellos, aunque dicha forma no sea admitida en España.
No está admitido que un español celebre matrimonio en España en forma religiosa prevista
en la ley nacional del contrayente extranjero si está forma no está prevista en la ley española,
pero, si ambos son extranjeros, este límite no opera.
Cualquier español podrá contraer matrimonio también fuera de España, pudiendo hacerlo
con las formas previstas en el derecho español, o elegir celebrar su matrimonio con arreglo
a la forma establecida por la ley del lugar de celebración y ante las autoridades del país de
que se trate (lex loci celebrationis).
En cuanto a la validez formal del matrimonio contraído en país extranjero conforme a la lex
loci celebrationis, dos consideraciones pueden plantearse en la inscripción registral:
• En el caso de que esta exija certificado de capacidad matrimonial como cuestión
de validad ¿Qué autoridad lo expide? Puede suceder que la autoridad española haya
de certificar la capacidad matrimonial del cónyuge español cuando lo exija la ley de la
autoridad extranjera interviniente (se estará a lo dispuesto en el Convenio de Múnich
1980). Las Autoridades encargadas para expedir son: LAJ, Notario, encargado del RC, o
diplomático o consular del lugar del domicilio de cualquiera de los contrayentes.
D) Matrimonio consular.
El DIPr no contempla esta situación, que ha de ser integrada por la vía del art. 11CC (ley
aplicable a la forma de los actos) o bien, como mantiene de forma unánime la doctrina, por
aplicación analógica del art. 50 CC.
Su interés se plantea sobre todo en un momento posterior, ya sea porque su validez se
suscite ante un juez español como una cuestión previa a la causa principal, o para inscribirse
a posteriori cuando uno de los contrayentes haya adquirido la nacionalidad española.
Cuestión diferente se plantea con los llamados matrimonios sin forma. Ciertos sistemas
jurídicos anglosajones admiten los matrimonios “consensuales” o “informales”. Son uniones
establecidas sin intervención de Autoridad, en virtud de una posesión de Estado o by
habitation and reputation. La doctrina admite su validez siempre que tales uniones fueran
admitidas por la lex loci ya que no afectarían al orden público español. También serían
considerados válidos si la ley personal de cualquiera de los cónyuges, siendo ambos
extranjeros, los permitiera.
El art. 10 de la ley 20/2011: “cualquiera de las oficinas generales del RC con independencia
del lugar en el que se produzcan los hechos a actos inscribibles. Si se producen en el
extranjero, la inscripción se solicitará y, en su caso, se practicará en la oficina Consular de la
circunscripción correspondiente. En este último caso, la inscripción también se podrá
solicitar y practicar en cualquiera de las Oficinas Generales”.
B) Título inscribible.
Art. 257 RCC En cualquier otro supuesto el matrimonio sólo puede inscribirse en virtud
de expediente, en el que se acredite debidamente la celebración en forma del
matrimonio y la inexistencia de impedimentos. Este precepto prevé la práctica de un
expediente “supletorio” en los casos en los que hay duda sobre la realidad del hecho o
su legalidad.
En todo caso, es expediente previo se requiere siempre en los matrimonios celebrados
en la forma evangélica, hebraica e islámica (así lo disponen sus respectivos acuerdos).
El encargado del RC comprobara la celebración en forma (fecha, lugar, hora, identidad
de los contrayentes) y la inexistencia de impedimentos.
entorno, no existe en nuestro OJ un estatuto unitario que obligue a las partes en sus
relaciones de derecho civil entre ellas o frente a terceros, y ello sin perjuicio de que, en
lo que respecta a los efectos jurídicos de esta realidad familiar, la Administración española
les reconozca algunos efectos como “situaciones de convivencia básica”. En el ámbito del
DIPr suelen plantearse dos tipos de problemas:
1. PROBLEMAS DE CALIFICACIÓN.
Dar una respuesta a esta realidad familiar tiene difícil encaje, dado que junto a las definiciones
que proporcionan las leyes autonómicas para las parejas registradas, disponemos en el
ámbito de la UE de una definición propia para las uniones registradas en el ámbito del R.
2016/1104 en cuyo art 3 define la unión registrada como: “régimen de vida en común de dos
personas regulado por ley, cuyo registro es obligatorio conforme a dicha ley y que cumple
las formalidades jurídicas exigidas por dicha ley para su creación”.
En el espacio europeo, la existencia, validez y reconocimiento de parejas de hecho queda en
manos de los estados miembros pues el R. 2016/1104 excluye esta cuestión de su ámbito de
aplicación material.
Una vez entre en vigor el Convenio de Múnich de 2007, en España se reconocerán las parejas
en Portugal, y progresivamente, las registradas en los países que se adhieran al Convenio de
la CIEC.
Ahora bien, no existe un único modelo de pareja de hecho. La solución pasaría por
discriminar ante qué unión o pareja registrada estamos.
• Si se trata de una pareja registrada, está formalizada mediante acto público. Se trata
de un nuevo estado civil creado formalmente y alternativo al matrimonio. Existen por
tanto normas sobre su formación y reconocimiento. La cuestión previa podría resolverse
mediante el método de reconocimiento (solución adoptada en el Convenio CIEC 2007).
• Si se trata de una unión que tiene un reconocimiento legal. Existe una ley que regula,
ya sea una ley autonómica (interna) o una ley extranjera. En ausencia de norma de
conflicto expreso, se podría seguir o bien la solución del art. 9.1 CC (ley personal = ley
de la nacionalidad) o bien optar por la ley de la residencia habitual común.
• Si se trata de una unión libre pura (concubinato = unión de hecho). Aquí la doctrina
se decanta por seguir, o bien la ley de la residencia habitual o bien acudir a la ley que
regulara sus efectos.
Por ejemplo, si lo que se pretende es el cobro de alimentos y se planteara a título incidental la
existencia de la unión de hecho pura, no acudiríamos al art. 9.1 CC, sino que acudiríamos para
resolver la cuestión previa “a las mismas conexiones que favorecen el reconocimiento de
alimentos al acreedor” (Protocolo de La Haya 2007).
Finalmente, y pese a que el debate no esté cerrado, la unificación de las normas de CJI, de
reconocimiento y ejecución y de ley aplicable a los efectos patrimoniales de las uniones
registradas mediante el R.2016/1104 es un paso muy relevante en la medida en que ofrece
una definición europea de unión registrada, y facilita el reconocimiento de sus relaciones
patrimoniales en el Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia.
I. INTRODUCCIÓN.
Este tema analiza las consecuencias económicas del matrimonio y de las uniones registradas.
Su regulación se ha realizado de forma simultánea en dos reglamentos en los que se abordan
la dimensión procesal y la relativa a la determinación del derecho aplicable: R. 2016/1103
relativo a los regímenes económicos del matrimonio y el R. 2016/1104 sobre los efectos
patrimoniales a las uniones registradas
• RELACIONES PERSONALES. Se entiende que el matrimonio da lugar a una comunidad
de vida presidida por el principio de igualdad entre los cónyuges (art.66CC) y unos
deberes recíprocos personales (respeto mutuo, ayuda y socorro, de convivencia, de
actuar en interés de la familia, compartir responsabilidades domésticas), que si bien, no
pueden excluirse por voluntad de las partes, tampoco generan obligaciones exigibles, y
por tanto es complicado que puedan suscitar una cuestión en vía judicial.
• RELACIONES PATRIMONIALES. Las relaciones entre cónyuges también tienen una
vertiente patrimonial o económica. Son los llamados efectos económicos o relaciones
económicas del matrimonio con repercusiones ad intra y hacia terceros que intervienen
en el tráfico jurídico. Tales relaciones patrimoniales se ordenan por el llamado régimen
económico del matrimonio, que puede tener una regulación según lo pactado entre los
cónyuges (propio de sociedades avanzadas) o a quedar regulado legalmente.
En este ámbito se da mucha dispersión. Así, en lo referente a la CJI, se estará a lo dispuesto
en el art. 22.3 LOPJ. Para la determinación del derecho aplicable, los art. 9.2 CC en lo relativo
a las relaciones personales y patrimoniales no pactadas y en el art. 9.3 CC sobre las
capitulaciones matrimoniales. A ello hay que sumar el R. 2016/1103 que establece una
cooperación reforzada en el ámbito de la competencia, la ley aplicable y el reconocimiento
de resoluciones en materia de regímenes económicos matrimoniales, que afecta solo a unos
Estados (participantes) y no a otros.
En cuanto al problema de la aplicación temporal, en primer lugar, pese a que el
R2016/1103 prime sobre el DIPr interno, su aplicación está sometida al principio de
irretroactividad, es decir, será de aplicación a las acciones judiciales ejercitadas y
documentos públicos formalizados o registrados a partir del 29/01/2019.
• En las cuestiones sub iudice hasta el momento de su entrada en vigor, la CJI de los
tribunales se determina por lo dispuesto en el art. 22 quater LOPJ, quedando en adelante
sustituido por el R2016/2013 para todas las cuestiones de su ámbito.
• El derecho aplicable deberá determinarse conforme al art. 9.2 y 9.2 CC (ver). La regla
de la irretroactividad para la sucesión de normas tiene matices: si un matrimonio se
contrajo en 1989 y no se hicieron capitulaciones hasta febrero 2019, se aplicará el R.
2016/2013.
• Los art. 9.2 y 9.3 CC subsisten para los llamados conflictos internos, pues los estados
participantes no están obligados a aplicar el Reglamento para las situaciones internas
(art 35 R)
El R. 2016/1103 establece normas de CJI por las que se asignará la competencia a una
jurisdicción u otra y reglas para el reconocimiento de sentencias y otros documentos públicos
extranjeros dictados o autorizados por las autoridades de los Estados participantes. Las
normas internas intervienen subsidiariamente para las cuestiones no comprendidos dentro
de su ámbito material o espacial.
Para los litigios a los que eventualmente puedan dar lugar las relaciones personales entre los
cónyuges ante los órganos judiciales españoles se mantienen las reglas de competencia
judicial internacional contenida en el art. 22 quater b) LOPJ.
Son los mismos foros que los previstos para la separación judicial y el divorcio. Presentan
una estructura alternativa, de modo que bastará con que se dé cualquiera de éstos para que
puedan intervenir los órganos judiciales españoles. Se prevé la atribución de la competencia
en función de criterios que atienden a la mayor proximidad entre la cuestión litigiosa y el juez
español.
B) Reglamento UE 2016/1103.
• Ámbito espacial. Tiene una aplicación desigual dado que procede el ámbito de la
cooperación reforzada y por tanto no todos los estados miembros de la UE lo han
incorporado y el resto serán tratados como países terceros.
• Autoridades intervinientes. Los problemas jurídicos y judiciales se plantean sobre
el régimen económico del matrimonio. Cabe una amplia intervención de notarios
(como fedatarios públicos, siendo determinados por el principio de libre elección) y
jueces (supuestos de separación judicial, divorcio) así como de los encargados de los
registros públicos por las exigencias de publicidad que imponen ciertos ordenamientos
(art. 60 LRC 2011). El término órgano jurisdiccional debe entenderse en un sentido
amplio, y debe incluir a las autoridades no judiciales como los notarios.
La estructura de las reglas de competencia en este ámbito se ordena pues en una relación
de jerarquía en torno a dos ejes.
* El primer eje lleva a diferenciar según que el litigio en materia de régimen económico bien
se vincule con una acción de divorcio o sucesiones, bien se trate de un supuesto desligado
de estas acciones
* El segundo eje llevaría a diferenciar según que las partes hayan pactado o no la jurisdicción
por capitulaciones matrimoniales o no.
a. Competencia por accesoriedad
Cuando se da una sentencia de disolución del vínculo sin disolución y liquidación del
régimen económico de los esposos por falta de acuerdo, no se aplica la accesoriedad,
aplicándose las reglas que siguen únicamente a los fines del régimen económico.
Hay que diferenciar que las partes hayan pactado o no l jurisdicción por capitulaciones
matrimoniales o no.
b. Sumisión expresa
c. Sumisión tácita
• Se admite la sumisión tacita (art.8) o por comparecencia de uno de los cónyuges,
siempre que comparezca el demandado y no lo haga con el solo fin de impugnar la
competencia.
• El juez tendrá la obligación de informar a la parte demandada de las consecuencias de
su competencia y de su derecho a impugnar la competencia. La sumisión tácita
derogaría a la sumisión expresa anterior.
d. Reglas de CJI en defecto de pacto entre los cónyuges (art.6) y supuestos especiales
régimen económico se cuestiona. El juez puede inhibirse, no debe (art. 9). Y lo hará
atendiendo a lo dispuesto en sus normas de DIPr.
Por ejemplo, en el caso de matrimonio de personas del mismo género, si conforme a la ley del
foro estos matrimonios están prohibidos, debe el juez aplicar su norma de conflicto, que remitirá
la cuestión de la validez de tal matrimonio a un OJ extranjero como cuestión previa, en el que,
de admitirse, aún podría todavía oponer la excepción de orden público. De ahí, que se lo
posibilite a inhibirse, pero no se le obligue.
En tal caso, los cónyuges podrán pactar o de lo contrario acudir a las reglas del art. 6 (ej. Por
considerarse nulo el matrimonio). Esta regla pone de manifiesto la indisoluble unidad entre
régimen económico y el matrimonio del que trae causa: Solo si hay matrimonio valido para el
juez competente puede entrar a conocer o de lo contrario, inhibirse.
Cobra importancia la circulación de los documentos públicos notariales por el peso que la
intervención notarial tiene en materia de regímenes económicos matrimoniales y las
exigencias de publicidad registral imperantes en algunos países como vehículo de
protección de los terceros, como se ha visto en el caso de España.
A grandes rasgos el R. 2016/1103 asegura la circulación de los documentos públicos
notariales en cuento a sus efectos ejecutivos y probatorios.
Falta cualquier referencia a la eficacia registral ya que el R. 2016/1103 excluye de su
ámbito las cuestiones registrales, cuyo efecto registral lo asigna el OJ a cuyo registro
pretende incorporarse la sentencia o el documento
El acceso a los registros públicos españoles de las resoluciones judiciales y demás
documentos públicos extranjeros queda pues sujeto a la LCJI o a la LJV según que procedan
de la jurisdicción contenciosa o de la Jurisdicción voluntaria.
El reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales y documentos públicos
extranjeros dictadas por autoridades de países no participantes en el R. 2016/1103 y de
países terceros deberá someterse bien a los convenios bilaterales que España tiene
suscritos y subsidiariamente o en su defecto a la LCJI o a la LJV.
En el derecho español los únicos efectos no patrimoniales son los recogidos en los
artículos 66 a 71 CC, bajo la rúbrica Derechos y deberes de los cónyuges. En realidad,
los "efectos o relaciones personales" a que se refiere la Ley constituyen los límites que no
pueden excluirse por voluntad de las partes, pero que en realidad no contienen en puridad
deberes de ninguna clase, desde el punto de vista de la exigibilidad.
Esta noción del artículo 9.2 CC no tiene correspondencia en otros sistemas de Derecho
comparado, ya que en sociedades más avanzadas es la sola voluntad de los cónyuges o
personas implicadas la determinante de los efectos en derecho de la decisión de desarrollar
una vida en común.
No parece que pueda descartarse una reclamación en vía judicial por incumplimiento de
deberes análogos sancionados en una ley extranjera eventualmente competente. Pero es
raro que esos llamados efectos o relaciones personales del matrimonio puedan suscitar una
cuestión en vía judicial.
Cualquier cuestión relativa a las relaciones entre esposos no comprendida en el R. 2016/1103
habrá que estar a las conexiones del artículo 9.2 CC, conforme al cual, y a falta de
capitulaciones matrimoniales (ex. art. 9.3 CC), será de aplicación:
1. la nacionalidad común de los cónyuges en el momento de la celebración;
2. en defecto de ésta, se permite la elección de la ley aplicable a todos los efectos
derivados del matrimonio, esto es, la autonomía de la voluntad siempre que
pacten antes de la celebración del matrimonio mediante documento auténtico;
3. subsidiariamente la residencia habitual común inmediatamente posterior a la
celebración, criterio que puede asegurar la mayor proximidad entre el matrimonio
en su entorno;
4. finalmente, en defecto de las anteriores, se estará a la ley del lugar de celebración
del matrimonio, que poco o nada tendrá que ver con el momento, posterior, en el
que se suscita el conflicto.
En el Código civil el régimen pactado comprende aquellos actos y negocios jurídicos en que
los cónyuges pueden “estipular, modificar o sustituir el régimen económico de su matrimonio
o cualesquiera otras disposiciones por razón del mismo” (art. 1325 CC.). Están fuera los
contratos entre esposos y en particular las donaciones. Quedan fuera la capacidad para
otorgar las capitulaciones (sujeta a la ley personal, ex art. 9.1 CC.), así como su validez formal
(sujeta al art. 11 CC.).
Es la validez de su contenido lo que regula el artículo 9.3 Código civil, conforme al cual, serán
validos los pactos o capitulaciones “por los que se estipule, modifique o sustituya el
régimen económico del matrimonio”, si lo son conforme a la ley que rija los efectos, bien a la
ley de la nacionalidad o de la residencia habitual de cualquiera de los cónyuges en el
momento en que se otorgaron.
El R. 2016/1103 parte del reconocimiento de un poder de autorregulación a los cónyuges.
La autonomía de la voluntad sirve además para promover una cierta estabilidad del régimen
económico, tanto o más necesaria en los supuestos internacionales caracterizados en
muchos casos por la movilidad de las parejas.
• Tiene dos manifestaciones en función del grado de intervención de los contrayentes:
o Pactar el derecho aplicable (autonomía conflictual). Cláusula de elección
considerada una professio iuris por la que las partes escogen uno u otro régimen
legal dentro de un ordenamiento.
o Diseñar su propio modelo de administración y gestión de su patrimonio y de
contribución al sostenimiento de las cargas familiares (autonomía material). Este
permite tomar elementos de distintos sistemas legales hasta configurar su propio
modelo, hasta donde la ley permita.
o
a) Elección de ley
El R. 2016/1103 permite a los cónyuges decidir cuál sea la ley rectora de la totalidad
de los efectos económicos del matrimonio, siempre que la decisión la tomen al tiempo
de la celebración
No pueden elegir cualquier ley. Se trata de una autonomía conflictual limitada o un
derecho de opción. Está restringida bien a la ley de la residencia habitual común, o la
de uno de ellos en el momento de la elección; bien la nacionalidad común o la de uno
de ellos en el momento de la elección (art. 22).
