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Instituto Superior de Profesorado “Joaquín V. González”.

Taller de Gramática y Lingüística. Año 2021.


Docente: Silvina Chauvin.
Ayudante: Marcos Ezequiel Pérez

El signo en Ferdinand de Saussure y Charles Peirce1

Ferdinando de Saussure

Este lingüista suizo considera al lenguaje como un conjunto multiforme heteróclito, una masa
amorfa indefinible, imposible de abordar. Define, entonces, que se divide en una parte social y
convencional y en otra parte individual. La parte social, que es convencional porque una
determinada sociedad determina sus reglas y sus formas, le da estructura a una parte de esa masa
amorfa que es el lenguaje; esta parte es denominada por Saussure como lengua. La parte individual
es la que comprende el uso que cada hablante hace de las normas y las leyes, es decir, de la lengua
como sistema; esta parte es denominada habla.
Descarta el habla por ser imposible de abordar y así recorta su objeto de estudio a la lengua. La
lengua, dice Saussure, no es una nomenclatura sino que es un sistema, cuyas unidades son los
signos lingüísticos.
Este signo es una unidad psíquica que consta de dos partes inseparables: imagen acústica (no
sonido sino la huella psíquica del sonido, “acuñaciones” en la memoria) y concepto (serie de ideas
relacionadas a la imagen acústica); son ambos psíquicos y están unidos por un vínculo de
asociación. Luego Saussure los llamará significante y significado respectivamente.

Este signo, en tanto unidad de la lengua como sistema, tiene cuatro características:
1) arbitrario: el lazo que une significante y significado es arbitrario, por ende el signo también lo
es en relación al significado. Inmotivado, no hay lazo natural entre ninguna de las partes. Esto
explica la existencias de distintas lenguas y, por ende, distintos significantes para un mismo
significado: puerta (español), porta (portugués), door (inglés), θύρα (griego clásico), ianua (latín
clásico). Valor lingüístico: el valor de una unidad lingüística está determinado, limitado y

1
Ficha de cátedra preparada por Marcos Ezequiel Pérez, ayudante del taller.
precisado por el valor de las otras entidades del sistema. Por eso la lengua es un sistema de
unidades de “valores puros”, porque un signo es lo que otros no son no sólo en el sentido semántico
sino en tanto al significante.
2) lineal: el significante, por ser de naturaleza auditiva, se sucede en el tiempo y el tiempo es lineal,
por ende el signo es lineal. Esta característica se hace evidente en la imposibilidad de articular los
sonidos que conformarán un significante. La palabra mar se obtiene articulando los sonidos m-a-
r de manera lineal.
3) inmutabilidad: la lengua no puede cambiar, un individuo no puede cambiar a la lengua pues es
herencia ancestral. El lazo entre significante y significado, es decir, el signo, no puede cambiar o
ser cambiado de un momento a otro por la voluntad de un individuo ni una comunidad porque es
necesario para entendernos como sociedad. Es por esto que el signo es inmutable.
4) mutabilidad: el tiempo tiene un efecto que contradice lo anterior. El signo está en condiciones
de alterarse porque se continúa; entonces, el signo puede mutar a largo plazo con la intervención
de las particularidades de su contexto socio-histórico. Estas mutaciones no sólo se dan en el plano
de lo fonético (significante) o semántico (significado), sino que también se puede manifestar en
forma de un desplazamiento de la relación entre significante y significado. Ejemplo: el verbo latino
necāre, que significa “matar”, dio los verbos noyer = ahogar (francés) y anegar (español). Esto,
dice Saussure, es consecuencia de la arbitrariedad del signo.

Saussure describe, también, el tipo de relaciones que se pueden dar entre los signos de un
determinado sistema. Estas relaciones son de dos tipos:
1) relaciones sintagmáticas: indica una determinada presencia de signos, un grupo específico de
signos asociados en la cadena del habla. Está presente en el orden en el que, por ejemplo, elegimos
al escribir una oración: “El niño habla rápidamente”. La relación sintágmática tiene que ver con el
orden y la enunciación de una cadena de signos.
2) relaciones paradigmáticas: se forma por un elemento común en una serie de signos. Un
paradigma, entonces, sería un grupo de signos ausentes que podrían reemplazar al signo presente.
Las relaciones paradigmáticas son relaciones de asociación, y dicha asociación puede hacerse a
través de distintos criterios, como el morfológico, el semántico o el sintáctico (un signo ausente
puede reemplazar a uno presente si comparte rasgos morfológicos, de significado o de función
sintáctica).
La mujer √ escribe √ así √
El hombre √ come √ ahora √
El chico √ camina √ bajo √
El niño habla rápido
El perro ❌ duerme ❌ silenciosamente ❌
Los autos ❌ se aburre ❌ ayer ❌
El tazón ❌ espera ❌ muy ❌

