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INTRODUCCIÓN

Durante los últimos años han avanzado mucho las teorías relativas a la estructura
semántica de la oración. La comprensión de la sintaxis pasa por la comprensión de la
semántica, porque a una misma estructura sintáctica pueden corresponder distintas
estructuras semánticas
Desde la gramática tradicional, ya hubo que echar mano de la semántica para explicar
determinados elementos sintácticos (o morfológicos) que de otra manera quedaban
incompletos; así ocurría con la clasificación de los tradicionalmente llamados
Complementos
Circunstanciales, cuya división en temporales, locativos, modales, etc., es puramente
semántica.
Sin embargo, el avance en los estudios lingüísticos de las últimas décadas, hizo
pensar
que la semántica estaba mucho más presente en las estructuras de lo que se había
querido Durante los últimos años han avanzado mucho las teorías relativas a la
estructura semántica
de la oración. La comprensión de la sintaxis pasa por la comprensión de la semántica,
porque a una misma estructura sintáctica pueden corresponder distintas estructuras
semánticas.
Desde la gramática tradicional, ya hubo que echar mano de la semántica para explicar
determinados elementos sintácticos (o morfológicos) que de otra manera quedaban
incompletos;
así ocurría con la clasificación de los tradicionalmente llamados Complementos
Circunstanciales, cuya división en temporales, locativos, modales, etc., es puramente
semántica.
Sin embargo, el avance en los estudios lingüísticos de las últimas décadas, hizo
pensar
que la semántica estaba mucho más presente en las estructuras de lo que se había
querido
admitir. Fue Chomsky uno de los pioneros en buscar estructuras subyacentes a lo que
el
oyente escuchaba, de ahí que acuñara el término de estructura profunda para referirse
a esos
elementos semánticos (al menos parcialmente semánticos, relacionados en buena
medida
con la Lógica1); Tesnière, padre de la Gramática de Valencias, y una de la Escuelas
actuales
que más ha estudiado los elementos semánticos, ahondó en este campo, aunque no
lo
hizo de la mano del autor norteamericano, sino paralelamente a él. Parte de estas
teoría las
veremos en el capítulo 1, donde también Halliday se refiere a ellos.
Así pues, el valor de la semántica para expresar las estructuras sintácticas está fuera
de
duda. Veámoslo en los siguientes ejemplos:
a. Juan daba regalos
b. Juan recibía regalos
La estructura sintáctica de a. y b. es la misma: SNs + SV + SNc (o si se prefiere, S + V
+
O). En cambio, la estructura semántica de ambas oraciones es distinta, puesto que los
roles
que desempeñan los sujetos sintácticos son, a su vez, distintos:
Juan da un regalo
Actor Acción Objeto
Juan recibe un regalo
Paciente Acción Objeto
La ambigüedad de las estructuras sintácticas no existe en las estructuras semánticas.
Constantemente habremos de recurrir a ellas para explicar el uso de determinadas
construcciones
sintácticas.
Estos conceptos, nacidos en la Escuela de Praga, fueron desarrollados por bastantes
autores
a lo largo del siglo XX. Citemos, entre otros muchos, a M.A.K. Halliday, aunque para
la elaboración de estas notas nos hemos servido, sobre todo, de la recopilación que
hace
Chomsky acuña esta teoría en su Teoría Estándar y la mantendrá hasta la década de
los 90, cuando a principios
de ella, durante la fase de la Teoría Minimalista, la considera innecesaria. En cualquier
caso, el valor de
la semántica sigue presente en el generativismo, que sigue distinguiendo entre Forma
Lógica y Forma Fónica.
Xavier Frías Conde
César Hernández Alonso. La base de la siguiente propuesta para el castellano parte
del archilexema
del contenido del verbo por ser este el núcleo de la oración.
CAPITULO 1

SEMÁNTICA

Semántica (del griego semantikos, 'lo que tiene significado'), estudio del significado de
los signos lingüísticos, esto es, palabras, expresiones y oraciones. Quienes estudian la
semántica tratan de responder a preguntas del tipo "¿Cuál es el significado de X (la
palabra)?". Para ello tienen que estudiar qué signos existen y cuáles son los que
poseen significación —esto es, qué significan para los hablantes, cómo los designan
(es decir, de qué forma se refieren a ideas y cosas), y por último, cómo los interpretan
los oyentes—. La finalidad de la semántica es establecer el significado de los signos
—lo que significan— dentro del proceso que asigna tales significados.

La semántica se estudia desde una perspectiva filosófica (semántica pura), lingüística


(semántica teórica y descriptiva) así como desde un enfoque que se conoce por
semántica general. El aspecto filosófico está asentado en el conductismo y se centra
en el proceso que establece la significación. El lingüístico estudia los elementos o los
rasgos del significado y cómo se relacionan dentro del sistema lingüístico. La
semántica general se interesa por el significado, por cómo influye en lo que la gente
hace y dice.

Cada uno de estos enfoques tiene aplicaciones específicas. En función de la


semántica descriptiva, la antropología estudia lo que entiende un pueblo por
importante desde el punto de vista cultural. La psicología, sustentada por la semántica
teórica, estudia qué proceso mental supone la comprensión y cómo identifica la gente
la adquisición de un significado (así como un fonema y una estructura sintáctica). El
conductismo aplicado a la psicología animal estudia qué especies animales son
capaces de emitir mensajes y cómo lo hacen. Quienes se apoyan en la semántica
general examinan los distintos valores (o connotaciones) de los signos que
supuestamente significan lo mismo, (del tipo 'el manco de Lepanto' y 'el autor del
Quijote', para referirse los dos a Cervantes). La crítica literaria, influida por los estudios
que distinguen la lengua literaria de la popular, describe cómo las metáforas evocan
sentimientos y actitudes, entroncándose también en la semántica general.

La perspectiva filosófica

A finales del siglo XIX, el lingüista francés Jules Alfred Bréal, propuso la "ciencia de las
significaciones", avanzando un paso más en los planteamientos del suizo Ferdinand
de Saussure, que había investigado de qué forma se vincula el sentido a las
expresiones y a los demás signos. En 1910 los filósofos británicos Alfred North
Whitehead y Bertrand Russell publicaron los Principia Mathematica, (Principios
matemáticos) que ejercieron una gran influencia en el Círculo de Viena, un grupo de
filósofos que desarrollaron un estudio filosófico de gran rigor conocido por positivismo
lógico.

Lógica simbólica

Una de las figuras más destacadas del Círculo de Viena, el filósofo alemán Rudolf
Carnap, realizó su más importante contribución a la semántica filosófica cuando
desarrolló la lógica simbólica: sistema formal que analiza los signos y lo que designan.
El positivismo lógico entiende que el significado es la relación que existe entre las
palabras y las cosas, y su estudio tiene un fundamento empírico: puesto que el
lenguaje, idealmente, es un reflejo de la realidad, sus signos se vinculan con cosas y
hechos. Ahora bien, la lógica simbólica usa una notación matemática para establecer
lo que designan los signos, y lo hace de forma más precisa y clara que la lengua
también constituye por sí misma un lenguaje, concretamente un metalenguaje
(lenguaje técnico formal) que se emplea para hablar de la lengua como si de otro
objeto se tratara: la lengua es objeto de un determinado estudio semántico.