Ello supone que podrán elegir de entre un total de cinco leyes distintas (3 por
residencia habitual + 2 por nacionalidad).
Para los supuestos de plurinacionalidad, el art. 26. 2 R. 2016/1103 descarta
directamente el criterio de la nacionalidad común, por la incertidumbre o incluso la
imposibilidad de determinar la nacionalidad en ciertos supuestos de nacionalidad
múltiple.
Las leyes a escoger giran en torno al momento de la celebración del matrimonio. La
residencia habitual de los cónyuges o la nacionalidad en el momento inmediatamente
posterior a la celebración del matrimonio pueden expresar correctamente la vinculación
del régimen económico con el matrimonio aun cuando la residencia habitual común
pueda no tener lugar (p. ej. sí desde un principio por razones profesionales cada uno de
los cónyuges reside en países distintos).
El régimen económico se establece en el momento inicial del matrimonio. Esta
cristalización ofrece la ventaja de que permite asegurar la continuidad del régimen
económico: la elección que se haga en el momento de la celebración puede perdurar
hasta el momento de la disolución o extinción del régimen matrimonial.
c) Capitulaciones matrimoniales
• Puede tratarse una regulación material más o menos exhaustiva, puede pactarse
simplemente la sumisión a un determinado régimen económico vigente en un
ordenamiento de los designados por las conexiones. Lo pactado por las partes será
efectivo dentro de los límites que establezca la ley aplicable a su contenido.
La sumisión a una u otra ley, debe cumplir unas exigencias formales y sustantivas.
• VALIDEZ FORMAL del acuerdo de elección (art. 23 R) y de las capitulaciones
(art.25R). Con el fin de asegurar la voluntad de los interesados el R. 2016/1103 incluye
una regla material común a los Estados participantes, por la que se establece que el
acuerdo de sumisión a una u otra ley deberá constar por escrito, estar firmado y
constar la fecha. Ello comprende asimismo los medios electrónicos (art. 23.1 y 25.1 R),
que se entiende deberán venir firmados.
• Deberán observarse, si las hubiera:
1. Las exigencias formales previstas en la ley de la residencia habitual común en el
momento de la celebración del acuerdo (art. 23.2 y 25.2R)
2. O las previstas en la ley de la residencia habitual de cualquiera de ellos si tienen su
residencia habitual en países distintos en el momento de la celebración del acuerdo
(art. 23.3. y 25.2R)
3. Si la ley rectora del régimen económico impone exigencias adicionales, serán de
aplicación; así, por ejemplo, si rige la ley española, el art. 1327 CC exige para tales
pactos escritura pública so pena de nulidad.
• CONSENTIMIENTO (art. 24). Con el refuerzo de las exigencias formales se pretende
asegurar el consentimiento de los cónyuges, particularmente de aquel que se halle en
una situación de mayor vulnerabilidad.
Se ha dicho que debe tratarse de una elección informada en una doble dirección, que
comprendería no ya solo que los cónyuges conozcan el contenido de la ley escogida,
sino también las leyes ignoradas, pesada carga dado que exigiría contrastar el contenido
material de las distintas leyes designadas por el articulo 22 R en cada caso concreto.
Corresponde determinar todas estas condiciones a la ley que sería aplicable virtud del
art. 22 R, esto es, a la ley de la nacionalidad o de la residencia habitual elegida por los
cónyuges. La remisión se mantiene incluso si lo que se estuviera cuestionando fuera la
propia validez del acuerdo de elección autónomo o inserto en capitulaciones. Se trata
de evitar que impugnada su validez la situación quede deslocalizada.
• CAPACIDAD. Todo poder de autor reglamentación presupone que las partes sean
capaces. La capacidad es una de las cuestiones excluidas del ámbito material del R.
2016/1103 (art. 1.2.a), ahora bien, se refiere a la capacidad jurídica, sujeta por tanto
en el caso de España a la ley personal (ex. art. 9.1 CC).
a) Conexiones subsidiarias
Debe tenerse en cuenta, por una parte, el principio de unidad de la ley aplicable, conforme
al cual "la ley aplicable ... se aplicará a todos los bienes incluidos en dicho régimen, con
independencia de donde estén situados" (art. 21).
La unidad puede romperse por la incidencia de normas imperativas del foro, a las que da
entrada el art 30.1 R.
Asimismo, el hecho de que el ámbito de aplicación excluya las sucesiones, implica que
también quedan excluidos los derechos sucesorios del cónyuge supérsite. Esto puede
generar problemas ya que pueden quedar sujetos a una ley diferente conforme a lo dispuesto
por el R. 650/2012. Ello puede evitarse pactando el derecho aplicable.
Por otra, la ley rectora decidirá la clasificación de los bienes, la transferencia de una categoría
a otra, el régimen de responsabilidad de los cónyuges por las deudas y obligaciones del otro,
las facultades, derechos y obligaciones de los cónyuges con respecto al patrimonio, la
disolución del régimen económico y la distribución de los bienes, así como los efectos del
régimen económico frente a terceros, y finalmente la validez material de las capitulaciones
(art. 27).
D) Publicidad
Aunque el R. 2016/1103 excluya de su ámbito las cuestiones registrales (1.2.h), es claro que
el régimen económico del matrimonio y los respectivos derechos y deberes de los cónyuges
tienen repercusión en el tráfico económico, por ejemplo, no cabe comprometer los bienes
del otro sin su autorización.
El registro público sería la mejor forma de protección de los terceros de buena fe,
particularmente frente a comportamientos fraudulentos de uno de los cónyuges. Lo cual
explica la importancia que nuestro ordenamiento atribuye el registro como instrumento de
publicidad que se verá reforzado a la entrada en vigor de la LRC 2011 (art. 60).
De ahí que, en la práctica de la DGRN, se viene exigiendo a notarios y registradores respecto
a transacciones sobre bienes en España en las que participan cónyuges extranjeros, sujetos
a régimen económico extranjero, que se haga constar al menos el derecho aplicable a su
régimen económico matrimonial, aunque no se especifique su contenido.
En cuanto a los foros de conexidad, la conexión, al no poder ser objeto de divorcio en los
términos de un matrimonio, la conexidad se establece respecto de la jurisdicción que
conozca de la disolución de la pareja (art. 5), siendo también necesario un acuerdo de las
partes que posibilite la extensión de la competencia a las cuestiones económicas de la pareja.
Fuera de este supuesto, operan las mismas reglas de competencia subsidiarias que las
previstas en el art. 6 R. 2016/1103, y en los mismos términos de jerarquía.
Con dos diferencias:
1. Se añade una última regla conforme a la cual serán competentes en defecto de los
anteriores los tribunales conforme a cuya ley haya sido creada la unión registrada;
2. El juez podrá inhibirse cuando considere que "en su Derecho no está reconocida la
institución de la unión registrada" (art. 9), ello permite que el juez no entre a valorar
los efectos económicos de la disolución de una pareja cuando no se conoce la
institución en su derecho material (p. ej. parejas registradas del mismo sexo).
A) Autonomía de la voluntad.
El criterio principal es la autonomía de la voluntad, aunque limitada por una distinta razón,
esto es, que las partes solo pueden escoger una ley que atribuya efectos patrimoniales a la
pareja registrada (art. 22).
B) Conexiones subsidiarias.
A falta de elección o porque el pacto no cumpla las exigencias formales, interviene como
regla subsidiaria la ley del Estado conforme a cuya ley se haya creado la unión registrada
(art. 26.1). Lo cual exige acreditar dicha ley, cuestión que puede plantear problema de
prueba. En todo caso, la certificación registral extranjera expedida por las autoridades del
país que haya autorizado la constitución de la pareja será el medio de prueba idóneo.
Por último, opera igualmente la cláusula de excepción sobre la base de que el juez
competente estima que la situación presenta vínculos más estrechos con un país distinto del
designado por la conexión anterior.
I. INTRODUCCIÓN.
El hecho de que, junto al derecho interno (LOPJ y LCJI) esté en vigor el R. 2019/1111, de
aplicación prioritaria, hace necesario su estudio en primer lugar.
El tratamiento de la separación, el divorcio y la nulidad goza de un doble régimen jurídico, en
relación la competencia judicial y al reconocimiento -institucional e interno-. La aplicación
de uno u otro régimen viene dado en función de distintas variables:
La primera, el ámbito material y los procedimientos a los que se aplica el R.2019/1111.
1. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
va a poder aplicarse, aunque no sea competente ningún tribunal de otro EM según los foros
de competencia del Reglamento.
En el ámbito del derecho interno es la LOPJ el texto que regula la competencia de los
tribunales españoles en la materia.
• Los foros de competencia previstos son una lista, cerrada y tienen carácter
alternativo. Cuando se cumplan las condiciones de cualquiera de ellos el tribunal del
EM ante el que se presente la demanda deberá conocer del divorcio, la separación o la
nulidad; en consecuencia, el texto se aplica con independencia de la nacionalidad de
Los litigios en esta materia son de carácter especial no exclusivo. La condición para que
sea competente el tribunal español será que no lo sea otro tribunal extranjero, lo cual podría
hacer más inoperante aún este precepto.
La reproducción del artículo 3 del R. 2019/1111 conlleva que los denominados "privilegios"
de los demandados nacionales o domiciliados en la UE que prevé el citado Reglamento, se
apliquen conforme la normativa de la LOPJ, a los nacionales y domiciliados de terceros
Estados.
• Por ejemplo, un nacional español que contrae matrimonio con una nacional de un tercer
estado y establecen su residencia habitual en un tercer estado distinto, si ambos deciden volver
cada uno a su país de origen y el español quiere interponer demanda de divorcio en España
tendrá que esperar siempre al menos seis meses para comenzar el litigio (conforme a las
previsiones de la LOPJ).
El R. 1259/2012 o R. Roma III, tiene como objetivo reforzar la seguridad jurídica permitiendo
a los cónyuges saber cuál será la ley que aplicará su divorcio.
1. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
1º) Autonomía de la voluntad de las partes (art. 5). Elección que se limita a los
ordenamientos de: o Residencia habitual de las partes o Última residencia cuando uno
de ellos todavía vive allí o La nacionalidad de cualquiera de ellos;
• Todas ellas fijadas en el momento de celebración del acuerdo de elección y,
finalmente, la de lex fori.
• El acuerdo de elección de ley se puede celebrar o modificar en cualquier momento
ante el mismo tribunal en el curso del procedimiento, incluso, cuando la lex fori así lo
permita, ante el mismo tribunal en el curso del procedimiento.
• En cuanto a la ley conforme a la que se determinará el consentimiento y la validez
formal y material del acuerdo de elección se regula en los artículos 6 y 7.
2º) Si las partes no han elegido el derecho aplicable: El art. 8 designa como aplicables
las mismas leyes establecidas en el art.5 (salvo el criterio de la conexión de la ley
nacional dado que, si no ha habido autonomía de la voluntad, será aplicable el
ordenamiento de la nacionalidad en el caso de nacionalidad común). Todas las
conexiones quedan fijadas en el momento de presentación de la demanda y son
jerárquicas.
3º) Se aplicará la lex fori: Si no existiera el divorcio en la ley aplicable (elegida partes o
designada según el art. 8), o si las causas para obtenerlo fueran discriminatorias en
razón al sexo. En la separación sólo se aplicará la ley del foro en este último caso.
1. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
Interpuesta ante una autoridad judicial española una demanda de nulidad matrimonial es
necesario diferenciar entre: o Los aspectos que se califican como procesales: regulados por
la lex fori, o Los aspectos que pese a su naturaleza procesal se entiende que pertenecen al
fondo, que quedarán incluidos en el ámbito de aplicación de la ley que regula la nulidad:
las causas de la nulidad, la legitimación para el ejercicio de la nulidad, los plazos establecidos
para la interposición de la acción, así como su naturaleza.
2. LEY APLICABLE.
El art. 107 del CC remite a aquellas normas que se aplicaron a su celebración y conforme a
las cuales el matrimonio fue válido.
En relación a la validez del matrimonio son tres los aspectos que han de valorarse y cada uno
de ellos conforme a la ley que sea aplicable: la capacidad, el consentimiento y la forma
del matrimonio.
Se hace necesario saber cuál de los tres elementos falla y determina la nulidad del
matrimonio:
1. falta de capacidad matrimonial de uno de los contrayentes, será su ley nacional
conforme la que se establecerá la mismas art. 9.1 del CC;
I. INTRODUCCIÓN.
La filiación tanto por naturaleza como adoptiva ha estado sujeta a cambios importantes.
Desde una perspectiva jurídica destaca por su relevancia la incidencia de la CE.
Junto a la CE, han irrumpido en la normativa reguladora de esta materia importantes textos
internacionales, en particular destaca la Convención de los Derechos del Niño de 1989,
adoptada en el marco de la ONU.
La intervención de los poderes públicos en la filiación (institución restringida al ámbito
privado) sobre todo adoptiva, se ha dejado notar de forma intensa en su regulación. Este
desplazamiento de lo privado a lo público es un rasgo que se percibe en el sistema de
protección de los menores en general.
Los movimientos migratorios han obligado a dar una respuesta a instituciones en un principio
desconocidas para el OJ español. De igual modo el surgimiento de nuevos modelos de familia
plantea retos importantes.
En consecuencia, el legislador se encuentra ahora ante nuevas situaciones que requieren
respuestas desde el ámbito jurídico, y en particular desde el DIPr (p.ej. cada vez más casos
de gestación por sustitución, institución de la kafala, etc.).
1. ASPECTOS PROCESALES.
previsiones del art. 22 LOPJ, con las excepciones que se producen al ser un supuesto no
contencioso (por ejemplo, la inaplicación del domicilio del demandado como foro de
competencia).
Los supuestos contenciosos de establecimiento de la filiación, es decir, en caso de
impugnación o reclamación, la CJI de las autoridades españolas queda sometida igualmente
a la LOPJ. Así, los Tribunales españoles serán competentes para conocer de una demanda
de determinación, impugnación, etc., de la filiación, bien por el domicilio del demandado
en España (art. 22 ter) o bien cuando:
o El hijo tenga su residencia habitual en España, al tiempo de la demanda (22 quáter LOPJ)
o El demandante sea español; (22 quáter d LOPJ).
o El demandante tenga su residencia habitual en España (o al menos 6 meses antes de
presentación de la demanda).
o El foro de la autonomía de la voluntad (cuando se cumplen los requisitos).
Las decisiones extranjeras sobre filiación, para surtir efectos en España, necesitan pasar de
forma previa por su reconocimiento. El tipo de reconocimiento que deberá instarse estará en
función del texto normativo que sea susceptible de ser aplicado.
Así, a falta de convenio internacional, o cuando aun existiendo remite al procedimiento
interno del Estado requerido, se aplicará el régimen general interno contenido en la norma
de fuente interna.
Si se pretende el reconocimiento general de una decisión extranjera de filiación se
aplicarán las previsiones de la LCJI (art. 41 a 61).
Ahora bien, con carácter general las decisiones extranjeras en materia de filiación
pertenecen al ámbito de la jurisdicción voluntaria, en consecuencia, su régimen quedaría
sujeto a la LJV tratándose de sentencias (arts. 11 y 12 LJV), y a la D.ad. 3ª (LJV), tratándose
de una filiación establecida en un documento público extranjero, y de forma subsidiaria a la
LCJI (arts. 41 y ss LJV).
En el supuesto de que exista un convenio que vincula a los Estados de origen y de
reconocimiento de la decisión en cuestión, el tipo de reconocimiento dependerá del
instrumento designado, y si así lo disponen estos, la decisión podrá surtir efectos sin
necesidad de procedimiento alguno en el supuesto de que las partes opten por solicitar el
reconocimiento automático de la decisión, incluido en ambos textos.
Una vez determinada la CJI de los Juzgados y Tribunales españoles, éstos, de conformidad
con el art. 12.6 CC aplicarán de oficio las normas de conflicto españolas. Así, en la materia
que nos ocupa se trata de que la autoridad española competente aplique el art. 9.4 CC:
En cuanto a las acciones, se ha de precisar los aspectos que se regularán bajo la lex
causae (ley aplicada por la norma de conflicto, 9.4 CC) y aquellos otros que se someten
a la lex fori, al tener una calificación puramente procesal.
• LEX CAUSAE: que resulte al operar la conexión prevista en la norma de conflicto (art.
9.4 CC) regulará La legitimación de quienes pueden ejercer la acción, los plazos vigentes
para su ejercicio y las presunciones.
• LEX FORI: se aplicará, por ejemplo, a medios de prueba, (a su valoración y eficacia) o
a la intervención del MF.
• Mención particular merece el principio de prueba de los hechos en el que se funda la
admisión de la demanda sobre determinación o impugnación de la filiación (art. 767
LEC). Pese a que por su vinculación con el fondo del asunto podría entenderse que su
regulación ha de quedar sujeta a la lex causae, los autores del manual se inclinan por
hacer valer su carácter procesal y aplicar la lex fori, de forma que todos los litigios sobre
esta materia, con independencia de la existencia o no de un elemento extranjero, quedan
sujetos a la obligación de aportar ese principio de prueba.
El art. 9.4 CC acoge tres conexiones jerarquizadas en función del resultado material, que
es el establecimiento de la verdad biológica.:
o Como primer punto de conexión la ley de la residencia habitual del hijo en el
momento del establecimiento de la filiación. o Cuando no se pueda determinar la
residencia habitual del menor, o cuando bajo dicha ley no sea posible el
establecimiento de la filiación, se aplicará la ley nacional del hijo
o Por último, se impondrá la aplicación de la ley sustantiva española (se suprime
cualquier posibilidad de reenvío) ante la imposibilidad del establecimiento de la
filiación conforme a las normas anteriores o porque no se pueda determinar ni la
residencia habitual ni la nacionalidad del menor.
