Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Durante los últimos años han avanzado mucho las teorías relativas a la estructura
semántica de la oración. La comprensión de la sintaxis pasa por la comprensión de la
semántica, porque a una misma estructura sintáctica pueden corresponder distintas
estructuras semánticas
Desde la gramática tradicional, ya hubo que echar mano de la semántica para explicar
determinados elementos sintácticos (o morfológicos) que de otra manera quedaban
incompletos; así ocurría con la clasificación de los tradicionalmente llamados
Complementos
Circunstanciales, cuya división en temporales, locativos, modales, etc., es puramente
semántica.
Sin embargo, el avance en los estudios lingüísticos de las últimas décadas, hizo
pensar
que la semántica estaba mucho más presente en las estructuras de lo que se había
querido Durante los últimos años han avanzado mucho las teorías relativas a la
estructura semántica
de la oración. La comprensión de la sintaxis pasa por la comprensión de la semántica,
porque a una misma estructura sintáctica pueden corresponder distintas estructuras
semánticas.
Desde la gramática tradicional, ya hubo que echar mano de la semántica para explicar
determinados elementos sintácticos (o morfológicos) que de otra manera quedaban
incompletos;
así ocurría con la clasificación de los tradicionalmente llamados Complementos
Circunstanciales, cuya división en temporales, locativos, modales, etc., es puramente
semántica.
Sin embargo, el avance en los estudios lingüísticos de las últimas décadas, hizo
pensar
que la semántica estaba mucho más presente en las estructuras de lo que se había
querido
admitir. Fue Chomsky uno de los pioneros en buscar estructuras subyacentes a lo que
el
oyente escuchaba, de ahí que acuñara el término de estructura profunda para referirse
a esos
elementos semánticos (al menos parcialmente semánticos, relacionados en buena
medida
con la Lógica1); Tesnière, padre de la Gramática de Valencias, y una de la Escuelas
actuales
que más ha estudiado los elementos semánticos, ahondó en este campo, aunque no
lo
hizo de la mano del autor norteamericano, sino paralelamente a él. Parte de estas
teoría las
veremos en el capítulo 1, donde también Halliday se refiere a ellos.
Así pues, el valor de la semántica para expresar las estructuras sintácticas está fuera
de
duda. Veámoslo en los siguientes ejemplos:
a. Juan daba regalos
b. Juan recibía regalos
La estructura sintáctica de a. y b. es la misma: SNs + SV + SNc (o si se prefiere, S + V
+
O). En cambio, la estructura semántica de ambas oraciones es distinta, puesto que los
roles
que desempeñan los sujetos sintácticos son, a su vez, distintos:
Juan da un regalo
Actor Acción Objeto
Juan recibe un regalo
Paciente Acción Objeto
La ambigüedad de las estructuras sintácticas no existe en las estructuras semánticas.
Constantemente habremos de recurrir a ellas para explicar el uso de determinadas
construcciones
sintácticas.
Estos conceptos, nacidos en la Escuela de Praga, fueron desarrollados por bastantes
autores
a lo largo del siglo XX. Citemos, entre otros muchos, a M.A.K. Halliday, aunque para
la elaboración de estas notas nos hemos servido, sobre todo, de la recopilación que
hace
Chomsky acuña esta teoría en su Teoría Estándar y la mantendrá hasta la década de
los 90, cuando a principios
de ella, durante la fase de la Teoría Minimalista, la considera innecesaria. En cualquier
caso, el valor de
la semántica sigue presente en el generativismo, que sigue distinguiendo entre Forma
Lógica y Forma Fónica.
Xavier Frías Conde
César Hernández Alonso. La base de la siguiente propuesta para el castellano parte
del archilexema
del contenido del verbo por ser este el núcleo de la oración.
CAPITULO 1
SEMÁNTICA
Semántica (del griego semantikos, 'lo que tiene significado'), estudio del significado de
los signos lingüísticos, esto es, palabras, expresiones y oraciones. Quienes estudian la
semántica tratan de responder a preguntas del tipo "¿Cuál es el significado de X (la
palabra)?". Para ello tienen que estudiar qué signos existen y cuáles son los que
poseen significación —esto es, qué significan para los hablantes, cómo los designan
(es decir, de qué forma se refieren a ideas y cosas), y por último, cómo los interpretan
los oyentes—. La finalidad de la semántica es establecer el significado de los signos
—lo que significan— dentro del proceso que asigna tales significados.