Una lengua objeto tiene un hablante (por ejemplo una francesa) que emplea
expresiones (como por ejemplo la plume rouge) para designar un significado, (en este
caso para indicar una determinada pluma —plume— de color rojo —rouge—. La
descripción completa de una lengua objeto se denomina semiótica de esa lengua. La
semiótica presenta los siguientes aspectos: 1) un aspecto semántico, en el que
reciben designaciones específicas los signos (palabras, expresiones y oraciones); 2)
un aspecto pragmático, en el que se indican las relaciones contextuales entre los
hablantes y los signos; 3) un aspecto sintáctico, en el que se indican las relaciones
formales que existen entre los elementos que conforman un signo (por ejemplo, entre
los sonidos que forman una oración).

Cualquier lengua interpretada según la lógica simbólica es una lengua objeto que tiene
unas reglas que vinculan los signos a sus designaciones. Cada signo que se interpreta
tiene una condición de verdad —una condición que hay que encontrar para que el
signo sea verdadero—. El significado de un signo es lo que designa cuando se
satisface su condición de verdad. Por ejemplo la expresión o signo la luna es una
esfera la comprende cualquiera que sepa español; sin embargo, aunque se
comprenda, puede o no ser verdad. La expresión es verdadera si la cosa a la que la
expresión o signo se vincula —la luna— es de verdad una esfera. Para determinar los
valores de verdad del signo cada cual tendrá que comprobarlo mirando la luna.

Semántica de los actos de habla

La lógica simbólica de la escuela positivista intenta captar el significado a través de la


verificación empírica de los signos —es decir, comprobar si la verdad del signo se
puede confirmar observando algo en el mundo real—. Este intento de comprender así
el significado sólo ha tenido un éxito moderado. El filósofo austriaco nacionalizado
británico Ludwig Wittgenstein la abandonó en favor de su filosofía del "lenguaje
corriente" donde se afirmaba que la verdad se basa en el lenguaje diario. Puntualizaba
que no todos los signos designan cosas que existen en el mundo, ni todos los signos
se pueden asociar a valores de verdad. En su enfoque de la semántica filosófica, las
reglas del significado se revelan en el uso que se hace de la lengua.

A partir de la filosofía del lenguaje diario la teoría ha desarrollado la semántica de los


actos de habla, (donde habla es una realización concreta del lenguaje, según fue
definida por Saussure). El filósofo británico J. L. Austin afirma que, cuando una
persona dice algo, realiza un acto de habla, o hace algo, como enunciar, predecir o
avisar, y su significado es lo que se hace en el acto de hablar por medio de la
expresión. Dando un paso más en esta teoría, el estadounidense John R. Searle se
centra en la necesidad de relacionar las funciones de los signos o expresiones con su
contexto social. Afirma que el habla implica al menos tres tipos de actos: 1) actos
locucionarios, cuando se enuncian cosas que tienen cierto sentido o referencia (del
tipo la luna es una esfera); 2) actos ilocucionarios, cuando se promete o se ordena
algo por medio de viva voz, y 3) actos perlocucionarios, cuando el hablante hace algo
al interlocutor mientras habla, como enfurecerlo, consolarlo, prometerle algo o
convencerlo de algo. La fuerza ilocucionaria, que reciben los signos —gracias a las
acciones implícitas en lo que se dice— expresa las intenciones del hablante. Para
conseguirlo, los signos que se empleen tienen que ser adecuados, sinceros y
consistentes con las creencias y conducta del hablante, y así mismo tienen que ser
reconocibles por el oyente y tener para él significado.

La semántica filosófica estudia la distinción entre la semántica organizada sobre los


valores de verdad y la semántica de los actos de habla. Las críticas a esta teoría
mantienen que su verdadera función es analizar el significado de la comunicación
(como opuesto al significado del lenguaje), y que por consiguiente se convierte en
pragmática, es decir, en semiótica, y por tanto relaciona los signos con el conocimiento
del mundo que muestran los hablantes y los oyentes, en lugar de relacionar los signos
con lo que designan (aspecto semántico) o de establecer las relaciones formales que
hay entre los signos (aspecto sintáctico). Quienes realizan esta crítica afirman que la
semántica debe limitarse a asignar las interpretaciones que corresponden a los signos,
independientemente de quien sea el hablante y el oyente.

Perspectiva lingüística

Básicamente se distinguen dos escuelas: la semántica descriptiva y la teórica.

Semántica descriptiva.

Desde esta perspectiva, las investigaciones se centran en examinar lo que significan


los signos en una lengua concreta. Por ejemplo, investigan lo que constituye un
nombre, un sintagma nominal, un verbo o un sintagma verbal. En algunas lenguas
como el español, el análisis se hace a través de la relación sujeto-predicado. En otras
lenguas que no tienen claras las distinciones entre nombres, verbos y preposiciones,
se puede decir lo que significan los signos cuando se analiza la estructura de lo que se
llaman proposiciones. En este análisis, un signo es un operador que se combina con
uno o más argumentos, signos también, —a menudo argumentos nominales (o
sintagmas nominales)— o bien relaciona los argumentos nominales con otros
elementos de la expresión (como los sintagmas preposicionales o los adverbiales). Por
ejemplo, en la expresión: El árbitro señaló falta al delantero, señaló es un operador
que relaciona los argumentos 'el árbitro', 'al delantero', con el operador 'falta'.

Tanto si se hace el análisis basándose en la relación sujeto-predicado, como si se


realiza partiendo de la proposición, la semántica descriptiva fija las clases de
expresiones (o clases de unidades que se pueden sustituir dentro de un mismo signo)
y las clases de unidades, que son las partes de la oración, como se llaman
tradicionalmente (como nombres y verbos). Así pues las clases que resultan, se
definen en términos sintácticos, que además ejercen papeles semánticos; planteado
de otra manera, las unidades que constituyen las clases realizan funciones
gramaticales específicas, y cuando las realizan, establecen el significado por medio de
la predicación, la referencia y las distinciones entre entidades, relaciones y acciones.
Por ejemplo 'mojar' pertenece a una determinada clase de expresión que contiene
otras unidades como 'modificar' y 'curar', y también pertenece a la parte de la oración
que se conoce por verbo, donde forma parte de la subclase operadores que necesitan
dos argumentos, uno agente y otro paciente. En La lluvia moja las calles, el papel
semántico de 'moja' es el de relacionar dos argumentos nominales ('lluvia' y 'calles'),
por lo tanto su papel semántico es el de identificar un tipo de acción.
Desgraciadamente no siempre es posible establecer una correlación exacta entre
clases semánticas y papeles semánticos. Por ejemplo, 'David' tiene el mismo papel
semántico —el de identificar a una persona— en las siguientes oraciones: No nos
parece fácil querer a David y No parece fácil que David nos quiera. Sin embargo el
papel sintáctico de 'David' es diferente en las dos oraciones: en la primera 'David' es
paciente y receptor de la acción, en la segunda es agente.