En este cuadro, las palabras en rojo (El niño habla rápidamente) muestran una cadena de signos
presentes, unidos por una relación sintagmática. Las palabras en verde marcadas con un símbolo
√ muestran signos ausentes en relación paradigmática con los signos presentes; “la mujer”, “el
hombre” y “el chico” forman parte de un posible paradigma para “el niño” pues compartes rasgos
que compatibilizan con el verbo que este elemento lleva acabo. Las palabras en azul marcadas con
una cruz muestran elementos que no entran en el paradigma posible por no ajustarse a los requisitos
paradigmáticos que establece el signo presente. Así mismo, con el verbo y el adverbio sucede lo
mismo: va a tener que ser una acción que pueda llevar a cabo el sintagma nominal (el niño) y al
mismo tiempo que pueda realizarse de la manera en la que establece el adverbio (rápido).

Para hacer un estudio de la lengua, es decir, de un idioma, y de los signos que lo conforman,
Saussure establece dos tipos de enfoques a aplicar:
1) Sincronía: un análisis con enfoque sincrónico describe el estadio particular de ese idioma en
un determinado período. El análisis sincrónico establece un eje de simultaneidad, que se refiere al
análisis entre elementos coexistentes. La noción de sincronía complementa el carácter inmutable
del signo.
2) Diacronía: un análisis con enfoque diacrónico describe la evolución histórica de un idioma a
lo largo del tiempo. El análisis diacrónico establece un eje de sucesiones en el que los elementos
se analizan de a uno por vez. La noción de diacronía complementa el carácter mutable del signo.

Por ejemplo, si quisiéramos embarcarnos en un análisis de la palabra “luna” en el que aplicáramos


ambos enfoques, sincrónico y diacrónico, deberíamos recoger testimonio escrito de definiciones
de esa palabra. Para el primero deberíamos recurrir a fuentes en determinado punto de la historia.
En este caso elegimos diccionarios del siglo XXI. Para el segundo deberíamos recurrir a fuentes
pero en distintos puntos de la historia. Recurrimos, entonces, a definiciones de diccionario de
distintas épocas:

La palabra “luna” en diccionarios Cambio en el concepto de “luna” en


actuales (s. XXI) diccionarios de distintos períodos
(sincronía; inmutabilidad) (diacronía; mutabilidad)
Diccionario Clarín, 2003: 2014: Luna: f. Único satélite natural de la
Luna: Astron. Satélite de la Tierra, que Tierra, que se encuentra a 384.400 km de
gira alrededor de ésta a una distancia esta, tiene un diámetro de 3.476 km y realiza
media de 384.392 km. Su diámetro es de un giro completo alrededor de aquella cada
3.476 km. Es uno de los mayores satélites 27,32 días.
del sistema solar. Describe alrededor del 2001: Luna: f. Único satélite natural de la
planeta una órbita que recorre en 27 días tierra.
y 8 horas, tiempo que también tarda en 1843: Luna: f. El astro más cercano á la tierra
dar un giro sobre sí misma (...). que alumbra por la noche.
1783: Luna: s. f. El menor de los dos
Diccionario de la lengua española luminares que puso Dios en el cielo para que
Espasa, 2012: presidiese á la noche. Los astrónomos la
luna: f. Satélite natural de la Tierra. ◆ Se cuentan como el séptimo de los planetas, por
escribe con mayúscula y precedido del ser su orbe el inferior de todos y más cercano
artículo la. || Luz nocturna que refleja este á la tierra, y le expresan con este carácter.
satélite. || Tiempo de cada conjunción de
la Luna con el Sol, lunación. || Satélite
natural de cualquier planeta (...).

Diccionarios.com, 2021:
luna
1 s. f. ASTRONOMÍA Satélite de la
Tierra visible por la noche debido a la
luz que recibe del Sol.
2 Luz nocturna que este satélite nos
refleja de la que recibe del Sol .
3 ASTRONOMÍA Satélite natural de
cualquier planeta (...).

En este ejemplo descubrimos, a través de un análisis sincrónico, que durante el siglo XXI hay
ciertos consensos sobre la luna: es un satélite natural, se encuentra a determinada distancia de la
Tierra, tiene determinado diámetro, etc. A través de un análisis diacrónico de la palabra luna, sin
embardo, descubrimos las distintas variaciones de su concepto.