La perspectiva filosófica
A finales del siglo XIX, el lingüista francés Jules Alfred Bréal, propuso la "ciencia de las
significaciones", avanzando un paso más en los planteamientos del suizo Ferdinand
de Saussure, que había investigado de qué forma se vincula el sentido a las
expresiones y a los demás signos. En 1910 los filósofos británicos Alfred North
Whitehead y Bertrand Russell publicaron los Principia Mathematica, (Principios
matemáticos) que ejercieron una gran influencia en el Círculo de Viena, un grupo de
filósofos que desarrollaron un estudio filosófico de gran rigor conocido por positivismo
lógico.
Lógica simbólica
Una de las figuras más destacadas del Círculo de Viena, el filósofo alemán Rudolf
Carnap, realizó su más importante contribución a la semántica filosófica cuando
desarrolló la lógica simbólica: sistema formal que analiza los signos y lo que designan.
El positivismo lógico entiende que el significado es la relación que existe entre las
palabras y las cosas, y su estudio tiene un fundamento empírico: puesto que el
lenguaje, idealmente, es un reflejo de la realidad, sus signos se vinculan con cosas y
hechos. Ahora bien, la lógica simbólica usa una notación matemática para establecer
lo que designan los signos, y lo hace de forma más precisa y clara que la lengua
también constituye por sí misma un lenguaje, concretamente un metalenguaje
(lenguaje técnico formal) que se emplea para hablar de la lengua como si de otro
objeto se tratara: la lengua es objeto de un determinado estudio semántico.
Una lengua objeto tiene un hablante (por ejemplo una francesa) que emplea
expresiones (como por ejemplo la plume rouge) para designar un significado, (en este
caso para indicar una determinada pluma —plume— de color rojo —rouge—. La
descripción completa de una lengua objeto se denomina semiótica de esa lengua. La
semiótica presenta los siguientes aspectos: 1) un aspecto semántico, en el que
reciben designaciones específicas los signos (palabras, expresiones y oraciones); 2)
un aspecto pragmático, en el que se indican las relaciones contextuales entre los
hablantes y los signos; 3) un aspecto sintáctico, en el que se indican las relaciones
formales que existen entre los elementos que conforman un signo (por ejemplo, entre
los sonidos que forman una oración).
Cualquier lengua interpretada según la lógica simbólica es una lengua objeto que tiene
unas reglas que vinculan los signos a sus designaciones. Cada signo que se interpreta
tiene una condición de verdad —una condición que hay que encontrar para que el
signo sea verdadero—. El significado de un signo es lo que designa cuando se
satisface su condición de verdad. Por ejemplo la expresión o signo la luna es una
esfera la comprende cualquiera que sepa español; sin embargo, aunque se
comprenda, puede o no ser verdad. La expresión es verdadera si la cosa a la que la
expresión o signo se vincula —la luna— es de verdad una esfera. Para determinar los
valores de verdad del signo cada cual tendrá que comprobarlo mirando la luna.
Perspectiva lingüística
Semántica descriptiva.
Semántica teórica
Esta escuela busca una teoría general del significado dentro de la lengua. Para sus
seguidores, llamados generativistas, el significado forma parte del conocimiento o
competencia lingüística que todo humano posee. La gramática generativa, como
modelo de la competencia lingüística, tiene tres componentes: el fonológico, (sistema
de sonidos), el sintáctico y el semántico. Éste ultimo, dado que forma parte de la teoría
generativa sobre el significado, se entiende como un sistema de reglas para decidir
cómo hay que interpretar los signos susceptibles de interpretación y determina qué
signos carecen de interpretación aunque sean expresiones gramaticales. Por ejemplo
la frase Los gatos impresionistas pitaron una escalera carece de significado aunque
sea una oración aceptable desde el punto de vista de su corrección sintáctica, —no
hay reglas que puedan interpretarla porque la frase está semánticamente bloqueada—
. Estas mismas reglas también tienen que decidir qué interpretación es la adecuada en
algunas oraciones ambiguas como: Tropezó el burro de Sancho que puede tener al
menos dos interpretaciones.
