Está en la página 1de 24

Medios técnicos y jurídicos del Derecho del Trabajo (1er. Cuat.

2023)

Por Jorge Rubén Danzi

Los principios generales del derecho del trabajo son aquellos de los
cuales este último se vale para tratar de equiparar la desigualdad existente entre
el trabajador y el empleador.

Ahora bien, para hacer efectiva la aplicación de estos principios el derecho


del trabajo cuenta con medios técnicos y jurídicos plasmados en distintas
normas jurídicas, entre los cuales podemos mencionar, la limitación de la
autonomía de la voluntad; la limitación de los poderes jerárquicos y
disciplinarios del empleador; la evitación del fraude y aplicación de la
solidaridad; las presunciones laborales; como así también el tratamiento
privilegiado de la negociación colectiva; la intervención estatal; y la
cooperación internacional.

a) La limitación de la autonomía de la voluntad.

Mediante la aplicación del orden público laboral se permite que ambas


partes puedan pactar libremente siempre que no se vulneren los mínimos
inderogables establecidos por la LCT o en los convenios colectivos de trabajo.
Tampoco podría renunciar el trabajador a las mejores condiciones pactadas en
los propios contratos individuales del trabajo según la modificación
introducida al art. 12 de la LCT por la ley 26574.

Existe un límite a la autonomía de la voluntad que es la irrenunciabilidad de


los derechos del trabajador establecidos en las normas imperativas que
constituyen el orden público laboral (arts. 12 y 13 de la LCT), y que se
manifiestan también a través de lo establecido en el art. 260 de la LCT que
dispone que el pago insuficiente será considerado como pago a cuenta de lo
adeudado aunque el trabajador lo reciba sin reservas.

b) Limitaciones a las facultades del empleador.

En cuanto a las restricciones a las facultades del empleador, podemos

1
mencionar en primer término las que se establecen respecto de los poderes de
organización, y dirección, cuando el art. 68 de la LCT establece que deben ser
ejercidas razonablemente, con fines funcionales y respetando la dignidad y los
derechos patrimoniales de los trabajadores y evitando toda forma de abuso del
derecho.

No solo se restringe la facultad del empleador de modificar las condiciones


de trabajo -ius variandi- (art. 66) sino que también se limitan sus facultades
disciplinarias (art. 67).

c) La evitación del fraude.

Otra de las herramientas o medios de los cuales dispone el derecho del


trabajo para lograr la eficaz aplicación de sus principios es la evitación del
fraude, preservando la vigencia del contrato al establecer la nulidad de todo
contrato en el cual se haya procedido con simulación o fraude (art. 14
LCT), aparentando normas contractuales no laborales -tales como cuando se
recurre a contratos civiles o comerciales para esconder un contrato de trabajo-;
interposición de personas o de cualquier otro medio.

Declara la nulidad de todo contrato cuando las partes actuaron con


simulación o fraude, rigiéndose entonces la relación por la ley laboral (art. 14
LCT); establece la relación de dependencia directa con quien se beneficia o
aprovecha del trabajo; y fija la solidaridad entre los sujetos que intervienen en
el negocio.

El derecho del trabajo también recurre a la aplicación de normas de otros


ordenamientos, tales como el derecho civil y el comercial, cuando aquél no
contiene normas específicas aplicables.

La solidaridad a la que se refiere la LCT era la legislada en el código


civil que en su art. 705 disponía que el acreedor, o cada acreedor, o los
acreedores juntos pueden exigir el pago de la deuda por entero contra todos los
deudores solidarios juntamente, o contra cualquiera de ellos. Pueden exigir la
parte que a un solo deudor corresponda, y si reclamasen el todo contra uno de
los deudores, y resultase insolvente, pueden reclamarlo contra los demás. Si
hubiesen reclamado sólo la parte, o de otro modo hubiesen consentido en la
división, respecto de un deudor, podrán reclamar el todo contra los demás, con
deducción de la parte del deudor libertado de la solidaridad.

2
Actualmente el art. 833 del Código Civil y Comercial de la Nación
dispone en forma similar al anterior que el acreedor tiene derecho a requerir el
pago a uno, a varios o a todos los codeudores, simultánea o sucesivamente.

Esa cuestión fue motivo de discusión en un fallo plenario de la Cámara


del Trabajo “Ramírez”, en el cual se sostuvo que no había otro régimen de
solidaridad que el establecido en el código civil y por lo tanto era el que regía
en el ámbito del derecho del trabajo.

Si bien la regla general es la establecida en el art. 14 de la LCT, esta ley


también tiene normas para algunos casos en particular, tales como la
interposición de personas y la intermediación y con respecto a las empresas de
servicios eventuales (arts. 29 y 29 bis); la contratación y subcontratación (art.
30); para las empresas relacionadas y subordinadas (art. 31); en casos de
transferencia y cesión del contrato del establecimiento o del contrato de trabajo
(arts. 225 y sgtes. de la LCT).

Así el art. 29 de la LCT dispone que los trabajadores que habiendo sido
contratados por terceros con vistas a proporcionarlos a otras empresas, serán
considerados empleados directos de quien utilice su prestación, y en tal
supuesto, y cualquiera que sea el acto o estipulación que al efecto concierten
los terceros contratantes y la empresa para la cual los trabajadores presten o
hayan prestado servicios responderán solidariamente de todas las obligaciones
emergentes de la relación laboral y de las que se deriven del régimen de la
seguridad social.

Y si bien la LCT dispone en la segunda parte de su art. 29 que los


trabajadores contratados por empresas de servicios eventuales habilitadas por
la autoridad competente para desempeñarse en los términos de los arts. 99 de la
presente y 77 a 80 de la ley Nacional de Empleo, serán considerados en
relación de dependencia, con carácter permanente continuo o discontinuo, con
dichas empresas, el art. 29 bis. establece que el empleador que ocupe a esos
trabajadores será solidariamente responsable con aquella por todas las
obligaciones laborales, imponiéndole además otras obligaciones.

Merece especial atención también el art. 30 de la LCT que establece


que quienes cedan total o parcialmente a otros el establecimiento o explotación
habilitado a su nombre, o contraten o subcontraten, cualquiera sea el acto que
les dé origen, trabajos o servicios correspondientes a la actividad normal y
específica propia del establecimiento, dentro o fuera de su ámbito, deberán

3
exigir a sus contratistas o subcontratistas el adecuado cumplimiento de las
normas relativas al trabajo y a los organismos de seguridad social, exigiendo
además a los cedentes, contratistas o subcontratistas el cumplimiento de varios
requisitos, cuyo violación los hará responsables solidariamente con el principal
por las obligaciones de los cesionarios, contratistas o subcontratistas respecto
del personal que ocuparen en la prestación de dichos trabajos o servicios y que
fueren emergentes de la relación laboral incluyendo su extinción y de las
obligaciones de la seguridad social.