A) Ámbito de aplicación.
Primero de todo debemos distinguir dos momentos, ambos regulados bajo las normas del
CLH 1993 de adopción internacional:
La fase de la constitución del vínculo adoptivo, que puede producirse en el Estado de
origen del menor o en el Estado de recepción, y una vez establecido dicho vínculo, el
momento siguiente es el de reconocimiento de este último.
La fase de reconocimiento de la adopción ya constituida. Pues bien, el Convenio de la
Haya de 1993 regula ambas fases incorporando solo previsiones relativas a la cooperación
entre autoridades de los dos Estados partes afectados. Por lo tanto, en el convenio no se
incluyen ni normas de competencia judicial ni normas relativas a la ley aplicable.
El CLH 1993 solo incorpora previsiones relativas a la cooperación entre autoridades de los
dos Estados partes afectados, por lo tanto, no se incluyen ni normas de CJI que determinen
la autoridad ante la que ha de constituirse la adopción, ni normas relativas a la ley aplicable
a la misma.
El régimen convencional se aplicará cuando “un niño con residencia habitual en un Estado
contratante (Estado de origen) ha sido, es o va a ser desplazado a otro Estado contratante
La cooperación entre autoridades en el CLH 1993 es uno de los métodos del texto. El
convenio no establece dónde se constituye la adopción, ni que autoridad tiene competencia
para ellos, ni cuál es la ley que aplica.
El establecimiento de canales de cooperación entre autoridades permite que las
adopciones tengan lugar con todas las garantías jurídicas, evitando así la sustracción, venta
o el tráfico de menores.
Es importante destacar que, si el supuesto está dentro del ámbito del Convenio, pero no
se siguieron los cauces de cooperación en él establecidos, la adopción no podrá
reconocerse, aunque fuera válida conforme a las normas internas del Estado requerido.
Sobre las condiciones del proceso previo de constitución de la adopción existe un
reparto de funciones entre las autoridades de los Estados de origen, tanto de los futuros
adoptantes como del menor.
Iniciados los contactos y cumplidos los trámites preceptivos, llegamos al momento en que la
autoridad del Estado de la residencia habitual del menor y la autoridad del Estado de
residencia habitual de los futuros padres adoptivos pronunciarán un acuerdo conjunto para
que o bien continúe el procedimiento adoptivo o bien se paralice (matching). Este
cumplimiento es esencial para evitar dificultades posteriores en el reconocimiento.
Terminada la fase de preparación de la adopción, es momento de su constitución (ante qué
autoridad se constituye la adopción y la ley que aplicará se determinará por las normas de
fuente interna que regulen en cada Estado, en nuestro caso la LAI).
El sistema se caracteriza por su simplicidad: Una vez obtenido el certificado, la decisión será
reconocida de pleno derecho por los demás Estados contratantes (art.23). Para que el
vínculo de filiación despliegue efectos en el Estado de recepción sólo requerirá la traducción
y legalización de la de constitución de la adopción, más el citado certificado.
El reconocimiento de la adopción tras la obtención del certificado sólo podrá denegarse Sí
es manifiestamente contrario al orden público, teniendo en cuenta el interés superior
del niño (art. 24).
Cuando se produce el reconocimiento en el Estado de recepción de los vínculos de la filiación
entre el niño y sus padres adoptivos. Además, también se reconoce la ruptura de los vínculos
de filiación preexistentes entre el niño y sus padres biológicos, si la adopción produce ese
efecto en el Estado en el que tuvo lugar.
Contempla el Convenio de 1993 la posibilidad de que la adopción no produjera la ruptura de
los vínculos del menor con su familia biológica (adopción simple), y prevé un procedimiento
de conversión de tales adopciones. Para ello es necesario que el Estado de recepción lo
permita y que los consentimientos otorgados (art.4 c y d) se hayan dado para tal adopción.
En el caso español, se complementa con la obligatoriedad de haber obtenido el
certificado de idoneidad y la renuncia al derecho de revocación que pudiera contener la
ley del país de origen conforme a la que se constituyó la adopción. La DGRN determinó la
aplicación del Convenio a todo tipo de adopciones revocables o no.
Entendemos que el mecanismo establecido en la LAI art.26.2 para renunciar a un derecho
de revocación a favor del adoptante, reconocido en el ordenamiento de origen, sería
aplicable en este supuesto a los efectos de que la adopción tuviera posteriormente acceso
al Registro civil español.
A) Ámbito de aplicación.
La LAI se aplicará:
1. Cuando el asunto escape del ámbito de aplicación del CLH 1993 y
2. Para regular sectores en los que la norma convencional no se pronuncia (normas
de competencia o de ley aplicable a la constitución de la adopción).
En los demás supuestos, la LAI reconoce la superioridad de la norma convencional.
Los supuestos que la LAI reconoce su ámbito de aplicación son:
o A las adopciones internaciones a las que se les serán aplicables las prerrogativas
del Título I, por estar estas adopciones en el ámbito de aplicación de este Título (art. 1.2):
Serán aquellas en las un menor considerado adoptable por la autoridad extranjera
competente y con residencia habitual en el extranjero, es o va a ser desplazado a España
por adoptantes con residencia habitual en España, bien sea después de su adopción en
el Estado de origen, o con la finalidad de constituir dicha adopción en España.
Por lo tanto, la LAI requiere que, para incorporar y aplicar las previsiones del Título I, el
menor debe de tener la consideración de adoptable según una autoridad extranjera y el
desplazamiento del menor a España desde un estado no parte del CLH 1993 de
adopción internacional.
o Supuestos en los que se proyecta la normativa que recoge la LAI, pero que quedan
al margen de las prerrogativas del Título I: Son aquellas adopciones que, por ejemplo,
no resulta adecuado que su tramitación dependa de las autoridades extranjeras de la
nacionalidad del niño.
Ej. La adopción de un menor chino con residencia en España, sea por adoptantes nacionales
extranjeros con residencia en España o por nacionales españoles. Este caso estaría en el
ámbito de aplicación de la LAI, pero no sería aplicable el Título I, ya que este título está
dedicado a los aspectos que requieren cooperación entre las autoridades del Estado de
residencia del menor y las del Estado de residencia de los adoptantes, En el caso propuesto
los lugares de residencia coinciden y no habrá desplazamiento de menor.
En esta materia resultan aplicables los criterios incluidos en la LAI, normativa a la que se
remite de forma expresa la LOPJ [art. 22 quáter letra e)]
En las normas comunes de tramitación, el art. 9 LJV referente a las normas de DIPr, se refiere
para la determinación de la competencia de los tribunales españoles en los expedientes de
jurisdicción voluntaria a las normas internacionales en vigor, y en su defecto a los foros de la
LOPJ.
La LAI recoge normas de competencia para la constitución de adopciones, y además
amplía los casos incluyendo la competencia de las autoridades españolas para la
declaración de nulidad y la conversión en adopción plena, de una no plena.
En España, dado que la mayoría de las adopciones se constituyen en el Estado de origen del
menor ante autoridad extranjera, las normas relativas al reconocimiento tendrán mucha
repercusión práctica.
La aplicación de las previsiones de la LAI en materia de reconocimiento tendrá lugar cuando
ninguna norma de fuente convencional (en particular el CLH-1993) sea aplicable (art. 25).
El art. 26 LAI establece los requisitos que han de cumplir las adopciones constituidas en el
extranjero para desplegar efectos en España. Se ha tratado de facilitar el reconocimiento
mediante la eliminación de requisitos tales como el control del derecho aplicado. Debe
acreditarse:
1. Competencia de la autoridad extranjera ante la que se constituyó la adopción. Se
considerará competente la autoridad extranjera si la adopción tiene vínculos razonables
con el país cuya autoridad la haya constituido. Y en todo caso se considerará competente
aplicando de forma recíproca las normas de competencia del art. 14 LAI.
2. Que la adopción no vulnere el orden público. Lo vulneran aquellas adopciones en las
que en su constitución no se ha respetado el interés del menor, en particular cuando se
ha prescindido de los consentimientos y audiencias necesarios, o cuando se constaten
que no fueron informados y libres o se obtuvieron mediante pago o compensación.
3. Cuando el adoptante o el adoptado sea español, para el reconocimiento de la adopción
la autoridad española controlará que los efectos de la adopción constituida sean
equivalentes a los atribuidos a la adopción española (ruptura de vínculos con la familia
anterior, adopción irrevocable, documento público o comparecencia ante el Encargado
del Registro Civil).
4. Además, cuando el adoptante sea español y resida en España, se exige la obtención del
certificado de idoneidad, previamente a la constitución de la adopción. La
competencia para la fijación de los criterios para valorar su otorgamiento o denegación
es de las CCAA.
▪ El certificado de idoneidad tendrá una vigencia máxima de 3 años, podrá estar sujeto
a revisión en caso de que se produzcan cambios en las condiciones personales y
familiares de quien se ofrece a la adopción, y podrá otorgarse de forma simultánea
para la adopción nacional e internacional.
▪ Si el adoptando fuera español, en el momento de constitución de la adopción ante la
autoridad extranjera se pide el consentimiento de la Entidad Pública competente del
último lugar de residencia habitual del menor en España (art. 26.4).
5. La exigencia del cumplimiento de los requisitos formales del documento en el que
consta la adopción: Legalización y traducción de los documentos.
6. Se articula en la LAI un sistema de conversión de adopciones simples o menos plenas,
constituidas en el extranjero (art 30 LAI). Estas adopciones simples tendrán efectos en
España como tal, si se ajusta a la ley designada por el art. 9.4 CC, la cual determina su
existencia, validez y efectos. No obstante, estas adopciones no tendrán acceso al RC
como adopción ni comportarán adquisición de nacionalidad.
La conversión se regula por la ley que se aplicó a su constitución, a través de un
expediente de jurisdicción voluntaria. No será necesaria la propuesta previa de la Entidad
Pública competente para instar el expediente judicial.
7. ORDEN PÚBLICO. No se reconocerá una adopción simple o menos plena, cuando
produzca efectos manifiestamente contrarios al orden público internacional español,
teniendo en cuenta el interés superior del menor, apunte este último que puede incidir en
como la autoridad española aplique la referida clausula (art 31 LAI).
I. INTRODUCCIÓN.
1. ÁMBITO DE APLICACIÓN
máxima a partir de la cual sus previsiones dejarán de ser aplicables, los 18 años (para el
caso de sustracción internacional de un menor y de aplicación conjunta de los instrumentos
anteriores con el CLH 1980 la edad máxima de aplicación de los textos es de 16 años).
2. ASPECTOS PROCESALES.
el asunto.
4. La idea de proximidad entre la autoridad que organiza el sistema protector y el menor
está también presente en supuestos en los que es necesario adoptar medidas de
protección sobre menores cuyo lugar de residencia habitual no puede fijarse y no es
posible determinar la competencia de otras autoridades mediante la aplicación de otros
preceptos.
5. En caso de que ningún tribunal de un EM sea competente, se aplicará la normativa de
fuente interna de los Estados como competencia residual.
En el caso español se aplicará la LOPJ que establece la competencia del tribunal
español cuando el hijo tenga su residencia habitual en España al tiempo de
interposición de la demanda, o el demandante sea español o resida habitualmente en
España (…).
6. En relación a la tutela cautelar el R. 2019/1111 establece una auténtica regla de
competencia en materia de medidas provisiones incluidas las cautelares. El distinto
tratamiento en función de la autoridad que las toma hace que sea necesario diferenciar:
1º, adopción de medidas por autoridades no competentes en cuanto al fondo. Así, estas
autoridades podrán adoptar, en caso de urgencia una medida provisional incluida cautelar
sin que la misma pueda tener efectos más allá del Estado donde se dictó. 2º, adopción
de medidas provisionales incluidas las cautelares por parte de la autoridad competente
para conocer del fondo del asunto. La competencia para adoptar tales medidas se basará
en el foro de competencia aplicable al fondo del asunto dado que se solicitarán durante
el proceso. Tales medidas tendrán efectos extraterritoriales cuando el demandado haya
sido citado a menos que la resolución, en la que se adopta la medida, haya sido notificada
al demandado antes de la ejecución.
La existencia de un acuerdo de elección de foro que confiere de forma exclusiva la
competencia en favor del órgano jurisdiccional de un EM supone la preeminencia de
éste con independencia de que hubiera sido el primer o el 2º órgano jurisdiccional ante
el que se presentara la demanda.
El art. 21 recoge el derecho del menor a expresar sus opiniones en los diferentes
procesos que le conciernen. Las autoridades de los EM garantizarán que los menores,
capaces de formarse un juicio, tendrán la posibilidad real y efectiva de expresar su
opinión; y, además, prestar la debida importancia a las opiniones del menor conforme a
su edad y madurez. El Rgto. no incide en los mecanismos de los DD internos para
escuchar a los menores. Pero, una vez cumplidas esas prerrogativas resulta de gran
importancia cómo se ha documentado la participación del menor en el proceso.
B) Reconocimiento de decisiones.
3º) En cuanto a los requisitos para que las decisiones surtan efectos:
Ambos textos establecen, como motivo de denegación de reconocimiento, el orden
público si bien el interés superior del menor está presente en su interpretación y aplicación.
La vulneración de los DD de defensa tanto del menor como de quien se opone al
reconocimiento es un motivo de denegación del reconocimiento de la decisión. En el R.
2019/1111 no se obtendrá el reconocimiento de la decisión dictada en rebeldía de quien se
opone cuando dicha persona no haya sido notificada en forma y con tiempo suficiente para
defenderse. El CLH 1996 recoge de forma más general la denegación del reconocimiento,
cuando quien se opone no tuvo la posibilidad de ser oída en el proceso de origen.
En relación al dº de audiencia del menor (según el R. 2019/1111) no podrá emplearse
como causa de denegación del reconocimiento cuando el menor, capaz de formarse su
propio juicio, no pudo ser escuchado: bien porque el objeto del procedimiento versaba sobre
sus bienes y no lo requería o bien cuando existan otros motivos fundados, en particular, por
motivos de urgencia.
Además, hay que sumar los requisitos clásicos de denegación del reconocimiento:
inconciabilidad de las decisiones (la decisión que prevalece será la posterior o la más
reciente, como aquella que más se adecua a la realidad del menor); prohibición de la revisión
de la resolución en cuanto al fondo; en cuanto al control de la competencia del juez de origen
se realizará cuando resulte aplicable la norma convencional y no podrá operar en caso de
aplicar el R. 2019/1111.
La cooperación entre autoridades es una técnica de solución cada vez más utilizada en
materia de protección de menores. Su origen se encuentra en los textos de la Conferencia
de La Haya y después se extiende a la normativa europea. Tanto en el CLH 1996, como en
el R. 2019/1111, se crea un sistema de cooperación entre autoridades que solo puede
emplearse entre Estados parte del Convenio o entre EEMM de la UE respectivamente.
Se han regulado aspectos como el nombramiento de las Autoridades Centrales, sus
funciones generales, los casos específicos en los que se puede requerir su cooperación. El
R. 2019/1111 ha desarrollado un entramado de cooperación muy importante a efectos
prácticos. Así, se determina la ejecución de funciones generales de cooperación para
promover la cooperación entre autoridades competentes de sus territorios, funciones
especiales para determinados supuestos, se organiza el canal de petición de solicitudes de
cooperación; intercambio de información con elaboración de informes concretos. A efectos
prácticos se introduce la posibilidad de solicitar ayuda a la hora de hacer eficaces
resoluciones en materia de responsabilidad parental en otro EM.
En lo que afecta la figura de la Autoridad Central en España, la secretaria general
Técnica del Ministerio de Justicia es quien ha sido designada para ambos
instrumentos.
Tanto el CLH 1996, como el R. 2019/1111 dedican una especial atención al supuesto en
el que una autoridad competente decide el acogimiento del menor (ya sea en un centro o en
una familia), y que dicha medida de protección tenga que desarrollarse en el territorio de un
Estado distinto.
El Rgto., en la materia concreta de acogimientos transfronterizos ha procedido a
3. LEY APLICABLE.
que el menor adquiere residencia en España. Así la madre no podría decidir, p. ej.,
trasladar el domicilio del menor a otro Estado sin el consentimiento del otro
progenitor dado que esta decisión se ha de tomar, de común acuerdo o por uno con
el consentimiento del otro, según establece el ordenamiento español –ley ahora de
la residencia habitual del menor–. Sino hay acuerdo se tendrá que acudir a la
autoridad judicial para que decida.
La remisión que en el Convenio se hace al dº material extranjero evita la posibilidad de
que se produzca un reenvío. Al igual que ocurre para el reconocimiento de decisiones, el
interés del menor tiene un peso fundamental a la hora de excepcionar la aplicación del dº
extranjero para la activación de la cláusula del orden público.
Cuando el desplazamiento o retención ilícita del menor se produce desde el territorio del
EM de la residencia habitual del menor, a un 2º EM, resultan aplicables el R. 2019/1111 junto
con el CLH 1980 de sustracción internacional de menores.
“La restitución del menor podrá denegarse cuando no lo permitan los principios
fundamentales del Estado requerido en materia de protección de los DD humanos y
de las libertades fundamentales”.
El R. 2019/1111 ha ajustado las soluciones del CLH 1980 cuando la sustracción de
menores se produce entre EM.
b) Modificación del CLH 1980 de sustracción internacional de menores por la acción del
R. 2019/1111
El CLH 1980 parte de la idea principal de la devolución inmediata del menor, si bien,
contiene una serie de excepciones al retorno. El R. 2019/1111 determina que la restitución
no podrá ser denegada, basándose únicamente en la letra b) del art. 13.1 del CLH 1980, si
la parte que solicita la devolución del menor demuestra al órgano jurisdiccional que se ha
dispuesto lo necesario para la protección del menor una vez que retorne al Estado de donde
fue desplazado. Así, aunque los motivos en los que se basa la excepción a la devolución se
produzcan, la denegación de la restitución no será posible cuando las medidas adoptadas
eviten los riegos que se alegan en caso de devolución del menor.