La semántica generativa surgió para explicar la capacidad que tiene el hablante para
producir y entender expresiones nuevas donde falla la gramática o la sintaxis. Su
finalidad es demostrar cómo y por qué una persona, por ejemplo, comprende, en
seguida que carece de significado la oración Los gatos impresionistas pitaron una
escalera aunque está construida según las reglas de la gramática española; o cómo
ese hablante decide en cuanto la oye, qué interpretación da, dentro de las dos
posibles, a Tropezó el burro de Sancho.
Semántica general
Se centra en responder a la cuestión que plantea cómo los pueblos valoran las
palabras y cómo influye en su conducta esa valoración. Sus principales representantes
son el lingüista estadounidense de origen polaco Alfred Korzybski y el también
lingüista y político de la misma nacionalidad S. I. Hayakawa, quienes se esforzaron en
alertar a la gente de los peligros que conlleva el tratar las palabras sólo en su
condición de signos. Estos autores usan en sus escritos las directrices de la semántica
general para invalidar las generalizaciones poco rigurosas, las actitudes rígidas, la
finalidad incorrecta y la imprecisión. No obstante, algunos filósofos y lingüistas han
criticado la semántica general porque carece de rigor científico, razón por la cual este
enfoque ha perdido popularidad.
1. Semántica estructural
2. Semántica léxica
3. Significado y referencia
3. 1. Sentido y referente
Sentido La imagen mental de lo que algo es. Puede que, incluso, no exista en el
mundo real. Es más conceptual que el referente. Por ejemplo: "amistad, felicidad"
TRIANGULOS DE SIGNIFICACIÓN
Triángulo semántico
Años más tarde, en 1962, S. Ullmann lo vuelve a tomar como base metodológica,
aplicando una terminología saussureana en sus vértices:
Por razones de eficacia explicativa, también lo adopta K. Baldinger:
Este triángulo nos recuerda por sus componentes los «modi» de los escolásticos
medievales, a saber:
así como su famosa definición: «vox significat mediantibus conceptibus». Pero en
estos «modistas» el enfoque es filosófico. Con un enfoque lingüístico vamos a detallar
las relaciones de los vértices:
Más problemas ofrece la relación del significado o concepto con la cosa. La cosa o
realidad es extralingüística, la cosa no se nos da, no depende de nosotros. Podríamos
decir que el lenguaje es transposición de la realidad y, por ello, la lengua no puede
evitar la relación entre el objeto mental o concepto y la realidad exterior. Es decir, que
entre los significantes y la realidad está todo el mundo de los conceptos. Finalmente,
entre el significante y la cosa la relación es inmotivada. No se da relación directa entre
estos dos vértices: estamos ante la arbitrariedad del signo, de la cual ya nos habló
Saussure. K. Baldinger añade oportunamente que la forma significante no está
motivada por la realidad, ya que, de no ser así, habría una sola lengua y no sería
posible la evolución de una lengua. Sin embargo, los defensores de la onomatopeya,
como motivación directa de la realidad o cosa que solicita una forma determinada de
significante, han escrito muchas páginas. Su posición es científicamente indefendible.
Por una parte, la poca consistencia de su razonamiento cae de por sí al comparar dos
lenguas; así, por ejemplo, flip en inglés, queda contradicho con su inmediata
traducción castellana chasquear. Lo que sí es posible es el aprovechamiento de la
forma significante en dirección a la realidad, que el hablante puede usufructuar
premeditadamente. Estamos ante el artificio llamado aliteración, como, por ejemplo,
hace Gracilazo de la Vega en estos dos versos de su Égloga III:
Del vértice de la realidad o cosa, nada tenemos que decir. Insistimos en que la
realidad es extralingüística. Su estudio es competencia de otras ciencias: si esa
realidad exterior es un «jilguero», su estudio pertenece a la ornitología dentro de las
ciencias naturales. En el vértice del significante hemos encontrado una terminología
variada: símbolo, nombre, significante. Conviene no confundirla y recordar las
matizaciones lingüísticas que han quedado expuestas en otros apartados,
diferenciando en nuestros criterios el símbolo y el signo, los medios de comunicación
de los sistemas de comunicación: en suma, restringir los códigos semióticos, incluidos
en este vértice tomado en amplia consideración, al código lingüístico en su aspecto de
significante, analizado ya como nivel de expresión. El análisis del vértice del
pensamiento o concepto puede tomar dos direcciones que ya hemos mencionado: un
aspecto filosófico que queda fuera de nuestra lingüística, y un aspecto lingüístico en
tanto en cuanto la lengua da formas para relacionar esos conceptos con la realidad. Es
el problema filosófico del límite de los conceptos.
