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LA PLANTA DE EL

JITOMATE
El jitomate  es una planta herbácea cultivada como hortaliza perteneciente a la
familia Solanaceae. Conocido como tomate, tomatera, o tomate bola, es nativo de
la región andina desde Colombia hasta Chile, siendo domesticada en
Mesoamérica y México.

A pesar de su bajo valor calórico y contenido de carbohidratos, grasas y proteínas,


su importancia radica en la presencia de otros elementos nutritivos benéficos para
la salud. Entre ellos carotenoides, vitaminas, compuestos fenólicos, lectinas y
minerales indispensables para el buen desarrollo de los procesos fisiológicos del
organismo.

En la actualidad, el jitomate se considera el segundo vegetal más importante a


nivel mundial después de la papa. Los principales países productores en millones
de toneladas métricas por año son China (56,3), India (18,5), Estados Unidos
(14,5), Turquía (12, El género Solanum es originario de la región andina, desde el
sur de Colombia hasta el norte de Chile. México constituye el principal centro de
domesticación a nivel mundial, siendo de allí donde se distribuyó a todo el mundo.

La especie Solanum lycopersicum se desarrolla en climas cálidos con


temperaturas diurnas entre 23-25º C, nocturnas entre 15-18 ºC y temperatura
óptima para floración de 21 ºC. A pesar de ser tolerante a las altas temperaturas,
tiende a detener su crecimiento con temperaturas menores a los 8 ºC.

Para su efectivo desarrollo requiere plena exposición solar, así como alta
humedad relativa. Valores de humedad atmosférica inferiores a 60-65% puede
ocasionar la desecación del polen.

Cultivo
El cultivo del jitomate se inicia con el establecimiento de un semillero que
proporcione las condiciones adecuadas para el desarrollo de las plántulas antes
del trasplante. La fase de semillero debe garantizar las condiciones adecuadas de
sustrato, humedad, fertilidad, luz y temperatura a fin de obtener plántulas sanas y
vigorosas.

La germinación se inicia a los 5-8 días después de la siembra. No obstante, este


proceso depende de la calidad y vigor de la semilla.
Transplante
Una semana antes de iniciar el proceso de trasplante es recomendable realizar el
endurecimiento de la planta. Este proceso consiste en reducir la aplicación de
riego y fertilizantes con el objeto de endurecer los tejidos para que resista el
manipuleo.

El terreno donde se establece el cultivo requiere un proceso de subsolado, arado,


rastra y encamado. De esta forma se rompen las capas compactas del terreno, se
eliminan las malezas, mejora la retención de humedad y se aprovecha
eficientemente el fertilizante aplicado.

El cultivo del jitomate presenta diversas modalidades, las cuales dependen de los
recursos disponibles y del nivel técnico del agricultor. Los sistemas pueden ser a
cielo abierto donde el cultivo se expone a las condiciones del medio ambiente

Finalmente, el sistema de cultivo en invernaderos que permite cultivar en cualquier


época del año, se controlan todos los factores productivos y se obtiene un mayor
rendimiento y calidad de los frutos.

El cultivo de jitomate requiere suelos de textura porosa que facilite el drenaje, ya


que es susceptible a la anegación del terreno. Se desarrolla de manera óptima
sobre suelos sueltos, de origen silíceo, textura franco-arcillosa y alto contenido
de materia orgánica.

La humedad adecuada oscila entre 60-80%. Humedad superior al 80% incrementa


el riesgo del ataque de plagas y enfermedades, deficiencias en el proceso de
polinización y el agrietamiento de los frutos. Humedad inferior a 60% afecta la
fijación del polen al estigma, debilitando la polinización.

La temperatura óptima de desarrollo del cultivo oscila entre 20-30 ºC durante el


día y 10-18 ºC durante la noche. Valores sobre los 35 ºC afecta el proceso de
fructificación, valores inferiores a los 12 ºC reducen drásticamente el crecimiento
de la planta.

El periodo de floración es especialmente critico a las variaciones de temperatura,


valores superiores a 25 ºC o inferiores a 12 ºC limitan la fecundación. Durante la
fructificación el incremento de temperatura acelera el proceso de maduración, con
valores sobre 30 ºC o inferiores a 10 ºC los frutos se tornan amarillentos.
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