Si la autoridad competente decide la restitución del menor al Estado de la
residencia habitual deberá expedir un certificado donde se hará constar las medidas
adoptadas para evitar los riesgos que hubieran sido alegados.
Si a pesar de todo se deniega la devolución del menor, todavía el órgano judicial del Estado
de la residencia habitual anterior al traslado puede intervenir. El R. 2019/1111 prevé el
mantenimiento de la competencia de la citada autoridad para decidir sobre el fondo del
asunto (DD de custodia y de visita), aunque el menor no se encuentre físicamente en dicho
territorio dado que había sido trasladado de forma ilícita a un 2º Estado.
Para la restitución del menor, el órgano judicial del Estado de la residencia habitual
extenderá un certificado que legitime la extensión de los efectos de una decisión nacional en
los demás EEMM. El certificado podrá extenderlo siempre que se cumplan las condiciones
previstas en el art. 47. 3º y 4º. Quién pretenda dificultar la circulación de las decisiones será
el encargado de demostrar: bien la irregularidad de la decisión bien, la existencia de una
resolución inconciliable dictada con posterioridad a aquella cuya ejecución se pretenda. A
estos dos motivos de denegación del reconocimiento y ejecución hay que añadir la
suspensión e incluso la denegación cuando la ejecución de la decisión exponga al menor a
un riesgo grave de daño físico o psíquico debido a impedimentos temporales que hayan
surgido después de que la resolución haya sido dictada, o en virtud de cualquier otro cambio
significativo de circunstancias. Este extremo será determinado por la autoridad del Estado
donde el menor fue sustraído o desplazado ilícitamente cuyo dº interno, además, será el
aplicable para el proceso de ejecución.
Ej.: Un menor es trasladado desde España, lugar de residencia habitual, a Alemania. El
procedimiento de restitución, tramitado en Alemania, termina ordenando la permanencia del
menor. En España ante esta decisión el otro progenitor decide presentar una nueva demanda
sobre los DD de custodia y de visita, resolviendo las autoridades españolas competentes
adjudicar el dº de custodia definitivo a favor del citado progenitor. Para su efectivo ejercicio
se requiere que el menor vuelva a España, así tras la emisión del pertinente certificado el
menor habrá de ser devuelto dejando sin efecto la decisión de no restitución adoptada por
las autoridades alemanas. Posteriormente la autoridad del Estado de ejecución podría
denegar que se ejecutara la decisión si se producen las circunstancias descritas en el art. 56
del R. 2019/1111.
Para estos supuestos no es posible aplicar el R. 2019/1111; sino las soluciones del CLH
1980 de sustracción internacional de menores, que se aplicaran cuando: el Estado de
residencia habitual del menor es un Estado contratante y el Estado al que fue desplazado o
en el que es retenido también es un Estado contratante. En este caso la solicitud de
devolución se producirá activando los mecanismos de cooperación y el criterio principal es
la devolución inmediata del menor. Si la decisión fuera de no retorno, por la aplicación de las
excepciones del Convenio, la autoridad del lugar de residencia del menor no puede hacer
nada.
En el supuesto de que el traslado o la retención del menor se produzcan en un país en el
que el CLH 1980 no es aplicable, la dificultad de que el menor sea retornado al Estado de su
residencia habitual es mucho mayor. En este supuesto, tendrán que ponerse en
funcionamiento mecanismos de solución diferentes a los establecidos en el citado Convenio.
I. INTRODUCCIÓN.
Es el derecho que tiene una persona (alimentista o acreedor de los alimentos) a reclamar a
otra persona (alimentante o deudor de los alimentos) con la que le une un vínculo de
parentesco, matrimonio o afinidad lo necesario para satisfacer sus necesidades vitales.
Es necesario, por tanto, que exista una relación de parentesco, matrimonio o afinidad entre
alimentista y alimentante, y que este último tenga capacidad económica que le permita, sin
detrimento de su sustento propio, hacer frente a la obligación de alimentos.
No se incluyen otras obligaciones de alimentos cuyo fundamento se estrictamente una
relación contractual, como los negocios jurídicos que, cancelan una obligación de pago de
alimentos o complementan los ingresos de una persona mayor mediante la cesión del
usufructo vitalicio a cambio de una pensión vitalicia.
2) El R. 4/2009 estructura la posibilidad de elección del foro en torno a dos reglas y cuatro
conexiones:
• Regla general. Limita la elección a, o bien los tribunales del EM en el que una de
las partes tenga su residencia habitual o bien a los del EM del que sea nacional una
de las partes, estableciendo que dicha elección no podrá operar cuando se refiera
a alimentos respecto de un menor de 18 años.
• Regla especial para la obligación de alimentos entre cónyuges y excónyuges limita
la elección al órgano jurisdiccional competente para conocer de sus litigios en
materia matrimonial o bien al órgano jurisdiccional del EM en cuyo territorio hayan
tenido su última residencia habitual común los cónyuges durante al menos de un
año.
3) Respecto de los requisitos para la validez del acuerdo de elección, salvo pacto en
contrario, las condiciones han de cumplirse en el momento de celebración del convenio
de elección de foro (art. 4.1) y debe celebrarse por escrito (art. 4.2), considerándose
hecha por escrito toda la trasmisión efectuada por medios electrónicos.
Como efecto procesal del acuerdo de elección válidamente celebrado se consagra la
exclusividad de la competencia así otorgada.
El art. 6 recoge una competencia subsidiaria para evitar situaciones de desamparo judicial.
Este foro se establece a favor de los órganos jurisdiccionales del EM de la nacionalidad
común de las partes, y se activa cuando la competencia no pueda basarse en ninguna de los
criterios de los art. 3, 4,5, y no exista ningún órgano judicial competente entre los EM o los
Estados parte del Convenio de Lugano que no sean EM.
El art. 7, a su vez, incluye un foro de necesidad, de carácter excepcional, a favor de los
órganos jurisdiccionales de cualquier EM, cuando ningún otro EM sea competente de
acuerdo al artículo 3, 4,5, y siempre que el procedimiento no pueda razonablemente
introducirse o llevarse a cabo en un Estado tercero con el que el litigio tenga una estrecha
relación. Debe, además, existir una conexión suficiente entre el litigio y el EM del tribunal.
El hecho de que el demandado tenga su residencia fuera de un EM no es causa de
inaplicación de las normas europeas (art. 15 R). Este principio se refleja en el foro de
competencia subsidiaria del art. 6 e implica que siempre que ningún órgano jurisdiccional de
un EM sea competente, dos ciudadanos de la UE que tengan nacionalidad común y que
residan fuera de la UE pueden litigar ante los tribunales de su nacionalidad conforme a las
reglas del R. 4/2009 con exclusión de las reglas de competencia del derecho nacional.
Si las partes hubieran atribuido competencia a un Estado parte del Convenio de Lugano, será
aplicable lo dispuesto en este, y no podrá acudirse al foro de la nacionalidad común.
Mayor novedad aporta el art. 8, titulado los límites del procedimiento, y hace referencia a
la modificación de una resolución de medidas sobre alimentos ya adoptada en un EM (o en
un Estado parte de CLH 2007), Y no permite al deudor que quiera modificarlas, iniciar en otro
EM un procedimiento de modificación de la resolución o de adopción de una nueva
resolución, mientras el acreedor continúe residiendo habitualmente en el Estado en que se
dictó la primera resolución.
Se trata de una norma de competencia adicional que garantiza que una demanda de
modificación o de obtención de una nueva resolución será conocida en el mismo estado en
que se dictó la primera. Cabe hacer las siguientes reflexiones:
Se trata de una norma de competencia negativa, de carácter adicional, que garantiza que
una demanda de modificación o de obtención de una nueva resolución será conocida por los
órganos jurisdiccionales de estado donde se dictó la resolución original.
• Excepcionalmente, se podrá pedir la modificación o una nueva decisión en otro EM:
• Si se acuerda competencia por ambas partes o sí hay sometimiento al tribunal.
• Si la autoridad competente no puede ejercer o se niega a ejercer la competencia.
• Si la resolución original dictada en el estado competente no puede ser reconocida o
declarada ejecutable en el estado de residencia actual del acreedor de alimentos.
Cuando un órgano jurisdiccional de un EM haya dictado una resolución sobre derecho de
custodia, visitas y obligación de alimentos de un hijo menor de edad, ese órgano será
competente también para pronunciarse sobre una demanda de modificación de dicha
resolución, aunque el menor no tenga su residencia habitual en el territorio de ese EM.
El CLH 2007 ha entrado en vigor en 2013 y es obligatorio solo entre los Estados contratantes.
Este convenio no se aplica en las relaciones entre EM, pero si en las relaciones de estos con
terceros países firmantes ya que la UE lo ha firmado en nombre de sus EM.
Su objetivo es lograr la mayor eficacia en el cobro de alimentos débitos a los niños y a otros
miembros de la familia, e instaura como mecanismos básicos, un sistema de cooperación de
autoridades y un sistema de reconocimiento y ejecución de decisiones, aplicable entre los
Estado parte. Su régimen de reconocimiento y ejecución establece:
1. Decisión de la autoridad. Deberá tratarse de una decisión adoptada por una autoridad
judicial o administrativa en materia de obligaciones de alimentos (art. 19.1) cuyo
reconocimiento se solicite directamente ante la autoridad del estado requerido.
2. Bases para el reconocimiento y ejecución son:
• Que la resolución proceda del estado contratante de la residencia habitual del demando
o del acreedor de alimentos.
• Que el demandado se someta (expresa o tácita) al tribunal ante el que se presentó la
demanda (salvo litigios sobre obligaciones alimenticias a favor de menores.
• Que el tribunal haya basado su competencia a conocer de la solicitud de alimentos en
que esta era ya accesoria a una demanda de divorcio o responsabilidad parental.
3) Motivos de denegación. sigue el mismo esquema del régimen del R. 1215/2012 y
agrega la litispendencia y el fraude al procedimiento.
Procedimiento. se rige por la ley del estado requerido (art. 23.1), salvo que se presente
mediante la Autoridad Central, que seguirá el sistema de cooperación ad hoc y tomará la
decisión sin más requisitos que la solicitud. Se exige “declaración” del Estado.
estados miembros, así como para mejorar la cooperación entre los estados y disponer de
procedimientos que den resultados a los particulares y sean accesibles, rápidos, eficaces,
económicos, flexibles y justos.
Mientras el régimen de cooperación de autoridades del R.4/2009 se aplica a solicitudes entre
EM, el régimen del CLH 2007 se aplica cuando la solicitud procede de una autoridad de un
tercer Estado parte en el mismo.
Cabe destacar la similitud de los rasgos generales de la cooperación de autoridades en
ambos instrumentos, lo que permite su estudio conjunto. Tanto desde el punto de vista de
las funciones encomendadas a las autoridades centrales como desde la perspectiva de los
procedimientos de tramitación y contenido de las solicitudes, el R. 4/2009 y el CLH 2007
organizan la cooperación en torno a las autoridades centrales a las que se les atribuye unas
funciones generales y otras funciones más específicas.
Asimismo, ambos instrumentos canalizan y ordenan las solicitudes mediante un sistema
de formularios, distinguiendo según se trate de solicitudes disponibles para el acreedor de
los alimentos, o, disponibles para el deudor.
El art. 15 del R 4/2009 relativo a la ley aplicable a las obligaciones alimenticias, pero no lo
hace directamente, sino que se remite a lo dispuesto en el PLH 2007, limitando dicha
incorporación a los EM vinculados al Protocolo, respecto del cual debe señalarse:
Desde la perspectiva temporal, entra en vigor el 01 de agosto de 2013 pero se aplica de
forma provisional en la UE desde el 18 de junio de 2011.
Finalidad. El PLH 2007 tiene como finalidad garantizar una mayor seguridad jurídica y
previsibilidad a los acreedores y deudores de pensiones alimenticias.
Su objeto es la concreción de la ley aplicable a las obligaciones que deriven de una relación
de familia, filiación, matrimonio o afinidad, incluyendo las obligaciones alimenticias a favor de
un niño con independencia de la situación conyugal de sus padres. En este sentido coincide
con el ámbito material del R.4/2009.
Las decisiones dictadas en aplicación del PLH 2007 no prejuzgan la existencia de alguna
de las relaciones en el Derecho interno (art.2.1).
Sus normas son de aplicación universal. Ello supone que, en los Estados vinculados por el
Protocolo, sus órganos jurisdiccionales, cuando conozcan de una petición relativa a una
obligación de alimentos, tendrán que determinar la ley aplicable al fondo mediante la
aplicación de las normas de conflicto del Protocolo, aunque el caso esté estrechamente
vinculado con uno o varios Estados no contratantes, e incluso si dicha ley es la de un Estado
no miembro.
Todas las referencias que el Protocolo realiza al “derecho extranjero” son referencias
directas al derecho sustantivo del Estado pertinente, es decir, no se aplicarán las normas
de conflicto de leyes del Estado cuya ley se aplique. El protocolo, además, no admite
reservas a sus disposiciones.
Este alcance universal tiene como consecuencia inmediata el desplazamiento de los
precedentes Convenios de La Haya sobre ley aplicable a los alimentos firmados por nuestro
país y de las soluciones del art 9.7 CC. El Protocolo no admite reservas a sus disposiciones
(art. 27).
El protocolo estructura las conexiones admitiendo la elección de la ley aplicable mediante
acuerdo de voluntades entre acreedor y deudor, sujeta a condiciones de eficacia formal y
material (art. 7) y no permitiendo esta elección cuando el acreedor de alimentos sea menor
de 18 años (art. 8).
• Si las partes no hubieran hecho esta elección, la ley aplicable se determinará atendiendo
varias conexiones que se estructuran en dos niveles:
a. una conexión general (art. 3) basada en la residencia habitual del acreedor y
b. unas conexiones especiales para determinados acreedores (art. 4) o para
cónyuges y ex cónyuges (art. 5). El art. 6 prevé un medio defensa especial para el
deudor sujeto igualmente al cumplimiento de condiciones.
A) Autonomía de la voluntad.
El protocolo de alimentos permite que las partes puedan hacer uso de la autonomía de
voluntad (arts. 7 y 8). De forma análoga a como ocurre en la electio fori del R. 4/2009, el
Protocolo de alimentos limita la elección de ley en función de si la designación de la ley
aplicable lo es a los efectos de un procedimiento específico o con carácter general en
cuyo caso queda excluida la posibilidad de elección cuando el acreedor sea menor de 18
años o adultos cuando estos tengan disminuidas sus facultades. Debe precisarse que:
1) Si las partes hacen uso de la autonomía de voluntad, su elección prevalece sobre la regla
general y sobre las normas especiales de los art. 4,5 y 6.
2) PROCEDIMIENTO ESPECÍFICO. El acreedor y el deudor de la obligación de alimentos
pueden a los efectos de un procedimiento especifico en un determinado Estado designar
la ley de dicho Estado (art.7.1), artículo que no excluye la facultad de elección para las
obligaciones alimenticias a favor de niños (a diferencia del art. 8.3).
La elección prevista surte efectos únicamente en el procedimiento específico para el que se
ha realizado, y, si se presenta posteriormente una nueva demanda o una demanda de
modificación ante la misma autoridad o ante la de otro Estado, la elección de la ley realizada
con anterioridad no surtirá ya efecto.
La designación de ley aplicable debe ser objeto de un acuerdo escrito, sin perjuicio de que
los Estados prevean otras exigencias al acuerdo.
3) PROCEDIMIENTO GENERAL. Las partes pueden elegir en cualquier momento una de
las siguientes leyes como aplicables a una obligación de alimentos (art. 8):
• La ley del Estado del cual alguna parte sea nacional en el momento de la designación.
• La ley del Estado de la residencia habitual de una de las partes.
• La ley elegida por las partes para regir sus relaciones patrimoniales o la ley
efectivamente aplicada a tales relaciones.
• La ley elegida por las partes para regir su divorcio, separación o la ley efectivamente
aplicada a tal divorcio o separación.
Esta designación debe ser objeto de acuerdo escrito firmado por ambas partes, no estando
permitida respecto de las obligaciones alimenticias a favor de menores de 18 años o adultos
con disminución de sus facultades.
Se imponen asimismo restricciones a las consecuencias de la ley designada:
La posibilidad de renunciar al derecho de alimentos se determina por la ley del Estado de la
residencia habitual del acreedor en el momento de la designación.
Las partes han de ser debidamente informadas y conscientes de las consecuencias de la ley
designada. En caso contrario, la ley elegida no se aplicará si conlleva consecuencias
manifiestamente injustas o no razonables para las partes.
La regla general establece la aplicación de la ley de la residencia habitual del acreedor, salvo
que el propio texto normativo disponga lo contrario o que las partes elijan la ley aplicable de
conformidad con lo dispuesto en los artículos 7 y 8.
En caso de cambio de residencia, se aplicará la ley del Estado de la nueva residencia desde
el momento en que se produce el cambio (art. 3).
El Protocolo, partiendo de única conexión general, señala a continuación unas normas
especiales, en función de la relación familiar de que trae causa la obligación de alimentos,
buscando de este modo, la concreción del principio “favor creditoris”.
la residencia habitual del deudor. En este caso, solo podrá aplicarse la ley de la residencia
habitual del acreedor (conexión general) si este no puede obtener alimentos del deudor en
virtud de la ley del foro (ley de la residencia habitual del deudor).
Como conexión de cierre, la ley de la nacionalidad común del acreedor y del deudor, si es
que existe. Esta conexión se aplicará en todos los casos (art 3 y art 4.2 y 4.3), pero solo si
el acreedor no puede obtener alimentos en virtud de las anteriores conexiones. No es
aplicable a deudores-demandantes, en demandas de modificación.
Un deudor de alimentos se pude oponer a una pretensión del acreedor sobre la base de que
no existe tal obligación ni según la ley de su residencia habitual ni según la ley del Estado de
su nacionalidad común, si existe.
Esta defensa especial solo puede utilizarse en relación cuando se trate de obligaciones
alimenticias distintas de aquellas surgidas de una relación paterno-filial a favor de un niño y
de las previstas en el art.5.