Y digo que merece especial atención por cuanto la primera parte del
art. 30 de la LCT comprende dos supuestos distintos. Cuando se cede total
o parcialmente el establecimiento o explotación habilitado a su nombre, y; la
contratación y subcontratación, cualquiera que sea el acto que le de origen, de
trabajos o servicios correspondientes a la actividad normal y específica propia
del establecimiento, dentro o fuera de su ámbito.

En el último supuesto para que se aplique la solidaridad los trabajos


objetos de contratación o subcontratación, cualquiera sea el acto que le de
origen, deben referirse a trabajos o servicios correspondientes a la actividad
normal y específica propia del establecimiento, dentro o fuera de su ámbito.

El alcance de la actividad normal y específica propia del establecimiento


ha dado lugar a diferentes posturas, proponiéndose por un lado una
interpretación amplia que comprendería no solo la actividad principal sino
también las accesorias y secundarias, y por otro la que sostenía que sólo debían
incluirse los servicios o trabajos que están íntimamente relacionados con la
actividad de la empresa y de los que no se pueden escindir de ella sin alterar el
proceso productivo, excluyendo aquellos que resultan secundarios o
accesorios.

Nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación tuvo la oportunidad de


expedirse al respecto en el caso “Rodríguez Juan R. C. Cía. Embotelladora
Argentina S.A. el 15 de abril de 1993, sosteniendo que el mero hecho de que
una empresa provea a otra de la materia prima no compromete, por sí mismo,
su responsabilidad solidaria por las obligaciones laborales de la segunda en los
términos del art. 30 de la LCT. Para que nazca aquella solidaridad es menester
que complementen o completen su actividad normal, debe existir una unidad
técnica de ejecución entre la empresa y su contratista, de acuerdo con la
remisión implícita que hace la norma en cuestión al art. 6 de la LCT.

4
Pero como los fallos de la CSJN no son obligatorios sino para el caso
concreto en que se dictan, y sin perjuicio de otros fallos que se dictaron respect
de este tema estableciendo la solidaridad entre los involucrados, la Cámara de
Apelaciones del Trabajo en el caso de Cervecería y Maltería Quilmes S.A.,
consideró que existía un contrato de distribución con la empresa codemandada,
para que procediera con exclusividad en una zona determinada, estableciendo
la primera los precios máximos para la venta de sus productos, así como
también la supervisión de dicha distribución, las pautas referidas a la atención
de los clientes etc. puede inferirse que existía responsabilidad solidaria entre
ambas empresas en los términos del art. 30 LCT. La circunstancia de que la
empresa productora haya decidido tercerizar la distribución de la mayor parte
de su producción no modifica tal conclusión, pues las condiciones en que tal
cesión fue implementada no implicó la culminación del ciclo comercial de
Cervecería y Maltería Quilmes S.A., pues la actividad de ésta no terminaba con
la supuesta venta de los productos a las distribuidoras, sino que supervisaba tal
etapa de su comercialización. (CNAT, Sala III, Expte. N° 9635/01 sent. 84619
del 19/3/03 “Tutino, Carlos c/Rattanzzi y Cía S.R.L. y otro s/Despido).

Por último el art. 31 de la LCT dispone que siempre que una o más
empresas, aunque tuviesen cada una de ellas personalidad jurídica propia,
estuviesen bajo la dirección, control o administración de otras, o de tal modo
relacionadas que constituyan un conjunto económico de carácter permanente,
serán a los fines de las obligaciones contraídas por cada una de ellas con sus
trabajadores y con los organismos de seguridad social, solidariamente
responsables, cuando hayan mediado maniobras fraudulentas o conducción
temeraria.

d) Sociedades comerciales.

Pero como ya lo he anticipado el derecho del trabajo recurre a otros


ordenamientos jurídicos para lograr su finalidad.

Así en caso de fraude a la ley laboral, sobre todo en casos de trabajo


total o parcialmente en negro o de vaciamiento de empresas, se ha elaborado
una corriente doctrinaria y jurisprudencial en virtud de la cual se extiende en
esos casos la responsabilidad en forma solidaria a los socios y/o
administradores de las sociedades regularmente constituidas fundándose en los
arts. 54, 59 y 274 de la ley de sociedades.

La actuación de la sociedad que encubra la consecución de fines extra

5
societarios, constituya un mero recurso para violar la ley, el orden público o la
buena fe o para frustrar derechos de terceros, se imputará directamente a los
socios o a los controlantes que la hicieron posible, quienes responderán
solidaria e ilimitadamente por los perjuicios causados (art. 54 última parte
LS).
Además, los administradores y los representantes de la sociedad deben
obrar con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios. Los que
faltaren a sus obligaciones son responsables, ilimitada y solidariamente, por los
daños y perjuicios que resultaren de su acción u omisión (art. 59 LS).

Los directores responden ilimitada y solidariamente hacia la sociedad,


los accionistas y los terceros por el mal desempeño de su cargo, según el
criterio del art. 59, así como por la violación de la ley, el estatuto o el
reglamento y por cualquier otro daño producido por dolo, abuso de facultades
o culpa grave. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior, la
imputación de responsabilidad se hará teniendo en cuenta la actuación
individual cuando se hubieren asignado funciones en forma personal de
acuerdo con lo establecido en el estatuto, el reglamento o decisión asamblearia.
La decisión de la asamblea y la designación de las personas que han de
desempeñar las funciones deben ser inscriptas en el Registro Público de
Comercio como requisito para la aplicación de lo dispuesto en este párrafo.

Queda exento de responsabilidad el director que participó en la


deliberación o resolución o que la conoció, si deja constancia escrita de su
protesta y diere noticia al síndico antes de que su responsabilidad se denuncie
al directorio, al síndico, a la asamblea, a la autoridad competente, o se ejerza la
acción judicial (art. 274 LS).

Tal postura ha sido motivo de controversias en la doctrina y


jurisprudencia, sobre todo entre laboralistas y comercialistas oponiéndose estos
últimos a la extensión de la responsabilidad a los socios y/o administradores
y/o directores de las sociedades regularmente constituidas ya que de esa
manera quedaría sin sentido la distinción de la responsabilidad de unos y otros.