La antropología, llamada etnolingüística, se sirve de la semántica lingüística para


determinar cómo expresan los signos de una lengua las percepciones y creencias del
pueblo que la habla, y esto es lo que se realiza por medio del análisis semántico
formal (o análisis de componentes). Se entiende por signo una palabra, con unidad
propia en el vocabulario, a la que se llama lexema. El análisis de componentes
demuestra la idea de que las categorías lingüísticas influyen o determinan la visión del
mundo que tiene un determinado pueblo; esta hipótesis, llamada por algunos
"hipótesis de Whorf", la han formulado varios autores y ha sido muy debatida a
principios de este siglo por otros autores como Sapir, Vendryes o Menéndez Pidal. En
el análisis de componentes, los lexemas que pertenecen al mismo campo de
significación, integran el dominio semántico. Éste se caracteriza por una serie de
rasgos semánticos distintivos (componentes o constituyentes) que son las unidades
mínimas de significado que distinguen a un lexema de otro. Un análisis de este tipo
fija, por ejemplo, que en español el dominio semántico de asiento recubre básicamente
los lexemas silla, sillón, sofá, banco, taburete y banqueta que se distinguen entre sí
por tener o no respaldo, brazos, número de personas que se acomodan en el asiento,
y altura de las patas. Pero todos los lexemas tienen en común un componente o rasgo
de significación: algo sobre lo que sentarse.

Con el análisis de componentes, los lingüistas esperan poder identificar el conjunto


universal de los rasgos semánticos que existen, a partir de los cuales cada lengua
construye el suyo propio que la hace distinta de otra. El antropólogo estructuralista
francés Claude Lévi-Strauss ha aplicado la hipótesis de los rasgos semánticos
universales para analizar los sistemas de mito y parentesco de varias culturas.
Demostró que los pueblos organizan sus sociedades e interpretan sus jerarquías en
ellas de acuerdo con ciertas reglas, a pesar de las aparentes diferencias que
muestran.

Semántica teórica

Esta escuela busca una teoría general del significado dentro de la lengua. Para sus
seguidores, llamados generativistas, el significado forma parte del conocimiento o
competencia lingüística que todo humano posee. La gramática generativa, como
modelo de la competencia lingüística, tiene tres componentes: el fonológico, (sistema
de sonidos), el sintáctico y el semántico. Éste ultimo, dado que forma parte de la teoría
generativa sobre el significado, se entiende como un sistema de reglas para decidir
cómo hay que interpretar los signos susceptibles de interpretación y determina qué
signos carecen de interpretación aunque sean expresiones gramaticales. Por ejemplo
la frase Los gatos impresionistas pitaron una escalera carece de significado aunque
sea una oración aceptable desde el punto de vista de su corrección sintáctica, —no
hay reglas que puedan interpretarla porque la frase está semánticamente bloqueada—
. Estas mismas reglas también tienen que decidir qué interpretación es la adecuada en
algunas oraciones ambiguas como: Tropezó el burro de Sancho que puede tener al
menos dos interpretaciones.

La semántica generativa surgió para explicar la capacidad que tiene el hablante para
producir y entender expresiones nuevas donde falla la gramática o la sintaxis. Su
finalidad es demostrar cómo y por qué una persona, por ejemplo, comprende, en
seguida que carece de significado la oración Los gatos impresionistas pitaron una
escalera aunque está construida según las reglas de la gramática española; o cómo
ese hablante decide en cuanto la oye, qué interpretación da, dentro de las dos
posibles, a Tropezó el burro de Sancho.

La semántica generativa desarrolla la hipótesis de que toda la información necesaria


para interpretar semánticamente un signo, (generalmente una oración) está en la
estructura profunda sintáctica o gramatical de la frase. Esa estructura profunda incluye
lexemas (que hay que entender como palabras o unidades del vocabulario que están
formadas por rasgos semánticos que se han seleccionado dentro del conjunto
universal de los rasgos semánticos). En una estructura superficial (esto es cuando se
habla) los lexemas aparecerán como nombres, verbos, adjetivos y otras partes de la
oración, es decir, como unidades del vocabulario. Cuando un hablante produce una
oración, asigna a los lexemas los papeles semánticos (del tipo sujeto, objeto y
predicado); el oyente escucha la oración e interpreta los rasgos semánticos que
significan.

Se discute si son distintas la estructura profunda y la interpretación semántica. La


mayoría de los generativistas afirman que una gramática debe generar la serie de
expresiones bien construidas que sean posibles en cada lengua, y que esa gramática
debería asignar la interpretación semántica que corresponda a cada expresión.

Semántica general

Se centra en responder a la cuestión que plantea cómo los pueblos valoran las
palabras y cómo influye en su conducta esa valoración. Sus principales representantes
son el lingüista estadounidense de origen polaco Alfred Korzybski y el también
lingüista y político de la misma nacionalidad S. I. Hayakawa, quienes se esforzaron en
alertar a la gente de los peligros que conlleva el tratar las palabras sólo en su
condición de signos. Estos autores usan en sus escritos las directrices de la semántica
general para invalidar las generalizaciones poco rigurosas, las actitudes rígidas, la
finalidad incorrecta y la imprecisión. No obstante, algunos filósofos y lingüistas han
criticado la semántica general porque carece de rigor científico, razón por la cual este
enfoque ha perdido popularidad.

La lingüística es la disciplina donde originalmente se introdujo el concepto de


semántica. La semántica lingüística es el estudio del significado de las expresiones del
lenguaje. La semántica lingüística contrasta con otros dos aspectos que intervienen en
una expresión con significado: la sintaxis y la pragmática.
La semántica es el estudio del significado atribuible a expresiones sintácticamente
bien formadas. La sintaxis estudia sólo las reglas y principios sobre cómo construir
expresiones interpretables semánticamente a partir de expresiones más simples, pero
en sí misma no permite atribuir significados. La semántica examina el modo en que los
significados se atribuían a las palabras, sus modificaciones a través del tiempo y aún
sus cambios por nuevos significados. La lexicografía es otra parte de la semántica que
trata de describir el significado de las palabras de un idioma en un momento
SEMÁNTICA LINGUISTICA
La semántica lingüística es un subcampo de la lingüística que estudia la codificación
del significado dentro de las expresiones lingüísticas. Etimológicamente el término
viene del griego semantikos, que quería decir 'significado relevante', derivada de
sema, lo que significaba 'signo'.

1. Semántica estructural

Una lengua es un sistema convencional para la comunicación verbal, es decir, un


sistema para transmitir mensajes convencionalmente codificados, que transmitan
información o permitan interaccionar con otros individuos.

La transmisión de información requiere algún tipo codificación del contenido semántico


en forma expresiones lingüísticas. La sintaxis codifica explícitamente algunas de las
relaciones sintácticas de la situación o estado de hechos descrito por el mensajes. Así
los nombres representan las entidades físicas que intervienen en un estado de
hechos, mientras que el verbo describe estados de algunas de estas entidades o los
procesos que realizan unas entidades sobre las otras. Los diferentes tipos de
entidades materiales pueden ser clasificados de acuerdo con el tipo de función que
desempeñan en cada estado de hechos en diferentes papeles temáticos. Así, si una
descripción gramatical de una lengua, debe contener ciertos principios que describan
como se codifican los papeles temáticos de las entidades que intervienen en una
oración. Por ello, la información semántica es una parte integral de la gramática. Sin
embargo, la semántica lingüística no se agota en el estudio de los papeles temáticos y
su codificación. Por ejemplo, la semántica léxica trata de la codificación de
significados, tanto en la dimensión paradigmática, y también de los significados
obtenidos mediante derivación mediante diversos procedimiento morfológicos.