Ya dijimos que entre los significantes y la realidad está el mundo de los conceptos.
Tomemos, por ejemplo, el significante /kasa/. En la realidad nos encontramos con una
grandísima variedad de cosas «casa». Por ello es necesario hacer una abstracción
para que esa forma exprese el concepto que ofrece esa variada complejidad en la
realidad. De esta manera, todos los conceptos pueden ser expresados en una lengua.
Ahora bien, como señala B. Pottier, si no puede existir campo nocional sin campo
léxical, un «vacío» lexical no tiene que estar lleno necesariamente por un significante
simple; se puede recurrir a perífrasis compuestas, como el hecho de estar casado, la
máquina de escribir que no funciona, ... Es decir, que no hay coincidencia entre lo
nocional y lo léxico. Extremando la precisión, añade el mismo lingüista, se puede
afirmar que no existen dos «sillas» idénticas. Sin embargo, ante mil objetos distintos
un sujeto puede tener la misma reacción y elegir mil veces el término silla para
designarlos. Si se coloca a mil personas ante esas mil «sillas», se puede obtener el
término silla un millón de veces. Y concluye: esta coincidencia de subjetividades
es lo que se llama objetividad en lingüística. Si no se da esa objetividad, hay límites.
Así puede observarse en el ejemplo tradicional de los colores del arco iris: rojo,
anaranjado, amarillo, verde, azul, añil, violeta. ¿Cuándo acaba el verde y es azul? Se
trata de un límite donde puede faltar la coincidencia de subjetividades. Esta
delimitación es propia de cada lengua que marca límites de manera convencional,
hecho que debe tenerse en cuenta al traducir.
consideración nos lleva a afirmar que la lengua presenta la relatividad de la realidad.
Hay diferencia relativa entre joven y viejo, entre frío y caliente; pero, ¿dónde está el
límite? La claridad significativa radica en el funcionamiento oposicional. Quizá
convenga recordar que con E. Coseriu que la significación es creación de la
experiencia humana, lo cual equivale a afirmar que la lengua no es constatación sino
delimitación de fronteras dentro de lo experimentado.
Lo que describe E. Coseriu es el ideal del lenguaje científico, un ideal raras veces
logrado, apunta K. Baldinger, ya que ese lenguaje científico se sirve también del
lenguaje común con los consiguientes debates terminológicos. La diferencia entre el
léxico estructurado, lingüístico de enfoque intensional, frente al léxico científico,
nomenclatura de enfoque extensional, no es tan nítida. De todas maneras, es propio
de la lingüística, en pro de su economía léxica y a causa de su vivencial dinamismo
creador, la variación en problemas de polisemia, homonimia, metáfora, sinécdoque,
metonimia, problemática que el lenguaje científico necesariamente tiende a evitar.
Para percatarse de ello, compárese el término sal en este doble enfoque:
enfoque:
●
„De una forma que es difícilmente explicable, las aportaciones de Saussure y
Hjelmslev a la teoría del signo, a pesar de su relativa sencillez, no siempre han sido
comprendidas. Por este camino se han multiplicado en tradados de Semántica, como
pan bendito o como modernidad insuperable, las visiones triangulares del signo, que
no sólo no aportan nada, sino que significan un claro retroceso respecto a la
concepción del maestro ginebrino.