El primer fallo que recurre a esta postura lo dictó la Sala III de la


Cámara del Trabajo el 11/4/97 en autos “Delgadillo Linares, Adela c/Shatell
S.A. y otros s/despido”, en cual se acreditó que la actora trabajaba para la
sociedad anónima empleadora que le pagaba parte de la remuneración en
negro, sosteniendo la Cámara que la conducta sumida por la empleadora
constituye un fraude laboral y previsional, ya que tiene normalmente por objeto

6
y efecto disminuir en forma ilegítima la incidencia del salario normal en las
prestaciones complementarias o indemnizatorias y en los aportes al sistema de
seguridad social. El pago en negro perjudica al trabajador, que se ve privado de
aquella incidencia; al sector pasivo, que es víctima de la evasión y a la
comunidad comercial en cuanto al disminuir los costos laborales, ponen al
autor de la maniobra en mejor condición para competir en el mercado que la
reservada a otros empleadores respetuosos de la ley.

Fundamentó su decisión en que el art. 54 de la ley 19550 en el último


párrafo agregado por la ley 22903, dispone que la actuación de la sociedad que
encubra la consecución de fines extra societarios, constituya un mero recurso
para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar derechos de
terceros, se imputará directamente a los socios o a los controlantes que la
hicieron posible, quienes responderán solidaria e ilimitadamente por los
perjuicios causados.

Si bien no puede afirmase que el pago en negro encubre en este caso la


consecución de fines extra societarios, ya que el principal fin de una sociedad
comercial es el lucro, pero sí que constituye un recurso para violar la ley y el
orden público laboral expresado en los arts. 7, 12, 13, y 14 de la LCT.

Tiempo después la misma Sala dicta el fallo “Duquelsy, Silvia c/Fuar


S.A. y otro” del 18/2/98, no aplicando Delgadillo, por cuanto no se había
acreditado que la codemandada fuera socia, pero se estableció que la presidenta
del directorio de la sociedad comercial, aún no demostrada su calidad de socia,
responde ilimitada y solidariamente en virtud del art. 274 de la LS, si no probó
su oposición al actuar societario, ni su protesta o anoticiamiento al síndico,
único medio de eximición de responsabilidad.

La misma Sala en autos “Ibelli, Emlio C. c. Cam S.R.L. s/Despido”


extendió la solidaridad en la etapa de ejecución a una sociedad que no había
sido demandada en autos, por cuanto se probó que en la práctica incurrían en
un traspaso de activos de una compañía (la empleadora) a otra (la
recientemente formada) señalando que resulta irrelevante que la solicitud se
formule en etapa de ejecución por cuanto el actor no podría haberlo hecho de
otro modo, ya que el vaciamiento fue justamente, consecuencia del
conocimiento de su reclamo.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha tenido oportunidad de


expedirse en los autos “Palomeque” y “Carballo” en contra de la postura

7
indicada anteriormente, pero como ya dijimos los fallos de la Corte no son
obligatorios para los tribunales inferiores razón por la cual la mayoría de las
Salas de la Cámara del Trabajo ha mantenido aquella postura.

Es así que a pesar de lo resuelto por la Corte, se ha considerado que


cuando la empresa demandada tiene una metodología de pago generalizada y
encaminada a ocultar la verdadera retribución de los empleados, lo que no solo
constituye una violación legal, sino que contribuye a frustra derechos de
terceros, aunque está formalmente constituida con un objeto lícito, y sea lícita
su actividad, su gestión ha incurrido en actos prohibidos por las leyes y, en
base a la reforma introducida por la ley 22903 a la ley de sociedades
corresponde se responsabilice a las personas físicas que la integran en forma
solidaria (conf. Sala III, Expte. N° 1657/02, sent. 85460 del 28/11/03 en
autos “Romazan, Iryna c/P.E.M.A.S.A. SRL y otros s/despido).

Por su parte la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos


Aires ha arribado a similares conclusiones que la Corte nacional. Así
sostuvo que es improcedente extender la condena a los socios integrantes de la
sociedad anónima empleadora, demandada en virtud del pago de los salarios
“en negro” a un trabajador, ya que no se utilizó la sociedad como instrumento
para la comisión de dichas irregularidades, sino que se trató de una entidad
regularmente constituida, con auténticos fines, que en su actividad social
cometió actos ilegales sancionados expresamente por la ley, máxime cuando el
ordenamiento laboral ha fijado genuinos instrumentos para combatir y
contrarrestar dichas inadecuadas prácticas empresariales (conf. SCBA, del
31/8/2005; “Ávila, Carlos A. c/Benjamín Gurfein S.A.).

La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires también


ha sostenido que es improcedente extender la condena a los socios integrantes
de la sociedad empleadora, demandada en virtud de la falta de registración
laboral de un trabajador (conf. SCBA, del 25/04/2007; “Cortina, Carlos
c/Power Tools S.A.C.I.F. y otros).

Pero con respecto a los fallos de la Suprema Corte de la Provincia de


Buenos Aires, resulta conveniente tener presente que sí son obligatorios
para los tribunales inferiores para ser aplicados a todos los casos en los cuales
se ventilan las mismas cuestiones y no solamente al caso concreto como sucede
con los de la Corte nacional.

8
e) El Código Civil y Comercial de la Nación.

A continuación haré referencia a algunas disposiciones del CCyCN


que en varios casos constituyen una indebida intromisión en el Derecho del
Trabajo y por ende a mi modo de ver resultan inconstitucionales e inaplicables
a esta rama del derecho, como se verá más adelante al legislar sobre la
existencia o no de relación de dependencia en determinadas situaciones.

Resulta conveniente también hacer referencia a algunas disposiciones del


CCyCN que se refieren a las personas jurídicas y a algunos contratos en
particular que podrían tener implicancias en las relaciones del trabajo.

El nuevo código dedica un capítulo para la parte general de las personas


jurídicas y en ese sentido el nuevo código mantiene la distinción entre las
personas jurídicas públicas y privadas (art. 145) enumera las personas
jurídicas públicas en el art. 146 y luego en el art. 147 a las personas jurídicas
privadas como: a) las sociedades; b) las asociaciones civiles; c) las simples
asociaciones; d) las fundaciones; e) las iglesias, confesiones, comunidades o
entidades religiosas; f) las mutuales; g) las cooperativas; h) el consorcio de
propiedad horizontal; i) toda otra contemplada en disposiciones del código o en
otras leyes y cuyo carácter de tal se establece o resulta de su finalidad y normas
de funcionamiento.

En principio establece que los administradores responden en forma


ilimitada y solidaria frente a la persona jurídica, sus miembros y terceros,
por los daños causados por su culpa en el ejercicio o con ocasión de sus
funciones, por acción u omisión (art. 160) y en caso de producirse infracciones
en el procedimiento de liquidación, responden ilimitada y solidariamente sus
administradores y aquellos miembros que, conociendo o debiendo conocer la
situación y contando con el poder de decisión necesario para ponerle fin,
omiten adoptar las medidas necesarias al efecto (art. 167).