2. Semántica léxica

La semántica léxica es el estudio de lo que denotan las palabras de una lengua


natural. Las palabras pueden o bien denotar entidades físicas del mundo, o bien
conceptos. Las unidades de significado en la semántica léxica se denominan unidades
léxicas. Las lenguas naturales tienen la capacidad de añadir nuevas unidades léxicas
a medida que surgen cambios históricos y nuevas realidades en las comunidades de
hablantes que las usan.

La semántica léxica incluye teorías y propuestas de clasificación y anlásis del


significado de las palabras, las diferencieas y simliaridades en la organización del
lexicón de los diversos idiomas y la relación entre el significado de las palabras y el
significado de las oraciones y la sintaxis.

Una cuestión importante que explora la semántica léxica es si el significado de una


unidad léxica queda determinado examinando su posición y relaciones dentro de una
red semántica o si por el contrario el significado está localmente contenido en la
unidad léxica. Esto conduce a dos enfoque diferentes de la semántica léxica. Otro
tópico explirado es la relación de representación entre formas léxicas y conceptos.
Finalmente debe señalarse que en semántica léxica resultan importantes la relaciones
de sinonimia, antinomia, hiponimia e hipernomia para analizar las cuestiones
anteriores.

2. 1. Términos relacionados con la semántica


 Hiperonimia, ocurre en la palabra cuyo significado incluye los significados de
otras palabras. Por ejemplo: "árbol" es un hiperónimo de "sauce, olmo,..."
 Hiponimia, relación entre las palabras que comparten un hiperónimo común.
 Meronimia, palabras que designan partes contenidas de lo denotado por otra
palabra.

 Paronimia, los términos parónimos poseen significantes parecidos con


significado diferente.
 Sinonimia
 Antonimia
 Holonimia

 Homonimia, palabras fonéticamente similares pero con significados distintos y


con origen etimológico distinto.
 Homofonía, palabras homónimas que comparten la misma pronunciación.

 Homografía, palabras homónimas que comparten la misma grafía.


 Monosemia, palabras que sólo contienen un único significado o acepción
 Polisemia, palabras que contienen diversas acepciones.

Importante considerar la semasiología, el estudio del sentido de las palabras,


opuesto a la onomasiología o estudio de los nombres que pueden adoptar las
palabras designadas y o sus derivados.

3. Significado y referencia

Una adecuada descripción de las lenguas naturales debe contener datos de


significado, referencia lingüística, y condiciones de verdad. Pero los análisis
semánticos también se aplican a aquellas expresiones construidas de palabras: las
frases y las oraciones. Tradicionalmente las frases y las oraciones han recibido más
atención que las palabras que las componen.

3. 1. Sentido y referente

 Referente Es aquello que la palabra denota. Por ejemplo:

o Nombres propios se refieren a individuos.


o Nombres comunes se refieren a grupos de individuos.
o Adjetivos se refieren a cualidades.
o Verbos se refieren a acciones... y acciones a cosas

Sin embargo, el concepto de referente conlleva ciertos problemas. Por un lado, no


funciona siempre ya que no todos los verbos denotan acción, ni todos los adjetivos,
cualidades... Además, tampoco funciona cuando el nombre se refiere a una entidad
que no existe. Algo imaginario. Por último, varias expresiones pueden compartir el
mismo referente pero significar cosas muy distintas. Por todo ello, cuando se estudia
la palabra tenemos en cuenta lo siguiente:

Sentido La imagen mental de lo que algo es. Puede que, incluso, no exista en el
mundo real. Es más conceptual que el referente. Por ejemplo: "amistad, felicidad"

Por lo tanto es una rama de la gramática lingüística muy importante en la elaboración


de textos
CAPITULO 2

TRIANGULOS DE SIGNIFICACIÓN

El triángulo metodológico: triángulo semántico

La semántica analítica o referencial intenta captar la esencia del significado


resolviéndolo en sus componentes principales, según explica S. Ullmann. Se localiza
metodológicamente en el paso de los universales a la lengua; es decir, vamos a
considerar cómo aquello que es extralingüístico penetra en el dominio del signo
lingüístico y se hace así algo lingüístico de modo sistematizado. El modelo más
conocido es el triángulo de C. K. Ogden y I. A. Richards (1925). En semántica,
Ogden y Richards (1923) diseñaron un triángulo, que llamaron triángulo básico,
para caracterizar de forma analítica las relaciones existentes entre el significado,
el significante y el referente. El significante simboliza un significado, el
significado se refiere a un referente, y el significante representa, de forma
convencional, al referente.

Triángulo semántico

Años más tarde, en 1962, S. Ullmann lo vuelve a tomar como base metodológica,
aplicando una terminología saussureana en sus vértices:
Por razones de eficacia explicativa, también lo adopta K. Baldinger:

Así, por ejemplo, en el término locomotora del diccionario observamos el nombre o


significante /lokomotóra/; el significado o concepto ‘máquina montada sobre ruedas
que, movida por vapor, electricidad, etc., corre sobre carriles y arrastra los vagones de
un tren’; la realidad o cosa, esa máquina del tren que tomé la semana pasada, por
ejemplo.

Este triángulo nos recuerda por sus componentes los «modi» de los escolásticos
medievales, a saber:
así como su famosa definición: «vox significat mediantibus conceptibus». Pero en
estos «modistas» el enfoque es filosófico. Con un enfoque lingüístico vamos a detallar
las relaciones de los vértices:

Relación de los vértices:

La relación del significante con el significado es recíproca: un vértice evoca al otro.


Estamos en el conocido signo lingüístico de Saussure.

Más problemas ofrece la relación del significado o concepto con la cosa. La cosa o
realidad es extralingüística, la cosa no se nos da, no depende de nosotros. Podríamos
decir que el lenguaje es transposición de la realidad y, por ello, la lengua no puede
evitar la relación entre el objeto mental o concepto y la realidad exterior. Es decir, que
entre los significantes y la realidad está todo el mundo de los conceptos. Finalmente,
entre el significante y la cosa la relación es inmotivada. No se da relación directa entre
estos dos vértices: estamos ante la arbitrariedad del signo, de la cual ya nos habló
Saussure. K. Baldinger añade oportunamente que la forma significante no está
motivada por la realidad, ya que, de no ser así, habría una sola lengua y no sería
posible la evolución de una lengua. Sin embargo, los defensores de la onomatopeya,
como motivación directa de la realidad o cosa que solicita una forma determinada de
significante, han escrito muchas páginas. Su posición es científicamente indefendible.
Por una parte, la poca consistencia de su razonamiento cae de por sí al comparar dos
lenguas; así, por ejemplo, flip en inglés, queda contradicho con su inmediata
traducción castellana chasquear. Lo que sí es posible es el aprovechamiento de la
forma significante en dirección a la realidad, que el hablante puede usufructuar
premeditadamente. Estamos ante el artificio llamado aliteración, como, por ejemplo,
hace Gracilazo de la Vega en estos dos versos de su Égloga III:

En el silencio sólo se escuchaba

un susurro de abejas que sonaba.