Ha sido St. Ullmann el autor que tal vez más haya contribuido a la difusión de lo
que ha peligrado convertirse en el logotipo del signo. Introduce algunas
modificaciones simplificadoras: «Los tres términos que yo sugeriría son:
“nombre” (name), “sentido” (sense) y “cosa” (thing)» (Ullmann, 1972: 65)
Baldinger introduce una modificación más profunda de lo que a simple vista parece:
cambia la naturaleza del significante. De ser entendido como elemento material
(sonido en el triángulo de Ullmann) pasa a ser interpretado como «concepto». Llevado
a nuestra forma de representanción de los elementos que intevienen en el signo,
quedaría compuesto por la asociación de (2)-(3)-(4), frente al (1)-(3)-(4) de Ullmann,
pues entiende el significante como imagen acústica, no como sonido:
Las concepciones triangulares presentan graves inconvenientes respecto a la
visión que Saussure nos ofrecía del signo:
Llamamos denotación al significado de una palabra tal como éste se presenta fuera
de cualquier contexto. Por ejemplo aurora denota la parte del día correspondiente a la
salida del sol, y es así como se define en los diccionarios. Pero esa palabra puede
llevar adheridas otras significaciones subjetivas para un hablante, el cual asociará tal
vez aurora con ciertos significados como 'esperanza', 'comienzo de una nueva vida',
'iniciación de buena suerte, tras haberla tenido mala', etc. Estos significados
subjetivamente añadidos a la denotación constituyen la connotación (= con notas
adicionales) del vocablo, la cual no puede ser registrada por los diccionarios.
Llamamos denotación al significado de una palabra tal como éste se presenta fuera
de cualquier contexto. Por ejemplo aurora denota la parte del día correspondiente a la
salida del sol, y es así como se define en los diccionarios. Pero esa palabra puede
llevar adheridas otras significaciones subjetivas para un hablante, el cual asociará tal
vez aurora con ciertos significados como 'esperanza', 'comienzo de una nueva vida',
'iniciación de buena suerte, tras haberla tenido mala', etc. Estos significados
subjetivamente añadidos a la denotación constituyen la connotación (= con notas
adicionales) del vocablo, la cual no puede ser registrada por los diccionarios.
En la descripción del significado de las palabras, hay que tener en cuenta dos tipos de
contenido un sentido básico, general y otro valorativo.
La denotación (o significado denotativo) es el conjunto de rasgos semánticos
elementales de una palabra, su significación básica.
La denotación es común a todos los hablantes de una lengua, constituye una
información objetiva sobre el referente, ya que no implica ninguna valoración sobre él
y es estable y constante.
Sin embargo, en su uso por los hablantes dentro de un discurso, las palabras
adquieren otros rasgos de significado añadidos.
La connotación (o significado connotativo o asociativo) es el conjunto de valores que
aparecen en el discurso asociados a la denotación de un término.
Las connotaciones son individuales, pues dependen del valor que esa palabra tiene
para un hablante determinado, subjetivas y variables, ya que están relacionadas con la
cultura, la situación comunicativa y el hablante.
Hay algunas connotaciones que aparecen recogidas, junto a la denotación, en el
diccionario.
Denotación ---.
Connotación pinche. 1. como Persona que presta servicios en la cocina. 2. adj. C.
Rica, El Salv. y Nic. tacaño
despectiva I(miserable). 3. adj. Despect.malson. Méx. ruin (despreciable).
y malsonante
r
No todas las connotaciones están igualmente extendidas. Según esto, los significados
connotativos se clasifican en las siguientes categorías.
Significados connotativos propiamente dichos. Son rasgos de significado
vinculados a una palabra en virtud de valoraciones sociales y culturales.
La palabra niño lleva asociada la idea de inocencia. connotación utilizada, por
ejemplo, en mensajes publicitarios
Significados estilísticos. Se asocian a una palabra por el uso que hace de ella un
determinado sociolecto, que implica siempre ciertas connotaciones.
Aunque tengan el mismo referente, no tienen las mismas connotaciones los términos
señora, mujer, esposa o parienta.
Significados afectivos. Son asociaciones subjetivas que revelan emociones o
sentimientos del hablante ligados a su propia experiencia personal
A) DENOTACIÓN :
B) CONNOTACION:
Contexto
Semiología-semántica vocablo-palabra
¿Qué es la sinonimia?
* “Algunas lingüistas niegan la sinonimia, pues en realidad no habría dos palabras con
un significado totalmente exacto. O cuando menos, sería prácticamente imposible
encontrar palabras con el mismo significado teniendo en cuenta todas sus acepciones y
contextos en los que podría aparecer.
Araña: 'animal'/'lámpara'
Espada: ' instrumento'/' matador de toros.'
Tiene mucho que ver con los cambios semánticos de las palabras.
Las fuentes más habituales de la polisemia:
¿ QUE ES LA POLISEMIA ¿