Luego contiene disposiciones aplicables en determinados casos que


ratifican esa solidaridad y en otro en que la desestima.-

Cuando se refiere a la asociación civil establece que la responsabilidad


de los directivos se extingue por la aprobación de su gestión, por renuncia o
transacción resueltas por la asamblea ordinaria. No se extingue si la
responsabilidad deriva de la infracción a normas imperativas (art. 177).

9
Los asociados no responden en forma indirecta ni subsidiaria por las
deudas de la asociación civil. Su responsabilidad se limita al cumplimiento de
los aportes comprometidos al constituirla o posteriormente y al de las cuotas y
contribuciones a que estén obligados (art. 181). Se aplican supletoriamente las
disposiciones sobre sociedades, en lo pertinente (art. 186).

En lo que hace a las simples asociaciones dispone que en caso de


insuficiencia de los bienes de la asociación simple, el administrador y todo
miembro que administra de hecho los asuntos de la asociación es
solidariamente responsable de las obligaciones de la simple asociación que
resultan de decisiones que han suscripto durante su administración. Los bienes
de cada una de esas personas no pueden ser afectados al pago de las deudas de
la asociación, sino después de haber satisfecho a sus acreedores individuales
(art. 191). El fundador o asociado que no intervino en la administración de la
simple asociación no está obligado por las deudas de ella, sino hasta la
concurrencia de la contribución prometida o de las cuotas impagas (art. 192).

En lo que se refiere a las fundaciones estas son personas jurídicas que se


constituyen con una finalidad de bien común, sin propósito de lucro, mediante
el aporte patrimonial de una o más personas, destinado a hacer posibles sus
fines (art. 193). Los fundadores y administradores de la fundación son
solidariamente responsables frente a terceros por las obligaciones contraídas
hasta el momento en que se obtiene la autorización para funcionar. Los bienes
personales de cada uno de ellos pueden ser afectados el pago de esas deudas
sólo después de haber sido satisfechos sus acreedores individuales (art. 200).

Más adelante se ocupa de ciertos contratos en particular entre los que


merecen destacarse el contrato de obra o de servicios; el de consignación; y el
de corretaje, para luego tratar los contratos asociativos entre los que
encontramos el del negocio en participación; las agrupaciones de colaboración;
las uniones transitorias; los consorcios de cooperación; y continuar con el de
agencia; la concesión; y la franquicia.

En algunos casos dispone que ciertas relaciones se regirán por las


normas del derecho laboral y en otros directamente la excluye.

Así dice que hay contrato de obra o de servicios cuando una persona,
según el caso el contratista o el prestador de servicios, actuando
independientemente, se obliga a favor de otra, llamada comitente, a realizar
una obra material o intelectual o a proveer un servicio mediante una retribución

10
(art. 1251).

Si bien se autoriza al contratista o prestador de servicios de valerse de


terceros para ejecutar el servicio en cuyo caso el nuevo código dispone que el
contratista o prestador conserva la responsabilidad de la ejecución (art. 1254
última parte).

En este tipo de contrato el código establece expresamente que los


servicios prestados en relación de dependencia se rigen por las normas del
derecho laboral (art. 1252 segundo párrafo).

En el contrato de consignación (art. 1335), el consignatario queda


directamente obligado hacia las personas con quienes contrata, sin que éstas
tengan acción contra el consignante, ni éste contra aquéllas (art. 1337).

El contrato de corretaje se configura cuando una persona, denominada


corredor, se obliga ante otra, a mediar en la negociación y conclusión de uno o
varios negocios, sin tener relación de dependencia o representación con
ninguna de las partes (art. 1345).

En lo que hace a los contratos asociativos se establece que sus


disposiciones generales se aplican a todo contrato de colaboración, de
organización o participativo, con comunidad de fin, que no sea sociedad (art.
1442). Así es que cuando una parte trate con un tercero en nombre de todas las
partes o de la organización común establecido en el contrato asociativo, las
otras partes no devienen acreedores o deudores respecto del tercero sino de
conformidad con las disposiciones sobre representación, lo dispuesto en el
contrato, o las normas de las secciones siguientes de ese capítulo (art. 1445).

Entre ellos nos encontramos con el negocio en participación que tiene


por objeto la realización de una o más operaciones determinadas a cumplirse
mediante aportaciones comunes y a nombre personal del gestor. No tiene
denominación, no está sometido a requisitos de forma, ni se inscribe en el
Registro Público (art. 1448).

Existe contrato de agrupación de colaboración cuando las partes


establecen una organización común con la finalidad de facilitar o desarrollar
determinadas fases de la actividad de sus miembros o de perfeccionar o
incrementar el resultado de tales actividades (art. 1453). La agrupación, en
cuanto tal, no puede perseguir fines de lucro. Las ventajas económicas que

11
genere su actividad deben recaer directamente en el patrimonio de las partes
agrupadas o consorciadas (art. 1454).

Los participantes responden ilimitada y solidariamente respecto de


terceros por las obligaciones que sus representantes asuman en nombre de la
agrupación. La acción queda expedita después de haberse interpelado
infructuosamente al administrador de la agrupación. Pero el participante
representado responde solidariamente con el fondo común operativo por las
obligaciones que los representantes hayan asumido en representación de un
participante, haciéndolo saber al tercero al tiempo de obligarse (art. 1459).

Se configura un contrato de unión transitoria cuando las partes se


reúnen para el desarrollo o ejecución de obras, servicios o suministros
concretos, dentro o fuera del a República. Pueden desarrollar o ejecutar las
obras y servicios complementarios y accesorios al objeto principal (art. 1463).
Excepto disposición en contrario del contrato, no se presume la solidaridad de
los miembros por los actos y operaciones que realicen en la unión transitoria,
ni por las obligaciones contraídas frente a los terceros (art. 1467).

Cuando existe un contrato de consorcio de cooperación que se


configura cuando las partes establecen una organización común para facilitar,
desarrollar, incrementar o concretar operaciones relacionadas con la actividad
económica de sus miembros a fin de mejorar o acrecentar sus resultados (art.
1470), el contrato puede establecer la proporción en que cada miembro
responde por las obligaciones asumidas en nombre del consorcio. En caso de
silencio todos los miembros son solidariamente responsables (art. 1477).

En lo que hace al contrato de agencia este se configura cuando una


parte, denominada agente, se obliga a promover negocios por cuenta de otra
denominada preponente -entiendo que sería proponente- o empresario, de
manera estable, continuada e independiente, sin que medie relación laboral
alguna, mediante una retribución. El agente es un intermediario independiente,
no asume el riesgo de las operaciones ni representa al preponente (art. 1479).

Si no hay un pacto expreso, la remuneración del agente es una comisión


variable según el volumen o el valor de los actos o contratos promovidos y, en
su caso, concluidos por el agente, conforme con los usos y prácticas del lugar
de actuación del agente (art. 1486).