Y, lingüísticamente, podemos referirnos a una motivación secundaria, como


encabritarse a través de cabra, pero no proviene como calco de la realidad
extralingüística, sino como metáfora lexicalizada en un criterio de enfoque lexicológico
dentro de la lengua y en su evolución diacrónica.

Análisis de los vértices:

Del vértice de la realidad o cosa, nada tenemos que decir. Insistimos en que la
realidad es extralingüística. Su estudio es competencia de otras ciencias: si esa
realidad exterior es un «jilguero», su estudio pertenece a la ornitología dentro de las
ciencias naturales. En el vértice del significante hemos encontrado una terminología
variada: símbolo, nombre, significante. Conviene no confundirla y recordar las
matizaciones lingüísticas que han quedado expuestas en otros apartados,
diferenciando en nuestros criterios el símbolo y el signo, los medios de comunicación
de los sistemas de comunicación: en suma, restringir los códigos semióticos, incluidos
en este vértice tomado en amplia consideración, al código lingüístico en su aspecto de
significante, analizado ya como nivel de expresión. El análisis del vértice del
pensamiento o concepto puede tomar dos direcciones que ya hemos mencionado: un
aspecto filosófico que queda fuera de nuestra lingüística, y un aspecto lingüístico en
tanto en cuanto la lengua da formas para relacionar esos conceptos con la realidad. Es
el problema filosófico del límite de los conceptos.

El límite de los conceptos:

Ya dijimos que entre los significantes y la realidad está el mundo de los conceptos.
Tomemos, por ejemplo, el significante /kasa/. En la realidad nos encontramos con una
grandísima variedad de cosas «casa». Por ello es necesario hacer una abstracción
para que esa forma exprese el concepto que ofrece esa variada complejidad en la
realidad. De esta manera, todos los conceptos pueden ser expresados en una lengua.
Ahora bien, como señala B. Pottier, si no puede existir campo nocional sin campo
léxical, un «vacío» lexical no tiene que estar lleno necesariamente por un significante
simple; se puede recurrir a perífrasis compuestas, como el hecho de estar casado, la
máquina de escribir que no funciona, ... Es decir, que no hay coincidencia entre lo
nocional y lo léxico. Extremando la precisión, añade el mismo lingüista, se puede
afirmar que no existen dos «sillas» idénticas. Sin embargo, ante mil objetos distintos
un sujeto puede tener la misma reacción y elegir mil veces el término silla para
designarlos. Si se coloca a mil personas ante esas mil «sillas», se puede obtener el
término silla un millón de veces. Y concluye: esta coincidencia de subjetividades
es lo que se llama objetividad en lingüística. Si no se da esa objetividad, hay límites.
Así puede observarse en el ejemplo tradicional de los colores del arco iris: rojo,
anaranjado, amarillo, verde, azul, añil, violeta. ¿Cuándo acaba el verde y es azul? Se
trata de un límite donde puede faltar la coincidencia de subjetividades. Esta
delimitación es propia de cada lengua que marca límites de manera convencional,
hecho que debe tenerse en cuenta al traducir.
consideración nos lleva a afirmar que la lengua presenta la relatividad de la realidad.
Hay diferencia relativa entre joven y viejo, entre frío y caliente; pero, ¿dónde está el
límite? La claridad significativa radica en el funcionamiento oposicional. Quizá
convenga recordar que con E. Coseriu que la significación es creación de la
experiencia humana, lo cual equivale a afirmar que la lengua no es constatación sino
delimitación de fronteras dentro de lo experimentado.

Esto obliga a distinguir el llamado enfoque intensional, propio de la lengua,

del enfoque extensional, que parte de la realidad,


La diferencia es clave. La lengua, en su enfoque intensional, se fundamenta en
una oposición relativa que crea una estructura, como en

mientras que el enfoque extensional se hace nomenclatura y es propio del


lenguaje científico, es decir, la serie ordenada

Lo que describe E. Coseriu es el ideal del lenguaje científico, un ideal raras veces
logrado, apunta K. Baldinger, ya que ese lenguaje científico se sirve también del
lenguaje común con los consiguientes debates terminológicos. La diferencia entre el
léxico estructurado, lingüístico de enfoque intensional, frente al léxico científico,
nomenclatura de enfoque extensional, no es tan nítida. De todas maneras, es propio
de la lingüística, en pro de su economía léxica y a causa de su vivencial dinamismo
creador, la variación en problemas de polisemia, homonimia, metáfora, sinécdoque,
metonimia, problemática que el lenguaje científico necesariamente tiende a evitar.
Para percatarse de ello, compárese el término sal en este doble enfoque:

enfoque:

[Lamiquiz, Vidal: Lengua española. Método y estructuras lingüísticas.


Barcelona: Ariel, ²1989, p. 205-211]


„De una forma que es difícilmente explicable, las aportaciones de Saussure y
Hjelmslev a la teoría del signo, a pesar de su relativa sencillez, no siempre han sido
comprendidas. Por este camino se han multiplicado en tradados de Semántica, como
pan bendito o como modernidad insuperable, las visiones triangulares del signo, que
no sólo no aportan nada, sino que significan un claro retroceso respecto a la
concepción del maestro ginebrino.

Dentro de una visión psicologicista del lenguaje, C. K. Ogden y I. A. Richards


construyen su obra The meaning of the meaning, que alcanza gran difusión en una
etapa carente de obras sobre el significado. Allí aparece por vez primera la
representación del signo (1984: 36):

Ha sido St. Ullmann el autor que tal vez más haya contribuido a la difusión de lo
que ha peligrado convertirse en el logotipo del signo. Introduce algunas
modificaciones simplificadoras: «Los tres términos que yo sugeriría son:
“nombre” (name), “sentido” (sense) y “cosa” (thing)» (Ullmann, 1972: 65)

Si tenemos en cuenta que define el nombre no desde una perspectiva fonológica,


sino puramente fisicalista («es la configuración fonética de la palabra, los
sonidos que la constituyen y también rasgos acústicos tales como el acento»
(Ibid.), su visión no es diferente a la ofrecida por los estoicos y S. Agustín:

Kurt Baldinger, en una obra que se pretende estructuralista, utiliza también el


mismo triángulo, aunque con remozamiento terminológico (Baldingen, 1970:
30):

Baldinger introduce una modificación más profunda de lo que a simple vista parece:
cambia la naturaleza del significante. De ser entendido como elemento material
(sonido en el triángulo de Ullmann) pasa a ser interpretado como «concepto». Llevado
a nuestra forma de representanción de los elementos que intevienen en el signo,
quedaría compuesto por la asociación de (2)-(3)-(4), frente al (1)-(3)-(4) de Ullmann,
pues entiende el significante como imagen acústica, no como sonido:
Las concepciones triangulares presentan graves inconvenientes respecto a la
visión que Saussure nos ofrecía del signo:

1. 1. A fuerza de repetir que el signo saussureano era biplano, se considera que


las concepciones triangulares son innovadoras y superiores porque
incorporan un elemento más. En realidad, olvidan uno de los cuatro
componentes de que hablaba el Curso.