Este medio de defensa está inspirado en el Convenio de La Haya de 1973 que establece
que el deudor puede oponerse a una demanda de alimentos debido a que no existe ninguna
obligación alimenticia según la ley nacional común del deudor y del acreedor o, falta de
nacionalidad común, según la ley interna del país de residencia habitual del deudor.
No obstante, el Protocolo de alimentos se refiere a toda obligación alimenticia distinta de la
relativa a los hijos derivada de una relación paterno filial y de las de cónyuges o ex cónyuges.
Esta ampliación respecto del CHL 1973 es relevante, pues en el ámbito internacional no
existe consenso en conceder alimentos a cualquier familiar.
La aplicación simultánea de las conexiones en cascada del art. 4 con los medios de defensa
del art. 6 es muy complicada y puede ser poco satisfactoria, ya que parece poco coherente
que se quiera a la vez favorecer al acreedor mediante conexiones subsidiarias y proteger al
deudor mediante conexiones acumulativas.
I. INTRODUCCIÓN.
En el ámbito europeo, con vistas a facilitar la CJI en el marco del espacio de libertad,
seguridad y justicia se ha dictado el Reglamento 650/2012 relativo a la CJI, la ley aplicable,
el reconocimiento y la ejecución de resoluciones, y a la aceptación y ejecución de
documentos públicos en materia de sucesiones mortis causa y a la creación de un certificado
sucesorio europeo.
El R.650/2012 se aplicará a la sucesión de las personas que fallezcan a partir del 17 de agosto
de 2015, si bien, cuando el causante hubiera elegido, antes de esa fecha, la ley aplicable a la
sucesión, esa elección será válida si las condiciones previstas en el Capítulo III se hubieran
cumplido.
Este reglamento se ve complementado por el R.1329/2014 por el que se establecen los
formularios mencionados en el R.650/2012.
1. Ámbito de aplicación.
El régimen de CJI está recogido en los arts. 4 al 10 R 650/2012, con soluciones de carácter
universalista con alguna excepción que se verá próximamente.
La aplicación de las normas de competencia del R. 650/2012 sin que se haya de tener en
consideración el domicilio del demandado en un EM supone la inaplicación del artículo 22
ter y quater de la LOPJ.
• La cláusula de elección de foro, para tener validez, tiene que concluirse conforme a una
serie de condiciones, a fin de que todas las partes interesadas participen en el acuerdo.
Su otorgamiento de forma escrita, fechada y firmada por los interesados, son las
condiciones de forma a las que queda sometida. Se considerará hecha por escrito toda
comunicación efectuada por medios electrónicos.
• La electio fori no tendrá virtualidad cuando se ponga de manifiesto que no todas las
partes del procedimiento son parte del acuerdo, salvo que todas comparezcan en el
procedimiento, sin impugnar la competencia, momento en el que quedarán vinculadas
por la elección del foro (sumisión tácita). Sin embargo, si alguna de las partes impugna la
competencia del tribunal tendrá que dejar de conocer, volviendo el conocimiento del
asunto a los tribunales de la residencia habitual del difunto (competencia general) o a los
tribunales del lugar de situación de los bienes (competencia subsidiaria art. 10).
• La competencia de las autoridades del EM de la nacionalidad del causante, debido a
la elección de su Derecho como ley aplicable, no sólo es posible porque las partes
interesadas (herederos) finalizaran un acuerdo de sumisión. En efecto, a falta de electio
fori el tribunal normalmente competente podrá abstenerse de conocer, a instancia de una
de las partes, si considera que los tribunales de un EM cuya ley fue elegida están en mejor
situación para pronunciarse sobre la sucesión, teniendo para ello en cuenta tanto la
ubicación de los bienes, como la residencia habitual de las partes.
Se acoge en el instrumento europeo una fórmula de declinación de la competencia
semejante al expediente del forum non conveniens, si bien están limitadas las autoridades
hacia las que la competencia puede ser transferida (este mecanismo empieza a ser
habitual en instrumentos europeos; p. ej., ya se ha visto su funcionamiento en el marco
del R. 2019/1111, art. 12 y art. 13. Véase la lección 20).
• En caso de no cumplirse estas condiciones los tribunales del citado Estado son siempre
competentes para pronunciarse, al menos, sobre los bienes localizados en su territorio,
lo cual rompe el criterio de universalidad que tiende a estar presente en el Reglamento
4º) FORO DE NECESIDAD. Se abre, como está sucediendo en otros instrumentos europeos,
un forum necessitatis para paliar los supuestos en los que, ningún tribunal de un EM
tiene en principio competencia conforme al R-650/2012, ni es posible ventilar la
sucesión ante los tribunales de un tercer Estado, con el que el asunto tiene una
vinculación estrecha.
• De este modo, el art. 11 permite excepcionalmente, a un tribunal de un EM, con el que la
sucesión tiene una vinculación suficiente, resolver el litigio por la aplicación del
mencionado foro.
Como se observa son dos las condiciones que se exige para aplicar el forum necessitatis:
una condición de proximidad con el Estado miembro; la acreditación por parte del actor
de la existencia de un obstáculo que impide litigar en un tercer Estado (este podría ser el
caso cuando en el tercer Estado es imposible incoar un procedimiento debido a una
guerra civil etc. (Ej. Considerando 31).
• El art. 12 dispone la limitación de procedimientos para los casos en los que haya bienes
situados en terceros Estados, y la decisión que sobre los mismos pudiera tomarse por el
Tribunal del EM que está conociendo de la sucesión no tuviera posibilidades de ser
reconocida en el tercer Estado ni, en su caso, declarada ejecutiva.
• El R-650/2012 reserva la competencia de los Tribunales de los demás EM de la residencia
habitual de los herederos y legatarios para aspectos diversos, que conforme a ley
aplicable puedan realizarse ante dichos tribunales (EJ aceptación o renuncia de la
herencia, etc.).
Esta opción se ofrece debido a que probablemente la residencia habitual de las personas
citadas puede estar situada en un Estado distinto del que se está tramitando la sucesión.
B) La intervención notarial.
La actuación de los notarios en materia sucesoria es amplia, con independencia del tipo de
delación de la herencia. La reglamentación de su competencia se encuentra en el RN,
aprobado por Decreto de 2/6/1944 revisada en 2011. Conforme al mismo, el notario podrá
intervenir en su demarcación notarial para otorgar un testamento, realizar una renuncia
de la herencia o su aceptación, partición, etc., de cualquier persona que lo requiera, de
cualquier persona que lo requiera, con independencia de que tenga o no su domicilio o
bienes en España.
La Resolución de la DGRN de 18/1/2005 apoya la competencia del notario español para la
autorización de un acta de notoriedad de declaración de herederos abintestato de un súbdito
extranjero domiciliado en España.
Así entiende “que ni la LEC ni las normas del Título Preliminar del Código Civil ni la legislación
notarial establecen limitación competencial de la autoridad española para tal tipo de declaraciones
hereditarias, ni tampoco puede decirse que lo haga, como destaca el Colegio Notarial de Madrid
en su informe, que la nueva distribución de competencias, entre la función judicial y la notarial,
que estableció la Ley 30 de abril de 1992, entrañe restricción alguna, respecto del techo
competencial anterior, en el ámbito que se le atribuye al notario”.
La mayor parte de las sucesiones mortis causa no son contenciosas, de modo que la figura
central en nuestro OJ es la autoridad notarial de quien conviene apreciar que:
1. Los Notarios españoles no estarán vinculados por las normas de competencia
incluidas en el R650/2012 por lo que continuarán aplicando el sistema de competencia
que el Reglamento Notarial establece, el principio de libertad de elección de Notario.
2. Sin embargo, sí quedan vinculados por las previsiones que sobre la ley aplicable
contiene el R. 650/2012.
3. Los documentos que los Notarios expidan circularán, de acuerdo con las previsiones
del R- 650/2012. No obstante, cuando los notarios no ejercen funciones
jurisdiccionales, como es el caso español, los documentos públicos que expidan estos
deben circular de acuerdo con las disposiciones sobre eficacia extraterritorial de los
documentos públicos extranjeros.
Cuando la autoridad notarial ejerce funciones jurisdiccionales, está vinculada por la norma
de competencia del texto y las resoluciones que dicten deben circular de acuerdo con las
disposiciones de reconocimiento, fuerza ejecutiva y ejecución de resoluciones.
En relación a este aspecto el TJUE se ha pronunciado en su caso de emisión del certificado
sucesorio por parte de un notario polaco ante quien el causante otorgó testamento. El Tribunal
destaca: “el ejercicio de las funciones jurisdiccionales implica disponer de la facultad de resolver
en virtud de su propia potestad sobre los puntos controvertidos que existen entre las partes. Para
que se considere que una autoridad ejerce una función jurisdiccional esta autoridad debe de tener
reconocida esta facultad de resolver un eventual litigio. No es éste el caso cuando la competencia
del profesional depende únicamente de la voluntad de las partes”. El TJUE determina que: “el
certificado sucesorio emitido por notario polaco es un documento público. Este realiza
comprobaciones tanto de contenido como de firma”, STJUE de 23 de mayo de 2019, asunto C-
658/17: WB.
C) La intervención consular.
En los arts. 734 y ss. CC, se reconoce esta facultad a los agentes consulares y se ordena el
modo de proceder. En relación a la función de información, la mayoría de los Convenios
consulares reconocen una obligación bilateral de información y cooperación recíproca, entre
el cónsul y las autoridades locales.
Por último, a la autoridad consular se le asigna la función de representación que, en algunos
casos, no se limita sólo a proteger la herencia, sino también a adjudicarla, proceso que ha
suscitado mayores problemas.
estos casos, la conexión por nacionalidad por la de vecindad civil prevista en el art. 16.1 del
C.C.
La aplicación universal del texto permite la elección de la ley de un tercer Estado.
CONEXIONES. En la norma europea se opta como criterio de conexión por la autonomía
de la voluntad en la elección a la ley, si bien limitada la ley nacional del causante en el
momento de la elección o en el de fallecimiento.
• En el supuesto que no se haya optado (en ejercicio de la autonomía de la voluntad) por
la ley nacional del causante, la conexión objetivamente aplicable es la ley de la última
residencia habitual del causante en el momento de su fallecimiento.
• Este último ordenamiento no sería aplicable, si resultara claramente que, en el momento
de su fallecimiento, el causante tenía los vínculos más estrechos con un Estado distinto,
cuya ley será entonces la aplicable.
• El reenvío se excluye siempre que la ley que resulte aplicable sea la de un EM, también
cuando se haya optado por la elección de la ley aplicable o ésta se haya deducido por la
aplicación de la conexión de los vínculos más estrechos con un Estado distinto.
• Fuera de los casos anteriores, el reenvío se admite para los supuestos en los que resulte
aplicable la ley de un tercer Estado. En este caso, se entenderá aplicables las normas de
DIPr del OJ designado, siempre que estas permitan un reenvío de retorno a la ley de un
EM o a la ley de un tercer Estado que aplicará su propia ley material.
Ejemplo: un nacional ruso tiene una casa en España donde estableció su residencia habitual.
Posteriormente se traslada a vivir a Moscú donde fallece, sin que hubieran pasado aún cinco años
del cambio de residencia habitual desde España a Rusia. Uno de los hijos plantea un litigio sobre
la sucesión ante el tribunal español. Esta autoridad se declara competente de conformidad con el
artículo 10 del R. 650/2012 dado que: el causante tuvo su residencia habitual en Madrid, aún no
habían trascurrido cinco años desde el cambio de la misma a Rusia y sigue manteniendo la casa
en España. A la sucesión resulta aplicable el ordenamiento ruso —coincidiendo con el país de la
residencia habitual del causante—; ahora bien, imaginemos que conforme a las normas de DIPr
de dicho ordenamiento los bienes muebles quedan sometidos a la ley del lugar del domicilio del
causante —por tanto, a la ley rusa— y los inmuebles a la ley del lugar donde están situados —por
tanto, a la ley española—. En principio conforme al R. 650/2012 el ordenamiento aplicable sería
el español en lo relativo al bien inmueble y, en consecuencia, al ser el ordenamiento de un EM, el
reenvío de retorno podría operar. En cualquier caso, hay muchas cuestiones que no están
cerradas en el Reglamento en torno al reenvío, por ejemplo, si éste para ser aplicable habría de
ser para la totalidad de los bienes o no. Lo cierto es que en el caso del ejemplo el Reglamento da
la posibilidad de un reenvío parcial a la ley de un EM, por ejemplo, porque allí está situado el bien
inmueble.
Resulta muy importante la norma contenida en el art. 30 del R 650/2012, es la única norma
de policía que se incluye en el texto, conforme a este precepto, las normas de aquellos
Estados donde se encuentren situados determinados bienes, empresas o categorías
especiales de bienes, que afecten o impongan restricciones a la sucesión de dichos bienes,
seguirá siendo aplicables con independencia de que sea otra la ley que rija la sucesión.
LA CAPACIDAD PARA TESTAR en el marco del R. 650/2012 quedará sujeta a la ley rectora
de la sucesión: ley de la residencia habitual del causante, salvo que el disponente
hubiera hecho una lección de ley a favor de su ley nacional. Según ello, un cambio ulterior
de dicha ley no afectará a su capacidad para modificarlas o revocarlas. En caso de no
modificarlas, dichas disposiciones seguirán siendo válidas.
LA CAPACIDAD PARA SER HEREDERO. Aunque en principio la capacidad jurídica de las
personas físicas queda excluida del ámbito material del texto, en el art. 23.2 c) se determina
que la capacidad para suceder queda establecida por la ley que regula la sucesión (ley
nacional del causante en el momento de elección o del fallecimiento en caso de aplicar la
professio iuris, o en ausencia de elección por el OJ de la residencia habitual del causante en
el momento del fallecimiento).
• En consecuencia, se trata de una excepción a la aplicación de la ley nacional que con
carácter general regula la capacidad de las personas físicas.
Una de las cuestiones excluidas del ámbito de aplicación de la ley sucesoria, es la relativa a
la forma de los testamentos, aunque el R 650/2012 recoge previsiones en torno a la validez
formal de las disposiciones reglamentarias, el CLH 1961 de forma de los testamentos sigue
primando frente a las soluciones del R 650/2012.
La aplicación universal de las disposiciones del CLH 1961 sustituye con alguna excepción al
artículo 11 del C.C relativo a la forma de los actos y negocios jurídicos.
El texto convencional califica como cuestiones de forma: el testamento mancomunado, las
prescripciones que limitan las formas de disposiciones testamentarias referidas a la edad,
nacionalidad u otras circunstancias que debe poseer los testigos requeridos para la validez
de una disposición testamentaria.
El texto también se aplica para determinar la ley aplicable a una disposición testamentaria
que revoque una disposición testamentaria anterior.
• VALIDEZ FORMAL. Se recurre a una norma de conflicto multilateral en la que las
conexiones funcionan de forma alternativa.
Conforme al art.1 una disposición testamentaria será formalmente valida si se ajusta a las
siguientes leyes internas (con exclusión del reenvío):
a) A la ley del lugar en que el testador hizo la disposición.
b) A la ley de la nacionalidad poseída por el testador, sea en el momento en que dispuso,
sea en el momento de su fallecimiento.
c) A la ley del lugar en cual el testador tenía su domicilio, sea en el momento en que
dispuso, sea en el momento de su fallecimiento.
d) A la ley del lugar en el cual el testador tenía su residencia habitual sea en el momento
en que dispuso, sea en el momento de su fallecimiento.
e) Respecto a los inmuebles, a la ley del lugar en que estén situados.
hereda como un heredero más, con la única particularidad que lo hace a beneficio de
inventario, no como privilegio de soberanía, sino en cumplimiento de una función social.
Respecto a la sucesión vacante, se aplica la ley en el marco del art. 33, remitiendo a la ley
del EM del lugar donde estuvieran situados los bienes hereditarios, a salvo los intereses de
acreedores.
En líneas generales la diferencia entre los pactos sucesorios y la sucesión testada reside
en que, mientras en esta última el causante puede revocar libremente las disposiciones hasta
su fallecimiento, en los pactos sucesorios la voluntad del testador se vincula a la voluntad de
otra persona, y la revocación de los pactos sólo es posible s se cumplen unas condiciones
muy tasadas.
En el ámbito del derecho español si bien el Derecho civil común prohíbe la sucesión contractual
(art. 658 y 1271 del CC.) su reconocimiento está presente en algunos Derechos forales, existiendo
una variedad muy importante (se acoge en los Derechos de Cataluña, Aragón, Baleares, Galicia,
Navarra y País Vasco). Esto último tiene, entre otros, el efecto de no poder descartar por el juego
de la cláusula de orden público la aplicación de un ordenamiento extranjero en el que se incluyen
dichos pactos, como un posible tipo de sucesión.
Esta ley, opera siempre que no se hubiera hecho uso de la professio iuis, que determinaría
la aplicación de la ley nacional de las personas de cuya sucesión se trate.
I. INTRODUCCION.
Es el estatuto jurídico real de los bienes comprende las normas que se ocupan de la
regulación jurídica de los derechos reales considerados individualmente, así como la relación
del titular de estos respecto a terceros.
Los bienes materiales considerados como singularidad, están invariablemente sujetos a la
conexión lex rei sitae (ley del lugar de situación), se trata de una norma de conflicto muy
generalizada.
Hasta el momento se ha visto el régimen jurídico de los bienes muebles e inmuebles cuando
forman parte de una masa (herencia o régimen matrimonial) y están sujetos a lo que disponga
la ley rectora de la herencia o del régimen económico.
Los bienes se integran en un estatuto patrimonial que determina los poderes y facultades de
los titulares imponiendo límites, así como la relación con los terceros. Es importante retener
que cuando, por ejemplo, los bienes se transmitan por contrato, la ley rectora del contrato
determinará los aspectos obligacionales de la transmisión, mientras que aquí estudiaremos
el problema de la ley aplicable a los aspectos jurídico reales.
La lección comprende asimismo el examen de los aspectos centrales sobre las propiedades
inmateriales, aquellos derechos que se reconocen sobre algo inmaterial, como las obras de
ingenio, y, por lo tanto, sobre algo de difícil localización en los supuestos internacionales.