Extinguido el contrato, sea por tiempo determinado o indeterminado, el

12
agente que mediante su labor ha incrementado significativamente el giro de las
operaciones del empresario, tiene derecho a una compensación si su actividad
anterior puede continuar produciendo ventajas sustanciales a éste. Esta
compensación no impide al agente, en su caso, reclamar por los daños
derivados de la ruptura por culpa del empresario (art. 1997). Las normas de
ese capítulo no se aplican a los agentes de bolsa etc., y a los demás grupos
regidos por leyes especiales en cuanto a las operaciones que efectúen (art.
1501).

Más adelante y ya no dentro del capítulo referido a los contratos


asociativos el Código Civil y Comercial de la Nación aborda otro tipo de
contratos.

Asi establece que existe contrato de concesión cuando el concesionario,


que actúa en nombre y por cuenta propia frente a terceros, se obliga mediante
una retribución a disponer de su organización empresaria para comercializar
mercaderías provistas por el concedente, prestar los servicios y promover los
repuestos y accesorios según haya sido convenido (art. 1502). Las normas de
este capítulo se aplican a los contratos por los que se conceda la venta o
comercialización de software o de procedimientos similares; y a los contratos
de distribución, en cuanto sean pertinentes (art. 1511).

Merece una especial consideración el contrato de franquicia, ya que el


nuevo código establece que las partes del contrato son independientes y que no
existe relación laboral entre ellas y en consecuencia, el franquiciante no
responde por las obligaciones del franquiciado, excepto disposición legal
expresa en contrario; los dependientes del franquiciado no tienen relación
jurídica laboral con el franquiciante, sin perjuicio de la aplicación de las
normas sobre fraude laboral; y el franquiciante no responde ante el
franquiciado por la rentabilidad del sistema otorgado en franquicia (art. 1520).

“Las partes del contrato son independientes, y no existe relación laboral


entre ellas. En consecuencia: a) el franquiciante no responde por las
obligaciones del franquiciado, excepto disposición legal expresa en contrario;
b) los dependientes del franquiciado no tienen relación jurídica laboral con el
franquiciante, sin perjuicio de la aplicación de las normas sobre fraude laboral;
c) el franquiciante no responde ante el franquiciado por la rentabilidad del
sistema otorgado en franquicia. El franquiciado debe indicar claramente su
calidad de persona independiente en sus facturas, contratos y demás

13
documentos comerciales; esta obligación no debe interferir en la identidad
común de la red franquiciada, en particular en sus nombres o rótulos comunes
y en la presentación uniforme de sus locales, mercaderías o medios de
transporte (Art. 1520 CCYCN).

Entiendo que esta norma está invadiendo indebidamente otra rama


del derecho que es la del derecho laboral y que es a la que le corresponde
dilucidar si existe o no relación laboral y no determinarse de antemano por una
norma de derecho común.

Máxime si tenemos en cuenta que con respecto a la franquicia comercial


la justicia del trabajo ha considerado que cuando la franquicia no se ha limitado
a la mera concesión del uso de una marca o logo ni a una modalidad en la cual
el franquiciante no tuviera ningún grado de intervención ni de participación en
la actividad desplegada por el franquiciado, sino por el contrario, cuando ha
quedado demostrado que el franquiciante tenía ingerencia y participación
directa en la actividad comercial del franquiciado, auditando las condiciones de
comercialización, publicidad y distribución de tales productos, sosteniendo que
en tales condiciones puede decirse, sin lugar a dudas, que la actividad de la
franquiciada constituía uno de los canales de comercialización para colocar en
el mercado los productos elaborados por la co demandada y tal situación queda
enmarcada en las disposiciones del art. 30 LCT (CNAT, Sala II, Expte.
25497/05 sent. 96075 del 30/9/08, “Blanco, Ismael c/Zapico S.R.L. y otro
s/Despido”. En igual sentido Sala IV, Expte. 9827/06 sent. 93972 del 20/3/09,
“Chinchay Ahuquipoma, José c/Menas S.R.L. y otros s/Despido”).

La venta por terceros de los productos alimenticios que elabora la


franquiciante (bajo determinadas pautas y condiciones establecidas
previamente en el contrato de franquicia) hace a su actividad propia y
específica y a la comercialización de los mismos. Admitir lo contrario
implicaría aceptar que un fraccionamiento artificial del ciclo comercial le
permitiera a la primera desentenderse de las obligaciones que la legislación
laboral y previsional ponen a su cargo.( CNAT, Sala VII, Expte. 2849/03, sent.
38771 del 21/9/05. “Pereyra, Liliana c/Arista, Marcelo y otro s/Despido).

La venta por terceros de los productos elaborados, hace a la actividad


propia y específica y al cumplimiento de ese objeto social para el cual fue
creada que no se limita pura y exclusivamente a la fabricación de productos
alimenticios sino que se concreta y nutre esencialmente con la
comercialización de los mismos, sin lo cual no tendría sentido producirlos

14
(CNAT, Sala VII, sent. 40115 del 17/05/2007, Expte. 15163/2006. “Serantes,
Milagros Josefina Inés c/Quiñones, Julio Héctor y otro s/Despido”).

“Bs. As. 15 días del mes de abril de 2021…De la prueba testimonial rendida se
infiere la injerencia del franquiciante en las labores diarias de la accionante
como dependiente de Grupeduc S.A circunstancia que impide considerar como
ajena a los intereses de la franquiciante y a la actividad de aquélla. En
concreto, se habilitó al franquiciado para llevar adelante el desarrollo de tareas
propias de la actividad normal y específica del franquiciante. Por lo tanto,
resulta adecuado y razonable encuadrar la situación ventilada en la normativa
prescripta en el artículo 30 LCT, más allá de la supuesta existencia de cláusulas
de indemnidad entre las coaccionadas, propias de este tipo de acuerdos
comerciales, las cuales en primer término resultan de eficacia restringida frente
al trabajador, a quien dichas limitaciones de responsabilidad le resultan
inoponibles justamente por lo prescripto en el art. 30 de la LCT, siendo por lo
demás inoponible la existencia de un contrato de franquicia en el caso
particular de autos, atento a que no obra en autos dicha pieza probatoria, que
era carga de la aquí apelante adjuntar en tal caso lo que no hizo atento la
situación procesal en la que quedó incursa (art. 71 LO) cobrando en
consecuencia plena operatividad la presunción allí prevista. Que, por ello, la
decisión de Franquicias Gastronómicas SRL de encargarle a un tercero (en este
caso a Grupeduc S.A.) llevar a cabo el negocio de cursos de gastronomía bajo
un régimen específico y estricto de imagen y venta implementado por un
sistema que le era propio a través del contrato de franquicia no la exime de la
responsabilidad solidaria prevista por el art. 30 de la LCT. En efecto, no cabe
duda que la actividad desempeñada por la actora encuadra dentro de la
actividad normal y específica ya que hace a los fines propios de la empresa.
Dicho en otros términos, entiendo que las tareas realizadas por la actora en
forma diaria, habitual y exclusiva, coadyuvaba a la actividad normal y
específica de Franquicias Gastronómicas SRL, las cuales se advierten prestadas
en beneficio directo del principal desde el inicio de la vinculación (cf. art. 30
cuarto párrafo de la LCT), por lo que resulta innegable la responsabilidad
solidaria de ésta última por las obligaciones derivadas del contrato de trabajo
en los términos dispuestos por el art. 30 de la LCT. Que, por ello, la decisión
de la franquiciante de encargarle a terceros, en este caso a Grupeduc S.A. la
comercialización de sus cursos de gastronomía a través del contrato de
franquicia no la eximen de la responsabilidad solidaria prevista por el art. 30 de
la LCT. En este sentido, tuve oportunidad de expedirme como integrante de
esta Sala V en un caso de aristas análogas al presente in re: “Vallarelli Luis
Alberto c/Garigali, Andrea Karina y otros s/ despido” Expte. nº 32420/12 sent.