2. 2. No captan que, aunque puedan intervenir de forma indirecta otros


materiales, la pura sustancia no es, en ninguno de los dos planos,
componente esencial del signo. Así en Ogden-Richards y Ullmann, por
ejemplo, en el rincón del significante aparece el nombre concebido en
términos puramente fisicalistas y fonéticos.”

[Gutiérrez Ordóñez, Salvador: Introducción a la semántica funcional.


Madrid: Síntesis, 1989, pp. 32-34]
CAPITULO 3

CRITERIOS DE ANÁLISIS SEMÁNTICO

3.1 DENOTACIÓNY CONNOTACIÓN:

Llamamos denotación al significado de una palabra tal como éste se presenta fuera
de cualquier contexto. Por ejemplo aurora denota la parte del día correspondiente a la
salida del sol, y es así como se define en los diccionarios. Pero esa palabra puede
llevar adheridas otras significaciones subjetivas para un hablante, el cual asociará tal
vez aurora con ciertos significados como 'esperanza', 'comienzo de una nueva vida',
'iniciación de buena suerte, tras haberla tenido mala', etc. Estos significados
subjetivamente añadidos a la denotación constituyen la connotación (= con notas
adicionales) del vocablo, la cual no puede ser registrada por los diccionarios.

La connotación posee gran importancia en el lenguaje poético; el poeta emplea


palabras con sentidos subjetivamente adheridos. Así, García Lorca suele asociar la
denotación del adjetivo verde con la connotación personal de «muerte».

Llamamos denotación al significado de una palabra tal como éste se presenta fuera
de cualquier contexto. Por ejemplo aurora denota la parte del día correspondiente a la
salida del sol, y es así como se define en los diccionarios. Pero esa palabra puede
llevar adheridas otras significaciones subjetivas para un hablante, el cual asociará tal
vez aurora con ciertos significados como 'esperanza', 'comienzo de una nueva vida',
'iniciación de buena suerte, tras haberla tenido mala', etc. Estos significados
subjetivamente añadidos a la denotación constituyen la connotación (= con notas
adicionales) del vocablo, la cual no puede ser registrada por los diccionarios.

La connotación posee gran importancia en el lenguaje poético; el poeta emplea


palabras con sentidos subjetivamente adheridos. Así, García Lorca suele asociar la
denotación del adjetivo verde con la connotación personal de «muerte».

En la descripción del significado de las palabras, hay que tener en cuenta dos tipos de
contenido un sentido básico, general y otro valorativo.
La denotación (o significado denotativo) es el conjunto de rasgos semánticos
elementales de una palabra, su significación básica.
La denotación es común a todos los hablantes de una lengua, constituye una
información objetiva sobre el referente, ya que no implica ninguna valoración sobre él
y es estable y constante.
Sin embargo, en su uso por los hablantes dentro de un discurso, las palabras
adquieren otros rasgos de significado añadidos.
La connotación (o significado connotativo o asociativo) es el conjunto de valores que
aparecen en el discurso asociados a la denotación de un término.
Las connotaciones son individuales, pues dependen del valor que esa palabra tiene
para un hablante determinado, subjetivas y variables, ya que están relacionadas con la
cultura, la situación comunicativa y el hablante.
Hay algunas connotaciones que aparecen recogidas, junto a la denotación, en el
diccionario.
Denotación ---.
Connotación pinche. 1. como Persona que presta servicios en la cocina. 2. adj. C.
Rica, El Salv. y Nic. tacaño
despectiva I(miserable). 3. adj. Despect.malson. Méx. ruin (despreciable).
y malsonante
r
No todas las connotaciones están igualmente extendidas. Según esto, los significados
connotativos se clasifican en las siguientes categorías.
Significados connotativos propiamente dichos. Son rasgos de significado
vinculados a una palabra en virtud de valoraciones sociales y culturales.
La palabra niño lleva asociada la idea de inocencia. connotación utilizada, por
ejemplo, en mensajes publicitarios
Significados estilísticos. Se asocian a una palabra por el uso que hace de ella un
determinado sociolecto, que implica siempre ciertas connotaciones.
Aunque tengan el mismo referente, no tienen las mismas connotaciones los términos
señora, mujer, esposa o parienta.
Significados afectivos. Son asociaciones subjetivas que revelan emociones o
sentimientos del hablante ligados a su propia experiencia personal

La palabra mar puede evocar momentos de felicidad para quienes veranean en la


costa, pero para el marino significa largos meses alejado de su familia.

La trama denotativa y connotativa es constitutiva de la producción y uso de los


signos. Pertenece al proceso mismo de comunicación o si se prefiere, de la semiosis
social. Cuando, en un proceso comunicativo, el significante determina un significado,
es decir, nos remite al significado «objetivo» o «literal», del término, se denomina
significado denotativo. La denotación, pues, es el contenido puramente
representativo de un signo, que lo hace útil para designar un determinado referente.
Dicho contenido viene dado por el sistema de relaciones y valores que es la lengua,
convención que siguen imperiosamente todos los hablantes para comunicarse. El
significado denotativo de los signos (palabras y frases o giros) lo proporciona el
diccionario. La denotación, por tanto, está vinculada con lo que directamente expresa
y refiere el signo. Por ejemplo, la palabra «cascada» significa según el Diccionario de
la Lengua Española de la Real Academia «caída desde cierta altura del agua de un río
u otra corriente por rápido desnivel del cauce». Pero vemos un cartel de cascadas e
inmediatamente nos imaginamos un lugar hermoso, apacible y tranquilo. Estamos
<
realizando ahora una tarea connotativa. La connotación remite a otras ideas o a
evocaciones no presentes directamente en la denotación. Es aquello que es sugerido
sin ser referido. Podemos decir que son los significados agregados a la denotación.
La connotación asocia al significado del signo (denotación o, según Ricoeur, sentido
primero) nuevos sentidos (connotación o segundo sentido) y le da una apertura
semántica (horizonte hermenéutico) que desborda la lectura denotativa. Digamos
que los contenidos connotativos son valores semánticos flotantes, que no contradicen
el sentido denotativo, sino que lo amplían. Mientras el discurso denotativo tiende a
conservar los significados dados, la connotación se expande en el espacio abierto de
nuevas asociaciones. Las relaciones que establecen las connotaciones se alimentan
principalmente del símbolo y de la metáfora, ya que continuamente tienden a
suplantar un signo por otro y a capturar, «ver» nuevos significados. La connotación
«traspasa» la denotación porque pone en acción nuevos juegos hermenéuticos o
interpretaciones junto con otros niveles de significaciones simbólicas, emotivas,
míticas, etc.
Pero la connotación no es totalmente «libre»; existen límites de contención
connotativa. Estos límites los que establecen, en primer lugar, los mismos significantes
de los signos y discursos, cuya estructura, en cierta medida, otorga una orientación
de sentido. Y existen, en segundo lugar, los códigos culturales, que actúan como
sistemas que definen los sentidos y fijan los «criterios» y «límites» de la
interpretación1. En el tema III y IV estudiaremos más detenidamente todas estas
cuestiones.