En este tema haremos referencia su dimensión procesal, refiriéndonos a la CJI en materia de
derechos reales, para estudiar seguidamente las normas que tienen por objeto el examen de
las normas de conflicto que regulan el régimen de los bienes muebles, inmuebles e
incorporales.
Asimismo, conviene distinguir entre las acciones relativas a bienes inmuebles y bienes
muebles.
A. Bienes inmuebles
Las acciones sobre bienes inmuebles son objeto de un foro de competencia exclusiva, (art.
24 RBI ref.), según el cual, son exclusivamente competentes sin consideración del domicilio
de las partes, en materia de derechos reales inmobiliarios y contratos de arrendamiento de
bienes inmuebles los tribunales del EM donde se hallare sito el inmueble.
La LOPJ en su art. 22a) también considera la competencia exclusiva de los tribunales
españoles en materia de derechos reales, sobre inmuebles que se hallen en España”. En
este caso la calificación de la expresión “derechos reales” se realizará conforme a la ley
española.
En cuanto al supuesto, comprende todas las acciones jurídico-reales (no así los aspectos
obligacionales de una transmisión). Es decir, el litigio debe tener por objeto cuestiones
relativas a la propiedad, posesión o demás derechos reales.
NO obstante, el juez nacional tenderá a la calificación conforme a las categorías de su
derecho material, pero debe tener presente el mandato de proceder a la búsqueda de
nociones autónomas con el fin de evitar problemas de calificación. Se ha entendido por el TJ
que dicho foro se refiere a la extensión y contenido de la propiedad, así como a la posesión
y existencia de otros derechos reales.
Criterio de atribución de la competencia. Se asigna al tribunal del lugar donde
radique el inmueble, un criterio de atribución generalmente aceptado en este ámbito.
Excepcionalmente dicha competencia puede derogarse en un supuesto concreto:
cuando se trate de cuestiones “derivadas de contratos de arrendamiento de
bienes inmuebles celebrados para un uso particular durante un plazo máximo de
seis meses consecutivos”, en este caso, serán igualmente competentes los
tribunales del EM donde estuviere domicilio el demandado, siempre que el
arrendatario fuese persona física y que propietario y arrendatario estuvieran
domiciliados en el mismo EM.
Como tercer foro que incide en esta materia. Tanto el R. Bruselas como LOPJ prevén el
conocimiento exclusivo de los tribunales del lugar donde radique el registro para todas
las cuestiones relativas a la validez de las inscripciones en los registros públicos.
B. Bienes muebles
Respecto a los bienes muebles, regirán en primer lugar las reglas generales de competencia
del art. 4 Br1ref. En consecuencia, cuando sea aplicable el Reglamento, será el foro general
del domicilio del demandado.
Además, el R. Bruselas I ref. en su art. 7.1 establece una única regla de competencia
especial en relación con las acciones de naturaleza civil dirigidas a la restitución de bienes
culturales, en virtud de la cual será competente el órgano judicial del lugar en el que se
encuentre el bien cultural en el momento de interposición de la demanda. El supuesto
se refiere a bienes (como obras de arte) que han sido calificado como únicos, y por lo tanto
son susceptibles de alcanzar un alto precio en el mercado.
Si el Reglamento no resultare aplicable, se estará a la LOPJ que en su art. 22 quinquies f)
dispone que en las acciones relativas a bienes muebles y en defecto de los foros generales
(domicilio del demandado en España y sumisión expresa o tácita a los tribunales españoles),
los tribunales españoles serán competentes, aun cuando el demandado no tenga su domicilio
en España, si los bienes muebles se encuentran en territorio español al tiempo de la
demanda.
C.Bienes incorporales
Las acciones civiles que tengan por objeto derechos de la propiedad intelectual e industrial
están sujetos a los foros generales y especiales del R Bruselas I ref. Dos foros cobran especial
relevancia.
1. El foro especial previsto en materia de daños (art. 7.2 Br1 ref.), dado que la
infracción de los derechos derivados de la propiedad intelectual e industrial es constitutiva
de un ilícito civil, y por lo tanto genera daños, las acciones que derivan de ellos pueden
plantearse ante el órgano jurisdiccional del lugar donde se haya producido o pueda
producirse el hecho dañoso (lugar de origen o de manifestación del daño).
2. RECONOCIMIENTO DE DECISIONES.
El régimen jurídico y las soluciones aplicables presentan diferencias notables según que se
trate de cuestiones relativas a bienes muebles, inmuebles o sobre bienes incorporales.
1. BIENES CORPORALES.
El régimen jurídico relativo de los bienes incorporales se contiene en los art.10.1 y 2 CC:
La posesión, la propiedad y los demás derechos sobre bienes inmuebles, así como su
publicidad, se regirán por la ley del lugar donde se hallen, la misma ley será aplicada a
los bienes muebles.
Por lo tanto, se contempla una conexión principal, la ley del lugar en que se hallen (o lex
rei sitae) y dos reglas especiales: una relativa a los medios de transporte y otra para los
bienes en tránsito.
Esta materia se caracteriza por una incidencia mínima de Convenios internacionales que se
limita en problemas concretos, a lo que se suma la inexistencia de Reglamentos, ya que de
momento la materia sigue siendo competencia de los EM.
Los derechos reales sobre bienes muebles e inmuebles están sujetos a la ley del lugar donde
se hallen o lex rei sitae (art. 10.1 CC). La calificación del supuesto de la norma debe
determinase conforme a la ley española (art. 12.1CC)
CRITERIO DE CONEXIÓN. La aceptación de la lex rei sitae se asienta en la aceptación de
que, ya se trate de bienes muebles o inmuebles, las cosas están necesariamente sujetas a la
soberanía del Estado sobre el que se hallen, o sujetas a la ley local.
La presencia de normas imperativas es habitual en la materia por razones de seguridad
jurídica y en interés de los particulares, dado los efectos sobre terceros que tienen en
general las cosas y los derechos que se ejercen sobre estas.
Estos terceros son dignos de protección, así, para que estos pues conocer la situación
jurídica de un bien, ello solo puede garantizarse por la ley del lugar donde los objetos se
hallen, que será el único competente para establecer un sistema de publicidad registral que
lo posibilite.
Además, hay razones de índole pública y económica en favor de esta conexión, dado que
los bienes están directamente subordinados a la ley del país en que se hallen, ley que puede
establecer límites, o incluso proceder a nacionalizaciones y expropiaciones, protestades
estas reconocidas por el derecho internacional.
Esta conexión opera con independencia de cómo haya llegado el bien hasta allí, y de cómo
se haya constituido el derecho o la titularidad sobre los bienes. No obstante, hay reglas
especiales en casos mucho más complejos en los que no puede aplicarse la lex rei sitae,
como en relación a bienes que se hallen fuera del territorio de cualquier estado (tesoros
marinos) o los llamados bienes en tránsito (ej. mercancías).
AMBITO DE LA LEY DESIGNADA. La ley designada rige todas las cuestiones jurídico-reales
que se susciten sobre el bien: las cosas que pueden ser objeto de derechos reales, el
contenido o facultades y derechos del titular, tales como los derechos de transmisión,
adquisición, los efectos frente a terceros y, sobre todo, el sistema de publicidad registral
considerado en su conjunto.
La sumisión a la ley del lugar de situación del bien tratándose de bienes muebles puede
resultar impracticable dada la propia naturaleza del bien de que se trate. Esto explica la
presencia de dos reglas especiales dentro de la norma de conflicto.
BIENES EN TRÁNSITO. Los bienes en tránsito plantean una cuestión distinta porque la
consagración de la lex rei sitae no tiene sentido para aquellos que están en movimiento.
El CC contempla los llamados bienes en tránsito (art. 10.1.2 CC) caracterizados por
estar llamados a la movilidad o desplazamiento de un Estado a otro. Al efecto la regla
especial del Código civil (art. 10.4.2) dispone que:
"A los efectos de la constitución o cesión de derechos sobre bienes en tránsito, éstos
se considerarán situados en el lugar de su expedición, salvo que el remitente y el
destinatario hayan convenido, expresa o tácitamente, que se consideren situados en
el lugar de su destino"
Como es obvio, no es posible determinar la ley del lugar de situación para un bien en
movimiento. Su difícil localización explica que el legislador introduzca el lugar de
expedición, a menos que las partes hayan pactado el lugar de destino.
La conexión principal es la autonomía de la voluntad, que permite al vendedor y al
comprador pactar que la cuestión se someta a la ley del lugar de destino de la mercancía.
Esta ley regulará la situación jurídico-real de los bienes en tránsito. La autonomía de la
voluntad favorece el acuerdo entre las partes independientemente de que las cosas
lleguen o no a su destino; y encaja con la solución del R. Roma I que somete las
obligaciones derivadas del contrato a la ley que hayan elegido las partes.
Los bienes culturales protegidos se definen por su carácter único, el alto precio que pueden
alcanzar en el mercado y, sobre todo, por la importancia histórica o cultural que se les
atribuya en cada Estado. Esta vinculación explica que se les someta a restricciones de índole
administrativa que inciden en el tráfico comercial internacional.
En el OJ español, la Ley 1/2017 de 18 de abril sobre restitución de bienes culturales que
hayan salido de forma ilegal del territorio español o de otro EM, es la que define los bienes
culturales como aquellos de interés histórico, artístico o cultural (art. 2).
Asimismo, la Ley 16/1985, de Patrimonio Histórico Español establece el catálogo de bienes
sometidos a restricciones relativas a la exportación: de mayor a menor se clasifican en bienes
inexportables, los que pueden exportarse con autorización expresa y los exportables sin
necesidad de autorización.
• INADECUACIÓN DE LA REGLA GENERAL LEX REI SITAE. Resulta inadecuada por las
dificultades de concreción de la conexión en los supuestos de desplazamiento ilícito.
Por ejemplo, en el caso de un cuadro robado en España y depositado en una galería de
arte en Francia para su reventa, teóricamente corresponde a la lex rei sitae decidir quién
es el verdadero titular y el alcance de sus derechos en orden a la restitución, así como
las consecuencias civiles. Estaríamos ante un supuesto de conflicto móvil que fuerza a
decidir qué cuestiones quedan sometidas a la lex rei sitae anterior (española) y cuales a
la lex rei sitae posterior (francesa).
2. BIENES INCORPORALES.
• Contenido. Los derechos sobre estas propiedades confieren a sus titulares un derecho
absoluto de explotación, así como un derecho al reconocimiento de la obra (o derecho
moral del autor). Estos derechos pueden ser objeto de transmisión por actos ínter vivos
(p. ej. contratos) o mortis causa (sucesiones). Pueden servir también como garantía.
• Elementos comunes. Los derechos derivados de la propiedad intelectual e industrial
poseen unos elementos comunes:
a. la territorialidad de los derechos que cada ordenamiento confiere a su titular. La
facultad de exclusión o derechos absolutos de explotación se limita espacialmente al
territorio del Estado de concesión.
b. Al ser obras del ingenio resulta imposible su localización, en el espacio porque se
tutela la idea (p.ej. guionista que adapta la novela a la película) independientemente
de que tengan soportes físicos.
c. El desarrollo tecnológico está intensificando la versatilidad y movilidad del objeto,
dificultando la regulación en los supuestos de tráfico externo.
En propiedad intelectual no es precisa la inscripción registral pues, según la LPI, la propiedad
corresponde al autor de la obra por el solo hecho de su creación. Por el contrario, los
derechos derivados de la propiedad industrial requieren el paso por un organismo
administrativo que aprueba su concesión y, una vez aprobados, se protegen por registro.
CRITERIO DE CONEXIÓN. Por el carácter territorial de la protección, los derechos sólo
existen y sólo pueden ser vulnerados y tutelados conforme al OJ que afirma su existencia.
Así, cada OJ decide qué protege, a quien protege y en qué condiciones protege y lo decide
conforme a su propia ley. Ello supone una gran fragmentación del régimen jurídico de la
propiedad intelectual e industrial, en tantos sistemas como OJ nacionales existen. En puridad,
para el reconocimiento del derecho en un Estado distinto de aquel en el que inicialmente se
obtuvo, es preciso cumplir los requisitos de cada ordenamiento estatal.
Ejemplos: (1) si un autor publica una novela en A, es el OJ A el que lo reconoce como titular de
los derechos de autor sobre su novela; si al cabo del tiempo el autor tiene conocimiento de que
su novela ha sido traducida en el país B y comercializada sin su autorización, formalmente en B
no es titular del derecho y por tanto en principio no puede reclamar la tutela de B. (2) Si un
bioquímico tiene patentado (y registrado) un producto farmacéutico en el Estado F, en rigor no
cuenta con la tutela del Estado E (donde no ha registrado su patente) y de entrada, nada puede
hacer para impedir la comercialización de un medicamento de idéntica composición y con fines
médicos similares al suyo, por cuanto que en E no es titular de la patente.
B) Reglas generales.
de producción del daño y plantea problemas en los supuestos en que haya varios lugares
de manifestación del daño.
• Internet. Su irrupción en esta materia pone de manifiesto una cierta inadecuación del
criterio de conexión, por la necesidad de llevar a considerar aplicables de manera
distributiva una pluralidad de leyes, en la medida en que se vayan produciendo
consecuencias significativas en una pluralidad de países.
• Habrá que tramitar demandas en distintos países, dificultando el proceso, aunque sólo
sea por la necesidad de alegar y probar distintos derechos extranjeros ante una misma
instancia judicial: El TJ estableció que el hecho generador de daño en caso de publicación
de ofertas en un sitio de Internet es el lugar en qué se ha iniciado el proceso publicación
de la oferta a la venta por parte de dicho operador en el sitio de su propiedad.
• Se contempla un segundo supuesto. Se trata de la infracción de los derechos de
propiedad industrial intelectual e industrial qué han sido objeto de armonización o
unificación material por la UE (p. ej. la regulación relativa a la Marca europea o a la Patente
europea). Su rasgo característico es que confieren un derecho uniforme o idéntico
extensible a todo el territorio de los EEMM.
A esta finalidad corresponde el Convenio de Múnich sobre concesión de patentes
europeas (1973) que permite la obtención de patentes nacionales para distintos Estados
europeos, pero a través de un procedimiento único. O el R. 207/2009 sobre la marca
comunitaria, o el R. 1260/2012, que establece una cooperación reforzada en el ámbito de
la creación de una protección unitaria mediante patente (España no es parte).
I. INTRODUCCIÓN.
El contrato desempeña una función esencial de previsibilidad dado que las partes al
contratar han podido medir o calcular los riesgos inherentes a su acuerdo. Existe la
posibilidad de someter el contrato a uno u otro OJ, como plasmación de un poder de autor
reglamentación de los particulares.
Una cuestión central reside en identificar ante qué autoridad se puede o debe plantear la
solución de las diferencias litigiosas si surgieran entre las partes (CJI), distinta de la cuestión
de saber conforme a qué normas van a resolverse tales diferencias.
Esta regla asigna la CJI a la jurisdicción de un EM, así como la competencia territorial o
especial al juzgado correspondiente al lugar de ejecución de la obligación incumplida.
2. RECONOCIMIENTO DE DECISIONES.
En que rige ámbito del DIPr, el régimen jurídico español está formado por normas de origen
internacional que hacen que las normas de carácter interno tengan un carácter residual.
Las normas internacionales pueden consistir bien en normas materiales uniformes, bien en
normas de conflicto uniformes.
Se trata de convenios internacionales que dotan a una institución de derecho privado de una
regulación material para los supuestos internacionales.
En materia contractual su paradigma es la Convención de las Naciones Unidas sobre
contratos de compraventa internacional de mercaderías de 1980 donde su incidencia sobre
supuestos de venta internacional es doble:
Constituye una regulación uniforme casi exhaustiva de la modalidad contractual contemplada
Según su art 9, las partes quedarán obligadas por cualquier uso en que hayan convenido y
por cualquier practica que hayan establecido entre ellas.
Los operadores han venido forjando sus propias reglas de conducta para una actividad
internacional o para un sector de comercio de la industria. Ello lo han hecho mediante usos
o prácticas comerciales, condiciones generales de contratación, generalizadas en la práctica,
o códigos de conducta empresariales, de forma que todos ellos caben bajo la denominada
Lex Mercatoria.
Se destaca una cierta institucionalización de esa sociedad trasnacional que interviene en la
elaboración de su propio “derecho”. Ejemplo de ello son las codificaciones de Principios en
materia contractual elaboradas por el UNIDROIT, o en el ámbito europeo, los Principios del
Derecho contractual europeo por la Comisión Lando.
Más allá de que por su falta de control estatal, estos conjuntos normativos despierten cierta
desconfianza tradicional en medios académicos y prácticos, lo que resulta innegable es su
fuerza interpretativa, puesta de manifiesto numerosas veces por nuestro TS.
Dicho instrumento establece normas de conflicto uniformes para ser aplicadas por los
operadores y las autoridades de los EEMM, y es relevante por su amplitud de su ámbito
material y espacial de aplicación, desde éste se coordinan y aplican otros instrumentos
internacionales especiales.
La importancia absoluta de la previsibilidad para los participantes en un Mercado integrado
explica la transcendencia de la intervención como legislador de la UE en el ámbito de la
contratación internacional, para dar solución a las divergencias normativas de un EM a otro,
que son obstáculos para la libre circulación de bienes y servicios.
Así, el R. Roma I incrementa la previsibilidad y la seguridad jurídica respecto a la ley aplicable
a los contratos internacionales.
Los jueces nacionales (cuya CJI quedará decidida uniformemente por el R. 1215/2012) van
a aplicar un mismo régimen jurídico internacional cuando el litigio tenga por objeto los
contratos internacionales contemplados, y ello con una uniformidad asegurada por la
interpretación uniforme del TJUE por vía de recurso prejudicial.
Esta doble plataforma uniforme y común a todos los EEMM, permite prever de antemano
ante qué tribunales podré atacar a la otra parte o tendré que defenderme, y qué
ordenamiento va a aplicarme el juez.
Es una cuestión muy relevante si no se ha pactado y que se asienta sobre 3 pilares.