15
def. 84346 del 14/08/20. Si bien cierto es que el art. 1520 del CCyCN dispone:
“...a) el franquiciante no responde por las obligaciones del franquiciado,
excepto disposición legal expresa en contrario...”, no menos lo es, que al
momento en que se sucedieron los hechos de autos dicha norma no se
encontraba vigente, no obstante ello, justamente la excepción a la que alude la
norma citada se materializa en el caso con la aplicación de lo dispuesto por el
art. 30 LCT…” (conf. CNAT, SALA V del 15/4/2021; Expte. nº
24649/2016/CA2; SENTENCIA DEFINITIVA Nº 84950; AUTOS:“DE LA
TORRE SHEILA JAQUELINE LIBERTAD C/ GRUPEDUC S.A. Y
OTROS S/ DESPIDO” (JUZGADO Nº 55).

f) Multas e indemnizaciones agravadas.

Para evitar el fraude en el derecho del trabajo se establecen multas e


indemnizaciones agravadas en determinados casos.

La ley 24013 considera que la relación o contrato de trabajo ha sido


registrada cuando el empleador hubiere inscripto al trabajador en el libro
especial del art. 52 de la LCT o en la documentación laboral que haga sus
veces, según lo previsto en los regímenes jurídicos particulares, y en los
registros mencionados en el art. 18 inc. a), la inscripción del empleador y la
afiliación del trabajador al Instituto Nacional de Previsión Social, a las cajas de
subsidios familiares y a la obra social correspondiente. Las relaciones laborales
que no cumplieren con los requisitos fijados en los incisos precedentes se
considerarán no registradas (art. 7).

Así cuando el empleador no registrare una relación laboral abonará al


trabajador afectado una indemnización equivalente a una cuarta parte de las
remuneraciones devengadas desde el comienzo de la vinculación, computadas
a valores reajustados de acuerdo a la normativa vigente. En ningún caso esta
indemnización podrá ser inferior a tres veces el importe mensual del salario
que resulte de la aplicación del art. 245 de la LCT (art. 8 ley 24013).

Cuando el empleador consignare en la documentación laboral una fecha


de ingreso posterior a la real, abonará al trabajador afectado una indemnización
equivalente a la cuarta parte del importe de las remuneraciones devengadas
desde la fecha de ingreso hasta la fecha falsamente consignada, computadas a
valores reajustados de acuerdo a la normativa vigente (art. 9 ley 24013).

16
Y cuando el empleador consignare en la documentación laboral una
remuneración menor que la percibida por el trabajador, abonará a éste una
indemnización equivalente a la cuarta parte del importe de las remuneraciones
devengadas y no registradas, debidamente reajustadas desde la fecha en que
comenzó a consignarse indebidamente el monto de la remuneración (art. 10
ley 24013).

Las indemnizaciones previstas en esos artículos procederán (art. 11)


cuando el trabajador o la asociación sindical que lo represente fehacientemente
intime al empleador a fin de que proceda a la inscripción, establezca la fecha
real de ingreso o el verdadero monto de las remuneraciones, y proceda de
inmediato y, en todo caso, no después de las 24 horas hábiles siguientes, a
remitir a la Administración Federal de Ingresos Públicos copia del
requerimiento previsto en el inciso anterior.

En la intimación, el trabajador deberá indicar la real fecha de ingreso y


las circunstancias verídicas que permitan calificar a la inscripción como
defectuosa. Si el empleador contestare y diere total cumplimiento a la
intimación dentro del plazo de los 30 días, quedará eximido del pago de las
indemnizaciones antes indicadas.

Además si el empleador despidiere sin causa justificada al trabajador


dentro de los (2) años desde que le hubiere cursado de modo justificado la
intimación prevista en el art. 11, el trabajador despedido tendrá derecho a
percibir el doble de las indemnizaciones que le hubieren correspondido como
consecuencia del despido. La duplicación de las indemnizaciones tendrá
igualmente lugar cuando fuere el trabajador el que hiciere denuncia del
contrato de trabajo fundado en justa causa, salvo que la causa invocada no
tuviera vinculación con las previstas en los arts. 8, 9 y 10, y que el empleador
acreditare de modo fehaciente que su conducta no ha tenido por objeto inducir
al trabajador a colocarse en situación de despido (art. 15).

Cuando las características de la relación entre las partes pudieren haber


generado en el empleador una razonable duda acerca de la aplicación de la
LCT, el juez o tribunal podrá reducir la indemnización prevista en los arts. 8 y
15 (art. 16).

17
La ley 25323, establece que las indemnizaciones previstas por la ley de
contrato de trabajo (art. 245) y 25013 (art. 7), o las que en el futuro las
reemplacen, serán incrementadas al doble cuando se trate de una relación
laboral que al momento del despido no esté registrada o lo esté de modo
deficiente (art. 1).

Y cuando el empleador, fehacientemente intimado por el trabajador, no


le abonare las indemnizaciones previstas en los arts. 232, 233 y 245 de la ley
de contrato de trabajo y los arts. 6 y 7 de la ley 25013, o las que en el futuro las
reemplace, y consecuentemente, lo obligare a iniciar acciones judiciales o
cualquier instancia previa de carácter obligatorio para percibirlas, éstas serán
incrementadas en un 50% (art. 2 ley 25323).

También en este caso si hubieran existido causas que justificaren la


conducta del empleador, los jueces, mediante resolución fundada podrán
reducir prudencialmente el incremento indemnizatorio dispuesto por el
presente artículo hasta la eximición de su pago.