A) DENOTACIÓN :

Cuando oímos una palabra se activa en nuestra mente la representación de su


significado, que no es lo mismo para todos los hablantes.
El significado conceptual (lógico o denotativo), es el significado básico de una
palabra, constante tal como aparece definido en los diccionarios.
El uso de las palabras en el discurso, sin embargo, produce alteraciones: son los
significados connotativos: todos aquellos valores significativos asociados a un
término. Puede tratarse de connotaciones con valor ideológico, afectivo, estilístico, etc.
La connotación puede ser producto del hablante, en un acto de habla concreto, o
puede ser de uso general en una cultura dada.
Para un hablante, la palabra Navidad puede significar tristeza (melancolía, soledad,
recuerdos) por sus experiencias personales, frente a la connotación positiva habitual
en la sociedad )alegría, fiesta, etc.). Para Lorca verde significa tragedia, destino
abocado la frustración y la muerte, cuando socialmente se suele asociar a la
esperanza.
Significa:que de-nota, viene del hebreo çeno-shatio que es objetivo y va directo al
punto. Por ejemplo, las palabras "árbol verde". Si yo busco estas palabras en un
diccionario la definición va a ser denotativa. Entonces, cuando te pregunten, ¿Que es
denotación? La respuesta sería: Denotación es cuando el texto es totalmente objetivo.
En este tipo de textos no se aplican los recursos de la poesía por ejemplo: La
personificación, la comparación, la metáfora, etc.

B) CONNOTACION:

Se llama Connotación cuando un texto esta escrito de manera connotativa, significa


que es subjetivo. Por ejemplo los poemas normalmente son connotativos ya que
tienen el uso de la metáfora, la hipérbole, la personificación. Estos elementos hacen
que el texto no sea directo y no este escrito tal como algo estaría escrito en un
diccionario.
Las palabras del lenguaje humano poseen dos tipos de significado, el denotativo o
denotación y el connotativo o connotación. Se llama denotación al tipo de significado
de una palabra que es objetivo y se da en el plano saussuriano de la lengua. Es el
significado universal, el que una palabra tiene para todos los conocedores de
una lengua, sin que exista la más mínima discrepancia entre ellos: el que tiene
por ejemplo metal y recoge el Diccionario de la Real Academia. Propiamente dicho, se
trata del significado tal como se presenta fuera de cualquier contexto. Por ejemplo,
aurora denota la parte del día correspondiente a la salida del sol, y es así como se
define en los diccionarios.

El segundo tipo de significado se suele contraponer al denotativo y se denomina


connotación o significado connotativo. Es de carácter subjetivo y se da en el plano
saussuriano del habla, porque es el significado personal e individual que se da por una
persona concreta en los contextos y situaciones concretas y no aparece recogido en
los diccionarios. Así, por ejemplo, el significado denotativo de aurora puede llevar
adheridas para un hablante concreto las significaciones subjetivas de "esperanza",
"comienzo de una nueva vida", "iniciación de buena suerte, tras haberla tenido mala",
etc. Estos significados subjetivamente añadidos a la denotación constituyen la
connotación del vocablo, que no es ni puede ser registrada por los diccionarios.
La connotación caracteriza habitualmente el lenguaje literario y en especial el lenguaje
del más personal de todos los géneros literarios, la poesía lírica; el poeta emplea
palabras con sentidos subjetivamente adheridos. Así, por ejemplo, Federico García
Lorca suele asociar la denotación del sustantivo metal con la connotación personal de
«muerte».
El significado de la palabra "oso" en lenguaje denotativo se refiere al animal mamífero
con garras y en lenguaje connotativo se puede referir a una situación vergonzosa.
En semántica, se denomina connotación o significado connotativo al que poseen las
palabras y expresiones cuando se les da un significado personal e individual subjetivo
que no figura en el diccionario y por lo tanto se opone a la denotación o significado
objetivo. Es, pues, el significado en el plano saussuriano del habla. Por ejemplo, la
palabra lluvia posee el significado connotativo de "tristeza" o "melancolía". Otro
ejemplo seria, en la frase "una vida de perros". La denotación sería la vida de los
animales (perros), pero casi nunca, usamos ese significado. La connotación podría ser
tener una vida vaga, floja, mala. Muchas palabras, pues, poseen un significado casi
por entero connotativo. Describir. Observar. Objetiva. Subjetiva. Prosopografía.
Etopeya. Retrato. Autorretrato. Caricatura. Topografía. Cronografía.

 Semántica: El término semántica se refiere a los aspectos del significado o


interpretación del significado de un determinado símbolo, palabra, lenguaje o
representación formal. En principio cualquier medio de expresión (lenguaje
formal o natural) admite una correspondencia entre expresiones de símbolos o
palabras y situaciones o conjuntos de cosas que se encuentran en el mundo
físico o abstracto que puede ser descrito por dicho medio de expresión.

 Semiótica: La semiótica se define como el estudio de los signos. Un signo (del


griego semeîon) es todo lo que se refiere a otra cosa (referente), es la materia
prima del pensamiento y por lo tanto de la comunicación.

Semiología: es un término usualmente intercambiable con el de "semiótica", este


último preferido por los anglosajones; el primero por los europeos. De hecho Charles
Sanders Peirce fue al parecer el primero en usar el término semiotic, aunque fue otro
estadounidense -Charles William Morris- quien realizó el primer proyecto completo
para una semiótica.
3.2 CONTEXTO Y SITUACIÓN ( DIFERENCIAS )

En el acto de comunicación, la palabra suele aparecer unida a otras formando


enunciados que se producen en una situación concreta en la que se establece una
relación social entre el hablante y su(s) interlocutor(es), circunstancia necesaria en
toda comunicación que influye en gran medida en el funcionamiento del lenguaje,
particularmente en el plano semántico, tanto en la perspectiva del hablante (cuando
selecciona los elementos que le ofrece la lengua) como en la del oyente (al interpretar
el mensaje).

De acuerdo con ello, llamamos contexto lingüístico (o, simplemente, contexto) al


conjunto de palabras, junto con las relaciones que se establecen entre ellas,
integradas en un enunciado, elemento o complejo, y contexto de situación (o
situación), al conjunto de relaciones de naturaleza social existente entre las personas
que participan en la comunicación, es decir, los datos comunes al emisor y al receptor
sobre la situación cultural y psicológica, las experiencias y los contenidos de ambos.

Estos dos tipos de circunstancias actúan preferentemente en el plano semántico


(aunque también pueden manifestarse en el morfosintáctico y en el fónico), tanto en lo
relativo a la denotación como a la connotación. En los dos aspectos, la acción del
contexto presupone el paso de la lengua al habla, es decir, actualiza determinados
aspectos significativos de entre el conjunto de posibilidades virtuales que tiene la
palabra en el sistema lingüístico.