Resumen
La teoría saussureana está estructurada en díadas o binomios, a saber:
lengua / habla;
significante / significado;
mutabilidad / inmutabilidad;
sintagma / paradigma;
sincronía / diacronía.
Ferdinand de Saussure define que el objeto de estudio de su teoría va a ser la lengua, entendida
como la parte social y convencional del lenguaje en oposición a la parte individual del lenguaje,
que es el habla. Se concentra en la primera y la describe ya no como una nomenclatura (una mera
lista de palabras) sino como un sistema regido por sus propios principios, leyes y con sus propias
características.
Define al signo lingüístico, en tanto unidad que conforma a la lengua como sistema, como una
entidad psíquica de dos caras inseparables: significado y significante. Este signo tiene cuatro
características fundamentales: es arbitrario, es lineal, es mutable y es inmutable.
Define dos tipos de enfoques de análisis de una lengua: el sincrónico (en un punto fijo del
desarrollo temporal de una lengua) y el diacrónico (en varios puntos de la historia de la evolución
de una lengua).
Define dos tipos de relaciones entre los elementos en el sistema lengua: las relaciones
sintagmáticas (de carácter lineal y entre elementos presentes) y las relaciones paradigmáticas (de
carácter asociativo entre el elemento presente y los posibles elementos que podrían remplazarlo,
que están ausentes).
Charles Peirce

Signo: es “algo que está en lugar de otra cosa bajo algún aspecto o capacidad (...) representación
por la cual alguien puede mentalmente remitirse a un objeto. En este proceso se hacen presentes
tres elementos formales, inseparables: representamen (la representación de algo), objeto (a lo que
alude el representamen) e interpretante (palabra en la mente que es un signo equivalente o más
desarrollado que en representamen). El signo, según Peirce, es ante todo una categoría mental, es
decir, una idea mediante la cual evocamos un objeto, con la finalidad de aprehender el mundo o
de comunicarnos. En este juego se produce la “semiosis”, que es un proceso de inferencia propio
de cualquier persona.

Semiosis: proceso de conocimiento de la realidad, se lleva a cabo a través de las tres partes del
signo. «Si alguien ve en la puerta de un negocio la imagen de una cruz color verde (representamen),
por ejemplo, comprende que allí hay una farmacia (objeto) a partir de un proceso semiótico de
inferencia que consiste en que el primer signo (representamen) despierta en su mente otro signo,
como la palabra "farmacia" (interpretante), que lo lleva a conectar el primer signo (representamen)
con el objeto farmacia. Como se desprende de este ejemplo, la semiosis es una experiencia que
hace cada uno en todo momento de la vida, mientras que la semiótica constituye la teoría de esa
experiencia, cuyos componentes formales son el representamen, el objeto y el interpretante».

Semiosis infinita: Dado que el interpretante es también un signo, está en lugar de un objeto y
remite a un interpretante. Este interpretante es, asimismo, un signo, que está en el lugar de un
objeto y está ligado a un interpretante, que es un signo, y así de modo ilimitado.
Los individuos, en el momento de leer un signo, lo interpretan a partir de lo que ya tienen formado
en su mente, es decir, las ideas, las valoraciones sociales, las visiones de la realidad y los prejuicios
que poseen de antemano. A partir de allí se van generando nuevas configuraciones. La semiosis
infinita es, entonces, una continua sucesión de producción de signos mediante la cual los sujetos
van pensando la verdad de las cosas y del mundo. Este proceso explicaría la producción y
reproducción de conocimiento. Ejemplo: Si vemos la CRUZ VERDE, nos remite a una
FARMACIA, que nos remite a MEDICAMENTOS, que nos remite a ENFERMEDAD, y así
sucesivamente vamos incrementando el conocimiento sobre el primer signo, que en este caso era
la CRUZ VERDE.
Representación gráfica de la semiosis infinita

Resumen: Peirce concibe el signo como un elemento para conocer la realidad que consta de tres
partes: representamen, objeto e interpretante. El proceso a través del cual se conoce la realidad
también es triádico porque en él funcionan los tres componentes del signo; el proceso se llama
semiosis. A su vez, durante la semiosis un interpretante puede funcionar como representamen y
dar lugar a un nuevo signo y de éste nuevo signo su interpretante también puede funcionar como
representamen de un tercer signo; este ciclo se repite ad infinitum en lo que Peirce llama “semiosis
infinita”. La semiosis infinita explica el modo en que un sujeto, además de conocer la realidad,
produce y genera conocimiento.

Conclusión
Las diferencias entre las concepciones de signos entre Saussure y Peirce radican en el origen de
sus conceptos y en el campo de conocimiento en el que se desarrollaron. El primero fue lingüista
y su concepto de signo fue producto de su intención de estudiar la lengua. El segundo fue filósofo,
por eso su definición de signo es más amplia y abarca más que los signos lingüísticos, porque
buscaba explicar la manera en la que es sujeto percibe la realidad y percibe conocimiento.
Bibliografía
- De Saussure, F. Curso de lingüística general. – 1° ed. – Buenos Aires: Losada, 2012.
- Vitale, A. El estudio de los signos: Peirce y Saussure.- 1°. ed. 4° reimp.- Buenos Aires: Eudeba,
2004.
- Zecchetto, V. Seis semiólogos en busca del lector : Saussure, Peirce, Barthes, Greimas, Eco,
Verón. – 3° ed. – Buenos Aires : La Crujía, 2005.

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