El derecho del trabajo también aplica multas y agrava en determinados


casos las indemnizaciones que debe percibir el trabajador, por ejemplo cuando
el empleador no hiciere entrega del certificado de trabajo y de aportes y
contribuciones efectuados a los organismos de la seguridad social (art. 80
LCT); del despido en caso embarazo (art. 178 LCT); de matrimonio (art. 182
LCT); trabajadores amparados por la tutela sindical (art. 52 L 23551); en el
caso de conducta temeraria o maliciosa (art. 275 LCT), retención de aportes
(art. 132 bis LCT) etc.

g) La ley antidiscriminatoria (L. 23592).

Esta ley 23592 permite reclamar la nulidad del acto en los casos en que
arbitrariamente se impida, obstruya, restrinja o de algún modo menoscabe el
pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantías
fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional, y en tales casos el
incumplidor de la norma será obligado, a pedido del damnificado, a dejar sin
efecto el acto discriminatorio o cesar en su realización y a reparar el daño
moral y material ocasionados (art. 1).

Se considerarán particularmente los actos u omisiones discriminatorios


determinados por motivos tales como raza, religión, nacionalidad, ideología
opinión política o gremial, sexo, posición económica, condición social o

18
caracteres físicos. Agrego aquellos casos que configuran acoso laboral.

Por lo tanto en casos en que consideremos que ha existido un despido


discriminatorio el trabajador podría reclamar la nulidad del despido y por ende
su reincorporación a su puesto del trabajo y la reparación del daño moral y
material sufridos, o en su defecto reclamar el pago de la indemnización
correspondiente de la LCT con más aquellos otros daños.

Esta ley 23592 (ref. por ley 24728), más allá de la posibilidad que brinda en
su art. 1 para que cese la conducta prohibida, establece en su art. 2 que se
eleva en un tercio el mínimo y en un medio el máximo de la escala penal de
todo delito reprimido por el Código Penal o Leyes complementarias cuando
sea cometido por persecución u odio a una raza, religión o nacionalidad, o con
el objeto de destruir en todo o en parte a un grupo nacional, étnico, racial o
religioso. En ningún caso se podrá exceder del máximo legal de la especie de
pena de que se trate (art. 2).

Además reprime con prisión de un mes a tres años a los que participaren en
una organización o realizaren propaganda basados en ideas o teorías de
superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada religión,
origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la
discriminación racial o religiosa en cualquier forma. En igual pena incurrirán
quienes por cualquier medio alentaren o iniciaren a la persecución o el odio
contra una persona o grupos de personas a causa de su raza, religión,
nacionalidad o ideas políticas (art. 3).

h) La ley de protección integral de las mujeres.

La ley 26485 garantiza todos los derechos reconocidos por la Convención


para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer, la Convención sobre los Derechos de los Niños y la Ley
26061 de Protección integral de los derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes (art. 3).

Considera violencia contra la mujer la económica y patrimonial


considerando uno de esos casos a la percepción de un salario menor por
igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo (art. 5).

19
Se refiere a la violencia laboral contra las mujeres, como aquella que
discrimina las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o privados y que
obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso, estabilidad o
permanencia en el mismo, exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad,
edad, apariencia física o la realización de test de embarazo. Constituye también
violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual
remuneración por igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento
psicológico en forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin
de lograr su exclusión laboral (art.6 apartado c).

Promueve el desarrollo de programas de sensibilización, capacitación e


incentivos a empresas y sindicatos para eliminar la violencia laboral contra las
mujeres y promover la igualdad de derechos, oportunidades y trato en el
ámbito laboral, debiendo respetar el principio de no discriminación en el
acceso al puesto de trabajo, en materia de convocatoria y selección; la carrera
profesional, en materia de promoción y formación; la permanencia en el puesto
de trabajo; el derecho a una igual remuneración por igual tarea o función (art.
11 6.a).

Promover la prevención del acoso sexual contra las mujeres en el ámbito


de empresas y sindicados; de políticas tendientes a la formación e inclusión
laboral de mujeres que padecen violencia; el respeto de los derechos laborales
de las mujeres que padecen violencia, en particular, cuando deban ausentarse
de su puesto de trabajo a fin de dar cumplimiento a prescripciones
profesionales, tanto administrativos como las emanadas de las decisiones
judiciales (art. 11 6. b,c, y d).

Con respecto al acoso laboral a partir del 23 de febrero de 2022 entró


en vigencia en nuestro país el Convenio 190 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT). Argentina que lo ratificó mediante la Ley
27580, sancionada por el Congreso Nacional el 15 de diciembre 2020, y
depositó el instrumento de ratificación en la OIT el 23 de febrero de 2021.

i) Presunciones laborales.

En cuanto a las presunciones laborales podemos decir que el art. 23 de la


LCT establece una de las más importantes del derecho del trabajo y es aquella
en virtud de la cual el hecho de la prestación de servicios hace presumir la
existencia de un contrato de trabajo, salvo que por las circunstancias, las
relaciones o causas que lo motiven se demostrase lo contrario. Esta presunción

20
opera igualmente aun cuando se utilicen figuras no laborales, para caracterizar
al contrato, y en tanto que por las circunstancias no sea dado calificar de
empresario a quien presta el servicio.

Pero el derecho del trabajo establece otras presunciones a favor del


trabajador.

En efecto, el art. 53 de la LCT dispone que los jueces merituarán en


función de las particulares circunstancias de cada caso los libros que carezcan
de algunas de las formalidades prescriptas en el artículo 52 o que tengan
algunos de los defectos allí consignados.

Mientras que el art. 55 establece que la falta de exhibición a requerimiento


judicial o administrativo del libro, registro, planilla u otros elementos de
contralor previstos por los arts. 52 y 54 será tenida como presunción a favor de
las afirmaciones del trabajador o de sus causahabientes, sobre las
circunstancias que deben constar en tales asientos.

Por su parte, el art. 57 de la LCT dispone que constituirá presunción en


contra del empleador su silencio ante la intimación hecha por el trabajador de
modo fehaciente, relativa al cumplimiento o incumplimiento de las
obligaciones derivadas del contrato de trabajo, sea al tiempo de su
formalización, ejecución, suspensión, reanudación, extinción o cualquier otra
circunstancia que haga que se creen, modifiquen o extingan derechos derivados
del mismo. A tal efecto dicho silencio deberá subsistir durante un plazo
razonable, el que nunca será inferior a dos días hábiles.