Si comparamos “Voy a dar un paseo“ y “Me lo encontré en el paseo”, observamos que


paseo significa en ambas oraciones cosas distintas debido a que los contextos son
diferentes; en el primer ejemplo, significa ‘acción de pasear’, y en el segundo, ‘lugar
destinado en las poblaciones para pasearse’. Por otro lado, un mensaje como “Un
clavo” no significa los mismo si lo emite un conductor que está indagando por qué se
ha pinchado la rueda de su automóvil que si lo emite un carpintero dirigiéndose a su
ayudante; la situación hace que, en el primer caso, interpretemos ‘ha sido un claro’, y,
en el segundo, ‘dame un clavo’.»

Contexto

1. Conjunto de componentes de un enunciado que están contiguos o próximos a una


unidad lingüística y determinan sus propiedades. Por ejemplo, la posición intervocálica
es uno de los contextos fónicos para la realización aproximante del fonema /d/ en
palabras como estropeado, comido, Ganada, etc.

2. Se emplea también este término, solo o en la expresión ‘contexto situacional’, como


sinónimo de ‘situación’.
3.Algunos autores utilizan el término ‘contexto’ en un sentido amplio que incluye lo
denotado en las dos acepciones anteriores. Desde esta perspectiva, el contexto
englobaría al entorno lingüístico (o ‘contexto’) y a la situación extralingüística.

4.Roman Jakobson, en su propuesta sobre los componentes de los actos


comunicativos, utiliza el término ‘contexto’ como equivalente de ‘referente
extralingüístico’. (Cf. Canal, Código, Emisor, Mensaje, Receptor.)»

CONTEXTO es el conjunto de palabras que rodean y acompañan a una palabra


en una oración.
SITUACIÓN es el conjunto de circunstancias, ambiente, entorno, y elementos
no lingüísticos (lugar, personas, tiempo…) en el se pronuncian o escriben una
palabra u oración.
El contexto y la situación indican la acepción de la palabra polisémica que se
debe tomar en cada caso. Por ejemplo la palabra hoja. (hoja de árbol, hoja de
papel, hoja de afeitar)

3.3 SINONIMIA Y POLISEMIA

A) SINONIMIA : Dos o más palabras son sinónimas si tienen el mismo significado. Es


decir, la sinonimia consiste en la igualdad de significado, cuando existen
diferentes significantes. Algunas lingüistas niegan la sinonimia, pues en realidad no
habría dos palabras con un significado totalmente exacto. O cuando menos, sería
prácticamente imposible encontrar palabras con el mismo significado teniendo en
cuenta todas sus acepciones y contextos en los que podría aparecer. Por ello, se
pueden distinguir diversas formas en que puede presentarse la sinonimia:

Sinonimia conceptual: Los significados denotativos son plenamente coincidentes.


Ej.: listo=inteligente

Sinonimia connotativa: Puede, en ocasiones, no haber coincidencia denotativa; sin


embargo esto no impediría que se consideren sinónimos por los valores connotativos
que encierran. Ej.: listo=zorro

Sinonimia contextual: En determinados contextos, se pueden establecer ciertas


sinonimias que serían impensables en otros. Ej.: listo=preparado, en contextos como
¿ Estás listo ? Cuando un solo significado se expresa con 2 o más significantes
distintos. Podemos decir que cuando en un mismo contexto se puede sustituir una
palabra por otra sin que cambie el sentido.

En general los casos de sinonimia absoluta no son muy frecuentes.

Se dice que muchas de las palabras que consideramos presentan connotaciones


especificativas, introducen notas especificadotas, añaden raíces.

Lingüistas como Liman Hocket: no hay sinónima absoluta.

Cree que un contexto lo utilizamos el uno o el otro.


En el lenguaje científico-técnico podemos encontrar algunos casos de sinónima

Semiología-semántica vocablo-palabra

Tb. son abundantes los sinónimos absolutos en expresiones lexicalizados: aquellos


que van más allá del significado literal (tortilla, camiseta, sombrilla)

A veces la sinonimia viene dada por los neologismos.

Parking- aparcamiento hall-hotel

Sinonímia: signo de riqueza en una lengua y denota un claro índice de cultura y de


dominio del vocabulario

¿Qué es la sinonimia?

Según el diccionario de la RAE, la sinonimia es: la “circunstancia de ser sinónimos dos


o más vocablos”. Si por sinónimo se entiende: “dicho de un vocablo o de una expresión:
Que tiene una misma o muy parecida significación que otro”, entonces al hablar de
sinonimia nos estamos refiriendo a la relación semántica en que dos palabras son
parecidas o iguales en su significado.

* “Algunas lingüistas niegan la sinonimia, pues en realidad no habría dos palabras con
un significado totalmente exacto. O cuando menos, sería prácticamente imposible
encontrar palabras con el mismo significado teniendo en cuenta todas sus acepciones y
contextos en los que podría aparecer.

B) POLISEMIA : Una palabra es polisémica cuando podemos expresar con ella


varios significados.0 dicho de otra forma: un significante puede tener varios
significados. La polisemia se distingue de la homonimia en que se trata de na
relación entre los dos planos del signo lingüístico: los diferentes significados de una
palabra tienen, o han tenido, un origen común.

 Araña: 'animal'/'lámpara'
 Espada: ' instrumento'/' matador de toros.'

La polisemia es uno de los mecanismos más eficaces de economía lingüística, pues


permite expresar varios significados cou un único significante.

Hecho por el cual a un solo significante le corresponde varios significados.

Falda: prenda / parte baja de una montaña.

Tiene mucho que ver con los cambios semánticos de las palabras.
Las fuentes más habituales de la polisemia:

 Lenguaje figurado: se nombra a un objeto con el nombre de otro con el que


guarda semejanza o bien por asociación mental de los hablantes: copa, araña,
ojo, concha.

 La especificación: una palabra pasa de la lengua común a diferentes lenguajes


específicos: operación: quirúrgica / militar / bancaria / matemática.

 Ampliación: cuando una palabra pasa del lenguaje específico a la lengua


común o pasa a ampliarse en otros usos: singular: uno / único dulce: sabor /
mirada

 Inf. Extranjera: Ministro / minister: cargo gobernativo o clérigo.

¿ QUE ES LA POLISEMIA ¿

Según el diccionario de la RAE, la polisemia tiene dos


acepciones que sirven para este contenido. La primera sería:
“Pluralidad de significados de una palabra o de cualquier
signo lingüístico”. Es decir que una sola palabra puede tener
más de un significado. Un ejemplo puede ser: la palabra
“café”, que por una parte se puede referir al color y por
otra a la bebida.

La segunda acepción que propone el diccionario es:


“Pluralidad de significados de un mensaje, con independencia
de la naturaleza de los signos que lo constituyen”. Un
ejemplo de este caso puede ser: “te voy a sacar la mugre”,
este mensaje puede significar una amenaza para golpear a una
persona, o bien podría ser una madre que le dice a su hijo
esto para referirse a que lo va a limpiar.

Nos podemos dar cuenta que el significado de la palabra o


mensaje tiene que ver con el contexto en el que se utilice.
Por lo tanto la pragmática, “disciplina que estudia el
lenguaje en su relación con los usuarios y las circunstancias
de la comunicación” tiene una gran relación con este
contenido.

* “La polisemia es uno de los mecanismos más eficaces de


economía lingüística, pues permite expresar varios
significados con un único significante.

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