1. La más alta libertad de las partes en la designación del derecho aplicable, permitiendo la
entrada de cualquier norma forjada en cualquiera de las fuentes señadas.
2. Un decidido juego de las normas imperativas contenidas en los ordenamientos
nacionales, con los que el contrato se halle conectado, y particularmente las del país de
ejecución del contrato.
3. La concreción de regímenes especiales, particularmente de aquellos contratos en los que
una de las partes está necesitada de protección o tutela (ej. consumidores).
Hay que precisar el ámbito espacial, material y temporal de aplicación del R.593/2008
1 Página 511 del manual. Esta última frase aparece en sentido contrario en el manual, la cambio porque entiendo que es una errata.
El contrato es una ficción que va a designar una realidad económicamente única que sin
embargo resulta jurídicamente compleja.
De ahí que resulte más exacta la expresión “obligaciones contractuales”. Ciertas
obligaciones contractuales están excluidas de la aplicación del R. Roma I. En el DIPr español,
las obligaciones excluidas quedan comprendidas en el art. 10.5 CC. Las dudas de calificación
quedan sujetas a lo dispuesto por el derecho de los EEMM.
4) Quedan también fuera del ámbito también distintas cuestiones de marcado carácter
procesal o vinculadas con arreglo de controversias. Se excluyen, por lo tanto, los
acuerdos de elección de fuero, dado que corresponde al tribunal designado por las
partes decidir si se acepta o no la sumisión, por lo que es irrelevante lo dispuesto por la
lex causae o ley rectora del contrato en que se inserta la cláusula. Por razones similares
se han excluidos los convenios de arbitraje y cláusulas de elección de foro.
6) El R. Roma I excluye las obligaciones nacidas en el ámbito societario: esto es, a las
cuestiones reguladas por el derecho de sociedades, asociaciones y personas jurídicas,
tales como la constitución, capacidad jurídica, funcionamiento interno y la disolución de
personas jurídicas, así como la responsabilidad de socios y órganos por las deudas de la
sociedad. Se excluyen todos los acuerdos internos que dan vida a las personas jurídicas.
8) El trust también está fuera de su ámbito, al ser una institución típica del derecho
anglosajón, toma elementos del derecho de obligaciones y del de sucesiones.
El R. Roma I se aplica a todos los contratos celebrados después del 17 dic de 2009. Para los
anteriores se aplica el Convenio de Roma de 1980, que entró en vigor en julio de 1993 y por
tanto muy similar en sus soluciones.
8.
Los límites más relevantes vienen determinados por la acción de las normas imperativas,
que está contenidas, bien en la ley designada aplicable (lex contractus), o bien en la lex fori,
así como en un tercer ordenamiento eventualmente vinculado con el contrato.
Otros límites se derivan el alcance restrictivo con que la autonomía de la voluntad se concibe,
cuando dicho poder ha de operar en el contexto de contratos, en los que la posición de
desigualdad entre las partes justifica la introducción de restricciones para impedir que la
parte fuerte imponga el derecho aplicable a la parte más débil en el contrato.
Finalmente, los límites se hallan en el reconocimiento de un poder al juez para corregir la
localización que inicialmente se haya efectuado cuando se desprenda del conjunto de
circunstancias que existen en el contrato vínculos más estrechos con otro país.
Las normas imperativas de naturaleza jurídico-privada son determinantes del propio
desenvolvimiento del contrato, y se definen como disposiciones que no se pueden excluir
mediante acuerdo. Están presentes en todos los OJ y se aplicarán las contenidas en la ley
rectora del contrato (o lex causae).
Las normas imperativas de naturaleza jurídico-pública. Las leyes de policía son
disposiciones cuya observancia es considerada esencial para la salvaguarda de los intereses
públicos del país, tales como su organización política, social o económica, hasta el punto de
exigir su aplicación a toda situación comprendida dentro de su ámbito de aplicación,
cualquiera que fuera la ley aplicable al contrato según el reglamento. Su aplicación es
insoslayable para el juez del foro que entienda el contrato litigioso.
También el juez podría dar efecto a las leyes de policía del lugar de ejecución del contrato,
en la medida en que dichas leyes de policía hagan la ejecución del contrato ilegal.
Lo relevante es que el juez y los contratantes han de aplicar las normas imperativas que
graviten sobre un determinado contrato, tanto si está contenidas en la ley rectora del fondo
como si lo están en la ley de foro.
La expansión del Derecho de la UE provoca que, aunque todos los elementos de un contrato
estén localizados en uno o varios EM y el contrato se someta a la ley de país tercero, habrá
de tener en cuenta y aplicar las normas del Derecho comunitario.
arrendatario tienen residencia en un mismo país, en cuyo caso se aplicará la ley del
país de residencia de ambos).
f) la ley del lugar del mercado se aplica a las ventas en subasta y contratos con
“sistema multilateral” (mercados organizados como las “bolsas”).
La libertad de elección puede entrañar riesgos en aquellos contratos en que una de las partes
se halla en especial situación de inferioridad a la hora de negociar (consumidores, contratos
de trabajo, transporte de personas).
Ello queda más aún patente en aquellas situaciones en las que tal poder de negociación
sencillamente no exista, por haber sido concluidos mediante contratos de adhesión.
Esto explica ciertos regímenes especiales.
1. CONTRATOS DE CONSUMO.
Para los contratos de trabajo, el R. Roma I también admite un juego limitado de la autonomía
de la voluntad en la determinación del derecho aplicable.
No obstante, la elección no puede eludir la aplicación de las normas imperativas contenidas
en el OJ que hubiera sido aplicado de no haber mediado pacto; esto es, en atención a los
distintos supuestos de contrato de trabajo internacional
a. Las contenidas en el OJ del país de cumplimiento de la prestación del
trabajador
(lex loci laboris).
b. O bien, las contenidas en el OJ del país en que está situado el establecimiento
que contrató al trabajador.
c. O bien, las del OJ que presente los vínculos más estrechos con el contrato.
La Directiva 96/71, sobre desplazamiento de trabajadores efectuado en el marco de una
prestación de servicios contempla un supuesto concreto de contrato de trabajo internacional:
el desplazamiento temporal del trabajador de un EM a otro, así como el desplazamiento de
un trabajador dentro de un mismo grupo de empresas.
La directiva obliga a respetar las condiciones de trabajo y empleo en el país de acogida del
trabajador (lugar de cumplimiento) cualquiera que sea la ley aplicable al contrato.
3. CONTRATOS DE TRANSPORTE.
La ley designada conforme a los criterios de conexión (lex causae o lex contractus) rige
todas las cuestiones relativas al fondo del contrato: su interpretación, el cumplimiento de
las obligaciones que genere, así como las consecuencias de su incumplimiento y los modos
de extinción de las obligaciones y las consecuencias de la nulidad del contrato.
En cambio, respecto a la forma del contrato, se sujeta alternativamente a la lex contractus
o bien a la ley del lugar de celebración del contrato. Así, el contrato es formalmente válido
si lo es, bien conforme a la ley rectora del mismo, bien conforme a la ley del lugar de
celebración. Este carácter responde al favor negotii.
Se excluye también de la ley rectora del contrato las formas de ejecución, esto es, las
medidas que deba tomar el acreedor en caso de cumplimiento defectuoso, necesariamente
sujetas a la ley del lugar de celebración, (ya que la ley rectora del contrato y la ley del país
de ejecución pueden no coincidir).
Se excluye del ámbito del reglamento la capacidad, que se sujeta a la ley personal de los
contratantes (art. 9.1 CC), con excepción a de la llamada teoría de interés nacional (art. 13)
Los aspectos jurídico-reales (salvo las cuestiones formales, art. 11.5) se excluyen del
ámbito de Roma I, actuando la lex rei sitae para las cuestiones jurídico-reales en los
contratos sobre bienes inmuebles (ej. validez o modos de transmisión de derechos reales).
I. INTRODUCCIÓN.
Se basa en una conexión particularmente estrecha entre la controversia y los tribunales y los
tribunales de un lugar que no sea el domicilio del demandado, que justifique una atribución
de competencia a dichos tribunales por razones de buena administración de justicia y de
sustanciación adecuada del proceso.
Pese a lo anterior, el foro de competencia es de aplicación en supuestos extremos, en los
que no sea posible afirmar con certeza el criterio personal del mismo se cumple (domicilio
del demandado en la UE). Por lo tanto, si el órgano jurisdiccional que conoce del asunto no
dispone de indicios probatorios que le permitan llegar a la conclusión de que el demandado
está efectivamente domiciliado fuera del territorio de la Unión, se aplicará el foro de
competencia en cuestión.
• DELICTUAL/CUASIDELICTUAL; Para delimitar este concepto, el TJ ha dicho que
debe ser objeto de una interpretación autónoma, con referencia al sistema y a los
objetivos de Reglamento. Esta interpretación autónoma, desvinculada el concepto que
cada OJ de los EEMM tenga sobre las obligaciones extracontractuales, aporta mayor
seguridad jurídica, pues su aplicación será uniforme por los distintos operadores jurídicos
de los distintos EEMM.
A la luz de la jurisprudencia del TJ, puede afirmarse que el concepto de materia delictual
o cuasi delictual debe interpretarse de manera amplia, que abarca tanto las demandas
dirigidas a exigir la responsabilidad de un demandado, que no estén relacionadas con la
materia contractual en el sentido del art. 7.1 del Reglamento, como las demandas
declarativas negativas que tengan por objeto declarar la inexistencia de responsabilidad
delictual o cuasidelictual.
• CONTRACTUAL/ EXTRACONTRACTUAL En consecuencia, el Tribunal de Justicia
considera obligación extracontractual toda aquella obligación que no pueda
clasificarse como contractual, considerada como obligación jurídica libremente
consentida por una persona respecto a otra
Las negociaciones precontractuales, pueden dar lugar a una acción que pretenda un
resarcimiento causado como consecuencia de un incumplimiento de normas jurídicas
que obligan a las partes a actuar de buena fe a lo largo de unas negociaciones
encaminadas a la celebración de un contrato, las calificaremos, por tanto, como
obligación extracontractual.
• Quedan incluidas en el ámbito del art. 7.2 del Reglamento:
a. Las acciones de indemnización derivadas de un daño y las acciones de
cesación de una conducta o actividad (indemnizaciones por accidente de
circulación, daños medio ambientales, daños contra la intimidad…).
b. Las acciones de exoneración de responsabilidad extracontractual (demandas
donde se solicita al juez una sentencia meramente declarativa que declare que
una determinada acción no vulnera derecho alguno).
• Por el contrario, el TJ ha interpretado que tal expresión si designa “el lugar donde ha
sobrevenido el perjuicio inicial a consecuencia de la utilización normal del producto
para la finalidad a la que está destinado”.
Ej1. un supuesto en el que la compra de un componente químico defectuoso se realiza en un
Estado, pero su transformación en fertilizante (al mezclarse y tratarse) se lleva a cabo en otro,
el lugar donde se produce el hecho dañoso es aquel en el que se encuentra la fábrica donde
el producto se trata, de forma que solo en este lugar puede establecerse el nexo causal entre
el daño y el hecho que lo origina. Ej2. En el ámbito de la responsabilidad de un miembro del
consejo de administración de una empresa, el lugar en cuestión es: el lugar en el que las
actividades desarrolladas y la situación económica relativa a dichas actividades encuentran su
nexo más estrecho.
o haya sido accesible, pero dichos órganos son únicamente competentes para conocer el daño causado
en el territorio del EM del órgano jurisdiccional al que se haya acudido.
Ej2 El Artículo 7.2 del Reglamento BrI ref otorga CJI a los tribunales de un EM para conocer de una acción
de responsabilidad por la supuesta vulneración de derechos de autor y derechos afines a derechos
de autor garantizados por el derecho del foro si la vulneración de esos derechos se comete al poner el
bien protegido (fotografías) en un sitio de internet accesible desde su circunscripción territorial. Ahora
bien, dicha competencia tiene un límite, cual es que el tribunal solo será competente para conocer del
daño causado en el territorio del Estado miembro al que pertenece. Del mismo modo y con el mismo
límite dichos tribunales son competentes también para conocer una acción de responsabilidad ejercitada
por su autor contra una sociedad domiciliada en otro Estado miembro. En caso de pluralidad de autores
de la infracción del derecho de autor (por publicarse las mismas fotos por distintos medios) el tribunal
ante el que se alega la infracción puede ser competente si el daño se ha producido en su jurisdicción. En
este caso, no obstante, solo puede conocer del daño causado en el territorio del Estado miembro al que
pertenece.
En el ámbito de la Ley aplicable (concreción de la ley que el juez debe aplicar al fondo de la
controversia), las dos normas más relevantes que regulan la cuestión:
a. El reglamento Roma II, R.864/2007 relativo a la ley aplicable a las obligaciones
extracontractuales.
b. El artículo 10.9 CC.
Para determinadas materias existe una serie de Convenios internacionales que regulas
específicamente la cuestión de la Ley aplicable (como por ejemplo en materia de abordaje
marítimo, de accidente nuclear, contaminación del mar por hidrocarburos etc., no
abundaremos en este tema dichos convenios).
Su finalidad es limitar los supuestos del fórum shopping y potenciar la seguridad jurídica. En
la medida en que el RBr1ref prevé expresamente la posibilidad de que el demandante elija
el foro ante el que presentar su demanda (foro general vs fuero especial), implícitamente se
le está concediendo la posibilidad de que elija el Derecho aplicable al fondo de la
controversia.
EJ1 Si se plantea la demanda ante el Estado del domicilio del demandado, serán las normas de
conflicto en vigor en ese Estado las que determinen el Derecho aplicable al fondo de la
controversia. Si, por el contrario, la demanda se presenta ante los tribunales del lugar donde se
haya producido el daño, puede que el Derecho designado por la norma de conflicto del
ordenamiento de ese Estado no coincida con el Derecho designado por la norma de conflicto del
ordenamiento del lugar de residencia del demandado. Un estudio prospectivo de esta cuestión
permite al demandante indagar en el Derecho más favorable a su pretensión.
Para conjurar estos riesgos, el R. Roma II impone una norma de conflicto uniforme a todos
los EEMM de la UE (excepto a Dinamarca). De tal forma que el Derecho aplicable al fondo
de la controversia será el mismo, sea cual fuere el foro elegido por el demandante.
Esta circunstancia eleva la seguridad jurídica en términos de previsibilidad, pues el operador
jurídico sabe cuál es el Derecho aplicable al fondo de la controversia con independencia de
los tribunales que conozcan la cuestión.
Art.6 R. Roma II: “El correcto funcionamiento del mercado interior exige, con el fin de
favorecer la previsibilidad del resultado de los litigios, la seguridad jurídica y la circulación de
resoluciones judiciales que las normas de conflictos de leyes vigentes en los EEMM designen
la misma ley nacional con independencia del país del tribunal ante el que se haya planteado
el litigio”.
Aun sabiendo las ventajas que aporta al espacio jurídico europeo, debe advertirse que el R.
Roma II es un instrumento complejo ya que plantea numerosas interrogantes en cuanto al
alcance de su ámbito de aplicación material y prevé in importante abanico de soluciones ad
hoc para supuestos concretos de responsabilidad extracontractual.
Además, en la medida que no es aplicable a todos los supuestos de este tipo de obligaciones,
no excluye totalmente la aplicación de la norma de conflicto de fuente interna (art. 10.9
CC), lo que obliga al operador jurídico a plantearse cuando debe aplicar el Reglamento y
cuando debe aplicar el citado art. 10.9 del CC.
Esta solución se mantiene, aunque alguna de las partes implicadas en la controversia no sea
nacional o residente habitual en un EM La no vinculación de Dinamarca sólo significa que
sus tribunales no aplicaran el Reglamento.
EJ.1. Si un ciudadano danés con residencia habitual en su país es demandado en un EM
según el fuero especial del R. Bruselas I refundido, la ley aplicable a la responsabilidad
extracontractual controvertida será la que prevea el R. Roma II, con independencia de
que la ley designada sea danesa.
Para determinar la ley aplicable a una obligación extracontractual que no esté regulada
específicamente en el Reglamento, se establece un sistema de puntos de conexión
jerarquizados.
Con carácter general, debe advertirse que la ley determinada por los puntos de conexión del
Reglamento es la ley material del OJ designado, con exclusión de las normas del DIPr.
Esto es, el Reglamento excluye expresamente el reenvío. Para los supuestos en que la
remisión se haga a un Estado plurilegislativo y a los efectos de determinar la ley aplicable
designada por el Reglamento, cada una de esas unidades se considerara como un país.
Además, podrá excluirse la aplicación de una disposición de la ley designada por las normas
de conflicto del Reglamento si esa aplicación es manifiestamente incompatible con el orden
público del foro.
EJ. Así, podría considerarse el juego de la cláusula de orden público cuando en virtud de
la ley designada por la norma de conflicto, la asignación de daños, los intereses puestos
o los daños punitivos se considere excesivos.
Las conexiones utilizadas por el Reglamento para determinar la ley aplicable a la obligación
extracontractual son:
a) AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD. Las partes (responsable del daño y victima) pueden
escoger libremente la ley aplicable al daño extracontractual controvertido. De la misma
forma que prevé Roma I, dicha elección no tiene, en principio, límites, ya que puede
escogerse una ley que no guarde conexión alguna con el supuesto. La única condición
impuesta es que la ley elegida no perjudique los derechos de terceros.
La elección en cuestión puede realizarse de manera expresa o tácita (inequívoca a las
circunstancias del caso), y puede realizarse antes o después del hecho generador, sin
embargo, en este caso, para que las partes puedan realizarlo ex ante, deben desarrollar
una actividad comercial.
b) RESIDENCIA HABITUAL COMÚN DE LAS PARTES: Se trata de una conexión
específica, y una excepción respecto de la regla general, para el supuesto particular en
el que la persona, cuya responsabilidad se alega (sea o no la que generó el daño), y la
persona perjudicada tengan su residencia habitual en el mismo país en el momento en
el que se produce el daño. En este caso, la ley aplicable será la de dicho país.