Por otra parte, el art. 59 dispone que la firma es condición esencial en


todos los actos extendidos bajo forma privada, con motivo del contrato de
trabajo. Se exceptúan aquellos casos en que se demostrara que el trabajador no
sabe o no ha podido firmar, en cuyo caso bastará la individualización mediante
impresión digital, pero la validez del acto dependerá de los restantes elementos
de prueba que acrediten la efectiva realización del mismo.

Y las cláusulas o rubros insertos en formularios dispuestos o utilizados


por el empleador, que no correspondan al impreso, la incorporación a los
mismos de declaraciones o cantidades, cancelatorias o liberatorias por más de
un concepto u obligación, o diferentes períodos acumulados, se apreciarán por
los jueces, en cada caso, a favor del trabajador (art. 61 LCT).

21
No debemos olvidar tampoco la presunción establecida en el art. 178 de la
LCT que establece que se presume, salvo prueba en contrario que el despido de
la mujer trabajadora obedece a razones de maternidad o embarazo cuando
fuese dispuesto dentro del plazo de siete y medio meses anteriores o
posteriores a la fecha del parto, siempre y cuando la mujer haya cumplido con
su obligación de notificar y acreditar en forma el hecho del embarazo así como,
en su caso, el del nacimiento. En tales condiciones, dará lugar al pago de una
indemnización igual a la prevista en el Artículo 182 de la ley (un año de
remuneraciones que se acumulará a la establecida en el art. 245).

Como la que establece el art. 181 LCT para el caso de matrimonio que se
considera que el despido responde a la causa mencionada cuando el mismo
fuese dispuesto sin invocación de causa por el empleador, o no fuese probada
la que se invocare, y el despido se produjere dentro de los tres meses anteriores
o seis meses posteriores al matrimonio y siempre que haya mediado
notificación fehaciente del mismo a su empleador, no pudiendo esta
notificación efectuarse con anterioridad o posterioridad a los plazos señalados.

El empleador abonará una indemnización equivalente a un año de


remuneraciones, que se acumulará a la establecida en el artículo 245 (art. 182
LCT).

Por último, no se admiten presunciones en contra del trabajador ni


derivadas de la ley ni de las convenciones colectivas de trabajo, que conduzcan
a sostener la renuncia al empleo o a cualquier otro derecho, sea que las mismas
deriven de su silencio o de cualquier otro modo que no implique una forma de
comportamiento inequívoco en aquel sentido (art. 58 LCT).

j) La ley de migraciones.

Con respecto a los extranjeros, el art. 55 de la ley 25871 establece que


ninguna persona de existencia visible o ideal, pública o privada, podrá
proporcionar trabajo u ocupación remunerada, con o sin relación de
dependencia, a los extranjeros que residan irregularmente.

k) En el plano del derecho colectivo.

Julio Grisolía dice que se advierte la condena a las prácticas antisindicales


(desleales), la búsqueda de la negociación de buena fe (arts. 2, 4 y 9 y 12 de la
ley 14.250) y la consagración de la autonomía de la voluntad colectiva al

22
establecer la posibilidad de los sujetos colectivos de negociar los convenios
colectivos de trabajo.

l) La intervención estatal.

No debemos olvidar tampoco la intervención estatal, que ejerce el poder de


policía del trabajo para lograr el cumplimiento de las normas laborales, como
así también el rol que desempeña el Servicio de Conciliación Laboral
Obligatoria (SECLO) y la organización de la Justicia del Trabajo aplicando su
propio procedimiento judicial (ley 18345 modificada por ley 24635).

m) La ley 23551 de asociaciones sindicales.

Merece señalarse también que el art. 53 de la ley 23.551 establece las


conductas que serán consideradas prácticas desleales y contrarias a la ética de
las relaciones profesionales del trabajo por parte de los empleadores, o en su
caso, de las asociaciones profesionales que los representen, ley que debe
considerarse en lo pertinente complementada por la ley de infracciones a las
leyes del trabajo (25212).

En el anexo II del Pacto Federal del Trabajo ratificado por la ley 25212,
se establecen las acciones u omisiones violatorias de las leyes y reglamentos
del trabajo, salud, higiene y seguridad en el trabajo, así como de las cláusulas
normativas de los convenios colectivos, las sanciones y el procedimiento
aplicable.

La ley 25212 clasifica en el artículo 4° del anexo II. distintos tipos de


infracciones en leves, graves y muy graves.

n) La cooperación y unificación de normas laborales en el plano


internacional.

En primer término tenemos que tener en cuenta los tratados internacionales,


y en tal sentido vale la pena recordar que nuestro alto tribunal dijo que el
trabajador al ser sujeto de preferente atención constitucional no es
conclusión solo impuesta por el art. 14 bis, sino por el renovado ritmo
universal que representa el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos que cuenta con jerarquía constitucional a partir de la reforma
constitucional de 1994 (CN art. 75 inc. 22). Son pruebas elocuentes de ello la
Declaración Universal de Derechos Humanos (arts. 23/23), la Declaración

23
Americana de los Derechos y Deberes del Hombres (art. XIV), el Pacto
Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales (arts. 6 y 7)
(considerando 10) (conf. Vizzoti, Carlos Alberto c. Amsa S.A. del 14/9/04).

También debemos hacer referencia a los convenios y recomendaciones de la


Organización Internacional del Trabajo, entidad internacional formada por
los gobiernos y las centrales empresariales y sindicales de distintos países, con
sede en Ginebra y delegaciones regionales que expide recomendaciones y
celebra convenios que se incorporan al derecho interno de los países
miembros.-

Siguiendo al autor ya citado, los convenios internacionales del trabajo fijan


directivas para facilitar la uniformidad de la legislación laboral de los países
miembros. En cambio por medio de las recomendaciones de la OIT se buscan
establecer mecanismos uniformes de validez internacional para llevar a cabo
las medidas a ser adoptadas y orientar a los Estados miembros en la
preparación de la legislación laboral.

Los Estados miembros están obligados a someter los convenios de la OIT a


consideración de sus autoridades ejecutivas o legislativas para que se adopten
las medidas o se redacten los proyectos de ley, dentro de los 18 meses
posteriores a la clausura de las sesiones de cada conferencia, y también están
obligados a informar las medidas que fueran adoptadas en virtud de los
convenios suscriptos, y en su caso, los motivos que impidieron su tratamiento
en sede legislativa y las dificultades que existen para su aprobación.

Sin perjuicio de ello corresponde tener presente que el Artículo 27 de la


Convención de Viena dispone que el derecho interno y la observancia de los
tratados. Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno
como justificación del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá
sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 46 que establece que el
consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado podrá manifestarse
mediante la firma, el canje de instrumentos que constituyan un tratado, la
ratificación, la aceptación, la aprobación o la adhesión, o en cualquier otra
forma que se hubiere convenido.

Jorge Rubén Danzi

24

También podría gustarte