El lugar en que se haya producido el hecho dañoso y/o el lugar en que se hayan padecido
los daños son irrelevantes a estos efectos. El punto de conexión se aplica, aunque
cualquiera de esos lugares no coincida con el lugar de la residencia habitual común.
Roma II enuncia una serie de normas para la correcta concreción de la residencia
habitual:
• La de una sociedad, asociación o persona jurídica, será el lugar de su
administración central
• La de una sucursal o agencia, será la del lugar en el que este situada.
• La de una persona física que este ejerciendo su actividad profesional, será la del
lugar donde se encuentre el establecimiento de dicha persona.
c) LUGAR DONDE SE PRODUCE EL DAÑO: es la solución básica y clásica en el ámbito
de la ley aplicable a las obligaciones extracontractuales: la lex loci delicti commissi, o
ley del lugar donde se produce el daño, que solo se aplicará cuando
a. No haya acuerdo de elección de ley entre las partes,
b. Cuando ambas tengan su residencia habitual en Estados distintos o
c. Cuando el supuesto controvertido no presente vínculos más estrechos con
otro Estado (cláusula de escape).
La aplicación de la ley del país donde se produce el daño no plantea problemas cuando
tanto el ilícito que origina el daño, como el mismo daño se manifiestan en el mismo país).
No obstante, cabría preguntarse cómo se aplicaría cuando el hecho ilícito se origina en
un país y los daños se manifiestan en otro (daños a distancia), ya que la lex loci delicti
comissi requiere una concreción importante: se aplicará la lex loci damni, o ley del lugar
donde se produce el daño directo derivado del hecho, es decir, la del lugar donde se
padece el daño. En definitiva, el daño que hay que tener en cuenta a efectos de
determinar el lugar donde se produce, es el daño directo y el país en el que se produce
el daño directo es aquel en el que se haya sufrido la lesión o se haya dañado la
propiedad.
En consecuencia, la ley del lugar del daño se aplica independientemente del país donde
se haya producido el hecho generador del mismo, y cualquiera que sea el país en que
se producen las consecuencias indirectas del hecho en cuestión.
Solo para los supuestos que no estén incluidos en el ámbito de aplicación material de Roma
II, o en otros instrumentos internacionales, será de aplicación la norma de conflicto en materia
de obligaciones extracontractuales prevista en este artículo, el cual opera de forma residual.
Es de aplicación, por ejemplo, en los supuestos de difamación.
En su primer inciso, el art. 10.9 CC determina la ley aplicable a la responsabilidad
extracontractual refiriéndose a la ley del lugar donde hubiera ocurrido el hecho de que
deriven. Esta conexión, por tanto, coincide con la prevista con carácter general por Roma
II, la lex loci delicti comissi.
Por otra parte, la lex loci responde tanto a los intereses propios del DIPr (certeza y
previsibilidad de la ley que va a ser aplicada al fondo de la controversia) como a los intereses
del Estado (aplicar la misma ley a todos los hechos que acontezcan en su territorio), como
los intereses de los particulares (actúan conforme a lo preceptuado en la ley donde se
encuentran, y al mismo tiempo obtienen su protección).
El recurso a esta Ley como punto de conexión parece, en consecuencia, acertado. Lo que
plantea mayores problemas es el hecho de que el artículo 10.9 solo prevea este punto de
conexión, rigidez esta que puede conllevar la aplicación de la lex loci incluso a supuestos
en los que la vinculación con esta ley es fortuita.
Por otro lado, el precepto en cuestión tampoco conoce, a los efectos de los daños a
distancia, esa sutil diferenciación entre la ley del lugar donde hubiera ocurrido el hecho que
origina el daño y la ley del lugar donde se produce el daño derivado al hecho.
Del tenor literal del artículo podría concluirse que se aplica la lex loci delicti commissi (y no
la lex damni) aunque no parece que esta sea la mejor solución, y mucho menos desde la
entrada en vigor del R. Roma II, pues en aras a una armonía de soluciones del sistema
español de DIPr, en supuestos de daños a distancia se impone la aplicación de la lex damni,
a la que podría llegarse con una interpretación finalista de la ex loci.
A) R. Roma II.
El Reglamento no prevé una norma específica para regular estos supuestos. Su regulación
en clave conflictual queda, en consecuencia, sometida al régimen general (Ep IV.1.D).
En la medida en que la responsabilidad derivada de los accidentes de circulación está
regulada por un Convenio Internacional cuya aplicación no se ve alterada por Roma II, tanto
el régimen conflictual general como las normas de interpretación previstas en este texto, no
son de aplicación.
c. Respecto de una víctima que se encontraba en el lugar del accidente fuera del
vehículo, si tenía su residencia habitual en el Estado en que dicho vehículo
estuviese matriculado. En caso de ser varias víctimas, la ley aplicable se
determinará por separado con respecto a cada una de ellas.
Si el accidente tiene lugar entre dos o más vehículos matriculados en el mismo Estado,
se aplicará la ley del Estado de matriculación. También se aplicará esta conexión respecto
de las víctimas no transportadas si estas tuvieran su residencia habitual en el Estado de la
matriculación del vehículo.
Si el accidente tiene lugar entre dos o más vehículos matriculados en distintos Estados, se
aplicará la lex loci.
El ámbito de la ley determinada por el CLH 1971 es muy amplio, y rige entre otras
cuestiones, las condiciones y la extensión de la responsabilidad, sus causas de exoneración,
limitación y reparto, la existencia y naturaleza del daño susceptible de reparación, las
modalidades y la extensión de la reparación, así como su transmisibilidad.
A) R. Roma II.
La Ley aplicable a la responsabilidad del fabricante por productos está regulada en una
norma de conflicto ad hoc en el R. Roma II (art. 5) Esta regla específica se justifica en una
serie de objetivos que deben cumplirse en este ámbito:
1. El justo reparto de los riesgos inherentes a una sociedad moderna que se caracteriza
por un alto grado de tecnicidad.
2. La protección de la salud de los consumidores.
3. El incentivo a la innovación.
4. La garantía de una competencia no falseada.
5. La simplificación de los intercambios comerciales.
• Por ello, la norma de conflicto que regula la cuestión está formada por un sistema de
conexiones en cascada y una cláusula de escape.
• Así, la ley aplicable a la responsabilidad del fabricante por productos será:
a) En primer lugar, la ley de la residencia habitual común de las partes.
b) Si no se da esta conexión, la de la residencia habitual de la persona perjudicada,
siempre que en ese país se comercialice el producto.
c) En su defecto, la ley del lugar donde se adquirió el producto, siempre que en
ese país se comercialice el producto;
d) En caso de que no pueda aplicarse esta última conexión se aplicará la ley del
país en que se produjo el daño, siempre que en ese país se comercialice el producto.
Se observa que la aplicación de las últimas 3 conexiones está condicionada a que el
producto defectuoso se comercialice en el país designado por el punto de conexión.
Dicha exigencia tiene sentido, ya que se pretende que el fabricante (responsable) pueda
medir los riesgos en los que incurre comercializando el producto en uno u otro país. Y
además se asegura una respuesta previsible (en términos de ley aplicable), en caso de
incurrir en responsabilidad.
Como excepción a la regla general, el Convenio establece que será de aplicación el Derecho
interno del Estado de residencia habitual de la persona directamente perjudicada (art. 5):
a. en el caso en que el Estado en el que se encuentra el establecimiento principal
de la persona a quien se le impute la responsabilidad coincida con el Estado de
la residencia habitual de la persona perjudicada; o,
b. en el caso en que el Estado en que hubiese sido adquirido el producto por la
persona perjudicada coincida con el de su residencia habitual,
Si el supuesto de hecho no encaja en ninguna de las conexiones descritas, el perjudicado
podrá reclamar la reparación del daño, tanto al amparo de la ley del Estado del
establecimiento principal del responsable como al amparo de la ley del Estado donde el
daño se ha producido (art.6)
Con todo, y de forma similar a lo previsto en el R. Roma II, la eventual aplicación de la ley
del lugar donde se ha producido el daño o de la ley de la residencia habitual de la víctima
queda sometida a la restricción que impone la cláusula de previsibilidad (art.7). En su virtud,
ninguna de estas dos leyes se aplicará si el fabricante demuestra que no pudo prever
razonablemente que el producto en cuestión sería comercializado en uno u otro Estado.
El R. Roma II también contiene una norma especial en materia de competencia desleal y libre
competencia. En estos supuestos, el legislador europeo estimó que la norma de conflicto
aplicable a los supuestos de obligaciones extracontractuales derivados de un acto de
competencia desleal debería ser una norma que designase un Derecho que protegiese a
competidores, consumidores y público en general, además de garantizar el buen
funcionamiento de la economía de mercado.
En este sentido, se estimó que la ley que mejor salvaguarda esos intereses es la del país en
cuyo territorio las relaciones de competencia o los intereses colectivos de los
consumidores resulten o puedan resultar afectados. Ésta es, en consecuencia, la ley que
designa la norma de conflicto en cuestión.
Ahora bien, si el acto de competencia desleal afecta sólo a los intereses de un competidor
en particular, la ley aplicable a esa responsabilidad extracontractual es la prevista para los
supuestos generales; es decir, la ley de la residencia habitual común de las partes, y en
caso de no darse esta conexión ley del lugar donde se produce el daño. A Salvo, claro
está, aquellos supuestos que presenten un vínculo manifiestamente más estrecho con otro
ordenamiento, en cuyo caso se aplicará ese ordenamiento (cláusula de escape).
Por otro lado, el juego de la autonomía de la voluntad (elección de la ley aplicable) en
este ámbito está expresamente prohibido por el Reglamento.
El Reglamento también prevé una norma de conflicto para las obligaciones
extracontractuales que se derivan de las restricciones a la competencia. A los efectos de
la aplicación del texto, el concepto de restricción de la competencia cubre las prohibiciones
de acuerdos entre empresas, las decisiones adoptadas por asociaciones de empresas y las
prácticas concertadas que tengan por objeto o efecto evitar, restringir o distorsionar la
competencia dentro de un EM o dentro del mercado interior.
Abarca, también, las prohibiciones relativas al abuso de posición dominante dentro de un
Estado miembro o dentro del mercado interior, cuando dichos acuerdos, decisiones,
prácticas concertadas o abusos estén prohibidos por el Derecho europeo o por la legislación
de un EM. No se aplica, sin embargo, a las sanciones administrativas.
La ley designada por la norma de conflicto en cuestión es la ley del país en el que el mercado
resulte o pueda resultar afectado por la práctica prohibida. Si son varios los países afectados,
se aplicará la ley del foro siempre que se cumplan dos condiciones cumulativamente:
Que el demandado tenga su domicilio en ese Estado, y
Que el mercado de dicho Estado figure entre los que se ven afectados de manera directa
y sustancial por la restricción de la competencia.
La misma regla (aplicación de la ley del foro) es aplicable cuando existe más de un
demandado, siempre que se den las dos condiciones descritas: que al menos un demandado
tenga su domicilio en ese Estado y que su mercado resulte afectado.
La tercera regla específica que contiene el Reglamento se refiere a los daños al medio
ambiente (art. 7). Por “daño medioambiental” debe entenderse el cambio adverso de un
recurso natural, como el agua, el suelo o el aire, el perjuicio a una función que desempeña
ese recurso natural en beneficio de otro recurso natural o del público, o un perjuicio a la
variabilidad entre los organismos vivos.
La ley aplicable a la obligación extracontractual que se derive de un daño medioambiental, o
de un daño sufrido por personas o bienes como consecuencia de dicho daño, será la ley del
lugar donde se produce el daño. Junto con este punto de conexión, y debido al nivel de
protección adicional que el legislador europeo quiere para estos supuestos, el Reglamento
brinda a la persona que reclama el resarcimiento de los daños la posibilidad de elegir entre
aquella conexión y la ley del país en el cual se produjo el hecho generador del daño.
Fiel al principio de territorialidad que rige en este ámbito, la norma de conflicto específica
del Reglamento consagra la aplicación de la lex loci protectionis; es decir, la ley del país para
cuyo territorio se reclama la protección.
Para aquellos supuestos en los que se causen daños derivados de una infracción de un
derecho de propiedad intelectual europeo de carácter unitario (marca, dibujos o modelos),
la ley aplicable será la ley del país en el que se haya cometido la infracción. Debe retenerse,
no obstante, que la ley designada solo conocerá de las obligaciones extracontractuales que
no estén específicamente reguladas en otro instrumento europeo.
El Reglamento define la gestión de negocios ajenos como el acto realizado sin la debida
autorización, en relación con los negocios de otra persona (art. 11). A partir de aquí, y
siguiendo un esquema muy similar a la norma de conflicto que regula el enriquecimiento sin
causa, plantea una norma de conflicto con una enumeración en cascada de los puntos de
conexión.
La primera conexión a la que queda sometida la acción de compensación de daños será la
misma ley que rige la relación existente entre las partes. En su defecto, se aplicará la ley de
la residencia habitual común. Y, en defecto de la anterior, se aplicará la ley del lugar donde
la gestión se lleve a cabo. Lo anterior sin perjuicio de lo establecido en la cláusula de escape
(aplicación de la ley que manifiestamente presente vínculos más estrechos).
El art. 10.9 CC también introduce una norma de conflicto ad hoc para la gestión de negocios,
sometiéndola a la competencia de la ley de lugar donde el gestor realice la actividad principal.
Esta norma tampoco es de aplicación, pues queda sustituida por la norma estudiada en el R.
Roma II.
8. CULPA IN CONTRAHENDO.
El Reglamento contiene también una norma especial para regular en clave conflictual los
daños que puedan derivarse o producirse en el seno de las negociaciones previas a la
celebración de un contrato (art. 12).
Como advierte el legislador europeo, a los efectos del R. Roma II el concepto de culpa in
contrahendo es autónomo y, en consecuencia, no debe interpretarse necesariamente con el
sentido de cada legislación nacional. Eso sí, el concepto debe incluir la violencia del deber
de información y la ruptura de los tratos contractuales.
Por otro lado, su ámbito de aplicación es restringido. El artículo en cuestión cubre únicamente
las obligaciones extracontractuales con vínculo directo con los tratos previos a la celebración
de un contrato. Esto quiere decir que, si durante las negociaciones de un contrato, una
persona sufriera una lesión personal, se aplicará el art. 4 o cualquier otra disposición
pertinente del Reglamento.
La primera conexión que utiliza el precepto es la ley que hubiese regido el contrato de
haberse celebrado. Esta hipotética ley se determinará conforme a lo dispuesto en el R. Roma
I. Sólo para el supuesto en el que no pudiera concretarse esa ley, el texto remite a las
conexiones que rigen para los supuestos generales: residencia habitual común de las partes,
lex damni y cláusula de escape.
De forma amplia (pero no exhaustiva) el art. 15 del Reglamento enumera las cuestiones que
quedan sujetas al ámbito de la ley aplicable. En concreto, la ley designada se aplica:
1. Al fundamento y alcance de la responsabilidad, incluida la determinación de las personas
que pueden considerarse responsables por sus propios actos;
2. Las causas de exoneración, así como toda limitación y reparto de responsabilidad
3. La existencia, la naturaleza y la evaluación de los daños o la indemnización solicitada;
4. Dentro de los límites de los poderes conferidos al tribunal por su Derecho procesal, las
medidas que puede adoptar un tribunal para garantizar la prevención, el cese y la
reparación del daño;
5. La transmisibilidad, incluida por herencia, del derecho a reclamar por daños o a solicitar
indemnización;
6. Las personas que tiene derecho a la reparación del daño sufrido personalmente;
7. La responsabilidad por actos de terceros;
Cualquiera que sea la ley aplicable a la obligación extracontractual, las disposiciones del
Reglamento no afectarán a la aplicación de las normas imperativas del foro previstas para
supuestos internacionales (art. 16).
Según ha preciado el Tribunal de Justicia, leyes de policía son aquellas “disposiciones
nacionales cuya observancia se considera crucial para la salvaguarda de la organización
política, social o económica del Estado hasta el punto de hacerlas obligatorias para toda
persona que se encuentra en el territorio nacional o a toda relación jurídica que se localiza
en tal Estado”
En cuanto a la acción directa contra el asegurador del responsable, el Reglamento dispone
que la persona perjudicada podrá actuar directamente contra el asegurador para reclamarle
resarcimiento, si así lo dispone la ley aplicable a la obligación extracontractual o al contrato
de seguro (art. 18).
Explicación: Puede suceder que la ley aplicable al contrato de seguro no prevea la acción
directa de la víctima frente a la aseguradora, mientras que la ley del lugar donde se produce
el daño sí prevea esa acción directa. En consecuencia, en virtud de la lex damni la víctima
podrá reclamar directamente frente a la compañía aseguradora.
Por último, importa destacar que la posible subrogación de un tercero (típicamente, la
compañía aseguradora de la víctima) frente al responsable queda sometida a la ley aplicable
a la obligación de pago o indemnización (típicamente, la ley que rige el contrato de seguro).
Art. 19 (subrogación) Cuando en virtud de una obligación extracontractual, una persona (el
acreedor) tenga derecho respecto a otra persona (el deudor) y un tercero esté obligado a
satisfacer al acreedor o haya, de hecho, satisfecho al acreedor en ejecución de esa
obligación, la ley aplicable a esta obligación del tercero determinará si, y en qué medida, este
puede ejercer los derechos que el acreedor tenía contra el deudor según la ley que rige sus
relaciones.
En palabras del TJUE: “el art. 19 del R. Roma II establece que… la cuestión de una eventual
subrogación en los derechos de la víctima estará regulada por la ley aplicable a la obligación
del tercero, a saber, la entidad aseguradora de la responsabilidad civil, de indemnizar a dicha
víctima”
La ley designada por el art. 10.9 del CC regirá tanto el nacimiento de la obligación y los
sujetos entre los que se establece como los requisitos del cumplimiento, las consecuencias
del incumplimiento y las circunstancias de extinción.
Podría concluirse, por tanto, que en principio todos los elementos que configuran la
obligación extracontractual deben regirse por la ley señalada. De este modo se evita la
fragmentación de su tratamiento jurídico.